ALREDEDOR DEL MUNDO CON EL. Por Carlos Prieto. el plan detallado, acordado por el gobierno chino y la. Plan de la Gira

ALREDEDOR DEL MUNDO CON EL - I Violonchelo Por Carlos Prieto . . . 14-18 de noviembre }4-15 de nouiembre. Vuelo Paris-Pekin AJ. día siguiente des

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ALREDEDOR DEL MUNDO CON EL

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Violonchelo Por Carlos Prieto . . .

14-18 de noviembre }4-15 de nouiembre. Vuelo Paris-Pekin

AJ. día siguiente despu és del último concierto en París, des- . pegamos a las dos y med ia de la tarde rumbo a China en un "jumbo " de Air France. Como nos dirigíamos casi exactamente ha cia el este, pronto se puso el sol. S610 pudimos ver los Alpes, Z urich y Za greb. Los siguientes puntos desaparecieron en la oscuridad: Belgrado, Estam bul y Chipre. Sobre1M volamos el extre mo oriental del Mediterráneo, Líbano, Jordan ia, Arabia Saudita , Emiratos Arabes Unidos, Muscat, Golfo de Omán y, primera escala, Karachi. El tr amo Karachi- Nueva De1hi (segunda escala) fue corto: tan sólo hora y med ia. Por la hora, nada pude ver de la desembocad ura del río Indio, muy cercana a Karachi. Este río, tan impon ante en la historia y en la geografia y que dio su nombre a la Ind ia, ha quedado fuera del territorio indio desde la escisión de Pakistán , en cuyo territorio corre casi en su total idad. Aterrizamos en Nueva DeIhi cuando los primeros resplandores de la madrugada asomaba por el cielo. El último tramo, Delh i-Pekín, tom6 áIgo más de cinco horas. Poco des pués de salir de Delhi pudimos apreciar claramente la imponente cadena del Himalaya. Abandonamos suelo indio por Calcuta, par a sobrevolar después Chitagong (Birmania) y entrar a territorio chino cerca de Kunming. Casi diecisiete horas después de despegar de París aterrizamos en Pekín. Eran poco más de las siete de la mañana de Francia, dos de la tarde en la capital china. Desde el aeropuerto empe zamos a advertir cambios. Las formalidades de entrada fueron de notable rapidez, a diferencia de los latosos trám ites usuales en la mayor parte del mundo socialista . En unos cuan tos minutos estábamos fuera del aeropuerto e inmediatamente nos llam61a atenci6n la diversidad y colorido de los atuendos, en contraste con la uniformidad de los trajes M ao azules o verdes de 1979. Nos esperaban en el aeropuerto Sergio Ley, agregado cul• tural de la Embajada de México -el embajador Anguiano estaba fuera de Pekín- y nuestra vieja amiga Wu Wenchyen, funcionaria e intérprete del Ministerio de Cultura, a Fragmento de un libro que próxi mamente editará Alianza Editorial Mexicana.

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quien conocimos seis años antes y que nos acompañ6 a lo largo de toda aquella gira. Nos dio verdadera alegría reencontrar a la señora Wu, pues aparte de ligarnos una buena amistad, es siempre fuente de informaci6n interesante y mujer decidida, con capacidad de resolver rápidamente los problemas inherentes a este tipo de giras . Cuando salimos de México, s610 sabíamos que los primeros conciertos de la gira se llevarían a cabo en Pekín y que el último sería en Shanghai, pero ignorábamos los intermedios . Rumbo al hotel, Sergio Ley y la señora Wu nos entregaron el plan detallado, acordado por el gobierno chino y la Embajada de México. Nos pareció de un interés excepcional . Aparte de Pekín, todo era nuevo para nosotros y, además, estaba previsto visitar lugares fundamentales de China y poco conocidos por visitantes extranjeros, tales como la montaña sagrada de Taishan y Qufu, la tierra de Confucio.

Plan de la Gira 15 de noviembre 16 de noviembre

Llegada a Pekín Clase maestra y concierto en el Conservatorio de Pekín . 17 de noviembre Concierto . Teatro Minzú, Pekín. 19 de noviembre Tren Pekín-Qingdao. 20 de noviembre (mañana)Uegada a Quingdao (provincia de Shandong). (noche) Primer concierto. Qingdao. 21 de noviembre Segundo concierto. Qingdao. 22 de noviembre Tren Qingdao-Jinan (capital de la provincia de Shandong). 23 de noviembre Concierto en Jinan. 24 de noviembre En camioneta a Taishan y Qufu. 25 de noviembre (mañana)Visita de Qufu. (tarde) Concierto en Qufu. (noche) Tren a Shangai. 26 de noviembre Uegada a Shanghai. 28 de noviembre Concierto en Shanghai. 29 de noviembre Vuelo Shanghai-Pekín-Nueva Delhi. Nos hospedamos en el Hotel Qian Men, en lo que antiguamente se llamaba la " ciudad exterior" , cerca de la Puer-

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ta Qian Men, del mausoleo de Mao Zedong y de la gran Plaza Tian An Men. Poco después de llegar, nos presentaron a la pianista Bao Hiuqiao -de aquí en adelante Madame Bao- designada por el Ministerio de Cultura como mi acompañante en toda la gira. Cenamos en el hotel con ella y con la señora Wu. Por lo largo del viaje y por la diferencia de horas, las autoridades chinas nos habían dejado libre esa noche.

sentaron a la derecha del anfitri6n oficial, Xing Binsun . Antes de empezar a cenar y tal como señala el protocolo, Xing Binsun se levant6 para decir un breve y muy amable discurso de bienvenida. Contesté, también según las normas tras haber comido los dos o tres primeros platos que Xing Binsun (t\~ me sirvi6 . Toda la cena , consistente en unos veinte platos, estuvo deliciosa. Las lenguas habladas en la mesa reflejaban la reciente evoluci6n hist6rica de China. Con los más j6venes, como con el violonchelista Sheng Mingyue, hablamos en inglés. Con Zhu Tongde, subdirector del Conservatorio Nacional , me camunicaba en ruso. Zhu había pasado cuatro años en Leningrado, haciendo estudios de flauta, al igual que numerosos músicos chinos que fueron a estudiar a la URSS antes de 1960. A pesar del inglés y del ruso, nos resultaron utilísimos los servicios de las dos intérpretes, la señora Wu y Li Shuangyu. Recordaré aquí que fue en 1960 cuando culminó el paulatino deterioro de las relaciones sinosoviéticas con los graves choques armados en la zona fronteriza del río Usuri . Ese año, la Uni6n Soviética retir6 a todos los ingenieros , técnicos y especialistas que había enviado a China. Asimismo regresaron a su patria todos los estudiantes chinos qu e se preparaban en institutos, universidades y conservatorios soviéticos. Muchas obras de ingeniería quedaron truncas y algunas son hoy una especie de monumento a la memoria de la interrumpida cooperaci6n soviética. Las relaciones sinosoviéticas han venido mejorando en fechas recientes y de ello es testimonio el creciente intercambio comercial, técnico y artístico entre los dos países que, sin embargo, dista mucho de alcanzar la intensidad y cordialidad que caracteriza actualmente la relación de China con los Estados Unidos , Japón y Europa occidental.

16 de noviembre Pasé toda la mañana en un largo ensayo con Madame Bao en la sede de la Orquesta Filarm6nica de Pekín. Ensayamos íntegro el programa planeado para la gira: el Kol Nidrei de Max Bruch, la Sexta sonata en la mayor de Boccherini, la Sexta suite de J .S. Bach, tres Preludios de Manuel M. Ponce y la Sonata de Shostakovich. Por la tarde fuimos al Conservatorio de Pekín, pues estaba planeado que diera yo ahí una clase maestra. Cuatro j6venes estudiantes tocaron obras diversas con el objeto de que les hiciera yo comentarios y sugerencias acerca de sus respectivas interpretaciones. Posteriormente, a petici6n de los estudiantes y maestros, toqué íntegras dos Suites para violonchelo solo de Bach. En 1979 había yo ofrecido varias clases maestras en este mismo conservatorio y en otras ciudades de China. El nivel era entonces bajo, debido a la destructiva influencia que en la música ejerci6 la Revoluci6n Cultural. Mi impresi6n, seis años después, al escuchar a los cuatro j6venes violonchelistas del conservatorio de la capital china, fue que el nivel musical se había elevado de manera considerable y que pronto surgirán grandes instrumentistas. Por la noche, el Ministerio de Cultura nos ofreci6 un banquete en el Restaurante Sun J e Lou (Pabe1l6n del Pino y la Cigüeña). Asistieron las siguientes personas.

17 de noviembre. Concierto en el Teatro Minzu Toda la mañana la pasé en ensayo con Madame Bao en el enorme Teatro Minzu, cercano a la plaza central de Pekín, la Plaza Tiananmen (literalmente, Plaza de la Puerta de la Paz Celestial). Los conciertos empiezan en China con perfecta puntualidad, así que a las 19:15 en punto, y ante una sala totalmente repleta, con más de dos mil personas, salimos Madame Bao y yo al escenario. Recordaba mis experiencias chinas de 1979 cuando todos los públicos se caracterizaron por lo ruidosos que eran. Lo eran por dos razones: el continuo murmullo de conversaciones en voz baja y, en segundo lugar, por las toses y sonidos iuturales que culminaban con sonoros escupitajos dirigidos al suelo o, cuando la distancia lo permitía, a escupideras colocadas ex profeso. Durante todo el concierto me impresion6 el grado de atención del público, incluso durante la larga y austera Sexta suite de Bach para violonchelo solo. Al finalizar el concierto, como siempre ocurre en China, subieron al escenario, como los llama la Sra. Wu, los "dirigentes" a felicitar a los artistas y a intercambiar con ellos los aplausos del público. Los "dirigentes" eran nuestro amigo Xing Binsun y sus colegas del Ministerio de Cultura, jefes del partido y del municipio, el director del conservatorio, así

Xing Binsun. Director de Relaciones Internacionales. Ministerio de Cultura. Hu Shushan. Gerente. Corporaci6n china de espectáculos. Van Liangkun. Director de la Orquesta SinfÓnicaCentral de Pekín y vicepresidente de la Asociaci6n de Músicos Chinos. Zhu Tongde. Subdirector del Conservatorio Nacional de Pekín. Tao Ve. Subgerente. Secci6n de recepci6n. Corporaci6n de espectáculos. Shen Mingyne. Violonchelista. Bao Huigiao. Pianista (mi acompañante). Wu Wenyan. Intérprete (la señora Wu). César Pérez Saavedra y Sra. Ministro Consejero. Embajada de México. Sergio Ley L6pez. Agregado-Cultural. Embajada de México-. Marcela Romero. Embajada de México. Li Shuangyu. Intérprete. Embajada de México. Mi esposa y yo. Al sentarnos, estaba servida la cena en numerosos platos. Me

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como los representantes de la embajada y, naturalmente, mi principal " dirigente", mi esposa. Puesto qu e en casi todos los conciertos que di en China me enco ntré con un público transformado, silencioso y concentrado, me parece intere san te comentar las principales razones del cambio , según pude colegir de mis conversaciones. Hace seis años, el Ministerio de Cultura o las autoridades provinciales repartían entradas a organismos e instituciones potenci almente interesadas en los conciertos (ministerios, universidades, em pre sas, oficinas del partido, etc), y cada institución invitada debía entregar su cuota de público. Asistían, . por tanto, n umerosas personas por estricta obligación y sin interés por la músi ca. Esta práctica se ha abandonado o por lo menos reducido. Las entradas se venden a precios muy bajos pero la necesidad de adquirirlas constituye un filtro y ahora asisten s610 quienes realmente tienen interés.

Por otra parte, se ha realizado en China un enorme esfuerzo educativo -que incluye la música- yel público empieza a ser más conocedor. China es un país muy dado a las campañas (por ejemplo, para eliminar ratas, moscas u hormigas) y se cumplen tan metódicamente que funcionan. Actualmente se lleva a cabo una campaña para erradicar la costumbre de escupir. En varias paredes de Pekín vimos letreros con exhortaciones a no escupir, comprensibles para nosotros no por conocer los ideogramas chinos, sino porque, curiosamente, estaban también en inglés . La campaña parece tener éxito . Para festejar él éxito de! concierto, nos invitaron el ministro consejero César Pérez Saavedra y su muy simpática esposa a cenar. Eran las diez de la noche y en China se suele cenar hacia las seis. Por ello, optó por llevarnos al Hotel Great Wall Sheraton, cuya cafetería cierra tarde .

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lugares de interés en Pekín y sus alrededores que se requerirían estancias más largas y con menos conciert os par a conocer sólo las principales. El gris amarillento de la tierra es el color de Pekín , como lo es el color de su atmósfera durante las épocas en que los {!¡, vientos amarillos del noroeste soplan y arrastran polvo de los desiertos de Mongolia. Salvo por breves interrupciones ha sido la capital de China durante los últimos siete siglos. Bajo Gen ghis Kan , los mongoles conquistaron China y su sucesor Kublai Kan, fundador de la dinastía Mongol o dinastía Yuan , estableció en 1272 la capital en lo que hoyes Pekín , entonces llamada Tatu . En 1403 la dinastía Ming le dio a la ciudad el nombre de Pekín o capital norteña. Hoy, es una enorme met rópoli de más de 9 millones de habitantes. La travesía de la urbe nos permitió observar cómo ha cam-

El hotel, recientemente inaugurado, es el primero que visité de los que se han construido desde la apertura a la inversión extranjera y, desde luego, es de una comodidad y de un lujo notables, sobre todo por el contraste con todos los hoteles que anteriormente conociera yo en China. El gobierno chino está llevando a cabo un gran esfuerzo para mejorar la infraestructura turística y, con ese objeto, promueve el desarrollo hotelero. Le interesan particularmente las coinversiones. El primer ejemplo fue el Hotel Jianguo de Pelón que fue una coinversión entre la empresa estatal china Internacional Travel Service e inversionistas chinos de San Francisco. El Hotel Jianguo ha tenido tal éxito que se recupero la inversión en tres años y se cita como ejemplo a seguir. El Hotel Great Wall Sheraton fue construido por un consorcio sinoamericano quien invitó a compañías de prestigio internacional a concursar para la administración de éste. La cadena Sheraton ganó el concurso y en marzo de 1985 firmó con los dueños un contrato de administración por diez años renovables. El gobierno chino no sólo no rehúye sino promueve activamente la colaboración con la industriosa e influyente comunidad china del exterior. Fui testigo de diversas inversiones de chinos de Estados Unidos, Taiwan, Hong Kong y Singapur. Además de inversionistas, los chinos "expatriados", para usar el término habitual en China, proporcionan personal calificado de todo tipo, desde técnicos y operadores hasta prominentes científicos, financieros, ingenieros, etcétera. En esta actitud abierta. China demuestra un pragmatismo mucho más inteligente que la UDiónSoviética, que considera renegados o traidores a prácticamente todos sus emigrados. 18 de noviembre En tanto todas nuestras comidas y cenas fueron chinas, m~es­ tras desayunos fueron invariablemente occidentales (huevos , café, pan tostado). Estudié dos horas de violonchelo y a las once nos recogió la señora Wu para visitar con ella algunos lugares cercanos a Pekín. Durante nuestra anterior estancia, a pesar de nuestros múltiples conciertos, habíamos visitado varios de los puntos obligatorios de Pekín; la Plaza Tiananmen, la antigua Ciudad Prohibida con sus palacios imperiales y museos, los museos de historia china y de la revolución, algunos de los principales templos y parques y habíamos hecho recorridos generales por la ciudad. También habíamos ido a conocer parte de la Gran Muralla, a 60 kilómetros de la capital . Pelón es una ciudad de insólito aspecto. No lejos de la Ciudad Prohibida, con sus extraordinarios palacios y de la amplísima avenida central, se encuentran extensos barrios con casas de barro reunidas en conjuntos amurallados y callejuelas de tierra que paulatinamente van siendo reemplazadas por edificios multifamiliares y anchas calles pavimentadas. Por las calles circulan verdaderas nubes de ciclistas y multitudes de peatones, lo cual obstaculiza el tránsito de automóviles, autobuses y camiones. En ciertas zonas la ciudad parece, más que una capital, un enorme pueblo. Sin embargo, existen tantos

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biado en esto s añ os la fisonomía de la capital: se han levantado incontables multifamiliares y edificios de oficinas, algunos muy modernos como el edificio CITIC , construido para alojar oficinas de empresas extranjeras. Aunque las nubes de ciclistas no han disminuido, pudim os percatarnos que circulan muchos más automóviles, part icularm ente japoneses, que en 1979. Como suele ocurr ir con los anti guos edificios chinos, el Palacio de Verano ha sufrido múltiples destrucciones y reconstruccio nes. Su constru cción inicial data del siglo XII y la última reconstrucción de fines del XIX, por 6rdenes de la emperatriz Ci Xi . Se encuentra a orillas del lago Kunming, en la ladera de la colina de la Longevidad Milenaria. Ellugar es mu y her moso y vale la pena la visita del palacio con sus pabellones laqueados y sus largas galerías en cuyas vigas están pintadas representaciones de eventos hist6ricos.

Según la poética costumbre china , son extraordinarios los nombres dados a las diferentes secciones del Palacio de Verano: colina de la Longevidad Milenaria, jardín del Esplendor Radiante, sala de las Olas deJade, jardín de la Armonía Virtuosa, palacio de la Felicidad y Longevidad, palacio de las Nubes Ordenadas. . . El restaurante del Palacio de Verano tiene gran fam a. Se llama Ting Li Guan o pabe1l6n para escuchar el canto del ruiseñor, pero por falta de reservaci6n no pudimos comer allí. Decidimos apro vechar este pequeño contratiempo para visitar a unos cuantos kil6metros del Palacio de Verano las Co linas Perfumadas, precioso lugar lleno de bosques de pinos . La primera parada fue para comer rápidamente en el Hotel de las Colinas Perfumadas, recientemente construido según diseño del famoso arquitecto americano de origen chino I.M. Pei. La idea de Pei fue combinar las viejas tradiciones chinas con los conceptos hoteleros modernos. El emplazamiento es de gran belleza y el hotel tiene atractivo, pero la zona que vimos , lobby pr incipal, salones anexos, T ienda de la Amistad y cafetería nos desilusionaron por la muy mediocre calidad de sus acabados. Después de la comida, visitamos el " T emplo del Buda Reclinado", inicialmente construido bajo los Tang. Su interior alojaba varias estatuas de Buda reclinado pero, según nos informó la señora Wu , los Guardias Rojos acabaron con ellas y las reemplazaron nada menos que con una estatua de Mao, a su vez eliminada años después para volver a instalar estatuas nuevas de Buda. De aquí regresamos al hotel y pude dedicar una hora al violonchelo antes de la cenl;l que en el restauran te Hongbinlou o pabellón para huéspedes distinguidos ofrecía la Embajada Mexicana en mi honor, con asistencia de diversas personalidades chinas, muchas de las cuales había conocido en el banquete ofrecido por el Ministerio chino de Cultura , y cuyos nombres, por tanto, no repito. En ausencia del embajador Anguiano, hizo el ofrecimiento de rigor el ministro consejero Pérez Saavedra y durante la comida se levant6 Xing Binsun , director de Relaciones Internacionales del Ministerio de Cultura, para responder. De las notas de la intérprete, como siempre la señora Wu , copié parte de su breve discurso: Anteayer , en mis palabras de bienvenida, dije que Carlos Prieto era un violonchelista mundialmente conocido. Ahora , después del concierto de ayer , comprendo plenamente el porqué. He asistido recientemente a muchos conciertos pero ninguno me impresion6 tanto y en ninguno había observado semejante silencio por parte del público. Yo no soy un experto en música pero Zhu Tongde, subdirector del Conservatorio Nacional de Pekín, y Hu Shushan me han dicho los mismos comentarios. Esperamos que no tarde usted tanto en regresar como ha tardado ahora. Es usted un excelente embajador de la amistad de México ante China.. . An te tan generosas expresiones, s610 conte sté que sus palabras eran un gran aliciente para seguir trabajando intensa-

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mente, que el éxito del concierto se debía, en buena medida, a la excelente pianista Madame Bao y que yo también esperaba poder regresar pronto a China. Durante la cena comenté con nuestros amigos chinos mis impresiones acerca del notable progreso que pude observar en el Conservatorio de Pekín, así como la transformación en la actitud del público. En 1979 se sentían aún muy cerca las consecuencias de la Revolución Cultural, me dijeron, y se ha trabajado desde entonces con intensidad y con plena conciencia de lo mucho que queda por hacer en todos los campos. Creo que aquí puede ser oportuno detenernos un momento y analizar someramente lo que ocurrió con la música y los músicos chinos durante la Revolución Cultural (1966-1976). Es éste un tema de gran interés y, además, representativo del tipo de fenómenos a que dio origen la Revolución Cultural. Lo que pasó con la música sucedió con las demás disciplinas artísticas, literarias y científicas.

dental: el fervor y la pureza revolucionarios. Atacó todas las "obras insanas" del repertorio y, con extractos de la ópera Shajiahang compuso una sinfonía del mismo nombre. Las dos partituras que deberían servir de modelo serían la Sinfonía Shajiabang y el Concierto del río amarillo para pianoy orquesta, basado en la Cantata del río amarillo de Hsieng Hsing Hai y colectivamente adaptado para piano y orquesta por miembros de la Sociedad 'Filarmónica Central de Pekín, Jiang Qing envió al pianista a conocer la ruta de las campañas militares de Mao a lo largo del río Amarillo "para que así pudieran interpretar adecuadamente la obra". La música debería servir a la revoluci6n (y a Jiang Qing). Pronto el repertorio debía reducirse a unas cuantas obras además de las ya citadas: las óperas La muchacha decabellos blancos, La to71UJ de la montaña deltigre -fuertemente retocada debido a la crítica de Jiang Qing-, Sha Chia Pang, Destacamento femenino rojo y Fanal rojo. En tomo al piano se desat6 una insólita polém ica. Los maoístas tomaron partido en favor de este instrumento, pese a su origen occidental, y los "revisionistas" en contra. El propio Mao intervino y zanjó a favor del piano cuando ordenó que la ópera el Fanalrojo fuera transcrita no para instrumentos chinos sino para piano. La prensa publicó al respecto una nota que más parece un parte militar. "Los revision istas contrarrevolucionarios se opusieron a que se usara el piano con fines revolucionarios. Pero ni injurias ni sabotajes de los enemigos del piano pudieron derrotar la iniciativa del presidente Mao"64 afirmaron los peri6dicos, en términos heroicos, en verdad inesperados para un instrumento inofensivo . Como uno de los objetivos de la Revolución Cultural era "oponerse a las viejas ideas, las viejas culturas y las viejas costumbres" ya la penetración de nocivas influencias extranjeras, los.músicos chinos fueron un objetivo claro de ataque. Muchos tocaban música occidental, habían estudiado instrumentos occidentales e incluso habían estudiado fuera de China, y por consiguiente, habían quedado sin duda contaminados con peligrosos virus. Para curarlos se les envió, en el mejor de los casos, a realizar trabajos manuales en comunas o a cuidar puercos. Otros tuvieron menos suerte, como el famoso pianista Liu Shikun." Había participado en concursos internacionales en Moscú y dado conciertos en Europa oriental y Hong Kong y se le acusó de ser espía. Estuvo seis años en la cárcel y un grupo de Guardias Rojos le provocó una doble fractura de la mano derecha. El propio Liu Shikun calculó que de los cuatrocientos integrantes de las orquestas centrales de Pekín, por lo menos cien fueron encarcelados, confinados en sus casas o enviados a trabajar al campo. La mayor parte de las orquestas quedaron paralizadas y las demás severamente afectadas. Todos los conservatorios quedaron cerrados, así como las universidades. La famosa Universidad Peita de Pekín estuvo cerrada cincuenta y un meses, del 25 de mayo de 1966 a septiembre de 1970.66 Las relaciones culturales con el exterior quedaron totalmente rotas. Uno de los primeros actos de la Revoluci6n Cultural fue cerrar las librerías pues contenían muchas obras nocivas . La literatura dema estar unicamente al servicio de las masas. El

La Revoluci6n Cultural y la música Para encontrar las raíces de los problemas que surgieron habría que remontarse al criterio marxista-leninista acerca del papel del arte y la literatura. Ya en 1942, Mao, en el Foro de Yenan sobre Literatura y Arte, 62 reiteró que el arte y la literatura "deben embonar bien dentro de la máquina revolucionaria como una de sus partes componentes. Debemos popularizar únicamente lo necesario y lo que puede ser fácilmente aceptado por los trabajadores, los campesinos y los soldados". Mao añadió que la música proletaria no debería necesariamente divorciarse de las mejores tradiciones. "Debemos utilizar el rico patrimonio artístico y literario que nos transmiten las buenas tradiciones de China y países extranjeros pero, aún así , el arte debe siempre estar al servicio de las masas populares". Quién dictamina cuáles son las "mejores" o las "buenas" tradiciones y cuándo una manifestación artística sirve o no al pueblo es, naturalmente, la gran cuestión, la cual ha dado origen a graves, incluso dramáticos problemas en la URSS yen China. Antes de la Revolución Cultural, el estado dio un gran impulso a la educación y fomentó el estudio y desarrollo de las artes, aunque no sin conflictos, como los que afloraron durante la campaña "Que florezcan cien flores". Aun así, la música salió bien librada durante esos años. El Conservatorio Nacional de Pekín se fundó en 1950, un año después del triunfo revolucionario. En toda China, los estudiantes de mayor potencial recibieron apoyos e incluso becas para formarse en algunos de los mejores conservatorios del extranjero, particularmente en los de Moscú, Leningrado, Budapest, Praga y Bucarest, por lo menos hasta la ruptura de 1960. Según relata Ross Terrill,63 una de las primeras intervenciones de la Revolución Cultural en la música ocurri6 un día del invierno de 1965, cuando Jiang Qjng se present6 inopinadamente en la Sociedad Filarmónica Central de Pekín y anunci6 que "la sinfonía capitalista está muerta". A las objeciones de los músicos acerca de su falta de conocimientos musicales, repuso que ella aportaba algo mucho más trascen-

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pasaje hsi-tan de Pekín, por ejemplo, con sus tiendas de libros de segu nda mano , qu edó clausurado. Las bibliotecas, librerías y salas de conciertos quedaron purgadas de toda obra contrarrevolucion ari a . Entre los autores prohibidos quedaron, entre otros , Shakespeare y Beethoven. El res ultado de la Revolución Cultural fue, como nos dijeron amigos chinos, que se desperdició o más bien se sacrificó a una generación ent era en el arte, la ciencia y la cultura en gen eral , En la década de los setenta, empezaron a notarse rectificacione s en el cam po de la música así como en los demás. Cuenta Ki ssinger" que en febrero de 1973 llegó a Pekín para entabla r nuevas conversaciones con Mao y Zhou Enlai y que esta vez no lo lleva ron, como en ocasiones anteriores, a escu ch ar ópe ras revolucio nari as' ' de cuya pasmosa simplonería sólo se puede escapar mediante un discreto sueño", sino a un con ciert o de músic a clásica china y occidental con la recientement e renacida Orquesta Filarmónica de Pekín. Escu-

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chó la Sinjonia pastoral de Beethoven, en una interpretación que, si bien acusó claramente los efectos de la larga paralización de la orquesta, tuvo la importancia simbólica buscada por Zhou Enali por demostrar la apertura hacia el exterior. En esa misma estancia tuvo Kissinger'" una conversación con Mao y Zhou que, entre bromas, arroja luz acerca del estado de las relaciones entre Mao y su esposaJiang Qing. Hablaba Mao de las presiones que sufría de los radicales e hizo alusiones tan sutiles que Kissinger no entendió inmediatamente su intención. "Usted sabe que China es un país muy pobre. Nos faltan muchas cosas. De lo que tenemos excedentes es de mujeres", dijo Mao. Kissinger, sin comprender que se refería a Jian Qing, le contestó en broma que para mujeres no había cuota de importación en Estados Unidos. "Si ustedes quieren, les podemos enviar varios miles -continuó Mao- Les ocasionarían desastres. De esta manera nos pueden ayudar a aliviar nuestros problemas". Allí fmalmente entendió Kissinger que el presidente Mao aludía a Jiang Qing.

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En marzo de 1973, llegó a la República Popular China la primera orquesta occidental, la Orquesta Filarmónica de Londres, dirigida por John Pritchard, seguida poco después por la Sinfónica de Viena y su director Claudio Abbado. En septiembre de 1973 tocó el turno a la Orquesta Sinfó'nica de Filadelfia con su director, Eugene Ormandy.w Ormandy sabía por sus amigos de las orquestas de Londres y de Viena que la música rusa no era aceptable . Ormandy había enviado con antelación un proyecto de programa (sin obras rusas) y, aun así, debió eliminar dos de las obras propuestas: el DonJIIMI de Richard Strauss y el Prélude ti l'aprés-midi d'un ftItine de Debussy. Entre las obras aprobadas quedaron la ober, tura LeoMra de Beethoven, la Sinfonía del Nuevo Mundo de Dvorak y obras modernas de Roy Harris y William Schumann. 'Quiso incluir una obra china y, naturalmente, le sugirieron el Coneierto del Amarillo, "compuesto por un comité de ·miembros de la Sociedad Filarmónica Central de Pekín". Todavía en 1974 hubo intentos de los radicales por frenar la incipiente liberalización. Zhou Enlai estaba ya en su lecho . de'muerte. Regresaron al repertorio las óperas revoluciona...... .. rías y hubó una nueva campaña tendiente a condenar a Beet. hoven y Schubert como "compositores burgueses" . La polítiJ: de apertura no se reanudó sino después de la muerte de : Mao y de la caída de Jiang Qing y la Banda de los Cuatro. . ;¡ En mayo de 1977, Shakespeare dejó de estar entre los auto- ' res prohibidos y las autoridades anunciaron la próxima publicación de .sus obras completas en chino, La música de , ~eethoven volvió a tocarse. Se repusieron en escena óperas . derrepertorio chino clásico. Numerosos artistas salieron de b' cárcel y de campos de reeducación y se reincorporaron a la vida artística. En noviembre de 1979 llegué a China con el Trio México. Fuimos el primer grupo de cámara extranjero que tocara en Chipa después de la Revolución Cultural y no tuvimos problema alguno. Incluso se nos pidió que Beethoven figurara en nuestros programas. El programa básico consistió en tríos de Beethoven, Manuel M . Ponce y Smetana. Para la gira de 1985 no hubo ninguna presión ni censura. Determiné libremente las obras. El programa resultante indudablemente hubiera planteado dificultades apenas diez años antes .

una ciudad quizá aún más gris y polvorienta que Pekín . Tianjin fue afectada gravemente por el terremoto de 1976, aunque no tanto como la población cercana de Tangshan, en donde murieron mas de 250 000 personas . Poco después nos percatamos con extrañeza de una conmoción en un compartimento cercano. Ge nte iba y venía ; se {jo oían fuertes voces. De repente, la empleada a cargo de nuestro vagón acudió a pedirnos auxilio a la señora Wu y a mí. Mi extrañeza subió de punto. ¿Qué tipo de auxi lio podía yo prestar en un tren chino entre Pekín y Qingdao? Seguimos a la empleada y entramos al compartimento en cuestión. Allí se encontraban de pie dos policías y, sentado, un inglés muy moreno y muy serio, con cara de evidente mal humor. Now wJw.t? exclamó al vernos entrar. Ni la empleada ni los policías hablaban inglés. El inglés no hablaba chino y yo tampoco, pero mi presencia se debía a que el idioma español podía ser la clave de un ente ndimiento. El inglés hablaría y yo traducirla al español a la señora Wu, quien a su vez traducirla al chino . La traducción del chino al inglés seguirla el camino inverso, pasan do por el español. Tan lento procedimiento -equivalente a una discusión en cámara lenta- tuvo como efecto el calmar los ánimos. El asunto era el siguiente, según empezó por relatarme el inglés. Al abordar el tren en Tianjin con destino a Qindao había querido comprar boleto para un compartiment o blan- ' do", o sea, un lugar en primera. Como no había, compró "cama dura" , pero el olor a humo, a ajo y a ot ras especies que reinaba en su vagón había sido tan insoportable que había entrado a nuestro vagón, en donde había descub ierto un compartimento de cuatro camas vado . A poco de esto entró la empleada a indicarle -en muy rudimentario ingl~s- que no podía quedarse allí pues el compartimen to estaba reservado por alguien de Pekín y quizá en la próxima estación subirían sus ocupantes. Siguió relatándome el inglés que a contestó a la empleada que si eso ocurría con mucho gusto regresaría a su "cama dura", pero no an tes. la disc usi ón siguió pero la empleada había agotado ya sus escasos conocímientos de inglés y llamó entonces a los policías y poco después a la señora Wu y a mí. Hasta ahí la versión del inglés. Traduje y la Señora Wu tradujo. Los policías no concebían que se quedara el inglés en un lugar para el cual no tenía boleto y no querían que los legítimos ocup an tes, si abordaban el tren, se toparan con un extranjero con quien no podrían comunicarse. Finalmente encontramos una solución. La señora Wu y el inglés intercambiarían lugares y, en caso de que ll~ los dueños de los lugares, ella regresaría a su lugar y el inglés a su "cama dura" de segunda. Todos quedaron satisfechos, sobre todo el inglés que pasó una excelente noche pues los ausentes protagonistas de esta historia jamás se presentaron. El inglés, Anthony J. Nehorai, de origen persa, era presidente de la compañía By-Produces, con oficinas en Inglaterra y Los Angeles; su actividad principal consistía en la compra de tapetes en China y venta directa a clientes en California, Nueva York e Inglaterra. Volvimos a encontrarnos varias veces en Qingdao y Jinan y nos saludábamos ya como viejos amigos. O

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19 de noviembre. Tren Pekín-Qjngdao. Una tormenta en un vaso de agua A las 15:55 horas, tomamos en la estación de Pekín el ferrocarril hacia Qingdao. Nuestra comitiva consistía en cuatro personas: la pianista, madame Bao, nuestra intérprete, la señora Wu, mi esposa y yo. Nuestros compartimentos, reservados por el Ministerio de Cultura en vagón de primera, eran limpios y agradables. Un compartimento de cuatro camas estaba asignado para Madame Bao, María Isabel, el violonchelo -que así pasó una cómoda noche- y para mí. La señora Wu viajaba en un compartimento cercano con vecinos desconocidos . Nos detuvimos en la estación de Tianjin, tercera población del país después de Pekín y Shanghai. Como pude comprobar desde el tren, Tianjin es un gran centro industrial y

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