Construyendo ciudades, edificando dinastías: una breve visión de la edilicia desde el poder en el Occidente musulmán

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Construyendo ciudades, edificando dinastías: una breve visión de la edilicia desdeciudades, el poder enedificando el Occidente Construyendo dinastías: una breve visión de musulmán la edilicia desde el poder en el Occidente musulmán I Congreso Internacional Escenarios Urbanos de Al-Andalus y el Occidente Musulmán. Centro de Estudios sobre el Exilio, Vélez Málaga, Málaga, 16, Virgilio Martínez Enamorado 17 y 18 de junio de 2010.

Escuela de Estudios Árabes de Granada. CSIC

Virgilio Martínez Enamorado Escuela de Estudios Árabes de Granada. CSIC ϚϠϤϟ΍ ϭ ΔϟϭΪϟ΍ Ϧϣ ϥΪϤϟ΍ ρΎτΘΧ΍ϭ έΎμϣϻ΍ ήϴμϤΗ ϲϓ ΪΑ ϼϓ “Quiere esto decir que para la construcción de las grandes poblaciones y para el 1 “Quiere esto decir queque paraexista la construcción grandes y para trazado de ciudades es necesario la dinastía de y ellaspoder real”poblaciones . el trazado de ciudades es necesario que exista la dinastía y el poder real”1.

Un título como el de esta ponencia, presentada en el I Congreso Internacional Un título como el de esta ponencia, presentada en el I Congreso Internacional “Escenarios Urbanos Urbanos de al-Andalus y el Occidente 16-18 de “Escenarios de al-Andalus y el musulmán” Occidente (Vélez-Málaga, musulmán” (Vélez-Málaga, junio de 2010), bien merece una sea explicación sea fugaz.tan No es junio de16-18 2010),debien merece una explicación aunque fugaz. Noaunque es una propuesta una propuesta tan abierta la que contiene, si bien puede parecerlo. No pretendemos abierta la que contiene, si bien puede parecerlo. No pretendemos realizar un recorrido realizar un recorrido por todas las dinastías del Occidente musulmán en época por todas las dinastías del Occidente musulmán en época medieval y su política edilicia, medieval y su política edilicia, trabajo que merecería muchas más páginas que trabajo las queque merecería muchas más en páginas que las que pretendemos le vamos a dedicar en este. le vamos a dedicar éste. Únicamente reflexionar sobre el mecanismo ideológico que lleva a que cualquier ejercicio delque mulk se vea acomÚnicamente pretendemos reflexionar sobre el mecanismo ideológico lleva a que pañado por un acto fundacional que significa la creación de la “madna dinástica”. cualquier ejercicio del mulk se vea acompañado por un acto fundacional que significa la Esta “constante” solo podrá ser explicada por las características inherentes a la creación de la “madƯna dinástica”. Esta “constante” solo podrá ser explicada por las “sociedad islámica” y a la madna por ella generada. Una sociedad donde el mulk características la siervos. “sociedad islámica” y a la madƯna por ella generada. Una genera inherentes súbditos yano sociedad donde el mulk genera súbditos y no siervos.

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Ibn Jaldn, al-Muqaddima, p. 365; trad. F. Ruiz Girela, p. 618.

Ibn Jaldnjn, al-Muqaddima, p. 365; trad. F. Ruiz Girela, p. 618.

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poder (dƗr al-imƗra) en sus múltiples manifestaciones. La ciudad responde a un ejercicio deliberado y planificado de centralización política y de creación de una Virgilio Martínez Enamorado estructura que sirva a los intereses dinásticos. Es, y no hace falta insistir en ello, el lugar “natural” de la acumulación de ladecaptura propia No existe manera sustraerdel a latrabajo ciudadcampesino. musulmana Por de susupuesto, condiciónlade centro de inercia urbana en la región que más y, pronto vio de nacer el fenómeno, el Oriente acumulación de excedente derivado lo anterior y no previo a ello, dePróximo sede del poal-imra) en sus múltiples manifestaciones. responde a unlleva ejercicio (el Mašriqderde(drlos árabo-musulmanes) y, en general,Laelciudad Mediterráneo, deliberado y planificado de centralización política y de creación de una estructura que inevitablemente a establecer continuidades que han de ser consideradas dentro de una sirva a los intereses dinásticos. Es, y no hace falta insistir en ello, el lugar “natural” de lógica histórica. Pero elde problema historiográfico supera la propia noción de urla acumulación la captura del trabajo campesino. Por supuesto, la propia inercia bana en la región que más pronto vio nacer el fenómeno, el Oriente Próximo (el Mašriq continuidad, revistiéndose de atributos que hacen de la génesis de ese fenómeno urbano de los árabo-musulmanes) y, en general, el Mediterráneo, lleva inevitablemente a estaen el Primer Islam un hecho único en sí mismo. Así lo contemplamos en su momento blecer continuidades que han de ser consideradas dentro de una lógica histórica. Pero 2 cuando Eduardo García historiográfico Alfonso y el que escribe tratamos un proceso que de el problema supera la propia nocióndededescribir continuidad, revistiéndose atributos hacen de la génesis ese fenómeno urbanolos en primeros el Primer Islam hecho en Oriente se daba que desde la creación del de hecho urbano hasta siglosundel único en sí mismo. Así lo contemplamos en su momento cuando Eduardo García AlIslam. En ciertos casos, son 2los mismos soberanos que ejercen el mulk los que fonso y el que escribe tratamos de describir un proceso que en Oriente se daba desde la establecen los principios. Al-Ya‘qnjbƯ, en los boca de al-Mutawwakil después de trasladar creación del hecho urbano hasta primeros siglos del Islam. En ciertos casos, son los mismos soberanos que ejercen el mulk los que establecen los principios. Al-Yaqb, su corte a al-Ǔa‘fariyya, dice: en boca de al-Mutawwakil, después de trasladar su corte a al-afariyya, dice: “Ahora, por fin,“Ahora, yo sé que soydeun soberano, me hepues construido una por de fin,verdad yo sé que verdad soy unpues soberano, me he construido 3 ciudad ciudad y vivo enuna ella” . y vivo en ella”3.

ΎϬΘϨϜγ ΔϨϳΪϣ ΖϴϨΑ Ϋ΍ ,ϚϠϣ ϲϧ΃ ΖϤϠϋ ϥϷ΍ En esta frase no hay ninguna concesión a lo retórico: el poder induce a vivir En esta frase no hay ninguna concesión a lo retórico: el poder induce a vivir en en ciudades y el soberano no lo es del todo hasta que no construye una ciudad, ciudades y eluna soberano lo lo es represente del todo hasta una ciudad, una madƯnapero madnano que a él que y a no su construye estirpe, incluso a la retrospectiva sobre todo Y lo dice el Califa de los califas, rodeado de untodo aparato que lo represente a éla lay venidera. a su estirpe, incluso retrospectivamente pero sobre de representación desconocido por su tamaño hasta la fecha en el Islam. Planteado venidera. Y lo dice el Califa de los califas, rodeado de un aparato de representación en un contexto geográfico y cronológico como es el Iraq ‘abbsí de la tercera cendesconocidoturia pordesula tamaño hasta ladefecha el Islam. un contexto Hégira (novena la Eraen cristiana), sóloPlanteado puede ser en entendido como una que entra lógica los hechos en las dimensiones proyecto geográfico yexigencia cronológico comoenesla el Iraq de ‘abbƗsí de lay tercera centuria de de la un Hégira político como el de aquellos califas, hipertrofiado hasta unos excesos realmente (novena de la Era cristiana), sólo puede ser entendido como una exigencia que entra en sobresalientes. la lógica de los hechos y en laspráctica dimensiones de un como de aquellos La aplicación de lo que elloproyecto significapolítico trasciende delelámbito oriental y ‘abbsí para proyectarse por todo el mundo musulmán medieval en sus primeros califas, hipertrofiado hasta unos excesos realmente sobresalientes. 2

V. Martínez Enamorado y E. García Alfonso, 2002.

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3 Al-‘Ya‘qnjbƯ, KitƗb al-buldƗn, p.36. p. 36. Al-Yaqb, Kitb al-buldn,

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V. Martínez Enamorado y E. García Alfonso, 2002.

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tiempos, de tal manera que dinastía y edificación de ciudades se convierten en un binomio que, aunque se resuelve en cada contexto geográfico de acuerdo con las condiciones locales, ofrece similitudes evidentes. Enumerar todo ese proceso resulta imposible en un trabajo de estas dimensiones, tan reducidas, pero conviene establecer algunos elementos que pueden ser considerados comunes. Se ha asociado esa construcción de urbes con el ejercicio del poder legítimo tal y como lo expresó Ibn Jaldn: aquello de que “el poder legítimo (al-mulk) induce a habitar en las ciudades”. Es decir, son los califas y los emires que ejercen el mulk los

Iglesia de Bobastro descubierta por el autor en el año 2001

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Virgilio Martínez Enamorado

que llevan a cabo la edificación ex novo de urbes o la reactivación de las preexistentes. Para las creadas ab initio, como Samarra, Madnat al-Zahr’ o Fez, parece ser cierto que hay un impulso que parte de una autoridad que está bien asentada sobre el territorio (‘abbsíes u omeyas de al-Andalus en los casos consignados de Samarra o Madnat alZahr’) o utilizan la creación de la madna para garantizar esa consolidación territorial en un contexto de tribalidad muy marcado, como sucede con los idrsíes en Fez. No hay elementos distorsionantes en ello: se trataba de incrementar la población urbana pues con ello se garantizaba el concurso de unas gentes, en principio, afectas al proyecto político desarrollado por la dinastía. La estabilización venía de la mano de la madna. Para el fenómeno de reactivación de urbes precedentes, bueno es recordar el caso de al-Andalus donde no se observa la constitución de una ciudad dinástica sino hasta la proclamación del Califato. Las urbes hispanorromanas habrían de mantener todavía suficientes espacios de representación para hacer innecesario la creación de una ciudad dinástica. Tal vez la debilidad del arraigo en el territorio, con frecuentes sublevaciones y pérdidas de su control directo sobre amplios territorios, explique que no haya fundación urbana de carácter plenamente dinástico “oficial”, esto es como asiento real o dr al-mamlaka de los ban Marwn, sino hasta Madnat al-Zahr’. Sin embargo, no se aprecia la misma situación, por ejemplo, en Ifrqiya, donde había numerosas urbes en época romana. Por tanto, en Hispania se da un caso único en el Occidente musulmán, donde desde fechas bien tempranas la ciudad nueva, proyectada en un territorio intensamente tribalizado como pueda ser Fez4, o en un ambiente de esplendorosas ciudades romanas de antiguo, como pueda ser Qayrawn, es seguramente el principal argumento dinástico para favorecer la centralización política. Pero el caso de Fez no es único y en ese mismo contexto definido por la presencia bien visible de distintos clanes también se fundan ciudades de carácter dinástico: Nakr o Siilmsa, por ejemplo5, pero también ar al-Nar, considerada asimismo “lien avec le pouvoir politique” y, por tanto, de carácter dinástico6. El asunto de otros centros de acumulación de excedente campesino en el Magrib al-aqà, surgidos en buena medida como auténticos zocos en los que la minería es fundamental para explicar su creación, merece otra explicación bastante más pormenorizada que nos alejaría de nuestro propósito7.

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E. Lévi-Provençal, 1938 dirá de Fez que se levantó para “destribalizar” aquella región; véase una revisión de este hecho en A. Siraj, 1998. Asimismo, M. García-Arenal y E. Manzano Moreno, 1998. B. Rosenberger, 1998. P. Cressier, A. El Boudjay, H. El Figuigui y J. Vignet-Zuz, 1998, p. 308. Se argumenta que la utilización del vocablo qal‘a para designar al enclave responde a esa condición dinástica. Remitimos a M. García-Arenal y E. Manzano Moreno, 1998, donde se hallarán las claves de explicación de ese fenómeno urbano en el Mabreb idrisí.

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Sin embargo, este atributo, que parece propio y, en cierta manera, exclusivo del mulk, del poder legítimo, supera a esa condición desde cualquier perspectiva, lo que nos debe llevar a la reflexión. El asunto de la legitimidad es de gran trascendencia y se expresa con crudeza en el texto que a continuación incluimos de Ibn al-Qiyya: la legitimidad oscila siempre entre lo simbólico (la da‘wa) y la aplicación práctica de la ‘a (la captación del trabajo campesino a través de la ibya). Obsérvense en las palabras de Ibn Marwn al-illq cómo él distingue a la perfección una cuestión de la otra.

La Casa de la Reina Mora. Bobastro

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Virgilio Martínez Enamorado

Vista general de las Mesas de Villaverde

Dicho de otra manera, no hay alternativa en la construcción dinástica al hecho, casi fundacional para la misma, de la edificación de ciudades: cualquier dawla que se precie de serlo ha de recurrir a la misma práctica conducente a generar un urbanismo, casi siempre pretendidamente nuevo8. Con ello es evidente que se quiere lograr la identificación de dawla con madna, de dinastía con ciudad, y, como decíamos, ello es independiente a la propia consideración de la presencia o no de legitimidad. Es decir, en el Islam cualquier poder que trate de hacerse dinástico, y parece difícilmente evitable ese axioma pues el ejercicio reglado del poder conduce casi sin remisión a la dinastía, ha de edificar una ciudad que sea representación de la dawla. Y no puede darse una propuesta alternativa a ese estado de cosas: parece que puede haber ciudad sin dinastía, caso en al-Andalus de Bana/Pechina, contemplada como entidad autónoma al margen del Estado omeya cordobés edificada por los bariyyn9 o de distintos ejemplos en el Ma-

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Ya vimos cómo en muchas casos de Oriente se quería convertir concretos hechos urbanos en algo totalmente nuevo, fundaciones en lugares donde pretendidamente “no había nada”; V. Martínez Enamorado y E. García Alfonso, 2002. Sobre ellos, y a la espera del anunciado trabajo de X. Ballestín, seguimos recurriendo a la importante obra de J. Lirola Delgado, 1993. Igualmente, en relación con la temática que tratamos, M. Barceló, 2001; V. Martínez Enamorado, 2008; V. Martínez Enamorado, 2011.

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greb, pero no dinastía sin ciudad. La captura del trabajo campesino mediante tributación conduce a la creación de la ciudad y esta, finalmente, a la confirmación de dinastía. Ocasionalmente, los cronistas logran transmitir con total claridad esta idea. Y como muestra este texto que nos ha sido transmitido por Ibn al-Qiyya, donde, por un lado, se plantea la necesidad de ciudad para la creación de dinastía, pero también, por otro, la debilidad que entraña este proceso, pues este rebelde, al situarse en el lado de los hacedores de mudun (plural de madna), se expone a la competencia con un poder del todo legítimo, el sólido y a la vez frágil orden de los omeyas de Córdoba. La legitimidad religiosa la pueden seguir detentando los marwníes, pues se compromete a hacer la da‘wa en su nombre: “es vuestra”, viene a decir y no la queremos, porque esa invocación no interfiere en la conformación desde la praxis de la dawla. Sin embargo, en esta propuesta de al-illiq se aboga por una efectiva ruptura de la Umma “política”, pues no sólo dejará de tributar en la ibya, sino que abandonará la obediencia (‘a f l-amr) para diseñar una nueva y ajena, salvo en lo religioso, a anteriores compromisos. Y es ahí donde radica la significación de la madna: es materialización de la nueva ‘a que se quiere crear y centro de exacción en la nueva fiscalidad (se emplea el término oficial ibya) que se quiere levantar. He aquí el texto: “‘¿Mi plan [de Ibn Marwn al-illq]? Pues es el siguiente: que si se me permitiese hacer lo que yo quisiera de al-Bašarnal, construiría allí una ciudad (umadinuh), la poblaría y mantendría la oración (a nombre tuyo: del emir Muammad); pero no me habrías de obligar a pagar contribución alguna (ibya), ni a obedecer tus mandatos, ni a acatar tus prohibiciones’. Al-Bašarnal al que se refería estaba frente a Badajoz, a la otra parte del río [Guadiana] […]”. Hšim [ibn ‘Abd al-‘Azz] dice: ‘Hasta ahora, si [Ibn Marwn al-illq] ha podido defenderse y resistir ha sido porque él y sus compañeros vivían sobre el lomo de sus caballos, trasladándose de un lugar a otro (sin residencia fija), pero al presente, se hallan en una ciudad rodeada de villas, palacios y jardines (madna wa-duwar wa-qur wa-bastn)”10.

Ibn Marwn al-illq tiene un plan concisamente expresado para construir una ciudad y, a partir de ella, una dinastía, una verdadera dawla. Es eso lo que significa crear

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Ibn al-Qiyya, Iftit, pp. 89-90; trad. 75. Mantenemos la traducción de Julián Ribera, a sabiendas de que pueda ser discutible en algunos de sus términos. • 211

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una nueva obediencia y una nueva tributación. Y es ese el procedimiento reglado: la ibya origina ‘a y una y otra se expresan en la madna. No se puede transmitir con una mayor claridad. Pero la debilidad de tal propuesta es advertida por los omeyas quienes a través de Hšim ibn ‘Abd al-‘Azz manifiestan conocer, incluso por su propia experiencia, los riesgos que corre el rebelde: si hasta aquel momento alCueva de la Encantada. Bobastro illiq se ha mantenido precariamente a flote, si ha podido subsistir en el proceloso mundo de la fitna ha sido porque no tenía ciudad, porque su proyecto no era del todo dinástico, porque carecía del argumento final que conducía a la construcción de la madna. Era un oportunista, tal vez un advenedizo. Ahora, que ya la tiene, que vive rodeado de villas, palacios y jardines (madna wa-duwar wa-qur wa-bastn), ahora es cuando afloran otros problemas y, por supuesto, otros objetivos. Ya no se trata de subsistir, ahora hay que construir: una ciudad y, sobre todo, una dinastía que dé sentido político a la madna. La construcción de la dinastía se inicia, en puridad, con la elección de un lugar, con poblamiento previo o pensado ab initio, para que se convierta en ciudad y a partir de ahí generar distintos cargos urbanos (una clase de ulemas destinada a constituirse en cuadros administrativos y culturales) y dotar a ese centro de un zoco. Esos ulemas no solo son la intelligentsia de la ciudad, sino que son los que garantizan la propia perduración de la madna, pues está en juego su extinción social como clase11, bloqueando por ello la competencia de otros grupos, como el de los comerciantes (tur) que podrían cuestionar ese predominio social basado en el prestigio intelectual. Ya lo adelantó E. Gernell: “the town constitutes a society which needs and produces the doctor,12 whilst the tribe needs, and produces, the saint”.13

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12 13

Véase al respecto lo que decimos sobre esa clase de los ulemas para el caso de Málaga; V. Martínez Enamorado, 2009b. “Doctor” es obviamente traducción al inglés de la palabra ‘lim; de su plural, ‘ulam’ procede ulema. E. Gellner, 1969, p. 8. Asimismo, V. J. Cornell, 1998.

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Sin duda, tanto el sq como la masid tuvieron un papel primordial en la génesis de la ciudad andalusí y magrebí14, pero esa cuestión se aleja de nuestros modestos propósitos. Con todo, no queremos dejas pasar la oportunidad de mencionar el caso concreto de Balliš/Vélez-Málaga, pues si hacemos caso del testimonio de Ibn Sa‘d la madna veleña es resultado de la constitución de un zoco comarcal (“zocos” dice el pasaje), emblema de la sustitución de la vida campesina (al-bdiya) por la “civilización” (urbana, por supuesto) (al-ara) y centro de una red de aldeas (iy‘, o lo que es lo mismo, qurà) que gravitan en su entorno. Son sus grandes zocos (ajmat al-aswq) los que están en la génesis urbana de Balliš: “Vélez. Ciudad al Oriente de Málaga, bien poblada y de grandes zocos. En en aa hay la urbana y en dependencias de Málaga como esta en cuanto cuantoNo la vida vida urbana en y las en sus sus ella dependencias la vida urbanade ha Málaga triunfadocomo sobreesta la campesina. otra ciudad 15 15 . alrededores hay numerosas aldeas…” dependencias Málaga comoaldeas…” esta en cuanto a la vida urbana y en sus alredealrededoresdehay numerosas . 15 dores hay numerosas aldeas…” .

ΎϬϴϠϋ ΎϬϴϠϋ ΐϠϏ΍ ΐϠϏ΍ ΓέΎπΤϟ΍ ΓέΎπΤϟ΍ ,,ϕ΍Ϯγϻ΍ ϕ΍Ϯγϻ΍ ΔϤΨο ΔϤΨο ,,ΔϠϫ΍ ΔϠϫ΍ ,,ΓήϣΎϋ ΓήϣΎϋ ,,ΔϘϟΎϣ ΔϘϟΎϣ ϕήη ϕήη ϲϓ ϲϓ ΔϨϳΪϣ ΔϨϳΪϣ ..ζϠΑ ζϠΑ ..ΓήϴΜϛ ΓήϴΜϛ ωΎϴο ωΎϴο ΎϬϟϮΣϭ ΎϬϟϮΣϭ ,,ΓέΎπΤϟ΍ ΓέΎπΤϟ΍ ΎϬϠΜϣ ΎϬϠΜϣ ΔϘϟΎϣ ΔϘϟΎϣ ϝΎϤϋ΍ ϝΎϤϋ΍ Ϊϋ΍Ϯϗ Ϊϋ΍Ϯϗ ϲϓ ϲϓ βϴϟ βϴϟ ϭϭ ,,ΔϳΩΎΒϟ΍ ΔϳΩΎΒϟ΍ Ϧϣ Ϧϣ Independientemente de la cuestión de los mercados y de su importancia en la

Independientemente de la cuestión de los mercados y de su importancia en la Independientemente de la cuestión de los mercados y de su importancia en la gégénesis del hecho urbano, decir que existe aa tal de génesis del hecho urbano, queremos queremos que no noalternativa existe alternativa alternativa tal estado estado de cosas cosas nesis del hecho urbano, queremos decir quedecir no existe a tal estado de cosas descrito con anterioridad para la constitución de dinastías: se trata de concentrar con anterioridad la constitución de dinastías: trata de concentrar gente descrito descrito con anterioridad para la para constitución de dinastías: se tratasede concentrar gentegente en sitio yy generar esta una de (ahl) en (ahl) un sitio determinado y generar de estade una situación de ruptura para para (ahl) en un un sitio determinado determinado generar demanera esta manera manera una situación situación de ruptura ruptura para otorgar un sentido un proyecto autónomo diferenciado, a una nuevaaa una otorgar un sentido aa un proyecto político autónomo y otorgar unconcreto sentido aconcreto concreto unpolítico proyecto político y autónomo y diferenciado, diferenciado, una obediencia y una “nueva” exacción, nueva en cuanto essupuesto, el resultado de auna imposición deson el nueva obediencia y una nueva exacción. Por junto esas urbes que nueva obediencia y una nueva exacción. Por supuesto, junto a esas urbes que son el otra dinastía. Por supuesto, junto a esas urbes que son el resultado de más un impulso directo resultado resultado de de un un impulso impulso directo directo del del poder poder existen existen otras, otras, más autónomas, autónomas, menos menos del poder existen otras, más autónomas, menos comprometidas con el mulk, en las que el comprometidas con el en las puede comprometidas el elmulk, mulk, las que que el elensnjq snjq puede ser ser entendido entendido como como el el factor factor sq puede ser entendido con como factorenprimordial su génesis. primordial en su génesis. primordial en su génesis.político que mejor resume lo anteriormente expuesto Seguramente el proyecto es el que encabeza el rebelde de los rebeldes de al-Andalus, ‘Umar ibn afn. Desel que resume lo expuesto fasadas han deSeguramente quedar visiones sobre político este personaje que, por un lado, lo convertían Seguramente el proyecto proyecto político que mejor mejor resume lo anteriormente anteriormente expuesto es es en exclusividad en un actor político hispano y, por otro, le conferían una confusa el que encabeza el rebelde de los rebeldes de al-Andalus, ‘Umar ibn HҖ a fsҖ nj n. Desfasadas el que encabeza el rebelde de los rebeldes de al-Andalus, ‘Umar ibn HҖafsҖnjn. Desfasadas condición “señor de visiones renta”, encarnación de una suerte handede quedar sobre este personaje que, de porfeudalismo un lado, lopeninsular convertían en han de quedar visiones sobre este personaje que, por un lado, lo convertían en exclusividad en exclusividad en un un actor actor político político hispano hispano y, y, por por otro, otro, le le conferían conferían una una confusa confusa condición condición de de “señor “señor de de renta”, renta”, encarnación encarnación de de una una suerte suerte de de feudalismo feudalismo peninsular peninsular como como

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Véase al respecto la reciente obra de P. aristocráticos Chalmeta, 2011, donde hay una reflexión nueva sobre lo eque representante representante de de los los grupos grupos aristocráticos “indígenas” “indígenas” capaces capaces en en el el siglo siglo IX IX e inicios inicios supone el sq. Ibn Sa‘d, al-Mugrib, I, p. 442. del X de seguir plantando cara, desde esa supuesta condición de privilegio, del X de seguir plantando cara, desde esa supuesta condición de privilegio, aa los los

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Bobastro Bobastro no no era era la la • 213 pertenecía desde una pertenecía desde una

16 perspectiva ni encabezar encabezar una una tardía tardía respuesta respuesta de de esos esos sectores sectores perspectiva étnico-cultural étnico-cultural16,, ni

Virgilio Martínez Enamorado

como representante de los grupos aristocráticos “indígenas” capaces en el siglo IX e inicios del X de seguir plantando cara, desde esa supuesta condición de privilegio, a los omeyas. Sabemos, por el contrario, que el objetivo del de Bobastro no era la reivindicación de un pasado visigótico, al cual tal vez ni siquiera pertenecía desde una perspectiva étnico-cultural16, ni encabezar una tardía respuesta de esos sectores aristocráticos que hundían sus raíces y privilegios en ese remoto pasado. Su objetivo era simplemente crear una nueva dawla, una dinastía que arrebatara a los omeyas el dominio político exclusivo sobre el territorio de al-Andalus17. Ni más ni menos. A punto estuvo de conseguirlo. Bobastro (madnat Bubaštar) es, por tanto, la “ciudad dinástica” de Ibn afn, construida sin contradicción como núcleo de esa revuelta y como dr al-mamlaka de la Dawla emergente, centro de su representación y del ejercicio de una tributación, sobre la que aún tenemos, sin embargo, muchas dudas. Por parte de aquellos que han visto al personaje como “último señor de renta” no se ha reparado en la contradicción que supone que se admita esa condición y al mismo tiempo se integre sin contradicción en ese relato el hecho de que construyera su propia ciudad, sede de su proyecto político y casa de la dinastía que este rebelde estaba construyendo. Es precisamente esa condición de rebelde la que ha podido distorsionar más su controvertida imagen, deformada ya de por sí por los cronistas y por antiguas y recientes visiones del mismo. Alguien que está al frente de un movimiento político durante 50 años, bien personalmente, bien, tras su fallecimiento, a través de su descendencia y que aspira a gobernar un territorio tan amplio, a crear un nuevo Estado dinástico (dawla), siendo una alternativa estable y organizada a la administración omeya no puede ser considerado simplemente un “rebelde”. El término anula cualquier capacidad explicativa que pudiera tener. Su intención era, sin duda, sustituir a los omeyas y para ello su práctica política se va adaptando a las circunstancias políticas de cada momento: del sunismo heredado de la familia, pasa al cristianismo (en 286/899-900) de sus supuestos ancestros para acoger el chiísmo (en 301/913-914) que le garantizara el apoyo directo del Califato fimí, interesado desde sus inicios en desestabilizar al-Andalus18, e incluso, tal vez, el jariismo. Todo

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Su excepcionalmente larga genealogía visigótica, como puso de manifiesto D. J. Wasserstein, 2002, es falsa, invalidando con ello uno de los principales argumentos esgrimidos por aquellos que defienden la naturaleza social de este movimiento como una reacción final de la aristocracia visigótica contra el Estado omeya. Hemos insistido en esa cuestión recientemente con nuevos argumentos que entendemos son enormemente sugerentes: V. Martínez Enamorado, 2011. Su vinculación con el Magreb, también incluso desde la perspectiva familiar, parece cada vez más evidente. V. Martínez Enamorado, 2011. Sobre ello, V. Martínez Enamorado, 2009a y V. Martínez Enamorado, 2011.

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Construyendo ciudades, edificando dinastías: una breve visión de la edilicia desde…

Iglesia de las Mesas de Villaverde

ello, lo hemos explicado19, no son más que tentativas para generar una dinastía con súbditos, proceso en el que la confesión religiosa de los mismos no representa un problema irresoluble. Súbditos a la manera musulmana y no siervos a la manera “feudal”, “protofeudal” o “parafeudal”, según la abstrusa jerga empleada por cuantos contemplan los hechos bajo aquel prisma. Muy al contrario, esos bandazos que tanta perplejidad causan en los historiadores que se han centrado en Ibn afn son una oportunidad para ir ampliando su base social, para ir produciendo nuevos súbditos en un procedimiento que ha de ser en la práctica similar al que se describe para al-illiq: creación de una autoridad (‘a) y una tributación reglada (ibya) que conduce al hecho urbano. En esa construcción de sula, la presencia de ciudad alimenta a la dinastía desde el principio y es una etapa ineludible en el proceso. Así se entiende que en los distintos episodios protagonizados por “rebeldes” en al-Andalus no haya renuncia a construir ciudades. Muy al contrario, en sus respectivos programas esos actos fundacionales de mudun son esenciales porque con ello se

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V. Martínez Enamorado, 2011. • 215

Virgilio Martínez Enamorado

Vista parcial de la Iglesia de las Mesas de Villaverde

aseguraba aquel principio expresado con tanta claridad por el ‘abbsí al-Mutawakkil. Y además, no hay alternativa, como hemos repetido. No basta con construir una ciudad, sino que el soberano, el emir, ha de habitarla. Lo intenta al-illiq en Bašarnal y lo llevan a la práctica Ibn afn con Bubaštar o Ibn Qas con ula20. Es evidente que la plasmación de esas políticas edilicias va en consonancia con las dimensiones recaudatorias de las dawla-s que las protagonizan, lo cual, sin embargo, no desvirtúa el principio general que estamos expresando. A mayor dimensión tributaria, mayor gestualización urbana y mayores espacios de representación dinástica. La ciudad dinástica se adapta a las dimensiones de la dawla y también a la inversa. A pesar de todo lo dicho, se sigue minusvalorando la capacidad por parte de esos contrapoderes (los “rebeldes”) distintos a los poderes oficiales (el omeya, en este caso) de crear ciudades. En la historiografía reciente sobre al-Andalus se insiste, con mayor o menor fortuna, en la idea de que es el Estado omeya el único

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Aunque Tudela fuera fundación de ‘Abd al-Ramn II, como sospecha J. Lorenzo Jiménez, 2010, pp. 164-165, lo cierto es que serán los ban Qas los que la eleven a la categoría de verdadera madna.

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capacitado para crear ciudad, en un esfuerzo que se suele personalizar en ‘Abd al-Ramn II y, después, en ‘Abd al-Ramn III y su gran obra dinástica Madnat al-Zahr’. Bastante antes de que la ciudad junto a Córdoba fuese ni siquiera un plan concreto, Ibn afn, a finales del siglo IX y desde los años iniciales de su fitna, funda una madna, ciudad que Vista general del enclave de las Mesas de lo es no sólo desde la perspectiva Villaverde. Bobastro terminológica, sino también desde la propiamente funcional. Los autores árabes, como hemos reiterado en distintas ocasiones, describen lo que tal vez consideren una osadía como el enriscamiento de un prófugo en un lugar recóndito e inaccesible, vilipendiado por ello21, pareciendo ocasionalmente que se trata casi de un retiro optativo por el que renunciaría a cualquier oportunidad para hacer ejercicio reglado de mulk, a construir dawla. Por supuesto, ello no fue así. Bobastro era, obviamente, un lugar aislado y de difícil acceso. Pero era (es) algo más: es madna desde el principio. En un determinado momento, cuando la exigencia de los acontecimientos lo impone, la eleva a la categoría de obispado22. No hay duda en que en Bobastro se dan espacios destinados a la representación dignos de su consideración de madna. La percepción del programa de Ibn afn como “ruralizante”, opuesto a la “formación social islámica”, ajeno a la manera de construir dawla en el Islam y resultado de su condición de último representante de los sectores aristocráticos visigóticos, impide considerar si quiera la posibilidad de que abrigase la idea, como parte integrante y fundamental de su proyecto, de fundar una ciudad. Es más, si se dan las circunstancia, se ha de intentar minimizar ese hecho urbano. No extraña que Chris Wickham23, por ejemplo, califique al enclave de Bobastro de simple “base rural” (rural base), descripción que para aquel que lo conozca resultará demasiado

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Véanse los distintos dicterios aplicados a Bobastro, muchos de ellos en relación con su aislamiento e inexpugnabilidad, en V. Martínez Enamorado, 2003, pp. 248. Es los que hemos llamado “satanización del espacio geográfico de los rebeldes”. Sobre ello, V. Martínez Enamorado, 2004 y V. Martínez Enamorado, 2011. Ch. Wickham, 2009, p. 860; versión inglesa, p. 605. • 217

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Flanco oriental de Bobastro

alejada de lo que representa y fue ese lugar. O que, al compararse ar al-Nar con Bobastro, se afirme que la fortaleza magrebí “offre une structure incomparablemente plus simple que celle des grands un dissidents de l’autre rive de la Mediterranée occidental comme Bobastro”, juego de palabras en el que se niega la condición de madna a Bobastro, a pesar de su enorme complejidad, lo que no es óbice para que ese lugar magrebí de ar al-Nar sea considerado “‘capitale’ idrisside du Maroc septentrional”24. Sí, en efecto, no debe de ser cómodo contemplar a un rebelde representante de “une sorte de proto-feódalisme anti-omeyyade”25 fundando ciudades y creando dinastías a la manera plenamente musulmana. En conclusión, en este breve trabajo hemos intentado establecer con claridad un principio que se puede resumir en este axioma: la dawla exige madna. Por lo que sabemos, e independientemente de la complejidad que supone la formación del hecho urbano en el Islam de sus primeros tiempos, las dinastías se hacen fundando ciuda-

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P. Cressier, A. El Boudjay, H. El Figuigui y J. Vignet-Zuz, 1998, p. 331. En palabras de estos investigadores: P. Cressier, A. El Boudjay, H. El Figuigui y J. Vignet-Zuz, 1998, p. 309.

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des. Y cuando hablamos de dinastías, nos referimos no solo a las que han formado parte de la historia oficial de las mismas, sino que incluimos aquellas otras que no tuvieron éxito, forjadas de manera más o menos efímera por poderes locales opuestos a aquellas otra que detentaban la legitimidad. En al-Andalus, por la propia debilidad del proceso de afianzamiento del Estado hasta el siglo X, se observa con toda claridad como la práctica política tanto de Córdoba como los “rebeldes” opuestos a ella pasa por la urbe, tanto si se trata de acelerar el proceso de urbanización con la fundación de nuevas ciudades, según acontece con las creadas por el Estado (Talamanca, Murcia, Madrid…) como, en el segundo caso, de crear un centro de poder político elevado a la categoría de madna que sirva como referente del mulk autónomo que se está creando. Es un hecho repetido: para crear dawla, hace falta la ciudad donde se gestione el mulk. Por supuesto, esta propuesta no invalida otros orígenes (recuérdese aquel razonamiento de E. Pauty26 en el que a las ciudades “espontáneas” oponía las “creadas”) en la génesis de la madna, pero sí sirve como aplicación general en aquellos proyectos que pretenden crear dawla autónoma, de gestionar el mulk. La dawla exige, desde el principio, ciudad y no parece existir una alternativa a ese axioma. La ciudad es el espacio en el que la noción de “súbdito”, primordial para comprender lo que significa el Estado musulmán, se expresa de manera más convincente para el poder, siguiendo lo dicho por el inconmensurable Ibn Jaldn. Cosa distinta, para alAndalus, sería defender componentes feudales en los protagonistas de la fitna de los años finales del siglo IX e iniciales del X. Entonces, por la propia naturaleza social de tales proyectos, sobrarían dawla y madna.

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