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TRES EJEMPLOS DE INTERTEXTUALIDAD EN LA COMPOSICIÓN ESCRITA DE QUEVEDO DIANA EGUÍA ARMENTEROS EDO-BNE
[Diana Eguía Armenteros, «Tres ejemplos de intertextualidad en la composición escrita de Quevedo», Manuscrt.Cao, 13, ISSN: 1136-3703, pp.]
Resumen: Francisco de Quevedo fue un escritor concienzudo que hizo y rehízo sus textos. Como lector estableció un puente de retroalimentación entre sus lecturas y su faceta creativa. Esta relación estuvo basada sobre materiales escritos en diversas lenguas vernáculas y clásicas. En este artículo se exploran tres ejemplos de ello. Abstract: As a meticulous writer, Francisco de Quevedo carefully composed his texts and review them recurrently. As a reader, he bridged his readings and his creative side. The relation between his readings and his own compositions was based on materials written in various vernacular and classical languages. This article explores three examples. Palabras clave / key words: Francisco de Quevedo, intertextualidad, materiales textuales /!Francisco de Quevedo, intertextuality, material texts.
[Diana Eguía Armenteros, «Tres ejemplos de intertextualidad en la composición escrita de Quevedo», Manuscrt.Cao, 13, ISSN: 1136-3703, pp.]
! De cómo trabajaba Quevedo no conocemos nada ni existen trabajos dedicados a ello. Los lectores de su obra suelen consensuar un ingenio rápido y un pensamiento fresco, quizá por ello es lugar común hablar de «la prisa y la energía desbordante con que a menudo escribía Quevedo»1. En En torno a la poesía de la Quevedo «prisa» es el epíteto que más leemos en relación a la escritura del autor, a pesar de que muchos versos están tachados y reescritos varias veces. Sin embargo esta energía del contenido no tiene por qué entrañar una urgencia similar en la construcción del mismo. Aunque descifrar los modos de componer de un autor del Siglo de Oro es tarea casi imposible, algo podemos atisbar si desgranamos sus costumbres. El Quevedo lecto-escritor resume algunas de las prácticas escritas de la intelectualidad de la Edad Moderna. El autor reunió una enorme biblioteca de más de 2000 cuerpos, anotó sus volúmenes; sobre ellos dio rienda suelta a su genio poético2; cuidó de trasportarlos consigo durante sus viajes en pesados baúles3; heredó del Renacimiento el gusto por la collatio de citas, márgenes y subrayados; mantuvo una importante correspondencia con algunos de los grandes personajes históricos del momento, se convirtió en el primer editor de Fray Luis y Francisco de la Torre; compuso a mano y solo en contadas ocasiones contrató amanuense; declamó sus sermones en voz alta4; llevaba un registro de libros prestados5 e incluso inventó un artefacto que le permitía leer a la vez que cenaba y viajaba6. La lectura no es tarea que remita necesariamente a la escritura, mientras que afirmar lo contrario es a la fuerza imposible, por ello, la biblioteca de un escritor es una buena puerta de entrada a su obra. Entre los últimos estudios sobre la desaparecida biblioteca de Quevedo destaca el trabajo de Sophia Simoes y Carlos Fernández González publicado en esta misma revista. Los autores muestran que a la esfera de lo religioso pertenece el fondo mayor de su colección, seguido por la filosofía, literatura, política, geografía e historia, medicina, etc. Llama la atención que !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
James O. Crosby, En torno a la poesía de Quevedo, Madrid: Castalia, 1967, p. 77. Ibidem. 3 Véase Diana Eguía, «La vida de un lecto-escritor del siglo XVII: los autógrafos de Francisco de Quevedo», Cultura della guerra e arti della pace, il III Duca di Osuna in Sicilia e a Napoli (16111620), Nápoles: Casa Editrice Tullio Pironti, 2012, pp. 552-553. 4 Véase Diana Eguía y Juan Cerezo, «Un autógrafo desatendido», Cuadernos de Quevedo, n. 2, 2012, pp. 39-55. 5 Como demuestra el f. II del manuscrito autógrafo 9-805 de la Real Academia de la Historia, España defendida. 6 Carmen Peraita, «Comercio de difuntos, ocio fatigoso de los estudios: libros y prácticas lectoras de Quevedo», en La Perinola, n. VII, (2003), pp. 271-295. 2
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[Diana Eguía Armenteros, «Tres ejemplos de intertextualidad en la composición escrita de Quevedo», Manuscrt.Cao, 13, ISSN: 1136-3703, pp.]
! la materia literaria se encuentre en tercer lugar, aunque, como nos recuerda Chartier – de Foucault–, es durante los siglos XVII-XVIII cuando la diferencia entre autor literario y autor de otras materias crece7. Más llamativa es aún la ausencia de literatura española, representada tan solo por la obra de Francisco de la Torre, editada por el propio Quevedo. Estos datos abren a mi parecer un debate sobre cómo transmitir la historia de literatura. ¿Qué nos ayuda a entender mejor a un autor, su nacionalidad, su lengua o sus lecturas? ¿Debemos seguir parcelando en los programas educativos la literatura por nacionalidades a pesar de que en la práctica histórica obras e influencias artísticas dialogaron de otros modos8? Conservamos un ejemplo magnífico que reúne en un mismo texto al Quevedo lector, al autor, al traductor y al filólogo. Se trata de la Carta al serenísimo rey de Francia. Por una parte, guarda la BNE un ejemplar mandado copiar con extensas anotaciones autógrafas de la obra (ms. 6156; f. 47-53); por otra, en la Biblioteca de la Real Academia de la Historia se conserva otro, esta vez impreso, y de nuevo anotado por su mano (RAH, 9/1032; f. 115-142). Descubrimos al autor reescribiendo su propia obra en varias fases probablemente diferenciadas cronológicamente. Primeramente, revisión y añadidos tras de una copia en limpio; posteriormente, añadidos finales después de trasladado a letra de molde, lo cual resulta llamativo desde el punto de vista actual. ¿Qué papel ocuparía en la biblioteca su propia obra? Completa Quevedo su carta publicada añadiendo citas, una de ella, la traducción propia de una sentencia ciceroniana. Este acto nos transporta a la maleabilidad de los escritos en construcción, caminos que no concluyen con la fijación en letra de molde. El autor guardó su propio ejemplar para añadirle referencias, formando un texto de escrituras múltiples. Estas obras en constante reescritura nos hacen preguntarnos si podemos hablar o no del texto definitivo, sobre todo cuando no existe un registro total de los diferentes estados del texto ni un testimonio del autor que avale un testimonio sobre los otros. De lo que no cabe duda es de que son escrituras en diálogo con otros títulos.
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Roger Chartier, Libros, lecturas y lectores en la Edad Moderna, Madrid: Alianza, 1993, pp. 61-63. Muchos han discutido esta clasificación, podemos traer a colación el concepto de «République mondiale des lettres» de Pascale Cassanova o los trabajos de Franco Moretti, por citar solo algunos ejemplos. 8
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[Diana Eguía Armenteros, «Tres ejemplos de intertextualidad en la composición escrita de Quevedo», Manuscrt.Cao, 13, ISSN: 1136-3703, pp.]
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RAH, ms. 09-01032, f. 123. El hecho de que la reescritura sea el añadido de una cita es una muestra de intertextualidad ¿Qué clase de lector era Quevedo9? ¿Fue un lector políglota? A pesar de que no podemos conocer con seguridad cual sería su manejo de las lenguas griega y latina, hemos encontrado entre los libros de su biblioteca una gramática árabe y !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 9
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Peraita Opus cit.
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[Diana Eguía Armenteros, «Tres ejemplos de intertextualidad en la composición escrita de Quevedo», Manuscrt.Cao, 13, ISSN: 1136-3703, pp.]
! entre los libros de su posesión, anotaciones en hebreo10. Cuesta imaginar que alguien comente sus lecturas en una lengua que no maneja. Junto a toda la información sobre sus hábitos lectores, guardamos un resto material y autógrafo de asimilación de la lectura. Se trata de una referencia trasladada en papel por la mano de Quevedo. Entre los folios del mismo manuscrito, el misceláneo 9-1032 de la RAH, se encuentra casi al final del volumen una hoja suelta, escrita en horizontal, casi perdida en la costura, donde descubrimos un párrafo en francés que hasta ahora había pasado desapercibido: Patronato singular de Santiago [vírgula] | VII. lib. delas memorias de Messer Guillaume | du Bellay. folio 264. Pag 2. al principio | etmesmement pource qu’audit jour estoit la | festede Sainct Jaques Apostre le quel d’une part | les spagnols tiennent et reverent de Anciennete | comme le singulier patron et protecteur de | leur nation et patrie —
RAH, ms. 9-1032, billete sin foliación Un cotejo somero de algunas letras (q, g, p, t, m, d) con la carta conocidamente autógrafa que precede Su espada por Santiago indica ser grafía del autor.
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Sobre Quevedo como hebraísta véase Natalio Fernández Marcos y Emilia Fernández Tejero, ¿Quevedo hebraísta? Lágrimas de Hieremías castellanas, Sefarad: Revista de estudios hebraícos y sefardíes, n. 2, año 62 (2002), pp. 309-328.
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[Diana Eguía Armenteros, «Tres ejemplos de intertextualidad en la composición escrita de Quevedo», Manuscrt.Cao, 13, ISSN: 1136-3703, pp.]
! «Q minúscula»: angulosa, óvalo superior cerrado por arriba e inclinado a la derecha, jamba en ancla que liga en ocasiones con la letra siguiente; generalmente, sin abrirse en óvalo. «G minúscula»: ovalo de la jamba alargado y cerrado, curbo a la derecha y cerrando en ángulo. RAH MS.
9-1032.
Billete
sin
foliación
«P minúscula»: óvalo en forma alargada del
RAH Ms. 9-1032,
que sobresale una pequeña hampa inclinada a la
f. 37-8r. Carta
derecha en el mismo ángulo que el ancla de la
autógrafa.
jamba.
Anotación en
'(!
francés
)*+,-./01234156!
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