Rosaura a las diez; Marco Denevi

Literatura hispanoamericana contemporánea. Siglo XX. Escritores argentinos. Narrativa argentina. Novela. Argumento

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Rosaura a las diez (Resumen del Argumento) CAPÃTULO I La novela Rosaura a las diez empieza con la declaración de la señora Milagros Ramoneda. Ella es una viuda y la dueña de la hospederÃ-a llamada La Madrileña; tiene tres hijas, Matilde, Enilde, y Clotilde. Cuenta la llegada de un hombre llamado Camilo Canegato a su hospederÃ-a y algunos detalles sobre él: estaba solo en el mundo y era pintor. En el último tiempo, Milagros habÃ-a notado que Camilo iba a la mesa con muchos frascos de jarabes y pastillas diciendo que eran para la fatiga en el cerebro y el sueño. Ella le pidió que no tomara tantas pastillas y que comiera mejor. Luego de eso, Camilo dejó de llevar los frascos a la mesa. Durante los doce años en los que él se hospedó, nunca recibió cartas o llamadas, no tenÃ-a parientes ni amigos; hasta que un miércoles el cartero trajo una carta para él. Pero no era una carta común y corriente, era de color rosa y con olor a perfume de mujer. Cartas de este estilo le llegaban cada miércoles, entonces Milagros y sus hijas, ya que Camilo no les contaba nada, decidieron investigar por su cuenta. AsÃfue que descubrieron el lugar donde Camilo guardaba las cartas, y las leyeron; se enteraron de que una mujer llamada Rosaura estaba enamorada de Camilo, y acerca de su complicada historia de amor. También encontraron una trenza dorada, hermosa. Luego de ocho semanas, llegó una carta igual a las demás, pero en la que no figuraba el nombre de Camilo, sino el de la hospederÃ-a La Madrileña. Milagros hizo público el contenido de la carta, aprovechando que Camilo no estaba presente. Después de comer y haberle entregado la carta que a simple vista parecÃ-a no corresponderle, Milagros y sus hijas le pidieron a Camilo que les contara su historia. Según Camilo, un dÃ-a mientras trabajaba en su taller, entró un hombre ofreciéndole un trabajo. Este consistÃ-a en restaurar un cuadro de su difunta esposa. Camilo aceptó y al instante el hombre se lo llevó a su casa para comenzar. Camilo iba cada lunes a la casa del hombre rico para continuar con su trabajo. Un dÃ-a, mientras él restauraba el cuadro, apareció una mujer hermosa, de aproximadamente 25 años. Ella observaba cómo Camilo trabajaba, y, luego de un rato, comenzaron a hablar de pintura. Al lunes siguiente, cuando Camilo regresó a la casa del hombre, éste le pidió que retratara a su hija Rosaura. Según el hombre, su hija era muy parecida a su difunta esposa. Camilo dedujo que su hija deberÃ-a ser la mujer con la que habÃ-a estado charlando el lunes anterior y aceptó el trabajo. AsÃ-, lunes a lunes, Camilo retrataba a Rosaura. En cada sesión, eran vigilados por la tÃ-a de Rosaura, pero ella casi siempre se quedaba dormida. Durante las sesiones de pintura Camilo y Rosaura se enamoraron. Al no poder hablar mientras él la pintaba, Rosaura optó por enviarle cartas a Camilo cada miércoles, expresándole todo su amor. Luego de contarles esto, cada carta que llegaba era leÃ-da por los tres. Pero en la décima carta, ella le decÃ-a a Camilo que no podrÃ-an continuar su relación, ya que su padre querÃ-a que ella se casara con su primo segundo. Camilo no quiso hacer nada al respecto, y Milagros y sus hijas le insistÃ-an para que luchara por su amor, pero él no les hizo caso. Un dÃ-a a las diez de la noche, mientras todos cenaban, Rosaura llegó a La Madrileña. Milagros la llevó al comedor para hablar solas, y descubrió que Rosaura habÃ-a escapado de su casa para fugarse con Camilo. Durante todo eso, Camilo se quedó en el comedor y no habló con nadie. Milagros pidió a Camilo y a David que durmieran en la misma habitación y le dejasen la habitación a Rosaura. Las hijas de Milagros sintieron curiosidad acerca de Rosaura, y le pidieron a Camilo una fotografÃ-a suya, para saber si era realmente bonita. AsÃ- fue como Camilo aprovechaba las sesiones de pintura para pintar un retrato más pequeño y asÃ- llevarlo a La Madrileña para que las niñas vieran la imagen de Rosaura. Finalmente, una vez terminado el retrato, Camilo lo llevó a la hospederÃ-a. Las niñas dijeron que era hermosa, todas excepto Matilde, quien dice que era bonita simplemente. Mientras las niñas leÃ-an la dedicatoria escrita por Rosaura en el retrato, apareció David Réguel. A partir de ese momento, todos quisieron verlo. La señorita Eufrasia actuó indiferentemente, y aprovechó para verlo mientras Milagros limpiaba la habitación. 1

Una tarde mientras Milagros dormÃ-a la siesta, escuchó voces y gritos que venÃ-an de un cuarto de en frente suyo. Todos se acercaron, y pudieron notar que Rosaura lloraba a mares abrazada a David, y éste insultaba a Camilo. Les preguntó en vano qué pasaba, ya que nadie respondió nada. Entonces tomó a Rosaura de un brazo y se la llevó al comedor para hablar con ella. Le dio una copa de oporto y se sentó a escucharla. Pero ella prefirió no decir nada y volvió a su habitación. Otro episodio sin explicación, fue que un dÃ-a la policÃ-a llegó a La Madrileña preguntando por las mujeres que habitaban en la casa. Milagros pidió Enilde que ocultara a Rosaura, por miedo a que su padre hubiera enviado a la policÃ-a para encontrarla. Finalmente, Milagros los convenció de que la persona que buscaban no estaba allÃ-, entonces se retiraron. Milagros termina su declaración diciendo que luego de ese episodio se casaron. Clotilde notó que el nombre de la cédula con la que Rosaura se casarÃ-a era Marta Córrega. Ella se excusó diciendo que solamente firmaba las cartas con el nombre de <> pero que su verdadero nombre era Marta Córrega. Ellos se casaron y se hizo una pequeña fiesta en La Madrileña. Cuando Milagros se fue a dormir, despertó en la noche cuando oyó el timbre y muchas voces. Era David Réguel, diciendo que Camilo habÃ-a matado a Rosaura en un hotel del bajo. CAPÃTULO II Cuando Milagros terminó contando su declaración, David Réguel empezó su versión de la historia. Era un hombre soberbio, se creÃ-a el más culto de la pensión. Puede que lo fuera, pero no era tan inteligente como creÃ-a. Él creÃ-a que Camilo Canegato era vil, y aseguraba que él habÃ-a asesinado a Rosaura. Dijo que el asesinato habÃ-a tenido un motivo; desconfió de la vulnerabilidad fÃ-sica de Camilo, y agregó que Camilo aguantaba la prepotencia, el fracaso, la soledad, entre otras cosas, y que por eso, en un momento estallaba; por eso, según él, habÃ-a matado a Rosaura. David Réguel dijo que la relación entre Camilo y Rosaura era de deslumbramiento mutuo, uno por la cultura y el otro por la belleza, pero que Rosaura le tenÃ-a miedo a Camilo y que encontraba apoyo en David. Agregó que Camilo nunca habÃ-a querido una afinidad con Rosaura, sino que la detestaba, pero que no podÃ-a dejarla porque ella sabÃ-a dónde vivÃ-a él. Según Réguel, Camilo quiso mudarse, pero Milagros no se lo permitió. Con respecto al episodio de los gritos y las voces, David cuenta que él espió cómo Camilo entraba a la habitación de Rosaura. Aseguró escuchar que Camilo la insultaba y le pedÃ-a que se marchase, fue entonces cuando David irrumpió en la habitación y Rosaura corrió a abrazarlo mientras él insultaba a Camilo. El dÃ-a del casamiento, antes de que terminara la fiesta, David salió antes que Camilo y Rosaura y los esperó dentro de un taxi. Finalmente, ellos partieron, y David decidió seguirlos. Ellos partirÃ-an al Hotel Wien para pasar la noche, y al dÃ-a siguiente irÃ-an a Córdoba, pero David dijo que no fueron allÃ-, sino a <>. Cuenta David que el hotel se llamaba "Hotel La Media Luna". Luego de esperar en la calle quince minutos, decidió volver para La Madrileña, creyendo que nada iba a pasar. Pero justo cuando estaba por marcharse, oyó cómo alguien descendÃ-a por las escaleras del hotel desesperadamente. Cuando se dio vuelta, vio que Camilo, con los ojos fuera de las órbitas, sin corbata, con la ropa en desorden, salÃ-a de la puerta. Le pregunto qué pasaba, pero Camilo no respondió nada y se desplomó. David supo que algo terrible habÃ-a sucedido, asÃ- que subió las escaleras del hotel y se encontró con un hombre. Le preguntó si conocÃ-a al hombre que habÃ-a salido despavorido del hotel y cuál era su habitación, pero el hombrecillo no contestó. Ya que el hombre no le dejaba pasar a la habitación de Camilo y Rosaura, David decidió volver a la calle para llamar a un policÃ-a. Caminó un par de cuadras, y cuando encontró a uno, lo llevó hasta el hotel diciendo que habÃ-an matado a una mujer. Camilo intentó huir, pero David y el policÃ-a lo tomaron de los brazos y los tres fueron hacia el hotel. Dentro de él, fueron recibidos por "el Turco estropeado", como David supo después que se llamaba. El 2

policÃ-a parecÃ-a conocerlo, y le pidió que los llevasen hacia la habitación de Camilo y Rosaura. Cuando entraron, vieron en la cama toda revuelta, en medio de un desorden, el rostro de Rosaura de color púrpura y en su cuello, marcas de dedos. David cuenta que el Turco se lamentó. Luego confesó ver a un muchacho alto y flaco, vestido con una camiseta amarilla, que le hablaba al Turco, y le preguntaba lo qué pasaba. Finalmente el policÃ-a miró a Camilo y lo llevaron afuera del hotel. CAPÃTULO III

Después de la declaración de David Réguel, se inicia una conversación entre Camilo y un inspector llamado Julián Baigorri. Primero comenzaron hablando de pintura, y Camilo confesó no ser pintor, sino restaurador de cuadros. Mencionó haber vivido siempre de la pintura como oficio, y le contó los métodos de la pintura sobre fotografÃ-a. El inspector acusó a Camilo por la falsificación del documento de Rosaura, pero Camilo dijo que Rosaura jamás habÃ-a existido y que el viudo no tenÃ-a ninguna hija. Camilo dijo que Rosaura era una pura invención de su mente; él habÃ-a escrito todas las cartas, la trenza la habÃ-a comprado en Suipacha y todo lo demás (el viudo, la tÃ-a, el primo segundo, la casa de Belgrano, y hasta el cuadro de la mujer fallecida) era real. Soñaba con Rosaura durante el dÃ-a cuando estaba despierto. Soñaba que una mujer lo amaba y dijo que soñó hasta el punto de hacer que su sueño penetrara en la realidad. El inspector dijo que Camilo era un loco o un cÃ-nico. Según él, Camilo, para pintar el pequeño retrato, se habÃ-a inspirado en la mujer fallecida del retrato que debÃ-a restaurar en la casa del viudo, y confesó haberlo llevado a la hospederÃ-a para que todos creyeran que un hombre como él, al que todos menospreciaban, podÃ-a estar con una mujer tan hermosa como Rosaura. Camilo reveló haber querido llamar la atención de todos, pero en especial la de Matilde por haberla encontrado besándose con Hernández, también es coincidente la edad de Matilde con la de Rosaura. Sobre la llegada de Marta y los hechos posteriores, Camilo dijo haber tenido anudada alrededor de la cabeza una cuerda, tan fuertemente atada, que las sienes le latÃ-an. Cuando cerraba los ojos se le aparecÃ-an dos manchas blanquÃ-simas, no sentÃ-a sus manos, sus pies estaban lejos, sus piernas estaban insertas en dos tacos y él caminaba sobre ellos. Todo alrededor suyo era desorden. Su lengua se le hinchaba, no se sentÃ-a a sÃ- mismo. Los nervios se le afinaban, se le rompÃ-an, le desaparecÃ-an, la cabeza le latÃ-a, le ardÃ-a. En la habitación del hotel Marta se burlaba locamente de Camilo. Camilo enfureció tanto que comenzó a oprimirle la garganta con sus dedos. Se justificó diciendo que ya que Rosaura era su sueño, su risa también lo era, y entonces él podrÃ-a darle fin. Mientras apretaba su garganta, sentÃ-a una cosa viva y caliente entre sus dedos y la garganta de Rosaura. Luego, un relámpago de lucidez y como un fuego helado, estalló en su cabeza, y despertó. Retrocedió, y la miró, seguÃ-a viva. Luego de eso, se vistió apresuradamente y salió. Cuando salió de la habitación, vio al dueño del hotel y a un ayudante que vestÃ-a una camiseta amarilla. Bajó las escaleras y al salir se encontró con David Réguel. Cuando volvieron junto con la policÃ-a, la mujer yacÃ-a muerta. Alguien debió haberla matado mientras él no estaba en el hotel. CAPÃTULO IV

La última declaración es de la Señorita Eufrasia Morales. Era una huésped chismosa que siempre se metÃ-a en la vida de los demás. Ella seguÃ-a de cerca a Elsa y pudo notar que estaba enamorada de Camilo. Cuando Elsa se enteró del amor entre Rosaura y Camilo, comenzó a espiarlo y a tratarlo mal. La señorita Eufrasia confesó que tenÃ-a una amiga (que vivÃ-a en el barrio de Belgrano) que estaba buscando un pintor que le hiciera un retrato, entonces ella le recomendó al señor Camilo Canegato sin comentarle a su amiga que vivÃ-a en una humilde hospederÃ-a de Once con él. Su amiga le contó que el señor que decÃ-a ser pintor, hacÃ-a retratos sobre fotografÃ-as previamente ampliadas pero no los hacÃ-a al natural. Desde ese entonces, la señorita Eufrasia comenzó a sospechar sobre la historia de Camilo y 3

Rosaura. También la señorita Eufrasia cuenta que el dÃ-a que la policÃ-a visitó La Madrileña para examinar sus huéspedes, Elsa se encontraba muy nerviosa y temblorosa. La señorita Eufrasia cree que ella fue quien llamó a la policÃ-a para que encontraran a Rosaura y la regresaran a la casa de su padre, ya que le tenÃ-a celos. Con respecto al episodio del sábado a la tarde, la señorita Eufrasia confiesa haber estado tejiendo en su habitación hasta que creyó oÃ-r una disputa proveniente del cuarto de Rosaura, que estaba pegado al suyo, pero de la cual no entendÃ-a palabra. Dejó de tejer y comenzó a mirar a través de unos agujeros que habÃ-a hecho en el papel inglés de las paredes. Luego de un rato pudo descifrar algunas palabras, más tarde frases, hasta poder oÃ-r toda la discusión. En la discusión, oyó que Camilo le pedÃ-a a Rosaura que se fuera, y que ésta le contestaba que no se irÃ-a si él no le daba todo el dinero que tenÃ-a en el banco. Luego de esto, la señorita Eufrasia oyó que Camilo calificaba a Rosaura con una palabra la cual no se atreve a repetir. Después, escuchó que Réguel habÃ-a entrado a la habitación y que consolaba a Rosaura, mientras insultaba a Camilo. En medio de la discusión, Milagros tomó del brazo a Rosaura y la llevó al comedor para que tomara una copita y soltara la lengua. En ese momento, declara la señorita Eufrasia, Elsa entró a la habitación de Rosaura y le robó una carta que, aunque no supo a quién estaba dirigida ni qué decÃ-a, era bastante importante para ella, porque se peleó con Camilo por creer que él se la habÃ-a quitado. Por último, la señorita Eufrasia dijo que Elsa poco tiempo después de robar la carta, pidió a Milagros un dÃ-a libre que finalmente fue concedido. Lo pasó no sabe bien dónde, pero cree que fue en Luján porque a la mañana siguiente halló en el tacho de basura un boleto para aquella ciudad, de segunda clase y con fecha del dÃ-a anterior. CAPÃTULO V

La parte final del libro incluye la carta de Rosaura robada por Elsa. La carta estaba dirigida a Rosa China, tÃ-a de Marta Córrega (Rosaura) y mujer que lavaba la ropa de Camilo y escrita por Marta Córrega. En ella, contaba a su tÃ-a que habÃ-a salido de la prisión y que habÃ-a vuelto a su antiguo edificio pero su portera habÃ-a corrido la bola de que se habÃ-a muerto y no la dejaron pasar. Luego fue a buscar amigas, pero ninguna vivÃ-a en el mismo lugar. Finalmente, recordó una amiga suya, Iris, quien creyó que no se habÃ-a mudado. Cuando la encontró, ésta le ofreció una piecita en el fondo de su casa. Marta le preguntó sobre su tÃ-a, y ella le comentó que estaba de cuidadora en una casa quinta en Luján y le dio la dirección. Gracias a esta carta se descubre que su amiga Iris le dio una cédula falsa donde MarÃ-a Correa pasó a llamarse Marta Córrega. La cédula fue hecha por un amigo de Iris, apodado el Turco estropeado. Su amiga Iris le ofreció prostituÃ-rse. La carta revela que Iris tenÃ-a una banda con dos amigos suyos (el Turco estropeado y el Ministro). MarÃ-a se negó y ellos la amenazaron con el Turco como si la amenazasen con la muerte. La encerraron en su habitación, pero antes el Ministro la golpeó. Al dÃ-a siguiente, abrió la puerta con un canutito, juntó sus cosas, y cuando estaba a punto de huir, se despertó Iris completamente borracha. MarÃ-a le tiró del pelo y la revoleó al piso, luego la pisoteó fuertemente. Finalmente escapó. Después de cruzar unas vÃ-as de tren, se subió a un ómnibus que pasaba por allÃ- y llegó a plaza Once media hora después. Una vez sentada en un banco de plaza Once, recordó a Camilo Canegato. MarÃ-a cuenta en la carta que su tÃ-a, que le planchaba las camisas a Camilo, le habÃ-a dado una foto suya para que la frecuentara, ya que andaban cortas de dinero. Mencionó después que esa foto la tenÃ-a convertida en un retrato en frente suyo. Al recordarlo, creyó que si lo visitaba podrÃ-a ayudarla con plata, o aunque sea, aconsejarla para liberarse de la banda del Turco. La carta finaliza al contarle MarÃ-a a su tÃ-a que, al llegar a La Madrileña, mucha gente se abalanzó sobre ella llamándola Rosaura.

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