EL CUIDADO DEL CUIDADOR. PREVENCIÓN DEL QUEMAMIENTO E INTERVENCIONES. Raquel Malla

EL CUIDADO DEL CUIDADOR. PREVENCIÓN DEL QUEMAMIENTO E INTERVENCIONES Raquel Malla El cuidado del cuidador. Prevención del quemamiento e intervencion

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EL CUIDADO DEL CUIDADOR. PREVENCIÓN DEL QUEMAMIENTO E INTERVENCIONES Raquel Malla

El cuidado del cuidador. Prevención del quemamiento e intervenciones

Una de las frases que más se repite cuando hablamos del cuidado de personas dependientes y/o de cuidados paliativos es el CUIDADO DEL CUIDADOR. Para todos es evidente que cuidar a otros es cansado y más cuando ese cuidado no tiene como resultado la mejoría o la curación del otro, sino todo lo contrario. Pero ¿porqué es tan cansado?, ¿Porqué es tan agotador? Por que en el cuidado de otros se involucra el individuo completo, no sólo su energía física y, si ese otro es alguien a quien amamos, su dolor, su sufrimiento y su acercamiento a la muerte se convierten en nuestro sufrimiento, nuestra desesperación y nuestra pérdida. Estos sentimientos se unen al cansancio que provocan la atención constante a las necesidades del otro, la falta de sueño o su fragmentación, los esfuerzos físicos que son necesarios para procurar el confort del otro, muchas veces sumado a las propias jornadas laborales y, en la mayoría de las ocasiones, a las responsabilidades y obligaciones domésticas (no olvidemos que la mayor parte de los cuidadores informales son mujeres). Cuando nos referimos a todo ésto, estamos hablando de ESTRES, de una situación de Estrés crónico.

ESTRÉS Una persona está estresada cuando debe hacer frente a situaciones que implican exigencias que le resultan difíciles de satisfacer, sea por falta de capacidad, por falta de preparación o por ser excesivas las exigencias. Es decir, en el concepto de estrés se implican tanto la situación en sí, como la capacidad de respuesta del sujeto. Por eso no son iguales para todos y aquello que resulta “llevadero” para unos sobrepasa a otros. La situación de estrés provoca en el organismo una respuesta de tensión, de alerta: La persona se mantiene vigilante, procesa la información mejor y más rápidamente y su organismo está preparado para actuar más rápida y eficazmente (sería la imagen del cazador al acecho que reacciona con eficacia y velocidad y que demuestra una fuerza y una energía mayor de la habitual en él). Esta situación no puede mantenerse durante mucho tiempo, puesto que supone un nivel de activación al límite de las capacidades máximas de la persona. 223

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Cuando la situación de estrés es muy intensa o se prolonga en el tiempo, se cronifica, se producen trastornos a nivel fisiológico (problemas de estómago, trastornos del sueño, etc.), a nivel emocional (ansiedad, depresión, apatía, etc.) y motor (deterioro de las relaciones, pérdida de impulso sexual, consumo de drogas, etc.) Uno de los ámbitos donde se dan situaciones de estrés, aunque no el único, es el laboral. Se ha demostrado que los trabajos excesivamente estresantes producen una serie de efectos negativos importantes que afectan a la calidad de vida de los trabajadores y a su rendimiento. En este contexto se acuñó el término Burnout o quemamiento para definir una situación que parecía afectar especialmente a los profesionales de la salud y de la enseñanza. Clásicamente se ha denominado síndrome del quemado a una de las consecuencias del estrés laboral en las profesiones asistenciales y, en general en todas aquellas en que el trabajador tiene relación directa con el beneficiario de su trabajo. Esto no quiere decir que sólo afecte a profesionales, sino que se detectó y se tipificó como síndrome en ellos. Evidentemente esta situación puede afectar a toda persona que debe dedicarse al cuidado de otros. Actualmente, se suele definir como: Una respuesta inadecuada a un estrés emocional crónico, cuyos rasgos principales son: Agotamiento físico y/o psicológico, una actitud fría y despersonalizada en la relación con los demás y un sentimiento de inadecuación a las tareas que han de realizarse. (Maslach y Jackson, 1984) SÍNTOMAS ASOCIADOS: • Síntomas psicosomáticos: Fatiga crónica, dolores de cabeza frecuentes, problemas de sueño, úlceras u otros desordenes gastrointestinales, pérdida de peso, hipertensión, asma, dolores musculares fundamentalmente en la espalda y cuello, y en las mujeres, amenorrea. • Síntomas conductuales: Absentismo laboral, abuso de drogas, aumento de la conducta violenta, incapacidad para relajarse, comportamientos de alto riesgo: conducta suicida, juegos peligrosos, etc. 224

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• Síntomas emocionales: Distanciamiento afectivo, irritabilidad, recelos, incapacidad para concentrarse, baja autoestima, deseos de abandonar el trabajo, ideas suicidas. • Síntomas defensivos: Negación de las emociones, atención selectiva, ironía, racionalización, desplazamiento de afectos. En un estudio realizado en 1996 con profesionales de los cuidados paliativos en Cataluña, se comprobó que el 92% de los profesionales consideraban que su trabajo y/o las circunstancias que lo acompañan les producía estrés. Las tres causas que estaban tras el estrés ocupacional de estos trabajadores eran: 1. La escasez de orientación y formación continuada. 2. Los problemas de comunicación entre los miembros del equipo. 3. La escasez de recursos. Para los profesionales de la medicina, la segunda causa de estrés era la sobrecarga de trabajo, y para los auxiliares de clínica, la tercera causa era la falta de reconocimiento por el trabajo bien hecho. Si trasladamos todo lo dicho hasta ahora a las situaciones de cuidado informal, vemos que la situación de los cuidadores no es mejor que la de los profesionales, sino todo lo contrario: • Los cuidadores informales carecen de información, orientación y, en muchos casos de conocimientos sobre qué esperar y cómo cuidar. • El trabajo del cuidador informal se realiza la mayor parte de las veces, en solitario y sin el apoyo de los profesionales implicados. • En cuanto a los recursos, la mayor parte de las familias no cuentan con los necesarios y, en muchos casos, no tienen suficiente información sobre las ayudas que ofertan las instituciones (económicas, estancias de respiro, ayuda domiciliaria, etc.) A esta realidad, que por sí misma ya es estresante, hay que unir el hecho de que el cuidador de una persona terminal suele ser su pareja o hija/o, lo que nos sitúa ante una situación sobrecarga emocional por la inminencia de la pérdida de un ser querido y por el dolor y, a veces la indignidad a que esa persona se ve sometida. 225

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Podemos plantear como hipótesis de trabajo que el riesgo de quemamiento es mayor entre los familiares y cuidadores informales que entre los profesionales y que, en ambos, este quemamiento afecta a la calidad del cuidado que ofrecen y a la propia calidad de vida. Uno de los efectos de la situación de quemamiento de los cuidadores es el maltrato a la persona dependiente. Esta situación puede darse tanto en centros hospitalarios o residenciales como en los hogares, y puede tomar diferentes formas que irían desde el abandono y la reclusión al maltrato psicológico o, incluso físico. La mejor forma de prevenir el maltrato es prevenir también el quemamiento, el estrés excesivo. Para ello es importante estar atentos a la existencia de algunos indicadores de estrés en los familiares (ya hemos comentado los síntomas y quejas de los profesionales más arriba): • Peticiones de ayuda frecuentes que incluyen el ingreso en una institución. • Agresión: frustración o desesperación dirigidas a menudo contra los profesionales. • Síntomas evidentes de enfermedad física o mental, agotamiento. • Solicitud de información fuera de las entrevistas concertadas o telefónicas. • Falta de participación en los planes sobre el paciente. • Ansiedad y preocupación, sensación de aislamiento, soledad, baja autoestima, depresión. • Indiferencia hacia el paciente. • Alcoholismo o drogodependencia evidente. • Crítica excesiva hacia algunos aspectos de los cuidados del paciente. Una vez detectados los síntomas de sobrecarga es necesario combatir la situación, para ello es necesario intervenir a varios niveles: Con los profesionales: • Nivel individual: Tratando de mejorar los recursos de protección o de resistencia para afrontar situaciones estresantes (saber priorizar, marcarse límites). 226

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• Nivel de grupos de apoyo: Creación y funcionamiento de grupos en los que el profesional se sienta apoyado y en los que se puede discutir y afrontar la relación de las personas con su trabajo. • Nivel institucional: Procedimientos de soporte asistencial para los trabajadores, formados por profesionales capacitados para ofrecer ayuda adecuada, confidencial y eficaz. Con los familiares: La intervención con los familiares debe realizarse a nivel familiar, mediante el trabajo en grupos terapéuticos y a nivel institucional. • Nivel familiar: Conseguir la cooperación del resto de la familia, si la hay, para asegurar el mantenimiento de algún tiempo para uno mismo y para las propias relaciones sociales. • Grupos terapéuticos: Participación del cuidador en grupos donde poder compartir y analizar sus emociones y problemas, y adquirir destrezas de resolución de problemas y de manejo de las emociones (manejo de los sentimientos de culpa, relajación). • Nivel institucional: Colaboración de los equipos sociosanitarios con los cuidadores, de forma que se les forme en el cuidado, se les informe de la evolución esperable y se les integre en las decisiones que se vayan tomando. BIBLIOGRAFÍA ALVAREZ, E.; FERNÁNDEZ, L. (1991). El síndrome del “Burnout” o el desgaste profesional (I, II) Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq. Nº 39. ATANCE, J.C. (1997) Aspectos epidemiológicos del síndrome de burnout en personal sanitario. Revista Esp. Salud Pública. V. 71, nº 3. DECALMER, P.; GLENDENNING, F. (2000) El maltrato a las personas mayores. Buenos Aires: Paidós. LÓPEZ, R. y cols. (2000) El síndrome de burnout en el personal sanitario. Instrumentos de medida. Medicina Paliativa. V.7. nº 3. Pp. 94-100. QUEVEDO, M.P. y cols. (1999) El síndrome del “Burnout”: estudio empírico en profesores de enseñanza primaria. IberPsicología, 2, 1, 1.

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TORRES, B. y cols. (1997) “Burnout” profesional: ¿Un problema nuevo? Reflexiones sobre el concepto y su evaluación. Rev. De Psi. Del trabajo y de las organizaciones. V. 13. Nº 1, 2, 3-50. SCHRÖDER, M. y cols. (1996) Estrés ocupacional en cuidados paliativos de equipos catalanes. Medicina Paliativa. V. 3. Nº 4. Pp. 170-175.

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