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Facultad de Ciencias de la Salud UNIVERSIDAD DE JAÉN Facultad de Ciencias de la Salud Trabajo Fin de Grado Efectividad de la hidrocinesiterapia en

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UNIVERSIDAD DE JAÉN Facultad de Ciencias de la Salud

Trabajo Fin de Grado

Efectividad de la hidrocinesiterapia en esclerosis múltiple: revisión sistemática.

Alumno: Cinta de los Santos Gómez Tutor: Dpto:

Prof. Dña. María Victoria Palop Montoro Ciencias de la Salud (Fisioterapia)

Junio, 2014

ÍNDICE

1. RESUMEN……………………………………………………………………………………2-3

2. INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………….…..4-13

3. MATERIAL Y MÉTODOS…………………………………………………………………14

4. RESULTADOS…………………………………………………………………………………15

5. DISCUSIÓN………………………………………………………………………………15-18

6. CONCLUSIÓN………………………………………………………………………….…….18

7. TABLAS Y FIGURAS…………………………………………………………………..19-25 8. BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………………….…26-29

1. RESUMEN Objetivos: comprobar la efectividad de la hidrocinesiterapia en pacientes con esclerosis múltiple.

Material y Métodos: se realizó una revisión sistemática de la literatura, con sus respectivas búsquedas en las bases de datos MEDLINE, PEDro, ISI-WOK y Cochrane utilizando las palabras clave: hydrotherapy y multiple sclerosis.. Los estudios deben ser ensayos clínicos aleatorizados de alta calidad metodológica y publicados a partir del año 2000.

Resultados: Se obtuvieron 501 artículos de los cuales: 181 estudios en la base de datos MEDLINE, 10 en PEDro y 27 en Cochrane. Tras eliminar duplicados y aplicar los criterios de inclusión, fueron incluidos un total de 5 estudios. La mayor parte de estudios encontrados mostraron una mejora significativa a favor del grupo de actividad acuática con respecto al grupo control.

Conclusión: La hidrocinesiterapia resulta beneficiosa para la población afectada por esclerosis múltiple.

Palabras clave: hydrotherapy, aquatic therapy, multiple sclerosis.

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ABSTRACT Objetives: To assess the effectiveness of hydrokinesitherapy in patients with multiple sclerosis.

Material and Methods: A systematic review was performed, with their searches in MEDLINE, PEDro, Cochrane and ISI-WOK, using this keywords: hydrotherapy and multiple sclerosis. The studies must be randomized clinical trials with high methodological quality and they must have been published since 2000.

Results: 501 articles were obtained, 181 of them from MEDLINE database, 10 from PEDro and 27 from Cochrane. After removing the duplicates studies and applying the inclusion’s criteria, a total of 5 studies were included. Most of the found studies showed significant improvement in favour of the aquatic activity group in comparison with the control group.

Conclusion: hydrokinesitherapy is beneficial for people affected by multiple sclerosis.

Keywords: hydrotherapy, aquatic therapy, multiple sclerosis.

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2. INTRODUCCIÓN

DEFINICIÓN

La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad desmielinizante del sistema nervioso central (SNC), caracterizada por la aparición de lesiones inflamatorias con destrucción de la mielina, que configuran las características placas de desmielinización. Las

primeras descripciones anatomopatológicas de la enfermedad fueron

Cruveilhier (1835) y Carswell (1838). Pero el primero que ofreció una

hechas por

descripción más

detallada sobre la enfermedad fue Jean-Martin Charcot en 1868 (Calero, Hernández, López & Zafra, 2002; Guerrero, 2009; Moreira et al., 2002). Esta afección suele aparecer entre los 20 y 40 años (Simone et al., 2000), con un predominio en las mujeres, en torno a 2/3 de los casos (Duquette et al., 1992) y presenta una gran variabilidad en cuanto a los síntomas (Ademna, 2006; Ede, 2003; Fedema, 2008; Felem, 2007), dependiendo de las áreas del SNC que estén afectadas.

Algunas manifestaciones clínicas frecuentes que se presentan en forma de crisis o brotes incluyen parálisis, ataxia, temblores, debilidad, hormigueo, problemas visuales, pérdida de fuerza o sensibilidad, problemas en la función sexual, problemas de memoria a corto plazo, alteraciones urológicas (Delgado-Mendilívar et al., 2005; Raus, 1998). Actualmente no se dispone de ninguna respuesta curativa para la EM, pero sí se ha avanzado de manera notable en el tratamiento clínico y rehabilitador, y en la mejora de los síntomas, logrando incluso detener la evolución con intervenciones precoces mediante los tratamientos farmacológicos disponibles; aunque las secuelas no son reversibles (Banwell et al., 2013; Giovannoni, 2013).

EPIDEMIOLOGÍA

La prevalencia de EM en nuestro país es de 45-60 casos por 100.000 habitantes, pero es muy variable en el resto del mundo. Existen zonas en las que puede llegar a 200/100.000, mientras que en otras áreas, la presencia de casos de EM es una rareza.

En España se calcula que puede haber alrededor de los 40.000 pacientes, y la incidencia de la enfermedad se sitúa entre 3 y 4 casos nuevos al año (4 por cada 100.000 habitantes); lo que hace suponer que en los próximos años las cifras de prevalencia aumenten hasta llegar a los

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100 casos por 100.000 habitantes; aunque este dato no significa un aumento real de casos de EM, sino que puede estar en relación con una mayor y más rápida detección (Arbizu et al., 2011).

ETIOLOGÍA

Aunque se desconoce su etiología exacta, en general, se acepta que la EM supone una respuesta inmunitaria anormal dentro del SNC (Rietberg, Brooks, Vitdehaag & Kwakkel, 2004). Esto se explica por una combinación de factores ambientales y genéticos que conducen a estas reacciones autoinmunes contra las estructuras del SNC, que a su vez generan daños en sus tejidos y deterioro neurológico; lo cual suponen el mecanismo patógeno más probable (Döring et al., 2011).

Las nuevas aportaciones en epidemiología revelan una posible relación entre la dieta y los cambios en la microbiota intestinal, que podría favorecer la aparición de EM por diferentes mecanismos moleculares involucrados en los procesos inflamatorios y autoinmunes de la enfermedad (Fernández et al., 2013).

Estos daños que presentan son lesiones múltiples (de ahí su nombre), y están distribuidas por todo el SNC; más frecuentemente en la sustancia blanca periventricular y subpial. Las placas de desmielinización son de dos tipos dependiendo de la actividad de la enfermedad. En la lesión aguda, el fenómeno patológico fundamental es la inflamación; por el contrario, la lesión crónica destaca por una desmielinización franca que progresivamente se acompaña de degeneración axonal y de gliosis (Powell & Lampert, 1983).

Se presentan con una morfología frecuentemente de tipo redondeado y oval, aunque a menudo presentan formas alargadas (conocidas como dedos de Dawson) que llegan a infiltrar vasos sanguíneos medianos y pequeños. Básicamente estas lesiones se componen de linfocitos y macrófagos, y la identificación de los productos de degradación de la mielina en macrófagos es el método de mayor fiabilidad para identificar lesiones activas (Charcot, 1868; Weinshenker, 1996).

CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS

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No existe un patrón clínico de presentación. La característica clínica que mejor la define es la variabilidad, al depender de la localización de las lesiones desmielinizantes (Carretero, Bowakim & Acebes, 2001). Una de estas características es el perfil temporal de sus síntomas y déficit neurológicos; y que suele acontecer en múltiples episodios definidos como brotes, recidivas o exacerbaciones, seguidos de periodos de desaparición de los síntomas o restauración de las funciones perdidas, conocidos como fases de remisión (López Chicharro & López Mojares, 2008). Existen varias formas de evolución de la esclerosis múltiple: •

Forma remitente-recurrente (EMRR). Es el tipo más frecuente y afecta a más del 80% de las personas con EM. En las fases iniciales puede no haber síntomas, a veces incluso durante varios años. Sin embargo, las lesiones inflamatorias en el SNC ya se están produciendo, aunque no lleguen a dar lugar a síntomas. Los brotes son imprevisibles y pueden aparecer síntomas en cualquier momento -nuevos o ya conocidos- que duran algunos días o semanas y luego desaparecen. Entre las recidivas no parece haber progresión de la enfermedad.



Forma progresiva secundaria (EMSP). Cuando el grado de discapacidad persiste y/o empeora entre brotes, se considera que estamos ante una EM de tipo secundaria progresiva. Puede aparecer después de una fase recurrente-remitente del proceso y se considera una forma avanzada de EM. Entre un 30 y un 50% de los pacientes que sufren inicialmente la forma recurrente-remitente, desarrollan la forma secundaria progresiva. Esto se da tras un período de tiempo que depende de la edad de inicio y que suele ocurrir entre los 35 y los 45 años. Se caracteriza por una progresión continua, con o sin recidivas ocasionales, remisiones poco importantes y fases de estabilidad.



Forma progresiva primaria (EMPP). Es menos frecuente y sólo afecta al 10% de todos los pacientes con EM. Se caracteriza por la ausencia de brotes definidos, pero hay un comienzo lento y un empeoramiento constante de los síntomas sin un periodo intermedio de remisión. No hay episodios tipo recidiva, ni periodos de remisión, sólo fases de estabilidad ocasionales y mejorías pasajeras poco importantes.



Forma progresiva recidivante (EMPR). Es una forma atípica, en la que hay progresión desde el comienzo, pero a diferencia de los pacientes con EMPP, éstos muestran brotes agudos claros, con o sin recuperación completa. Los períodos entre brotes se caracterizan por una progresión continua.

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Existe otra forma sobre cuya existencia real hay gran controversia, la EM benigna. Se caracteriza, como su nombre indica, por tener tan sólo una recidiva inicial y, posiblemente, sólo un brote adicional y una recuperación completa entre estos episodios. Pueden transcurrir hasta 20 años sin que se produzca una segunda recidiva, por lo que el proceso únicamente progresa de forma limitada. La EM benigna sólo se puede identificar como tal en aquellos casos inicialmente clasificados como EM recurrente-remitente; cuando a los diez o quince años del comienzo de la enfermedad, la discapacidad es mínima. La controversia a que nos referimos es el hecho de que, aunque de manera dilatada en el tiempo, la mayoría de pacientes,

acaban

progresando

y

experimentan

deterioro

cognitivo. La

padecen

aproximadamente el 15% de los casos clínicamente diagnosticados de EM.

SÍNTOMAS Y SIGNOS

A grandes rasgos, la sintomatología se relaciona con la fatiga, debilidad, espasticidad, temblor, desequilibrio, síntomas sensoriales que incluyen: dolor, alteraciones visuales, cognitivas, intestinales y vesicales.

1. Presencia de neuritis óptica y alteraciones visuales (nistagmus). 2. Alteraciones motoras manifestadas por alteración del tono muscular (espasticidad) y alteraciones en la coordinación, marcha cerebelo-espasmódica, disminución de la fuerza muscular, paresia muscular a expensas de músculos flexores principalmente. Hay hipertonía de músculos abdominales. 3. La fatiga exacerbada por el aumento de temperatura. 4. Dolor, que se solapa de diversas maneras, como una neuralgia del trigémino, convulsiones; o bien disestesias, que pueden remedar sensaciones “eléctricas”, como el signo de L´hermitte. Los pacientes describen este signo como una sensación de calambre eléctrico que desciende por la espalda hacia los miembros inferiores, al flexionar el cuello. Es bastante característico de la enfermedad, sobre todo en jóvenes. 3. Temblor intencional en los movimientos voluntarios, como signo característico de la esclerosis en placa. 4. Presencia de disartria, con voz quejumbrosa y de tono elevado, con alteraciones en la pronunciación. 5. Presencia de reflejos tendinosos incrementados o exaltados, así como abolición de reflejos cutáneos-abdominales.

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6. Alteraciones sensitivas relacionadas con la pérdida de la sensibilidad corporal, así como del equilibrio (por afectación de los cordones posteriores de la médula espinal) con dificultad para la coordinación de la marcha, presencia de parestesias o incluso disestesias. 7. Alteraciones cognitivas y deterioro de funciones mentales (Juárez, 2010).

Las alteraciones motoras son un 90-95% las más frecuentes, seguidas de las alteraciones sensitivas en un 77% y de las cerebelosas en un 75%. Se siguen de alteraciones en el tronco cerebral, del control de esfínteres, mentales y visuales. Pueden existir trastornos cognitivos (40-70%) con mayor afectación de la memoria reciente, de la función verbal, el razonamiento conceptual, alteraciones del lenguaje y de la percepción visual. Las alteraciones de los esfínteres también pueden presentarse, con pérdida de pequeños volúmenes de orina hasta en un 70% de los pacientes, y alteraciones de la esfera sexual en un 50%. Igualmente pueden ocurrir alteraciones del SNP que pueden preceder a otras manifestaciones (Carretero, Bowakim & Acebes, 2007).

TRATAMIENTO

Hay diferentes modos de abordar los problemas causados por la EM. Los fármacos modificadores de la enfermedad pueden ayudar a reducir la frecuencia y severidad de las recaídas, aunque muchos síntomas de EM pueden manejarse con efectividad utilizando una serie de tratamientos. Los especialistas, como terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas, consejeros sobre incontinencia y psicólogos, pueden ayudar con la movilidad, coordinación, continencia y los problemas de memoria o de concentración. Los enfermos de EM deben discutir sus opciones y preocupaciones sobre el tratamiento con los profesionales médicos que pueden ayudarles a identificar las mejores terapias disponibles. La EM ocasionará diversos déficit que producen un complejo patrón de discapacidad (en la mayoría progresiva). Los objetivos serán en su globalidad mejorar los episodios agudos, frenar la

progresión

de

la

enfermedad

(mediante

fármacos

inmunomoduladores

e

inmunosupresores) y el tratamiento de los síntomas y las complicaciones (Cobble, Grigsby & Kennedy, 1993; Thompson, 2002); ya que se trata de una enfermedad para la cual no existe un tratamiento específico para su cura o que altere de forma positiva su curso clínico natural (Balicevic & Robles, 2007).

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El tratamiento siempre será individualizado e interdisciplinario, efectuándose intervenciones terapéuticas con diferentes objetivos, obedeciendo a la evolución de esta patología (Aisen, Sevilla & Fox, 1996).

Tratamiento farmacológico

Los fármacos modificadores de la enfermedad pueden ayudar a reducir la frecuencia y severidad de las recaídas.



Del brote

Corticoides a dosis altas, durante cortos períodos de tiempo (3-5 días).



A largo plazo

Su objetivo es intentar reducir el número de brotes, las secuelas y la progresión de la incapacidad. Básicamente se emplean inmunosupresores (azatioprina, ciclofosfamida, metotrexate) e interferones (alfa).



Tratamiento sintomático

Espasticidad (baclofeno, diazepam, dantrolene sódico), fatiga (amantadita), dolor (incluyendo la neuralgia del trigémino) (carbamacepina, fenitoína), hiperreflexia vesical (oxibutinia, betanecol), retención urinaria por hiporreflexia del detrusor, infecciones intercurrentes, úlceras de decúbito, dolor por hipertonía muscular.

Tratamiento rehabilitador

El objetivo fundamental de dicho tratamiento es la prevención de los déficits secundarios, tales como: - Rigideces articulares, debidas a la espasticidad. - Potenciación de los sistemas sanos o de la capacidad funcional de los sistemas afectados, para que el paciente pueda mantener una determinada función. - La compensación con ayudas técnicas de las funciones que no se pueden reeducar. - La instrucción de terceras personas para que realicen un correcto manejo del paciente, si bien, siempre estimulándolo para que mantenga su máxima autonomía.

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- Modificación del entorno social y laboral, así como técnicas psicológicas de educación y soporte al paciente, a la familia y a los cuidadores (Costello & Harris, 2006; García, Blasco, Ortiz & Puerta, 2003; Terré & Orient, 2007).

Los objetivos del tratamiento y las estrategias que utilizaremos, irán en función del déficit que el paciente presente y de su pronóstico. Se tendrán en cuenta tanto factores intrínsecos (pronóstico de la enfermedad) como extrínsecos (por ejemplo, la situación socio-laboral). También se adecuarán a la situación clínica del paciente, fase de brote, remisión o progresión de la enfermedad, y el estadio de la enfermedad; además, los objetivos serán diferentes según se encuentre en fases muy avanzadas o con una discapacidad mínima.

Previo a la elaboración de un programa de tratamiento rehabilitador, deberemos efectuar una evaluación del déficit, discapacidad y minusvalía que presenta el paciente; para lo cual nos basaremos en la Clasificación Internacional del Déficit, Discapacidad y Minusvalía (ICIDH) elaborada por la Organización Mundial de la Salud (OMS, 1997). Dentro de las escalas de evaluación, la valoración del déficit se efectúa con los sistemas funcionales de Kurtzke (Kurtzke, 1983). Para evaluar la discapacidad utilizaremos la medida de la independencia funcional (FIM) (Granger & Cotter, 1990), escala utilizada en la mayoría de los estudios para demostrar la efectividad del tratamiento rehabilitador (Ko Ko, 1999), y la escala ampliada del estado de discapacidad (EDSS), primera escala que evalúa la evolución de ésta. Es una escala útil para clasificar la gravedad de la EM.

El programa de tratamiento fisioterápico englobará: 1. Cinesiterapia activo-resistida, o sin resistencia si aparece fatiga. 2. Ejercicios globales o funcionales. 3. Movilizaciones pasivas y estiramientos para mantener las amplitudes articulares. 4. Crioterapia y estiramientos que el fisioterapeuta enseñará al paciente para disminuir la espasticidad. 5. Ejercicios de Kabat, mecanoterapia, etc

Toda persona con Esclerosis Múltiple (EM), sin importar la severidad de su discapacidad o habilidad, necesita realizar actividad física regularmente. La falta de ejercicio puede ocasionar serias consecuencias en su salud -como el estreñimiento- e incluso aumentar el riesgo de enfermedades del corazón. Los ejercicios no solamente proporcionan una sensación de

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bienestar general, sino que también son importantes para prevenir otros problemas asociados con la EM: -

ESPASTICIDAD: Tratamientos como la criohidroterapia, movilizaciones pasivas de los músculos extensores y aductores/flexores (psoas e isquiotibiales), posturas inhibitorias del tono muscular, prevención de espinas irritativas.

-

DÉFICIT MOTOR: Trabajo de la fuerza, ejercicios respiratorios, equilibrio, secuencias de marcha-relajación, Kabat sin resistencia máxima.

-

ÚLCERAS POR PRESIÓN (UPP): La verticalización previene las UPP y las deformidades por retracciones tendinosas, mejora la mecánica respiratoria, estimula los receptores articulares, el sistema sensitivo-motor y el tránsito intestinal.

-

ALTERACIONES DE LA COORDINACIÓN MOTRIZ: Dotarle de estrategias que le ayuden a controlar el temblor que acompaña al movimiento voluntario, estimular la sensibilidad profunda con gran número de aferencias sensitivas (cinestésicas, visuales, auditivas, espaciales…).

-

LA FATIGA: Síntoma casi inherente a la enfermedad, puede ser tan incapacitante que les obligue a interrumpir toda actividad. Debemos enseñar al paciente a economizar esfuerzos.

Un tratamiento de fisioterapia que puede incluir todos estos tipos de ejercicios es LA HIDROCINESITERAPIA.

La Hidrocinesiterapia se define como la aplicación de la cinesiterapia en el medio acuático, aprovechando las propiedades térmicas y mecánicas del agua, es decir la realización de ejercicios en agua aprovechando las ventajas de desgravitación de ésta. Este tipo de terapia se ha recomendado y usado por médicos y terapeutas físicos en los programas multidisciplinarios de rehabilitación para los pacientes en esta área. Con su resurgimiento en la última década, ha habido un gran desarrollo científico de técnicas y tratamientos de agua, lo que permite un enfoque más amplio y las actividades con los pacientes en este medio.

Hay varias maneras de utilizar el agua como elemento terapéutico. El término hidroterapia los contiene a todos, pero se pueden diferenciar algunas formas de uso del agua en los procedimientos preventivos o terapéuticos: terapia acuática, balneoterapia, duchas de agua caliente, fría y caliente o baños de contraste, crioterapia (Moor, Peterson, Maxwell, Noble & Muench, 1980).

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El medio ambiente acuático tiene propiedades únicas que se pueden utilizar para obtener una serie de beneficios de ejercicio:

1. Flotabilidad: reduce el peso corporal, lo que puede ayudar a mover las extremidades a través del rango completo de movimiento y disminuir la presión sobre las articulaciones. 2. Turbulencia: puede proporcionar un entorno para el entrenamiento del equilibrio estático y dinámico con un riesgo mínimo de lesión. 3. La presión hidrostática: puede ayudar a reducir el edema de las extremidades. 4. Resistencia: a mayor área de superficie que se presente en la dirección del movimiento, más resistencia se crea, y más fuerza necesaria para vencer esa resistencia; importante para el entrenamiento de la fuerza.

Tomando estas propiedades del agua en consideración para el diseño de un programa de ejercicio acuático, pueden ayudarnos a facilitar el movimiento y variar la intensidad de los ejercicios. De esta manera, el ejercicio puede ser adaptado a las necesidades de la mayoría de las personas con EM (Barbar, Bahadoran & Ghasemzadeh, 2014).

Los efectos generales de la terapia acuática son (Skinner, 1985):

1 - El alivio del dolor. 2 - El alivio de los espasmos musculares (espasticidad). 3 – Relajación. 4 - Aumento de la circulación de la sangre. 5 - Mejora de las condiciones de la piel. 6 - Mantenimiento y / o aumento del rango de movimiento (ROM). 7 - La reeducación de los músculos paralizados. 8 - Mejora la fuerza muscular (desarrollo de la fuerza muscular y la resistencia). 9 - Mejora la actividad funcional de la marcha, la coordinación y el equilibrio. 10 - Mejora la condición psicológica del paciente. 11 - Independencia funcional máxima.

En cuanto a las características del medio, debemos tener en cuenta:

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Las características ambientales de las instalaciones de hidrocinesiterapia deben cumplir con ciertas reglas. El área de tratamiento debe tener una temperatura entre 23-26°C, con una humedad relativa del aire entre 55 y 75%. La iluminación de los locales debe ser abundante y, preferiblemente indirecta, para evitar tener de reflexiones sobre la superficie del agua. Debe recurrirse, siempre que se pueda, a la iluminación natural. Las piscinas de rehabilitación suelen tener forma rectangular y una profundidad de unos 1,30 m. El acceso al agua se debe poder hacer a través de escalera, rampa con barras de apoyo y un ascensor (por ejemplo, hidráulico o neumático). La inclinación tiene que permitir el acceso a los pacientes en una silla de ruedas, de manera que el ángulo de inclinación debe ser reducido. El acceso a todos los equipos debe ser seguro, y éstos deben ser resistentes al agua. Las medidas de seguridad deben incluir la prevención de posibles caídas a través de la utilización de un revestimiento antideslizante y barras de apoyo. Aunque los ahogamientos en las piscinas de rehabilitación son muy raras, es aconsejable la presencia del fisioterapeuta en la piscina y una segunda persona en la proximidad del mismo, particularmente en actividades grupales. Medidas de rescate, como boyas circulares, cuerdas y los tubos de rescate deben estar ubicados en los alrededores de la piscina (Soares, Rita & Sofía, 2006).

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3. MATERIAL Y MÉTODO El objetivo de la presente revisión fue determinar si la hidrocinesiterapia o el ejercicio en el medio acuático es una terapia eficaz en el tratamiento de los pacientes con esclerosis múltiple, en términos de sintomatología clínica y del desempeño de las actividades de la vida diaria. Se realizó una búsqueda bibliográfica en las principales bases de datos como Cochrane, PEDro, ISI Wok y MEDLINE para identificar los estudios pertinentes publicados entre 2000 y 2014. Se realizó una primera búsqueda en MEDLINE el día 05/03/14 con las palabras clave “Hidrotherapy” AND “Multiple sclerosis” como términos de búsqueda. Posteriormente se utilizaron los mismos descriptores en la base de datos PEDro. Sucesivas búsquedas se hicieron más tardíamente usando como palabras clave “aquatic therapy”, “water therapy”, “water exercises” y “aquatic exercises” en todas las bases de datos empleadas en esta revisión. La última búsqueda se realizó el día 10/05/14. Los términos y las palabras clave que se buscaron según el MeSH (Medical Subjects Heading) fueron combinados por el operador booleano AND. Se admitieron artículos en español e inglés como idioma del texto y con acceso al texto completo. Debían ser de alta calidad metodológica, teniendo un valor mínimo de 3 sobre 5 en la escala de Jadad (tabla 1).

Los criterios de inclusión fueron formulados mediante la pregunta PICOS (modelo de población, intervención, control o de comparación y los resultados-outcomes). a. Muestra y características de los participantes: Personas de cualquier edad y ambos sexos, que cumplieran el diagnóstico clínico para EM, en cualquiera de sus formas de manifestación. b. Tipo de tratamiento o de intervención: Todos los tipos de terapia acuática y ejercicio acuático terapéutico, así como aeróbic acuático. c. Tipos de estudios: se han incluido ensayos clínicos aleatorizados y controlados (ECAs).

d. Resultados obtenidos/ instrumentos de medida: Se han incluido estudios cuyos resultados obtuvieran beneficios a través de la hidrocinesiterapia.

e. Año de publicación: Que fuesen de los últimos 14 años, oscilando entre las fechas del 1 de Enero de 2000 y el 31 de Mayo de 2014.

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4. RESULTADOS

El método de búsqueda y cribaje realizado de estudios se muestra en el diagrama de flujo (figura 1) anexo en el apartado de imágenes y tablas. Al realizar la búsqueda, introduciendo las palabras clave, se obtuvieron un total de 501 artículos: 181 estudios en la base de datos MEDLINE, 10 en PEDro y 27 en Cochrane. Tras eliminar los estudios duplicados y aplicar los criterios de inclusión expuestos anteriormente, se obtuvieron 5 ensayos clínicos aleatorizados, de los últimos 14 años y con una alta calidad metodológica (teniendo un valor mínimo de 3 sobre 5 en la escala de Jadad).

5. DISCUSIÓN

Debido a la escasa evidencia acerca de la efectividad de la terapia acuática como tratamiento en personas con EM en estos últimos años, se realiza esta revisión sistemática. La mayoría de las investigaciones muestran que la hidrocinesiterapia tiene un efecto positivo sobre la fatiga, la depresión, la fuerza, la velocidad y resistencia de la marcha, el equilibrio, la calidad de vida, así como la discapacidad y la capacidad funcional.

Entre los estudios que comparan un grupo experimental con un grupo control sin intervención alguna, en el estudio de Mohammad et al. (2013) se comparó un grupo experimental que realizó un entrenamiento acuático con un grupo control, y los resultados fueron que el grupo de entrenamiento mejoró en las variables de equilibrio dinámico (p

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