ISSN No.18, julio - diciembre de 2014

ISSN 0124-7816 No.18, julio - diciembre de 2014 Katharsis Publicación de la Facultad de Ciencias Sociales Programa de Psicología Institución Univer

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No.18, julio - diciembre de 2014

Katharsis Publicación de la Facultad de Ciencias Sociales Programa de Psicología Institución Universitaria de Envigado ISSN 0124-7816 Nº 18, julio-diciembre de 2014 Rector Jaime Alberto Molina Franco Vicerrector académico Henry Roncancio González Decano Facultad de Ciencias Sociales Álvaro Ramírez Botero Coordinación de la publicación: Ricardo Moreno Chía Edición y corrección de textos: Ignacio Escobar Traducción de textos: Escuela de Idiomas de la IUE Diseño, diagramación e impresión: L. Vieco s.a.s. Carátula y solapas: Título: Juego de niños. Autor: Sigmar Polke Año: 1988. Técnica: Pintura acrílica y tinta de impresión sobre tela sintética (225 cm x 300 cm) Localización: Museo Nacional de Arte Moderno CCI Centro Pomidou. París. Fotografía: © Philippe Migeat - © The Estate of Sigmar Polke/ADAGP Dirección y contactos Cra. 27 B 39 A Sur 57 Teléfono: 339 10 10, exts. 301-302 [email protected] Solicitud de canje Biblioteca Jorge Franco Vélez, IUE Teléfono: 339 10 10 ext. 116-118 Katharsis se encuentra incluida en los siguientes índices y bases de datos: • Índice Bibliográfico Nacional–Publindex (Colciencias). • Latindex. • Fuente Académica Premier de EBSCO Las opiniones contenidas en los artículos son responsabilidad de sus autores. Katharsis autoriza la reproducción de los artículos siempre y cuando se mencione la fuente.

Editor Ph. D. (c) Álvaro Ramírez Botero [email protected] Comité apoyo técnico Mg. (c) Henry Roncancio González Mg. (c) Jimmy Collazos Franco Comité Editorial Ph. D. (c) Héctor Bermúdez Restrepo Bibliotecóloga. Ladis Yuceima Frías Cano Ph. D. (c) Jhon Fernando Zapata Mg. Ricardo Moreno Chía Comité Científico Ph. D. Evandro Vieira Ouriques Ph. D. Irma Nydia Vázquez Ascencio Ph. D. Jorge Alberto Silva Machado Ph. D. Carlos Alberto Palacio Gómez Ph. D. David Alberto Londoño Evaluadores Lic. María Fernanda Pampín Universidad de Buenos Aires (Argentina) Ph. D. (c) Alexander Pérez Álvarez Universidad de Cartagena (Colombia) Mg. María Graciela Cardó Soria Sociedad Peruana de Psicoanálisis (Perú) Esp. Norma Edith Delluca Universidad Nacional de La Plata (Argentina) Ph. D. María Alicia Zavala Berbena Universidad de La Salle Bajío (México) Mg. Adriana Amparo Ossa Corporación Universitaria Minuto de Dios (Colombia) Mg. Francesc Beltri Gebrat Universidad Politécnica de Cataluña (España) Ph. D. Mario Sergio Kelman Universidad Nacional de Rosario (Argentina) Ph. D. (c) José Samuel Martínez López Universidad Iberoamericana Ciudad de México (México) Mg. Deicy Patricia Hurtado Galeano Universidad de Antioquia (Colombia) Ph. D. Rita Radl Philipp Universidad de Santiago de Compostela (España) Ph. D. Silvia López de Maturana Universidad de La Serena (Chile) Ph. D. Analía E. Leite Méndez Universidad de Málaga (España) Lic. Rodrigo Inostroza Cea CIPRA–Círculo de Conversaciones sobre Posracionalismo (Chile)

Contenido No. 18, julio-diciembre de 2014 ISSN 0124-7816

Editorial Álvaro Ramírez Botero.................................................................5 Violencia simbólica hacia las mujeres en imágenes publicitarias de medios televisivos venezolanos Rosa Amaya Zoila Amaya................................................................................ 11 La compleja relación abuelos-nietos adolescentes. Un panorama desde lo generacional y su relación con las nuevas tendencias familiares-demográficas Alejandro Klein...........................................................................27 Lazo perverso: sobre la subjetividad en la sociedad contemporánea Herwin Eduardo Cardona Quitián........................................... 49 Cultura visual contemporánea, subjetividad y psicoanálisis freudo-lacaniano: de las sensaciones al pensamiento Enrique Hernández García Rebollo...........................................77 Cortes a flor de piel: una aproximación psicoanalítica a la conducta de la autoincisión en la adolescencia Catalina Angel Valencia............................................................117

Estudio de clima organizacional realizado en una ONG orientada a la protección de la infancia María Alejandra Gómez Vélez ................................................. 141 Biología Cultural, psicología social y sinergia organizacional Carlos Alberto Palacio Gómez.................................................. 165 Imaginarios sociales urbanos relacionados con los conjuntos residenciales cerrados en Valledupar Hermes Emilio Martínez Barrios............................................ 191 Relatos que cuentan los grandes maestros. En búsqueda de claves para la formación de formadores Luis Porta María Marta Yedaide Jonathan Aguirre..................................................................... 211 Crítica al nuevo modelo hermenéutico posracionalista Alejandro León.........................................................................227

Editorial Álvaro Ramírez Botero* Decano Facultad de Ciencias Sociales Institución Universitaria de Envigado

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a publicación número 18 de la revista KATHARSIS ofrece a sus lectores, a través de trabajos derivados de investigación y de reflexión, abordajes de temas sociales que resultan ser un aporte de gran importancia para ampliar el universo de comprensión de fenómenos sociales que vemos como parte de lo cotidiano. En buena hora podemos hablar del papel protagónico que deben asumir las ciencias sociales no sólo en el análisis y en la revisión de las problemáticas sino también en el compromiso serio en la generación de propuestas que rebasen la comprensión y den sus frutos en la aplicación de los análisis en la transformación social de problemas concretos que requieren intervención. En esta perspectiva la revista presenta el trabajo de las investigadoras Rosa Amaya y Zoila Amaya titulado Violencia simbólica hacia las mujeres en imágenes publicitarias de medios televisivos venezolanos, en el que a partir del análisis de contenido de mensajes publicitarios logran establecer unas constantes que dan cuenta de la manera como en los mensajes subyacen prácticas de violencia simbólica que proponen y mantienen modelos de mujer ligados a concepciones de belleza y feminidad estereotipados que naturalizan construcciones sociales. Un artículo que aporta a las discusiones sobre la violencia de género

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Psicólogo Universidad de Antioquia, Magíster en Educación Pontificia Universidad Javeriana – Universidad de Medellín.

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velada en nuestras sociedades y permite pensar la reorientación de los trabajos publicitarios. También, en la línea de observar desde los aportes de las ciencias sociales los fenómenos de la vida cotidiana el investigador Alejandro Klein dirige su mirada a las transformaciones familiares y a las relaciones entre generaciones con el trabajo La compleja relación abuelos-nietos adolescentes. Un panorama desde lo generacional y su relación con las nuevas tendencias familiares demográficas. El problema que se pone en discusión está centrado en un tema de actualidad: las transformaciones de las familias y de los roles. En el análisis el profesor Klein estima cuidadosamente las características sociodemográficas de las familias actuales, la reconfiguración de los vínculos, de las parejas y de las posibilidades de realización individual que han implicado que los abuelos asuman funciones de cuidadores de adolescentes, lo que conduce a un tipo particular de reconfiguración de los roles y de los vínculos familiares. Una situación que, actualmente, hace parte del día a día de un gran número de familias que se encuentran sumergidas en los avatares de la sociedad contemporánea y en la reacomodación de acuerdo con las nuevas necesidades y expectativas personales. De igual forma, alrededor de las reflexiones sobre la sociedad contemporánea, ofrecemos también el trabajo del investigador Herwin Eduardo Cardona Quitián titulado Lazo perverso: sobre la subjetividad en la sociedad contemporánea. El profesor Cardona establece relaciones funcionales entre las particularidades de la sociedad contemporánea estructurada desde el discurso capitalista con las estructuras psíquicas planteadas por el psicoanálisis para tratar de señalar los puntos críticos y evidenciar las condiciones favorables para la emergencia de un sujeto psicótico o perverso que, según el autor, en la clave de la lógica capitalista encuentra los anclajes necesarios a dichas estructuras en la melancolía que se ubica como hallazgo en el relato de experiencias, recurso utilizado por el autor para apoyar su análisis, y mostrar cómo el sujeto contemporáneo deviene volcado hacia

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su propio yo en la construcción del objeto, lo que trae los respectivos efectos autodestructivos. En la misma línea de dar una mirada desde postulados psicoanalíticos a problemáticas contemporáneas, el profesor Enrique Hernández García Rebollo presenta su trabajo Cultura visual contemporánea, subjetividad y psicoanálisis freudo-lacaniano: de las sensaciones al pensamiento. El profesor Hernández usa como detonante e hilo conductor inicial la película Un método peligroso y a través de ella perfila la importancia de las imágenes –del cuerpo- en los juegos psicodinámicos y relieva el valor de la imagen van más allá de los ejercicios fisiológicos de la percepción. En este sentido conduce su desarrollo Alrededor de lo que denomina como la cualidad acrítica de la cultura visual contemporánea, problema que adquiere gran relevancia si se considera que hoy la cultura de masas está soportada en el desarrollo de los mass media que favorecen lo visual. De esta forma el autor plantea la subjetividad visual acrítica y en torno a esta categoría pone en diálogo diferentes aportes teóricos y da entrada a los postulados psicoanalíticos que entrama con discursos más técnicos sobre la comunicación. En el mismo orden establecido desde el discurso psicoanalítico, presentamos el artículo de la psicóloga Catalina Angel Valencia titulado Cortes a flor de piel: una aproximación psicoanalítica a la conducta de la autoincisión en la adolescencia. Un trabajo derivado de investigación que centra su mirada en la práctica de la autoincisión que, aunque no es nueva, la autora la observa en la actualidad de los adolescentes bajo el prisma de la teoría psicoanalítica como el resultado de transacciones psíquicas. La autora revisa las consideraciones sobre autoincisiones y lo aportes del psicoanálisis sobre la adolescencia para establecer el compromiso de lo inconsciente en una práctica que, por definición, ha tendido a considerarse consciente. Ahora, dando un giro al discurso, pero en la misma línea de los trabajos que abordan problemáticas sociales, tenemos el artículo

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Estudio de clima organizacional realizado en una ONG orientada a la protección de la infancia de la investigadora María Alejandra Gómez Vélez . La esfera de lo laboral es un tema de importancia si se quiere velar por unas condiciones de vida dignas de las personas en la sociedad. En el texto se observa cómo hoy los estudios de clima organizacional, como el que presenta la profesora, han ganado un lugar importante porque permiten aplicar correctivos y mejorar no sólo en bien de las empresas sino en aspectos en torno a la promoción del bienestar de los empleados y funcionarios. En esta medida el trabajo derivado de investigación brinda a esta ONG en particular la posibilidad de trabajar sobre las percepciones de los procesos de la organización de los empleados y la orientación de decisiones administrativas. Esta forma de trabajo da cuenta de la aplicación práctica de la investigación, algo que se ha venido reclamando a las ciencias sociales. En este orden de ideas con la investigación pudieron trabajar sobre diez variables e identificar la necesidad de implementar programas de salud y de seguridad y mejora la comunicación, aspectos que van a mejorar el clima organizacional de la ONG. Este trabajo se constituye también en un aporte metodológico para otras investigaciones sobre clima organizacional en otras organizaciones. También en la vía de los estudios aplicado a las organizaciones el Investigador Carlos Alberto Palacio Gómez presenta su trabajo Biología Cultural, psicología social y sinergia organizacional. El profesor Palacio conduce su discurso en torno al principio fundante del ser humano como biológico y cultural, ser vivo y ser cultural simultáneamente. Este principio abre otro universo de comprensión de amplia aplicación que en el presente caso está dirigido a los aportes que de allí se derivan para el análisis que hace la psicología social en las organizaciones y la piscología social de las organizaciones. Según el autor, en clave dialógica, ambas perspectivas pueden recibir un aporte fundamental de la biología cultural. El reconocimiento del importante papel que cumple la emoción como fundamento no racional de la razón y

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que está presente en las interacciones entre los individuos que conviven en las organizaciones. Es así como se revisan las interacciones entre los diferentes tipos de coordinación y liderazgo en las organizaciones. El artículo nos conduce a una propuesta que soportada en los elementos considerados de la psicología social en las organizaciones, de la psicología social de las organizaciones y de la biología cultural, abre la posibilidad para el vivir ético y la sinergia en las organizaciones. También en las fronteras de la psicología social con el artículo Imaginarios sociales urbanos relacionados con los conjuntos residenciales cerrados en Valledupar es el sociólogo Hermes Emilio Martínez Barrios quien recibe la palabra en nuestra revista con este producto de investigación etnográfica. El profesor Martínez es bienvenido a esta serie de trabajos que se ocupan problemas sociales concretos que se viven el país como es la vida en los conjuntos residenciales, lo que considera como un caso particular de segregación que trae consigo cambios en las formas de vida de los individuos. Con la investigación se pretende dar cuenta de aquellos elementos materiales e inmateriales de los imaginarios sociales urbanos que construyen los individuos que habitan en cuatro conjuntos residenciales cerrados en la ciudad de Valledupar e impactan la identidad y las relaciones sociales. Por otra parte los investigadores Luis Porta, María Marta Yedaide y Jonathan Aguirre se ocupan, con su trabajo Relatos que cuentan los grandes maestros. En búsqueda de clave para la formación de formadores, de un problema también actual y pertinente. Interesados en la formación de formadores como un asunto en el que confluyen intereses de tipo político y académico, se hace una aproximación a los universos simbólicos de los formadores para comprenderlos a través de sus propias narraciones que contienen las marcas de las construcciones intersubjetivas. Además plantean que este tipo de trabajos puede ser una forma de aporte para la transformación de las realidades, en este caso de las construidas en las prácticas de formación. El trabajo en mención logra un impacto en el aspecto metodológico pues la narrativa

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queda en el centro del proceso investigativo y desde allí se señalan sus bondades para el abordaje de las cuestiones esencialmente humanas como el acto de la formación de profesionales. Por último, en la escena de una discusión actual que siempre ha tenido un lugar abierto en el programa de psicología de la Institución Universitaria de Envigado, el profesor Alejandro León presenta su trabajo Crítica al nuevo modelo hermenéutico posracionalista, con la intensión de establecer de manera clara las diferencias que se encuentran en las derivaciones del modelo posracionalista de psicoterapia cognitiva propuesto por Vittorio Guidano el autor hace un recorrido que descentra la propuesta del Dr. Arciero hacia el lugar de una de las vertientes del modelo con fuerte desarrollo en Italia. Para el efecto el profesor León inicia el recorrido por postulados básicos de Guidano para señalar las rupturas y establecer, para los entendidos del modelo posracionalista de psicoterapia, no el final de un enfoque sino su fecundidad en las derivaciones posteriores unas más cercanas a la línea marcada por Guidano y la del Dr. Arciero como una ruta particular que no releva el modelo del iniciador de la psicoterapia cognitiva posracionalista sino que propone otro modelo de psicoterapia con diferencias fundamentales. Ya presentados a los lectores los productos de este número resta solo invitarlos a continuar el desarrollo de propuestas que hagan de las ciencias sociales verdaderas ciencias de la vida social que contribuyan a su comprensión y transformación. Álvaro Ramírez Botero

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Violencia simbólica hacia las mujeres enUniversitaria imágenes publicitarias de medios televisivos... Katharsis–Institución de Envigado

Violencia simbólica hacia las mujeres en imágenes publicitarias de medios televisivos venezolanos* Symbolic violence against women in advertising images of the venezuelan television stations Rosa Amaya** Zoila Amaya***

Resumen El objetivo del estudio es interpretar la trama de significados en la imagen publicitaria de las mujeres en los comerciales televisivos, dado que la imagen femenina está cada vez más influenciada por los lineamientos de la industria cultural y del mercado. Desde la perspectiva epistemológica, el estudio se fundamenta en los estudios sociológicos, de género y de comunicación con el enfoque sobre violencia simbólica de Bourdieu y los aportes de van Zoonen, Radl Philipp y Fagoaga, entre otros. La investigación se abordó metodológicamente a través del análisis de contenido de una muestra representativa de veinte comerciales, seleccionados aleatoriamente a partir de un universo constituido por los mensajes publicitarios, protagonizados por mujeres y transmitidos por dos canales privados de televisión abierta en Venezuela, durante el primer semestre de 2013. Los resultados dan cuenta de la necesidad de concientización de la sociedad venezolana con respecto al ser y el hacer de las mujeres venezolanas en relación con la imagen corporal, supeditada en la actualidad al dominio simbólico mediático. Palabras clave: violencia simbólica, imágenes, medios, mujeres.

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Artículo de reflexión, producto de investigación de la línea Industria Cultural y Consumo Cultural, del Doctorado de Ciencias Sociales de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Carabobo, Venezuela. Licenciada en Educación. Doctora en Educación. Docente e investigadora de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Carabobo, Venezuela. Dirección electrónica: [email protected] Economista. Doctorando en Ciencias Sociales. Mención Estudios Culturales. Docente e investigadora de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad de Carabobo, Venezuela. Dirección electrónica: [email protected]

Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 18, pp. 11-25 —julio-diciembre de 2014, Envigado, Colombia

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Abstract The objective of the study is to interpret the plot of meanings in the advertising image of women in television commercials since, the image of women is increasingly influenced by the guidelines of the cultural industry and the market. By the epistemological perspective, the study is based on sociological studies, gender and communication with the focus on symbolic violence of Bourdieu, the contributions of van Zoonen, Radl Phillip and Fagoaga, between others. The research is methodologically addressed through the content analysis of a representative sample of commercial twenty randomly selected from a universe consisting of advertisements, featuring women, transmitted by two private TV stations opened in Venezuela during the first half of 2013. Results demonstrated the need for awareness of venezuelan society with respect to being and doing of venezuelan women in relation to body image, subject to the media today symbolic domain. Keywords: symbolic violence, image, media, women.

Introducción El proceso de globalización y la expansión de los medios de comunicación han socavado las prácticas, las costumbres y los espacios relacionales tradicionales de la sociedad occidental, al poner de relieve nuevos estilos de vida correlacionados con lo que Debord (1994) denominó “La sociedad del espectáculo”. Este vasto conglomerado simbólico, caracterizado por la producción y distribución de programas de contenido banal, el acceso a grandes cantidades de material pornográfico a través de Internet y el uso de las redes sociales como mecanismos cotidianos de interacción, ha sido propiciatorio de cambios en las relaciones de género, que determinan no sólo la forma en que las mujeres construyen su identidad y se perciben a sí mismas y a sus cuerpos, sino también la concepción y expectativas de los hombres respecto al sexo opuesto. El cuerpo femenino se ha convertido en el elemento imprescindible para promocionar un sinfín de objetos consumibles y, paralelamente, ofrecer un estilo de vida estereotipado, reproducido simbólicamente a través de las diferentes pautas publicitarias de los medios de

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comunicación. Dentro de ese universo mediático globalizado, las mujeres son inducidas, a través de la manipulación simbólica, a una permanente reinvención de sí mismas al ritmo de los cambios impuestos por la industria cultural y por el mercado. El cuerpo se ha convertido en parte de un proyecto en el que hemos de trabajar, proyecto que va vinculado a la identidad del yo de una persona. […]. Así, el cuerpo es un “signo”, es un “mensaje” que habla de su propietario (Martínez, 2004, p. 140).

En Venezuela es notoria la reificación de la imagen femenina en un sinnúmero de anuncios televisivos, reproductores de un modelo estereotipado y hegemónico de la feminidad: mujeres blancas, altas, delgadas y exitosas en el aspecto axiológico. Se trata de una dinámica cultural caracterizada por el ejercicio de una explícita violencia simbólica que anula el valor de la persona real y niega la riqueza fenotípica de las venezolanas quienes, por otra parte, se han convertido en las mayores consumidoras de la amplia variedad de mercancías ofrecidas por la industria de la estética, la moda y los cosméticos. Dentro de ese contexto problematizado resultó de interés realizar una investigación para poner de manifiesto la manera en que los mensajes publicitarios televisivos constituyen una fuente de violencia simbólica a través de la producción y distribución de imágenes de subordinación y reificación, condicionantes de las representaciones, de la subjetividad y de la identidad de las venezolanas. En este sentido, el propósito de la investigación fue interpretar la trama de significados en la imagen publicitaria de las mujeres en los comerciales televisivos. Metodológicamente, el estudio se abordó a través del análisis de contenido.

La violencia simbólica hacia las mujeres en las pautas publicitarias El ámbito de la publicidad no está reservado a los estudios culturales o de género, dado que ha sido abordado desde la teoría Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 18, pp. 11-25 —julio-diciembre de 2014, Envigado, Colombia

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crítica, la psicología, la sociología y la semiótica, entre otras áreas que han encontrado en el mismo un vasto campo para el análisis de las representaciones relativas al género. Sin embargo, los Feminist Media Studies, sin llegar a establecerse como un área de investigación plenamente consolidada, se han incrementado notablemente en las últimas cuatro décadas. Dentro de esta corriente, con decidida orientación transdisciplinaria, se destacan los trabajos de van Zoonen (1994), Radl (1993) y Fagoaga (1995), quienes se aproximan al tema del género y de los medios desde la sociología y la comunicación. En su conjunto, las investigaciones de las autoras antes citadas contribuyen a la comprensión del papel desempeñado por los medios en las representaciones acerca del género en las sociedades actuales, al exponer los vínculos entre los ámbitos constituyentes de la experiencia y la definición social del rol del género femenino. No obstante el reconocido incremento del número de investigaciones, paralelo al crecimiento de la importancia de los medios de comunicación, existe una apercepción de que los estudios sobre género y comunicación son fragmentarios y marginales. Esta sensación es compartida por autoras como Gallego (2002), Fagoaga (1995) y van Zoonen (1994). Esta última encuentra el obstáculo en la naturaleza intrínsecamente política del proyecto académico feminista, es decir, en la tríada teoría, política y activismo, que ha incidido notablemente tanto en los diferentes momentos del movimiento como en la recepción y en el auge de las investigaciones en la materia. De igual manera, para Fagoaga (1995) las dos grandes corrientes de la teoría feminista, sostenidas en los dilatados principios de la igualdad y de la diferencia, tienen dificultades en converger en la teorización y, por tanto, se encuentran grandes vacíos en la investigación. Para la autora, “se precisa un acercamiento que ilumine investigaciones próximas pues mientras tanto se está más cerca de posiciones políticas que del conocimiento empíricamente aceptado” (Fagoaga, 1995, p. 68).

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Como ejemplo de lo planteado por van Zoonen (1994) y Fagoaga (1995), en el caso concreto de Venezuela, puede citarse el trabajo de Colomina (1976), quien alineada en un pensamiento crítico y desde el contexto de la comunicación, realizó un exhaustivo análisis de la imagen de las mujeres en revistas, la radio y la televisión a través del análisis de novelas, pautas publicitarias, cómics, entre otros, pero cuya obra ha sido desestimada en la medida en que cambiaba el activismo y la ideología política de la autora. La inseparabilidad del activismo político de la investigación supone, desde el punto de vista de van Zoonen (1994) una dificultad para los Feminist Media Studies en su interés de aglutinar a los investigadores en un proyecto teóricamente bien definido. Así entonces, para los efectos teóricos de este estudio se acogen las premisas de van Zoonen (1994), Radl (1993) y Fagoaga (1995), de acuerdo con las cuales la definición social de género está inscrita dentro de unas relaciones de poder insertas dentro de una determinada estructura económica con características específicas. De igual manera, la construcción del género no solo se produce en los medios femeninos, la misma involucra tanto a los hombres como a las mujeres. Adicionalmente, se utiliza como categoría clave dentro de la investigación el concepto de violencia simbólica de Bourdieu (2000). La vinculación de esta noción con los estudios sobre género y los medios no es nueva, Radl (2011), como resultado de una de sus investigaciones, enfáticamente indicó: “Los medios de comunicación de masas modernos producen en realidad una violencia simbólica contra las mujeres” (p. 2). Esta noción, de naturaleza sociológica, fue acuñada por Bourdieu para referirse a la reproducción de una cierta ideología carismática tendente a naturalizar las relaciones desiguales de poder donde los dominados aceptan irrestrictamente una ideología concreta como una especie de destino moral. Refiere Bourdieu (2000) una sumisión paradójica, una violencia amortiguada, insensible e invisible para sus propias víctimas, ejercida básicamente a través de los caminos

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estrictamente simbólicos de la comunicación y del conocimiento o, más exactamente, del desconocimiento, del reconocimiento o, en último término, del sentimiento. La violencia simbólica tiene la apariencia de una sumisión sin necesidad, una especie de servidumbre voluntaria. “… si es conveniente recordar que los dominados contribuyen siempre a su propia dominación, hay que recordar de inmediato que las disposiciones que los inclinan a esta complicidad son también el efecto, incorporado de la dominación” (Vásquez, 2002, p. 149). De acuerdo con Bourdieu (2000), la violencia simbólica naturaliza la arbitrariedad en las relaciones sociales. Esta forma particular de ser y estar en el mundo es una forma de violencia, no diferente a la violencia material en virtud de que, entre sus objetivos, se encuentra también el cuerpo y es connotada como violencia por ser un acto arbitrario– arbitrario cultural– e impuesto. La diferencia radical con los otros modos de violencia es su legitimación por parte de los dominados al desconocer su condición de arbitrariedad, transformándose la fuerza en representaciones, creencias y relaciones de sentido que terminan por imponer determinadas formas de pensar y de actuar. De acuerdo con Galeana (2004), una gran cantidad de mensajes e imágenes transmitidas por los medios de comunicación de masas tienden a reforzar los estereotipos de la violencia y de la sumisión. Según Radl (1993): “Los muy diversos estudios sobre la mujer en los medios de comunicación llegan una y otra vez a la conclusión de que persisten los estereotipos tradicionales sobre el rol femenino” (p. 84). Por su parte, Toldos (2013) reflexiona acerca de la imagen de los hombres y de las mujeres reproducida en los mensajes publicitarios y encuentra que la mayoría de los anuncios son de tipo sexista y presentan relaciones de competitividad entre las mujeres. Estas no sólo deben ser eficientes en el hogar sino también tener las medidas corporales perfectas y estar siempre bellísimas, mientras los varones transmiten permanentemente la imagen de profesionalidad y experticia. “Todas estas imágenes y representaciones de varones y mujeres influyen en

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nuestros esquemas de género y modelos que de ellos y ellas tenemos y que trasladamos a nuestra vida diaria” (Toldos, 2013, p. 287). Los argumentos de los mensajes publicitarios están asociados a la violencia al enfatizar valores como la competitividad, la dominación, el poder y la imposición de la voluntad propia por encima de los otros. En no pocas ocasiones la violencia simbólica se ejerce a través de la manipulación de información, de descubrimientos científicos o de cuestionables argumentos médicos. Según Greer (2001), un memorándum de la Asociación Americana de Cirujanos Plásticos, dirigido al organismo para el Control de Alimentos y Medicamentos, fijaba posición respecto a los senos pequeños: “Existe un corpus considerable y creciente de opiniones médicas que consideran de hecho que esas deformidades son una enfermedad” (p. 53). Aun cuando se reconoce que la medida del busto de la mujer promedio se ha ido reduciendo, el prototipo de busto femenino está basado en las copas tallas C y D de las modelos de la revista Playboy, proporciones que se mantienen desde el año 1990. Las medidas, los atributos y las características de los rostros, piernas y cuerpos perfectos emergen con la precisión y la rigurosidad objetiva de lo científico desde los laboratorios de universidades, atraviesan distorsionándose los medios de comunicación para instalarse definitivamente en la conciencia de la población. Examinar los medios y los mensajes en torno al cuerpo femenino consistiría en dimensionarlos como instituciones al servicio de la industria cultural y de los mercados. Esta reflexión se vuelve acuciante en sociedades como la venezolana, con una pirámide demográfica estructurada hasta finales del siglo xx por una amplia proporción de jóvenes para quienes el envejecimiento es un mal difícil de aceptar y donde las formas de lo femenino se encuentran estrictamente demarcadas por la tradición, los estereotipos y los prejuicios impuestos desde los medios de comunicación y los concursos de belleza. Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 18, pp. 11-25 —julio-diciembre de 2014, Envigado, Colombia

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La elevada demanda social de belleza en Venezuela ha contribuido a la proliferación y al consumo de productos y servicios lícitos e ilícitos, no pocas veces con resultados lamentables para la salud y la vida de muchas mujeres. Una creciente proporción de venezolanas son empujadas diariamente a someterse a múltiples procedimientos estéticos y quirúrgicos en la búsqueda de unas formas corporales sustentadas en una feminidad mediatizada.

Metodología La investigación, de corte cualitativo, se abordó a través de “una de las técnicas utilizadas tradicionalmente para decodificar los mensajes manifiestos, latentes e incluso ocultos, plasmados en los diferentes medios de comunicación de masas” (Cabero, 1998, p. 149), como lo es el análisis de contenido. Esta técnica permite estudiar y analizar la comunicación de manera objetiva, sistemática y formular “inferencias reproducibles y válidas que puedan aplicarse a su contexto” (Krippendorff, 1990, p.28). Morse (2003) sostiene: “El análisis de contenido es útil –y a menudo necesario– para organizar los datos cualitativos. Facilita mucho el análisis de los conceptos y su identificación y es usado comúnmente como técnica de análisis cualitativo” (p. 46). Con respecto al proceso de análisis, se siguieron los siguientes cuatro pasos secuenciales: 1. Preanálisis: en esta fase se identificó el universo y se seleccionó la muestra. El universo abarcó los comerciales televisivos del horario vespertino de los canales privados de la televisión abierta de Venezuela, Venevisión y Televen, durante el primer semestre del año 2013. La muestra correspondiente, seleccionada aleatoriamente, fueron los comerciales donde la imagen femenina es el núcleo de la pauta. La clasificación se realizó de acuerdo con el tipo de producto anunciado y el grado de utilización de los atributos femeninos para promocionar la mercancía, lo que dio origen a las unidades de análisis. Se observaron veinte comerciales: limpiador de pocetas

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Definición de las categorías: Atributos físicos: se refiere a la parte visible de la figura femenina relacionados con la edad, el fenotipo y la apariencia personal. Valores y característica: se entiende como la proyección que se hace en el comercial de la parte intelectual, exitosa o el dinamismo físico de la mujer.

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Tareas y funciones: hace referencia a si las actividades que desarrolla la mujer en el comercial pertenecen al ámbito de lo público: ejecutivas, profesionales, trabajadoras. O al ámbito privado: ama de casa, atención del hogar, cuidadora de niños. Posición dentro del comercial: se entiende como el rol que le es asignado a la mujer en el comercial: experta en el producto promocionado, consumidora del mismo o imagen. Grado de correspondencia: esta categoría implica el grado (bajo, medio, alto) en que el producto promocionado está dirigido al sector femenino.

Resultados El análisis de contenido de las pautas publicitarias televisivas se realizó de manera cualitativa a través de la descripción e interpretación de las observaciones correspondientes a las imágenes, no al eslogan del comercial. Si bien, de acuerdo con Thompson (1998), los mensajes mediáticos no se producen en el vacío sino dentro de un universo simbólico y de sentido que puede ser asimilado o resignificado por los receptores, en los mensajes televisivos analizados la promoción del producto parece estar en estrecha conexión con la promoción de unas formas y estilos de vida concretos y en atención a un tipo hegemónico de ideal femenino. En este sentido, se destacan los siguientes elementos: la imagen de las mujeres en sus facetas de vendedora, consumidora o experta, se convierte en el elemento clave dentro de los mensajes publicitarios, independientemente del producto ofrecido. La personalidad se despliega dentro de un contexto de actividades que refuerzan ciertos roles: ama de casa, oficinista o maestra de escuela y enfatiza los estereotipos de las mujeres como responsables de los asuntos domésticos y de las actividades escolares de los niños. Aunque a raíz de las regulaciones introducidas en Venezuela con la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión se eluden los mensajes sexualmente explícitos, de

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manera tácita o implícita se promociona a las mujeres como objeto sexual. En la totalidad de los anuncios se mantiene el estereotipo de la mujer joven, de raza blanca, delgada, con piel, dientes, cabello y cuerpos perfectamente cuidados y tratados. De acuerdo con García y Martínez (2009), en los anuncios donde las mujeres aparecen como protagonistas de la imagen representada, las mismas se transforman en un elemento decorativo de la pauta publicitaria. “Esta tendencia aparece como un elemento clave en la reacción de las personas receptoras de los contenidos publicitarios” (p. 8). Por otra parte, desde el plano axiológico se promociona una mujer exitosa, de mediano o elevado poder adquisitivo evidente en los escenarios y artefactos utilizados en la pauta: hogar, cocina, mobiliario, dispositivos móviles, vehículos, sitios de reunión y esparcimiento, habitación, vestuario, calzado. A continuación se presenta el análisis de siete de los veinte anuncios televisivos analizados1: El comercial del limpiador de pocetas Mas ha acompañado a varias generaciones de venezolanos, con cerca de 50 años en la televisión, ha mantenido a las mujeres reificadas y atadas a la limpieza de baños. Bajo una aparente inocencia se oculta la grotesca representación de la mujer, encarnada en una poceta o la poceta encarnada en una mujer de grandes pestañas y labios rojos. La imagen se reproduce en la etiqueta del producto y ha sido tal su influencia que puede encontrarse en Youtube desde una bajtiniana entrevista a la denominada “señora poceta”2 hasta comentarios como los siguientes: “Dios!! Qué bueno, gracias, esa poceta me crió más que mi propia madre”, “Esa poceta fue mi infancia!!!!!! XD!!!”. En el comercial de poceta Mas, el producto promocionado se dirige a una mujer-objeto de apariencia juvenil que

1

Se coloca a pie de página el link de los comerciales televisivos disponibles también en internet.

2 http://www.youtube.com/watch?v=ridSgV3EXuM

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hace las veces de consumidora-experta ama de casa con un alto grado de compromiso. La imagen de las mujeres como objeto sexual es reforzada en el comercial del desodorante Axe para la televisión venezolana. Los glúteos y las piernas de un numeroso grupo de jóvenes de sexo femenino en ropa interior pasan al primer plano en un papel de absoluta pasividad con un alto grado de compromiso de la mujer en la promoción de un producto para hombres cuya meta, de acuerdo con la publicidad, es acumular mujeres y llenarse de problemas. Por otra parte, en el comercial de Carefree brisa,3 producto destinado a la higiene íntima, se vincula el consumo y el uso del producto al éxito en la vida social y afectiva. En este sentido, la capacidad para establecer relaciones sociales y de pareja no dependen de las capacidades intelectuales y relacionales de la persona sino del aspecto físico y de las condiciones materiales de la existencia, evidentes en la habitación, el baño, la vivienda, el teléfono móvil, el vestuario y los lugares de reunión, también promocionados junto con el producto. El comercial muestra a una mujer joven, delgada, de apariencia feliz y exitosa, aunque sin referencia a su campo de actividad, es consumidora del producto con un alto grado de compromiso. Con respecto al comercial de zapatos escolares María Pizzola, 4 se observa en escena a una estudiante de educación básica general, impaciente porque finalice la sesión de clase. El sonido del timbre genera una euforia colectiva y las colegialas celebran al ritmo del baile. En la coreografía se destaca a la joven, liberada del uniforme escolar, lucir al descubierto su abdomen plano. Este comercial reafirma los rasgos típicos de las mujeres utilizadas en la publicidad, jóvenes delgadas en el papel de consumidoras con un alto grado de compromiso.

3 http://www.youtube.com/watch?v=RrzO73iMUuA 4

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http://www.youtube.com/watch?v=ApgdKvx9JGQ

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Asimismo, en el comercial de Stayfree, otro producto dirigido a la higiene femenina se destaca nuevamente el prototipo de la mujer joven, en esta ocasión profesional experta para certificar los beneficios del producto. Nuevamente, el grado de compromiso de la mujer es alto en este comercial; sin embargo, al final los resultados deben ser corroborados por el experto masculino. Esto coincide con lo observado por García y Martínez (2009):“el hecho de que las mujeres sean quienes aparecen en los escenarios publicitarios no implica que estas adquieran la autoridad sobre el producto anunciado” (p. 8). Con relación al comercial de Cocosette,5 este presenta a la mujer seductora, objeto de deseo, juvenil, delgada y de cuerpo perfecto, posicionada como consumidora con un alto nivel de compromiso en la promoción de un producto neutro. En tanto, el comercial de salchichas Plumrose6 promociona, mediante la puesta en escena de un grupo de pequeños, un producto alimenticio dirigido a la familia. La niña se convierte en la protagonista del grupo mientras la madre se transforma en la espectadora. En el comercial se mantiene el prototipo de mujer ya suficientemente descrito, joven, blanca, entusiasta, consumidora del producto y ama de casa.

Conclusión Los esfuerzos históricos emprendidos por las mujeres para alcanzar reconocimiento, visibilización y participación en las áreas política, laborales y académicas serán insuficientes hasta tanto no se hagan conscientes de los estereotipos que inciden en la construcción de su identidad, del trato a sí misma, a su cuerpo y a sus semejantes. De acuerdo con Fagoaga (1995), los medios de comunicación constituyen una institución poderosa con una capacidad socializadora aun mayor que el sistema educativo o la familia. Estos medios continúan “reafirmándose en una construcción del género que no se corresponde ya con la realidad 5 http://www.youtube.com/watch?v=DFzwhtlmN-c 6 http://www.youtube.com/watch?v=MNGLwmezS9o

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social y que más bien puede medirse como un reiterado intento de mostrar valores residuales como valores dominantes” (Fagoaga, 1995, p. 67). En los mensajes publicitarios venezolanos, entendidos como discursos, se sublima un estilo de vida diseñado por la industria cultural en función de los intereses de los mercados: cosmética, peluquería, belleza, salud, moda, servicios de gimnasia y estética, que esclaviza a las mujeres venezolanas al consumo irracional de toda clase de mercancías superfluas, incluso, las mismas mujeres son transformadas en mercancía. De acuerdo con el reflejo de los comerciales televisivos, el éxito y la felicidad están sustentados en la obtención de unos medios materiales propios de un estilo de vida. Se desestima el aspecto axiológico, la inversión en educación y la capacidad intelectual al enfocar el consumo hacia el aspecto físico-corporal. No se valora en la imagen creada y reproducida mediáticamente la riqueza y pluralidad tanto cultural como fenotípica de la venezolana. Este hecho ha sido denominado por Fagoaga (1995) “aniquilación simbólica” para aludir a los procesos mediáticos con tendencia a construir recurrentemente imágenes de desigualdad o que aniquilan simbólicamente a determinados grupos sociales. En suma, el análisis de contenido de las imágenes publicitarias de las mujeres venezolanas abre una perspectiva para profundizar en el examen de las formas discursivas que influyen en la naturalización de las relaciones sociales desiguales tanto de género como de clases.

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La compleja relación abuelos-nietos adolescentes. Un panorama desde lo generacional y su relación con las nuevas tendencias familiares-demográficas Grandparents and teenager grandchildren complex relationship. An outlook from the generational and its relationship with the new family-demographic trends. Alejandro Klein*

Resumen Este trabajo busca una contribución acerca de cómo los cambios familiares y demográficos inciden en la formación de nuevos vínculos en los adultos mayores, con respecto a su conjunto familiar y en relación con los procesos generacionales y transgeneracionales. Se concluye que parecen surgir fracturas generacionales por las cuales se dificulta transmitir aquello que se debería de transmitir, “rompiéndose” la necesidad de continuidad y fidelidad con valores que tienen que ver con la herencia y lo heredable. Los abuelos, una nueva clase de abuelos, pasan de ser cuidados a ser cuidadores. Probablemente no hay un tipo de abuelo ni un tipo de envejecimiento sino varios, substituyendo un modelo de vejez que se ha vuelto extremadamente idealizado y anacrónico, y, como tal, imposible de alcanzar. Quizás la nueva noción de “adulto mayor” se está construyendo y de allí que estemos asistiendo a una ancianidad que se desliza en diferentes versiones.

*

Profesor Investigador y Director del Departamento de Gestión Pública y Desarrollo de la División de Ciencias Sociales y Humanas, Campus León, Universidad de Guanajuato. Posdoctorado en la Pontificia Universidad Católica de Rio de Janeiro. Doctor en Trabajo Social en la Universidad Federal de Río de Janeiro. Áreas de Interés: sociedad del envejecimiento, procesos psicosociales y generacionales, adolescencia.

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Palabras clave: envejecimiento, cambios demográficos, configuraciones familiares, vínculos.

Abstract This paper is meant to contribute to how family and demographic changes affect the formation of new bonds in the elderly regarding their family integration and in relation to generational and trans-generational processes. We conclude that some generational fractures emerge making difficult to transmit what should transmitted, “breaking” the need for continuity and fidelity with values that have to do with heredity and heritable. Grandparents, a new class of grandparents, go from being taken cared to become caregivers. Probably, there is not a type of grandfather or a type of aging but several, replacing an aging model that has become extremely idealized and anachronistic, and as such, impossible to achieve. Perhaps the new notion of “elderly” is being built and because of that we are witnessing an old age that slides in different versions. Keywords: aging, demographic changes, family structure, bounds.

Introducción: acerca de un vínculo relevante Los abuelos de hoy (no todos, pero sí muchos) no quieren ser abuelos o viejos de acuerdo a los modelos heredados. No transmiten esos modelos porque, entre otros motivos, no los quieren reproducir en ellos mismos. Hay un efecto de detención de la transmisión intergeneracional, probablemente inédita en las historias de las mentalidades y las culturas desde una confrontación transgeneracional (Klein, 2003, 2004), que es ahora parte intrínseca de la subjetividad de estos abuelos post-adultos. Al mismo tiempo, muchos adolescentes parecen llevar adelante con sus abuelos algo reservado al vínculo con sus padres (Klein, 2006). Vínculo que Winnicott (1972) ha llamado “confrontación generacional”. Se trata de una situación de enfrentamiento fuerte, asimétrico y respetuoso y sin llegar a la violencia entre el adolescente y sus padres, a efectos de permitir el crecimiento y experimentar autonomía. “La confrontación se refiere a una contención que no posea características de represalia ni de venganza, pero que tenga su propia fuerza”

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(Winnicott, 1972, p.193). La confrontación es discutir diferencias con fuerza pero sin violencia, dentro de una zona de reglas en común, donde se mantiene como implícito el respeto al espacio del adolescente y adulto. En la perspectiva de Winnicott (1972) sólo padres vivos y seguros de sí pueden lograr soportar y sostener este vínculo con sus hijos. Pero como se indicó, distintas circunstancias sociales, culturales y económicas imposibilitan, transitoria o definitivamente, que los padres se sientan seguros de sí mismos, representantes de la cultura o miembros plenos de la sociedad. En este punto de amargura, debilidad o desamparo, ya no pueden sostener confrontación con sus hijos, dentro de la denominada “estructura de padres agobiados”. Probablemente la misma se lleva adelante no pocas veces con los abuelos. Desde esta perspectiva, podría pensarse que este tipo de vínculo abuelos-nietos adolescentes es entonces doblemente confrontacional y hace que ambos estén en una posición subjetiva de búsqueda. Los nietos hacen confrontación con sus abuelos (confrontación avuncular) y los abuelos con sus abuelos (confrontación transgeneracional).

Nuevas tendencia socio- demográficas Simultáneamente, teniendo en cuenta los últimos 20 ó 30 años, es posible advertir que se comienzan a perfilar fuertes procesos de transición demográfica y nuevas realidades sociales en Latinoamérica. En este conjunto podemos identificar los siguientes procesos interrelacionados (Vasconcelos & Morgado, 2005): * La transición demográfica, con disminución de la tasa de natalidad y el envejecimiento de la población. * Las innovaciones producto de las nuevas tecnologías de reproducción, control de la natalidad y de prevención de enfermedades sexualmente transmisibles, generando una revolución particularmente en la sexualidad femenina, movimiento

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feminista, participación plena de la mujer en el mercado del trabajo, con disminución de disponibilidad para el cuidado doméstico. * Creciente individualización cultural. * Cambios en las relaciones conyugales, con aumento de familias matrifocales (Castells, 2006) y distancia de la presencia física o simbólica del padre. * Fortalecimiento de la expectativa de vida, incluyendo condiciones sanas de vida, tanto a nivel físico como psíquico. Más allá de esta enumeración, es preciso destacar que el concepto de “transición demográfica”, merece una mayor profundización en la medida en que conjuga y reúne diferentes factores sociales y culturales. La complejidad del mismo se refleja en el hecho de que actualmente se consideran en realidad dos diferentes procesos (Lesthaeghe, 1986; Van de Kaa, 1987). Se ubican como componentes centrales de la primera transición demográfica la tendencia a la baja en las tasas de fecundidad y el aumento en las tasas de mortalidad, mientras que la segunda transición daría cuenta de transformaciones profundas en materia de nupcialidad, de cambios y nuevas formas de estructuración en los arreglos familiares y nuevas formas de vínculos entre hombres y hombres. Situaciones que se acompañan por: (a) incremento de la soltería; (b) retraso del matrimonio; (c) postergación del nacimiento del primer hijo; (d) expansión de las uniones consensuales; (e) expansión de los nacimientos fuera del matrimonio; (f) alza de las rupturas matrimoniales y; (g) diversificación de las modalidades de estructuración familiar (Lesthaeghe, 1986). De esta manera se puede indicar que estamos frente, no solo a factores que hacen la modificación del crecimiento poblacional y el papel del matrimonio en la vida social y privada, sino también frente a nuevas y diferentes formas de constitución de la familia que hasta hace un par de años eran marginales o no eran tenidas en cuenta. Las familias monoparentales –en su mayoría encabezadas por mujeres– y

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los hogares unipersonales implican necesariamente la constitución de nuevas subjetividades y de formas vinculares que hasta el momento no han sido suficientemente estudiadas. Como sea, no hay duda de que las transformaciones en las normas, las actitudes y las motivaciones pueden ser consideradas como aspectos centrales en la transición demográfica (García & Rojas, 2001). Es posible destacar, de esta manera, cómo aparecen interrelacionados a las anteriores situaciones procesos de profundización de las motivaciones individuales, la necesidad de modificar el concepto de “pareja”, junto a la necesidad de destacar cada vez más la autonomía personal, en relación con la búsqueda de realización personal y del logro de felicidad. De allí que sea comprensible la observación de Van de Kaa (1980, 1987), en el sentido de que la segunda transición demográfica también implica una reevaluación por parte de hombres y mujeres, de los “costos” de oportunidad que conlleva el matrimonio y la paternidad/ maternidad (Klein, 2002, 2006). Se incluye aquí la idea de progresiva individuación, la tendencia hacia una mayor autorrealización, la vigencia de las perspectivas que otorgan valor a la igualdad, la emancipación y la plena participación de las mujeres y los grupos desfavorecidos en la sociedad1.

1

Para Van de Kaa (1980, 1987) lo más adecuado es conceptualizar los cambios culturales que han llevado a la segunda transición en términos del avance de las tendencias progresistas (entendidas como la propensión a abrazar lo nuevo, la igualdad y la libertad), en contraste con las posiciones conservadoras que subrayan el valor de las costumbres y la tradición y se oponen a las transformaciones (García & Rojas, 2001). Posición con la que discrepo. No veo indicios claros que permitan demarcar esta tendencia democratizadora como tendencia dominante. Por el contrario, varios estudios remarcan el avance de posiciones totalitarias, conservadoras y neoevangélicas en la sociedad (Enriquez, 2001; Aubrée, 2004, 2004a). De esta manera, no encuentro una relación directa entre las tendencias de transición demográfica y una mayor conciencia y profundización democrática. Sugiero, por el contrario, que la misma se encuentra relacionada a diversos y contradictorios procesos, sin que sea posible advertir o destacar una sola y homogénea tendencia socio-cultural.

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Tendencias demográfico-familiares en América Latina En América Latina se cuenta con diversos estudios que permiten indicar que hasta los años ochenta existían, en el proceso de transición demográfica, algunas diferencias regionales, especialmente entre países como Argentina, Uruguay, Chile y otros de América Central como México. Los primeros estaban a la vanguardia en la transición demográfica con reducidos niveles de fecundidad y altos porcentajes en torno a la población de mayor edad. Especialmente se destaca que la edad media al momento de la unión era ligeramente más tardía que la observada en el segundo grupo de países (Rossetti, 1993; CEPAL, 1994; Cosio Zavala, 1996; Quilodrán, 2001). La información más reciente confirma las tendencias de años anteriores, con una paulatina disminución de las diferencias entre regiones. De acuerdo a parámetros culturales más tradicionales, el matrimonio sigue siendo aún una alternativa válida como opción vincular para enorme cantidad de hombres y mujeres latinoamericanos. La edad en la que se accede al matrimonio, sin embargo, sigue siendo una variable significativa que diferencia al continente de otras experiencias de transición socio-demográfica: “hacia fines del siglo xx la edad media al momento de la unión en América Latina todavía mostraba una diferencia considerable (aproximadamente de 3 años) con respecto a la registrada en Estados Unidos y Canadá” (García & Rojas, 2001, p.10). Habría que señalar además que: el examen de las tendencias de los patrones de formación y disolución de uniones en América Latina indica que en algunos países pueden estarse dando algunas incipientes señales de cambio en la dirección observada durante la segunda transición demográfica. Sin embargo, faltaría explorar la extensión y el significado de estas transformaciones en países social y económicamente polarizados antes de poder afirmar que estos fenómenos son análogos a los observados en los países desarrollados (García & Rojas, 2001, p.79).

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La familia Diversas investigaciones señalan que surgen así nuevas tendencias de lo que es considerado “familia” y los roles que se esperan de los llamados “familiares” (Ellingson & Sotirin, 2006; Widmer, 2004). Los criterios “a priori” de que familia nuclear o familia en general es similar a hogar o a espacios residenciales preestablecidos está en revisión (Widmer, 1999). Se hace necesario revisar además qué se considera como familiares significativos desde estas nuevas configuraciones (stepfamilies) ampliando el espectro de estudio más allá de la relación matrimonial o filial (Levin & Trost, 1992; Ganong & Coleman, 2004). Desde estas nuevas realidades se verifica que aunque algunos jóvenes y adolescentes mantienen fuertes conexiones con sus padres luego de un divorcio, en otra mayoría de casos la relación con al menos uno de los progenitores se ve debilitada, viéndose fortalecida la relación con los abuelos (Furstenberg, 1990). Estos diferentes tipos de relaciones familiares se asocian a alta o baja densidad de conexiones entre miembros de la familia, y con diferentes niveles de autonomía entre ellos (Widmer, 2006). De esta manera y contrariamente a la hipótesis del aislamiento de la familia nuclear (Parsons, 1984), diversas investigaciones indican que los diversos parientes mantienen relaciones emocionales, de apego y mantenimiento de contactos regulares, experimentando diversas formas de soporte mutuo (Adams, 1999; Coenen-Huther, J., Kellerhals, J. & Von Allmen ,1994; Fehr & Perlman, 1985). Nos interesa especialmente, en lo que respecta a este trabajo, el concepto del “Beanpole” como estructura familiar cuyos miembros provienen de varias generaciones, pero con pocos miembros en cada generación (Bengston, Rosenthal & Burton, 1990). Estas configuraciones demuestran fuertes conexiones intergeneracionales (Coleman, 1988) que comúnmente incluyen abuelos, tíos y tías. Por tanto, desde la perspectiva de jóvenes y adolescentes, estos reciben cuidado y atención

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de un gran número de miembros de familias interconectadas, que incluyen generaciones previas (Furstenberg & Hughes, 1995).

Cambios en el modelo de familia De esta manera, el patrón de la “familia nuclear”, asociado a una estructura familiar de actividades complementarias, identidad masculina y femenina definida, y la co-responsabilidad de los padres para el hogar y la educación de los hijos hasta que estos alcancen una mayoría de edad (Féres-Carneiro, 2004), aunque mantiene vigencia, ya no es hegemónica. Surge la consolidación de una variedad de nuevas estructuras familiares en las sociedades industrializadas a través de diferentes y nuevas modalidades vinculares (Harper, 2003). Es posible destacar como una de sus características una baja del índice de fertilidad por aplazamiento de la maternidad, la que se acompaña del ingreso femenino al mercado laboral, con oportunidades que antes la mujer no poseía (Harper, 2003; Hoff, 2007). Las complejas y rápidas transformaciones políticas, económicas y sociales coinciden en cambios significativos en la vida familiar y sus vínculos (Rizzini, 2001). Utilizamos de esta manera cada vez más los términos de “stepfamily” y “collected family”. Algunos de estos cambios implican que la “interacción entre padres e hijos tiende a declinar significativamente luego del divorcio” (Harper, 2003, p. 177). Una consecuencia importante a los efectos de este trabajo es que los adolescentes pierden mayoritariamente el contacto con la figura paterna, existiendo prevalencia de la figura materna (Harper, 2003). Ciertamente, el indicado aplazamiento de la maternidad es un fenómeno más cercano a las mujeres de clase media y de clase alta. No se verifica en clases sociales de bajos recursos, dato que se destaca en la bibliografía a nivel latinoamericano. En Latinoamérica observamos especialmente tendencias que correlacionan pobreza con embarazo y

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población adolescente (Lammers, 2000), lo que implica la reproducción de la pobreza a través de la maternidad adolescente. Cada vez más los adolescentes viven y crecen dentro de estas nuevas configuraciones familiares: Los adolescentes y los jóvenes viven en familias nucleares con menor frecuencia que los niños, se trata de algo menos que dos tercios de los varones y las mujeres de entre 15 y 24 años. En cambio, llegados a estas edades es más frecuente encontrarlos viviendo en una familia extendida o compuesta (33 por ciento en comparación con 27 ciento de los niños) (Wainerman, 1996, p. 219).

Todas estas situaciones sociales, económicas y culturales, hacen que muchas madres después de un divorcio, presentando o no dificultades económicas o emocionales, vuelvan a la casa de sus padres y/o suegros, por lo que los abuelos pasan a proporcionar no sólo ayuda para sus hijos sino también a sus nietos (Castels, 2006). Estos abuelos varias veces actúan como “dirigentes” de la familia (Wainerman, 1996). Esta demanda de ayuda hacia los abuelos también se verifica, aunque los mismos no vivan permanentemente con la familia (Feres-Carneiro, 2005). Bengtson (2001) sugiere así que los abuelos desempeñan un papel cada vez más importante en las familias multi-generacionales. Los efectos combinados de la mayor esperanza de vida (lo que representa un curso de vida más largo junto a los nietos) y la fertilidad descendente (pocos nietos), pueden tener el efecto secundario de un mayor relacionamiento abuelos-nietos, además de abuelos que compiten por la atención de sus pocos nietos (Uhlenberg, 2005). Moragas (1997) destaca igualmente que la mayor longevidad propicia una coexistencia más larga entre los abuelos y sus nietos. Harper (2003) indica que el incremento de la longevidad se puede relacionar con el surgimiento de roles de mayor acercamiento entre aquellos. De esta manera, el rol de las personas de edad se modifica, pasando de ser una persona pasiva que necesita cuidados y protección, a ser Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 18, pp. 27-47 —julio-diciembre de 2014, Envigado, Colombia

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un miembro activo de la familia, concediendo protección y cuidados (Feres-Carneiro, 2005). Estos cambios sociales y familiares implican un cambio profundo en los papeles del abuelo y de la abuela (Fisher, 1983; Wilcoxon, 1987), aunque estos nuevos tipos de relación abuelo-nieto no han recibido la atención deseable, predominando la tendencia de colocar aún a los abuelos en roles de altruismo y auto sacrificio (Hoff, 2007). Debería ser tenido en cuenta que los abuelos que asumen papeles de extremo cuidado lo hacen a menudo a costa de su bienestar material, físico, y mental (Minkler, Fuller-Thomson, Miller & Driver, 1997; Kelley, 1993; Dowdell, 2004). El hecho es que cada vez más los adolescentes son criados por sus abuelos lo que se valora como esencial para el desarrollo de estos (Ehrle & Day, 1994). Rizzini (2001) precisa que: “a través de las generaciones los niños encuentran en sus madres y en sus abuelas la presencia más estable de sus vidas” (p. 31). Neugarten y Weinstein (1964) indican que los abuelos actúan a veces como padres substitutos y según Bartram, Kirkpatrick, Hecker y Prebis (1995), los datos de los E.E.U.U. indican que los abuelos están cada vez más a cargo del cuidado integral de sus nietos. Todos estos factores implican una modificación substancial de la figura y el papel de los abuelos (Wilcoxon, 1987; Klein, 2009; Klein, 2009 b; Klein, 2010). Estos elementos sugieren que una relación fundamental se está consolidado entre los abuelos y sus nietos (Eisenberg, 1988), y se puede indicar que: “el número de abuelos que toman responsabilidad primarias por la educación de sus nietos se ha incrementado debido a cambios demográficos, sociales, económicos y políticos” (Wilton & Davey, 2006, p.15).2

2

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Al mismo tiempo es necesario recordar que el cuidado de los abuelos es, en algunos casos, una opción a la práctica de la institucionalización de los jóvenes con problemas con la ley (Rizzini, 2007).

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Abuelos criando a sus nietos: problemas y encrucijadas cabe duda entonces de que dentro de estas nuevas configuraciones se va asentando la tendencia de que un gran porcentaje de abuelos cuiden y críen a sus nietos, sean estos niños o adolescentes. Para el año 2005 se estimaba que había 4.5 millones de niños viviendo con sus abuelas en Estados Unidos, lo que representa un incremento del 30 % tomando como parámetro la década 1990-2000, número que tiende a incrementarse (U.S. Census Bureau, 2002). Los datos indican indudablemente un aumento continuo de esta tendencia. Se estima que por los menos en 2.4 millones de hogares, los abuelos son los únicos cuidadores de sus nietos adolescentes ( U.S. Census Bureau, 2002). Más de la mitad de estos abuelos cuidadores crían a sus nietos por los menos tres años, y un hogar por cada cinco lo hace por más de una década (Minkler, 1999; Minkler & Fuller-Thomson, 2005; Motta-Maués, 2004). Estos abuelos generalmente son requeridos para ofrecer asistencia a sus nietos en tiempos de crisis (Baldock, 2007). Muchos jóvenes, con sus padres encarcelados, tienden a vivir con sus abuelos, especialmente abuelas (Smith, Krisman, Strozier & Marley, 2004). En algunos casos estos abuelos parecen ofrecer amor incondicional y apoyo, sin considerarlo una responsabilidad o sin evaluar cómo el rol de cuidadores modifica sus vidas (Baldock, 2007). De acuerdo a la revisión que Fitzgerald (2001) realiza de la literatura especializada, hay cinco características que comparten estos abuelos biológicos. La primera es la etnicidad. En Estados Unidos los grupos étnicos de abuelos que más cuidado proporcionan son los AfroAmericanos y los Latinos. La segunda característica es la edad. El promedio de edad está entre los 55 y los 59.9 años de edad. La tercera y cuarta característica es el género y la pobreza. Se trata en general de mujeres con plena responsabilidad por sus nietos, que son además pobres o están por debajo de la línea de pobreza, lo que vuelve estresante

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el cuidado de los mismos y de sí mismos. Finalmente, otra característica en común que presentan es un nivel de educación bajo. Tampoco se puede dejar de señalar que muchas de estas abuelas son viudas o viven solas. Según Fitzgerald (2001) muchas veces presentan dificultades para tener el poder y el control de criar a sus nietos, especialmente si estos son niños. Por otro lado, se indica que hay tres grandes tipos de abuelos: los nocuidadores, los co-parentales y los que custodian (Kelch-Oliver, 2008). Estas categorías están basadas en la cantidad de contacto que los abuelos tienen con sus nietos y con la extensión de su responsabilidad. Los abuelos no-cuidadores asumen cierto grado de responsabilidad en los cuidados, pero per miten que sus nietos retornen con sus padres biológicos. Abuelos co-parentales son aquellos que viven con sus nietos y con al menos un padre biológico, compartiendo la crianza de aquel. Los abuelos que custodian son aquellos que tienen plena responsabilidad por el cuidado de sus nietos sin que participen o vivan los padres biológicos en el hogar (Kelch-Oliver, 2008). Hay varias razones por las que los abuelos toman plena responsabilidad por sus nietos. Algunas de estas razones son: abuso de drogas, embarazo adolescente, divorcio, padres que viven solos, padres en régimen de prisión, abuso infantil, violencia doméstica, dolencia mental y física y descuido (Lever & Wilson, 2005). De una u otra manera, cuando los abuelos se hacen responsables del bienestar de sus nietos esto tiende a modificar la estructura familiar (Klein, 2009, 2010). La revisión de la literatura que hace Kelch-Oliver (2008), confirma la perspectiva de Lever & Wilson (2005) de que la asunción por parte de los abuelos del cuidado de sus nietos se debe a diversas problemáticas y crisis familiares: desempleo parental, abuso de substancias, incompetencia parental y embarazo adolescente. Otras investigaciones (Goodman & Rao, 2007) confirman igualmente que la custodia de los nietos se relaciona con problemas de los padres en infracciones legales o con incompetencia en la educación de sus hijos.

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Se trata, pues, para estos jóvenes, de experiencias negativas, de decepción y de resentimiento en relación a experiencias sociales, culturales y familiares (Sands, Goldberg-Glen & Thornton, 2005). Pero estos déficits surgen también de parte de los abuelos. Diversas investigaciones han indicado que muchas abuelas ocupadas en el cuidado familiar tienen limitaciones físicas, incremento de problemas mentales y baja satisfacción con sus vidas (Sands, R., Goldberg- Glen, R. & Thornton, P. , 2005). El tomar la responsabilidad por sus nietos puede ser una experiencia estresante, aunque también puede brindar satisfacción en sus vidas (Sands et al., 2005). Se han detectado algunos estresores en relación a la transición de roles, problemas financieros y estrés familiar. Uno de ellos radica además en la percepción de las abuelas en las fallas del Estado en atender las necesidades de sus nietos (Rodgers & Jones, 1999). Los padres biológicos, por su parte, no cumplen con la promesa de dar apoyo a sus hijos ni de visitarlos de forma seguida (Williamsom, Softas-Nall, & Miller, 2003). Las abuelas se sienten así carentes no solo de recursos financieros sino además de soporte familiar y social (Goodman & Silverstein, 2006). Sin poder establecer una relación causa-efecto, se podría pensar que así como estas abuelas son más vulnerables a síntomas de depresión y ansiedad (Goldberg-Glen, Sands, Cole & Cristofalo,1998; Musil, 1998; Oburu & Palmerous, 2005), sus nietos se vuelven más vulnerables a la transgresión y a problemas con la ley.

Los abuelos: protagonistas Los datos presentados apuntan entonces a una situación permanente y estructural dentro de los cambios familiares actuales: entre otros factores, los abuelos se han vuelto protagonistas decididos de la educación y el cuidado de sus nietos. Está siendo cada vez más reconocida en el medio científico la importancia social y familiar de los abuelos. Poco se sabe todavía sobre la repercusiones de la educación dada por los abuelos a sus nietos, menos todavía cuando estos nietos se vuelven Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 18, pp. 27-47 —julio-diciembre de 2014, Envigado, Colombia

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adolescentes y la calidad del vínculo entre ambos, en comparación con otros vínculos familiares y otros adultos encargados de la educación. La descripción de la familia nuclear, que desde el psicoanálisis se nutre con la teoría del Edipo, ha descartado u olvidado el lugar del abuelo. Las políticas públicas sociales y de salud mental deben tener en cuenta estas nuevas realidades y ayudar con programas específicos a estos roles que los abuelos están adoptando o volviendo a adoptar, luego de un largo período de tiempo en que fueron apartados de los roles de cuidado y protección de los más jóvenes integrantes de la familia. Sin duda existen dos fenómenos nuevos. Uno es que cada vez más jóvenes tienen la probabilidad de tener (y disfrutar o no) sus cuatro abuelos vivos y en condiciones de salud física y mental apropiadas. Lo que se acompaña correlativamente con que cada vez más se tiene solo uno o ningún hermano. Es decir, un fenómeno que se podría incluir en transición demográfica es el de mucho abuelo y el poco hermano. Un nieto hoy se enfrenta a cambios familiares o a padres a menudo ausentes, pero cuenta con la posibilidad de tener más atención de sus abuelos. Hay, probablemente, una situación fraternal desde dos ópticas diferentes. Una es que cabe pensar que los abuelos “compiten” entre sí por la atención de este único nieto. La otra refiere a que, más allá de que exista un aumento en la expectativa de vida, es posible indicar también que la concepción del abuelo como transmisor de afecto o autoridad se ha modificado. Este abuelo ya no “transmite”, también busca con su nieto nuevas formas de vida, explorando nuevas cualidades de vida. Como Vidal y Menzinger (2005) indica: “caminar juntos y compartir fines de semana o fiestas es la actividad más frecuente” (p.28). Hay un efecto de simetrización y de un punto de partida similar o igual frente a la exploración de la vida. Los nietos exploran cómo volverse adultos, los abuelos exploran cómo dejar de ser, dejar atrás ese modelo de viejos que les vienen transmitidos generacionalmente. Los dos buscan algo y en ese sentido hay una alianza de crecimiento y cambio conjunto.

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Conclusiones La familia y el hogar pasan de ser una unidad doméstica, económica y de intercambios afectivos a transformarse en apenas referentes. De esta manera la familia pasa de ser un sistema experto sólido, seguro y previsible a otro en cambio en transformación y con incertidumbre: “ya nadie ve a la familia como la forma esencial de la organización social, la figura inmutable que a toda costa habría que salvaguardar” (Donzelot, 1998, p. 214). La familia comienza a transformarse a sí misma, rediseñándose y reposicionándose, pero no solo socialmente sino también a su interior, redefiniendo roles, vínculos y estrategias de alianza. En este punto aparecen distintas formas de intento de nominación de lo incomprensible familiar, una de cuyas versiones es la nostalgia tranquilizadora de la familia nuclear arquetípica (Klein, 2013). A una supuesta familia “antigua” cuidadora, digna, nuclear, paterna, se le opone una familia “moderna” en crisis, con padre ausente y descuidos varios (Wood, 1985). Este malestar actual hace que se asuman definiciones generales y vagas de familia, del tipo: hay una familia en la medida en que hay alguien de una generación que se hace cargo de alguien de otra, o incluso cuando los vínculos generan una asimetría en la cual alguien toma a cargo las necesidades de otro para establecer sus cuidados autoconservativos y su subjetivación (Bleichmar, 2009, pp. 46-47).

Sin embargo, podemos suponer que no se puede renunciar a lo paterno, a lo filial, al concepto de pareja padre-madre (Berenstein, 1981), o el de abuelo-abuela. Pero eso no impide al mismo tiempo que las segundas parejas que se forman o los desconciertos sobre qué es ser padre o madre (Klein, 2007) generen incertidumbres y sentimientos de orfandad en al menos una parte de la población infantil o adolescente. Por otro lado, parecen surgir fracturas generacionales por las cuales se dificulta transmitir aquello que se debería transmitir, “rompiéndose” la Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 18, pp. 27-47 —julio-diciembre de 2014, Envigado, Colombia

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necesidad de continuidad y fidelidad con valores que tienen que ver con la herencia y lo heredable socialmente (Klein, 2013). Los factores anteriores parecen fomentar cierto sentimiento de “orfandad” que, aunque pueda tener cierto tinte dramático, parece remitir a una escena temida de la que los abuelos, y especialmente la abuela, protegen y cuidan (Cox, 2000). Si la categoría de familia se ha vuelto precaria, la necesidad de ser cuidado mantiene su necesidad de estar claramente presente (Rizzini, 2007). Los abuelos, esta nueva clase de abuelos, pasan de ser cuidados a ser cuidadores. La bibliografía consultada indica que a veces lo hacen por decisión, otras por imposición (U.S Census Bureau, 2002), pero, como sea, deben garantizar este cuidado, en primer lugar a sus nietos y en segundo lugar –quizás– a la familia toda… Probablemente no hay un tipo de abuelo ni un tipo de envejecimiento sino varios, substituyendo un modelo de vejez que se ha vuelto extremadamente idealizado y anacrónico, y, como tal, imposible de alcanzar. Quizás la nueva noción de “adulto mayor” se está construyendo y de allí que estemos asistiendo a una ancianidad que se desliza en diferentes versiones (Szinovacz, 1998). Al mismo tiempo, mantienen vínculos inéditos con sus nietos adolescentes, inaugurando nuevos procesos generacionales cuyo futuro no puede ser sino aún un interrogante.

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Lazo perverso: sobreUniversitaria la subjetividad la sociedad contemporánea Katharsis–Institución deenEnvigado

Lazo perverso: sobre la subjetividad en la sociedad contemporánea* Perverse bond: on subjectivity in contemporary society Herwin Eduardo Cardona Quitián**

Resumen Las transformaciones de la sociedad contemporánea expresadas en el neolibelalismo, la era de la información y el hiperconsumo, han suscitado diversos debates para tratar de explicar los efectos que tiene en el sujeto y el lazo social. El malestar contemporáneo se diferenciaría del de otras épocas porque se pasa de un discurso organizado, a partir de la regulación del objeto, a otro que promueve el goce sin límites. Algunos plantean la emergencia de un sujeto posmoderno que estaría entre la perversión y la psicosis. Analizar sus postulados es el objetivo del presente trabajo. Palabras clave: Lazo social, sujeto, discurso capitalista, posmodernidad, psicoanálisis.

Abstract The transformations of contemporary society expressed in the neo-liberalism, the age of information and the overconsumption, have raised a number of debates to try to explain the effects on the subject and its social bonds. The contemporary discomfort would differ from that of other times because it goes from an organized discourse, from object regulation, to another discourse that t promotes pleasure without limits. Some suggest the emergence of a postmodern subject that would be between perversion and psychosis. Analyze its tenets is the aim of the present work. Keywords: Social psychoanalysis. *

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bond,

subject,

capitalist

discourse,

postmodernism,

Este trabajo hace parte del primer capítulo del trabajo de grado titulado “El engranaje del discurso capitalista y sus efectos sobre el lazo social contemporáneo”, presentado en el año 2012 a la Escuela de Estudios en Psicoanálisis y Cultura de la Universidad Nacional de Colombia, para optar al título de Magister en Psicoanálisis Subjetividad y Cultura. Licenciado en psicología y Pedagogía de la Universidad Pedagógica Nacional, Magister en Psicoanálisis, Subjetividad y Cultura de la Universidad Nacional de Colombia, director del centro de investigación regional Orlando Fals Borda (Red CLACSO) de la Universidad de Cundinamarca. [email protected]

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Herwin Eduardo Cardona Quitián

Introducción: ¿Psicóticos o perversos? Una de las cuestiones acuciantes para el psicoanálisis en relación con la sociedad contemporánea, es la necesidad de dilucidar si estamos ante la emergencia de un sujeto psicótico o perverso. Varios analistas demuestran tanto uno como otro planteamiento. Difícil es tomar partido frente a alguno de los dos postulados, sobre todo por el calibre de sus argumentos. Sólo la clínica tiene la última palabra y su material será aquello que terminará inclinando la balanza. Desafortunadamente este trabajo apenas podrá acercarse a estas dos hipótesis. Tratará de comprender sus postulados a la luz del análisis de sus principales argumentos. Por un lado, porque carece de clínica, por otro, porque los hechos parecen demostrar que ninguna de las dos hipótesis es descartable. Más bien, coexistirían en el discurso contemporáneo como efecto de una lógica que puede traducirse en el imperativo: ¡Goza a cualquier precio! De hecho, los autores que han desarrollado tales hipótesis, afirman que la perversión no es más que una defensa frente a la psicosis. Melman (2005) ha sido quizá uno de los primeros en afirmarlo, su trabajo se centra en el análisis de la perversión como efecto del discurso capitalista. Dufour (2007) acoge este planteamiento, pero sus argumentos intentan demostrar que nos encontramos en una sociedad psicotizante. Lo cierto es que ninguno de estos dos postulados puede comprenderse sin antes analizar el funcionamiento del discurso capitalista. Ese será el punto de partida del presente recorrido, pues la perversión, como modalidad del lazo social, se instituye a partir de la lógica del capital y su correlato: el fetichismo de la mercancía. Por su parte, la psicotización del sujeto contemporáneo sería efecto de la crisis de lo simbólico, expresada en la caída de los grandes relatos. Así las cosas, tanto perversión como psicosis son posibilidades latentes en el discurso contemporáneo, donde el sujeto queda expuesto al superyó en estado puro. Indagar sobre el estatuto del sujeto en la contemporaneidad es el objetivo del presente trabajo.

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Lazo perverso: sobre la subjetividad en la sociedad contemporánea

Queda, sin embargo, un campo por explorar en el malestar contemporáneo: la melancolía como rasgo que puede observarse en los múltiples casos de depresión que se diagnostican diariamente. No se trata de introducir una tercera vía para inclinar la balanza a favor de la psicosis. Más bien es una hipótesis que contradice el planteamiento de la perversión como defensa de la psicosis, y que plantea lo contrario: la melancolía como efecto de la perversión.

I. Todos envueltos en un mismo discurso The Help (Tate Taylor, 2011) recrea los acontecimientos de Mississippi en la década del 60, a partir de la historia de Skeeter, una joven comunicadora recién graduada de la Universidad de Mississippi y cuyo sueño es convertirse en reportera de un diario de Nueva York. Se trata de una década agitada por las luchas encabezadas por Martin Luther King en pro de la consecución de plenos derechos civiles para los negros, sobre todo el derecho de igualdad ante la ley. Skeeter se ha encontrado con una verdad que parece escandalosa a los ojos de la sociedad blanca del Estado de Misisipi: la mayoría de mujeres blancas habían sido criadas por sirvientas negras. Esta joven, que sostiene buenas relaciones con las personas negras del servicio, y quien además había estado muy apegada a la sirvienta que la había criado, se percata de que la sociedad de Mississippi ha sido educada por la comunidad negra. Este hecho inquietante la lleva a preguntarse por la paradoja que surge entre las jóvenes de Mississippi, quienes aún después de haber sido criadas por las mujeres negras, una vez crecen las comienzan a ver únicamente como objetos a su servicio; de hecho, podría decirse que en esta forma de empleo, los negros se encontraban como siervos de los señores blancos. La paradoja es la siguiente: ¿Cómo pueden las jóvenes blancas repetir la historia de sus madres y padres, de tratar como objetos a los criados negros, si estos han sido los encargados de su cuidado y educación? Pero, sobre todo, ¿cómo pueden los negros reproducir un discurso, que es el del mandato de los blancos

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sobre los negros, cuando al ser los encargados de la socialización de estos niños podrían introducir otros principios? La conclusión podría ser esta: nosotros los blancos somos negros en cuanto son ellos quienes nos han cuidado y educado en los primeros días, pero no somos negros, porque ellos son sirvientes y nosotros amos. Si la sociedad de Mississippi había sido criada por negros, ¿cómo podían reproducir la discriminación? Pero, más aún, si los negros tenían la labor de criar a los niños blancos, ¿cómo podían reproducir su propia discriminación? Podría decirse que aquí se resume aquello que Lacan (1999-1) denomina discurso: se trata de una lógica de distribución de los lugares, de organización del goce, pero que, al mismo tiempo, se interioriza y reproduce de generación en generación de manera inconsciente. Este es un ejemplo de lo que Lacan (1999-1) llamó el discurso del Amo. Esto no quiere decir que lo sea porque unos amos (los blancos), gobiernen sobre otros siervos (los negros), sino que se trata de que todos, tanto negros como blancos, se encuentran envueltos en un mismo discurso. Los blancos son negros porque han sido criados por ellos, pero los negros son blancos porque al mismo tiempo reproducen el discurso de la discriminación. Luego ambos están inscritos en el mismo discurso. En esto no habría nada nuevo, pues la estructura del discurso del Amo es la del inconsciente. Lo que vale la pena observar es aquello que deviene en lo que podría llamarse el discurso contemporáneo. Skeeter quiere convertirse en reportera y ve en las experiencias de estas sirvientas una oportunidad para escribir una buena historia. Cuando Skeeter le cuenta a la directora de Harper & Row (un diario de Nueva York) sobre su idea de recoger las historias de estas mujeres, ella se muestra interesada justamente porque en ese momento es un tema coyuntural, debido a las constantes manifestaciones de los negros en cabeza de Martin Luther King. Podríamos decir que es una historia que se vende bien. Al recibir respaldo, Skeeter decide hablar con

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Aibileen, una sirvienta de una amiga cercana con mucha experiencia en este trabajo, por lo que se constituye en una fuente importante. Al principio Skeeter encuentra mucha resistencia en Aibileen para comenzar con sus relatos. La joven había iniciado con una entrevista estructurada, haciendo preguntas directas y frías sobre las que la sirvienta se abstiene de responder. En ese momento Aibileen le dice a Skeeter que no le pregunte más, que la deje ir escribiendo y relatando su historia libremente. El relato de Aibileen comienza a fluir en el momento en el que la reportera se ha callado: allí comienza a decir todo lo que se le pasa por la cabeza. Minny, una sirvienta que ha sido expulsada de su trabajo, decide colaborar con la misma metodología del relato libre. Estas primeras historias atraen definitivamente la atención de la directora del periódico, quien le dice a Skeeter que, para que su historia pueda ser publicitada, es necesario que recoja por lo menos una docena de historias más. Con el paso de los días, la casa de Aibileen se convierte en un lugar de encuentro de las sirvientas de Mississippi, lo que al final se publicará en un libro titulado Las sirvientas. El escándalo que provoca la publicidad de estas historias que tenían que ver con las familias blancas de Mississippi, culminará con el despido de Aibileen. Podría decirse que ha entrado así en lo que conocemos como discurso capitalista contemporáneo.1 (Figura No. 1) 1



El discurso capitalista es una estructura compuesta por cuatro elementos (al igual que los cuatro discursos) que interactúan a manera de circuito, de tal forma que todos quedan articulados. La figura para comprender su movimiento sería el “ocho acostado”, también conocido como símbolo infinito (∞). El orden en el que se presentan los elementos es la siguiente: un sujeto ($) se dirige hacia el significante Amo (S1), que a su vez se remite al saber (S2), el cual responde con un objeto (a), que finalmente es dirigido al sujeto con el cuál había iniciado el circuito. Por su lógica de interconexión, este circuito podría comenzar en cualquier lugar. Esta quinta estructura es planteada por Lacan (1977) durante una conferencia en Milán en 1972, dos años después del seminario sobre los cuatro discursos (Seminario XVII: “El reverso del psicoanálisis”) (Lacan, 1999-1). En esta conferencia, luego de dibujar las fórmulas de los cuatros discursos en el siguiente orden: Discurso del Amo, de la Universidad, de la histérica y del Analista, dibuja una quinta que denomina discurso capitalista. En su planteamiento, el discurso capitalista es el sustituto del discurso del amo, condenado a estallar. El origen de esta estructura obedecería a un truco, que consiste en la inversión del significante Amo (S1) y el sujeto ($).

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¿Pero cuál es entonces la particularidad de este discurso contemporáneo? En primer lugar el valor, es decir el capital, se ha producido gracias al relato de estas mujeres, a sus historias. Se trata de que su particularidad ha sido puesta a trabajar para producir un plus. Tenemos entonces aquí el primer punto: la plusvalía se extrae gracias a la particularidad del sujeto. Llamemos a esto S1.2 En segundo lugar, esto se ha producido gracias a un dispositivo de libre expresión, que en este caso se ha instalado en la relación entre Skeeter y Aibileen. Es aquí donde los medios de comunicación juegan un papel fundamental. Vemos ejemplos de esto en varios formatos “reality”, donde los sujetos acuden para vender “su talento”, o una particularidad de la cual podría extraerse valor: S1. Esto constituye un saber: S23. Ese saber deviene luego objeto de consumo: objeto a, 4 por ejemplo en el caso del libro Las sirvientas; sus historias compradas y consumidas por todas las mujeres de Mississippi. Pero falta ubicar una coordenada más: Aibileen, a quien la comunidad negra le da un reconocimiento, ha quedado sin empleo. Se siente algo desconcertada al quedar por fuera del discurso que antes reproducía. La película culmina cuando Aibileen afirma que ahora se siente libre. El efecto de todo esto es la constitución de un sujeto ($) que se considera libre. Ahora que su nombre está escrito en el libro Las sirvientas, Aibileen se siente libre, lo cual constituye una paradoja, porque justo en ese momento ella se ha convertido en objeto de consumo.

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S1 es el término que utiliza Lacan (1999-1) para referirse al significante Amo, o significante primordial.

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S2 es el significante que utiliza Lacan para referirse al saber.

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El objeto a tiene dos connotaciones en Lacan: objeto perdido y objeto de goce.

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¿Un sujeto des-Sujetado? Ubiquemos dos elementos fundamentales en la configuración subjetiva. El primero tiene que ver con la marca, significante que funciona como marca y que se encuentra en el sujeto por el solo hecho de habitar el lenguaje. El segundo tiene que ver con un significante cuya función sería resignificar la experiencia de la marca, significante del “Nombre-del-Padre.” Los análisis contemporáneos señalan una forclusión de este significante, ha sido rechazado. En este caso, el sujeto contemporáneo se encontraría con la dificultad para resignificar la marca del lenguaje. ¿Qué vías toma el sujeto para tratar de resignificar la marca del lenguaje? ¿Cuál sería la metáfora encargada de inscribir estas representaciones imposibles en la contemporaneidad? Ubiquemos un ejemplo en el que el tatuaje opera en su dimensión significante. Julio César es un colombiano que ofreció unas entrevistas para la serie de Tabú de NatGeo (2011) dando a conocer su pasión por los tatuajes. Afirma que comenzó a tatuarse “por la necesidad de tener su propia identidad”. Este joven, que había estudiado diseño gráfico y publicidad, muestra ya en su elección profesional una necesidad de organizar algo en relación con la marca. Comenzó su práctica de manera iniciática, recurriendo a otro tatuador para que demarcara su cuerpo. Luego se dedicó a tatuar, comenzando por sus hermanos menores. Ahora que había sido tatuado, se convertía en sujeto marcante, instalando así una especie de circuito por el que pasa el sujeto para constituirse en eslabón de la transmisión cultural. Se trata de un primer momento en el que se está sujeto a la marca, es decir, otro instala una marca, y un momento ulterior en el que, por efecto de la demarcación del otro, puede convertirse en sujeto marcante. Julio César, de quien su nombre indica ya una marca en relación con el Amo, luego de dedicarse al negocio del tatuaje y de marcar a sus dos hermanos, desencadenó un circuito que volvió al punto inicial desde el cual ha debido introducirse al sujeto en relación con el significante organizador de la cadena simbólica. Involucró a sus padres Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 18, pp. 49-74 —julio-diciembre de 2014, Envigado, Colombia

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en la estructura de la marca. En un primer momento, estos se habían mostrado reticentes, pero ahora afirman estar de acuerdo con la práctica del tatuaje. Primero comenzó uno de sus hermanos tatuando a su padre, quien se ha tatuado varias partes, y afirma que debe continuar hasta demarcar el conjunto de su cuerpo. Por su parte, el hermano menor ha convencido a su madre para realizar una expansión para introducir un piercing. El circuito culmina con la expansión en la oreja de la madre. Todo pareciera remitir a los tres tiempos de la estructuración del sujeto, que ha denominado Lacan (1999) “Los tres tiempos del Edipo.” El significante del Nombre-del-Padre sostiene la cadena simbólica, pero sería inexacto afirmar que es el padre de la realidad el que introduce este significante, pues es la madre la encargada de transmitir el mensaje del padre. Así, el acto final de la expansión en la oreja de esta madre pareciera indicar aquello mismo en lo que ha fallado; pues al no escuchar la interdicción del padre, no había podido transmitirla. Pero por otro lado, el acto de tatuar al padre, señala su falla a la hora de introducir el significante fálico. La marca es un elemento fundamental para el sujeto. De hecho, es como producto de la marca que el sujeto se constituye. Esta marca es lo que lo representará para el enjambre significante, pues “un significante representa a un sujeto para otro significante” (Lacan, 2005). En la actualidad pareciera como si, para ser representado, el sujeto tuviera que acceder a las marcas del mercado. No obstante, en este caso se trata de una representación imaginaria, pues se asume que la marca del objeto es aquello que lo nombra. Aparece una designación del sujeto por vía de los objetos de consumo. Esto instala una nueva economía psíquica a partir de las posibilidades estructurales de la organización del sujeto con el objeto. La designación por vía del objeto obedecería a una estructura perversa. La consecuencia de esto es una homogenización del sujeto, pero también por otro lado es autoconsumo, si asumimos que estos significantes han sido producidos en algún momento por él mismo.

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II. Lazo perverso En El hombre sin gravedad, Melman (2005) aborda la particularidad del lazo social desde la perversión, atribuyendo tal estado a la abolición de la función paterna, donde el sujeto queda a expensas de un imperativo: ¡gozar! a cualquier precio. Este sería el resultado de la organización del sujeto, no en torno a un ideal sino a un objeto de satisfacción. Al levantarse la prohibición, la consecuencia sería un sujeto que no logra instalarse en la lógica generacional, pero que además desmiente la castración y por lo tanto su condición sexual, instalando en cambio una especie de economía pregenital. La comunidad (Alex de la Iglesia, 2000) contemporánea, se organiza en torno al dinero como significante excluido que, como veremos más adelante con Marx, se convierte en la mercancía fetiche del capitalismo. Julia es una vendedora que trabaja para una inmobiliaria, y termina envuelta en un conflicto de intereses de una vecindad por la disputa de una fortuna que ha sido ganada por un hombre, que vive en el departamento superior al que promociona la vendedora. La comunidad diseña una estrategia para despojar a este hombre de una fortuna que ganó gracias a un billete de lotería. El hombre, luego de reclamar su dinero, tuvo que vivir encerrado en su departamento hasta que murió de inanición, ahogado entre los desperdicios que se confundían con los billetes guardados en bolsas de basura, pues sus vecinos lo habían sitiado literalmente. Por accidente, Julia descubre los billetes y a partir de ese momento, al igual que aquel hombre, quedará sitiada por la comunidad de vecinos. El desenlace de esta comedia de terror demuestra que el plan de la comunidad de repartir el botín no es posible, toda vez que cada uno quiere para sí la totalidad de la fortuna. Envueltos en una serie de traiciones, los personajes irán revelando que están dispuestos a pasar por encima de cualquiera para obtener el dinero.

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La perversión de la sociedad contemporánea, que Lesourd (2006) escribe “Padre-versión”,5 constituiría el rasgo determinante de la sociedad contemporánea, toda vez que la castración instalada por la metáfora paterna ha hecho crisis, frente a lo cual emerge una lógica anterior del deseo, que se encuentra en relación con la negación de la castración de la madre. Esta perversión, aunque parezca más evidente en la sociedad actual, constituye el fundamento mismo del capitalismo. Algo que Marx había denunciado en su análisis sobre la mercancía.

El fetichismo de la mercancía Lo que denomina Marx (1995) fetichismo de la mercancía tiene que ver con la renegación del trabajo social expresado en la mercancía, donde se actúa como si la relación social que media entre los productores y el trabajo fuera una relación social establecida entre los objetos al margen de sus productores. Es como sí la mercancía tomara vida propia, existencia independiente que se relaciona entre sí con los hombres. La consecuencia de esto, según Marx (1995), es que las relaciones sociales se establecen como relaciones materiales entre personas y relaciones sociales entre cosas. Llamó a esto objetivación del trabajador en la producción y subjetivación de la mercancía en el consumo. En este proceso aparece el dinero, no para revelar el carácter social de los trabajos y las relaciones sociales entre los productores, sino, al contrario, para encubrirlas. El dinero constituye entonces la forma fetichista de la mercancía, pues viene en lugar de la expresión de las relaciones sociales necesarias para la producción, para velarlas. La particularidad de la producción capitalista reside en que las normas que presiden el trabajo son individuales y no sociales, contrario a las lógicas de producción feudal, donde la división del trabajo actúa como fuerza colectiva. Por esta razón, lo que ocurre a nivel de esta producción es que la mercancía niega estas relaciones sociales, por 5

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Término retomado de Lacan (1975) [inédito] a propósito de la homofonía entre perversión y pere-versión en Francés

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lo que Marx (1995) dice que si las mercancías hablaran tendrían que decir: “es posible que nuestro valor de uso interese al hombre, pero el valor de uso no es atributo material nuestro. Lo inherente a nosotras… es nuestro valor” (p. 43). He aquí el fetichismo de la mercancía. En primer lugar Marx (1995) ha definido el fetichismo como una renegación del trabajo social, pues se actúa como si la relación entre productores y trabajadores fuera una relación social establecida por los objetos. Vemos aquí que los objetos aparecen en lugar de los individuos, mediando la relación social. Se objetiva el trabajador, en forma de objeto a, y por otro lado se subjetiva la mercancía en su forma: Sujeto tachado $. Queda descrita aquí una matriz donde el trabajador como a, produce mercancías como Sujeto tachado $. Esto en tanto la mercancía vendría a señalar la verdad sobre el trabajo, a saber, que congela el plustrabajo del trabajador, congela el Plus-de-Gozar. El fetichismo aparece a través del dinero, pues este viene a encubrir el carácter social de la producción. Aparece entonces en lugar de las relaciones sociales de producción, pero viene al mismo tiempo en lugar del plus empleado para producir valor en la mercancía, es decir, en lugar del Plus-de-Gozar,6 y con esto digamos de una vez: en lugar de la falta. Sabemos, desde Freud (2003-2), que aquello que venía a significar la 6





Para Lacan (1977) el capitalismo se edifica a costa del goce alrededor del cual gira el sujeto. Seguramente ahí radica el éxito de su funcionamiento. A partir de allí surge la necesidad de plus-de-gozar para que la máquina trabaje. Si este término es homólogo al de plusvalía, entonces estamos diciendo que el discurso capitalista se edifica por cuenta del plus-degozar, por cuenta de la plusvalía. El plus-de-gozar tiene que ver con un más de goce, obtenido gracias a un menos, es decir, un más de goce por cuenta del goce extraído, perdido. Lacan dice que es con este plus-de-goce que la máquina trabaja. Marx (1995) había dicho ya que la plusvalía se produce gracias al trabajo del cual es expoliado el trabajador, lo que a su vez permite la acumulación de capital. Tenemos entonces una máquina que funciona a costa de aquello que experimenta el esclavo como más de goce, en el menos, es decir, en la pérdida. En cuanto este pus-de-gozar instala una falta, abre el agujero para ser colmado. Lógica en la que el menos de goce, es decir la expoliación, se aprovecha al mismo tiempo como elemento de acumulación-producción para generar objetos que acudan al agujero producto de la pérdida, como agujero a colmar. El plus-de-goce es causa del deseo en tanto instala una pérdida, y esto se convierte en principio de la economía capitalista. Principio orientado por el objeto a, como causa de deseo; es gracias al objeto causa de deseo que opera esta economía.

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falta era el falo, pero en el lugar de la falta ha venido ahora el dinero, y esto es lo que constituye el fetichismo.7

La explotación del hombre por el hombre El falo, como elemento excluido de la posesión individual del mismo y aportado por el Nombre-del-Padre, y que hacía necesario acudir al otro para generar los efectos de su posesión, es decir, que aseguraba el vínculo social, pierde ahora su lugar en cuanto el dinero viene a simbolizar la falta; no obstante, para obtenerlo será necesario explotar al otro. Si el dinero es el representante de la falta, lo es también del valor de cambio, el que a su vez es producto del plustrabajo. Luego únicamente se puede agregar valor explotando al trabajador, pero únicamente se puede acceder al objeto de goce explotando al que en efecto produce valor, pues al hacerlo se puede tener el objeto que falta. Esto marca toda una lógica de los intercambios en el discurso capitalista, pues el lazo social queda sujeto a la explotación del hombre por el hombre. Y no se trata de que esto no estuviera antes: la explotación del semejante había sido descrita por Freud (1988) en el amor al prójimo; se trata de la perversidad a la que se somete esta explotación en su vertiente del dinero, pues el dinero en sí mismo carece de valor de uso, y adviene únicamente como valor de cambio; así, no se trata siquiera del usufructo del semejante, sino de aquello que viene en lugar de su usufructo como dinero. En la subjetivación del neoteno tenemos los tres tiempos del Edipo descritos por Lacan (1999), donde el último resignificará los anteriores por medio de un significante: el falo. El niño ha deseado ser el deseo de su madre, es decir, ha deseado ser el falo que ella desea, lugar imposible

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Para Freud (2003-2) el fetichismo es una vía perversa del deseo que busca poner otra cosa en lugar de la falta. Así, el fetichista fija su deseo en aquello que aparece justo en el momento de dirigir la mirada hacia la falta de la madre, y es por eso que el zapato se convierte en el objeto por excelencia. El fetichismo es una vía de renegación de la falta, pues está destinado a renegar la falta del Otro materno. En ese sentido, el fetichismo es un intento por sostener la imagen de la madre fálica.

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por cuanto su madre no lo tiene, de manera que su cuerpo ha quedado identificado con el falo. En un segundo momento se trata de tener el falo, y en un tercero, a través de la identificación con el padre, se postergará su deseo de tenerlo para cuando sea mayor, instalándose a su vez en la lógica de la castración simbólica. El punto es que el neoteno ha identificado su cuerpo al falo, y para serlo deberá advenir él “como falo”, es decir, “como objeto del Otro”, mientras que para tenerlo deberá hacerse al cuerpo del otro como objeto. Todas las pérdidas a las que se somete el neoteno, en lo que denomina Freud (2003-3) lógica pregenital, serán resignificadas por el falo, de tal manera que el estadio del espejo no es ajeno a esta lógica. Lo que se juega del otro lado del espejo es su imagen como falo, su completud imaginaria, elemento que resalta Pommier (1997) para explicar la relación entre objeto a y plusvalía. La explotación del semejante, es decir, el robo de su fuerza de trabajo como valor universal del dinero, permite homologar el robo con la obtención del falo, gracias a la relación estructural entre cuerpo y falo. Si la ganancia se obtiene gracias a la explotación del trabajador, y su fuerza de trabajo, es decir, su cuerpo como mercancía es la productora de valor universal, velada luego a través del dinero, entonces al expoliar su fuerza obtengo el falo objetivado como dinero. Esto marca la perversión del discurso capitalista, pues una mercancía sin valor de uso viene a instalarse en lugar del significante del goce. Pommier (1997) dice que es el rechazo de la pulsión imposible, a saber, ser el falo de la madre, lo que al ser expulsado fuera adviene como mercancía; plusvalía definida en la producción de los objetos, es decir, aquello que como plus-de-goce, pérdida imposible de recuperar, es objetivado en el cuerpo, en su falicización, es expulsado para que advenga plusvalía con la extracción de la fuerza del trabajo del cuerpo falicizado del trabajador. Es a partir del momento en el que el goce imposible para el cuerpo es rechazado fuera, que es equivalente a cualquier objeto de consumo.

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Pero, por otro lado, si asumimos que el fantasma es realización imaginaria y a la vez corte del Otro, tenemos entonces que este fantasma homogéneo del capitalismo plantea lo siguiente: el goce está del lado del cuerpo falicizado, al cual se ha identificado el sujeto, luego debo explotarlo para recuperar el falo; el Otro goza gracias a la fuerza de trabajo que extrae de mi cuerpo, luego debo explotar a otro para gozar como él (principio del amor al prójimo, donde se toma al otro como a sí mismo. Como vemos, los dos casos desembocan en la misma salida: explotar al semejante. “Se trata de un intento de liberación del atrapamiento de cada sujeto como falo del Otro por vía de la explotación del semejante” (Pommier, 1997, p. 21).

III. Sociedad psicotizante Dufour (2002) en Locura y democracia, parte de los escritos autobiográficos de Rousseau y la trilogía de Beckett para mostrar la estructura psicótica del lazo social contemporáneo. Su punto de partida es el declive de la figura paterna como entidad tercera que le de sentido al rasgo unario y se encargue de la nominación del sujeto. Según explica, la definición de Benveniste devela la estructura unaria del sujeto, al decir: “es yo quien dice yo”, pues antes, la definición del yo estaba referida a una entidad tercera, bien fuera Dios, la physis, el Rey o la República. La autorreferenciación8 del sujeto, sería, según Dufour (2002), la condición de la democracia por introducir un individuo jurídicamente autónomo. Queda el sujeto a expensas del mercado, que por vía del neologismo instala un nombre temporal, pero lo deja inmerso en un estado evanescente, toda vez que estos significantes están condenados a su pronta desaparición. El agravante es que lo sitúa

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La relación que establece Dufour (2002) entre el rasgo unario y la autorreferenciación, tiene que ver con el papel que cumple el rasgo unario como marca diferencial del sujeto. Esta marca, instalada por el lenguaje, si bien cumple el papel de rasgo único, tiene como vía de significación el discurso social encarnado en los rostros del gran Otro. Al hacer crisis los grandes relatos, el sujeto queda a expensas del rasgo unario sin vía para significar la marca. Así las cosas, el papel referencial del gran Otro tiene que ser asumido por el sujeto, de manera que debe él mismo instalar un marco de referencia para su rasgo singular.

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como objeto de consumo, pues al alienarse a la marca de un producto, el sujeto deviene objeto de consumo. La democracia se presenta entonces como sociedad delirante. Dufour (2002) la enlaza al narcisismo, como momento en que el sujeto deposita la libido en su propio yo. El individuo en la democracia se configura a partir de un “yo hablo”, y desde este lugar de enunciación debe el sujeto asumir la carga que antes recaía sobre el Otro. Pero esta sociedad delirante no deja expuesto al sujeto al delirio individual, sino que genera delirios que se colectivizan, y que pueden observarse por ejemplo en las caricaturas infantiles. La estructura delirante presente en la democracia de masa9 es presentada por Dufour (2002) a partir de la autobiografía de Rousseau, donde resalta los enunciados unarios que proliferan en su relato: “ ‘ser siempre yo mismo’, ‘estudiarme a mí mismo’, ‘Explorarme a mí mismo’, ‘ser plenamente mío’, ‘retornar a mí mismo’” (p. 203). O cuando, al referirse a la democracia, dice: “y si la democracia fuera posible, la condición sería que el hombre fuera como Dios, es decir, autosuficiente” (Dufour, 2002, p. 217). La autobiografía de Rousseau (1959), citada por Dufour (2002) intitulada Rousseau juez de Jean Jacques, muestra cómo, mientras Rousseau se encuentra presente como juez, J.J. ha quedado ausente, homofonía que encuentra Dufour (2002) del lado de la fórmula de Benveniste (1966) “es yo quien dice yo”. Esta condición de innombrable nos remite al mundo de Beckett, donde la matriz significante comienza a difuminarse a partir de la metonimia incesante de significantes, que intentan nombrar las cosas. El innombrable

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Si el sujeto es un efecto del discurso, la vía para comprender el estatuto del sujeto en la contemporaneidad es la democracia. Esto en cuanto existe en su fundamento, como lo demuestra Dufour (2002), es un intento por constituir un individuo desanclado de todo referente, un individuo autorreferencial, que se autoproduce. Esta apariencia de desujeción no puede más que abocar al sujeto a la locura, pues queda aturdido por el vozarrón del superyó que le exige: “Sé tú mismo.” Es claro que el Otro no existe, y que es una invención del sujeto. Pero también es cierto que tiene una función estructurante en tanto le permite decir: “Yo soy Otro.” Lo contrario es un sujeto que en la enunciación tiene que enfrentarse al enunciado: “Yo soy yo.” Ese desanclaje significante es un empuje a la locura.

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(Bekcett, 2001) sitúa justamente esta insistencia de aquello que no cesa de no escribirse, y que por lo mismo no permite que él calle. En el mundo de Beckett (1970) las cosas carecen de nombre, los nombres de cosas, Molloy podía verlo aún con un solo ojo: “incluso en aquel tiempo, cuando todo empezaba ya a difuminarse, partículas y ondas, la condición del objeto era ya carecer de nombre y a la inversa” (p. 42). La palabra está vacía, es menester renunciar a ella, se escucha “como puros sonidos, libres de toda significación” (Beckett, 2001, p. 68). Este es uno de los caminos que parecería tomar el sujeto contemporáneo, se ha encontrado con aquel vacío en la estructura, ha decidido callar, cualquier palabra da igual, cualquier nombre para la cosa, renuncia al mundo simbólico, encuentra el vacío de las palabras y la dificultad para ser nombrado, preferible aquí olvidarlo todo, hasta el propio nombre, como Molloy cuando dice: “al despertar no siempre me acuerdo de quien soy” (Beckett, 2001, p. 51). Cuando se encuentra que los significantes están vacíos, se percibe el vacío de sí mismo en tanto significante, y así, como dice Molloy, “según parece, a lo máximo que puede aspirar uno es a ser al final algo menos de lo que era al principio, y así sucesivamente” (Beckett, 2001, p. 43). Sabemos que el Otro es aquella instancia tercera que debe ser garante de la verdad, y que, aun cuando ficticia, en el sentido de que no existe, es necesaria para la configuración del sujeto. El trastocamiento de esta función habría ocurrido como efecto de la caída de las grandes ideologías sobre las cuales se había constituido el sujeto moderno. Dufour (2007) enlaza estas ideologías con las “figuras del Otro”, que serían una especie de semblante, o rostros del significante del Nombredel-Padre. Como producto de la caída de este significante que organiza los demás, sostiene que el gran Otro se habría reducido a pequeños relatos que dejarían al sujeto a expensas de la significación de su propia existencia. Pero no podemos hablar de la ausencia absoluta del gran Otro, ni siquiera en el caso de las psicosis. Pues al menos en la paranoia,

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como lo señala Lacan (1990), existe un Otro; el problema estaría en que este Otro no garantiza un lugar estable para el sujeto. El Otro absoluto Tratemos de observar esta figura del Otro, cuya función es la constitución del sujeto, a partir de algunos ejemplos contemporáneos. En la televisión observamos un aumento progresivo de formatos tipo “reality”, en un intento por mostrar el mundo real, lo que supondría una especie de irrealidad que solo puede desaparecer gracias a la mirada omnipresente de las cámaras en tiempo real. Uno de los primeros fue Big brother (John de Mol, 1984) (Gran Hermano), el cual se adaptó a varios países de Latinoamérica. En este “reality”, aproximadamente 15 personas, desconocidas entre sí, tienen que convivir durante un tiempo en una casa, aislados del resto del mundo y observados durante las 24 horas del día, por medio de una serie de cámaras. Al estilo del totalitarismo de 1984 de Orwell, este “reality” sitúa una especie de mirada omnipresente y vigilante. En este tipo de formatos, la eliminación de los participantes se da por medio de un sistema de votos en el que, en apariencia, participa el televidente de manera directa. El formato pretende situar al telespectador como el “Gran Hermano”, es decir, como omnivoyeur. En la dinámica del “reality” vemos confluir dos objetos pulsionales que se encuentran en juego: por un lado, la mirada permanente del “Gran Hermano”, que los participantes jamás pueden determinar, es decir que no lo ven. Por otro lado, la voz del “Gran Hermano”, que se convierte en su único contacto con este Otro. Los participantes deben asumir una serie de pruebas para ganarse el amor del “Gran Hermano”, y salvarse así de la eliminación, lo que configura una especie de vínculo perverso con los demás participantes. Este ojo permanente, encarnado en las cámaras de vigilancia y los satélites, señala de alguna manera una especie de mirada absoluta del otro sobre el sujeto, por lo que este Otro se configura como persecutor.

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Tal es el caso de Truman (Peter Weir, 1998): un niño adoptado por una programadora luego de ser abandonado por su madre para diseñar un show que lleva su nombre. Crisof, de quien se percibe ya una relación entre su nombre y el de Cristo, es el director del “reality”, que se presenta como redentor de la irrealidad televisiva. El único personaje real de la historia es Truman, los demás son personajes que se van introduciendo en su historia a merced de las ideas del director. Pero luego de varios años de desarrollo de la trama de la vida de Truman, este percibe, de manera paranoica, que se encuentra en un mundo irreal, y decide emprender un viaje, que intenta frustrar el obstinado director. Si bien la paranoia de Truman no puede equipararse a los efectos que tendría la sociedad del control sobre los sujetos, sí podríamos decir que el estilo “reality” de nuestra sociedad tiene efectos sobre el lazo social, o más bien, que el formato “reality” muestra algo de nuestro lazo social. Que el sujeto configure un Otro persecutor y omnipresente habla de la necesidad de elaborar por vía de una metáfora delirante algo que ha fallado en la estructuración del sujeto. Pero, por otro lado, que los sujetos realicen filas de días y noches para lograr ser observados por las cámaras de televisión, aunque sea para ser descalificados, ubica una necesidad del sujeto por configurar una relación con un Otro que le reconozca.

IV. Melancolía: Efecto de la perversión del capitalismo Melancholia (Lars Von Trier, 2011) comienza con una serie de imágenes en cámara lenta que muestran el atardecer como momento de apaciguamiento. Justine es una joven que va camino hacia su boda con Michael. La primera parte del film transcurre en la recepción de la pareja de recién casados. El padre de Justine es un hombre viejo y ebrio, que comienza a robarse los cubiertos durante la cena. En el momento de dirigir sus palabras a los novios, se refiere a la madre de Justine diciendo que ella es algo dominante. Su mujer se levanta de la mesa y lo interpela: “¿Dominante? ¡Qué basura!”. Se presenta diciendo

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que es la madre de Justine, se dirige a ella para decirle que si tiene alguna ambición en su vida, esta no vendrá por el lado del padre. Vemos en este conflicto a una madre verdaderamente dominante, pero que muestra además una increencia en el falo o, en otros términos, en los rituales “patriarcales”. Les dice a los novios que lo disfruten mientras dura, ya que ella misma odia los matrimonios. Está en la mesa vestida con ropa informal, lleva una blusa desteñida al estilo de los 60, y ha hecho quedar a su padre en completo ridículo. Durante toda la noche, Justine se muestra confundida y apesadumbrada, y de hecho en varios momentos se aísla de la fiesta e intenta encerrarse en un cuarto a dormir. Comportamiento que asume también Gaby, su madre, quien luego de la cena se encierra en una de las habitaciones. Justine pasa a la habitación contigua, en donde sostiene una conversación con su madre, quien le pregunta qué quiere en ese lugar, y sin dejar que responda, le dice: “no quiero nada más que yo”. Enseguida le dice que se largue de ese lugar, que deje de soñar. En los dos momentos en los que interviene Gaby, deja ver no solo su estado de incredulidad sobre los rituales culturales y el amor, sino que además se muestra como una mujer fálica, que no tiene un lugar para las demandas de la hija. Pero, por otro lado, los momentos en los que interviene el padre dan cuenta de un padre ausente. Si la madre ha rechazado la conversación que intenta sostener Justine, por otro lado el padre ha evadido la conversación de su hija. Justine intenta que se quede, pero este abandona el lugar dejando una nota firmada: “tu estúpido papá.” La otra mitad de la película se desarrolla en torno a Melancholia, un planeta que se había ocultado tras el sol, pero que ahora comienza a acercarse a la tierra, y muchos temen que colisione. Justine ha enfermado y ahora su hermana Claire se hace cargo de ella. Llega a su casa bastante golpeada y triste, no puede pronunciar palabra y va directo a la cama, no puede mantenerse en pie, dice que está cansada, se tira al suelo y comienza a quejarse, tampoco consigue comer porque

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la comida le sabe a cenizas. Llora constantemente y no hace más que encerrarse en la habitación. La cercanía de Melancholia va generando una serie de cambios en el comportamiento de las personas, e incluso de los animales, quienes se comienzan a agitar progresivamente. Al principio se ve como un punto luminoso en el horizonte, iluminando la noche como si fuera el ocaso. Momentos que aprovecha Justine para desnudarse ante su presencia. Su cuerpo se apacigua mientras lo observa. Pero mientras Justine va mejorando, Claire va entrando en un estado melancólico. Se ha obsesionado con Melancholia, por lo que inicia una indagación en la red para saber de qué se trata. Lo que encuentra es desesperanzador: “La danza de la muerte”. El planeta había estado girando en la órbita de la tierra, para finalmente colisionar con ella. Ahora es Claire quien ha dejado de comer, pues está convencida del inminente choque, y no cree en la versión de los científicos, quienes afirman que no hay nada que temer. John, esposo de Claire, ha logrado tranquilizarla. Todo se encuentra listo para ver a Melancholia, que aparece en el horizonte como un atardecer. Ahora comienza a elevarse iluminándolo todo. Pero Melancholia, en vez de alejarse, como se había calculado, da una vuelta para retornar en una trayectoria de inevitable choque: “La danza de la muerte”. Ante la certeza de su cercanía y de su error, John termina suicidándose mientras Justine, Claire y Leo, su hijo, esperan resignados la colisión. La cercanía de este planeta perdido ubica un punto de imposible metaforización.

El atardecer apaciguante del melancólico La melancolía se presenta, según Freud (2003), como una cancelación del interés por el mundo exterior, cuyos rasgos son la pérdida de la capacidad de amar, la inhibición de toda productividad y una rebaja en el sentimiento de sí que se exterioriza en autorreproches y autodenigraciones, que, como consecuencia, genera una delirante

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expectativa de castigo. La melancolía sería producto de una pérdida de objeto, en la cual el sujeto no sabe exactamente lo que perdió. Esta pérdida tendrá como efecto el empobrecimiento del yo, el cual es presentado como indigno y despreciable, y que además se humilla ante todos los demás. La falta de interés por el mundo es consecuencia del conflicto interior que devora su yo. Pero el autorreproche del melancólico, a diferencia del neurótico, no se comporta con vocación de arrepentimiento, pues según Freud (2003) le falta la vergüenza en presencia de los otros; por el contrario, se complace con el desnudamiento que realiza de sí mismo. Lo que ha ocurrido es que una parte del yo toma a la otra críticamente como objeto. Reproche que viene del superyó, pero que, lejos de estar dirigido contra sí mismo, se ajusta a otra persona a quien el enfermo ha amado. Esto devela que los reproches están dirigidos en realidad hacia un objeto de amor que ha rebotado sobre el yo. Freud (2003) corrobora esto, en tanto los melancólicos se muestran siempre como si hubieran sido objeto de una gran injusticia. La estructura que aquí se presenta tiene que ver con la elección de objeto, a quien el sujeto liga la libido, pero al cual tuvo que renunciar. El resultado de esto fue que, en vez de desplazarse la libido hacia un nuevo objeto, se retiró sobre el yo. Es decir, estableció una identificación del yo con el objeto perdido. Así, el yo en lo sucesivo comenzó a ser juzgado como el objeto abandonado, de manera que la pérdida del objeto se mudó sobre una pérdida del yo. Se trata de una identificación narcisista con el objeto, que se convierte en sustituto del amor dirigido hacia la persona amada. Freud (2003) había encontrado que la identificación es la etapa previa de la elección de objeto, en la que el sujeto interioriza el objeto de deseo. Esta identificación es la regla general bajo la cual el ello resigna los objetos, de manera que el yo contiene la historia de estas elecciones de objeto. Esto permite al yo dominar al ello profundizando así sus vínculos con esta instancia, aunque desde luego lo deja a expensas de sus intereses. Lo que ocurre entonces es que el yo busca

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reparar la pérdida de la separación del objeto como diciéndole al ello que lo tome en lugar del objeto, por cuanto puede parecerse a este. El riesgo de esto, según lo anuncia Freud (2003-1), es que puede sobrevenir sobre el yo una fragmentación si las diversas identificaciones se segregan entre sí, pues cada zona erógena pugna por su satisfacción. Es allí en donde el yo pasa a ser juzgado por el objeto, y es justo esto lo que podría llevar al suicidio. Para Freud (2003), la melancolía se comporta como una herida abierta que vacía al yo hasta el empobrecimiento total, a tal punto que se encuentra resistente contra el deseo de dormir, de manera que lo único que lo apacigua es el atardecer. Desde luego, Freud (2003) había explicado que la identificación con el objeto es resignificada a partir de una identificación primordial, considerada como prehistórica: la identificación con el padre. Esto vendría a reforzar la identificación primaria, identificación con el objeto. En esta vía aparece el superyó, en relación con la ley del padre, es decir, la vía del ideal del yo. Pero, por otro lado, al no instalarse este significante, el superyó quedaría funcionando únicamente en su versión de identificación con el objeto. Quiere decir esto que la instancia superyoica se encuentra presente aun antes de la instalación de la ley introducida por el padre, y por eso Freud (2003-1) aclara que existen estas dos versiones: la identificación inicial y la herencia del complejo de Edipo. Lo que ocurre en la melancolía es que el yo, al no existir el significante paterno, queda sometido al imperativo categórico del superyó. Queda por lo tanto en relación con las adquisiciones de objeto del ello, sumergiéndose en esta instancia para ponerse a su servicio. En la melancolía, el sujeto queda en relación directa con el sentimiento de culpa, por lo que no puede renunciar al castigo del padecer. Así, el yo se confiesa culpable y se somete al castigo, a diferencia del neurótico, quien pide ser liberado de la culpa. Por eso para Freud (2003) la melancolía es una suerte de cultivo puro de las pulsiones de muerte: el yo se siente odiado y perseguido por el superyó, en vez de sentirse amado.

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A manera de conclusión: ¿Sujetos melancólicos? Exploremos los personajes melancólicos de Tim Burton, en La melancólica muerte del chico Ostra (Burton, 1999): palillo y cerilla enamorados, palillo termina hecho carbón por la ardiente pasión de cerilla. El chico robot, producto de una mujer que le ha sido infiel a su esposo con un horno microondas, y que termina confundido con un bote de basura. El niño ojos de clavo, en oposición a la niña de los muchos ojos, que termina hecha una sopa cuando se entristece y llora. La chica vudú, llena de alfileres, que cuando alguien se acerca se entierran más hondo en su corazón. El chico tóxico, que inhala humo, asbestos y amoniaco, haciendo de todo lo cancerígeno su propio oxígeno. El chico momia de quien todos huyen por su vicio de jugar al sacrificio, pero que una tarde es confundido por una piñata por unos niños que le dan de tabla hasta dejarlo muerto. Todos estos personajes, taciturnos y melancólicos, expresan de inmediato su deseo de estar muertos. Producto de un mal encuentro entre sus padres, como el chico ancla, quien en vez de cordón umbilical tenía una gruesa cadena, que se volvió tan pesada hasta que hundió a su madre. La melancólica muerte del chico ostra (Burton, 1999) muestra una historia de mal encuentro producto de los lazos amorosos. En general, todos estos niños serían un producto no deseado por sus padres, y por lo tanto rechazados por los demás. Aunque la madre pidió en su luna de miel un deseo: tener un bebé. Al nacer el chico ostra la madre dice al doctor que este no es hilo de su madeja, pues su hijo era mitad ostra. Este estado del chico anuncia ya el ostracismo en el que se encuentra el sujeto de hoy. El primer problema fue cómo llamarlo. Algunas veces le decían Carlo y otras Almeja. El chico ostra olía tanto a pescado que su madre ensayó cuanta loción encontró, hasta que su piel colorada, de tanto rascar, empezó a sangrar. Pero su esposo sabía que lo que escondía tras su queja era su propio problema en la cama. Al acudir al doctor, este les sugiere que se coman a su hijo para aliviar su problema sexual. Su padre se acerca en la noche y luego de preguntarle si ha

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pensado en irse al cielo o si ha querido morir, con un cuchillo en el cuello asesina a su propio hijo. En la arena lo enterraron y después de una oración sus padres se fueron a cenar. Pero luego de subir la marea se borraron las letras en la arena y para siempre su memoria. Mientras tanto, ellos caminaban de regreso hacia el hogar, para comenzar otra faena, pero esta vez pidieron una nena. Todos estos personajes, por su condición, se encuentran aislados del mundo exterior, pero además su figura presenta una disminución del yo. Estos niños, despreciables, o bien por exceso o bien por defecto, muestran una falla corporal, que indica el desajuste producto de la respuesta al objeto. El yo-cuerpo, en su intento por responder a los designios de la investidura de objeto, queda sometido a una suerte de desarreglo y desorganización; por eso puede observarse en su cuerpo un rebote de los rasgos del objeto, la niña de los múltiples ojos, o el niño con los ojos de clavo, como alusión al objeto mirada; el chico ostra, así como el niño robot y el chico tóxico, muestran una referencia directa al objeto de consumo, la niña vudú por su parte muestra la multiplicidad de agujeros instalados por los alfileres. Si todas las historias terminan mal es en cuanto su destino anhelado es el autocastigo, y como consecuencia la muerte para producir la falta en el Otro. El chico Ostra ilustra el funcionamiento del lazo social contemporáneo. Un niño que no puede ser nombrado, y que queda sometido al rechazo de los otros. Unos padres que no saben cómo criarlo por lo que piden ayuda al doctor constantemente. Una pulsión devoradora, que culmina asesinando y devorando a su hijo, lógica perversa del lazo social en la que además planean tener otro hijo como reemplazo del anterior. Un estado melancólico del sujeto, quien muere en el olvido sin dejar rastro y sin lograr un sitio en el campo del Otro. Pero, sobre todo, la Melancholia muestra la colisión inminente del yo asumido de manera melancólica por el ello. Lo que se observa es un sujeto solo, que ante la ausencia de un significante que dé sentido a los acontecimientos, toma a su yo como

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objeto ante el cual recae la recriminación y la queja dirigida antes hacia el otro. La sombra del objeto recae sobre el yo. La melancolía es tanto efecto de la perversión instalada por el discurso capitalista, como resultado de la crisis del significante del nombre del padre, que deja al sujeto a expensas del superyó. En el primer caso tenemos la cancelación del interés por el mundo exterior y la pérdida de la capacidad de amar, rasgo particular del capitalismo, pues al intentar suturar la falta a través del objeto mercancía, el amor queda forcluido. Freud (2003) deja claro que la melancolía se produce como efecto de una pérdida de objeto que tiene como consecuencia el empobrecimiento del yo, en tanto la sombra del objeto recae sobre el yo. Si leemos el objeto como falta, lo que tenemos en el capitalismo es una perdida del objeto que falta. Es decir, retomando la tesis de Lacan (2006), una falta de la falta. En efecto el capitalismo, como lo anunciaba Lacan (1977), aumenta la falta-de-gozar. Es decir, no hay lugar para la falta. Así las cosas, el último bastión del sujeto para construir la falta, lugar necesario para su configuración, es a través del yo. Al tomar al yo como objeto, lo toma como objeto a, es decir, como objeto que falta. Para eso no tiene otro camino que devorarlo, reducirlo, eliminarlo, extinguirlo. Se trata entonces de producir a través del yo-objeto un vacío, un agujero. Si la melancolía es un efecto de la perversión del capitalismo, es en tanto este, al intentar suturar la falta, empuja al sujeto a la autodevoración, como intento de producir la falta a expensas de sí mismo. Falta que únicamente puede producirse a través del suicidio, de la caída, de la imagen prototípica del defenestrarse. Ahora bien, valdría la pena señalar que la falta que intenta producir el sujeto a través de la melancolía, no es la falta en él mismo, sino la falta del Otro, en tanto se presenta como absoluto. Esto queda claramente demostrado en el análisis clínico de Freud (2003), pues descubre que los autorreproches del sujeto no están dirigidos contra sí mismo, sino que se trata de reproches que en algún momento estuvieron dirigidos hacia el otro.

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En el segundo caso, tenemos la crisis de la metáfora paterna como vía de identificación, escenario en el que el sujeto queda expuesto a la devoración del superyó. Freud (1988) explica que existen dos posibilidades de tramitar la agresión: hacia el otro o hacia el propio yo. Al faltar el padre como agente de la castración, no existe posibilidad de simbolizar la falta. Si bien el capitalismo instala el fetichismo y la explotación del semejante como forma de goce, la falta-de-gozar, propia del capitalismo, hace que la sombra del objeto recaiga sobre el yo. El sujeto dirige la agresión destinada hacia del otro contra sí mismo. Si en la paranoia la agresión es proyectada, en la melancolía es introyectada. Si en el discurso capitalista el objeto es el yo, la autodestrucción es el destino ineludible para fabricar el objeto a. Así pues, aparece la melancolía como efecto del discurso contemporáneo, no en vano proliferan los estados límite y las depresiones.

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Filmografía La comunidad, (2001) [Película] Alex de la iglesia, productora Lolafilms, España, 2000. (107 min). Melancholia [Película] Lars Von Trier, Coproducción Dinamarca-Alemania-Suecia; Zentropa Entertainments/ Memfis Film/ Slot Machine/ Zentropa International Köln/ BIM Distribuzione/ Eurimages/ Trollhättan Film AB/ arte France Cinéma, Dinamarca. (136 min). The Help, (2011) [Película] Tate Taylor, (traducido al español como “Criadas y señoras” o “Historias cruzadas”), producción Michael Barnathan, Chris Columbus y Brunson Green, Estados Unidos. (138 min). The Truman Show, (1998) [Película] Peter Weir, producción Paramount Pictures, Estados Unidos. (102 min)

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Cultura visual contemporánea, subjetividad y psicoanálisis freudo-lacaniano: de las sensaciones al pensamiento* Contemporary visual culture, subjectivity and FreudianLacanian psychoanalysis: from sensations to thought. Enrique Hernández García Rebollo**

Resumen Se abordan los temas de algunos elementos de la cultura visual contemporánea, subjetividad y sus relaciones con el discurso psicoanalítico, partiendo de una crítica que va de los conceptos de sensación y percepción, desde un enfoque positivista (fisiologista), para llegar a analizar las profundas implicaciones que las lógicas de las imágenes tienen en la sociedad y la cultura contemporáneas, en donde disciplinas como el psicoanálisis y los estudios visuales pueden jugar un papel rector en la comprensión de estos fenómenos actuales. Se toma como pretexto para la problematización de este texto el filme Un método peligroso, del sobresaliente director canadiense David Cronenberg. Palabras clave: Cultura visual, subjetividad, psicoanálisis, sensación, imagen.

Abstract: In this paper, we address some elements of contemporary visual culture, subjectivity and their relations with the psychoanalytic discourse, based on a review that goes from the concepts of sensation and perception, with a positivist approach (physiologist), to * **

El presente trabajo es un ensayo de reflexión sobre los temas de cultura visual, subjetividad y psicoanálisis Profesor universitario en diversas instituciones y psicoanalista. Ha publicado artículos en revistas arbitradas y de difusión cultural. Actualmente, es Doctorante en Ciencias Sociales por la UAM-Xochimilco. Algunas de sus líneas de investigación son: sociedad de la información, subjetividad, posmodernidad y estudios socioculturales. Correo electrónico: [email protected]

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be able to analyze the deep implications that the logics of the images have on society and contemporary culture, where disciplines as psychoanalysis and visual studies can play a leading role in the understanding of these current phenomena. The film A Dangerous Method, by the outstanding Canadian director David Cronenberg, is taken as a pretext for the problem identification in this text. Keywords: Visual Culture, subjectivity, psychoanalysis, sensation, image.

Introducción ¿Anorexia?, ¿locura?, ¿intensidad?, ¿juventud?, ¿feminidad?, ¿sexualidad frustrada? Todas estas ideas, que pueden llegar a desarrollarse como conceptos, son algunas de las palabras que llegaron a mi mente en los primeros minutos de la película Un método peligroso (2011), del extraordinario director canadiense David Cronenberg (Toronto, 1943). Cuando escribo “llegaron”, pienso de forma mucho más lenta, analítica, en esa experiencia que tuve hace aproximadamente 24 horas, cuando vi dicha película. Intento recordar esas poderosas imágenes y son estas palabras las que vienen a mi mente. La extraordinaria capacidad de expresión corporal de Kaire Knightley, la actriz que desempeña el papel de Sabine Spielrein en dicha película, es simplemente sorprendente. Sabemos bien, gracias al psicoanálisis, aunque suele olvidarse, que el poder de comunicación que tiene el cuerpo humano de hecho rebasa la capacidad de consciencia que tenemos del mismo. Las lógicas de la imagen, relacionadas con las de la construcción imaginaria de nuestros cuerpos, tienen una serie de similitudes que no son tan fáciles de comprender a “simple vista”. La gran cantidad de información que contiene una imagen nos impacta de diversas formas, y he ahí la frase famosa que dicta que “una imagen vale más que mil palabras”. Sólo que intentaré argumentar en las siguientes líneas una idea radicalmente opuesta: que una imagen vale nada sin palabras. “Vale nada” es una frase que puede significar muchas cosas en diferentes contextos, cuando uno empieza a pensar más detenidamente en ella, y aquí lo que quiero precisar es que

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muchas veces las imágenes sólo excitan nuestro aparato sensorio, y nos informan (es decir, dan forma) a niveles inconscientes que no obstante sí impactan en la conformación de lo que somos, aunque no nos demos clara cuenta de ello. Entonces, esta frase hay que tomarla en el contexto de cómo procesamos de formas complejas una imagen, y me parece que cuando hay una recepción meramente excitatoria, pasiva a nivel intelectual, es decir, sin estar atravesada por nuestras funciones mentales superiores, una imagen puede valer nada. Al menos en cuanto al lenguaje humano se refiere. Es decir, que pienso que es necesario complejizar la relación que hay entre las imágenes y las palabras para poder dilucidar un poco sus posibles significados. Me gustaría tomar como pretexto la película de Cronenberg, que traza el retrato de tres personajes relacionados con la historia del nacimiento del psicoanálisis, y que puede ilustrar visualmente muchas de las ideas que desarrollaré aquí, para poder identificar a mayor profundidad las interesantes relaciones que existen entre las imágenes y las palabras, adoptando al final una perspectiva interpretativa de corte psicoanalítico, que apunta mucho a los significados profundos y psicodinámicos de la imagen, complementando aquellos fenómenos semióticos y pragmáticos, perspectivas que se enfocan en las formas, los códigos y las lógicas de las mismas, aspectos estos últimos que han sido abordados por otras disciplinas, como algunos estudios sobre comunicación. Uno de mis objetivos aquí es problematizar algunos de los resultados a los que se han llegado en dichos estudios, por ejemplo, los de la recepción, para ponerlos a discusión con aspectos psicodinámicos que no son considerados en dichos enfoques. He ahí que la película de Cronenberg, producto visual de factura estética y narrativa sobresaliente, me sirve aquí solamente como un estímulo intelectual idóneo para realizar una problematización argumentativa para relacionar algunos aspectos genéricos de la cultura visual Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 18, pp. 77-115 —julio-diciembre de 2014, Envigado, Colombia

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contemporánea con el discurso psicoanalítico. En este sentido me parece muy interesante que el uso de películas, que en el caso de Un método peligroso narra, mediante un discurso visual (como cine que es), uno de los momentos cruciales del nacimiento del psicoanálisis, es un buen pre-texto visual para desarrollar un texto que abordará temas relacionados con la subjetividad, la cultura visual y el psicoanálisis. Paso aquí a problematizar la cuestión de cómo el abordaje de dos conceptos centrales en muchas teorías psicológicas nos puede permitir pasar de una mirada positivista, en donde aspectos meramente fisiológicos juegan el rol central, a una mirada de corte psicoanalítico que introduce un nivel de reflexión más profundo, que es la cuestión de la subjetividad. También, y en un eje tanto horizontal como transversal de continuidad de la crítica a la mirada meramente positivista en estos temas, queremos desarrollar una argumentación de complejidad mayor al pensar en cómo la subjetividad misma queda inscripta en regímenes sociales cuyas características marcan en mucho las formas de percepción e interpretación de la realidad circundante. Proponemos, mediante este último eje, que en el mundo contemporáneo puede prevalecer una subjetividad visual acrítica que resulta preocupante por sus características tan particulares. Entiendo aquí por cultura visual contemporánea acrítica un régimen de la mirada en donde el consumidor promedio de productos visuales y/o audiovisuales generalmente carece de herramientas cognitivas vinculadas con un pensamiento crítico que le posibilite reflexionar sobre el cómo, mediante el consumo de ciertos contenidos, si bien no se determina totalmente, sí se moldea tanto su sensibilidad como su forma de pensar el entorno social que le rodea y el cual habita. Por supuesto que no toda la cultura visual “contemporánea” presenta esta característica que yo subrayaré en el desarrollo de este trabajo: su cualidad acrítica. Si bien esta postura es cuestionable por algunas de las conclusiones a las que han llegado algunos estudios de la recepción en el área de la comunicación, quienes han subrayado

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una cualidad mucho más activa por parte de los consumidores de productos audiovisuales, sí quiero subrayar que hay varios elementos que, cuando son problematizados desde un enfoque más psicodinámico y no meramente sociocultural, surgen interrogantes que obstaculizan la generalización de varias de las conclusiones a las que se ha llegado en dichos estudios. De igual forma, creo que la postura que yo sostengo aquí es cuestionable por el carácter crítico hacia las audiencias, y un tanto más psicodinámico en el que se sitúa, pero considero que mi aporte aquí es precisamente señalar algunas perspectivas psicoanalíticas en específico, que dichos estudios suelen dejar de lado, de la misma manera en que yo mismo no abarco aquí todas las problemáticas que otros abordan con otras lentes teórico-metodológicas, como es el caso de los ya mencionados estudios de la recepción en el ámbito de la comunicación. Pretendo aquí aportar una serie de ideas que suelen situarse en los márgenes de dichos estudios, mas no anular sus resultados en su totalidad, objetivo que tendría que fundamentar con una metodología empírica y de medición, como lo hacen dichos estudios. No es el caso del presente trabajo, que es un ensayo de reflexión, no un estudio empírico, aunque sí me interesa poner en discusión la validez de la generalización que algunas veces pueden implicar algunos estudios del área de la comunicación. Algunas de mis tesis se pueden situar en las grandes polémicas que se han producido en torno a lo que se ha dado en llamar también cultura de masas, en donde las esferas de la así llamada “alta cultura” y “cultura popular” son dos actores que tejen relaciones mucho más complejas de lo que se pensó hace algunas décadas, por ejemplo, en la tradición de pensamiento de la clásica e influyente corriente surgida en la Escuela de Frankfurt. Es interesante reflexionar un poco acerca de cómo dicha conceptualización de “cultura de masas” transitó por una especie de migración hacia el campo de la cultura visual, por la importancia de los mass media en dicha esfera (Uribe, 2010). Como

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varios de los estudios de la recepción ya han señalado, muy en particular la fértil obra del colombiano Jesús Martin Barbero, las complejas formas en que las clases populares se vinculan con los productos de las industrias culturales tienen matices mucho más densos de los que dicha Escuela alcanzó a percibir en sus planteamientos (Martin Barbero, 1987). De cualquier manera, y en cierta forma estableciendo un diálogo implícito con dicha Escuela, rescato en mi planteamiento la mirada psicoanalítica, misma que a últimas fechas ha sido un tanto descalificada en enfoques donde la antropología se ha vuelto una especie de discurso epistémico hegemónico dentro del universo de las ciencias sociales contemporáneas, tachando de “patologizante” cualquier tipo de asomo de una lectura con mirada psicodinámica. Considero que varias de las ideas que el psicoanálisis, sobre todo el freudo-lacaniano, puede aportar aquí, pueden resultar muy valiosas a la hora de enriquecer dichos estudios de la recepción, entrando en una sana polémica con los mismos. La obra del autor francés Metz (2001) es, en este sentido, un faro que me ayudará a iluminar algunas de las tesis que iré sosteniendo en el desarrollo de mi argumentación. En cierto modo, mi trabajo es un intento de poner en discusión algunos temas relacionados con la psicología en general (por ejemplo, el tema de la percepción-sensación, que abordaré aquí en el apartado inmediato posterior), con aquellos más socioculturales, como las formas en que los regímenes de la mirada y de la subjetividad, entramadas en prácticas sociales que la antropología ayuda a comprender en otras dimensiones, nos permiten complejizar los múltiples vértices en que una figura compleja, “el consumidor”, puede ser abordado desde un caleidoscopio epistémico más interdisciplinario, donde no sólo la psicología sino sobre todo el psicoanálisis tienen, pienso yo, mucho que aportar. En el penúltimo bloque de este trabajo, de cualquier manera, intento dos cosas: por un lado valorar la importancia que los estudios de la recepción han tenido en señalar al sujeto-consumidor como una agencia activa en la construcción de sentido y en la apropiación de algunos

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productos socioculturales, donde las imágenes juegan un papel muy importante. Por otro lado, señalar también el cómo dichos estudios, si bien incluyen significativamente la problemática de la recepción sociocultural de dichas imágenes, dejan muy de lado las complejas formas en que, mediante los discursos visuales contemporáneos, se pueden producir subjetividades caracterizadas por poseer un tipo de cultura visual que aquí denomino un tanto genéricamente “acrítica”, por las complejas cualidades psicodinámicas que implican los regímenes en donde predominan las lógicas meramente visuales, en cuanto a factores más de índole psicológica y no meramente antropológica. Hay de fondo aquí una postura mía que intenta matizar un poco las afirmaciones provenientes de campos antropológicos que, de hecho, han fertilizado de forma muy significativa los enfoques de los estudios sobre la recepción en comunicación, aspecto que se subraya mucho en el enfoque sobre las prácticas de consumo, mismas que dejan de lado aspectos psicodinámicos por pensar que con una lectura de este tipo sólo se “patologiza” una realidad social. Para lograr este último objetivo es que me valgo de una serie de ideas producidas desde una esfera de pensamiento donde el psicoanálisis entra en acción. Paso ahora, en el siguiente apartado, a introducir estos temas mediante el tema de sensación-percepción, que es una temática constitutiva de la psicología llamada “científica”, desde su consolidación por el que es considerado padre de la psicología científica, Wilhelm Wundt y la tradición que parte de la Escuela de Leipzig, semilla de las psicologías más experimentales, es decir, construidas dentro de laboratorios predominantemente. Esto con el mero fin de partir en este inicio de niveles de realidad fenomenológica primarias, por decir de un modo, para después ir trazando un mapa que irá incluyendo tanto aspectos psicodinámicos como sociohistóricos, esferas fenomenológicas que considero de una complejidad mayor.

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De la sensación positivista a la percepción constructivista Sé que es un tanto pretencioso el subtítulo de este apartado, pero me parece muy ad hoc en el sentido de que ilumina en mucho este aspecto profundo que atañe a la epistemología de fondo que existe en el estudio objetivista de la imagen y la cultura visual, en primera instancia. Existen toda una serie de estudios sobre la imagen y la percepción humana de la misma que podemos caracterizar como de índole psicofísica y fisiológica, que se adscriben a diversas tradiciones de pensamiento, pero sobre todo de corte experimental, en donde una primera postura, ya clásica dentro del tema de la percepción, consiste en realizar una diferenciación clara y nítida entre dos conceptos: sensación y percepción. El primer término de esta dupla, la sensación, estaría así relacionada con el registro de un estímulo por parte de nuestro aparato sensorio y/o perceptivo en un nivel mecánico, sin pasar dicho estímulo por el primer filtro de la atención.1 En esto, quiero subrayar, aunque es muy obvio, que el enfoque es netamente positivista: se parte de la premisa, aquí, de que una serie de mediciones, como por ejemplo el tiempo de reacción de la pupila del ojo humano ante determinados estímulos, nos brindan una respuesta objetiva de lo que es una sensación, sin una problematización de por medio de qué puede significar eso en niveles más profundos, es decir, psicodinámicos. Desde una postura cognitiva y/o conductista, de corte positivista también, en una sensación no habría todavía mucho sentido de experiencia. Es decir, que acá nos quedaríamos en un nivel de mero registro cuasi pasivo de “algo”, que en este caso son estímulos de diversa índole (energía electromagnética para los ojos, ondas sonoras para los oídos, etc.). El interesante concepto de umbrales de registro, también inscrito en este enfoque, ya empieza a tender un puente entre 1

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No entramos aquí de lleno a los temas de sensación y percepción desde un enfoque psicofísico y fisiológico, sino que solo los mencionamos de paso por no ser este un trabajo de corte experimental, aunque reconocemos desde luego la importancia de este primer nivel de diferenciación fenomenológico, para pasar después a la argumentación en el plano de la cultura visual y la subjetividad.

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la complejidad que caracteriza al otro concepto de la dupla, es decir, la percepción, con este de la sensación. De acuerdo a Goldstein (2011): El umbral absoluto es la cantidad más pequeña de la energía del estímulo que se requiere para ser detectado. Por ejemplo, la cantidad más pequeña de energía luminosa que permite a una persona detectar apenas un destello de luz sería el umbral absoluto para ver esa luz (p. 13)

En el concepto de umbral, ya vemos claramente las posibles “influencias” del entorno sociocultural en que se mueve un sujeto,2 para poder pensar en la imposibilidad totalmente objetiva de este tipo de mediciones y generalizaciones acerca de este fenómeno que se caracteriza, como casi todo lo relacionado con el universo de lo psicológico, por ser dinámico y complejo, más que meramente estático, lineal y secuencial. Como en todo fenómeno medible, siempre hay límites superiores e inferiores que contienen, dentro de sus márgenes, la mayoría estadística, la famosa curva de Gauss. Ahora bien, si a todas luces es muy importante entender con mayor profundidad las características, digamos matematizables de esa realidad fisiológica que nos caracteriza a nosotros los seres humanos, considero también vital, por un lado, realizar un cuestionamiento crítico y contextualizante de la generalización explicativa que la interpretación de esos datos numéricos puedan arrojar, y pasar así a un enfoque más de índole cualitativo que nos permita poner en perspectiva, tanto dichos resultados matemáticos como desarrollar una problematización sobre la interpretación de los mismos. Por ejemplo, en este sentido, nos interesa sobremanera analizar cuidadosamente las implicaciones en la vida social de dichas interpretaciones. Un caso muy ilustrativo de esto lo representa el famosísimo caso de los lapsos de atención óptimos en

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Tal vez el ejemplo más conocido aquí sea aquel de que los esquimales pueden distinguir, en su lenguaje y por tanto en su experiencia subjetiva, hasta 10 (según algunos estudios) o incluso más de 20 (según otros estudios incluso más de 20) tipos del color blanco. Su contexto sociocultural, en donde diferenciar varios tipos de blanco es literalmente vital (por ejemplo para detectar un hielo lo bastante sólido para caminar por él sin que este se despedace), nos permite comprender un poco más este tipo de fenómenos.

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el ser humano en promedio, o más específicamente de gente muy joven en particular. De acuerdo a varias teorías psicológicas actualmente reconocidas, conforme el individuo madura a nivel del sistema nervioso central, algo que pasa con los adolescentes por ejemplo, a diferencia de los niños, se logran mayores niveles de atención. Aunado a esto, el adolescente, de acuerdo a ciertas perspectivas cognitivas de la psicología, logra eliminar la distracción de otros estímulos innecesarios y desarrolla así una atención mucho más selectiva. Ahora bien, a partir de toda esta serie de datos que existen alrededor de los límites, llamémosle aquí “óptimos” de atención, se ha desarrollado una estrategia pedagógica contemporánea, en donde la “ciencia” de la pedagogía ha dictaminado que, de acuerdo a dichos niveles de atención, se desarrollen métodos educativos y técnicas didácticas que se deben “adaptar” a esta realidad “científicamente” demostrada. Como profesor que soy, me he dado cuenta que, en los últimos años, mucho de este discurso de la pedagogía actual, que se plantea a sí misma como de vanguardia, y que desde mi perspectiva está totalmente impregnada de una forma de pensamiento totalmente lineal y positivista, plantea exigirnos a los profesores que generemos clases más “dinámicas” y no tan aburridas, que usemos más materiales didácticos para captar la volátil atención de los alumnos de hoy en día, tan acostumbrados como están a recibir múltiples excitaciones sensoriales abundantes (colores, sonidos, imágenes en movimiento…), sin una reflexión analítica de por medio de carácter más intelectual, es decir, más mediatizada por las llamadas funciones mentales superiores que nos caracterizan como mamíferos vertebrados que somos los seres humanos: juicio, análisis, síntesis y, sobre todo y entre otras más, la abstracción. Así, se han hecho estudios “científicos” en los que queda “científicamente” demostrado (perdón por la redundancia, pero quiero subrayar así cierta cualidad un tanto tautológica, incluso solipsista en estos enfoques “científicos”) que los lapsos óptimos de atención son cortos, obviamente dependiendo del tipo de tarea, el contexto,

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etc. En este escrito no entramos a discusión directamente con dichos estudios empíricos, sino que solamente reflexionamos, para ilustrar nuestras ideas de fondo, acerca de una idea que se ha extendido mucho entre las personas que nos dedicamos a la educación, e incluso se ha popularizado un poco en amplias capas de la población. Algo que podemos percibir muy claramente en los últimos años, es que dichos lapsos de atención se han hecho cada vez más pequeños. Luego, entonces, este discurso de la pedagogía contemporánea de corte positivista, bien lineal en sus delimitadísimos planteamientos, nos pide a los profesores que nos ajustemos tanto en contenidos como en técnicas didácticas a dichos lapsos de atención. Todo esto se traduce en una serie de cosas que, simplificando un poco, es cierto, empujan a que los maestros diseñen clases más “dinámicas”, divertidas, interesantes y atractivas. Las actividades intelectuales que requieren de un gran esfuerzo como la atención, el análisis, la síntesis y sobre todo la abstracción, se ven así no solo obstaculizadas, sino incluso menospreciadas, tanto por alumnos como por los mismos pedagogos. Quiero aquí aclarar que no estoy en contra del interés y la necesidad real de generar metodologías más dinámicas y desarrollar clases más interesantes para mejorar aspectos educativos fundamentales. Sólo subrayo algunas de las premisas y, sobre todo, hondas implicaciones de este discurso presentado como científico de la pedagogía que, desde mi punto de vista, más bien está muy impregnado de la ideología de los sistemas sociales y culturales actuales, que un escritor como Vargas Llosa ha denominado muy recientemente como La civilización del espectáculo, dialogando con una postura ya clásica de un filósofo francés, Debord (1967), cuyo libro La sociedad del espectáculo se popularizó mucho, con todo lo polémico que pueda resultar esto (Vargas, 2012). Este discurso pedagógico al que me refiero no suele tomar en cuenta que el hecho “científico” así medido está muy relacionado, e incluso me atrevo yo a decir que un tanto producido, por este tipo de Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 18, pp. 77-115 —julio-diciembre de 2014, Envigado, Colombia

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cultura mediática de nuestras sociedades occidentales modernas o posmodernas, en donde los medios de comunicación, como la televisión y ahora cada vez más internet, han jugado un rol central en que dichos lapsos de atención sean cada vez más cortos. Se ha producido así un tipo de subjetividad visual que, como diría Sartori (1997), ha producido un Homo videns para el que mucho de lo que era transmisible mediante palabras, está siendo sustituido por el uso de imágenes, con todo lo pernicioso que esto ha resultado para las democracias occidentales, en donde el nivel de discusión sobre temas de política está siendo cada vez más degradado en su carácter complejo y abstracto. En síntesis, esta breve digresión acerca del discurso pedagógico contemporáneo me lleva a pensar de que, si bien pudiera parecer un poco excesiva la idea de que los procesos de percepción complejos que nos singularizan a los mamíferos superiores, que somos los humanos, se están volviendo mucho más simplificados con todos estos procesos socioculturales, en el sentido en que pareciéramos cada vez más habitar un mundo rodeado de meras sensaciones (excitaciones sensoriales efímeras) que pasan cada vez menos por los filtros más selectivos de la atención, la memoria y, sobre todo, el análisis y la abstracción, hoy en día asistimos, ante nuestros ojos pasmados y un tanto cansados de tanto estímulo visual, a la emergencia de una subjetividad que, además de meramente visual, carece de pensamiento crítico. Desde este punto de vista, me gustaría ahora pasar a un acercamiento en donde este tipo de fenómenos, como son la sensación y la percepción, que muchas veces son hasta cierto punto fronterizos y, por ello, inclasificables en categorías nítidas y bien diferenciadas, adquieren una complejidad que considero de una riqueza mucho mayor, y esto además nos permitirá comprender muchas características de este tipo de subjetividad visual acrítica que mencionaba unas líneas más arriba. Mi postura es que es esta una subjetividad que se alimenta de productos visuales comerciales en demasía, y que carece de una cultura visual crítica que permita una recepción más autónoma de las imágenes y

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productos audiovisuales. Mediante una serie de prácticas de consumo visual y, así, de contenidos psicológicos, se produce este tipo de cultura visual contemporánea en donde el fenómeno social más generalizado del consumismo se extiende hasta este tipo de productos culturales, y en donde se desarrolla una oferta muy grande de imágenes, videos, música, videojuegos, etc., pero en donde los procesos intelectuales superiores pueden quedar muy marginados. Es una cultura visual que carece de una postura crítica de recepción, cuestionamiento y procesamiento de esas imágenes, e ignora así los impactos emocionales, cognitivos, sociales y sobre todo políticos, que las imágenes producen en los espectadores, que quedan así posicionados como meros consumidores pasivos de productos visuales. Es la cultura visual del consumidor promedio, más no aquella, obviamente, de los estudiosos dentro de espacios académicos del fenómeno así llamado cultura visual, que se inscriben así dentro del campo más abarcativo de la crítica cultural. Entiendo aquí por postura crítica un tipo de competencia del consumidor de productos visuales que atañe sobre todo a dos dimensiones: una de ellas relacionada con aspectos estéticos, como es siquiera un conocimiento básico sobre aspectos técnicos que implican una construcción de sentido profundo, como por ejemplo el poder pensar cómo el uso de una cámara en perspectiva de contrapicado implica la transmisión de una serie de significados, como el ejercicio de poder y la noción de jerarquías, por ejemplo. La otra dimensión tiene que ver con una lectura politizada de los contenidos audiovisuales, por ejemplo, en el caso de México en particular, se da predominantemente un fenómeno opuesto, como el dejarse “convencer” o “persuadir” de la importancia de donar dinero a una Fundación como Teletón, que pertenece a la televisora más importante, Televisa, gracias a un enfoque editorial altamente emocional de la discapacidad, donde las imágenes son predominantes, sin pensar en aspectos tan elementales como la idea de que las inversiones de ese dinero sirven a dicha televisora al

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menos en dos frentes directos: una publicidad muy eficaz, donde la empresa se legitima como socialmente responsable y una forma directa de deducir impuestos fiscales. Por supuesto que acá no estoy afirmando que todos los espectadores seamos iguales, simplemente reflexiono sobre algunos aspectos que percibo en mi entorno social inmediato, y la justificación de estas ideas es que aquí están planteadas no como un estudio empírico de un tipo de audiencia en específico (edad, clase, nivel socioeconómico, etc.), sino como ideas que considero importante pensar, por su gran predominancia en el mundo contemporáneo. Respecto del Teletón, por ejemplo, un dato duro interesante es que año con año han logrado superar sus montos de recaudación, algo que habla de un fenómeno bastante interesante y extendido.3Concluyendo este apartado, podemos afirmar contundentemente que los enfoques psicofísicos y fisiológicos acerca de la sensación y la percepción, en donde entra la parte de cómo procesamos las imágenes, dejan totalmente de lado las complejas interacciones que se dan entre los universos de lo sociocultural, con aquellos de lo meramente orgánico en el ser humano. Podemos sugerir así que, por tanto, es una postura “científica” también acrítica en un cierto nivel de complejidad mayor.

¿Una subjetividad visual acrítica? Vivimos en un mundo cada vez más apantallado. Villoro (2009) decía, en un ensayo sobre Japón, que ese era el país de las pantallas: televisiones, computadoras, teléfonos y dispositivos portátiles privados y cada vez más instalados en las vías públicas. Tokio, capital de 3

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Aunque, de igual forma, al reformular este escrito mediante un lapso de tiempo de un par de meses, recién hace unos días leo algunas notas periodísticas que han señalado que bajó la cantidad de dinero recaudado y la popularidad de dicho evento, esto gracias a que hace un par de meses México vive inmerso en una grave crisis política, debido a la desaparición y seguramente cruel asesinato de 43 estudiantes en Ayotzinapa, Guerrero. Este trágico acontecimiento ha desembocado en una serie de manifestaciones estudiantiles y de organizaciones civiles que han puesto fuertemente en entredicho al gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, así como se ha ido develando, cada vez más, una serie muy significativa de vínculos de interés entre dicho presidente y Televisa. Son fenómenos interesantes y nuevos que dan mucho qué pensar.

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Japón, en este sentido es un caso extremo de estas grandes urbes, las llamadas megalópolis (García, 1995), que son ciudades que presentan una serie de características cuya complejidad creciente parece tender al caos: cantidades demográficas mayores a 10,000,000 de pobladores provenientes de diversas regiones geográficas, con lenguas y hábitos culturales distintos y una gran concentración de poderes políticos, económicos y culturales, forman así un collage de intereses, intersecciones y choques socioculturales que rebasan en mucho la capacidad de comprensión de las mismas, tanto para sus mismos habitantes como para sus gobernantes. Son lugares de encuentro de diferentes realidades, en donde el entramado político, económico y cultural conlleva una serie de características muy interesantes, pero a la vez caóticas. Si bien este tipo de espacios se desarrollaron sobre todo a partir de la revolución industrial en Occidente, podemos pensar que es con el efecto múltiple de la globalización y la implantación del modelo económico neoliberal que se extienden con una fuerza inusitada, misma que hoy en día parece simplemente incontenible. El tipo de interacción social que se establece en una megalópolis tiende a ser muy impersonal, ya que, ante una cantidad inimaginable de personas concentradas en espacios pequeños, podemos pensar en relaciones meramente contractuales en la mayoría de los casos, a diferencia de la cercanía interpersonal que se da en pueblos pequeños, por ejemplo. Las dinámicas de la vida social se ven así, en un sentido, muy empobrecidas, aunque a la vez las ciudades posibilitan otros tipos de relaciones y la generación de nuevos vínculos, muchas veces menos solidarios. El sentido hondo de la experiencia humana que se produce en una interacción social generó el concepto del lugar antropológico: un espacio no sólo habitado por personas, sino también por imaginarios en común, necesidades en conjunto y posibilidades de satisfacción en variados niveles. En un sentido antropológico profundo, son espacios-tiempos en donde se producen intercambios

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culturales muy significativos. Tales han sido los cambios en las grandes urbes que un antropólogo francés, Augé (2000), desarrolló el concepto de no lugares: espacios cada vez menos habitados por la esfera de la interacción social compleja, reducidos a lugares en donde se establecen relaciones meramente contractuales. El antropólogo contemporáneo García Canclini (1995), ha estudiado las diversas formas mediante las cuales lo que era la idea de un ciudadano en el siglo xviii, hoy en día ha desembocado en otra figura que nos es muy conocida: el consumidor. Con esto también asistimos a una hipersaturación de información, tan prototípica de las grandes ciudades: productos, espectáculos y servicios, mismos que nos llegan, en una megalópolis, esencialmente mediante el uso creciente y multiplicado casi al infinito de imágenes. Ahora bien, en otro orden de ideas, podemos nosotros ir pensando ya las relaciones de todos estos procesos sociales con lo que estamos intentando entender en este apartado como un sujeto visual. Empezábamos con el ejemplo de Japón, porque es muy paradigmático de la gran eclosión de imágenes que la presencia múltiple de pantallas posibilita en la vida cotidiana en aquel lejano y sublime país. Aunado a esto, en las pantallas no solo asistimos a la presencia infinita de imágenes, sino que las mismas están animadas: es decir, tienen movimiento. Son imágenes vistas con una óptica como la planteada en el primer apartado, donde hablábamos del gran salto cualitativo que va de una sensación fisiológica a una percepción de la experiencia, que resultan, la mayoría de las veces, muy atractivas e incluso seductoras. Desde mi punto de vista, seducen porque anestesian, hasta cierto punto, las funciones mentales superiores, e hiperexcitan una serie de sensaciones placenteras, altamente emocionales. El discurso publicitario es un clarísimo ejemplo de lo que aquí estoy intentando desarrollar, ya que una de sus características es hacernos actuar (comprar), mediante el uso de imágenes seductoras que nos inciten (y exciten) a adquirir determinado producto o servicio. Para que esto se haya posibilitado, es decir, para que este tipo de discurso substancialmente visual, como es

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el publicitario, tenga el éxito pragmático que posee, es necesario que se den una serie de condiciones sociales de producción, no solo de las mercancías y los servicios que se ofrecen, sino sobre todo de un tipo de sujeto que sepa “leer” estas imágenes de la forma en que se desea que las mismas sean leídas. Aquí es donde entramos de lleno al cuestionamiento del tipo de subjetividad que es necesario para que las cosas funcionen, mediante las aparentemente enigmáticas y absurdas formas en que lo hacen hoy en día. Sin una perspectiva crítica que sitúe y delimite muy bien una serie de intereses de los llamados poderes fácticos (empresas y medios de comunicación principalmente), se cae en dos tipos de clichés, uno de los cuales consiste en pensar que las personas somos muy extrañas, contradictorias, poco racionales y que no tenemos solución ante una variedad de problemas, renunciando así a la posibilidad de pensarlos más detenida e inteligentemente. El otro es que somos agencias totalmente activas, plenamente conscientes y racionales, constructoras de nuestras propias realidades, responsables únicos tanto de nuestros éxitos como de nuestros fracasos. Creo que ambos fenómenos conviven entre sí sin mayor contradicción, solo que incluso cuando los intentamos estudiar desde una perspectiva científica, es muy fácil caer en cualquiera de estas dos esferas, donde un binarismo epistémico es el que rige nuestras formas de comprender y abordar dichos fenómenos. También, por cierto, de las conclusiones a las que llegamos. En plena concordancia con Mirzoeff (1998): “por sujeto visual, entiendo una persona que está tanto constituida por, así como es agente de la mirada (independientemente de su capacidad biológica de ver)…” (p. 13). 4 Mirzoeff (1998) plantea que hoy en día se acentúa mucho más el poderío de la imagen que ya se veía venir desde los 60´s y los 70´s, con el auge de una sociedad capitalista, en donde las imágenes empezaron a jugar un rol esencial en la configuración de

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La traducción del inglés es mía.

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una nueva forma de ser, un nueva subjetividad visual en donde se dan cita lo mismo fenómenos de sociedad de masas como una especie de transición del sujeto disciplinario reflexionado por Foucault (1975 ) con mucha agudeza y profundidad, a una lógica de mayor complejidad, en donde ver y ser visto se vuelven cada vez más una espiral compleja que se retroalimenta en un circuito infinito, facilitado por la eclosión de los medios masivos de comunicación. El autor nos recuerda las visiones en un tono cuasi profético de un McLuhan (1964) en su libro ya clásico Understanding Media. Mirzoeff (1998) desarrolla una serie de ideas muy interesantes, de las cuales rescatamos una que consiste en pensar este tipo de dispositivo de la mirada en una dialéctica del mirar y ser mirado, muy opuesta a las lógicas del panóptico disciplinario analizados por Foucault (1974) sobre todo en Vigilar y castigar, como una especie de fantasma que regresa desde aquellos años: una dinámica no solo visual, sino sobre todo social, que fue denominada por McLuhan (1964) y otros, como un campo nuevo de estudios: la cultura visual. Jugando con esta idea un poco, pienso que la imagen del fantasma es más idónea, no solo por este regreso del que habla Mirzoeff (1998), sino sobre todo por el carácter de ubicuidad que los fantasmas permiten en las lógicas de su evanescente ontología: aparecer por aquí y por allá, ver sin ser vistos, dejarse ver si quieren asustar, etc. Las complejas dinámicas contemporáneas de las imágenes en nuestras sociedades occidentales presentan estas características fantasmáticas cada vez más: no sabemos dónde puede haber una nueva cámara que viole nuestra intimidad, dónde podamos a nuestra vez ver sin ser vistos, y a su vez también deseamos encontrar más y más imágenes de los otros en diferentes contextos, justo como sucede, por ejemplo, en una red social como es Facebook: los fantasmas somos todos. Aunado a esto, las lógicas del fantasma también están muy relacionadas con aquellas de la fantasía, cuyos orígenes etimológicos en

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común no son nada fortuitos. De acuerdo a Laplanche y Pontalis (1996), el término fantasía, dentro del ámbito psicoanalítico, consistiría en: Guion imaginario en el que se halla presente el sujeto y que representa, en forma más o menos deformada por los procesos defensivos, la realización de un deseo y, en último término, de un deseo inconsciente… I. La palabra alemana Phantasie designa la imaginación. No tanto la facultad de imaginar en el sentido filosófico del término (Einbildungskraft), como el mundo imaginario, sus contenidos, la actividad creadora que lo anima (das Phantasieren). Freud recogió estos diferentes usos de la lengua alemana (p. 138).

Es muy interesante, en este sentido, que estos términos estén tan relacionados, pese a los usos diferentes que se les den en diversas lenguas [por ejemplo, en francés se tradujo “Fantasme” para evitar acepciones de uso extendido de la palabra francesa “Fantaisie”, de acuerdo a la misma obra de Laplanche y Pontalis, (1996)] con las lógicas mismas de la formación de imágenes. Lo mismo la producción que tal vez más aún el consumo de imágenes nos confronta con las dinámicas en espiral del deseo humano: una retroalimentación en donde hoy los circuitos cada vez pasan más por dispositivos tecnológicos y están, a su vez, atravesados por la determinación cuasi omnipresente de intereses económicos y políticos. Otro autor que ha estudiado profundamente los medios de comunicación es Manovich (2005), quien nos habla acerca de la interesante relación entre la ilusión, la narración y la interactividad. Manovich (2005) nos dice que la ideología moderna ponía al sujeto en una posición de espectador un tanto pasivo del espectáculo (televisivo, teatral, etc.), y que hoy en día asistimos a una nueva configuración ideológica, una forma de mutación en donde al hoy en día llamado usuario (no meramente espectador) se le exige cada vez más (no solo se le “permite”, como el discurso del marketing presenta de forma más atractiva de acuerdo a sus propios intereses) que realice algún tipo de interacción. Esto, en un nivel muy superficial y acrítico, es una especie de cualidad atractiva para muchos usuarios (o, en otros términos más Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 18, pp. 77-115 —julio-diciembre de 2014, Envigado, Colombia

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críticos y analíticos, consumidores que pagan gustosamente una renta, el típico “plan ideado para ti especialmente…”, como se nos suele vender dicho tipo de servicios). Luego entonces, no solo “vistas las cosas” así, sino adoptando una postura más crítica y por ello pensante como acá estamos sugiriendo, representa a la vez caer en una clase de trampa cuya arma principal de persuasión es la seducción y los mecanismos cognitivos implícitos en este tipo de lógicas, en donde la interacción, recordémoslo, es meramente virtual y no “real”.5 Desde esta mirada más crítica, puede haber personas que en la red se presenten mediante el uso masivo de imágenes de sí mism@s, como una personalidad “muy sexual”, o “muy sexy”, etc. (como algunos perfiles de Facebook de mujeres histéricas,6 por ejemplo), mostrando fotos atrevidas, decenas de comentarios “subidos de tono” de otros usuarios, etc., y en la vida real ser de hecho una típica mujer plenamente conservadora en sus interacciones y en su ideología. Las dinámicas de la ilusión y de la narración (hay que recordar aquí el formato de “Biografía” impuesto por Facebook a los usuarios hace un tiempo), aunados a la “interactividad”, pueden seducir mediante lógicas icónicas a un tipo de sujeto acrítico que, no obstante, se puede autopresentar como progresista, de izquierdas, intelectual, etc.

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He aquí el concepto, ampliamente desarrollado por Zízek (2007), de interpasividad, mismo que tiene múltiples consecuencias en las formas de subjetivación contemporánea. Zízek (2007) analiza el fenómeno de las “risas enlatadas”, técnica realizada por Charles R. Douglass en los 50´s, como en el show televisivo The Jack Benny show. Dicha técnica, sobreexplotada después, consiste en ambientar con diferentes tipos de risas las escenas que vemos en la televisión, interpelando al “espectador” a reír en determinados momentos y de determinadas formas, conformando así un tipo de “sensibilidad” (un target de mercado) específica.

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Hago aquí un uso del término en sentido psicoanalítico específicamente, entendiendo la histeria como una formación estructural de la personalidad, con una gran cantidad de rasgos de carácter, en donde uno sobresaliente es la cualidad histriónica de su forma de ser, con una psicodinamia en donde la seducción constante tiende a ser un estado estático, ya que la realización de un acto sexual rompería con mucho del deseo profundo, estructural, de una histérica. Por ello el acto mismo de la seducción, más que la concreción de determinada actividad sexual, es lo que se busca de forma permanente en este tipo de estructuras de la personalidad. No está de más decir que dichas tramas son inconscientes y, por ello mismo, no son tan fácilmente asequibles a la obtención de comprobación empírica mediante herramientas de investigación comunes en los estudios de comunicación, como una encuesta por ejemplo.

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Como al pasar, señalo aquí que si esto se estudia desde una herramienta como una encuesta, por ejemplo, este tipo de cosas no pueden ser “comprobadas” mediante las respuestas de los usuarios por obvias razones. Aunado a esto, se ha logrado generar así un estilo cognitivo multitask: tener nuestra atención dispersada en una multiplicidad de ventanas, estar “conectados” con muchos otros usuarios, “aprendiendo” de mil y un temas de maneras plenamente superficiales. Hoy en día, es muy común que muchas personas puedan saber un poquito de muchas cosas, pero casi no conocen con profundidad nada. En palabras de Manovich (2005): La moderna interfaz del usuario, que permite ejecutar varios programas al mismo tiempo y mantener diversas ventanas abiertas en la pantalla de manera simultánea, está postulando la multitarea como la norma cognitiva y social. Una multitarea que pide del usuario una ‘multitarea cognitiva’: alternan de manera rápida entre clases diferentes de atención, solución de problemas y otras habilidades cognitivas. Por lo general, la informática moderna exige al usuario una solución intelectual de los problemas, una experimentación sistemática y el rápido aprendizaje de nuevas tareas (p. 276).

Las ya famosas llamadas aplicaciones (Apps) son un buen ejemplo de este tipo de lógicas: desde mi punto de vista, son cada vez más una especie de malestar que nunca cesa de pedir “actualizaciones” constantes y ofrecer nuevos servicios, relacionar más contactos y en general lograr que estemos así más conectados. O sea, más de lo mismo presentado con caras supuestamente nuevas. Es decir, si bien es cierto que algunas de estas aplicaciones nos pueden resultar útiles en la vida cotidiana, también han desarrollado una lógica intrínseca en donde la multitarea cognitiva y la actualización perenne pueden resultar desgastantes por la gran cantidad de tiempo de atención que demandan. En el caso de muchas personas adultas, creo que esto es muy claro: algunas de ellas desisten del uso de este tipo de herramientas ante lo intimidatorio de la complejidad técnica que implica su uso, así como la gran cantidad de tiempo que exigen de atención.

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Al no estar “moldeados” por las lógicas multi-task de la gente más joven, su atención y sus habilidades cognitivas no encajan ni con la sofisticación tecnológica ni con la lógica icónica de dichos gadgets. Tal vez, más aún, sus subjetividades no poseen la sensibilidad de los más jóvenes, que se emocionan (sufren procesos excitatorios somáticos) con imágenes, colores y sonidos intensos. Así, los lapsos de atención que mencionaba en el primer apartado están también muy relacionados con estos fenómenos sociales del “estar más conectados”, no limitándose esto a la parte meramente tecnológica. Pensando así las cosas, incluso los buenos deseos de un hipotético ingeniero informático que se dedique a trabajar en el desarrollo de software (Apps, por ejemplo), puede pensar que él contribuye a la liberación de mayor cantidad de información, más generación de conocimiento y, así, construyendo plataformas educativas en potencia, por ejemplo. Es decir, un ingeniero, que de hecho, cuidando la generalización, está muy poco familiarizado con la comprensión del funcionamiento de contextos socioculturales complejos o bien con una mínima cultura en humanidades, no se daría cuenta que con todo esto más bien está contribuyendo a la proliferación de un sistema social en el que está él mismo inscrito: el capitalismo informatizado de hoy en día (Castells, 2001). Podemos pensar que quien controla los medios también controla en gran medida al hombre (Guinsberg, 2005). El sujeto visual del cual aquí hablamos, ya se ve muy claramente, es un sujeto producto del sistema social y económico denominado también capitalismo tecnocrático hipermediatizado, en donde de hecho hacen plena concordancia estas cualidades cognitivas de las cuales estábamos hablando, que se caracterizan precisamente por una especie de habilidades meramente técnicas combinadas con un tipo de pensamiento simplemente operatorio, que ejecuta una serie de acciones sin ponerlas en contexto, sin cuestionar los porqués, sin pensar en las implicaciones profundas de cada acto técnico. Mucho del discurso de la pedagogía contemporánea también se inscribe de lleno en esta

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oleada de crear personas que tengan muchas habilidades técnicas, es el famoso “saber hacer” de este modelo que se extiende cada vez más de las llamadas “competencias”. Ahora bien, puede resultar un tanto controvertido el planteamiento aquí desarrollado en el sentido de lucir muy retrograda tanto en términos políticos como, sobre todo, desde el punto de vista epistemológico y metodológico, en un contexto donde actualmente hay una hegemonía dentro del campo de los estudios socioculturales cuyos resultados apuntan en direcciones opuestas a varias de las ideas aquí desarrolladas. Varios autores nos han brindado la oportunidad de pensar las mil y un formas en que precisamente los modos de consumo y apropiación de los productos culturales son mucho más complejos de lo que pudo vislumbrar, por ejemplo, la Escuela de Frankfurt, como ya señalaba al inicio de este ensayo. Por cierto que, prácticamente, la totalidad de dichos estudios socioculturales hoy en día son en gran parte producto de una respuesta a los planteamientos de los principales autores de la también llamada Teoría Crítica hace un par de décadas. Como mucho del conocimiento en ciencias sociales, en particular, son discursos que se construyen mediante el diálogo crítico hacia otros posicionamientos, y en este sentido es hasta un poco obvio que impliquen algunas veces el ir en contra de lecturas epistemológicas anteriores. También es interesante resaltar aquí algo cuya obviedad puede resultar una especie de obstáculo que invisibilice mucho de mi propia lectura de una zona de los fenómenos que aquí he abordado: la postura hegemónica contemporánea hoy dentro de varias teorías de la recepción en comunicación ha querido delegar al olvido la panoplia teórica psicoanalítica, aludiendo tanto a una “patologización” de dichos fenómenos que dicha lente teórica implicaría, así como a la imposibilidad práctica de demostración empírica de las reflexiones emanadas de una lectura psicoanalítica. Tal vez uno de los autores que sí ha logrado permear un poco la mirada psicoanalítica dentro del estudio de este tipo de fenómenos,

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donde importan los productos audiovisuales, en particular el cine, es el francés Metz (2001), aunque no es un autor que podamos denominar “hegemónico” hoy en día. Como en cualquier acercamiento teórico, mi postura no alcanza a reflejar sino una porción, no sé qué tan grande o qué tan pequeña, de esa figura que es el objeto de los estudios de la recepción: el consumidor. En este sentido, la justificación de mi lectura en este espacio tal vez radica en que este trabajo es sólo un ensayo de reflexión sobre estos temas, mas no un trabajo empírico con pretensiones de generalizar conclusiones. De cualquier forma, es importante en efecto tomar en consideración una serie de ideas y autores que matizan en mucho mi propia postura. De Certeau (2000), sobre todo aunque no exclusivamente en el tomo I de su obra La invención de lo cotidiano. Artes de hacer, ha escrito abundantemente sobre las tácticas y estratagemas de los sectores “populares” a la hora de apropiarse no solo de los objetos producidos y ofertados por el mercado capitalista, sino también de los espacios urbanos, por ejemplo. Al rescatar estas formas de apropiación, y subrayar el significado de esta palabra, “hacer propio”, De Certeau (2000) introduce una mirada analítica bastante original que permite replantear el gran peso que a las estructuras sociales se le había dado mediante una gran producción teórica que alcanza su clímax precisamente en Francia, con el cenit del estructuralismo. Realiza así una diferenciación teórica fundamental, que segmenta la verticalidad jerárquica con que se desenvuelven los actores sociales con más poder, de aquella lógica más de corte horizontal y dinámica, que sería más característica de los sectores populares, misma que se encuentra en la base agonística, de pugna política, que implica la existencia de estos dos actores en la sociedad: la estrategia y la táctica. Emanados originalmente de fuentes bélicas, estos términos apuntan a la lucha social por el poder político. Si la estrategia es una herramienta donde la visualización desde lugares más privilegiados, estáticos y seguros es aquí un factor central, la táctica, por su lado,

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estaría más relacionada con la plasticidad propia de los que no tienen un lugar fijo, seguro ni privilegiado, pero, por esta misma condición, sí pueden moverse más rápido y generar lógicas de apropiación caracterizadas por una cierta singularidad. En este sentido también entran en discusión los circuitos que atañen a las figuras trazadas por la producción y el consumo. Si los objetos varios, desde los tangibles a aquellos que atañen más a la imaginación, como de hecho es el caso de lo que producen las industrias culturales, tienen un diseño específico pensado para generar una serie de acciones, las lógicas a las que apunta De Certeau (2000) están más relacionadas con estas formas de apropiación que señalábamos más arriba, e implican una especie de corto circuito en cuanto a las lógicas del diseño, pensadas desde la esfera de la producción. En definitiva y en breve, lo que quiero resaltar aquí es que la mirada de este autor se enfoca más en ver la parte activa que “escapa” a las lógicas deterministas de lo estructural, idea que será rescatada después por los estudios de la recepción en comunicación, complejizando el tema de forma interesante. De cualquier forma, señalo aquí cómo De Certeau (2000) lo que así hace es también alejarse de la postura de la Teoría Crítica, se distancia de los modelos estructuralistas con plena consciencia para ver “otras cosas”, pero no creo que sus conclusiones, con todo lo agudas que son claramente, anulan en su totalidad ideas y fenómenos de las teorías y posturas contra las que él se posicionó, hasta cierto punto. Ahora bien, ya más concretamente en el ámbito de los medios de comunicación, el trabajo del colombiano Martin-Barbero (1987) será fundamental para realizar una especie de giro metodológico que implicó un cambio radical de enfoque, sintetizado muy bien en el título de su trabajo más importante en este sentido: De los medios a las mediaciones. Comunicación, cultura y hegemonía. La propuesta de Martin-Barbero (1987), en un diálogo crítico con la Escuela de Frankfurt, establecerá la importancia de tomar al consumidor no como una tabula

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rasa en la cual se imprime la ideología dominante mediante el consumo de productos audiovisuales, sino como una agencia activa que participa en la construcción de sentido y en la apropiación de dichos productos. En cierto modo, rescata así la voz de estos sectores, bastante sepultada por los planteamientos de los enfoques tanto de la Teoría Crítica como de los enfoques estructuralistas donde no existía prácticamente la posibilidad teórica de pensar al sujeto como una agencia activa. En este sentido, la mirada metodológica así generada permitió toda una gama de trabajos llamados “de recepción”, que abrieron las puertas de un universo que es, como siempre dentro del universo de las ciencias sociales, mucho más complejo, vasto y dinámico de lo que cualquier teoría o trabajo puedan abarcar. Al mismo tiempo, los aportes que una disciplina como el psicoanálisis puede ofrecer en estos campos, me parece, se han ido difuminando de forma preocupante en aras de la construcción teórico-metodológica de un sujeto que es una agencia plenamente activa. Hay que decir que, si bien dichos estudios critican en gran parte varios de los postulados de la Escuela de Frankfurt, de igual forma retoman varias de sus ideas como una postura crítica que da una cierta lectura marxista a los fenómenos de masas, hoy más diferenciadas y enfocadas en el concepto más delimitado de “audiencias”. Pero hay también una influencia significativa en algunos de estos estudios de la mirada pragmática y funcionalista de la sociología de corte más tradicionalmente norteamericano, donde el concepto de agencia resulta fundamental. Por ejemplo, cuando Orozco (1996), que es otro de los autores más importantes en este campo, en este caso en México, habla del proceso de construcción de sentido, se vale de una terminología que, dentro del ámbito de la psicología, es totalmente deudora de las dos corrientes norteamericanas más positivistas dentro de los Estados Unidos: la cognitiva y la conductual. Orozco (1996) citado en Corominas (2001) habla de este fenómeno como un proceso que va de la siguiente forma: una secuencia cuyos pasos lógicos son la atención, selección,

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comprensión, valoración, almacenamiento e integración de “eso” percibido (los contenidos). La otra mirada que rige esta aproximación teórico-metodológica en el horizonte epistemológico norteamericano, es la teoría de la cibernética, misma que ha fecundado de forma radical las corrientes más actuales de la psicología cognitiva. Se parte aquí de una premisa muy cuestionable, que personalmente no comparto: el cerebro funciona de maneras muy similares a un ordenador. De hecho, la palabra “mente”, en su acepción psicodinámica, no es mucho del gusto de algunos cognitivistas, pero menos aún del enfoque conductista. Por demás está decir que el psicoanálisis se sitúa en las antípodas tanto teóricas como metodológicas de este tipo de aproximaciones. Otro ejemplo es el acercamiento de Lull (1992) y su tipología de “usos estructurales y usos relacionales”. Los primeros, a su vez, divididos en “ambientales” y “reguladores”. Con ambientales se referiría a la particular forma en que algunas veces la televisión sirve como “compañía”, por ejemplo amas de casa que “oyen” la televisión mientras cocinan, más que “verla”. Por su parte, la tipología de reguladores enmarcaría las diversas temporalidades que implican el consumo de la televisión: a la hora de la comida, por la noche, etc. Finalmente, los “usos de relación” nos parecen más interesantes, ya que aquí sí se tocan más de cerca un poco aspectos más psicológicos, dimensión fenomenológica prácticamente ausente en la mayoría de los planteamientos de los estudios de recepción: Los usos de relación se centran en ver cómo los miembros de la familia utilizan la televisión para crear acuerdos prácticos sociales. Para Lull, estos usos pueden ser de cuatro tipos distintos, aunque no tiene que haber plena exclusividad entre categorías. En este sentido, la televisión puede ser una ayuda para facilitar la comunicación: la audiencia utiliza las historias, los personajes y los temas propuestos por la televisión como modalidades que facilitan la conversación. La televisión también puede tener un uso de pertinencia/exclusión; puede ser un medio de aprendizaje social, puede ofrecer oportunidades para demostrar la competencia o para crear formas de dominio (Corominas, 2001, p. 7).

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Si bien el universo de fenómenos psicológicos está presente por todas partes en este tipo de objetos de estudio, lo verdaderamente sorprendente es que ni la psicología, ni mucho menos aún el psicoanálisis se asoman en prácticamente la mayoría de estos planteamientos teórico-metodológicos. Infiero que esto tiene que ver con la poca disponibilidad empírica que existe en las reflexiones de autores que se sitúan en los círculos de pensamiento psicoanalítico. Me parece que este tipo de estudios, al estar más enmarcados en una lógica de construcción empírica tanto de su objeto de estudio, como en lograr una demostración más científica de sus postulados, no logran, por estas mismas razones, que les dan fortaleza desde un posicionamiento más positivista dado el fundamento empírico que sí producen, vislumbrar la figura más etérea del fantasma, figura importante en la lectura psicoanalítica de este tipo de fenómenos. Mi interpretación dentro de este trabajo, por ello, pretende ser un aporte dentro de este formato de mi escrito: un ensayo de reflexión psicoanalítica sobre estos temas, y no un trabajo empírico que demuestre resultados fehacientes de investigación, trabajo que, no obstante, considero sería muy enriquecedor realizar más adelante para poder realizar una discusión donde la solidez del fundamento empírico dé más fuerza a este tipo de planteamientos, que de otra forma quedan simplemente relegados al gigantesco y deslegitimado universo de lo “no científico”.

Una mirada psicoanalítica: de la pulsión a la representación fantasmática… Luego el fantasma se esfumaba. Una viva claridad invadía la pantalla, se proyectaba la palabra “Fin”, había terminado el ciclo de las representaciones y el teatro era evacuado en silencio, mientras que, afuera, se apresuraba un nuevo público que deseaba disfrutar de una repetición de aquel desarrollo. Thomas Mann, La montaña mágica.

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Estas palabras, extraídas de la novela ya clásica La montaña mágica por Joly (2003) en su libro sobre la interpretación de la imagen, y a su vez rescatadas aquí por mí en este texto que, viéndolo así es por ello también interactivo e intertextual de cierta forma, nos sirven para mencionar la importancia que consideramos que la repetición mecánica de las imágenes juega también en esta seducción que ejerce la imagen en nosotros, de la que ya he hablado un poco. Pienso que es muy interesante pensar en cómo este tipo de fenómenos reiterativos, muy propios de los medios de comunicación, resultan tener mucha analogía con lo que pasa con los infantes, en algún momento de su desarrollo, cuando ven alguna de sus películas favoritas: pueden verla una y mil veces, hasta llegar al abatimiento cognitivo y emocional total de sus padres, seducidos estos pequeños por variados efectos complejos que suceden así a nivel de la imaginación y de identificación psicológica profunda, fenómeno que nos recuerda las maneras como el psicoanálisis plantea el fenómeno de la identificación y el papel que las imágenes juegan en esto. Mediante su escaso uso del lenguaje, herramienta simbólica por excelencia en el reino de lo humano en su madurez intelectual, y no mero sistema codificado de comunicación como en algunos animales (Benveniste, 2003), el llamado por Lacan (1984) enfans goza con un placer adultamente inconcebible, la reiteración de esa narratividad imaginada y diseñada finalmente por un otro, mismo que incluye desde el guionista, sí, pero también el productor, la industria cinematográfica y toda la sociedad en la que todo esto está inscrito. Lacan (1984), con una postura no meramente psicoanalítica freudiana, sino también con una perspectiva muy cargada de la lingüística saussereana, así como del pensamiento dialéctico hegeliano, viene a complejizar y enriquecer la comprensión del fenómeno de la mirada y la identificación en el ser humano. Pero antes veamos un poco la original mirada freudiana en cuanto a fenómeno de percepción se refiere.

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¿Qué es una pulsión? Freud (1915) la define como un concepto “puente” entre lo somático y lo psíquico. Final del camino de un empuje de energía fisiológica hacia su representación simbólica, misma que se puede manifestar en una palabra, una imagen mental o también mediante una expresión corporal. En cierto modo, podemos pensar en que la pulsión es una semilla incipiente de expresión comunicativa en el ser humano, y las múltiples formas en que la misma se puede expresar son, por ende, prácticamente infinitas. Retomando un poco de la película, y para ilustrar mediante el uso de imágenes las ideas que aquí expreso de forma lingüística, pienso en la escena que mencioné al principio de este ensayo: las contorsiones corporales de Sabine, sus gestos faciales, etc., son una clarísima muestra de lo que una pulsión puede “llegar a ser”, es decir, una forma de comunicación humana, entre otras cosas más, como Freud (1915) teorizó al respecto. Las imágenes mentales son, así también, representaciones psíquicas de las pulsiones, mismas que “regresan” al cuerpo (soma) en un juego dialéctico que constantemente se retroalimenta. He aquí el carácter profundamente dinámico de la teoría psicoanalítica, cuya complejidad es prácticamente ininteligible sin un trabajo profundo no sólo de la lectura de sus textos, sino también de diván. Freud (1900) nos va a mostrar que, en un sueño, una primera división analítica nos remitiría a dos tipos de contenido: manifiesto y latente. El contenido manifiesto es el relato un tanto caótico que el soñante nos puede narrar del discurso esencialmente visual en que consiste un sueño. El contenido latente, por su lado, sería una especie de significado mucho más profundo de ese mismo sueño, realizado gracias a una serie de mecanismos mentales que caracterizan a la mente humana en su funcionamiento complejo, tal como lo entiende el aparato teórico psicoanalítico. Así, la teoría psicoanalítica es una lente que permite visibilizar aspectos de la realidad mental que de otra forma simplemente quedarían invisibles. Instaura así un régimen de inteligibilidad de fenómenos que, de no ser por esta singular óptica, suelen pasar

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totalmente “desapercibidos”. Aunque no por ser desapercibidos dejan de tener influencia persuasiva en los espectadores acríticos, que pienso que son un sector muy significativo de espectadores que ven televisión y/o van al cine a meramente disfrutar una buena película. El hecho de disfrutar una buena película, hoy en día para estas grandes mayorías, está directamente relacionado con el hecho de que sea una película “divertida”. Dicha palabra es difícil de categorizar, como muchas otras, sin una problematización que contextualice datos como qué tipo de público es, qué grado de educación formal posee, qué hábitos de consumo cultural tiene, etc. Para una persona con niveles bajos de educación, lo divertido puede ser, y de hecho muchas veces así es, un tipo de producto cultural que se caracterice por ser altamente estimulante a nivel sensorial y que exija muy poco esfuerzo intelectual. Abundan ejemplos de esto en la barra de televisión nacional, cuyo ejemplo paradigmático encuentro en el famoso y exitoso talk show Laura de América. Un autor que es imprescindible en la formulación de una mirada psicoanalítica que nos permita no solamente “ver”, sino hacer inteligibles los complejos procesos del ver, en su caso en la esfera del cine, es Christian Metz. Metz (2001) propone una serie de ideas que él llama “El film y su espectador”, en donde él propone que existen todo un conjunto de identificaciones entre el espectador de un film y lo que está viendo en una película. En este sentido, hace una analogía con la fase del espejo propuesta por Lacan (1984), sus relaciones con la construcción imaginaria del cuerpo y los procesos de identificación así planteados, con la situación del espectador de un film. De acuerdo a su original lectura, el espectador se encuentra en una posición muy interesante, en donde la submotricidad y la hiperpercepción son dos características esenciales para poder comprender la analogía propuesta. Un filme nos exige una atención concentrada y una postura de relajación corporal al mismo tiempo. También demanda, en primera instancia, mucha

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atención de nuestra parte. Es un fenómeno en donde hay un coeficiente que tiene una lógica similar a la del sueño, de acuerdo a Metz (2001). En el cine hay una impresión de realidad, sabemos que “eso” que está ahí en la pantalla no es real, no obstante sí nos identificamos con ello. A diferencia del sueño, en donde creemos en esa realidad de forma total, obviamente cuando estamos soñando, es decir dentro de la experiencia misma del sueño. Me parece que estas lógicas se combinan de alguna forma en nuestro aparato psíquico de extrañas maneras, y las imágenes en general, no solo las cinematográficas, como es el caso planteado por Metz (2001), acaban afectando el cómo pensamos y el cómo sentimos. El problema acá es que, cuando existe un tipo de espectador tan pasivo como he venido diciendo y tan poco crítico acerca de las imágenes que percibe, se acaba creando también una ilusión en donde no se infiere, mediante un pensamiento abstracto, que lo que se ve no solo nos informa, sino que nos da forma, nos moldea de formas que no pueden “comprobarse” de manera empírica dado el carácter esencialmente psicológico, inmaterial, del fenómeno en cuestión. Considero que es muy riesgoso que la gran mayoría de espectadores, hoy en día, no reflexionen acerca del poder que la imagen tiene en cuanto a su capacidad de persuasión, incluso de seducción. Es preocupante que la carencia de una competencia crítica, tanto en términos visuales como políticos en muchos espectadores, pueda ser una realidad, ya que todo esto adquiere un régimen de importancia fundamental en nuestras sociedades, que debieran, por la gran presencia de regímenes visuales en todos los ámbitos de la vida social, caracterizarse por poseer una cultura visual crítica, activa y más autónoma. Necesitamos tal vez no solo una alfabetización en el sentido tradicional del término, sino una de tipo visual que permita dar una lectura crítica para los espectadores en un mundo como el que hoy habitamos. El tipo de interpretación que un espectador puede realizar de una película, por ejemplo, me parece que se queda un tanto difuminada en meras sensaciones que, si no se pasan por palabras, mediante el uso

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de las funciones mentales que he mencionado, como son el análisis y la abstracción, por ejemplo, se quedan en un tipo de “registro” que conforma mucho la ideología de esos espectadores sin que ellos mismos se den cuenta de ello. Como decía más arriba, se han realizado estudios desde el área de la comunicación, en donde se ha intentado observar el papel activo de la recepción que se produce en este tipo de fenómenos cognitivos, y se ha llegado a la conclusión de que no puede ser tan pasiva la interpretación que se hace de las imágenes y, en general, de los discursos visuales. Si bien estoy de acuerdo en parte con que este tipo de fenómenos, psicodinámicos (y no estáticos como se asume en dichos estudios, ya que ahí se “objetivizan” datos estadísticos, respuestas ante determinadas preguntas en determinados momentos, etc.) y mucho más complejos de lo que muchas veces se piensa, me parece que al dejar de lado estas ideas, más de corte psicodinámico que he traído a colación, justo como la lente del psicoanálisis permite, podemos estar cayendo en una ilusión que no profundice en los sentidos más hondos de la experiencia humana y las maneras en que la misma se conforma, es decir, en el cómo se adquiere una forma. Estaríamos así cayendo en este mismo juego de la seducción de las imágenes y renunciando a adoptar una postura más crítica que, además de señalar las facetas en donde los intereses políticos y económicos de las élites dominantes, pueda entrar con mayor profundidad en las realidades psicológicas que este tipo de dinámicas de las imágenes están conformando en nosotros en estos tiempos tan absurdos en múltiples sentidos. El discurso psicoanalítico, como podemos ver claramente, puede ser aquí una herramienta imprescindible para lograr este tipo de reflexiones. Algo que encuentro verdaderamente preocupante es que, en parte, algunos de los resultados de dichos estudios sobre la recepción en el área de la comunicación lleguen a conclusiones bien similares a las de los productores de las industrias culturales: las personas eligen ver lo que ellas desean, y son libres, autónomas, racionales, en suma, son individuos plenamente conscientes de lo que hacen.

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En México, solo basta recordar aquí la patética y famosa frase de Emilio Azcárraga, dueño de Televisa, la televisora más importante no solo de México sino de Latinoamérica: “yo hago televisión para los jodidos….” El contexto más general de la frase consiste en justificar así que, en efecto, a ese sector de la población, mayoritario a todas luces, le gusta recibir esos productos en sus televisiones, gozan con dichos contenidos, les da mucho gusto apropiarse de los mismos de variadas maneras, en pocas palabras, experimentan momentos de felicidad cuando los consumen. Son estos fenómenos polémicos y en los cuales no creo que haya una única forma correcta de interpretación ni de medición exacta, dado su carácter altamente cambiante en los tiempos, los espacios y las formas que cada ser humano, en su irreductible singularidad, los puede experimentar. Son temas que, hoy aún más que hace unas décadas, deben estar abiertos a la discusión y a la reflexión plural. Para cerrar estas líneas, quisiera traer a colación, por última vez, la película que fungió como pre-texto para la escritura y la reflexión del presente texto. En el film de Cronenberg podemos observar la compleja relación entre dos titanes intelectuales: Freud y Jung. Un hilo conductor será esencial: Sabina Spielrein. La actuación de Keira Knightley nos atrapa desde el primer minuto: contorsiones corporales espectaculares, expresiones gestuales que realmente transmiten una sensación de sufrimiento que raya en la locura. Al escribir “nos atrapa”, quiero subrayar una idea que es fundamental para comprender un poco de lo que los textos visuales (como es una imagen y una película) producen en nosotros: nos constriñe, nos seduce y, hasta cierto punto, nos puede engañar. Justo como el personaje principal de esta película, Sabine Spielrein. ¿Cuántos significados nos transmite Keira Knightley mediante su gran capacidad de expresión corporal? Tal vez muy pocos si no nos detenemos a pensar un poco más de cerca en ello. La dimensión de la imagen presenta de una forma muy inmediata (muy poco mediatizada a

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nivel cognitivo, por decir de un modo) una gran cantidad de significados, como bien lo podemos ver, por ejemplo, en el abordaje de los sueños que el psicoanálisis propone. Y aquí también es donde podemos pensar una vez más en las interesantes relaciones que vinculan imágenes y palabras. Por ejemplo, cuando Sabine y Jung caminan por el bosque, una vez ella se convierte en su paciente, podemos ver una escena en donde Jung sacude violentamente con su “bastón” el abrigo de Sabine, mismo que se le había caído a ella. Cuando Sabine observa cómo golpea Jung su abrigo con el bastón, ella se perturba y le dice que deje de pegarle a su abrigo con su “bastón”. En el original en inglés, usan ahí la palabra “stick”, que también significa “palo”,7 o sea que al traducir por “bastón” se pierde mucho el significado profundo que una lectura (y una escucha) atenta puede captar desde la teoría psicoanalítica. En el ínterin de las relaciones tormentosas entre Jung y Sabine, también asistimos a la difícil relación que se da entre Freud y Jung: la de un padre inteligente y conservador y un hijo brillante y rebelde. Las grandes diferencias entre Freud y Jung, podemos ver que, además de teóricas, son también de índole emocional y de grandes diferencias entre estructuras de personalidad. Al final de esta historia, podemos ver cómo Sabine, ya más estable, está embarazada. Visita a Jung, no sin antes charlar con la esposa de este, Emma, quien le pide a Sabine que hable con su esposo, que él le tiene gran consideración, ya que está últimamente muy desconcertado, no duerme bien y está como ausente… Sabine platica con Jung no solo de aspectos teóricos del psicoanálisis, sino de la historia de ellos dos como personas. Sabine espera un hijo de otro hombre, su actual esposo, lo cual acongoja aún más a Jung y a ella misma al ver la reacción de él. Jung dice tener un sueño recurrente, mismo que le relata a Sabine: 7

De hecho me parece muy interesante esta observación mía que puede ser considerada una insignificancia: en la versión al español se traduce por “bastón”, y no por “palo”, que me parece mucho más pertinente, dados el entramado y el contexto temático de la película. La palabra inglesa stick, que puede significar tanto “palo” como “pene”. En español, de igual forma, “palo” también se puede tomar como “pene”.

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Una terrible inundación desde el mar del Norte hasta los Alpes. Casas arrasadas. Miles de cadáveres flotando. Acaba inundando el lago como una gran marea. Y para entonces el agua, rugiendo como una avalancha, se ha convertido en sangre. La sangre de Europa

Ella le pregunta si sabe a qué se estará refiriendo, y él dice no saber con exactitud. Como espectadores de hoy, es decir dislocados tanto cronológica como geográficamente, podemos pensar que es una especie de predicción onírica de la segunda guerra mundial.8 Por su parte, nosotros pensamos en la interesante y a primera vista paradójica relación de estos dos complejos personajes: Sabine, que se “cura” llevando a la locura a Jung, primero rompiendo con lo estricto del método y actuando lo que, se supone, era solamente “pensable” (las fantasías de Sabine y su involucramiento tanto sexual como emocional con ella). Jung, que antes de esto era un hombre templado y “sano”, es llevado a una especie de locura después de la aventura vital, y no solo analítica, que tiene con Sabine. Esta ya al final le da un poco más la razón a Freud, hombre cuya templanza siempre lo mantuvo en los márgenes del método, siempre del lado de lo pensable y, por ello, analizable. Jung, lo vemos aquí al final, parece haber “enfermado”, está destrozado, dividido en su fuero interno, “ve” venir la segunda guerra mundial y, con esto, la capacidad de destrucción del ser humano, es decir, la omnipresencia de Thánatos, en pocas palabras. Con esto, por cierto, vemos la agudeza de las ideas teóricas de Sabine, que apuntan al carácter destructivo de la sexualidad humana en el fondo. Jung quiere explorar territorios desconocidos, plenamente identificado con Freud, padre al que ha 8

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De igual forma acá, podemos señalar que un espectador acrítico es muy probable que ni siquiera logre captar esto del sueño como predicción de la segunda guerra mundial. Es un ejemplo, entre muchos, de cómo la falta de pensamiento crítico y de una serie de conocimientos históricos, hasta cierto punto básicos, puede afectar la interpretación y/o comprensión de un filme. Por otro lado, no es esta la única interpretación “correcta”, ya que dicho sueño bien puede, al mismo tiempo, significar la profunda desolación del fuero interno de Jung. En clínica psicoanalítica, sabemos muy bien de los diferentes estratos de significado que un sueño y una misma imagen pueden tener. Hay aquí una polisemia tanto semántica como emocional en constante movimiento, tanto dentro de una misma sesión como a lo largo de un tratamiento psicoanalítico.

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matado simbólicamente al cuestionar sus ideas, está desahuciado por no poder hacer más por sus pacientes. El curador está enfermo y la enferma ha sanado, en un extraño pero muy humano movimiento. Espíritu complejo y por ello en gran conflicto con su propia existencia, Jung está destrozado en su mundo interno, y le confiesa a Sabine: “Emma, como has visto, es los cimientos de mi casa. Toni (su actual amante) es el perfume en el aire.” Le dice a Sabine que, para bien o para mal, ella es lo más importante que le ha pasado en su vida, porque le hizo saber quién era. Finalmente, le dice: “A veces hay que hacer algo imperdonable para poder seguir viviendo…” La película cierra con la imagen eterna de un Jung literalmente sumido en sus pensamientos. Por nuestra parte, nos quedamos reflexionando un poco más en cómo las imágenes, como las de esta película, cuando son interpretadas en un contexto más amplio y pueden ser pensadas con mayor profundidad, pueden enriquecer mucho nuestra experiencia humana. Solo que, cuando estamos ante la presencia de una cultura visual acrítica, meramente gozosa de la sensorialidad excitatoria de las imágenes seductoras, como la que considero que existe tal vez actualmente y cuyo paradigma encuentro en la publicidad contemporánea, podemos pensar que hay mucho de qué preocuparse por la gran pérdida y mutilación que esto significa para la inteligencia y sensibilidad humanas, con todos los problemas que esto trae consigo en regímenes democráticos, en donde tanto pesa el voto de las mayorías, no importando las cualidades de las mismas, entre muchas cosas más…

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Enrique Hernández García Rebollo

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Cortes a flor de piel: una aproximación psicoanalítica la Envigado conducta de la autoincisión... Katharsis–Institución Universitaria ade

Cortes a flor de piel: una aproximación psicoanalítica a la conducta de la autoincisión en la adolescencia* Cuts to the skin: a psychoanalytic approach to the conduct of the self-incision in adolescence. Catalina Angel Valencia**

Resumen El presente artículo es una revisión del trabajo monográfico Cortes a flor de piel: una aproximación psicoanalítica a la conducta de la autoincisión en la adolescencia, el cual indagó, desde una perspectiva psicoanalítica, acerca de los estados y procesos psíquicos implicados en las conductas autolesivas, particularmente en las autoincisiones realizadas por adolescentes. Toda la investigación fue basada en una pregunta que sería el hilo conductor del trabajo realizado: ¿Cuáles son las determinaciones psíquicas implicadas en las autoincisiones realizadas por adolescentes? La monografía se realizó basada en la modalidad de “Estado del arte”, que permitió establecer una serie de relaciones entre la adolescencia, las probables determinaciones psíquicas y la conducta de autoincisión, logrando así una aproximación conceptual al fenómeno. El recorrido llevado a cabo permitió concluir que la autoincisión está determinada por distintas fuentes y que, a su vez, en cada sujeto, pueden estar implicadas varias funciones del corte en la piel. Palabras clave: autoincisión, adolescencia, cuerpo, angustia, masoquismo y actuación. *

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El presente artículo es producto de la investigación monográfica realizada para obtener el título de Especialista en Problemas de la infancia y de la adolescencia, otorgado por el Departamento de Psicoanálisis de la Universidad de Antioquia (U. de A.), trabajo que se llevó a cabo entre el periodo 2013-I / 2013-II y que fue asesorado por el profesor Ricardo Moreno Chía. Psicóloga egresada de la Universidad Pontificia Bolivariana (2009), especialista en Problemas de la infancia y de la adolescencia de la Universidad de Antioquia (2014). Trabaja en la Fundación Centro Catequístico la Inmaculada, prestando servicio como psicóloga clínica y educativa en Instituciones Educativas de la ciudad de Medellín, Antioquia. [email protected].

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Abstract: This article is a review of the monographic work “Cuts to the skin: a psychoanalytic approach to the conduct of the self-incision in adolescence”, which inquired, from a psychoanalytic perspective on mental states and psychological processes involved in self-inflicted behaviors, particularly self-incisions made by adolescents. All research was based on a question that would be the leading thread of the work done: What are the psychological determinations involved in self-incision made by adolescents? The monograph was performed based on the method of “state of art” which enabled to establish a series of relationships between adolescence, probable psychological determinations and self-incision behavior, thus achieving a conceptual approach to the phenomenon. The route followed, allowed us to conclude that self-incision is determined by different sources and that, in turn, for each subject, various functions of skin cutting may be involved. Keywords: self-incision, adolescence, body, anxiety, masochism and performance.

Introducción En primer lugar, habría que mencionar que las autolesiones no son un fenómeno reciente. A lo largo de la historia de la humanidad se han presentado en varias culturas, justificadas siempre por razones de índole religiosa, ideológica o social. Al principio del siglo XIX solo se entendía por autoagresión (autolesión) la forma más severa en que un ser humano puede atentar contra sí mismo: el suicidio. En aquella época la autoagresión, aun cuando solo se refiriera a un tipo (el suicidio), no constituía una prueba de enfermedad mental, dando cabida a otras formas de comprensión en las que esta conducta se relacionaba con condiciones sociales, emocionales y cognitivas. Más adelante, en la década de 1930, se añadió a las tesis psiquiátricas sobre los trastornos mentales el concepto de neurosis y de trastornos de personalidad, que llevó a relacionar la autoagresión con condiciones neuróticas, específicamente con los estados de ansiedad. Sin embargo, en este momento del siglo XX se siguen asociando las conductas autolesivas con el suicidio, lo que de alguna manera impedía tener

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un concocimiento más específico de conductas autolesivas que no derivaban en suicidios. En los años setenta, algunos autores como Favazza (1996) pensaban en la autolesión como un síndorme, debido a las particularidades fenomenológicas y clínicas. De esta manera, se enfatizaba en la necesidad de establecer una categoría diagnóstica independiente, a la cual Favazza (1996) denominó “Deliberate Self Harm Syndrome”. En resumen, el suicidio paulatinamente dejó de ser la única conducta reconocida como autolesiva. Las modalidades se hicieron cada vez más variadas y se llegó a reconocer que en muchos casos el suicidio no aparece como una finalidad. El autoagredirse entonces comienza a ser considerado, más que un síntoma asociado a un trastorno en particular, un síndrome cuya determinación es compleja, puesto que están involucrados factores de índole social, cultural y psicológicos, los que, a su vez, son tenidos en cuenta para el tratamiento (Favazza, 1996; Gratz, 2001; Nader & Boehme, 2003; Richard, 2005; Cerutti, 2011, citados por Manca, 2011). En el marco de esta dinámica aparece el fenómeno de la autoincisión, la cual es definida como un tipo de autolesión deliberada (Deliberate Self-Harm -DSH), como una “conducta que origina un daño o una herida al propio cuerpo o a partes del mismo y se caracteriza por intencionalidad, reiteración y falta de intención suicida” (Manca, 2011, p. 79). Según Favazza (1996), esta conducta es más común en adolescentes, y estiman que el 0.75% de la población occidental presenta conductas de autolesión (automutilación).  Estudios más recientes, llevados a cabo en Estados Unidos, estiman que el 1% de americanos se auto-lesiona y que la mayoría dio inicio a la conducta en la adolescencia. Estos estudios plantean además que esta conducta puede ir acompañada de otras, como el consumo de sustancias o los desórdenes alimenticios  (ASeFo, 2013).

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Los estudios referidos a los adolescentes muestran los siguientes aspectos comunes: que los adolescentes son más propensos a autoinfligirse lesiones en comparación con los niños y adultos; que las adolescentes mujeres realizan estas conductas en mayor medida que los adolescentes varones, que los adolescentes que realizan conductas autolesivas tienden a llevar a cabo otras conductas como las fugas, el consumo de drogas, la violencia sobre los otros y que, finalmente, los adolescentes consultados admiten hacerse daño deliberadamente (Pommereau, 2006). Si bien no se han encontrado estadísticas oficiales que muestren la incidencia de este fenómeno a nivel local, en la experiencia clínica con adolescentes realizada desde el 2011 hasta el 2013, en una institución educativa de la ciudad, y contando con una población de aproximadamente 400 estudiantes que han acudido al consultorio de psicología, se puede notar que los casos no son numerosos; de igual manera se presentaban como casos dificiles de abordar por la complegidad de los síntomas y el daño al propio cuerpo. Los adolescentes presentan cortes en el cuerpo, específicamente en brazos y piernas, llegando al punto, en ciertos casos, de producirse heridas profundas y teniendo que ser intervenidos en Centros de Salud. Muchas veces muestran sus heridas angustiados pero mudos, como si no tuvieran nada que decir pero mucho que mostrar, y otras veces expresan que, cuando no tienen nada que hacer, se cortan. En estos casos suelen utilizar expresiones como: “no sé qué me pasa”, “no me hallo en ninguna parte”, “es como si estuviera vivo cuando lo hago”, “nada me gusta”, “sé que no es bueno pero no puedo parar”, “siento que necesito algo más”, “no me duele”. Es preciso tener en cuenta que los cortes que llevan a cabo los adolescentes en su cuerpo presentan determinaciones y formas diferentes que, como en el ámbito clínico, se han de abordar caso por caso. Pero evidentemente hay algo que aparece como una constante en varios de ellos, y es el tema del cuerpo, la repetición, afectos como la

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angustia, el dolor, el sentimiento de culpa y una sensación de sinsentido frente a la vida. Se podría pensar que lo mencionado son problemas comunes para los adolescentes, ya que en este momento de la vida ocurre una especie de “actualización de todo lo constituido en ese sujeto desde la infancia, teniendo en cuenta que esa construcción psíquica nunca es completa, dejando un espacio al vacío o a lo enigmático” (Mauer & May, 2010, sp). Algunos psicólogos se han ocupado del tema refiriendo que “… El cutting o autolesión cumple con la función de manejar estados emocionales particularmente intensos como la rabia, la frustración, la vergüenza y el vacío y de autorregular la afectividad” (Suyemoto & MacDonald, 1995; Connors, 1996; Figueroa, 1998, citado por Manca, 2011, p. 80). Así pues, las estadísticas permitieron pensar que las autolesiones inicialmente intentarían suplir o cumplir, por ejemplo, una función de descarga de una tensión acumulada, pero esta explicación no fue suficiente, sugiriendo así que había algo más allá dificultando la comprensión de estos casos. Teniendo en cuenta lo anterior, era inevitable que no surgiera la pregunta que atraviesa toda la investigación: ¿Cuáles son las determinaciones psíquicas implicadas en las autoincisiones realizadas por adolescentes?

Método Esta investigación se realizó basada en la modalidad de “Estado del arte”, regido por los parámetros propuestos en el texto Un modelo para la investigación documental (Hoyos, 2000), según el cual esta modalidad se caracteriza por ser “…una investigación documental que tiene un desarrollo propio, su finalidad es dar cuenta de construcciones de sentido sobre bases de datos que apoyan un diagnóstico y un pronóstico en relación con el material documental sometido a análisis (p. 31).

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Esta revisión documental, a su vez, se compone de varios principios y elementos que la diferencian de otras investigaciones. Los principios tienen que ver con las finalidades, es decir, con los objetivos que se pretenden alcanzar; debe ser coherente, llevar una relación con el proceso, las actividades y los datos que se buscan en la investigación. Para aplicar la modalidad de estado del arte se identificaron los artículos, libros y otras fuentes de perspectiva psicoanalítica en los que se abarcaron los conceptos de autolesión, adolescencia, estados y procesos psíquicos. Se clasificó la población documental, las fuentes primarias (textos clásicos de psicoanálisis) y las fuentes secundarias que apoyaron la lectura de los textos clásicos y las investigaciones actuales sobre el tema. Se realizó un análisis de los núcleos temáticos que se pretendieron abordar. Dicho análisis se logró a través de fichas de lectura que permitió hacer una integración del tema. Luego se construyó una síntesis de las tesis principales de los documentos a partir de una comparación de las fichas construidas, al mismo tiempo que se recurrió a diversas viñetas clínicas que sirvieron para evidenciar los presupuestos teóricos colegidos en la comprensión de este fenómeno, apuntando a la construcción final con los elementos obtenidos durante el proceso de investigación.

Resultados Con el ánimo de presentar una adecuada revisión conceptual, se recurrió como referencia principal la obra de Freud y algunas referencias secundarias. Particularmente fue necesario usar un recurso que no suele ser empleado en trabajos monográficos, como lo son las viñetas clínicas de la experiencia clínica particular, debido a la poca bibliografía que existe de la conducta y la ausencia de casos que describan el fenómeno de una manera más detallada.

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1.1 La autoincisión (autolesión) Se desarrolló el concepto de autolesión haciendo un recorrido por la historia y por la descripción como fenómeno clínico. Es así como se encontró que a la autolesión se le atribuyen caracteristicas específicas. En el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSMIV-TR (2001), la autolesión aparece como un síntoma que hace parte de algunos trastornos, entre ellos el trastorno límite de personalidad, el trastorno de estado de ánimo y los trastornos disociativos (López, J., Valdés M., 2001). Recientemente, la autolesión fue incluida en la nueva versión de este mismo manual (DSM-V) como un síndrome, tal y como lo propuso en un primer momento Favazza (1996). Al ser la autolesión elevada a la categoría de síndrome, el fenómeno cobra mayor relevancia, puesto que su tratamiento debe ser específico y adquiere, a nivel descriptivo, particularidades que antes, como síntoma, no tenía. En este punto, sin embargo, es necesario tener en cuenta que el concepto de autolesión es un concepto descriptivo, particularmente usado en psiquiatría y psicología para referir a una conducta realizada por un individuo que se autolesiona con conciencia. Un concepto así empleado no suele tener en cuenta la idea de que es una conducta en la que un sujeto expresa a través del cuerpo lo que le ocurre psíquicamente. Debido a lo anterior, se usó el término autoincisión para señalar tanto las características autolesivas de la conducta como a la conducta por la cual un sujeto se realiza cortes superficiales en la piel sin propósitos estéticos, decorativos o como parte de un ritual. Ahora bien, esta conducta es definida como: “Conducta llevada a cabo deliberada, compulsiva y repetidamente sobre la superficie del cuerpo, generando una lesión sobre el órgano de la piel, herida que si bien aparentemente no es profunda, genera dolor físico e implica rompimiento del tejido cutáneo” (Favazza, 1996; Gratz, 2001; Nader & Boehme, 2003; Richard, 2005; Cerutti, 2011, citados por Manca, 2011, p.79).

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Estas conductas son más frecuentes en zonas del cuerpo como los brazos, las piernas, el tórax y otras zonas de la parte frontal. Se hacen deliberadamente y sin ayuda de otra persona; la herida se presenta lo bastante severa para dañar los tejidos cutáneos y generar marcas o cicatrices (Winchel & Stanley, 1991; Nader & Boehme, 2003; ASeFo, 2013). También se encontró un rasgo común en los sujetos que deliberadamente deciden autolesionarse: según los diferentes autores, estos sujetos presentan, en su mayoría, dificultades para manejar situaciones de tensión, estados de ansiedad, sentimiento de culpa o angustia. La descripción anterior, respecto a situaciones y condiciones psíquicas particulares, se aproxima a las dinámicas psíquicas y estados conflictivos que comúnmente aparecen en la adolescencia; no es casualidad que la autoincisión se presente de una manera reiterativa en este momento de la vida.

2. La adolescencia Lecturas de autores como Freud (1976), Blos (1971), Dolto (1990), Aulagnier (1991), entre otros, permitieron identificar la adolescencia como un momento coyuntural, no solo por las transformaciones físicas, sino también por ser un momento de retranscripción, de après coup. Este concepto puede ser entendido como “una relación recíproca entre un suceso importante y su re-significación, que se da después, y por medio de la cual el suceso adquiere nueva eficiencia psíquica” (Laplanche, 2002, p. 121). Según lo anterior, en la infancia se establecen contenidos psíquicos de naturaleza sexual que en la adolescencia sufren reorganizaciones: “desde este punto de vista, la pubertad constituye el nuevo marco de comprensión del recuerdo; no se trata de una comprensión consciente sino un nuevo sentido inconsciente” (Moreno, 2012, p. 54). De esta manera, la adolescencia se presenta como un momento en el que las fantasías sobre la infancia y recuerdos referidos a experiencias

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infantiles “son sometidos a un complejo trabajo de refundición” (Freud, 1976/1909, p. 162). Esto implica que las huellas mnémicas sean retraducidas bajo las exigencias propias de la pubertad. Un modo similar de concebir la adolescencia es el que propone Kancyper (1985) ya que la define como el momento del aposteriori, caracterizado por una nueva oleada libidinal cuyo logro principal es la identidad sexual genital. Se resalta que durante este momento se busca establecer una identidad a través de la corporalidad, apareciendo un exceso de cuerpo, unas exigencias pulsionales que rompen la calma que supone el periodo de latencia. Según Blos (1971), la adolescencia es un momento1 en el que las vivencias infantiles son reactualizadas psíquicamente, produciendo un efecto de extrañeza en el adolescente, quien las percibe como ajenas. Pero además, la adolescencia es conocida por los diferentes cambios a nivel físico que se presentan durante ella, no solo es el cuerpo del adolescente el que se transforma, pues la adolescencia es una fase de mutación (Dolto, 1990) que implica cambios a nivel de la reorganización de las instancias psíquicas y del ideal de Yo a través de la identificación. En la adolescencia se experimenta, según Freud (1976/1905), una segunda oleada pulsional. Algunos efectos de esta nueva arremetida son el redespertar de un conflicto edípico y preedípico y también algunos movimientos orientados a controlarlos. Esto da lugar a conductas como la timidez, la vergüenza y el pudor. En el Yo se establece una revisión de la imagen corporal, mientras que en el Superyó se mantiene la función de prohibición de lograr la satisfacción pulsional, a la vez que se promueve el cumplimiento de las demandas culturales. Por último, con respecto al ideal del Yo se establecen nuevas aspiraciones a través de la identificación con sus pares.

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Dentro de la literatura revisada se usan frecuentemente los términos de fase y etapa para referirse a la adolescencia como un estadio del desarrollo. Se comprende que estos términos tienen una connotación desarrollista y, teniendo en cuenta que no es esa la perspectiva del trabajo llevado a cabo, se utilizó el término momento para referirse a la adolescencia.

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En lo que atañe a las particularidades de la adolescencia descritas, se pudo observar cómo en este momento existe una alta posibilidad de pasar al acto, debido a los cambios corporales y las nuevas exigencias pulsionales y sociales. Es en este marco en el que aparecen conductas arriesgadas, fuera de los parámetros sociales y catalogados, en algunos casos, como patológicas. Todas estas modificaciones físicas y psíquicas influyen en las conductas y síntomas que aparecen en la adolescencia. Se comprende entonces que no es tarea fácil para el adolescente afrontar este momento, ni apropiarse de su cuerpo, ni resignificar su historia, que se encuentra plagada de huellas, de marcas producidas en la primera infancia, muchas de ellas encarnadas en su propio cuerpo.

3. Estados y procesos psíquicos implicados en las autoincisiones en la adolescencia Estos precedentes llevaron a que se abordaran los estados y procesos psíquicos implicados en las autoincisiones en la adolescencia, procurando llevar a cabo una aproximación conceptual a los probables determinantes de la autoincisión. De esta forma, se realizó una revisión de una serie de conceptos y nociones psicoanalíticas, entre ellas el sadismo, el masoquismo, la angustia, las patologías del acto, la repetición, el cuerpo y el dolor, los cuales fueron seleccionados de acuerdo con una cierta recurrencia teórica y la evidencia que aportaron los casos y viñetas clínicas presentados por diversos autores. Con respecto al actuar y la propensión de la adolescencia a la actuación, se detallaron las dos maneras particulares en las que se podría presentar: el acting out y el pasaje al acto. El acting out se definió como un acto que porta un contenido inconsciente, simbólico, que no puede ser verbalizado y el cual se manifiesta a través de conductas que llevan un mensaje dirigido a Otro2. Lacan (2006/1962), en el Seminario 10, La angustia, expone 2

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El Otro, en términos de Lacan, según el Diccionario de Psicoanálisis de Roudinesco y Plon (1998), es un concepto que se atribuye a “un lugar simbólico –el significante, la ley, el lenguaje, el inconsciente o incluso Dios– que determina al sujeto, a veces de manera exterior

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que: “el acting out es esencialmente algo, en la conducta del sujeto, que se muestra. El acento demostrativo de todo acting out, su orientación hacia el Otro, debe ser destacado” (Lacan, 2006/1962, p. 136-141). Por su parte, el pasaje al acto tiene como particularidad que se presenta de manera inesperada, sin posibilidad de un amarre simbólico en el que se excluye al Otro. El sujeto, en lugar de construir una escena para el otro, como en el caso del acting out, queda por fuera de ella en el pasaje al acto. Los registros simbólico e imaginario que le habían posibilitado hacerse un lugar ahora no le son útiles para tal efecto; por el contrario, es tachado, borrado de la escena, pareciera quedar totalmente excluido de cualquier lazo social, pues el Otro es “deyectado”. Sobre el concepto de cuerpo se logró dilucidar cómo para el psicoanálisis el cuerpo siempre ha sido el gran protagonista, desde el momento en que Freud (1976) descubrió que en los síntomas corporales como los de la histeria, se encarnaban grandes sufrimientos, traumas e historias atravesadas por el otro en la primera infancia, pero recluidas en el inconsciente. Las histéricas demuestran que “su alma” se manifiesta a través del cuerpo, por medio del síntoma (Assoun, 1994). El cuerpo, más allá de su condición biológica, es una superficie permeable a la experiencia y cobra vida a través de otro, se encuentra ligado al placer y al displacer, a la pulsión y a la historia de cada sujeto. En el apartado sobre el sadismo y el masoquismo se encontró que Freud (1976/1924), en el texto El problema económico del masoquismo, de 1924, llevará a cabo una serie de modificaciones sobre las bases en que había fijado los conceptos de sadismo y masoquismo en Tres ensayos de una teoría sexual y en Pulsiones y destinos de pulsión. Aun a él, y otras de manera intrasubjetiva, en su relación con el deseo”. (Roudinesco & Plon, 1998, p. 261). Este va mucho más lejos que el registro imaginario, porta consigo la ley, el lenguaje, la cultura, “es el lugar donde se constituye el sujeto” (Roudinesco & Plon, 1998, p. 262). Siguiendo a Assoun, el Otro es el “lugar de despliegue de la palabra” donde “el deseo del hombre es el deseo del Otro” (Lacan 1993/1955, citado Assoun, por 2005, p. 102). El Otro no es el sujeto, pero sin él no podría haber sujeto. Es importante resaltar que este responde a un orden simbólico (ley, cultura, la palabra) que no es posible palpar, tocar, pero aun así es un lugar. Esto puede significar que cualquier otro (sujeto) pueda llegar a hacer la función de gran Otro, ocupar ese lugar, encarnarlo.

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cuando mantiene el elemento esencial, a saber, la satisfacción pulsional, propone tres tipos de masoquismo, distinguiendo así el erógeno, concebido como una condición a la que está sujeta la excitación sexual, el femenino, que adviene como una expresión de naturaleza pasiva y el moral, que se presenta como una norma de comportamiento en la vida y el cual se expresa a través del sentimiento de culpa. Posteriormente, se abordó la repetición ligada al concepto del “actuar”, que puso de presente la relación que tiene la repetición con la dinámica transferencial. Freud (1976/1914), en el texto Recordar, repetir y reelaborar, de 1914, ha descrito cómo la transferencia es la repetición del pasado que no se logra recordar. Pero más allá del aspecto transferencial en juego, Freud (1976/1914) se interesa por formas de repetición distintas y, con ese interés, busca una explicación más amplia, desligada de la relación entre el analista y analizado, así intenta una explicación basada en conceptos como el de pulsión. Es en el texto Más allá del principio del placer, escrito en 1920, donde se explica la estrecha relación entre la repetición y las pulsiones. La repetición es descrita como la necesidad de actuar lo que en un pasado se vivió y se sintió, aunque no pueda ser recordado en el presente. En este mismo apartado se dilucidó que la compulsión de repeticición es una manifestación de la pulsión de muerte que busca siempre el retorno a un estado anterior, de modo que la compulsión de repetición no resulta ser sino una modalidad de satisfacción de esa pulsión, que busca siempre el retorno a un estado anterior, un retorno a vivir una misma experiencia displacentera. En relación con el placer y el displacer, se estableció que el dolor para el psicoanálisis es una sensación displacentera que, aun cuando pueda ser percibida desde afuera (físico), está indisolublemente ligada a lo interno (psíquico). Para definir la angustia se rastreó en varios textos de Freud las distintas concepciones que este propone sobre este afecto a lo largo de su obra. Este recorrido permitió identificar que la angustia es definida como un estado afectivo que avisa de un peligro generado a partir de un

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empuje pulsional, el cual se ha vuelto implacable para el Yo. En el texto Inhibición, síntoma y angustia, escrito en 1926, Freud (1976/1926) propone cuatro formas distintas en las que se puede presentar este estado afectivo: debido a la castración (pérdida de objeto) aquí el peligro siempre remite, como en la angustia primordial, a una pérdida de objeto. Sin embargo, en este primer momento el objeto es la madre y en el caso de la angustia de castración el objeto son los genitales. La que se presenta como un efecto derivado de una situación real, en esta hay un peligro externo notorio, representado en un objeto; en este caso se trata de una reacción lógica frente a algo que se espera de afuera. La derivada de una exigencia pulsional (neurótica), el peligro es indeterminado y su reacción es enigmática, sin un fin específico. Y por último, la dinámica superyóica, la que es generada por el poder que ejerce el Superyó sobre el Yo, su función es prevenir al Yo de un displacer mayor, así ella misma genere un displacer del cual el Yo no escapa. El autor propone que las diferentes fuentes de angustia pueden surgir como respuesta a una situación de peligro de la cual el sujeto quiere protegerse. Estas fueron un punto de partida para pensar la dinámica que precipita la conducta de la autoincisión en los adolescentes.

4. Determinaciones psíquicas de la autoincisión en la adolescencia Una vez terminada dicha revisión de los conceptos, se logró hacer un ordenamiento de las ideas referidas a las determinaciones psíquicas de la autoincisión, tanto las que han sido expresadas por diferentes autores a partir de sus investigaciones como aquellas que surgieron de la observación clínica. Como ya se ha mencionado, algunas de las palabras y dichos de estos jóvenes referidos a su conducta, dejaban vislumbrar que esta, más allá de ser una patología o síndrome particular articulado a algún trastorno del estado de ánimo, por ejemplo, podría tener su génesis en un lugar mucho más profundo que la superficie del cuerpo. Algunas de las expresiones de los adolescentes sobre las autoincisiones que se

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practican y que se han podido escuchar en el espacio de psicología y leer en libros, artículos, películas y foros virtuales, muestran que la autoincisión se relaciona con los cambios y vicisitudes que se presentan en la adolescencia, los cuales, en la mayoría de los casos, son difíciles de afrontar y asimilar. Es así como se estableció que la autoincisión en la adolescencia solo puede ser entendida de un modo complejo, en el sentido en que puede cumplir varias funciones, tales como: Pacificación de estados de angustia: en este caso las autoincisiones operan como una defensa contra la angustia, que, como se ha dicho, puede provenir de fuentes diversas. Esta defensa no es específica de cada una de las modalidades de angustia, pero sí intenta evitar su avance por una especie de recorte en el cuerpo. El alivio al que constantemente refieren los adolescentes cuando se realizan las autoincisiones da cuenta de una especie de descarga del afecto que encuentra una salida, no por la vía de ligar un afecto a una representación reprimida, sino por una especie de fijación a una herida corporal. Dartiguelongue (2012), en el texto El sujeto y los cortes en el cuerpo, refiere que “la angustia atormenta, en el punto en que lo que atormenta es lo real. No hay engaño de aquello imposible de soportar” (p. 135). Algunos dichos y frases extraídas de viñetas de este texto pueden evidenciar cómo los adolescentes se refieren a este afecto. Al respecto, la autora sostiene que “estos sujetos dan cuenta de una angustia que no encadena, de una invasión avasallante que jaquea los límites del Yo, despedazándolo de toda unidad totalizante, de toda idea de sí mismo” (Dartiguelongue, 2012, p. 133). Por ejemplo, en el caso que la autora denomina S., el adolescente afirma: “cuando me corto salgo de ese estado que tengo y entro en otro. Salgo de un estado de desesperación, de angustia, como de locura, y entro en uno de alivio” (Dartiguelongue, 2012, p. 92). C. relataba que luego de tener dificultades con sus pares entraba en un estado donde no se hallaba, tenía una sensación en el cuerpo que no le permitía estar bien (Dartiguelongue, 2012). Para la autora, el corte no impide

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el desarrollo de la angustia en la conciencia, pero permite frenar su avance en el cuerpo y así aminorar su efecto. Intento de separación y/o diferenciación: El corte puede servir para lograr un doble movimiento, con el cual los adolescentes buscan liberarse de la dependencia que se ha establecido con el objeto de amor desde la infancia, así como también diferenciarse de los objetos que son en parte la fuente de las identificaciones infantiles. En el artículo Niños y adolescentes jugando con el filo de la navaja (Mauer & May, 2010, sp), las autoras describen el siguiente caso: Marina, de 13 años, manifiesta sentirse perseguida por su madre y refiere que pelea permanentemente con ella. Frente al acoso de la madre, Marina busca cortarse en los antebrazos, siguiendo un impulso que momentáneamente se calma. En dicho texto se describe cómo en este caso la madre y la hija están enredadas en un círculo vicioso de gritos y angustia. Es importante resaltar que cuando la madre se entera de los cortes de su hija se asusta e intenta no sentir enojo hacia ella. Mensaje dirigido al Otro a través de un acting out: En este caso, la autoincisión puede tener relación con esta modalidad de actuación, en el sentido en que el acto encarna un mensaje inconsciente, no sabido, dirigido al Otro, que no es cualquiera, pues tiene un valor particular en la medida en que se inscribe en un problema específico de la adolescencia: la reedición edípica. Así las cosas, la autoincisión tiene un valor parádojico, debido a que se presenta como un llamado (de atención), esto es, como una forma de mantener un vínculo infantil con los objetos de amor, al mismo tiempo que supone una forma de distanciamiento respecto a estos. Un ejemplo que nos pone de presente la relación entre la autoincisión, la adolescencia y el acting out, es la viñeta del caso de A. Es un joven de 12 años que vive con su hermano mayor, quien se encargó de él luego de la muerte de su madre; su hermano se casó recientemente y tuvo un hijo. A. fue el centro de atención para su hermano durante seis años, pero luego del matrimonio de este y del nacimiento de su hijo, Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 18, pp. 117-140 —julio-diciembre de 2014, Envigado, Colombia

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A. comenzó a presentar la conducta de la autoincisión. La autoincisión como acting out en el caso de A. busca enviar un mensaje, crear una escena para intentar reconquistar un lugar que siente como perdido después del nacimiento de su sobrino. La autoincisión, en este caso, cobra la dimensión de llamado al Otro. A. busca, sin saberlo, la presencia de su hermano para que se ocupe y le preste la atención que antes le daba. (Angel, 2014, p.133) Vía de satisfacción de la pulsión de muerte: Esta satisfacción se presenta bajo dos formas: como repetición de una conducta asociada a un evento traumático y como conducta asociada a una posición masoquista. Las autoincisiones son realizadas bajo el signo del impulso vinculado con la pulsión, luego del corte se consigue un alivio a través de la descarga de tensión, dicho alivio se vuelve cada vez menos efectivo para el sujeto. También se podría pensar otra forma de la expresión de la pulsión de muerte (satisfacción), y es aquella en la que cortarse implica un alivio pasajero de un displacer intenso, y en la que este mismo acto compulsivo conlleva un displacer del cual se desprenden sentimientos de culpa y autoreproches. Algunos jóvenes manifiestan que, luego de llevar a cabo ciertas conductas, sienten una especie de alivio o pacificación; en la mayoría de ellos se pone de presente un no poder parar, una necesidad de volverlo hacer; saben que les hace daño hacerlo pero aun así lo hacen. En otra de las viñetas de un chico que asistía a consulta en un colegio, se logró evidenciar la repetición de conductas relacionadas con el actuar en la adolescencia. D. es un chico de 17 años que acude a la consulta luego de que un profesor lo vio temblando y sangrando en las muñecas, a lo que sugiere “que mejor vaya a hablar donde la psicóloga” (Angel, 2014, p.165) Sobre sus cortes relata: “No me hallo en ninguna parte, todo es oscuro y me corto”; “sé que está mal, pero no puedo parar” (Angel, 2014, p.165). D. se queja de un vacío del que dice tiene que llenar, y manifiesta haber tenido muchas novias para intentar llenarlo.

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Expresa que algunos de sus amigos están enterados de su conducta y le dicen que no se corte. Al respecto refiere: “tengo unos amigos que me dicen que no me corte, que me quiera, yo no quiero decepcionarlos pero no puedo parar, necesito cortarme. Me calma”. Mauer y May (2010) refieren que el alivio, la calma que expresan los jóvenes luego de cortarse, es pasajero: “El circuito se repite y la anestesia incita una vez más a buscar adrenalina jugando con el filo y en el filo” (sp). Luego de algún tiempo de asistir a terapia, D. comenta que ya no ha vuelto a cortarse, pero luego de la muerte de uno de sus amigos más cercanos comienza a consumir repetidamente marihuana y cocaína, sosteniendo que es mejor que tomar pastillas o cortarse. Dice: “me trabo para no pensar, para estar tranquilo” (Angel, 2014, p.165). Pero luego que se pasa el efecto aliviador o de calma que provoca la droga o los cortes, D. no logra salir de la trama compulsiva que lo envuelve. La referencia que se hace en este relato al “no poder parar” se relaciona con la compulsión, que se presenta en el actuar de los adolescentes, exigencia que no parece estar mediada por el pensamiento, no parece tener alguna tramitación psíquica; por el contrario, lo que se busca una y otra vez es llevar a cabo la conducta a pesar del displacer que pueda generar. En algunos casos “la acción del corte no responde a una práctica metódica y limitada, sino estrictamente a una compulsión (…) Casos donde, presentados los cortes en su dimensión compulsiva, puede suponerse en la base de un trastorno de la pulsión” (Dartiguelongue, 2012, p. 46-47). Modo de apropiación del cuerpo: En este punto la autoincisión, llevada a cabo por los adolescentes, se presenta por la necesidad de estos para re-conocerse, para diferenciarse, para re-apropiarse, para ejercer cierto control sobre eso que aparece incontrolable, ese exceso de cuerpo que avasalla sin lógica y sentido, como un signo de identidad, una conciencia de estar en el mundo, un lugar que, a pesar de que desde

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la infancia pareciera dado, se percibe como extraño: es una manera de colonizar lo que pareciera ser de otro. El cuerpo surge como una vía posible de tramitación del malestar que aparece en la adolescencia, dando así cabida a una nueva búsqueda hacia el propio cuerpo como lo único que está ahí real y que puede ser tocado y gobernado por ellos mismos. En la película Secretos dolorosos (Bailey, 2000) se puede evidenciar cómo Dawn, la protagonista adolescente, busca a través de los cortes tener algo que le pertenezca, ya que siente que lo que en algún momento tuvo ahora le es ajeno. Al referirse a los cortes que lleva a cabo sobre su cuerpo, dice: “Brazos, piernas, muñecas, pechos. Es mi cuerpo y no importa” (Bailey, 2000). El cuerpo para Dawn es su lugar, sobre el cual su madre no puede ejercer control, es ella quien a través de la conducta de la autoincisión busca establecer una identidad. Algunos autores proponen que las autoincisiones son un intento de los adolescentes para que “no quede espacio-signo de las huellas de Otro” (Orozco, Huerta & Soria, 2012, p.80). En el caso de Dawn, la huellas que su madre quiere imponer a como dé lugar. Mauer y May (2010) presentan la viñeta de Zoe, una joven de 15 años que se ve gorda, fea y a la que no le gustan sus piernas. Refiere problemas de relación con sus compañeros, sobre todo con los varones. Con respecto a sus cortes dice: “Grité porque me salió mucha sangre. Se me fue la mano. Por eso se enteró mi madre… Solo me corto algunas veces, cuando no puedo más conmigo” (Mauer & May, 2010, sp). Mantuvo ocultas tanto sus lesiones en los brazos como sus comportamientos bulímicos. En el caso de Zoe se evidencia la inconformidad con su cuerpo y la necesidad de ejercer un dominio sobre este a través de conductas como la autoincisión o la bulimia. No se trata en este caso de una apropiación en el sentido de hacerlo o sentirlo suyo, sino de imponer sobre unas marcas a propia voluntad.

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Habiendo desarrollado todo lo anterior, se intentó formalizar en un esquema una lógica de la autoincisión, teniendo como base un gráfico presentado por Nasio (2007) acerca del dolor físico. Este esquema que propone Nasio (2007), referido al dolor causado por una lesión corporal, presenta tres tiempos: “lesión-conmoción-reacción”. Según este autor, el dolor es un proceso intempestivo y puede formarse en un instante; se inicia con un rompimiento (dolor de la lesión), luego prosigue con una conmoción psíquica (dolor de la conmoción) que, además de ser un dolor, es el desencadenamiento del conflicto del Yo, el cual termina con una reacción (dolor de reaccionar) defensiva del Yo, que intenta detener dicha conmoción (Nasio, 2007). Tomando como referente este esquema, hay que decir que la autoincisión es un proceso que resulta más complejo que el del dolor físico. En lugar de tres tiempos se puede pensar en un proceso de al menos cuatro tiempos: angustia, reacción del Yo, autoincisión, pacificación psíquica. El tiempo de la angustia, primero en la serie, es desencadenado por diferentes fuentes o situaciones angustiantes: pérdida del objeto, exceso de cuerpo, exigencias superyóicas, exigencias pulsionales, sentimiento de alienación, la relación con el Otro. La angustia, como se pudo notar en la mayoría de casos, está presente. Frente a estas situaciones de angustia el Yo reacciona para intentar defenderse, no a través de mecanismos de defensa intelectuales, sino a partir del actuar, concretamente con la conducta de autoincisión. A la conducta le sobreviene, o de ella se desprende, según se puede apreciar en algunos de los dichos de los jóvenes, una suerte de alivio o calma psíquica. En este punto es importante tener en cuenta el circuito que se produce con el corte en muchos de los casos, pues aun teniendo presentes las particularidades irreductibles que los caracterizan, es posible percatarse de una condición general a todos ellos: un impulso irrefrenable que mueve al sujeto a realizar cortes con una aparente finalidad, de forma repetitiva, rígida y estereotipada. Aunque se puede Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 18, pp. 117-140 —julio-diciembre de 2014, Envigado, Colombia

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observar que quien se corta pone de manifiesto un intento deliberado de resistirse a la realización de la conducta. Es en estos casos un intento fallido, pues quedan claras las serias limitaciones del Yo para oponerse a los poderes de la pulsión de muerte. Acting out Fuentes precipitantes:

Pérdida-objeto Exceso-cuerpo Exigencias superyoicas y pulsionales

Angustia

Cortepiel

Reacción del Yo

1

3

2

Pacificación psíquica 4

PULSIÓN DE MUERTE: FRACASO DE LA REACCIÓN DEL YO

Repetición

Masoquismo moral

Figura 1: Proceso y funciones psíquicas de la autoincisión en la adolescencia

Conclusiones La intención al abordar este tema fue indagar por cuáles eran las determinaciones psíquicas implicadas en las autoincisiones realizadas por adolescentes, además, intentar pensar a la conducta de la autoincisión en los adolescentes más allá de dos funciones psíquicas, tal como es explicada por varios autores, a saber, como una descarga de tensión y de control del estado de angustia. De esta manera, la autoincisión puede articularse a otras dinámicas, como en el caso en el que la conducta conlleva la intención de dirigir un mensaje a

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Otro (acting out en función de evitar la angustia). Como intento de separación y/o diferenciación. También podría presentarse como un modo de apropiación del cuerpo. Otras formas son: la repetición de una experiencia traumática y la conducta de carácter masoquista particularmente moral. En estos dos casos se debe reconocer un fracaso del Yo en su reacción y un dominio de la pulsión de muerte; no se trata, pues, de un alivio, sino de una satisfacción de la pulsión de muerte, lo cual hace pensar en un circuito establecido entre el tiempo de la angustia y el del corte, en el que la reacción del Yo resulta orientada a su propia aniquilación. Aunque con el corte se busque algún placer, la evidencia clínica demuestra que, luego de conseguir alivio a través de la descarga de tensión que implica el corte, dicho alivio se vuelve cada vez menos efectivo para el sujeto. En efecto, la descarga, placentera en algún grado, tiende a ser más corta, menos intensa, por lo tanto su efecto apaciguador es cada vez menos duradero, lo que impele a la repetición. Así pues, el ciclo de la repetición cada vez se hace más corto y, simultáneamente, más difícil de ser interrumpido. Lo antes mencionado pone de presente una relación directa de la conducta del corte con la pulsión de muerte, vía la compulsión a la repetición. A esta expresión de la satisfacción de la pulsión de muerte se le puede añadir otra que resulta de una situación contradictoria: aquella en la que cortarse implica un alivio pasajero de un displacer intenso, y en la que este mismo acto compulsivo conlleva un displacer del cual se desprenden sentimientos de culpa y autoreproches que pueden resultar aún más dolorosos. De esta manera, es posible extraer la idea de que existe una relación de estas conductas autolesivas con el masoquismo, particularmente con el moral, pues el elemento principal de la dinámica del masoquismo es la satisfacción de la pulsión de muerte, en la medida en que se percibe un incremento de las exigencias superyóicas, dando lugar a un sentimiento

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de culpa. Caso distinto al masoquismo moral sería aquel en el que el corte podría devenir en la modalidad de masoquismo erógeno en el que la autoincisión se convierte en una forma de placer sexual articulado al dolor físico. Sin embargo, esta modalidad resulta apenas hipotética, pues ninguna de las viñetas evidenció esta otra forma de masoquismo. Es así como esta última perspectiva y las funciones que se lograron relacionar con algunas viñetas clínicas, posibilitan ampliar el panorama acerca de los determinantes y funciones asociados a las autoincisiones que llevan a cabo los adolescentes en su cuerpo, debido a que este fenómeno no podría ser pensado por una única vía. Finalmente, luego del recorrido llevado a cabo a lo largo de la investigación, se concluyó que la autoincisión está determinada por distintas fuentes y que, a su vez, en cada sujeto pueden estar implicadas varias funciones del corte en la piel. Teniendo presente las particularidades que tendría dicha conducta en cada sujeto, las puertas continúan abiertas para seguir investigando acerca de otros determinantes, funciones y respuestas que la autoincisión podría cumplir.

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Estudio de clima organizacional realizado en una ONG orientada a la protección de la infancia Katharsis–Institución Universitaria de Envigado

Estudio de clima organizacional realizado en una ONG orientada a la protección de la infancia* Organizational environment study conducted in a NGO oriented to child protection. María Alejandra Gómez Vélez**

Resumen El presente artículo tiene por objeto presentar los resultados del diagnóstico de clima organizacional realizado en una ONG orientada a la protección de la infancia, para la cual se realizó una investigación que comprendió la aplicación de un cuestionario auto-administrado y la realización de grupos focales. Cabe decir que en la presentación del presente artículo se omite el nombre de la ONG por solicitud de las directivas. El objetivo del estudio fue el de identificar el estado del clima organizacional con miras a su fortalecimiento y mejoramiento. Dicho análisis se llevó a cabo por el interés de las directivas en desarrollar y fortalecer sus procesos administrativos. La muestra fue de 45 empleados, de un total de 58, y se realizaron seis grupos focales, uno por cada filial. Para los grupos focales se contó con la participación de 54 empleados. A partir de los resultados obtenidos se identificó que la ONG requiere de la implementación de un sistema de incentivos para atender, en parte, las necesidades de mayor reconocimiento, un programa de comunicación institucional interna, el fortalecimiento de procesos administrativos de gestión personal relativos a la selección, contratación, inducción y prestaciones sociales de ley. El desarrollo de competencias en efectividad y comunicación interpersonal dirigida a todo el personal, y de competencias en liderazgo y delegación para las directivas. *

*∗

El presente artículo presenta los resultados de un proyecto de investigación terminado, que contó con los Auxiliares de investigación: Ana Catalina Restrepo Correa, Ana María Ruiz Giraldo, Cindy Torres Granda, Natalia Sánchez Yepes, Víctor Londoño Parra y Yolima Taborda Rojas, estudiantes de Administración de Empresas, Negocios Internacionales, Psicología y de la Especialización en Gerencia de Talento Humano. Docente investigadora de la Facultad de Psicología de la Universidad Pontificia Bolivariana, Psicóloga, Especialista en Psicología Organizacional, Magister en Ciencias Sociales, Doctoranda en Psicología. [email protected]

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Palabras clave: Comportamiento organizacional, salud y seguridad en el trabajo, liderazgo, motivación, satisfacción laboral.

Abstract This article aims to present the results of the diagnosis of work environment conducted in an NGO focused on child protection, for which was made an investigation that included the implementation of a self-administered questionnaire and conducting focus groups. It is important to mention that in the presentation of this Article the NGO’s name is omitted due to the request of the directives. The aim of the study was to identify the status of organizational environment for the purpose of its strengthening and improvement. This analysis was carried out for the interest of the directives in developing and strengthening their managerial processes. The sample consisted on 45 employees, from a total of 58, and six focus groups, one performed by each subsidiary. The focus groups were attended by 54 employees. From the results it was identified that the NGO requires the implementation of an incentive system to address, in part, needs of greater recognition, a program of internal corporate communication, the strengthening of managerial processes relating to staff management selection, recruitment, training program and social benefits law. The development of skills in interpersonal effectiveness and communication addressed to all staff, and of skills in leadership and delegation to the directives. Keywords: Organizational Behavior, health and safety at work, leadership, motivation, job satisfaction.

Introducción Los diagnósticos organizacionales son procesos que facilitan la identificación del estado en el que se perciben los procesos organizacionales, y en este sentido dan un impulso y orientan la toma de decisiones administrativas. Si sumado a esta posibilidad de constatar las situaciones que se presentan en el día a día de la vida de las organizaciones se cuenta con la determinación de las directivas de la entidad, para mejorarla y vigorizarla, el resultado es mucho más alentador y prometedor frente a los cambios que puedan necesitarse para cumplir la misión de la organización y permanecer en el escenario social. Este es el caso de una ONG en la que las directivas han solicitado el estudio y la asesoría, porque han identificado vacíos administrativos

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y de gestión relativos a la búsqueda de un manejo más efectivo del presupuesto y a la necesidad de implementar procesos de dirección de personal. Cabe señalar que las directivas fueron tomando decisiones desde el comienzo de la asesoría, antes de concluir el estudio de clima. Entre las decisiones están la contratación de un profesional en administración para el manejo financiero, y otro profesional en gestión humana para los procesos relativos a la seguridad y salud en el trabajo, así como la administración y gestión de personal. Adicional al diagnóstico que se realizó, se convino en acompañar una etapa inicial del plan de mejoramiento que se fundamentó en los resultados alcanzados. El objetivo de la investigación fue el de identificar el estado del clima organizacional con miras a su fortalecimiento y mejoramiento. La muestra en la aplicación del cuestionario fue de 45 empleados, de un total de 58. No se realizó con la totalidad de los empleados porque algunos estaban de permiso o en labores de la ONG que no podían posponer, y otros con alguna incapacidad. En la realización de los seis grupos focales correspondientes a las seis sedes, se contó con la participación de 54 empleados. No participaron dos de las sedes por tener otras actividades. Para la presentación de este artículo se omite el nombre de la ONG por solicitud de las directivas. En el diseño del cuestionario aplicado se desarrollaron diez variables: Comunicación, Estándares, Dirección, Estructura, Conflictos, Identidad, Reconocimiento, Relaciones, Sistemas de Control, y a solicitud de las directivas se desarrolló una variable adicional: Bienestar y Salud. El cuestionario tuvo un total de 66 ítems y se evaluó a través de una escala Likert (1: Nunca; 2: Casi nunca; 3: Término medio; 4: Casi siempre; y 5: Siempre). Entre los resultados obtenidos con la aplicación de la encuesta se encontró que la variable Reconocimiento era la que requería mayor atención e intervención en toda la ONG. Asimismo, se observó que en tres de los microentornos se requería fortalecer la variable Bienestar y Salud. En los grupos focales se identificó la importancia de Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 18, pp. 141-164 —julio-diciembre de 2014, Envigado, Colombia

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fortalecer el reconocimiento, la comunicación y el estilo de dirección. Específicamente los empleados expresaron la necesidad de priorizar aspectos de administración de personal relativos a pagos oportunos de prestaciones sociales y de atención a la seguridad física. En la propuesta de intervención inicial se sugirió desarrollar un sistema de incentivos principalmente no económicos, dadas las características ajustadas del presupuesto de la ONG. Asimismo se planteó desarrollar en el personal las competencias de comunicación interpersonal y liderazgo. Es importante decir que en el proceso hubo coincidencia con las directivas de la ONG en la necesidad de fortalecer y desarrollar el programa de seguridad y salud en el trabajo, e implementar un programa de comunicación interna corporativa.

Sobre el clima organizacional y la medición Las organizaciones que buscan el logro de sus objetivos son conscientes de que el clima propicio para el bienestar de sus miembros es indispensable, por lo que conocer sus percepciones e interpretaciones frente a las características de estructura, de relaciones interpersonales y de ambiente físico contribuye a tomar acciones que mejoren su ambiente, aumenten su motivación y finalmente su desempeño. Estas acciones se respaldan a partir del diagnóstico y de la intervención en el clima organizacional. La medición del clima ha tomado importancia en los últimos años porque los responsables de las organizaciones desean conocer las percepciones de sus empleados, y, a partir de allí, tomar decisiones que contribuyan a aumentar su compromiso, para finalmente asegurar su rentabilidad y servicios, reconociendo que son sus miembros los que aportan conocimiento y capacidad para lograr los objetivos organizacionales. El diagnóstico del clima organizacional tiene por objetivo definir y medir unas variables que conforman el entorno laboral de una organización. Esta necesidad de realizar la medición puede ser porque

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se presenta alta rotación y ausentismo de sus miembros o por otros factores que afecten la productividad. García (2009) afirma: (…) al estudiar el clima organizacional se hace necesario identificar los diferentes elementos que constituyen el concepto de clima y el desarrollo de los diversos métodos de diagnóstico utilizados actualmente en las organizaciones, que permiten hacer un análisis y diagnóstico que evidencia la actitud hacia la organización por parte de los empleados al tiempo que contribuyen al desarrollo de cambios efectivos en las mismas. (p. 45).

Un diagnóstico bien estructurado permite obtener resultados acertados y la oportunidad de mejora continua en la organización, por lo que es importante definir cuáles variables se van a estudiar, y así determinar las estrategias que preserven y aumenten la motivación y productividad de sus trabajadores. González (2000) plantea que “(…) el clima organizacional podría ser la puerta de entrada al proceso de aseguramiento de la calidad, dado que son las personas, en todos los niveles, las que hacen posible el éxito de los proyectos” (p.25). El clima es un componente clave de la organización, que impacta factores indispensables para su crecimiento, por eso se vuelve necesario e importante la implementación de estrategias que contribuyan a fortalecer el desarrollo y percepciones de sus trabajadores (Cárdenas, Arciniegas & Barrera, 2009). Las dimensiones que proponen los diferentes autores están enfocadas en estudiar la opinión de los trabajadores acerca del sistema organizacional (estructura, planificación, toma de decisiones, innovación, recursos, sistema de recompensas y reconocimiento, estilos administrativos), sobre el grupo social (comunicación, cooperación, manejo de conflictos, etc.) y efectos individuales (motivación, cooperación, etc.).

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Figura 1. Dimensiones para evaluar clima organizacional. Autor

Dimensiones

Estilos de autoridad; Esquemas motivacionales, Comunicaciones; Características de los procesos de Remsis Likert influencia; Procesos de influencia; Procesos de toma de decisiones; Procesos de planificación; Procesos de control; Objetivos de rendimiento y perfeccionamiento Estructura organizacional; Remuneraciones; G.H. Litwin y R.A. Responsabilidad; Riesgos y toma de decisiones; Apoyo; Stringer Conflicto. Autonomía; Conflicto y cooperación; Relaciones sociales; Estructura; Remuneración; Rendimiento; Motivación; R. P. Pritchard y B.W. Estatus; Flexibilidad e innovación; Centralización de la Karasick toma de decisiones; Apoyo. Apertura a los cambios tecnológicos; Recursos humanos; D. Bowers y J. C. Taylor Comunicación; Motivación; Toma de decisiones. Autonomía individual; Grado de estructura que Luc Brunet impone el puesto; Tipo de recompensa; Consideración, agradecimiento y apoyo. Figura 1. Adaptado de Sandoval (2004) y Rodríguez (2005).

Metodología El estudio de clima organizacional tuvo dos fases, la primera fue cuantitativa, a través de la aplicación de un cuestionario, y la segunda con la realización de los grupos focales. En la primera, con la aplicación del cuestionario previamente diseñado, se diligenció a la mayoría de los trabajadores que se encontraban disponibles al momento de la autoadministración. Una vez se obtuvieron los resultados cuantitativos descriptivos totales se procedió a realizar la segunda fase, en la que se realizaron grupos focales por sede o filial, con prácticamente la totalidad de participación de sus integrantes. Solo en dos filiales no asistieron dos de sus integrantes. En cada grupo focal se inició con la presentación de los resultados cuantitativos correspondientes a su sede, para, a partir de allí, profundizar en las percepciones que tenían los empleados sobre la

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ONG como organización de trabajo, con sus procesos administrativos y dinámicas sociales laborales. Dichas entrevistas grupales tuvieron una duración entre 60 a 90 minutos. De la integración de la información obtenida del estudio, finalmente se presentaron los resultados de ambas fases a las directivas de la ONG para formular conjuntamente una propuesta de mejoramiento para el clima organizacional.

Diseño, definición de variables y aplicación del instrumento El instrumento diseñado para realizar el estudio se planteó inicialmente con diez variables o escalas, las cuales fueron elaboradas a partir de la revisión de instrumentos y fundamentación sobre clima organizacional (Robbins, 2004; Furnham, 2006, Rodríguez, 2005; Álvarez, González, Jaramillo, Restrepo, Tabares & Rendón de A., 2005; Acevedo, Jaramillo & Rendón de A., 2008). Más adelante, y a partir de una reunión con las directivas de la ONG para acordar aspectos del diagnóstico, se decidió incluir y desarrollar una variable adicional en el instrumento que se denominó Bienestar y Salud por solicitud expresa de las directivas, al considerar que no tenían actividades y programas constituidos para abordar dichas necesidades en los empleados. Es importante manifestar que generalmente los estudios de satisfacción laboral se enfocan en indagar variables referidas a salud y bienestar, más que los de clima; no obstante se incluyó dado que la ONG lo requería para tener más elementos de juicio para sus procesos internos de mejoramiento. En la Figura 2 se presentan las variables o escalas y sus respectivas definiciones.

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Figura 2. Variables o escalas y definiciones del instrumento de clima organizacional. Variable

Definición

Percepción sobre la forma como se trasmite la información y el grado de importancia que se le da a esta. Percepción sobre la autonomía que se les brinda para realizar Empoderamiento su trabajo. Percepción sobre los métodos que se utilizan para lograr las metas y objetivos propuestos. Además, corresponde al Estándares sentimiento de los miembros sobre los desafíos que implica su labor. Percepción sobre la forma en que los jefes toman decisiones, Dirección distribuyen responsabilidades, delegan y manejan el poder. Percepción sobre el sistema de normas, reglas y adecuación del Estructura trabajador al cargo. Percepción sobre el modo en que se enfrentan los problemas y Conflictos se les da solución a los mismos. Percepción sobre su pertenencia e identidad a la ONG en la que Identidad trabajan. Percepción sobre la forma en que se promueve y remunera a Reconocimiento sus empleados. Percepción sobre el ambiente de trabajo entre pares y con los Relaciones jefes. Percepción con relación a los procedimientos, procesos y Sistemas de control mediciones de rendimiento. Percepción sobre el estado de salud y bienestar que propicia el Bienestar y salud trabajo. Comunicación

Figura 2. Construcción del equipo de investigación a partir de la revisión de Robbins (2004), Likert, Litwin y Stringer citados por Rodríguez (2005), Furnham (2006).

Para las variables o escalas que conforman el instrumento se elaboraron los ítems, que fueron revisados por tres expertos, con el fin de determinar la validez del contenido (Apéndice A). Una vez se realizaron los ajustes sugeridos por los evaluadores, se aplicó el instrumento a la muestra de 45 empleados y se realizó un análisis estadístico para evaluar la capacidad discriminativa y la fiabilidad de los ítems y las escalas. A partir de los resultados estadísticos fueron retirados dos ítems de la escala Reconocimiento por no ser discriminativos. Y para valorar la percepción del clima a través del instrumento se ofreció

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la posibilidad de evaluar los enunciados con una escala Likert así: 1: Nunca; 2: Casi nunca; 3: Término medio; 4: Casi siempre; y 5: Siempre. Los ítems sobre los cuales se realizó el análisis de resultado descriptivo cuantitativo se presentan en el Apéndice B. La segunda parte del diagnóstico se llevó a cabo a través de grupos focales, los cuales se realizaron con los empleados de cada una de las seis sedes o filiales que conforman a la ONG. Solo en dos filiales no asistieron dos de sus integrantes por permisos personales o gestiones laborales.

Resultados cuantitativos descriptivos El análisis descriptivo realizado a las variables (o escalas) para conocer la percepción en relación con el estado del clima organizacional, se realizó con base en la siguiente convención: Crítico: menos de 65%; Aceptable: 66 a 74%; Adecuado: 75 a 79%; y Óptimo: 80 a 100%. En la Figura 3 se presenta el resultado del estado de la totalidad de la ONG orientada a la infancia, y en las Figuras 4, 5, 6, 7, 8 y 9 los de las seis sedes o microentornos que conforman la ONG. Figura 3. ONG orientada la infancia ONG orientada a laainfancia 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%

88% 81% 82% 85% 86% 85% 81%

72%

85% 83% 78%

La Figura 3 presenta una figura con los resultados del total de la muestra. Como se observa, la variable Reconocimiento se percibe como aceptable con 72%, lo que plantea una alerta y la Microentorno 1 necesidad de prestarle atención para que no se convierta en crítica. Las variables comunicación 91% 93% 93% 94% 89% 93% 90% 93% 86% 100% 89% 77% (81%), empoderamiento (82%), estándares (85%), dirección (86%), 80% 60% Katharsis—ISSN 40% 0124-7816, No. 18, pp. 141-164 —julio-diciembre de 2014, Envigado, Colombia 20% 0%

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50% 40% 30% 20% 10% 0%

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estructura (85%), conflictos (81%), identidad (88%), relaciones (85%), sistemas de control (83%), se consideran como óptimas, y bienestar y salud (78%) como adecuada. Figura 4. Microentorno Microentorno 11 100% 80% 60% 40% 20% 0% 100% 80% 60% 40% 20% 0%

100% 80% 60% 40% 20% 0%

89% 91% 93% 93% 94% 89% 93%

90% 93% 86%

77%

Microentorno 2 84% 90% 76% 81% 84% 83% 76% 71% 76% 66% 65%

Figura 5. Microentorno Microentorno 2 2. 84% 90% 76% 81% 84% 83% 76% 71% 76% 66% 65%

Figura 6. Microentorno Microentorno 33

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90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%

85% 86% 85% 83% 86%

78%

88% 88%

86%

82%

66%

Microentorno 3 85% 86% 85% 83% 86%

78%

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88% 88%

86% 66%

82%

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Microentorno 4

90% 80% 70% 60% 90% 50% 80% 40% 70% 30% 60% 20% 50% 10% 40% 0% 30% 20% 10% 0%

70% 70%

77% 73% 75%

70% 70%

77% 73% 75%

83%

Microentorno 4 4 72% 70% 71% 67% 66% Figura 7. Microentorno 83% 66%

67% 72% 70% 71%

Figura 8. Microentorno Microentorno 5 5 94% 92% 90% 88% 86% 94% 84% 92% 82% 90% 80% 88% 78% 86% 84% 82% 80% 78%

90% 91% 89%

93% 92%

92%

Microentorno 5 89%

90% 91% 89%

93% 92% 89%

92%

91% 88%

92% 83% 92%

91% 88%

83%

Microentorno 6

Figura 9. Microentorno 6 100% 80% 60% 40% 20% 0%

91% 86% 84% 82% 81% 81% 88% 86% 80% 76% 74%

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Las figuras 4, 5, 6, 7, 8 y 9 enseñan los microentornos. En ellas se puede apreciar que la variable reconocimiento (77%, 65%, 66%, 67%, 83% y 76% respectivamente a cada microentorno) presenta una percepción de una variable que tiende a ser aceptable pero que amerita atención y desarrollo por su riesgo a convertirse en crítica. La variable bienestar y salud (86%, 66%, 82%, 71%, 91% y 74% respectivamente a cada microentorno) muestra una variable aceptable y adecuada en las sedes, lo cual sugiere que esta es otra área de trabajo para priorizar en la ONG en función de un plan de desarrollo y fortalecimiento. Cabe señalar que, entre todos los microentornos, llama la atención el 4 (Figura 7), porque se aprecian ocho variables aceptables y tres adecuadas. Las variables aceptables fueron: Comunicación (70%), Empoderamiento (70%), Dirección (73%), Conflictos (66%), Reconocimiento (67%), Relaciones (72%), Sistemas de control (70%), y Bienestar y Salud (71%) son percibidas como aceptables; y percibidas como adecuadas: Estándares (77%), Estructura (75%) e Identidad (83%). Es importante decir que este microentorno corresponde al equipo de trabajo administrativo, quienes fueron los que solicitaron el estudio y asesoría para el fortalecimiento de sus procesos de gestión en toda la organización.

Resultados cualitativos obtenidos de los grupos focales Se llevaron a cabo seis grupos focales, estos se realizaron con los empleados que pertenecían a cada una de las sedes o filiales de la ONG. Se efectuó el análisis de los datos cualitativos con el apoyo del software Atlas ti, 6ta versión, y se codificó lo expresado por los participantes en las siguientes categorías observadas en su discurso:

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Figura 10. Categorías y recurrencia de contenidos. Categorías

Veces referidas

Estilos de dirección

26

Comunicación

24

Reconocimiento

20

Obligaciones con empleados

19

Estructura

16

Recursos

16

Bienestar y salud

10

Figura 10. Construcción de la autora con base en la recurrencia en que los empleados se refieren a los temas estudiados. Se puede apreciar que los temas más frecuentemente expresados por los empleados son los referentes a: estilo de dirección, comunicación, reconocimiento, obligaciones con los empleados. Los datos fueron obtenidos con apoyo del uso del software Atlas ti, 6ta versión.

De las transcripciones de los grupos focales realizados en las seis filiales, se realizó una reducción y categorización de la información para identificar las categorías emergentes, es decir, al contenido significativo expresado por los empleados sobre el clima de la ONG. A continuación se presentan las figuras de la 11 a la 17 con las categorías deductivas más recurrentes (Estilos de dirección, Comunicación, Reconocimiento, Obligaciones con los empleados, Estructura, Recursos y Bienestar y Salud), algunas proposiciones significativas de los empleados, así como las unidades de sentido que emergieron y que permiten enfocar el trabajo posterior de mejoramiento al ambiente de trabajo:

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Figura 11. Categoría deductiva: Estilos de dirección. Proposiciones “Para qué lo prometen si no lo cumplen”; “Hay que trabajarlo y yo lo tendré que trabajar también, el tema de delegar funciones para que la administración pueda hacer lo que realmente tiene que hacer”; “El compromiso que tienen con nosotros los empleados es poco, muy suelto”; “Yo veo que ellos sí intentan solucionar, pero se mantienen a las carreras”; “Yo pienso que el acompañamiento es vital, yo pienso que por ejemplo el Director, sino es el Director entonces la Coordinadora Técnica, puede acercarse a cada una de esa sedes, puede decir en qué estamos fallando, cómo lo estamos haciendo, cómo lo estamos solucionando,…en muchas ocasiones hemos sentido que no estamos con la parte administrativa”.

Unidad de sentido Las promesas incumplidas afectan la credibilidad en la gestión administrativa. Falta planeación y decisión para la participación y comunicación entre las directivas y los empleados, con el fin de mejorar la identificación de problemas y el buen ambiente de trabajo. La retroalimentación es necesaria para mejorar la gestión diaria.

Figura 12. Categoría deductiva: Comunicación. Proposiciones “El tema de comunicación lo teníamos muy presente porque teníamos muchas debilidades, porque sí hay unos problemas de comunicación asertiva”; “La comunicación no es asertiva, no es adecuada, porque estamos sobrecargados. Y así mismo nos pasa a todos. Estamos sobrecargados de muchas cosas”; “Yo llegué aquí y ya ella se tenía que ir. Cuando yo llegué no sabía que ella era el cambio”; “(…) cambiaron a muchas personas, además que no lo avisan con antelación (…)”; “(…) por rapidez, es primero más importante esto que aquello, entonces dejan la información ahí quieta y se van a hacer lo otro, pero resulta que esa información nosotros la necesitábamos y cuando llega ya no hay nada que hacer, entonces creemos que se la da prioridad de pronto a otras cosas”. “(…) nadie verifica si se leyó o no el correo. Entonces se vuelve un enredo donde no se logra un diálogo”; “Los procesos y el conducto regular, que todos hablemos el mismo idioma, que la comunicación no se corte, porque yo tengo clara la comunicación, pero la otra persona tiene a medias la información”.

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Unidad de sentido

Hay sobrecarga de trabajo, lo que afecta la comunicación entre los integrantes de la ONG. La comunicación interna institucional es deficitaria y poco oportuna.

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Figura 13. Categoría deductiva: Reconocimiento. Proposiciones “En el caso de las interventorías sacamos todos 100 y no llamaron a decir ni felicitaciones, ni un correo ni una llamada. Entonces eso es algo que lo desmotiva a uno”; “(…) yo digo que mi trabajo es muy bueno y hablo también como del equipo y no nos lo reconocen”; “(…) es muy difícil que le reconozcan aquí la labor a alguien”; “(…) en cuanto al reconocimiento de la parte directiva, yo tengo que decir desde mi posición personal que hace falta más, de pronto un poquito más de acompañamiento frente a cada una de las sedes”; “Es un programa que no está estructurado, hay que estructurarlo. ¿Dónde está eso? Dentro de un gran programa de incentivos, ¿de salario emocional? Vuelvo y reitero el tema de la remuneración, ¡hay que mejorarlo!”, “(...) los temas de reconocimiento se han venido trabajando pero es un trabajo de actividades muy aisladas que no están muy estructuradas, que no están organizadas en un gran programa en el tema de incentivos de reconocimiento a los empleados”.

Unidad de sentido

Las directivas de la ONG no se expresan acerca de los logros alcanzados por los empleados y los equipos de trabajo. Se requiere integrar los incentivos existentes, formular otros y estructurar el sistema de reconocimiento.

Figura 14. Categoría deductiva: Obligaciones con empleados. Proposiciones “Al principio de año nos dijeron que nos iban a dar uniforme, nosotros trabajamos en sitios muy vulnerables y uno tiene que ir con identificación. Nosotros llamamos y llamamos, y como no lo hicieron nos tocó mandarnos a hacer uniforme”; “Hay veces que a uno le dicen véngase para acá, vaya para allá, por ejemplo a mí me toco enseñarle las sedes a mi compañera nueva y ese día fueron $13.000 de pasajes, y eso no lo reconocen y todo eso es de cuenta propia”; “(…) una compañera de ella con el uniforme roto, y de delantal se pone es una bolsa, no pasan de darnos un uniforme, además las auxiliares también tienen derecho a alimentación y no se les da”; “La secretaria nueva no agilizó el proceso de prestaciones sociales, por ejemplo, en el caso de que nosotras tenemos hijos, pero no nos pasó nada gracias a dios”.

Unidad de sentido Se carece de estrategias de apoyo y protección a la seguridad física de los empleados en zonas de la ciudad que son de alto riesgo. Algunos gastos menores, que corresponderían a la ONG, los realiza el trabajador, y las directivas no perciben que afectan la satisfacción del empleado. Hay zozobra acerca del pago oportuno de las cotizaciones de la seguridad social integral, la cual es obligatoria de la ONG, y que podría afectar el bienestar de la familia del trabajador.

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Figura 15. Categoría deductiva: Estructura Proposiciones

Unidad de sentido

“Yo digo que es algo vital que todo vaya por escrito, pero a veces cuando nos llenan de tanto papel, entonces uno está terminando un formato y ya tiene otros cinco para que vaya llenando; mucho formato, se hace muy tedioso y que esos sean de manera general porque son diferentes para cada entorno y simplificarlos”; “Tenemos ciertas políticas que se han venido estableciendo, pero faltan”; “Todavía no conocemos todas las políticas porque apenas contrataron a la chica de talento humano”; “(…) hay que identificar el conducto regular y quién hace qué. Conocemos las responsabilidades de los cargos más bien poco”.

Urge la simplificación de los registros de procesos y actividades para la eficiencia y la satisfacción en el trabajo. Se requieren políticas, procedimientos y difusión de los procesos de la gestión del personal para hacer mejor el trabajo.

Figura 16. Categoría deductiva: Recursos Proposiciones

Unidad de sentido

“(…) no es fácil acceder a los insumos ya que llegan tarde, por ejemplo”; “Al principio del año mucho material, a mitad del año poco material”; “No puedo resolver eso porque a mí me entregan una caja menor, y la caja menor a los ocho días ya se había agotado”; “(…) yo le pondría una recepcionista al teléfono, como un vigilante en esa puerta, porque es que uno está haciendo cualquier cosa y no, póngase de pie para abrir la puerta, entonces uno tiene que parar para poder abrir la puerta”; “Nos hace falta tiempo, más plata, muy difícil tener acceso a los recursos, equipos buenos por ejemplo, una impresora buena”.

Hay dificultades para el acceso y oportunidad de los recursos que permiten realizar el trabajo. Los equipos y herramientas necesitan mantenimiento preventivo para tener un desempeño efectivo.

Figura 17. Categoría deductiva: Bienestar y Salud Proposiciones

Unidad de sentido

“Otra cosa es cambiar el morral, demasiado peso, entonces la columna se va como desviando pero es que el modo de trabajo o la modalidad lo exige, porque como nosotros no tenemos una sede propia, entonces hay que estar lleve y traiga, por ejemplo a mí sí me ha ocasionado molestia, porque yo vivo muy lejos y me toca venirme con todo eso”; “(…) ella tiene que agacharse muchísimo para el lavaplatos, entonces tiene como un dolor constante, entonces la propuesta obviamente es que lo suban (…), o sea esa es una respuesta frente a una necesidad física”; “Hace falta un programa de salud ocupacional, mejorar la calidad de los equipos”; “(…) no hay suficientes capacitaciones por áreas sobre todo a nivel salud”.

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La deficiente identificación y atención a los riesgos laborales afecta la salud de los empleados. Hay condiciones ergonómicas del trabajo que afectan la salud y ameritan estudio y solución. La carencia en capacitación sobre la seguridad y salud en el trabajo afecta la salud.

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Análisis de resultados cualitativos Al realizar un análisis de contenido de lo descrito por los empleados en los grupos focales, se identifica una percepción que expone la necesidad urgente de desarrollar y fortalecer el programa de seguridad y salud en el trabajo, con apoyo de la ARL (Administradora de Riesgos Laborales), con la finalidad de prevenir e identificar los riesgos laborales a los que pueden estar expuestos en el desempeño de sus funciones, particularmente el riesgo de seguridad física y el de una posible sobrecarga de trabajo que afecta incluso la comunicación interpersonal, de igual manera, la necesidad de establecer el método más efectivo de comunicación institucional. Es importante decir que el área de trabajo, de seguridad y salud en el trabajo, que además afecta el bienestar laboral, ya había sido identificada por las directivas de la organización, fuera por su observación, señalamientos de externos o empleados. De allí que fuera una solicitud expresa de las directivas al momento de definir las variables de estudio. Los resultados ratifican y dan mayor consistencia a la priorización en el plan de mejoramiento posterior al estudio, en el campo de la salud ocupacional. Asimismo, entre los resultados obtenidos se constató la necesidad de propiciar una mejor comunicación de las directivas hacia el personal, y una comunicación más oportuna de tipo institucional. A la par, se consideró la importancia de establecer estrategias de reconocimiento y valoración del trabajo individual y colectivo, adaptándose a las posibilidades presupuestales, y creando incentivos no económicos que puedan dar estímulo al personal. Se sugieren incentivos no económicos, dado que la ONG ya tiene un presupuesto ajustado de gastos, y en buena medida se gestiona por medio de donaciones y de licitaciones estatales. En igual sentido, se confirmó la urgencia de contar con personal cualificado para responder por los procesos administrativos relativos a la planificación y organización de recursos, como a los procesos

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de personal referentes a selección, contratación, seguridad social e inducción del personal, con el fin de atender de forma oportuna a las obligaciones de ley que la entidad ha contraído con sus empleados.

Conclusiones

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Los estudios de clima organizacional son estrategias que posibilitan obtener o verificar información útil para la toma de decisiones que se orienta al mejoramiento y vigorización del comportamiento de la organización, en temas estructurales, de los grupos de trabajo y de los individuos.



El uso de metodologías de indagación, como el uso del cuestionario de tipo cuantitativo y complementado con una metodología cualitativa de grupos focales, favorecen el acercamiento, profundización y comprensión de fenómenos que se suceden en toda la organización como en sus dependencias, para la mejor toma de decisiones enfocadas en la efectividad organizacional, satisfacción, bienestar y motivación laboral.



El estudio de clima realizado para la ONG orientada a la protección de la infancia, permitió corroborar la urgencia de implementar un programa de seguridad y salud en el trabajo, por los riesgos laborales existentes en las condiciones de trabajo de la ONG. La necesidad social y psicológica de implementar un sistema de incentivos, de desarrollar competencias comunicativas y de liderazgo para ser más efectivos en la gestión, y la de revisar e implementar procesos administrativos de personal, con miras a una mayor salud, bienestar y aceptación de los empleados, que han de aportar a la satisfacción laboral y a la adherencia e identidad institucional.

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Bibliografía Acevedo, N., Jaramillo, M. & Rendón de A., B. R. (2008). Medición de Clima Organizacional: Comparativo con estudio de clima 2005. Universidad Pontificia Bolivariana, Medellín. Recuperado de http://www.upb.edu.co/pls/portal/docs/PAGE/GPV2_UPB_ MEDELLIN/PGV2_M065_PLANEACION/PGV2_M065080_CLIMA/CLIMA%20 ORGANIZACIONAL08.PDF Álvarez, A. M., González, S., Jaramillo, M., Restrepo, N., Tabares, C. & Rendón de A., B. R. (2005). Medición de Clima Organizacional: Universidad Pontificia Bolivariana. Recuperado de http://www.upb.edu.co/pls/portal/docs/PAGE/GPV2_UPB_ MEDELLIN/PGV2_M065_PLANEACION/PGV2_M065080_CLIMA/CLIMA%20 ORGANIZACIONAL05.PDF Cárdenas, L., Arciniegas, Y.C. & Barrera, M. (2009). Modelo de intervención en clima organizacional. International Journal of Psychological Research, 2(2), 121-127. Furnham, A. (2006). Psicología Organizacional: el comportamiento del individuo en las organizaciones. México, D. F.: Oxford; Alfaomega. García, M. (2009). Clima organizacional y su diagnóstico: Una aproximación conceptual. Cuadernos de Administración, 42, 43-61. González, Á. L. (2000). Clima organizacional antesala del aseguramiento de la calidad. Ingeniería & Desarrollo, 8, 25-32. Robbins, S. (2004). Comportamiento Organizacional. 10 ed. México: Pearson. Rodríguez, D. (2005). Diagnóstico del clima organizacional. En Diagnóstico organizacional (pp. 159 -178). México D.F.: Alfaomega Sandoval, M. C. (2004). Concepto y dimensiones del clima organizacional. Hitos de Ciencias Económico Administrativas, 27, 78-82.

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María Alejandra Gómez Vélez

Apéndice A Construcción y validación de instrumento para estudiar el Clima organizacional

Apreciado Experto Le solicitamos apoyar un trabajo académico para ser realizado en beneficio de una ONG, y para ello le pedimos evaluar la correspondencia de los ítems en relación con las variables propuestas de estudio del clima organizacional, con el fin de discriminar los mejores ítems para realizar la medición. En este momento se considera relevante que la construcción del instrumento sea valorada por expertos de acuerdo a los siguientes criterios: Claridad: El ítem se comprende fácilmente. Coherencia: El ítem guarda relación lógica con la dimensión. Relevancia: El ítem es esencial para la dimensión. Suficiencia: Los ítems de la dimensión son suficientes para medirla. La calificación de cada criterio se dará en una escala de tres (3) alternativas que se detallan en la tabla que se presenta a continuación. Criterios para valoración de ítems: Claridad

1 El ítem es confuso 2 Si el ítem se modifica puede dejarse 3 El ítem es claro

1 El ítem carece de relación con la variable Coherencia 2 El ítem tiene relación tangencial con la variable 3 El ítem se encuentra totalmente relacionado con la variable

Relevancia

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1 El ítem puede ser eliminado sin que se afecte el instrumento 2 El ítem es relevante pero otro está incluyendo lo que este mide 3 El ítem es muy relevante y debe dejarse

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El criterio suficiencia valora la variable en su conjunto y no cada uno de los ítems, por lo tanto solo aplica una sola calificación por cada variable, la cual puede hacerse en la casilla final de cada variable.

1 Los ítems son insuficientes para medir la variable Suficiencia 2 Si se incluyen 1 o 2 ítems más será suficiente para medir la variable de los ítems 3 Los ítems son suficientes para medir la variable

En caso de tener alguna duda por favor comuníquese al correo [email protected] Agradecemos sus aportes, María Alejandra Gómez Vélez Investigador líder

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María Alejandra Gómez Vélez

Apéndice B

Ítems de cuestionario de clima organizacional No.

Ítems

1

3

En la ONG se utilizan mecanismos para evaluar periódicamente el desarrollo y resultado de las actividades laborales. En la ONG, cuando alguien ingresa a trabajar, se le da a conocer la visión, misión, políticas, normas y valores. En la ONG se estimula el aprender de los errores cometidos en el trabajo.

4

Mi jefe me tiene en cuenta en el momento de tomar una decisión que me afecta.

5

En la ONG se establecen retos para mejorar la forma en que hacemos las cosas.

6

Mi comunicación con el jefe es oportuna y fluida.

7

En la ONG tenemos autonomía para tomar decisiones en nuestros puestos de trabajo. Dentro de mi área existen relaciones de confianza que permiten el trabajo en equipo. En la ONG los jefes intervienen oportuna y creativamente en los conflictos para que se solucionen de la mejor forma. En la ONG las condiciones psicológicas y sociales del trabajo influyen favorablemente en nuestro estado de salud y bienestar. Me siento identificado con la razón de ser de la ONG.

2

8 9 10 11 12 13

En la ONG hay constante acompañamiento de los jefes en el cumplimiento de procedimientos. En la ONG siempre se realiza inducción al personal nuevo.

14

En la ONG se nos hace saber cuándo estamos haciendo las cosas bien.

15

Mi jefe nos trata con justicia y respeto.

16

La organización propone objetivos y metas a cumplir en un periodo determinado. Me informan oportunamente las decisiones tomadas por la dirección.

17 18 19

En el área se convoca a reuniones para crear conjuntamente ideas que puedan aportar a la ONG En la ONG hay cooperación entre las diferentes áreas cuando se requiere.

20 En la ONG se nos enseña a manejar nuestros conflictos de forma abierta, con buen trato y escucha. 21 En la ONG nos dan los recursos y equipos que necesitamos para la realización de nuestro trabajo. 22 Me siento orgulloso de trabajar en la ONG. 23 24

162

En la ONG entendemos claramente los procedimientos establecidos con los que hay que trabajar. En la ONG se realizan los procesos de selección de personal de forma adecuada.

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No.

Ítems

25 26

En la ONG se otorga reconocimiento a quienes alcanzan o superan sus objetivos de trabajo. Mi jefe propicia un ambiente de confianza y el trabajo en equipo.

27

En la ONG las metas propuestas se alcanzan.

28 En mi área todos estamos informados de los objetivos y metas propuestos. 29

En la ONG se nos da la información necesaria y continua para que podamos actuar de la forma más conveniente para hacer el trabajo. 30 En la ONG los jefes dan ejemplo de relaciones interpersonales respetuosas, con escucha y trato digno. 31 Los conflictos entre compañeros de trabajo se hablan directamente antes de dirigirse al jefe. 32 Las condiciones físicas de nuestro entorno laboral, tales como espacio, ventilación, iluminación, ausencia de ruido, son favorables para cumplir nuestras labores. 33 Siento que la forma en que se trabaja en la ONG da ejemplo de vida. 34 35 36

En la ONG se implementan programas de capacitación para informar sobre los procedimientos que se deben seguir para hacer el trabajo. En la ONG, cuando se despide o se termina un contrato, se hace con base en los resultados del desempeño. En la ONG, al que se desempeña bien, se le considera para posibles ascensos.

37

El grado de responsabilidad que me asigna mi jefe es el adecuado para mi cargo y mis capacidades. 38 La ONG es una organización respetada y reconocida en el entorno por hacer bien su trabajo. 39 En mi área sentimos que podemos comunicarnos de forma abierta entre compañeros. 40 Mi jefe consulta las acciones y promueve la participación en la toma de decisiones pertinentes al área de trabajo. 41 En la ONG nos sentimos tratados con dignidad y respeto por los compañeros de trabajo. 42 En la ONG los jefes dan ejemplo en el manejo adecuado de los conflictos. 43

En la ONG se corrigen oportunamente las condiciones inseguras de trabajo que ponen en riesgo la integridad de los empleados. 44 Me veo trabajando para la ONG en cinco años. 45

En la ONG se hace seguimiento al cumplimiento de los procedimientos.

46

En la ONG se capacita a los empleados para que realicen bien su trabajo.

47

En la ONG se forma a los empleados para que sean mejores personas.

48 Mi jefe nos da un trato equitativo a mis compañeros y a mí. 49

Mi jefe promueve la participación en la toma de decisiones pertinentes al área de trabajo.

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María Alejandra Gómez Vélez

No.

Ítems

50 51

En mi área sentimos que podemos comunicarnos de forma abierta con nuestro jefe. En la ONG se escucha y se aprovechan las sugerencias que damos.

52

La relación que tenemos con los compañeros y jefes es satisfactoria.

53

Me gusta ser parte del equipo de trabajo de mi área.

54

57

En la ONG se hace evaluación periódica del desempeño y se brinda retroalimentación de forma adecuada. En la ONG tenemos claridad sobre nuestras responsabilidades y funciones en los puestos de trabajo. En la ONG nuestros jefes nos proporcionan reconocimiento de acuerdo a nuestra actitud y rendimiento. Mi jefe ofrece apoyo cuando hay dificultades en nuestro trabajo.

58

En la ONG me siento estimulado por aprender y mejorar continuamente.

55 56

59

Mi jefe sabe delegar y hacer acompañamiento, instruyéndome o corrigiéndome a tiempo. 60 En la ONG las normas y políticas ayudan a prestar un servicio oportuno y efectivo. 61 Las directivas de la ONG se comunican continuamente con los empleados para dar información y escuchar sugerencias. 62 En la ONG se nos da formación e información para que tomemos mejores decisiones con autonomía. 63 En mi área se propicia la participación en equipo de trabajo. 64

En la ONG los problemas se solucionan fácil y oportunamente.

65

En la ONG se nos da a conocer el programa y las actividades de salud ocupacional. Me siento identificado con la misión y visión de la ONG.

66

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Biología Cultural, psicología y sinergia organizacional Katharsis–Institución Universitaria desocial Envigado

Biología Cultural, psicología social y sinergia organizacional Cultural biology, social psychology and organizational synergy.

Carlos Alberto Palacio Gómez*

Resumen El presente escrito desarrolla una reflexión sobre los aportes de la biología cultural a la psicología social organizacional, como ciencias comprometidas respectivamente con la comprensión sistémica de la condición humana y con la comprensión del psiquismo humano en relación con el vivir social y con la sinergia organizacional. Para tal efecto, en primer lugar, se expone el significado de la expresión biología cultural, entendida tanto como fenómeno y como ámbito de reflexión. Luego se diferencia la psicología social en las organizaciones de la psicología social de las organizaciones, se expone la naturaleza de las emociones y su importancia para la determinación y/o generación de una cultura organizacional. A continuación se desarrolla una descripción básica de las organizaciones humanas: sociales, no sociales, horizontales, verticales, inteligentes, inhibitorias, éticas y estratégicas. Luego, en función de las dinámicas emocionales presentes en su cultura, se describen los estilos de coordinación de las organizaciones horizontales y los estilos de liderazgo de las organizaciones verticales. Por último, se propone inducir el fenómeno de la sinergia organizacional en la intersección entre los intereses de las personas y de las organizaciones, mediante la disposición emocional implícita en el vivir ético personal y organizacional, esto es, mediante la disposición emocional del amar. *

Ingeniero Civil de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional de Colombia. Ph.D. en Filosofía de la Universidad Pontificia Bolivariana. Especialista en Literatura de la Universidad de Medellín, Especialista en Humanismo de la Universidad Pontificia Bolivariana, Especialista en Educación Moral y Cívica de la Universidad Complutense de Madrid, DEA en Pedagogía de la Diversidad Sociocultural de la Universidad Complutense de Madrid. Docente Investigador de la Institución Universitaria de Envigado. Fundador y conferencista del Instituto Generador de Armonía Humana. Teléfonos 3330260-33366813162516147. [email protected]; [email protected]

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Carlos Alberto Palacio Gómez

Palabras clave: Biología cultural, psicología social organizacional, liderazgo, coordinación de grupos, sinergia organizacional, clima organizacional, emociones, cultura organizacional, ética.

Abstract: The present paper develops a reflection on the contributions of cultural biology to organizational social psychology, as sciences respectively engaged in the systemic understanding of the human condition and the understanding of the human psyche in relation to social life and organizational synergy. To this end, first, the meaning of the expression cultural biology is exposed, understood as phenomenon and as field of reflection. Then social psychology in organizations is differentiated from social psychology of the organizations, the nature of emotions and their importance for the determination and/or generation of a cultural organization is exposed. Second, it is developed a basic description of human organizations: social, nonsocial, horizontal, vertical, intelligent, inhibitory, ethical and strategic. Third, depending on the dynamic emotions present in their culture, the styles of organizations of horizontal coordination and leadership styles of vertical organizations are described. Finally, it is proposed to induce the phenomenon of organizational synergy at the intersection between the interests of individuals and organizations, by implicit emotional disposition in personal and organizational ethical living, that is, through the emotional disposition of loving. Keywords: Cultural biology, organizational social psychology, leadership, group coordination, organizational synergy, organizational environment, emotions, organizational culture, ethics.

1. Sobre la Biología Cultural Abordemos en primer lugar el campo de la biología cultural. Dicha expresión corresponde fundamentalmente a dos sentidos: el primero, alude a un fenómeno, específicamente al fenómeno de lo humano, el segundo alude a una forma de explicar dicho fenómeno. Entendida como fenómeno, la biología cultural alude al operar fisiológico –biología– y a las relaciones entre individuos –cultura– que originaron lo humano en la historia de los primates bípedos –y que lo siguen generando a cada instante– dinámicas que un observador puede distinguir como

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Biología Cultural, psicología social y sinergia organizacional

complementarias y generadoras de seres con fisiologías humanas y con comportamientos humanos. Dicho de otra forma, como fenómeno, la expresión biología cultural expresa la dinámica fundamental generadora de lo humano, consistente en una deriva biológica que abre la posibilidad al vivir cultural, al tiempo que la deriva del vivir cultural modula la deriva biológica. Desde este punto de vista, tanto la biología como la cultura son igualmente determinantes en el surgimiento de lo humano, pues sin biología no hay surgimiento de la cultura y sin cultura la biología de un homo no se hace humana. Por otro lado, la expresión biología cultural como ámbito de reflexión abierto por Maturana y Dávila (2008), es el espacio de explicación sistémico sistémico fundamentado en la explicación científica de los fenómenos de la vida, la percepción y el conocimiento, considerando a los seres humanos como seres vivos y como seres culturales simultáneamente1. Como ámbito explicativo, la biología cultural ha postulado hasta el momento 29 leyes sistémicas, entendidas como abstracciones que hacen los observadores de las coherencias operacionales del vivir (Maturana & Dávila, 2008). Tanto como fenómeno y como ámbito de reflexión, la biología cultural se mueve en una relación equitativa, procesal y de mutua influencia entre la dimensión biológica, la cultural y las demás dimensiones generadas con el vivir humano. Si aceptamos que los seres humanos, en tanto que seres vivos, participamos del espacio interno de nuestra fisiología tanto como del espacio externo de la relación de nuestra fisiología con el medio, podemos afirmar que la biología occidental

1

Morin (1994), Maturana y Dávila (2008), Capra (1996) y Zubiri (2006), son precursores, entre otros filósofos y científicos, de esta perspectiva de pensamiento dialógico o integrador que además de ver las diferencias entre biología y cultura, por ejemplo, también consideran su íntima complementariedad. Particularmente soy amigo de afirmar que los humanos somos 100% biológicos y 100% culturales.

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desde las perspectivas mecanicistas2 (comprensión mecánica del funcionamiento interno del organismo) y organicista3 (comprensión del organismo como un todo), ha tendido a comprender excluyentemente al espacio fisiológico o al espacio de la relación del organismo con el medio, como si dichos espacios no estuvieran correlacionados. Pero desde una perspectiva dialógica o integradora, dichos espacios, si bien surgen como espacios diferenciables, también surgen como espacios complementarios, es decir, hay espacio de relación del organismo con el medio porque hay organismo. Y hay organismo porque hay un medio que lo propicia. “Aún cuando estos dos dominios no se intersectan, están acoplados en su realización a través de la manera de operación del sistema viviente como una unidad estructuralmente determinada” (Maturana, 2002, p.83). La biología cultural, desde esta doble mirada, integra la comprensión de la organización fisiológica con los fenómenos de interacción del ser humano con el medio, sin perder de vista que la cultura consiste en vivir en la apertura y plasticidad generativa ontológica del lenguaje, que emerge con toda su complejidad de significados, sentidos y símbolos, del acople conductual recursivo entre seres vivos4.

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2

“En biología, el mayor éxito del modelo mecanicista de Descartes fue su aplicación al fenómeno de la circulación sanguínea por William Harvey. Inspirados por el éxito de Harvey, los fisiólogos de su tiempo intentaron aplicar el modelo mecanicista para explicar otras funciones del cuerpo humano, como la digestión y el metabolismo. Tales intentos acabaron no obstante en fracaso, dado que los fenómenos que los fisiólogos intentaban explicar conllevaban procesos químicos desconocidos en la época y que no podían ser descritos en términos mecanicistas.” (Capra, 1996, p.40)

3

“Los triunfos de la biología del siglo xix –teoría celular, embriología y microbiología– establecieron la concepción mecanicista de la vida como un firme dogma entre los biólogos. No obstante, llevaban ya dentro de sí las semillas de la nueva ola de oposición, la escuela conocida como biología organicista o «organicismo». Mientras que la biología celular hacía enormes progresos en la comprensión de las estructuras y funciones de las subunidades celulares, permanecía en gran medida ignorante respecto a las actividades coordinadoras que integran dichas operaciones en el funcionamiento de la célula como un todo.” (Capra, 1996, p.44)

4

Para la biología cultural, el lenguaje surge del vivir transgeneracional en coordinaciones de coordinaciones conductuales. “..,el placer del hacer cosas juntos, habría hecho posible el surgimiento del lenguajear como un convivir en coordinaciones de coordinaciones de haceres consensuales a la vez que el fluir de ese convivir en el entrelazamiento del lenguajear y el emocionear, es el conversar como el modo de convivir en el amar cuya conserva-

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Biología Cultural, psicología social y sinergia organizacional

La mirada que, primero, reconoce las múltiples dimensiones en que fluye el operar y el relacionar de los seres humanos y, segundo, que reconoce el acople entre el espacio de la fisiología y el espacio de relación de la fisiología con el medio, en todas las dimensiones generadas por el vivir humano, le permite, a medicinas como la epidemiológica, la tradicional china o la ayurvédica, distinguir y explicar fenómenos que la mirada clásica de la medicina tradicional occidental no puede asumir, debido a la restricción lineal unidimensional que limita su mirar al espacio de la fisiología. Y ello merced a que las tres observan y correlacionan a su manera las consecuencias del operar y el relacionar humano en determinadas dimensiones del vivir humano con determinadas evoluciones, favorables o desfavorables según nuestros deseos, de las fisiologías correspondientes. Esta doble mirada debe ser llevada al mundo de las organizaciones humanas productivas.

2. Sobre la psicología organizacional Conservando, pues, esta doble mirada, pasemos al ámbito de la psicología organizacional. Efectivamente, desde el interés de la psicología social organizacional de generar un operar saludable para las personas y para las organizaciones productivas, esta doble mirada o mirada sistémica multidimensional, permite establecer correlaciones entre el contexto cultural, el contexto familiar, la cultura organizacional, el clima organizacional, la sinergia, la productividad, la rentabilidad y la plenitud de las personas y de las organizaciones. La comprensión sistémica de cualquier fenómeno consiste, primero, en el entendimiento de las interacciones de los componentes del fenómeno que lo producen, tal y como surge ante el observador; segundo, en la comprensión de las interacciones del fenómeno con su entorno, y tercero, en la correlación de estas con el fluir estructural de sus componentes.

ción transgeneracional es lo que de hecho constituye nuestro linaje humano.” (Maturana & Dávila, 2008, p.131)

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A continuación precisemos la diferencia entre psicología social en las organizaciones y psicología social de las organizaciones. La psicología social, en general, es definida por Riviére (1975) dentro de un orden donde lo comunitario cobija lo institucional, lo grupal y lo individual. En esta secuencia, no es lo institucional lo determinante en la configuración del vivir humano, sino lo comunitario, es decir, hay instituciones porque hay comunidades, y no al revés, aun cuando a partir del surgimiento de lo institucional comienza una relación de mutua influencia entre ambas dimensiones. Efectivamente, el fundamento de la convivencia o de lo social no está dado por la norma sino por el querer. Las normas sirven para estabilizar el convivir o la relación deseada por quien o quienes las fijan, y su gestación puede o no tener en cuenta a quienes se vuelven objeto de ellas, con lo cual surge una normatividad autoritaria o una democrática. Ello se aprecia cuando las naciones ajustan sus constituciones o cuando las parejas o las familias renuevan los acuerdos normativos con el ánimo de conservar, recuperar o generar el convivir deseado. Las relaciones entre lo comunitario, lo institucional, lo grupal y lo individual son de doble vía y constituyen una red en la que todos los nodos se relacionan con todos. Recordemos que la mirada sistémica nos conduce a reconocer que lo comunitario incide en lo individual, lo grupal y lo institucional y, a su vez, todas estas instancias inciden en lo comunitario y así sucesivamente con todos los nodos. Los esquemas de pensamiento dicotómicos solo encuentran oposición entre lo individual y lo comunitario, en tanto que descubren fuerzas sociales que limitan, reprimen o coartan tendencias individuales, como es el caso de la sanción moral o de la represión de la fuerza pública, al igual que descubren fuerzas individuales que deniegan lo social, como es el caso del corrupto y del ladrón. Pero esta distinción, sin ser ilusoria, oculta otra distinción previa fundamental, en el sentido de fundante, en la que se ve con nitidez la complementariedad entre individuo y

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sociedad: hay individuo con conciencia reflexiva de sí porque hay comunidad social lenguajeante y, a su vez, el surgimiento de lo social permite la emergencia del individuo con consciencia reflexiva de sí, puesto que el lenguaje surge de una relación social entre seres vivos que acoplan recursivamente sus conductas. Realmente no hay conciencia reflexiva de sí sin lenguaje, es decir, sin la posibilidad de designarse a sí mismo como observador y como observado. Teniendo presente que, primero, entre individuo y sociedad no hay contradicción fundante sino complementariedad, y segundo, que lo comunitario genera lo individual, lo grupal y lo institucional, recordemos la definición de Riviére (1975) de la psicología social “como disciplina que aborda la relación entre estructura social y configuración del mundo interno del sujeto y cuya indagación se centra en la interacción”. Desde este enfoque, la psicología social en las organizaciones estudia “las interacciones entre individuos” y “sus efectos sobre la configuración del mundo interno de cada uno de ellos” (Schvarstein, 2002, p. 23). En esta perspectiva, la psicología social se centra en el estudio de los individuos productores de las organizaciones y que son influenciados por ellas, de modo que el énfasis se pone en el individuo, mientras que las organizaciones surgen como el contexto relacional de los mismos. En cambio, la psicología social de las organizaciones, según Riviére (1975), consiste en “la ciencia de las interacciones orientadas a un cambio social planificado” con lo cual el énfasis se pone en la estructura organizacional más que en el individuo. La “psicología social de las organizaciones es pensar en ellas y en sus efectos sobre los individuos” (Schvarstein, 2002, p. 24), y su objeto contempla la especificidad del ámbito organizacional y su relación con los restantes nodos: organización-institución, organización-grupo y organización-individuo. De acuerdo con lo expuesto, la decisión de hacer psicología social en las organizaciones o psicología social de las organizaciones, depende de la situación que se pretenda abordar, si Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 18, pp. 165-190 —julio-diciembre de 2014, Envigado, Colombia

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es la estructuración del mundo de los individuos en función del vivir organizacional, el enfoque debe ser el primero, si se trata de buscar el bienestar y la eficacia en el operar organizacional, el enfoque apropiado es el segundo. Ahora bien, desde una perspectiva de pensamiento dialógico o integrador, tanto la psicología social en las organizaciones como la psicología social de las organizaciones pueden confluir en la promoción de un vivir armónico personal y de un vivir productivo organizacional, que permita una realización tanto de las personas como de la empresa5. No obstante, para ambos enfoques psicológicos organizacionales, la emoción debe ser un concepto fundamental. Veamos qué aporte al respecto puede hacer la biología cultural desde lo que podemos llamar una postura pos racional, que no implica un desprecio o subvaloración de la razón sino la consideración del fundamento no racional de la razón: la emoción.

3. Sobre las emociones Abordemos entonces el fenómeno de las emociones y su incidencia en el mundo de la cultura organizacional, como factor central del ejercicio de la psicología organizacional. Lamentablemente, en nuestro medio las emociones padecen de una devaluación epistémica frente a la razón, carente de una comprensión rigurosa sobre su naturaleza, con lo cual se pierde de vista una variable fundamental en la comprensión de lo humano. Todos sabemos que los seres vivos se emocionan y que esta dinámica solo se interrumpe con la muerte. Ser vivo significa ser emocional. En tanto que “los seres vivos consisten en una red molecular que se produce a si misma constantemente” (Maturana & Dávila, 2008, p.180), ellos experimentan continuamente, primero, en su espacio fisiológico, una deriva de su estructura molecular que fluye entre 5

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Los seres humanos vivimos tanto experiencias armónicas como conflictivas, ambas forman parte del vivir humano; a pesar de que los conflictos, siempre se van a presentar, se puede generar una cultura armónica si las personas y las organizaciones aprenden a abordar los conflictos armónicamente.

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diferentes estados –incluidos los cambios de tono muscular y óseo– y, segundo, en el espacio de relación de la fisiología con el medio, una deriva entre distintos dominios conductuales que, al ser distinguidos por un observador, constituyen las distintas emociones en que deriva dicho ser vivo en sus dominios de existencia6. “Cuando un observador distingue una emoción lo que ve es un dominio conductual que especifica la disposición a realizar determinados tipos de acciones” (Maturana & Dávila, 2008, p. 146). Esto implica que un ser vivo solo realiza las acciones que le permite realizar la emoción en la que se encuentra instalado en un momento dado, es decir, las acciones son función de las emociones. Y algo similar sucede con una organización, ella solo hará lo que la cultura organizacional cultivada en ella, consciente o inconscientemente, le permita hacer en un determinado instante. De acá la importancia de las emociones y de la conciencia sobre las mismas para la psicología social en y de las organizaciones. Desde esta perspectiva, las acciones dependen de las emociones: las mentales, las cognitivas, las concretas y las espirituales, así que no puede esperarse la comprensión de cualquier explicación o la realización de cualquier acción individual u organizacional, en cualquiera de estos campos, instalados en cualquier dinámica emocional cultural. La pretensión de que el pensamiento fluya independientemente de las emociones es imposible de realizar, ya que todo lo que hace un ser humano lo realiza instalado en una emoción, específicamente, en la que le permite hacerlo. Es diferente pensar con el deseo, es decir, confundir el pensar con el fantasear, a reconocer que siempre pensamos instalados en una emoción: de lo primero podemos desprendernos cuando pensamos, de lo segundo, no.

6

La introducción del tono muscular y óseo, así como el de las posturas corporales, en la comprensión de las emociones corresponden a Gerda Alexander, alemana creadora de la eutonía y al australiano Frederick Matthias Alexander, creador de la técnica Alexander.

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Hacer ciencia no implica negar las emociones, sino estar bajo las emociones específicas que abren el dominio de acciones donde el razonar científico es posible. Igual que el equilibrista no conserva el equilibrio sobre la cuerda floja, independientemente de la posición de su cuerpo, el científico deja de serlo cuando se instala en la emoción de la imposición de sus explicaciones en contravía de los experimentos que las niegan. Los seres humanos somos emocionales y racionales simultáneamente. El sentir humano y la intelección no son dos actos numéricamente distintos, cada uno completo en su orden, sino que constituyen dos momentos de un solo acto de aprehensión sentiente de lo real…, no se trata de que sea una intelección vertida primariamente a lo sensible…, no se trata de intelegir lo sensible y de sentir lo inteligible sino de que sentir e intelegir constituyen una sola facultad (Zubiri, 2006, p, 2).

Los sentires y las emociones siempre acompañan la intelección. Los humanos somos emocionales o sentientes por ser biológicos, y racionales por ser culturales. Ni la biología ni la cultura determinan, por sí solas, al ser humano, más bien es la relación de mutua influencia entre lo biológico y lo cultural, entrelazada con el tipo de relación entre el yo, el sí mismo y la conciencia y el inconsciente de cada quien, lo que va determinando el comportamiento humano a cada momento de acuerdo con el contexto. De este modo, es probable que en un individuo surja un comportamiento antes de que surja el respaldo genético del mismo, o que haya una predisposición genética a un comportamiento que la deriva cultural experimentada por el individuo no llegue a activar. Como ya se afirmó, los humanos somos el fruto de una biología que abre la oportunidad al vivir cultural y el vivir cultural modula el curso de dicha biología. Esta dinámica circular expresa la inmanencia originaria de toda trascendencia que pueda alcanzar cualquier experiencia humana. De manera análoga, las emociones abren el dominio de acciones racionales que puede emprender un ser humano, al

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tiempo que las racionalidades que fomenta con su conversar acentúan o desestimulan las dinámicas emocionales que fundamentan sus racionalidades o propician la emergencia de nuevas emociones. Si se quiere generar racionalidades incluyentes, se deben cultivar emociones incluyentes, si se quiere generar racionalidades excluyentes se deben cultivar emociones excluyentes. Las emociones o los sentires, en tanto que abren y cierran las acciones que pueden realizarse en un momento dado, son las responsables de determinar a cada instante la dirección que sigue el destino de los seres vivos en general, el de los seres humanos y el de las organizaciones que estos integran, incluidas las productivas en particular. Consciente o inconscientemente, los seres humanos cultivamos determinadas dinámicas emocionales con el vivir cultural, es decir, con el modo de conversar. En este sentido, el fundamento de la cultura de una organización está dado por las dinámicas emocionales que se cultivan en las conversaciones formales, informales, previstas o imprevistas que se dan entre sus miembros. Pasemos a profundizar sobre la incidencia de las emociones en la cultura de las organizaciones.

4. Dinámicas emocionales y cultura organizacional La cultura de una organización no se establece por decreto y mucho menos consiste necesariamente en las proclamas públicas hechas a través de su misión y de su visión. La cultura de una organización, de manera concreta, se fundamenta por el modo como conversan sobre cualquier tema coordinadores y colaboradores entre sí, y por el modo como conversa cualquier integrante de la organización en su representación, con cualquiera que no lo es, es decir, con un cliente potencial o beneficiado. Una cultura organizacional específica se promueve practicando el modo conversacional que la define. En este sentido no hay conversaciones formales, informales, previstas o imprevistas que sean triviales para la determinación de la cultura de una organización.

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Cualquier conversación se convierte en un cultivo en la cultura de la organización de las emociones, sentires y razones involucradas en dicha conversación. La cultura de toda organización sigue la dirección de las conversaciones que allí se practican y la dirección de las conversaciones depende de las emociones que emergen en sus integrantes, como ya se afirmó. Una organización puede proclamar el respeto en todos sus textos institucionales, pero si no se vive este modo de conversar, la discordancia entre lo proclamado y lo realizado aflorará en algún momento de la atención a la comunidad servida que realice alguno de sus funcionarios. Las conversaciones imprevistas e informales revelan el conversar de base predominante o espontaneo de cada dependencia y de cada quien en la vida de la organización, el cual, a su vez, puede ser congruente o incongruente con la cultura organizacional que pretende alcanzar la organización. Lo fundamental en la cultura de una organización está dado por las dinámicas emocionales que allí se practican, y su transformación o no es función de la conciencia emocional que se haya logrado alcanzar. A este respecto, la investigación de Goleman, Boyatzis y Mckee (2003) sobre inteligencia emocional es notable. Después de investigar más de quinientos modelos de competencia utilizados por empresas multinacionales, organizaciones sanitarias, instituciones académicas, entidades gubernamentales y algunas religiosas (como IBM, Lucent, Pepsico, British Airways), con el ánimo de identificar las habilidades personales que determinan la excelencia (habilidades puramente técnicas, como la contabilidad o la planificación empresarial, habilidades cognitivas como el racionamiento analítico y habilidades emocionales como la conciencia de uno mismo y las capacidades para relacionarse), se descubrió que el 85% de la diferencia entre el perfil de los líderes “estrella” y el de los líderes promedio, no era atribuible a habilidades meramente cognitivas, sino a factores relacionados con la inteligencia emocional (Goleman, Boyatzis & Mckee, 2003).

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Según sean las dinámicas emocionales cultivadas en el conversar formal, informal, previsto o imprevisto de los integrantes de la organización, encontraremos culturas organizacionales: sociales y no sociales, verticales u horizontales, sinérgicas e inhibitorias, inteligentes o rígidas, estratégicas o éticas. Veamos a continuación algunos rasgos de estas culturas desde el punto de vista emocional. Las culturas organizacionales sociales promueven con su vivir la emoción de la aceptación de sí mismo y de los demás, y el valor del respeto que esta genera. “El amor es la emoción que constituye el fenómeno social” (Maturana, 2002, p. 86). Un ejemplo de estas organizaciones son las familias humanas actuales para los infantes, puesto que los jóvenes, los adultos y los ancianos generalmente tienden a comprenderlos cuando se equivocan, desde la admiración y la ternura frente a ellos. Otro ejemplo de organizaciones sociales lo hayamos en los círculos amistosos, cuya relación se fundamenta en el beneplácito de contar con la participación activa del otro en la vida propia, al margen de mecanismos de posesión o de control, a diferencia de las bandas delictivas y de los grupos armados ideológicos, cuyas relaciones se fundamentan en la complicidad y en la camaradería, respectivamente. Las organizaciones no sociales surgen de la práctica de mecanismos de imposición y de sumisión ejercidos por agentes cambiantes de dominación y de subordinación. Las relaciones no sociales se dan generalmente en espacios como los carcelarios y los castrenses, y su fundamento está dado por la no aceptación de sí mismo y/o de los otros como seres legítimos en sí mismos en la convivencia. No obstante, las organizaciones no se definen por repartos espaciales, geográficos o semánticos, sino por las dinámicas emocionales que se den en la relación intra e interpersonal de sus integrantes, de manera que en los hogares pueden darse relaciones no sociales y en las cárceles o espacios castrenses pueden darse relaciones sociales. En la relación entre el “yo” y el “mi” de cada quien y en las relaciones amistosas o afectivas, en muchas ocasiones se oscila pendularmente entre las

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relaciones sociales y las no sociales. Por otra parte, las organizaciones horizontales se caracterizan porque en ellas no hay disputa por la importancia personal, ya que todos sus integrantes surgen con una igual ante sí mismos y ante los otros, desde el respeto y la responsabilidad con que asumen el desempeño de sus respectivas presencias, roles o funciones. En las organizaciones horizontales cada quien se asume a sí mismo y asume a los demás como uno, más válido en relación consigo y con los otros, razón por la cual surge, en cualquiera de los integrantes, la disposición a reconocer la posibilidad de equivocarse en cualquier momento, tanto como la capacidad de coordinar el grupo para la realización de la tarea donde cada quien tiene más conocimiento o más habilidad. De esta lógica de composición resultan relaciones centradas en el respeto, la equidad y la colaboración. En estas organizaciones, a pesar de las diferencias de roles y de capacidades –por ejemplo: la división entre colaboradores y coordinadores con sus respectivas competencias para realizar una determinada acción– no se presentan repartos inequitativos de valoración del ser entre sus integrantes. En otras palabras, las diferencias de roles no implican superioridad del ser de alguien sobre algún otro, de modo que las percepciones y racionalidades de todos son consideradas, sin perder de vista el ejercicio del rol asignado, por ejemplo: el de tomar decisiones. En cambio, en las organizaciones verticales sus integrantes reciben o conquistan un lugar en una jerarquía que reparte la importancia personal, en función de la cual se asigna el grado de atención y de respeto a cada quien. Generalmente, a quien se ubica en la cúspide se le otorga una percepción y una racionalidad privilegiada, merced a lo cual se siguen sus órdenes y se acogen sus preferencias con obediencia por parte de quienes están bajo su mando. La disputa por la importancia personal se expresa mediante los fenómenos de sobrevaloración y subvaloración de sí mismo y/ o de los demás. La subvaloración sistemática que hace una persona de sí misma

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o de otra restringe el surgimiento de sí mismo o del otro con sus propias fortalezas y debilidades, en tanto que las fortalezas son devaluadas y las debilidades amplificadas. A su vez, la sobrevaloración sistemática que una persona hace de sí misma o de otra también oculta el surgimiento de sí misma o del otro en la naturalidad de su ser, pues se amplifican las fortalezas de sí misma o del otro y se atenúan sus debilidades. De estas dinámicas surge una apreciación ilusoria de las capacidades de cada cual, merced a la carga imaginaria que las respalda, lo cual expone a la organización a cometer graves equivocaciones: o bien se subutilizan a las personas que tienen realmente capacidad para ejecutar o coordinar determinada acción o se le asigna a alguien incapaz una responsabilidad que la rebasa. La suma de estos dos mecanismos de valoración inequitativos, la sobrevaloración y la subvaloración, induce la idea de que quien está en la cúspide ocupa el lugar que por naturaleza le corresponde, y que él o ella es el más capaz para hacerlo y coordinarlo todo en cualquier contexto, circunstancia o lugar. Igualmente induce la idea de que a quien ocupa el lugar de la marginación o de la exclusión, por naturaleza le corresponde dicho espacio y que en ningún contexto, circunstancia o lugar, su desempeño podrá ser mejor. En resumen, de esta lógica de composición resultan relaciones centradas en el irrespeto y la inequidad. El efecto de esta distribución es borrar la dimensión cultural humana y hacer creer que la inequidad es consustancial al ser humano.

5. Liderazgo o Coordinación. A estos dos tipos de organizaciones corresponden dos roles distintos que expresan dos maneras diferentes de orientar el funcionamiento o el operar de los grupos. En las organizaciones verticales denominaremos a este rol con el calificativo de “líder”, mientras que en las organizaciones horizontales lo denominaremos con el de “coordinador”. El líder es la persona encargada de dirigir a los demás, mientras que el coordinador es el encargado de coordinar las coordinaciones de Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 18, pp. 165-190 —julio-diciembre de 2014, Envigado, Colombia

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acciones de los demás de cara a la consecución de un fin específico. El rol del líder en algunos casos se parece al del pastor, que manipula un grupo de seres con capacidades inferiores a las suyas, al cual debe imprimirle un orden y un ritmo mediante diversas estrategias de disciplinamiento y control. Por el contrario, el papel del coordinador se parece más al de director de orquesta, que garantiza el espacio físico y psíquico de cada uno de los integrantes y coordina sus coordinaciones en función del cumplimiento de sus respectivos roles, de modo que se considera el aporte de todos y cada uno de cara a la obra que se está gestando. De acuerdo con los estudios de Goleman, Boyatzis y Mckee (2003) el rasgo distintivo de los mejores lideres reside, en suma, en su comprensión del extraordinario papel que juegan las emociones en el entorno laboral, no solo en cuestiones tan patentes como el rendimiento o saber conservar a los empleados más sobresalientes, sino también en variables tan intangibles como la motivación o el compromiso (p.33).

Dentro de las organizaciones verticales caben los estilos de liderazgo timonel y autoritario, descritos detalladamente por los anteriores investigadores como estilos disonantes y cuyas características se exponen sintéticamente a continuación. El liderazgo timonel plantea objetivos retadores y provocativos, manifiesta gran impaciencia con el bajo rendimiento y gran prontitud para asumir las responsabilidades de los demás, razón por la cual llega fácilmente a ser extenuante, aunque con equipos altamente competentes y competitivos puede producir excelentes resultados (Goleman, Boyatzis & Mckee, 2003). “El uso inadecuado del estilo timonel puede acabar fácilmente degenerando en opresión” (Goleman, Boyatzis & Mckee, 2003, p.106). El liderazgo autoritario se caracteriza por la amenaza y la coerción como mecanismos de exigencia de cumplimiento de órdenes que, como tales, no se respaldan con la exposición de las razones correspondientes, con lo cual se crea un clima de temor y desconfianza que produce un mutismo que oculta información valiosa para el buen funcionamiento

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de la organización. “Los líderes que no saben gestionar adecuadamente su enojo y lo expresan con aversión o desprecio, suelen provocar un efecto devastador en el estado de ánimo de sus subordinados” (Goleman, Boyatzis & Mckee, 2003, p.114). En tanto que el contagio de las dinámicas emocionales ocurre más fácilmente de los jefes o coordinadores hacia los subalternos o coordinados, que en dirección contraria, el liderazgo autoritario enrarece rápidamente el clima organizacional, pues se pierden el orgullo y la satisfacción del deber cumplido con lo que el nivel de desempeño de la organización baja drásticamente. Por tal razón, el autoritario constituye el estilo de liderazgo menos eficaz, aunque resulte siendo conveniente en un quirófano o en una situación que demande un cambio organizacional apremiante (Goleman, Boyatzis & Mckee, 2003). Dentro de las organizaciones horizontales caben los liderazgos tipo visionario, coaching, afiliativo y democrático, descritos por Goleman, Boyatzis y Mackee (2003) como estilos resonantes, y que denominaremos, en coherencia con lo expuesto líneas arriba, estilos de coordinaciones. La coordinación democrática se caracteriza por la consulta constante a los empleados y por la tendencia a llegar a decisiones consensuales, razón por la cual resulta muy apropiada en momentos de gran incertidumbre y muy inapropiada cuando se cuenta con empleados ignorantes e incompetentes (Goleman, Boyatzis & Mackee, 2003). “El liderazgo democrático se asienta en tres competencias fundamentales de la inteligencia emocional: el trabajo en equipo, la gestión de los conflictos y la influencia” (Goleman, Boyatzis & Mackee, 2003, p. 104). La coordinación afiliativa “ilustra a la perfección la competencia de la colaboración” desde el interés “de alentar la armonía y promover la amistad, estableciendo relaciones personales con sus empleados” (Goleman, Boyatzis & Mackee, 2003, p. 99). La coordinación afiliativa se fundamenta en la empatía que promueve relaciones personales, donde son tan importantes los objetivos como las situaciones emocionales de las personas, lo cual produce un efecto potenciador en el desempeño Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 18, pp. 165-190 —julio-diciembre de 2014, Envigado, Colombia

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laboral (Goleman, Boyatzis & Mackee, 2003). La coordinación couching integra el rol de formador, induciendo en las personas la identificación de sus propias fortalezas y debilidades y la articulación de las mismas con sus aspiraciones personales y profesionales. Sin embargo, “el uso inadecuado del couching le acerca demasiado a la llamada microdirección –el control excesivo del empleado–, un error que suele socavar la confianza y provocar una disminución del rendimiento” (Goleman, Boyatzis & Mackee, 2003, p.96). La coordinación visionaria encauza el clima emocional del entorno laboral en una dirección positiva y acaba transformando, a muchos niveles, el espíritu de la organización mediante la inspiración, la confianza, la conciencia de uno mismo y la empatía (Goleman, Boyatzis & Mackee, 2003). “La empatía es la más importante de todas las competencias de la inteligencia emocional, porque solo es posible articular una visión realmente inspiradora cuando” el coordinador “es capaz de experimentar el modo en que se sienten los demás y de comprender su punto de vista” (Goleman, Boyatzis & Mackee, 2003, p.93). Ahora bien, si un grupo articula elementos parciales verticales y elementos parciales horizontales se generará una organización mixta, similar a como en el mundo de las matemáticas se genera cualquier función en el dominio de los números reales, a partir de combinaciones especialmente dosificadas de las funciones trigonométricas seno y coseno. Sin embargo, se debe reconocer que las relaciones laborales no se establecen desde la emoción de aceptación incondicional del otro, sino desde la emoción de aceptación del otro condicionada a que cumpla con lo que se comprometió a realizar mediante la celebración del contrato laboral respectivo. Desde este punto de vista, así como las organizaciones familiares, siendo sociales de entrada, pueden aproximarse a ser organizaciones no sociales hasta llegar a su desintegración, las organizaciones laborales, sin ser sociales en su

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constitución, pueden aproximarse asintóticamente7 a serlo en función de las dinámicas relacionales humanas positivas que se fomenten en su vivir diario. En las culturas organizacionales donde surge el lazo social desde la afirmación de la organización, surge el fenómeno de la co-creación y de la sinergia organizacional, como operadores integrados o acoplados de sus integrantes que aumenta las posibilidades creativas de las personas y de los grupos que la integran. La sinergia organizacional, como veremos al final con más detalle, surge de ver al otro como un otro válido comprometido con la realización de una labor relacionada con la labor de todos y que puede ver una oportunidad, una fortaleza, una amenaza o una debilidad en un momento dado, que otro integrante no vea, desde el deseo de conservar y ampliar lo que hace ser valiosa y deseada a la organización ante la sociedad. En los equipos de fútbol o de cualquier otro deporte, estas dinámicas organizacionales se hacen muy evidentes. Los equipos que se “inspiran” cautivando a sus seguidores con las jugadas que crean, se caracterizan porque la relación entre sus jugadores es de mutuo reconocimiento y colaboración. Desde la manera como los jugadores se acoplan y reaccionan ante los aciertos y las equivocaciones de los otros en el inicio de un partido, un buen comentarista vaticinará si el desempeño del equipo será sinérgico o no en dicha jornada. Lo mismo se aprecia, pero más acentuado, en los espectáculos que no son competitivos sino colaborativos, como los musicales, por ejemplo. Una organización inteligente es aquella donde se dan conversaciones inteligentes y estas se caracterizan, entre otros factores, primero, por la capacidad de escucha de los interlocutores; segundo, por la disposición reflexiva de estos para revisar con rigor sus propios planteamientos; tercero, por la capacidad de hacer consensos sin imponer y sin

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Una asíntota es una línea curva que se aproxima sucesivamente a una línea recta sin que jamás llegue a tocarla.

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conceder o tomar decisiones unilaterales asumiendo la responsabilidad correspondiente; y cuarto, por la capacidad de respetar los roles asignados por la organización a sus integrantes, todos estos puntos de cara a contribuir al logro de lo que la organización en su conjunto se planteó alcanzar. Una organización que promueve conversaciones centradas en el respeto recíproco e incondicional entre sus miembros, resulta siendo una organización inteligente. No hay posibilidad de generar organizaciones humanas inteligentes si las conversaciones que las distinguen, esto es, si las conversaciones previstas, imprevistas, formales e informales entre sus miembros y entre sus miembros y sus clientes potenciales y beneficiados, son sordas. Referencia Aktouf (2010) que estudios hechos por Powell ( 1995) sobre la Gestión de Calidad Total entre 1980 y 1990 mostraron que su implementación requiere “una completa reestructuración de las relaciones sociales tanto dentro de la empresa como entre la empresa y sus grupos de interés” (p.27), es decir que, “bajo la Gestión de Calidad Total, la empresa debe reconstituir todas estas relaciones, además de las relaciones entre los empleados y entre gerentes y empleados” (Powell, 1995, p. 22) para que dicha perspectiva sea eficaz. Y lo mismo afirma Aktouf (2010) en relación con la Tecnología de la Información y la Gerencia del Conocimiento como estilos administrativos encaminados a la búsqueda de la ventaja competitiva: que existe un elemento más fundamental que trasciende todos estos atributos que consiste en una cultura que ve en “la gente la verdadera fuente de la ventaja competitiva” (p.27). Las organizaciones inhibitorias son aquellas donde los líderes promueven en sus conversaciones las emociones de imposición e intimidación, que hacen que los integrantes de la organización repriman sus aportes y observaciones por temor a la descalificación de

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su ser.8 Estas organizaciones cultivan cegueras que pueden ser fatales en los escenarios imprevistos que toda organización y toda persona encuentran en su devenir, en virtud de la estructura variante del vivir humano. Aun cuando las personas tengan tendencias a ser reflexivas, condición necesaria para hacerse consciente de las equivocaciones, estas organizaciones no llegan a serlo, en virtud de los cortes conversacionales que las emociones inhibitorias producen. Ahora abordemos las organizaciones cuyas conversaciones no están centradas en la vivencia espontanea de la ética, sino en la vivencia premeditada de la estrategia. Una organización conformada por relaciones estrictamente estratégicas entre sus miembros, es una organización débil, porque el lazo estratégico se desintegra en el momento en que la relación no trae ventaja personal a quien participa de ella, no importa la vivencia de la ética y el provecho de la organización. Etimológicamente, la palabra “estrategia” proviene del griego strategia, que significa arte de dirigir a los ejércitos, es decir, el horizonte emocional y de pensamiento del cual surge dicho término tiene que ver con el arte de la guerra, con el arte de vencer al otro al encontrarse con el otro. La estrategia, pues, convoca de suyo un ambiente agonístico, de confrontación, quizás de apariencia colaborativa con un trasfondo competitivo. No es lo mismo que alguien descubra que otro se posicione ante él estratégicamente, a que aprecie que lo hace éticamente. La primera postura produce prevención, la segunda, confianza. Las conversaciones estrictamente estratégicas consisten en un juego competitivo donde cada quien busca vencer vedada o manifiestamente al otro. Por tal razón, el cultivo del pensamiento estratégico redunda en un estimulo de las emociones propias del combate y de la guerra.

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“La agresión es la clase de conductas relacionales a través de las cuales uno mismo, el otro o lo otro surge negado como legítimo otro en convivencia con uno” (Maturana & Dávila, 2008, p. 274)

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Como secuencia de acciones encaminadas a alcanzar los objetivos propuestos considerando los recursos y las potencialidades de una organización, la estrategia es simplemente una metodología, solo que esta última palabra no evoca los imaginarios de goce propios de la confrontación, que en una cultura que valora consciente y/o inconscientemente la guerra es sinónimo de compromiso. En las culturas que valoran la confrontación se piensa que quien dice “yo me hago matar por la empresa” está más comprometido que quien dice “yo hago con ética todo lo que me corresponda y esté a mi alcance por el bien de la empresa”. Ahora bien, el Pensamiento Estratégico, como corriente gerencial, en palabras de Aktouf (2010), “pierde de vista asuntos totalmente fundamentales que una empresa debe aceptar para poder ser verdaderamente exitosa en el logro de una ventaja competitiva duradera, demostrable y difícilmente imitable” (p.30). La Gestión Estratégica, en tanto que privilegia a los estrategas-expertos, “es una prohibición a cualquier tipo de acercamiento a la gestión participativa”, motivo por el cual “los empleados son reducidos.., dentro de un sistema ciego, al papel de obreros e implementadores de estrategias” (Aktouf, 2010, p.30). Por el contrario, la ética no busca ventaja personal, pues no está centrada en la competencia sino en la búsqueda de la mutua conveniencia a través del cultivo del bienestar propio y del otro. Dicen las noticias que en el tsunami ocurrido hace algunos años en Indonesia, una niña que había recibido una clase de geografía en el colegio sobre fenómenos marítimos, le dijo a sus padres, desde su espontaneidad, que el repliegue del mar se debía a la conformación de una ola inmensa que luego llegaría a la playa y causaría grandes daños, y que la profesora les dijo que en esas circunstancias había que avisarles a los demás y huir a un lugar suficientemente alto. Los papás tomaron en serio lo que dijo la chiquilla y se pusieron a salvo. El rol de coordinador en cualquier organización humana no tiene que conferir privilegios perceptuales o cognitivos a quien lo asume. Lo

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que confiere dicho rol es la responsabilidad de la toma de decisiones de cara al buen rendimiento de la organización y el bienestar de sus integrantes y, para ello, la capacidad de escuchar es fundamental, ya que amplía la mirada al captar detalles circunstanciales que por cuenta propia no se distinguen. El mecanismo generativo del lenguaje es una relación interpersonal que consiste en coordinar coordinaciones de acciones, sentires íntimos y emociones de donde emergen todos los demás aspectos que constituyen el lenguaje, como los significados, los símbolos, los sentidos, la lengua, los significantes, las palabras y la información. Por ello debemos hacernos cargo, en las organizaciones humanas, familiares, laborales y ciudadanas en general, de que el vivir en el lenguaje es generador de todos los mundos que vivimos, y que dichos mundos surgen directamente proporcionales a la calidad del acople conductual que practiquemos mientras fluimos en el lenguaje junto con otros, es decir, en función de la actitud con la que salimos al encuentro del otro. La gran cualidad del administrador de hoy y de mañana, es la de hacer de tal manera que los seres humanos que constituyen la empresa, tengan el gusto, el deseo y la felicidad de hacer lo que se les pide que hagan. Es en esta alegría, en este deseo de hacer lo que tienen que hacer que serán creativos, innovadores, no despilfarradores, productores de calidad, respetuosos del medio ambiente (Aktouf, 2000, p. 63)

6. Ética y sinergia organizacional. A manera de conclusión, afirmemos que el fundamento de la cultura organizacional de una empresa lo constituyen las dinámicas emocionales que se cultivan en las conversaciones formales e informales, previstas e imprevistas, de la organización. La sinergia de una organización, en tanto que dinámica de acople conductual entre los integrantes de la organización que potencia la productividad y minimiza la pérdida de energías físicas y psíquicas, surge con la práctica del vivir ético, dado que ella constituye en sí misma un modo de conversar franco de cada uno consigo mismo y con los otros.

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El comportamiento ético se caracteriza por hacerse cargo de las consecuencias de los propios actos sobre los demás, desde la consideración del deseo de los demás a considerar su bienestar. Por tal razón, el fomento del vivir ético en el mundo contemporáneo, la divulgación de las dinámicas emocionales y racionales que restituyen su presencia en la práctica del vivir familiar, laboral y comunitario, deben hacerse desde miradas sistémicas y dialógicas, y no desde posturas dogmáticas y excluyentes. La ética emerge cuando en nuestras actuaciones o las de otros distinguimos la generación, conservación y ampliación del bienestar multidimensional propio –en lo corporal, lo psicológico y lo espiritual–, ajeno y del medio, centrada en el respeto, la responsabilidad y la libertad. El mundo contemporáneo, en general, vive una cultura que genera un excesivo malestar, consciente o inconscientemente, desde el fomento de relaciones de exigencia, imposición, autoritarismo, manipulación y control, que se justifican desde los buenos propósitos y que se refleja en la inconformidad en los espacios familiares y comunitarios, en la pérdida de la sinergia organizacional en los espacios laborales y en múltiples enfermedades del cuerpo y del alma en el ámbito personal. La intersección de la sinergia de las organizaciones humanas con la plenitud personal y laboral de sus integrantes, ocurre en el vivir centrado en la conservación y ampliación del vivir ético personal y organizacional. El vivir ético se caracteriza por un compromiso serio con el bienestar propio y del otro, incluido el de la organización, que conduce al desapego a tener la verdad, es decir, que conduce a la admisión de que en cualquier momento se puede estar equivocado, postura reflexiva que facilita la asertividad en las comunicaciones y los acoples conductuales con pérdidas mínimas de energías físicas y psíquicas. El vivir ético implica una relación de honestidad de cada quien consigo mismo, sin lo cual es imposible que surja una relación franca con los otros y con la organización misma.

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La seriedad personal y organizacional consiste sencillamente en hacer lo que se dice y en exponer con franqueza las razones por las que no se pudo hacer lo prometido, si es el caso, haciéndose responsable por las consecuencias del incumplimiento. No es cierto que los únicos que pueden hacer promesas son los dioses, son millones los seres humanos que han existido en este planeta que han hecho promesas y que las han cumplido, aunque también es cierto que pueden presentarse imprevistos que impidan cumplir una promesa. El vivir ético personal y organizacional surge de ver al otro como un ser tan válido como el ser propio, involucrados en la colaboración y no en la competición, es decir, al margen de luchas por la importancia personal. El fundamento del vivir ético es estético y no de otra índole, uno decide vivir éticamente sencillamente porque el mundo que surge alrededor de lo que uno hace éticamente le gusta, le agrada, porque su estética lo convoca. “Cada que un conjunto de elementos comienza a conservar determinada relación entre sí, se abre el espacio para que todo cambie en torno a lo que se conserva” (Maturana & Dávila, 2008, p. 149). El vivir ético, más que una carta de restricciones o un conjunto de normas, es una poética vivencial, un modo composicional del vivir que genera mundos desde la conservación de una relación honesta consigo mismo, desde la cual se pueden conservar relaciones honestas con los demás. Desde ella, tanto las personas como las organizaciones encontrarán la oportunidad de realizar las acciones más inteligentes en cada situación o circunstancia, siendo coherentes con el propósito de vida tanto personal como organizacional, en tanto que los modos de proceder desprendidos de ella tienen la capacidad de conservar la confianza entre quienes participan de la relación.

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Imaginarios sociales urbanos relacionados con los conjuntos residenciales cerrados... Katharsis–Institución Universitaria de Envigado

Imaginarios sociales urbanos relacionados con los conjuntos residenciales cerrados en Valledupar* Urban social imaginary associated with closed residential complexes in Valledupar. Hermes Emilio Martínez Barrios**

Resumen El artículo presenta resultados de la investigación que tiene por objetivo analizar los imaginarios sociales urbanos relacionados con los conjuntos residenciales cerrados en Valledupar, teniendo en cuenta los universos simbólicos afectados por la identidad y las relaciones sociales en la vida barrial. Proyecto financiado por la Universidad Popular del Cesar a través de convocatoria de financiación de proyecto 2014. La metodología del proyecto está orientada, desde los parámetros del enfoque cualitativo, en base a unas técnicas de recolección de datos como la entrevista, la observación y el análisis de algunas teorías, para responder al planteamiento del problema. Se encontró que los espacios residenciales cerrados han comenzado a redibujar la geografía social de Valledupar, y a su vez están reconfigurando procesos de cambios en la ciudad, los cuales no solo repercuten en la espacialidad material de los espacios urbanos, sino además en los universos simbólicos de las personas que residen en los conjuntos cerrados. Palabras claves: imaginarios sociales, conjuntos residenciales cerrados, Valledupar, vida barrial. *

∗*

Trabajo de un proyecto de investigación financiado por la Universidad Popular del Cesar a través de convocatoria de financiación de proyecto 2014. Presentado como tesis doctoral en el doctorado de Lenguaje y Cultura de la Universidad Pedagógica y Tecnología de Colombia. Sociólogo, especialista en educación con énfasis en evaluación educativa (USTA), Magíster en Territorio conflicto y cultura (UNITOLIMA), candidato a doctor en lenguaje y cultura (UPTC), par evaluador de COLCIENCIAS, investigador y docente de la Universidad Popular del Cesar. Coordinador del grupo de investigación Guatapurí, director y editor de la revista Legere Iuris, autor de varios textos y artículos científicos.

Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 18, pp. 191-210 —julio-diciembre de 2014, Envigado, Colombia

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Hermes Emilio Martínez Barrios

Abstract The paper presents results of the research that is intended to analyze urban social imaginary related to residential closed complexes in Valledupar, considering the symbolic universes affected by the identity and social relations in the neighborhood life. Project funded by the Universidad Popular del Cesar, through the call for projects funding in 2014. The project methodology is oriented from the parameters of the qualitative approach, based on some data collection techniques such as interviews, observation and the analysis of some theories in order to respond to the problem statement. It was found that enclosed residential spaces have begun to redraw the social geography of Valledupar, and in turn are reshaping processes of change in the city, which not only affect the material spatiality of urban spaces, but also in symbolic universes of people residing in the closed complexes. Keywords: Social neighborhood life.

imaginary,

closed

residential

complexes,

Valledupar,

Introducción En las últimas décadas, uno de los fenómenos que está transformando a las urbes es la segregación residencial, cuya evidencia más clara es el vínculo existente entre el espacio urbano y las desigualdades que surgen en torno a las relaciones sociales. Sin embargo, en los últimos años, al interior de este fenómeno, surge uno nuevo que ahonda aún más estos fenómenos urbanos, son los conjuntos residenciales cerrados que tienen las características de estar separados por muros, rejas y dispositivos de seguridad, que permiten e impiden el acceso de las personas; lo que da cuenta de una nueva característica particular de segregación residencial. Es así como las metamorfosis de la segregación de gran escala (ricos y pobres) a la segregación de baja escala (barrios cerrados), están transformando la fisonomía de la ciudad de Valledupar. Estos procesos de transformación y de reconfiguración relacionados con la aparición de los conjuntos residenciales cerrados, trascienden tanto en la territorialidad física de las localidades urbanas, como en la vida cotidiana urbana de los individuos que la residen. La vida urbana

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está íntimamente ligada a imaginarios sociales, que son hechos sociales inherentes al ser humano, según el filósofo Castoriadis (1983) se puede interpretar como una creación incesante y esencial indeterminada (social- histórica y psíquica) de figuras, formas e imágenes, a partir de las cuales solamente puede tratarse de alguna cosa. Lo que llamamos realidad y racionalidad (Castoriadis, 1983). En este sentido, cabe preguntarse: ¿Existen consecuencias en las formas de sociabilidad en los espacios urbanos de los conjuntos residenciales cerrados? ¿Los conjuntos cerrados como nuevas formas de segregación residencial, crean imaginarios sociales urbanos diferentes a los de los barrios abiertos? Bajo este contexto, el presente documento proporciona algunos elementos bases para entender el carácter subjetivo de las nuevas modalidades residenciales de tipo cerrado, además de dilucidar hasta qué punto estas nuevas modalidades de vivienda expresan un cambio en las formas de la vida barrial de los individuos. Para ello, se utilizaron como base a 4 conjuntos residenciales cerrados creados y habitados en los últimos 10 años en la ciudad de Valledupar, con al menos 20 viviendas, donde se analizaron los universos simbólicos vinculados a dos tipos de imaginarios sociales presentes en los espacios urbanos: la identidad barrial y las relaciones sociales. Sobre estas premisas, el problema de investigación se enmarco en la siguiente pregunta: ¿Cuáles son los imaginarios sociales urbanos vinculados a los conjuntos residenciales cerrados en la ciudad de Valledupar, teniendo en cuenta los universos simbólicos relacionados con la identidad barrial y las relaciones sociales?

Bases teóricas El debate teórico existente alrededor de los conjuntos residenciales cerrados y los imaginarios sociales urbanos, está liderado por los fundamentos conceptuales de Roitman (2003), Borsdorf (2003), Lang y Danielsen (1997), Lindón (2007), Hiernaux (2007), Silva (2001), Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 18, pp. 191-210 —julio-diciembre de 2014, Envigado, Colombia

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Reguillo (2000), Martínez (2010) Castoriadis (1983), Pintos (2005) y Baeza ( 2000), autores que de una manera a otra ayudan a delimitar y sustentar el tema. A continuación presentamos una descripción conceptual sobre las variables de análisis:

Conjuntos residenciales cerrados y segregación residencial Los conjuntos cerrados1 son áreas residenciales cerradas por muros y barreras que cuentan con vigilancia las 24 horas del día. Algunos dispositivos de seguridad impiden el libre acceso a ellos por parte de los no residentes. Estos nuevos emprendimientos urbanos han sido diseñados con la intención de proveer seguridad a sus residentes y prevenir la entrada de personas desconocidas a los mismos. El nuevo fenómeno residencial urbano (Martínez, 2010). La mayoría de estos conjuntos residenciales cerrados están situados en las áreas suburbanas, donde hay tierra disponible para la realización de este tipo de emprendimientos. Esto ha generado un importante cambio en los patrones de uso del suelo urbano, ya que anteriormente los barrios eran construidos con subsidios estatales, destinados a los grupos sociales de menores ingresos, los que se ubicaban en la periferia de la ciudad. Los conjuntos residenciales cerrados, generalmente, se encuentran ubicados cerca de vías rápidas de circulación para facilitar el desplazamiento desde el lugar de residencia hacia las áreas centrales de la ciudad, en donde se desarrollan las actividades cotidianas. Del mismo modo, al estar localizados en zonas periféricas de la ciudad, hace que los contrastes sociales se tornen más evidentes (Martínez, 2012). En general, los investigadores de temas urbanos señalan que los conjuntos residenciales cerrados se establecen como las nuevas

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El concepto de conjuntos residenciales cerrados también aparece como sinónimo de barrio privado o barrios cerrados. Sin embargo, se prefiere hablar de conjuntos residenciales cerrados porque, en el caso de la ciudad de Valledupar, donde no hay legislación específica para este tipo de emprendimientos, las calles continúan siendo públicas aun cuando el barrio sea cerrado, por lo que no se trataría de un “barrio privado”. Por lo tanto, en el municipio no existen barrios privados.

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formas y manifestaciones de la segregación residencial (Borsdorf, 2003), que profundiza aún más las desigualdades sociales presentes en la segregación residencial a gran escala. Es así como, en términos generales, estos conjuntos hacen referencia a una propiedad privada para el uso colectivo, en donde el valor de lo restringido devalúa constantemente el espacio abierto y público en la ciudad, ya que están delimitados físicamente y aislados por paredes, vallas, espacios vacíos o la instalación de amplios dispositivos de seguridad (Caldeira, 2000). Estos espacios urbanos ofrecen una amplia gama de servicios, dentro de los cuales se pueden contar el mantenimiento, la seguridad las 24 horas del día, la recogida de los residuos y el esparcimiento en terrenos naturales y artificiales como piscinas o áreas verdes (Glasze, 2005; Roitman, 2003). Según Roitman (2003), los conjuntos residenciales cerrados no están dirigidos hacia un grupo socioeconómico homogéneo. Sin embargo, en el caso de los países latinoamericanos, generalmente sus residentes pertenecen a los sectores sociales medio-altos y altos y, finalmente, se trata de ambientes bastante homogéneos. Estos nuevos proyectos residenciales privatizan el espacio público al impedir que las calles y lugares de recreación sean usados libremente por todo aquel que lo desee. Asimismo, los servicios y las regulaciones públicas son reemplazados por servicios brindados por parte de empresas privadas y por reglamentaciones privadas que surgen del accionar de las asociaciones de propietarios o residentes (Roitman, 2003). En este sentido, se trata de un nuevo estilo de residir y de nuevas formas de control de la vida cotidiana, emanados no ya desde el Estado sino desde los mismos individuos que habitan en los conjuntos cerrados. Según Lang y Danielsen (1997), una de las paradojas de los barrios cerrados es que ellos promueven no solo la desregulación por parte del Estado sino que, por otra parte, impulsan la hiperregulación dentro de

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los límites del barrio. Esto último genera algunos problemas internos en cuanto las reglas no solo se refieren al diseño de las viviendas y al entorno, sino también al comportamiento individual y social esperado dentro del barrio. Por otra parte, el control sobre el cumplimiento de normas de convivencia y edificación se ve reforzado, en algunos casos, mediante la creación de tribunales de faltas, conformados por los mismos residentes, que sancionan las infracciones cometidas.

Los imaginarios sociales urbanos en la vida barrial Los conjuntos residenciales cerrados muchas veces permiten visualizar los potenciales cambios en la experiencia subjetiva de vivir en este tipo de espacios. En este sentido, una parte importante de las explicaciones dadas sobre estos conjuntos hace desaparecer al sujeto de la constitución de la trama urbana y lo deja a merced de los simples designios del mercado, la globalización, el miedo a la inseguridad, etc. (Mendoza & Henríquez, 2010). Para profundizar en los elementos que permiten capturar las dimensiones simbólicas construidas por los habitantes de los entornos urbanos, el concepto de imaginarios sociales, que en la actualidad se está utilizando mucho en el campo de los estudios urbanos, establece una relación entre los elementos materiales e inmateriales de los espacios urbanos (Lindón, 2007; Hiernaux, 2007). En términos generales, los imaginarios urbanos pueden ser definidos como esquema de significados dinámicos y construidos socialmente a través de los cuales podemos dar sentido al entorno social que nos rodea, los cuales pueden llegar a institucionalizarse generando un carácter externo y explícito para los sujetos involucrados en la realidad social (Pintos, 1995; Baeza, 2000). Los imaginarios sociales, aplicados al mundo urbano, dan cuenta de una mirada en la cual se establece una relación entre lo material,

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la subjetividad espacial y los espacios urbanos como espacio material, tomando en cuenta las prácticas que se inscriben en esas formas materiales (Lindón, 2007). Todo lo anterior establece que la ciudad no es una entidad pasiva, desde el punto de vista de sus habitantes, ya que las apropiaciones que se hacen de sus espacios se establecen en una especie de pragmática urbana, constantemente actualizada en la interiorización de los usos cotidianos, en los cuales intervienen los ciudadanos (Silva, 2001). Existen muchas dimensiones en las cuales se trabajan los imaginarios sociales urbanos de los humanos. Dentro de esas dimensiones concurren dos significativas, que convocan a gran parte de los procesos subjetivos de constitución de los espacios urbanos de los barrios: la identidad, y las relaciones sociales en la vida barrial. La primera dimensión es la identidad, que experimentan los habitantes de los espacios urbanos y representa un estamento de significación construida socialmente (Berger & Luckmann, 1968). En el contexto urbano, la identidad se expresa como proceso de constitución social y relacional de la individualidad de las personas a partir de la interacción que dichas personas realizan en el ámbito de los espacios urbanos. En términos materiales, las retóricas que expresan procesos identitarios urbanos que los individuos poseen se articulan a la cuestión de las marcas, los límites, las dimensiones espaciales y todo lo que tenga que ver con los espacios urbanos en términos de unidad física (Gravano, 2003). La segunda dimensión, las relaciones sociales en la vida barrial, se enlaza con las relaciones sociales que se pueden experimentar en las distintas modalidades de barrios. Esto lleva a que el contacto con el otro, tanto el igual como el diferente, sea una posibilidad que entregan los espacios urbanos (Reguillo, 2000). En este sentido, el contenido de los imaginarios sociales en los espacios urbanos, en alguna medida, depende de cómo se estructuran las relaciones sociales al interior de los espacios urbanos, es decir, cómo los habitantes establecen relaciones Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 18, pp. 191-210 —julio-diciembre de 2014, Envigado, Colombia

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que, más allá de las posibilidades de constituir colectividades, establecen los nexos de ordenamiento simbólico mínimos para poder vivir juntos (Mendoza & Henríquez, 2010).

Metodología En término generales, la investigación fue orientada por los procedimientos metodológicos de la sociología y la geografía, esto es, la utilización de herramientas, conceptos y fuentes relacionados con el tema de los imaginarios sociales urbanos vinculados a los conjuntos residenciales cerrados en Valledupar; lo anterior con el fin de obtener, por medio de la interdisciplinariedad, resultados claros y objetivos. El marco metodológico que se utilizará en este proyecto está orientado desde los parámetros del enfoque cualitativo2 (mundo subjetivo e interpretativo), así como la implementación de la tradición investigativa de la etnografía,3 dentro de la cual se trabajó con los instrumentos de recolección de datos como la observación no participante, la observación participante y las entrevistas semi-estructuradas, que se realizarán a informantes claves para saber lo que piensan, dicen y hacen en relación

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El enfoque cuantitativo utiliza la lógica o razonamiento deductivo. Consiste en el análisis de las creencias, presuposiciones y experiencias subjetiva de las personas. Este enfoque, a veces referido como investigador naturalista, fenomenológico, interpretativo o etnográfico, es una especie de “paraguas” en el cual se incluyen una variedad de concepciones, visiones, técnicas y estudios no cuantitativos. Se utiliza, en primer lugar, para descubrir y refinar preguntas de investigación. En la búsqueda cualitativa, en lugar de iniciar con una teoría particular y luego “voltear” al mundo empírico para confirmar si la teoría es apoyada por hechos, el investigador comienza examinando el mundo social y en este proceso desarrolla una teoría “consistente” con lo que observa que ocurre con frecuencia.

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La investigación etnográfica, en el sentido estricto, ha consistido en la producción de estudios analítico-descriptivos de las costumbres, creencias, prácticas sociales, representaciones sociales y religiosas, conocimientos y comportamientos de una cultura particular, generalmente de pueblos o tribus primitivos (Martínez, 2006). La antropología cultural y social tiene en la etnografía una rama fundamental, ya que sus posiciones teóricas dependen, en último análisis, de la integridad, sensibilidad y precisión de las relaciones etnográficas. Los etnógrafos son investigadores bien entrenados en el uso de la cinematografía, las grabaciones sonoras, la fotogrametría, la elaboración de mapas y los principios lingüísticos; su situación ideal de trabajo consiste en compartir la vida y las costumbres del grupo que estudian, hablar su lengua y recoger la información mientras participan en las actividades normales de la gente. El éxito del etnógrafo dependerá de su habilidad y calificación para interpretar los hechos que vive y observa.

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con la identidad y las relaciones sociales en la vida barrial en el interior de los conjuntos cerrados, con el fin de interpretar la realidad a partir de subjetividades individuales y colectivas. Entre los instrumentos de recolección de información utilizaremos la observación y la entrevista semi-estructurada. La muestra a utilizar es de tipo intencionada con un carácter no probabilístico; se utilizarán como base 4 conjuntos residenciales cerrados creados y habitados en los últimos 10 años en la ciudad de Valledupar, con al menos 20 viviendas (4 entrevistados por conjunto). En este sentido, los criterios de selección primarios que se utilizaron para elegir a las personas entrevistadas son el sexo, el grupo etario y la condición de actividad de las personas.

Resultados

Los conjuntos residenciales cerrados Los cuatros conjuntos residenciales cerrados seleccionados intencionalmente son conjunto Alto de Ziruma, San José los bloques, Calleja y Azúcar Buena. El conjunto residencial cerrado Alto de Ziruma es un proyecto habitacional desarrollado por el mercado inmobiliario, que comenzó a ser edificado en el año 2000, el cual contemplaba la construcción de seis etapas de viviendas, con 60 casas por etapa. Se ubican en la comuna 3, al sur de la ciudad de Valledupar. Por otro lado, el proyecto habitacional llamado San José los bloques, el primer emprendimiento urbano de este tipo en Valledupar, construido por el desaparecido Instituto de Crédito Territorial (I.C.T), en 1971, como solución de vivienda de interés social (subsidiada). Este conjunto se compone de cuatro bloques de 16 apartamentos unifamiliares, integrado por dos y tres alcobas, dos baños, una cocina y sala comedor compartida. Cuenta con zonas verdes y parqueadero externo. Se encuentra ubicado en la comuna 5, al norte de la ciudad,

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entre las calles 13-A Y 13-B (Barrio Obrero). En la actualidad es habitado por inquilinos de clase media. Otra de las edificaciones urbanas escogida es el conjunto residencial cerrado Callejas, ubicado en la comuna 5, al noroeste de la ciudad. En su interior habitan personas con cierta estabilidad económica, de estratos 5 y 6, que buscan homogeneidad social y un estilo de vida determinado. Sus viviendas son unifamiliares de dos pisos. El acceso al conjunto se hace a través de casetas de control de doble calzada, entrada y salida, las que comunican a una zona comunal. Esta zona consta de salón comunal, piscinas para adultos y niños, servicio de B.B.Q., canchas deportivas, zona de juegos infantiles, zona de recreación pasiva, amplias zonas verdes. El cuarto y último conjunto seleccionado fue el condominio Azúcar Buena. Es una de las implantaciones residenciales más importantes de la última década en Valledupar, ubicado en la comuna 5, al noroeste de la ciudad, entre los barrio Alfonso López y Santa rosa. Sus moradas son unifamiliares de dos pisos; cuenta con zonas verdes, canchas deportivas, salón comunal, parqueadero externo, entre otras comodidades. A partir de la descripción de los esquemas de significados que los/ as habitantes de estos cuatro conjunto residenciales cerrados hicieron, con respecto a dimensiones conceptuales contempladas para esta investigación, tales como la identidad barrial y las relaciones sociales al interior de estos espacios urbanos, se establecieron comparaciones que graficaron las propiedades semejantes que presentan estas nuevas formas de habitar a Valledupar.

Semejanzas de los conjuntos residenciales cerrados en torno a los imaginarios sociales urbanos de identidad barrial En términos de las propiedades semejantes dentro de la dimensión conceptual correspondiente a los imaginarios sociales urbanos ligados

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a la identidad barrial de los cuatros conjuntos cerrados, es posible visualizar las siguientes características.

El uso de espacios externos de reconocimiento interno ligados a servicios Estas semejanzas dan cuenta de los referentes materiales que los habitantes de los espacios residenciales estudiados usan para constituir su guía (identidad). En este sentido, estos elementos de semejanza representan un eje de constitución identitaria importante, ligado a las propiedades a través de las cuales se establece el espacio propio. En el caso del conjunto cerrado Azúcar Buena, estos referentes de localización externo están representados en íconos materiales como las glorietas María Mulata y Los Gallos, ubicadas fuera de los límites del conjunto, entre los barrios Las Delicias y el Dangón, el supermercado Éxito, ubicado a menos de un kilómetro de distancia y los colegios Alfonso López y Pedro Castro Monsalvo “inspecan”, ubicado al norte del conjunto a 20 y 50 metros respectivamente. Por otro lado, y en el caso del conjunto cerrado Callejas, estos íconos de reconocimiento externo tienen la particularidad de estar vinculados a espacios destinados a la educación universitaria (Universidad del Área Andina), bomba de combustible (nombre), el centro comercial Guatapurí, el Balneario del río Hurtado, entre otros. Con respecto al conjunto residencial cerrado Alto de Ziruma, podemos referenciar como iconos materiales externos relevantes los destinados a la distracción o inversión del tiempo libre, como los parques (canchas de fútbol, basquetbol y juegos infantiles), ubicados en los alrededores del conjunto cerrado. El emprendimiento urbano San José los bloques también presenta sus iconos materiales representados en el Palacio de Gobierno Departamental (edificio de la gobernación del Cesar), el Palacio de Justicia, las Biblioteca Rafael Carrillo Luqués y la sede de Bellas Artes (Facultad de Arte y Folclor de la Universidad

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Popular del Cesar), ubicados en el centro de la ciudad, a un kilómetro del conjunto cerrado.

El miedo Este elemento de semejanza representa un eje importante en la constitución identitaria en el estudio de los conjuntos residenciales cerrados, en este caso los cuatros seleccionados. Este fenómeno se relaciona con la visión, muchas veces estereotipada,4 que mantienen los moradores de los conjuntos con respecto a los espacios cercanos de bajos extractos (humildes). La persistencia de esta sensación de miedo a espacios cercanos calificados como peligrosos, a pesar de las condiciones de aislamiento social en las cuales viven, gracias a rejas y dispositivos de seguridad, es un aspecto relevante visualizado en los estudios de estos espacios urbanos. Esta propiedad basal de los cuatro conjuntos residenciales cerrados analizados, se relaciona fuertemente con una de las principales explicaciones que se han dado a este fenómeno urbano, en términos de los patrones de temor e inseguridad que las personas experimentan en los espacios abiertos de las ciudades. En este sentido, se señala que, en el ámbito concreto de las metrópolis actuales, tanto la percepción de la inseguridad como el miedo al crimen generalizado afectan continuamente las relaciones sociales en las localidades, abriendo espacios al auto-encierro y a evitar los espacios públicos de encuentro (Caldeira, 2000; Dammert, 2004). Sin embargo, en los cuatro conjuntos cerrados se presentan sentimientos de miedo al espacio foráneos de reputación peligrosa, estos están movilizados por percepciones construidas a partir de crónicas y experiencias de otros, no visualizándose relatos que expresan una

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Los estereotipos, según Giddens (1997), son creados por imágenes rígidas y desinformadas del medio ambiente sociocultural del cual se hace la caracterización. Los estereotipos muchas veces son atributo negativo que crea la discriminación de personas o grupos de personas.

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vinculación directa y real con alguna acción constitutiva de miedo a estos espacios. De esta manera, se puede destacar que varias veces la inseguridad y miedo a la sociedad abierta es una impresión que poco o nada se muestra en la realidad, debido a que los territorios seguros e inseguros pueden ser interpretados como una percepción subjetiva dentro de la cual las barreras construidas por el discurso público pueden ser una de las principales causas de este tipo de percepciones (Janoschka, 2005). Por lo tanto, la diferencia fundamental entre la criminalidad real e inseguridad subjetiva es un hecho concreto dentro de los imaginarios sociales urbanos de carácter identitario que los moradores de los cuatro conjuntos residenciales cerrados experimentan en su vida cotidiana. Al preguntar a una residente del conjunto cerrado Alto de Ziruma, sobres los espacios que generan miedo en los vecinos dentro y fuera del conjunto, contestó lo siguiente: Lo que le causa temor a uno son las invasiones esas… jajajaja… en las invasiones es que están los ladrones, tiene miedo de salir uno a la tienda porque lo atracan, en la invasión hay gente buena pero también hay gente mala, se esconden los ladrones, los drogadictos (Araujo, 2014). Otro entrevistado afirma que: La inseguridad que tenemos afuera, o sea a mí me da temor salir afuera a las 9 de la noche porque estamos rodeados últimamente de unos barrios subnormales, esos que tenemos nos ha perjudicado mucho porque hay mucho robo, atraco, ya (Arias, 2014). Bajo este sentimiento de miedo, en los conjuntos cerrados Alto de Ziruma y Callejas Real, se califica a los moradores de los sectores aledaños de bajos recursos en base a un rasgo delincuencial, dentro del cual barrios como Nuevo Milenio, Mareigua y El Páramo (en la comuna 3) y La Nevada, Bello horizonte, El Refugio (en la comuna 5) son considerados como espacios del miedo, existiendo una coherencia en Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 18, pp. 191-210 —julio-diciembre de 2014, Envigado, Colombia

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las características atribuidas tanto a los habitantes como a los espacios urbanos cercanos. Por otro lado, y en el caso de los conjuntos cerrados San José los bloques y Azúcar Buena, fue posible encontrar en los discursos estudiados un desconocimiento del otro que vive o transita en los sectores aledaños, existe una referencia negativa a ciertos espacios urbanos cercanos, utilizando como insumo las impresiones de personas que moran en los conjuntos. En este sentido, se establece un conocimiento del entorno como espacios de miedo (sobre todo en horarios nocturnos), dentro de los cuales destacan sectores como el edificio la Gobernación del Cesar, el Palacio de Justicia, la Biblioteca Rafael Carrillo Luqués y la sede de Bellas Artes (Facultad de Arte y Folclor de la Universidad Popular del Cesar), lugares ubicados en cercanía del conjunto cerrado San José los bloques. Con respeto a lugares cercanos al conjunto Azúcar Buena, se encuentran las periferias del patinódromo y los colegios Alfonso López y Pedro Castro Monsalvo.

Semejanzas de los conjuntos residenciales cerrados en torno a los imaginarios sociales urbanos de relaciones sociales En cuanto a las semejanzas entre los cuatros conjuntos residenciales cerrados analizados con respecto a los imaginarios sociales urbanos, vinculados a las relaciones sociales, es posible visualizar las siguientes propiedades.

El saludo En este aparte se hace un análisis del saludo como un elemento utilizado por los moradores de los conjuntos residenciales cerrados como un rasgo semejante de vinculación social, usado en la cotidianidad, con el fin de mantener una mínima estructura comunitaria que permita una óptima calidad de convivencia en el vecindario. El nivel de vinculación

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social alcanzado al interior de estos conjuntos cerrados retrata el establecimiento de simples vecindades, con una baja capacidad de conformación de comunidad y alejados de un sistema de relaciones sociales primarias y secundarias que permita la conformación de una individualidad colectiva de nivel superior (Ledrut, 1987). Al respeto, una moradora del conjunto residencial cerrado Alto de Ziruma, cuenta lo siguiente: Yo saludo a todo mundo pero de estar metida en la casa de fulanita, no. Yo soy apática a eso, yo saludo a todo mundo, a veces me siento un ratico donde la señora Magali pero es un ratico y eso es temporalmente, no tengo por qué estar metida en donde no me llaman, no estoy pendiente de la vida ajena, yo soy una mujer muy ocupada… pero para ser buen vecino, uno necesita tener contacto con ellos y llevársela bien, porque un saludo no es nada, pero ayuda a tener buenas relaciones… (Rangel, 2014). El hecho de habitar en un espacio segregado rodeado de dispositivos de seguridad, rejas y muros, que impiden el acceso y la circulación libre de vecinos de barrios aledaños, no asegura el establecimiento de relaciones sociales intimas y protegidas entre vecinos cercanos del mismo conjunto, muchas veces solo se construyen elementos de cordialidad cotidiana, manifestado en simples saludos. De esta forma, la débil vinculación social observada en los cuatros conjuntos residenciales cerrados analizados, no se aleja de los patrones comunes descritos para estas modalidades habitacionales, dentro de los cuales se expone a estos barrios con una baja capacidad para conformar colectividades y visión de comunidad (Thuillier, 2005), y donde sus habitantes no crean vínculos sociales y afectivos a pesar de vivir en el mismo lugar (Svampa, 2001). Teniendo en cuenta el saludo, como propiedad de semejanza, en los conjuntos cerrados Alto de Ziruma, San José los bloques, Calleja y Azúcar Buena, se puede decir que el nivel de profundidad de las

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relaciones sociales cotidianas está vinculado a una convivencia mínima entre personas que ocupan un mismo espacio urbano, lo cual se expresa en el simple saludo cotidiano con los vecinos. Lo que indica que el nivel de comunicación e interacción entre los moradores de este tipo de espacio es supremamente básico, que se remiten a simples códigos de buenas costumbres, en donde el saludo en presencia del vecino se convierte en el principal ícono de las relaciones sociales ejecutadas al interior de estos cuatros conjuntos residenciales cerrados.

La seguridad como imaginario social urbano de relaciones sociales La seguridad es un elemento común entre los cuatros conjuntos residenciales cerrados, representa quizás uno de los aspectos más interesantes del análisis de este tipo de emprendimiento residencial. Para observar la seguridad como imaginario social urbano de relaciones sociales, es necesario recordar lo que argumenta Pintos (2005), cuando expone que los imaginarios sociales tienen que ver con una racionalidad alternativa del conocimiento espontáneo. Es una especie de inconsciente colectivo incuestionable del que no se puede averiguar su origen a través de la metódica objetivista de causa – efecto – consecuencia. Es decir son representaciones colectivas que rigen los sistemas de identificación e interacción social que permite observar la invisibilidad social (Pintos, 2005). Teniendo en cuenta lo anterior, se puede decir que la seguridad en los conjuntos estudiados es una representación colectiva que sus moradores construyen a partir de sus experiencias espontaneas, generada por la sensación de la ausencia de riesgos o la confianza por estar rodeado de dispositivos de seguridad. Al preguntarle a una residente del conjunto cerrado Alto de Ziruma sobre la seguridad en este tipo emprendimiento residencial, contesto lo siguiente:

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El conjunto cerrados en donde yo vivo, Alto de Ziruma, es muy seguro, nos brindan seguridad, siempre y cuando permanezcamos en el conjunto, porque estamos rodeado de muros y rejas que nos separan de muchos barrios, pobres, en donde viven muchos ladrones, nosotros que vivimos en el conjunto estamos más tranquilos que en las calles donde sí hay atracos y otros peligros… (Rojano, 2014). Otro entrevistado afirma que: Los conjuntos cerrados dan tranquilidad, seguridad y calidad de vida, gracias a los muros, la rejas y la vigilancia, los que vivimos en el conjunto, tenemos derecho a disfrutar con tranquilidad la zona verde, la piscina, los parques, los niños juegan, hacen deporte, los adultos hacemos fiestas, asados y no nos preocupamos tanto por los peligros que pueden pasar en otros barrios que están afuera… (Torres, 2010). El abogado Juan Bautista Ochoa describe a los conjuntos residenciales cerrados en relación a la seguridad de la siguiente manera: son espacios en donde habitan familias acomodadas económicamente, que tienen medios para mantener su hábitat separadas de los demás barrios, que mantienen dicho espacio vigilado con celadores que restringen el acceso a personas no autorizadas, lo cual hace la separación social entre personas que habitan la misma ciudad, generando así una especie de alejamiento o discriminación urbana. Por ejemplo, en mi conjunto Azúcar Buena no entran personas autorizadas o desconocidas, de esta manera se evita los robos de objetos de valor, como autos, televisores, computadores, etcétera, que tengan los vecinos del condominio y de paso se evitan problemas de convivencia con personas extrañas al conjunto. Otro aspecto importante es que nosotros los residentes del conjunto podemos sentarnos con tranquilidad en las puertas de nuestras casas, como se acostumbra en esta región… nuestros hijos pueden hacer deporte en cualquier día u hora casi sin peligro alguno, de esta manera tenemos calidad de vida… (Ochoa, 2010).

Los anteriores datos suministrados por entrevistados que habitan en los cuatros conjuntos residenciales, describen y evidencian la importancia de la seguridad como elemento común y de semejanza de los conjuntos residenciales cerrados, en torno a los imaginarios Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 18, pp. 191-210 —julio-diciembre de 2014, Envigado, Colombia

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sociales urbanos de relaciones sociales. En este sentido, la seguridad es un imaginario social construido en el interior de los espacios urbanos, de manera colectiva, estableciendo un nexo de ordenamiento simbólico para vivir en vecindad con la sensación de estar en ausencia de riesgo.

Los reglamentos Otro aspecto de semejanza entre los cuatros conjuntos cerrados son los reglamentos de control de la edificación al interior de los conjuntos, y los reglamentos para regular el comportamiento social urbano5 en el interior de estos espacios. Como estos espacios están regidos por la ley de copropiedad inmobiliaria, existen una serie de normativas que impiden romper con la estética interna, entre las cuales están aquellas que no permiten la edificación o ampliación de las viviendas. Este tipo de reglas son comunes en estos emprendimientos residenciales, son explicitadas como limitaciones tanto en las escrituras de las propiedades como en los manuales de convivencia de la administración interna de cada conjunto.

Conclusiones Los conjuntos residenciales cerrados constituyen un fenómeno de segregación social urbana que ha venido creciendo en los últimos años en la ciudad de Valledupar. Este tipo de emprendimientos están configurando procesos de cambios en la ciudad, los cuales no solo repercuten en la espacialidad material de los espacios urbanos, sino además en los universos simbólicos de las personas que lo habitan. En este sentido, y a partir de un trabajo cualitativo en base a unas técnicas de recolección de datos como la entrevista, la observación 5

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Los manuales de convivencia existentes en los conjuntos residenciales cerrados de Alto de Ziruma, San José los bloques, Calleja y Azúcar Buena, son reglamentos pactados entre los propietarios de la viviendas, en donde se regula la vida urbana de los moradores en el interior de estos espacios residenciales, para no afectar la vida cotidiana de los vecinos, como la mantención de animales, la velocidad máxima de los vehículos al interior de los conjuntos, el usos de los salones comunales, cuidado de las zonas verdes, especificaciones sobre la basura, entre otros aspectos..

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y el análisis de algunas teorías, para responder al planteamiento del problema fue posible realizar el análisis de los imaginarios sociales urbanos vinculados a la identidad barrial y a las relaciones sociales presentes en cuatro conjuntos residenciales cerrados, denominados Alto de Ziruma, San Jose los bloques, Calleja y Azúcar Buena. Dentro de las semejanzas encontradas destacan la constitución de espacios ligados a servicios como íconos de reconocimiento externo de los barrios, que transforman a espacios como supermercados, parques, colegios y otros lugares con una carga identitaria. Por otro lado, el temor al vecino, aledaños, se transforma en uno de los principales ejes de los imaginarios identitarios, representando estos espacios una especie de refugio en torno a la ciudad. Finalmente, y en términos de los imaginarios vinculados a las relaciones sociales en estos conjuntos, las propiedades semejantes vinculan a estas modalidades residenciales con espacios de simples vecindades, en donde los vínculos sociales con el vecino interno están caracterizados por un nivel básico de encuentros esporádicos y fortuitos. En este sentido, este artículo ha intentado dar cuenta de las dimensiones subjetivas de constitución simbólica que los habitantes de este tipo de espacios urbanos construyen y representan en su vida cotidiana, con base a las descripciones realizadas y las propiedades analíticas comunes visualizadas entre los conjuntos cerrados analizados.

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Relatos quede cuentan los grandes maestros... Katharsis–Institución Universitaria Envigado

Relatos que cuentan los grandes maestros. En búsqueda de claves para la formación de formadores Stories told by great teachers. In search for clues for teacher training Luis Porta* María Marta Yedaide** Jonathan Aguirre***

Resumen En las últimas décadas, el giro narrativo ha atraído múltiples y asiduas miradas al lenguaje, su naturaleza y potencia. En el caso de las ciencias sociales y su investigación, esto se ha traducido en convergencias y sinergias en los esfuerzos por comprender la intricada composición y constitución de los tejidos sociales, así como la centralidad de la negociación de los significados que allí intervienen. La psicología, la antropología, la sociología, la lingüística, y tantos otros campos del saber indirectamente perturbados por el pensamiento sobre el discurso y la construcción social del sentido, han desarrollado y abonado un terreno fecundo de indagaciones, cuyo creciente interés es directamente proporcional al incremento

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Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación (Universidad de Granada, España). DocenteInvestigador Departamento de Ciencias de la Educación. Facultad de Humanidades. Universidad Nacional de Mar del Plata, Argentina. Investigador Independiente de CONICET. Director del Grupo de Investigaciones en Educación y Estudios Culturales (GIEEC). Director de la Carrera de Posgrado Especialización en Docencia Universitaria. Dirección electrónica: [email protected] ** Especialista en Docencia Universitaria (UNMDP). Docente-Investigadora Departamento de Ciencias de la Educación. Facultad de Humanidades. Universidad Nacional de Mar del Plata, Argentina. Es integrante del Grupo de Investigaciones en Educación y Estudios Culturales (GIEEC). Doctoranda en Ciencias de la Educación, Universidad Nacional de Rosario, Argentina. *** Becario de Investigación categoría Estudiante Avanzado (UNMDP). Es integrante del Grupo de Investigaciones en Educación y Estudios Culturales (GIEEC). Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Mar del Plata, Argentina.

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de las facultades de comprender las razones de las acciones humanas. Si bien la explicación, la predictibilidad y el control externo sucumben ante la idiosincrasia, la singularidad y excepcionalidad inexorable, y la inevitable dependencia al tiempo y al espacio del relato, la justificación de la empresa científica puede refundarse no sólo en el valor de ciertos hallazgos para empujar el horizonte de nuestra comprensión, sino también en la potencia de la investigación como motor de la transformación social. Este trabajo se ocupa de la narratividad, especialmente cuando se manifiesta en historias o cuentos dentro de una trama discursiva biográfica, en la voz de los profesores memorables o grandes maestros de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Su propósito es develar las intenciones y el poder de sus relatos como unidades de sentido respecto de la enseñanza. Palabras clave: Educación superior, formación de formadores, investigación educativa, narrativa.

Abstract: In recent decades, the narrative twist has brought multiple and regular looks at language, its nature and power. In the case of social science and its research, this has resulted in convergence and synergy in the efforts to understand the intricate composition and constitution of the social fabric as well as the centrality of the negotiation of the meanings involved there. Psychology, anthropology, sociology, linguistics, and many other fields of knowledge indirectly disturbed by the thought of the speech and the social construction of meaning, have developed and paid a fertile field of inquiry, whose growing interest is directly proportional to the increase of the faculties to understand the reasons of human actions. Even if the explanation, predictability and external control succumb to the idiosyncrasies, uniqueness and inexorable exceptionality and inevitable dependence on time and space of the story, the justification of the scientific enterprise can be recreated not only in the value of certain findings to push the horizons of our understanding, but in the power of research as an engine of social transformation. This work deals with narrativity, especially when manifested in stories or texts within a discursive of biographical plot, in the voice of memorable teachers or great professors of the Universidad Nacional de Mar de Plata. Its purpose is to reveal the intentions and the power of their stories as units of meaning regarding education. Keywords: Higher education, teacher training, educational research, narrative.

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Introducción La formación docente es un objeto de gran interés académico y político. Los dispositivos, el currículum, los modelos y las tradiciones, la integración de la práctica con los desarrollos conceptuales, los escenarios sociales y las demandas que hacen a las instituciones educativas, todo esto reviste importancia sustantiva y justifica las múltiples líneas de investigación en que se abre el campo. Muchas de estas líneas, sin embargo, portan una cierta delgadez metodológica, en tanto se proponen conocer desde afuera, en una suerte de ficción omnisciente1 que no se distancia tanto –como es éticamente deseable– de los experimentos en laboratorios. En plena oposición, se han fortalecido, en las últimas décadas, los intentos por restaurar a la escena a sus protagonistas, en un esfuerzo por comprender con ellos, sencillamente porque lo real no se presenta disociado de las subjetividades, inscriptas en nichos de construcción intersubjetiva. En otras palabras, hay proyectos de investigación para los cuales la indagación del sujeto (en oposición a con el sujeto) o de sus circunstancias, es ingenua en el mejor de los casos, metodológicamente inválida desde opciones moderadas, y éticamente peligrosa en las posturas más extremas. Investigar una realidad para que otros actúen sobre ella es un acto quasi narcisista que ni siquiera reconoce su propio egocentrismo, pero, además, es una forma garantizada de fracaso. La mayor aspiración que los investigadores en educación podemos tener es la de comprender a los otros según ellos mismos, y gracias a esto, comprender-nos. A primera vista, lo recientemente declarado restringiría sustancialmente los objetos y métodos de nuestras investigaciones, y nos impondría una necesaria vigilancia respecto de las motivaciones y su justificación ético-política. La buena noticia es que, aun planteando la investigación como una empresa colaborativa con el entorno y sus sujetos, tendiente a comprender la realidad según es concebida, y reconociendo la singularidad que todo esto implica, la investigación 1

Esta frase intenta denunciar una postura exo-subjetiva que creemos imposible

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puede ser muy potente, no sólo para comprender sino para transformar las realidades analizadas. En estas coordenadas se ubica parte del trabajo del Grupo de Investigaciones en Educación y Estudios Culturales (GIEEC) de la Facultad de Humanidades, UNMdP. Interesado en la formación de formadores como una apuesta política, se ha propuesto indagar narrativamente acerca de los universos simbólicos de los sujetos de la práctica de la enseñanza. El impacto de los proyectos ha sido sustantivo en términos de aprendizajes, que no es oportuno resumir en esta oportunidad. Vale la pena destacar, no obstante, la restitución de cuestiones del afecto y la emoción en la investigación educativa, hecha posible por las decisiones epistemológicas y metodológicas que se discutirán más adelante. Esta dimensión ubicua, constitutiva, inexorable de las personas, es lo que otro tipo de investigaciones educativas, desprovistas de agenciamiento, considerarían residual. La intención es, entonces, compartir parte de las claves que el ejercicio de la investigación narrativa nos ha provisto para comprender la formación de formadores, con la esperanza de promover y provocar el diálogo en el campo académico, así como transitar caminos que lleguen a devenir en surcos en el tratamiento más orgánico de la didáctica del nivel.

La narratividad y las narrativas Quizá sea prudente dar crédito por el auge de la narratividad no sólo a los que originalmente abogaran por las ciencias del hombre para el hombre, como Dilthey, Gadamer o Husserl, sino también, y sustancialmente, a los desarrollos en disciplinas tales como la antropología, la lingüística, la sociología y la psicología durante el siglo xx. Las contribuciones han sido múltiples, complejas y dispares, conformando un paisaje bastante irregular, irreductible a una sencilla enumeración de aportes. Lo cierto es que el reconocimiento del carácter eminentemente social de la vida humana no sólo transformó paulatinamente en un sinsentido la investigación experimental y en un problema al ansia de

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control de las variables intervinientes, sino que preparó el escenario para la reflexión sobre la realidad, su construcción simbólica y social, y las implicancias de esto para su estudio. Geertz y Bruner, coincidentes a mediados del siglo xx en la intención de refundar la antropología y la psicología, respectivamente, proponen detenerse en la construcción social de los significados. La apuesta era en ese momento revolucionaria, y fue tanto causa como producto de una era que empezaba a sospechar sobre la posibilidad de conocer por fuera del hombre, quien irremediablemente media en las representaciones de lo “real”. Las implicancias, se observará, son tanto gnoseológicas como epistemológicas, y se extienden incluso a opciones ontológicas tan antiguas como el pensamiento de la humanidad. Sin duda, aceptar la inevitable mediación de los sujetos en el acceso a la realidad hizo interesante comprender las formas en que los significados son construidos en procesos de objetivación y subjetivación, altamente sensibles al tiempo y el espacio. La narrativa aparece acá como un instrumento de la cultura para la negociación de los significados (Bruner, 1991), como una herramienta que construye el canon y posibilita el tratamiento del emergente, de lo inesperado (Bruner, 2003). Bajtín había ya anticipado al enunciado como una unidad discursiva contextodependiente, inscripta en una cadena de enunciados anteriores y posteriores en los que adquiere, o completa, su sentido. La inteligibilidad de cualquier enunciación depende del reconocimiento de una matriz construida, y cada unidad es parte de un diálogo con lo que ha sido y tiene un necesario impacto en lo que será (Bajtín, 2011). La narrativa tiene así la capacidad de constituir un discurso social (Angenot, 2012), que presenta tanto opciones hegemónicas y contra hegemónicas, y colabora en la comprensión –aunque no la agota– de los sentidos que adquiere la realidad en un determinado contexto. En resumidas cuentas, la narratividad es parte esencial de los procesos sociales de construcción de sentido y negociación de significaciones. Es, por tanto, fuente inestimable de conocimiento para la investigación educativa. Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 18, pp. 211-226 —julio-diciembre de 2014, Envigado, Colombia

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Por otra parte, hablamos también de la historia, el cuento o la narrativa entendida como género discursivo (Bruner, 1991), o enunciado complejo (Bajtín, 2011). Acá no nos referimos ya a la totalidad de lo dicho, y lo decible, como argumenta Angenot (2012), sino a instancias de la narratividad que tienen una secuencia en el tiempo, un objeto, unos personajes y un problema, o desvío, comprensible en la matriz canónica cultural, que suscita interés y atención. Este sentido ha sido particularmente desarrollado por Bruner (2000; 2003), quien problematiza respecto del impacto adaptativo de la narrativa por su manejo de lo inesperado y su rol en la constitución del yo. Ya nos hemos referido en otras ocasiones al lenguaje poético (Porta, Álvarez & Yedaide, 2014; Porta & Yedaide, 2014) y su potencia para convocar al otro en la construcción activa del significado. Como sucede al trabajar con sujetos, es la narrativa del otro la que configura nuevas preguntas de investigación, a medida que surgen espontáneamente nudos conceptuales novedosos o llamativos, inesperados o discontinuos. De hecho, muchos focos de nuestro interés investigativo han sido promovidos por las historias breves, anécdotas, cuentos y relatos de la vida que aparecen en el contexto de investigaciones biográfico narrativas y nos interpelan fuertemente. Si bien la mayor parte del discurso de los entrevistados versa reactivamente sobre respuestas a las preguntas del entrevistador –y se construye una narrativa o relato amplio de lo vivido a la vez que se recrea la identidad–, de tanto en tanto se presentan referencias a historias breves, particulares, con el formato compacto de situación típica-problema-desenlace que describe Bruner (2003), que irrumpen en el guión de la entrevista para aportar otros significados densos, indirectos y metafóricos, de los cuales nos ocuparemos en este artículo.

El método (auto) biográfico narrativo y sus potencialidades narrativas Algunas consideraciones generales respecto de la metodología de investigación se imponen, especialmente anticipando algún eventual desconocimiento del lector –si bien la investigación biográfico-narrativa

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está muy difundida, no podemos asumir aún un reconocimiento o presencia ubicua en la producción científica en investigación educativa en el mundo. El método es producto y razón, a la vez, de los desarrollos de las ciencias sociales y su inclinación a los paradigmas o enfoques cualitativos de la investigación, cuyo énfasis se aloja en la intención de comprender, más que explicar, la realidad según los sujetos. Tanto para la práctica de la enseñanza como para su reflexión, la investigación biográfico- narrativa permite hallazgos respecto de la constitución de las identidades –personales y profesionales, inseparablemente– de los profesores, de la naturaleza de los conocimientos y teorías que sustentan sus decisiones, así como de las posibilidades de pensar los sentidos de la tarea. En un proceso de reinvención creativa de la propia vida, el sujeto de la investigación biográfica se reconstituye dinámicamente y arrastra al investigador en la consideración de su propia identidad y posturas (Alcalá, 2014). Al contar su vida se significa, se comprende y se compromete, recuperando la agencia que tanto valor tiene para una perspectiva ético-política de la enseñanza. Es una construcción verdadera en un sentido trascendental de la palabra, es decir, performativa. Su validez técnica, en una acepción más tradicional, es sustituida por el protagonismo de las creencias o teorías implícitas en las decisiones, su importancia y rol en la acción. El énfasis de este tipo de investigación no reside en la búsqueda de ningún absoluto, ni cae por oposición en un relativismo ingenuo. Los matices entre estos extremos son formas complejas que tejen la localidad social con la temporalidad histórica en cuerpos particulares, que sólo pueden comprenderse en su singularidad. Si nos interesa aquello que sucede cuando un docente impregna el contexto vital de sus estudiantes, les provoca el deseo de conocer, los tienta para que aprendan y, fundamentalmente, quieran seguir aprendiendo, entonces debemos indagar las razones que las personas proponen para la enseñanza y las teorías híbridas –mezclas desprolijas de residuos conceptuales de la enseñanza formal y vivencias potentes con otras

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personas en escenarios fértiles– que los guían en sus decisiones. Tomamos así la visión de las teorías –no todas ellas, sino las que residen tras las intenciones– como prácticas del conoser (Yedaide, 2014), como elaboraciones simbólicas respecto de lo vivido, lo transcurrido en el cuerpo racional pero también sensitivo, que se transforman en impulso por significar la realidad, construir-le un marco de inteligibilidad que le confiera algún sentido.

Los relatos de los grandes maestros En los relatos de los grandes maestros y profesores memorables de nuestros estudios, el relato fluye en respuesta a las preguntas de la entrevista y en atención al entrevistador, y transita memorias de la infancia, trayectorias institucionales, contextos sociales y culturales, momentos vitales. Ocasionalmente, surge de los propios entrevistados un impulso por contar una historia, un cuento que parece vehiculizar el sentido que se está buscando construir. Las historias nos acompañan desde la infancia, y nos resguardan, ya que enmarcan lo desconocido en lo cotidiano y nos permiten asirlo. Estudiar un cuento es restaurar la legítima dignidad que le es propia a la vida y su complejidad (Paley, 2006). Después de todo, la narración es una institución cultural primigenia que se mantiene constante a lo largo de la vida. Un relato es, ante todo, un “modelo original del examen activo e irresistido de una idea” (Paley, 2006, p. 20). Cada novedad en nuestro entorno, cada sorpresa, lo inesperado, es un impulso a su comprensión, y es el relato y las negociaciones de significado que desencadena lo que nos permite restituir los equilibrios, sosegar la inquietud. Los adultos no jugamos cotidianamente como lo hacíamos de niños; sin embargo, construimos relatos que nos permiten examinar una idea, considerarla, digerirla. Cuanto más denso el discurso, cuanto más complejo, más interesante y misterioso el sentido. El narrador de historias es un creador de cultura. El profesor que, en medio de una entrevista, pide permiso para acercar un cuento, inaugura un

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desequilibrio en el entrevistador, como hizo tantas veces con sus estudiantes, que genera nuevas preguntas y nuevas comprensiones. Algunos relatos aparecen como desprendidos de los momentos vividos, y representan experiencias, anécdotas que difícilmente podrían agotarse en un discurso más referencial o un lenguaje más directo. Está la intención de responder, pero la respuesta trae enlazada una vivencia coherente, una pequeña anécdota con unidad de sentido alojada en la totalidad: Cuando vamos a estudiar en La Plata, fue muy gracioso porque en la carrera no existía, el plan lo hizo un tipo de la carrera de ciencias exactas. Por lo cual, cuando fui a una clase de construcciones, había una tarima muy larga, el tipo iba y daba unas clases, decía sigma visible y hablaba siempre de Xul Solar, etc. Era ingeniero. Y a mí no me interesaba la materia, y era ¡construcciones! Entonces hablé con la gente más grande que había en el curso: la gente de bellas artes o los que eran maestros mayores de obra (y se había anotado para ver si mejoraban su condición cultural) Dijeron que iban a averiguar en ingeniería cómo era el plan de estudio. Cuando lo conseguimos, vimos que no coincidía en absoluto con lo que estábamos viendo. Hicimos una reunión con el ingeniero, le mostramos cuál era el programa y le dijimos que no había en él nada de lo que habíamos visto y que ya llevábamos meses. Le comentamos que habíamos pedido otro profesor que nos diera el programa tal cual era. Acto seguido, el ingeniero se subió a la tarima, saltó por la ventana y no lo vimos nunca más. GM 12

El remate de este relato, la secuencia de eventos, la progresión desde una situación típica a lo inesperado, todo esto surte un efecto de encantamiento en el oyente. Es un cuento sencillo que, sin embargo, simboliza un entendimiento profundo que no aspira a reducirse a una frase. ¿Por qué nos cuentan esta historia? ¿Qué de su vida, su visión de la enseñanza, encuentra sostén en esta representación densa? Para hablar de sí, en esta entrevista aparece nuevamente el relato: 2

Las siglas al final de cada extracto, compuestas por letras mayúsculas y números, se corresponden con los códigos internos de los registros de investigación y designan personas entrevistadas cuya confidencialidad queda así resguardada.

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Y ya al tercer año del colegio aprobaba todas de taquito. Me llamaban de golpe y respondía todos los temas. En psicología me llaman y me preguntan sobre hábito, yo no había estudiado nada. Era muy novelero y comienzo a responder: “En la corte de Versalles…”, para lo cual todos me miraban, nunca habían prestado tanta atención, “…las duquesas los marqueses y los no sé qué, estaban en una fiesta de disfraces. Había uno que se había disfrazado de deshollinador. Perfecto, se tiznó todo, estaba hecho una basura. Casi se separaba la gente de él por la pinta inmunda que tenía. En eso a una mujer se le cayó un pañuelito y el tipo con un gesto típico de la corte de Ámsterdam, se lo entrega como un caballero. Eso es hábito”. Me puso un diez, me felicitó, me invitó a la casa. Me invito para hacer títeres, hicimos la zapatera prodigiosa. GM 1

No hay un adjetivo que pueda sustituir esta caracterización de sí que el propio profesor propone para contar-se. Cualquier esfuerzo de cerrar el sentido en una o dos palabras sería necesariamente infiel, impreciso e inexacto. Lo que se transmite trasciende lo que el lenguaje directo es capaz de significar. Para hablar de la enseñanza, los profesores memorables suelen referirse a las experiencias que dejaron huella en sus formas de comprender la docencia y su sentido: Pero una vez—mirá vos qué cabeza teníamos nosotros ¿no?—fuimos con Coca a hablarle al profesor Gaspar Martín, que para nosotros era un excelente profesor. Y le dijimos: “Profesor, los chicos no estudian…” Mirá la queja, una queja bien de esa época ¿no? Hoy no lo haría jamás, jamás diría eso. Y me dice… y el profesor nos dijo: “Pero, profesor, déjenlos a los chicos, que hagan lo suio—era español—que hagan lo suio en este momento. Después…” ¿Cómo nos dijo? ¡Ah! Nos dijo una cosa… “No importa, el alumbramiento viene después”. Mirá vos qué cosa. Después de grandes nos dimos cuenta de eso ¿no? “¡El alumbramiento viene después!” Solo. Y yo eso se lo digo a cualquiera de los chicos hoy. El alumbramiento viene después y vos sabés perfectamente que es así. GM 2

Este relato es significativo porque es evocado. Su fidelidad a la vivencia original es incomprobable y esto, a la vez, irrelevante… Lo que se presenta como certero es la centralidad en la teoría intuitiva y personal, pero no obstante elaborada y compleja, respecto de cómo son las cosas cuando los docentes y estudiantes nos encontramos.

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Los relatos hasta ahora referidos son parte de la descripción, densa, que acercan los sujetos, de forma que al narrar su yo se resignifican dinámicamente. Pero también hay relatos que aparecen a propósito de la enseñanza, para hacerla posible, procurarla o potenciarla: Al final de una clase, una alumna me pregunta “¿Qué son, entonces, los contenidos?”. Qué pregunta… Le pido tiempo para reflexionar y le prometo una respuesta. Me voy pensando… La señora que me ayuda en casa me pregunta si ponemos el ramo de flores que compré en un florero que me enseña. Pienso en los contenidos y la analogía con el recipiente. Consulto a los autores de mi biblioteca. Luego, algo sucede en mi vida: mi mamá muere y encuentro un paquete con manteles de hilo y lino bordados que habían pertenecido al ajuar de mi madre. En cada uno había un cartel que indicaba para quién era el paquete. Me siento en la cama, inundada de sentimientos y emociones, pensando “¿Qué hago yo con esto?”, “¿cuál es el valor de los manteles?”, “¡Qué legado pesado!”… Decido entregar a cada quien su legado, y al tiempo pregunto a mis hijas qué han hecho con los manteles: una hizo cortinas para su departamento mientras la otra los usó para decorar toallas. “Esto son los contenidos: algo valioso y con una justificación, que se quiere legar o preservar, que se elige –no es cualquier cosa– y se transmite, se lega, y a los que quienes los reciben atribuyen un nuevo significado y transforman” GM3

Otras historias destilan la intención de enseñar otras cuestiones – los profesores memorables y grandes maestros siempre se mueven más allá de lo estrictamente disciplinar o profesional, y hacia la vida: Después un día les digo, ¿Qué es una persona inteligente? Yo les digo, conocí a la señora Mabel, la madre de un amigo mío. ¡Tan inteligente!, ¿ustedes se creen que ella hablaba de Pitágoras, hacía fórmulas, física cuántica, todo eso? No, no. Cuando la hija se iba a casar, que era muy cuidadosa, fue y le dijo: mamá, te tengo que decir una cosa, yo dejé la medicina, me gusta más lo que hacía papá, los laboratorios, las vacunas. Todo eso. Y ahí lo conocí, y te digo que sí que es una buena persona. ¡Ay nena, ay nena! ¿Qué me estás contando tantas cosas?, a mí no me interesa, me corresponde decirte que no me interesa que sea rico, que sea pobre, que sea vago. No me interesa nada, una cosa sí, por favor, por favor que no sea aburrido. GM 1

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En las clases de una docente memorable, frente a la urgencia de relajar el clima, tomar una pausa luego del tratamiento conceptual intenso de algunas posturas filosóficas, la docente suele permitirse narrar una historia: Mirá, tomamos esto como recreo y después te sigo explicando. Les hago una historia. Cuando yo era joven, en el paleozoico… (Risas). Había por mi barrio un bachillerato humanista donde eternamente buscaban un profesor de griego. En Castelar quedaba. Y yo llevaba mi curriculum, en ese entonces servía para dar griego. Perfecto. Yo no soy casada por iglesia, sólo por Civil. Yo soñaba con enseñar griego, pero se llenaba una ficha, había que responder si uno estaba casado por iglesia, si los hijos estaban bautizados…Era un instituto confesional. El cura, nunca me voy a olvidar, me decía, bueno, nosotros buscamos personas con otro perfil, qué sé yo. Le recomiendo que usted podría casarse por iglesia, bautizar las chicas y volver, nosotros estaríamos felices…En fin, todo eso. Así yo, varias veces… Yo intentaba y nada. Y nada. ¿Por qué quería yo eso? Yo enseñaba griego en la universidad. ¿Por qué quería yo eso? Porque esos chicos se iban de viaje de egresados a Grecia. (Risas). Como uno se va a las Termas de Río Hondo, ellos se iban a Grecia. Yo pensaba, los chicos, para llevar a un profesor, me iban a elegir. Me van a elegir, porque van a darse cuenta de que yo no puedo cuidar a nadie, ni a mí misma. Me van a elegir. Yo le cuento esto a mis alumnos de la UBA. Y les digo, ustedes tienen que juntar plata y mandarme a Grecia, no puede ser que en televisión armen viajes y manden gente, a un profesor creo que lo mandaron a Grecia. Yo… ¡Moría de envidia! En realidad, fui a Grecia por primera vez a los 56 años, el año pasado. Yo les digo esto a mis alumnos, y estos desgraciados armaron algo en Internet, un blog, un no sé qué, un Facebook, algo, juntando firmas y dinero para mandar a Cecilia a Grecia. (Risas). ¡Y han subido una foto de algún congreso! Son unos cornudos. (Risas). F1

Este es un relato muy personal, de vida, cuyo lugar en la clase parece reclamarse desde una necesidad de acercamiento personal, de recuperación del otro desde la cotidianidad, restituyendo la empatía y la paridad antropológica que quedara tan obviamente desequilibrada por una exposición magistral de la docente. Esta misma profesora, en otra clase, acepta un caramelo que le ofrecen y dice:

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Profesora: Estos come mi nieta. (Risas). Ahora veo lo que es. El otro día me dijo: Ceci, vos que acá tenés de todo… ¿no tendrías un caramelo blando? Ahora veo que es esto. Voy a comprar para darle. Es adorable esa niñita. (Risas). Tres años tiene. Yo la cuido poco, pero…Yo no me parezco demasiado a una abuela tradicional, yo creo que no sabría cuidar mucho a un chico… (Risas). Entonces ella viene, y me ve siempre escribiendo, entonces toca todas las letras, me tira a la mierda todo lo que yo escribo… (Risas). Y yo no le digo nada, no la reto, nada, la madre le dice: la abuela está escribiendo, dejala…Bueno, entonces se queda… por ahí… me tira los libros…Cuando era chiquita me tiraba siempre a Homero, que le quedaba a la mano… (Risas). Me tiraba la Ilíada, siempre estaba en el suelo… Y ahora me dice: Ceci, ¿estás escribiendo un libro o para un congreso? (Risas) Adorable. Adorable. Pero, le preguntan, mis hijas… que son unas yeguas… (Risas) ¿Cocina rico la abuelita? No. Inmundo (Risas). Inmundo. Una palabra mía, es chiquita pero no idiota, no, inmundo dice… (Risas). Bueno, entonces, impermeables. Impermeables son, esas razas… Alumno: Cocina ideas la abuela… Profesora: ¡Cocina ideas! (Risas). ¡Le voy a decir! Le voy a decir…El tema va a ser cuando me pregunte qué es una idea… (Risas). F1

Estas pausas, que se plantean desde el humor y la terrenalidad, aparecen con fuerte contraste con el devenir académico de la clase. Su uso parece –como decíamos– homeostático, en tanto se podría comprender como un intento de retomar lo sencillo e investirlo de importancia de clase, frente a la solemnidad de los contenidos recientemente discutidos. Se estaría apelando a la restitución de un cierto equilibrio, un esfuerzo por recuperar al otro en tierra neutra, donde su saber se equipara con el del docente. Este otro ejemplo, en el contexto más amplio de la clase, también parece surtir el mismo efecto: [Respecto de los marcadores de pizarra] Estos se están muriendo, tengo que efectuar un nuevo robo a la universidad… porque o he robado mal… de entrada… a ver… o… escribo mucho y tengo que seguir con la conducta delictiva… Bueno. Muy bien. Yo suelo robar cosas ¿eh? Esto a la universidad…y… irresistiblemente… pan. (Risas) Porque en mi casa nunca hay nada para comer, una mujer que escribe todo el día, la heladera es como una imagen… de Garbarino… (Risas). Entonces, para que haya algo siempre le llevo a mi hija menor, que es la que sigue

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viviendo conmigo, le llevo pan de los restorán y le hago tostadas… Como si yo hubiera ido a la panadería. (Risas) Por supuesto ella no cree… ella sabe que es un robo. (Risas). F1

A modo de conclusión Para cerrar este ejercicio narrativo, cuyo propósito es orientar el foco de atención hacia lo que aparece ante la escucha atenta a grandes maestros, profesores memorables o extraordinarios que han sido forjadores –más que formadores– de identidades profesionales docentes, propondremos una cita. Si bien es extensa, es completamente pertinente: En nuestra vida moderna el relato es lo que puede reconciliar lo colectivo, la emoción y la razón. Creo en la capacidad de conmover que tienen los relatos, esa conmoción de las personas implica poner en movimiento, no someter. Poner en movimiento es exactamente lo que significa la palabra “emoción”. La emoción no es detener a la gente donde está, sino poner a la gente en movimiento para permitirle ir hacia otro lugar. La función de conmover, de conmoción del relato, que tiene la historia también es lo que hace el poder emancipador de los saberes. Tenemos que emocionar, conmover, poner en movimiento. Poner en movimiento no es limitarse al segmento racional, y tampoco la emoción de la telerrealidad. La emoción de la telerrealidad no pone en movimiento, no conmueve, sino que funciona en un juego narcisista entre la persona y lo que esa persona está viendo. Basarme en el principio del motivo identificatorio no pone el pensamiento en movimiento. Debemos asumir entonces ese papel de la emoción: que la emoción ponga el pensamiento en movimiento (Meirieu, 2013, s/p).

Educar es conmover. Una sentencia tan sencilla es una proeza a veces en los marcos institucionales y un desafío ético-político inquietante. ¿Conmover para qué? Los fines de la educación, que a veces parecen desdibujarse para quienes hemos andado lo suficiente para desconfiar de ciertas utopías, son un problema que puede devenir en la amenaza más dolorosa, que es la desesperanza y la apatía. Es decir, en la parálisis emocional de un sinsentido.

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Katharsis

Relatos que cuentan los grandes maestros...

Estos profesores se convirtieron en referentes de sus estudiantes, los formaron como docentes, los inspiraron y motivaron con tanta fuerza que se tornaron inmortales en sus biografías. Cuando hablan de la enseñanza, se toman la licencia de contarnos, además, breves historias que dicen tanto que ninguna forma directa de comunicación las contiene. Nos dejan así legados que nos implican en la decodificación de sentidos densos, nos involucran en el desciframiento de algunos misterios que se tejen en la vocación de los profesores, en sus misiones profesionales y, especialmente, vitales. Las historias breves, cuentos o anécdotas, son tanto intencionales como abiertas. A través de ellas, y solo a condición de una cierta complicidad en la construcción de sentido, del que inevitablemente participamos, conocemos a las personas y lo que creen respecto de sí mismas y la enseñanza. Este artículo también busca rendir homenaje a estos otros modos de conocer y transmitir, centrales en la formación docente, y primordiales como vehículos de cuestiones clave del sentido de nuestra profesión. Mucho del cuento irrumpe en los relatos biográficos, mucho de la invención y el juego que conocemos desde la infancia y nos supo rescatar de los sucesos que nos acosaran o tensionaran. Segregado de los ámbitos académicos, asoma no obstante como una nota constante, y los docentes tenemos nuestros propios juegos imaginativos, solo que se han hecho solemnes y se presentan como teorías. Es la narrativa la que nos permite trascender los desajustes y articular nuevas respuestas a nuestros contextos, una especie de juego con un sentido serio. Porque, como expresa sabiamente Paley (2006) cuando trabaja en otro contexto con el mismo anhelo por comprender, “nuestra meta es algo más que la fantasía, nuestra meta es la justicia” (p. 16).

Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 18, pp. 211-226 —julio-diciembre de 2014, Envigado, Colombia

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Alejandro León

Bibliografía Alcalá, M. (2014). El sinuoso camino hacia la comprensión del conocimiento docente. Revista de Educación, 7, pp.93-102. Angenot, M. (2012). El discurso social. Los límites históricos de lo pensable y lo decible. Buenos Aires: Siglo veintiuno. Bajtín, M. (2011). Las fronteras del discurso: el problema de los géneros discursivos: el hablante en la novela. 1ª edición. Buenos Aires: Las Cuarenta. Bruner, J. (1991). Actos de significado. Más allá de la revolución cognitiva. Trad. de J. C. Gómez.Madrid: Alianza Bruner, J. (2000). La educación, puerta de la cultura. Madrid: Aprendizaje Visor. Bruner, J. (2003) La fábrica de historias: derecho, literatura, vida. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica de Argentina, S. A. Meirieu, P. (2013). La opción de educar y la responsabilidad pedagógica. Conferencia. Ministerio de Educación de la Nación. Buenos Aires. 30 de Octubre. Paley, V. G. (2006). El niño que quería ser un helicóptero. El empleo de la narración de historias en el aula. Buenos Aires: Amorrortu. Porta, L., Álvarez, Z. & Yedaide, M.M. (2014). Travesías del centro a las periferias de la formación docente. La investigación biográfico-narrativa y las aperturas a dimensiones otras del currículo. Revista Mexicana de Investigación Educativa, 19 (63), disponible en http://www.comie.org.mx/v1/revista/portal.php?idm=es&sec=SC03&&sub=SBB& criterio=ART63007 Porta, L. & Yedaide, M. M. (2014). Las narrativas de grandes maestros. Hacia nuevas geografías del pensamiento y la formación docente. RAES- Revista Argentina de Educación Superior, Aprobado para su publicación en No.6. Yedaide, M. M. (2014). Relatos sobre la enseñanza en la formación docente. II Jornadas de Investigadores en Educación. Facultad de Humanidades, UNMdP. Septiembre 17 y 18.

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Crítica Universitaria al nuevo modelo posracionalista Katharsis–Institución de hermenéutico Envigado

Crítica al nuevo modelo hermenéutico posracionalista Review to the new hermeneutic post-rationalist model Alejandro León*

Resumen Durante la década posterior a la muerte de Vittorio Guidano, fundador del modelo posracionalista de psicoterapia cognitiva, Giampiero Arciero llevó a cabo un desarrollo de este modelo desde una perspectiva filosófica de orientación fenomenológicahermenéutica, que promueve como una superación de los problemas teóricos y epistemológicos de su fundador y postura oficial del pensamiento posracionalista. En el presente artículo se intentará dar cuenta de por qué este modelo propuesto por Arciero no tiene que considerarse un reemplazo del posracionalismo tal y como se hallaba desarrollado por Guidano, además de que existen aportes desde otros autores posracionalistas que no se hallan inscritos dentro de una tradición fenomenológicahermenéutica. Finalmente se argumenta que el modelo de Arciero, más que un “nuevo modelo” constituye una mirada análoga desde una tradición filosófico-científica continental en complementariedad con la visión psicológico-científica analítica y cognitivista que representa el modelo posracionalista de Guidano. Palabras clave: terapia cognitiva posracionalista, fenomenología, hermenéutica, Organizaciones de Significado Personal, estilos de personalidad.

Abstract During the decade after the death of Vittorio Guidano, the founder of the postrationalist model of the cognitive psychotherapy, Giampiero Arciero conducted a development of this model from a philosophical perspective of phenomenologicalhermeneutic orientation, which promotes an overcoming of the theoretical and epistemological problems of its founder and as the official position of the postrationalist thought. The present article tries to explain why this model proposed

*

Psicólogo, terapeuta cognitivo posracionalista, maestrando en psicología cognitiva Universidad de Buenos Aires. Correo electrónico: [email protected]

Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 18, pp. 227-252 —julio-diciembre de 2014, Envigado, Colombia

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Alejandro León

by Arciero does not have to be considered as a replacement of post-rationalism as developed by Guidano, besides there are contributions from other post-rationalist authors who are not listed in a phenomenological-hermeneutic tradition. Finally, it is argued that the Arciero model, rather than a “new model”, constitutes a similar look from a continental philosophical-scientific tradition in complementarity with the analytical and cognitivist psycho-scientific view that represents the post-rationalist model of Guidano. Keywords: post-rationalist cognitive therapy, phenomenology, hermeneutic, Organizations of Personal Meaning, personality styles.

El modelo posracionalista en psicoterapia, desarrollado por el psiquiatra romano Vittorio Guidano (Guidano & Liotti, 2006; Guidano, 1987, 1994) durante las últimas dos décadas del siglo pasado, ha continuado desarrollándose a pesar de la inesperada muerte de su fundador, particularmente en su natal Italia, pero con repercusiones y también aportes latinoamericanos en Chile y Argentina. Tal vez la figura que más resalta dentro de quienes han dedicado su vida a la diseminación y continuación de este modelo psicoterapéutico sea la encarnada por el Dr. Giampiero Arciero, psiquiatra también de origen italiano quien en los últimos años, a la cabeza del Istituto di Psicologia e Psicoterapia Post-Razionalista (IPRA) de Roma, ha desarrollado lo que él mismo ha llamado su nuevo modelo de psicoterapia posracionalista, el cual promueve una revisión y corrección del estado de la cuestión articulada por Guidano. Posterior a la publicación por parte de Arciero de su perspectiva de este modelo, muchos psicólogos y psiquiatras de esta orientación teórica y metodológica han asimilado su perspectiva como un aporte al igual que el de otros autores posracionalistas. Otros han optado por reemplazar las bases epistemológicas, teóricas y metodológicas del posracionalismo de Guidano por el planteamiento de Arciero, y finalmente otros hemos elegido no asumir su propuesta. En el presente artículo se tratará de sustentar la tesis de que el modelo fenomenológico-hermenéutico de Arciero no constituye, en esencia,

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Crítica al nuevo modelo hermenéutico posracionalista

una verdadera corrección o reemplazo del modelo de Guidano, incluso partiendo de sus trabajos publicados muchos años antes de su muerte. Esta tesis se basa sobre dos hechos. Por una parte, 1) los puntos sobre los cuales Arciero discrepa con Guidano –que se tratarán en este artículo– se fundamentan en lecturas sobre el funcionamiento psicológico de los seres humanos desde tradiciones filosóficas y científicas que históricamente han estado separadas en múltiples instancias (aunque no en todas), pero generalmente abordando los mismos temas, y 2) que los elementos que resultan novedosos y aportantes dentro de la visión de Arciero son opuestos y, tal vez, incluso, contraproducentes para el desarrollo de una clínica que se fundamente en la psicología científica, la cual para Arciero debe cumplir una función servil a las neurociencias (Arciero, 2009). Algunos elementos de la propuesta de Arciero atentan contra una psicología científica que verdaderamente pueda superar los líos epistemológicos que han impedido el desarrollo de esta disciplina, a saber: promueven una visión antimentalista o aniquilacionista del sujeto o, al menos, de ciertos tipos de sujetos.

De la Organización del Significado a la identidad narrativa Tanto a nivel teórico como metodológico, probablemente el concepto más idiosincrático del modelo posracionalista clásico ha sido el de Organización del Significado Personal (OSP)1. Con esta idea, Guidano intentó unificar los procesos psicológicos dentro del funcionamiento de la unidad que constituye el sujeto, el self. Para Guidano, la identidad personal, el sentido de ser un sujeto con una identidad que se reconoce a sí mismo como único y continuo en el tiempo, se construye y mantiene a partir de dos tipos de procesos. Al primero de éstos le llamó el nivel organizador tácito (Guidano, 1987) inicialmente, para luego llamarse el nivel de la experiencia inmediata (“yo”) (Guidano, 1994) y que continuaré llamando cierre organizacional. En Complexity of the

1

Para ahondar más la evolución del concepto de OSP véase Oneto y Moltedo, 2002; León y Tamayo, 2011.

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Self, publicado más de 10 años antes de la muerte de Guidano, el autor aún con una fuerte impronta cognitivista-computacionalista explica el cierre organizacional como: Clústeres jerárquicamente ordenados de esquemas emocionales y las reglas profundas a través de las cuales están estructurados. Estas reglas profundas ordenan el conjunto de esquemas emocionales en un bucle recursivo diferenciado que oscila entre límites oponentes de significado y organiza el flujo de la experiencia en curso en patrones específicos de procesamiento.(Guidano, 1987, p. 81)

Sin embargo, a pesar de lo difícil del lenguaje computacionalista que caracterizó a Guidano (1987) en este momento, lejos de concebir el cierre organizacional como una instancia psíquica desconectada del contexto externo al sujeto, afirma más adelante que “la oscilación rítmica entre límites tácitos provee algo así como un sentido cenestésico de sí mismo cuyo significado implícito sentido [del inglés felt] es continuamente explicado en estructuras representacionales determinadas a través del procesamiento selectivo de señales disponibles en curso” (p. 82). Al segundo tipo de procesos de la identidad personal, Guidano les llamó el nivel estructurador explícito(Guidano, 1987); también más adelante le llamó la explicación de la experiencia (“mí”) (Guidano, 1994). Así, el cierre organizacional, que es predominantemente tácito, implícito, provee una experiencia inmediata cenestésica-emocional de estar en el mundo, la cual es articulada y ordenada de manera predominantemente explícita, consciente por el sujeto a través de sus capacidades analíticas y de pensamiento abstracto, no tanto en función de su pensamiento, entendido como verdadero o falso, racional o irracional, sino en función del propio sistema personal, de acuerdo a una imagen explícita de sí que el individuo presenta durante la experiencia en curso. La imagen de sí que un sujeto posee durante una experiencia cualquiera está determinada en parte por la misma inmediatez de las contingencias del momento, al igual que la historia vivida y el futuro simulado.

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Crítica al nuevo modelo hermenéutico posracionalista

En los años que siguieron a la muerte de Guidano, la obra de Arciero progresivamente se va diferenciando en tono y afiliación teórica, desde la publicación de Estudios y Diálogos Sobre la Identidad Personal (Arciero, 2003) con respecto al pensamiento del fundador del posracionalismo en psicoterapia, pudiéndose identificar ya un modelo distinguible del anterior en Tras las Huellas de Sí Mismo (Arciero, 2006), para finalmente publicar un modelo claramente paralelo en su última obra, no traducida al castellano, Selfhood, Identity and Personality Styles (Arciero & Bondolfi, 2009). En este último texto, Arciero critica brevemente la postura constructivista en general, y en particular, el modelo posracionalista de Guidano y su constructo teórico fundamental de OSP y de los sistemas y procesos que la componen, que a pesar de su evolución conceptual en la obra de Guidano (Guidano & Liotti, 2006; Guidano, 1987, 1994), se pueden identificar como aquellos pertenecientes al cierre organizacional (“yo”) y a la apertura estructural (“mí”) de la OSP(Oneto & Moltedo, 2002). Sobre el constructivismo y la perspectiva de la mente auto-organizada, Arciero dice: El aspecto más llamativo de este modo de concebir a los sistemas auto-organizados es indudablemente el de cierre organizacional. Este mecanismo establece una distinción absoluta entre la esfera de la experiencia vivida, de la dinámica del cambio, la cual está necesariamente pareada con la conservación de la organización – que Guidano (1991) identifica con la de la identidad personal – y el mundo externo. (Arciero & Bondolfi, 2009, p. 18). Más adelante, continúa concluyendo sobre las implicaciones del concepto de cierre organizacional: La consciencia corporalizada, que continuamente se construye y reconstruye a sí misma como la organización de los actos y de la reflexión sobre esos actos, está totalmente separada del mundo real y de cualquier contaminación de parte de ese mundo. Este es el significado profundo de cierre organizacional: en términos de los mecanismos que organizan el proceso, establece la unidad cerrada de la experiencia. El

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mundo entero es desterrado de esta unidad y sólo puede constituir un dominio trascendental. (Arciero & Bondolfi, 2009, p. 19).

El corazón de la discrepancia de Arciero con el modelo de la identidad del posracionalismo en el plano teórico, yace en el concepto de cierre organizacional que Guidano integra a su modelo. A este respecto, Arciero realiza una lectura somera del concepto de cierre organizacional que descarta rápidamente, pues considera que conlleva a un pensamiento solipsista, aislando al sujeto del mundo2. Esta idea es difícil de apoyar, puesto que el paradigma de los sistemas auto-organizados, aplicado a la comprensión de los sistemas vivos –y las personas–, no obliga pensar que el sistema auto-organizado (que en este caso es la mente humana), por ser un sistema cerrado y por ende cerrado a la información, esté “inmunizado” a cualquier contaminación del mundo externo, resultando el mundo ajeno al sistema mismo. El concepto de cierre organizacional toma sus orígenes en el concepto de auto-organización de los sistemas vivos, aplicado al desarrollo y funcionamiento de la mente humana. Dentro del pensamiento de Vittorio Guidano, esta asociación comienza en su adopción de las obras de Edgar Morin, Humberto Maturana y Francisco Varela (Moltedo, 2008). Incluso en El Sí-mismo en Proceso, donde toma cierta distancia con respecto a su texto anterior, el constructo teórico de OSP permanece esencialmente intacto. Cabe mencionar que la perspectiva de la complejidad en la psicología no es única de Guidano, así como tampoco es un criterio que define a los modelos psicoterapéuticos de orientación epistemológica constructivista.

2

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Considero que lectura somera que hace Arciero del concepto no parte del desconocimiento, puesto que ha escrito sobre la teoría de los sistemas auto-organizados en la psicología. Véase por ejemplo Arciero, G. (1989). Evolutionary epistemology and scientific psychology: From epistemology to ontology. En Annual Meeting of the American Academy of Sciences (pp. 14–19). San Francisco.

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Mahoney (1991), explica el concepto de cierre organizacional dentro del paradigma de la biología del conocimiento de Maturana y Varela asegurando que: Cierre organizacional no es cierre termodinámico: quiere decir, que no niega el hecho de que el sistema está “abierto” a intercambios de materia/ energía con su medio. Los sistemas vivientes están “estructuralmente acoplados” a los medios en los cuales existen. Técnicamente, el acoplamiento estructural se refiere a “una historia de interacciones recurrentes que conlleva a la congruencia estructural entre dos (o más) sistemas” (Maturana & Varela, 1987, p. 75). Aunque la organización del sistema no puede cambiar sin desintegrar o cambiar su identidad, su estructura puede y de hecho cambia. En esta plasticidad estructural, los cambios estructurales gatillados por el acoplamiento estructural pueden engendrar (y constreñir) más cambios estructurales. (Mahoney, 1991, p. 393).

Mahoney en este apartado aclara cómo el concepto de cierre organizacional, a pesar de sí mismo, no conlleva a la idea de que el sistema auto-organizado está de alguna manera aislado del mundo. El concepto de acoplamiento estructural del que se habla, trata precisamente de la relación recursiva de mutua influencia entre el mundo y el sistema personal, sin que uno sea causa determinante del otro. Si comprendemos al sujeto como un sistema viviente y a la mente humana como gobernada por los mismos principios esenciales de los sistemas vivos, entonces el estudio de la mente se torna viable para las ciencias naturales, haciendo innecesaria la apelación a dominios trascendentales o metafísicos (Balbi, 1996, 2011; Guidano, 1994). Para contrarrestar este aislamiento del mundo que le señala Arciero al sujeto del posracionalismo de Guidano, propone lo que llama un giro hermenéutico al interior del posracionalismo en donde, basándose en la fenomenología hermenéutica y siguiendo las huellas de Paul Ricoeur, propone su concepto de identidad narrativa como: El proceso de interpretación de la experiencia pre-reflexiva, por medio de los cuales el individuo reconoce las variadas emociones y acciones que caracterizan su existencia a través del tiempo como propias. En el

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proceso narrativo las personas le dan forma a su propia unicidad por la apropiación (permitida por el lenguaje) de su propia experiencia de ser. (Arciero & Bondolfi, 2009, p. 221).

La idea que entonces se defiende en este artículo, es que los conceptos de identidad personal, equiparable con el de organización del significado de Guidano, y el de identidad narrativa en Arciero, son casi completamente indistinguibles en su capacidad explicativa. Arciero critica la postura constructivista de los sistemas autoorganizados al afirmar que aquello que termina realizando es un “retrato impersonal del sujeto” (Arciero & Bondolfi, 2009, p. 26) al identificar, en cada individuo como sujeto aislado del mundo, las características invariantes y elementos constitutivos (del cierre organizacional) que determinan la organización auto-referida del significado personal del individuo. No obstante, su propia versión de la identidad narrativa implica que: Debido a que la identidad toma forma como una reconfiguración simbólica de la experiencia de vivir, a través de las narrativas puede verse que refleja las variadas formas en las que el sentimiento y la acción se vuelven sedimentadas con el tiempo, volviéndose fijas en diferentes formas en diferentes momentos de la propia vida.(Arciero & Bondolfi, 2009, p. 221).

El hecho de que Arciero identifique un nivel de la experiencia que es pre-reflexivo, y que a través del lenguaje es reconocido como propio y se convierte en aquel elemento de la identidad que fundamenta un sentido corporalizado de sí, lo refiere ipso facto al nivel inmediato de la experiencia (i.e. cierre organizacional) en Guidano, el cual es privilegiadamente tácito, (i.e. pre-reflexivo) y, como se mencionó con anterioridad, provee un sentido cenestésico emocional de estar en el mundo. El auto-reconocimiento a través del lenguaje, a su vez, regresa claramente al uso de las capacidades cognitivas superiores abstractas (las cuales se desarrollan en función del lenguaje), quienes le dan a la experiencia vivida un ordenamiento narrativo que Guidano llamó los procesos de la apertura estructural explícita.

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Guidano recurre a la teoría del apego por el valor heurístico que proporciona como paradigma explicativo de la organización de la motivación y la maduración, al explicar cómo se logra, durante el desarrollo, la sedimentación y fijación de las estructuras esquemáticas ideo-afectivas constituyentes del cierre organizacional3. Arciero, intentando separarse de la herencia objetivista de la teoría del apego y del lenguaje racionalista del cognitivismo en el concepto de cierre organizacional, habla de cómo el sentimiento y la acción se sedimentan en el tiempo, sentimiento y acción a las que les destaca su carácter socialmente construido (i.e. a partir de la alteridad) (Arciero & Bondolfi, 2009; Arciero, 2006). Dicho de una forma más simple, Guidano recurre a la teoría del apego para explicar cómo, durante el desarrollo, los seres humanos moldeamos nuestra experiencia inmediata de ser en el mundo a partir de los vínculos con los demás, que en la infancia se encarnan en las figuras de apego, mientras que Arciero recurre al concepto de la tradición existencialista de la alteridad para explicar el mismo proceso. Así, por ejemplo, Guidano identificó en el desarrollo de una estrategia de apego básicamente evitante de una persona a través de su vida, la constitución de un cierre organizacional en el cual se reconocen como el propio dominio emocional aquellas emociones que más caracterizan una historia de apego evitante: la desesperanza y la rabia (Guidano, 1994, 2002). Arciero explica cómo en el estilo de personalidad tendiente a la depresión, las experiencias repetidas de pérdida, separación y rechazo engendran formas recurrentes de sentir, “estas experiencias, que se vuelven sedimentadas con el tiempo, inclinan el sentido personal de estabilidad del sujeto hacia un contexto de referencia que es prevalentemente enfocado en estados de tristeza, rabia y ansiedad”(Arciero & Bondolfi, 2009, p. 204). Es la opinión de quien esto 3

En este punto, se le resalta al lector que la obra de Guidano, aquí citada, Complexity of the Self, fue publicada en 1987, varios años antes de asumir un compromiso mayor con la obra de Maturana y Varela y donde utiliza un lenguaje estrictamente cognitivista, y más de dos décadas antes de la obra que cito de Arciero y Bondolfi.

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escribe que este ejemplo representa cómo Arciero, con un lenguaje del pensamiento continental como la fenomenología y el existencialismo, evitando las categorías del lenguaje psicológico cognitivista, describe y explica el mismo fenómeno de un modo prácticamente equivalente (i.e. de igual valor explicativo). Arciero (2012), al leer el concepto de cierre organizacional como compuestos de esquemas emocionales, lo interpreta desde el cognitivismo computacionalista, que aunque relacionado, no equivale al cognitivismo del que se diferenció Guidano ni el de la actualidad. Con esto se quiere decir que el concepto de representación mental, tan caro a la psicología y a la filosofía por igual, no debe confundirse con su acepción puramente computacionalista que se refiere a representaciones discretas (i.e. simbólicas, discontinuas, digitales, equivalentes a aquellas con las que operan los ordenadores). La perspectiva cognitiva computacionalista obliga a pensar todos los estados mentales como compuestos esencialmente de representaciones discretas, la postura diametralmente opuesta la sostienen los exponentes de, por ejemplo, las teorías de la cognición corporalizada radical (Clark & Chalmers, 2002). Otros optan por una opción más equilibrada que obliga a pensar en la existencia de ambos tipos de formas de contenidos mentales, aquellos de naturaleza analógica y de naturaleza discreta (Rivière, 2003b). Guidano apoyaba esta última, dándole primacía a las de tipo analógico (i.e. las emociones) en el desarrollo de la identidad personal(Guidano, 2002). En todo caso, el concepto de representación mental y su origen fenoménico en la experiencia viviente no es ajeno al pensamiento analítico (Pitt, 2013; Searle, 1992). Además, el concepto de representación mental tiene sus raíces en el de intencionalidad(Rivière, 1991), el cual juega un papel central tanto en la tradición anglosajona como continental de la filosofía (Jacob, 2010). Tal y como lo expuso su creador, el posracionalismo, más que un nuevo método de investigación psicológica, o de intervención psicoterapéutica, constituye una mirada a la psicología y la psicoterapia que implique

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asumir el cambio epistemológico que se dio en el pensamiento científico durante el siglo pasado y que las ciencias sociales en su mayor parte no asumieron(Guidano, 2002). Siguiendo esta línea de pensamiento, la teoría del apego, que fue articulada varias décadas antes del mencionado cambio epistemológico(Bretherton, 1992), describe y categoriza las estrategias conductuales del niño para garantizar la cercanía de una figura cuidadora. En la obra de Guidano es claro comprender cómo no es el apego el que deviene en una organización del significado trazable directamente, el apego es una teoría que ayuda explicar cómo los seres humanos durante el desarrollo articulamos un dominio emocional, cuyas características están relacionadas con la historia del desarrollo de las relaciones interpersonales afectivamente significativas (Guidano, 1994). El sí mismo está fundado sobre las bases de la intersubjetividad en el proceso de maduración, la teoría del apego lanza luces sobre las diferencias individuales en este proceso. No se quiere decir aquí que ambas perspectivas sean verdaderamente idénticas, ciertamente se concuerda con Arciero (Trujillo, Cabrera, & Arciero, 2012) cuando asegura que quienes dicen que los conceptos del self en su trabajo y en el de Guidano son idénticos, desestiman superficialmente los antecedentes históricos y epistemológicos de ambos. Contrario a ello, en completo acuerdo con Arciero, sus antecedentes son absolutamente opuestos, vienen de dos tradiciones filosóficas occidentales que históricamente han sido generalmente antagónicas. Sin embargo, como se expondrá a continuación, son dos tradiciones que, aunque opuestas en muchos aspectos, como tradiciones filosóficas que tratan los mismos temas, con una frecuencia no despreciable, han llegado a articular conclusiones y teorías semejantes. Por ello aquí se defiende la siguiente observación: los modelos del self en Guidano y en Arciero no son idénticos, sino isomórficos. No se halla en ninguno una concepción de las personas como cosas, los sistemas/ procesos no son cosas, son propiedades emergentes de algunos tipos de cosas (los homo sapiens sapiens hasta donde se sabe), la emergencia

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de la identidad personal en las “cosas humanas” –que no devienen al mundo como personas– surge como una propiedad que puede ser entendida en su cualidad como sistema. Por ello, las personas, y la personalidad, al menos en algunos aspectos, pueden ser estudiadas en sus características como cosas. La perspectiva de Arciero se alía con lo que González-Rey (2009) identifica como el giro lingüístico que caracterizó a los movimientos posmodernos de la filosofía postestructuralista y que se equipara con la tradición continental de la filosofía4, que frecuentemente ha menospreciado el valor heurístico de la ciencia e ignorando que desde el siglo pasado vivió una revolución epistemológica, la cual llevó al giro complejo(González-Rey, 2009), dentro del cual surgen en las ciencias sociales el constructivismo crítico y también el posracionalismo de Guidano, basándose principalmente en autores de tradición analítica5. El problema de muchas posturas frente a la ciencia desde este “giro lingüístico” es que tienen una visión frecuentemente obsoleta de ésta, que ignora el mismo cambio epistemológico (González-Rey, 2009) que sobre el paradigma de la complejidad comenzó a modelar el desarrollo y el operar de la mente. Es un error pensar que quienes se han dedicado a esta empresa confundan la modelización formal de la mente y la subjetividad con la persona misma. De lo contrario, el estudio del sistema nervioso central, que es una cosa, para comprender cómo de allí emerge el sistema/proceso/persona no es científicamente viable, toda ciencia en cierta medida debe formalizar su objeto de estudio (Rivière, 2003a). El autor de este artículo discrepa con Trujillo y Cabrera cuando afirman que la marca personal de psicoterapia de Arciero está dotada de la máxima rigurosidad científica posible (Trujillo

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Sucintamente, la tradición continental de la filosofía se refiere a diferentes líneas de pensamiento originados principalmente en Alemania y Francia durante el siglo XX. Entre sus principales sistemas se hallan la fenomenología, el estructuralismo, el post-estructuralismo, la hermenéutica y el existencialismo. Generalmente asumen una postura crítica frente a la ciencia como medio privilegiado de conocimiento de la naturaleza.

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Esta tradición identifica al pensamiento anglosajón, generalmente respetuosa de las ciencias naturales y de donde surgen la filosofía de la ciencia y de la mente.

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et al., 2012), cuando en el mejor de los casos, el problema metodológico de su forma de psicoterapia posracionalista se queda en el mismo punto de partida problemático de la psicología desde su nacimiento como ciencia, problema que sólo se puede resolver de manera tentativa y provisional. Este problema es el del método, a saber, ¿cómo se puede conocer objetivamente el fenómeno de la subjetividad?6

Visiones compatibles de tradiciones incompatibles Aquí es entonces cuando se sugiere que el modelo psicoterapéutico de Arciero constituye una propuesta personal suya. Esta propuesta consiste en sugerir la fenomenología-hermenéutica como el método de producción de conocimiento científicamente viable de la experiencia subjetiva en primera persona, propuesta que pondría fin de una vez por todas al problema duro de la conciencia7 expuesto por Chalmers(1995). Una dificultad previsible en esta propuesta es el hecho de que la fenomenología, incluso juntando sus diferentes versiones (incluida la fenomenología hermenéutica) constituye meramente una posible alternativa para solucionar este problema, y solo lo haría desde la filosofía(Gallagher & Zahavi, 2008, 2010; Zahavi, 2007). Otra dificultad es que la cuestión del “problema difícil” de Chalmers (1995) de la consciencia nace dentro de la filosofía de la mente, entendida como una corriente filosófica dentro de la tradición analítica anglosajona. Dentro de la misma tradición analítica de la filosofía y las ciencias se han generado diferentes propuestas metodológicas, semejantes a la de fenomenología en algunas instancias, contrarias o paralelas en otras(Zelazo, Moscovitch, & Thompson, 2007). El problema en todos los casos es el mismo, y este es el de la viabilidad y la confiabilidad del dato obtenido en primera persona. 6

Cuando se habla de conocer “objetivamente” no se refiere a hacerlo en tercera persona ni desde una postura filosófica, sino en cómo se puede producir conocimiento científicamente viable sobre la dimensión subjetiva, experimentada en primera persona por cada sujeto de manera últimamente incompartible.

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Se refiere al problema de explicar cómo el sistema nervioso produce la experiencia subjetiva.

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La fenomenología, entendida como una “forma especial de filosofía trascendental que busca reflexionar sobre las condiciones de la posibilidad de la experiencia y la cognición” (Zahavi, 2007, p. 28) es, como dice Zahavi, una forma de reflexión filosófica y no un método de auto-observación psicológica ni de introspección experimental. Arciero sugiere en su propuesta que las neurociencias, la psicoterapia y, por último, la psicología, asuman la fenomenología, y particularmente su versión hermenéutica defendida por P. Ricoeur, como método privilegiado de investigación de la subjetividad, complementándose con los métodos objetivistas de las ciencias, las cuales proveen información acerca del objeto de estudio (i.e. la persona) desde una perspectiva objetivista, en tercera persona. A este respecto, Zahavi advierte que la fenomenología es una empresa filosófica y no una disciplina empírica; lo cual no quiere decir que no pueda brindar valiosos aportes a las ciencias que estudian los fenómenos de la conciencia, que son las disciplinas que conciernen a psicólogos, neurocientíficos y psicoterapeutas. Sin embargo, su fin primario no es el estudio empírico de la mente sino que es filosófico y de la conciencia (Zahavi, 2007), entendiendo que la conciencia es uno de los fenómenos constitutivos de la mentación, pero ésta última no se reduce solamente a la primera. Por la razón mencionada, la fenomenología siempre estará relegada a su campo –el de la filosofía– lo que no le permite una postura privilegiada por sobre otras formas metodológicas de obtener datos acerca de la experiencia consciente, sea que busquen estas formas ser empíricamente objetivas o no. Esta situación devuelve a Arciero a su punto de partida sobre cómo abordar el “problema difícil” de la conciencia de Chalmers (1995), y su metodología solo puede ser entendida como una alternativa que se posiciona en igual valencia a otras. Interesantemente, en el momento en que Arciero asume en Tras las Huellas de Sí Mismo(2006) el reto de este mencionado problema difícil de la consciencia del que habla Chalmers, presume que existe una brecha explicativa entre mente y cerebro. Reconocer la existencia

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de dicha brecha implícitamente obliga a establecerse dentro de una postura dualista, que en occidente se hereda principalmente de Descartes.Existe, desde la misma tradición que rechaza Arciero –la tradición analítica de la filosofía–, perspectivas que no asumen el problema mente/cerebro, en cuanto no es uno epistemológicamente válido (Searle, 2004). Haciendo un paréntesis para tratar la opinión de Arciero (Arciero, 2006, 2009) de que la psicología debe cumplir una función servil a las neurociencias y que, citando a Gazzaniga(2000), esta no está condenada a morir sino que ya murió –al menos en la Universidad de Dartmouth, se debe aclarar que las premoniciones y profecías generalmente elucubradas por personalidades dedicadas a las ciencias naturales que aseguran que la psicología eventualmente se reducirá al discurso de la neuroquímica, la neurobiología y en general, a los procesos fisiológicos que ocurren en el cerebro tienen larga data. Todas se pueden resumir en su intención de que, por vía del reduccionismo –¡una doctrina empirista!– se lograrán explicar los estados subjetivos en términos de sus correspondientes correlatos neuro-fisico-químicos(Popper & Eccles, 1984) lo cual es una confusión (Fodor, 1974); a esta teoría se le conoce como la identidad mente/cerebro (Smart, 2012). Hacer este tipo de aseveraciones implica asumir que el debate del problema mente-cuerpo está resuelto y que el materialismo radical ha ganado. Algunos autores se han basado en el concepto de emergencia (Goldstein, 1999) para explicar cómo una área de estudio, que se refiere a un nivel de orden del universo que investiga una ciencia (e.g. la química molecular), no puede ser reducido a su estudio desde el área de la ciencia que tiene por objeto de estudio el área que estudia el nivel de orden anterior (e.g. la mecánica cuántica de las partículas subatómicas). Decir que la psicología debe cumplir una función servil a las neurociencias (Arciero, 2009) tiene la misma sensatez que decir que la física debe cumplir una función servil a la química (Popper & Eccles, 1984). Muchos autores e investigadores en psicología y neurociencias

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de la actualidad continúan apelando al concepto de emergencia para comprender el desarrollo psicológico del self, entendiendo la emergencia sucintamente como “el surgimiento de nuevas y coherentes estructuras, patrones y propiedades durante el proceso de auto-organización de sistemas complejos” (Goldstein, 1999, p. 49). Asumir un marco teórico de semejante afiliación es volver a un paradigma de la complejidad y los sistemas auto-organizados para comprender la subjetividad desde las ciencias, este es el paradigma sobre el cual se están fundamentando las ciencias de la mente en las últimas décadas (Bosma & Kunnen, 2005; Lewis & Granic, 2000), generalmente sin relación o conexión alguna con la tradición fenomenológica de la filosofía continental. La confirmación de parte del mismo Arciero de los motivos para protagonizar el quiebre dentro del posracionalismo en psicoterapia, se hace patente cuando reconoce que llegó a “la conclusión de la incompatibilidad de las dos perspectivas” (Trujillo et al., 2012, p. 76). Las dos perspectivas de las que habla son la “cosificadora” y determinista de las ciencias de herencia cartesiana-kantiana, por un lado, y el retorno al “quién” en la fenomenología-hermenéutica, por otro. Arciero esencialmente ignora que la perspectiva cartesiana-kantiana que le atribuye a Guidano hace referencia al pensamiento científico clásico, que caracterizó a las ciencias hasta el siglo XIX y que cambió con el “giro complejo” del pensamiento científico del siglo XX. El constructivismo crítico y el posracionalismo nacieron de la necesidad de incluir este giro en las ciencias sociales, que generalmente ignoraron estos cambios (Balbi, 2004; González-Rey, 2009), para construir modelos explicativos del funcionamiento de su objeto de estudio, la mente humana. El pensamiento de Guidano nace de este giro complejo y no del paradigma científico clásico del siglo XIX. La teorización y la modelización sobre fenómenos no se confunden con los fenómenos mismos estudiados por los científicos, este es precisamente el cambio epistemológico de las ciencias que aquí se trata y por ello, cuando Arciero dice que la visión de persona como sistema complejo

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del constructivismo crítico tiene la misma perspectiva de herencia platónica, cartesiana y kantiana que utiliza para comprender a las personas las mismas categorías para clasificar los objetos, básicamente está ignorando a) la revolución epistemológica de las ciencias básicas durante el siglo XX8, b) el carácter no “cosificador” de las perspectivas sistémicas de la complejidad y, finalmente, asume que c) la ciencia confunde los modelos teórico-explicativos de sus objetos de estudio con los fenómenos mismos.

La verdadera diferencia entre ambos modelos El nuevo modelo posracionalista es más una relectura análoga desde la fenomenología que un verdadero punto de quiebre que reemplace al viejo modelo, la alternativa del nuevo modelo inevitablemente ha llevado a Arciero por el mismo camino. De este modo, los patrones invariantes que Guidano identifica en la historia del desarrollo de las relaciones de apego le llevaron a proponer cuatro OSP diferentes, cada una con un dominio psicopatológico al que predispone cada organización basándose en su dominio emotivo (i.e. su cierre organizacional), una vinculada a los trastornos afectivos, otra a la ansiedad y el pánico, otra a los trastornos obsesivos y una última a los trastornos de la alimentación y de la imagen. No es de sorprender que Arciero, haciendo un recorrido más analógico que subversivo, proponga que la persona reconoce en el lenguaje su sentido pre-reflexivo de estar en el mundo. Estas diferentes configuraciones de la inclinación emocional se pueden categorizar dentro de cuatro estilos de personalidad, cada uno predispone a un dominio de la gnoseología psicopatológica idéntico a los que sugirió 8

La revolución epistemológica de las ciencias que se menciona se refiere al giro que tomaron las ciencias naturales a partir de la propuesta de la relatividad general en la física, cambiando la noción de conocimiento, de verdad objetiva y de la relación entre el sujeto observador y el fenómeno observado para todas las ciencias básicas. Este giro que González-Rey (2009) llama “complejo” tomó muchos años más para ser asimilado en las ciencias sociales y aún hoy, muchos pensadores aún alegan que las ciencias sociales deben poseer una metodología distinta a la de las naturales. Al entender del autor de este artículo Arciero se asocia con esta última tendencia y considera a la fenomenología Husserliana y la fenomenología ontológica como métodos válidos de conocimiento científicamente viable de la mente humana (G. Arciero, comunicación personal, Septiembre 2 y 4 de 2014).

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Guidano, más una quinta categoría que es el estilo de personalidad con tendencia a la histeria/hipocondría. Todos identificables en cuanto tienen características que las definen y, por lo tanto, vuelven al tema de la invarianza categorizable en patrones de acción, tendencias o inclinaciones emocionales9. Sin embargo, tal vez el elemento que verdaderamente distingue a ambos modelos en cuanto a la propia coherencia interna del pensamiento posracionalista en psicoterapia, sea el concepto del carácter heterorreferido de David Reisman (citado en Arciero, 2003, 2006). Durante los últimos años de la vida de Guidano, aparece un nuevo concepto a partir del cual se puede releer cómo se constituyen las diferentes inclinaciones emocionales, me refiero a la polaridad de las inclinaciones emocionales Inward y Outward(Alcini, 2008; Arciero, 2003; Guidano, 2010). El origen del concepto ha causado polémica al interior del movimiento posracionalista, con algunos identificando el concepto como original e inédito del mismo Guidano (2010); por otro lado, Arciero asegurando que es de su autoría (Arciero, 2009). Sin ánimos de controvertir más acerca de la verdadera autoría del término, se pueden identificar algunos problemas teóricos y prácticos en este tema. Brevemente, la inclinación emocional inward consiste en el modo de sentirse situado emocionalmente de las personas con tendencia a la depresión y las fobias en donde el sentido de estabilidad de sí mismo está centrado en los estados internos del individuo, la experiencia emocional de estas personas se centra entonces sobre señales corporales (Arciero & Bondolfi, 2009), el sentido de la experiencia en curso se articula a partir de esta inclinación emocional internamente anclada (Arciero, 2006; Guidano, 2010; Nardi & Moltedo, 2008). En la

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Arciero niega la posibilidad de reconocer los patrones invariantes o reglas sintácticas del funcionamiento individual que sugería Guidano, pero propone identificar el estilo de la personalidad en el “reconocimiento del personaje de la historia en términos de patrones abstractos de la experiencia vivida” (Arciero & Bondolfi, 2009, p. 108), la diferencia entre sus patrones abstractos de la experiencia vivida y los patrones invariantes de Guidano es meramente meta-conceptual.

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inclinación outward ocurre exactamente lo opuesto, donde el sentido de la experiencia en curso está articulado a partir de referencias externas al propio individuo, el sentido de permanencia de sí está dado por la confirmación de los otros en el estilo tendiente a los trastornos alimentarios, mientras que en el estilo tendiente a los trastornos obsesivos está dado por sistemas de normas, valores y creencias (también entendidas como ajenas al sujeto) (Arciero, 2003; Nardi, 2008). Los estilos de personalidad se vuelven clasificables dentro de un plano bidimensional, donde uno de los ejes es la mencionada polaridad inward/outward y en el otro se halla la teoría de Witkin(1978) sobre la Dependencia/Independencia del Campo(véase Arciero, 2006; Guidano, 2010; Nardi & Moltedo, 2008; Nardi, 2008). Arciero teoriza que el estilo de personalidad outward tendiente a los trastornos de la alimentación corresponde al carácter heterodirigido. Este estilo de la personalidad no logra ser completamente comprendido por el modelo de Guidano desde una perspectiva sistémica y esencialista, para lo cual Arciero recurre a los teóricos posmodernos del “giro lingüístico” como Keneth Gergen, quienes ubican al self como un fenómeno que existe verdaderamente por fuera del sujeto mismo, comprensible solo a través de las prácticas discursivas, en el lenguaje, en las que incurre el sujeto con otros(Arciero & Bondolfi, 2009; Arciero, 2006). Tomando como referencia las inclinaciones inward y outward, se han realizado varias investigaciones experimentales que demuestran que existen diferencias en la actividad neurológica que distinguen a personas con una inclinación inward de aquellos con inclinación outward (Bertolino et al., 2005; Liccione et al., 2009; Mazzola et al., 2010; Nardi et al., 2008; Rubino et al., 2007). Pueden identificarse aquí dos problemas, uno de orden teórico y epistemológico, el otro de orden metodológico. El primero es que al explicar el carácter heterodirigido a partir del construccionismo social conlleva a asumir un modelo explicativo determinista en donde el sujeto dápico, a diferencia del resto de la

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humanidad, construye su dimensión subjetiva fuera de sí mismo, producto de su contexto. Este tipo de explicaciones teóricas traen consigo la negación de una categoría ontológica diferenciada para la subjetividad (González-Rey, 2009) y la entiende como determinada por y reducible al contexto y a las prácticas discursivas de la persona, lo cual resulta contra-intuitivo para una fundamentación desde la fenomenología Heideggeriana y termina siendo un paradigma antimentalista semejante a sistemas explicativos como el conductismo(Balbi, 2004), al considerar la subjetividad como un epifenómeno, ya no de la asociación de estímulos, sino de los espacios discursivos de la persona en un período dado. Otro error identificable es la descripción de la personalidad tendiente a los trastornos de la alimentación, básicamente de modo idéntico al funcionamiento psicológico e interpersonal típico del adolescente (Balbi, 2012). El segundo problema, que es metodológico, se ubica en el hecho de que todas las investigaciones que se han publicado en donde se realiza un diálogo entre las neurociencias y el posracionalismo, toman muestras poco representativas de la población y siempre se limitan a seleccionar sujetos fóbicos y dápicos para demostrar diferencias significativas en la actividad cerebral al momento de experimentar emociones de miedo. Este problema se fundamenta en el olvido de que la teoría de la OSP es una llave explicativa de valor heurístico para el ejercicio de la psicoterapia (Oneto & Moltedo, 2002) como ayuda en la construcción teórica de la problemática del paciente y del camino estratégico que debe diseñar el terapeuta para lograr el cambio emocional. El plano bidimensional en el cual se insertan las OSPs en los adelantos teóricos que se encontraba realizando Guidano (2010) hacia el final de su vida proveen una oportunidad de investigación empírica de las OSPs (Arciero, 2009; Nardi & Bellantuono, 2008) que aunque valiosa para el modelo, intenta obligar a las organizaciones a corresponderse con diferencias en la arquitectura cerebral. Puede especularse que si se lograran las mismas investigaciones tomando muestras representativas

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de la población (i.e. un número estadísticamente significativo de sujetos de cada una de las cuatro o cinco OSP) mostrarían que las diferencias neurológicas cuantificables entre dápicos, obsesivos y depresivos serían insignificantes o fácilmente confundibles entre sí. Desafortunadamente, tal vez las investigaciones más valiosas para el paradigma posracionalista en psicología y psicoterapia serían de tipo longitudinales que ayudasen a identificar en las OSPs o estilos de personalidad diferentes “sendas evolutivas”.

Conclusiones Todos estos debates epistemológicos y teóricos debatidos por la filosofía analítica anglosajona son discutidos con mucha más profundidad y con elocuencia infinitamente mayor por el mismo Arciero en Tras las Huellas de Sí Mismo (2006). Los conceptos de complejidad, emergencia, el problema mente-cuerpo son allí tratados. La solución que propone es la de la fenomenología hermenéutica para comprender la experiencia en primera persona. Aquí entonces cabe preguntarse, ¿qué ocurrirá con los psicólogos, psiquiatras y psicoterapeutas de inclinación constructivista y posracionalista que no hallen en la tradición fenomenológica una metodología hegemónica para comprender el carácter subjetivo de la experiencia? ¿Verdaderamente puede darse cierre a este problema y considerar que en la fenomenología-hermenéutica de Arciero se halla la posición oficial del posracionalismo? A modo de síntesis, en este artículo se considera que el trabajo de Arciero no culmina ni en una revisión del modelo teórico de Guidano, ni en el advenimiento de un nuevo modelo de psicoterapia posracionalista que remplace al viejo, puesto que 1) el modelo de Guidano, aunque en sus textos publicados perdura una impronta computacionalista de la cual no logró distanciarse completamente, no parte de una noción epistemológica cartesiana-cantiana. Esto al afirmar que las ciencias cognitivas, al asumir un paradigma de la

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complejidad y de los sistemas auto-organizados, se distancian de la visión del sujeto como perteneciente a la misma categoría de las cosas, para considerarla más bien como un sistema-proceso, al tiempo que prescinde de explicaciones metafísicas y sustancialistas sobre el plano de la mentación. 2) El concepto de cierre organizacional, que Arciero asume como distanciante del sujeto de su experiencia de ser en el mundo y de la influencia del mundo en él, no implica dicha desconexión gracias al concepto de acoplamiento estructural. 3) El modelo de identidad narrativa que Arciero basa en Ricoeur, y que es la dialéctica entre la mismidad y la ipseidad, es un modelo isomórfico al de Guidano y los sistemas y procesos del cierre organizacional y la apertura estructural del self, y, por ende, conllevan a la formulación de las mismas cuatro OSP de Guidano y no a una visión no categorizadora del carácter único de cada individuo (i.e. Arciero niega la posibilidad de reconocer tipos invariantes de organización que definen cada personalidad para luego asumir las mismas categorías de personalidad propuestas de este modo), y finalmente, más que un nuevo modelo, 4) la propuesta de Arciero es una relectura desde un lenguaje de la tradición continental de la fenomenología, mientras que el modelo de Guidano posee un lenguaje heredado de la tradición analítica anglosajona de la filosofía de la ciencia y la mente. Ciertamente, la posición que aquí se defiende frente a este tema, es el de asumir la fenomenología como una tradición filosófica que puede traer a quienes se dedican al estudio de la mente y al ejercicio de la psicoterapia luces acerca de cómo desarrollar nuevos métodos de investigación, o de cómo teorizar acerca de algunos aspectos de la conciencia(Gallagher & Zahavi, 2008, 2010). Sin embargo, la fenomenología como tradición filosófica puede entenderse como uno de los múltiples métodos de comprensión de la experiencia en primera persona. Todos ellos, sin excepción, constituyen una reducción “cosificadora” del fenómeno explicado en cuanto su naturaleza es siempre elusiva y transitiva. La lámpara o la silla –y cómo éstas

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aparecen en su carácter dado para la conciencia intencional que describen los fenomenólogos– una vez descrita y redactada ya no es la experiencia acerca de la cual se estaban refiriendo y queda meramente representada en el papel del texto, para que un lector que no puede compartir la experiencia subjetiva del fenomenólogo la lea. La ciencia tiene un valor heurístico para comprender los fenómenos que estudia, y la comunidad científica generalmente no confunde las construcciones teóricas con los hechos que estudia, del mismo modo que la mayoría de posracionalistas no confunden la experiencia de la persona, que es el paciente, con sus propias hipótesis acerca del funcionamiento de su modo de ser. Lejos de considerar la reificación del modelo teórico y metodológico de Guidano, el posracionalismo no se debe limitar al pensamiento ni a la obra de su fundador. Primero, porque Guidano no es el único pensador que ha encarnado el movimiento del posracionalismo, el constructivismo crítico o el del paradigma de la complejidad en las ciencias sociales (Balbi, 2004; Greenberg & Pascual-Leone, 1995, 2001; Mahoney, 1991), de considerarlo así, se sufre el riesgo de “escuelizar” la innovación teórica en psicoterapia y caer en el culto a la personalidad al tratar las opiniones teóricas de una figura sobresaliente como dogmas que determinan la pertenencia de un profesional a una escuela. Segundo, porque dentro del mismo posracionalismo existen revisiones teóricas y metodológicas del modelo de Guidano, que están vigentes y no tienen relación con la propuesta de Arciero, por lo que concebir su propuesta como posición oficial del posracionalismo sería un error factual y un menosprecio del trabajo de otros pensadores contemporáneos a él.

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Katharsis

INSTRUCTIVO PARA COLABORADORES Katharsis, publicación indexada en Publindex-Colciencias, es la revista editada por la Facultad de Ciencias Sociales de la Institución Universitaria de Envigado, cuya publicación es semestral. Desde su primera edición, en 1998, tiene como objetivo divulgar las producciones propias de las ciencias sociales, y las de cualquier campo donde la razón y la sensibilidad se expresen, con el ánimo de develar las múltiples facetas del devenir humano. En la actualidad, a partir de la reaparición de su publicación en el año 2008, se tienen además, como objetivos complementarios, divulgar y promocionar la producción académica e investigativa en torno a la reflexión de los diversos problemas y fenómenos socioculturales, decisivos para la consolidación del desarrollo científico y humanístico en nuestro medio.

Pautas editoriales y formales Las colaboraciones que no cumplan con los requisitos aquí expuestos serán devueltas sin someterse a evaluación. 1). Las contribuciones presentadas deberán ser inéditas y no podrán presentarse simultáneamente a evaluación en otra publicación. 2). Los artículos no excederán las 20 páginas tamaño carta, y deberán escribirse en fuente Arial de 12 puntos, a espacio interlineado de 1,5. Los artículos podrán presentarse en cualquier formato de Word. 3). Toda colaboración incluirá el nombre del autor, alineado a la derecha, indicando, a pie de página con asterisco, una breve reseña del currículo académico. Esta reseña no excederá las 60 palabras y estará acompañada del correo electrónico del autor. 4). En otro pie de página se aclarará, en caso de corresponder a estas categorías, si el artículo es resultado de un proyecto de investigación en curso o terminado y si es un trabajo presentado en un evento. 5). El título deberá contener 12 palabras como máximo. Si tiende a excederse, se puede enunciar un subtítulo. 6). El artículo presentará un resumen en fuente Arial de 10 puntos, compuesto de un máximo de 150 palabras. 7). Al resumen le seguirá un conjunto de entre 5 y 8 palabras clave. 8). La primera línea, de todos los párrafos, debe ser indentada con una tabulación de 1 cm. La indentación debe hacerse con la opción automática de “Sangía francesa”, que aparece en el menú formato o en el menú de diseño de párrafo del procesador de texto Word. 9). El texto se escribirá en tercera persona del impersonal “se”, en lugar de las terminaciones en “amos”, “emos”, “íamos”, etc. Con el fin de asumir la posición de un sujeto tácito, que no sea generalizada ni parcializada. 10). El artículo estará escrito con una ortografía y gramática correctas; si son necesarias correcciones, la revista podrá proponerlas. En caso de que éstas se sugieran, el articulista tendrá una semana más para integrarlas.

11). La Revista Katharsis acoge las normas APA (American Psychological Association) correspondientes a su sexta (6a) edición. 12). La Revista Katharsis recibirá los siguientes tipos de colaboraciones siguiendo los criterios de PUBLINDEX: 13). Artículos de investigación: documentos que presentan de manera detallada, los resultados originales de proyectos terminados de investigación. La estructura generalmente utilizada contiene cuatro apartes importantes: introducción, metodología, resultados y conclusiones. 14). Artículos de reflexión: documentos que presentan resultados de investigación desde una perspectiva analítica, interpretativa o crítica del autor, sobre un tema específico, recurriendo a fuentes originales. 15). Artículos de revisión: documentos resultado de una investigación en la que se analizan, sistematizan e integran los resultados de investigaciones publicadas o no publicadas, con el fin de dar cuenta de los avances y las tendencias de desarrollo. Se caracteriza por presentar una cuidadosa revisión bibliográfica de por lo menos 50 referencias. 16). Artículos cortos: documentos breves que presentan resultados originales preliminares o parciales de una investigación científica o tecnológica, que por lo general requieren de una pronta difusión. 17). Reportes de caso: documentos en los que se dan a conocer los resultados de un estudio (las experiencias técnicas y metodológicas) de un(os) caso(s) en particular. 18). Revisiones de tema: documentos resultado de la revisión crítica de la literatura sobre un tema en particular. 19). Traducciones. Traducciones de textos clásicos o de actualidad o transcripciones de documentos históricos o de interés particular en el dominio de publicación de la revista. 20). Cartas al editor: posiciones críticas, analíticas o interpretativas sobre los documentos publicados en la revista, que a juicio del Comité editorial constituyen un aporte importante a la discusión del tema por parte de la comunidad científica de referencia. 21). Documentos de reflexión no derivado de investigación. 22). Reseña bibliográfica. 23). Los artículos se recibirán dos veces al año, de acuerdo al cronograma institucional. 24). Los artículos serán revisados por pares evaluadores internos o externos a la IUE, para sugerir precisiones y definir si se aprueba su publicación. 25). Las opiniones y conceptos de los artículos divulgados en la Revista son de exclusiva responsabilidad del autor y, por ello, deberá diligenciarse el formato de autorización para su publicación. 26). El autor recibirá dos (2) ejemplares de la Revista en la que aparezca su contribución. 27). Las colaboraciones se enviarán a la siguiente dirección electrónica: [email protected]

No. 17 enero-junio 2014

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INSTITUCIÓN UNIVERSITARIA DE ENVIGADO FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Envigado, Colombia. Teléfono 3391010 exts. 301-302. Fax 3330148 E-mail: [email protected] - [email protected] http://www.iue.edu.co

La revista Katharsis se terminó de imprimir en

L. viECO S.A.S. Medellín, Colombia, diciembre de 2014

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