Tu apoyo para orar en este tiempo litúrgico UNIDOS CONTRA EL HAMBRE “La oración nos une de nuevo con Dios; la caridad con el prójimo; el ayuno con nosotros mismos.”
2 La Corresponsabilidad es el modo de vida del Cristiano, discípulo de Jesús, que reconoce que todo lo que es y posee, viene del Señor. En agradecimiento, devuelve al Señor, por medio de sus hermanos, su Tiempo, Talento y Tesoro. En Puerto Rico, este modo de vida es predicado y promovido por el Comité Arquidiocesano de Corresponsabilidad (CARCO), organización de la Iglesia Católica, adscrita a la Arquidiócesis de San Juan de Puerto Rico. Actualmente se compone de voluntarios de varias parroquias bajo la dirección del Padre Ángel L. Ciappi. Su objetivo es apoyar a las parroquias y movimientos para promover, educar y asistir en el desarrollo de un modo de vida fundamentado en la Corresponsabilidad. Somos activos participantes y colaboradores del International Catholic Stewardship Council (ICSC). Si deseas conocer más de este modo de vida, nacido de la Palabra: ·Visita nuestra página web: www.CARCOpr.org ·Síguenos en: ·Facebook: www.facebook.com/CARCOpr/ ·Twitter: twitter.com/CARCOpr ·You Tube: Comité Arquidiocesano de Corresponsabilidad ·Escucha nuestro podcast en: Anchor.fm Spotify Apple Podcast Escribe a: [email protected]
3 Tu apoyo para orar en Cuaresma 2023 Presentación Ponemos en tus manos, como don de Dios para ti, por medio de Unidos contra el Hambre (UCH), esta guía para que te acompañe en tu caminar durante el tiempo de Cuaresma. Para cada día encontrarás un texto de la Escritura tomado de la liturgia del día (Ora). Separa un tiempo fijo para orar con este texto –te recomendamos al menos media hora diaria– tratando de que sea más o menos a la misma hora cada día y siempre dándole a Dios como ofrenda tu mejor momento del día. Luego de hacer silencio interior y buscar hasta donde sea posible el exterior, invoca al Espíritu Santo y lee despacio los textos de la Escritura. Puedes leerlos en voz alta si deseas y te ayuda. Haz luego silencio uno o dos minutos para “digerir” la Palabra luego de la lectura. Fíjate en las palabras que te llaman la atención o te hablan, y detente en ellas. Repítelas en tu interior y en voz alta también si deseas. Luego lee la breve meditación (Medita). Intercala momentos de silencio, meditación y repaso del texto, sobre todo de las partes que te llamen la atención. Para profundizar y prolongar tu oración te indicamos otros textos de la Escritura tomados de la liturgia del día (Profundiza). Finalmente, hay un consejo práctico que te ayudará a trabajar algún punto de crecimiento espiritual (Actúa). No te limites solo a leer los pasajes bíblicos y la meditación para cada día. Date tiempo para dejar que la Palabra haga su trabajo de transformación en ti. Y aprovecha el consejo práctico. Deseamos ayudarte a cultivar y profundizar tu relación con Dios para que veas con mayor claridad su voluntad y dejes que Él te transforme ayudándote a vivirla más plenamente. Te exhortamos a tomar desde el comienzo la firme decisión de dar prioridad absoluta a tu tiempo de encuentro con Dios y a la atención a tu vida espiritual. Nosotros estaremos orando para que lo logres y Dios te conceda mucho fruto. Ponemos también a tu disposición los recursos de la página CARCOpr.org. Equipo de redacción, diseño y montaje: Adalis Campoamor, Elba M. Santiago, Padre Gerardo Enrique Olivera Hernández, Hiram Díaz, Padre José Gabriel Corazón López, Luis A. PicoLacomba, Myrtha Díaz y Virgen Milagros Rivera, O.P.
4 Homilía del Papa Francisco en la Misa del Miércoles de Ceniza 6 de marzo de 2019 «Tocad la trompeta, proclamad un ayuno santo» (Joel 2,15), dice el profeta en la primera lectura. La Cuaresma se abre con un sonido estridente, el de una trompeta que no acaricia los oídos, sino que anuncia un ayuno. Es un sonido fuerte, que quiere ralentizar nuestra vida que siempre va a toda prisa, pero a menudo no sabe hacia dónde. Es una llamada a detenerse, a ir a lo esencial, a ayunar de aquello que es superfluo y nos distrae. Es un despertador para el alma. El sonido de este despertador está acompañado por el mensaje que el Señor transmite a través de la boca del profeta, un mensaje breve y apremiante: «Convertíos a mí» (v. 12). Convertíos. Si tenemos que regresar, significa que nos hemos ido por otra parte. La Cuaresma es el tiempo para redescubrir la ruta de la vida. Porque en el camino de la vida, como en todo viaje, lo que realmente importa es no perder de vista la meta. Sin embargo, cuando estás de viaje, si lo que te interesa es mirar el paisaje o pararte a comer, no vas muy lejos. Cada uno de nosotros puede preguntarse: ¿en el camino de la vida, busco la ruta? ¿O me conformo con vivir el día, pensando solo en sentirme bien, en resolver algún problema y en divertirme un poco? ¿Cuál es la ruta? ¿Tal vez la búsqueda de la salud, que muchos dicen que es hoy lo más importante, pero que pasará tarde o temprano? ¿Quizás los bienes y el bienestar? Sin embargo, no estamos en el mundo para esto. Convertíos a mí, dice el Señor. A mí. El Señor es la meta de nuestro peregrinaje en el mundo. La ruta se traza en relación a Él. Para encontrar de nuevo la ruta, hoy se nos ofrece un signo: ceniza en la cabeza. Es un signo que nos hace pensar en lo que tenemos en la mente. Nuestros pensamientos persiguen a menudo cosas transitorias, que van y vienen. La ligera capa de ceniza que recibiremos es para decirnos, con deli-
5 cadeza y sinceridad: de tantas cosas que tienes en la mente, detrás de las que corres y te preocupas cada día, nada quedará. Por mucho que te afanes, no te llevarás ninguna riqueza de la vida. Las realidades terrenales se desvanecen, como el polvo en el viento. Los bienes son pasajeros, el poder pasa, el éxito termina. La cultura de la apariencia, hoy dominante, que nos lleva a vivir por las cosas que pasan, es un gran engaño. Porque es como una llamarada: una vez terminada, quedan solo las cenizas. La Cuaresma es el momento para liberarnos de la ilusión de vivir persiguiendo el polvo. La Cuaresma es volver a descubrir que estamos hechos para el fuego que siempre arde, no para las cenizas que se apagan de inmediato; por Dios, no por el mundo; por la eternidad del cielo, no por el engaño de la tierra; por la libertad de los hijos, no por la esclavitud de las cosas. Podemos preguntarnos hoy: ¿De qué parte estoy? ¿Vivo para el fuego o para la ceniza? En este viaje de regreso a lo esencial, que es la Cuaresma, el Evangelio propone tres etapas, que el Señor nos pide de recorrer sin hipocresía, sin engaños: la limosna, la oración, el ayuno. ¿Para qué sirven? La limosna, la oración y el ayuno nos devuelven a las tres únicas realidades que no pasan. La oración nos une de nuevo con Dios; la caridad con el prójimo; el ayuno con nosotros mismos. Dios, los hermanos, mi vida: estas son las realidades que no acaban en la nada, y en las que debemos invertir. Ahí es hacia donde nos invita a mirar la Cuaresma: hacia lo Alto, con la oración, que nos libra de una vida horizontal y plana, en la que encontramos tiempo para el yo, pero olvidamos a Dios. Y después hacia el otro, con caridad, que nos libra de la vanidad del tener, del pensar que las cosas son buenas si lo son para mí. Finalmente, nos invita a mirar dentro de nosotros mismos con el ayuno, que nos libra del apego a las cosas, de la mundanidad que anestesia el corazón. Oración, caridad, ayuno: tres inversiones para un tesoro que no se acaba. Jesús dijo: «Donde está tu tesoro, allí está tu corazón» (Mateo 6,21). Nuestro corazón siempre apunta en alguna dirección: es como una brújula en busca de orientación. Podemos incluso compararlo con un imán:
6 necesita adherirse a algo. Pero si solo se adhiere a las cosas terrenales, se convierte antes o después en esclavo de ellas: las cosas que están a nuestro servicio acaban convirtiéndose en cosas a las que servir. La apariencia exterior, el dinero, la carrera, los pasatiempos: si vivimos para ellos, se convertirán en ídolos que nos utilizarán, sirenas que nos encantarán y luego nos enviarán a la deriva. En cambio, si el corazón se adhiere a lo que no pasa, nos encontramos a nosotros mismos y seremos libres. La Cuaresma es un tiempo de gracia para liberar el corazón de las vanidades. Es hora de recuperarnos de las adicciones que nos seducen. Es hora de fijar la mirada en lo que permanece. ¿Dónde podemos fijar nuestra mirada a lo largo del camino de la Cuaresma? En el crucifijo. Jesús en la cruz es la brújula de la vida, que nos orienta al cielo. La pobreza del madero, el silencio del Señor, su desprendimiento por amor nos muestra la necesidad de una vida más sencilla, libre de tantas preocupaciones por las cosas. Jesús desde la cruz nos enseña la renuncia llena de valentía. Pues nunca avanzaremos si estamos cargados de pesos que estorban. Necesitamos liberarnos de los tentáculos del consumismo y de las trampas del egoísmo, de querer cada vez más, de no estar nunca satisfechos, del corazón cerrado a las necesidades de los pobres. Jesús, que arde con amor en el leño de la cruz, nos llama a una vida encendida en su fuego, que no se pierde en las cenizas del mundo; una vida que arde de caridad y no se apaga en la mediocridad. ¿Es difícil vivir como Él nos pide? Sí, pero lleva a la meta. La Cuaresma nos lo muestra. Comienza con la ceniza, pero al final nos lleva al fuego de la noche de Pascua; a descubrir que, en el sepulcro, la carne de Jesús no se convierte en ceniza, sino que resucita gloriosamente. También se aplica a nosotros, que somos polvo: si regresamos al Señor con nuestra fragilidad, si tomamos el camino del amor, abrazaremos la vida que no conoce ocaso. Y viviremos en la alegría.
7 ¡No te asustes! ¡No temas! “Solamente déjate impulsar por el Espíritu.” «Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu...» (Mateo 4,1) Durante el Tiempo Litúrgico de la Cuaresma podemos errar al pensar que es un periodo para fustigarnos, juzgarnos, sentenciarnos y ejecutar una sentencia dura y cruel contra nosotros mismos. Pero podemos considerarlo como un tiempo intenso y profundo que nos puede llevar a revisar nuestra relación con Dios por medio de la oración y actuar de manera que nuestra vida sea una entrega al Señor. Haciendo uso de recursos externos y concretos recorremos un camino dirigido a encontrarnos con Él. Impulsados por el Espíritu le damos un sentido muy particular durante este Tiempo de Cuaresma a la Penitencia, Abstinencia, Ayuno, Limosna, Oración, Obras de Caridad y Misericordia. Desde Unidos contra el Hambre les exhortamos a recorrer cada uno de esos peldaños en esta Cuaresma: La Penitencia, Abstinencia, Ayuno, Limosna, Oración, Obras de Caridad y Misericordia. Al recorrerlos nos transformamos en instrumentos de Dios siendo entonces medios para la salvación de nuestra alma y la de nuestros hermanos. Veamos el Tiempo Cuaresmal no como tiempo escabroso sino como tiempo de oportunidad, reconciliación y entrega. Démonos la oportunidad de ser Misericordia en Acción para con el prójimo y con nosotros mismos para poder disfrutar de la Esplendorosa Gloria de la Resurrección. La Manifestación y Gracia de Jesucristo Resucitado los acompañe. Sean todos acogidos por el maternal amor de la Santísima Virgen María. R.D. José R. Aguilera Casiano Director Ejecutivo UNIDOS CONTRA EL HAMBRE Cuaresma Oración Ayuno Limosna
8 Miércoles de Ceniza - 22 de febrero DÍA DE AYUNO Y ABSTINENCIA Ora despacio con el Evangelio del día: Mateo 6, 1-6. 16-18 Medita: Ayuno, limosna y oración. Tres acciones que debemos acoger en esta Cuaresma. Jesús nos explica claramente como debemos ponerlas por obra de forma correcta. No obstante, el cristiano sabe que estas palabras son parte de su estilo de vida. Decía Fray Luis de Granada: “…que el hombre debiera tener un corazón de hijo para con Dios (oración), un corazón de madre para con los demás (limosna), y un corazón de juez para consigo mismo (ayuno).” Pero ¿no hacemos lo contrario? Durante esta Cuaresma tratemos de buscar estos ejemplos y así llegaremos a la verdadera conversión a la que nos llama Jesús. Profundiza en tu oración: Joel 2, 12, 18; Salmo 50; 2 Corintios 5, 20–6, 2 Actúa: Hagamos un listado de algunas mortificaciones que podamos practicar durante la cuaresma de modo que nos ayuden a vivir un clima de conversión. Importante que sean accesibles y que nos ayuden a salir al encuentro de Cristo en el prójimo. Jueves, después de Ceniza - 23 de febrero Memoria: San Policarpo, obispo y mártir Ora despacio con el Evangelio del día: Lucas 9, 22-25 Medita: A través de las lecturas del día, se nos advierte que tenemos dos caminos a seguir en la vida; el del bien que conlleva renuncia, sacrificio y emular el camino de Jesús o, el del mal o perdición al dejarnos llevar por la mundanidad, el individualismo, y el materialismo; males contra los cuales nos alerta el Papa Francisco en muchas ocasiones. Es esencial reconocer, valorar y agradecer el libre albedrio que el Señor nos ha dado para optar por cual camino seguir. ¿Queremos la felicidad terrenal, que es efímera y a la que nos invita el mundo?
9 O, ¿preferimos ir en pos de la felicidad eterna que conlleva, como dice el evangelio de hoy, tomar la cruz de cada día? Profundiza en tu oración: Deuteronomio 30, 15-20; Salmo 1 Actúa: Repite hoy como jaculatoria “hágase tu voluntad en el cielo como en la tierra” procurando considerar y contestar esta pregunta: ¿Cómo me sitúo ante las cruces que enfrento en mi diario vivir? Viernes, después de Ceniza - 24 de febrero DÍA DE ABSTINENCIA Ora despacio con el Evangelio del día: Mateo 9, 14-15 Medita: Podemos ayunar por distintas razones. Jesucristo con su respuesta, nos invita a que examinemos nuestros motivos para el ayuno y las prácticas de nuestras penitencias cuaresmales. ¿Surgen desde nuestro corazón o son puro ritualismo? En espíritu de oración, ayunemos para crecer en el compromiso y aumentar nuestra unión con Dios. Profundiza en tu oración: Isaías 58, 1-9a; Salmo 50 Actúa: Pidamos oración por todas aquellas personas que están perdidas y no tienen la alegría en Cristo. Sábado, después de Ceniza - 25 de febrero Ora despacio con el Evangelio del día: Lucas 5, 27-32 Medita: «No necesitan médico los que están sanos, sino los que están mal. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores.» (Juan 5, 31). El tiempo de cuaresma debe ayudar a enfocarnos en nuestra conversión. A veces rechazamos el llamado de Jesús porque pensamos que no somos dignos. Ante su llamado encontramos en nosotros todos los defectos y sacamos nuestro historial para justificar porque no debemos ser llamados. Jesús conoce tu historia y porque la conoce te llama. En el Evangelio de hoy Jesús clarifica que viene a consolar al triste, a traer esperanza al que lo necesita. Jesús desea que respondas a su llamado para que junto a Él correspondas a su amor y transformes la vida de quienes te rodean.
10 Profundiza en tu oración: Isaías 58, 9b-14; Salmo 85 Actúa: Prepara una lista sobre aquello que te impide comenzar el camino hacia la conversión. Reflexiona de qué manera puedes “sacarlas” de tu caminar. Para ayudarte puedes acudir a una dirección espiritual. Domingo I semana de Cuaresma - 26 de febrero Ora despacio con el Evangelio del día: Mateo 4, 1-11 Medita: ¿Quién mejor que Jesús habrá sabido cómo fue su llegada a este mundo y cómo sería su partida? ¿Quién mejor que Él, habrá sabido cual es el verdadero propósito de nuestras vidas? Orar profundamente mientras se ayuna y vivir al descampado en el desierto no es cosa fácil. Requiere de gran fortaleza espiritual, voluntad de propósito y un buen físico. Ciertamente, Jesús fue maestro de esto. Y nosotros, ¿cómo somos? ¿Seríamos capaces de resistir lo que Jesús resistió? No necesariamente hablemos de la fortaleza en oración y ayuno, ¿no creen que fuera más fuerte vencer las tentaciones del propio Satanás cuando Jesús estuvo en su momento de agotamiento, hambre y debilidad corporal? Resistió la puesta en bandeja, de todo lo que, en esta vida, nos llena los ojos o atiende nuestras debilidades o inseguridades: bienes materiales, orgullo y poder. ¿Cuántas veces nos han segado estas tres cosas? ¿Cuántas veces nos han hecho creer que son la razón de nuestra existencia? Y pregúntate: ¿al partir de este mundo… de qué te servirán los bienes materiales, tu orgullo y el poder terrenal? Solo nuestro amor a Dios y su expresión en nuestro amor por el prójimo nos acompañaran por toda la eternidad. Ahora pregúntate: ¿de qué clase de pan vives? Profundiza en tu oración: Génesis 2, 7-9; 3, 1-17; Salmo 50; Romanos 5, 12-19 Actúa: Saca un tiempo para reflexionar: ¿a qué me dedico? ¿en dónde pongo mi interés? ¿estoy fuerte física y espiritualmente? Si vives en la abundancia, ¿cuánto compartes? Mi relación con Dios,
11 ¿cómo está… a prueba del “desierto” o fácilmente doblegable? ¿Qué vas a hacer? Lunes, I semana de Cuaresma - 27 de febrero Ora despacio con el Evangelio del día: Mateo 25, 31-46 Medita: La lectura del evangelio de hoy, nos indica de manera contundente el camino de la caridad que debe recorrer un discípulo agradecido de Jesús, para lograr alcanzar la vida eterna. De la misma manera, que yo he sido amado por Dios y experimentado su misericordia, de esa misma forma, estoy llamado a compartir ese amor y misericordia que recibo gratuitamente. Es el mismo Jesús quien se hace presente en la persona del pobre, en aquel que padece de frio, o con el otro que tiene hambre, como también con aquellos que viven en soledad, y quien carece de justicia. El mismo Jesús se hace presente en muchos momentos de nuestras vidas para que actuemos corresponsablemente con el otro que carece. ¿Somos capaces de responder a las necesidades de los demás? Salgamos al encuentro de Jesús presente en los demás. Recuerden que cuando llegue el juicio final, vamos a ser juzgados de acuerdo con nuestras acciones con el otro. Hoy es el día en que debemos meditar, ¿cuántas veces le he fallado a Jesús, y no he actuado de acuerdo a lo que Él me enseñó? Jesús hoy nos dice que debo abrir los ojos y actuar como discípulo agradecido y corresponsable desde el amor de Dios. ¡Visitemos a Jesús, sirvamos a Jesús, alimentemos a Jesús! ¡Salgamos al encuentro de Jesús! Profundiza en tu oración: Levítico 19, 1-2. 11-18; Salmo 18 Actúa: Hoy sal de tu comodidad y acércate hasta aquella persona que tiene carencias, ya sean materiales o espirituales, y auxíliales. ¡Actúa de la misma manera que Dios actúa contigo! Celebración Eucarística dominical
12 Martes, I semana de Cuaresma - 28 de febrero Ora despacio con el Evangelio del día: Mateo 6, 7-15 Medita: Nuestra relación con el Padre a veces nos parece complicada. Pedimos y oramos, pero a veces parece que no tenemos respuesta. No obstante, siempre recibimos y siempre somos atendidos. Tal vez, la respuesta no es la que queremos, pero es la que nos conviene, pues nuestro Padre es uno amoroso y nos ama infinitamente y nos provee todo lo que necesitemos. Jesús nos recuerda ese infinito amor y providencia del Padre cuando nos enseñó a orar. Pero como toda relación, tiene dos vías. Hay una condición para poder acoger ese Amor: hay que perdonar, como Él mismo nos perdona. Ahí radica el gran reto de amor. Profundiza en tu oración: Isaías 55, 10-11; Salmo 33 Actúa: Reflexiona en el tema del perdón: ¿sabemos pedir perdón y perdonar? Miércoles, I semana de Cuaresma - 1 de marzo Ora despacio con el Evangelio del día: Lucas 11, 29-32 Medita: Esa generación de la que nos habla Jesús en este Evangelio nos representa, hoy en día, a muchos de nosotros mismos. Encontramos a aquellos que se resisten a escuchar la Palabra, a buscar encontrarse con nuestro Señor. Temen obedecer los mandatos, pues no les agrada el camino hacia la conversión, y todo esto para no perder la vida que ofrece el mundo. En el caso de Nínive, Jonás logró la conversión de muchos. Nosotros podemos alimentar nuestro camino hacia la conversión mediante la Palabra junto con la Tradición y las enseñanzas del Magisterio, guiados por el Espíritu Santo. De esa manera, el Señor hoy nos habla. Escuchémosle, abramos nuestros corazones y comencemos, a partir de esta cuaresma, a vivir de acuerdo a como nos enseñó Jesús. Profundiza en tu oración: Jonás 3, 1-10; Salmo 50 Actúa: Examinar cuales son mis resistencias, para escuchar la Palabra y ponerla en práctica.
13 Jueves, I semana de Cuaresma - 2 de marzo Ora despacio con el Evangelio del día: Mateo 7, 7-12 Medita: Se nos invita, en esta ocasión, a tener una fe activa, una relación de confianza con nuestro Dios. Verbos como el pedir, buscar y llamar, sugieren que apelemos a la generosidad y al amor incondicional del Señor ante nuestras necesidades. Pero, por otro lado, se nos propone que, de igual manera, seamos acogedores, generosos y serviciales con el prójimo. De esa forma mostramos nuestra gratitud al Señor por todo lo que nos da, no porque lo merezcamos, sino porque nos ama. Profundiza en tu oración: Ester 14, 1. 3-5. 12-14; Salmo 137 Actúa: Revisa la naturaleza de tu oración, la forma en que te comunicas con el Señor y le presentas tus necesidades. ¿Es tu oración confiada? Revisa, también, la firmeza de tu fe y la confianza que tienes en que el Señor atenderá tu clamor. Viernes, I semana de Cuaresma - 3 de marzo DÍA DE ABSTINENCIA Ora despacio con el Evangelio del día: Mateo 5, 20-26 Medita: El Señor nos propone diversas virtudes humanas: la justicia, la tolerancia, la reconciliación y la prudencia. Las mismas nos ayudan para que vivamos en paz ¿Qué es la justicia, la tolerancia, la reconciliación y la prudencia? ¿Cómo practicamos la justicia, la tolerancia, la reconciliación y la prudencia en mi vida? El acercarnos a los que nos ofenden o a nuestro adversario, ¿nos denigra o nos hace sentir humillados? La justicia, ¿la buscamos para sentirnos mejor que los demás o porque deseamos que vivamos en respeto mutuo? Profundiza en tu oración: Ezequiel 18, 21-28; Salmo 129
14 Actúa: Con aquellos con quienes tenemos coraje, podemos entrar en un proceso de reconciliación y paz, pidiéndole a Dios que nos ayude a ser sembradores de paz. Sábado, I semana de Cuaresma - 4 de marzo Conmemoración: san Casimiro Ora despacio con el Evangelio del día: Mateo 5, 43-48 Medita: Hoy debemos profundizar en este llamado radical de amor, de compresión y de imitación a Jesucristo. Lo fácil en la vida es tratar mal a quien nos maltrata, darle trato igual del ojo por ojo, pero, el seguimiento de Jesucristo, implica dar un giro radical a nuestra vida y a nuestra actitud. El Evangelio nos impulsa a propagar su amor. Es un llamado a ser corresponsable con todo nuestro ser. Con la aceptación de este llamado logras que la obra de Dios se haga realidad en la tierra, creando un mundo mejor. Una vez comiences a tomar acción, dará fruto tu conversión. Profundiza en tu oración: Deuteronomio 26, 16-19; Salmo 118 Actúa: ¿Qué te impide amar a los demás? ¿Tal vez no te sientes amado por Dios? Comienza por ahí, acércate a Dios mediante la oración, la escucha de la Palabra, medítala, acude a recibir los Sacramentos. ¡Siente la presencia y el amor de Dios! Amate a ti mismo, así puedes comenzar a amar a los demás. ¡Déjate amar por Dios! Domingo II de Cuaresma – 5 de marzo Ora despacio con el Evangelio del día: Mateo 17, 1-9 Medita: En este evangelio, las palabras: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escúchenlo.» (Mateo 17: 5), nos resuenan, convirtiéndose así, en ese consejo que viene a marcar nuestro camino hacia la conversión. ¿Cómo atenderle? ¿Cómo lograr escucharlo y entender lo que me dice? ¿Cómo saber lo que Él quiere que yo haga?
15 El secreto está en separar un tiempo diariamente, para leer la Palabra y hablar con Dios Trino y Uno. Pero para lograrlo debemos alejarnos de los ruidos que aporta la sociedad y retirándonos a ese rincón, ya sea en nuestro hogar o en el Templo, para que, en oración, podamos leer la Palabra, poniendo atención y meditando lo que leemos, podemos escucharle y nosotros preguntarle por el camino que debemos seguir. Teniendo ese encuentro diario, el mismo Señor nos va dirigiendo y no debemos temer a equivocarnos. Pues mediante la oración el mismo Señor se nos revela, haciéndose presente en nuestra vida diaria. Solo así, en esa comunicación diaria con Dios, podemos caminar como discípulos de Jesús, aprendiendo a vivir como Él, para así irradiar su luz hacia los demás. A través de la oración y en ese encuentro diario Dios se nos revela. Profundiza en tu oración: Génesis 12, 1-4a; Salmo 32; 2 Timoteo 1, 8b-10 Actúa: Si aún no tienes el hábito de meditar y hablar con Dios Trino y Uno diariamente, comienza a separar y preparar ese espacio y ese tiempo diario. Pídele a Dios que puedas escuchar Su voz en tu corazón y, que mediante estos encuentros, se provoque en ti el deseo de ser transformados interiormente por Sus palabras. Lunes, II semana de Cuaresma - 6 de marzo Ora despacio con el Evangelio del día: Lucas 6, 36-38 Medita: Hoy, Jesús censura con autoridad, la murmuración y todo aquello que conlleva el juzgar al otro, llegando hasta el chismorreo. Pone al desnudo una de nuestras más grandes debilidades, el chisme: lo cual no importa cuánto nos justifiquemos para hacerlo, siempre es un pecado. El juzgar los errores, hablar mal de la vida del otro, aunque nos alimente la curiosidad, no nos permite poner atención a nuestros errores, pues nos enfocamos en encontrar aquello que está haciendo mal el otro. De alguna manera, pongámonos en los zapatos de esa persona que nos provoca el chisme e intentemos encontrar el lado bueno, incluso, intentando justificar la razón de por la que ha actuado así. Arranquemos de manera profunda ese instinto de criticar y juzgar a
16 los demás, y actuemos desde el amor que recibimos de Dios para ayudar a esas personas, en vez de perjudicarlos matándolos con nuestra lengua. Recuerda que Jesús mismo nos dice: «Porque con la medida con que midan se les medirá.» (Lucas 6:38). Profundiza en tu oración: Daniel 9, 4b-10; Salmo 78 Actúa: Hoy, medita cuantas veces has caído en el pecado del chismorreo. Acude a una dirección espiritual para que te ayude a corregir tu manera de actuar contra el hermano y cambiar tus gestos, de la misma manera como te has sentido amado por Dios. Pídele perdón a aquel a quien has juzgado negativamente. Martes, II semana de Cuaresma - 7 de marzo Memoria: santas Perpetua y Felicidad, mártires Ora despacio con el Evangelio del día: Mateo 23, 1-12 Medita: Mateo nos relata palabras de Jesús que nos exhortan a una vida muy particular y dirigida por dos conceptos principales: humildad y ejemplo. Contrario a los escribas y fariseos, nos exhorta a una vida sin pretensiones, sencilla y sincera. Una vida que reconozca que no debo sucumbir a la tentación de la exaltación propia. Ante los ojos de Dios todos somos iguales, todos somos sus hijos, todos somos parte del mismo Cuerpo Místico de Jesús, todos hemos sido iluminados por el Espíritu Santo. Ninguno está por sobre el otro, por el contrario, todos dependemos el uno del otro. Y de esta vida humilde, debemos dar testimonio visible y sincero. No podemos pretender exigir a otros caminar el sendero que no caminamos, ni obrar como no estamos dispuestos a obrar. Como dice un refrán popular: “La caridad comienza por casa”. Profundiza en tu oración: Isaías 1, 10. 16-20; Salmo 49
17 Actúa: En el silencio y tranquilidad de tu hogar, examina tu vida y con esa humildad que nos pide Jesús, vivir. Pregúntate: ¿soy ejemplo de la humildad que Jesús me pide? Si la contestación no es afirmativa… ¿qué vas a hacer? Si la contestación es positiva… ¿cómo puedo mejorar aún más? Miércoles, II semana de Cuaresma - 8 de marzo Conmemoración: san Juan de Dios, religioso Ora despacio con el Evangelio del día: Mateo 20, 17-28 Medita: Hoy el Señor nos invita a considerar los motivos que nos acercan a Él. Nos recuerda que el discipulado conlleva sacrificio y entrega generosa de nuestra vida. El camino que nos lleva a la gloria del cielo, a participar del reino de Jesús, es el camino del servicio desinteresado al prójimo. Esta madre del evangelio y sus hijos no han comprendido todavía cual es el reinado de Cristo; no un reinado temporal ni mundano, sino el reinado del Amor. «…el que quiera ser el primero entre ustedes, será su esclavo; ...» (Mateo 20, 27). Profundiza en tu oración: Jeremías 18, 18-20; Salmo 30 Actúa: Preparémonos para vivir la cuaresma alejando de nuestras vidas todas aquellas segundas intenciones egoístas. Jueves, II semana de Cuaresma - 9 de marzo Conmemoración: santa Francisca, religiosa Ora despacio con el Evangelio del día: Lucas 16, 19-31 Medita: Es interesante ver en este evangelio cómo el rico sólo se acuerda de Lázaro cuando necesita de él. En su vida, nunca se ocupó de ayudarle a tener una vida más digna. E igualmente, en nuestra vida, muchas veces pasa lo mismo. Sólo nos acordamos de los demás para nuestro propio provecho y bienestar. El rico se fue para el infierno porque le faltó misericordia, no porque necesariamente, fuera una mala persona. Todos los bienes y talentos que recibimos de Dios son para servir a los demás. La mejor forma de transmitir a Cristo, de evangelizar el mundo, es con nuestro ejemplo, con la donación de nuestro talento
18 y tiempo, que es la mayor riqueza que tenemos. Pidamos al Señor que nos de las fuerzas para ver su rostro en los familiares, los vecinos, compañeros de trabajo; tanto con aquellos con quienes nos llevamos bien, como con los que nos caen mal. Que te veamos Señor, tanto en el mendigo como en el jefe, y que podamos transmitirte a ellos. Que nuestra misión sea servir y ayudar al hermano a llevar su cruz. (Cf. Papa Francisco, Homilía del 12 de marzo de 2020). Profundiza en tu oración: Jeremías 17, 5-10; Salmo 1 Actúa: Proponte hacer un acto de caridad, siendo consciente de que todo lo que haces a uno de los más pequeños, por amor a Dios, es a Cristo a quien lo haces. Viernes, II semana de Cuaresma - 10 de marzo DÍA DE ABSTINENCIA Ora despacio con el Evangelio del día: Mateo 21, 33-43. 45-46 Medita: Aquí encontramos la bondad, la gratitud, la honestidad, reconocimiento, la falta de respeto, el abuso, la maldad en su máxima expresión y, finalmente, la justicia. Nos hace pensar en cual es nuestra actitud cuando alguien es bondadoso y nos abre las puertas, nos ayuda, son generosos y comparten con nosotros todos sus éxitos. Pensemos en ser justos, honestos y ser agradecidos por toda la bondad que se nos da. Dios nos da todo lo que necesitamos para hacer que florezcamos. Nos deja manejar nuestra viña como queramos, pero no somos los dueños sino los administradores de todo lo que nos dio y así lo debemos entregar para que rinda muchos frutos. Profundiza en tu oración: Génesis 37, 3-4. 12-13a. 17b-28; Salmo 104 Actúa: Agradezcamos a nuestros hermanos y semejantes que han sido bondadosos con nosotros cuando nos tendieron su mano.
19 Sábado, II semana de Cuaresma - 11 de marzo Ora despacio con el Evangelio del día: Lucas 15, 1-3. 11-32 Medita: La parábola del hijo prodigo es ampliamente conocida y discutida. El mensaje es claro, Dios te ama y siempre hay oportunidad de recuperar nuestra relación con Él. Muchas veces pensamos que hemos hecho tanto mal que no tendremos oportunidad de recibir perdón. La magnitud de tu pecado queda impotente ante la magnitud de la misericordia de Dios. Él no deja de ganar en generosidad. Contempla la esperanza que ofrece la misericordia del Padre, que te espera y te dice que te ama. Él está listo para darte el vestido y ponerte las sandalias de la dignidad. Nunca te ha dejado de amar. Es la hora de regresar a casa a través del sacramento de la reconciliación. Como dice el Papa Francisco: «Dios no se cansa de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón». Profundiza en tu oración: Miqueas 7, 14-15. 18-20; Salmo 104 Actúa: Prepárate haciendo un buen examen de conciencia. Acude a recibir el Sacramento de la Reconciliación ¡Jesucristo te está esperando con los brazos abiertos! Domingo III de Cuaresma - 12 de marzo Ora despacio con el Evangelio del día: Juan 4, 5-42 Medita: Reconozcamos que Jesús es quien toma la iniciativa de acercarse a nuestras vidas. Al igual que la Samaritana, no pensemos que Jesús no debe dirigirse a nosotros. Miremos a nuestro interior, veamos y reconozcamos el don de Dios, dejémosle pasar. Seamos conscientes que en muchas ocasiones de nuestras vidas bebemos un agua que no sacia nuestra sed. Acerquémonos a Jesús para pedirle que nos dé del agua viva para convertirnos en los verdaderos adoradores y nos transforme en creyentes para que podamos seguirle y servirle.
20 Profundiza en tu oración: Éxodo 17, 3-7; Salmo 94; Romanos 5, 1-2. 5-8 Actúa: Busquemos, con alegría, a algún amigo para compartirle la Buena Noticia. Lunes, III semana de Cuaresma - 13 de marzo Ora despacio con el Evangelio del día: Lucas 4, 24-30 Medita: ¿Cuántos casos conocemos de personas que no se atreven a hablar o aconsejar, y hasta defender aquellos temas relacionados con nuestra fe? Muchos se alejan pues no quieren “meterse en problemas” o crear algún tipo de discordia. Mas aquel que se si se atreve, lo que recibe son miradas frías, burlas y hasta desprecios. Esta situación sucede incluso entre los miembros de la familia. Sencillamente, en esas y otras situaciones, lo que aflora es el miedo. Es difícil ser profeta en tu propio hogar, entre los miembros de nuestras familias o en nuestra comunidad. Esta situación lo que provoca es que nos mantengamos fríos y nos alejemos de nuestro compromiso evangelizador. Anunciar el Evangelio, no es una tarea fácil, y en ese caminar nos vamos a frustrar ante tantos tropiezos. Mas, si miramos los pasos de Jesús, Él nunca se rindió ante todas las piedras de tropiezo con las que se encontró. Lo que nos sugiere es, que al igual que Él, no podemos rendirnos sino seguir adelante con nuestra misión. Recuerda: ¡Jesús experimentó el rechazo de los suyos! Continuemos imitándolo. Con nuestra cruz acuesta, prediquemos la alegría, y el amor de Dios, con el compromiso de llegar hasta aquellos corazones más necesitados y de todo aquel que tiene sed de conocer a Jesús. ¡No te rindas! ¡Dios está contigo! Profundiza en tu oración: 2 Reyes 5, 1-15a; Salmo 41 Actúa: Hoy, identifica a aquella persona que es indiferente a escuchar la Palabra, y proponte realizar un acto de generosidad. Comienza a actuar de la misma manera que actuó Jesús, y con tu comportamiento, menos palabras, vas a lograr que se acerque poco a poco a Jesús.
21 Martes, III semana de Cuaresma - 14 de marzo Ora despacio con el Evangelio del día: Mateo 18, 21-35 Medita: Hace dos semanas, Mateo nos relataba el momento cuando Jesús les enseñó a orar. Una oración que resalta lo amoroso y providente que es nuestro Padre y la clave para un día vivir la plenitud de su gloria. ¡Hay que perdonar! Porque Él siempre está dispuesto a perdonarnos. No somos quienes para negar el perdón a quien nos falta. Dios lo hace con nosotros. Y aquí podemos traer otro principio que Jesús nos enseña y Mateo nos relata: debemos ser humildes y dar el ejemplo. Si recibimos el perdón de Dios, ¿por qué lo negaremos a quien nos falta? ¿Acaso somos menos pecadores que estos? Y si pedimos y recibimos el perdón de Dios, ¿no debemos dar ejemplo de misericordia perdonando nosotros también? Profundiza en tu oración: Daniel 3, 25-26. 34-43; Salmo 24 Actúa: Reflexiona y ora agradeciendo a nuestro Padre su infinito amor y perdón. Pide, a su vez, que te ayude a perdonar. Miércoles, III semana de Cuaresma - 15 de marzo Ora despacio con el Evangelio del día: Mateo 5, 17-19 Medita: El Evangelio de hoy nos enseña como observar la Ley de Dios de manera que su práctica muestre en qué consiste el Reinado de Dios. Toda la Ley de Moisés y, de todos los Profetas, están resumidos en el nuevo mandamiento: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, … Amaras tu prójimo como a ti mismo.» (Mateo 22:37-39). Reclama de nosotros un compromiso auténtico de no llevar a nuestro prójimo por caminos de muerte, sino de vida y de comunión. Estas palabras deben ser la respuesta para el mundo de hoy: Jesús rescata y pone de manifiesto que esas palabras son palabras de vida. Fácilmente decimos creer en Dios, pero sin ningún reparo promovemos cosas como la violencia, el odio y la venganza. Profundiza en tu oración: Deuteronomio 4, 1. 5-9; Salmo 147
22 Actúa: “Obras son amores y no buenas razones”, reza un antiguo refrán. Procura hoy manifestar tu amor a Dios por medio de tu actuar decidido, manifestando amor y cercanía hacia los que te rodean. Jueves, III semana de Cuaresma - 16 de marzo Ora despacio con el Evangelio del día: Lucas 11, 14-23 Medita: Partimos de una reflexión del Papa Francisco sobre este evangelio del 11 de marzo del 2021. Nos asegura que Dios tiene el poder sobre el mal; Jesús ha venido para destruir al demonio y a liberarnos de la esclavitud del maligno sobre nosotros. Tenemos que reconocer que el demonio es real y se evidencia desde el Génesis. Para vencer los ataques del demonio, necesitamos ser radicales en el seguimiento de Jesús y estar vigilantes a los engaños de éste para no caer en la tentación. El peligro esta en el relativismo con que se analiza todo pretendiendo que se perciba como bueno o inocuo aquello que claramente no es del agrado de Dios y nos aleja del camino del bien. Para vencer el mal tenemos que vigilar nuestro corazón, nuestros pensamientos. Debemos preguntarnos: ¿cuidamos el tesoro de la gracia y la presencia del Espíritu Santo en nosotros? Si no estamos vigilantes, el maligno ejerce más fuerza sobre nosotros, nos debilita y caemos. Profundiza en tu oración: Jeremías 7, 23- 28; Salmo 94 Actúa: Procura hacer hoy el examen de consciencia considerando las alegrías que Dios te ha dado y viendo en que momentos, y de que manera, te has olvidado de Dios alejándote de su camino y amor.
23 Viernes, III semana de Cuaresma - 17 de marzo Conmemoración: san Patricio, obispo DÍA DE ABSTINENCIA Ora despacio con el Evangelio del día: Marcos 12, 28b-34 Medita: Amar es la actitud que mas nos asemeja a Dios. Es la perfección que Dios espera de nosotros. Esto se traduce en acción, en obras que nos llevan al encuentro de Dios en el hermano, en el trabajo, en la familia, en la sociedad. Amar es salir de la obstinación del egoísmo para poder servir con mayor generosidad a los demás sabiendo sacrificarse por el bien de los que nos rodean. Profundiza en tu oración: Oseas 14, 2-10; Salmo 80 Actúa: Invoquemos la presencia del Espíritu Santo para que llene nuestro corazón de su amor. Sábado, III semana de Cuaresma - 18 de marzo Conmemoración: san Cirilo de Jerusalén, obispo y doctor de la Iglesia Ora despacio con el Evangelio del día: Lucas 18, 9-14 Medita: Para poder convertirnos, tenemos que aprender a ser humildes. Podemos caer en la tentación de pensar que, porque servimos activamente en la iglesia, somos mejores que nuestro prójimo. También podemos caer en el engaño de sentirnos superiores moralmente cuando nos comparamos con personas que no están activos pastoralmente. El evangelio nos llama la atención y nos advierte con cuidado que el camino de la soberbia no conduce a Dios. Hay que ponernos en actitud de humildad. La humildad es el camino al corazón de Dios. Jesús es el mayor ejemplo de humildad. Pregúntate: ¿has sido humilde en esta cuaresma? Profundiza en tu oración: Oseas 6, 1-6; Salmo 50 Actúa: A la luz del Espíritu Santo, examina que actitudes de tu vida debes cambiar para vivir la virtud de la humildad.
24 Domingo, IV de Cuaresma (“LAETARE”) – 19 de marzo Ora despacio con el Evangelio del día: Juan 9, 1-41 Medita: Las lecturas del día nos invitan a reconocer que Jesús es la Luz y que, como hijos de esa luz, nos corresponde dar frutos de bondad, justicia y verdad. Se nos pide desde el Antiguo Testamento (Samuel 22) hasta el Nuevo Testamento (Efesios 5, 8-14) a no dejarnos llevar por las apariencias pues el Señor ve el corazón del ser humano. Pretender analizar las maravillas y milagros que el Señor hace a diario con criterios humanos, es un error. Seamos humildes y respetuosos de la voluntad de Dios y démosle gloria a Él sin mirar la persona que es beneficiada por el Señor. Dios sana a quien quiere, cuando quiere y como quiere. Al contrario, mantengamos la fe y perseveremos en la oración pues en su momento, el Señor concederá lo que pedimos, aunque nos parezca imposible. Profundiza en tu oración: 1 Samuel 16, 1b. 6-7, 10-13a; Salmo 22; Efesios 5, 8-14 Actúa: Pide al Señor el don del discernimiento para que puedas tomar las decisiones iluminado por su verdad. Lunes, IV semana de Cuaresma - 20 de marzo Solemnidad: San José, Esposo de la Virgen María Ora despacio con el Evangelio del día: Mateo 1, 16. 18-21. 24a Medita: Hoy leyendo estos versículos, nos motivan a meditar ese momento en donde José, ante la situación de que María estaba encinta, pensaba romper en silencio el compromiso que ya tenía con ella. Mas, mediante un sueño, un ángel le aclara que el niño había sido concebido por obra y gracia del Espíritu Santo. Ya con ese mensaje, él abrió su corazón comprendiendo la labor para la cual Dios lo había escogido: una tarea muy única y especial.
25 Tenía que encargarse de cuidar a mamá María y al niño que llevaba en su seno. Claro, y ese niño por nacer, al ser Hijo del Altísimo, tenía una misión divina. San José, hombre justo y generoso, obedeció sin dudar más, y diciendo si a la misión que le había sido asignada, acoge a mamá María y al niño, comprometiéndose de esa manera a cuidarlos, protegerlos y amarlos hasta el final de sus días. San José comprendió y asimiló que él tenía un designio importante dentro de los planes que tenía Dios para su pueblo. Ahora bien, ¿te has puesto a pensar en cuáles son los planes que tiene Dios para contigo? ¿A qué me llama el Señor? ¿Cómo le estoy respondiendo? ¡Invoca al Espíritu Santo y déjate guiar! Profundiza en tu oración: 2 Samuel 7, 4-5a. 12-14a. 16; Salmo 88; Romanos 4, 13. 16-18. 22 Actúa: Medita hoy, ¿cuántas veces has esquivado el llamado del Señor, tal vez a atender a aquel que necesita y/o a servir en tu comunidad? Comienza con una de ellas y, ¡dile sí al Señor! Martes, IV semana de Cuaresma - 21 de marzo Ora despacio con el Evangelio del día: Juan 5, 1-3, 5-16 Medita: La piscina en Bethesda, y lo que a su alrededor ocurría, es reflejo de nuestro vivir. Somos como el paralítico enfermo: cansado, desanimado, hasta frustrado y casi resignado a vivir solo para sufrir. Pero la presencia de Jesús cambia todo en su vida. Así pues, este evangelio nos habla de sanación integral. Aunque de cuerpo estemos bien, la salud del alma nos evita “otras cosas peores”. Nos habla también de fe. El paralítico le confía a Jesús su dolencia y la razón de su persistencia. Ante las palabras de Jesús, obedece, se levanta y camina. Y, también, este evangelio nos habla de testimonio. Inicialmente, el antes paralítico sabe que ha sido curado y así lo dice. Tan pronto sabe que el nombre de su curador es Jesús, así también lo pregona. Y en su pregón afirma el poder de Jesús: «El que me ha devuelto la salud me ha dicho: Toma tu camilla y anda.» (Juan 5: 11). Pero como a todo el que Jesús sana, le hace la misma exhortación:
26 «…vete, y en adelante no peques más.» (Juan 8: 11). Y tú… ¿has tomado tu camilla y echado a andar? Profundiza en tu oración: Ezequiel 47, 1-9. 12; Salmo 45 Actúa: Como todos estos días, reflexiona. ¿Es para ti Jesús esa fuente de salud de alma? ¿Te confiesas para estar más cerca de Jesús? ¿Cuidas del cuerpo, pues es templo del Espíritu? ¿Respondes al llamado de Jesús? ¿Compartes la felicidad de sentirte amado por Jesús? Miércoles, IV semana de Cuaresma - 22 de marzo Ora despacio con el Evangelio del día: Juan 5, 17-30 Medita: En este Evangelio nos encontramos a Jesús, quien es criticado por los judíos, una y otra vez, especialmente por curar el sábado. Además, se molestan porque Jesús llamaba a Dios Padre, dando a entender que se hacía pasar como igual a Dios. Les dice: «Mi Padre trabaja, y yo también trabajo» (Juan 5, 17). Dando a entender cuán unido estaba al Padre y, por lo tanto, que Él realiza la obra de Dios para establecer la paz y la justicia, y dar la vida eterna. Jesús nos quiere revelar que Dios es un Padre amoroso y que estamos llamados a ser partícipes de esa comunión de amor que existe entre el Padre y el Hijo. La pregunta que nos podemos hacer es: ¿en mi caminar como discípulo de Jesús, puedo decir que soy un reflejo de Jesús? ¿Cómo actúo con mis hermanos? ¿Estoy buscando a Jesús en mis hermanos? Profundiza en tu oración: Isaías 49, 8-15; Salmo 144 Actúa: Repasar las obras de misericordia y proponerme realizar alguna durante este día, para poder ser reflejo de Jesús para los demás.
27 Jueves, IV semana de Cuaresma - 23 de marzo Conmemoración: santo Toribio de Mogrovejo, obispo Ora despacio con el Evangelio del día: Juan 5, 31-47 Medita: Las lecturas del día nos interpelan a examinar la congruencia entre nuestra fe en el Señor, en Su Palabra, y las obras que como fruto de esa fe damos. El mundo nos invita a mirar todo desde la ciencia y lo pragmático; tanto así, que en ocasiones nos puede llevar a la infidelidad. Puede que, para estar bien con el mundo, a pesar de tener alguna formación religiosa, no demos el testimonio que de un creyente se espera. Como resultado, falta congruencia entre lo que decimos creer y la forma en que actuamos. Esto impide que profundicemos en el amor de Dios en nosotros y que lo podamos trasmitir a los demás. Profundiza en tu oración: Éxodo 32, 7-14; Salmo 105 Actúa: Buscar las ocasiones en que hoy puedes dar testimonio de tu fe, aunque sea algo sencillo: bendecir a alguien, agradecer frente a compañeros de trabajo por un don de Dios, orar en silencio al ingerir tus alimentos en un espacio público (trabajo o cafetería). Viernes, IV semana de Cuaresma - 24 de marzo DÍA DE ABSTINENCIA Ora despacio con el Evangelio del día: Juan 7, 1-2. 10. 25-30 Medita: Encontrémonos con Jesús, con su humanidad, pero también con toda la humanidad y con la creación, y seamos capaces de encontrar ese camino de cambio para celebrar la Pascua. Es cierto que, por momentos, pareciera que Jesús se nos esconde, como en una parte del relato del Evangelio, pero finalmente se expresa sin callar nada, con todo lo que eso significa y con todas las consecuencias que eso trae: se proclama enviado de Aquel a quien Él conoce. Sin dudas, habla de Dios y esta confesión determinará en sus perseguidores la decisión de matarlo. En esta Cuaresma, ¿qué camino y acciones hemos realizado para mirar, descubrir y buscar encontrarnos con el Señor? Profundiza en tu oración: Sabiduría 2, 1a.12-22; Salmo 33
28 Actúa: Esforcémonos por cumplir con esto que nos pide el Señor, seamos verdaderos. Sábado, IV semana de Cuaresma - 25 de marzo Solemnidad: La Anunciación del Señor Ora despacio con el Evangelio del día: Lucas 1, 26-38 Medita: Hoy se celebra la Solemnidad de la Anunciación del Señor. María colabora con la obra de la salvación al aceptar el llamado cuando expresa: «...hágase en mi según tu palabra» (Lucas 1, 38). Durante esta Cuaresma, ¿estarías dispuesto, al igual que María, a colaborar con la Obra de Salvación? ¿Llevarías la esperanza a los demás a través de las obras de misericordia? ¿Te lanzarías a cumplir su Palabra? ¿Qué cambiaría en tu vida si decidieras vivir cumpliendo la palabra de Dios? Que el evangelio de hoy sea motivo de conversión e inquiete tu interior. Profundiza en tu oración: Isaías 7, 10-14; 8, 10; Salmo 39; Hebreos 10, 4-10 Actúa: Pregúntate hoy, si estás dispuesto a decirle Si al Señor para que, al igual que mamá María, puedas colaborar con el plan de Salvación de Dios. Domingo, V de Cuaresma – 26 de marzo Ora despacio con el Evangelio del día: Juan 11, 1-45 Medita: Jesús era un amigo cercano a Lázaro y sus dos hermanas, María y Marta. Cuando Jesús llegó varios días más tarde, Marta le reclama diciendo: «Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano» (Juan 11:21). Era difícil de comprender para ella. Él se había quedado dos días más después de recibir la noticia de la enfermedad de Lázaro, como si fuera a propósito. Pero para Jesús era una cuestión de prioridades y propósitos, y no
29 la falta de amor o dedicación a sus amigos. El tiempo de Dios no es nuestro tiempo y, en muchas ocasiones, podemos tener la impresión de que Dios no nos escucha o se demora demasiado. Debemos aprovechar ese tiempo para aprender a confiar en el Señor. Si verdaderamente tenemos fe en Él lo descubriremos como Aquel que nos levanta (resucita) de todas nuestras muertes. Profundiza en tu oración: Ezequiel 37, 12-14; Salmo 129; Romanos 8, 8-11 Actúa: Confía más en el Señor intentando descubrir su presencia en las cosas ordinarias de la vida, con visión sobrenatural. Lunes, V semana de Cuaresma - 27 de marzo Ora despacio con el Evangelio del día: Juan 8, 1-11 Medita: ¡Que fácil se nos da, el juzgar a los demás! ¡Peor aún, tomar acción sobre aquellos que nosotros consideramos han actuado mal! Pero las palabras de Jesús: «Aquel de ustedes que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra.» (Juan 8:7), nos hace examinar nuestras acciones. No tan solo las pasadas y las presentes, sino también nuestra manera ruda de juzgar a los demás. ¿Quién de nosotros no ha pecado? ¿Quiénes somos para creer que podemos juzgar a los demás? ¿Has experimentado la misericordia del Señor? ¿Verdad que es una experiencia sanadora? Cuando nos acercamos al Sacramento de la Reconciliación, nos encontramos con el mismo Jesús que nos abraza con su misericordia. Solo debemos acercarnos con un corazón contrito reconociendo que hemos pecado y que con ello le hemos fallado a Dios. Es el mismo Jesús, en la persona del sacerdote, quien viene a nuestro encuentro, nos absuelve, nos perdona, ¡no nos condena! Por lo tanto, ¿si Jesús tiene misericordia para con nosotros, por qué yo se la niego a los demás? Profundiza en tu oración: Daniel 13, 1-9. 15-17. 19-30. 33-62; Salmo 22 Actúa: Prepárate con un examen de conciencia y acude al Sacramento de la Reconciliación. Pregúntate cuantas veces has juzgado a otros, de alguna manera. Clama por la misericordia de Dios hacia ti y proponte no volver a “tirarle piedras” a los demás.
30 Martes, V semana de Cuaresma - 28 de marzo Ora despacio con el Evangelio del día: Juan 8, 21-30 Medita: Estas palabras de Jesús pueden resultar un tanto confusas. Nos dice: «… me buscarán, morirán en su pecado. A donde yo voy ustedes no podrán ir.» (Juan 8,21) Afirma que crean en Él, porque si no, morirán. ¿Y quién es este?, se preguntan los judíos. Podemos estar seguros de que hoy día hay muchos que se lo preguntan también. Jesús nos reafirma que, siendo hombre es el Hijo del Padre, y que su misión es agradar a Dios, cumplir lo que el Padre le pida. Y cumple con el Padre, principalmente por el Amor del Padre y por retribuir ese amor con amor. Como bautizados, también somos hijos de Dios, y amados infinitamente por Él. Sin embargo, muchos aún no lo reconocen y pasan su vida en un caminar distinto a lo que nuestro Padre desea. Esta ausencia de reconocer a Dios, tal vez provenga de preguntarnos, ¿está Dios conmigo ante tanto padecer que vivimos? Pero ya lo dice Jesús: «… el que me ha enviado está conmigo: no me ha dejado solo…» (Juan 8:29). A nosotros tampoco, aunque en momentos nos lo parezca. Dios siempre está con nosotros. Profundiza en tu oración: Números 21, 4-9; Salmo 101 Actúa: Aparta hoy un rato, examina tu conciencia, redescubre la misericordia del Padre y renueva tu gratitud por el infinito amor de Dios. Miércoles, V semana de Cuaresma - 29 de marzo Ora despacio con el Evangelio del día: Juan 8, 31-42 Medita: Jesús dice: «todo el que comete pecado es un esclavo.» (Juan 8:34). Utiliza la analogía de un esclavo y su amo para señalar que un esclavo obedece a su amo porque le pertenece. Los esclavos no tienen voluntad propia. Están literalmente en la esclavitud de sus amos. Cuando el pecado es nuestro amo, somos incapaces de resistirlo. Pero, una vez que venimos a Cristo arrepentidos y recibimos el perdón de los pecados, somos dueños del Espíritu Santo que viene a vivir dentro de nosotros. Es por su poder que
31 somos capaces de resistir el pecado y convertirnos en esclavos de la justicia. Los discípulos de Jesús le pertenecen a Él, y quieren hacer las cosas que le agradan. Esto significa, que los hijos de Dios le obedecen y viven libres del pecado habitual. Podemos hacer esto porque Jesús nos ha liberado de la esclavitud del pecado. Profundiza en tu oración: Daniel 3, 14-20. 91-92. 95; Salmo Daniel 3 Actúa: Hoy debemos comprometernos que, como seguidores de Cristo, crecer y madurar en nuestra fe leyendo y estudiando la Palabra de Dios todos los días. Pasar tiempo en oración con Él, seremos más capaces de resistir al pecado con la ayuda de su gracia. Jueves, V semana de Cuaresma - 30 de marzo Ora despacio con el Evangelio del día: Juan 8, 51-59 Medita: En este pasaje vemos la firmeza y la seguridad de Jesús cuando conversa con los judíos y responde a sus retos exponiendo la verdad (Juan 8,51; 8,58). Es valiente al expresarse, pues sabe que sus expresiones lo exponen al rechazo y al juicio de quienes lo interrogan. Aun así, no calla. Recordemos que «cuando la mente y el corazón están cerrados no hay lugar para Dios.» (Francisco, Homilía 2 de abril de 2020), porque se es incapaz de acoger la novedad de su mensaje. Es precisamente lo que sucede con los judíos. Cuantas veces, por faltarnos formación en la fe, no damos testimonio de ella cuando otros cuestionan aspectos de nuestra religión. Preferimos callarnos por no entrar en confrontaciones con otros. Profundiza en tu oración: Génesis 17, 3-9; Salmo 104 Actúa: Ora al Espíritu Santo pidiendo la fortaleza para vencer el miedo a proclamar la acción salvífica de Jesús en nuestra vida. Comprometernos con seguir formándonos en la fe para poder cumplir la misión que el Señor nos encomienda de ir y hacer discípulos.
32 Viernes, V semana de Cuaresma - 31 de marzo DÍA DE ABSTINENCIA Ora despacio con el Evangelio del día: Juan 10, 31-42 Medita: Los trabajos de Jesús son los trabajos del amor. El amor que nosotros conocemos de Él, es el amor hasta la muerte. Lo que vemos en Jesús lo podemos ver en el Padre. Lo que el Padre ve en Jesús, Él lo ve y lo ama en nosotros. Nosotros oramos para que nuestros corazones puedan ser hechos como el corazón de Jesús. Que podamos amar con la misma fuerza e intensidad siendo sus hijos especiales. Que cada día podamos amar y mejorar en nuestra oración y generosidad. Profundiza en tu oración: Jeremías 20, 10-13; Salmo 17 Actúa: Identifica a quienes he calumniado, pidamos perdón y confesemos, podemos ofrecerlo en la Eucaristía para que se conviertan en buenas acciones. Sábado, V semana de Cuaresma - 1 de abril Ora despacio con el Evangelio del día: Juan 11, 45-57 Medita: Resulta irónico que, por más obras y signos que realizara Jesús, no estuvo exento de una condena de muerte. Muchas veces pensamos que por hacer el bien no tendremos problemas, ni situaciones difíciles a nuestro alrededor. En esos momentos donde imitamos a Jesús sufrimos como Él sufrió. Cuando decides cambiar tu vida y tu comportamiento de acuerdo a la voluntad de Dios, sentirás múltiples pruebas. Hay que tener cuidado de no imitar a Caifás comportándonos como fariseos. Recuerda que Jesús ha obrado muchos signos en tu vida y a veces decidimos sacarlo, es como si fuera una nueva condena a muerte. Profundiza en tu oración: Ezequiel 37, 21-28; Salmo Jeremías 31 Actúa: Hoy, no te rindas ante las ofensas que recibimos por servir y trabajar para el Señor. Toma tu tiempo, ve a adorar al Señor, habla con Él y coloca todas tus situaciones que no permiten tu labor. Colócalas a los pies de Él, para que tome el control.
33 Domingo de Ramos en la Pasión del Señor – 2 de abril Ora despacio con el Evangelio del día: Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 26, 14 ─ 27, 66 Medita: Hoy recorremos el Camino de la Pasión. Vemos como la obra de salvación se lleva a la plenitud. Vemos el modelaje de la lealtad, la obediencia, del cumplimiento de la Voluntad del Padre. En cada paso de la Pasión nos podemos identificar con algunos de los personajes y protagonistas. Comenzamos a prepararnos para vivir la Semana Mayor. Es un momento donde contemplamos todo el camino de la redención del hombre. Nuestro Espíritu es llamado a meditar cada gesto, cada palabra y cada acción de Jesucristo. Profundiza en tu oración: Evangelio Procesión en la Misa: Mateo 21, 1-11; Isaías 50, 4-7; Salmo 21; Filipenses 2, 6-11 Actúa: Medita hoy, cuántas veces y de que maneras, tú le has dado la espalda a Jesús haciéndote eco y hasta partícipe de las obras y artimañas que no permiten que Jesús entre en los corazones del pecador.
34 Lunes Santo - 3 de abril Ora despacio con el Evangelio del día: Juan 12, 1-11 Medita: El discípulo agradecido, corresponde al amor que recibe del Señor con todo lo que tiene. María saca el tiempo, para estar a los pies del Señor, ungiéndole los pies con el mejor perfume que ella tenía y podría inferir que escuchaba sus enseñanzas. Hoy, tú y yo, podemos adorar al Señor, poniendo a sus pies todo lo mejor que tenemos: tiempo, talento y el tesoro. María ungió los pies de Jesús con el perfume más caro, ¿y tú y yo con que podemos ungir Sus pies? ¿Qué le podemos ofrecer? ¿Qué es lo mejor que tienes para Él? El Señor es un Dios de amor, que siempre nos colma con grandes bendiciones y dones, sin nosotros merecerlo. Tanto amor, tanta misericordia, ¿siempre está disponible a nuestro lado? Entonces, ¿cómo no corresponderle con agradecimiento? ¿Cómo no dedicarle el poder estar a los pies del Señor y para poder encontrar la sabiduría y la fortaleza que necesitamos tanto para poder lidiar con nuestro día a día? ¿Cómo no entregarle nuestras preocupaciones con la certeza de que Él va a tener el control de nuestras vidas? Estar a los pies de nuestro Señor, recibiendo su amor, orando con todo lo que tengo y todo lo que soy, estamos seguros de que, a sus pies, estaremos viviendo los mejores momentos de nuestras vidas. María estaba orando no con palabras sino con todo su cuerpo y su corazón. Y tú, ¿como oras? ¡Lo mejor que de mi, espiritual y materialmente, debe ser para mi Señor! Profundiza en tu oración: Isaías 42, 1-7; Salmo 26 Actúa: Medita hoy, cuanto tiempo del día le ofreces al Señor. Cuántas veces te detienes y pasas un rato en comunicación con Él, allí en el Sagrario. ¿Asistes a la Adoración del Santísimo asiduamente? Piensa, y a partir de ahora, programa sacar el tiempo necesario para ofrecerle al Señor lo mejor de ti diariamente.
35 Martes Santo - 4 de abril Ora despacio con el Evangelio del día: Juan 13, 21-33. 36-38 Medita: Vuelven a resultar confusas las palabras de Jesús. En un momento les dice a sus apóstoles: «… uno de ustedes me entregará.» (Juan 13, 21). También: «Adonde yo voy no puedes seguirme...» (Juan 13, 36). Pero también les dice en este momento: «Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre...» (Juan 13, 31). Y los apóstoles se preguntaban, ¿quién es el traidor? ¿Por qué no te podemos acompañar Jesús? Así nos pasa a nosotros. A veces hasta sin darnos cuenta, estamos tan arraigados a un mundo que nos dice: ¡el poder está en ti! Pensamos que podemos vivir sin Dios. Ponemos extrema confianza en nosotros sin reconocer que todo nuestro ser, viene de Dios, que todo lo que somos y tenemos, es don de Dios. Otras veces nos sobre confiamos en una fe que percibimos como muy fuerte, pero tan pronto se pone a prueba, al igual que Pedro, se quebranta y doblega. ¡Y volvemos a traicionar a Jesús! Como posteriormente sabemos que a Pedro le ocurre. Arrepintámonos de corazón, lloremos la traición, busquemos el perdón de Jesús y, ¡demos fuerte testimonio de ser buenos hijos de Dios! Profundiza en tu oración: Isaías 49, 1-6; Salmo 70 Actúa: Comenzando esta Semana Santa, sumerjámonos en oración, agradeciendo a Dios todo lo que nos ha dado. Pidamos perdón por las veces que no hemos sido fuertes en la fe y no hemos dado verdadero testimonio de Él. Pidamos su ayuda para cada día orar mejor, formarnos mejor y ser mejores hijos de Dios. Miércoles Santo - 5 de abril Ora despacio con el Evangelio del día: Mateo 26, 14-25 Medita: Esta lectura nos invita a meditar en cuántas veces hemos traicionado a Jesús. Es curioso, pues cada vez que leemos este pasaje pensamos en aquel Judas, el traidor, y se nos olvida que tú y yo hemos sido traidores un sinfín de veces. ¿Cuántas veces he actuado mal y en contra del hermano? O, ¿cuántas veces he calumniado al otro? ¿Cuántas veces me he dedicado a sembrar la
36 guerra y/o la cizaña provocando tan solo discordia y alejando la paz y la armonía entre los demás? ¿Cuántas veces no he hecho lo correcto ante las necesidades del otro? ¿Cuántas veces le he faltado al Señor? ¿Cuántas veces he rechazado actuar de acuerdo con sus enseñanzas? De esa manera y muchas otras más, hemos traicionado a Jesús, hemos sido otros Judas. Cuando actuamos de esa manera, nos olvidamos del amor que nos debe identificar como discípulos de Jesús. Hoy, la Palabra nos invita a dejar a un lado nuestra vida mundana y comenzar a vivir como Jesús nos enseñó. Acercarnos más al hermano, ver a Jesús en él y hacer lo que él quiere que haga, de esa manera no estaremos traicionando a Jesús. Profundiza en tu oración: Isaías 50, 4-9a; Salmo 68 Actúa: Hoy haré un examen de conciencia, preguntándome cuántas veces he traicionado a Jesús con mi forma de actuar con los demás. Me propongo, desde hoy en adelante, al encontrarme ante las distintas situaciones de la vida, preguntarme, ¿cómo actuaría Jesús ante esta situación? Jueves Santo, Misa Vespertina de la Cena del Señor – 6 de abril Ora despacio con el Evangelio del día: Juan 13, 1-15 Medita: Jesús nos amó hasta el extremo, pues estuvo dispuesto a entregarse totalmente para ganarnos la salvación. Pero también q u i so d e j a rn o s l a s “herramientas” para que pudiésemos caminar en la fe hasta alcanzar la meta que nos tiene reservada. Se nos entrega en Cuerpo, Alma y Divinidad en la Santa Eucaristía y nos modela el servicio y la humildad, esperando que hagamos lo que Él mismo hizo. Jueves Santo, día de celebrar el Amor Supremo, día de reflexionar si nuestro amor es “extremo” como el de Jesús. Si reconoce-
37 mos que nos falta amor, humildad y entrega, es un excelente momento para decidir seguir a Cristo con radicalidad. Profundiza en tu oración: Éxodo 12, 1-8. 11-14; Salmo 115; 1 Corintios 11, 23-26 Actúa: Dedica la Vigilia del Jueves Santo para meditar sobre el Gran Regalo de la Eucaristía, para valorar la inmensidad de este inmerecido don y para pedir a Jesús Sacramentado que aumente cada día en ti, la humildad y la disponibilidad para el servicio al prójimo para trasmitir ese AMOR. Viernes Santo en la Pasión del Señor – 7 de abril Ora despacio con el Evangelio del día: Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 18, 1 — 19, 42 Medita: El Viernes Santo podemos contemplar muchas cosas donde se nos manifiesta el amor de Dios, cosas que nos muestran la forma de seguir a Jesús hasta el fin. Tomaremos diversos puntos importantes para meditar, uno que quizá sea el más importante, es reconocer el verdadero amor, el amor sin excusas y sin temor a las consecuencias. El amor que Jesús nos tiene, ese amor hasta el extremo, un amor sin medida, es un amor que da vida. Otro es la valentía de seguir a Jesús como María, que asume su propia cruz, sufriendo y camina con su hijo Jesús. Ella así lo hizo por lo que lo ama desde que lo tuvo en su vientre. Profundiza en tu oración: Isaías 52, 13–53, 12; Salmo 30; Hebreos 4, 14-16; 5, 7-9 Actúa: En este día tengamos en mente la misericordia que Dios nos tiene. Encontremos al Amor de los amores para recordar este día cómo Él dio la vida por todos nosotros.
38 Sábado Santo - 8 de abril Ora despacio con este Pasaje de la Biblia: Jeremías 20, 7-18 Medita: El profeta escribía «Me has seducido Señor y me deje seducir» (Jeremías 20, 7). Todos nuestros sentidos están a la expectativa. Nos encontramos ante la espera del acontecimiento que dividió la historia por la mitad. La Iglesia aguarda y espera. Piensa y espera en el Señor. ¿Qué te dice cada palabra del Antiguo y Nuevo Testamento que se lee durante esta noche? ¿Qué significado tiene para ti el sacrificio que Jesús ha hecho por ti? Profundiza en tu oración: Mateo 27, 62-66; Oseas 6, 1-3a Actúa: Hoy meditando las lecturas, reflexiona que cambios debes hacer en tu vida y reconoce que Jesús padeció y murió por ti para regalarnos el don de la Salvación y el don de la libertad. Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor – 9 de abril Misa del Día Ora despacio con el Evangelio del día: Juan 20, 1-9 Medita: ¡CRISTO HA RESUCITADO! ¡ALELUYA! Hoy, tú y yo, somos testigos de ese acontecimiento tan relevante, tanto en nuestras vidas, como en la de los demás. Nosotros, los cristianos, somos esos brotes que estamos creciendo, ya que hemos sido injertados en Cristo Jesús. Así que, al igual que esos brotes, dependemos del tronco, Jesús Vivo, para que, como criaturas nuevas, caminemos en y con Él.
39 Como discípulos del Maestro, Cristo Jesús, comenzamos a vivir una nueva vida, pues daremos testimonio de su amor, tratando de vivir al servicio de los demás. Llevando la paz, la alegría y la justicia dondequiera que vayamos. Solo así podemos predicar a un Jesús Vivo, aquel que venció a la muerte y que con su muerte y resurrección nos salvó y nos libró del infierno. Hoy, este pasaje del Evangelio de Juan, te lleva a pensar si en ti, la criatura “vieja” murió en la cruz junto a Jesús, y si el brote de esa nueva creatura está debidamente injertada al tronco de la vida: Jesús. ¡Que todo aquel con quien te encuentres pueda decir: “esta es una persona nueva”. ¡Yo quiero ver los mismos cambios en mí! ¡Como ha cambiado! Profundiza en tu oración: Hechos 10, 34a. 37-43; Salmo 117; Colosenses 3, 1-4 Actúa: Pon atención, pero de manera especial y, diariamente, a ese tu nuevo caminar junto con Jesús. Mantén un diario de tu crecimiento, como criatura nueva, en la fe y en tu servicio para con los demás. ¡Un diario donde en el futuro puedas comparar y medir tu camino de conversión! …y tú mismo puedas decir ¡que mucho he cambiado yo!
40 ...algunas de nuestras misiones!
41 Misión No. 21002 Pastoral Migratoria San Pedro de Macoris, RD Centro Comunitario Arabia, Misión No.8003 Bogotá, Colombia Misión No. 22001, Banco Diocesano de Alimentos: “5 Panes y Dos Peces”, La Dorada, Colombia ...algunas de nuestras misiones!
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44 Tu apoyo para orar en este tiempo litúrgico, Cuaresma 2023 Redacción, diseño y montaje: Adalis Campoamor, Elba M. Santiago, Padre Gerardo Enrique Olivera Hernández, Hiram Díaz, Padre José Gabriel Corazón López, Luis A. Pico-Lacomba, Myrtha Díaz y Virgen Milagros Rivera, O.P. Para ponerse en contacto con el comité, vean los datos en la página 2 de esta guía. Nihil Obstat: Padre Alfonso Guzmán Alfaro, OFM Imprimatur: SER Mons. Roberto O. González Nieves, OFM Arzobispo Metropolitano de San Juan de Puerto Rico Unidos Contra el Hambre ARZOBISPADO DE SAN JUAN Urb. Los Maestros, 789 Calle Jaime Drew, San Juan, PR 00923-2400 Dirección Postal: PO Box 11547, San Juan, PR 00910-2647 Tels. (787) 300-4959 / (787) 727- 7373 · Facebook: @UCHcompartetupan · Twitter: @UCHcompartelpan · ATH Móvil: 939-489-4260 Los tres pilares de la Cuaresma
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