Para ellas, las ideologías no han muerto, y lo reafirman en las peores circunstancias imaginables. La reivindicación de

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o de a, un atólic pañarlas c ia gles a acom e la I En noviembre de 2005 la ciud tes d trevieron ad de Mar del Plata es sede n e n de una defi esria Cumbre detopres quienes asisten se encuentra se a expo qtes ue de cia adrnito el mandatario norteamericano América. Entre al s aiden Mrge r, y isten s , Geo osición latinoamericanos pone fin a W. c a Bus it h. l o La pos il p o de m a Res horas e la m la propuestaim may s l is oría al o de d a ri los e imp r gob r eria pe t iern d lista os u o a o caddoiccom ALCA. En el estadiont ralael amig de implantarjuun ntde tad ún en todo naMarcha ha de 24 mes, , co plente, uddial . Entine ntomer udcon ista ve mun ciud la ndial de , Hugo Chávez nda, fuun la Juventel ral llam e, disc ado uil s ydelalosjuPue sad, arc edia rebre e nte Mu Cum urso im atro r en ante r r cu Las Mad un mile En a é blos, un encuene m p ra m dral de Q u s de un ón pers u ere d v de pe a ona l s. de q am tro paralelo Es se el “C a cier u e es im ra y , a de ag las r e e rte d la acti ns N t No vida s co p l des s to curren eofic Argentina, entre ellas, lascaMad a nal la Ca edede ía A au Corea de él con drpit dorga de N y el smos.se aliiale Tr ricibu las rpitDalres , deniza lostro Plaza de es soc en iale r. s Maca istócion en ispoBerlíen, May ang, ciusda hun onegyde deol.nEn va el ,astr cotico etaidñy,oDieg entr tancuaes 89e. Py oelfutb e aelreMu Heb mar d labién s, Orob decho.a Tam olís yuno onsesñode r la co s ca Bon en tra a a Ese afin n Julio de 19 ien an el m mar de la cip in o n m Arm o rti del and lis v pa e hist u o Mar y cia óric u m r e Mo abrazo ado so l l ico M na. to n iát e u N as ien o a o e bres s l am c nt p c ns e , ine nt s n d m is s de co a n . el a l o o b u do ció e r r r sta crisis del pe un ica c b t m O ha nd a reivi del janr Jaim , inable ya sisete s.es de todo el tre am ngLa s. tas ñoag poes nent las Madres via e aim e aen oyo ñoion prolo as al encunsdtaenc esias rím qujóv de la Historia”, seac cre es to cir or nes onleg tesde iden con el ap con l us afi lascpe aMde e ie c o s to en r r e jun an d , e b e ta rm r im d v lis d re e ria mrás. dres c n muecrto o n vuelt ba ue Antiimpe ias, y lo aieat onne s saha ne q rectie Ma conta ologíaslono nun continuarlasutya de dic uono deión scis da tie z. Para ellas, las ide de mes Mayo, las én, y que a a m l l n l de e n e la y y u e , o y s hijos te atr rna 1. En aq laza de e Neuqu las luchas de su e exis más frate ia, qu lice de lo ción s, en 198 ia en la P atedral d s a l e l e r g p C aI La dre sistenc en la y cóm a otr s Ma e de es oderosos de la uas de r o iniciado s e t n r p t contin rio con o senta ante los epre a los r pre dócil solid e d o m s, otr a, sie evare lesiástic N e c D e quía jerar ARGENTINA $ 5

Hebe y Diego, contra Bush

Revista de la Fundación Madres de Plaza de Mayo AÑO II . NÚMERO 14 / SEPTIEMBRE 2010

VO! TO NUEEM EN

SUPLRTAMOSN CO ORDÓ EL C 1



Roberto Piazza x Hebe

DESDE EL ALMA ADEMAS: UNIVERSO DIVERSO / EL COLOR DE LA CALLE / DE PIE / DR. HOUSE

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DESDE EL ALMA Roberto Piazza x Hebe

02 Y SIN EMBARGO TE QUIERO Tango, Piazzolla y después

07 UNIVERSO DIVERSO

Diversidad sexual y derechos humanos

Juicio a los jueces de la dictadura El Judicial es el Poder del Estado más retrógrado y conservador. Sus miembros no son elegidos por el voto popular, sino por decisiones de la Presidencia de la Nación y el acuerdo del Senado. Una vez que obtienen el puesto, los jueces son vitalicios en sus cargos. Por eso, la estructura judicial se renueva muy lentamente, y ninguna coyuntura política los afecta. Sus altos salarios no pagan impuesto a las ganancias, como sí lo hace cualquier trabajador de ingresos medianamente importantes. Los Señorías tienen privilegios de todo tipo y calibre, que influyen en sus visiones generalmente aristocráticas sobre el conflicto social. El Poder Judicial es el que más tardó en adaptarse al sistema democrático que se reinició en 1983. Tanto, que aún hoy hay en funciones no pocos jueces que también lo fueron durante la dictadura. Y peor: han surgido denuncias muy bien fundamentadas respecto de la intervención de jueces, fiscales y hasta funcionarios de segundas líneas aún en actividad, en graves hechos represivos. Durante aquellos años de terror, los jueces aceptaron jurar por las actas y estatutos del “Proceso de Reorganización Nacional”, y no por la Constitución. El rol de los jueces se limitó al triste papel de legitimar la represión. De darle cobertura legal. Para ello debieron mirar para el costado ante las evidencias que las miles de desapariciones y muertes en las calles estaban señalando: la existencia de un genocidio. Cuando las Madres acudían a los juzgados a presentar un habeas corpus, los jueces los rechazaban. A veces, incluso, hasta les hacían pagar las “costas”, en representación de los “gastos procesales” que ocasionaba el expediente, cerrado sin mucho trámite. Hace años que las Madres reclaman “cárcel a los jueces genocidas y otros jueces para la democracia”. Si bien es cierto que en los últimos años se han observado sensibles avances en la estructura judicial, especialmente en la composición de la Corte Suprema, todavía falta. Y eso que falta es mucho. Resta, por ejemplo, que sea la propia Justicia la que señale, separe de sus cargos y juzgue como es debido, a los miembros del Poder Judicial que fueron cómplices, y sostenedores capitales del Terrorismo de Estado. No alcanza ni siquiera con que pidan perdón. Mientras esos juicios formales, con facultad de condenar y castigar, no se hagan en los Tribunales ordinarios, serán las propias Madres de Plaza de Mayo quienes los promuevan. Como antes con los periodistas que callaron y mintieron, ahora les tocará a los jueces sortear la prueba del ácido: la memoria fértil de las Madres. El jueves 23 de septiembre, el ECuNHi se convertirá en un gran banquillo, donde las Madres sentarán simbólicamente (pero con toda su fuerza histórica y política) a esos jueces que fueron partícipes necesarios del genocidio. Todos los que asistamos ese día podremos sentirnos, por una vez, “jueces”, y, a mano alzada, declararlos ¡culpables! La Justicia de verdad, ésa, la de los ojos vendados, se lo merece. Y nos lo demanda.

11 EL COLOR DE LA CALLE Muralismo y disidencia

14 DE PIE

Teatro Comunitario en Patricios

22 EL BLOG DEL PAÑUELO

El rock y la cultura antisistema/ El maléfico Dr. House/ El diablo en la boca

26 CIELITO DE LOS TRABAJADORES Historias de vidas transformadas

28 ENTRE CASCOS Y CUADERNOS Alfabetización de adultos

30 “CHILENOS, EL MERCURIO MIENTE” Cine y militancia

32 MARISA WAGNER Catarsis y celebración

CORTAMOS EL CORDÓN Suplemento Nº1. Coleccionable Demetrio Iramain “SUEÑOS COMPARTIDOS” Año II Nº 14 / AGOSTO 2010/ REPÚBLICA ARGENTINA Editorial: Fundación Madres de Plaza de Mayo/ ISSN 1852-4745 / Propiedad Fundación de Madres de Plaza de Mayo Reg. INPI EXPEDTE. 784.377 Coordinador General Demetrio Iramain Coordinación Periodística Equipo de Prensa Madres Editora General Lucía García Editores Fernando Ashkar/ Cynthia Berenguer/ Sandra Conte/Agustín Crivelli/ Pedro Lanteri/ Liliana Szwarcer/ Luis Zarranz Redacción Daniel Ballester/ Sandra Conte/ Leopoldo Dameno/ Facundo de la Fuente/ Lucía García/ María Eva García Simone/ Solana Landaburu / Andrés Martínez Cantó/ Leonardo Rodríguez/ Daniel Roncoroni/ Liliana Szwarcer/ Luis Zarranz Corrección Leonardo Rodríguez / Luis Zarranz Asesor de Producción Pablo Moratorio Historia de las Madres Demetrio Iramain Ilustraciones de Historia de las Madres Patricio Plaza Historieta Jorge Meijide Humor gráfico Fabián Prol Edición de fotografía Cesar Capasso Fotografía Jeremías Cifarelli/ Sebastián Romero Colaboración Fotográfica Ayelén Escobar Valdez/ Jorge Santana Fotos Archivo de Madres Juan Martín Bonacci Diseño y diagramación Nicolás Gil/ Sebastián Santos Producción Imprenta Marcelo Moreira Impresión Imprenta de las Madres. Domicilio: Hipólito Yrigoyen 1584. CP 1089 Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Tel/Fax: 8011) 4383 6430. E mail: [email protected]

Tango, Piazzolla y después

Y sin embargo te quiero Del tango se dice que es la música de la ciudad de Buenos Aires y también que identifica a la Argentina en el extranjero. Puertas adentro, sigue abierta la polémica que debate si sus nuevas modalidades actualizan el género o ni siquiera merecen llevar su nombre. Lo cierto es que en el escenario cerrado de la ortodoxia tanguera irrumpieron vertientes jóvenes y propuestas renovadas. Parece que no todo estaba dicho en el 2 x 4. Por Liliana Szwarcer / Andrés Martínez Cantó

Durante largos años, el tango fue un género musical poco frecuentado por los oyentes, bailarines y músicos sub 35. Después de haber acompañado de cerca a quienes fueron jóvenes en la década del 40, permaneció con ellos y, según dictaminaron las generaciones subsiguientes, también con ellos envejeció. Este juicio lapidario proviene de quienes aprendieron a detestarlo, sobre todo por su identificación con un programa televisivo que, a lo largo de cuatro décadas, instauró una imagen vetusta y comercial del género. Quien fue joven o adolescente en estas épocas de anclaje (y predominancia) del tango televisivo, jamás pudo comprender que sus abuelos consumieran desde la nostalgia esos productos falsificados, con estética bizarra. La pervivencia del modelo tanguero de club social y deportivo engominado también se explica porque éste sintonizó muy bien con los gobiernos de facto de turno. El tango travestido del Canal 9 de Romay estaba tranquilizadoramente lejos de toda subversión porque también distaba absolutamente de cualquier ambiente de milonga genuina.

Vuelvo invicto a la casita de mis viejos

El redescubrimiento del tango tiene lugar en el primer lustro de la década del noventa. Aquí, el abordaje es múltiple. Por un lado, la globalización favoreció que alemanes, japoneses y pudientes de cualquier país del mundo descubrieran nuestra música ciudadana. Y ella, que supo mantener su sensualidad en las milongas, los alentó a exorcizar sus frías estampas con el calor y el color de un baile arrabalero. Muchos se dejaron cautivar por la elegancia y el suave erotismo de una melodía que, siendo latina, no lo parecía. Y la burbuja mediática que permitió el redescubrimiento del tango danza en el exterior fue creciendo y ganando titulares en los medios extranjeros. Así, en un ejercicio de retroalimentación, los diarios nacionales reflejaron este fenómeno que empezó a resultar atractivo a nivel local.

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El dilema del tango del siglo XXI Leandro Donozo* Para un adolescente de los 80 y los 90, tango era directamente una mala palabra. Aun para aquellos que estudiaban música o tocaban algún instrumento y conocían hasta el último detalle de la historia del rock argentino e internacional, del jazz y de cuanto género musical exótico pudiese conocerse (casi no había Internet todavía), la llamada música ciudadana olía indefectiblemente a formol. La imagen de aquellos cantantes que se veían por la televisión de entonces, con sus peluquines y sus falsas sonrisas gardelianas constituía la antítesis de lo que queríamos ser y de cómo concebíamos nuestras músicas. Por suerte, con el tiempo, algunos fueron descubriendo otro tango. Una música tan sofisticada y de una tradición tan compleja y rica como la del mejor jazz. Un género tan profundo y reo como esos viejos blues. Una expresión con el potencial de ser tan revulsivo y provocador como el más salvaje rocanrol. Al principio, todo fue pura arqueología: rebuscar grabaciones, rastrear información entre bibliografía más poética que informativa; separar –con gran dificultad – la paja del trigo. Y una vez localizado ese tango con el que sí podía establecerse una relación más cercana, para muchos jóvenes músicos el desafío fue aprender a tocarlo; buscar cómo reproducir esa cadena de transmisión oral cortada con la desaparición de las grandes orquestas y la escasez de maestros, partituras, métodos y ámbitos para practicarlo. Si bien es cierto que esta etapa de reconstrucción está aun inconclusa (quizás sea ése el principal rol de nuestra generación),

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hay que decirlo: estamos mucho mejor que hace quince años. Aunque por ahora más a través del baile que de la música, el tango hoy ha vuelto a ser una presencia cotidiana en nuestra vida y nuestra cultura, y eso merece ser celebrado. Se dirá, y con razón, que entre las actuales hay orquestas y músicos muy buenos, muy estudiosos, muy capaces. Se dirá, y con razón, que hay intensa actividad y variedad y más de una orquesta interesante. Todo eso está muy bien pero, sin embargo, hoy el desafío para el tango como expresión musical parece necesitar aún más. ¿Cómo hacer para trascender la copia, el mero ejercicio didáctico? ¿Cómo sacar al tango de la vitrina del museo y volver a darle cuerda –y vida – a esa vieja máquina? ¿Es posible no sólo recrear sino continuar esa tradición con nuevos aportes? ¿Es factible volver a hacer música de hoy a partir del tango? ¿Podremos hacer nuestro nuevo tango o estamos condenados a repetir antiguas fórmulas y esquemas? No sé bien que significará el tango para un adolescente del 2010, pero para aquellos de las últimas décadas del viejo siglo XX sigue siendo, de alguna manera, la posibilidad de reclamarnos herederos legítimos de una tradición musical de una riqueza incalculable, sin dejar de jugar de locales en cualquier lado.

* Investigador especializado en música y editor de Gourmet Musical Ediciones. Autor del “Diccionario bibliográfico de la música argentina” y de la “Guía de revistas de música de la Argentina (1829-2010)”.

El tiempo pasa: nos vamos volviendo tecno

Los músicos que se acercaron al tango en la última década del siglo XX y en la primera del siglo XXI le hicieron un agregado al espíritu irreverente que marcó sus inicios: mezclaron el género con la música electrónica. Ése fue quizás el último gran vuelco de este género musical. Si bien en la década del 90 varios grupos de rock apelaron a la poética del tango e interpretaron y grabaron temas, nunca terminó de desarrollarse la empatía que se dio con la música electrónica. Muchos músicos recurrieron a la computadora como única posibilidad de armar una orquesta típica, y en la candencia del 2x4 anexaron voces sampleadas, baterías y ritmos a contrapunto. La composición empezó a ser global y a la distancia. Las nuevas tecnologías permitieron grabar canciones de nuestra música ciudadana de manera más inmediata, experimental y con posibilidades de testeo en las pistas del universo dance. La novedad encontró ecos positivos y los pioneros empujaron los límites del género de manera muy riesgosa. Si bien los puristas no consideran que esta mezcla sea parte del tango, muchos de los compositores de la nueva cyber ola reivindican a los tangos desde las letras y la musicalidad, y defienden su postura con los dientes. Quizás la cara más visible de este fenómeno sea Gustavo Santaolalla, el músico argentino radicado en Estados Unidos. Polifacético ganador de dos premios Oscar por la música de sendos filmes, él formó el colectivo de músicos Bajo Fondo Tango Club, junto al uruguayo Juan Campodónico. Lo que comenzó como una exploración de ritmos rioplatenses y electrónicos, desembocó en potentes canciones que se convirtieron en un suceso reconocido mundialmente. La fusión de estilos como la milonga con el hip hop o el drum & bass se realizó en un principio de manera artesanal y fue creciendo en sonoridades y colores que otorgaron a la banda una identidad propia. El mismo vértigo de la búsqueda los llevó a convocar a reconocidos músicos populares que prestaron su voz y sus instrumentos a la interpretación. Los casos más conocidos son los de Adriana “la gata” Varela y Gustavo Ceratti. Cabe rescatar a quienes fueron pioneros en provocar una irrupción con el género: Gotan Project. El músico a cargo de este proyecto es un argentino, Eduardo Makaroff, que con su composición batió récords de venta en Europa y se posicionó como referente de este movimiento en el viejo continente. Si bien nació de un grupo “anclao en París”, Gotan Project legitimó este tipo de música, sostenido por un auge que se correspondía con su calidad y su nacionalidad de origen. Hay quienes dicen que, en realidad, los primeros en acercarse al tango desde lo electrónico fueron los hermanos Leo y Gastón Satragno –hijos de Pinky y Raúl Lavié -, pero que como ellos se abocaron a la escena tecno local, quedaron rezagados en el reconocimiento internacional. En el año 1986, estaban al frente de una banda tecno, El Signo, que fue mutando y cambiando hasta llegar a ser conocida como Ultratango. Ésta tiene todo el mérito del rescate de la figura de Astor Piazzolla como primer rupturista (ver recuadro); en su disco “Astornautas” interpretan temas de él y propios, y funden la música de los bandoneones con los sintetizadores y las computadoras de última generación. Dentro de esta movida pueden mencionarse también discos como “Tango Crash” (del dúo integrado Martín Iannaccone y Daniel Almada), “Narcotango” (de Carlos Libedinsky) y “McDougall Tango” (el CD del grupo rosarino San Telmo Lounge). La apuesta por esta fusión sigue creciendo. Muchos DJ’s “tradicionales” se animan cada vez más a pasar esta música en las pistas

de baile. Las radios la difunden y hasta musicalizan programas enteros con los nuevos clásicos de Bajo Fondo. Santaolalla es ahora un referente de la escena musical tanguera y tiende puentes entre las nuevas generaciones y la vieja guardia con su película “Café de los maestros”. El tango sigue cambiando. Como siempre lo hizo, más allá de que muchos hayan querido abroquelarse en un molde de viejo cuño. Muchos pibes, en su casa, con su computadora, descubren a Pugliese o D’Arienzo por el tango electrónico, y se acercan precavidos a la milonga o comienzan a misturarlo con sonidos nuevos. Este género musical se pone en juego en cada cambio, de la mano de

conservadores e innovadores. Que la identidad del tango esté en permanente construcción es tan propio de él como de la identidad argentina, y eso es signo de saludable vitalidad. Afortunadamente.

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Sí, es cierto, soy un enemigo del tango; pero del tango como ellos lo entienden. Ellos siguen creyendo en el compadrito, yo no. Creen en el farolito, yo no. Si todo ha cambiado, también debe cambiar la música de Buenos Aires. Somos muchos los que queremos cambiar el tango, pero estos señores que me atacan no lo entienden ni lo van a entender jamás. Yo voy a seguir adelante, a pesar de ellos. Astor Piazzolla, 1954

La ruptura de Astor Piazzolla Omar García Brunelli* A esta altura del partido, creo que ya no se puede hablar de ruptura en la obra de Astor Piazzolla. No fue una ruptura la que produjo en el tango; fue la continuidad inevitable y necesaria. Si no la hubiera realizado él, tal vez la habría llevado a cabo Rovira o algún otro. De hecho, Piazzolla irrumpe salvajemente en el panorama del tango de mediados de los 50, pero no es él solo quien corroe los cimientos de un tango que estaba ya un poco en decadencia, sino todo un grupo de gente que, con menos estridencia tal vez, realiza una gran tarea de renovación y genera una sonoridad que no puede confundirse con la de la llamada época de oro. Quizá lo que más haya chocado de la música de Piazzolla es que era a la vez revolucionaria y profundamente tanguera. Cuanto más escucha uno sus grabaciones y cuanto más detalladamente las analiza, más se convence de que hay tango de sobra por todos lados. Un tango pletórico de tanguidad. A veces un poco más complejo que otras; de tanto en tanto, sonando un poco distinto, pero nunca sin tango. De hecho, para quien quiera iniciarse en el estudio de este género, Piazzolla es una excelente puerta de acceso. Se aprende mucho más observando con atención a quiénes él admiraba (Alfredo Gobbi, Orlando Goñi, Horacio Salgán, Aníbal Troilo, Elvino Vardaro, Osvaldo Pugliese, Carlos Gardel) y luego preguntándose por qué los admiraba, qué tomó de cada uno de ellos, qué aprendió de sus maneras de tocar, de frasear el tango, que escuchando discos de D’Arienzo, que siempre hizo lo mismo (que también tiene lo suyo, que nadie se ofenda). ¿Será eso lo que tanto molestó a los tangueros tradicionales, que

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se han enojado y a veces siguen haciéndolo, que Piazzolla es el puro tango aunque no sea el que a ellos les gusta? Piazzolla no es sólo “Adiós Nonino” y “Balada para un loco”. Participó en alrededor de 900 grabaciones de sus conjuntos, casi todas sobre composiciones propias. Llegar a abarcar esa totalidad es sumamente complejo. Dentro de esa enorme obra tanguera hay algunas piezas difíciles y otras más sencillas. Hoy, casi nadie le discute “Chiquilín de Bachín” ni “Nonino”, pero hay gente que aún no comprende otras cosas. Ha sido muy difícil para todos los músicos de tango abstraerse de la influencia de Piazzolla. Pero, a su vez, él les abrió el panorama a mil formas distintas de encarar el género. Tal vez porque su desaparición es aún reciente, actualmente los que están realizando cosas nuevas no buscan la continuidad del tango a través de él, sino que se saltean su obra y su estilo para basarse en modalidades previas, como la de Pugliese, o en actitudes marginales que toman prestadas de todos lados, como el tango electrónico, por nombrar sólo dos caminos posibles. Es una actitud sana, que tiende a la búsqueda de algo nuevo, de un sonido que encaje con la vida actual, que compita y se ponga en relación con los otros géneros musicales circundantes. En algún momento, seguramente, de la forma más natural imaginable, habrá un neopiazzolismo que horrorice y haga enojar a los piazzolleros. Quién sabe.

* Musicólogo especializado en tango y música popular. Es autor del libro Estudios sobre la obra de Astor Piazzolla.

Diversidad sexual y derechos humanos

UNIVERSO DIVERSO Por Sandra Conte

LA RECIENTE APROBACIÓN DE LA LEY DE MATRIMONIO IGUALITARIO IMPACTA EN EL CUERPO SOCIAL DE MODOS QUE AUN NO PODEMOS IMAGINAR. LAS MODIFICACIONES SUBJETIVAS QUE LA LEGALIDAD HABILITA SON LIBERADORAS. ESO QUE PASA CUANDO EL TEXTO DE LA LEY HABLA DE LAS VIDAS DE LAS PERSONAS. sueños

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Cada otro somos todos y estos procesos de transformación no se detienen si acordamos de manera colectiva la importancia de alimentarlos cotidianamente.

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as libertades no se demandan, se ejercen. No obstante, una mirada política nos advierte que los Estados que se precian de democráticos las consagran, las legitiman y se comprometen a garantizarlas. Quizás por eso, desde hace un par de semanas celebramos mucho más que una ley. Celebramos la capacidad de una considerable cantidad de individuos para construir un sujeto colectivo que excede ampliamente a los beneficiarios de una demanda puntual como fue el derecho al matrimonio igualitario. Celebramos la capacidad transformadora del sujeto colectivo porque sentimos que esta sociedad se aproxima cada vez más a esa en la que queremos envejecer y ver crecer a nuestros hijos y nietos. Porque finalmente esta construcción transversal, horizontal, generó la grieta necesaria en ese verticalismo dogmático religioso que controló no sólo las conciencias, sino también los cuerpos, de sociedades enteras durante siglos para disciplinarlas. Celebramos la potencia que genera esta materialización de “el otro soy yo”. Cada otro somos todos y estos procesos de transformación no se detienen si acordamos de manera colectiva la importancia de alimentarlos cotidianamente.

Si las categorías que necesitamos no existen, ¡creémoslas! La filosofía es “el arte de formar, de inventar, de fabricar los conceptos”, como decía Gilles Deleuze. Muchos han sido los conceptos “fabricados”, las miradas que trataron de develar aquello que no nos era visible a simple vista en esto de habitar el mundo en un determinado tiempo y espacio, no siempre elegido, sino más bien “habilitado”. La pregunta surge, entonces, inevitable, ¿habilitado por quién y a quién? En este sentido, Carlos Jiménez, docente de la carrera de Trabajo Social de la UPMPM, señala que “reconocer los procesos de lucha del colectivo LGBT (Lesbianas, Gay, Bisexuales, Travestis y Trans), desde una perspectiva histórica, nos permitirá reflexionar acerca de la sexualidad como una construcción modelada por el sistema social y el capitalismo”. En el siglo que precedió a la reciente crisis global, transitamos una de las profundas mutaciones del capitalismo, que originó las sociedades de control (luego de las sociedades de soberanía y las sociedades disciplinarias), la instalación progresiva y dispersa de un nuevo régimen de dominación en comunidades que actúan de un modo similar al de las “máquinas de un tercer tipo, máquinas informáticas y ordenadores”. En su interior ya no bastaba con disciplinar a los individuos, “sujetos-sujetados” por el sólo hecho de constituirse como tales; “como un tamiz cuya malla varía en cada punto” estas nuevas sociedades modulan a quienes las habitan según qué convenga al sistema, demandando de parte de aquell@s, afrontar desde otra perspectiva las sumisiones y las liberaciones. Un instrumento de control social por excelencia como es el marketing se vio entonces desafiado por esta forma de romper con lo previsible que se tornó potencial línea de fuga: cómo controlar aquello que no es uniforme, homogéneo.

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“Diversidad Sexual y Derechos Humanos” Dice Carlos Jiménez, docente de la carrera de Trabajo Social, de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo: “Con la reciente discusión y sanción de la Ley de ‘Matrimonio igualitario’ se puso en evidencia la necesidad de generar espacios -desde la perspectiva de los derechos de la diversidad sexual- que contribuyan a las transformaciones sociales orientadas a mejorar las condiciones de vida, y a promover la igualdad de todos los ciudadanos de nuestro país. Ante esta situación, desde nuestra carrera en la Universidad de las Madres impulsamos el Ciclo ‘Diversidad Sexual y Derechos Humanos’, para fortalecer en los estudiantes el desarrollo de capacidades que les permitan incidir positivamente en los procesos de efectivización de los derechos sociales y, por otra parte, propiciar un espacio de discusión académica que incida en la agenda pública y social orientada a garantizar el cumplimiento de los derechos.” “En este sentido –amplía-, consideramos que esta iniciativa de trabajo nos permitirá contribuir al avance de los derechos del colectivo LGBT. A pesar de las grandes conquistas en materia de derechos sociales, reconocemos un gran déficit de espacios curriculares que aborden la perspectiva de la diversidad sexual transversalmente en la formación de los profesionales, particularmente en las disciplinas sociales. La incorporación del enfoque de diversidad enriquece la formación académica de los estudiantes y posiciona a la carrera a la vanguardia en materia de derechos. Además, reafirma sus principios sobre formar profesionales contextuados en las problemáticas sociales que puedan realmente intervenir sobre ellas y generar cambios sociales. Sin duda, el enfoque de diversidad amplía significativamente los abordajes y la comprensión de los procesos sociales por parte de los futuros profesionales”.

Con ojos nuevos “Cuando escuché todo esto del matrimonio igualitario, primero me pareció raro, porque hasta ese momento yo sabía que los varones teníamos que tener novia y las mujeres, novio. Entonces pensé que era común que también mujeres se enamoraran de mujeres y hombres de hombres, y que el que no lo sabía era yo… pero después, por lo que fui escuchando, me di cuenta que no sólo no era común, sino que además para muchos era malo. Entonces empecé a preguntar y entendí que no era ni bueno ni malo, era libre… no es que van a ir y van a decir ‘mirá nosotros somos gays y queremos que vos también lo seas’, esto no le hace mal a nadie y le hace bien a quienes lo eligen. Ahora pienso eso, que lo que está mal es que haya alguien que no deje a otro hacer lo que quiere, ser libre. ¿Qué pasaría si el mundo fuera al revés y quisieran imponer sólo matrimonios de iguales? Seguro que les molestaría… es lo mismo.” Lihuel tiene 9 años y es parte de una generación que crecerá con una ley que habilita los derechos de todas las parejas.

La unidad de lo múltiple “La inquietante incomprensibilidad de lo mucho se remansa en lo uno”, decía Heráclito, pero Aristóteles agregaba que “la verdad de lo mucho está en ser la ruptura de lo uno”, confrontando de algún modo el orden de la unidad al cosmos de la pluralidad. Así fue como un grupo que es mucho más que la suma de los individuos que lo componen, puso en riesgo la estabilidad deseada como el ideal de lo conocido, lo que se toma como lo dado –brevemente, que bloqueando el deseo cada individuo aparezca modulado a imagen y semejanza de lo previsto: los hombres, machos; las mujeres, hembras - y que no es otra cosa que aquello que tranquiliza y permite multiplicar al infinito las condiciones de vida actuales. Esto “revolucionó” el sistema con un profundo sentido de transformación política, fortaleciendo una de sus potenciales líneas de fuga, grietas que abren paso a lo inesperado, devenido acontecimiento revolucionario en este aprendizaje que implica convivir en la complejidad de lo diverso. Por si algún ser desatento de cualquier género no lo había advertido aún, convendría recordar que la acelerada dispersión de las redes trazadas por los matrimonios igualitarios celebrados en los últimos sesenta días sobre el territorio nacional, atravesando límites provinciales, etarios y de clase con idéntica velocidad, da cuenta de una realidad múltiple preexistente negada -y por lo tanto invisibilizada- que encuentra en la consagración de derechos una posibilidad de legalizar una legitimidad previa.

Esto “revolucionó” el sistema con un profundo sentido de transformación política, fortaleciendo una de sus potenciales líneas de fuga, grietas que abren paso a lo inesperado, devenido acontecimiento revolucionario en este aprendizaje que implica convivir en la complejidad de lo diverso.

La piel del otr@

Seminario Taller Encuentro entre géneros Esta propuesta coordinada por Liliana Messi y Francisco Sánchez combina técnicas del arteterapia, el psicodrama, el trabajo corporal, la psicología social y la escuela gestalt con el objetivo de cuestionar los mandatos estereotipados de género. Las y los participantes abordarán los modos de correr esos límites y experimentar nuevas posibilidades. Tercer sábado de cada mes de 14 a 18 horas en la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo, Hipólito Yrigoyen 1584. sueños

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Economía Solidaria

¿De dónde sale lo que compro? La economía está viva. No es un frío número. Hay hombres y mujeres detrás de los intercambios y sistemas productivos. Después de la debacle neoliberal, nacieron y siguen multiplicándose proyectos solidarios, que cuidan con ética desde la producción hasta la comercialización. Por Agustín Crivelli

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n los últimos años es común escuchar hablar de emprendimientos productivos. Ante la necesidad generada por la desocupación en los 90, aparecen con fuerza los primeros proyectos desde distintas organizaciones sociales. Luego se suma el Plan “Manos a la obra” del Ministerio de Desarrollo Social. La instancia de la producción está en marcha, el problema que surge entonces, es: ¿cómo venderla? La venta a conocidos es insuficiente y a las grandes cadenas no les interesa comercializar estos productos porque su única meta es maximizar la ganancia. Es ante esta situación que nacen las redes de apoyo a la economía social. Se hacen ferias en plazas y galpones, y luego aparecen las redes de comercio justo por internet. Estas se dedican a fortalecer la venta y distribución de los productos mediante la promoción vía web. El sistema consiste en ser el nexo entre los emprendimientos y el consumidor. Incluyen productos de comunidades campesinas, cooperativas de movimientos sociales, y fábricas recuperadas por sus trabajadores, entre otros. Estas redes tienen en su página una planilla de productos que vos completás con lo que querés y unos días más tarde tenés los productos en tu casa o en el centro de reparto más cercano de la red. Entre las más conocidas está la Red Tacuru (http://tacuru.ourproject.org/) y la Puente del Sur (http:// puentedelsurcoop.com.ar/) Con esta misma idea, el CEMoP creó la feria virtual (www.ndata. com.ar/feria), donde podés encontrarte con más de 400 emprendimientos, con los datos para que puedas ponerte en contacto con ellos. En esa misma feria, además, tendrás la oportunidad de saber cuáles son los sitios de venta de esos productos, y las redes donde podes hacer los pedidos.

Comercio justo, responsable y solidario

La propuesta del “consumo responsable” nos plantea deshacernos de esa irresponsabilidad generalizada que plantea el capitalismo y comenzar a aplicar la solidaridad en nuestras acciones. Así esta nueva forma de comercializar, que muchas veces se denomina “comercio justo” o “mercados solidarios”, tiene como efectos que: * una mayor parte de tu compra vaya a pagar trabajo en vez de ganancia empresaria, * tu compra estimule la pequeña producción campesina y no el agronegocio. Muchos de estos productos son más sanos que los de las grandes industrias, porque el productor los hace pensando en el consumo, incluso el propio. Es así que, por ejemplo, los cultivos no son regados con pesticidas que ponen en riesgo nuestra salud y la de quien los produce. El consumo responsable es una acción que podemos empezar ya y que, junto a otras, hacen el camino de la construcción de una nueva economía social y solidaria.

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Muralismo y disidencia

El color de la calle Por Leopoldo Dameno

Entre diagonales y tilos, mujercitas voladoras y grandes rostros dan vida a paredones de la ciudad de La Plata. Lejos del museo y la galería, Luxor irrumpe en el espacio público para inquietar. Sus murales son la expresión plástica de eso que pasa en la calle y no se quiere ver.

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ara Luxor, así firma y quiere ser nombrado, el arte colectivo es “pintar agrupados, y no en agrupación. Encontrarse a partir de la individualidad, y que ésta forme al colectivo. Se tiende a cerrar la idea de colectivo, y a que la individualidad se acople a ese colectivo. Si entendemos así al arte contemporáneo muchos artistas quedarían afuera. Al analizar al arte con herramientas de la política, comienzan los problemas”. -Sería al revés, ¿mirar a la política con las herramientas del arte? -Sí, totalmente. Que alguien quiera pintar en la calle es un hecho político, no la pintada en sí. A mí me interesa la acción de intervención. Ahí sí el arte mejoraría a la política, por lo menos le cambiaría la perspectiva cerrada de entender el mundo. Luxor dibuja desde chico. Comenzó interesándose por las caricaturas, el humor gráfico. Y siempre quiso pintar con aerosol. Pero fue en la adolescencia cuando esta idea lo impactó. “En la secundaria, una vez, una ´crew´ de graffiteros vinieron a pintar la escuela (Normal Nº3) donde yo estudiaba. Me acuerdo que eran los primeros graffiteros. Ellos se fueron y me fui cebado a dibujar mi nombre con esa letra bien hip-hop. Era una época de cero graffiti en La Plata”. Desde entonces no volvió a los graffitis. Al participar del grupo Cien Volando se conectó con el arte callejero nuevamente, pero desde la reflexión y la producción constante. -¿Cómo te vinculaste a las temáticas de género y diversidad? - Con una intervención que hicimos por Sandra (N. de R.: Sandra Ayala Gamboa, asesinada en La Plata en las instalaciones de ARBA en el año 2007). Yo tenía una idea bastante imbécil, estúpida y acotada del feminismo. No conocía, bardeaba como cualquier hombre que no quiere cuestionarse. Luego de esta movida, me

fui de vacaciones con estas ideas en la cabeza. Y al volver le dije a un amigo que ese año iba a empezar a graffitear toda la ciudad. Empecé a probar la herramienta y a delimitar una zona a intervenir. Tomé el circuito de arte convencional, con el cual estoy bastante enemistado, y ahí empecé. Así Luxor marca terreno. Desde la intervención directa en las calles, sin autorizaciones institucionales. “A mí no me gusta pedir permiso cuando pinto. No quiero pedirlo. Que la gente se levante y de un momento a otro vea cambiado el espacio urbano”. -¿Cómo te vinculaste con la estética trans? - En realidad, siempre dibujé con temática trans, desde lo más carnal. El hecho de que las travestis, los chicos y las chicas trans se la bancan, eso me atrajo. Es una militancia que es la vida, es militar con el cuerpo. Me conmovió siempre cómo externalizan sus sentimientos. Yo no conocía su realidad. En la avenida 1, entre las calles 67 y 68 se encuentra el primer mural “trans” de la ciudad. Con colores llamativos y la frase “Nosotras las travas”, la pintada es acompañada por los nombres de travestis asesinadas y muertas por HIV. Travestis, chicos trans, gays y lesbianas lo pintaron, en una sola jornada con música y mates para combatir el frío. Justo ahí, en la llamada “zona roja”. “Me conmovieron muchos los postulados del feminismo” reconoce Luxor, “el encuentro con lesbianas me generó una crisis política y emocional que nunca había tenido. Hoy mi obra sin ellas, sin su apoyo, no sé si tendría sentido. No soy mujer, no me dicen barbaridades en la calle, no sufro por ser lesbiana. Por eso mi obra está dedicada a ellas. Aprendí a correrme de lado como hombre. Me partió la cabeza eso de pensar desde la disidencia. El hecho de criticar mi espacio de poder como hombre. Eso de que tengo más derecho por ser hombre, y heterosexual. Nunca lo había pensado.” sueños

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Dos miradas sobre las nuevas tecnologías

COMUNICACIÓN VIRTUAL “Navegar é preciso, viver não é preciso” cuenta el poeta Fernando Pessoa que decían los antiguos marineros. Y su metáfora llega hasta estos tiempos de mundos virtuales, naufragios y travesías. Sergio Sinay y Alejandro Piscitelli desde sus libros reflexionan sobre las potencialidades de facebook, twitter y demás dispositivos cibernéticos acerca de qué aportan a la hora de la comunicación.

Por Facundo de la Fuente

Sergio Sinay explica la diferencia entre comunicación y conexión. Además, analiza lo positivo y negativo de las redes sociales como forma de interacción entre personas. “Conectados somos más”, se repite en cada publicidad de Movistar. A simple vista se nos ofrece la posibilidad de contactarnos de manera inmediata con miles de personas de diversas partes del mundo al instante. Una posibilidad inmejorable. Pero: ¿es esto posible? ¿Es ese el verdadero significado de la comunicación? Ante semejante diyuntiva Sergio Sinay aclara que conexión y comunicación no son parte de lo mismo: “La primera es entre aparatos y la segunda, entre personas”. -¿Qué requisitos debe cumplir una conexión para convertirse en una verdadera comunicación? -La conexión es tecnológica y la comunicación es artesanal. La comunicación es un fenómeno humano que se da entre dos personas y no hay dos iguales en todo el planeta, cada encuentro real es un hecho único; y al igual que una pieza artesanal, necesita de tiempo para ser trabajada, necesita ensayo y error, presencia y compromiso. Además, la comunicación se construye con otras cuestiones como el sentido de mirada –no en el concepto de visión sino como registro de una persona por parte de otra-; la escucha hospitalaria –agregar nuevas significaciones a las palabras del otro cada vez que las dice, a pesar de que repita lo mismo-; y la palabra, pero no como una mera emisión de sonidos sino como la expresión de pensamientos y sentimientos. Por último, requiere de una herramienta que es metafórica y real que es el corazón como símbolo de lo emocional, como forma de ir registrando lo que a las personas le va pasando durante una comunicación. Esto nada tiene que ver con la conexión.

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Jóvenes virtualmente sociales Hoy quienes tienen entre 12 y 30 años (o más) es común hablar de] redes sociales. Allí las personas les cuentan a sus amigos virtuales las novedades de su vida, suben fotos, videos y cualquier tipo de información. Inclusive, algunos se toman el trabajo de comentar vía Facebook o Twitter cada paso que dan en su vida por más mínimo que sea. -¿Qué ves de positivo y negativo en esta práctica? -Habría que ver que alienta a cada uno a participar de estas formas de conexión. Dentro de la comunicación humana, las tecnologías de conexión pueden ser una herramienta más para mantenerse en contacto. El problema es cuando esto deja de ser una herramienta y uno tiene que vivir al servicio de estas tecnologías. Los chicos son nativos digitales. No existe para ellos la idea de que pueda haber otra forma de comunicarse entre dos personas que no sea a través de Internet o Facebook. En este punto, están faltando adultos que actúen como memoria o referentes y que puedan ayudarles a utilizar estas herramientas para enriquecer la comunicación humana y no para reemplazarla. -¿Qué te parece el caso de 678 facebook que a partir de una red social ha motivado sucesivas marchas políticas? -Para mí siguen siendo una herramienta. Hoy hay menos marchas políticas que en los años 60 y 70 y en aquellos años se hacían sin Facebook y Twitter. Como decía el filósofo Friedrich Nietzsche, cuando hay un para qué siempre se encuentra el cómo. Por ende, quienes tengan una razón para movilizarse o una idea para compartir van a encontrar el modo de hacerlo. Si esta es una herramienta que está al servicio de propósitos que valen y trascienden bienvenida sea. Si mañana se cortara la luz en todo el planeta, la gente va a seguir movilizándose.

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n mi historia como lectora ávida, debe ser la primera vez que leo mientras miro la pantalla de mi computadora: no es un e-libro, sino uno de papel, a la ¿vieja? usanza. Pero en la introducción, Alejandro Piscitelli lo advierte: suena contradictorio, dice, que un proyecto coral y transmedial se convierta en un libro con un puñado de autores. De hecho, aconseja acompañar su lectura con los materiales que se encuentran en el sitio del Proyecto Facebook, que se desarrolló entre 2008 y 2009. Es cierto: para percibir el ida y vuelta (feedback se le dice ahora) entre el libro y el Proyecto, hay que sondear en la página, donde las FAQ (frequently asked questions, o preguntas frecuentes) aparecen enseguida para darnos la bienvenida a un universo quizás explorado pero sobre el que aún no se habían elaborado interpretaciones sistemáticas desde las ciencias sociales. Tres son las partes del libro que, como herramienta analítica, se han definido: de la educación a facebook; de facebook a la educación; y educación, redes sociales y lo que vendrá. En cada una de ellas distintos autores reflexionan. A lo largo de la lectura, como surgió del Proyecto mismo, se van trazando cuestiones que, queda claro, revierten el insumo principal de la comunicación humana: el lenguaje. Los participantes del Proyecto terminan siendo (no) alumnos y (no) docentes, una forma de negación para afirmar, algo que Hegel nos enseñó hace tiempo y que aquí se ve en la cotidianeidad de la educación como caso testigo. Porque no se trata de un problema sobre cómo denominar al participante de una red social (y la educación es red y es social), sino de cómo se hace red. Dicho de otra forma: las palabras tienen que acomodarse a la realidad fáctica (Orwell, el de 1984 y Rebelión en la granja, lo llamó newspeak, o neolengua). Y la realidad es que el Proyecto Facebook, como experiencia de educación participativa, permitió a los (no) profesores “experimentar nuevas rutinas de aprendizaje y enseñanza, asentadas en la creación colaborativa, generar conocimiento de modo colaborativo entendiendo que la riqueza está en la participación, estimular el aprendizaje y el trabajo entre pares, hacer una producción colaborativa como cátedra, que exceda el ámbito de la cursada y que contribuya a la generación del conocimiento, estimular el desarrollo de habilidades técnicas y sociales básicas para participar en la sociedad contemporánea”. Nada menos. Viejos problemas de la educación en un presente de nuevas tecnologías: la preocupación sigue siendo pedagógica y didáctica. Por eso, a no confundir: este libro retrata la experiencia del Proyecto Facebook (léala usted mismo en la página web), lo que puede aprenderse de él para los que tienen algo que ver con la educación (docentes, sí, pero también estudiantes, padres, directivos, funcionarios públicos…) y, de ahí, a la continuidad del cambio permanente. Lo que no puede suceder es que la alfabetización digital (o alfabetización 2.0) conste sólo de aprender a usar el procesador de texto: más que nunca debe ser entendida como alfabetización crítica. No hay otra forma de transformar la realidad.

ESCUELA Por Cynthia Berenguer

El Proyecto Facebook y la posuniversidad. Sistemas operativos sociales y entornos abiertos de aprendizaje Alejandro Piscitelli, Iván Adaime, Inés Binder Paidós - Ariel, 2010

info

www.proyectofacebook.com.ar www.thefacebookproject.com www.catedradatos.com.ar sueños

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de pie Teatro comunitario

Mabel Hayes es la coordinadora general de Patricios Unido de Pie, un grupo de teatro comunitario que logró que todo un pueblo de 700 habitantes, despojado del tren que lo comunicaba con el resto del país, contara su historia.

Por Solana Landaburu

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atricios Unido de Pie es el grupo de teatro comunitario del pueblo de Patricios, de 700 habitantes, perteneciente al partido de 9 de Julio, en la provincia de Buenos Aires. Éste se ha convertido en paradigmático porque constituyó una de las primeras experiencias de este movimiento teatral fuera de las grandes ciudades y porque, esencialmente, funciona en la estación del tren que dejó de pasar por allí en el año 1977. Este hecho produjo un cambio significativo en un pueblo que hasta ese momento era ferroviario y en el que todos sus habitantes, en mayor o menor medida, tenían vinculación con esta actividad. Todavía hoy se encuentran los galpones desmantelados donde antes se reparaban las máquinas y las vías cruzan el pueblo. “Veía que la comunidad estaba como dormida después de tantos años de abandono por haber perdido su tren, que era su principal medio de comunicación, y porque a su vez las tareas agrícolas re-

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querían menos mano de obra”, cuenta Mabel Hayes, coordinadora general del grupo. “Formamos Patricios Unido de Pie en octubre de 2002. En ese entonces trabajaba como médica pediatra en el pueblo. Unos días antes había participado junto a Alejandra Arosteguy de una jornada de Teatro, comunidad y memoria en La Plata. En ese marco, habían dado una charla Adhemar Bianchi, Ricardo Talento y Alfredo Iriarte, las figuras iniciadoras del teatro comunitario. A medida que escuchaba la historia de este movimiento, sus principios básicos como el del eje en la horizontalidad y la cuestión inclusiva, reemplazar el ‘no se puede’ por un ‘sí se puede, todo se puede’ y rescatar el juego, pensaba que eso era para Patricios. Cuando terminó la charla, nos acercamos a Adhemar y Alfredo, les comentamos lo que queríamos hacer y ellos nos dieron su apoyo”. Algunos principios que definen al teatro comunitario son, por un

+info

Patricios Unido de Pie Coordinadora General: Mabel Hayes Coordinadora Teatral: Lali Odello Coordinador Musical: Marcos Galvani

“Esta obra, si bien relata la pérdida del tren como algo triste también da cuenta de la esperanza de recuperar ese tren en un sentido metafórico”.

de sentidos y de emociones que traspasaba el andén de un lado al otro. Cuando terminó la función la gente lloraba, ¡y no era nuestra intención hacerlos llorar! El teatro comunitario quiere recuperar la esperanza, pero la esperanza como modo de resistir y resistir de cara a un futuro mejor. Esta obra, si bien relata la pérdida del tren como algo triste también da cuenta de la esperanza de recuperar ese tren en un sentido metafórico. Fue muy emocionante.

lado la categoría de vecino-actor, ya que se entiende que todo individuo es creador. Por otro, la idea de la reinstauración de lo lúdico y el anclaje en ciertas formas de lo popular como la zarzuela, la opereta, el sainete y la murga. Tiene un modo de producción que es autogestivo e independiente. Y otra de las cuestiones fundamentales es lo grupal, es decir, la idea de que lo teatral es una forma de compartir. “El teatro se convierte, de ese modo, en un rehabilitador del hombre social”, definen Marcela Bidegain, Marina Marianetti y Paola Quain en Vecinos al rescate de la memoria olvidada. “En Patricios había un Club del Trueque donde eran casi todas mujeres y les propusimos hacer un grupo de teatro comunitario para presentar algo en la fiesta del pueblo”, continúa Hayes. Después de la sorpresa inicial, comenzaron a entusiasmarse con la idea. A ese encuentro habían asistido seis personas y acordaron que para la siguiente reunión cada una debía invitar a alguien. A la semana eran treinta y entre todos comenzaron a pensar qué era lo que como vecinos querían contarles a otros vecinos. Surgió el tema del tren casi de manera inmediata. “Empezamos a juntarnos a fin de octubre y en marzo fue la primera presentación por lo cual trabajamos todo el verano y ensayábamos a las ocho y media o nueve de la noche, momento en el que las señoras normalmente preparan la cena. Sin embargo, estaban en la estación ensayando, y eso era una revolución”.

-¿Qué transformaciones sucedieron en Patricios a partir de la creación del grupo? -Hay una transformación en el hecho de que hace casi ocho años que seguimos. Es muy difícil mantenerse porque, como en todo grupo, hay momentos de euforia, otros de decaimiento, y otros, de meseta. Para organizar el Primer y Segundo Encuentro Nacional de Teatro Comunitario, que se hicieron en el pueblo, trabajamos con todas las instituciones y se creó el sistema D y D, es decir, dormir y desayunar en casas, porque no había hoteles ni fondas. Eso también fue una gran transformación porque las familias se decidieron a abrir las puertas de sus casas para recibir gente. Por otro lado, los integrantes del grupo rescatan el intercambio con otras regiones, los viajes que hacen, porque había gente que nunca había salido del pueblo. Con un subsidio de la Secretaría de Asuntos Agrarios de la Provincia y en convenio con la escuela, la delegación municipal y la radio FM, hicimos un centro comunitario de Internet para que la gente tenga acceso a esa herramienta. Estamos proyectando películas en el viejo salón de cine. Es decir, los habitantes se acostumbraron a gestionar. Y, además, hay una cuestión y es que si yo me planto en un escenario y canto en vivo, también puedo levantarme ante, por ejemplo, la delegación, y digo levantarme en el sentido de hacer escuchar mi voz. Me reciudadanizo, soy. No es “La Revolución”, pero son cambios muy importantes.

-¿Qué ocurrió cuando la obra se presentó por primera vez? -Fue en marzo de 2003, en el marco de la fiesta del pueblo. Los menos dicen que ese día había 400 personas y los más, 700. Como se iba a dar la obra, la fiesta se modificó y en lugar de la tradicional cena se organizó un picnic a la canasta bajo los árboles, alrededor de la estación, se realizó un desfile de caballada, bailó el grupo folklórico de Patricios y a la tardecita, con la luz natural, se montó la obra de teatro. La gente estuvo en un silencio que a nosotros nos electrizaba. El público había sido protagonista de las cosas que los vecinos-actores estaban contando, por lo que existía una comunidad

“El público había sido protagonista de las cosas que los vecinos-actores estaban contando, por lo que existía una comunidad de sentidos y de emociones que traspasaba el andén de un lado al otro”. sueños

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Producción Lucía González y Alejandro Baamonde Vestuario Loreley Portas Make Up Lucía González 16 sueños Muñecas Gabriela Neyrotte y Loreley Portas

DESDE EL ALMA ROBERTO PIAZZA X HEBE Fotografía y arte

Capasso / Cifarelli

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ra adolescente cuando una tarde, en Santa Fe, con una tela creó un vestido. A la semana organizaba un desfile en el living de su casa. Hoy lleva 35 años en la alta costura. Supo también transformar el dolor en lucha. Y además canta tangos como ninguno. Edición Lucía Garcia Investigación Alejandra Bonafini

H: ¿A qué edad sentiste que podías hacer un modelo? R: Empecé haciendo trapos, después ropa, después moda y ahora alta costura. Un día, a los 16 años yo estaba en Santa Fe, con mi madre – pobre, ella no está conmigo hace tiempo- que era modista, tenía un atelier; después mi padre no la dejó trabajar más. Yo necesitaba hacer algo por mi independencia económica y de mi padre también, ¿no?, que me discriminaba tanto por ser lo que yo era. Y como buen taurino siempre fui excesivamente independiente. Compré un trapo, un lienzo común y corriente, e hice una túnica, allá por 1976. Tengo todo archivado. Se lo puse a mi cuñada, lo lució porque era preciosa y lo vendí, y ahí hice otro y otro. A los 15 días hice el primer desfile en el living de mi casa, a dos cuadras de la laguna. Por eso amo tanto el río, adoro el río, el olor a río revuelto. Me crié en la isla, nadando y remando en la Verdu. Y seguí con mi madre, me cortaba la ropa, a veces la cortaba yo, después la pintaba. Hacía pintura sobre tela. Y después fui subiendo el nivel de elaboración de la ropa. Empecé a tomar modistas hasta el año 78, cuando me tocó la colimba. Igual seguí trabajando, me tocó Puerto Belgrano en plena dictadura, le juré la bandera a Massera, mirá qué lindo. Estuve en Mar del Plata durante un año y medio, durante el conflicto del Beagle. A la noche les vendía ropa a las prostitutas, vestidos de fiesta, y así subsistía. He visto mil cosas, porque yo estaba en la escuela de buceo, de buzos tácticos. Después en el 81 volví a Santa Fe, estuve un año, me puse en pareja y me vine a Buenos Aires. Y aquí conocí a Beatriz Trento y a Orlando Barone que son santafesinos. Beatriz me vinculó con Mirta Legrand, y con la Confederación Nacional de Beneficencia. Hice desfiles a beneficio, el primero fue por la guerra de las Malvinas, y no se adónde fue a parar ese dinero en realidad. H: En tu trabajo, ¿hay que mirar a otros profesionales? R: Siempre fui admirador de los grandes creadores. Y tuve la suerte de no copiar inconcientemente. Una persona muy copiable es Gino Bogani, que para mí es el número uno de la Argentina. Cuando lo empecé a copiar dejé de ver colecciones de Gino. En realidad, como me dice Orlando Barone, yo soy “un copista de la naturaleza”. A mí me gusta ir a la isla y sacar fotos a los pájaros o a las flores, y crear una colección llamada “Flores” o “Bellisimo inverno”. Me inspiro en la naturaleza y sobre una amapola o una rosa creo la textura de un vestido. Soy muy autodidacta, no me recibí nunca de nada porque siempre fui el peor alumno de todas las escuelas. Hice todo lo que mamá mandaba o la familia, pero no terminaba porque me echaban, me peleaba con todo el mundo. Era tremendo. Empecé a trabajar a los 16, o sea que cuando terminé Bellas Artes ya era un consagrado. H: ¿Diseñás a pedido o hacés una colección y eso es lo que vendés? R: Las dos cosas. Antes hacía dos colecciones al año, después la Argentina me enseñó que acá la mujer vive de marzo a diciembre. Entonces hago una gran colección por año. Y luego sí, viene la se-

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ñora que quiere el mismo vestido pero verde y con el escote más bajo o un talle más grande. H: ¿Cómo conformás a las gordas? R: Tenés que tener una paciencia extrema. Al principio era un nene, pero ahora ya sé cómo tratar a las mujeres, cómo manejarlas, darles confianza, contenerlas. Es una historia muy compleja, eh. H: ¿Hay una moda argentina? R: No, no hay una moda argentina. Hay costumbres argentinas. Moda argentina, las que quisieron imponerla son gloriosas, como Mary Tapia, Manuela Rasjido que tienen más éxito en el extranjero que en Argentina. Sí he utilizado elementos, materiales nuestros. Y cuando era chico usaba el poncho salteño rojo con la franja negra, toda mi infancia. H: Yo cuando quiero hacer un discurso fuerte me lo pongo. Parezco más loca que nunca. R: Claro, te da mucha fuerza, es sanguíneo. Y ahora me regalaron un poncho mapuche y me fui a España… No me acuerdo dónde me lo regalaron porque recorro todo el país entre mi fundación contra el abuso sexual, mis conferencias, ahora estoy haciendo tango, hace 9 años: tango y blues, y los desfiles de moda. Y en España iba con el poncho por la calle y me lo querían comprar. H: ¿Qué era lo que hacía tu mamá cuando no tenía plata? R: Mamá nació en 1920 y hace 20 años que murió. Era una mujer realmente espectacular. Edipo aparte, era muy bella. Y el papá cuando murió le dejó fortunas. Durante toda su juventud hasta que conoció a mi viejo, que fue lo peor que pudo haber hecho, vivió una vida de diva. Se casó con mi padre, le fue muy bien y un día se fundieron. Mi madre siguió con ese glam o glamour. Glamour significa hechizo de amor. Deriva de los aquelarres que hacían en Europa hace 500 años atrás para cautivar a los mancebos. Glamour es ver entrar una mujer y quedar enamorado. En la época en que mi madre no tenía dinero, ella amaba a los tobas, era muy amiga del cacique toba porque mi tía vivía en Chaco. Compraba toda la bijouterie de barro y se ponía un vestido común y corriente de jersey color natural o marfil y se colgaba muchas artesanías de barro. Le quedaban espectaculares. Y si no agarraba una sábana de hilo y la recortaba y con todo el richelieu de las abuelas se hacía un tailleur, un traje sastre o le ponía el cuello a un traje negro. Una vez teníamos una fiesta muy importante. Mis tías estaban en buena posición, y fueron divinas. Y mi vieja no tenía un mango, entonces descolgó dos visillos, unos ángeles bordados con flecos de hilo y se hizo un fourreau, fourreau se le llama a una enagua de tafeta y le hizo dos costuras, se lo colgó y le quedó un vestido charlestón de las cortinas, se puso un collar y se fue a la fiesta. Todo el mundo la miraba y decía “¡qué bien vestida estás!” Y ella se reía, “si supieran que es la cortina de la abuela”.

Fotografía y arte Capasso / Cifarelli

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H: En tus escuelas, ¿enseñás vos mismo? R: Ahora no tanto, antes sí. Tengo un programa armado de alta costura aprobado por la Secretaría de Cultura de gestiones anteriores. Hace 22 años que tengo escuelas. Fui creciendo de a poquito y ahora tengo un montón. Damos el título privado de diseñador, modista modelista, bordadora, drapeadora o maquilladora. Hay diferentes aristas, las carreras troncales son diseño o modista modelista, específicamente de alta costura. H: ¿Nunca se te ocurrió hacer cosas más simples para la gente que puede menos? ¿O no se puede? R: Sí, se puede. En la década del 80 largué una línea de prêt à porter al alcance de cualquier persona. Cuando llegó la década menemista, nos fundimos. Perdí todo lo que tenía, todo. Asimismo yo seguía haciendo alta costura a medida. Llegué a tener más de 20 o 30 boutiques en todo el país. Ahora en este momento tengo anteojos y estamos por firmar un contrato para perfumes. Si me proponen hacer prêt à porter con mi capital y dirigirlo, digo que no. Ahora, si alguien viene a comprar mi nombre y tiene ya armada la estructura de fabricación, comercialización, cobranza, ahí vendo mi nombre. H: ¿Dónde te gusta hacer los desfiles? Porque no te veo en el verano en Punta del Este. R: Hago Pinamar, pero a mí el snobismo me pudre. Si bien yo le vendo a gente de elite, a veces snob, a veces no, nuevos ricos, gente que ahorra para comprar el vestidito de sus sueños, que me adoran, el boludeo de Punta del Este no me gusta. Creo que fui dos veces en mi vida, con todo respeto a los punteños y al Conrad. Ahora, si me contratás, yo voy, te doy un beso, hago el desfile porque es mi laburo. Pero en vacaciones, yo el 22 de diciembre cierro mi empresa, me voy a mi quinta, con mi pareja y mi gente, y me pongo a diseñar la colección del año que viene y a estudiar las partituras y el repertorio musical de mi nueva obra de teatro. H: ¿Dónde estás haciendo teatro? R: Estoy los viernes en Moliere haciendo Tangos, tango con orquesta en vivo. Amo el tango y soy amigo de todos los grandes músicos tangueros y bluseros de la Argentina. Este año Patricia Sosa es mi madrina. Y ya han sido Adriana Varela, Estela Raval. H: Patricia Sosa cantó para los de la Rural el otro día. R: Sí. Pobre. Hablé con ella ayer, es mi madrina de casamiento. Y me dijo, “metí la gamba, fui una pelotuda”. En realidad ella fue a reemplazar a Lito Vitale, y cantó divino y después se le vino la ola encima. Por ese discurso tremendo, yo lo escuché y dije está loco este tipo. Si voy yo, me apedrean. H: ¿Cuándo te casás? R: El 15 de septiembre. Estás invitada. Voy a hacer una fiesta muy, muy linda, va a haber 650 personas. Necesito y quiero que estés ahí, para mí es un honor. H: A mí hijo mayor lo casó un cura revolucionario en mi casa. Fue una cosa divina, porque son transformaciones revolucionarias. R: Este cura te da tres opciones de ceremonia, y cuando presenta al monaguillo dice “Ricardo, mi pareja”. Es maravilloso, porque no te dice “hasta que la muerte los separe”, te dice “los uno en matrimonio hasta que el amor dure y tenga que durar”. H: Cuando me enteré que hay sacerdotes que casan a personas del mismo sexo me puse contenta porque hay quien cree y necesita de la bendición. R: Yo soy creyente. Dios está en mi alma, en mi cuerpo, en mi casa. Al lado mío tengo un ángel que me cuida siempre, que va conmigo a todos lados. A la iglesia no voy. Voy a ver la arquitectura que es maravillosa y a algunos curas que son geniales.

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H: Uno quiere a los curas del Tercer Mundo, los curas de las villas, los que trabajan. Vos sabés que yo creo en los milagros. Pero no creo en Dios, porque a mí me gusta ver lo que creo. Es tan difícil imaginarse a un Dios que permite tantas cosas. R: Sí, dicen que Dios nos puso en el mundo y somos responsables de nuestros actos. H: Por favor, te toca cada cosa. R: El infierno es éste, ya estamos. Nosotros somos responsables de vivir felices o matarnos o amarnos. H: Creo que uno es responsable de transformar el dolor en lucha. R: Yo siendo una persona exitosa, pasé por ser un chico abusado sexualmente por mi hermano. Y él siguió abusando de su hijo. Hoy soy Presidente de la Fundación contra el Abuso Sexual Infantil. Y día a día voy de cristales a Tribunales, porque mi fundación está trabajando específicamente sobre las denuncias de las aberraciones más tremendas. Hasta el día de hoy tengo secuelas, anoche tuve una noche pésima. Todas las noches son difíciles sobre todo cuando tenés stress. Y hago psicoanálisis para sobrellevar esa carga. Mi psicoanalista me dice “Roberto, no te metas mucho en eso porque removés mierda y sale afuera otra vez todo lo que tu hermano te hizo desde los 6 hasta los 17 años”. H: No es fácil dejar lo que a uno le pasó. ¿Cómo lo dejás, lo guardás en un bolsillo? Vos lo estás transformando en ayudar a otros. R: Yo me quise suicidar tres veces en mi vida, que es lo que primero hace cualquier chico que es abusado sexualmente cuando toma conciencia de la realidad. Y en ninguna pude matarme, entonces Dios o alguien me dijo “no, vos saliste de la mierda, saliste de la muerte, vos tenés la responsabilidad de ser un tipo exitoso, de perdonar y a la vez ayudar a quien lo necesite”. Día a día recibo entre 20 y 30 denuncias de aberraciones terribles. Soy muy amigo de las Madres del Dolor, ahora trabajamos con Patricia con los tobas, trabajamos con la Fundación de Rubén Juárez que les enseña a los chicos a tocar. H: ¡Qué divino ese tipo! Tan generoso. R: Éramos muy amigos. Me mandó de regalo la mujer algo que tenía preparado para mí antes de morir. Él no me lo pudo dar, y en una función de teatro que hice en su homenaje me mandó el bandoneón blanco firmado. Para mí esas cosas no tienen precio. H: Vos fuiste el primero, en los 90 en desnudar a hombres y mujeres en las pasarelas. ¿Qué me podés contar de eso? R: Me harté de hacer desfiles tradicionales y elitistas con gente de cincuenta apellidos y con modelos que si no eran de tres apellidos no te permitían ponerlas. Y un día Carlos Iglesias que fue modelo internacional, me dice “¿por qué no hacemos un desfile diferente? Sacamos a las modelos conchetas y hacemos un desfile con mannequins verdaderas, con show, algo más osado”. Entonces llamé a sesenta chicas profesionales. Había un listado que te mandaba Graciela Massanes de Achaval de catorce mannequins que eran las únicas que hacían alta costura, otras no se permitían. Esas mismas decidían quién podía ingresar al mundo de la alta costura nacional. Pero yo quería popularidad, teatralización, porque me aburren mucho los desfiles, ver una modelo hermosa, con un vestido hermoso, que va, viene, va, viene. Quería que bailen, que aparezca una gorda, mujeres desnudas. Ahí empecé a delirar, a hacer desfiles hasta con bailarines del Colón. Primero puse una mujer hiper-obesa como la Giunta, después una travesti como Cris Miró, íntima amiga mía pobre Cris. Hice desnudos totales de mujeres, adagios eróticos que la gente alucinaba, puse hombres casi desnudos con Mariana Arias, que en ese momento era intocable. De ahí en más mis colecciones se transformaron en espectáculos de moda, bizarros, diabólicos a veces, rememorando la historia de

cuando Dios echó al diablo del paraíso. Mi abogada me decía “no hagas eso, por favor”. Ahora sigo con las teatralizaciones, pero con famosas que cantan mientras desfilan. Todo desde la armonía femenina, la gente se divierte. No es solamente ver el vestido, ve a Dolores Barreiro y a Estela Raval, ve a Ana María Giunta y a Dolores Trull. A Pampita y de paso ve a una señora con la que se identifica por el cuerpo. Y cuando salen un montón de viejas, con todo cariño, la gente delira porque dice “guau, mirá mi mamá, mi tía, mi abuela”, se ven identificadas. H: ¿Alguna vez hiciste algo con la pintura de Pérez Celis? R: Una vez hice una colección inspirada en la cultura latinoamericana desde México hacia abajo. Tomé los colores mexicanos, colombianos, peruanos, bolivianos, e hice vestidos hasta llegar a la Patagonia. Se llamaba Latinoamérica 90 y cuando llegué a Buenos Aires hice el tango y de ahí pasé a la vanguardia y tomé a Charly García. Ahí hice los vestidos que pintó Pérez Celis. Arriba los bordamos todos siguiendo la pintura. No los vendí, los paseé por todo el mundo, hasta Austria fuimos. Y ahora están en el Museo Nacional de la Historia del Traje, doné toda la colección porque son irreproducibles. Nos llevó casi un año hacerlos. Eso se hizo dos veces en el mundo. Yves Saint Laurent con pinturas de Van Gogh y yo. Y los únicos dos diseñadores en el mundo que hicieron desfilar a mujeres hiper obesas fuimos Jean Paul Gaultier con Divine, una travesti, y yo con la Giunta, primero. Eso es vanguardia pura. H: ¿Y los pecados capitales? R: Fue otra colección. Estudié a fondo qué significaba cada pecado capital y los representé con formas, texturas y colores. Siete modelos, siete vestidos, siete cuadros. En la gula salían las mujeres vestidas: una como torta de chocolate, una modelo negra vestida

toda en tonos de chocolate que en la mano llevaba una selva negra y en el medio de la pasarela, con la mano agarraba la torta y se la metía en la boca. Otra era de dulce de leche y otra de caramelos de frutilla, toda vestida de color frutilla y mientras comía caramelos azucarados le tiraba al público. Y la lujuria, ni te cuento, fui el primero en sacar mujeres a las que se les veía todo, hice el vestido, pero no le hice el forro. Salían con un vestido de gasa rojo en concha. Y las chicas aceptaron. Y arriba, en la lujuria, hice un adagio de dos bailarines y una bailarina en un delicado y sutil ménage à trois. En la pereza ponía mujeres que caminaban despacio, todas lánguidas, con pelucas largas hasta la rodilla, todas blancas. Y en la soberbia puse a las novias porque no hay nada más soberbio que una novia. La soberbia es la auto-admiración de nuestros atavíos. Y la novia es la mujer a la que lo único que le importa es verse ella y los que hay alrededor le importan tres carajos. H: ¿A qué le tenés miedo? R: Les tengo miedo a la desvalorización y a los recuerdos que me pueden llegar a enterrar otra vez en el abuso, en la violación de mi hermano, que lo tengo clavado en el cerebro. Y sobre todas las cosas, zafando de eso, que a veces zafo bien, a la decadencia. Tengo pánico a envejecer. H: ¿Creés que la vejez es decadencia? R: No. Si yo llego a envejecer con dignidad, el cerebro bien puesto y soy el abuelito de Heidi, divino. Tengo miedo a ser un viejo choto. No nos olvidemos que yo soy gay y los gays tenemos el grave problema del narcisismo. No quiero dejar de ser joven y lindo, lo poco que recuperé. Al haber sido criado en la subestimación, ahora a mis 51 años me agarra como un ataque de hay que apurarse a hacer todo lo que quiero hacer. Paren los relojes, deténganlos. sueños

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El rock y la cultura antisistema

Yo luché contra la ley “Hay un enemigo clásico del rock, y ese adversario es la policía”, afirma socarrón pero con irrebatible verdad Diego Capusotto. El humus en el que se ha gestado este antagonismo con la autoridad, la ley y el orden está en el nacimiento mismo de una cultura que es mucho más que un género musical. Por Leonardo Rodríguez

Los esclavos arrancados de África que trabajaban en las plantaciones de algodón en el sur de los Estados Unidos tenían prohibido cantar y tocar el tambor. Igual lo hacían, durante la jornada laboral, para darse valor en la dura faena. Esa es la base del blues, que para mediados del siglo XIX es un ritmo melancólico que solfea con sentimiento las miserias del desarraigo y libera el espíritu cuando el cuerpo no puede escapar. Los esclavos negros aprenden la lengua del conquistador y comienzan a cantar en inglés, y hay blancos, como Elvis Presley, que se fascinan con ese desprejuicio que puede ser también una lucha contra el tedio. Por eso cuando surge, en los años 50, el rock and roll no es sólo una combinación de rhythm and blues, country y blues sino la banda sonora de una generación que ha dejado atrás la segunda guerra mundial, que busca un espacio lejos de la sombra de la autoridad de un Estado de bienestar donde todo es conformismo. Cambia el panorama urbano, en el suburbio el tiempo transcurre lento y no hay sueños para los hijos de la clase media. Los estallidos de violencia de la juventud norteamericana son también el inicio de la contracultura con sus diversos actores. De los jazzeros, con Dizzy Gillespie y Charly Parker a la cabeza surge el Be Boop, que implica el rechazo a la comercialización de los ritmos afroamericanos y un vínculo estrecho con los expulsados de la sociedad, que los pondrá en la misma senda que a los Beats. El C’mon everybody (1959) de Eddie Cochran se convirtió en banda sonora de la delincuencia precoz de esos años. I fought the law (1959) de Sonny Curtis, popularizada por la banda de Bobby Fuller (1965), es otro clásico de todos los tiempos; grabada también por The Clash (1978), Stray Cats, Mano Negra o Dead Kennedys. En 2004 Green Day registrará una versión para una publicidad de Apple y vaciará de contenido el mensaje revulsivo de este grito generacional. Incluso Hollywood sigue los pasos de la contracultura y los documenta a su modo, asociándola al vandalismo en filmes como Rebelde sin causa o The wild one con un Marlon Brando de cuero negro. A las escenas de discriminación y arrestos sobre los músicos negros, que hoy son venerados como maestros, como Jimmi Hendrix o Charly Parker hay que sumar las prohibiciones a los conciertos por el carácter libertino del evento, o el seguimiento del FBI sobre las actividades pacifistas de John Lennon. La introducción de drogas en el ambiente hace estragos y diezma una generación de talentos: Janis Joplin, Ron Wood, John Bonham, Hendrix, Keith Moon, Jim Morrison. Para ese momento surge en el polo industrial de Detroit, MC5 una banda que apoya a los White Panters, jóvenes blancos que alientan la lucha del partido de los Panteras negras, que son seguidos fervorosamente por los Motherfuckers, una pandilla callejera que practica la vida en comunidad y la delincuencia armada. Más cerca en el tiempo la banda de Jello Biafra, Dead Kennedys, lideró la lucha contra el Parent’s Music Resource Center -la asociación revisora de contenidos de la esposa del entonces senador y más tarde vicepresidente de Bill Clinton, Al Gore. La familia del campeón de la ecología es también la del campeón de la censura, prohibiendo discos y artistas por sus mensajes sexuales, políticos o religiosos. La contracultura buscó subvertir los valores morales, de producción, consumo y guerra de la burguesía decadente, pero acabo convertida en un espectáculo, en un negocio más. Muchos desertaron y aceptaron que la rebelión pase por el uso de una marca de zapatillas. Sin embargo en el movimiento okupa, anti globalización, en las bandas antisistema, late aún la llama del fuego de la insurrección que amenaza, más allá de los pronósticos de frío, calentar la olla social cada vez que sea necesario.

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Doctor House,

el que te salva y te aporrea Por J.J. Nardi

Bienvenidos a la serie que gira alrededor del Dr. Gregory House, un “simpático” personaje que manifiesta aversión general hacia los rasgos compartidos por la especie humana. Es además de un genio de la medicina, un ególatra que lleva adelante el Departamento de Diagnóstico Médico del inexistente Hospital Universitario Princeton-Plainsboro de Nueva Jersey. “Una enfermedad que ataca al cerebro, al corazón y a los testículos… ¿no será un poema de Byron?” Según el creador de la serie, Gregory House es un sentido homenaje al detective Sherlock Holmes. Lo interesante es que Arthur Conan Doyle -el creador de Sherlock Holmes- a su vez se inspiró en un médico para crear al archiconocido investigador. Las similitudes presentadas son incuestionables: ambos resuelven los casos más difíciles a partir de la deducción racional; son adictos a las drogas (Holmes a la cocaína y House al Vicodin); comparten el número de departamento: el 221B; llevan bastón y son cancheros. Y los dos son músicos: Sherlock era violinista y House toca el piano y la guitarra. Inclusive la relación que House tiene con el Dr. Wilson o con su equipo médico - cualquiera de las dos interpretaciones es válida- es la que Holmes tenía con el cronista Watson. Si el racionalismo científico tuviera personalidad, sin duda sería la de House. Poco afecto a todo dato que no sirva para resolver un problema, considera que cualquier cosa que suponga involucrarse afectivamente con su paciente es nociva para el tratamiento. Sostiene que no hace falta conocer el nombre del enfermo porque eso no ayuda en nada para diagnosticarlo y que tampoco hace falta verlo, porque sólo con conocer los síntomas alcanza. Aborrece escucharlos porque supone que todos mienten y está convencido de que descubrir esas mentiras es de gran ayuda para resolver el caso. De todas formas, lo que más detesta es el médico silvestre que tienen dentro muchos de sus pacientes y que en muchos casos los lleva a actuar como si supieran más que él mismo. Sino prestemos atención al siguiente diálogo de la serie:

House: ¿Ha usado el inhalador? Madre del niño: No, hace días que no. Como tiene 10 años, me preocupaba que tomase un medicamento tan fuerte tan a menudo. House: Puede que a su médico también le preocupara cuando se lo recetó, lo habrá hecho para paliar el nocivo efecto de no respirar. Los niños se acostumbran al oxígeno y luego no hay quién se los quite. Otros de sus grandes enemigos son los religiosos. Odia que le den a otro el crédito que pertenece a su propia inteligencia para solucionar un caso. Así, cuando su equipo se queda sorprendido porque va a hablar con un paciente, les contesta: “Dios habla con él. Sería una arrogancia creerme mejor que Dios”. De todas formas, este diálogo es todavía superador: Monja (refiriéndose a una religiosa que alucinaba): La hermana cree en cosas que no existen. House: ¿Eso no es un requisito indispensable en su oficio? Créanlo o no, House es un médico. Quizás es un personaje que cuestiona lo que creemos que debe ser un médico. Aunque, en realidad, nos mata otra duda, porque... ¿quién sabe lo que piensan realmente los médicos de nosotros cada vez que abandonamos el consultorio?

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El diablo en la boca

Simpatía con el Diablo Por Luis Zarranz

La cerveza que aguarda el último sorbo se despereza y se esconde en el pequeño vaso para postergar todo lo posible ese momento exacto en que será parte del pasado y dejará de disfrutar de El Diablo en la boca, voces y percusión improvisadas, que desde hace algunos minutos está generando un clímax de tal dimensión que no hay sujetos (ni objetos) que no deseen prolongar su existencia. Esta experiencia para los sentidos tiene una condición: dejarse sorprender y llevar por lo que la melodía sugiere. Si no fuera por lo mucho que hay que mirar, como las señas que dirigen la improvisación, la complicidad de los artistas en escena y su goce transmitido al público, El Diablo en la boca sería para escuchar con los ojos cerrados y mover el cuerpo levemente al compás de esta música que te llega como una caricia distraída en forma de corcheas. La banda tiene como protagonistas a cuatro experimentados pero jóvenes artistas que forman, a la vez, parte de diversos proyectos auspiciosos que este espacio no alcanzaría a narrar. Maia Mónaco y Mariana Pereiro (voces) y Alejandro Oliva y Gabriel Spiller (percusión y dirección con señas; ambos integrantes de “La Bomba de Tiempo”) están siempre acompañados por un par de invitados: una cantante y un músico diferente en cada show. A los pocos minutos el espectáculo se transforma en un viaje sin boleto, con la virtud de desplegar con idéntica potencia diversos estilos musicales. Es música pero también libertad sonora, juego, imaginación, sorpresa, experimentación, zona liberada de pautas, pureza improvisada, una experiencia irrepetible.

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Surgidos como grupo de manera improvisada, tanto como la música que despliegan y la elección del sugerente nombre que los identifica, preparan su primer CD (en etapa de mezcla y a la espera de un productor, “quizá un lector de esta nota”, se esperanzan). Ya cuando los bises se conjugan en pasado y los aplausos ganan la sala, la cerveza se entrega, rendida, a su destino preanunciado. Entonces la vida vuelve a ser efímera pero con la plenitud de haber tenido, al menos una vez, el diablo en la boca. Y en cada uno de los sentidos.

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Próximas presentaciones: 17 de septiembre, 0 hs., en Café Vinilo: Gorriti 3780, Ciudad Autónoma de Buenos Aires / 21 y 28 de noviembre y 5 de diciembre en No Avestruz, Humbolt 1857, C.A.B.A. www.myspace.com/eldiabloenlaboca • www.eldiabloenlaboca.blogspot.com •

El boxeo como esperanza

Cuerpo a cuerpo Por Matías Levin Fotos Jorge Santana

Un lunes frío pero con sol, salimos de la Panamericana, y por la ruta 197 llegamos a una de las partes pitucas de Tigre, cruzamos las vías del Tren de la Costa y, bordeando el barrio, llegamos al obrador donde nos recibe Tucán, con el mate listo, asomado a la ventana del pañol.

C

arlos Martínez es parte de la Misión Sueños Compartidos. Trabaja en el pañol del obrador del barrio Almirante Brown de Tigre, y todo el mundo lo conoce como Tucán. Cada día, al terminar la jornada, se va derecho al club a enseñar boxeo a los pibes del barrio. Y todos los días se los gana a la esquina, dándoles un sueño que soñar. -¿Cómo llegaste al boxeo? - En una época no había tantos televisores en el barrio, pero mi tío tenía uno y un día pasaron una pelea de Monzón - explica Tucán-. No me acuerdo si ganaba o defendía el título, yo era muy chiquito, pero a mí me quedó esa imagen en la cabeza y esa idea de ser boxeador cuando fuera grande. A los catorce años pisé por primera vez un gimnasio. Cuando se enteró mi vieja ¡no sabés cómo cobré! No quería que boxeara. Recién a los veinte años me largué a boxear. Peleé hasta los treinta, me retiré y ahora me dedico a esto. -¿Y cómo surgió la idea del club? -Lo de enseñar boxeo nació a partir de que yo fui boxeador profesional, y siempre me dediqué a trabajar socialmente con los chicos. Entonces, cuando me retiré, me dediqué más todavía porque en estos barrios se necesita mucho el deporte. Trabajé dos años con mi técnico, durante cuatro años entrené profesionales en San Carlos de Bolívar, y después decidí volverme para Tigre, de donde soy yo, y recién después de un año y medio, pude formar una escuelita de boxeo para todos. Muchos piensan que el boxeo es solamente violencia. Yo creo que es el deporte más leal que existe, y quise transmitir eso. Por otro lado, hay muchos chicos que tienen ganas de ir a un gimnasio y no tienen la posibilidad, o cómo pagarlo. Entonces hay un poco y un poco. Acá, en la escuelita de la Sociedad de Fomento Mariano Moreno, donde también surgí como boxeador, siempre tratamos de hacer un trabajo social con los chicos y no cobrarles demasiado, porque yo sé lo que cuesta comprar vendas, zapatillas, ropa deportiva. Y bueno, con un compañero mío, Ángel Martínez, emprendi-

mos esa tarea de ayudar a los chicos, y ahora, a fin de año, ya van a hacer cuatro años que estamos en este camino. Tenemos unos cuantos chicos que antes estaban mal, en la calle, con problemas de drogas, que ahora van a empezar a competir, y eso a mí me pone contento porque yo no tengo estudios secundarios, no soy un facultativo, pero siempre me tiro a lo social porque sé que hay muchos chicos sufridos. Me pone muy contento saber que los ayudamos a salir de eso. -¿Cuántos son en total? - En este momento hay cuatro chicos que empiezan a competir, muchos más que vienen entrenándose duro, otros tantos que lo hacen recreativamente y las chicas que vienen a practicarlo para defensa personal. Hay muchos chicos que jamás han laburado y sé en qué anduvieron por no tener recursos,

digo que le den siempre para adelante, porque es lo único que les puedo decir. Muchos se van y con el tiempo vuelven, pero el problema es que, en el camino, unos cuantos caen en la droga y toda esa porquería, y eso me pone muy triste. Pero tengo la esperanza de que todos los chicos practiquen algún deporte, que tengan la cabeza ocupada, porque eso va a librar a muchos de la calle y de las esquinas. Ésa es la esperanza que tengo. -¿Ése sería tu sueño? - Ése es mi sueño. Que la vida sea más como antes. Pero es duro: yo laburo todo a pulmón, todo lo pongo yo, aunque la gente de la UOCRA nos ayudó un montón a comprar los elementos que necesitábamos para el gimnasio y estamos muy agradecidos. Pero es muy a pulmón. -¿Qué une para vos la filosofía de Sueños Compartidos con lo que vos estás haciendo?

capacidad o capacitación para trabajar; pero hoy los ves acá, trabajando con responsabilidad, cumpliendo con los horarios, aprendiendo un oficio. Con el boxeo pasa lo mismo. -¿Cómo te surgió la iniciativa de hacer boxeo en el barrio? - Antes yo trabajaba lejos y no tenía tiempo para los pibes –cuenta mientras cruza saludos con los compañeros que pasan –. Cuando llegó Sueños Compartidos al barrio renuncié y me vine: al trabajar y vivir en Tigre tengo más tiempo para dedicarme a ellos, y encima estoy haciendo viviendas para mi barrio y para mí también. Es fantástico: salgo de acá a las 18, y desde esa hora hasta las 21, estoy con lo pibes. Lo más importante es que están contenidos: charlo mucho con ellos, los aliento, me cuentan sus problemas. Por eso mi idea es trabajar con un médico clínico que haga chequeos regularmente, psicólogos, porque es muy difícil la realidad de acá: yo los escucho y siempre les

- Y… son dos cosas parecidas. Sueños Compartidos está buenísimo: en este obrador están trabajando chicos jovencitos, que apenas cumplen dieciocho años entran a la Misión y aprenden distintos oficios. Y creo que van de la mano porque yo salgo de acá y trabajo con algunos de los pibes que hoy son mis compañeros en la obra y, al mismo tiempo, los más chiquitos que están en la escuelita, el día de mañana van a estar sanos y van a poder trabajar mejor, sin pasar por tanta esquina ¿no? Y ahora encima está trabajando mi hijo, que no podía conseguir trabajo (sin un oficio es muy difícil, y si no tienen estudios, peor) y eso me pone recontento. Mi sueño es seguir con esto y que no me pase nada en el camino. Seguir trabajando con los pibes, si se puede con más profesionales para abordar mejor los problemas que tienen, y seguir acá con las Madres, que me permite estar más tiempo con ellos. sueños

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Cielito de los trabajadores

CATA

Cata trabaja cada día soñando con su nueva casa. Sandra disfruta del calor de un techo y de estar en el trabajo con solo cruzar la calle. Liliana no se olvida de que estuvo presa cada mañana cuando sale a pintar, el oficio nuevo que aprendió. Víctor sabe muy bien lo que significan el trabajo y la vivienda. Cata ceba un mate y cuenta que vive hace años en San Pablo. Trabaja como ayudante de cocina en este obrador, pero antes tenía un negocio de comidas: -Vendía sánguches de milanesa, conitos de papas fritas, gaseosas, cerveza… pero cuando trabajás en tu casa, tenés que vender lo suficiente para volver a comprar y lo que queda es tu ganancia. Acá, en cambio, uno trabaja y a los quince días, tiene toda la platita junta depositada en el banco. De la otra manera no te podés proyectar ¿entendés? Vivís el día a día y nunca te alcanza para nada. Estoy muy contenta con el trabajo éste y, encima, me voy a mudar dentro de poco. -¿Y cómo te sentís con esto? -Todavía ando volando, no sé cuando llegue el momento… ¡será una emoción, una sorpresa grandísima! -¿Qué proyectos tenés con respecto a esa vivienda?

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sueños

Por Matías Levin / Daniel Roncoroni

SANDRA

-Bueno, yo fui a visitar unos parientes que ya se mudaron a las casas de Sueños Compartidos, y la experiencia de ellos es un cambio de vida grandísimo. Pienso que para mí también lo será. -Y ¿por qué pensás que va a ser un cambio? Porque vos tenés tu casa de ladrillos, parece firme, el frente da a la calle… -Pero es otra cosa: si vos te querés juntar un peso para armar una vivienda como éstas, nunca vas a llegar. La Misión en cambio, te la da toda armada con todos los chiches de adentro y vos, lo único que hacés, es agarrar tus cosas y te vas. Yo tengo un nieto de dieciocho años viviendo conmigo que también está muy entusiasmado… Y estoy muy emocionada porque para mí va a ser otra vida. ¡Voy a tener mi casa! Nunca la tuve: siempre de promesa en promesa y hace años que estamos acá nosotros: vinimos hace 45 años y ya tengo 59. Pero bueno, ahora éste es el sueño de toda la gente de acá, este Sueño Compartido por toda la gente. Y se esta haciendo realidad. Y ahora sabemos que es en serio porque muchos ya se mudaron. Yo las vi por dentro y son hermosas. Sandra está cerca de los 30 años. Tiene marido, cinco hijos y un departamento de Sueños Compartidos. Es encargada de limpieza en el obrador de San Pablo y trabajó de lo mismo pero en un shopping. Le preguntamos qué diferencias había entre ese trabajo y la Misión Sueños Compartidos. -Lo primero -dice Sandra- es que estoy en el barrio: antes me tenía que levantar a las cuatro de la mañana y llegaba a cualquier hora a mi casa. Además, no tengo que viajar porque vivo en frente y todo cambia un montón: el viaje, trabajar bajo lluvia, feriados, fines de semana… El 23 de septiembre del año pasado me adjudicaron una vivienda. Antes vivía en la manzana 12, donde hoy se levanta otro edificio de la Misión. Y tener una vivienda digna me cambió todo: la forma de vivir, de hacer las cosas; estar bien, tener una pieza

Liliana

enorme, el piso, todo. Es un sueño mi departamento: levantarme y tener mi baño, mi agua caliente, no pasar frío, no tener miedo a que la lluvia te arruine todo. -¿Qué sería de tu vida sin Sueños Compartidos? -Sería como antes que, cuando no tenía trabajo, salía a juntar cartones, a vender condimentos, a pedir en la calle o lo que sea. Pero ahora estamos bien: seguimos luchando todos juntos, disfrutando la casa nueva y agradeciendo todos los días a las Madres por todo lo que están haciendo y por esta oportunidad, por hacer realidad este sueño de tener una casa digna. La historia es marca fuerte en el barrio Ministro Rivadavia. Último entramado suburbano a fines del siglo XVIII antes del desierto y llamado originalmente “Monte de los Chingolos”, fue refugio de las tropas rosistas escapadas de la venganza unitaria. Entonces casonas, pulperías y poblado semirural persistió más de 100 años. Luego, el vendaval asesino que atravesó el país, dejando pobre el paisaje y los vecinos. Almirante Brown no sólo es Almirante Brown; es también Tigre, Barracas, Ensenada. Es cualquier lugar donde hubo laburo. De aquella llaga que marcó la piel de generaciones a la reconstrucción del tejido social que se impone la Misión Sueños Compartidos: más de 5000 trabajadores en todo el país (10 mil proyectados para fin de año), miles de obras públicas que incluyen viviendas, escuelas, hospitales, fábricas. Bien común, universalidad de derechos y ciudadanía plena, a pura voluntad de Madres. Y algunas voces y las manos y los pies de quienes hacen este camino: “Me llamo Liliana Susana Álvarez, y tengo 49 años. Desde hace mucho tiempo que estoy junto a las Madres. Las conocí cuando

Víctor

estaba detenida en la Unidad Número 3, y ellas me tramitaron las salidas transitorias para que me integrase al grupo de teatro Salvatablas. Actualmente sigo participando de esa experiencia; o sea, soy de las Madres por partida doble ya que también trabajo en la Misión Sueños Compartidos, en el obrador de Almirante Brown. Antes estaba en Piletones, y mi oficio en la obra es de pintora. Todas las mañanas cuando voy al trabajo me parece un sueño y sé que no lo es, pero me sigue pareciendo así, porque antes de caer presa yo me ganaba la vida limpiando parabrisas en las esquinas, y con eso tenía que mantener a mis 7 hijos. Y ahora miráme: laburo en blanco, tengo obra social, aprendí un oficio que nunca me hubiera imaginado. Y aunque me duela, no dejo de recordar cada día de donde vengo. Por eso, el orgullo que sienten las Madres por sus hijos desaparecidos, es el orgullo que siento yo por estar trabajando acá, donde todos nos sentimos un poco hijos de ellas”. “Soy Víctor Manuel Navarro Roa, el oficio mío es pintor, soy oficial. Tengo 13 hijos, soy el sostén de mi familia, y muy contento con la cantidad de hijos porque los llevamos por buen camino, marcándoles el camino de la lucha y la alegría, que van juntos. Siempre estuve cerca de las Madres, y desde el año 1978 las estoy acompañando porque soy familiar de un detenido-desaparecido. Por eso, nosotros sabemos que el Gobierno Nacional está dando batalla como la dieron los 30.000 desaparecidos, la batalla de la dignidad, de la salud, de la educación, de la vivienda… Aquello que nuestros compañeros querían para la Patria. Hace décadas que no tenemos un gobierno así, que se preocupe por los más humildes. Y comprometido con las Madres, con este proyecto liberador, que da trabajo. Acá, en los barrios, padecimos la pobreza en serio, sin joda, y sólo nos daban copas de leche y comedores; ahora somos laburantes agremiados que pertenecemos a una organización política”. sueños

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Alfabetización en Los Piletones

Entre cascos y cuadernos Por María Eva García Simone

“Alfabetizarse no es aprender a repetir palabras, sino a decir su palabra, creadora de cultura.” Paulo Freire

Las letras, las frases, los números, toman otro significado cuando se hace de ellos, una herramienta útil para el desarrollo de personas capaces de interactuar, de generar aportes a la sociedad, de ser autónomas y de tener plena libertad de conciencia y elección para transformar y resignificar el mundo. A través de los Centros Educativos presentes en los diferentes obradores que la Asociación Madres de Plaza de Mayo desarrolla a través de su Fundación, los trabajadores de la Misión Sueños Compartidos tienen la posibilidad de acceder a la educación además de estar en contacto con actividades culturales y deportivas.

El día 8 de septiembre de 1967, fue declarado por la ONU y la UNESCO como el Día Internacional de la Alfabetización. El fenómeno del analfabetismo afecta a más de 850 millones de jóvenes y adultos. Ésta es la historia de cuatro obreros que decidieron forjar el rumbo de su futuro apostando al aprendizaje. Ellos son algunos de los tantos que asisten a las clases que se brindan en el Centro Educativo ubicado en el corazón del obrador. Se respira un clima cálido, tranquilo y silencioso en medio de un atardecer frío. Entre las caras de cansancio típicas de un día de mucho trabajo y las ganas de estudiar, se encuentran ellos: los obreros y obreras que desde hace casi un año asisten al Centro. Algunos lo hacen para alfabetizarse, otros para terminar la primaria y otros para cumplimentar los estudios secundarios. “La alfabetización es más, mucho más que leer y escribir. Es la habilidad de leer el mundo, es la habilidad de continuar aprendiendo y es la llave de la puerta del conocimiento”, señalaba Paulo Freire en su libro “Pedagogía del oprimido” (1970). Myriam, Rubén, Teodoro y Sergio nos contaron su experiencia y aquí la compartimos. Myriam, de 35 años, comenzó en el Centro para alfabetizarse y ahora está realizando la primaria. Su rostro

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parece ser el de una mujer luchadora, sus palabras lo confirman: “antes de venir acá, no conocía las letras ni los números. Todavía me confundo, por ejemplo la v con la b. De chica fui al colegio pero como éramos trece hermanos y soy la mayor de todos, los tenía que cuidar y no pude ir más, tenía que trabajar para mantenerlos porque sino no comíamos”. Con una historia similar, Rubén Caiguara, de 51 años, narró que no pudo terminar séptimo grado “porque tenía que trabajar, mantener a mis hermanos menores y ayudar a mi mamá que se había separado joven. Traté de ir a la nocturna pero se me complicaba, tenía mucho viaje, llegaba a la una de la mañana de estudiar y después me tenía que levantar a las tres y media para ir a trabajar”. Sus relatos dejan entrever la transformación del aprendizaje. “Cuando conocí las letras, empecé a escribir y me dijeron que eso era poesía así que ahora tengo un cuaderno dónde escribo mis poemas”, describió con una sonrisa Myriam.

Los Piletones Es un asentamiento que creció cerca de unos enormes piletones de hormigón en los años ´80 y se incrementó con la decadencia económica de los noventa, en medio de un contexto de marginalidad, desocupación y riesgos sanitarios. Mediante un plan de urbanización, las Madres han iniciado la construcción de 432 viviendas en terrenos linderos a la villa y han brindado trabajo a muchos de los vecinos y vecinas que se instruyeron en el oficio de albañiles. Sueños Compartidos trabaja conjuntamente con el Instituto de la Vivienda Porteño y organizaciones sociales del barrio.

es una oportunidad para mejorar culturalmente, salir adelante y ayudar a nuestros hijos”. Teodoro como los demás coinciden en que antes de este proyecto, se hacía difícil conjugar el trabajo con el estudio. Muchas veces habían visto frustradas sus ganas de aprender. “Éste es un apoyo muy bueno para cada uno de nosotros para salir adelante”, dijo mientras comentaba que en Bolivia, el gobierno del aymara Evo Morales, ha dado gran importancia al problema del analfabetismo.

“Por ejemplo, cuando fui a hacerle el D.N.I. a mi nena, vi que había un error en el apellido. Si no me daba cuenta, tenía que hacer el trámite de vuelta por eso estoy orgullosa de mí. Todos en mi casa me felicitaron y me dicen que siga”, recordó.

En la charla también estuvo presente Sergio, capataz de pintura del Obrador Castañares, quien terminó “una reactualización del primario” y comenzó el secundario en el Centro Educativo. “Me dediqué a entender el proyecto de la Fundación. Por cuenta propia siempre estuve cerca de la literatura pero las circunstancias económicas no me dejaron terminar los estudios pero acá tenés todo a mano y los compañeros te incentivan a seguir”.

Tener conocimientos nuevos o despertar algunos que parecían olvidados, les generó cambios en sus vidas. Rubén, comentó: “tengo chicos que van al colegio y ahora los puedo ayudar y controlar revisándoles las carpetas”. Entre la mirada atenta de sus pares, agregó que “este proyecto ayuda mucho a los que no pudieron por diferentes motivos estudiar. Estoy muy agradecido”.

Sobre la didáctica utilizada en el Centro, Sergio comentó que “es flexible, no es cómo la escuela tradicional, rígida; acá te ayudan a pensar, no a repetir, te enseñan la historia. Es una satisfacción, te permite superarte y eso hay que difundirlo entre amigos para que sepan lo que se hace en el área social, política, territorial. Desaprovechar esto es una pena. El proyecto de Madres lo siento propio y por eso es responsabilidad nuestra defenderlo desde todos los ángulos”, concluyó en tono reflexivo.

Con una actitud un poco reacia para hablar pero no por eso menos amable que el resto, Teodoro, ferviente admirador de Evo Morales por su origen boliviano, contó que hace más de 20 años que vive en el país y que se decidió a terminar la primaria. Este obrero de 57 años, dijo: “sabía leer y escribir pero me faltaba mucho; ésta

El saber le aporta alas a la vida, le da tintes diferentes para poder apostar a la creatividad, generar proyectos, resignificar lo que nos rodea, tomar posturas críticas de la realidad. La educación fomenta cimientos firmes a nivel personal y social. Por eso, apostar a la enseñanza es dignificar el presente y cultivar el futuro. sueños

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Cine y militancia

“Chilenos, El Mercurio miente” Por Celeste Orozco

Ficha de la película:

EL DIARIO DE AGUSTÍN

Un documental de Ignacio Agüero y Fernando Villagrán Chile, 2008 - 80 minutos

Q

uien tenga conocimiento de la prensa chilena sabrá que El Mercurio es la mayor empresa de medios del país trasandino, con tres publicaciones diarias de tirada nacional y 20 regionales. Fundado en 1827 en Valparaíso, para el 1900 ya tuvo su primera edición en Santiago. La dinastía de los Agustines propietarios del diario hoy se apoya en Agustín Edwards, el quinto de la familia, uno de los hombres más poderosos de Chile. Don Agustín no da entrevistas de ninguna clase. “Simplemente no lo hace”, informa su secretaria a Claudia Lagos, profesora coordinadora de un taller de tesistas de la Universidad de Chile, apenas comienza el documental El diario de Agustín. Los seis estudiantes de periodismo que Lagos coordina están preparando su tesis de grado, e investigan el rol de El Mercurio en el derrocamiento de Salvador Allende el 11 de setiembre de 1973 y las posteriores operaciones de prensa que el diario llevó adelante para ocultar lo que estaba pasando. Y lo que estaba pasando era que en Chile había detenidos desaparecidos. La cámara de Ignacio Agüero y Fernando Villagrán acompaña a los tesistas en sus reuniones semanales y durante las entrevistas que realizan a ex altos cargos del diario y del gobierno de Augusto Pinochet, a sobrevivientes de la dictadura y sus familiares; además de contar con un impresionante material de archivo. Hay dos casos puntuales que los estudiantes reconocen como “la mayor vergüenza de la prensa nacional”. Uno es el de Los 119, la detención y posterior desaparición de 119 militantes del MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria de Chile) que El Mercurio titula como “60 miristas asesinados en enfrentamientos con sus propios camaradas” para sustentar la versión de la DINA, policía secreta de Pinochet. Alejandro Carrió, entrevistado para la película, abogado del gobierno chileno en proceso contra Enrique Arancibia Clavel, agente de la DINA, afirma que hay cartas donde queda claro que desde esa fuerza le pidieron a Arancibia que lleve a cabo el macabro plan de hacer aparecer en Argentina a personas que habían desaparecido en Chile con la utilización de cuerpos NN argentinos, asociados a documentos chilenos. El segundo caso es el asesinato de Marta Ugarte, militante del PC de 42 años, que había sido secuestrada, torturada y arrojada al mar en 1976. A causa de la marea, su cuerpo aparece en las orillas de una playa. Burdamente, El Mercurio presenta el caso como el crimen pasional de una “hermosa muchacha de 23 años”. Los tesistas lograron llegar a la periodista que vio el cuerpo y redactó la noticia, quien les asegura haber pedido perdón a los familiares de Ugarte, aunque esta no es la versión que cuentan las parientas. Los testimonios van delineando la historia de El Mercurio, de cómo El Mercurio cuenta la Historia, sus alianzas y su financiamiento extranjero. La conversación con Arturo Fontaine (subdirector del diario durante el período 1965-1978 y director durante 1978-1982) no solo es imperdible por sus declaraciones sino también por el momento en que decide abandonar la sala, importunado por el tenor político de las preguntas. En ese momento, el azar hace justicia. Se sugiere ver la película para enterarse cómo.

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POESIA Y MADRES

Catarsis y celebración Por Daniel Ballester

H.C. 13.176

Marisa Wagner escribe poco. Sus palabras, sin embargo, alumbran hondos terrenos del alma humana. Mucha de su poesía fue escrita dentro del hospicio, donde estaba internada. Versos para celebrar la vida. Y denunciar sus lados más terribles, también.

L

a poesía es una aventura del ser. Se cristaliza a través de palabras, silencios y tormentas que se desencadenan en el abismo del alma humana. Fuera de la poesía está todo, pero dentro de ella hay mucho más. La poesía es catarsis y celebración, desasosiego y denuncia, armonía de la fugacidad. Todo lo que se diga sobre un poema es poco y todo lo que se calle, también. En este número de Sueños Compartidos la poesía se llama Marisa Wagner, mujer victoriosa y apasionada, nacida en Huanguelén, provincia de Buenos Aires.

“No siempre escribo. A veces no tengo nada para decir y no digo nada. A veces pienso que hay mucho papel escrito que nadie lee, para qué sumar… Entonces guardo silencio. Ahora que salí del manicomio recupero el tiempo perdido. Trato de vivir porque creo que era importante lo que dije desde adentro, pero a veces digo otras cosas. Los otros días me puse a escribir sobre desocupados y piquetes y cascos amarillos, in memoriam de compañeros que han muerto en la construcción, los que yo llamo desaparecidos sociales, porque ni los diarios hablan de ellos; o sobre los canas que todos los días juegan al gatillo fácil. Es limitado lo mío, bastante elemental. No tengo ningún interés de que sea de otra manera”

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Ya no consumo Halopidol, sólo Tegretol, Anafranil y Litio. Estoy “compensada”. Traduzcamos: me mantengo de este lado, es decir, sin delirios… y deambulo… (porque, nosotros, los pacientes, deambulamos). Es una nueva costumbre que he adquirido. Deambulo –como digo– “libremente” por el enorme parque del hospicio… Estoy lúcida, ubicada en tiempo y espacio, por lo tanto: sé en qué día vivo. ¿Vivo?, me pregunto, y me entra la tristeza y me deprimo. La historia clínica se pone gorda de tristezas. Yo soy mi historia clínica. ¿Dejé de ser mi historia, acaso? Es muy malo preguntarse tantas cosas que complican, además, el tratamiento. Tengo sueños, pesadillas… que a nadie se las cuento, por las dudas, no sea cosa, vayan a la historia clínica. Pero si tengo insomnio, por ejemplo, esto es inocultable, y va derecho a la historia clínica. Mi psiquiatra, entonces, regula las pastillas. Duermo. Se anota en la historia clínica. Doctor, estoy amando… ¿Esto también irá a la historia clínica? historia clínica

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