SUMARIO. Cigome S. A. de C. V. Este número se terminó de imprimir en junio de 2014 con un tiraje de 500 ejemplares

EDITORIAL El Centro de Investigación y Estudios Avanzados en Fitomejoramiento (ciaef) de la Facultad de Ciencias Agrícolas de la Universidad Autónoma
Author:  Juana Herrero Moya

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EDITORIAL

El Centro de Investigación y Estudios Avanzados en Fitomejoramiento (ciaef) de la Facultad de Ciencias Agrícolas de la Universidad Autónoma del Estado de México, se estableció según el acuerdo publicado en la Gaceta Universitaria del 30 de enero de 1994, considerando de que la investigación científica y tecnológica en el área agropecuaria es fundamental para la transformación académica en el ámbito de las ciencias agrícolas. El ciaef albergó la Maestría en Fitomejoramiento hasta 1999 y su claustro de profesores-investigadores es el antecedente inmediato del Programa de Maestría y Doctorado en Ciencias Agropecuarias y Recursos Naturales.

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICO

FACULTAD DE CIENCIAS AGRÍCOLAS

Dr. en D. Jorge Olvera García Rector

Dr. Edgar J. Morales Rosales Director

Dr. en Ed. Alfredo Barrera Baca Secretario de Docencia

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Dra. Martha Lydia Salgado Siclán Coordinadora del Centro de investigación y Estudios Avanzados en Fitomejoramiento

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M. en C. Gustavo Salgado Benítez Coordinador de Difusión Cultural y Extensión

M. en E. Javier González Martínez Secretario de Administración Dr. en C. Pol. Manuel Hernández Luna Secretario de Planeación y Desarrollo Institucional M. en A. Ed. Yolanda E. Ballesteros Sentíes Secretaria de Cooperación Internacional M. en D. José Benjamín Bernal Suárez Abogado General L. en Com. Juan Portilla Estrada Director General de Comunicación Universitaria Lic. en T. Jorge Bernaldez García Secretario Técnico de la Rectoría M. en A. Emilio Tovar Pérez Director General de Centros Universitarios y Unidades Académicas Profesionales M. en A. Ignacio Gutiérrez Padilla Contralor

COMITÉ EDITORIAL

EQUIPO EDITORIAL

Editor principal Omar Franco Mora

Correctores de redacción y estilo

Comité Editorial Internacional Jorge M. Fonseca Arizona University, United States of America Daniel Valero Garrido Universidad Miguel Hernández, Alicante, España

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Programa Editorial de la uaem

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Cortesía Dr. Juan Manuel Barrios Díaz

Comité Editorial Nacional Jesús Jasso Mata Colegio de Postgraduados, Montecillo, México Juan Guillermo Cruz Castillo Universidad Autónoma Chapingo, Huatusco, Veracruz Héctor González Rosas Colegio de Postgraduados, Montecillo, México Humberto Vaquera Huerta Colegio de Postgraduados, Montecillo, México Marcos Pérez Sato Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Tlatlauquitepec, Puebla

Fotografía de portada

SUMARIO

Compactación mecánica en suelos Vertisol Mechanical compaction in Vertisol soils Francisco Gutiérrez-Rodríguez, Víctor Manuel Vaca-García, Delfina de Jesús Pérez-López, Omar Franco-Mora, Martín Rubí-Arriaga, Álvaro Castañeda-Vildózola, Edgar Jesús Morales-Rosales

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Pre-tratamiento con metil jasmonato a duraznos ‘Diamante’ almacenados a baja temperatura Pre-treatment with methyl jasmonate in ‘Diamante’ peaches stored in refrigeration Eder Torres-Miranda, Omar Franco-Mora, Andrés González-Huerta, Martha Elena Mora-Herrera

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Factores agroclimáticos y manejo agronómico de Eustoma grandiflorum (Raf.) Shinn para flor de corte Agroclimatic factors and agronomic management of Eustoma grandiflorum (Raf.) Shinn for cut flower Oscar Baldomero-Roberto, Edgar Jesús Morales-Rosales, Gaspar Estrada-Campuzano, Francisco Gutiérrez-Rodríguez, Gustavo Salgado-Benítez, Pedro Saldívar-Iglesias

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Insectos barrenadores del fruto de aguacate Borer insects in avocado Alejandra Payan-Arzapalo, Álvaro Castañeda-Vildózola, Alejandro Ortega-Rodríguez, Rogelio Enrique Palacios-Torres

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CIENCIAS AGRICOLAS INFORMA Año 23, No. 1, enero-junio 2014, es una publicación semestral editada por la Universidad Autónoma del Estado de México, a través de la Facultad de Ciencias Agrícolas, Campus Universitario “El Cerrillo”, El Cerrillo Piedras Blancas, Toluca, México. Km 12.5, C.P. 50200, tel. y fax: (722) 296-55-18, 296-55-29 y 296-55-31 ext. 148, [email protected]. Editor responsable: Dr. Omar Franco Mora. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. 042006-102710130900-102, ISSN 1870-7378, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor, Licitud de Título y Contenido No. 15510, otorgado por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Impresa en los talleres de Editorial Cigome S. A. de C. V. Este número se terminó de imprimir en junio de 2014 con un tiraje de 500 ejemplares. Cada autor es responsable del contenido de su texto. Se autoriza la reproducción total o parcial, siempre y cuando se cite el crédito literario de la fuente. Esta revista no responde por artículos no solicitados.

Compactación mecánica en suelos Vertisol Mechanical compaction in Vertisol soils Francisco Gutiérrez-Rodríguez1*, Víctor Manuel Vaca-García, Delfina de Jesús Pérez-López1, Omar Franco-Mora1, Martín Rubí-Arriaga1, Álvaro Castañeda-Vildózola1, Edgar Jesús Morales-Rosales1 Recibido: 01 de octubre de 2014 Aceptado: 5 de diciembre de 2014

RESUMEN El proceso de la mecanización agrícola que produce el deterioro de la estructura físico-mecánica, biológico y química del suelo es la compactación del subsuelo, inducida por el tráfico de los tractores, máquinas y vehículos agrícolas con gran masa, quienes producen estos problemas y que en la actualidad constituyen un desafío para la agricultura de tipo sustentable, en particular en suelos Vertisol. El presente trabajo de investigación muestra el comportamiento de la compactación en función de diferentes propiedades físicas y químicas, así como el impacto de la masa de los tractores agrícolas en la compactación del suelo Vertisol y cómo se atenúa en función de la materia orgánica, y la influencia negativa que conlleva el aumento de la masa vehicular en la densidad aparente del suelo. Palabras clave: multiarado, tractores, mínima labranza.

ABSTRACT In different machining processes that produce biological deterioration of physical-mechanical, and chemical structure of soil, subsoil compaction is induced by traffic of tractors and agricultural machinery and farm vehicles with high mass that produce these problems and that now constitute a challenge for sustainable agriculture type, particularly in Vertisol soils. In the research work presented, compaction behavior based on different physical and chemical properties as well as the impact of the mass of agricultural tractors in clay soil compaction and how is attenuated depending on the organic matter and the negative influence that comes with increased mass in soil bulk density. Key words: multiplow, minimum tillage, tractors.

Universidad Autónoma del Estado de México, México. *Correo de contacto: [email protected] 1

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Gutiérrez-Rodríguez et al., 2014. Compactación mecánica en suelos Vertisol

INTRODUCCIÓN La compactación edáfica se define como la modificación del volumen de poros, así como de la estructura de la porosidad del suelo. Los cambios en las propiedades volumétricas pueden no ser tan importantes para el crecimiento de las plantas, como aquellos asociados al incremento de la consistencia y a la reducción de la permeabilidad, y del aire a través del sistema poroso. También se puede definir la compactación como la compresión de una masa de suelo hasta lograr un volumen menor, produciéndole por tanto un incremento en la densidad como resultado de las presiones externas aplicadas (Adebiyi et al., 1991). La compactación es el resultado de tensiones generadas por la masa de los vehículos que transitan sobre el suelo, las vibraciones originadas por el motor y el producto del resbalamiento o patinaje activo de las ruedas motrices. El tamaño y la masa de los tractores y máquinas agrícolas, así como el uso de neumáticos inapropiados con altas presiones de inflado o con exceso de lastre en los mismos, la preparación y cosecha con humedad del suelo por encima de lo permisible provocan problemas de compactación en las capas superficiales y sub superficiales de éste. El tráfico del neumático sobre el suelo ha sido reconocido por la mayoría de los investigadores como la principal causa de una compactación indeseable. Es importante destacar que el desarrollo de la mecanización agrícola, si bien permitió superar algunas condiciones típicas de la agricultura, como el factor espacial, no alteró mayormente la productividad por unidad de superficie agrícola cultivada. Hay casos en que la mecanización puede llegar a ser destructora en zonas subtropicales y tropicales, donde provocan una rápida percolación de los nutrientes, la destrucción de la delgada capa de humus en el suelo y una fuerte compactación en el mismo. La compactación de los suelos es un problema de generación, ya que se puede agravar y reflejar en la producción, debido a que las prácticas de labranza provocan que aumenten sus niveles, esto se evidencia en la reducción de sus espacios porosos, al formarse 8

una capa dura conocida como piso de arado, lo que da como resultado el desarrollo deficiente de raíces, poco crecimiento de plantas y baja producción. La compactación en el suelo no permite un desarrollo adecuado de raíz y una baja porosidad, los poros constituyen una red de tuberías subterráneas conectadas, que permiten la entrada de aire y agua, así como la salida de ellos. Un suelo se compacta en la medida que disminuyen los poros y cambia su densidad. En un suelo compacto, la cantidad de agua y disponibilidad de nutrientes es menor que en un suelo no compactado (Adebiyi et al., 1991). La sustitución de mano de obra por energía incorporada en máquinas y equipos agrícolas permite al agricultor trabajar mayores extensiones y efectuar las tareas agrícolas con rapidez, sin embargo, al aumentar la masa de los tractores y las máquinas agrícolas, también se atenta contra la estructura física y química del suelo; este es el caso de terrenos de tipo Vertisol del Valle de Toluca, donde se ha experimentado una caída en los rendimientos del maíz debido a que los suelos tienen gran compactación y daños en las propiedades físicas y químicas.

USO DE MAQUINARIA AGRÍCOLA Y LA COMPACTACIÓN DEL SUELO La tendencia hacia el uso de maquinaria pesada, equipos de labranza y el tráfico vehicular sobre tierras agrícolas ha incrementado no sólo la severidad, sino la profundidad; el excesivo laboreo incrementa la compactación del suelo. Esto sucede por los frecuentes pasos de rastra cuando las condiciones de humedad del suelo no son las ideales (Hakansson, 1981). En México, la investigación en el campo de la Ciencia del Suelo concluye que existen graves problemas de compactación, los cuales son la causa del rápido descenso de la productividad de los suelos agrícolas que utilizan sistemas de labranza intensiva (Florentino, 1989). La labranza mecanizada puede causar un severo impedimento mecánico al crecimiento de la raíz, el sistema de no labranza por sí solo, no puede ser usado satisfactoriamente en suelos compactados (Lal, 1986,

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citado por Benítez y Ofori, 1993). La compactación del suelo en condiciones de campo es comúnmente causada por la labranza, realizada de forma mecanizada que implica el tráfico de ruedas (Voorhees, 1989). La presión de contacto influye sobre la compactación superficial, sin embargo, la compactación del subsuelo, por debajo de 400 mm de profundidad, está directamente influenciada por la masa de los vehículos en forma independiente de la presión que ejerza sobre el suelo el sistema de rodaje del tractor y las máquinas agrícolas. Este fenómeno es a menudo, acumulativo y permanente (Gutiérrez et al., 2010). La función del rodado de un tractor agrícola, puede definirse como el vehículo entre el sistema de rodaje del tractor y el suelo, soportar un valor de carga impuesta y brindar una superficie de contacto que no sobrepase la capacidad portante del suelo (Smith y Dickson, 1990). Debe ser capaz de entregar una fuerza neta de tracción para arrastrar los diferentes aperos de trabajo que se desplazan sobre un terreno agrícola siempre deformable (Solari et al., 2000). Las altas presiones de contacto rueda/suelo aparecen como uno de los factores responsables de la alteración de la densidad aparente. Al grado de presentar los siguientes perjuicios: demora en la emergencia de plántulas (plantas de menor altura que la normal para el cultivar), hojas con coloraciones no características, sistema radicular superficial, malformación radicular, encostramiento del suelo (encharcamiento), erosión excesiva (eólica e hídrica) y aumento en la demanda energética para trabajar el suelo (Marcano, 1994). Alakukku (1997) plantea que los parámetros usualmente utilizados para la medición de efectos de tráfico con altas cargas sobre las propiedades del suelo son la densidad aparente y la resistencia a la penetración de ellos, el primero ha sido indicado como menos sensible para la determinación de la compactación inducida por el tránsito (Alakukku, 1996), y en las conclusiones de la investigación realizada por (Terminiello et al., 2000), se plantea que “… La compactación inducida por el tránsito de vehículos se detecta con mayor claridad, utilizando la evolución de la resistencia a la penetración que la densidad aparente…”.

Rarper & Erbach (1990) plantean que para un suelo dado, la distribución de la compactación en el perfil está en función de la carga aplicada, o dicho de otra manera, en la presión ejercida por el sistema de rodaje del conjunto máquina-tractor, el estado de humedad y la intensidad de tránsito recibida (Smith & Dickson, 1990). En opinión de los autores de este capítulo y la experiencia acumulada en diferentes experimentos, la compactación superficial se produce por la presión en la zona de contacto ruedasuelo, pero la sub superficial por la masa total del conjunto máquina-tractor. Ya que el riesgo de compactación sub superficial provocado por el tráfico vehicular se debe principalmente a la masa del vehículo, siempre y cuando la presión de contacto sea extremadamente baja, o la superficie de contacto sea pequeña, lo cual implica mayor presión en una diminuta área de contacto con el suelo. Entre la superficie de contacto rueda-suelo, se ejerce una presión que puede tener una magnitud varias veces superior a la presión de inflado de dicha rueda. La rigidez de sus paredes, el dibujo presente en las ruedas motrices y el trabajo, pretenden encontrar suficiente reacción para efectuar importantes esfuerzos de tracción y determinan que la cuantificación y distribución en el plano de contacto tienen cierto grado de dificultad (Smith & Dickson, 1990). La dificultad mencionada se acrecienta si se pretende cuantificar el área de contacto en condiciones reales, es decir, sobre el terreno del cultivo y de vehículos cuya masa por eje pueda exceder los 10 Mg. La compactación del suelo puede ser disminuida en función de la característica de los neumáticos empleados, una de ellas que cobra importancia es la llamada flotación (Solari et al., 2000). La flotación es definida como la habilidad de una cubierta a resistir su hundimiento en el suelo. Si una cubierta no es capaz de mantenerse en la superficie del suelo, formará una línea de hundimiento en la cual la textura del suelo será modificada, especialmente en suelos sueltos, húmedos o de fácil compactación. Los suelos agrícolas necesitan contar con poros llenos de aire y agua para permitir el crecimiento de las raíces, el transporte de las sustancias alimenticias y una rápida absorción del agua de lluvia (Solari et al., 2000). 9

Gutiérrez-Rodríguez et al., 2014. Compactación mecánica en suelos Vertisol

En el proceso de compactación, ya definido como una disminución de volumen del espacio de los poros en el suelo, se deben considerar dos aspectos: 1) La compactación del subsuelo es dependiente del peso total del vehículo. 2) La perturbación de la superficie del suelo, que está altamente relacionada con la presión media entre el suelo y la cubierta. Para una carga dada, la cubierta que pueda soportar a la menor presión recomendada será la que tiene más flotación y la menor compactación, y perturbación del suelo. Esto es debido a que la presión promedio debajo de la cubierta es poco mayor de 1 a 3 lb, según el tipo de cubierta, que la presión de inflado de la cubierta (Solari et al., 2000). La degradación estructural de los suelos es uno de los principales problemas de las áreas cultivadas del mundo. Esta degradación puede incluir el sellado de la superficie, la disminución de estabilidad de agregados y la compactación superficial y sub superficial; entre sus principales causas se identifican el excesivo laboreo, la remoción de la cobertura vegetal y el tráfico indiscriminado de maquinaria pesada (Greenland, 1981). Las pérdidas económicas por este concepto son de difícil estimación, pero a la consecuente disminución de los rendimientos habría que sumarle mayor costo de labranza y tareas culturales, necesidades de resiembras, mayores dosis y número de pasadas de agroquímicos, necesidades crecientes de fertilizantes e ineficiencia en el uso de la maquinaria (Greenland, 1981). El tráfico vehicular es el principal responsable de la compactación inducida en suelos bajo producción, la textura y su contenido de humedad son los aspectos más relevantes en relación con la reducción de espacios porosos. En este sentido, se estableció que en suelos arcillosos los riesgos de compactar el subsuelo a niveles que limiten la producción agrícola son mayores, así como la persistencia del daño realizado (Botta, et al., 2003). El número de veces en que el suelo es transitado, también es un factor determinante de la compactación inducida. 10

En un estudio realizado sobre la distribución de la compactación inducida por el tráfico vehicular, se observó que persistía entre tres y 11 años en suelos con porcentaje de arcilla de 6% y 18%, cuando fue transitado con altas cargas sobre el eje. Tanto la densidad aparente como la profundidad, y la superficie de suelo compactado aumentaron progresivamente con el número de pasadas (Jorajuría et al., 1997). Se define a la compactación como el aumento de la densidad del suelo, resultado de las cargas o presiones aplicadas. Su magnitud se expresa como un aumento de la densidad aparente y de la resistencia del suelo a la penetración. Las principales causas de la compactación del suelo son las presiones generadas por el paso de rodadas e implementos agrícolas, el pisoteo animal y el reacomodamiento de las partículas de suelo en plantíos de trabajo sin laboreo. En una comparación realizada en sectores con y sin huella de maquinarias, sobre suelos argiudoles, se encontraron diferencias en la densidad aparente hasta una profundidad de 31 cm (Jorajuría et al., 1997). Diferencias que se mantuvieron presentes en el segundo año de evaluación, este fenómeno tiene implicaciones directas e indirectas sobre el desarrollo de los cultivos, afecta principalmente el abastecimiento de agua y nutrientes a la planta, altera la capacidad de infiltración de agua, su redistribución en el perfil del suelo, la aireación, la transferencia de calor y el movimiento de nutrientes (Bacigaluppo y Gerster, 2003). La reducción de la tasa de infiltración aumenta las pérdidas por escurrimiento y disminuye la reserva disponible para los cultivos. Se encontró en el sector densificado por tránsito una marcada disminución en la disponibilidad de nitratos en el horizonte superficial, menores valores de conductividad hidráulica y menor desarrollo radicular en profundidad (Gil et al., 1993, Bacigaluppo y Gerster, 2003). Los suelos pueden, en mayor o menor medida, y de acuerdo con sus características, recuperar su forma estructural a través de procesos naturales luego de sufrir un disturbio, como una compactación por un rodado o por pisoteo animal. La presencia de alta proporción de

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limo (partículas de 0 0,02 a 0,05 mm), como poseen suelos del área pampeana, no sólo atenta severamente contra la estabilidad estructural (son suelos frágiles o poco estables), sino que difícilmente logran la restauración natural a partir del momento que se redujeron o eliminaron los disturbios externos (Gil et al., 1993, Bacigaluppo y Gerster, 2003). El principal efecto que ejercen las fuerzas de compresión sobre el suelo es el cambio en la porosidad, especialmente una variación en la distribución de su tamaño (Gil et al., 1993, Bacigaluppo y Gerster, 2003). A medida que las fuerzas de compresión aumentan, los poros grandes se colapsan. En otras palabras, un incremento en la densidad del suelo implica una reducción del espacio poroso. Dada la relación directa que tiene la macro-porosidad con el crecimiento de las raíces, es importante considerar el volumen total ocupado por macro poros que superan los 0,1 mm de diámetro. A medida que disminuye el volumen de poros que superan este diámetro, se afecta el desarrollo de las raíces del cultivo. Se asume que una resistencia de 20 kg/cm-2 (1,96 MPa) para suelos con capacidad de campo, después de 48 a 72 horas de la última lluvia, resulta crítica para el crecimiento de las raíces de los principales cultivos (Gil et al., 1993, Bacigaluppo y Gerster, 2003). La compactación, además de limitar el desarrollo y crecimiento de las raíces, provoca que éstas logren penetrar, así como deformaciones, estrangulaciones y otras anomalías morfológicas que alteran el sistema de conducción hacia la parte aérea. El tamaño de poros también afecta la capacidad de almacenaje y el movimiento de agua en el suelo. La capacidad de almacenamiento de agua disponible para el uso del cultivo está comprendida en un volumen de poros de diámetros entre 0,2 y 30 µ (poros capilares). En resumen, la compactación del suelo provoca una reducción del tamaño de poros y ocasiona disminución del volumen de agua que pasa a través de ellos. Este concepto también explica por qué la compactación de un suelo afecta la velocidad de infiltración y el movimiento de agua, y nutrientes hacia las raíces (Gil et al., 1993). Otro aspecto directamente relacionado con la porosidad y distribución del tamaño de poros es la capacidad de

aireación del suelo, que también se ve afectada. Con base en los conceptos enunciados se deduce que los suelos compactados son menos productivos. Sin embargo, la relación entre la compactación del suelo y los rendimientos no siempre es directa, debido a que interactúan una serie de factores, como el tipo de suelo, agua, aire y nutrientes en forma conjunta en los diferentes estadios de crecimiento de la planta. En general, se estima que las pérdidas de rendimiento causadas por la compactación pueden superar el 10 y el 20%. En la agricultura moderna, se ha difundido el empleo de tractores, cosechadoras, acoplados con tolva y otras maquinarias de gran peso y tamaño. Años atrás, cuando se utilizaban maquinarias livianas, la compactación existía en los niveles superficiales del suelo, pero con el uso de equipos grandes alcanzó niveles profundos (Gil et al., 1993). Los implementos agrícolas presentaban incrementos en la densidad de campo y en punto de marchitez permanente, mientras que la conductividad hidráulica saturada, el contenido de agua a saturación y el agua gravitacional fueron menores que en los sectores que no recibieron tráfico (Liebing et al., 1993). La compactación de los estratos superficiales es causada por la presión específica (estrechamente correlacionada con la presión de inflado de las cubiertas), mientras que la compactación de los estratos profundos (a más de 30 a 50 cm), está determinada por la acumulación total de la carga, independientemente de la extensión de la superficie en la que se distribuye (Liebing et al., 1993). El uso de tractores con tracción en las cuatro ruedas también incide en el fenómeno de compactación. La tracción extra de estos tractores les ofrece la posibilidad de trasladarse en terrenos con exceso de humedad para aumentar la densificación del suelo. Con base en estos antecedentes, en un campo experimental, se decidió iniciar un ensayo para cuantificar el efecto de la compactación del suelo por rodados a lo largo de dos campañas agrícolas (Smith y Dickson, 1990, citado por Jorajuria et al., 2000). El causante comúnmente citado de compactación sobre el suelo agrícola es el tráfico de vehículos, particularmente el uso sobre suelo húmedo de vehículos pesados con una pobre distribución de peso (Häkansson et al., 1988). 11

Gutiérrez-Rodríguez et al., 2014. Compactación mecánica en suelos Vertisol

Lo anterior, junto al incremento del peso total del conjunto tractor-apero de uso agrícola que se ha producido en los últimos años, trajo como consecuencia el aumento de la frecuencia en la aparición de una sobre compactación en horizontes ubicados por debajo del horizonte arable anualmente (Ap) (Jorajuría and Draghi, 1997; Botta y Jorajuría, 1997). La compactación del suelo reduce su porosidad, la retención de agua, la proliferación y actividad de las raíces, lo que trae como consecuencia una disminución en el rendimiento del cultivo. Los altos valores de resistencia a la penetración y de densidad aparente encontrados en las explotaciones frutícolas son debidos a que la mayoría de las labores se realizan en condiciones de humedad poco adecuadas para el tránsito (Häkansson et al., 1988). Taylor and Burt (1987) y Häkansson (1994) consideran al peso total del equipo como responsable de la compactación en los horizontes subsuperficiales con independencia de la presión en el área de contacto ruedasuelo y afirman que la labranza destruye la estructura del suelo y el tráfico inmediato sobre la compactación con facilidad, demuestran que el 75% del cambio en la densidad aparente y 90 % del hundimiento total ocurre después de la primera pasada. En cuanto al número de pasadas, Raghavan et al. (1978) comprobaron que, después de la quinta pasada, el incremento de la compactación del suelo responde en forma lineal al número de pasadas y al peso recibido. En el mismo sentido, Soane et al. (1981) afirman que la zona de mayor compactación tiende a acercarse a la superficie a medida que aumenta el número de pasadas. En los cultivos intensivos es típico que solamente el subsuelo esté compactado, ya que las capas superficiales son removidas por las labores de preparación de la cama de semillas. Según Andrade et al. (1993), la compactación del subsuelo produce disminución del crecimiento de cultivos como girasol en forma similar a un suelo compactado totalmente. Draghi et al. (2000) asentaron la

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relevancia de los problemas de compactación inducida por el tráfico interfilar en un monte frutal (11 a 19 pasadas) de un conjunto tractor pulverizador, con un peso total de 52 kN; todo esto, siempre en función de las condiciones del suelo y el diseño del tractor, que el incremento porcentual de la resistencia a la penetración, así como de la densidad aparente, que fue mayor y más profunda a medida que aumentó el número de pasadas del equipo. La presencia de capas compactadas con alrededor de 2,0 MPa de resistencia a la penetración, comunes en las explotaciones agrícolas, son otra causa de la detención del crecimiento radicular, ya que reducen la infiltración del agua de lluvia o riego, ocupan los poros del suelo y desalojan el oxígeno; así causan el atraso del crecimiento de la raíz por inhibición de la respiración (Lemmon and Wiegand, 1962). En cuanto a la densidad aparente, Raghavan and Mc Kyes (1978) fijaron como límite el valor de 1,05 Mg/m3 en el horizonte arable, por encima del cual se produciría una disminución del rendimiento en el cultivo estudiado (Botta, et al., 2002). La compactación del suelo corresponde a la pérdida de volumen que experimenta una determinada masa de suelo, debido a fuerzas externas que actúan sobre él. Estas fuerzas externas, en la actividad agrícola, tienen su origen principalmente en: • Implementos de labranza del suelo. • Cargas producidas por los neumáticos de los tractores e implementos de arrastre. • Pisoteo de animales. En condiciones naturales se pueden encontrar en el suelo, horizontes con diferentes grados de compactación, lo que se explica por condiciones que dominaron durante la formación y la evolución del suelo. Sin embargo, es bajo condiciones de intensivo uso agrícola que este fenómeno se acelera y llega a producir serios problemas en el desarrollo de las plantas cultivadas. (Botta et al., 2002).

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EFECTOS DE LA COMPACTACIÓN DEL SUELO La compactación del suelo produce un aumento en la densidad mecánica, la destruye y debilita su estructura. Todo esto hace disminuir la porosidad de aireación del suelo. Los efectos de la compactación se traducen en un menor desarrollo del sistema radical de las plantas y por lo tanto, un menor desarrollo de la planta en su conjunto y producción.

¿CÓMO ENFRENTAR LA COMPACTACIÓN EN LOS SUELOS DE CULTIVO? Para abordar el problema de la compactación se pueden tomar medidas correctivas, como el caso del subsolado, y medidas complementarias, que no modifican rápidamente la condición actual del suelo, pero que ayudan a mejorar el comportamiento del cultivo, o bien, tienen un efecto a mediano o largo plazo. La práctica del subsolado consiste en aflojar el suelo bajo profundidad normal de cultivo, con el uso de un arado de brazos rígidos para romper capas del suelo compactadas. Los subsoladores normalmente trabajan a profundidades de 30 a 70 cm. Existe también la alternativa de usar algún tipo de arado de vertedera y tener en consideración que la capacidad de profundizar es menor, con mayores requerimientos de potencia. Como contraparte, en estos momentos se utiliza en el Bajío y algunas zonas agrícolas de la República Mexicana, el multiarado, que es un implemento agrícola empleado para descompactar y romper el piso de aradura, así como para la preparación primaria del suelo; es de corte horizontal y en sus distintas versiones puede trabajarse a diferentes profundidades, alcanza hasta 70 cm. Actualmente, los agricultores lo prefieren por la rapidez, ahorro de tiempo, calidad en el mullido del suelo, mantenimiento de la humedad en las capas medias del suelo y por tener mayor cuidado con el medio ambiente. En pruebas realizadas en terrenos Vertisol del Valle de Toluca, México, tuvo una productividad de

trabajo de una hectárea como promedio cada 45 minutos, en la preparación del suelo (mediciones realizadas bajo la Norma Cubana 34-37:1985). Es importante señalar la diferencia que existe entre un multiarado y un subsolador, ya que éste, al pasar por el suelo suelta las capas compactadas, las levanta y se forma una red de macro poros interconectados, que se dirigen desde el subsuelo suelto hasta la superficie; actúan como vías para la penetración de raíces y el flujo de agua y aire, aunque en suelos Vertisol el mullido es limitado y no tiene impacto en las diferentes zonas, también es importante señalar que el subsolado es una labor de elevado costo y por lo tanto debe hacerse sólo cuando las características del suelo lo justifiquen (Gutiérrez et al., 2005). Una vez tomada la decisión de hacer un trabajo de subsolado, se debe elegir el subsolador y el tractor adecuados para las condiciones de trabajo locales, revisar por medio de calicatas la profundidad y el ancho de la labor en el suelo en varias labores de prueba y ajustar la distancia entre cada pasada (Botta et al., 2002). Es importante tener en consideración el contenido de humedad del suelo, ya que la labor debe de hacerse con el suelo lo suficientemente seco, como para que se quiebre y disgregue (Botta et al., 2002).

USO DE ACONDICIONADORES FÍSICOS La incorporación de materiales que actúen como acondicionadores físicos de suelo en profundidad va a permitir mejorar y mantener una adecuada condición para el desarrollo de las raíces en el suelo. La compactación del suelo en condiciones de campo es comúnmente causada por la labranza y el tráfico de ruedas (Voorhees, 1989), esto reduce substancialmente el rendimiento de los cultivos. La compactación disminuye el volumen de poros totales y produce cambios en la distribución de su tamaño, y aumenta el porcentaje de poros pequeños (Voorhees, 1989). Threadgill (2002) indicó que valores de índice de cono de 1,5 MPa redujeron el crecimiento de las raíces, mientras que valores superiores a 2,1 MPa lo limitaron. 13

Gutiérrez-Rodríguez et al., 2014. Compactación mecánica en suelos Vertisol

La compactación del suelo restringió la distribución de raíces en el perfil del suelo (Hakansson et al., 1988), por lo cual se afectó en consecuencia la eficiencia de extracción desde el suelo de nutrientes y agua por las plantas, puesto que dependieron de la concentración y tamaño de la rizósfera (Smitle and Williamson, 1977). La respuesta de los cultivos a la compactación inducida por tránsito ha sido ampliamente estudiada (Brereton, et al., 1986; Häkansson, et al., 1988). El efecto es variable en función de la especie en particular y de las condiciones del medio ambiente. Orzolek (1991) comparó la respuesta a la compactación del rendimiento de distintos cultivos hortícolas, encontró reducciones de 65% para repollo y pepino, y 55% para maíz dulce; en ensayos de tres años, cuantificó reducciones en biomasa del tratamiento compactado del orden de 63% para repollo de trasplante. La producción de materia seca de los cultivos fue poco afectada por valores de resistencia a la penetración entre 1 y 1,5 MPa, pero notablemente reducida con resistencias mayores. La degradación estructural del suelo es uno de los principales problemas de las áreas cultivadas del mundo, puede incluir el sellado de la superficie, la disminución de la estabilidad de agregados y la compactación superficial y subsuperficial; entre sus principales causas se identificaron el excesivo laboreo, la remoción de la cobertura vegetal y el tráfico indiscriminado de maquinaria pesada (Greenland, 1981). La compactación del suelo es, básicamente, un proceso acumulativo de aumento de la densidad aparente y de la resistencia a la penetración, por una reducción de la macroporosidad que causa efectos negativos sobre el desarrollo radicular, disminución de la actividad biológica e insuficiente aporte de oxígeno por mala ventilación del suelo; la tasa de infiltración disminuye y los campos se erosionan o permanecen inundados por largo tiempo (Jorajuría and Draghi, 1997. Según Botta et al. (2002), el tráfico vehicular es el principal responsable de la compactación inducida en suelos bajo producción, la textura y su contenido de humedad son los aspectos más relevantes en relación con la reducción de espacio poroso. En tal sentido, estableció 14

que en suelos arcillosos son mayores los riesgos de compactar el subsuelo a niveles que limiten la producción agrícola y la persistencia del daño realizado. Alakuku (1996) determinó que la compactación inducida por tráfico vehicular persistía entre tres y 11 años en suelos con porcentaje de arcilla entre 6% y 85%, cuando fue transitado con altas cargas sobre el eje. El número de veces en que el sustrato es recorrido es otro factor determinante de la compactación inducida. Tanto la densidad aparente como la profundidad y la superficie de suelo compactado aumentan progresivamente con el número de pasadas (Jorajuría and Draghi, 1997). Por otra parte, Liebig et al. (1993) encontraron que los sectores transitados por los implementos agrícolas presentaban incrementos en la densidad aparente, en la resistencia del suelo, en el diámetro ponderal medio de agregados; en cuanto al contenido de agua a saturación y gravitacional fueron menores a los sectores que no recibieron el paso de maquinaria. Dick (1987) considera que la densidad aparente, la permeabilidad del aire, la distribución del espacio poroso y las características de drenaje son adversamente afectadas con presiones sobre el suelo superiores a 200 kPa (0,2 MPa). Franzluebbers (2002) determina las presiones específicas del equipamiento de transporte y obtiene que las presiones de los remolques son superiores a los 300 kPa y en ocasiones alcanza los 500 kPa (0,5 MPa) como el caso del RC 02 (remolque). “Localidad del suelo”, es un concepto basado en la premisa de que su manejo puede deteriorar, estabilizar o mejorar las funciones del ecosistema suelo (Franzluebbers, 2002). El reciente interés por mantener la calidad del suelo ha sido estimulado por un conocimiento renovado de la importancia de la condición del suelo para la sostenibilidad de los sistemas de producción agrícola y la calidad del medio ambiente. La materia orgánica es un componente importante de la calidad del suelo que determina características como la mineralización de nutrientes, la estabilidad de los agregados, la traficabilidad, la captación favorable

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de agua y las propiedades de retención (Draghi, et al. 2000). Según Siegrist et al. (1998), durante años, la fertilidad del suelo ha sido estrechamente asociada con el rendimiento de la cosecha. Por esta razón, los métodos agrícolas se han concentrado en labranza intensiva, altos niveles de mecanización y el suministro extremo como medios para incrementar la fertilidad del suelo y los rendimientos de la cosecha. Las desventajas, como la compactación del suelo, la contaminación del suelo y agua por pesticidas, el decrecimiento de la biodiversidad y el incremento de la erosión como consecuencia de este tipo de manejo, resultan cada vez más evidentes. Mantener y mejorar la calidad del suelo en sistema de cultivo continuo es crítico para sostener la productividad agrícola y la calidad del medio ambiente para las futuras generaciones (Gaultney, 1982). La fragmentación del suelo es el objetivo principal de la mayoría de las operaciones de labranza para crear en el suelo un ambiente favorable para el establecimiento y el crecimiento del cultivo (Munkholm, 2001). Según Guérif et al. (2001), la porosidad estructural consiste en los huecos creados por la disposición de los agregados y los terrones debido a la labranza, el clima y los poros biológicos. Se acepta, generalmente, que la porosidad textural (o dentro de los agregados) no es modificada por acciones mecánicas (compactación, fragmentación, etcétera). Una de las principales consecuencias del uso intensivo del suelo es la compactación debido al tráfico animal o de la maquinaria. La compactación puede ser definida como el aumento en la densidad o la disminución de la porosidad del suelo (Arvidsson, 1998). Bajo estas circunstancias, la densidad puede alcanzar valores críticos que impiden a las raíces de las plantas penetrar en el suelo. La susceptibilidad de los suelos agrícolas a la compactación conduce en muchos casos a bajos rendimientos agrícolas como resultado de sus efectos en el crecimiento de la planta y el movimiento del agua en el suelo (Quiroga et al, 1999). Hernández et al (2000) estudiaron varios sistemas de manejo de suelos, obtuvieron como resultado que el suelo

tratado continuamente bajo la forma convencional (cuatro pasos de rastra de discos cada año) tuvo menor porcentaje de macro agregados estables y en consecuencia una mayor tendencia a la auto compactación superficial, que las áreas tratadas con siembra directa o la sábana no labrada; por lo cual, el objetivo de crear mayor aireación en el suelo con la labranza se pierde rápidamente cuando éste se humedece. Usualmente, la densidad de los suelos labrados decrece mientras el implemento de labranza compacta el suelo debajo, después de repetidas operaciones, crea una capa de aradura que limita el flujo de agua y la penetración de las raíces (Carter y Colwick, 1971, citados por Gómez et al., 1999), este problema es más crítico cuando se utiliza la rastra, lo que provoca que la mayor densidad de masa radical se encuentre en los primeros 20 cm del suelo (Marcano et al., 1994). La compactación, particularmente por debajo de la profundidad de 10 a 15 cm, tiene una influencia importante en el crecimiento del cultivo en condiciones de humedad. Este efecto es asociado con la aireación limitada y la inundación resultante del deterioro estructural que restringe la dimensión, la continuidad y el volumen de la porosidad (Gómez et al., 1999). Según Araujo et al. (2002), la permeabilidad fue el parámetro que demostró una diferencia entre los sistemas de preparación de suelos. Este autor reporta valores de infiltración más altos con el uso de escarificadores (283,9 mm/h) en comparación con la siembra directa (182,7 mm/h), o en uso de arados de discos (177,6 mm/h) y azadas rotativas (179,1mm/h). En los últimos años, se ha hablado de conceptos como desarrollo y agricultura sostenible. Ésta última debe ser técnica y económicamente organizada, socialmente justa y ecológicamente equilibrada (Arauz, 1996). Para lograr mayor sostenibilidad en un sistema de cultivo, es necesario implementar un cambio en la tecnología de producción que conlleve disminución en sus costos y aumento en la productividad. En este sentido, se recomienda la implementación de prácticas agrícolas, como uso de semilla de calidad, acompañado de siembra y densidad adecuadas, rotación de variedades 15

Gutiérrez-Rodríguez et al., 2014. Compactación mecánica en suelos Vertisol

y cultivos, nutrición del cultivo con criterio técnico (análisis de suelo y foliares), muestreo continuo de plagas y enfermedades, calibración de equipos de aplicación, dosificación y uso de plaguicidas recomendados para cada situación. Otra forma de mejorar la tecnología de producción en granos básicos, es mediante la no mecanización del terreno para la siembra o mínima labranza, labranza de conservación o siembra directa (Rojas, 2001). Al respecto, el manejo correcto de los residuos de cosecha es de gran importancia, ya que evita el proceso de degradación de las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo. La práctica común de quemar los residuos con fuego de la cosecha anterior debe ser eliminada, pues el carbono se pierde en la atmósfera en forma de CO2 y con ello se pierde la oportunidad de mejorar el contenido de materia orgánica en el suelo (Rojas, 2001). Entre las ventajas del método de labranza mínima se incluyen las siguientes (Phillips y Young s.f): • • • • • • •

Reducción de la erosión hídrica y eólica del suelo. Aumento en la intensidad del uso de la tierra. Mayor facilidad de siembra y de cosecha. Mayor retención de humedad. Menor compactación de suelo. Menor consumo energético. Mejorar las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo. • Puede disminuir la incidencia de malezas anuales. • Evita la introducción de nuevas malezas. • El comportamiento de plagas y enfermedades es variable. La siembra de granos básicos dentro de un sistema de labranza mínima, labranza de conservación o siembra directa, constituye una gran alternativa de producción, con beneficios directos a corto, mediano y largo plazo, así como el mejoramiento de las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo, y disminución de los costos de producción (Rojas, 2001).

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Compactación obtenida con el paso del tractor después de cada labor en tres sistemas de labranza

A modo de ejemplo se presenta la experiencia de los autores en el siguiente acápite, donde se hace un análisis del comportamiento de la compactación en tres métodos de labranza en siembra de maíz, ocasionadas por el paso del sistema de rodaje de un tractor J.D. 5 415 (categoría universal y formula 4x4) en diferentes estadios de desarrollo de las plantas en un suelo Vertisol del Valle de Toluca de Lerdo.

Figura 1. Compactación en Labranza Mínima después de cada labor. Fuente: Elaboración propia.

Figura 2. Compactación en Labranza Tradicional después de cada labor. Fuente: Elaboración propia.

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Figura 3. Compactación en Labranza Cero después de cada labor. Fuente: Elaboración propia.

En las Figuras 1. Labranza Mínima (LM), 2. Labranza Tradicional (LT) y 3. Labranza Cero (LC), se observa el efecto de los distintos tratamientos tránsito sobre la Resistencia a la Penetración (RP) del suelo y los cambios que se tienen con respecto al inicio de los trabajos (es necesario dejar claro que en LC también se tomaron muestreos de RP, aún cuando el tractor no tuvo ninguna pasada por el suelo de cultivo, por ejemplo, en la primera escarda y segunda escarda como se observa que los dos primeros métodos LM. y LT, la RP, en el nivel de 0 a 15 cm afectó por debajo de los valores mostrados para el nivel de profundidad de 15 a 30 cm. Y este comportamiento sólo tuvo LC. Es importante señalar que hasta después de la aplicación foliar de insecticida la RP en la Labranza Mínima muestra valores mayores o iguales a 3,0 MPa, las mediciones se realizaron con un penetrómetro digital, (ver Figura 4). Lo mismo ocurre en LC, donde las prácticas agroquímicas al cultivo han llegado a valores cercanos a 5,0 MPa, en LT, en la profundidad de cero a 15 cm, los valores de RP rondan cerca de los 3,0 MPa, pero los valores de la profundidad de 15 a 30 cm, en este método de labranza han llegado también a los 5,0 MPa, y en la etapa de segunda escarda, sus valores coinciden por debajo de los 3,0 MPa. Estos valores son un indicativo de la dificultad de las labores que son necesarias llevar a cabo en un suelo Vertisol, así como el comportamiento del crecimiento y desarrollo de la planta de maíz bajo estos niveles tan altos de resistencia a la penetración.

Figura 4. Penetrómetro field Meter.

scout

Modelo

sc

900, Soil Compaction

En el presente estudio, en los tres métodos de labranza se encuentran valores como mínimo de 2,0 MPa, como se puede observar en las figuras 1, 2 y 3, en los niveles de profundidad, esto se extendió hasta la segunda escarda, por lo que de acuerdo con Panayiotopuolos and Papadoupolus (1994), el crecimiento de las raíces pudo restringirse. Este es un aspecto que tendrá que corroborarse posteriormente en otros trabajos para el suelo Vertisol, pues en este artículo no se contempló el estudio de raíces. Otro aspecto observado, como consecuencia de la resistencia a la penetración en la LC, fue la profundidad de siembra, donde se apreció una menor uniformidad que en la LT y LM. Esta condición determinó un desarrollo heterogéneo de las plantas y por lo tanto un efecto para obtener menor rendimiento, lo cual fue de 30,2% menor que en LT y 37,0% menor que la LM. De acuerdo con lo planteado por Cuevas (2004), en su trabajo de investigación, se encontró que el suelo se ve afectado por el tránsito del sistema de rodaje del tractor y plantea que los valores críticos de RP están entre 1,0 y 5,0 17

Gutiérrez-Rodríguez et al., 2014. Compactación mecánica en suelos Vertisol

MPa y sugiere que esta amplia variación, medida con un penetrómetro, no contempla todos los factores físicos del suelo que afectan el desarrollo de la planta. En la Figura 5, se muestra la relación lineal entre la Materia Orgánica (MO) y la Resistencia a la Penetración (RP) del suelo en tres métodos de labranza en el cultivo de maíz en un suelo Vertisol. Figura 5 (a, b y c). Regresión de MO vs RP en los tres sistemas de labranza.

Figura 5a. Regresión de MO vs RP en LC.

Al efectuar las regresiones lineales simples de MO contra RP para los diferentes métodos de labranza se puede observar que en LC, el comportamiento se presenta de acuerdo con lo esperado, dado que en esta labranza no existió ningún movimiento del suelo, por lo que la densificación del mismo, conlleva a este comportamiento, sin embargo, en LM y LT, tiene un comportamiento diferente, pero de acuerdo con el movimiento del suelo mejorado por diferentes implementos, la recta se comportó negativa y aceptable, además la R2 tiene un comportamiento que corresponde a lo analizado in situ. Comportamiento de la resistencia a la compactación en un suelo Vertisol con diferentes lastres y presión de aire en los neumáticos Al analizar el comportamiento de la compactación (ensayo realizado en suelo Vertisol en el campo experimental de la Facultad de Ciencias Agrícolas de la uaem), a través de la RP y la masa por unidad de área del tractor en suelo con preparación primaria con multiarado (Figura 2) y cinco pasadas del sistema de rodaje del tractor con diferentes lastres e inflados en los neumáticos traseros y delanteros del tractor, mostrada en el Cuadro 1, donde se observa que el comportamiento de las capas está por encima de lo observado, es decir, de cero a 15 cm y de 15 a 30 cm.

Figura 5b. Regresión de MO vs RP en LM.

Figura 5c. Regresión de MO vs RP en LT.

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Figura 6. En la izquierda se muestra el trabajo del multiarado y en la derecha la construcción de uno de cuatro cuerpos, modelo M-330.

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Figura 6. En la izquierda se muestra el trabajo del multiarado y en la derecha la construcción de uno de cuatro cuerpos, modelo M-330.

neumático con el suelo es de vital importancia, porque con ello la masa específica del tractor es menor. No obstante, en este nivel de profundidad el impacto de la Resistencia a la Penetración es menor, pero si ésta se eleva a los 2,0 MPa, surgen efectos negativos al crecimiento del sistema radical de las plantas, pues estudiosos de estas alteraciones físicas del suelo plantean las limitaciones que ocasionan al desarrollo y rendimiento de los cultivares, hasta crear un piso de aradura que puede afectar también la percolación del agua de lluvia o de riego, y alterar la capilaridad; solamente un correcto cuidado e incorporación de materia orgánica en el suelo puede ayudar a disminuir la compactación por el tráfico reiterado y masa de los tractores en el suelo de cultivo, lo cual coincide con planteamientos realizados por científicos como Draghi et al. (2000), y Hakansson y Reeder (1994), por mencionar algunos.

Cuadro 1. Comparación de medias de la RP con relación a la masa específica del tractor J.D.5715 sobre el suelo

CONCLUSIONES Fuentes de Variación

Rp (MPa) Rp (MPa) 0 a 15 cm 15 a 30 cm

Rp (MPa) 30 a 45 cm

Presión de las ruedas del tractor (MPa)

ACC

4.2

2.9

2.1

0.64

AIC

4.2

3.5

2.1

0.57

ACS

4.3

2.9

1.6

0.51

AIS

4,3

3,7

1,6

0,48

TESTIGO

3,4

2,8

2,0

Aire Completo Con Contrapesos (ACC), Aire Incompleto Con Contrapesos (AIC), Aire Completo Sin Contrapeso (ACS), Aire Incompleto Sin Contrapeso (AIS).

Puede observarse que en las mediciones realizadas (cuadro 1) el testigo tiene un leve comportamiento en las mediciones por debajo en la profundidad de 30 a 45 cm en las variantes Aire Incompleto Con Contrapeso (AIC) y Aire Incompleto Sin Contrapeso (AIS), ya que no existe repercusión cuando se utilizan estas variantes en los neumáticos del tractor, pues el área de contacto del

Se encontró que el aumento de la Materia Orgánica en el suelo tiene un efecto de amortiguación en la compactación de suelo. En las variantes Aire Completo Sin Contrapeso (ACS) y Aire Incompleto Sin Contrapeso son las que menos impactan en la compactación del suelo.

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Pre-tratamiento con metil jasmonato a duraznos ‘Diamante’ almacenados a baja temperatura Pre-treatment with methyl jasmonate in ‘Diamante’ peaches stored in refrigeration Eder Torres-Miranda1; Omar Franco-Mora1*; Andrés González-Huerta1; Martha Elena Mora-Herrera1 Recibido: 01 de octubre de 2014 Aceptado: 5 de diciembre de 2014

RESUMEN El metil jasmonato (MeJA) es un bioregulador vegetal que posiblemente alargue la vida postcosecha de durazno. El objetivo de este trabajo fue retrasar los síntomas de senescencia bajo refrigeración con la aplicación de MeJA en durazno ‘Diamante’, cosechado en tres estados de madurez: fisiológica (0, 22 y 44 mM MeJA), comercial (0 y 11 mM MeJA) y de consumo (0 y 11 mM MeJA). El efecto de MeJA dependió del estado de madurez de los duraznos. Los cosechados en madurez fisiológica no presentaron diferencia en su cinética de pérdida de peso, mientras que en duraznos cosechados en madurez de consumo y tratados con 11 mM MeJA se observó 22.2% menos pérdida de peso que en el control (0 mM MeJA) a los 10 días de refrigeración, y de manera negativa, los duraznos cosechados en madurez comercial y tratados con 11 mM MeJA presentaron mayor pérdida de peso que los frutos control. PALABRAS CLAVE: Daño por frío, postcosecha, Prunus pérsica.

ABSTRACT Methyl jasmonate (MeJA) is a bioregulator plant with potential to extend postharvest life in peach fruit. By applying MeJA, this research aimed to delay the presence of symptoms of senescence in mature (0, 22 or 44 mM MeJA), and commercial (0 or 11 mM MeJA) and consumption ripe (0 or 11 mM MeJA) harvested peach fruits, treated previously to refrigeration storage. The effect of MeJA was related to fruit harvest stage. Peaches harvested in mature stage did not present differences in their fresh weight lost rate. On the other hand, peaches harvested in ripe consumption stage and treated with 11 mM MeJA had 22.2% lower fresh weight lost than control fruits. A negative effect on ripe commercial stage harvested peach was observed, as 10 days after refrigeration, they lost higher weight than control fruits. KEY WORDS: Chilling injury, postharvest, Prunus persica

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Universidad Autónoma del Estado de México, México. Correo de contacto: [email protected]

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Torres-Miranda et al., 2014. Pre-tratamiento con metil jasmonato a duraznos

INTRODUCCIÓN Para los duraznos (Prunus persica L.), la conservación en refrigeración es una herramienta que ayuda a reducir pérdidas postcosecha (Malakou y Nanos, 2005). Sin embargo, debido a que son muy sensibles a las bajas temperaturas, después de la exposición a periodos largos de refrigeración se observan lesiones, generalmente llamadas daños por frío. Durante el almacenamiento en refrigeración el durazno presenta importantes cambios bioquímicos, fisiológicos y de textura, que están relacionados principalmente con las alteraciones de la composición de la pared celular y la estructura, sobre todo debido a las modificaciones enzimáticas de las moléculas pécticas (Brummell et al., 2004). Los principales síntomas de daño por frío son pardeamiento interno y harinosidad en la pulpa, y afecta la textura de la fruta (Brummell et al., 2004; Lurie y Crisosto, 2005). Además, largos períodos de almacenamiento en frío generan trastornos fisiológicos y maduración anormal, y con ello la reducción de la aceptación del consumidor y la limitación de venta de la fruta después de la cosecha (Crisosto et al., 1999). En durazno se han empleado varios tratamientos para reducir el daño por frío, entre ellos el envasado en atmósfera modificada, la aplicación de calor y radiación uv, así como de ácido salicílico y metil jasmonato (MeJA), que favorecen el aumento de diversos metabolitos secundarios (Fernández-Trujillo et al., 1998; Ebel et al., 1999; Feng et al., 2003; Girardi et al., 2005; Wang et al., 2006). Estos metabolitos secundarios favorecen la calidad de los frutos y pueden actuar como elementos de protección en postcosecha. Tal es el caso de los fenoles totales, donde el aumento de dichos compuestos puede ser acompañado por procesos metabólicos relacionados con la inducción de defensas a diversos tipos de estrés, que tienen efecto en la modificación de la pared celular, aparición de enzimas de defensa como ascorbato peroxidasa, fenilalaninaamonioliasa y lipoxigenasa, entre otras, y el aumento de la actividad antioxidante y el contenido de ácido ascórbico (González-Aguilar et al., 2007). Recientemente, se observó que la aplicación por inmersión y vaporización de MeJA presenta alta 24

factibilidad de aplicación comercial (Erkan et al., 2001; Chanjirakul et al., 2006), y puede retrasar la senescencia y la maduración en diferentes frutas y vegetales como manzanas (Malus domestica), cítricos (Citrus spp), tomates (Solanum lycopersicum L.), duraznos, uvas (Vitis vinifera) y guayabas (Psidium guajava) (Perkins-Veazie et al., 2008). MeJA es un compuesto vegetal natural que actúa como regulador y tiene un papel importante en el crecimiento y el desarrollo vegetal, genera respuestas al estrés biótico (heridas por patógenos, insectos, virus, bacterias y hongos) y abiótico (daños mecánicos), estrés ambiental (hídrico, salinidad, ozono) y daños por bajas temperaturas (Creelman y Mullet, 1997; Vázquez et al., 2007; Matsumoto et al., 2009; Kondo, 2010; Sayyari et al., 2011). En investigaciones recientes, se reporta el uso de MeJA para reducir enfermedades y lesiones de refrigeración postcosecha en varios productos hortícolas como la fruta del tomate, guayaba y durazno (Ding et al., 2002; Feng et al., 2003; González-Aguilar et al., 2004). El MeJA mantiene los niveles de azúcares y de ácidos orgánicos en mangos (Mangifera indica) (GonzálezAguilar et al., 2000) y por tanto, se considera que tiene un uso potencial en la tecnología postcosecha para disminuir las lesiones de refrigeración y mantener un producto de alta calidad. El objetivo de este estudio fue evaluar el efecto de MeJA en la aparición de síntomas de senescencia bajo refrigeración en tres estados de desarrollo de frutos de durazno ‘Diamante’, además de observar cambios fisiológicos y bioquímicos asociados a la maduración.

MATERIALES Y MÉTODOS Material vegetal

Se utilizaron duraznos del cultivar Diamante en tres estados de madurez, provenientes de árboles de ocho años, cosechados en el campo experimental “La Cruz” de la Fundación Salvador Sánchez Colín del cictacmex en el municipio de Coatepec Harinas, México. Los estados de maduración fueron: fisiológica, de comercialización y de consumo, donde los duraznos en madurez fisiológica se

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trataron con 0, 22 y 44 mM MeJA, mientras que los frutos en madurez comercial y consumo se les aplicó 0 y 11 mM MeJA; en todos los casos la aplicación fue por inmersión de 5 min. Posterior a la aplicación de MeJA y durante el periodo de almacenamiento, los duraznos estuvieron en refrigeración a 4°C.

Pérdida de peso

El porcentaje de la pérdida de peso se obtuvo diariamente de la diferencia entre el peso fresco inicial y el peso diario durante el intervalo de almacenaje (aoac, 1999).

por Mora et al. (2009), los resultados fueron expresados en miligramo equivalentes de ácido tánico por gramo de peso fresco (mg EAT g-1 PF).

Azúcares totales

Para la determinación de azúcares totales se utilizó el método de Antrona, descrito por Waterman y Mole (1994), citados por Mora et al. (2009); los resultados fueron expresados en miligramos equivalentes de glucosa por gramo de peso fresco (mg EG g-1 PF).

Actividad del dpph Contenido de vitamina C

Los extractos de la fruta para el análisis del ácido ascórbico fueron obtenidos homogeneizando 2 g del tejido de durazno (mesocarpio) en una solución de 20 ml del ácido oxálico 4% (peso/volumen) hasta que presentó una consistencia uniforme, con un homogeneizador de UltraTurrax (Cole-Parmer Lab Gen 125). Los homogenizados fueron centrifugados a 45 000 rpm a temperatura ambiente por 10 min. El sobrenadante fue recuperado y el ácido ascórbico se determinó inmediatamente por el método de la aoac (1999). Brevemente se tomaron 5 ml del extracto y se tituló con la solución de Tillman (2,6-dicloro-indofenol) hasta notar el vire a color rosa por un minuto. Para el cálculo se usó la ecuación obtenida de la curva estándar de ácido L-ascórbico.

Compuestos fenólicos

Los compuestos fenólicos totales y los azúcares totales se midieron del extracto formado con 20 g de tejido del durazno macerados en 40 ml de metanol al 80% (Mora et al., 2009). El mismo extracto sirvió para medir la actividad del 2,2 Difenil-1picrilhidrazil (dpph). Para la determinación de compuestos fenólicos, se utilizó el método de FolinCiocalteu descrito por Waterman y Mole (1994), citados

El análisis de dpph fue hecho según el método de BrandWilliams et al. (1985), citado por Thaipong (2006), con algunas modificaciones. La solución común fue preparada con 20 mg de disolución dpph (sigma) disuelta en 100 ml de metanol (80%) y después fue ajustada la absorbancia a 1.500 unidades (solución común) a 515 nm y fue almacenada a -4°C hasta que se necesitó. La reacción fue obtenida con la mezcla de 2 ml de la solución común con 2.5 ml del extracto y la absorbancia fue tomada a 515 nm con un espectrofotómetro Genesys 10 Vis. Se tomó esta absorbancia como resultado de un barrido exploratorio para determinar la máxima absorción de luz, ya que varios autores difieren en la longitud de onda a usar (Scherer y Godoy, 2009; Bortolomeazzi et al., 2010; Ðordevic et al., 2010). Los resultados se expresaron en miliequivalentes de Trolox y ácido ascórbico; además se midió la eficiencia de actividad en porcentaje de inhibición del 50% del radical dpph.

Análisis estadístico

El experimento fue analizado bajo un diseño completamente al azar. Todos los análisis de variación estadísticos fueron calculados usando el paquete estadístico spss V15.0 (spss Inc., Chicago, IL, E.U.A.). Se 25

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realizó un análisis de varianza (anova) y cuando el valor de F fue significativo se aplicó la prueba de comparación de medias de Tukey a un nivel de significancia de 0.05.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN Pérdida de peso

El efecto de MeJA sobre la cinética de peso fresco difirió para los tres estados de desarrollo. Los frutos cosechados en madurez fisiológica no presentaron diferencias significativas durante su almacenamiento postcosecha. En la postcosecha de duraznos cortados en madurez comercial, los frutos con 11 mM MeJA perdieron hasta 5.7% más peso que el control (0 mM), mientras que aquellos cosechados en madurez de consumo y tratados con 11 mM MeJA redujeron hasta 22.2% la pérdida de peso con relación al control, esto al día 10 de almacenamiento (Figura 1).

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Figura 1. Cinética de pérdida de peso en frutos de durazno ‘Diamante’ tratados con metil jasmonato y almacenados en refrigeración. NS no significativo, * p < 0.05, ** p < 0.01. Los datos son las medias de cinco repeticiones ± EE, un fruto por repetición. Fuente: Elaboración propia.

Se sabe que durante la postcosecha, la pérdida de peso de los frutos se debe en una parte a la actividad metabólica (Chan y Tian, 2006), incluye la respiración y la transpiración (Koukounaras et al., 2008). Por tanto, se considera que los frutos en madurez de consumo al ser tratados con 11 mM MeJa redujeron la tasa gaseosa de las lenticelas, evitaron la deshidratación del fruto (Kondo, 2010); efecto que fue contrario a lo observado en los frutos en madurez comercial, donde la acción de este compuesto aceleró significativamente la tasa de respiración al promover la apertura estomatal en condiciones de estrés. Es posible que la tasa de respiración, que es diferente en cada estado de madurez (Hertog et al., 2003) haya influido la respuesta a la aplicación de MeJa. A diferencia de otras frutas e incluso otros cultivares de durazno (Kondo, 2010), en duraznos ‘Diamante’ comerciales no se recomienda la aplicación de MeJa para evitar pérdida de peso en postcosecha. Esto porque generalmente el corte del fruto se hace en madurez fisiológica, es decir, en el momento de mayor potencial de almacenamiento. Sin embargo, en frutos que han pasado esta etapa y se encuentran en madurez de consumo, puede aplicarse MeJA previamente a su almacenamiento en refrigeración.

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Compuestos fenólicos totales

En el contenido de fenoles totales se observó que para los frutos cosechados en cualquiera de los tres estados de madurez se presentaron diferencias (p ≤ 0.01) a partir del día seis de exposición a 4°C (Figura 2). En frutos cosechados en madurez fisiológica sin MeJA, se presentó mayor contenido de compuestos fenólicos que en los frutos con 22 y 44 mM MeJA; en dicho control, después de presentarse un máximo en la síntesis de los compuestos fenólicos se observó un rápido descenso en la cantidad de dichos metabolitos secundarios (de 8.23 a 6.63 mg EAT g-1 PF). En este sentido, no se generó aumento en la síntesis de compuestos fenólicos que favoreciera el almacenamiento postcosecha al aplicar MeJA (Kondo, 2010). Por el contrario, o se limitó dicha síntesis, o bien, los compuestos fenólicos presentes se emplearon preferentemente en otra ruta metabólica.

Figura 2. Cinética de fenoles totales en frutos de durazno ‘Diamante’ tratados con metil jasmonato y almacenados en refrigeración. NS no significativo, * p < 0.05, ** p < 0.01. Los datos son las medias de tres repeticiones ± EE, un fruto por repetición. Fuente: Elaboración propia.

Para los frutos cosechados en madurez comercial, los resultados demostraron que el tratamiento a 11 mM MeJA mantuvo estable el contenido de fenoles, mientras que el tratamiento control, a pesar de que a los seis Días Después de Cosecha (DDC) de almacenamiento permaneció por debajo del tratamiento a 11 mM MeJA, al día 12 DDC presentó un incremento significativo de 0.5 mg EAT. Para los frutos cosechados en madurez de consumo, el tratamiento a 11 mM MeJA superó al testigo hasta el día seis DDC, pero después fue inferior al mismo en casi 160% al día 12 DDC (Figura 2). Existió un efecto diferencial del MeJA en el contenido de compuestos fenólicos con respecto al estado de madurez al corte del fruto, tal como se indicó en la cinética del peso, pero los contenidos de compuestos fenólicos no estuvieron relacionados positivamente con la menor pérdida de peso. De manera natural, los frutos cortados en madurez fisiológica y de consumo almacenados a 4°C, incrementaron su contenido de compuestos fenólicos. No ocurrió así para aquellos cortados en madurez comercial. El MeJA sólo incrementó el contenido de compuestos fenólicos en los frutos tratados en madurez de consumo. Se sabe que parte de los compuestos fenólicos se sintetizan como medio de

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protección celular a bajas temperaturas (Kondo, 2010). Sin embargo, en esta investigación el contenido total no pudo relacionarse con esta acción salvo en los frutos en madurez de consumo.

Contenido de azúcares totales

Para el aspecto dulzor, manejado como contenido de sólidos solubles totales, la aplicación de MeJA presentó efectos positivos sólo para los frutos cosechados en madurez fisiológica y tratados con 44 mM MeJA, ya que estos frutos superaron el dulzor de los frutos control a los seis y 12 DDC (Figura 3); sin embargo, no existió efecto de MeJA en ninguno de los otros dos estados de madurez de cosecha involucrados en este experimento.

Figura 3. Cinética de azúcares totales en frutos de durazno ‘Diamante’ tratados con metil jasmonato y almacenados en refrigeración. NS no significativo, ** p < 0.01. Los datos son las medias de tres repeticiones ± EE, un fruto por repetición. Fuente: Elaboración propia.

Estos resultados son similares a lo reportado por Jin et al. (2009), quienes observaron un incremento en los azúcares de durazno con la aplicación de MeJA después de una semana de almacenamiento. Sin embargo, en este trabajo también se presentó un efecto inhibitorio sobre el contenido de carbohidratos al ser aplicado el MeJA en madurez comercial y no hubo efecto al aplicarse en madurez de consumo. En estos dos últimos casos, se afectó un factor importante de calidad en los frutos de esta especie (Jin et al., 2009) y se observó un efecto, posiblemente regulado por el grado de madurez del fruto al momento del corte y aplicación de MeJA. Por tanto, en este sentido, la recomendación es aplicar MeJA a frutos cosechados en madurez fisiológica y no después de dicho estado de madurez del fruto. Como ya se indicó, en frutos cosechados en madurez fisiológica y tratados con MeJA no se observó efecto negativo en la tasa de pérdida de peso.

Ácido ascórbico

Los resultados demostraron que para los frutos en madurez fisiológica se observaron diferencias estadísticas (p ≤ 0.01). El mayor contenido de este metabolito lo presentaron los

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frutos tratados con 0 y 44 mM MeJA y el menor aquellos frutos tratados con 22 mM MeJA; presentándose un máximo en el contenido al sexto día de conservación (1.73, 1.57 y 1.07 mg ácido ascórbico g-1 PF, respectivamente) (Figura 4). Posteriormente, se observó un ligero descenso no estadístico, el cual puede estar relacionado con el uso de este metabolito en la protección ante el estrés generado por la refrigeración (Kalt et al., 1999).

Por otro lado, en los frutos cosechados en madurez de comercialización no se observaron diferencias estadísticas, sin embargo, los frutos control incrementaron sus valores de seis a 12 días en refrigeración. En otro aspecto, en frutos cosechados en madurez de consumo no se observaron diferencias entre la aplicación de cero y 11 mM MeJA, tampoco incremento o descenso marcado. Estos resultados también sugieren que el estado fisiológico de madurez del fruto al momento del corte y aplicación de MeJA, afecte la posible señal que éste ejerce en los frutos de durazno.

CONCLUSIONES Existió una respuesta postcosecha diferencial entre los tres niveles de madurez al momento de la cosecha en frutos de durazno ‘Diamante’ y la aplicación de metil jasmonato. Dicho bioregulador a 11 mM disminuyó (p < 0.01), la tasa de pérdida de peso en frutos cosechados en madurez de consumo, mientras que en los frutos cosechados en madurez fisiológica y en madurez comercial no se observaron resultados positivos. MeJA a 44 mM incrementó el contenido de sólidos solubles totales en frutos cosechados en madurez fisiológica y almacenados durante 12 días a 4°C.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Figura 4. Cinética de ácido ascórbico en frutos de durazno ‘Diamante’ tratados con metil jasmonato y almacenados en refrigeración. NS no significativo, ** p < 0.01, *** p < 0.001. Los datos son las medias de cinco repeticiones ± EE, un fruto por repetición. Fuente: Elaboración propia.

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Factores agroclimáticos y manejo agronómico de Eustoma grandiflorum (Raf.) Shinn para flor de corte Agroclimatic factors and agronomic management of Eustoma grandiflorum (Raf.) Shinn for cut flower Oscar Baldomero-Roberto1; Edgar Jesús Morales-Rosales1*, Gaspar Estrada-Campuzano1, Francisco GutiérrezRodríguez1, Gustavo Salgado-Benítez1, Pedro Saldívar-Iglesias1 Recibido: 01 de octubre de 2014 Aceptado: 5 de diciembre de 2014

RESUMEN El Estado de México posee características agroclimáticas y edáficas para la producción florícola, sin embargo, aunque esta actividad se realiza aproximadamente desde hace 40 años en la entidad, la información técnica en el manejo agroecológico de especies florícolas es limitada. El lisianthus (Eustoma grandiflorum) es una especie ornamental que por su belleza y su amplia aceptación en el mercado como flor de corte, se ha convertido en una opción factible para los floricultores mexiquenses. El objetivo de este trabajo es incluir información sobre el manejo de factores agro-climáticos (temperatura, luz, etc.) y agronómicos (manejo de cultivo) de lisianthus que proporcione a productores y profesionales de la agronomía herramientas para producir plantas de calidad de Eustoma grandiflorum. PALABRAS CLAVE: Fotoperiodo, lisianthus, temperatura, trasplante.

ABSTRACT The State of Mexico has agro-climatic and soil conditions for developing floriculture activity, however, although this activity is performed approximately 40 years ago in the state, the technical information in agro ecological management of floriculture is limited. The lisianthus (Eustoma grandiflorum) is an ornamental species for its beauty and its wide acceptance in the marking as a cut flower, has become a good option for growers. The aim of this work is to include information on the management of agro-climatic factors (temperature, light, etc.) and of agricultural factors (crop management) of lisianthus that provide to producers and professionals of agronomy, tools to produce quality plants of Eustoma grandiflorum. KEY WORDS: Lisianthus, photoperiod, temperature, transplant.

Universidad Autónoma del Estado de México, México. *Correo de contacto: [email protected] 1

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Baldomero-Roberto et al., 2014. Factores agroclimáticos y manejo agronómico de Eustoma grandiflorum

INTRODUCCIÓN El lisianthus (Eustoma grandiflorum) es una planta nativa de Estados Unidos y norte de México. Se encuentra en forma silvestre en las tierras desérticas, pero no es una planta de desierto auténtica. Es una planta herbácea de la familia de las Gencianáceas que forma una roseta de hojas, sobre las cuales se desarrolla un tallo rígido que puede alcanzar 50 a 90 cm de altura. Las flores de las plantas nativas presentan colores azul y morado, pero los híbridos tienen una gama de colores (Dole and Wilkins, 2005). En México, es una especie de reciente introducción, cuya demanda en el mercado nacional va en aumento, por lo que se considera un cultivo con amplias perspectivas (Cruz et al., 2006). Se produce en Arteaga, Coahuila; Zacatepec, Morelos; Villa Guerrero, Estado de México; Tecamachalco, Puebla y Guadalajara, Jalisco (Cruz et al., 2006). Para su explotación comercial, esta especie cultivada no requiere de estructuras demasiado costosas, por esta razón es una alternativa para los productores de flores en general (Salazar, 2008). En la República Mexicana, son pocos los productores interesados en la producción de lisianthus, se puede decir, que en nuestro país sólo se dedican 20 hectáreas para su producción, lo anterior es debido a la escasa información para su explotación (Cruz et al, 2006). El objetivo de este trabajo es incluir información sobre el manejo de factores agro-climáticos (temperatura, luz) y agronómicos (manejo de cultivo) de lisianthus que proporcione a productores y profesionales de la agronomía herramientas para producir esta especie florícola.

Aspectos agro-climáticos

Temperatura. La mayoría de los procesos fisiológicos que se realizan para el crecimiento y desarrollo de las plantas están fuertemente influenciados por la temperatura. En términos generales la temperatura ejerce su dominio principal al controlar la proporción de reacciones químicas involucradas en varios procesos de crecimiento dentro de la planta. La solubilidad de minerales, la absorción de agua, nutrimentos y gases por la planta, y varios procesos 32

de difusión dependen también de la temperatura (Ortiz, 1987). En lisianthus, la sensibilidad a la temperatura es importante en el periodo que va desde la siembra a la formación del cuarto par de hojas, se deben asegurar temperaturas de 23 a 25ºC en el día y 18 a 20ºC en la noche hasta la formación del segundo o tercer par de hojas. A partir de ese momento la sensibilidad de las plantas a las altas temperaturas parece disminuir (Verdugo, 2007). Temperaturas de día entre 30 y 35ºC, y nocturnas entre 20 y 25ºC provocan la formación sistemática de “rosetas”, lo que ocasiona que no se desarrolle el tallo floral o que la floración se retrase (Melgares, 2002). En este sentido, Papone (2011) afirma que la temperatura es un factor importante en el desarrollo de la vara floral. Harbaugh et al. (1992) mencionan que si aumenta la duración de exposición a altas temperaturas, aumenta el porcentaje de plantas “arrosetadas” (Figura 1). La exposición durante 28 días a 28º C produjo 96 y 93% de plantas “arrosetadas” para el cultivar ‘Yodel White’ y ‘Yodel Pink’, respectivamente. Los experimentos realizados por Harbaugh et al. (1992) apoyan la hipótesis de que la exposición a altas temperaturas causa plántulas que desarrollaron “arrosetamiento” y “semiarrosetamiento”. Temperaturas entre los cinco y 20ºC son las más eficaces para inducir la elongación del vástago floral, sin embargo, temperaturas de 15ºC por cuatro semanas son eficientes para plantas que presentan cuatro hojas verdaderas y 10ºC por seis semanas para plantas que tienen ocho pares de hojas (Ohkawa et al., 1991).

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Figura 1. Eustoma grandiflorum con problemas de “arrosetamiento” (izquierda), y con crecimiento y desarrollo “normal” (derecha). Fuente: Elaboración propia.

Para evitar los problemas de “arrosetamiento” se pueden realizar tratamientos con bajas temperaturas de las plántulas por seis semanas a 7ºC (vernalización), o tratamientos a base de hormonas. En Francia, se recomiendan tratamientos (50 mg L-1) con ácido giberélico (GA3) con efectos en la generación de tallos florales; sin embargo, en Israel se trabaja con dosis de 250 mg L-1 de GA3 o bien 250 mg L-1 de GA3 y BA (Bencil adenina). Tratamientos de presiembra a 3ºC por cuatro semanas en las semillas, controlan en gran medida el “arrosetamiento” (Verdugo, 2007). Luz y fotoperiodo. La luz también juega un papel fundamental en el crecimiento y desarrollo de los vegetales. El fotoperiodismo, es la respuesta a las variaciones estacionales de la longitud del día; es consecuencia de la absorción de la luz por un pigmento ubicuo en las plantas, el fitocromo, que absorbe principalmente luz roja y roja lejana. Melgares (2002) menciona que las plantas de lisianthus son heliófilas, ya que requieren de una alta luminosidad y clima soleado para su mejor crecimiento. La floración no se ve influenciada por el fotoperiodo, pues se comprobó que en 14 épocas de días largos la calidad y cantidad de flores por planta fue mayor que en días

cortos. Salazar (2008) afirma que el efecto del fotoperiodo es mínimo sobre la producción de calidad de flores, sin embargo, 10 horas diarias son el mínimo aceptable. También la intensidad de luz debe considerarse, pues plantas vigorosas y con mayor cantidad de flores se producen donde existe más intensidad de luz natural, 43 000 luxes son apropiados. Si la intensidad de luz estuviera encima de este valor, se recomienda utilizar sombra. Cubrimiento de 20 a 30% es lo aconsejable. Con este manejo se logrará el largo deseado de tallos y un color de flores con mejor presentación. El lisianthus es de floración estival, considerada una planta de día neutro, pues no responde al efecto del fotoperiodo; sin embargo, existe influencia de la intensidad lumínica. Cada cultivar presenta una respuesta diferente a la intensidad de luz; por ejemplo, el ‘Echo’ necesita una condición moderada de intensidad de luz para producir una mejor calidad de vara, el cultivar ‘Mariachi’ requiere de alta luz al momento de la floración para alcanzar el mismo objetivo (Papone, 2011). De Pascale y Paradiso (2007) indican que el lisianthus es considerada una especie longidiurna cuantitativa. Las plantas florecen también con día corto (ocho horas, pero en condiciones de día largo (˃ 12 horas) la floración se produce rápidamente. Zaccai y Edri (2002) hicieron siembras de esta ornamental simulando condiciones de días largos (16/8) y condiciones de días cortos (8/16); estos investigadores encontraron que independientemente de la fecha de siembra, las plantas con días cortos produjeron cuatro flores más en invierno y tres más en primavera que las de día largo.

Manejo de cultivo

Suelo y trasplante. Prefiere suelos ricos en materia orgánica (7%), libre de patógenos, crece mejor en suelos con pH entre 6.3 y 6.7., es favorecido con niveles altos de calcio y fósforo, suelos bien drenados y la conductividad eléctrica apropiada es entre 1 a 1.3 ds cm-1. La profundidad no debe ser menor de 45 cm y deben presentar buen drenaje y aireación. Las temperaturas óptimas del suelo se encuentran entre 13 y 23ºC (Salazar, 2008; Verdugo, 33

Baldomero-Roberto et al., 2014. Factores agroclimáticos y manejo agronómico de Eustoma grandiflorum

2007). El trasplante debe realizarse cuando las plántulas tengan entre tres y cuatro hojas verdaderas. Se recomienda un espaciamiento de 15 x 15 cm entre una y otra planta (Verdugo, 2007). Salazar (2008) indica que en el trasplante se deben evitar altas densidades por metro cuadrado, para impedir el crecimiento de plantas con tallos débiles y delgados que no soporten el peso de las flores; las distancias empleadas oscilan entre 10 y 15 cm, tomando en cuenta que a mayor distancia se formará un tallo más robusto y tallos herbáceos a mayor densidad de población por área. Pinzado. Práctica que consiste en romper la dominancia apical de las plantas cuando presentan menos de tres nudos. Normalmente se debería realizar con dos, dejar un sólo nudo con posibilidades de desarrollar brotes laterales que podrían ser varas florales. El riego por sectores (localizado) tiene que ser homogéneo, puesto que esta práctica demanda mayor concentración de fertilizantes. Dependiendo de la época en que se realice, el pinzado puede permitir el retraso de la floración desde dos semanas hasta más de un mes. Si no se realiza selección de tallos, puede generar un aumento del número de varas, pero delgadas y cortas (Maldonado y Contreras, 2005). Tutoreo. Investigación y Capacitación Acuícola y Forestal (icamex) (2013) afirma que para evitar el “acame” de la planta y obtener tallos erguidos se deberá colocar una malla (de alambre o hilo) para contenerlos. Se coloca un nivel de malla, el cual estará sostenido por postes de madera, colocados a lo largo de la cama de siembra, los cuadros o espacios (de 20 cm2) sirven de guía de siembra para mantener erecta a la planta. Dennis (1989) indica que cuando las plantas alcanzan 15 cm de altura se debe colocar una malla que sirva de apoyo y evitar que los tallos se doblen con el peso de las hojas y las flores; esta malla se puede elaborar con hilo plástico para formar cuadros entre plantas, dejar una en cada esquina del cuadro para que cuando se eleven, obtengan tallos rectos. Crecimiento. El crecimiento vegetal se entiende como un aumento irreversible de las dimensiones del organismo. Melgares (2002) menciona que Eustoma grandiflorum, una vez plantada, pasa por tres fases de crecimiento y 34

desarrollo: la primera fase dura entre 20 y 30 días, y en ella la planta desarrolla sus raíces y su parte aérea. La segunda fase, aproximadamente 30 días después, el tallo se alarga y la planta emite tallos secundarios en número de cuatro a ocho, según el cultivar. Dichos tallos alcanzan alturas de 30 a 50 cm, aparecen en su extremo los botones florales. Tercera fase comprende aproximadamente 30 días, los botones florales engrosan y se alargan, sus pedúnculos se elongan hasta alcanzar su altura definitiva. Posteriormente, los botones viran de color verde al propio del cultivar y finalmente abren. Riego. Se recomienda el uso de riego por goteo para reducir agua libre en las hojas y exceso de humedad en el aire. Los riegos deben ser frecuentes y de bajo caudal (Verdugo, 2007). Lisianthus requiere niveles de humedad más altos en la primera parte de su crecimiento y desarrollo. Cuando las plantas comienzan a madurar y formar botones florales, se deben realizar riegos menos frecuentes (Croft y Nelson, 1998). Salazar (2008) recomienda que después del trasplante se debe realizar un riego abundante para no dañar las plantas. A los 15 días después de haber realizado el trasplante regar con regadera, para evitar la aparición de hongos y más adelante con el sistema de riego por goteo, por lo menos cuatro horas, con este tiempo se logra humedecer el suelo (Bedos, 1995). Fertilización. Es una planta sensible a la salinidad, que puede producir quemaduras de raíces y hojas, por lo que se deben tomar precauciones para no exceder la fertilización y que no disminuya su calidad (Melgares, 2002). icamex (2013) indica que el tratamiento recomendado es 90-60-60 fraccionado en dos partes; en el trasplante aplicar 138 kg ha-1 de nitrato de amonio,130 kg de superfosfato de calcio triple y 99 kg de cloruro de potasio; y a los 45 días aplicar 138 kg de nitrato de amonio. Cuando sólo se fertiliza al suelo, Manrique (1993) sugiere aplicar calcio y boro foliar, ya que este vegetal es sensible a las deficiencias de estos elementos. Domínguez (2008) comenta que para lograr una buena nutrición es necesario aplicar en intervalos de siete a 15 días una solución que contenga en mg L-1: 180 de nitrógeno, 160 de potasio, 180 de calcio, 30 de hierro, 30 de magnesio y 20 de boro.

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Cosecha. La cosecha se realiza generalmente de forma manual, planta por planta, el tiempo apropiado para realizar esta labor es por la mañana, ya que las plantas se encuentran turgentes, el contenido de agua en las flores es el factor de mayor relevancia post-cosecha. Debido al fenómeno de marchitamiento del producto, puede resultar una disminución de la supervivencia de la flor, por lo que se recomienda regar en precosecha para permitir una mejor hidratación de las flores. El periodo desde la plantación hasta la cosecha está determinado por el cultivar utilizado; generalmente ocurre de 90 a 210 días de la siembra a la cosecha de acuerdo con la región climática. Las plantas se cortan cuando tienen abiertas una o 2 flores. El corte se efectúa sobre el tallo a nivel de suelo y posteriormente se colocan en agua. La selección y empaque son de gran importancia, ya que la presentación de la flor es determinante para su comercialización. Durante la primera cosecha, su producción normalmente es de calidad, obtiene de tres a cuatro tallos florales por planta (Halevy y Kofranek, 1984). Se puede esperar una segunda cosecha, alrededor de tres a cuatro meses después de la primera. Las flores cosechadas en esta segunda recolección son de menor calidad que las de la primera, con flores más pequeñas y tallos alrededor de 30% más cortos (Halevy y Kofranek, 1984).

CONCLUSIONES Entre los factores agro-climáticos, la temperatura y la luz son los elementos que se deben considerar para evitar el “arrosetamiento” de las plantas, para que tengan crecimiento y desarrollo óptimos. Mientras que el suelo, pinzado, tutoreo, riego, nutrición y cosecha son aspectos de manejo agronómico que permiten producir plantas de lisianthus de calidad.

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Bedos, M. 1995. Competitividad de las ornamentales en el mundo. Revista Chapingo. Serie Horticultura. 92: 46-54.

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Insectos barrenadores del fruto de aguacate Borer insects in avocado Alejandra Payan-Arzapalo1, Álvaro Castañeda-Vildózola1*, Alejandro Ortega-Rodríguez2, Rogelio Enrique PalaciosTorres3 Recibido: 01 de octubre de 2014 Aceptado: 05 de diciembre de 2014

RESUMEN En México, el aguacate (Persea americana Mill.; Lauraceae) es atacado por tres especies de insectos barrenadores de frutos que se consideran como sus principales plagas: barrenador grande de la semilla del aguacate Heilipus lauri Barber (Coleoptera: Curculionidae), barrenador pequeño de la semilla del aguacate Conotrachelus perseae Barber (Coleoptera: Curculionidae) y palomilla del aguacate Stenoma catenifer Walsingam (Lepidoptera: Elachistidae). Estos insectos plaga se consideran una amenaza para la movilización de frutos a nivel nacional e internacional. En el presente trabajo se describen aspectos de su morfología, biología y métodos de control. Palabras clave: Descripción, Lauraceae, plagas, picudos del aguacate.

ABSTRACT In Mexico, avocado (Persea americana Mill. Lauraceae) is attacked by three species of avocado fruit borers, which constitute a threat to the mobilization and marketing of fruit in the domestic and international markets. Three species of fruit borers are considered as major pests: big avocado fruit borer Heilipus lauri Barber (Coleoptera: Curculionidae), small avocado fruit borer Conotrachelus perseae Barber (Coleoptera: Curculionidae) and avocado moth Stenoma catenifer Walsingam (Lepidoptera: Elachistidae). In this work some aspects of their morphology, biology and control are mentioned. Key words: Avocado weevils, description, Lauraceae, pests.

Universidad Autónoma del Estado de México, México. Universidad Politécnica de Francisco I. Madero, México. 3 Universidad del Papaloapan, México. * Correo de contacto: [email protected] 1 2

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Payan-Arzapalo et al., 2014. Insectos barrenadores del fruto de aguacate

INTRODUCCIÓN El aguacate (Persea americana Mill) es un árbol polimórfico que aparentemente se originó en México y Centroamérica, en México se encontraron algunas evidencias arqueológicas de la utilización y selección de este frutal, se reporta que tiene más de 10 000 años en el país, en cuevas de Tehuacán, Puebla, donde se encontraron las primeras semillas de aguacate (Whiley et al., 2002). México es el principal productor a nivel mundial seguido por Chile, Indonesia, República Dominicana, Estados Unidos, Colombia, Perú, Kenia y finalmente Brasil (faostat, 2013). En los reportes de 2011, México produjo 1 264 141 toneladas. El fruto del aguacate se conoce como drupa, se trata de un fruto carnoso con una sola semilla, el cual presenta una gran variedad de formas, colores de piel y textura de la pulpa; además de una de las mayores cantidades de ácidos grasos monoinsaturados que se conocen entre las angiospermas y probablemente junto con el aceite de oliva, uno de los más nutritivos. El desarrollo y posterior maduración de esta drupa es diferente con respecto a otros frutos, puesto que, en general, el proceso de formación de los frutos carnosos se lleva a cabo a través de una etapa temprana de rápida división celular, seguida por el aumento de tamaño de las células. Generalmente, se identifican tres razas de aguacate: Mexicana, Guatemalteca y Antillana. La raza Mexicana tiene como principal característica su resistencia al frío, así como alto contenido de aceite en el fruto. El tamaño del fruto es variable, con tendencia a pequeño. La raza Guatemalteca posee un fruto de tamaño pequeño y forma redonda, cuya característica principal es su cáscara gruesa. La raza Antillana se adapta al clima tropical y es más tolerante a la salinidad, también tiene un lapso de flor a fruto bastante corto y el tamaño de éste es mayor que las otras razas. Dentro de las variedades más importantes se encuentran la Hass, Fuerte, Criollo, Reed, Bacón, Prinketon y Gwen (sagarpa, 2011). En México, el principal productor de aguacate es el estado de Michoacán, quien contribuye con un 80% de la producción nacional, le sigue Jalisco, Morelos, Nayarit, México, Puebla y Guerrero. En 2012, la producción nacional fue de 1 316 38

104 t/ha con una superficie sembrada de 151 022 hectáreas (siap, 2013). En nuestro país existen diferentes registros del número de especies de plaga que atacan al aguacate, algunas se consideran de gran importancia y otras secundarias, dentro de las primeras tenemos a los trips, barrenadores y ácaros, y en las secundarias encontramos a algunos lepidópteros, escamas, mosquita blanca, etc. (Téliz, 2000). Los barrenadores son considerados del tipo cuarentenario donde se encuentran seis especies de Curculinidae: Coleóptera, los barrenadores de ramas Copturus aguacatae Kissinger y C. constictus Champion, los barrenadores pequeños del hueso Conotrachelus perseae Barber y C. aguacatae Barber, el barrenador grande del hueso del aguacate Heilipus lauri Boheman, barrenador del tallo Heilipus albopictus Champion y una de Elaschitidae (Lepidóptera), la palomilla barrenadora de la semilla del aguacate Stenoma catenifer Walsinghan son las más importantes, lo que originó la implementación de la cuarentena impuesta por el gobierno de Estados Unidos de América al aguacate mexicano en 1992 (sagarpa, 2002).

PRINCIPALES PLAGAS DEL AGUACATE Heilipus lauri Boheman: Coleóptera: Curculionidae

En México, se tienen registradas 11 especies de Heilipus, entre las más conocidas se encuentran H. albopictus y H. lauri (O’Brien & Wibmer 1982, Muñiz-Vélez 2001). La descripción original de H. lauri la realizó Boheman en 1845, la especie tipo se colectó en México, sin mencionar el lugar preciso y la planta hospedera se reportó como Laurus drymifolia. Posteriormente Champion (1902) reportó la colecta de dos especímenes de H. lauri en Calpulalpan, Tlaxcala, México. Barber (1912) reportó la introducción de H. lauri a Estados Unidos, al capturar ejemplares de esta especie en Ontario, California y San Luis Missouri. La introducción de H. lauri a territorio norteamericano se debió a la importación de semillas provenientes de México.

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Plantas hospederas. El barrenador grande de la semilla del aguacate, es una especie monófaga, ya que su única planta hospedera conocida es ésta y ataca tanto genotipos criollos como cultivares comerciales, en el Estado de México, H. lauri causa daño en frutos de aguacate Hass, Fuerte y Colín V-33. En Morelos tiene preferencia por frutos de aguacate criollo, P. americana var. drymifolia y los cultivares Choquette, Fuerte y Hass (Castañeda, 2009). Castañeda et al. (2009) reportaron la presencia de H. lauri en frutos de Persea schiedeana Nees en Huatusco, Veracruz. La información de estos autores representa el primer reporte de daños de H. lauri a frutos de una especie diferente al aguacate. Daño. Afectan frutos criollos y variedades mejoradas, el daño principal lo ocasionan al alimentarse de la semilla, lo que provoca la caída prematura del fruto. También causa daños al ovipositar en el fruto y algunas veces se alimenta del follaje tierno, principalmente cuando no hay fruta disponible, Heilipus lauri llega a ocasionar pérdidas hasta del 100%, tiene preferencia por árboles cercanos a barrancas y ríos (cesavem, 2000). Medina en 2005, citado por Caicedo et al. (2010) comentan que el daño causado por H. lauri se presenta en las hojas, brotes y botones; la hembra oviposita el fruto con una perforación en forma de media luna, deposita entre uno a dos huevos por fruto, hasta un total de 36 huevos/mes. Emergen las larvas ápodas, éstas barrenan la pulpa de un lado a otro y se introducen en la semilla, de la cual se alimentan, así debilitan el fruto y cae al suelo. Posteriormente, al finalizar el estado larval, el insecto pupa en la semilla del fruto hasta la emergencia del adulto y sale por un orificio que hace con el pico o rostrum. Biología. García (1962) realizó el primer estudio sobre la biología de Heilipus lauri, donde menciona que el huevo tuvo un periodo de incubación de 12 a 14 días, el estado de larva una duración de 54 a 63 días, con cinco posibles instares larvarios; la pupa registró una duración de 14 a 16 días y la longevidad del adulto osciló entre los 3.5 a 4.0 meses, en esta investigación no se tomaron datos de humedad relativa y temperaturas en laboratorio. Mientras que Castañeda (2008) reporta que en condiciones de laboratorio de 26 ± 2°C, 60-70% HR y fotoperiodo 12:12,

la duración para huevo es de 10,87 ± 0,45 días, larva 48,51 ± 2,30 días y pupa 15,32 ± 1,58 días. El adulto presentó una longevidad 309,55 ± 86,72 días.

Descripción.

El huevo. Es de forma ovoide, mide 1.40±0.06 mm de largo (n=50, rango 1.28±1.54 mm) y 0.87± 0.03 mm de ancho (n=50, rango 0.80- 0.96 mm). Al momento de la oviposición, el corion es color blanco brillante, durante el transcurso del desarrollo embrionario adquiere una coloración café claro hasta café oscuro. Su superficie es finamente reticulada y forma figuras pentagonales (Castañeda, 2008). Larva. La larva pasa por cuatro instares larvales, el cuerpo es robusto, curveado y de color blanco opaco, la cabeza es de color café claro y no está retraída en el segmento protoráxico, tiene antenas rudimentarias y cónicas, la sutura frontal tiene forma de “U”, las mandíbulas presentan dos dientes distales desarrollados y uno más rudimentario, el abdomen está formado por nueve segmentos (Castañeda, 2008). Pupa. Mide 16.97±1.25 mm de longitud, el protórax, tiene forma subtriangular, más ancho en su base y bordes redondeados, la cabeza presenta un par de setas frontales; los ojos son ovales y muestran un par de setas sobre cada ojo, el rostro de las hembras alcanza las coxas metatoráxicas y en los machos apenas las mesotoráxicas, el abdomen en vista dorsal está formado por nueve segmentos (Castañeda, 2008). Adulto. El integumento es opaco, de coloración negro rojizo en la mayoría del cuerpo, excepto las patas de color rojizo. La longitud del cuerpo (excluyendo el rostro) es de 14.77±0.87 mm en las hembras y 13.78±0.76 mm (n=17), en los machos, el rostro alcanza una longitud de 7.29± 0.67 mm en hembras y en machos es de 5.32±0.28 mm, y éste es más delgado, corto y recto, mientras que el de las hembras es más curvo y más grande, la superficie de la cabeza es rugosa, presenta pocas escamas alargadas, blancas y redondeadas; frente con una depresión redondeada y poco profunda, los ojos son ovalados. La superficie de 39

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los élitros es estriada, con numerosas escamas filiformes, que dan una apariencia moteada. El carácter distintivo de la especie lo constituye la presencia de dos pares de manchas de forma irregular y alargadas, formadas por la compactación de escamas pequeñas ovales de color naranja opaco, el abdomen en vista ventral presenta escamas largas, delgadas y redondeadas en el centro de los ventritos y escamas cortas, gruesas y blancas en sus bordes (Castañeda, 2008). Control. Inicialmente se recomienda realizar muestreos periódicos en las diferentes partes del árbol y en la fruta que se encuentre tirada en el piso, para los adultos se sugieren en las tardes y noches debido a su hábito nocturno; para el caso de huevos, larvas y adultos es necesario revisar el fruto directamente, en las heridas realizadas por la hembra se pueden encontrar los huevos, y las pupas y larvas se detectan al realizar cortes en el fruto hasta llegar a la semilla, también el uso de trampas plásticas ha mostrado resultados favorables en la captura y distribución del insecto. Para el control de este picudo es recomendable usar el manejo integrado de plagas con la ayuda del Malation® concentrado emulsionable, que es el producto químico autorizado para su control en diferentes concentraciones, generalmente se recomienda aplicar 1 L/ha asperjado al follaje (Castañeda, 2009). El control cultural es de vital importancia, ya que con este método se ha observado una reducción en las poblaciones al colectar la fruta dañada y destruirla por completo, colocándola en el suelo a una profundidad de un metro aproximadamente, adicionándole de ser necesario cal y Malation®, y dentro del control biológico destaca el uso del hongo entomopatógeno Beauveria bassiana, que cumple una función preventiva al atacar huevecillos, se aplica al follaje directamente (cesavem, 2000).

Conotrachelus persea Barber: Coleóptera: Curculionidae

Barber (1919), citado por Castañeda (2008) escribió sobre los picudos que atacan a las semillas de aguacate, usan larvas provenientes de semillas infestadas de Guatemala. 40

Así describió por primera vez a C. perseae y le dio mayor importancia a ciertas características del macho. Años más tarde, Barber (1923) colectó larvas localizadas en frutos tirados debajo de árboles de aguacatero en la comunidad de Huascato, Jalisco, en mayo de 1923. A dichas larvas las llamó “Rhynchophorus” y cuando los adultos emergieron los reportó como Conotrachelus. Muñiz (1970) revisó material procedente de varias localidades aguacateras de México, en las que esperó encontrar tres especies: C. serpentinus, C. aguacatae y C. perseae, pero localizó sólo a las dos últimas. Reconoció que C. perseae ha sido colectado en las zonas aguacateras de la vertiente del Golfo de México, pero que es probable que exista en otras regiones del sureste de México y que es posible que se pueda establecer una continuidad de esta especie hasta Guatemala, país donde fue encontrada por primera vez. En 1988, Domínguez citado por Domínguez (2006) menciona que C. aguacatae es originario de México, reportó su presencia en los estados de Guanajuato, Michoacán, Jalisco, Puebla, Morelos y Querétaro. Plantas hospederas. Salinas (1999) señala que este barrenador tiene como único hospedero al aguacate, afecta tanto aguacates Criollos y Hass como a la variedad Fuerte, también agregó que generalmente en huertos donde existe H. lauri no se encuentra C. aguacatae. Coria (1999) reporta nuevamente al aguacate como único hospedero de Conotrachelus perseae. Daños. Los adultos dañan los frutos desde que alcanzan 2 cm de diámetro, los perforan para ovipositar, la larva se alimenta de la pulpa y la semilla; concluido el estado larval los frutos se caen al suelo debido a la destrucción de la semilla, posteriormente se incuba en el suelo para pupar a una profundidad de 3-11 cm (Llanderal y Ortega, 1990). Domínguez (2006) confirma que las larvas de esta especie perforan el fruto, lo barrenan y se alimentan de la semilla o hueso, finalmente la destruyen y originan la caída del aguacate, por lo tanto la pérdida del fruto. Castellanos y Olguín (2000) realizaron un estudio donde encontraron que cada fruto puede tener entre tres y cuatro larvas, mientras que cesavem en el Estado de México realiza muestreos y ha encontrado hasta 21 larvas por fruto. Los síntomas se detectan como pequeñas perforaciones y por

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la presencia en la parte apical, media o basal del fruto, las hace la hembra con el rostrum y deposita los huevos preferentemente en frutos de la mitad inferior del árbol (Téliz y Mora, 2007). Taxonomía. Superclase: Hexapoda, Clase: Insecta, Subclase: Pterygota, División: Endopterygota, Orden: Coleoptera, Suborden: Polyphaga, Superfamilia: Curculionoidea, Familia: Curculionidae, Subfamilia: Cryptorhynchinae, Género: Conotrachelus, Especie: Conotrachelus perseae Barber (Borror, 1979), citado por Castañeda (2008). En 1999, Morrone publicó una lista de las especies mexicanas de la subfamilia Molytinae y ubica a C. perseae Barber como una especie perteneciente a la tribu Conotrachelini. Por otra parte, Borror (2005) menciona a la nueva reclasificación y aclara que la subfamilia Molytinae incluye un gran número de individuos del género Conotrachelus, y que entre las especies plaga más importante se encuentra C. nenuphar (Herbst), cuya larva ataca a frutos de ciruelo, cereza, durazno, manzano y otros frutos. Biología. Coria (1999) realizó un estudio en Michoacán sobre el ciclo de vida y concluye que éste es de 169 días, mientras que Castellanos y Olguín (2000) reportaron que tiene una duración de ocho a 10 semanas, y por año se presenta de una a dos generaciones.

Descripción.

Huevo. Son ovalados, semitrasparentes, cuando están cerca de la eclosión son de color grisáceo y se les encuentra insertados en los frutos (Castellanos y Olguín, 2000). El periodo para la emergencia del huevo es de cuatro a 13 días después de la oviposición (Castañeda et al., 2010). Coria (2009) reporta que los huevecillos miden menos de 1 mm y que son ovipositados de manera individual o en masas de tres a cuatro por ovipostura y se encuentran preferentemente en la parte basal de los frutos pequeños y medianos, aunque cualquier parte del fruto puede ser atacada, sin embargo, las mayores incidencias se han observado en frutos ubicados en el tercio inferior del árbol.

Larva. La larva desarrollada es ápoda, de cuerpo en forma de “coma” (curculioniforme), de consistencia más o menos suave y mide alrededor de 10 mm. La cabeza es hipognata, esclerosada y libre, no invaginada en el protórax. Las antenas están reducidas a un segmento (característica de la familia), situadas cerca del borde ventral de la cápsula, entre las dos articulaciones mandibulares (Domínguez, 2006). En un estudio realizado en Michoacán por Coria (1999), se concluye que la larva de Conotrachelus perseae tiene una duración de 45 días, pasa por seis instares larvales, mientras Llanderal y Ortega (1999) reportaron que es de 25 a 35 días. Por otra parte Castellanos y Olguín (2000), mediante el uso de técnicas estadísticas para la determinación de instares larvales, encontraron que este picudo pasa por cuatro instares. Pupa. La pupa es exarata, por no estar dentro de un pupario y se le encuentra en una celda de tierra a 2-5 centímetros de profundidad en el suelo (Castellanos y Olguín, 2000). La pupa tiene una duración de 30 días según lo que concluyó Coria (1999), en Ziracuaretiro, Michoacán en condiciones de laboratorio; y Llanderal y Ortega (1990) encontraron que la pupa dura 35.5 días aproximadamente. Adulto. El adulto es un picudo pequeño de color café que mide alrededor de 5 mm de longitud, el cual al emerger camina hacia las ramas tiernas del árbol por el tallo o mediante vuelos cortos, donde se alimenta de follaje tierno y ahí se aparea, e inicia una nueva infestación (Coria, 2009). En un estudio sobre morfología de Conotrachelus perseae B. realizado por Domínguez (2006) en Guanajuato, se menciona que el adulto tiene la cabeza completamente esclerosada, esférica, excepto por el lado posterior, donde el borde del orificio occipital interrumpe su redondez, la antena de este insecto cuenta con órganos sensoriales quimioreceptores y mecanoreceptores, y la distancia que hay entre la inserción de la antena y el extremo final del pico en el macho fue de 522.5 μm y en la hembra de 1178 μm, lo cual indica que la distancia que hay entre la inserción antenal y la parte final del rostrum es significativamente más corta en el macho, 41

Payan-Arzapalo et al., 2014. Insectos barrenadores del fruto de aguacate

y puede servir para distinguir entre los sexos, las mandíbulas son asimétricas, esclerosadas y llevan tres dientes, el abdomen es estriado y los élitros tienen canales o hendiduras de manera longitudinal. Control. Organismos como el Comité Estatal de Sanidad Vegetal del Estado de México (cesavem) y Coria (2009) recomiendan aplicaciones foliares en árboles de traspatio utilizando a los hongos entomopatógenos B. bassiana y M. anisopliae, esto para el control de huevecillos, pupas y adultos; para las pupas estos productos se aplican en el suelo. También las prácticas culturales como recolección y destrucción de los frutos caídos, antes de que las larvas abandonen el fruto para romper el ciclo biológico han sido efectivas. Esto debe hacerse periódicamente y con la mayor frecuencia posible, quemando los frutos o enterrándolos en una fosa de un metro de profundidad, cubierta con una capa de cal y apisonando la superficie con fuerza. Es conveniente que al realizar la cosecha no queden frutos en el árbol para evitar que el insecto persista en la planta, de esta manera se reducen los periodos de presencia de larvas y la densidad poblacional de la plaga. La técnica con impacto más significativo sobre las poblaciones de adultos en comparación con el control químico, es la aplicación de anillado de pegamento en el tronco; mientras que el impacto más significativo sobre las poblaciones de larvas maduras, pupas y adultos recién emergidos se logra con el acolchado en la zona de goteo del árbol. Estas técnicas representan alternativas sustentables para manejo de la plaga, pues atentan contra la eficiencia generacional del insecto. Para el control químico se recomienda el uso de Malation® de 1-1.5 L/ha, el cual debe aplicarse cuando haya fruto con un tercio de desarrollo (3-4 cm) y repetirse cada mes hasta 30 días antes de la cosecha. Se aconseja aplicar una capa de cal cuando se realiza la destrucción de la fruta en una fosa. Es de vital importancia realizar muestreos anteriores al uso de algún método de control, ya que el constante muestreo permite conocer en qué estado biológico se encuentra el picudo y así tomar las medidas pertinentes.

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Stenoma catenier Walsingham: Lepidóptera: Elachistidae

Acevedo et al. (1972), en un estudio sobre Stenoma catenifer W., reportaron que este lepidóptero es una plaga importante en plantas de la familia Lauracea, entre las que destaca el aguacate; en México se encontró que el ciclo biológico en condiciones de laboratorio es de 43.8 días durante abril y julio, y de 48.8 días de agosto a noviembre para el estado de Veracruz. En Venezuela, Boscán y Godoy (1982) realizaron un experimento para conocer la efectividad del parasitoide Apanteles sp, en larvas de la palomilla barrenadora de aguacate, encontraron 31-33% de efectividad en su control, Hohmann y Meneguim (1993) estudiaron en Paraná, Brasil, la ocurrencia de este insecto, informaron la amplia distribución de la plaga en países de América Latina y Brasil, reportaron como alternativa de control en la fase de huevo a Trichogrammatoidea annulata y Trichogramma pretiosum. Cervantes et al. (1999) concluyeron que Stenoma catenifer sólo se alimenta de plantas de la familia Lauracea que en Guayana, el ciclo de vida es de 45 días aproximadamente. También Castañeda (2009) menciona que las larvas al eclosionar penetran la pulpa del fruto para alimentarse y ocasionan pérdidas considerables en la cosecha, si no se toman las medidas necesarias limitan la exportación de aguacate. Palacios y colaboradores (2011) comentan que en México, los estados de Guerrero, Chiapas, Colima, Nuevo León, Oaxaca, Tamaulipas, Veracruz y el Estado de México se han visto afectados por la presencia de Stenoma catenifer. Plantas hospederas. Se han reportado hospederos de la familia Lauraceae para Stenoma catenifer, en México, Acevedo et al. (1972) reportaron al aguacate (Persea americana Mill), Chinene (Persea schiedeana Nees) y Anayo (Beilschmedia sp) como hospederos, años después Boscán y Godoy (1982) indicaron a Persea americana Mill como hospedero, también Ventura et al (1999) encontraron a la palomilla barrenando frutos de Persea americana en Brasil, en el mismo año Cervantes et al. (1999) indican a Chlorocardium rodiei como planta hospedera, en 2003 Landry y Roque reportaron daños en aguacate en Estados Unidos y Brasil, Nava y colaboradores (2005) reportaron a

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Persea americana Mill como hospedero y finalmente Link y Link (2008) encontraron a Nectandra megapotamica Mez y Cinnamomun camphora L., como nuevos hospederos del barrenador. Daños. Numerosos estudios se han realizado sobre Stenoma catenifer Wash. En México, Acevedo et al. (1970) reportaron la presencia de este insecto en Veracruz, donde los adultos ovipositan en el fruto en desarrollo, las larvas de primer estadio perforan la epidermis del fruto, penetran a través de la pulpa y se dirigen a la semilla para completar sus estadios larvales, Castañeda (2009) reporta que la palomilla oviposita en heridas, pedicelos y pedúnculos de los frutos, las larvas al eclosionar perforan la cáscara hasta alcanzar la semilla con la finalidad de alimentarse, las larvas también pueden alimentarse de ramas tiernas y brotes vegetativos hasta causar su muerte, el daño puede llegar a un 100% cuando existe una fuerte infestación. En Querétaro, Palacios et al. (2011) encontraron que las larvas provocan fuertes daños al alimentarse del fruto, ya que observaron cinco larvas por fruto. Biología. Sobre la biología de Stemoma catenifer W. se han hecho numerosos estudios, por ejemplo, Acevedo et al. (1972) mencionan que el ciclo de vida para México tiene una duración de 46.30 días, mientas que Boscán y Godoy (1982) reportaron que para el caso de Venezuela tuvo una longevidad de 47 días, en Brasil Hohmann et al. (1993) mencionaron que es de 36.80 días, años más tarde en Guyana, Cervantes et al. (1999) concluyeron que el periodo de vida de este insecto es de 45 días y finalmente Nava et al. (2005), nuevamente para Brasil, mostraron datos que indican un ciclo de vida de 56 días, lo cual ha coincidido entre los autores.

Descripción

Huevo. El huevo es pequeño y de forma oval, mide 0.59±0.04 mm de longitud y 0.38±0.022 mm de ancho, el coreón es rugoso con estrías longitudinales y triangulares, éstas forman figuras de diamante; cuando el huevo es recién ovipositado es verde pálido y posteriormente se torna blanco cremoso (Cervantes et al., 1999).

Larva. Las larvas bien desarrolladas alcanzan una longitud de 22 mm, el ancho de la cápsula cefálica es de 1.89±0.15mm, la cabeza, protórax y último segmento abdominal están fuertemente esclerosados, la coloración de la cápsula cefálica es negra y del tipo hipognato, el cuerpo en el dorso es violeta y en el vientre azul, los pináculos de las setas son café oscuro, la placa protoráxica es prominente, los segmentos mesotoráxicos, metatoráxicos y abdominales con grupos de setas en pináculos diferentes. Las propatas abdominales con 28.36 ganchos en círculo biordinal, las propatas anales con 14 a 18 ganchos arreglados en semicírculo biordinal, espiráculos toráxicos y los del segmento abdominal viii son el doble de grandes que los de los segmentos i al vii (Cervantes et al., 1999). Pupa. La pupa es café brillante, las hembras miden 9.5± 0.5 mm de longitud y 4.7±0.2 mm de ancho, los machos alcanzan una longitud de 8.4± 0.5 mm y 3.4± 0.3 mm de ancho, tienen el segmento ix dividido centralmente por una pequeña sutura. Adulto. El adulto es una palomilla pequeña y mide aproximadamente 1.5 cm, existe dimorfismo sexual, en todos los casos las hembras son más grandes que los machos (Hohmann et al, 2000). En años anteriores, Cervantes et al. (1999) coinciden que las palomillas son un poco más grandes que los machos, las hembras miden 24 mm de expansión alar y los machos 21 mm, la superficie ventral de la antena es ligeramente ciliada en hembras y fuertemente en machos, los palpos labiales con el tercer segmento expandido basalmente en las hembras y no en los machos, las alas anteriores son de color ocre, casi iridiscentes en las venas y con flecos parcialmente pálidos, tienen 25 manchas negras en forma de “C” que inicia desde la vena costa hasta el margen de las alas, presenta tres manchas discales. Control. Dentro de las medidas de control se encuentra el control cultural, que es de los más importantes y recomienda la recolección e incineración de fruta y ramas dañadas, éstas deben enterrarse a un metro de profundidad aproximadamente, con la finalidad de destruir las larvas (Comunidad Andina, 2004). Dentro del control biológico se ha tenido éxito a nivel de huevo 43

Payan-Arzapalo et al., 2014. Insectos barrenadores del fruto de aguacate

con Trichogramma pretiosum y Trichogramma annulata, también en Venezuela, Apanteles demostró eficiencia en el parasitismo de larvas de Stenoma catenifer, obtuvo efectividad hasta en un 60% de la población (Boscán y Godoy, 1982). Cervantes et al. (1999) reportaron como parasitoide a Eudeleboea sp., en otro estudio realizado por Hoddle y Hoddle (2008), se dieron a conocer cuatro parasitoides en larvas; Apanteles sp. (Braconidae: Microgasterinae), Macrocentrus sp. (Braconidae: Macrocentrinae), Pristomerus sp. (Ichneumonidae: Cremastinae) y Brachycyrts sp. (Ichneumonidae: Labeninae) mostraron resultados positivos en un 30% de control a campo abierto. Como alternativa en el control químico, Hohmann et al. (2000) realizaron un estudio donde evaluaron cuatro insecticidas piretroides; Deltametrina (25 CE), Cipermetrina (200 CE), Fenvalerato (750 CE) y Permetrina (34 CE), los cuales mostraron alta eficacia en el control de la plaga con porcentajes de control de hasta el 99%, con un porcentaje máximo de frutos dañados de 2.28%. Por otra parte, recientemente en el control etológico, Hoddle et al. (2011) encontraron efectividad con el uso de la feromona sexual de Stenoma catenifer en huertos de aguacate Hass evaluados en Guatemala con trampas a 1.75 m de altura en las ramas de los árboles, evaluaron también el número de trampas por árbol y concluyeron que el macho necesita máximo seis días para caer en la trampa, esta alternativa puede ser muy efectiva si se emplea correctamente. El uso de irradiación gama de frutos con cobalto-60 en un estudio en Brasil demostró ser una alternativa más de control para la palomilla barrenadora de la semilla de aguacate, donde se recomienda utilizar la dosis de 150 Gy para frutos con larvas y pupas, en el caso una posible esterilización en adultos es recomendable una dosis de 150-200 Gy de radiación gamma para su ejecución en campo (Silva et al., 2007). Para Stenoma catenifer es muy importante realizar muestreos antes de tomar medidas de control, los adultos deben muestrearse en las tardes preferentemente, ya que son de hábito nocturno, revisar pedicelos y otras partes del fruto para encontrar los huevecillos, las larvas se encuentran dentro del fruto, lo que hace necesario disectarlos para su obtención, en el caso de pupas pueden 44

realizarse excavaciones de 20-40 cm de profundidad para encontrarlas antes de la emergencia de adultos. De esta forma se conoce el estado biológico de la plaga y así se aplica el método de control correcto.

CONSIDERACIONES FINALES El aguacate es un cultivo importante para México, pues es el primer productor a nivel mundial, los barrenadores del aguacate Heilipus lauri, Conotrachelus perseae, C. aguacatae., Copturus aguacatae y Stenoma catenifer son plagas cuarentenadas para el país, lo cual limita la exportación con el establecimiento de la norma oficial NOM-022-FITO-1995, por lo que instituciones, investigadores y espacios gubernamentales se han dado a la tarea de tener un control eficaz para no verse afectados en la exportación, entendiendo que los agentes de control biológico representan una opción amigable con el ambiente para el dominio de plagas, particularmente en áreas ecológicamente sensibles. El conocimiento de las relaciones ecológicas en el ambiente es un aspecto fundamental para la selección de las herramientas adecuadas de control de plagas, implica investigación sobre biología y ecología de los insectos y su aplicación en los programas para el Manejo Integral de Plagas, los cuales deben ser compatibles con la restauración y mantenimiento de los ecosistemas en los que se desarrollan las cosechas y plagas asociadas a ellas. Tomando en cuenta que las practicas mecánicas o culturales también son importantes y ayudan a mantener un control efectivo. El dominio etológico ha mostrado buenos resultados en el control de Stenoma catenifer, esto es importante para realizar investigaciones sobre feromonas de agregación para el caso de curculionidos.

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LINEAMIENTOS PARA AUTORES Y DICTAMINADORES DE LA REVISTA “CIENCIAS AGRICOLAS INFORMA”

Enero de 2014

A) Aspectos generales del texto • La revista CIENCIAS AGRICOLAS INFORMA (CAI) es una publicación semestral editada por la Facultad de Ciencias Agrícolas de la Universidad Autónoma del Estado de México. Los trabajos publicados corresponden a las CIENCIAS AGROPECUARIAS Y LOS RECURSOS NATURALES, incluyendo aspectos educativos y de comercialización. La revista tiene las siguientes secciones: Genética vegetal y fisiología, Recursos naturales y protección ambiental, Sanidad vegetal, Biotecnología, Manejo de suelo y mecanización agrícola, Agroindustrias, Producción pecuaria, Administración y economía agrícola y Educación en ciencias agropecuarias. Los artículos pueden estar escritos en español o inglés; cai no tiene el servicio de traducción, por lo que en caso de escritos en idioma inglés deberá presentarse una carta de la empresa en donde se realizó la revisión gramatical. • Se recibirán artículos producto de una investigación original, ensayos, notas bibliográficas, o revisiones de libros recién editados, que no hayan sido publicados en otras revistas. Las propuestas de artículos de una investigación tendrán una extensión no mayor a 25 cuartillas, mientras que las notas breves, ensayos, revisiones bibliográficas y de libros tendrán una extensión hasta de diez cuartillas. El trabajo deberá enviarse por correo electrónico a [email protected]

B) Formato • El escrito deberá estar en letra Times New Roman, tamaño 12 puntos, a doble espacio y con número de renglón (continuo en todo el documento) en el lado izquierdo de la página y tendrá márgenes de 2.5 cm por los cuatro lados. • Las unidades y fórmulas deberán escribirse siguiendo las normas del Sistema Internacional de Unidades. Los números sin abreviación de unidad deberán escribirse con letra del cero al nueve, del 10 en adelante con número arábigo. • El trabajo escrito llevará una página de presentación donde se escribirán los datos generales del trabajo como título, nombre completo de los autores (nombre y apellidos), lugar de adscripción, dirección postal, teléfono y correo electrónico donde pueda recibir mensajes o intercambiar información. Indicar al autor responsable. • El título del artículo, tanto en español como en inglés se escribirá en mayúsculas y minúsculas alineado a la izquierda, así como el nombre de los autores.

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Caracterización molecular de cuatro variedades de Gerbera jamesonii Bolus, mediante microsatélites anclados y rapds Molecular characterization of four varieties of Gerbera jamesonii Bolus, through anchored microsatellites and rapds Amaury Martín Arzate-Fernández,1* José Luis Piña-Escutia,1 Luis Miguel Vázquez-García,2 Adolfo Carrillo-Velázquez1

• Los encabezados de segundo orden, i.e., INTRODUCCIÓN, RESUMEN, ABSTRACT, MATERIALES Y MÉTODOS, etc., se escribirán en mayúsculas. Los encabezados de tercer orden se escribirán en minúsculas, excepto la letra inicial, p.e. Análisis estadístico. En caso de existir encabezados de cuarto orden, se escribirán en minúsculas, excepto la letra inicial, y en cursivas: Extracción de pectina. • Las partes a considerar en el artículo son: TÍTULO, TÍTULO EN INGLÉS, RESUMEN, ABSTRACT, INTRODUCCIÓN, MATERIALES Y MÉTODOS, RESULTADOS Y DISCUSIÓN, CONCLUSIONES Y REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS. • TÍTULO. Debe ser preciso y resaltar el aspecto más importante del trabajo. Además de ser breve, no exceder de 15 palabras. Escrito en mayúsculas y minúsculas, los nombres científicos irán en cursivas. Inmediatamente después del título en español se incluirá su traducción correcta al inglés. • RESUMEN Y ABSTRACT. con una extensión no mayor a 150 palabras. • PALABRAS CLAVE. Después del RESUMEN o ABSTRACT incluir, en orden alfabético, tres o cuatro palabras clave o key words, según sea el caso y de preferencia no aparezcan en el título del trabajo. • INTRODUCCIÓN. Definir el problema de estudio, antecedentes que contextualicen el problema (con las respectivas referencias bibliográficas que apoyen este apartado), objetivos e hipótesis de trabajo. • MATERIALES Y MÉTODOS. Consistirá de una breve descripción del lugar y condiciones en donde se realizó la investigación. También se mencionarán los materiales, equipo, metodologías y procedimientos utilizados congruentes con los objetivos. Asimismo, se deberán indicar las variables de estudio involucradas, modelo estadístico utilizado y los análisis de estudio implicados. Sólo en caso de que se utilice una metodología innovadora, ésta deberá ser descrita con mayor detalle, así como los autores que respaldan la metodología en cuestión.

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• RESULTADOS Y DISCUSIÓN. Presentación e interpretación escrita en forma ordenada, clara, objetiva e imparcial del fenómeno observado, sin repetición de la información de cuadros y figuras. Comparación de los resultados del trabajo en relación con lo publicado por otros autores, así como el señalamiento de posibles causas de las respuestas observadas del fenómeno de estudio, evitando caer en especulaciones de cualquier tipo. Preferentemente deberán presentarse los resultados en cuadros y figuras apegándose a los lineamientos que más adelante se describen. • CONCLUSIONES. Deberán ser de manera categórica, breve y precisa enunciando las aportaciones concretas al conocimiento de acuerdo con los objetivos planteados y apoyados en los resultados obtenidos en el trabajo. • REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS. Todas las publicaciones citadas en el artículo deberán enlistarse alfabéticamente y numeradas. Evitar consultas de tesis o memorias de congresos sin arbitraje o en corto. Las referencias bibliográficas deberán incluirse en estricto orden alfabético con el apellido paterno del primer autor.

1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16.

Alzofeifa-Delgado, A. 2006. Uso de los marcadores moleculares en plantas; aplicaciones en frutales del trópico. Agron. Mesoam. 17: 221-242. Bautista-Puga, M. D., L. M. Vázquez, G., H. Leszczynska, B. M. W. Borys y A. M. Arzate-Fernández. 2011. Caracterización del lirio azteca, mediante marcadores morfológicos y moleculares. Agrociencia. 45: 413-422. Chung Y. M., Kim H. A., Kim K. Y., Park S. W., Yi Y. B., Lee J. H. and Chang O. K. 2001. Morphological characteristics and genetic variation of gerbera (Gerbera hybrida hort.). J. Plant Biotechnol. 3: 145–149. Da Mata, L. T., M. I. Segeren, A. Seregen, F. and C. A. Colombo. 2009. Genetic divergence among accessions evaluated by rapd. Sci. Hort. 121: 92-96. Debener, T. and L. Mattiesch. 1998. Effective pairwise combination of long primers for rapds analyses in rose. Plant Breed. 117: 147-151. Escandón A. S., M. Pérez-De la Torre, A. Acevedo, P. Marcucci and I. Miyajima. 2005a. Anchored issr as molecular marker to characterize accessions of Jacaranda mimosifolia L. Don. Acta Hort. 683: 121-127. Escandón, A., M. Pérez-De la Torre, M. S. Soto y N. Zelener N. 2005b. Identificación de clones selectos de Nierembergia linariaefolia mediante microsatélites anclados. Rev. Invest. Agropec. 34: 5-17. Fang, D. Q. and M. L. Roose. 1997. Identification of closely related citrus cultivars with inter-simple sequence repeat markers. Theor. Appl. Genet. 95: 408-417. George, S., J. Sharma and V. L. Yadon. 2009. Genetic diversity of the endangered and narrow endemic Piperia yadonii (Orchidaceae) assessed with issr polymorphisms. Am. J. Bot. 96: 2022-2030. Hu, J., M. Nakatani, L. A. García, T. Kuranouchi and T. Fujimura. 2003. Genetic analysis of sweetpotato and wild relatives using inter-simple sequence repeats (issrs). Breed. Sci. 53: 297-304. Marouelli, P. L., P. W. Inglis, M. A. Ferreira and G. S. C. Busto. 2010. Genetic relationships among Heliconia (Heliconiaceae) species based on rapd markers. Gen. Mol. Res. 9: 1377-1387. Miñano, S. H., M. E. González B. and C. Martin. 2009. Molecular characterization and analysis of somaclonal variation in chrysanthemum cultivars using rapd markers. Sci. Hort. 122: 238-243. Mohapatra, A. and G. R. Rout. 2006. Optimization of primer screening for evaluation of genetic relationship in rose cultivars. Biol. Plant. 50: 295-299. Nei, M. 1972. Original measure of genetic identity and genetic distance genetic. Am. Naturalist. 106: 283-292. Oszkinis, K. and A. Lisiencka. 1990. Gerbera. edamex. México, México. 14 p. Pérez-Almeida, I., S. Vásquez G., D. Pérez., O. De la Rosa y E. Salazar. 2009. Huella genética de genotipos silvestres y comerciales de Passiflora spp. Utilizando patrones rapd. Bioagro. 21: 203-208.

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A continuación se citan algunas formas para las referencias bibliográficas:

En español: Libro con varios autores Satorre, E. H., A. R. L. Beneche, G. A. Slafer, E. B. de la Fuente, D. J. Miralles, M. E. Otegui y R. Savin. 2003. Producción de granos. Bases funcionales para su manejo. Facultad de Agronomía. Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires, Argentina. 783 p. Libro con dos autores Domínguez, P. J. y A. Castañeda V. 2002. Guía técnica para la producción de chirimoya en el Estado de México. Fundación Salvador Sánchez Colín-cictamex. Coatepec Harinas, México. 30 p. Libro con un autor Cadahia, L. C. 2006. Fertirrigación. Cultivos hortícolas y ornamentales. Mundi-Prensa. Madrid, España. 55 p. Capítulo de libro Loyola, V. M. y J. R. López. 1985. El cultivo de tejidos vegetales para la producción de sustancias naturales. En: M. L. Robert y V. M. Loyola (comp.) El cultivo de tejidos vegetales en México. Centro de Investigación Científica de Yucatán, A.C., Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología. México D. F. pp. 125-132. Sección de libro Ayala, F. J. y J. A. Kiger, Jr. 1984. Genética moderna. Omega. Madrid, España. pp. 183-299. Autoría institucional Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (cimmyt). 1985. Desarrollo, mantenimiento y multiplicación de semilla de variedades de maíz de polinización libre. El Batán, Texcoco, México. 11 p. Artículo en revista González, H. A., J. Sahagún C., L. M. Vázquez G., J. E. Rodríguez P., D. J. Pérez L., A. Domínguez L., O. Franco M. y A. Balbuena M. 2009. Identificación de variedades de maíz sobresalientes considerando el modelo ammi y los índices Eskridge. Agric. Tec. Méx. 35: 189-200.

En inglés: Libro Valero, D. and M. Serrano. 2010. Postharvest biology and technology for preserving fruit quality. crc. Boca Raton, USA. 287 p.

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Capítulo de libro Miller, W. 1993. Lilium longiflorum. In: De Hertogh, A. and M. Le Nard (eds.). The physiology of flower and bulbs. Elsevier. Amsterdam, Netherlands. p. 391-422.

Artículo en revista Chamani, E., A. Khalighi, C. D. Joyce, E. D. Irving, A. Z. Zamani, Y. Mostofi and M. Kafi. 2005. Ethylene and antiethylene treatment effects on cut ‘First Red’ rose. J. Applied Hort. 7: 3-7. Becker, H. B. and J. León. 1988. Stability analysis in plant breeding. Plant Breed. 101: 1-23. Cockerham, C. C. 1961. Implications of genetic variances in a hybrid breeding program. Crop Sci. 1: 47-52. Fox, P. N., B. Skovmand, B. K. Thompson, H. J. Braun and R. Cormier. 1990. Yield and adaptation of hexaploid spring triticale. Euphytica. 47: 57-64. Maddonni, G., M. E. Otegui, B. Andrieu, M. Chelle and J. J. Casal. 2002. Maize leaves turn away from neighbors. Plant Physiol. 130: 1181-1189. Fuentes de información electrónica en línea: Mercy A. O., N. S. Lang, F. W. Ewers and S. A. Owens. 2006. Xylem vessel anatomy of sweet cherries grafted onto dwarfing and nondwarfing rootstocks. J. Amer. Soc. Hort. Sci. 131: 577-585 (consultado en http://www.electronic.com/JournalEZ/ toc.cfm?code=0420001&lssueSelector=13105&CFID=2188994&CFTOKEN=16427495F6F3-439D-A4BF7749EOFBD4AF, fecha de consulta 09 de noviembre de 2006). Valenzuela, V. H., T. Herrera, M. I. Gaso, E. Pérez-Silva y E. Quintero. 2004. Acumulación de radiactividad en hongos y su relación con roedores en el bosque del Centro Nuclear de México. Rev. Int. Contaminación Amb. 20: 141146 (consultado en http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=3702401&iCveNum=1699, fecha de consulta 09 de noviembre de 2006). El hecho de no respetar el formato de referencias bibliográficas derivará en la devolución inmediata de la propuesta sin iniciar el proceso de revisión.

C) Para los autores • El proceso de publicación en la revista cai iniciará con una revisión de la propuesta por parte del editor principal. Si la decisión es que el artículo es de interés de cai, el autor responsable recibirá una clave de identificación del manuscrito, para su posterior seguimiento. El artículo será enviado a dos pares académicos de reconocido prestigio en el área del conocimiento correspondiente para su evaluación anónima; modalidad denominada “doble ciego”. El autor responsable recibirá, en un plazo no mayor de dos meses, la comunicación de los comentarios de los revisores a su artículo. El resultado podrá ser: ACEPTADO EN SU FORMA ACTUAL, ACEPTADO CON CORRECCIONES MENORES, CONDICIONADO A CORRECCIONES SUSTANTIVAS, RECHAZADO. Una vez que el autor responsable reciba las sugerencias de los árbitros, tendrá tres semanas para remitir la versión corregida de su trabajo. cai se reserva el derecho de rechazar los trabajos cuyo autor responsable no cumpla el plazo sugerido. 51

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Cuando en un plazo mayor a dos meses, los dictaminadores no hayan emitido su respuesta, el editor principal comunicará al autor responsable si desea cambiar, por única ocasión, de evaluadores. En caso de un nuevo retraso en la evaluación, se comunicará al autor principal del rechazo del documento.

D) Para los revisores • Los revisores tendrán un plazo máximo de 30 días hábiles para remitir el dictamen correspondiente mediante un oficio dirigido a la Coordinación Editorial de la Revista y el dictamen por separado sin firma ni nombre. En el oficio se debe incluir si el escrito es aceptado en su estado actual, aceptado con correcciones menores, condicionado y sujeto a modificaciones que mejoren su presentación o si es rechazado con la debida argumentación. E) Anexos Presentación de cuadros • Los cuadros deben presentarse numerados en forma sucesiva (por ejemplo: Cuadro 1, 2, 3, ..., n). Su colocación será inmediatamente después de haber sido citado. Los cuadros deben presentarse en el formato de “tabla” de Word únicamente (no se aceptarán cuadros hechos con tabulaciones). • El título de los cuadros deberá colocarse en la parte superior de éstos y escribirse en letra mayúscula inicial. El mismo procedimiento se seguirá para los encabezados de las columnas o hileras en caso de tratarse de cuadros de doble entrada. • En los cuadros solamente se aceptarán tres líneas principales en forma horizontal, sin líneas verticales. Los números deberán alinearse por el punto. Se sugiere un tamaño de línea de 1.5 puntos para las líneas principales del cuadro y de 0.5 puntos para la línea que divide los títulos del cuadro y los datos del cuadro. Ejemplos de cuadros

Cuadro 1. Análisis de varianza, media general y coeficiente de variación para días a espigamiento (de), días a floración (df), roya amarilla (ra), porcentaje de acame (pa), madurez fisiológica (mf), altura de la planta (ap), área de la hoja bandera (ahb), área de la segunda hoja (ash) y longitud de entrenudos (len). F.V.

G.L.

Genotipos

Repeticiones

2

de

df

ra

pa

mf

ap

ahb

ash

len

11.7**

15.4**

1.3 ns

2.0 NS

4.2**

12.0**

4.3*

5.4**

20.8**

0.2 NS

3.6*

1.4 NS

0.21 NS

9.41**

2.64 NS

10.8**

3.55 NS

0.3 NS

Media

72.6

77.6

9.9

13.3

130.1

79.2

21.0

21.9

51.3

C.V.

1.9

1.1

69.3

151.3

1.6

3.5

10.6

8.2

3.8

* Significativo al 0.05; ** altamente significativo al 0.01; ns no significativo.

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Cuadro 2. Acción residual de fungicidas frente al tizón gomoso del tallo en época de primavera. Intensidad de la enfermedad (Medias transformadas) 2004

Tratamientos

2005

5 días

12 días

18 días

23 días

5 días

12 días

18 días

23 días

Azoxistrobina

0.88 a

1.18 a

1.76 a

1.95a

0.88a

1.28a

1.84a

1.99a

Tiofanato metilo

0.88 a

1.28 a

1.81ab

2.03ab

0.88a

1.43a

1.86ab

2.03a

Clorotalonilo

0.88 a

1.58 b

1.88b

2.07b

1.08b

1.69b

1.96bc

2.11b

Mancozeb

1.48 b

1.84 c

1.99c

2.09b

1.58c

1.97c

2.05c

2.13b

Testigo

1.73 c

1.91 c

2.01c

2.09b

1.83d

1.91c

2.07c

2.16b

CV

22.91

20.51

6.48

3.85

23.28

17.84

6.61

4.06

ESx

0.077

0.066

0.024

0.016

0.08

0.059

0.026

0.017

Medias con letras diferentes en la columna difieren significativamente (p< 0.05).

Presentación de figuras • Se consideran como figuras las fotografías, grabados, gráficas, dibujos, mapas, planos de localización y esquemas que den idea del fenómeno estudiado. Las figuras no deben ser repetición de los cuadros o del texto y también se numeran consecutivamente: Figura 1, 2, 3,...,n. • Las figuras se colocarán inmediatamente después de haber sido referidas. El título de figura deberá colocarse al pie de ésta con letra mayúscula inicial. La figura debe explicarse por sí misma para evitar repeticiones en el texto. • Sólo podrán presentarse figuras en blanco y negro. • Las gráficas deberán enviarse en Excell o Sigmaplot, indicando la versión utilizada. Se recomienda no presentar gráficas con efectos en tercera dimensión a menos que sea estrictamente necesario o la naturaleza de la gráfica así lo requiera.

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50

(a)

40

30

20

10

0

LTCL

VTCL

Peso seco de tallos (g)

2 ) 2) Número de Número detallos tallos(m(m

300

200

100

LTCL

VTCL

AVENA

6

4

2

LTCL

VTCL

AVENA

25

(c)

400

(b)

8

0

AVENA

500

0

10

Peso seco de forraje (t ha-1)

Peso fresco de forraje (t ha-1)

Ejemplos de figuras

(d)

20

15

10

5

0

LTCL

VTCL

AVENA

Figura 1. Comportamiento promedio de cinco líneas de triticale (ltcl), dos variedades de triticale (vtcl) y una variedad de avena para peso fresco de forraje (a) y peso seco de forraje (b). Las líneas verticales de cada barra indica el error estándar de la media de cada grupo.

Figura 2. Producción de materia seca como una función de los días de crecimiento de la planta en etapa de antesis.

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Ciencias Agrícolas Informa No. 23(2) es una revista publicada por la Facultad de Ciencias Agrícolas, se terminó de imprimir en el mes de diciembre de 2014, en Editorial cigome s.a. de c.v. La edición consta de 500 ejemplares.

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