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1 CONGRESO LATINOAMERICANO DE HISTORIA ECONÓMICA as
4 JORNADAS URUGUAYAS DE HISTORIA ECONÓMICA Montevideo, 5 al 7 de Diciembre de 2007
Simpósio 10: Cidade e Região em perspectiva comparada
"LA IMAGEN DE LA CIUDAD Y DEL TERRITORIO EN EL VIRREINATO DEL PERÚ Su construcción y consolidación entre 1535 y 1581 por el fundador Francisco Pizarro, el oidor Juan Matienzo y el virrey Francisco de Toledo”
Arquitecto Alberto Nicolini Universidad Nacional de Tucumán
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"LA IMAGEN DE LA CIUDAD Y DEL TERRITORIO EN EL VIRREINATO DEL PERÚ Su construcción y consolidación entre 1535 y 1581 por el fundador Francisco Pizarro, el oidor Juan Matienzo y el virrey Francisco de Toledo”
Arquitecto Alberto Nicolini Universidad Nacional de Tucumán
1. FRANCISCO PIZARRO Se vincula habitualmente la figura de Francisco Pizarro con la extraordinaria pero sangrienta proeza militar de la conquista del Imperio Inca; menos atención se le ha otorgado a su labor como gobernador, alcalde, organizador, administrador y fundador de ciudades. Es este último aspecto el que queremos enfatizar aquí señalando, primero, la importancia que tuvo la experiencia de Pizarro al haber asistido, desde 1502, cuando tenía 24 años, a la fundación de las ciudades del Caribe y Tierra Firme que tuvieron esencial relevancia para la configuración del principal tipo urbano hispanoamericano: la cuadrícula. Dicho tipo urbano fue establecido como modelo en América del Sud con la fundación, en 1535 por el mismo Pizarro, de la que iba a ser la capital del Virreinato del Perú, la ciudad de Lima. En segundo lugar, debe enfatizarse el peso que tuvo dicho tipo urbano, aplicado como modelo en el diseño de todas las ciudades de lo que sería el Virreinato. A lo largo de un tercio de siglo (1502-1535), Francisco Pizarro había hecho su aprendizaje urbano acompañando fundaciones de ciudades, desde la que fuera la primera ciudad regular de Indias, Santo Domingo, en 1502, hasta la de Panamá, en 1519. Esta última, producto del traslado hasta allí realizado por Pedrarias Dávila de la sede del gobierno de Castilla del Oro, resultó una traza regular ortogonal. Enseguida, en 1522, Pedrarias, acompañado por Pizarro, fundó Natá, una ciudad regular, modular y, posiblemente, cuadricular. Gracias a todo ello, la experiencia de Pizarro era una de las más completas que pudo haber en América cuando, a los 46 años de edad, emprendió, por su cuenta y asociado con Almagro, el camino del Mar del Sur que lo llevaría a la conquista del Cuzco y de todo el Imperio Incaico. Como, además de la creación de la que iba a ser la capital del Virreinato del Perú, Pizarro fue responsable directo, o a través de sus capitanes, de las fundaciones de Piura, Trujillo, Guayaquil y Quito al norte de Lima y de Ayacucho, Arequipa, La Plata, y Santiago de Chile (1541) hacia el sur, puede afirmarse que, aún sin hacerla explícita, se elaboró una cierta política de control territorial vinculando la ruta desde el Caribe por Nombre de Dios y Panamá hasta el Mar del Sur (Pacífico) con toda la Sudamérica andina mediante un sistema de ciudades y una sistemática utilización del tipo regular de diseño urbano en cuadrícula. Además, la expansión de la conquista y la fundación de ciudades prosiguió hacia el norte con Sebastián de Belalcázar -o Benalcázar- quien también había acompañado a Pedrarias Dávila en la fundación de Panamá, a Hernández de Córdoba en la de Santiago de León de Nicaragua, de la que llegó a ser alcalde y a Pizarro y Almagro en la
conquista del Perú. En diciembre de 1534, un mes antes que se trazara Lima, Benalcázar concretó el trazado y repartimiento de Quito por orden de Almagro y, aunque su diseño tiene cierta regularidad, no resultó una cuadrícula estricta dado que se dispuso de más de una plaza y sus manzanas tampoco se dividieron en cuatro solares. "El tamaño de un solar normal debía haber comportado para Quito 55 x 110, pies,...la ciudad en su origen tendría cada manzana dividida en ocho solares, cuatro al frente de cada calle que corre de norte a sur y dos lotes en el otro sentido...y cuando lo permitían de alguna manera las desigualdades del suelo, siempre se unían ocho solares para una manzana” 1 Bogotá fue fundada por Gonzalo Jiménez de Quesada, quien llegó hasta la sabana de Cundinamarca partiendo de Santa Marta en 1535 y, en presencia del experimentado Benalcázar, fundó la ciudad de Santa Fe de Bogotá en abril de 1539 con un trazado de manzanas cuadradas de 125 varas de lado. Benalcázar fundó luego Cali, en 1536 y Popayán, en 1537, ambas con traza regular y posiblemente cuadricular. Caracas fue fundada por Diego de Lozada en 1567, pero recién en 1578, en la Relación que remitió al rey el gobernador Juan de Pimentel aparece el plano de Santiago de León de Caracas de 5 por 5 manzanas con plaza al centro y cada manzana dividida en cuatro solares. En el sur del Virreinato, la protección y abastecimiento del núcleo administrativo-minero del par de ciudades La Plata - Potosí se aseguró mediante el asentamiento formal de españoles en ciudades de frontera que, al mismo tiempo, servían de centros de explotación agrícola. La Plata había sido fundada por Gonzalo Pizarro en 1538 -sólo tres años después que su hermano Francisco fundase Lima- y rápidamente se convirtió en la capital del Alto Perú: el obispado se creó en 1552 y la Audiencia en 1559; en 1624 se completaría la dotación administrativo-cultural con la creación de la Universidad. Potosí nació en 1545 y La Paz se fundó en 1548 como fin de etapa entre Cuzco y La Plata.. En la frontera sur se habían consolidado, fundadas desde Chile, Santiago del Estero en 1553 y Tucumán, en 1565. En razón de que a Pedro de Valdivia el virrey La Gasca le había concedido la región de Cuyo, las fundaciones y poblamientos de Mendoza, en 1561, de San Juan en 1562 y de San Luis, en 1594, se concretaron cruzando la cordillera de los Andes mediante expediciones salidas desde Chile. Hacia fines de siglo, Cuyo comenzó a establecer comunicaciones comerciales con el Tucumán y con Buenos Aires La estructura urbana en cuadrícula y la dimensión de la manzana de Lima de 450 pies de lado se transmitió, con variantes, por los andes meridionales en todas estas ciudades; vía Santiago de Chile a la región de Cuyo y por el Altiplano boliviano a la región del Tucumán. Al mismo tiempo, la exploración de una segunda vía marítima directa a través del Mar del Norte (Atlántico) se concretó en la expedición de Pedro de Mendoza, que concluyó con el primer asentamiento de Buenos Aires en 1536, y, enseguida, con la búsqueda de la conexión fluvial hacia la ruta andina avanzando hasta Asunción del Paraguay en 1541. Hacia mediados de siglo, Núñez de Prado desde el Alto Perú y Francisco de Aguirre desde Chile, confluyeron en el Tucumán y del conflicto derivó la primera fundación que concretó Aguirre en 1553 y perduró en la región: la ciudad de Santiago del Estero. El mismo Aguirre mandó fundar luego la ciudad de San Miguel en 1565. La barrera andina no fue obstáculo para la creación de dos nuevas ciudades definitivas en 1
Schottelius, Justus Wolfran, La fundación de Quito. Plan y construcción de una ciudad colonial hispanoamericana, en “Libros de Proveimientos de tierras, cuadras, solares, aguas, etc., por los Cabildos de la Ciudad de Quito. 1583 – 1594”, Publicaciones del Archivo Municipal de Quito, XVIII, 1941, pp. 167-168.
Cuyo: Mendoza y San Juan entre 1561 y 1562. La importancia de estas fundaciones para nuestro tema radica en que se conservan las trazas urbanas originales de ambas -las más antiguas del continente- que confirman la aplicación del modelo limeño de cuadrícula regular y la escala de más de 400 pies de lado de la manzana. Adicionalmente, el plano de la traza de Mendoza de 1561 se acompañó con otro en el que se adjudicaban chacras para el cultivo distribuidas más allá de los ejidos de la población. Fig. 1. La ciudad de Lima y su cuadrícula de 13 por 9 manzanas en el siglo XVI Reconstrucción de, Jorge Bernales Ballesteros en “Lima, la ciudad y sus monumentos”. Escuela de Estudios Hispano-Americanos, Sevilla, 1972.
2. JUAN MATIENZO En 1561 llegó a La Plata, la ciudad de los cuatro nombres (además, Charcas, Chuquisaca y Sucre), como oidor de la Audiencia de Charcas, el licenciado Juan Matienzo, quien, en 1567, escribió y envió al rey un extenso texto bajo el título de “Gobierno del Perú”. Murió en 1579 y fue el propulsor de una política explícita para concretar un plan de fundaciones en un itinerario terrestre que llegara hasta el puerto en el Río de la Plata y que permitiera la navegación directa a la metrópoli por el Mar del Norte. El oidor de la Audiencia de Charcas afirmaba en su escrito al rey: “Parece que no es de menor cualidad tratar de descubrir un puerto, por aquellas partes, a la mar del norte para venir a españa...” Y, aun sin haber conocido personalmente los lugares describía los diversos caminos posibles, precisando las distancias en leguas de cada
etapa para llegar desde su ciudad hasta el Río de la Plata: las vías navegables por el Pilcomayo hasta Asunción y, de ahí pasando por la fortaleza de Gaboto hasta Buenos Aires, la alternativa fluvial desde Xuxui y el valle de Salta por el río Bermejo y también la terrestre desde la ciudad de La Plata hasta Santiago del Estero por el camino de la Puna y los Valles Calchaquíes -menciona Casabindo, Angastaco, Tolombones- jornada por jornada hasta llegar también a la fortaleza de Gaboto. Desde la fortaleza de Gaboto, piensa Matienzo, “...se proveería Tucumán...podrían ir por tierra con carretas a Esteco y Xuxui y, desde Xuxui podrían ir a la Mar del Sur al puerto de Atacama y de allí a Copiapó y a Arequipa...y el Cuzco...y Potosí...no les costaría nada llevar las mercaderías que fuesen de Castilla. Al final, añade que “Del puerto de buenos ayres...a españa se viene comúnmente en cuarenta o cincuenta días saliendo en buen tiempo...” y “....aunque a los de Lima y Quito les cayga algo lejos evitan los peligros de Nombre de Dios y Panamá.”...“El mayor provecho que viene de esta navegación es la seguridad que hay de corsarios...porque no andan por alta mar.” 2 El licenciado Matienzo no había viajado por los lugares que menciona y su conocimiento de ellos debió basarse en la información recibida de los descubridores iniciales del territorio. No sabemos si contaba con cartografía elaborada por entonces, aunque para fin de siglo sí existía alguna rudimentaria en la que las localidades principales -las fundaciones formales- estaban colocadas con una aproximación razonable a la realidad geográfica tal como la conocemos hoy. 3. EL VIRREY FRANCISCO DE TOLEDO Llegado a Lima como nuevo virrey del Perú en 1569, Francisco de Toledo impulsó hasta el fin de su mandato, en 1581, una política de consolidación y control del sector meridional del territorio de su jurisdicción mediante la fundación de nuevas ciudades que aseguraran el tránsito al sur desde la capital virreinal y desde Charcas, la sede de la Audiencia, permitiendo así el paso terrestre hasta Chile. La gran preocupación del virrey era el peligro de los ataques indígenas, tanto de los chiriguanos como de los calchaquíes que ya habían destruido algunas de las fundaciones iniciales levantadas en el Valle Calchaquí; y en 1572, en carta al Rey, le transmitía su opinión sobre lo inconveniente de realizar nuevas conquistas territoriales sin asegurar la defensa de lo ya fundado.3 Su política se demostró previsora respecto de la generalización del conflicto indígena hacia fines del siglo XVI (conflicto entre Argañaraz y Viltipoco en Jujuy) y durante las cruentas guerras calchaquíes del siglo XVII que terminaron con el extrañamiento de los indios Quilmes hacia el Río de la Plata. Como resultado de la gestión del virrey Toledo, se fundaron, en 1574, Cochabamba y Tarija. En territorio actualmente argentino, el virrey Toledo mandó poblar con ciudades en Salta y en Jujuy, objetivo que ya había señalado Matienzo. Así se fundaron, de inmediato, Córdoba -mucho más al sur de lo que el virrey Toledo hubiese querido- en 1573 y San Francisco de Alava, la primera Jujuy, en 1575. Las instrucciones del virrey en el mismo sentido continuaron hasta 1579 cuando terminó su gobierno y, siguiendo esa política, hasta el fin de siglo se fundaron Salta, en 1582, La Rioja, en 1591 y la tercera y definitiva Jujuy, en 1593.
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Matienzo, Licenciado Don Juan, “Gobierno del Perú. Obra escrita en el siglo XVI”. Facultad de Filosofía y Letras. Sección de Historia., Compañía Sud-Americana de Billetes de banco, Buenos Aires ,1910.Pp. 181, 182-188. 3 Levillier, Roberto, “Gobernantes del Perú. Cartas y papeles. Siglo XVI. Documentos del Archivo de Indias”. Colección de publicaciones históricas de la Biblioteca del Congreso argentino. Tomo IV, Imprenta de Juan Pueyo, Madrid, 1924. Pp. 48-208
Durante su gobierno, se fundaron asimismo las ciudades que aseguraban los dos caminos, -uno terrestre, el otro fluvial- al puerto en el Río de la Plata; ellas fueron: Córdoba y Santa Fe, ambas de 1573; el puerto de Buenos Aires, recién en 1580. 4 Todas estas fundaciones constituían los hitos principales de la estructura territorial que empezaba a consolidarse, pero queda claro que se complementaban, ya desde estos momentos iniciales, con los lugares intermedios que servían de apoyo, que pudieron ser utilizados en tiempos prehispánicos y cuyo nombre de “tambos”, manda cambiar, en 1572, el virrey Toledo por el de “mesones” o “ventas”. 5 Esos fueron los años en los que en la Corte de Felipe II, Juan de Ovando, quien había sido Presidente del Consejo de Indias y con quien el virrey Toledo mantenía correspondencia frecuente, estaba redactando la legislación que iba a prescribir, por primera vez, un modelo “oficial” de traza urbana para las ciudades de Indias, que, como sabemos, era diferente de la cuadrícula ya generalizada y que poca consecuencia tuvo para las nuevas ciudades fundadas. 6 Justamente, en cuanto al tipo urbano utilizado durante su gobierno, en todas las fundaciones mencionadas se verifica una utilización sistemática del modelo que, sin duda, constituyó la traza de Lima desde 1535. En el caso de Santa Fe de 1573 y Buenos Aires de 1580, ambas fundaciones de Juan de Garay, la fidelidad estricta al modelo limeño es notoria. Aunque no hay evidencias de recomendaciones expresas de los virreyes de repetir el diseño limeño, es probable que la misma experiencia personal del paisaje urbano de la capital virreinal por parte de los fundadores le otorgase en el imaginario colectivo la condición modélica. El caso donde se prueba la acción concreta de la autoridad virreinal para definir un diseño determinado ocurrió durante la visita que el mismo Toledo efectuó, entre noviembre de 1572 y abril de 1573, a la hasta entonces irregular ciudad minera de Potosí. Hacía poco más de veinticinco años que, descubierto el primer filón de plata, había comenzado, de manera espontánea, el fulminante poblamiento del lugar. Las crónicas describen el malestar del virrey ante las mal formadas calles, a las que mandó ensanchar, construyendo, además una nueva plaza. Treinta años después, Potosí, ciudad minera con traza rectilínea, se había transformado en la más poblada de América. Es decir que en poco más del medio siglo en el que actuaron, en forma decisiva, Francisco Pizarro, Juan Matienzo y Francisco de Toledo se definió la imagen esencial de la ocupación territorial y el modelo de las trazas urbanas del Virreinato del Perú que seguirán teniendo vigencia en el imaginario colectivo sudamericano hasta bien entrado el siglo XIX.
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Levillier, Roberto, “Nueva crónica de la conquista del Tucumán’. Tomo III 1574-1600. Varsovia, 1931 Levillier, Roberto, “Gobernantes del Perú..., op. cit, Tomo VIII. Ordenanzas del Virrey Toledo, Imprenta de Juan Pueyo, Madrid, 1925 p. 273 6 Nicolini, Alberto, La traza de las ciudades hispanoamericanas en el siglo XVI. En ANALES, N° 29, 1992-93 del Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas. F.A.D.U. - U.B.A. Buenos Aires, 1997 5
Fig. 2. Plano del P. Diego de Torres, S. J., de 1609. Mapa No. 1, texto 2 del Catálogo. En Furlong Cardiff, Guillermo, S.J., “Cartogafía Jesuítica del Río de la Plata”. Facultad de Filosofía y Letras, Buenos Aires, 1936. i
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