1. EL SIGLO XVIII: LA ILUSTRACIÓN

1. EL SIGLO XVIII: LA ILUSTRACIÓN Durante el siglo XVIII se afianza en Europa, pero especialmente en Francia, un movimiento ideológico y cultural deno
Author:  Rosa Santos Acosta

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El siglo XVIII español Introducción Los intentos reformistas comienzan a manifestarse en algunos sectores de España a finales del siglo XVII, pero es

TEMA 1 LA ILUSTRACIÓN Y EL NEOCLASICISMO (SIGLO XVIII)
Tema 1 de Literatura: Neoclasicismo, Romanticismo, Realismo, Naturalismo, Modernismo y Generación del 98 TEMA 1 LA ILUSTRACIÓN Y EL NEOCLASICISMO (S

TEMA 1. LA LITERATURA ESPAÑOLA EN EL SIGLO XVIII
DEPART A M E N T O D E L IES L A S M U S A S CASTELL E N G U A A N A Y L I T E R A T U R A ÍNDICE TEMA 1. LA LITERATURA ESPAÑOLA EN EL SIGLO

TEMA 1 LA ILUSTRACIÓN Y EL NEOCLASICISMO (SIGLO XVIII)
Tema 1: Neoclasicismo, Romanticismo, Realismo, Naturalismo y Modernismo TEMA 1 LA ILUSTRACIÓN Y EL NEOCLASICISMO (SIGLO XVIII) La Ilustración es el

Racionalismo en el siglo XVIII
Iluminismo. Locke. Montesquieu. Rousseau. Voltaire

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1. EL SIGLO XVIII: LA ILUSTRACIÓN Durante el siglo XVIII se afianza en Europa, pero especialmente en Francia, un movimiento ideológico y cultural denominado Ilustración, cuyo principal fundamento es la defensa de la razón como fuente de conocimiento; de ahí que a este período de la historia se le conozca con el nombre de Siglo de las Luces. Este espíritu reformista y crítico afectó a todos los campos del saber: la filosofía, la política, el arte y la literatura. Sus características principales son:  Utilitarismo: Predominio de la razón sobre el sentimiento o la imaginación. Se abandona la idea del arte por el arte: la literatura debe buscar la verdad, no la belleza.  Finalidad didáctica: se vuelve al principio clásico de “enseñar deleitando”. La literatura debe educar y ayudar a dar formación al pueblo.  Se estudia a los clásicos para determinar las reglas de los géneros literarios.  El artista debe buscar la claridad, la sencillez y el buen gusto.  Se menosprecian los aspectos no racionales del ser humano: las emociones y la fantasía.  El idealismo: El ser humano es libre y se confía en su capacidad para organizar el mundo de modo que sea posible la felicidad terrenal. La literatura se convierte en vehículo de las nuevas ideas ilustradas, sin embargo, no podemos considerar todo el siglo XVIII como homogéneo. Conviven en él tres tendencias diferentes: * Posbarroquismo. Se desarrolla inicios de siglo y es heredero de las formas y modelos barrocos, llegando hasta el movimiento denominado ‘rococó. * Neoclasicismo. Se trata del auténtico movimiento ilustrado. Supone una vuelta al equilibrio clásico. Las reglas y la imitación de la naturaleza son sus bases. Los autores se someten a la autoridad de los preceptistas, quienes en nombre de la razón y de los autores clásicos, promueven un arte ajustados a las normas. * Prerromanticismo. En las últimas décadas del siglo aparecen creaciones que rechazan la rígida normativa neoclásica y ensalzan los sentimientos frente a la razón. En cuanto a los géneros, se sigue cultivando la poesía, aunque en menor medida, y sobre todo se elige la prosa (ensayo, informa, memoria, carta) y el teatro, por ajustarse mejor a la intención didáctica de la ilustración. En prosa, durante la primera parte del siglo aparecen vidas de santas, sermones, libros históricos o narraciones de carácter popular con lenguaje barroco. El autor más destacado de esta etapa es Diego de Torres Villarroel, Visiones y visitas de Torres con don Francisco de Quevedo por la corte, heredera de la novela picaresca. Hacia la mitad del siglo se inicia el periodo plenamente neoclásico. El género literario más importante de la prosa del siglo XVIII es el ensayo, ya que los rasgos que predominan en esta época se desarrollan mejor con la exposición teórica de ideas, pensamientos y críticas. Se suelen distinguir dos tipos de ensayos:  Didácticos y enciclopédicas, en los que se expone problemas sociales o religiosos.  Humanísticos y pedagógicos, donde se trata de economía, sociología y derecho. Entre los ensayistas más conocidos de la época hay que resaltar a fray Benito Jerónimo Feijoo ( Teatro Crítico Universal, Cartas eruditas y curiosas) y a Jovellanos ( Memoria para el arreglo

de la policía de espectáculos, Informe sobre e! expediente de la Ley Agraria)

El ensayo ilustrado tuvo un cauce de difusión muy importante en los periódicos. Aunque habían aparecido esporádicamente en siglos anteriores, es durante el XVIII cuando se produce un desarrollo pleno del periodismo. La finalidad de los periódicos del siglo XVIII no pudo ser informativo (dadas las dificultades de comunicación y lo tardío de la llegada de las nuevas noticias), sino que fue educativa y divulgativa.

Junto al ensayo, las obras que adoptan forma de carta, bien sea dirigidas a personas reales, bien o personajes ficticios, se convirtieron en un género muy abundante durante el siglo XVIII, ya que servía perfectamente para ejercer lo crítica. De entre todos los autores de literatura epistolar hay que destocar al gaditano José Cadalso, autor de las Cartas marruecas Finalmente, en la última década del siglo se inicia una corriente renovadora que propugnaba el valor del sentimiento y luchaba frente al encorsetamiento de las reglas neoclásicas. Esta nueva corriente es seguida por Cadalso en Noches Lúgubres precursora de o prosa romántica española. b) El teatro Como sucedía con la poesía, durante toda la primera mitad del siglo las formas teatrales que predominan son herederas del Barroco, tanto en temas como en formas. En la segunda mitad del siglo aparecerá lo que denominamos teatro neoclásico. Los caracteres que la definen son los siguientes: 1. Intención didáctica. Para los ilustrados el teatro constituía el mejor medio de propaganda de sus ideas de reforma de la sociedad. 2. Sometimiento a las reglas:  El argumento representado debe respetar la verosimilitud.  Guardar el decoro: los personajes deben comportarse, hablar y actuar de acuerdo con su sexo y condición social.  Respetar las unidades de lugar, tiempo y acción.  No mezclar tragedia y comedia.  No presentar escenas violentas, sino narrarlas en escena cuando sea el caso.  No situar más de tres personajes en escena a la vez, y no dejarla nunca vacía.  Eliminar el personaje del gracioso.  Utilizar un lenguaje claro. Los subgéneros más representados en el teatro son: - La tragedia. Toma como modelo la de la antigüedad clásica y la ilustrada francesa. Utiliza temas clásicos y de la historia nacional, creando héroes que puedan servir de ejemplo; se respetan las reglas clásicas, utilizan el endecasílabo y se dividen en tres actos. La obra más representativa es Raquel, de Vicente García de la Huerta, que narra los amores de una judía en la corte toledana de Alfonso VIII. - La comedia. Entre los autores más destacados encontramos a Leandro Fernández de Moratín, autor, entre otras, de El sí de las niñas. - El sainete. Obra corta de carácter popular, como sátira y entretenimiento. Ramón de la Cruz, es el autor más destacado y Manolo, su obra más conocida. A partir de la década de los setenta, llega a las escenas españolas ecos de una comedia lacrimosa francesa can tintes prerrománticos. Jovellanos se deja llevar por esta nueva corriente con El delincuente honrado.

2. EL ROMANTICISMO En la primera mitad del siglo XIX se desarrolla el movimiento romántico, por el que el sentimiento, la imaginación y las pasiones (en una palabra, el irracionalismo) sustituirán a la RAZÓN del siglo XVIII. Se trata de una determinada concepción del mundo y una determinada forma de comportamiento humano que surge en el último tercio del siglo XVIII en Inglaterra y sobre todo en Alemania: el movimiento llamado “Sturm und Drang” (tempestad y pasión) que propugna la creación literaria al margen de las reglas clásicas y revaloriza la expresión artística de vivencias y sentimientos El escritor alemán GOETHE desempeñó un importante papel de divulgación de algunas de las características del Romanticismo, sobre todo a través de su novela “Las aventuras del joven Werther”. En España, su triunfo coincide con la muerte de Fernando VII y el reinado de Isabel II. Llega a su plenitud en torno a 1935 (estreno de “Don Álvaro o la fuerza del sino’ del duque de Rivas). La cultura romántica se basa en los siguientes rasgos: 1) Subjetivismo y exaltación del ‘yo”. El artista exhibe sus sentimientos y tiene una visión subjetiva del mundo. La sensibilidad, la imaginación y las pasiones sustituirán a la razón del XVIII. 2). El individualismo romántico no admite ningún tipo de trabas y reclama una libertad absoluta en todos los ámbitos: político (exaltación de lo nacional, de las lenguas vernáculas), moral, religioso, afectivo y artístico (no se respetan los géneros, se mezcla el verso y la prosa...). 3) Angustia, desengaño y evasión. El espíritu idealista del romántico choca con la realidad mediocre y rutinaria. Esta evasión puede llevarse a cabo en el espacio (exotismo, lugares remotos e inalcanzables), en el tiempo (para los románticos conservadores hacia la Edad Media y en los liberales, hacia el futuro, o hacia mundos interiores como la infancia, los sueños...) o como respuesta radical el suicidio. 4) Valoración del genio o talento (el artista se convierte en ser casi divino) por encima del trabajo y de la inteligencia. Esta cultura romántica se expresa en la literatura, principalmente, a través de los siguientes TEMAS: * Soledad: resultan características la introspección, la melancolía, la tristeza y la soledad, a la vez que se extiende el sentimiento de fugacidad e infelicidad de la vida humana. El gusto por lo sombrío y crepuscular son reveladores de tal sensibilidad. * Naturaleza dinámica: frente a la naturaleza artificiosa y bucólica propia del Neoclasicismo, la naturaleza se identifica en el Romanticismo con los estados de ánimo del creador, es turbulenta, melancólica o tétrica; es pues, una proyección de sus sentimientos. * Los conflictos sociales: el artista se hace eco de los conflictos sociales y políticos, de las desigualdades, de la conciencia nacionalista y regionalista, de las teorías del humanitarismo social. Presentan personajes marginales pero libres: bandoleros, piratas, mendigos y, en general, víctimas de una sociedad clasista y opresora. Todos los rasgos románticos anteriores permiten comprender que en su rechazo del mundo que les ha tocado vivir los artistas románticos tomaran dos direcciones opuestas: la nostalgia por los antiguos valores tradicionales (monarquía absoluta, religión, ideales caballerescos), o la rebelión no sólo frente a su mundo sino frente al antiguo (republicanismo, anticlericalismo, ideales democráticos). Por eso podemos hacer la distinción entre un Romanticismo tradicional o conservador y un Romanticismo liberal o progresista. Por lo que respecta a los géneros literarios, el Romanticismo modificó la doctrina de los géneros literarios, destruyendo los rígidos límites entre poesía épica, lírica o dramática, entre verso y prosa. Mezcló en una misma obra distintos tonos y estilos: lo elevado y lo vulgar, lo trágico y lo cómico. En general, enriqueció los géneros en pos de una libertad creadora que utilizaron como consigna. La poesía es tal vez, el género en el que mejor expresa el romántico su actitud ante la vida. Los poetas románticos desterraron los idilios pastoriles, el didactismo y la uniformidad métrica anterior, y crearon una poesía centrada en el individuo, sus emociones, sentimientos y aspiraciones.

Los temas giran en tomo a todos los sentimientos del poeta, principalmente el amor; temas exóticos extraídos de leyendas y tradiciones de Oriente y medievales; la muerte; lo satánico y sobrenatural… En la forma se aprecia la inspiración y la espontaneidad y una clara intención renovadora en todos los aspectos formales y estilísticos: Rehabilitación del romance, nuevos ritmos acentuales que producen un gran sentido de la musicalidad, polimetría, lenguaje culto, retórico y grandilocuente. Aunque es difícil determinar una clara frontera entre los distintos géneros poéticos dentro del Romanticismo, podemos, sin embargo, señalar dos tipos de poesía: por un lado encontramos la poesía narrativa y por el otro la poesía lírica:  La poesía narrativa da más importancia al poema como relato situado en la época medieval y en un ambiente lúgubre; para ello sienta sus bases en la épica medieval, el romancero y las leyendas de transmisión oral. Destacan las obras de el duque de Rivas (El moro expósito), José Zorrilla (famosas leyendas recopiladas bajo el título de Cantos de trovador) y José de Espronceda, el autor más representativo con dos poemas épicos, El Estudiante de Salamanca y

El diablo mundo









La poesía lírica desarrolla primeramente una producción marcada por los temas patrióticos y sociales, y después, en el llamado postromanticismo con dos autores destacados, Bécquer (Rimas) y Rosalía de Castro (A orillas del Sar) se convierte en una poesía melancólica e intimista. Con respecto a su forma cabe destacar la polimetría (diversos tipos de versos y estrofas en un mismo poema) y su musicalidad (elementos que le dan ritmo, rimas agudas, onomatopeyas, aliteraciones, paralelismos, asíndeton, polisíndeton). Dentro de la prosa destacan varias formas importantes: Novela histórica. El nacimiento de este género se explica por el interés de los románticos hacia lo pasado, especialmente hacia la Edad Media. Casi todas las novelas del género que se escribieron en España recibieron la influencia de Walter Scott y Alejandro Dumas. Algunos ejemplos importantes son: El doncel de Don Enrique el doliente, de Larra. O El señor de Bembibre, de Gil y Carrasco. El costumbrismo. Es la manifestación más importante de la prosa romántica española y servirá de base a la futura literatura realista. Características: breve extensión, amenidad y gracia en el estilo y lenguaje, temas actuales: pintura de usos y costumbres (paseos, calles, diversiones…). Podemos distinguir dos variantes: El cuadro de costumbres que se refiere a la descripción de situaciones pintorescas más que de personas ( Mesonero Romanos y Estébanez Calderón) El artículo de costumbres: que contienen generalmente una intención más crítica y reflexiva. Los escritores románticos se sirvieron del periódico como vehículo perfecto para transmitir sus ideas. Mariano José de Larra fue uno de los más destacados periodistas del siglo. Luchó por el progreso y la modernidad atacando las costumbres anticuadas y vicios inmovilistas. La leyenda en prosa. Género que recogerá el gusto por lo misterioso y el sentimentalismo. Destacan las leyendas de Bécquer.

Por lo que respecta al teatro, este se convirtió en uno de los géneros más característicos del siglo. Sobre todos los géneros triunfa el drama aunque se sigue cultivando la comedia. El drama romántico nace en Alemania con Schiller. En España su aparición es tardía, se produce en 1834 con el estreno de La Conjuración de Venecia, de Martínez de la Rosa y pervive escasamente 15 años. Se puede hablar de la obra de Zorrilla Traidor, inconfeso y mártir, de 1849, como el último ejemplo. El triunfo del drama romántico se produce en 1835 con el estreno de Don Álvaro o la fuerza del sino del Duque de Rivas y Don Juan Tenorio de José Zorrilla.

Características generales El tema fundamental es el amor; más allá del bien y del mal, los amantes aspiran a la unión perfecta, pero es un sueño imposible. Unidos a este tema aparecen el azar, la libertad, la rebeldía política o moral, las pasiones ilícitas o la venganza. Entre los personajes sobresale por encima de todos el héroe del que destaca su origen desconocido, el misterio que lo envuelve y la inevitable desgracia que acaba con sus sueños. De la heroína que lo acompaña destacamos su inocencia y la intensidad de su pasión. Alrededor de ellos los demás personajes parecen existir sólo para oponerse al amor de la pareja protagonista o para asistir, impotentes, a la destrucción final. La escenografia es muy importante en el drama romántico; tienen predilección por panteones, paisajes abruptos y solitarios, mazmorras, riscos y montañas, etc.. La escenografía no es un simple marco de acción sino que cumple una función dramática importante. Entre los recursos formales, atendiendo a la libertad como principio artístico, el drama romántico rechaza todas las reglas, busca reflejar lo grotesco de la realidad más que la verosimilitud, mezcla lo trágico y lo cómico y la prosa y el verso en todas sus variantes métricas. Se rompen las unidades de tiempo y lugar, la complicada intriga requiere cambios constantes de lugares escénicos y una temporalización concreta que también cambia. El número de actos varía entre tres, cuatro y cinco; a veces se les da el nombre de jornadas en un claro entronque con el teatro nacional del Siglo de Oro. La finalidad última es conmover al espectador, llegar a su fibra más sensible, hacerle reír y llorar. Pero hay también una clara preocupación social ya que se escenifican los conflictos de su tiempo, la primacía del individuo sobre los códigos morales. La lucha por la libertad política, las pasiones y conflictos del alma…Esto provocó que la sociedad española, conservadora y arcaica, condenara este teatro.

3. REALISMO Y NATURALISMO A mediados del siglo XIX, una nueva corriente cultural y literaria se abre paso entre el agotamiento del Romanticismo. Es el Realismo, que sustituye la exaltación de la libertad individual por el propósito de explicar y analizar la realidad social. Está relacionado con los conflictos sociales entre una burguesía dominante y una clase obrera que lucha por sus derechos mediante la formación de sindicatos, y con una serie de teorías filosóficas y sociológicas que van a cambiar la mentalidad y las estructuras de la sociedad (positivismo de Comte, marxismo y evolucionismo de Darwin). El Realismo nació en Francia con Balzac y Stendhal (contemporáneos del romántico Víctor Hugo), que hacia 1830 publican sus primeras novelas realistas; poco a poco, se extendió y triunfó por toda Europa. Su manifestación literaria más destacada es la novela, que logra en Europa una edad de oro, como género más adecuado para observar, representar y explicar la realidad social. La novela realista se caracteriza por:  Mantener una postura crítica ante la sociedad; una intención de denunciar y cambiar las miserias y los problemas de la vida cotidiana.  Desarrollar asuntos y temas que están presentes en el entorno contemporáneo, en especial de la clase media.  Crear atmósferas verosímiles y describir ambientes objetivos que reflejen el medio en que viven los personajes.  Describir a personajes igualmente verosímiles, tanto en su relación con los demás como en conflicto consigo mismos. Reflejarán los cambios y tensiones sociales, aparecen proletarios, mendigos, arribistas políticos, los cesantes y, sobre todo, la clase media. Con respecto a las técnicas y formas narrativas empleadas, hay que destacar:  La observación de la realidad como materia casi científica para extraer de ella la documentación precisa.  La descripción fidedigna del medio y del carácter de los personajes para dar verosimilitud a la historia.  La narración objetiva, normalmente en tercera persona, en la que el narrador, omnisciente, deja testimonio de la peripecia y el comportamiento  Importancia del protagonista. La novela realista va destinada a un público burgués, por lo que está protagonizada por personas de la clase media. El protagonista se convierte en el centro de la obra. No es un tipo, sino un carácter dotado de profundidad psicológica.  Intención didáctica. El escritor realista no sólo pretende describir la sociedad, sino criticar sus aspectos negativos con un afán reformador. Este afán didáctico determina la aparición de las novelas de tesis, que reflejan la ideología del autor.  Estilo sobrio. Se utiliza un estilo en el que priman la eficacia y la precisión. El deseo de reflejar la realidad hace que se dé entrada a los diferentes registros lingüísticos de los personajes.  Los temas principales serán aquellos derivados de la mentalidad burguesa: el poder, el dinero, la influencia social o las cuestiones políticas del momento. Se admite la fecha de 1868, año de la «Gloriosa» (revolución burguesa contra Isabel II), como la del inicio del Realismo en España. Dos años más tarde, se publica la primera novela de Galdós, La fontana de oro (1870). El movimiento tuvo dos fases en su evolución: 1 Prerrealismo: aparece hacia el medio siglo y alterna aspectos románticos (costumbrismo e idealización) con otros ya estrictamente realistas, al tiempo que responde a un marcado dualismo

moral y político (enfrentamiento de buenos y malos). En esta etapa se sitúa Fernán Caballero, pseudónimo de Cecilia Böhl de Faber (1796-1877), con novelas como La gaviota o La familia de Alvareda, y Pedro Antonio de Alarcón (1833-1891), con novelas como El sombrero de tres picos, El escándalo y El niño de la bola. 2 Realismo: alcanza su plenitud a partir de 1870. Pueden distinguirse dos grupos de novelistas según su ideología:  Conservadores o tradicionalistas: o José María de Pereda Peñas arriba, Sotileza, El sabor de la tierruca. o Armando Palacio Valdés La hermana San Sulpicio y La aldea perdida. o El padre Luis Coloma autor de gran éxito en el momento. Pequeñeces.  Liberales o progresistas, que defienden la sociedad urbana y el progreso de la clase media, al tiempo que atacan el fanatismo religioso o político. Entre ellos se encuentran los mejores novelistas de la época: Valera Defensor a ultranza de «el arte por el arte», presenta en sus novelas (Pepita Jiménez o Juanita la Larga) el estilo de la obra bien hecha, interés por el relato psicológico, la tolerancia liberal y una consciente eliminación de los ambientes sórdidos típicos del Realismo. Benito Pérez Galdós (1843-1920) es, sin duda, la gran figura del Realismo español. En su obra narrativa conviene hacer dos apartados: Los Episodios Nacionales son un conjunto de 46 novelas históricas que recorren, a través de hechos históricos y personajes novelescos, la historia de España durante el siglo XIX, desde la batalla de Trafalgar hasta la Restauración. Las novelas, entre las que destacan Doña Perfecta, Fortunata y Jacinta o Misericordia. Leopoldo Alas «Clarín» (1852-1901), desde una postura progresista y liberal, defendió una literatura combativa, de denuncia la corrupción política, el caciquismo y la superstición. Entre sus obras, destaca su colección de artículos, bajo el nombre de Solos de Clarín y Palique; cuentos y relatos breves como Pipá, Adiós, cordera, Doña Berta y, sobre todo, sus novelas La Regenta y Su único hijo. EL NATURALISMO es un movimiento literario surgido en Francia hacia la segunda mitad del siglo XIX y que constituye la culminación del Realismo. Su creador fue Emile Zola. Sus rasgos esenciales son: * Determinismo. Zola cree que la conducta del individuo está determinada por su herencia biológica y por el medio social en que desarrolla su existencia y no por razones psicológicas. Esto explica su interés por los ambientes sórdidos y los personajes miserables y con taras físicas o psíquicas (alcohólicos, locos, seres violentos...). * Aplicación de los principios de la ciencia experimental a la literatura. La novela se considera un método científico para conocer al ser humano y a la sociedad. • Concepción materialista del ser humano. Se considera que los instintos condicionan la conducta de los hombres; la libertad del hombre no existe: todo está determinado por la herencia psicológica y social. • Técnicas narrativas realistas. Observación y documentación de los hechos, descripciones minuciosas, reproducción de la lengua oral, etcétera El narrador es más radical y hay un mayor detallismo descriptivo; el argumento es secundario, lo importante es analizar la sociedad. Lingüísticamente se tiende a la reproducción exacta y fiel del habla, en sus distintos registros, con el habla popular, regional, marginal… • Crítica social. Los escritores naturalistas escriben con una intención moral: con el fin de mejorar las condiciones de vida de la gente denuncian en sus obras los valores e instituciones sociales que degradan al ser humano.

La crítica no es unánime a la hora de establecer la existencia o no de escritores naturalistas en España. La opinión más común es que desde 1883, cuando Emilia Pardo Bazán publica una serie de artículos sobre el tema, bajo el título de La cuestión palpitante, las obras de Zola se leen en España con éxito y algunos autores –Galdós, «Clarín», Pardo Bazán– se dejan influir por las formas y enfoques naturalistas. Así, se han visto influencias naturalistas en el tratamiento de los personajes y la creación de ambientes en algunas novelas de Galdós –Fortunata y Jacinta y Misericordia, por ejemplo–, en La Regenta de «Clarín» y en otros autores. Pero quienes han sido considerados naturalistas son Emilia Pardo Bazán y Blasco Ibáñez. Emilia Pardo Bazán La tribuna, Los pazos de Ulloa, y La madre naturaleza, su continuación. Vicente Blasco Ibáñez. Entre sus obras destacan La barraca, Cañas y barro, Arroz y tartana, Entre naranjos o La catedral.

4. EL MODERNISMO Y LA GENERACIÓN DEL 98 Entre 1885 y 1914, se produjo una crisis universal de las letras y del espíritu que configuró la mentalidad del ser humano del nuevo siglo. Entre los rasgos más característicos podemos destacar:  Pérdida de la confianza en el progreso: a pesar de los avances de la técnica seguía habiendo malas condiciones de vida, problemas sociales, etc.  Crisis religiosa: la sociedad se hace cada vez más laica.  Aparición de nuevas formas de conocimiento. Tras el fracaso del racionalismo, se trató de entender la vida más con el sentimiento y la intuición que con la razón. Se toma conciencia del dolor y la angustia del existir humano (Schopenhauer y Kierkegaard). Se exaltan los impulsos vitales sobre la razón (Nietzsche) y aparece la influencia de la psicología y del psicoanálisis de Freud que expuso que los verdaderos instintos -el amor y la muerte- se hallan reprimidos en el interior del ser humano. Así, desde finales del XIX proliferan tanto en Europa como en América las corrientes renovadoras opuestas a la estética de Realismo vinculada al positivismo y a la razón. En España, al principio se llamó modernistas a todos los escritores que tenían impulsos innovadores. Posteriormente se reservó este término para quienes se interesaban por el culto a la belleza (“el arte por el arte” fue su consigna) y el rechazo de la mediocridad, adoptando a veces una postura escapista. Y se utilizó el término de Generación del 98 para los que se interesaban más por contenidos humanos y por su actitud crítica ante la situación política, social y económica de España (situación que pretenden cambiar). El Modernismo surgió en Hispanoamérica a finales del XIX y alcanzó su plenitud con la publicación de “Azul” (1888) de Rubén Darío. Las principales influencias del modernismo son las de las escuelas francesas del Parnasianismo (preocupación por la belleza externa y perfección formal) y del Simbolismo (la realidad se esconde tras las apariencias y el escritor tiene que descubrirlas y transmitirlas al lector; se sirve para ello de los símbolos -el camino, por ejemplo, es símbolo del vivir-, que sugieren más que nombran; se inicia con Baudelaire y se desarrolla con Verlaine, Rimbaud y Mallarmé). Sus características: 1. Antidogmatismo. El sentimiento de libertad, ajeno a toda norma social, moral o estética cristaliza en una actitud inconformista, rebelde e incluso ácrata (adoptada por Rubén Darío). 2. Rechazo de la vulgaridad presente: escapismo. En el escritor modernista se aprecia una doble evasión, en el tiempo y en el espacio, en un afán de huir de la mediocridad más próxima. En el tiempo, se retrocede al pasado nacional, o al mundo sensual de la mitología clásica. En el tiempo se advierte la preferencia por ciudades decadentes como Brujas, Venecia, Ávila, Segovia, Toledo (ciudades por las que no parece transcurrir el tiempo). 3. Esteticismo. Se exalta la Belleza como ideal prioritario Por ello, más que en el contenido temático, es en el culto a la belleza de la palabra donde se muestra la ruptura del modernismo con la tradición anterior. Recursos estilísticos: - musicalidad: aliteraciones, juegos fónicos, utilización de palabras esdrújulas. - capacidad de sugestión. A ello responde la aparición de un vocabulario exótico (heliotropo, clámides, acanto, plinto), nombres mitológicos (Venus, Adonis, ninfas, sátiros), realidades misteriosas (castillos, odaliscas, marquesas, unicornio); - evocación sensorial: copioso empleo de sinestesias (verso azul, sol sonoro), imágenes deslumbrantes y una adjetivación que incide aún más en las sensaciones de ese mundo irreal y fantástico.

- renovación formal en la métrica, donde se produce, junto a la recuperación de metros olvidados o poco utilizados (alejandrino, eneasílabo), la creación de otros nuevos (de hasta 20 sílabas), el uso del verso libre, las asonancias internas... Los temas fundamentales del Modernismo: la recreación del pasado y la invención de mundos imaginarios conviven con otros motivos que apuntan a una clara "influencia romántica": - La pasión frente a la razón. La literatura da entrada de nuevo a lo onírico, lo misterioso y lo sobrenatural sobre toda imposición concreta de la realidad. - El amor y el erotismo. El tratamiento de ambos aspectos apunta en dos direcciones: una, la idealización del amor y de la mujer, mundo inalcanzable que sume al poeta en la más profunda tristeza; otra, el erotismo desenfrenado, encarnado en la mujer fatal, lasciva y dominadora - El cosmopolitismo - El cultivo de temas indígenas. Entre los escritores modernistas, destacan en Hispanoamérica: Rubén Darío (el maestro con Azul y Cantos de vida y esperanza.). José Martí, José Asunción Silva, Amado Nervo, Leopoldo Lugones. En España destacan hermanos Manuel y Antonio Machado (La época de “Soledades”; su obra posterior suele incluirse entre los noventayochistas), Valle-Inclán y Juan Ramón Jiménez (ambos en sus primeras etapas). La Generación del 98 está formada por un grupo de escritores que a finales del XIX y comienzos del XX se vieron afectados por la crisis moral, política y social provocada en España por la pérdida en 1898 de sus últimas colonias: Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Ellos se esfuerzan por intervenir en el adecentamiento de la vida pública, mostrando las miserias y lacras de la sociedad española. En 1901 Azorín (José Martínez Ruiz) forma con Pío Baroja y Ramiro de Maeztu el “Grupo de los tres”, y en 1913 inventa el nombre de Generación del 98. Además de Baroja y Azorín, los otros tres grandes escritores de esta generación son los siguientes: Miguel de Unamuno, Antonio Machado y Ramón María del Valle-Inclán. Entre sus características: - El tema de España. Europeísmo y gusto por lo castizo. Los noventayochistas se sienten atraídos por descubrir el alma nacional, la esencia del país. El 98 es un movimiento que intenta hacer frente a los problemas nacionales. Si en una primera propuesta hubo la intención de elevar España a la altura de Europa (europeizar España), el descubrimiento del alma española lleva a proclamar la idea de españolizar Europa. Ser europeo significa estar abierto a las corrientes modernas del pensamiento y vivir en un espacio ancho y sin fronteras. Ése es el ideal europeo al que aspiraban los hombres del 98. Pero, después, el amor a España les llevó a profundizar en el conocimiento de lo español. - Su amor a España no es incompatible con la crítica a la sociedad (a las clases dirigentes, pero también a los vicios nacionales: la pereza, la envidia, la mediocridad...) y una visión crítica de la historia nacional (germen, de la situación desastrosa del presente). Unamuno acuña el término de intrahistoria para referirse a las costumbres y modos de vida de los hombres anónimos. - Idealización del paisaje y amor por Castilla. El tema de España también supone un descubrimiento del paisaje nacional. Ven la autenticidad de España en la Castilla medieval, libre y dominadora, poderosa e invicta. Su descripción es poética (tono lírico) y expresa la emoción que siente el contemplador. - Sobriedad. Búsqueda de un lenguaje natural, antirretórico. Los noventayochistas huyen de la retórica e intentan exponer su ideario con la máxima claridad y llaneza. El lenguaje pretende ser sencillo y preciso. Su afán de expresividad les lleva a buscar términos poco frecuentes del lenguaje popular o arcaísmos.

- Subjetivismo. La evolución del problema de España hacia posturas intimistas les lleva a la subjetividad, a una visión introspectiva de la realidad. - La preocupación por los problemas de España les hace subordinar la forma al contenido. De ahí que recurran preferentemente al ensayo, que se convierte en el principal género de divulgación ideológica. - Rompen y renuevan los moldes clásicos de los géneros literarios, creando nuevas formas en todos ellos. En la narrativa, la nivola unamuniana, la novela impresionista y lírica de Azorín, que experimenta con el espacio y el tiempo y hace vivir al mismo personaje en varias épocas; la novela abierta y disgregada de Baroja, influida por el folletín, o la novela casi teatral de Valle-Inclán. En el teatro, el esperpento y el expresionismo de Valle-Inclán o los dramas filosóficos de Unamuno. - Reflexiones filosóficas. Al producirse una interiorización de la crisis general del país, los noventayochistas reflexionan sobre el sentido de la vida, la religión, la existencia de Dios, etc. Intentaron aclimatar en España las corrientes filosóficas del irracionalismo europeo, en particular de Nietzsche (Azorín, Maeztu, Baroja, Unamuno), Schopenhauer (especialmente en Baroja), Sören Kierkegaard (en Unamuno) y Bergson (en Antonio Machado). 

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MIGUEL DE UNAMUNO. Cultivó todos los géneros: ensayos, novelas, poesía y teatro. Ensayos: En torno al casticismo. Vida de D. Quijote y Sancho, Del sentimiento trágico de la vida: " Novelas. Niebla,San Manuel Bueno, mártir. PÍO BAROJA: El árbol de la ciencia, Zalacaín el aventurero y Las inquietudes de Santhi Andía. AZORÍN: Castilla, La voluntad, Antonio Azorín y Las confesiones de un pequeño filósofo RAMÓN MARÍA DEL VALLE-INCLÁN. La guerra carlista, Tirano Banderas y El ruedo ibérico. ANTONIO MACHADO. Los poemas de Machado comunican emociones sugiriéndolas, sin explicarlas. Sus versos están llenos de símbolos como el del viajero (el poeta) que recorre un camino (la vida), que sueña (la esperanza) en las tardes (el sentimiento del tiempo que pasa) de primavera (el tiempo del amor) bajo los árboles y dialoga con las fuentes (la vida del poeta). Sus dos libros principales son los siguientes: Soledades, galerías y otros poemas. Está dentro del Modernismo y Campos de Castilla es una reflexión sobre la realidad de España, sus tierras y sus gentes.

5. EL NOVECENTISMO Y LAS VANGUARDIAS En España, el periodo entre la Primera Guerra Mundial y la Segunda significará, ante todo, el relevo de modernistas y noventayochistas. Las generaciones de jóvenes europeos defendieron la creación de un arte nuevo y de nuevas expresiones artísticas. En España, ese afán por la modernización y la rebeldía se reflejaron en dos movimientos literarios: el Novecentismo y las Vanguardismo. El Novecentismo, también llamado “Generación de 1914”, se gesta en la primera década del siglo, alcanza su máxima afirmación en la vida cultural hacia 1914, convive con las literaturas de vanguardia en los años 20 y llega su ocaso a partir de 1930. Supone el relevo de los modernistas y noventayochistas. En lo estético, los novecentistas presentan una serie de orientaciones comunes, el punto de partida sería la reacción contra las secuelas decimonónicas, ello conduce no sólo a posiciones antirrománticas, sino al rechazo de un realismo trivial. Todo conduce hacia el ideal de un arte puro, que se propone un placer estético, en cuanto al estilo es fundamental la preocupación por el lenguaje. La estética novecentista está presidida por una obsesión constante de la obra bien meditada, bien hecha. Veamos sus principales características de su ideología política, social y cultural.  Reacción contra actitudes decimonónicas.  El europeísmo frente al casticismo,  Erudición y trabajo intelectual.  Preocupación por España. Rechazan la postura sentimental y angustiada de los autores del 98 y analizan los problemas de nuestro país de forma objetiva y racional, adoptando ante ellos una actitud esperanzada.  Afán pedagógico. Estos intelectuales quieren hacer llegar al pueblo la cultura de las minorías. Para ello se valen de la literatura, los m dios de comunicación y diversas instituciones sociales.  Preferencia por el género del ensayo. La intención pedagógica y la dedicación a la investigación científica hace que la mayoría de los autores de esta generación escriba ensayos.  Concepto elitista del arte. Los escritores novecentistas defienden un arte deshumanizado, intelectualizado y elitista, alejado de los sentimientos, emociones y problemas humanos.  La fusión de lo narrativo y lo ensayístico (al igual que los noventayochistas), supeditación de la acción a la reflexión, que alcanza un mayor nivel de intelectualismo.  El perspectivismo se impone al punto de vista único y omnisciente del narrador realista.  Un estilo tendente a la morosidad, a la lentitud, a la digresión, que refleja el proceso de pensamiento y el razonamiento abstracto, de modo que el periodo se ensancha mediante subordinación, y los párrafos se alargan; igualmente se da un cierto retoricismo (recargamiento de metáforas, de adjetivación ociosa). En la prosa destacan: A. El Ensayo. José Ortega y Gasset. Los ensayos de José Ortega y Gasset pueden dividirse en tres grupos dependiendo del tema:  Filosóficos : El tema de nuestro tiempo , ¿Qué es filosofía?.  Políticos y sociológicos: España invertebrada, La rebelión de las masas.  Teoría artística y literaria: La deshumanización del arte, Ideas sobre la novela. B. La Novela. Se trata de un género muy minoritario que presenta varios tipos:  Lirista con Gabriel Miró. Las cerezas del cementerio. Prosa muy elaborada, casi como el verso en la que tiende a desaparecer la acción por la elaboración formal.  Intelectual. Ramón Pérez de Ayala. A.M.D.G.:  Novela de humor. Wenceslao Fernández Flores, El bosque animado.

 Novela deshumanizada. Benjamín Jarnés.. En poesía destaca Juan Ramón Jiménez. Él mismo distingue tres fases en su poesía: 1. POESÍA SENSITIVA. En sus primeros libros hay influencia del Modernismo, aunque parece ser que la fuente de J. Ramón en esta época es más el Simbolismofrancés que el modernismo. Elejías, La

soledad sonora,

2. POESÍA INTELECTUAL: Inaugura su segunda época con Diario de un poeta recién casado. Cambia de influencias, siendo las nuevas la poesía inglesa y alemana. 3. ÉPOCA SUFICIENTE O VERDADERA: En el otro costado figura el poema en prosa Espacio, que es la cima de su creación y Dios deseado y deseante. El término vanguardias surge en Francia durante los años de la Primera Guerra. Su origen está precisamente en el vocablo francés avant-garde, término de origen militar y político, que venía a reflejar el espíritu de lucha, de combate y de confrontación que el nuevo arte del siglo oponía frente al llamado arte decimonónico o académico. Desde el principio, el arte vanguardista adquiere una impronta provocadora contra lo antiguo, lo naturalista o lo que se relacionara con el arte burgués. Se oponen a la tradición estética imperante (el simbolismo subjetivista, el realismo) y al orden social burgués que lo sustenta. Los llamados ismos se sucederán uno tras otro. Entre todas las vanguardias o “ismos”, las que gozaron de mayor fortuna e incidencia en el continente europeo fueron el EXPRESIONISMO, el FUTURISMO, el CUBISMO, el DADAÍSMO, el SURREALISMO y dos netamente españoles, el CREACIONISMO Y el ELTRAÍSMO. ¿Cuáles son sus características generales? a) Antirrealismo, deshumanización y autonomía del arte (poesía pura). Eliminación de toda nominación directa de la realidad. b) Irracionalismo: imágenes incoherentes, basadas en las creaciones imaginativas del sueño y en la libertad de la inspiración seguida de la escritura automática. Son imágenes que quedan fuera de toda lógica, puramente intuitivas y emocionales, es decir, irracionales. c) Afán de originalidad y experimentación estética: El resultado fue un arte minoritario y muchas veces hermético, sólo accesible a una minoría. El afán de experimentación y el influjo de la pintura lleva algunos a concebir el poema como un objeto visual, de ahí la importancia de la distribución en el espacio de palabras y frases; propuestas de abolición de los signos de puntuación; búsqueda de nuevas formas poéticas como el verso libre, ideal para transmitir las asociaciones libres. EL FUTURISMO (1909) El Futurismo nace en 1909, en que el escritor italiano Marinetti publica su primer manifiesto. Pero no creó escuela en España. Sí que se hallarán huellas de su temática, esporádicamente, en autores del 27: Salinas escribe poemas a la bombilla eléctrica o a la máquina de escribir; Alberti compone un madrigal al billete de tranvía y canta a actores de cine o a un portero de fútbol. EL CUBISMO (1913) Había nacido como escuela pictórica hacia 1907, pero el llamado Cubismo literario arranca en 1913, gracias a Guillaume Apollinaire y a otros poetas franceses. Si en pintura, suponía la descomposición de la realidad en líneas geométricas, en virtud de una captación intelectual –no sensorial- de los objetos, el Cubismo literario procede igualmente a deshacer la realidad, para recomponerla libremente, mezclando conceptos, imágenes, frases captadas al azar, etc. A ello se añaden (sobre todo tras los famosos Caligramas compuestos por Apollinaire) especiales disposiciones tipográficas de los versos, formando “imágenes visuales”. Este y otros artificios, como el “collage”, serían aprovechados por posteriores movimientos de vanguardia. EL DADAÍSMO (1919)

Su líder es el rumano Tristán Tzara Rechazaba no sólo los valores estéticos aceptados, sino el estado de cosas que había conducido al desastre de la Guerra Mundial. Reivindicaron la negación total, la rebeldía pura, la destrucción del arte tradicional. Llega un momento en el que muchos artistas se alejan de Dadá, porque comprenden que no sólo hay que destruir sino construir algo distinto, y de esa ruptura nacerá el Surrealismo. EL SURREALISMO (1924) Se considera su creador al poeta francés André Breton, quien en 1924 publica su “Primer manifiesto surrealista. El surrealismo estuvo influido por las teorías psicoanalíticas y estuvo vinculado al movimiento comunista internacional. Más que una revolución estética, pretende ser un movimiento de liberación total del hombre: liberación de los impulsos reprimidos (según Freud) y de las trabas impuestas por la sociedad burguesa (a partir del “Segundo manifiesto” recibieron el influjo de Marx). Pretenden descubrir y reflejar la auténtica realidad la “super-realidad” que está reprimida. De ahí la escritura automática (dejar que la mano vaya anotando lo primero que le dicta la cabeza, por incoherente que pueda resultar), la trascripción de los sueños (escritura onírica; ya que el inconsciente se libera en los sueños), la asociación libre de palabras; en definitiva, la libertad de la imaginación contra el reinado de la lógica. El lenguaje surrealista (“verso libre” o “versículos” con metáforas irracionales, imágenes de tipo onírico, uniones inesperados de palabras, enumeraciones caóticas...) no se dirige a nuestra razón, sino que quiere despertar en nosotros sentimientos y reacciones subconscientes. Las imágenes surrealistas están faltas de coherencia y de lógica, y es difícil explicarlas. El poema hay que sentirlo más que “entenderlo”, captarlo de forma intuitiva, dejarse llevar por sus significados connotativos y por lo que las imágenes sugieran. Ejemplo: “A veces las monedas en enjambres furiosos / taladran y devoran abandonados niños” (Poeta en Nueva York de LORCA). EL ULTRAÍSMO Recogió elementos futuristas, cubistas, etc. Es un efímero movimiento español. Su nombre indica su voluntad de ir “más allá” del Novecentismo imperante. En la línea del antisentimentalismo, de la deshumanización, incluye temas maquinistas y deportivos, busca imágenes nuevas y recurre a disposiciones tipográficas al modo de los caligramas. Su principal promotor fue Guillermo de Torre. EL CREACIONISMO Fue iniciado en París por el poeta chileno Vicente Huidobro y el francés Pierre Reverdy. Según Huidobro “los creacionistas queremos hacer un arte que no traduzca ni imite la realidad.” Nos hallamos en ese camino que conducirá a la abstracción. El poema será un objeto autónomo, “creación” absoluta (no imitación). El poeta cultivará “el juego de azar de las palabras”. Entre sus seguidores destacan Juan Larrea y Gerardo Diego. En el ámbito de la prosa, la NOVELA sigue los pasos que marca Ramón Gómez de la Serna: humorismo e irracionalidad, frases breves y ligazón caprichosa. Destacan sus obras La viuda blanca y negra y El gran hotel. Junto a él destacan autores como Benjamín Jarnés (El profesor inútil), Mario Verdaguer (La isla del tesoro) o A.Espinosa (Crimen). En el TEATRO se da un movimiento de renovación dramática que va desde Tic-tac de Claudio de la Torre hasta Escaleras de Gómez de la Serna, pero no triunfaría entre el público. El teatro novecentista de Gómez de la Serna no arraigó y tan sólo triunfó Lorca con sus dramas poéticos y tragedias rurales, pero no con sus creaciones vanguardistas cercanas al Surrealismo El público y Así que pasen cinco años. De atmósfera surrealista es también El hombre deshabitado de Rafael Alberti.

6. LA GENERACIÓN DEL 27 Si algún grupo de autores merece el nombre de Generación, sin duda es éste. Pese a las precauciones que hay que tener, podemos considerarlos como grupo compacto, si bien con variedades muy notorias dentro de ellos. El grupo lo forman Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre, Federico García Lorca, Luis Cernuda y Rafael Alberti. Algunos críticos incluyen también a los malagueños Emilio Prados y Manuel Altolaguirre. Estos diez son los que se citan con mayor frecuencia, si bien ello deja fuera de lugar a muchos otros (Hinojosa, Garfias, Chabás...) que, por distintas razones, han quedado relegados a un segundo término. En los autores del 27 es muy significativa la tendencia al equilibrio, a la síntesis entre polos opuestos, incluso dentro de un mismo autor: a) Entre lo intelectual y lo sentimental. La emoción tiende a ser refrenada por el intelecto. b) Entre una concepción romántica del arte (arrebato, inspiración) y una concepción clásica (esfuerzo riguroso, disciplina, perfección). Lorca decía que si era poeta “por la gracia de Dios (o del demonio)” no lo era menos “por la gracia de la técnica y del esfuerzo”. c) Entre la pureza estética y la autenticidad humana, entre la poesía pura (arte por el arte; deseo de belleza) y la poesía auténtica, humana, preocupada por los problemas del hombre (más habitual tras la guerra: Guillén, Aleixandre...). d) Entre el arte para minorías y mayorías. Alternan el hermetismo y la claridad, lo culto y lo popular (Lorca, Alberti, Diego). Se advierte un paso del “yo” al “nosotros”. “El poeta canta por todos”, diría Aleixandre. e) Entre lo universal y lo español, entre los influjos de la poesía europea del momento (surrealismo) y de la mejor poesía española de siempre. Sienten gran atracción por la poesía popular española: cancioneros, romanceros... f) Entre tradición y renovación. Se sienten próximos a las Vanguardias (Lorca, Alberti, Aleixandre y Cernuda poseen libros surrealistas; G. Diego, creacionistas); próximos a la generación anterior (admiran a Juan Ramón, Ramón, Unamuno, los Machado, Rubén Darío...); admiran del XIX a Bécquer (Alberti, (“Homenaje a Bécquer”), Cernuda “Donde habite el olvido”...); sienten auténtico fervor por los clásicos: Manrique, Garcilaso, San Juan, Fray Luis, Quevedo, Lope de Vega y, sobre todos, Góngora. Podemos encontrar tres etapas en la evolución de la obra de los autores del 27:a clasificación más 1. Hasta 1927 Influjo de Bécquer y del Modernismo, así como entusiasmo por Góngora. La celebración del centenario de Góngora (lo que dará lugar al nombre de Grupo del 27) no es algo meramente anecdótico, sino una muestra del fervor por el poeta barroco de los nuevos poetas. En Góngora ven a un adelantadísimo precursor de la estética vanguardista, por la importancia en su poesía de la metáfora y la imagen. Admiraban en Góngora la libertad de la imaginación y del ingenio, la supremacía de la metáfora y el elitismo del hecho literario. El fin del poeta es maravillar, asombrar y para ello tiene que unir lo más dispar, independientemente de la realidad. También lo “humano” les influye, sobre todo a través de la lírica popular (Alberti). La sed de perfección formal los lleva al clasicismo, sobre todo de 1925 al 27. 2. De 1927 a la Guerra Civil Comienza a notarse cierto cansancio del puro formalismo. Se inicia un proceso de rehumanización (más notorio en algunos autores, pero presente en todos). Se dan las primeras obras surrealistas (radicalmente opuesto a la poesía pura). Pasan a primer término nuevos temas, más humanos: el amor, el deseo de plenitud, las frustraciones, las inquietudes

sociales o existenciales... Algunos poetas, debido a sus inquietudes sociales, se interesan en política (en el favor de la República, fundamentalmente). 3. Después de la guerra. Lorca muere en 1936. El grupo se dispersa: a)En el exilio los autores publican su obra, en la que se alejan de la poesía pura. Aparece el tema de la patria perdida. b)En España quedan sólo D. Alonso y V. Aleixandre., que hacen poesía angustiada, existencial. Por lo que respecta a los temas, como es lógico, la literatura del 27 está inmersa en los grandes temas de la cultura occidental. Pero es indudable su originalidad a la hora de tratarlo. a) El tema de la ciudad Se trata de una ciudad creada por los hombre donde tiene cabida todo el progreso humano. El viejo tópico de la superioridad del campo no se encuentra en ellos. Sin embargo, con el tiempo esa ciudad del progreso perderá su sentido optimista en algunos autores (Alberti o Lorca en Poeta en Nueva York y se criticarán los aspectos negativos que se ven en ella. b) La naturaleza La naturaleza que aparece en sus poemas es la cotidiana, la que puede “verse desde la ventana”, dice Dámaso Alonso. Aparece también una naturaleza asociada a los recuerdos del poeta; es lo que se conoce como”los paraísos perdidos” (V. Aleixandre). En García Lorca la naturaleza aparecerá impregnada de mitos y símbolos naturales, en relación con su Andalucía natal: la luna, el agua, los animales. c) El amor En el tratamiento del amor aparecerá el erotismo como aspecto más característico. El amor se presentará sin inhibiciones sexuales, tanto en las experiencias heterosexuales como en las homosexuales. d) El compromiso Son poetas que se sienten comprometidos con la vida, con su tiempo y con la historia. Abordan los más diversos temas culturales: la música (Gerardo Diego), las artes plásticas (Alberti), pero también están comprometidos con la lucha del hombre con la sociedad. La poesía social y política es escasa hasta 1936, pero luego es muy tratada por Cernuda, Alberti o Dámaso Alonso. Por último, cabe destacar que la preocupación religiosa como compromiso cristiano es escasa en el grup o, excepto en Gerardo Diego y Dámaso Alonso; y de maneraagnóstica aparecerá en Luis Cernuda o Emilio Prados. e) Otros temas: La muerte (García Lorca), la soledad (Cernuda y Prados), la nostalgia (Alberti), etc. Peri si por algo detacaron los poetas del 27 fue por los nuevos procedimientos poéticos que usan: • Uso de la metáfora irracional o la llamada “imagen visionaria”. En muchas de sus metáforas la conexión entre los términos no es de tipo lógico y racional, sino emocional. No hay que buscar entre los términos una semejanza de tipo físico, sino que ambos se conectan porque producen la misma emoción, es decir sugieren lo mismo (“Tu mentira /catarata de dijes donde pelos se guardan”; “La aurora de Nueva York tiene /cuatro columnas de cieno/ y un huracán de negras palomas/ que chapotean las aguas podridas; “A veces las monedas en enjambres furiosos /taladran y devoran abandonados niños”). La expresión de carácter irracional no sólo afecta a la metáfora, sino a todo tipo de procedimientos expresivos: personificaciones, símiles, sinestesias, enumeraciones caóticas. • Innovación formal: el verso libre o, más propiamente, versículo. En el verso libre no se tiene en cuenta la medida, pero se conserva la rima. Los versículos son versos sin rima, sin acentos en lugares fijos y mezclan versos de las medidas más variadas; se apoyan en un ritmo psicológico logrado por repeticiones: de palabras, de esquemas gramaticales, de imágenes en torno a una idea...

6 Los escritores del 27 PEDRO SALINAS Inicialmente cultivó una poesía influida por el vanguardismo, que se manifestó en la predilección por los objetos de la vida moderna: el automóvil, el cine, la luz eléctrica. En su época de plenitud el tema central de su poesía es el amor: La voz a ti debida, Razón de amor y Largo lamento. JORGE GUILLÉN Es el máximo representante de la poesía pura. Sus dos obras mayores son Cántico y Clamor. Cántico tiene como tema el entusiasmo ante el mundo /la exaltación de la vida. Utiliza estrofas tradicionales basadas en versos breves. GERARDO DIEGO Sus obras suelen clasificarse en dos grupos: a) Poesía de creación. También denominada “absoluta”, de carácter vanguardista: son los años del “ultraísmo” y del “creacionismo”. Libros como Imagen y Manual de espumas. b) Poesía de expresión o poesía tradicional. Enlaza con la lírica tradicional e incluye obras comoVersos humanos y Alondra de verdad. RAFAEL ALBERTI a)) Comienzos neopopularistas: En Marinero en tierra. b) Barroquismo y vanguardia. En Cal y canto. c) Surrealismo. En Sobre los ángeles, d) Poesía comprometida. Durante la República escribió poesía comprometida o de tipo social: Poeta en la calle. e) En su exilio, Retornos de lo vivo lejano y Baladas y canciones del Paraná. LUIS CERNUDA CERNUDA es el más becqueriano, romántico, sentimental y apasionado de la generación del 27. Sus obras principales son Placeres prohibidos y Donde habite el olvido. En 1936 reúne toda su poesía bajo el título: La realidad y el deseo, palabras que recogen el conflicto central de su vida, el anhelo de realización personal y libertad. VICENTE ALEIXANDRE Distinguiremos en su obra tres etapas:

Poesía anterior a la Guerra Civil: Utiliza el verso libre y es una etapa está muy influenciada por

surrealismo. Dos títulos fundamentales: Espadas como labios y La destrucción o el amor. Poesía de las primeras épocas de posguerra: Sombra del Paraíso e Historia del corazón. Poesía de senectud: En Poemas de consumación.

FEDERICO GARCÍA LORCA POESÍACanciones y Poema del cante jondo se encuadra dentro de la poesía neopopular. Romancero gitano es una obra dominada por la frustración y el destino trágico, el alma de Andalucía, pero también una visión mítica de la vida humana. Destacan las metáforas y adjetivación sensoriales. Poeta en Nueva York refleja con técnica surrealista la experiencia de su viaje a Nueva York en 1929: imágenes irracionales, enumeraciones caóticas..., que reflejan una civilización materialista y una crítica a la deshumanización, la pobreza, la insolidaridad de las grandes aglomeraciones urbanas. Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, Diván del Tamarit , Seis poemas galegos y Sonetos el amor oscuro.

7. LA POESÍA ESPAÑOLA DE POSGUERRA HASTA 1975 I. LA POESÍA DE LOS AÑOS 40 Al final de la guerra el panorama cultural es desolador: muchos autores se exilian derrotados y perseguidos; entre los que se quedan, unos se acomodan al nuevo régimen (poesía arraigada), y otros se rebelan, dentro de sus posibilidades, contra la sordidez y los problemas del momento (poesía desarraigada). Hay que destacar, en general, la pobreza cultural de estos años, el aislamiento y la influencia decisiva de la censura. No obstante, dentro de este panorama desolador, la poesía es el único género que da muestras de cierta vitalidad y riqueza. En este contexto cultural en los años 40 encontramos diversas tendencias: • Poesía del exilio: Juan Ramón Jiménez, Alberti, Salinas, Guillén, Cernuda, León Felipe. Cada autor desarrolla una poesía personal, aunque destacan como temas comunes la nostalgia de la patria perdida (España) y cierto pesimismo existencialista. • Poesía de la cárcel: destaca la poesía de Miguel Hernández durante su estancia en la cárcel. Este poeta tuvo unos comienzos influido por la poesía pura y el neogongorismo (Perito en Lunas), pero evolucionará hacia una poesía más comprometida que profundiza en temas como la muerte, la falta de libertad, el amor, etc. (El rayo que no cesa). • Poesía arraigada (revistas Escorial y Garcilaso). Poetas de la Generación del ’36 (“garcilasistas), en su mayoría afines al régimen de la Dictadura. Visión arraigada del mundo, equilibrada, serena, reflejo de los valores del nuevo régimen. Temas: amor, paisaje, religión vivida ortodoxamente, patrióticos, nostalgia del Imperio español, etc. Técnicamente destacan por una vuelta al clasicismo de gusto garcilasista y renacentista, recuperación del soneto, cierto retoricismo, etc. Autores: Luis Rosales (Abril), Leopoldo Panero, Dionisio Ridruejo, García Nieto. • Poesía desarraigada (revista Espadaña). En estos poetas, también pertenecientes a la Generación del ’36, influyeron dos obras importantes publicadas en 1944: Hijos de la ira (Dámaso Alonso) y Sombra del Paraíso (Vicente Aleixandre). Destaca una visión “desarraigada” de la existencia. Temas: poesía arrebatada, angustiada, pesimista, de corte existencialista, que refleja el malestar, el dolor, una radical soledad, la incomunicación, la frustración vital, unas vivencias religiosas algo atormentadas, la muerte, etc. Técnicamente es una poesía que busca el antirretoricismo, una expresión poética basada en la lengua cotidiana, menos preciosista, con preferencia por el verso libre. Autores: Eugenio de Nora, Blas de Otero (Ancia), Celaya, Carlos Bousoño. No obstante, la separación entre poetas arraigados y desarraigados no siempre es tajante. En poetas desarraigados encontramos poemas arraigados y viceversa. El mejor ejemplo es Luis Rosales, que escribe al final de los 40 un libro desarraigado: La casa encendida. • Grupo Cántico: poetas relacionados con la revista andaluza Cántico. Cultivan una poesía culta, de corte clásico, retoricista, preciosista. Pablo García Baena. • El Postismo: rebeldía estética que enlaza los fundamentos vanguardistas. Carlos Edmundo de Ory. II. POESÍA DE LOS 50: La poesía social En la década de los ’50 empieza un tímido aperturismo hacia el exterior, pero la censura interior sigue siendo férrea. Muchos poetas de los 50, a partir de la poesía desarraigada de los años ’40, buscan un nuevo concepto de poesía comprometida y social que pretende reflejar solidaria y críticamente la verdadera realidad del ser humano, cambiar la sociedad y denunciar las injusticias. Este tipo de poesía, que tiene vocación de llegar a una “mayoría”, se consolida en 1955 con Cantos iberos (Celaya) y Pido la paz y la palabra (Blas de Otero). Temas: reflexión sobre el papel del poeta como portavoz de los problemas sociales, testimonio crítico sobre los problemas políticos, económicos y culturales de la época, problema de España, la guerra, injusticias sociales, la alienación, explotación, falta de libertad, solidaridad y lucha.

Técnica: es una poesía supeditada al contenido y al afán de llegar a un público mayoritario. Estas características hacen necesario el empleo de un lenguaje coloquial, sencillo y directo que muchas veces deriva en un lenguaje pobre, prosaico y antipoético. Al final se producirá un agotamiento y cansancio de esta estética de la poesía social. Los autores más destacados son Blas de Otero (Que trata de España), José Hierro (Cuanto sé de mí) y Celaya. III. POESÍA DE LOS AÑOS 60 (“Grupo poético de los ’50”) A finales de los años 50 surge el llamado “grupo poético de los 50” (“Generación del medio siglo”), que no renuncia al compromiso social de los 50 (influencias de los poetas sociales y de Machado), pero sí supera la pobreza formal en la que habían caído los poetas sociales anteriores. El concepto de poesía ahora cambia: su finalidad ya no es sólo la comunicación, sino también el conocimiento del hombre y del mundo. Temas: la trayectoria de los poetas del 60 deriva desde el realismo social hacia el intimismo (preocupación por el individuo, pero sin caer en el patetismo existencialista) y la importancia de la experiencia personal (poesía de la experiencia). Encontramos con frecuencia rebeldía e inconformismo, pero desde la ironía y un cierto escepticismo. Técnica: en esta poesía se busca un lenguaje más depurado que eleve el nivel artístico (equilibrio entre fondo y forma). Se busca un estilo personal, algo culto, con un tono irónico y humorístico que transforma la poesía en una conversación íntima con el lector (intimismo). Los autores más destacados son: Ángel González (Tratado de Urbanismo), Gil de Biedma (Poemas póstumos), Claudio Rodríguez (Don de la ebriedad), Félix Grande (Blanco Spirituals).J. A. Goytisolo, Valente, Carlos Barral. IV. LA POESÍA EN LOS FINALES 60 Y PRIMEROS 70: LOS NOVÍSIMOS En 1970 el crítico J. Mª Castellet publica la antología Nueve novísimos poetas españoles. De este título se cogió el término “novísimos” para referirnos a la “Generación del ‘68”, formada por jóvenes poetas (primera generación integrada por escritores que no han vivido la Guerra Civil) que crecen en una España caracterizada por el desarrollismo económico y por un progresivo aperturismo cultural y social. Autores: Pere Gimferrer (Arde el mar), Colinas (Sepulcro en Tarquinia), Vázquez Montalbán, Martínez Sarrión, Luis Alberto de Cuenca, Jaime Siles, Leopoldo Mª Panero, Félix de Azúa, Guillermo Carnero. Temas: son bastante eclécticos, pues en su poesía aparecen mezclados lo personal con lo público, lo grave con lo frívolo; destaca el escepticismo vital, el inconformismo, un cierto culturalismo que les lleva a tratar temas relacionados con la música, el cine, la estética (venecianismo). Técnica: cuidado de los aspectos formales (esteticismo), gusto por el experimentalismo y el vanguardismo (escritura automática, surrealismo), preocupación máxima por el lenguaje (culto). A partir de 1975, aunque hay numerosas tendencias poéticas interesantes, en general se observa un cierto cansancio de los excesos culturalistas y experimentales de los novísimos y la búsqueda de una poesía más personal e intimista. No se aprecia una tendencia única y predominante. Nos limitaremos a enumerar las tendencias y autores más importantes: a) continuación del vanguardismo: Ullán b)decadentismo o venecianismo: Gimferrer c) clasicismo: Luis A. de Cuenca, Jaime Siles d) barroquismo: Antonio Carvajal e) neosurrealismo: Blanca Andreu f) poesía del silencio: Sánchez Robayna g) Nuevo sentimentalismo: Luis García Montero e) Nueva épica: Martínez Mesanza, Llamazares.

8. EL TEATRO ANTERIOR A 1936 El teatro es un género que, por su naturaleza, pesan sobre él con especial fuerza los condicionamientos comerciales: predominio de locales privados cuyos empresarios han de tener muy en cuenta los gustos del público que acude a sus salas (burgués en su mayoría). De ello se derivan limitaciones en dos terrenos: - En lo ideológico, por una parte, son escasas las posibilidades de un teatro que vaya más allá de donde puede llegar la capacidad de autocrítica del público burgués; de ahí la escasa crítica social y compromiso político de las obras que buscan el éxito comercial. - En el terreno de la estética se observarán fuertes resistencias ante las experiencias innovadoras ya que el teatro estará orientado hacia un público que entiende el género como simple divertimento. Así, aquellos autores que por razones ideológicas o estéticas, no respondan a las condiciones imperantes, se verán ante el dilema de claudicar ente ellas o de resignarse a que su producción quede relegada a la “lectura” minoritaria. Todo ello explica el panorama del teatro español en el primer tercio del siglo, cuyas distintas tendencias pueden repartirse en dos frentes: 1.- TEATRO COMERCIAL DE PRINCIPIOS DE SIGLO a) La alta comedia: También conocida como comedia benaventina, ya que fue Jacinto Benavente su autor más representativo. Los temas y personajes de la comedia burguesa se corresponden con los de las clases medias y altas de la sociedad de entonces y con los conflictos típicos de esos grupos sociales: amores insatisfechos, infidelidades, hipocresías, hijos calavera. Benavente consiguió un teatro a la medida de la burguesía de la época, que lo convirtió en el autor más representado; ideológicamente se limita a criticar de manera superficial las hipocresías y convencionalismos burgueses, pero sin traspasar lo admisibles y lo considerado de buen tono. Obras El nido ajeno, La malquerida y Los intereses creados. b) Teatro poético: Este teatro, escrito en verso, surge directamente de la corriente modernista. Se trata de un teatro de pura evasión, sin relación inmediata con la realidad, que recupera temas históricos y legendarios. Mezcla el drama histórico- romántico con un lenguaje modernista superficial y sensorial. Es un lenguaje muy tradicional en cuanto a ideas y concepción estética. Los autores destacados son: -Francisco Villaespesa: Doña María de Padilla. - Eduardo Marquina: Las hijas del Cid - Manuel y Antonio Machado: La Lola se va a los puertos. c) Teatro humorístico: Aborda temas superficiales con una trama fácil que se que resultan divertidos por su lenguaje. Los representantes más destacados son: - Carlos Arniches: La señorita de Trévelez. - Serafín y Joaquín Álvarez Quintero: El genio alegre. - Pedro Muñoz Seca: creador del astracán, género cómico basado en el chiste fácil y en la presencia de situaciones descabelladas. La venganza de Don Mendo. 2.- EL TEATRO RENOVADOR Durante el primer tercio del siglo XX en España es desolador comprobar el fracaso que acompañó a experiencias de indudable interés. A) Experiencias teatrales de algunos noventayochistas y coetáneos:

- Unamuno: Fedra. - Azorín: Lo invisible. - Jacinto Grau: El señor de Pigmalión b) El teatro de Valle Inclán. Para Valle el teatro es un espectáculo total, donde no sólo hay texto dramático, sino creación de arte plástico. Por ello Valle redactaba con el mayor cuidado sus acotaciones, integradas totalmente en el texto, acotaciones que suponen una técnica teatral cercana a las técnicas cinematográficas. Las obras de su primera etapa se caracterizan por un lenguaje aristocrático, con marcado carácter modernista. Destaca El marqués de Bradomín. Después una etapa de transición e innovación llamada Ciclo mítico que comprende obras como Las comedias bárbaras o Divinas palabras. El autor adopta un tono más duro y crítico así como un lenguaje más agresivo. El Esperpento, que se inicia con Luces de Bohemia. El esperpento es, según Valle, una estética deformadora que resalta lo grotesco y supone “una superación del dolor y de la risa”. A través del esperpento el autor hace una crítica ácida de la España de la época y sus instituciones y muestra un mundo absurdo en el que todo está al revés. Para lograrlo utiliza diversos procedimientos:  Deformación caricaturesca de la realidad y de los personajes que, desprovistos de humanidad, son tratados como marionetas, mediante procedimientos de animalización y cosificación Creación de situaciones absurdas y exageradas.  Utilización de la ironía y la sátira.  Uso de un lenguaje coloquial, que llega incluso a lo vulgar, lleno de casticismo y de juegos de palabras. Después de Luces de Bohemia, escribe otros tres esperpentos conocidos como Martes de Carnaval, en los que radicaliza aún más su visión deformadora de la realidad. Valle-Inclán destaca no sólo como conocedor profundo del castellano, sino como gran innovador teatral, que anticipó técnicas cinematográficas (saltos en el tiempo, escenarios múltiples…) y acercó el teatro español a lo que otros autores estaban haciendo en el resto de Europa. c) El teatro de la Generación del 27. Federico García Lorca. Tres facetas destacaremos en la dramática de la Generación:  Potenciaron la intención social.  Incorporación de las formas de vanguardia.  El propósito de acercar el teatro al pueblo. Aunque se pueden citar varios autores ( Pedro Salinas, Rafael Alberti o Alejandro Casona), su máximo representante será Federico García Lorca. Lorca es, junto con Valle-Inclán, el máximo exponente de la renovación del teatro español de principios de siglo. Las características fundamentales de su teatro son las siguientes.  La visión del teatro como una social y didáctica en la que el autor debe estar implicado. Por ello creó La Barraca junto a jóvenes universitarios y con apoyo institucional de la República con el que pretendía dar a conocer el legado del Siglo de Oro al pueblo.  El tratamiento de un tema básico: enfrentamiento entre deseo y realidad opresiva, que engloba otros temas como el malestar del marginado, la lucha contra las convenciones, la crítica política…El destino final de sus personajes, fruto de ese enfrentamiento, es la muerte trágica.  La poetización de la vida que se consigue a través de:  Personajes genéricos (el padre, el novio…) que no tienen nombre propio y representan un estereotipo.  Fragmentos poéticos, cargados de simbolismo metafórico.

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Alegorías ( la Muerte) y símbolos con un significado preciso (colores, ruidos, paisajes…) Música y elementos populares también presentes en su obra poética.

En cuanto a la evolución de su teatro, podríamos clasificarla en tres etapas: -Primera etapa: presenta afinidades con el teatro modernista y comienza con El maleficio de la mariposa, Títeres de cachiporra y Mariana Pineda, escrita en verso o La zapatera prodigiosa. - Segunda etapa: Después de su viaje a Nueva York, al igual que ocurre con su poesía, la vanguardia le influye de manera decisiva y escribe, con un lenguaje surrealista, El público, obra en la que condena a una sociedad llena de prejuicios y Así que pasen cinco años. - Tercera etapa: escribe sus dramas más importantes, protagonizados por mujeres, en los que lo popular cobra mayor importancia. Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba, considerada su obra maestra. El teatro de Lorca supone una extraordinaria renovación porque incluye elementos líricos y simbólicos y eleva algunos temas típicos de la Andalucía de su tiempo a la categoría de conflictos universales del ser humano . Sin embargo, la guerra civil trunca el maravilloso panorama literario que comienza a abrirse en estos momentos en España.

9. EL TEATRO ESPAÑOL DESDE 1940 A NUESTROS DÍAS El desarrollo y la evolución del teatro en la España de la posguerra fue muy difícil hasta que la censura y las circunstancias sociales y políticas posibilitaron un cierto desarrollo como sucedió en la novela. Con todo, en este largo periodo, podemos distinguir tres etapas: -La primera hasta mediados de los años 50: continuista y tradicional. Empieza el teatro existencial. -La segunda hasta mediados de los años 60: teatro realista y social donde el testimonio y la denuncia son la preocupación más importante. -La tercera, desde los años 70, en la que proliferan los intentos de un nuevo teatro experimental muy crítico pero con poca trascendencia social. PRIMERA ETAPA: Lorca y Valle-Inclán han desaparecido, otros autores como Casona (La dama del alba), Alberti o Max Aub (San Juan) están en el exilio. El teatro que se cultiva está en la línea continuista de la comedia Benaventina y, junto a él, se estrenarán algunas comedias extranjeras. Es una época en la que el cine está en expansión y muchas salas de teatro se transforman. No obstante, algunos intentos de renovación escénica debemos anotar por parte de los teatros nacionales (en Madrid, el Nacional y el María Guerrero, por ejemplo), los teatros de Cámara y los grupos del TEU (Teatro Español Universitario). Ellos serían los primeros en traer algunas obras vanguardistas, en especial, el llamado teatro del absurdo, y, aunque son marginales, van formando los gustos de un público más joven. En la alta comedia deben situarse autores como José María Pemán, Joaquín Calvo Sotelo o Ruiz Iriarte. En estas comedias de salón o en los dramas de tesis, el ambiente es burgués y basan la trama en una crítica medida de las costumbres sociales desde la perspectiva de los valores tradicionales. Son obras técnicamente bien construidas, elegantes y con diálogos muy cuidados en las que, a veces, se introducen nuevas técnicas escénicas sin llegar a la transgresión. Dentro del llamado teatro cómico, destacarán Jardiel Poncela (Eloísa está debajo de un almendro), que trató de crear un teatro en el que la risa se produjera a partir del absurdo de situaciones y personajes dados, pero que tiene que claudicar y someterse al convencionalismo para alcanzar el éxito; y Miguel Mihura (Tres sombreros de copa), a quien sucedió algo parecido, desarrolló en sus inicios un humor disparatado cercano al teatro del absurdo, para ir adaptándolo poco a poco. Frente a este teatro, una corriente existencial, inconformista y preocupada trata de sacar al público de su sopor. En 1949 se estrenó Historia de una escalera de Antonio Bueno Vallejo, y en 1953, en un teatro universitario, Escuadra hacia la muerte de Alfonso Sastre. Ambos autores evolucionarán hacia un teatro social. Antonio Buero Vallejo es probablemente el autor cumbre del teatro español del siglo XX. Su teatro es trágico. Trata de trasladar dudas e inquietudes al espectador sin imponer soluciones mágicas, enfrentándolo a la incoherencia de la realidad e invitándolo a la reflexión y a la superación frente a la resignación y el inmovilismo. Sus protagonistas buscan la verdad, la libertad, la realización personal, pero chocan con una realidad concreta que les oprime y manipula. En una primera etapa, hasta 1955, destacan Historia de una escalera y En la ardiente oscuridad (1950). A partir de 1955, se inicia una nueva etapa en su teatro con Hoy es fiesta, a la que seguirán Las cartas boca abajo y, sobre todo con Un soñador para un pueblo en la que comienza a cultivar un teatro “histórico” que utiliza la historia como marco para la crítica social tomando como referentes personajes como Esquilache, Velázquez o Goya (Las Meninas , El concierto de San Ovidio , El sueño de la razón ). Tuvo que luchar continuamente contra la censura y vivió en la penuria y el olvido. Algunas de sus obras fueron prohibidas como sucedió con La doble historia del doctor Valmy, escrita en 1964 pero estrenada en 1976.

SEGUNDA ETAPA: EL TEATRO DE PROTESTA A partir de 1955 las circunstancias sociales y políticas van cambiando en España, hay un cierto aperturismo propiciado por la entrada de nuestro país en organismos internacionales y la llegada del desarrollismo que marcaría la década de los 60. A esto debemos añadir un nuevo público, más joven, más culto, universitario. Parte de la obra de Buero Vallejo hay que encuadrarla en este movimiento, pero el principal autor y teorizador fue Alfonso Sastre (1926) quien expuso sus ideas sobre el nuevo teatro en su obra Drama y sociedad. Sus intentos de un nuevo teatro –Teatro de Agitación Social, 1950- se vieron frustrados por la prohibición de la censura, pero lo logró más tarde y a partir de 1961 creó el Grupo de Teatro Realista. Sus ideas quedan plasmadas en sus obras (Muerte en el barrio, La cornada), pero son obras muy circunstanciales que tuvieron poco éxito con una calidad discutible. Esta poca difusión hizo que algunos autores, como Alfonso Paso, que se iniciaron en esta línea (Los pobrecitos ) renunciaran a favor del éxito comercial. Otros autores fueron Rodríguez Méndez (Los inocentes de la Moncloa ), Carlos Muñiz (El tintero ), Lauro Olmo (La camisa ) o Martín Recuerda (Las salvajes en Puente San Gil ). Su temática está muy próxima a la novela social que se cultiva en esta misma década, fundamentalmente la injusticia y la alienación del individuo en una sociedad opresiva, pero descendiendo a aspectos concretos según la trama: el drama de la emigración, la marginación social, las penurias cotidianas en pobreza… Técnicamente son obras realistas con matices según los autores que van desde el lenguaje de sainete –Lauro Olmo-, hasta la deformación esperpéntica – Martín Recuerda- o el expresionismo –Carlos Muñiz-. Aún estamos lejos de la renovación escénica que está recorriendo Europa. TERCERA ETAPA: LAS NUEVAS FORMAS ESCÉNICAS: A partir de 1960, junto al teatro social, van apareciendo nuevas corrientes relacionadas con las nuevas técnicas experimentales que han ido desarrollándose en Europa. Para ello, el teatro se desarrolla al margen de los escenarios estáticos y convencionales y con la crítica y el gusto del público en contra de las nuevas propuestas. Esto hace de él un teatro de minorías, una corriente soterrada bautizada como teatro “underground”. El mayor exponente quizá sea Fernando Arrabal quien tras su fracaso con Los hombres del triciclo (1953) decidió exiliarse a Francia donde desarrolló una magnífica carrera dramática con su “teatro pánico”, mientras sus obras seguían prohibidas en España (a partir de 1975 empezarían a estrenarse Pic-Nic – El cementerio de los automóviles, El arquitecto y el emperador de Austria). En líneas generales seguimos ante un teatro de protesta social en el que se renuncia al realismo como forma de representación escénica y se apuesta por nuevas fórmulas en las que se juega con el simbolismo o la alegoría. Los personajes pierden su individualidad para transformarse en meros símbolos o máscaras (el dictador, el explotador, el proletario, el idealista,…) y el lenguaje se contagia de este simbolismo llegando a ser poético. La expresión corporal adquiere una relevancia hasta el momento desconocida: el mimo, los ejercicios físicos, la danza pasan a formar parte de los recursos del actor. Son experiencias que solo pueden realizarse fuera del ámbito comercial a través de los llamados “grupos independientes”, conjuntos de actores que se reúnen para vivir por y para el teatro recorriendo la geografía española a la usanza de los antiguos cómicos. A menudo, el autor forma parte del grupo como actor. Algunos llegaron a ser muy conocidos y han tenido continuidad en el teatro convencional, citaremos a Els Joglars y Los Cátaros en Barcelona; Los Galiardos, Tábano o Ditirambo en Madrid; La Cuadra en Andalucía, etc. Supusieron una síntesis entre el teatro experimental (Bretht, Artaud, Grotowsky, etc.) y el deseo de difusión popular. Incorporaron innovaciones escénicas continuamente por la necesidad de adaptación a espacios hetereogéneos; sabían que el público era variado y amplio por lo que utilizaron temas candentes con una fuerte carga social. El libreto fue perdiendo fuerza y fue sustituido por la improvisación a partir de situaciones concretas en las que llegó a desaparecer no solo el autor, sino el propio texto convirtiendo la representación en pura pantomima basada en la expresión gestual y corporal –Els Joglars-. Pero no alcanzaron la difusión y el éxito que cabía prometerse.

Con la llegada de la democracia y la desaparición de la censura se esperaba la explosión del teatro “soterrado”, pero no fue así. Salvo algunos éxitos entre los que cabe destacar Antonio Gala con obras como Petra Regalada o El hotelito, el problema sigue siendo mantener vivo el teatro, llenar las salas. Parece que el realismo ha sido la tendencia más reconocida con autores como Fernando FernánGómez –Las bicicletas son para el verano, José Luis Alonso de Santos (Bajarse al moro) o José Luis Sanchís Sinisterra (¡Ay, Carmela!) Otros autores están asumiendo el relevo, entre ellos algunas mujeres aparecen como Ana Diosdado (Usted también podría sufrir de ella); Paloma Pedrero (Besos de lobo) o Yolanda Pallín; los grupos sobreviven dispersos en salas no comerciales en circunstancias muy difíciles. La necesidad de llenar las salas ha llevado a apostar por la variedad de géneros representados entre los que destacan algunos con poca tradición en España como son los musicales con puestas en escena de obras extranjeras como Cats, Los miserables o adaptaciones propias como Hoy no me puedo levantar. Esto junto a títulos tradicionales y clásicos que mantienen siempre la expectación –Cinco horas con Mario, o La venganza de don Mendo, o La casa de Bernarda Alba, están siendo representadas actualmente en Madrid, por ejemplo.-

10.Tendencias de la narrativa en la segunda mitad del siglo XX La narrativa de posguerra abarca un período que se extiende desde 1939 (fin de la guerra civil) hasta 1975, año en que termina el régimen franquista y se instaura la democracia. Durante este período, apreciamos distintas tendencias en la narrativa española, tanto en la temática como en las técnicas; sin embargo, son comunes a los escritores de esta época:  El exilio de muchos escritores (Arturo Barea, Rosa Chacel, Francisco Ayala, Max Aub…). Estos novelistas pertenecen a la llamada Generación perdida. Sus obras no fueron conocidas en España debido a la censura. Tres son los temas que recrean: el pasado, la añoranza de España y la realidad del exiliado.

  

La censura que actúa en un doble sentido: prohíbe la difusión de determinadas obras y provoca la autocensura del novelista. Esto favorece una producción literaria más creativa. Las presencia del tema de la guerra civil. La ruptura y discontinuidad con la tradición narrativa anterior a la contienda. La novela de preguerra era intelectualista y deshumanizada, desarraigada del acontecer histórico; esta perspectiva resulta inadecuada ante la nueva realidad social.

En cuanto a la evolución de la novela de este período, podemos distinguir varias etapas: 1. Novela de inmediata posguerra Es novela falangista de tipo partidista y propagandista y de escasa calidad. Destacan autores como José Mª Alfaro, Rafael García Serrano, Torrente Ballester. 2. Los años 40: la novela existencialista Destaca en esta década la novela existencialista como reflejo amargo de la vida cotidiana. Los grandes temas son la soledad, la inadaptación, la frustración, la muerte…, todo ello dominado por la incertidumbre de la existencia y la dificultad de comunicación entre los hombres. Son novelas realistas en las que el individuo lucha contra el destino o contra las circunstancias cotidianas. Los personajes son marginales y desarraigados, o desorientados y angustiados y revelan el malestar del momento, malestar social que se trasluce en pinturas grises y sombrías. La censura hace imposible cualquier intento de denuncia y limita los alcances del testimonio. Por eso aún no puede hablarse, en sentido estricto, de novela social; lo que se hace es trasponer el malestar social a la esfera de lo personal, de lo existencial. Las narraciones se desenvuelven, por lo general, en ambientes urbanos y se conciben como reconstrucción del pasado de los personajes con una estructura narrativa tradicional, en la que el espacio tiende a la reducción y el tiempo también se comprime. En los personajes se impone el uso del lenguaje coloquial. Tres autores y tres novelas representan esta tendencia: La familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela, Nada de Carmen Laforet, La sombra del ciprés es alargada de Miguel Delibes. Camilo José Cela se caracteriza por sus ideas y visión del mundo tremendistas y por un pesimismo existencial heredado de Baroja y evoluciona hacia un vanguardismo experimentalista ( La familia de

Pascual Duarte, La colmena, Pabellón de reposo, Oficio de tinieblas 5).

Miguel Delibes lleva a cabo el análisis de una sociedad rural marginada (Castilla) y critica a una burguesía urbana despreocupada. El camino, Las ratas, Los santos inocentes,La hoja roja, Mi

idolatrado hijo Sisí, Cinco horas con Mario.

Torrente Ballester. Es un autor difícilmente clasificable, que se mantuvo al margen de la literatura existencial (Javier Mariño, Los gozos y las sombras, La saga / fuga de J. B, Filomena, a mi

pesar, Crónica del rey pasmado).

Otras tendencias de la década de los años cuarenta son: novela de realismo tradicional (Juan Antonio de Zunzunegui), narrativa fantástica y narrativa de humor (Álvaro Cunqueiro). 3. Los años 50: la novela del realismo social Es paralela a la poesía social y se caracteriza por un compromiso ético, un testimonio crítico y una denuncia social. Su talante es antiburgués e inconformista, ideológicamente de izquierdas. Entre los novelistas sociales cabe diferenciar dos orientaciones estéticas: la objetivista y la del realismo crítico. El narrador objetivista se propone reflejar, con el máximo de veracidad, el comportamiento externo y las palabras de los personajes, renunciando a cualquier comentario personal. El narrador crítico proyecta su ideología sobre los personajes y hace más explícita la denuncia social. Los temas se desplazan de lo individual a lo colectivo: la dura vida en el campo, el mundo del trabajo y de las relaciones laborales, la miseria de las ciudades, la abulia y las consecuencias de la Guerra Civil. Los personajes son representativos de las distintas clases sociales y están en permanente conflicto con el entorno. La estructura del relato es lineal, aparentemente sencilla; de hecho, se acusó a estos novelistas de pobreza técnica. Predomina el diálogo y el tiempo narrado se reduce a un corto espacio de tiempo. El lenguaje adopta el estilo de la crónica, desnudo, directo y sencillo. Las técnicas derivadas del objetivismo, en las que el novelista no comenta, solo cuenta (desaparición del autor), dominan en el panorama narrativo, con influencia del cine: narrador oculto que no interviene en los personajes (a modo de cámara) y propicia la importancia de los diálogos; montaje de la trama y los hechos con métodos conductistas; estructuración en secuencias... Aparece una preferencia por el personaje colectivo y por el personaje representativo tomado como síntesis de un grupo; todo ello enlazado con el rechazo de la novela psicológica. El diálogo ocupa un lugar preeminente donde el autor recoge el habla viva y característica de cada grupo social representado. NAarradores objetivistas:  Jesús Fernández Santos: Los bravos, Extramuros, Cabrera, Jinetes del alba).  Ignacio Aldecoa novelista y escritor de cuentos (El fulgor y la sangre, Con el viento solano,

Gran sol).

 Rafael Sánchez Ferlosio (Industrias y andanzas de Alflanhui precedente del realismo mágico; El Jarama, hito del realismo social.  Carmen Martín Gaite (El cuarto de atrás). Narradores del realismo crítico:  Juan Goytisolo representa la inquietud en la búsqueda de innovaciones (Duelo en el Paraíso,

Señas de identidad, Juan Sin Tierra, Makbara).  Ana María Matute: Primera memoria.  Juan Marsé: Últimas tardes con Teresa, El embrujo de Shangai, Rabos de lagartija).

4. Los años 60: La novela experimentalista o estructural A principios de los años 60, el realismo social estaba agotado y los autores tienen cada vez más en cuenta las aportaciones de los grandes novelistas extranjeros, en especial de los autores hispanoamericanos. Aparece una drástica renovación de fondo y forma que da como resultado la novela estructural. Algunos autores llevarán a sus últimas consecuencias estas técnicas experimentalistas: intentarán destruir el personaje, la acción y el argumento, y centrarse solo en las técnicas, lo que lleva a textos incomprensibles (Miguel Espinosa, Marsé, Cela, Torrente Ballester).

Sus características más importantes son: - El relato se estructura en secuencias, no en capítulos. - El argumento se relega a un segundo plano y en él se da cabida a lo fantástico y onírico junto a lo real. A veces, la anécdota se carga de significación simbólica. - Las historias se suceden alternativamente (técnica del contrapunto). Cuando los personajes son muchos, se acude a la técnica caleidoscópica. - Se propugna la desaparición del autor y la narración llega al lector no solo desde el punto de vista del narrador omnisciente tradicional, sino también desde la perspectiva de un personaje (punto de vista único) o desde múltiples perspectivas para ofrecer distintas versiones (punto de vista múltiple). Además de la primera y tercera personas, se utiliza la segunda persona narrativa (tú reflexivo que se identifica con el personaje que habla). - Pierde peso el diálogo a favor del estilo indirecto libre y del monólogo interior. Asistimos, por tanto, al brotar de los pensamientos en la mente del personaje. -- Los personajes reciben un tratamiento individualizado; en el pulso que mantienen con la sociedad intentan encontrar su identidad y fracasan. - Las historias no se narran cronológicamente; son constantes los saltos temporales del presente al pasado (flash back) y el desarrollo discontinuo de la acción con violentas elipsis. La organización del tiempo puede llegar a ser caótica, entonces se habla de laberinto o rompecabezas temporal. - El relato comienza de manera abrupta y tiene un final abierto. - El lenguaje incorpora todos los registros del habla y parodia textos de diversa procedencia (ensayísticos, administrativos, periodísticos…). Se tiende a borrar las fronteras entre la prosa y el verso y el lenguaje poético penetra abundantemente en la novela. Se explora a través de diversos artificios tipográficos: ausencia de puntuación, disposiciones especiales de párrafos o líneas, uso de distintos tipos de letra, inserción de grabados… Se puede destacar a estos autores: - Luis Martín Santos (Tiempo de silencio - Juan Benet autor de Región y Volverás a Región. 5. Los años 70: la generación del 68 Tras unos cuantos años de frenesí renovador, la novela termina por volver a la escritura tradicional simplificando las estructuras narrativas. Se recupera el argumento, la trama y los personajes (historia cerrada y continua). Igualmente se vuelve al uso de la primera y tercera personas narrativas y se recuperan los diálogos. Los autores abandonan, en general, las intenciones ideológicas o políticas y reaparecen las preocupaciones existenciales y la presencia de la intimidad. Se acude además a los géneros narrativos tenidos por menores o de masas, como la novela negra, el folletín, el relato de aventuras o la novela de ciencia-ficción. Destacan en esta época los siguientes autores: - en el experimentalismo: Luis Goytisolo, Esther Tusquets… - en el neorrealismo: Juan José Millás, Javier Marías, Lourdes Ortiz, Álvaro Pombo, Miguel Delibes, Juan Marsé, Torrente Ballester… - en la novela histórica: Antonio Muñoz Molina, Eduardo Alonso, Manuel Vázquez Montalbán… - Eduardo Mendoza como precursor de nuevas tendencias… Los narradores que empiezan a publicar a partir de los años 80 continúan el camino abierto por los anteriores y cada uno de ellos sigue una trayectoria individual. Salvo en algún caso, se alejan todavía más de las tentativas experimentales, volviendo a la forma tradicional de narrar, es decir, al realismo. Surge una amalgama de tendencias y géneros en torno a diversos temas, desde el intimista, autobiográfico y erótico, al histórico, político, legendario y de aventuras.

11. LA NOVELA ESPAÑOLA DE 1975 A FINALES DEL SIGLO XX. TENDENCIAS, AUTORES Y OBRAS PRINCIPALES A mediados de los años 70 hay un cierto cansancio de originalidad y entra en crisis la fiebre experimental. Los experimentos anteriores (pérdida de relieve de la historia, protagonista como centro de la novela, estructura caótica, perspectivismo, ruptura de la linealidad temporal, reducción del espacio, monólogo interior directo o fluido de conciencia, renovación lingüística y estilística, y abundancia de recursos técnicos) quedan asimilados y se emplean moderadamente, cuando parecen eficaces, pero se pierde el afán de acumular novedades y de centrar el interés de la novela en su escritura. Las características de la novela de las últimas décadas del siglo XX son:  Recuperación de la trama argumental: de forma paralela a como en la poesía se abandona o modera el culturalismo, la narrativa se aleja también de la referencia cultural gratuita, del experimentalismo puro y del mero juego literario. Los relatos hacen ahora de la intriga su sostén argumental frente al hermetismo en que se habían sumido los novelistas experimentales.  Ambientación realista: aunque la estética dominante en la novela del momento es la de carácter realista, las novelas no vuelven ni al realismo de la narrativa del XIX, ni tampoco al realismo social de los años cincuenta. Ahora no se trata de que la novela refleje la realidad, ni mucho menos de que sea el soporte literario de un explícito compromiso social o político. Por el contrario, lo habitual es que las narraciones no pongan en cuestión la realidad social que presentan y ni siquiera que exista interés en desvelarla con intención crítica; más bien, la ambientación realista tiene el objeto de servir de marco verosímil de las preocupaciones individuales de los personajes.  Uso de recursos técnicos: estas novelas, aunque despegadas del experimentalismo anterior, son deudoras en recursos técnicos tanto de la renovación narrativa de los años sesenta como de las más variadas tradiciones novelísticas del siglo XX (novela negra, de aventuras...). Se trata de novelas muy bien construidas en las que la intriga se halla cuidadosamente dosificada. El acervo ya común de todo tipo de procedimientos técnicos hace que, aunque el relato tradicional en tercera persona sea el más frecuente, no falten ni la narración en primera persona, ni el monólogo interior, ni el empleo de la segunda persona narrativa como fórmula para expresar los procesos de conciencia de los personajes. Igualmente, se maneja con toda habilidad el tratamiento del tiempo, de modo que, si bien los relatos sencillos y lineales han ganado terreno frente a la descomposición temporal de las novelas de principios de los setenta, no es tampoco raro que se eche mano en ocasiones de cierto desorden cronológico.  Variedad de temas: los temas abarcan un espectro que va desde el realismo al compromiso ético, la reconstrucción histórica o la pura fantasía. Atienden tanto a las circunstancias sociales y los acontecimientos históricos o políticos como a la vida cotidiana y los conflictos individuales. La presencia del pueblo como referente afectivo y social, a veces idílico, está presente, por ejemplo, en la narrativa de Julio Llamazares (La lluvia amarilla, 1988). En las novelas de Luis Mateo Díez (Las estaciones provinciales, 1982; La fuente de la edad, 1986; Camino de perdición, 1995) aparece un mundo provinciano que condiciona a los personajes. La Guerra Civil y la posguerra siguen actuando como trasfondo aún para las generaciones que no la vivieron. Esta época sirve de marco para Luna de lobos (1985), de Julio Llamazares; El pianista (1985), de Manuel Vázquez Montalbán, y El lápiz del carpintero (1998), de Manuel Rivas.  Pluralidad de tendencias: debido a la variedad de tradiciones narrativas a las que se han acogido los novelistas, a los distintos recursos técnicos con que han contado y a la industria editorial actual. La industria no sólo debe satisfacer el consumo, sino también crearlo, cuenta con un eficaz aparato publicitario para atraer la atención de esos potenciales lectores. Así se comprende la proliferación de premios literarios y galardones de todo tipo, publicación de listas de libros más vendidos, organización de numerosísimas ferias del libro, firmas de obras

literarias en grandes almacenes, y también la incorporación al mundo de la literatura (y, claro está, básicamente al de la novela) de conocidos periodistas, políticos o presentadores de televisión, cuyo nombre por sí mismo concita el interés del lector.  Literatura dentro de la literatura: la creación literaria se convierte en tema con un personaje escritor que muestra o habla de su novela. El texto se transforma, así, en metanovela. Algunos ejemplos son Novela de Andrés Choz (1976), de José María Merino; El hijo adoptivo (1984), de Álvaro Pombo; y Beatus ille (1986), de Antonio Muñoz Molina.  Neorromanticismo: intimismo, exotismo, abundancia de seres solitarios y desolados, reiteración de temas como la muerte o el amor, propensión a la indefinición y al misterio, así como incapacidad de los personajes de comprender un mundo que se presenta ante ellos como inabarcable u hostil y ante el que se muestran dubitativos e irresolutos. Pero no se trata ahora ni del desgarro cósmico o metafísico de los románticos más trascendentes ni del romanticismo huero y grandilocuente de los más superficiales, sino de un delicuescente romanticismo que impregna comportamientos y actitudes.  Novela no totalizante: los novelistas renuncian a cualquier interpretación totalizante del mundo y los problemas que plantean no trascienden la individualidad de sus protagonistas. Por otro lado, hay que destacar la relación cada vez más estrecha entre literatura y periodismo. Abundan los escritores que colaboran en la prensa y, además, se cultivan géneros que mezclan la ficción y el periodismo documental. También es importante la difusión que han alcanzado algunas obras narrativas mediante su dramatización televisiva. Entre los numerosos narradores que escriben artículos periodísticos, se encuentran Julio Llamazares, Juan José Millás, Javier Marías, Antonio Muñoz Molina, Manuel Vicent, Francisco Umbral, Manuel Vázquez Montalbán, Soledad Puértolas, Quim Monzó, etc. Del mismo modo, cada vez son más frecuentes los escritores que, a partir del periodismo, crean ficciones muy documentadas, cercanas al reportaje periodístico, como Manuel Leguineche, Rosa Montero o Manuel Vicent. La industria editorial actual ha convertido la novela en un objeto de consumo, en producto de hipermercado. Una potente industria editorial necesita presentar a un número cada vez mayor de potenciales lectores una abundante oferta de textos narrativos. Dicha abundancia no tiene solo que ver con la cantidad, sino también con la variedad para atender así a los muy diferentes gustos de esos lectores, por lo que se cultivan diferentes subgéneros novelísticos. Entre los subgéneros novelísticos cultivados destacan:  novela policiaca: destaca Manuel Vázquez Montalbán, con su serie sobre el detective Carvalho, y Vicente Molina Foix (La mujer sin cabeza, 1997).  novela histórica: su renacer está relacionado con la recuperación de la narratividad, del gusto por contar. Destacan obras como La isla de los jacintos cortados (1980), de Torrente Ballester; La ciudad de los prodigios (1986), de Eduardo Mendoza; La vieja sirena (1990), de José Luis Sampedro, y Galíndez (1990), de Manuel Vázquez Montalbán. También pueden incluirse las narraciones de tono autobiográfico y las memorias, como La noche en casa (1977), de José M.a Guelbenzu, y El jinete polaco (1991), de Antonio Muñoz Molina.  novela experimental: suele perder el radicalismo de los años sesenta. Está representada por Escuela de mandarines, de Miguel Espinosa; Larva, de Julián Ríos; La orilla oscura, de José M.a Merino, y, en menor grado, por El desorden de tu nombre, de Juan José Millás, y Lejos de Veracruz, de Enrique Vila Matas.  novela lírica, de tono intimista, a veces novela autobiográfica o memorias (reales o ficticias), como las de Javier Marías (Todas las almas, Corazón tan blanco); Álvaro Pombo (El metro de platino iridiado), Soledad Puértolas, Juan José Millás, Julio Llamazares…  novela culturalista: analiza distintos aspectos de la cultura (Juan Manuel de Prada, Álvaro Pombo, Vila Matas…)  novela urbana: centrada en la juventud y sus problemas, cercana a la contracultura (Ray Loriga, Lucía Etxebarría, José Ángel Mañas)

12. LA NOVELA Y EL CUENTO HISPANOAMERICANOS EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX La novela americana se caracteriza hasta 1940-45 por una estética claramente arcaizante para el período. No hay en principio renovación formal: Sus técnicas son básicamente realistas, una herencia de la novela del siglo XIX, e incluso a veces con residuos del Romanticismo, muy floreciente allí. Sí hay en cambio una renovación temática, que adapta la novela a las realidades más acuciantes y más originales de la realidad americana del momento. Así aparecen tres subgéneros básicos: - La novela de la naturaleza, o más propiamente novela de la selva (La Vorágine de José Eustasio Rivera. Don Segundo Sombra de Ricardo Güiraldes; Rómulo Gallegos, Doña Bárbara - La novela política: la novela de la revolución mexicana (Los de abajo, de Mariano Azuela) y la "novela de dictador", que no se desarrolla hasta unos años más tarde. - La novela social: la novela indigenista: Huasipungo de Jorge Icaza o las novelas de Ciro Alegría (peruano), El mundo es ancho y ajeno. Desde 1940 comienzan los primeros intentos de renovación de la estética de la novela, a cargo de lo que podríamos llamar "primera generación". Hay una relativa renovación temática, basada en la aparición de paisajes urbanos y temas existenciales, aunque perviven los viejos temas, sobre todo el tema social. Pero lo más llamativo es cómo junto a la realidad irrumpe la imaginación, de modo que realidad y maravilla aparecerán íntimamente ligados en la novela: uso del mito, de la leyenda, de la magia, de la poesía. Esto es lo que se ha dado en llamar "realismo mágico"- término acuñado por Franz Roh en 1925 para referirse a un movimiento pictórico alemán- y alternativamente "lo real maravilloso", denominación usada por Alejo Carpentier. Parte de la renovación formal se debe a la lectura y a la incorporación de elementos tomados de alguno de los grandes renovadores europeos y norteamericanos de la novela (Faulkner sobre todo, pero también Kafka y Joyce) o tomados del lenguaje surrealista, muchos de cuyos hallazgos lingüísticos se emplean para expresar lo maravilloso. Introducen innovaciones técnicas como el subjetivismo, el monólogo interior, los saltos cronológicos, etc.; y utilizan un lenguaje brillante y barroco, cargado de sugerentes imágenes. Destacan primero en ese gran proceso de renovación: Miguel Ángel Asturias, con una novela que inaugura en verdad el género de la "novela de dictador", El señor Presidente; Alejo Carpentier, Los pasos perdidos, El siglo de las luces. Jorge Luis Borges, que nunca cultivó la novela, sino solo el relato breve; Juan Rulfo es autor solamente de dos libros: los relatos El llano en llamas y su novela Pedro Páramo, el modelo más acabado de realismo fantástico. Otros autores destacados son Augusto Roa Bastos (Hijo de hombre), Juan Carlos Onetti (El astillero) o José Lezama Lima. Desde 1962 (año de publicación de El siglo de las luces de A. Carpentier, La ciudad y los perros de Vargas Llosa y La muerte de Artemio Cruz de C. Fuentes) se asiste tanto en España como en el resto de Europa al desarrollo sorprendente de la novela hispanoamericana, hasta entonces marginada y desconocida, pese a su importancia y a su desarrollo. Se trataba en realidad -al menos en parte- de un conocimiento repentino de una novelística que se había desarrollado en su propio aislamiento americano durante años y que daba la sensación de un "boom", de un surgimiento repentino. Se trata también, en buena medida, de un fenómeno editorial en el que tienen responsabilidad editores y editoriales como Carlos Barral y Seix-Barral en Barcelona; El "boom" no tiene carácter generacional. Lo llenan escritores de diversas edades y países, y frecuentemente con escasa relación entre ellos. No obstante, en lo temático se continúa el desarrollo de temas señalado por la generación anterior, sobre todo el gusto por la novela de paisaje urbano y los temas existenciales (la soledad, la incomunicación, la muerte...), y por una nueva novela rural

y sobre todo se consolida la integración de lo fantástico y lo real. Formalmente, se insiste en la renovación de técnicas novelescas a través de la incorporación de técnicas de la novela experimental. Muy en general (y no es aplicable a todos los autores) lo más destacable es: estructuras narrativas complejas; ruptura de la linealidad temporal, experimentación lingüística; la propia creación literaria como tema; importancia de lo histórico-social; rechazo de la moral burguesa; tendencia a unir diferentes géneros literarios bajo la forma de la novela y gran variedad de fórmulas narrativas (el uso de técnicas de contrapunto; la combinación o superposición de personas narrativas y puntos de vista; el empleo del monólogo interior, el uso de la segunda persona narrativa...). Todo este proceso de renovación formal se pone al servicio de una literatura revolucionaria, muy comprometida con la realidad de una tierra sometida a violentos y traumáticos procesos históricos. Destaquemos algunos autores. - Ernesto Sábato (argentino): El túnel; Sobre héroes y tumbas; Abaddón el exterminador). - Julio Cortázar (argentino): en sus cuentos, el elemento fantástico surge con absoluta naturalidad y se mezcla impasiblemente con la vida cotidiana. Su obra propiamente novelesca incluye varias obras muy experimentales, pero su máxima novela es Rayuela. - Carlos Fuentes (mexicano) La región más transparente, La muerte de Artemio Cruz. - Gabriel García Márquez es el más influyente de los autores del "boom". Sus primeras novelas cortas (La hojarasca; El coronel no tiene quien le escriba; La mala hora; Los funerales de la Mama Grande...) tanteaban ya en la búsqueda de la unión de lo real y lo fantástico (el mundo imaginario de Macondo). Cien años de soledad fue la novela que marcó el surgimiento del "boom" y supuso todo un fenómeno en las literaturas hispánicas (y tal vez en la literatura mundial) Otras obras destacables son la "novela de dictador" en El otoño del patriarca, Crónica de una muerte anunciada, una magistral novela corta, El amor en los tiempos del cólera. - Mario Vargas Llosa (peruano y con doble nacionalidad española desde 1995). Su primera novela La ciudad y los perros, relato breve complejo, le llevó a la fama. Merecen destacarse La Casa verde, Conversación en "La Catedral", larguísimo diálogo muy complejo técnicamente, Pantaleón y las visitadoras, hilarante crónica de la adscripción al ejército peruano de un grupo de prostitutas; La Guerra del fin del mundo, una recreación alucinada de las guerras internas latinoamericanas. El boom dejó en años posteriores un terreno favorable en editoriales y público para la multiplicación, muchas veces indiscriminada, de autores y títulos. Las editoriales aprovecharon el filón y acudían al constante lanzamiento de novelas. Fue la resaca del boom. Por lo demás, dos corrientes simplifican el complejo panorama de la novela de los años setenta y ochenta: la novela y los mass media En esta corriente se inscriben la narrativa del argentino Manuel Puig (Boquitas pintadas, El beso de la mujer araña), algunas novelas de Vargas Llosa,o las del peruano Alfredo Bryce Echenique (Un mundo para Julius, La vida exagerada de Martín Romaña) y la narrativa hermética o metanovela Severo Sarduy (De donde son los cantantes, Cobra, de arriesgado experimentalismo lingüístico) o del mexicano Salvador Elizondo (El grafógrafo, Farabeuf, El hipogeo secreto, son metanovelas experimentales). Junto con la novela, el cuento ha sido un género narrativo ampliamente cultivado en Hispanoamérica desde los años cuarenta hasta la actualidad. Recopilado en colecciones, ha dado títulos de gran calidad y originalidad. En algunos casos, el cuento ha adelantado innovaciones estructurales y lingüísticas que desarrollaron más tarde los escritores del boom de los años sesenta. Los narradores de los años cuarenta y cincuenta han sido grandes cultivadores del cuento literario. Destaca la aportación extraordinaria de Jorge Luis Borges. En una primera etapa, influido por las vanguardias europeas, escribe poesía a la que regresará a partir de 1960. A partir de 1930, escribirá narraciones breves a las que denomina genéricamente ficciones. Destacan sus libros de

cuentos como El Aleph, Historia Universal de la Infamia, Ficciones, o más tarde, El informe de Brodie y El libro de arena. Todas sus narraciones repiten una serie de temas obsesivos: el mundo caótico y sin sentido, el destino y la fatalidad, el mundo como laberinto, el paso inexorable del tiempo, el tiempo cíclico, la imposibilidad de conocer el mundo, el carácter artificial e ilusorio de la realidad... Se caracterizan, asimismo, por una gran originalidad estructural. Asimismo, son importantes las narraciones de Juan Rulfo, autor de quince cuentos que componen el volumen El llano en llamas (1953), en los que trata la dureza de la vida rural mexicana en su primitivismo y su pobreza física y moral. También sobresalen los tres relatos de Alejo Carpentier recogidos en Guerra del tiempo, donde trata el problema de la imposibilidad de definir y dividir el tiempo. Por su parte, Juan Carlos Onetti continúa en sus relatos los temas básicos de sus novelas (personajes angustiados y desesperanzados que deambulan en un mundo sórdido): Tiempo de abrazar, Tan triste como ella y otros cuentos. Los relatos cortos de los narradores del boom ha pasado en algunos casos inadvertidos debido a la importancia de sus novelas. Además de García Márquez (La increíble y triste historia de la cándida Eréndio. Julio Cortázar. Destacan los relatos recogidos en Bestiario, El perseguidor, Todos los fuegos, el fuego, Las armas secretas, Historias de cronopios y famas, Mario Benedetti (urugayo) refleja en Montevideanos, La muerte y otras sorpresas y Con y sin nostalgia la vida diaria y las circunstancias políticas de su país desde una postura comprometida con un lenguaje sencillo y coloquial. Mención aparte merece el cuentista Augusto Monterroso. Sus cuentos, muchos de ellos auténticos microrrelatos, tienden a la máxima condensación: Obras completas (y otros cuentos), La oveja negra y

demás fábulas...

Desde los años sesenta a la actualidad el cuento ha sido parte importante en la obra narrativa de autores como Mayra Montero (cubana), Isabel Allende, A. Bryce Echenique o Antonio Skármeta.

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