1. La experiencia de Moisés y del pueblo Israel

Fecha : Febrero 23, 2003 Título : Afligiéndote, para a la postre hacerte bien Sermón : Reverendo Yonggi Cho Versículo de la Bíblia: Deuteronomio 8:14-

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LA ESPERANZA DE ISRAEL
LA ESPERANZA DE ISRAEL Para un pueblo como el de Israel, que ha conocido un destino tan largo, tan cargado de vicisitudes históricas, Ia esperanza ha

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Fecha : Febrero 23, 2003 Título : Afligiéndote, para a la postre hacerte bien Sermón : Reverendo Yonggi Cho Versículo de la Bíblia: Deuteronomio 8:14-17 “Y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre; que te hizo caminar por un desierto grande y espantoso, lleno de serpientes ardientes, y de escorpiones, y de sed, donde no había agua, y él te sacó agua de la roca del pedernal; que te sustentó con maná en el desierto, comida que tus padres no habían conocido, agiligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien; y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza” Hoy quiero compartir con el título “Afligiéndote para a la postre hacerte bien”. Algunos cristianos fieles cuando enfrentan grandes tribulaciones y pruebas me hacen la siguiente pregunta “Reverendo, yo guardo los domingos, diezmo, y me esfuerzo mucho en servir al Señor, pero ¿por qué tengo que atravesar estas situaciones difíciles? ¿Qué he hecho mal? A tales preguntas no me es fácil contestarle; pero la Palabra que hoy hemos leído en Deuteronomio nos da una clara respuesta a nuestras dudas. Es decir, Dios nos rebaja hasta el fondo, para volvernos a levantar y el procedimiento está en las pruebas y tribulaciones. 1. La experiencia de Moisés y del pueblo Israel. Si pensamos un momento la experiencia de Moisés y del pueblo Israel entenderemos claramente lo que nos quiere decir estas Palabras. Moisés vivió durante 40 años como pastor de ovejas en el desierto de Madián en donde fue quebrantado. Al principio vivió en Egipto en el palacio del Faraón, pues fue hijo adoptivo de la hija del rey Faraón. Estaba rodeado de lujo. Recibió la mejor educación en las mejores instituciones y gozó de gloria, buena alimentación y vestido. Gozó de gloria que un israelita no pudo gozar. Pero un día se acordó de su pueblo, salió y vio a sus hermanos en sus duras tareas y observó a un egipcio que golpeaba a uno de los hebreos y lo mató y lo escondió en la arena. Pensaba que los hebreos lo considerarían como un salvador o como un líder. Al día siguiente salió y vio a dos hebreos que reñían. Trató de persuadirlos diciéndole ¿por qué pelean entre hermanos? Entonces uno de ellos le contestó diciendo “Ayer mataste a un egipcio ¿hoy ¿quieres

matarme? ¿Quién te ha puesto a tí como juez? Fue y dio aviso al gobernador. Fue traicionado por sus hermanos. Asustado Moisés huyó a la tierra de Madián y Faraón procuró matar a Moisés como sea de lugar. Peregrinando en el desierto de Madián fua a la casa del sacerdote Reuel y se casó con la hija de él y vivió en esa casa 40 años pastoreando las ovejas. Pensemos un momento del cambio que sufrió Moisés. En Egipto había vivído en un palacio, rodeado de mujeres hermosas y ataviadas; no se preocupaba de qué comer o qué vestirse, tenía conocimiento de la ciencia y era un buen orador, pero ahora estaba en el desierto, yerno de un sacerdote y marido de una mujer ordinaria y lo peor era que se estaba envejeciendo. Dondequiera que iba con las ovejas sentía que la tierra le tragaría. Realmente su vida estaba rodeada de abandono, desaire y desesperanza. Así pasaron 40 años y se había convertido en un anciano de 80 años con canas. Dios lo había humillado, lo había quebrantado hasta el sumo. No obstante, un día Dios le llamó; Jehová se presentó en una llama de fuego en medio de una zarza cuando él llegó al monte de Horeb. Vio que la zarza ardía en fuego, pero la zarza no se consumía, se acercó para verlo de cerca, mas Dios le habló “Moisés, Moisés, no te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es” “He visto la aflicción de mi pueblo y he oído su clamor a causa de sus exactores y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra. Te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo” Durante los 40 años de vida en el desierto fueron de continuo quebrantamiento y a los 80 años tuvo este encuentro maravilloso con Dios y él los llamó como líder de su pueblo Israel. Asido solamente de su vara fue a Egipto y enfrentando a Faraón con valor, sacó a su pueblo que había vivido en servidumbre 430 años. Es decir en términos modernos que Moisés se había convertido en un líder religioso global. Fue humillado hasta el sumo, pero esto fue un procedimiento para exaltarlo en lo alto. Dios no quebranta a una persona sin razón. Dios sin razón no hubiera quebrantado a Moisés en el desierto durante 40 años. Para usarlo como un líder extraordinario fue necesario quebrantarlo. Asimismo los israelitas. Cuando Dios llamó a los israelitas, les prometió algo inimaginable. “Y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel, a los lugares del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo”. Les prometió una tierra que fluye leche y miel, imagínese, Dios les dio visión. No hay lema tan

extraordinara como esta. Dios les prometió guiarlo a una tierra que fluye leche y miel, al escuchar la promesa de Dios, todos los israelitas quedaron en extasis, no pudieron contener sus emociones. Pero antes de entrar a Canaán ellos tuvieron que atravesar el desierto, como si esto fuera poco a duras pena se salvaron de los ataques de los egipcios en el Mar Rojo, luego de cruzar el Mar Rojo con milagro entraron al desierto, pero sufrieron durante 40 años en el desierto. Los sufrimientos en el desierto no fue nada fácil. El desierto que cruzaron los israelitas fue un lugar sin una gota de agua, sin hierbas, tierra áspera. Viento de arena y el sol lo calentaba de día y frío congelante en las noches. Allí vivieron en tiendas, el nivel de sus vidas estaban por los suelos. Como si fuera poco allí peregrinaron durante 40 años. ¿Por qué Dios los rebajó tanto? ¿Por qué sufrieron tanto? Esto fue para que ellos estuvieran preparados antes de entrar a la tierra que fluye leche y miel. Dios los rebajó tanto con la finalidad de volver a alzarlos. A la postre ellos entraron a Canaán. En Deuteronomio 8:15-16 dice “que te hizo caminar por un desierto grande y espantoso, lleno de serpientes ardientes, y de escorpiones, y de sed, donde no había agua, y él te sacó agua de la roca del pedernal; que te sustentó con maná en el desierto, comida que tus padres no habían conocido, afligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien”. Con el objetivo de derrabar bendición Dios lo rebajó y lo probó. Un ejemplo muy claro lo tenemos en la vida de Jesús. ¡Cuánto se ha rebajado el Señor Jesús! Siguiendo la voluntad de Dios, siendo él mismo el creador del cielo y la tierra y del universo, y de todas las cosas que existen en medio de ella, el gobernador; el Hijo de Dios, el verdadero Dios, dejó el trono de gloria y dejando los servicios de los ángeles, nació de una mujer humilde de Nazaret. Como cualquiera de nosotros, estuvo en el vientre de la madre 10 meses, nació como un bebé que necesitaba el cuidado de la madre y la leche, era un hombre sencillo. Durante el tiempo que estuvo en el mundo vivió trabajando arduamente. Pues José era un carpintero y vivió ayudándole. Cuando cumplió los 30 años, llegó el tiempo y fue llamado y fue bautizado en el Jordán y fue llenos del Espíritu Santo. Luego ayunó 40 días y 40 noches para prepararse por su vida pública que fueron de continuo dolor y sufrimientos. Durmió en el campo y en las montañas, no tuvo casa donde recostar su cabeza y por último confabulado por los judíos y romanos fue crucificado trágicamente y murió. Vean cómo Jesús fue rebajado. Rebajarse como hombre fue algo grande, pero ésto no fue del todo, pues fue castigado a morir en la cruz donde se cuelgan a los ladrones y criminales, le

desvistieron y le clavaron grandes clavos a sus manos y pies. El Señor fue humillado hasta el sumo, pero su humillación tiene razón. 2. La humillación y la exaltación de Jesús En Filipenses 2:5-8 dice “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”. Como la Palabra lo expresa, así se humilló nuestro Señor Jesús. Pero su humillación no fue en vano, pues por medio de su humillación el propósito de Dios que es salvar la humanidad se cumplió, para luego exaltarlo en lo alto y dar un nombre sobre todo nombre. No se rebajó sin motivo, mas cuando fue rebajado se convirtió en una ofrenda de remisión y luego que fue exaltado se convirtió en Rey de Reyes y Señor de Señores. En Filipenses 2:9-11 dice “Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre”. También en Efesios 1:20-22 dice “La cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero; y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia”. El Señor Jesucristo es granioso. Debemos entender que el Señor antes de ser exaltado en lo alto fue humillado también en lo sumo. Veamos otro ejemplo, a Pablo a quien nosotros respetamos y amamos mucho. El apóstol Pablo fue el discípulo que se rebajó más que los otros discípulos. Él pertenecía a la tribu de Benjamín, era un fariseo autoridad de las leyes. De la escuela de Gamaliel recibió educación de Rabí, era poseedor de la ciudadanía romana, era un hombre sin mancha según la ley. Era un hombre ilústre y aristócrata. Pero él en el camino a Damasco tuvo encuentro con el Señor Jesús y ésto causó en su vida cambio que lo conviritó en un discípulo de Cristo Jesús. Desde entonces Dios empezó a obrar en la vida de Pablo, primero empezó a rebajarlo. Él realmente padeció mucho y fue humillado.

En II Corintios 11:23-30 dice “¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.) Yo más; en trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces. De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como naúfrago en alta mar; en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias. ¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar, y yo no me indigno? Si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que es de mi debilidad”. Como lo expresa aquí, Pablo sufrió y fue rebajado hasta el sumo. Él confesó que fue avergonzado ante multitud de gentes y de ángeles. ¿Por qué fue Pablo rebajado? El agua fluye de arriba hacia abajo. Pues la gracia de Dios llenaba más y más a Pablo, mientras él estaba humilde. En I Corintios 15:10 dice “Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo”. Y consecuentemente Dios exaltó a Pablo. Hoy en el Nuevo Testamento de las 27 epístolas contamos 14 epístolas escrita por Pablo. Dios usando al apóstol Pablo reveló el núcleo de la verdad y el Romanos es considerado como Bíblia de la Bíblia. Si hoy nosotros no contásemos con el Romanos, tal vez no tendríamos la misión de la salvación de Cristo en término teológico. Aunque perdiéramos toda la Bíblia, pero tenemos a Romanos, conoceríamos el núcleo de la verdad y nos salvaríamos. Esta magnífica revelación lo manifestó Dios por medio de Pablo. Si Dios rebajó a Pablo hasta en lo sumo, era para exaltarlos con esta revelación. Confesó en II Timoteo 4:7-8 “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí sino también a todos los que aman su venida”. Con esto podemos ver la esperanza y la fe de Pablo. En II Corintios 4:17 dice “Porque esta leve tribulación momentáne produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloría”. También confesó en II Corintios 12:10 “Por lo cual, por

amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustías: porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”. Si el Señor nos hace débil es para hacernos fuerte, mas no para hacernos débil. Si nos rebaja y nos humilla es para luego exaltarnos y no para destruirnos completamente. ¿Por qué después de rebajarnos nos alza y nos exalta? ¿Por qué no nos exalta sin tener que pasar por este procedimiento doloroso? Es para quebrantar nuestro ego. Para que estemos centrados en el Señor y no en nosotros mismos. Pues, tenemos el mismo carácter del hombre caído, por tanto, tratamos siempre de vivir centrado en uno mismo. Estamos llenos de insistencia egoista. Si desea construir un edificio nuevo sobre el viejo, primero tendrá que derribar el viejo. Para convertirnos en un vaso excelente y útil para el Señor, será necesario quebrantar el carácter del hombre viejo. 3. ¿Por qué Dios primeramente nos rebaja para luego volver a exaltarnos? En Deuteronomio 8:17 dice “Y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza”. Pues, en el corazón del hombre está el pensamiento egoista de que lo que ha logrado ha sido por su propio esfuerzo. Por tanto dice en Santiago 1:3-4 “Sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna”. El Señor nos rebaja, nos quebranta para que nuestra fe sea firme y transformada. Pues, el hombre cuando sea quebrantado y humillado se presenta ante la presencia del Señor con el coranzón rendido. Mas cuando el corazón está lleno del egoísmo de la riqueza, fama y honor, el Señor no halla lugar en ella. Como dice la Palabra “Bienaventuados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”. Un corazón vacío y pobre hay lugar para Dios, pero si el corazón está llenos de las cosas del mundo, Dios no halla lugar. Si alguien le pide que le de un vaso de agua y le trae el vaso ya lleno de agua, usted no podrá llenarla; mas primero tendrá que vaciar el vaso para llenarla. También Dios deseando vaciar nuestro vaso nos rebaja y nos humilla, para luego llenarnos con su presencia. Escuchen el testimonio del diácono Won Yoo Hee y de la diaconisa mayor Kim Keung Ja de la iglesia filial Kimpo. Hace 14 años la diaconisa mayor se convirtió en cristiana gracias a la evangelización de un vecino. Pero el marido fue muy testarudo para aceptar a Jesús. Ella oraba continuamente por la salvación del marido y de los hijos.

Un día ella vomitó sangre y como no sintió dolor alguno, y su fe era todavía débil, a escondida tomaba medicamento contra tuberculosis. Pero en lugar de mejorar la enfermedad se empeoraba día tras días. A los 6 meses el rostro de ella tenía un color negro y tocía y vomitaba sangre continuamente. Y esto fue sorprendido por el marido. El marido la llevó al hospital y le diagnosticaron de cáncer a los pulmones. La célula cancerosa se había llenado todo el pulmón derecho y no había manera de realizar operación o hacer algo. Y el doctor le sentenció que viviría tal vez dos meses. Ésto causo gran impacto al marido y aunque era un hombre testarudo y de una voluntad firme se arrodilló ante Dios. Empezó a orar a Dios pidiendo por la salvación de su mujer. Pidió perdón por su falta de fe y se arrepintió también de sus pecados. Pasó un mes, y la diaconisa mayor se mejoraba y se le notaba en su semblante. Así visitaron otra vez al hospital para que le realizara un segundo examen, pero los doctores lo negaban. No retrocedieron e insistieron tanto que accedieron. Y el resultado fue que la célula cancerosa que estaba dispersado en todo el pulmón derecho estaba reunido en un solo lugar. Así la operaron y pudieron sacar la célula cancerosa. El marido lo vio con sus propios ojos lo que habían sacado. Y hoy después de 14 años ella sigue saludable sirviendo al Señor junto con su marido. Dios usó a la diaconisa mayor para salvar al marido, para quebrantar el egoísmo del marido; y él por medio de su mujer aceptó a Jesús como su salvador personal. Esta tribulación trajo quebrantamiento y acercamiento a Jesús y su clamor fue escuchado por el Señor Jesús. Hermanos, el único camino para tratar la soberbía es el quebrantamiento. Así dice en Deuteronomio 8:18 “Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día”. Es la voluntad de Dios que nosotros gocemos de riqueza espiritual, material y física; por tanto si nos deja en el mismo estado, sabe Dios que nos enorgulleceremos de nosotros mismos diciéndonos que nuestro poder, conocimiento y sabiduría nos han traídos todos estos. De modo que Dios nos rebaja para quebrantar nuestra soberbía y arrogancia, para luego exaltarnos. Asimismos para evitar que nosotros volvamos al mundo después de haber recibido las bendiciones de Dios, él nos humilla y nos rebaja. Porque el que recibe bendición muy fácil, no valora y se pervierte. Pues, decimos que hay gente que trabaja y hay gente que gasta lo que el otro gana. Un ejemplo muy claro lo tenemos en el hijo de Rockefeller. Rockefeller era un magnate multimillonario. Sin embargo, él

siempre comía en el comedor de la empresa, un sandwich de 2 dólares. Pero su hijo comía en el mejor restaurante comida que costaba cientos de dólares. Un día la camarera le preguntó a Rockefeller “Por qué siendo usted el dueño de todo ésto come el almuerzo que cuesta dos dólares y su hijo come en el mejor restaurante y gasta dinero sin importancia” Rockefeller después de tragar el sandwich con una sonrisa en los labios le contestó “Es cierto, pero yo no tengo un padre multimillonario”. En verdad él no tenía un padre multimillonario, pues, por su propio esfuerzo había ganado lo que ahora él poseía. Sabiendo cuán doloroso es ganar dinero, él no gastaba; pero el hijo lo recibía todo del padre y no sabiendo valolar, lo gastaba como agua. Es una sola, si nosotros recibimos bendiciones de Dios muy fácilmente, nos pervertiremos. De manera que Dios nos hace pasar por muchas pruebas difíciles, y por medio de ella nos rebaja. Asi dice en Deuteronomio 8:11-14 “Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy; no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites, y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente; y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre”. Muy fácilmente el hombre se olvida de Dios cuando obtiene riqueza, honor y fama y luego se pervierte. Por tanto, Dios desde el comienzo lo rebaja. ¿Cuál es el principio de la fe? El principio de la fe es el temor a Jehová. Muchos después de convertirse en cristianos quieren usar a Dios para su provecho. Quieren que Dios le derrame bendiciones, pero luego se pervierten. De manera que debemos aprender a temer a Dios. Así también es la educación con los hijos. Si los malcrían, los destruirán. Ellos deben aprender a respetar a los padres. Pero hoy en día los padres por estar muy atareados quieren recompensarlos con dinero. No tienen tiempo para diálogo, y no tienen tiempo para educar a sus hijos. Y ellos crecen sin temor a los padres. Cuando los hijos aprenden a tener temor al padre también aprenderán a amarlo. Así también es nuestra fe en Dios. Primeramente debemos aprender a temer a Dios y luego aprenderemos a amarle. Si aprendemos a temer, seríamos más cuidadosos en pecar. Hoy el mayor problema de las iglesias de Corea es que perdieron el temor a Dios. Por tanto, muy fácilmente caen a las tentaciones y se rinden muy fácilmente al pecado. Porque tienen en poco a Dios. Para que nosotros después que hemos recibidos las bendiciones de Dios no volvamos al

mundo, debemos aprender a humillarnos. Porque cuando nos rebajemos, aprenderemos también la obediencia. También dijo el Señor Jesús no se haga mi voluntad, sino la tuya. En Hebreos 5:8-9 dice “Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen”. Aunque era Hijo, aprendió la obediencia por medio del sufrimiento dice la Palabra. ¿Por qué consideramos a Abraham como un hombre grande? Pues, su vida fue de continuo dolor y él aprendió la obediencia por medio de los sufrimientos. Si nosotros no padecemos, seríamos arrogantes y soberbíos. Sin embargo, los sufrimientos y las pruebas nos sirven para hacer humilde a nuestro corazón y para que aprendamos la obediencia. Asimismo cuando seamos rebajados, nuestra fe se hará más firme. Una persona que no haya pasado por pruebas no tiene paciencia. Hoy muchos jóvenes no tienen paciencia, porque ellos crecen sin dificultad y cuando enfrentan una situación difícil, fácilmente se rinden. Pero una persona que ha pasado por muchas situaciones difíciles y pruebas, sea cual sea la situación permanece fiel y firme. Con perseverancia atraviesan la situación difícil. La paciencia no se aprende de noche a la mañana, no se aprende en una escuela; mas se aprende por medio de tribulaciones y pruebas difíciles. Un deportista se entrena arduamente para aprender a tener paciencia. En Hebreos 10:38 dice “Mas el justo vivirá por fe; y si retrocediere, no agradará a mi alma” Un hombre que no ha tenído situaciones difíciles en su vida muy fácilmente se rinde y retrocede. Pero el hombre con paciencia no se rinde ni retorcede. ¿Por qué se entrenan arduamente los soldados? Pues para no retroceder ante el enemigo. En Hebreos 11:6 dice “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”. ¿Cómo crece nuestra fe? I Pedro 1:7 dice “Para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo”. Debe ser probado con fuego para que la fe sea firme. Para eso Dios nos rebaja y nos quebranta, luego derrama las bendiciones que él tiene preparada. Cuando las valles son profundas, los montes son altos. Cuadno el valle de tribulaciones y pruebas difíciles son profundas el galardón es grande. Solo aquel que ha experimentado una vida dura, sabrá valorar la vida preciosa.

Así Dios antes de entrar a tierra que fluye leche y miel nos hace pasar por el desierto. Dios primeramente nos humilla y nos quebranta antes de derramar sus bendiciones. Nos rebaja para quebrantar nuestro egoísmo, del hombre centrado en sí mismo, de nuestra soberbía, para luego derramar las bendiciones. Cuando estemos humilde, él derramará las bendiciones, para que así no volvamos al mundo. También las pruebas nos sirven para dejar la desobediencia y aprender la obediencia, transformar nuestra fe débil a una fe firme y fuerte; nos entrena y nos prueba para a la postre hacernos bien. Oración Dios llenos de amor y santo, en nuestra vida experimentamos muchas pruebas de humillación y quebrantamienos. Oh Dios, sabemos que tú nos rebaja con la finalidad de volver a exaltarnos; para que atravesando las tribulaciones a la postre hacernos bien. Oh Dios ayúdenos a no decaernos cuando seamos quebrantados, mas con un corazón contrito y humilde dejemos que tú nos moldeé. Oramos en el nombre de Jesús. Amén.

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