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Un caso de fobia a los perros. Fantasma y síntoma Edgardo Feinsilber 23/10/ 2015
I - Consideraciones sobre el fantasma y el síntoma Una de las primeras enseñanzas de Lacan respecto a la efectividad de nuestra praxis psicoanalítica que enlaza la teoría con la práctica, es que cuando algo se presenta como un pensamiento que ha sido ligado al habla (parole), el analista puede incidir desde ello con diferentes efectos. En tanto el psicoanálisis es una práctica del decir, la lectura de lo dicho condiciona su significancia. Lacan en la Apertura de la Sección Clínica en Vincennes (1) sostenía: “La clínica psicoanalítica…tiene una base: es lo que se dice en un psicoanálisis...que la clínica psicoanalítica sea una manera de interrogar al psicoanalista, de apremiarlo para que declare sus razones…La clínica `sicoanalítica es lo real en cuanto lo imposible de (a) soportar…Consiste en volver a cuestionar todo lo que Freud dijo” Y Harari entiende que para sostenerla el analista no puede munirse del afectivismo, ni de lo presuntamente a-verbal, ni de la conducta manifiesta, ni tomar lo dicho “al pié de la letra”, vale decir no centrarse en el diálogo ni en el discurso. (2) Tanto Freud como Lacan consideraban viable el análisis con los niños. Freud planteaba que a veces la neurosis no espera hasta la adultez, que hay niños en los cuales la neurosis se ha asentado, por lo que era necesario un análisis, cuyos resultados eran perdurables y positivos (3). Lacan en sus Escritos (4) decía que "el sujeto es esos objetos... según el lugar donde funcionen en su fantasma fundamental, y ese modo de identificación...", concluyendo que "porque todo el mundo sabe, y antes que nadie los psicoanalistas de niños, que se necesitan bastantes pequeños objetos para mantener una relación con el niño"(5). En cuanto a cómo presentar la cuestión del fantasma, diremos que Freud define al fantasma inconsciente como un 'pensar visual en imágenes' (6). Lacan por su lado avanza al presentar sus dos pisos: el escópico y el invocante. Lo escópico existente desde la mirada en tanto se concretiza en una escena, la que
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da existencia a la otra escena de lo inconsciente, conformando así su cara significante. Lo invocante es lo que pone en juego ese objeto al que llamó voz, dando lugar a la presentación de lo no significante que el fantasma reconoce como causa en su trabajo de re-velación. En cuanto a la viñeta clínica que presentaré para suplementar con el descompletamiento que supone a nuestras lucubraciones teóricas (7), recordaré que el maestro francés en su Seminario nos recomendaba prestar atención a que en Freud encontramos dos órdenes de angustia: una en torno al padre, y otra ante el padre, diferencia que en nuestra clínica nos abre a las diversas escenas de la fantasmatización (8). Ante el padre encuentra su lógica en la concreción directa de la amenaza de castración; en torno al padre nos remite a lo fobígeno que se constituye con los desplazamientos des-figurativos. Así habiendo encontrado fundamento en nuestros maestros para aceptar el psicoanálisis con niños, pero debiendo por nuestra parte acordar sobre su especificidad, vamos a presentar otros recortes de sus textos para mostrar nuestro actual punto de ubicación. Lacan en su Seminario 18 decía (9): "Ese algo que resiste, que no es plegable a todos los sentidos, que es consecuencia de nuestro discurso, se llama el fantasma…que se define por la parte misma de imposibilidad que hay en la interrogación analítica" y “la dimensión del síntoma es eso que habla. Eso habla incluso a los que no saben escuchar. Eso no dice todo, ni siquiera a los que saben hacerlo. La promoción del síntoma es el giro decisivo”. Por lo tanto no es el fantasma una instancia representacional que encontramos en un inconsciente esencializado, sino algo construído en el trabajo analítico -y allí encontramos la validez de la idea de la construcción del fantasma- (10). Es la consecuencia del discurso del analista, de su lectura y audición de lo inconsciente, y no algo a encontrar en una supuesta profundidad - razón esbozada por algunos para de manera no pertinente atribuir o no algunos fundamentos del psicoanálisis, como el que estamos tratando de precisar, a las llamadas 'estructuras' clínicas-. Y más adelante en ese mismo Seminario precisa: "...lo que llamamos el fantasma, esa relación entre el objeto a que es lo que se concentra del efecto del discurso para causar el deseo, y ese algo que alrededor y como una hendidura, se
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concentra y que se llama el sujeto"(11). En cuanto a su relación con lo Real, escribe: "En ese fantasma donde se constituye para cada cual su ventana a lo Real, lo que se percibe es que la captación del deseo no es sino la de un des-ser." (12) Esa ventana es defensa y posibilidad de la existencia del sujeto. Así: "...el lenguaje le permite (al analista) considerarse como el tramoyista, o incluso como el director de escena de toda la captura imaginaria de la cual en caso contrario él no sería sino un títere vivo. El fantasma es la ilustración misma de esa posibilidad original" (13). Así lo escribe Harari:”…el kleinismo piensa que, si en el análisis se trata de reintroyectar lo proyectado –que es lo que habría empobrecido a un sujeto-, dicha recuperación debe estar mediada por el analista…analista que se convierte en un hacer-se chupar, defecar, mirar u oír… (entonces) se da lugar a toda la mitologización, a todas las fantasmagorías que M. Klein muchas veces induce para luego creer que las detecta. En tal caso ingresamos, claramente, en el terreno de la sugestión. Así Lacan en La dirección de la cura… escribe: Aquí el camino mismo donde procede lo traiciona, cuando necesita por ese camino introducirse en el fantasma y ofrecerse como hostia imaginaria a las ficciones donde prolifera un deseo embrutecido.” Luego: "Es la posición del neurótico con respecto al deseo, digamos el fantasma para abreviar, la que viene a marcar con su presencia la respuesta del sujeto a la demanda" (14). Esta noción de respuesta le resta toda pretensión de innatismo; por lo contrario responde a la dialéctica interlocutiva del parlêtre en su posición neurotizante respecto al deseo, el que siendo en principio de su Otro primordial, lo aliena limitándole cualquier intención absoluta de independencia. Continuando con algunas consideraciones sobre el fantasma, desde ya no pretendiendo abarcar todas sus aristas, tomaremos otra punta a la que destacamos como desconsiderada: "El fantasma, en su estructura definida por nosotros, contiene el (- ), la función imaginaria de la castración, bajo una forma oculta y reversible de uno de sus términos al otro. Es decir que a la manera de un número complejo, imaginariza alternativamente uno de esos términos en relación al otro. ... A condición de que oscile en alternar de S/ a a en el fantasma, la
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castración hace del fantasma esa cadena flexible e inextensible a la vez por la cual la detención de la carga objetal, que no puede rebasar ciertos límites naturales, toma la función trascendental de asegurar el goce del Otro que articula esa cadena en la Ley" (15).
Tenemos así que considerar al fantasma como
aportando la necesaria consistencia a la función de la castración, presente en todos los significantes con los que se conforma -(S/ a) es la escritura-, en tanto cadena o frase axiomática que asegura otro goce que el fálico, agregado a éste, para asegurarlo en la Ley del deseo de la que surge tan sujetado. Algunas de las paradojas que se enuncian nos parecen proponer: su forma de cadena (en tanto frase) flexible e inextensible a la vez, que lo presentan como cerrado pero 'visitable', recorrible pero sin pretensión de conquista. Si tomamos como referencia algunos de los textos de Harari sobre el tema (16) (17), en su atenta lectura de los maestros, diremos del axioma del fantasma en tanto implicando una significación de verdad, en su construcción novelada en un a posteriori, la que hace del mismo la frase no deducible, que en tanto reserva natural propone la recuperación de un goce perdido. Entonces sintetizamos su lectura: lo Imaginario del fantasma trata de su puesta en escena, dando cuenta de una violenta separación del objeto por causa de la demanda del Otro, en la que su función de ventana propone una acción mágica de defensa contra la angustia. En lo Simbólico por su gramática se articulan el deseo, la novela y el goce fálico, los que precipitan en una frase final: 'Un niño es siendo pegado'. Lo Real del fantasma se refiere a la manera de ser objeto-cuerpo para el Otro, lo que conlleva lo siniestro por su intento como solución a la lectura de una demanda: hacerse cagar, coger, tragar, mirar u oír. Recordemos también que para Freud no hay un solo fantasma sino una bifantasmatización ineludible (18), ya que es un ready-made, prette-a-porter, territorio no-man's-land, que vale en tanto reserva natural, el que no encontramos en una forma específica en cada una de las llamadas estructuras de la neurosis, la perversión o la psicosis, sino que propicia efectos diferenciales en cada una de ellas desde su inserción en lo inconsciente.
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En cuanto a las posiciones de su ligazón a los padres, en Freud encontramos su propuesta de lazo entre el fantasma parental y el síntoma del niño, concepción a la que se opone Melanie Klein para quien está ocluido sobre sí mismo pues no se cruza con el de ningún otro (así el 'fantasma del pene del padre penetrando en el pecho de la madre' tiene un valor universal pero una existencia individual, según su poética lectura). Para F. Dolto y M. Manonni el síntoma del niño constituye la mentira de los padres, por lo que pertenece a ambos, con lo que el fantasma es un entre-dos, en el que es necesario trabajar. Para Lacan el síntoma es primero escrito como el significado del Otro ubicado en el grafo del deseo, para concluir en sus últimos Seminarios como lo real, lo único verdaderamente real, y lo que conserva un sentido en lo real: por lo que no es liquidable como en las concepciones médicas, siendo por lo contrario la garantía de la subjetividad. Se tratará en nuestra clínica de mantenerlo en ese límite de imposibilidad. Antes de pasar al
caso clínico, adelanto mi propuesta de lectura del
fantasma. Reconoce para su efectividad dos formaciones previas, la de los fantasmas originarios y la Neurosis Infantil. Según Harari los fantasmas primordiales o 'fantemas' constituyen las "unidades componenciales mínimas a partir de los que se articulan los fantasmas, más complejos, organizados, deductivos". Freud da cinco de ellos en sus Tres Ensayos…: seducción, castración, escena primaria, novela familiar y retorno al vientre materno. La Neurosis Infantil es una primera estructuración hecha desde los miedos y las mentiras, en tanto pretensiones subjetivas que valen como respuestas ante las exigencias de la angustia, como un tiempo inicial de la subjetividad. Los miedos al silencio, la oscuridad, la soledad y los pequeños animales, escriben anticipadamente el goce ante la concreción del deseo del Otro, -pues la angustia que es de castración lo es ante la sensación del deseo del Otro-; y las mentiras proponen la significación de la demanda del Otro a la que se intenta trampear, buscando y encontrando la mayoría de las veces un castigo ejemplificador ante la búsqueda de la consistencia imaginaria del Otro, provocada por la angustia ocasionada por la marca de su inconsistencia.
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En cuanto al fantasma mismo, diremos que en su uso fundamental es inconsciente, pudiendo provenir de un sueño diurno reprimido o haber nacido del trabajo mismo de lo inconsciente. A éstos debemos diferenciar los fantasmas típicos, por ejemplo citados por Freud, el niño-excremento proveniente del varón, y del niño-falo de las niñas.
II - Un caso clínico Los padres de Sandy solicitan una entrevista, pues ella les había dicho: '¿Cuándo me van a llevar al analista porque estoy repodrida de mis miedos?'. Es una niña de 8 años que venía solicitando ser escuchada desde hacía al menos un año, hasta que el acceso (ataque) de angustia ante los animales sueltos - esto que constituye el motivo de consulta para sus padres -, le impedía casi salir a la calle. Si bien esto había partido del miedo a los perros, llegó hasta el descontrol ante una polilla, dando cuenta que la defensa territorial se había desmoronado. Esto se había extendido al miedo a los ruidos, por lo que estaba repetidamente con los dedos en los oídos. Se tranquilizaba chupándose el dedo gordo. La madre la trata con rigor, pues la define como muy mandona y poco frontal, lo que llevaría a la niña a las mentiras, principalmente para ocultar las obligaciones escolares. Una tercera formación se expresa en los tiques: parpadea exageradamente, mueve la cabeza con la vista desviada, baja bruscamente la cabeza, levanta los brazos, camina como un monito según el padre. Sandy me manifiesta que viene a verme para hablar de su miedo. Relata en las primeras entrevistas el miedo a los perros, en tanto pueden abalanzarse sobre ella, como también un cosquilleo en el estómago cuando piensa que su madre le obligará a rehacer su desprolija tarea hecha en el colegio. Dice tener novio, que la miró y se puso colorada pues no sabe si le miró la 'cola'. ¿Qué fantasma primordial, constituido por esas escenas simples que luego se complejizan en la conformación del fantasma inconsciente, el que entonces se expresa en síntomas, se ha erigido en causal de su neurosis? Al andar de las sesiones, a raíz de sus asociaciones, surge en el analista una hipótesis. Los primeros perros que dice haber temido son unos del tipo
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'salchicha', los de patas cortas, de unos vecinos. Esto surgió poco tiempo después de un accidente de su madre, por el que ésta pasó más de dos años entre internaciones y operaciones en sus piernas, del que aun no estaba plenamente restablecida. También su padre sufrió un accidente en una pierna de la que ha quedado rengo, razón por la cual cree tener poca disposición para salir con su hija, debido a sus dificultades para correr. Si el miedo se localizó, en un tiempo primordial, en la 'animalidad' de miembros cortos, reconoceríamos allí una determinación que se inscribió bajo la forma de trazos identificatorios. Pero esto si bien es necesario no da cuenta de la derivación sintomal. Si los síntomas hacen a la satisfacción sexual de los neuróticos, por medio de los cuales se instituye la diferencia, -pues lo sexual es en primer lugar diferencia-, nos preguntamos: ¿Por qué el precio por subsistir es el de ser como los padres-perros? En una sesión le comento la proximidad temporal entre el accidente de la madre y el comienzo del miedo a los perros. Ella lo acepta, pareciendo no darle mayor importancia. No había manifestado hasta ahora, cosa que se mantiene, ninguna emoción ante la larga ausencia de su madre. Pero a partir de esa sesión, comienza las siguientes relatando su acercamiento a los perros, que ha tocado a dos perros en el hocico. Su padre le regala un gato, a partir de lo cual se inician otra serie de temores. Como tiene que dormir con una luz encendida y la puerta abierta, pues de lo contrario se ahoga por sus 'problemas respiratorios y alérgicos', el gato entra de noche en su cuarto y se sube a su cama, por lo que va a dormir con su madre. Como el padre le prometió un perro ante una próxima mudanza, y ante la posibilidad de no poder tenerlos a ambos, dice que le disgusta pensar que podría querer que se muera su gatito para poder tener el perro.
III - Conclusión Llegamos así al final de este recorrido, proponiendo una significación de una actualidad conceptual (19). Entonces diremos: Hay del fantasma en el
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análisis de un niño. El 'unitas multiplex' de este fundamento implica su reconocimiento en la subjetividad del ser hablante que recurre a la práctica del psicoanálisis, con el propósito de amenguar la dominancia del goce fálico que comporta. El atravesamiento de esta ventana hacia lo Real propicia otra forma de la relación con la otredad, posibilita la existencia de 'un nuevo amor' al decir de Rimbaud, más allá de la agresividad especular en que se conforma la constitución edípica, consolidando la relación con su prójimo (20).
BIBLIOGRAFÍA 1) J. Lacan. Apertura de la Sección Clínica. 1976. Ornicar? 3 Barcelona. 1981. p. 37. Traducción de Ornicar? 9. Lyse. Paris. 1977. p. 7. 2) R. Harari. Palabra, Violencia, Segregación. Catálogos. Bs. As. 2007. p. 100. 3) S. Freud. Nuevas Conferencias de Introducción al Psicoanálisis. 1932/6. Amorrortu. Bs. Tomo XXII. P. 137. 4) J. Lacan. La dirección de la cura y los principios de su poder. Escritos 2. Siglo XXI. Bs. As. 1975. p.594. 5) J. Lacan cit. p.597. 6) S. Freud. El yo y el eso. 1923. AE. Bs.As. T. XIX. p.23. 7) E. Feinsilber. La soledad. Novaciones en psicoanálisis. Letra Viva. Bs. As. 2009. Cap. 5: ¿Qué es una presentación clínica? p. 61 a 65. 8) J. Lacan. Seminario 4. Las relaciones de objeto y las estructuras freudianas. 22/5/57. 9)J. Lacan. Seminario 18. De un discurso que no fuese del semblante. 20/1/71. Paidós. Bs. As. 2009. p. 24 y 28. 10) E. Feinsilber. La interpretación en psicoanálisis. De la sugestión al forzaje. Catálogos. Bs. As. 2002. p. 21 y 195 a 247. 11) J. Lacan. cit. 20/1/71. 12) J. Lacan. Proposición del 9/10/1967. Otros escritos. Paidós. Bs. As.
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2012. p. 272. 13) J. Lacan. Escritos. cit. p. 617. 14) J. Lacan. Escritos. cit. p. 618. 15) J. Lacan. Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano. Escritos 2. cit. p. 805/6. 16) R. Harari. Fantasma. ¿Fin del análisis? Nueva Visión. Bs. As. 1990. p. 23/4. 17) R. Harari. Disipaciones de lo inconsciente. Amorrortu. Bs. As. 1997. p. 57 a 68. 18 S. Freud. Las fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad. Amorrortu. Bs. As. 1997. Tomo IX. p. 146/7. 19) E. Feinsilber. Constelaciones pulsionales. Letra Viva. Bs. As. 2011. Cap. 2: Lo social: del síntoma al sinthoma. p. 19 a 25. 20) E. Feinsilber. Desde la transferencia. Una introducción a la praxis psicoanalítica. Letra Viva. Bs. As. XV): Fantasma y semblante en la transferencia. p. 77 a 79. Y XXIII) La función del síntoma en la transferencia y su clínica en el análisis de un niño. P. 113 a 118.
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