27 de Febrero de Núm, 38

27 de Febrero de 1890. F E D EHICO SOLEí^ Núm, 38 (SKRAK! PÍTARRAI No ganamos para sustos. ICsto do la prensa;Y,ó mejor dicho, de cierta prensa á

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27 de Febrero de 1890.

F E D EHICO SOLEí^

Núm, 38

(SKRAK! PÍTARRAI

No ganamos para sustos. ICsto do la prensa;Y,ó mejor dicho, de cierta prensa á^ Barcelona, nos tiene fuera de q u i cio y dispuestos siempre á estirar la pierna para in eternum. Con tal de dar noticias de in~ i¿rés de sensacional de peso son capaces de hacer tener el cólera y el dengue al mismo convidado de piedra. En la semana que acaba de transcurrir hay colega oficioso, que asejí^ura haber visto entrar al dengue por la estación de Zaragoza y haberse fijado en el armazón de cualquiera de sus redactores aunque estos disfruten de plena salud. ütros menosescrupulosos.no (ienen inconveniente en matar á cualquiera ser viviente. Por ejemplo, La Vanguardia ([ue no ceja en tan ardua tarea, nos fusiló el otro día nada menos que al eminente José Zorrilla y resultó lo que casi siempre le resulta, que hizo una plancha fenonena!, pues el señor Zorrilla con tal de darle un mico á La Vanguardia no quiso morirse y lo dejó para más adelante. Más vale así. Zí> JBram del Ase., apodo d e masiado decente, con que han bautizado todas laspersonas sensatas, al semanario intitulado Lo Crit d' Espanya, está haciendo el borrego que es un primor. ¿ju LÍllimo númcrü lo consagra

á dar de betún a! esclarecido Marqués de Cerralbo. Trascribir la sarta de disparates y de inexactitudes-que vomita, es de todo pimto imposible. Al frente del periódico, aparece la caricatura de Cánovas, con el epígrafe, Cuaresma eterna. Ks lo único que resulta v e r dad en el semanario l'',l Sr. Cánovas está c o n d e nado á cuaresma eterna. Pero ;y los pobres carcasl |íVh! estos á eterna cuaresma y ]iür partida doble. Y es Jo que dirán.—Mal de muchos consuelo de tontos. Abre la marcha literaria un Certamen: (ócosa asi)y pregun^ tan en é],á sus lectores.—;Cual es el modo más fácil, pronto, seguro y radical de acabar con los liberales españoles sin hacerles mal? A esta pregunta, sigui^n una porciónde respuestas que encierran cada una un tonel de filosofía, que no copio, por no causar ningún soponcio á mis lectores. A Continuación sigue La Semana, firmada por el incomparable Mordelís, que Dios debiera ya tener en la glo/ia... literaria. Empieza desbarrando de mala manera y les hace denteras á todos los liberales, formando paralelos enlre las ovaciones de que ha sido objeto el señor Marqués y de las que se hacen generalmente á los liberales. Se encabrita contra AV JJiluvio y e! .Diario de Cataluña diciéndoles que son los periódicos que se distinguen más en odio contra el carlismo, lo cual

que les debe tener sin cuidado.

En una palabra y para no caer en lo ridículo, hablando de semejantes melónidos, terminaré diciendo que si en el susodicho semanario, hay cincitenta párrafos, existen tres millones de disparates en cada uno de ellos. Total ciento cincuenta millo nes de disparates y gordos Por fin ya pareció el peinemos señores contratistas de las obras de la Rambla de Cataluña no pagaban a sus traba jadores. ]>o cual, que hacían muy mal. Pero no es esto lo peor, sino que después de descubrir tanta luz sobre el asunto, las obras continúan haciéndolas tan despacio como antes. Señor alcalde mayor no prenda usté á los ladrones prenda usté á los contratistas de las obrah de la Rambla, l^'.ste cantarno i^odráser verso, pero lo quesídebieraser, es una verdad. La de prender á los contratistas, por supuesto.

A mí períflo amíjo MANUEL MARTÍNEZ GARCÍA.

Recibí m deseada contfstación, y al momento me senté junli) á \a mesa lomÉ de papel un pliego y me puse á repetirle los mismísimos consejos que ya le di en m\ anterior aun que con poco provecho. No se porque nie fifjuro

BARCELONA CÓMICA respecto á tu casamiento que eres como el gr/m Bertoldo que no hallaba un árbol bueno que sirviera para ahorcarse. Y á ti te pasa lo mismo no encontrards mujer buena tti coii In antorcha de Fcbo. Ya apunlÉ todo lo malo que en si lleva el casamiento, Y de todas las mujeres te señalé los defectos, sin qae al parecer te haya causado maldito el miedo; Pero insistes en un punto que á legiía trasciende á... ¡Cuernos! Y quiero que tií me digas ¿qué necesidad tenemos de casarnos? Cuantos hay de ese malhadado gremiú que darían cuanto tieuen y mucho más (¡Ya lo creo!) para poder deshacerse de eso terrible buñuelo como le han dsdo en llamar al séptimo sacramento. Ya sé que contestarás diciéndome que exajero. Y que todos ios casados esa manía tenemos, Pero yo, mi buen amigo puedes creer que no tengo • otra intención hacia ti que la (le darte un consejo que te haga entrai en razón. Créeme chico, ¡no seas lelo. ¡Qne te falta á tíf veamos íEn la vida de soltero? Eres joven, eres guapo, (No le envaneícas por esto) hijo de buena familia. Elegante rcio... ¡Necio! iQue vas hacer con casarte? Olvida esos pensamientos y dedícate á las musas. Eso te dará provecho. Por que tu prometes mucho.,, Y puedes dar... ¡Ya lo creo que otras cosas hemos visto en los tiempos que corremos mucho más estravagantes que ni; (Ks decir tus versos) Y para final can sólo que me contestes espero y le convenzas al punto de la verdad de los hechos poniendo el ejemplo en mi. Oye y juzga; que ya empiezo. Yo tranqnilo en paz vivüi con mi hecinanila y mi abuelo en la calle de ía Pa^ numero siet:, tercero puerta segunda interior, frente un almacén de cuernos. El cuerno,., (X:>igo) V.\ cornudo ¡Caracoles! Dijo el dueílo del almacén antedicho tiene por hija un lucero con unos ojos... y unas..., ' iero donde voy con eso SI la conoces de sobra. Mi mujer; en aquel tiempo como tú me entretenía cn ensuciar con mis versos las cuartillas de papel.

;Señor! ¡Que tiempos aquellos Un dís, no se por que se me metió en el cerebro escribir á mi vecina y la i?te(i un gran soneto; Ella lo aceptó con gusto y al cabo de poco tiempo ya la habia dedicado á cada parte del cuerpo sonetos y redondillas, décimas, romances tiernos pareados y quintillas, Y que resultó de esto? ;Lo natural! ¡El gran ripio! \\'A/enix coronai... MEMO! Que me casé; que después de relantisimo vei'so quedó reducido á prosa lo que fué idilio: ¡Zopenco! Ya ves lo que A mi me pasa No tomes por'Dios ejemplo. YO daré de buena gana mi mujercita al primero que al cargar con ella, cargue también o n el mauíoleo de mi suegra, que se pinta sola, para armar jalso^ Por eso te la ofrecí, y solamente por eso. QuridSsimo Manolo repito el ofrecimiento. Si es qiie te conviencj tómalo si no te conviene déjalo. Tero di me de una vez lu decisión y laus ihu. Josii; DF. UsüKA. J9^^^--?^-^--^

.-^^JSÍ^ t9i .ra.- lOi.

PUTO DEL DÍA Cuidado y como anda Pefia y Goíli. >''o ha podido todavía soltar la coracina de Los Amanles de Teruel¡Vaya un atasco! El, que escribía el año 1S85 contra la ópera espailola, y que dijo tanta tontería, ver que todo aquello no ha servido de nada ¡Oh dioses! Ver, que Bretón con su talento y su constancia, ha logrado vencer, eso es imposible, colocarse á la altura de Arricia yUarbierJ ¡Cá! No puede ser, nohay más nuncios que elíos, eso si, algo piitrefactos por los ailos, pero miísicos siempre, se parecen á Cañete, crítico perpetuo, Nada, no hay más Utos que Arriata y Peña y Goñi su profe... y el consonante (chiste de no se quien), Kícmpre que veo algtín artículo de Pcíla, etc., me digo; ya tenemos ala^ banzas de D. Emiilio ó pillerías ( en el buen sentido) de Bretón. Parece un incensario terminado en nn palo. No contento Peña, etc., con aquella insulsex, que partida- por ¡(ala en dos, nos ofreció poco ha en el Madrid Cómico, repito y nos ofrece to

mismo, idéntica masa, más en distinta forma. Parece que ha hecho una apuesta á que cada ves-, dice mástonte rías. Por supuesto, Bretón se tiene la culpa,quien le manda á él meterse^ genio; quererse anteponer á esos señores músicos tan antiguos, que si habrían puesto en solfa hasta el diccionario, pero que hoy no valen pa ra nada. Pero ahí tienen al señor Peña, etc., que es el encargado de recordarnos quj han oficiado de genios. ¿Pero dice de buena fé, Clarín, eso del Sr. Alonso Orera? Eso es lo publicado en el Madrid Cómico, niimero 36^;. Si mas malo que es no puede ser, mire V, que es un enteco que liay que examinarle despacio. Parece una Retórica. Posee un estilo artificioso, pedante, hueco, maltrata á la sintaxis y es erudito á \^.% finas hierbas. Decía un amigo mío que Orera. escribía junto á un estante de libro y pasando la vista por el lomo de ellos y citando sin venir á qué. Yo creo que nñ, debe de tener un cuadernito de notas y de él s ica nombres y títulos á su capucho. Cuidado que ha disparatado en su vida literaria. ¡Y que mal escribe! Para muestra, vaya un parrafito. «Los hombres Sr. Massoti cuando somos movidos por esas fuertes pasiones que deciden si hemos de ir a un manicomio ó quedarnos con agudos remordin'ientos mas, obran con cierta lógica porqus las pasiones tie— neti su límite.» Esto eSj fíosolros obran. ¡Este escribe con jíramátical Ya que ando metiéndome con todo el mundo. Hay una coieccióii de nifios literarios que debían estarse metilos en casa. ¡Como se ponen las noches de exlrenoi Allí van todos reunidos á tin palco y sea mala ó sea buena la obra, á pillear. Parece rabia porque 'ejlos no estrenan; pues el que más y el qne menos tiene escrito su juguetito, eso si, malito, porque los pobres escriben con los pies. Y como gozan en el fondo de su butaca, ¡Ah pillos!; Cuando vamos á dejar de ser psrcibhs'i Dice MonteCrístoen¿'//w^iímfl/, i La habitación que en el paseo de Recoletos, 33 habitó hasta hace pocos días un distinguido diplomático cxtrangero, en cuyo pais han ocurrido recientes trastornos, vese estos dias frecuentada por una sociedad aristocrática, la casa ofrece hoy el aspecto de un bazar y como la dama que la habitaba (por lo visto el diplo-

•PH

BARCELONA CÓMICA

CANTAR

Si tus amigas son bellaa íú lo eres más que DÍDguna, tí ellas parecen estrellas tú me pareces la lana.

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HOMBRK PRECAVIDO...

—SI me siento yo, ]os irts. á perra grande el asieriEo, custaránme seis perritas... Ksiá visto, tui me siento!...

BARCELONA CÓMICA mático era diplomática) era señora de gusto, las cosas que a^lí se venílcti, pues se traía de una almoneda, desaparecen finscguida.B (Ven Vd^. esie mueble? Pues ya no lo ven; ha desaparecido. ¡Jesús (|ue cursilería\ Cuanta palabra para decir: El^consul del Braiil vende sus muebles. V apropóíito, Si que estuvo á comprar imas cosas de cocina miporlcro. Y le llama V. «sociedad aristocrática» digo si se encera, no va á. querer saludar cuando pasemos por la portería ni barrer la escalera. Son Vds. lo más perjudiciales.,. ]Ah! que no compren Vds. cosas que ilesaparecen enseguida, porque es lo mismo que no comprarlas. I'-ARIA:^ CONDE.

E L VASO DE AGUA Vizconde—SeííoíK... Marquesa.— Merecería V., señor Vizconde, que yo castigara con mano fuerte y sin clemencia su deserción. Vizconde.—Impiiesto por V., más que casiigo, seria para mí galardón y premio. Marquesa. — ¡Lisonjero!. . ¡(Jlvidaroos de ese modo!.., Vizconde.—('¡Qué interés!... Si; todo podna ser...) Marquesa.—Vizconde, quiero me diga V., el porqué de su alejamiento de mis salones... Vizconde.—(El interés creo que degenera en celos... ¡Oh. virtud eres un fantasma, un mito!...) Marquesa.—Vamos, Vizconde, ya escucho la confesión, confesión plena y verdadera... después propósito de enmienda y arrepentimiento... ¡Ah!... (Se sorrie V,, vizconde?... No importa... Y como tengo buenas absolvedcras, habrá absolución si la valía de la causa, escusa y hace más llevadera la desconsoladora ausencia de usted,.. Vir-conVle. —(¡Y la llama desconsoladora!... ¡desconsoladora!. .Pobre Marqués, ya encontró un cirineo!...) Marquesa.—Scy Loda oidos, Vizconde,.. Vizconde. — (¡ Desconsoladora! ¡Luego ha estado sin consuelo al no verme!,., ¡Oh mujeres!...) Sefíora Marquesa, con sobrada razón... si.... verdaderamente (...¡DesconsoEadora! ,,.'.desconsoladora!... grano de anís)... comprendo que mi conducta... que m( comiíortación... es... es... Marquesa. — ...Esun poco oscura. Adelante... Vizconde —Si, señora, vamos adclanic... (¡cómo me mira!.,, ¡Yse soi •

rie!... Loca, ioquita por mí!... ¡Ah Héctor, Héctor, eres terrible!... ¡Si levantaran la caijex.a lus anliipasados y vieran...!) ...pues, mi'istrafiamiento de esta deliciosa mansión obedece... pues... pero... pero, palabra de honor. Marquesa, ¡si no hace ni quince dias que tuve el gusto de saludarla y ponerme á sus pies?... Marquesa. — ¡Quincedias'... ¡Ilombre de Dios, Visconde... ¡y le parece á V, poco?... Vizconde,—Si Marquesa, es algo (...Estova por la posta... ¡Celosa como un tigre...! ¡qué sangre!...) Marquesa.—^Y, querido Vizconde, ;er. qué ha empleado V. esos quince días?... (y son quince, mal contados...) Vizconde.—(Por lo que observo cuando no me vé, los días le parecen siglos... ¡Dios mto, si tendré la corbata derecha!...) Marquesa. — ...La verdadera cuenta, monta á 'muchos más... Vamos, Vizconde, ¿en donde diablos á estado V. metido durante eso.s quince días... mal contados?... ¿qué grave negocio le ba ocupado por tan largo tiempo?... Vi'^conde.—(¡Celosa, celosa!....) Esos quince días. Marquesa... mal contados, los he empleado.., (Me vakiré de una metáfora; las metáforas son mi fuerte)... los be empleado... en adorar al bello todo... (¡.Sublime!)... descuidando sacrilegamente el culto que debo á tan hermosa parte... {ahora me araña.., ¡Valor como el mío!... no debí escitar sus celos,,, ¡qué atrevimiento!...) Marquesa.— ¡Ah calavera!.,. ('I'onto de capirote el infeliz...) Por algo se dice condición y /¡gura ya sabe V. lo demás... ¡Pobres mujeres!.. Vizconde.—Me calumnian señora, me calumnian.,.. (La compadezco.... ¡cuanto me ama! Si; ¡tiene los ojos arras;fdí s en lágrimas!... Vamos, la animaré.,, la daré esperanzas .. y ¡cáspila... que le digo!...) Marquesa, es V. injusta conmigo (No sé como salir del atolladero ¡ah si; acudamos á las metáforas!,..) Seílora,.. ¡he estad© ciego!... Marquesa.—¡Ciego!... ¡Dios mió ¡qué desgracia!,.., íCataratj.s lal ve/?... ¡una nube?... ¡Y yo que le cub paha... aquí no hemos tenido n o ticia!... Vizconde.- No, Marquesa, si no... (¡Maldita metáfora!.,, me ha jugado Tina mala pasada]... Renuncio á ellas. ,) ...Señora, mi ceguera ha sido intelectual: ceguera de entendimiento.... Marquesa,—¿De entendimiento?... Vizconde.— Me he dejado deslumhrar por falso oropel, abandonando perlas que l o tienen tasa por lo puras y lo betmosa.s.... l.Se sonne ... ¡me ha comprendido!...) Así es,que, reconociendo mi imperdonable error siendo grande el desencanto y mayor eí arrepentimiento, hoy vuelvo como

nuevo hijo pródigo á ponerme á los pies de V... ¡iSe rie V, Marquesa? Marquesa.—Dispense V. vizconde; pero empica V. un tono tan patético y desconsolado que... Vizconde.--¿Qué, Marquesa?.... Marquesa.^Qtie cualquiera crcría que atravesaba V. por algún muy amargo trance,.. Vizconde. — Y no creería mal.., (¡Valor!... Voy á dec'ararme... I Marquesa.—(De veras? Vizconde.—Marquesa, sufro mucho... mi pecho arde.,, me ahogo,... y si V... Marquesa.— ¡Juana!.., ¡Juana!..., Juana.—Seílora... Marquesa.—Un vaso de agua para el .Señor Vizcontle; pronto. Vizconde.—-Pero Marquesa... s'... (Pues seftor, pe aguó mi declaración; mi co iducta la tiene colérica y despechada)... ya no es necesario; ya pasó el malestar... Marquesa. —No, Vizconde; la frescura del agua le sentará á las mil maravillas... beba, bebaV... ¿se siente ya mejor?.,., mi medico vive cerca... y... Vií;coiide.—No; no es necesario, Señora; me encuentro perfecta.... pcrfectisimamenic bien... (¡Cu^^nto me ama!... ANTOKIO UEI.TKAM

MORKNTlí.

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X>0;S QOO^X'OyS —Juan querido, que placer. — Querido líamón, por fin estoy aquí, llegué ayer —('Y vienes solo,., pillmf — St chico vengo sólito y dispuesto á divertirme —jY la moral... Ramoncito? — ¡Ya vas á contradecirme? —No querido, no es mi intento, pues deseo complacerte •—Con que ¡consientes? — Con3Íent(t en ser tuya hasla la muei'lc. —Ja, ja,., tu sigues bromista, — Sí.,, y que le vas á|ltacer límpczemos una lista del programa, ' A comer al rest^urant del S'alcón, luego iremos al Edén y al terminar la función, si á ti te parece bien, iremos á descansar: y maiíana le convido para venir á rdmorzar ¡te conviene? —Convenido. —i'ero es preciso avisar que no espere mi mujer. —(Te casaste con Pilar? —Un año hizo anteayer, —Y el bribón sin escribir tan fausta nueva á un atnigo.

BARCELONA CÓMICA Te tendría de reñir, — Que me dispenses te d i g o pues n o ].i p u d e et'ecluar. O y e . . , murióse la suegra y me tuve que casar al vapor,,. — S u e r t e más n e g r a . . . — E n fin te lo c o n t a r é eon calma o t r o ralito. í''ntcemos aquel café que escribiré urt btlletito.

— Pues yo escribiré Uimbien avisando mi llegada. — S i y l u e g o . . . al E d é n , Knipiezo, ílCspo.'ía adorada: »Por fin llegué ii Barcelona smuy cansado y al>urrido. >Asi pues, cliica, perdona » q u e s e a corto>- H e creído que si n o tenias carta estarías impaciente y te escribo, cara Marta ^ i i y c a n s a d o . . . francamente, Asi pues solo te digo que estoy muy b u e n o á rabiar, Hue pienses m u c h o c o n m i g o , y dale un beso á G a s p a r . Mafiana te escribiré refiriéndote mi plan, líecibe dos besos de " quien te quiere.,, y es lu Juan. Mi muy querida Pilar: ^'Sla n o c h e no me esperes, P'LÉs h o y tendré que cenar t^^n un cHenLe, Ki prefieres acostarte, la Luisa que espere, pues d.icho cliente parece n o tiene pri'ia. (Asi el m a l d i t o reviente ) "--on que, no pases cuidado, ^'i n i n g u n a desaKÓn. I'ues p r o n t o estará á tu lado t " pincjioncilo Rümón. >^ú

CAMAI-Ó,

Ul^ ©ASO B E L L I . y s u o o d i ú lo que ora n a d i ''^U lo(|nc forzüHiiineiiK; habia r.- ^^'t^f'ilor, id inisTiio f|in^ |ii'i^ Visto ya lojiiiiniijs CILÍJ.HÍOHGSL'LiJaiiiosít] eaboilo! tisiinto. ''i'o ruj aiüiíMhainiis los ^u'^•Owos.

'f'.- l'alilo l'iinoiil/in, aci-olo/.a la.diill'cs: ionizo íihilos sobi'ados pura juslilicaí' mis a s piraciones. Pres." Úrsula Mostacilla y dolos tros Pimontotic-s, hijos ilcl piíianlC' matrimonio, se a|ieiiba en M;ulrid, iiistalándosíí en un modesto cuarto júso de la calle de Válg a m e Dios. Durante los primeros dias, consagróse D. Pablo en cuerpo y aíaia á la t a r e a do adquirir "relaciones yamisíadoSj cosa sumamente"fácil, sobre t o do en Madrid, si el solicitanio do ollas no es parco en el r e parto del vil metal. É n t r e l a s a m i s i a d e s q u e contrajo hacía valer s u g r a n cruz, á lo quo las pocas personas s e n s a t a s q u e con él se relación naban, solían decirle; — Amigo mío; eso do law gratules cruces está boy tan barato, que los quo ros'ultan distinguulos no son los que las poseen, si no los que no las iieneu. Inútil nos | i a r e c e ¡ m b c a r q u e la soñada dipuiación p a r a su bijo Primitivo, no la encontraba PimcnliJu poj'ningunaiiar(0, Píiro estas ellido i>ateriio do lajóverpv obligaseá su paih'o á la indispensable pelicif'in di^ mano. Los roiiiolachas, que también bab¡:in ojcrciilo el comercio do embutidos en u n a población de Cataluña, olieron las )>osetas del cxírenieño y ac(!ptarnn con jii})i!o la jiroftísión de enlace quo con respecto á s u s hijos los hiciera el

BARCELONA. C 6 M I C A

UN SABIO MATEMÁTICO

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ACTUALIDADES

—,; No has asiBLido al banquete que lian ciado loa federales? —¡Si Imbicse aido el cubierto, ele irea ó cuatro rcfllesl.-..

—¿Quién aera esc Salmerón que mete tanto ruido? Cuando yo no lo conozco, debe ser al^ifíin perdido.

BARCELONA CÓMICA huíinii lio IJ. 1'ii.lilii, laiilii mi'is, (.•.iiMiilii

ijiií;

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qiiiulifií.

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citiiitf!. I r s IMIJIÍM ilcjiíilo (Mi l i n a sii.iiacióii büiíUniic, ])i-(.'.cii!'i;i. JíiiLablailay, ])iics, IJIÍ^ iuimiTis a s i ' e l a c i o i i o s do. amljOBJüVCn c S j y c u a r u l o CSI;I,H SU liiütixbíi.n h a s i i i n l c aijcliintüílní^, 9\\cecliü qiiií liiia Lai'ilc iMi q m : a i r i b a s Í'ÍIIUÍIÍJI.S t i a h i á i i s c rmi(iiili:i üti r l ( l i i i u i t i l i o (li.í [_), SilvesLl'ü l(ijlliuiac;lia, Ni I"ÍÍ;[MIS:I. o y tomó el camino d e M o n t morin. P e r o untes do partir lomó en bra— zoH á la e n c a n l a d o r a Cánula y se dijo A s i m i s m o c u b r i é u d c l a de besos; — A l g ú n d i a s a b r á esta h e r m o s a niña cuanto b a q u e BB LÜoi-on l o s LICSIIÍCIUHIOB a i n a t i L c s , Rolas las lii'sliliila(lns,sn|iai'ái'üns o J i m b a s í'aniiluLS i'Cf^l'Csanilo ciiila un;) á s u LirU'l'u, d i s |iiii.ísl.as I'L r c i u i i u l a r s u c o m c i ' cií.i y i'l lijLcoi'su iiiia toi'i'iblc [:(iin}K!t(j.ncia. Y ¡K!jis;i.ui.l() nii l o s dnsviUKicidíjs n r i s u n ñ o s del n x i r n i i i c ñ o , y nii b i s int(H-i'uin])idas i-nbu'.ion o s di! b i s ;i.iii;iriies, dni;.i;inins l i n s i d l - n s , insqili.; InS l i a b i i i n i n s (^onoci^^l^: - E r a MaLiirnb^í A'HIIÜ e s yiosiblr. t|ur. bni;aii b u n n a s iiiifj;a.ñ ni Pini(;ut('ni y la IMosl a c i l l a c n i i la H o m o l a n b a . 1^ lv!>iiAni)(.i i>i-; l l n A ' i ' .

Kl secreto de una rana 6 el culcetin tioslinnrailo:

tenido su mérito á los ojos de un pintor a m a n t e de las naturalezas s a l vajes, rt a los d e un arqueúlofjo e n a m o r a d o de las aniigiias c o n s t r u e c i o iics feudales; situatlo en medio del Morvan esa esencia en miniatura del centro de la f'rancia, se hallaha colocado en lo alto de una roca jiganies— ca cnmo un nido de .'ii'^uilas, y d o m i naba ])or sus cuatro ángulos un valle fértil y risueño, sobre el q u e corría la fantástica y caprichosa ribera del Coiisin. Moiilmorin d a t a b a d e las cruzad a s . Un Maltcvert, pues tal era el n o m b r e p a t r o n í m i c o del c o m e n d a d o r á quien el de MoiUmorin solo se le aplicaba en calidad de hijo m e n o r . Un Mallever decíamos lo había l e vantado de vuelta de la tierra santa, para aiberg.ir allí á una joven y l i e r mosa sarracena c o n v e r t i d a al cristianismo y á quien hizo su cspos'i. Los Malleveri, como se v6, tenían una larga g e n e a l o g í a . Mas laríle, d u r a n t e l a E d a d M c d i a , Monluioriii, cuya s a u a c i ú n formida ble le convertía en u n a v e r d a d e r a fortale7.n, habla Sustenido varios c e r cos, ],os duques de Norgoi^a, J u a n Sinmiedü y C a r l o s el ' r e m e r a r i o , lo h a b í a n haljitadu. Un Maltevert se h a b í a defendido c o n h e r o í s m o diir a n i e las g ü e ñ a s de religión, JCn Ha

Dramil trájicn tomiido d e unn iifjvelu [laliana. I'crsonnJL's; Solerlud la Condesa de O r o p t s u , un p r i m o . . . rlc ln Coiulesa y Ciro p r i m o . , , tle verdad , la Marquesa del Tarirno y el Uiiróii d e la Agoiiiu un sirviente y iiiia tía ... pero u n a Lia.,, del primo. A c t o priiiiern; la escena représenla un g a b i n e t e con un soTá uii lalturele u n a silla no muy b u e n a , u n a mesa de iiojjal un v e l a d o r c o n un pié ( l ) un relratn y un (¡uiuqué, (que a l u m b r a líiistanlc mal.) A] levantarse el Lelfín aparece la Cimdesa que eslá al lado de la mesa liabliindo con el Harón. El líarún; ¡[nfamc! ¡Infiel! ¡Lo esLoy viendo y n o lo c r e o , me has estado d a n d o un feo casi tan feo como él! ¡ T o d o b a CDncluido ya pues nadie mi luinor innneilla) (Coje con Turia una silla y se sienta... en el sol'ii) ¡'['u me jurabas a m o r y yrj imbécil lo eret, pues lio te tenia á tí en lal c o n c e p t o ¡oh valor! ¡Sal p r o n t o de esta m o r a d a ! ¡!Sal q u e no le quiero ya! (i)

I le iiii;iitis.

el mismo Rey Luía X I V , h a b í a recibí do g r a n d i o s a h o s p i t a l i d a d en su. viaje que hizo á Jiorgoíia. Pero el viejo sefiorio estaba como todas ¡as cosas de este m u n d o , siijelo á las vicisitudes de la fortuna y á la miseria i 'labiiuoiún, sobre la cual pudo düs^'insar y d o r m i r , s a b o r e a n d o esle " l i g u o provtrbii) -tel c a r b o n e r o es •^'H-y en su casa.s ^ ' ,'iMtVKN,

(Jiiciiaii LaiUis iiitr caiiit.*i;u'.

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