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SÓLO PARA PARTICIPANTES DOCUMENTO DE REFERENCIA DDR/5 19 de noviembre de 2002 SÓLO ESPAÑOL Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) Organización Internacional para las Migraciones (OIM) Conferencia hemisférica sobre migración internacional: derechos humanos y trata de personas en las Américas Santiago de Chile, 20 al 22 de noviembre de 2002 Tema: Migración internacional en las Américas
AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE MIGRACIONES INTERNACIONALES Y EL MERCADO DEL TRABAJO GLOBAL: ANTECEDENTES PARA LA AGENDA DE TRABAJO DECENTE
Este documento fue preparado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Oficina Regional para las Américas, y no ha sido sometido a revisión editorial. 02-11-896
1 PREFACIO La falta de trabajo o la mala calidad de gran parte de los empleos existentes en nuestra región esté dando lugar a un fenómeno, que si bien no es nuevo está adquiriendo una enorme importancia, al que, a pesar de ello, quizás no le hemos prestado la suficiente atención. Me refiero a la emigración de contingentes cada vez más grandes de personas hacia países con mayor nivel de desarrollo en busca de nuevas y mejores oportunidades de trabajo. En el caso de Bolivia, Perú, Ecuador, Nicaragua, El Salvador, Honduras y Guatemala, por citar tan sólo a aquellos países en los que la emigración es más elevada, un alto porcentaje de la población activa se encuentra fuera del país. Como sabemos, en los países receptores, sean de la propia América Latina, sean los Estados Unidos, Canadá o países de la Unión Europea y del cono sur de nuestro continente, hay un cierto rechazo social a este flujo migratorio, si bien se empieza a reconocer que la inmigración es un antídoto contra el envejecimiento de la sociedad. Se va imponiendo la visión de que el crecimiento económico sólo es posible con fronteras abiertas, movimientos migratorios bien enfocados y rejuvenecimiento de la población. Se reconoce que si se pretende evitar el envejecimiento de la población, la explosión de los costos, la quiebra del sistema de pensiones y los movimientos migratorios, se tiene que luchar a favor de la apertura regulada de las fronteras. Para los países de emigración1 de mano de obra, este proceso cada vez más acelerado de emigración provoca efectos positivos, como la recepción de remesas de dinero que los emigrantes envían a sus familias, pero también genera efectos negativos cuyas dimensiones aún no calibramos adecuadamente. Uno de estos efectos es la pérdida de enormes contingentes de mano de obra calificada y semicalificada —porque no sólo emigran los pobres mal calificados profesionalmente— y, con ello, la transferencia hacia el exterior de las costosas inversiones en educación y capacitación hechas por los países exportadores de mano de obra.2 Conocemos ya casos de países en desarrollo que enfrentan la paradoja de no disponer de mano de obra en sectores clave como la construcción y que se ven obligados a convocar a trabajadores de países vecinos. Es decir, a diferencia de las décadas de los setenta y los ochenta, cuando el mercado de trabajo se ajustaba ante crisis económicas aumentando el número de desempleados y el de trabajadores informales en actividades de baja productividad e ingreso, en la pasada década y en la actualidad el mercado se ajusta además mediante el aumento exponencial de los emigrantes. Este fenómeno nos muestra la profundidad y gravedad de la crisis, pues nos sugiere que en muchos países el sector informal, que tradicionalmente había sido «el refugio» de trabajadores que no encontraban un empleo en el sector formal, opera ahora con un nivel de ingreso tan bajo que buena parte de quienes anteriormente hubiesen buscado refugio en él prefieren emigrar para trabajar, incluso como ilegales, en países de destino de más alto ingreso (Somavía, 2002).
1 En el Ecuador, por ejemplo, se estima que los emigrantes equivalen al 12% de la población económicamente activa (PEA). 2 Un estudio de la OIT muestra cómo, a mediados de la pasada década, del total de ecuatorianos que habían emigrado a otros países andinos, cerca del 55% tenían estudios secundarios terminados o estudios universitarios.
2 1. Introducción∗ Los mercados laborales internacionales son una parte importante del proceso de globalización e interdependencia económica de los países y las regiones. Históricamente, la primera oleada globalizadora del período 1870-1913 trajo aparejada una considerable movilización internacional de migrantes, comparable con la liberalización de la circulación de bienes y capitales bajo el régimen del patrón oro y aranceles bajos. Este proceso fue interrumpido por el agotamiento de la globalización en el período 1914-1945, cuyos rasgos característicos fueron las guerras, tasas altas de inflación en los años 20, y depresión económica e inestabilidad política en los 30. Estos acontecimientos interrumpieron los crecientes vínculos económicos que se estaban desarrollando en la economía mundial e inauguraron una larga era de políticas migratorias más restrictivas. La segunda oleada globalizadora de fines del siglo XX aumentó considerablemente el grado de movilidad del capital y el comercio internacional. No obstante, los mercados laborales internacionales siguen estando segmentados y limitan las migraciones internacionales de los trabajadores pobres y carentes de destrezas laborales. En cambio, vivimos en un mundo que se caracteriza por una alta movilidad internacional y pocas restricciones para quienes poseen una elevada dotación de capital humano y financiero (expertos en tecnología informática, ejecutivos e inversionistas internacionales, entre otros). En América Latina (en su interacción con el comportamiento económico de la región), los patrones de las migraciones internacionales están ligados a los cambiantes ciclos y políticas de la economía global. Las grandes economías latinoamericanas, tales como la Argentina y, en cierta medida, la brasileña, acogieron importantes corrientes migratorias en la era de las migraciones en masa que caracterizaron la globalización en las postrimerías del siglo XIX y principios del siglo XX. El capital y la fuerza de trabajo extranjeros se movilizaron en tándem hacia países como Argentina, para sacar partido de las oportunidades económicas que se presentaban entonces en esa nación. Pero en la segunda mitad del siglo XX, el desarrollo económico perdió terreno en Argentina, América Latina no logró desarrollarse de acuerdo con todo su potencial y las migraciones procedentes de Europa disminuyeron de manera importante, interrumpiéndose prácticamente entre los años 50 y 60. En cambio, tuvieron lugar migraciones intra-continentales, como resultado de importantes disparidades en los ingresos per cápita entre los países fronterizos. Al mismo tiempo, América Latina (donde México es la principal fuente de emigrantes), se convirtió en la mayor fuente regional de emigrantes hacia los Estados Unidos, siguiendo una tendencia que se aceleró en los años 80 y 90. Mientras tanto, en el terreno del desarrollo y las migraciones internacionales han surgido nuevos temas, tales como: el papel de los ingresos relativos entre las naciones como factor propulsor de las corrientes migratorias internacionales; la importancia de los efectos de las redes de migrantes; la influencia de los regímenes políticos en las decisiones relativas a las migraciones; la segmentación de los mercados del trabajo globalizados entre migrantes pobres y carentes de destrezas laborales por un lado y migraciones de profesionales, científicos, expertos en información e inversionistas internacionales por otro; la importancia del “drenaje de cerebros” y las remesas de los trabajadores migrantes. Un tema muy importante consiste en establecer hasta qué punto se respetan los derechos y estándares laborales, la protección social, la participación y representación de los trabajadores extranjeros que viven y trabajan más allá de las fronteras nacionales, de acuerdo con la llamada Agenda de Trabajo Decente de la OIT.
∗
El contenido de este documento se basa fundamentalmente en los siguientes trabajos de Andrés Solimano: “International Labor Markets, Globalization and Migration: Issues and Evidence for Latin América” (2002c) preparado para la OIT y “Development cycles, political regimes and international migration: Argentina in the 20th century” (2002b).
3 Los ensayos ofrecen un panorama general y evalúan empíricamente varios de estos temas desde un punto de vista latinoamericano. El documento consta de esta introducción y cinco secciones. En la sección primera de éstas se analizan los patrones de las migraciones internacionales en relación con los antiguos y nuevos procesos globalizadores. En la Sección siguiente se pasa revista a los principales factores determinantes de las migraciones; la interacción entre el trabajo y otros factores del mercado; el impacto de las migraciones en el crecimiento y la desigualdad global y regional; los efectos de los regímenes políticos en las migraciones y el papel de las remesas de los trabajadores migrantes. En la tercera sección se examina la cuestión de los derechos laborales, protección social, participación, representación y, en general, las normas de trabajo decente atinentes a los trabajadores extranjeros y las migraciones. En la cuarta sección, se estudia el caso de Argentina con énfasis en los factores determinantes de las migraciones internacionales en el siglo XX, con el fin de explicar por que ese país dejó de ser, a principios de este siglo, un neto receptor de inmigrantes, convirtiéndose en una economía netamente de emigración en las tres o cuatro últimas décadas. En la última sección se concluyen y resumen algunos de los principales resultados del documento. 2. Las migraciones internacionales desde y hacia América Latina y el Caribe: temas y patrones migratorios Los principales desarrollos de la economía global que afectaron mayormente los flujos migratorios a nivel global y en América Latina en particular, fueron las dos oleadas globalizadoras de las postrimerías de los siglos XIX y XX, y el agotamiento de la globalización en el período 1913-1945. Esta sección evalúa e interpreta esas tendencias. a)
La Primera Oleada Globalizadora y la Era de las Migraciones en Masa (c.1870-1913)
El período 1870-1913, caracterizado en la economía “global” por la libertad de comercio, la libre circulación de capitales y el patrón oro,3 ingresó en la historia económica como la “primera oleada globalizadora”. Este mismo período fue acompañado por grandes flujos de migraciones internacionales conocidos como la “era de las migraciones en masa” (ver Hatton y Williamson, 1998). Se estima que en ella emigraron alrededor de 60 000 000 de personas desde una Europa en la que escaseaban los recursos pero abundaba la fuerza de trabajo, hacia países del Nuevo Mundo que poseían abundantes recursos pero carecían de mano de obra suficiente, tales como Argentina, Australia, Brasil, Canadá, Nueva Zelanda y los Estados Unidos. Estos migrantes procedían del “corazón de Europa”(Inglaterra, Alemania y Francia) y también de la “periferia europea” (por ejemplo, países escandinavos, España, Italia y Portugal, Polonia, Rusia y naciones que habían pertenecido al Imperio Austrohúngaro. En América Latina, el principal país de destino de los migrantes europeos fue Argentina, que acogió a cerca de 7 000 000 de personas (4 millones de las cuales regresaron a sus países de origen). Otros países que acogieron una considerable cantidad de migrantes europeos fueron Uruguay, Cuba, México y Chile. En general, las políticas de inmigración aplicadas durante la primera oleada globalizadora4 en los países del Nuevo Mundo fueron de carácter liberal. Varios de esos países (por ejemplo Argentina) establecieron agencias de inmigración en países europeos, con el propósito de atraer y facilitar corrientes de inmigración para aumentar la fuerza de trabajo y sostener un rápido proceso de expansión económica. Sin embargo, estas políticas adquirieron gradualmente un cariz más restrictivo, particularmente entre los años 1910 y 1920. La discriminación étnica contra las migraciones procedentes de Asia, y especialmente de China, fue una práctica común en varios países de destino. 3
Para un análisis del patrón oro en éste y otros períodos posteriores, consultar Eichengreen (1995). La principal fuente de referencia sobre políticas de inmigración en los países del Nuevo Mundo durante la primera oleada globalizadora es Timmer y Williamson (1996). Las fuentes más directas son Holloway (1997) sobre Brasil y Solberg (1970) sobre Argentina y Chile. 4
4 En el período 1870-1913, las disparidades en materia de ingresos per cápita entre los países europeos periféricos y los Estados Unidos, Canadá, Australia y otros países del Nuevo Mundo, jugaron un papel importante en favor de estos últimos, ya que se convirtieron en un incentivo considerable para las migraciones transatlánticas (ver el cuadro 1). En 1913, el ingreso per cápita de Argentina era alrededor de un 30% superior a los ingresos per cápita de España e Italia. Por consiguiente, este factor creó fuertes incentivos económicos en el ámbito de las migraciones internacionales ese país. Uruguay también tenía ingresos per cápita superiores a los de España e Italia y Chile prácticamente se encontraba al mismo nivel de esos países europeos. Cuadro 1 El mundo: PIB per cápita de países seleccionados, 1820-2000 (en dólares Geary-Khamis de 1990) Primera oleada globalizadora Era de las migraciones en masa 1820 1870
Segunda oleada globalizadora Migraciones restringidas 1990 1998
1913
1950
1973
2000
Europa Italia España Portugal Noruega Suecia Promedio
1117 1063 963 1104 1198 1089
1499 1376 997 1432 1664 1394
2564 2255 1244 2501 3096 2332
3502 2387 2069 5463 6738 4032
10643 8739 7343 11246 13493 10293
16320 12210 10852 18470 17680 15106
17759 14227 12929 23660 18685 17452
19223 17392 15296 29523 20532 20393
646
1311 713
759
674
703
2005 569 1054
3797 811 2653 1236 1732 1037 3309 1104 1960
4987 1672 3821 2153 2365 2263 4660 7462 3673
7973 3882 5093 3499 4845 3952 4975 10625 5606
6512 4924 6401 4822 6097 2955 6473 8313 5812
9219 5459 9756 5317 6655 3666 8314 8965 7169
8645 5594 9957 5044 7087 3684 7790 8440 7030
517 893 400 1257 767
3645 1695 2704 2445 2622
5715 4447 5152 5301 5154
7493 7437 8453 9561 8236
12759 13838 12513 16689 13950
17043 18933 13825 23214 18254
20390 20559 14779 27331 20765
22462 23683 16068 29513 22931
América Latina Argentina Brasil Chile Colombia México Perú Uruguay Venezuela Promedio Otros países OCDE Australia Canadá Nueva Zelanda EE.UU. Promedio
Fuente: Maddison (0ECD) y Estadísticas Financieras Internacionales (FMI).
b)
Guerras, Inestabilidad, Depresión y Agotamiento de la Globalización (1913-1945)
La Primera Guerra Mundial interrumpió el creciente proceso de interdependencia económica e integración de los mercados laborales que se había alcanzado con la primera oleada globalizadora. El año 1914 dio paso a un período de alrededor de 30 años de inestabilidad económica y turbulencias políticas, marcados por la Primera Guerra Mundial, las altas tasas de inflación que se registraron en Europa en los años 20, la depresión económica de los años 30 y la Segunda Guerra Mundial en la primera mitad de los años 40. En países como Estados Unidos, esta turbulencia condujo a la adopción de políticas de inmigración cada vez más restrictivas, mediante el establecimiento de cuotas en 1921 y 1924, con el fin de reducir el flujo de inmigrantes procedentes de Europa (aunque alrededor de 2 millones de ellos regresaron a sus países de origen.) Como consecuencia de estas medidas, las migraciones se orientaron a Brasil y Argentina. En los años 20, este último país recibió alrededor de 3 millones de inmigrantes procedentes de Europa, pero alrededor de 2 millones de ellos regresaron también regresaron a sus países de origen (ver Chiswick y Hatton, 1920). Al mismo tiempo, la Unión Soviética también limitó la emigración, con lo cual se redujo la participación global de Rusia en las corrientes migratorias hacia las Américas. c)
El Período Posterior a 1950, la Segunda Oleada Globalizadora y las Restricciones en los Mercados Laborales
El fin de la guerra, la reconstrucción económica de Europa y de las relaciones de comercio e inversión entre las naciones durante la segunda mitad de los años 40 y principios de los 50, dieron
5 lugar a un nuevo período de prosperidad en la economía global. Las políticas dominantes consistieron en un sistema de tasas de cambio fijas, mercados internacionales de capital controlados y migraciones restringidas. Ese ciclo de prosperidad y estabilidad se mantuvo hasta principios de los años 70, cuando los países industriales se encontraron frente a la combinación del aumento del precio del petróleo con el derrumbe de las paridades de Bretton-Woods. Ambos remezones condujeron a un nuevo período de ajustes en la economía global, junto con otras transformaciones estructurales. La internacionalización económica adquirió un nuevo ímpetu en los años 70 con el surgimiento de un activo mercado internacional de capitales y alcanzó su máximo impulso en los 90. El fin del comunismo y la creciente globalización crearon nuevas condiciones para la “segunda oleada globalizadora”. La profundización de la integración global en materia de bienes y mercados de capital que vino aparejada con la segunda oleada globalizadora, no ha sido seguida con el mismo grado de integración en los mercados laborales internacionales, que hoy operan en un marco de políticas inmigratorias más restrictivas que las que existían en 1913. En América Latina, los flujos de inmigración a Argentina, principal receptor de migrantes extranjeros, se reanudaron a mediados de los años 40 y se mantuvieron hasta mediados de los años 50, cuando Europa volvió a crecer en forma constante y el dinamismo de la economía argentina se debilitó, reduciendo el empleo y las oportunidades económicas de que gozaban los migrantes y la población en general. En 1950, los ingresos per cápita de Argentina, Uruguay y Venezuela todavía se mantenían por encima de los de Italia, España y otros países europeos periféricos, si bien las diferencias ya tendían a reducirse de manera persistente. En los años 70 se produjo un vuelco en el ingreso per cápita entre Italia y España por un lado y Argentina y Venezuela por otro. Más adelante, al analizar en mayor detalle el caso de Argentina, se mostrará que los principales incentivos económicos a las migraciones europeas hacia América Latina prácticamente desaparecieron en la década de los 70. Actualmente los flujos migratorios se invirtieron, pues se dirigen desde Argentina a Italia, mientras España se convirtió en la norma, tal como había ocurrido entre la segunda mitad del siglo XIX y los años 50 (ver Solimano, 2002b). La configuración de estímulos económicos a las migraciones internaciones hacia América Latina durante el siglo XX, hizo que los flujos de migrantes europeos coexistieran (hasta los años 50) con los flujos migratorios de diferentes países de América Latina a los Estados Unidos, Canadá y otros países desarrollados. En los años 80 y 90 se observa un aumento de las migraciones internacionales a Estados Unidos desde todas partes del mundo (ver el cuadro 2), de alrededor de 1 millón de migrantes cada diez años en la década del 40, la inmigración a ese país subió a 2 millones y medio en los años 50, para alcanzar en los 80 y 90 la cifra de 7 millones y medio cada diez años. Es interesante tomar nota de que mientras en el siglo XIX la mayor parte de los migrantes acogidos en los Estados Unidos eran europeos (ligeramente más del 91% de la migración total en el período 1820-1870 y el 88% de la migración total en el período 1820-1920), este porcentaje de migración europea hacia Estados Unidos disminuyó a cerca de un 14% durante el período 1971-1998. En cambio, durante el mismo período la mayor fuente regional de inmigración a Estados Unidos fue la región de América Latina y el Caribe (46% del total), seguida por Asia (34%). Considerados individualmente y a lo largo de un período de 179 años (1820-1998) (ver cuadro 2), México, Cuba y la República Dominicana han sido las principales fuentes de migración a los Estados Unidos. Anteriormente, los principales flujos de migraciones hacia los Estados Unidos procedían de Filipinas, China, Corea e India, y los principales flujos europeos se originaban en Alemania, Italia, el Reino Unido e Irlanda.5 5
En el período 1871-1920, los flujos de inmigración representaban alrededor de un 7% del total de la población de los Estados Unidos; posteriormente, ese porcentaje disminuyó a un 2.5% en el último tercio del siglo XX. Por otra parte, el cuadro 2 muestra un aumento importante de la inmigración ilegal estimada durante los años 90, que pasó de 3 300 000 en 1992 a 5 millones en 1996. En cuanto a la situación de la inmigración legal durante las últimas décadas, los países latinoamericanos son las principales fuentes de origen de inmigrantes ilegales a los Estados Unidos, donde los mayores contingentes de inmigrantes ilegales proceden de México. Otros países que generan importantes contingentes de inmigrantes ilegales son El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Canadá y Filipinas.
6 Cuadro 2 Inmigración a EE.UU. por regiones y países seleccionados de residencia reciente, 1820-1998 (número de personas) Región / País de reciente
1820-1870 (*) 7,377,238 23,352,000 31.6%
1871-80
1881-90
1891-1900
1901-10
2,812,191 45,245,000 6.2%
5,246,613 56,879,000 9.2%
3,687,564 69,851,000 5.3%
8,795,386 84,147,000 10.5%
5,735,811 100,941,000 5.7%
4,107,209 116,284,000 3.5%
528,431 127,859,000 0.40%
1,035,039 140,474,000 0.70%
2,515,479 165,931,000 1.50%
3,321,677 194,303,000 1.70%
4,493,314 215,973,000 2.10%
7,338,062 239,279,000 3.10%
7,605,068 263,044,000 2.90%
Total período 1820-1998 64,599,082 270,561,000 23.90%
6,717,328 7,124 244,049 2,333,944 484 2,392,335 25,518 3,886 na 1,401,213
2,271,925 63,009 72,206 718,182 9,960 436,871 55,759 39,284 115,922 548,043
4,735,484 226,038 50,464 1,452,970 127,681 655,482 307,309 213,282 391,776 807,357
3,555,352 234,081 30,770 505,152 181,288 388,416 651,893 505,290 226,266 271,538
8,056,040 668,209 73,379 341,498 808,511 339,065 2,045,877 1,597,306 249,534 525,950
4,321,887 453,649 61,897 143,945 442,693 146,181 1,109,524 921,201 95,074 341,408
2,463,194 32,868 49,610 412,202 30,680 211,234 455,315 61,742 97,249 339,570
347,566 3,563 12,623 114,058 7,861 10,973 68,028 1,370 3,960 31,572
621,147 24,860 38,809 226,578 3,469 19,789 57,661 571 10,665 139,306
1,325,727 67,106 51,121 477,765 36,637 48,362 185,491 671 21,697 202,824
1,123,492 20,621 45,237 190,796 5,401 32,966 214,111 2,465 17,116 213,822
800,368 9,478 25,069 74,414 6,550 11,490 129,368 38,961 6,531 137,374
761,550 18,340 32,353 91,961 6,545 31,969 67,254 57,677 11,018 159,173
1,132,002 13,776 29,063 72,792 7,564 54,865 58,346 386,327 10,325 128,671
38,233,062 1,842,722 816,650 7,156,257 1,675,324 4,779,998 5,431,454 3,830,033 1,257,133 5,247,821
Asia China (f) Hong Kong (g) India Japón Corea (h) Filipinas (i) Turquía Vietnam (g)
106,529 105,744 na 196 186 na na 301 na
124,160 123,201 na 163 149 na na 404 na
69,942 61,711 na 269 2,270 na na 3,782 na
74,862 14,799 na 68 25,942 na na 30,425 na
323,543 20,605 na 4,713 129,797 na na 157,369 na
247,236 21,278 na 2,082 83,837 na na 134,066 na
112,059 29,907 na 1,886 33,462 na na 33,824 na
16,595 4,928 na 496 1,948 na 528 1,065 na
37,028 16,709 na 1,761 1,555 107 4,691 798 na
153,249 9,657 15,541 1,973 46,250 6,231 19,307 3,519 335
427,642 34,764 75,007 27,189 39,988 34,526 98,376 10,142 4,340
1,588,178 124,326 113,467 164,134 49,775 267,638 354,987 13,399 172,820
2,738,157 346,747 98,215 250,786 47,085 333,746 548,764 23,233 280,782
2,346,751 347,674 96,047 295,633 55,442 136,651 433,768 33,027 241,641
8,365,931 1,262,050 398,277 751,349 517,686 778,899 1,460,421 445,354 699,918
América Am. Central y el Caribe Cuba (j) Rep. Dominicana. (k) El Salvador (k) Haití (k) Jamaica (l) América del Norte Canadá y Terranova. (m) México (n) Sud América Argentina (k) Colombia (k) Ecuador (k) Africa Oceanía
349,171 50,596 na na na na na 290,977 271,020 19,957 7,598 na na na 648 413
404,044 14,114 na na na na na 388,802 383,640 5,162 1,128 na na na 358 10,914
426,967 29,446 na na na na na 395,217 393,304 1,913 2,304 na na na 857 12,574
38,972 33,615 na na na na na 4,282 3,311 971 1,075 na na na 350 3,965
361,888 115,740 na na na na na 228,868 179,226 49,642 17,280 na na na 7,368 13,024
1,143,671 140,583 na na na na na 961,189 742,185 219,004 41,899 na na na 8,443 13,427
1,516,716 90,668 15,901 na na na na 1,383,802 924,515 459,287 42,215 na na na 6,286 8,726
160,037 21,363 9,571 1,150 673 191 na 130,846 108,527 22,319 7,803 1,349 1,223 337 1,750 2,483
354,804 71,390 26,313 5,627 5,132 911 na 232,307 171,718 60,589 21,831 3,338 3,858 2,417 7,367 14,551
996,944 167,842 78,948 9,897 5,895 4,442 8,869 677,763 377,952 299,811 91,628 19,486 18,048 9,841 14,092 12,976
1,716,374 571,543 208,536 93,292 14,992 34,499 74,906 867,247 413,310 453,937 257,940 49,721 72,028 36,780 28,954 25,122
1,982,735 875,766 264,863 148,135 34,436 56,335 137,577 810,233 169,939 640,294 295,741 29,897 77,347 50,077 80,779 41,242
3,615,225 1,340,139 144,578 252,035 213,539 138,379 208,148 1,812,781 156,938 1,655,843 461,847 27,327 122,849 56,315 176,893 45,205
3,777,281 1,245,292 136,711 300,065 179,050 141,181 139,124 2,088,801 157,564 1,931,237 443,152 22,581 104,539 60,031 280,230 45,584
16,844,829 4,768,097 885,421 810,201 453,717 375,938 568,624 10,273,115 4,453,149 5,819,966 1,693,441 153,699 399,892 215,798 614,375 250,206
Inmigrantes de todos los países Población de los EEUU a mitad Total de inmigrantes/US pob. Europa Austria (a) Francia Alemania (b) Hungría Irlanda (c) Italia Unión Soviética (d) Suecia Reino Unido (e)
1911-20
1921-30
1931-40
1941-50
1951-60
1961-70
1971-80
1981-90
1991-98
Fuente: Anuario Estadístico del Servicio de Inmigración y Naturalización, 1998 y A. Madisson (1995) de la población de EE.UU. (*) La cifra de población de EE.UU. indicada en el período 1820-1870 corresponde a 1850. (**) Población del período 1820-1998 (úlrvicio de Inmigración y Naturaliza Notas: (a) Desde 1938 a 1945, los datos sobre Austria fueron incluidos en Alemania. (b) Desde 1899 a 1919, Alemania también incluyó los datos correspondientes a Polonia. (c) Antes de 1926, los datos relativos a Irlanda del Norte estaban en Irlanda. (d) Ene Austria fueron incluidos en Alemania. (b) los datos de Polonia. (e) A partir de 1926, la información del Reino Unido se refiere a Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte. (f) China incluye Taiwán desde 1957. (g) La información se empezó a registrar separadamente en 1952. (h) La información 926, la información del Reino Unido se 1948. (i) Antes de 1934, Filipinas estaba registrada como recorded as insular travel. (j) La información se empezó a registrar separadamente en 1925. (k) La información se empezó a registrar separadamente en 1932. (l) La información sobre Jamaica se empezóestaba registrada como recorded as estaba registrada como Indias Occidentales Británicas. (m) Corresponde a Canadá y Terranova. Antes de 1920, Canadá y Terranova estaban registrados como territorios Británicos de América del Norte. Entre 1871 y 1898, las cifras incluyen a todas las posesiones británicas de América del Norte. Terranova estaba rAntes de 1920, Canadá y Terranova es América del Norte. Entre 1871-98, las cifras incluyen todas las posesiones británicas de América del Norte. Las entradas por tierra no se registraron íntegramente hasta 1908. Entre 1871-98 las cifras incluyen a todas las posesiones birtánicas de Américaincluyen todas las posesiones británicas de Am México en el período 1886-1894.
7 Estados Unidos, principal destino de los inmigrantes de América Latina y el resto del mundo, inició en los años 60 un importante proceso tendiente a modificar su legislación en materia de inmigración.6 En 1965 se aprobó una enmienda a la ley de inmigración y naturalización, con el objeto de regular la inmigración a través de un sistema preferencial, de acuerdo con la situación familiar de los ciudadanos estadounidenses, y alentar la inmigración de personas dotadas de capacidades que escasean en ese país. Si bien todavía existían las cuotas por nacionalidad, se hizo un intento por evitar la discriminación racial. Esa legislación fue modificada una vez más en 1986, con el propósito de reducir la inmigración ilegal mediante controles fronterizos más estrictos y la aplicación de programas para regularizar la situación de los extranjeros.7 Diez años más tarde se introdujo otra enmienda tendiente a reducir ulteriormente la inmigración ilegal a través de una nueva reforma de la Ley. En los años 90, la Unión Europea (UE) definió políticas de inmigración a un nivel supranacional cada vez mas amplio. Su principal característica es una clara distinción entre el origen de los migrantes. La UE mantiene un régimen dual en cuyo marco cada ciudadano de la Unión tiene el derecho de residir y trabajar en cualquiera de los países de ésta. En cambio, los ciudadanos que no pertenecen a la Unión Europea encuentran restricciones en materia de inmigración y necesitan visas de trabajo para residir y trabajar legalmente.8
d)
Extranjeros Residentes en otros Países de América Latina y el Caribe
En relación con un determinado conjunto de políticas inmigratorias, se ha señalado la importancia de las disparidades en materia de ingresos y niveles de vida como factores que impulsan las corrientes migratorias. Las brechas en términos de ingresos per cápita existen tanto entre América Latina y Europa o América del Norte y en el seno de América Latina. Las cifras ponen de manifiesto importantes diferencias en cuanto al nivel del PIB entre países vecinos de América latina en el período 1950-2000; por ejemplo, el ingreso per cápita de Argentina era, en promedio, más de 2 veces superior al ingreso per cápita de Bolivia y Paraguay (ver el cuadro 3) Como resultado de estas brechas en materia de ingresos, Paraguay y Bolivia (además de Chile) se convirtieron en las dos principales fuentes de inmigración a Argentina (ver el cuadro 4). El ingreso per cápita de Chile era un 65% superior al de Perú y un 80% superior al de Ecuador, en la década de los cincuenta, brecha que se amplió en los años 90, principalmente debido al rápido crecimiento de la economía chilena en la mayor parte de esta década. También se observan grandes disparidades en materia del ingreso per cápita entre Venezuela y Colombia, si bien han disminuido desde los años 90, en la medida en que el comportamiento económico de Venezuela empeoró radicalmente en las dos últimas décadas. Se advierten, asimismo, importantes diferencias en el ingreso per cápita entre Costa Rica y Nicaragua, que se ahondaron ulteriormente en los años 80 a causa del derrumbe de la economía nicaragüense durante la guerra civil y su débil comportamiento posterior.
6 Un análisis de las políticas de inmigración de los Estados Unidos desde los años 60, aparece en Sassen (1998) Jasso, Rosenzweig Smith (1998). 7 Las personas beneficiadas con esta ley en los Estados Unidos obtuvieron permisos que les permiten permanecer en el país hasta que sean capaces de satisfacer las condiciones necesarias para obtener un permiso de residencia permanente. 8 En los años 90, los países de la OECD tendieron a favorecer los acuerdos comerciales por encima del establecimiento de mercados comunes con terceros países (tomando la UE como una unidad), dado que este último sistema involucraría la aplicación de políticas de libre inmigración dentro de un mercado común. En el caso del NAFTA, la liberalización del comercio y las inversiones entre los Estados Unidos, Canadá y México no incluye el relajamiento de las barreras para controlar el ingreso de migrantes procedentes de México en los Estados Unidos (más bien, estas fueron aumentadas por el NAFTA) En el caso de los Estados Unidos, Turquía constituye un caso interesante por la importancia de los flujos migratorios que orienta hacia el resto de Europa. La UE con este país, pero pospuso para más adelante toda negociación para convertirse en miembro pleno de la UE; ver Solimano, 2001a).
8 Por otra parte, la brecha entre la República Dominicana y Haití comienza a explotar en los años 80 y a lo largo de los años 90. La importancia de este tema consiste en que el comportamiento económico divergente entre los países de América latina, y en particular entre aquellos que tienen fronteras comunes, parece haber creado importantes flujos migratorios entre ellos. Los datos muestran que, a lo largo de varios años de censos de población, la existencia de extranjeros nacidos fuera y dentro de la región que residen en otros países de América Latina (ver el cuadro 5). Este cuadro indica que Argentina ha sido el principal receptor de personas nacidas en otros países de América Latina (tanto en números absolutos como en comparación con el total de la población de Argentina), si bien dentro de una tendencia a la baja. En realidad, la cantidad absoluta de extranjeros que viven en ese país ha ido declinando sostenidamente de alrededor de 2 millones y medio en 1960 (equivalente al 12.7% de la población total) a cerca de 1 600 0009 (4.9% de la población total). Otro país en el que la población extranjera alcanza una magnitud significativa es Venezuela, donde el número de inmigrantes extranjeros pasó de alrededor de 600 000 a más de un millón en los años 90. En el resto de los países latinoamericanos considerados en el cuadro 5 hay un porcentaje relativamente bajo de extranjeros residentes (ver el cuadro 5). Aún así, sería interesante conocer mejor la evolución de estas tendencias de los años 90, en la medida en que se dispone de cifras censales más recientes. Cuadro 3 América Latina y el Caribe. PIB per cápita, 1950-2000 (en dólares Geary-Khamis de 1990) Países Año 1950 1951 1952 1953 1954 1955 1956 1957 1958 1959 1960 1961 1962 1963 1964 1965 1966 1967 1968 1969 1970 1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000
Argentina 4987 5043 4717 4874 4980 5237 5285 5461 5698 5241 5559 5862 5677 5455 5926 6371 6321 6399 6578 7037 7302 7533 7642 7973 8350 8142 7988 8332 7837 8262 8245 7646 7290 7437 7485 6894 7292 7373 7132 6597 6512 7066 7592 7930 8477 8104 8351 8903 9219 8795 8645
Bolivia 1919 2013 2031 1800 1799 1853 1706 1614 1616 1575 1606 1603 1654 1720 1762 1806 1891 1962 2079 2120 2176 2204 2260 2357 2418 2516 2610 2666 2700 2647 2573 2547 2390 2239 2218 2160 2050 2063 2099 2117 2182 2254 2246 2289 2348 2406 2352 2398 2458 2414 2404
Chile 3821 3883 4024 4159 4101 4016 3954 4269 4282 4155 4320 4418 4518 4694 4693 4631 5042 5105 5188 5281 5293 5663 5492 5093 5050 4323 4398 4755 5069 5407 5738 5965 5017 4898 5125 5168 5375 5590 5901 6377 6402 6753 7374 7738 8010 8612 9080 9587 9757 9620 9957
Colombia Costa Rica Rep. Dom 2153 1963 1045 2150 1951 1137 2214 2114 1195 2277 2353 1145 2358 2289 1174 2373 2460 1206 2391 2301 1282 2400 2406 1318 2383 2605 1344 2473 2598 1310 2497 2715 1332 2540 2723 1276 2594 2785 1433 2597 2919 1478 2675 2961 1525 2689 3127 1290 2750 3258 1412 2784 3349 1411 2874 3497 1368 2976 3622 1471 3094 3754 1579 3194 3889 1694 3355 4118 1848 3499 4319 2012 3618 4428 2069 3622 4392 2110 3716 4500 2191 3797 4760 2237 4047 4859 2231 4184 4945 2269 4265 4894 2372 4263 4664 2415 4212 4217 2405 4185 4210 2458 4239 4432 2414 4282 4346 2305 4445 4457 2326 4582 4541 2452 4668 4569 2420 4721 4706 2676 4822 4754 2501 4805 4741 2476 4895 4958 2588 5016 5127 2597 5227 5230 2667 5401 5231 2742 5406 5097 2880 5382 5169 3034 5317 5346 3163 5019 5640 3359 5044 5606 3564
Fuente: Maddisson (OECD) y Estadísticas Financieras Internacionales (FMI).
9
El último Censo se publicó en 1991.
Ecuador 1897 1865 2038 2024 2127 2121 2137 2169 2168 2217 2290 2276 2324 2309 2395 2544 2528 2578 2635 2693 2793 2864 2950 3219 3307 3378 3600 3720 3867 3962 4026 4071 4000 3816 3876 3945 3970 3640 3944 3870 3906 3997 4013 4002 4083 4116 4125 4202 4165 3699 3732
Haití 1051 1049 1090 1037 1102 1039 1108 1023 1082 1011 1055 991 1064 974 931 922 897 860 875 884 906 955 979 1013 1066 1032 1111 1106 1149 1221 1304 1259 1202 1189 1168 1146 1120 1089 1075 1066 1045 1032 878 846 765 792 802 803 816 822 817
México 2365 2477 2504 2439 2605 2742 2843 2965 3025 3016 3155 3172 3211 3343 3594 3702 3813 3922 4073 4185 4320 4363 4597 4845 5003 5146 5228 5275 5573 5941 6289 6683 6488 6079 6170 6212 5857 5845 5797 5920 6097 6230 6331 6331 6486 5973 6166 6464 6655 6954 7087
Nicaragua Paraguay 1616 1584 1674 1573 1900 1506 1888 1509 2002 1495 2072 1523 2008 1547 2111 1578 2052 1625 2019 1581 1983 1555 2065 1588 2219 1657 2382 1659 2578 1687 2734 1739 2736 1712 2835 1774 2783 1789 2875 1810 2812 1872 2856 1902 2867 1946 2929 2038 3248 2144 3144 2220 3205 2315 3373 2506 3047 2719 2172 2954 2177 3304 2219 3498 2144 3285 2194 3097 2100 3104 1968 3135 1885 3042 1828 3085 1585 3191 1522 3282 1475 3287 1424 3274 1394 3237 1347 3273 1359 3278 1377 3332 1401 3277 1434 3266 1451 3160 1481 3078 1561 2979
Perú 2263 2385 2473 2539 2634 2689 2731 2836 2746 2768 3023 3154 3321 3345 3462 3532 3723 3757 3666 3698 3807 3857 3858 3952 4200 4226 4195 4103 4008 4131 4205 4283 4176 3559 3633 3631 3879 4103 3680 3183 2955 2960 2868 2965 3296 3504 3511 3736 3666 3637 3684
Venezuela 7462 7663 7992 7956 8417 8750 9124 10058 9816 9997 9646 9002 9058 9134 9562 9841 9677 9922 10249 10262 10672 10446 10245 10625 10507 10472 10929 11251 11164 10920 10139 9841 9356 8745 8623 8521 8725 8805 9080 8094 8313 8965 9373 9137 8618 8947 8741 9146 8965 8275 8440
9
Cuadro América Latina y el Caribe: Países seleccionados. el PIB per cápita de los países receptores y el de los países de Receptor País de origen
19501955196019651970197519801985199019951950-
Bolivia
2.58 3.23 3.42 3.32 3.40 3.09 3.19 3.37 3.31 3.60 3.26
Argentina Chile Paraguay
1.23 1.30 1.26 1.30 1.46 1.71 1.43 1.25 1.04 0.92 1.28
3.21 3.43 3.50 3.71 3.92 3.22 2.34 2.25 2.30 2.73 3.05
Perú
Venezuela Costa Rica Rep. Dominicana Chile Ecuador Colombia Nicaragua Haití
1.63 1.50 1.39 1.37 1.35 1.16 1.35 1.56 2.41 2.60 1.65
2.01 1.91 1.95 1.94 1.77 1.29 1.35 1.47 1.81 2.36 1.80
3.54 3.97 3.60 3.55 3.14 2.83 2.21 1.91 1.79 1.66 2.80
1.18 1.21 1.26 1.21 1.39 1.62 2.07 2.61 3.55 3.69 2.01
1.07 1.23 1.41 1.57 1.87 1.97 1.97 2.22 2.86 3.86 2.04
Fuente: Maddisson (OECD) y Estadísticas financieras internacionales (FMI). Nota: [1] Estimación basada en el PIB per cápita en dólares de Geary-Khamis de 1990.
3. Las migraciones internacionales y sus causas Después de examinar las tendencias principales de las migraciones globales y regionales en América Latina a lo largo de diferentes períodos históricos, se analizan los principales determinantes económicos de las migraciones y temas afines. a)
Los determinantes Económicos de las Migraciones Internacionales
Los factores económicos de las migraciones identifican las expectativas de los migrantes de obtener mayores ingresos en el extranjero, en comparación con los que existen en el país de origen, como una de las principales causas de la decisión de emigrar. Sin embargo, otras variables que también ejercen una influencia importante en ese mismo sentido. En este sentido, hay razones distintas de las económicas que conducen a la decisión de emigrar, entre otros, los conflictos bélicos, discriminación racial y la persecución política en el país de origen. La elección del país de destino suele verse influenciada también por la existencia de redes de familiares y amigos que emigraron anteriormente al mismo país.10
10
Por lo general, las ecuaciones sobre migración incluyen como determinantes a las siguientes variables: la relación entre el salario real (o el salario per cápita real) en el país de origen, con respecto al salario del país receptor; una variable migratoria desfasada para capturar los efectos de la persistencia, de los amigos y familiares (consideraciones relativas a la red social), una variable demográfica desfasada en dos décadas representando el crecimiento demográfico y una variable poniendo de manifiesto el grado de industrialización en el país de origen; ver O’Rourke y Williamson (2000).
10
Cuadro 5 América Latina y el Caribe: Población extranjera residente (años censales)
País de residencia Argentina
Año
Población total*
Total población extranjera [a] [b] % del total Nivel
Argentina
Bolivia
1960 20,010,539 12.7 2,540,226 88,830 1970 23,390,050 9.4 2,193,330 101,000 1980 27,947,446 6.6 1,857,703 115,616 1991 32,615,528 4.9 1,605,871 143,735 Bolivia 1976 4,613,486 1.3 58,070 14,669 1992 6,420,792 0.9 59,807 17,829 Chile 1970 8,884,768 1.0 88,881 13,270 7,563 1982 11,329,736 0.7 84,345 19,733 6,298 1992 13,348,401 0.9 114,597 34,415 7,729 Colombia 1964* 17,484,508 0.4 74,055 1,190 N.A. 1985* 27,837,932 N.A. N.A. N.A. N.A. 1993 33,109,840 0.3 106,162 1,953 390 Costa Rica 1963 1,336,274 2.6 34,981 144 N.A. 1973 1,871,780 2.5 46,077 347 87 1984 2,416,809 3.7 88,954 697 189 Ecuador 1982 8,060,712 0.9 75,404 1,691 381 1990 9,648,189 0.8 73,179 1,558 424 Haiti 1971 4,329,991 0.1 6,000 9 4 1982* 5,053,189 N.A. N.A. N.A. N.A. Nicaragua 1971 1,877,952 1.1 21,174 107 N.A. 1995 4,357,099 0.6 26,043 147 38 Paraguay 1972 2,357,955 3.4 79,686 27,389 364 1982 3,029,830 5.5 166,879 43,336 500 1992 4,152,588 4.5 187,372 47,846 766 Perú 1972* 13,538,208 0.5 67,186 4,286 4,115 1981 17,005,210 0.4 66,925 5,025 3,210 1993 22,048,356 0.2 52,725 4,165 3,216 República 1970 4,009,458 0.8 32,419 213 21 Dominicana 1981* 5,545,741 N.A. N.A. N.A. N.A. 1993* 7,293,390 N.A. N.A. N.A. N.A. Venezuela 1971 10,721,522 5.4 582,560 4,481 1,166 1981 14,516,735 7.2 1,048,159 11,371 2,301 1990 18,105,265 5.7 1,024,121 9,070 1,936 Fuente: Base de datos IMILA-Migraciones Internacionales en América Latina (CEPAL). Notas: CELADE carece de información. * Cifras procedentes de censos de población.
Chile
116,840 142,150 207,176 218,217 7,508 3,909
1,130 N.A. 1,496 89 670 1,277 5,747 4,948 12 N.A. 100 115 359 1,715 2,264 7,525 5,976 4,652 47 N.A. N.A. 2,999 24,703 20,787
Colombia
1,138 N.A. 1,864 2,638 412 529 800 1,069 1,666
658 1,014 1,678 39,443 37,553 23 N.A. 304 237 N.A. N.A. 189 1,528 1,985 2,374 120 N.A. N.A. 177,973 494,494 528,893
Costa Rica
209 N.A. N.A. 451 40 83 101 191 448 400 N.A. 452
280 313 1 N.A. 4,693 4,727 N.A. N.A. 45 … 190 215 40 N.A. N.A. 1,314 1,795 1,494
Ecuador
País de nacimiento Haití Nicaragua Paraguay
Perú
República
Venezuela
Dominicana
617 N.A. 771 975 183 243 967 1,215 2,267 10,126 N.A. 9,040 135 272 318
9 N.A. N.A. 78 N.A. N.A. 72 2,399 1,739 1,801 57 N.A. N.A. 5,292 21,091 23,370
30 N.A. N.A. 73 16 5 52 36 37 N.A. N.A. 64 N.A. 25 30 22 22
N.A. 20 N.A. N.A. 13 N.A. N.A. 15 19,065 N.A. N.A. 353 1,238 1,593
53 N.A. N.A. 142 18 54 56 99 168 272 N.A. 307 18,368 23,331 45,918 142 161 8 N.A.
N.A. N.A. 24 N.A. N.A. 135 15 N.A. N.A. 866 2,187 2,033
153,844 230,050 259,449 251,130 972 955 290 284 683 N.A. N.A. 137 N.A. 31 39 85 90 2 N.A. N.A. 10
N.A. N.A. 194 4 N.A. N.A. 186 456 494
5,164 N.A. 8,002 15,977 4,730 5,805 3,804 4,308 7,649 1,455 N.A. 3,182 N.A. 315 1,016 1,887 2,396 10 N.A. N.A. 176 N.A. N.A. 1,432
345 N.A. N.A. 2,168 19,956 27,748
76 N.A. N.A. 259 12 36 80 73 126 N.A. N.A. 47 N.A. 55 134 102 78 1,659 N.A. N.A. 52 N.A. N.A. 14 N.A. N.A. 104
1,886 15,745 17,140
991 N.A. 1,401 1,934 144 300 388 942 2,397 16,224 N.A. 43,285 320 435 748 1,674 2,379 7 N.A. 87 116 N.A. N.A. 91 N.A. 812 1,489 114 N.A. N.A.
Resto del mundo
2,172,434 1,720,130 1,263,424 970,340 29,366 30,059 61,510 50,097 57,012 43,258 N.A. 45,809 15,267 19,495 36,910 23,950 23,257 4,256 N.A. 15,883 20,327 51,574 121,328 134,616 47,333 47,988 34,365 12,378 N.A. N.A. 383,876 452,822 389,563
11 La magnitud y dirección de las migraciones internacionales con frecuencia responden a los siguientes factores, algunos de los cuales son de largo plazo, mientras que otros tienen carácter cíclico: i)
Los ingresos per cápita o disparidades entre el salario real del país de origen y el país receptor a un determinado nivel de capacitación: los flujos netos de inmigración (inmigración menos emigración) tienen una correlación positiva con la proporción entre el salario real per cápita (o salario real) en el país de destino y el ingreso per cápita en el país receptor.11 Teniendo en cuenta el factor incertidumbre y un horizonte de largo plazo al tomar la decisión de emigrar, lo más importante es el salario que se espera obtener en el país receptor, comparado con el salario del país de origen. Por otra parte, en una especificación dinámica, el valor actual de los flujos de salarios relativos que se espera obtener sería la variable relevante;
ii)
El estado del ciclo de negocios y las perspectivas económicas, tanto en los países de origen como en los países receptores. Los rápidos procesos de crecimiento económico que van acompañados por la escasez de mano de obra en los países receptores, aumentan las probabilidades de que el emigrante obtenga trabajo. En cambio, en períodos de lento crecimiento y mayor desempleo, esa probabilidad disminuye. Si bien la decisión de emigrar depende en gran medida de las diferencias del salario real entre los países, la oportunidad de emigrar parece estar relacionada con el estado del ciclo de negocios, tanto en el país de origen como en los países receptores;
iii)
Las redes de apoyo familiar y/o de amistades. El análisis empírico de las corrientes migratorias (Hatton y Williamson, 1998 y Borjas, 2001) muestra que los migrantes tienden a atribuir un gran valor a la existencia de amigos o parientes, como un factor importante en la selección del país receptor. En efecto, la familia, los amigos y las redes étnicas o basadas en la nacionalidad significan un apoyo importante para el migrante, ayudándolo a obtener información sobre posibilidades de trabajo y otras características importantes del país receptor, y por lo tanto contribuyendo a la adaptación individual y familiar después de la migración;
iv)
Las políticas de inmigración. Las políticas migratorias de los países receptores que no propician la inmigración, no hacen más que desalentarla, aunque no completamente, en la medida en que siempre existe la posibilidad de emigrar ilegalmente a algunos países (véase un análisis interesante de la política económica de las políticas migratorias de los países receptores, en Chiswick y Hatton, 2001);
v)
El costo de emigrar. La decisión de emigrar implica diferentes costos, tales como pasajes aéreos, transporte y subsistencia en los países receptores, además del costo que implica la búsqueda de un puesto de trabajo en los países de acogida. Los migrantes pobres y carentes de capacitación, a menudo se ven afectados por estos costos, ya que pueden constituirse en un importante factor inhibitorio de la migración internacional de los pobres;
vi)
Diferencias culturales entre los países. El idioma, las tradiciones y las relaciones familiares afectan los patrones migratorios. En la medida en que suelen ser diferentes a los del país receptor, estos rasgos tienden desalentar las migraciones internacionales;
11
Ver en Hatton y Williamson (1998), capítulos 3 y 4, un análisis detallado sobre el impacto de las brechas salariales en los flujos migratorios de Europa a los países del Nuevo Mundo a fines del siglo XIX y principios del siglo XX.
12 vii)
b)
La distancia y proximidad geográficas. En general, la inmigración a países fronterizos (o cercanos) tiende a ser mayor que la inmigración a países lejanos. De este modo, la geografía tiene importancia con respecto a la dirección y el tamaño de los flujos migratorios.12
Fuerza de trabajo, factores de mercado y migraciones internacionales
El mercado de trabajo desempeña un papel clave en la transmisión de shocks macroeconómicos a las decisiones migratorias. Los grandes remezones económicos crean desequilibrios del mercado que es necesario corregir mediante diferentes mecanismos de ajuste, tales como cambios en materia salarial, expansión de la mano de obra empleada en el sector informal o la emigración de trabajadores en busca de mejores puestos oportunidades en el extranjero. La mayor parte de los análisis se concentran en los efectos resultados nacionales de los ajustes que se hacen en el mercado de trabajo en materia de desempleo y subempleo en los países considerados individualmente. Sin embargo, las dimensiones internacionales de los ajustes del mercado laboral también son importantes. Las migraciones internacionales constituyen un mecanismo que actúa a través de la oferta de mano de obra en los mercados internacionales de trabajo. En este sentido, la emigración reduce la oferta interna de mano de obra en el país de origen para dar lugar, por ejemplo, a una contracción de la demanda. Por otro lado, la inmigración aumenta la oferta de fuerza de trabajo en el país receptor. Como se analizó en la sección anterior, los grandes flujos migratorios que tuvieron lugar hacia los países del Nuevo Mundo en la segunda mitad del siglo XIX y principios del siglo XX, estaban asociados con la escasez de fuerza de trabajo y la abundancia de tierras y recursos naturales en los países receptores (por ejemplo Europa en el siglo XIX). Este análisis muestra la necesidad de reconocer la naturaleza equilibradora de los procesos migratorios, en la medida en que los desequilibrios del mercado de trabajo que propician corrientes migratorias, con frecuencia van aparejados con desequilibrios o remezones iniciales en otros factores de mercado, tales como el mercado de capitales o el mercado de bienes raíces agrícolas, que causan efectos indirectos en el mercado de trabajo. Así, un aumento de la oferta de capital (pudo ser debido a un aumento de las corrientes de capital), puede provocar un aumento de la demanda de mano de obra que, a su vez, se puede satisfacer mediante la inmigración. Un ejemplo de ello es el caso de Argentina en el contexto de la primera oleada globalizadora de fines del siglo XIX, cuando recibió capitales y fuerza de trabajo del extranjero, gracias a las atractivas oportunidades de trabajo y negocios que este país ofrecía. En cambio, en diferentes momentos de su historia, —especialmente en los años 60, 70, 80 y a principios de 2000— Argentina sufrió crisis económicas que generaron corrientes migratorias humanas y de capitales. En términos analíticos, la correlación entre el retorno del capital y los salarios depende de las relaciones de complementariedad y substitución entre el capital, la fuerza de trabajo y la disponibilidad de tierra, las que tienen un papel clave en el estudio de las migraciones internacionales en un marco analítico de equilibrio general. c)
Crecimiento, desigualdad y migraciones internacionales
La relación entre el crecimiento económico y las migraciones internacionales puede ser de una naturaleza diversa. Al respecto, es frecuente que un crecimiento rápido, la expansión de las oportunidades, los descubrimientos tecnológicos y la disponibilidad de tierras en el país receptor se adelanten a la inmigración. Así ocurrió en Argentina y otros países del Nuevo Mundo a fines del siglo XIX. Al mismo tiempo, la inmigración es un factor que desempeña un papel importante, al apoyar y reforzar una dinámica que intensifica el crecimiento y la prosperidad. Hay una variedad de 12
Ver un análisis de la inmigración mexicana (y de otros países) hacia los Estados Unidos, en lo que se refiere a su composición en materia de destrezas, en Jasso, Rosenzweigh y Smith (1998) y Markusen y Zahniser (1997).
13 mecanismos que permiten que las migraciones tengan efectos positivos sobre el crecimiento económico en los países receptores (ver Solimano, 2001a). Por una parte, la inmigración de individuos dotados de capacidades empresariales y dispuestos a correr riesgos significó, históricamente, una contribución importante para el desarrollo de las actividades económicas, movilización de los recursos, colonización e innovación —es decir, un conjunto de factores que estimularon el crecimiento económico en los países del Nuevo Mundo en la primera oleada globalizadora (pre-1914). Por otra parte, la inmigración de fuerza de trabajo carente de destrezas laborales puede contribuir a aumentar y apoyar el crecimiento del país receptor, a través de un efecto moderador del crecimiento de los salarios y, por consiguiente, ayudando a mantener altas tasas de utilidades, a incrementar la rentabilidad de las inversiones y acelerar el crecimiento. Las migraciones internacionales también pueden contribuir a reducir las desigualdades económico regionales y globales, en la medida en que las personas se trasladan de países de bajos ingresos per cápita a países con mayores ingresos per cápita. Las evidencias empíricas muestran que en el pasado la convergencia entre Europa y el Nuevo Mundo en la era de las migraciones en masa —que coincidió con la economía mundial pre-1914— fue propulsada por migraciones internacionales que contribuyeron a reducir las brechas salariales. En cambio, las características del mundo actual están mas bien asociadas a grandes desigualdades y regímenes migratorios internacionales más restrictivos. d)
Regímenes políticos y migraciones internacionales
Las decisiones de emigrar e inmigrar no dependen solamente de consideraciones económicas en los países de origen o receptores. Los regímenes políticos —democracia o autoritarismo— existentes en los países de origen o en los receptores, también influyen en la decisiones. Los potenciales migrantes prefieren vivir en países donde se respetan las libertades civiles y los derechos individuales (libertad de expresión y asociación, acceso a la justicia, libertad religiosa, derecho a elegir las autoridades públicas, etc.) y los derechos económicos. Esto tiende a ocurrir con mayor frecuencia en las democracias que en las dictaduras. Estas últimas restringen los derechos individuales y llevan a cabo actividades represivas.13 En el trabajo clásico de A. Hirschman, Exit, Voice and Loyalty, el autor hace una distinción útil para entender las causas económicas y políticas de las decisiones que rodean la cuestión migratoria, entre las opciones puramente económicas y la acción colectiva. Mientras la libertad que debe tener un individuo para entrar o salir de su país suele ser una decisión económica, la libertad de expresión pertenece al ámbito de lo colectivo o de la acción política. Este marco sugiere que los individuos que están insatisfechos o descontentos con las condiciones políticas y económicas existentes en sus países de origen, donde el ejercicio de la libertad de expresión es un medio ineficaz para cambiar las cosas, pueden optar por emigrar. Esta migración voluntaria, distinta del problema de los refugiados y el asilo, que son situaciones de migración forzada, responde a una decisión que también se ve afectada por condiciones políticas que los ciudadanos y los residentes extranjeros consideran inadecuadas. Ello sugiere la existencia de una relación directa entre la emigración de los ciudadanos (o la repatriación de los extranjeros) y la existencia de regímenes autoritarios que sofocan los derechos políticos y las libertades civiles. En América Latina hay varios ejemplos de este tipo: la imposición, en Argentina, en los años 60 y 70, de regímenes militares que suprimieron las libertades civiles e intervinieron las universidades (sofocando la libertad académica), fue seguida por una migración en masa de profesionales y científicos que produjo un drenaje de cerebros que tuvo grave consecuencias para ese país. 13
Véase un profundo análisis de las consecuencias económicas de las democracias y las autocracias en Olson (2000).
14 Situaciones similares tuvieron lugar en Brasil en los años 60 y 70, y posteriormente en Chile en los años 70 y 80. En estos casos la emigración (que con frecuencia involucró a individuos dotados de un valioso capital humano), se convirtió en una respuesta individual a los regímenes autoritarios que atropellaron los derechos civiles.
e)
Mercados laborales internacionales duales: trabajadores carentes de calificación y capital humano
En la era de la globalización, los mercados de trabajo internacionales están segmentados y las leyes de inmigración que los países industriales aplican a los inmigrantes pobres y carentes de destrezas no son las mismas que amparan a los profesionales, científicos y empresarios extranjeros. El trabajo no es un factor de producción homogéneo. Los trabajadores sin destrezas laborales que emigran a países con altos ingresos per cápita para trabajar en la agricultura o en los sectores de servicios (por ejemplo, restaurantes, jardinería, tareas domésticas), tienen niveles de y condiciones sociales de las de un inmigrante altamente calificado (por ejemplo un especialista en tecnología informática). Los inmigrantes que carecen de destrezas laborales suelen enfrentarse a restricciones migratorias que no son las que se aplican a los inmigrantes altamente capacitados o los inversionistas que se establecen en un país extranjero. En los Estados Unidos (por ejemplo visas H1-B), Alemania y otros países de la Unión Europea hay programas que consideran visados especiales para atraer expertos en tecnología informática y otros especialistas, quienes trabajan por períodos de 3 a 5 años en los países receptores. En cambio, los trabajadores pobres y carentes de destrezas laborales, que con frecuencia superan la demanda de visas de trabajo, muchas veces entran legalmente y permanecen durante años en los países receptores, esperando la regularización de sus situaciones migratorias. Por el contrario, la decisión de emigrar de los científicos y profesionales tiene algunos rasgos específicos que es necesario mencionar.14 Estas personas abandonan sus países de origen basados en una serie de razones: la posibilidad de adquirir conocimientos y una educación de alta calidad en los mejores centros pedagógicos del mundo (etapa educacional), el atractivo de relacionarse con personas reconocidas internacionalmente, el propósito de hacer una carrera exitosa en el extranjero (la etapa de la estadía en el extranjero). Los investigadores que trabajan en forma individual se benefician interactuando con una masa crítica de otros investigadores y científicos que trabajan en el mismo terreno. La creación intelectual raramente es el resultado de un esfuerzo puramente individual, ya que la interacción con los pares es un ingrediente clave del proceso creativo. Por consiguiente, la productividad del capital humano depende, positivamente, de su disponibilidad; en otras palabras, la creación de conocimientos genera réditos cada vez mayores. Por lo tanto, competencia, complementariedad y réditos altos constituyen una parte esencial de la historia de las migraciones de capital humano. Sin embargo, lo anterior puede conducir tanto a la creación de círculos virtuosos, como de trampas de pobreza.15 Los países receptores pueden echar a andar un ciclo de fuerte creación y aplicación de conocimientos, atrayendo a los extranjeros con más talento, con el fin de incorporarlos a una sólida base de conocimientos pre-existente en el país huésped. A su vez, los países de origen pueden entrar en una fase de estancamiento del desarrollo científico, tecnológico y del conocimiento, a causa de la emigración de talentos, a medida que desaparece la masa crítica de científicos y técnicos expertos, deteriorando el medio en el que se genera y asimila el conocimiento en los países en desarrollo que generan corrientes migratorias. La emigración en masa de profesionales Argentina en los años 60 y 70, resultante de la combinación del deterioro económico con la represión política contra los intelectuales, es un caso elocuente. 14 15
Ver Solimano (2002a). Ver Easterly (2001), Haque y Kim (1994), Gohkhberg, et al. (2002).
15
f)
Circulación de cerebros: el ciclo de emigración y de regreso del capital humano
El impacto que sufren los países de emigración de capital humano depende de que ésta sea un fenómeno transitorio o permanente (drenaje de cerebros). Evidencias científicas proporcionadas por la National Science Foundation de Estados Unidos (NSF) acerca de los estudiantes extranjeros que se quedan a trabajar en ese país después de graduarse, parece indicar la existencia de un patrón de comportamiento en el que el “drenaje de cerebros” se combina con un “ciclo de talentos”.16 El estudio de la NSF indica que alrededor del 47% de los estudiantes extranjeros con visas temporales que completaron doctorados en 1990 y 1991, en 1995 estaban trabajando en los Estados Unidos. La información disponible sobre las tasas de regreso correspondientes a los países sudamericanos de emigración es escasa; pero mejora en el caso de Asia. La mayoría de los extranjeros que se doctoraron en el período 1990-1991 procedían de India (79%) y China (88%) y todavía estaban trabajando en los Estados Unidos en 1995. En cambio, solamente el 11% de los sudcoreanos que completaron doctorados en ciencias e ingeniería en universidades estadounidenses en 1990-91, estaban trabajando en Estados Unidos en 1995. A su vez, el estudio de la NSF indica que los estudiantes extranjeros con doctorados en ciencias e ingeniería que aún estaban trabajando en Estados Unidos 10 o 20 años después, tienden a quedarse en este país (no se aprecia significativo retorno neto de migrantes). Esto indica que se estaría generando un “ciclo de retorno del capital humano emigrante”, cuya configuración (duración de las tasas de estadía) varía según el país de origen. g)
Las remesas de ingresos
La contrapartida del movimiento físico de personas en el extranjero (emigración), consiste en las remesas del producto del trabajo o las ganancias enviados por los migrantes a sus países de origen. Esto pone de manifiesto que la emigración neta no es per se un mero costo para el país de origen. Las remesas representan un beneficio de la migración que debe ser considerado en relación con su costo. Las remesas de divisas tienen una gran importancia en América Latina (ver el cuadro 6). En el año 2001 se estimó que el monto total de las remesas originadas en 14 países latinoamericanos que representan más del 75% del PBI regional, era de alrededor de 23 000 millones de dólares (Orozco, 2001). Para sopesar esta cifra, hay que tener en cuenta que el monto total de las corrientes de capital hacia América Latina en el año 2001 fue de alrededor de US$70 000 millones de dólares, mientras que las donaciones oficiales que recibió esta región alcanzaron a alrededor de 3 000 millones de dólares (CEPAL, 2002). La participación promedio de las remesas en términos del PIB regional de esos 14 países latinoamericanos fue del 8.5%, si bien con grandes variaciones entre los diferentes países. En Haití, las remesas representaron un 24.5% del PIB, 17% en El Salvador, 15% en Jamaica y 9% en Ecuador. En cambio, las remesas de los migrantes representaron menos de un 3% del PIB en Perú, Colombia, México y Brasil. En relación con las exportaciones totales, las remesas representan más del 150% en Haití, 80% en Nicaragua, 60% en El Salvador y 20% en Ecuador. Es importante señalar que los montos reales de las remesas podrían ser superiores, en la medida en que éstas suelen hacerse a través de canales informales que no registran las transacciones (por ejemplo, traslado personal por parte de amigos o familiares). Al respecto, se prevé que el impacto macroeconómico, así como la importancia que tienen las remesas sobre el ahorro y la inversión de algunos países, está destinado a aumentar.
16
Ver National Science Foundation (1998).
16 Cuadro 6 América Latina y el Caribe. Remesas enviadas a los países, 2001 (en millones de US$ y en porcentajes) País México Brasil El Salvador República Dominicana Ecuador Jamaica Cuba Perú Haití Colombia Nicaragua Guatemala Honduras Bolivia Total y promedio
Remesas (millones de US$) 9273 2600 1920 1807 1400 959 930 905 810 670 610 584 460 103 23031 [2]
Porcentaje del PIB 1.7 0.4 17.0 10.0 9.0 15.0 5.0 1.7 24.5 0.8 22.0 3.1 7.5 1.3 8.5[3]
Porcentaje de las Exportaciones 6.5 4.0 60.0 27.0 20.0 30.0 40.0 10.6 150.0 2.4 80.0 16.0 17.0 6.7 33.6[3]
Fuente: Elaboración de los datos provenientes de los bancos centrales de los países. Notas: [1] La información sobre México, América Central y el Caribe ha sido proporcionada por los bancos centrales de los países respectivos. Las estadísticas sobre países sudamericanos (Colombia, Ecuador, Bolivia y Brasil) probablemente están subestimadas. [2] Suma de los países. [3] Promedio de los países.
4. Las migraciones internacionales y el mercado del trabajo global: el caso de argentina en el siglo XX 17 Los últimos 130 años de la historia económica y política de Argentina representan un período interesante para estudiar las migraciones internacionales a nivel de un país. Argentina pasó de ser un importador neto de personas entre 1870 y 1950, para convertirse durante las últimas décadas del siglo XX, en un país de emigración neta constituida, en muchos casos, por ciudadanos sumamente capacitados. a)
Antecedentes históricos
A fines de los años 20, Argentina dejó de pertenecer al grupo de las seis economías más desarrolladas del mundo, convirtiéndose en la última cuarta parte del siglo XX en una economía subdesarrollada de ingresos medios. El proceso de desarrollo económico de Argentina pasó a través de diferentes etapas y ciclos. El período de 1870-1914, que su historia económica registra como la belle époque de ese país, se caracterizó por un rápido crecimiento económico, grandes corrientes de capital externo e inmigraciones europeas en masa —principalmente de Italia y España— que aportaron cerca del 80% de la inmigración total. (Bunge y García Matta, 1969). Esa época de Argentina coincidió con el período de la “primera oleada globalizadora”. Las políticas migratorias de ese país se concentraron activamente en el reclutamiento de migrantes en el extranjero. A mediados del siglo XIX, Argentina abrió una agencia de reclutamiento en Italia y España y donó tierras para 17
Consultar Della Paolera (1994).
17 facilitar el asentamiento de los inmigrantes. Además, el gobierno financió los costos de traslado y entregó viviendas a los inmigrantes. El clima pro-migración de la clase dominante de la Argentina de esa época fue resumido en una frase acuñada por el jurista y escritor argentino Juan Bautista Alberdi: “Gobernar es poblar”.18 Las migraciones en masa a Argentina en el período 1870-1914, estuvieron asociadas con una combinación de menores oportunidades económicas en España e Italia, junto con una abundante disponibilidad de tierras, escasez de mano de obra y una dinámica industria exportadora de trigo y carne (orientada principalmente al mercado británico). El capital extranjero proporcionaba recursos para construir (y mejorar) infraestructuras tales como vías férreas, puertos y carreteras, mientras que la inmigración extranjera proporcionaba fuerza de trabajo y capacidades empresariales para aprovechar esas oportunidades. En ese período, la economía de Argentina logró crecer a una tasa anual cercana al 6% anual, lo que representaba una de las tasas más altas de la economía mundial, en una época en que el ingreso per cápita de Argentina se situaba entre un 33% y un 38%, lo que era superior a los ingresos per cápita de España e Italia, respectivamente, en el período 1970-1913 (ver el cuadro 7). En el período 1870-1914, la tasa promedio neta anual de inmigración hacia Argentina fue de alrededor de 57 000 personas por año, a lo largo de un período de más de 45 años la tasa neta de migración por cada 1 000 habitantes era cercana a un 15% (ver el cuadro 7). La inmigración neta disminuyó radicalmente a principios de los años de entreguerra, situándose en alrededor de un neto de 40 000 inmigrantes por año (cerca de la mitad de la cantidad anual de inmigrantes del período 1900-1914). Los primeros años de la entreguerra fueron altamente inestables para la economía mundial y Argentina no resultó inmune. El acceso de ese país a las fuentes financieras externas se vio restringido por la desorganización de los mercados mundiales de capital y sufrió los efectos del cierre de los mercados exportadores de Europa.19
18 Ver Solberg (1970). Sin embargo, en forma gradual, las políticas que apoyaban la inmigración se fueron haciendo menos generosas. En 1916, se adoptaron nuevas leyes que aplicaron restricciones a las diferentes clases de migrantes (por ejemplo, discapacitados, mujeres con hijos, etc.). En los años 20, esas políticas se volvieron decididamente desfavorables a la inmigración, en el marco de una tendencia global asociada con condiciones económicas deterioradas y el surgimiento de actitudes nacionalistas hacia la inmigración. 19 Ver Della Paolera y Taylor (1997).
18
Cuadro 7 Argentina: Períodos económicos y migraciones internacionales, 1870-2000
Período Integración global y crecimiento rápido (Belle époque) 1870-1900 1900-1914 1870-1914 Inicios del período de entreguerra 1914-1929
Población total Crecimiento PIB Migración neta [a] Promedio anual Tasa [b] (promedio anual) Argentina (promedio anual) (por 1,000 hab.) (por 1,000 hab.) por 1,000 hab.
Argentina (índice 1990=100)
PIB per cápita de Argentina Relación del PIB per cápita EE.UU. [c] España [c] OECD [c] Bolivia [d] Italia ©
Chile [d]
Paraguay [d]
33962.0 103786.7 56957.9
11.5 17.0 15.1
3037.8 6183.6 4049.6
6.2 [e] 4.3 5.9 [e]
35.4 [e] 52.0 41.6 [e]
0.58 0.68 0.61
1.17 1.65 1.33
1.28 1.62 1.38
0.78 1.06 0.87
N.A.
N.A.
N.A.
N.A.
N.A.
N.A.
N.A.
N.A.
N.A.
40436.5
4.4
9479.9
3.8
55.7
0.59
1.53
1.32
0.99
N.A.
N.A.
N.A.
Estrategia de substitución de las exportaciones 1930-1940 1940-1950 1950-1960 1960-1970 1970-1975 1930-1975
21945.0 47752.1 60158.2 32969.3 57986.1 41268.5
1.7 3.1 3.2 1.5 2.8 2.3
13053.9 15490.5 18891.8 22277.1 26030.9 18280.7
1.5 3.7 2.9 4.7 4.2 3.3
60.1 70.9 79.6 95.4 119.7 81.4
0.64 0.47 0.46 0.45 0.47 0.50
1.66 2.01 1.76 1.27 0.97 1.58
1.30 1.65 1.17 0.83 0.78 1.19
0.93 0.94 0.80 0.68 0.66 0.82
N.A.
N.A.
N.A.
N.A.
N.A.
N.A.
2.96 1.27 3.37 1.29 3.37 1.53 3.19 [f] 1.33 [f]
3.34 3.63 3.88 3.56 [f]
Temprana liberalización económica 1975-1990
-1387.5
-0.05
29244.75
0.1
115.6
0.38
0.78
0.58
0.52
3.21
1.43
2.57
-2155.3 -1683 9685
-0.1 -0.05 6.4
34732.1 31439.35 18503.3
3.6 1.6 3.9 [e]
122.2 119.0 44.5 [e]
0.32 0.36 0.50
0.62 0.72 1.37
0.48 0.55 1.11
0.44 0.49 0.80
3.47 3.33 3.26 [f]
0.97 1.25 1.28 [f]
2.53 2.57 3.05 [f]
Intensa reforma económica y liberalización 1990-2000 1975-2000 1870-2000 (average)
Fuente: Solimano (2002),"Ciclos de desarrollo, regímenes políticos y migraciones internacionales: Argentina en el siglo XX". Ponencia presentada en la Conferencia WIDER, "Pobreza, Migraciones Internacionales y Asilo", 27 y 28 de setiembre de 2002, Helsinski. Notas: [a] Migración neta = Inmigración - emigración. [b] Promedio de la migración neta / población en la mitad del año del período. [c] En dólares Geary-Khamis de 1990. [d] En dólares constantes de 1995. [e] Desde 1875. [f] Desde 1950.
19 Los años 30 fueron un período negativo para la economía Argentina: el crecimiento del PIB se redujo a una tasa anual del 1,5% en el período 1930-1940.20 Al igual que otras economías de América Latina y el Caribe en esa misma época, Argentina adoptó a principios de los años 30 una estrategia de desarrollo hacia adentro, aumentando los aranceles a las importaciones de bienes intermedios y de capital.21 El deterioro económico de Argentina también redujo radicalmente las corrientes migratorias a este país a alrededor de 22 000 inmigrantes por año entre 1930 y 1940. Después de la Segunda Guerra Mundial, Argentina reanudó sus políticas migratorias, que duraron hasta mediados de los años 50. La catástrofe humana y económica causada por la Segunda Guerra Mundial obligó a los europeos a emigrar, escogiendo a Argentina como destino natural, en vista de la existencia de antiguos vínculos migratorios y el conocimiento adquirido durante las grandes oleadas migratorias de fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Sin embargo, la rápida recuperación económica de Europa a fines de los años 40 y 50, combinada con el rezago económico de Argentina, redujeron de una manera sostenida los estímulos a inmigrar a ese país, en la medida en que las brechas en los ingresos per cápita entre Argentina y los países europeos disminuían. Las migraciones de Europa a la Argentina declinaron radicalmente en los años 60 (ver cuadro 6) y prácticamente desaparecieron en los años 70 y 80.22 Coincidiendo con la disminución de las corrientes migratorias europeas, en los años 50 se produjo un aumento de las corrientes inmigratorias procedentes de países vecinos, más bien que del Viejo Continente. Como se mencionó en la segunda sección, se produjeron flujos migratorios considerables, principalmente de trabajadores rurales y mano de obra urbana no calificada procedentes de Paraguay, Bolivia y Chile.23 Además de este cambio de origen de las migraciones internacionales a Argentina, que pasaron a ser naciones vecinas, a partir de los años 30 también se produjo un importante fenómeno de migraciones internas desde las áreas rurales a las ciudades, en el ámbito de las políticas de industrialización basadas en la sustitución de importaciones, la expansión de la administración del Estado y el aumento de la urbanización del país. De esta manera, los inmigrantes procedentes de países vecinos ocuparon los puestos de trabajo rurales que dejaron atrás los trabajadores argentinos que emigraron a las ciudades. Otra tendencia importante de los años 50, 60 y 70, consistió en la emigración de argentinos, en particular profesionales, personas altamente capacitadas, científicos e intelectuales.24 Además del deterioro económico del país, hay motivos importantes de esta migración de científicos. Como resultado, se produjo una dinámica de “drenaje cerebros”, en la medida en que los intelectuales comenzaron a emigrar, porque corrían el riesgo de ser destituidos, en un contexto de cortes presupuestarios que retardaron el desarrollo de la investigación y la educación en el país. En los últimos 25 años del siglo pasado, esta combinación de rezago económico y ciclos políticos de autoritarismo convirtió a la Argentina en un país de emigración neta al resto del mundo. Un crecimiento económico errático, combinado con la inestabilidad macroeconómica que se arrastraba desde los años 50 (aunque dio un breve vuelco parcial en la década de los noventa), alteró claramente los fuertes estímulos económicos a la inmigración que caracterizaron Argentina a fines del siglo XIX y principios del siglo XX. 20
Un análisis del impacto de los remezones externos de los años 30 y las respuestas de política de Argentina, aparece en Della Paolera y Taylor (1998) y Díaz-Alejandro (1970). 21 Diaz-Alejandro (1970) y Taylor (1994) han demostrado que las políticas de substitución de importaciones adoptadas por Argentina en los años 30 contribuyeron significativamente a aumentar el precio relativo de los bienes de capital, con el resultado de desalentar la formación de capital y el crecimiento. 22 A causa de este vuelco, en el período 1975-2000, el PIB per cápita de Argentina se mantuvo, en promedio, por debajo del PIB per cápita de España (72% de su nivel) e Italia (55% de su nivel; ver el cuadro 7). 23 Los trabajadores paraguayos y bolivianos se dirigieron mayormente a las regiones septentrionales de Argentina, mientras que los chilenos se dirigieron con frecuencia a las ranchos sureñas y los yacimientos petrolíferos de la Patagonia. 24 Ver Lattes, Oteiza Graciarena (1986) sobre estadísticas de emigración de médicos, ingenieros, científicos y “técnicos” argentinos a los Estados Unidos en el período 1950-1970.
20
b)
Estimaciones Econométricas de las Migraciones Internacionales Netas. 1990-2000
A continuación se presentan los resultados de las estimaciones econométricas de un modelo de migraciones netas en Argentina (ver Solimano, 2002b). El modelo incorpora varios elementos del análisis realizado anteriormente, en relación con los determinantes económicos y políticos de la migración neta internacional (ver Anexo). Los resultados del modelo indican que las brechas en materia del ingreso per cápita entre Argentina y los países de acogida es un determinante importante de la inmigración neta a lo largo de diferentes sub-períodos del siglo XX. En efecto, las estimaciones econométricas de las ecuaciones de migración neta a la Argentina (Solimano, 2002b) muestran que existe un efecto positivo e importante de la brecha entre el ingreso per cápita de Argentina (país receptor) y el per cápita de los países de emigración (que hasta mediados de 1950 fueron sobre todo países europeos), y posteriormente el PIB per cápita de los países vecinos. Las estimaciones también muestran que los regímenes autoritarios tienen un importante efecto estadístico negativo en las corrientes inmigratorias, y positivo en los flujos de emigración, confirmando así la importancia de los regímenes políticos en las decisiones de carácter migratorio, teniendo en cuenta factores como las libertades civiles, la libertad académica y los derechos humanos.
5. Derechos de los migrantes y migraciones internacionales: la agenda de trabajo decente de la OIT
La incorporación de migrantes extranjeros al mercado de trabajo de otro país y a la sociedad en general, plantea interrogantes importantes acerca la efectividad de los derechos laborales, protección social, participación y representación que tienen los trabajadores migrantes en un país extranjero.25 a)
Derechos laborales y protección social de los trabajadores migrantes
El grado de protección de los derechos laborales y el acceso a prestaciones y beneficios sociales, están estrechamente ligados a la situación legal del migrante. Al respecto, se hace una distinción importante entre migrantes “legales” e “ilegales”. Con frecuencia, los migrantes ilegales no trabajan con contratos legales, y por lo tanto no están protegidos contra contingencias adversas; carecen de redes sociales de apoyo suelen ser ignorados por los servicios de protección social. En este sentido, sus derechos legales no difieren demasiado de los derechos de los trabajadores del sector informal de los países en desarrollo, si bien sus ingresos son, obviamente, superiores. Además, pueden convertirse en residentes legales y/o adquirir la ciudadanía del país receptor. Esta descripción es claramente más realista con respecto a los migrantes pobres y carentes de calificación. Los migrantes que tienen una alta dotación de capital humano y financiero (por ejemplo, inversionistas extranjeros o migrantes ricos), a menudo pueden evitar enfrentarse con los obstáculos legales y riesgos sociales a los cuales están expuestos los migrantes pobres. Entre los esfuerzos por regular la situación laboral y de protección social de los trabajadores migrantes destaca la Convención internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1990. Esta Convención reconoce y se inspira en los convenios ya existentes de la OIT, cuyo objetivo es que los trabajadores migrantes tengan igualdad de oportunidades y de trato, sin 25
Hay varios estudios de la OIT que tratan estos temas; ver Abella (1997), Morales-Gamboa, 2002; Stalker (2000) Barros et al. (2002) y otros.
21 discriminación de nacionalidad, raza, religión o sexo, que los trabajadores nacionales. OIT (1949a, 1949b, 1975a y 1975b). En muchos casos la Convención de las Naciones Unidas va más allá que los Convenios de la OIT, porque extiende a los trabajadores migrantes que entran o residen ilegalmente en el país de empleo (y a los miembros de sus familias) los derechos que antes se limitaban a las personas que practicaban una migración legal por razones de empleo, esto es, la Convención va más lejos que las disposiciones formuladas en el Convenio Núm. 143 de la OIT (Parte I). Aunque el objetivo a largo plazo de la Convención de las Naciones Unidas es desalentar y acabar eliminando las migraciones clandestinas, al mismo tiempo trata de proteger los derechos fundamentales de los migrantes atrapados en estas corrientes migratorias, habida cuenta de su situación especialmente vulnerable. Otros aspectos significativos de la Convención consisten en que los Estados ratificantes no pueden excluir a ninguna categoría de trabajadores migrantes de su aplicación por el carácter “indivisible” del instrumento, así como el hecho de que se incluye a todo tipo de trabajador migrante, comprendidos los que se excluyen de los instrumentos existentes de la OIT. En América Latina y el Caribe, las normas regionales están mas bien relacionadas con el campo de los derechos humanos en general son la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (1948) de la Organización de los Estados Americanos (OEA), así como la Convención Americana sobre Derechos Humanos de 1969, que condenan la discriminación. En América Latina, el Mercado Común del Sur (Mercosur) ha adoptado un acuerdo en 1995 destinado a regular las migraciones dentro de la región, mientras que la Comisión del Acuerdo de Cartagena aprobó por medio de la Decisión 116 de 1977 el Instrumento Andino de Migración Laboral, y posteriormente, en su Decisión 397 de 1996, creó la Tarjeta Andina de Migración (TAM) a fin de facilitar los trámites migratorios dentro de la subregión. El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) trata sólo marginalmente de las cuestiones relativas a las migraciones, en su Acuerdo de Cooperación Laboral de América del Norte. El TLC permite la entrada de una determinada cuota de inversores, de personal altamente calificado y de ejecutivos de las empresas multinacionales entre los Estados firmantes.26 b)
La Agenda de Trabajo Decente de la OIT
La Organización Internacional del Trabajo ha elaborado recientemente una Agenda de Trabajo Decente, que desarrolla y amplía la noción de derechos y estándares fundamentales en el trabajo, constituyendo las bases de acuerdos internacionales y convenciones nacionales firmadas por los estados miembros de la Organización.27 La finalidad y los objetivos específicos de la misma son:28 i)
La finalidad. La misión de la OIT es mejorar la situación de los seres humanos en el mundo del trabajo. Hoy en día, esa misión concuerda con el afán general, en una coyuntura de grandes cambios, de encontrar oportunidades de trabajo decente.
ii)
Un trabajo decente para los ciudadanos de todos los países. Actualmente, la finalidad primordial de la OIT es promover oportunidades para que los hombres y las mujeres puedan conseguir un trabajo decente y productivo en condiciones de libertad, equidad, seguridad y dignidad humana. Tal es la finalidad principal de la Organización hoy en día. El trabajo decente es el punto de convergencia de sus cuatro objetivos estratégicos: la promoción de los derechos fundamentales en el trabajo; el empleo; la protección social y el diálogo
26
Ver Martínez (2002). Ver OIT (2002). 28 Extraído de Somavìa (1999). 27
22 social. Esto debe orientar las decisiones de la Organización y definir su cometido internacional en los próximos años. iii)
Las repercusiones políticas. Semejante finalidad tiene varias consecuencias normativas importantes, inherentes todas ellas al mandato de la Organización y que es preciso hoy explicitar y mantener.
iv)
Interés por todos los trabajadores. La OIT se interesa por todos los trabajadores. Debido a sus orígenes, la OIT ha centrado esencialmente su atención en las necesidades de los trabajadores asalariados —la mayoría de ellos de sexo masculino— en empresas del sector estructurado, pero no se agota con ello su mandato, ni tampoco el mundo del trabajo. Casi todas las personas trabajan, pero no todos tienen un puesto de trabajo. Abundan, además, en el mundo las personas que trabajan demasiado y las que están desempleadas. La OIT debe interesarse por quienes trabajan al margen del mercado de trabajo estructurado: asalariados no reglamentados, trabajadores por cuenta propia, trabajadores a domicilio. La participación del sector no estructurado en el volumen total del empleo ha llegado a casi el 60 por ciento en América Latina. En Africa, a la economía no estructurada le ha correspondido más del 90 por ciento de los nuevos puestos de trabajo urbanos en los diez años últimos.
v)
Promoción de los derechos en el trabajo. Todos los que trabajan tienen derechos en el trabajo. La Constitución de la OIT aboga por el mejoramiento de las «condiciones de trabajo», organizadas o no y se trabaje donde se trabaje, ya sea en la economía estructurada o bien en la no estructurada, en casa o en asociaciones locales o de carácter voluntario.
vi)
Promoción de oportunidades laborales. La promoción del empleo es un objetivo central. La defensa de los derechos en el trabajo presupone forzosamente la obligación de promover las posibilidades del trabajo propiamente dicho. La función normativa de la OIT trae consigo su misión de fomentar las dotes individuales y de ampliar las oportunidades de encontrar un trabajo productivo y de ganarse la vida decorosamente. La OIT se esfuerza por ensanchar el mundo del trabajo, y no solamente por delimitarlo. Se interesa, pues, por los desempleados, y por una política encaminada a acabar con el desempleo y el subempleo tanto como por la promoción de los derechos en el trabajo. La consecución de este objetivo es indispensable y exige el establecimiento de condiciones propicias para el desarrollo de las empresas.
vii)
Un trabajo decente asegurado. La OIT milita por un trabajo decente. No se trata simplemente de crear puestos de trabajo, sino que han de ser de una calidad aceptable. No cabe disociar la cantidad del empleo de su calidad. Todas las sociedades tienen su propia idea de lo que es un trabajo decente, pero la calidad del empleo puede querer decir muchas cosas. Puede referirse a formas de trabajo diferentes, y también a muy diversas condiciones de trabajo, así como a conceptos de valor y satisfacción. Hoy en día, es indispensable crear unos sistemas económicos y sociales que garanticen el empleo y la seguridad, a la vez que son capaces de adaptarse a unas circunstancias en rápida evolución, en un mercado mundial muy competitivo.
viii)
Protección contra las situaciones de vulnerabilidad en el trabajo. Protección contra la vulnerabilidad y los sucesos imprevistos. Porque desea que las condiciones de trabajo sean humanas, la OIT tiene que interesarse por la vulnerabilidad y los imprevistos que retiran a la gente del trabajo, independientemente de que se deban al desempleo, a la pérdida de los medios de subsistencia, a la enfermedad o a la vejez.
23
ix)
El diálogo social, medio para conseguir un fin. Fomento del diálogo social. Para el diálogo social se requiere la participación y la libertad de asociación, de ahí que sea un fin en sí mismo en las sociedades democráticas. Resulta igualmente fecundo con fines de resolución de conflictos, de justicia social y de aplicación real de la política. Es el medio gracias al cual se defienden los derechos y se promueve el empleo y un trabajo seguro, así como una fuente de estabilidad en todos los niveles, desde la empresa hasta la sociedad en general.
x)
Cuatro objetivos estratégicos en pro de un trabajo decente. Por consiguiente, la finalidad del trabajo decente debe descollar en cada uno de los objetivos estratégicos de la OIT, a la vez que se procura plasmarla de un modo equilibrado y armonioso en todos ellos. Es éste un problema que tienen pendiente todos los mandantes de la OIT. Los gobiernos, los empleadores y los trabajadores deben compaginar eficazmente esos diferentes intereses, para colmar el anhelo de un trabajo decente que expresan los individuos, las familias y los diferentes sectores de la población en todos los países.
Por las razones expuestas anteriormente, es probable que el logro de los objetivos estratégicos de la Agenda de Trabajo Decente sea más difícil de alcanzar entre los trabajadores migrantes pobres y carentes de capacitación, que entre los trabajadores nacionales y los migrantes calificados.29
6. Observaciones finales En este documento se muestra que las migraciones operaron sin restricciones en el ámbito de la primera oleada globalizadora (c.1870-1913) y que los mercados de trabajo internacionales se “globalizaron” de acuerdo con los mercados de bienes y capitales, los que fueron integrándose cada vez más bajo el régimen del patrón oro. Esta realidad llegó a su fin durante el período del agotamiento de la globalización —desde 1914 hasta la segunda mitad de los años 40—, que abarcó dos guerras mundiales, provocó inestabilidad macroeconómica en los años 20 y depresión económica y turbulencias políticas en los años 30. Todo esto creó un clima tendiente a restringir aún más el régimen de las migraciones internacionales. Los mercados de trabajo internacionales se restringieron durante la segunda oleada globlalizadora de los años 70 y siguientes. El mundo actual se caracteriza por la vigencia de un régimen inmigratorio limitado para los trabajadores carentes de calificación y otro más liberal para los individuos capacitados y muy especializados (profesionales, expertos en informática, inversionistas internacionales), quienes adquieren una movilidad cada vez mayor, gracias al aumento de la globalización de los mercados de bienes y capitales. Esta segmentación constituye una limitante para los países en desarrollo que sufren un “drenaje de cerebros” derivado de la emigración de trabajadores altamente calificados. Los patrones migratorios internacionales de la región han cambiado a través del tiempo. México y otros países de América Central y el Caribe han pasado a ser importantes fuentes de migrantes Estados Unidos, reflejando la brecha entre los niveles de ingresos reales y las oportunidades económicas existentes en los países de origen y de acogida. Por otra parte, desde el punto de vista histórico, economías importantes de América Latina como la argentina y en menor medida la brasileña fueron receptoras de migraciones de trabajadores europeos durante la era de las migraciones en masa de la primera oleada globalizadora de fines del siglo XIX. Aunque mostrando tasas declinantes, la inmigración a Argentina continuó hasta los años 50. En la segunda mitad de siglo XX, 29
Ver Díaz Alejandro (1970); Bunge y García Matta (1969); Cortés-Conde (1994) y Taylor (1994).
24 este país se convirtió en una fuente de emigración (principalmente de profesionales y personal altamente calificado), coincidiendo con una persistente situación de deterioro económico e inestabilidad, aparejados con un vuelco hacia el autoritarismo en los años 60 y 70. Las series temporales del análisis econométrico de Argentina muestra la importancia de las brechas de ingresos entre ese país y las naciones de emigración en lo que se refiere a sus tasas netas de inmigración. Esta constatación es sólida en diferentes períodos del siglo XX. El análisis empírico también muestra un impacto negativo de los regímenes autoritarios en la inmigración y un efecto positivo en la emigración. En suma, de los temas analizados se derivan importantes desafíos en materia de derechos y normas laborales, protección social, participación y representación, que revisten gran importancia para los trabajadores extranjeros y los migrantes que carecen de destrezas laborales. Todo ello hace de la Agenda de Trabajo Decente de la OIT un vehículo importante para plantear esos temas a nivel global, regional y nacional.
25 Bibliografía Abella, M. 2000 Sending workers abroad (Ginebra, Oficina Internacional del Trabajo). Adams, W. 1964 (ed.) The brain drain (New York, Mac Millan Company). Beckerman, P.; Solimano, A. (eds.) 2002 Crisis and dollarization in Ecuador (Washington, Directions in Development, The World Bank). Borjas, G. 2001 Heaven’s door (Princeton, Princeton University Press). Bunge, A.; Garcia-Mata, C. 1969 “Argentina”, en W. Willcox International migrations (New York, National Bureau of Economic Research). Carrington, W.; Detragiache, E. 1998 How big is the brain drain?, serie Working Paper/98/102 (Washington, D.C., International Monetary Fund). Chiswick, B.; Hatton, T. 2001 Ïnternational migration and the integration of labor markets, serie NBER Working Papers (Cambridge, MA., National Bureau of Economic Research). Cortes-Conde, R. 1979 El proceso económico argentino (Buenos Aires, Editorial Sudamericana). Damil, M.; Frenkel, R.; Maurizio, R. 2002 Argentina. Una década de convertibilidad. Un análisis del crecimiento, el empleo y la distribución del ingreso (Santiago, OIT). Della Paolera, G. 1994 “Experimentos monetarios y bancarios en Argentina: 1861-1930”, en Revista de Historia Económica, Año XII, N° 3 (Madrid, Universidad Carlos III). Della Paolera, G.; Taylor, A. 1998 Economic recovery from the Argentine great depression: Institutions, expectations and the change of macroeconomic regime, serie NBER Working Paper N° 6767 (Cambridge, MA, National Bureau of Economic Research). Della Paolera, G.; Taylor, A. 1997 Finance and development in an emerging market: Argentina in the interwar period, serie NBER Working Paper N° 6236 (Cambridge, MA, National Bureau of Economic Research). Diaz-Alejandro, C. F. 1970 Essays on the economic history of the Argentine Republic (New Haven, Yale University Press). Di Tella, G.; Zymelman, M. 1973 Los ciclos económicos argentinos (Buenos Aires, Editorial Piados). Easterly, W. 2001 The elusive quest for growth (Cambridge, M.A., The MIT Press). ECLAC, 2002 Globalization and development (Santiago, ECLAC). 2001 Balance Preliminar de la Economía Latinoamericana y del Caribe (Santiago, ECLAC). Eichengreen, B. 1995 Globalizing capital. A history of the International Monetary System (Princeton, Princeton University Press). Ferguson, N. 1999 The House of Rotschild, The World's Banker 1849-1999, Viking (New York, London). Ferenczi, I.; Willcox, W. 1929 International migrations: Argentina, Vol. I, Statistics (Cambridge, MA., National Bureau of Economic Research). Geronimi, E. 2002 Aspectos jurídicos del tráfico y la trata de trabajadores migrantes (OIT, Programa de Migraciones Internacionales). Gokhberg, L.; Nekipelova, E. 2002 International migration of scientists and engineers in Russia, Ch.10, International Mobility of the Highly Skilled (Paris, OECD). Hansen, T., et. al. 2002 The evolution of science and technology: Latin America and the Caribbean in comparative perspective" (Washington, The World Bank). Haque, N.; Kim, S.A. 1994 Human capital flight: Impact of migration on income and growth, serie Working Paper N° 94/155 (Washington, International Monetary Fund). Hatton, T.J.; Williamson, J.G. 1998 The age of mass migration. Causes and economic impact (Oxford, Oxford University Press). Hirschman, A. 1995 "Exit, voice and the fate of the German Democratic Republic", en A propensity to self-subversion (Harvard, Harvard University Press). Holloway, T. H. 1977 “Immigration and abolition. The transition from slave to free labor in the Sao Paulo coffee zone”, en D. Alden y W. Dean (eds.) Essays concerning the socioeconomic history of Brazil and Portuguese, India (Florida International University Book, The University Presses of Florida, Gainsville).
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29
Anexo ARGENTINA UN MODELO ECONOMÉTRICO DE MIGRACIONES INTERNACIONALES NETAS. 1900-2000
30 1. Especificaciones del modelo Con el modelo se intenta estimar la siguiente relación: (1) NM(t) = a + b YPCGAP (t) + cNM(t-1) + d ECONCYCLE + e POLREGIME + término aleatorio con b0 , d