6.4.1 Distribución geográfica y número de hablantes

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6.4 Minirretrato del occitano5 6.4.1 Distribución geográfica y número de hablantes El ámbito geográfico del occitano abarca aproximadamente una tercera parte del territorio del Estado francés. Esta lengua, hablada desde el Atlántico hasta el Mediterráneo y desde los Alpes hasta los Pirineos, es así la variedad lingüística propia de más de treinta departamentos de la Francia meridional. Por el norte, su territorio ocupa la mayor parte del departamento de la Gironda: su límite parte del Atlántico y asciende hacia el este, desde el norte de Burdeos, dejando del lado occitano las zonas de Lemòtges y Clarmont de Auvèrnha (en la denominación oficial francesa, Limoges y Clermont-Ferrand). Por el este, el límite se desplaza en sentido meridional y deja en zona de lengua francoprovenzal toda el área de Lyon, con St. Etienne y Grenoble como localidades más extremas, mientras que Lo Puèi, Valença, Gap o Briançon, son aún de lengua occitana. Desde ahí, la comunidad occitana continúa en territorio de la república italiana, a lo largo de una docena de valles alpinos de la provincia de Turín y de Coni (Cuneo), que siguen —de norte a sur— la frontera administrativa entre los estados francés e italiano. En el Estado francés, a tenor de lo que hemos dibujado, son de lengua occitana ciudades como Niza, Marsella, Aviñón, Montpellier, Foix, Tolosa de Lenguadoc, Rodès, Pau o Tarba. Por el sur, solo dos departamentos del Estado francés no pertenecen al dominio del occitano: el de los Pirineos Orientales (que, con la excepción del Fenolhedés, corresponde a lo que conocemos como Cataluña del Norte) y el de los Pirineos Atlánticos, en el otro extremo, que, en su zona suroccidental, es de lengua vasca. Más allá de la frontera francoespañola, el Valle de Arán, situado al norte de la cadena pirenaica pese a estar en el territorio del Principado de Cataluña, también es de lengua occitana, y el occitano es lengua cooficial, junto al catalán y el español. La extensión geográfica de la lengua occitana es bien conocida gracias a las investigaciones científicas (sobre todo a los atlas lingüísticos), pero resulta difícil calcular el número de personas que la utilizan. No es casual que el Estado francés no haya ayudado en absoluto a fijar el número de hablantes de las lenguas minoritarias de su ámbito administrativo. En el caso del occitano, disponemos de diversos sondeos realizados por los consejos regionales de Aquitania (5 departamentos) y de Lenguadoc-Rosselló (4 departamentos) durante los años 1997 y 1998, que nos permiten hacernos una idea de la cantidad aproximada de hablantes de occitano. Según parece, un 35% afirma entender el occitano, un 19% lo puede hablar, y un 5% lo habla habitualmente: unas 110.000 personas en Aquitania y unas 72.500 en Lenguadoc-Rosselló. En el Valle de Arán unas 4.000 personas hablan el aranés, variedad del gascón, a su vez variedad del occitano. Por extensión, partiendo de lo que representan aquellas regiones en el conjunto de Occitania, podemos hipotetizar que el número de hablantes habituales de occitano debe de situarse en torno al millón de personas, y que lo pueden hablar, aproximadamente, unos 3 millones. La comunidad lingüística occitana, pues, tiene un peso demográfico importante (sobre todo si comparamos las anteriores cifras con las de otras lenguas del continente sin carácter oficial en sus respectivos estados) y representa, pese a estar dispersa en un vasto territorio, la principal minoría lingüística del Estado francés.

6.4.2 Origen y evolución histórica El occitano es el resultado de la evolución que el latín experimentó en la parte meridional de la antigua Galia. Sea por raoznes de substrato, de grado de romanización (más 5

El autor de este miniretrato es Aitor Carrera, profesor de la Universitat de Lleida.

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intensa en Occitania que en la Francia estricta, especialmente en la Provincia romana), por razonas geográficas o de superestrato, el caso es que desde el principio ya se definieron en el dominio galorrománico dos grandes dominios lingüísticos: la lengua de oil (o francés, con todos sus dialectos) y la lengua de oc u occitano (si se deja de lado, claro, un tercer dominio —el francoprovenzal— que está entre los dos). Históricamente, la diferenciación entre las dos lenguas es ya clara en época medieval: la lengua occitana (llamada provenzal, lemosín o lengua de oc: denominaciones que hoy han caído en desuso por responder a realidades parciales) se contraponía a la lengua francesa y, cuando aparece el término "lingua occitana" en documentos administrativos, lo hace para oponer esta modalidad —justamente— a la de "lingua gallica", el francés. Los primeros textos escritos parcialmente en occitano datan de los siglos X, y desde el siglo XI el occitano es ya, con el latín, lengua escrita en usos jurídicos y sociales. Con la figura de Guilhem de Peitieu nos adentramos en la que será la época de plenitud y de prestigio de la lengua occitana. Con los trobadores, el occitano será lengua de cultura internacional y serán muchos los que, pese a no ser propiamente occitanos, utilizarán esa lengua en sus composiciones. Durante el siglo XIII, con la cruzada contra los cátaros o albigenses parte de las tierras occitanas comienza a depender políticamente del reino de Francia. A partir de ese momento el francés se irá introduciendo en Occitania, pero la presencia de la lengua real no pasará de los escritos oficiales y administrativos. No será hasta el año 1539, con el edicto de VillersCotterêts, cuando el uso del francés se imponga en todos los actos oficiales. Francés y occitano, a partir de ahora, comenzarán a ser los dos actores de una situación diglósica, pero que no hace retroceder excesivamente el occitano en su papel de lengua de las clases populares, al menos en un primer momento. Durante el s. XIX, con la revolución industrial, la escolarización de masas y la expansión de la escolarización obligatoria en francés y el desarrollo de las comunicaciones, el uso social del occitano comenzará a disminuir. Pero no es definitivamente hasta el siglo XX cuando el occitano entra de lleno en un proceso de fagocitación por parte de la lengua estatal que hace peligrar su supervivencia: se consolida la dependencia económica occitana de las tierras del norte, se fomenta la cohesión interna del estado con el argumento bélico del enemigo exterior, se desoccitanizan de manera difícilmente reversible las grandes ciudades, la cultura occitana se ve reducida a la folclorización y se hace verdaderamente efectiva en la población la visión de la lengua como un patuès con todas sus connotaciones negativas, de variedad lingüística sin prestigio y atomizada geográficamente, claramente opuesta al francés, que se siente como lengua única. A mediados del siglo XIX nace el Felibritge como fruto de la época romántica y lo hace con la voluntad de promocionar, sobre todo mediante la creación literaria, la lengua occitana (aunque sea, debido a la procedencia de sus fundadores, con el nombre de “provenzal”). Así, un grupo inicial de siete personas con el liderazgo —consolidado con los años— de Frederic Mistral (que posteriormente conseguirá el premio Nobel por su producción literaria en occitano), se convierte en el primer gran episodio moderno de recuperación de la lengua, de la cultura y de las tradiciones occitanas. El Felibritge dará lugar al que es el movimiento occitanista contemporáneo, nacido ya en el Lenguadoc a inicios del siglo XX, que se organizará en la Sociedad de Estudios Occitanos en los años treinta y en el Instituto de Estudios Occitanos posteriormente. En estos inicios de siglo, dos personajes inicialmente ligados al Felibritge como Antonin Perbòsc y Prospèr Estieu abandonan la grafia felibrenca (una grafia de tipo fonético y basada en la del francés) para recuperar la grafia clásica de los trobadores. Pero no será hasta un poco más tarde, con Loís Alibèrt, cuando se produzca la verdadera codificación moderna de la lengua occitana, sobre todo con la publicación de la Gramatica Occitana. Después de 1945, el occitanismo adoptará una óptica basada en la consecución de objetivos concretos, pero con un enfoque estatal francés. Una reivindicación básicamente cultural, pero también económica y política, que en los años sesenta y setenta

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tendrá un horizonte esperanzador y disfrutará de un verdadero momento dulce. El movimiento occitanista trabaja para conseguir que el occitano esté presente en la escuela, en los medios de comunicación o en la vida social, pero sus éxitos son limitados. Hoy el occitano dispone de enseñanza opcional en las escuelas públicas y de una red de escuelas privadas —las Calandretes— que usan paralelamente el occitano y el francés. Se da formación para profesores de occitano (CAPES) como para los de otras disciplinas, y existen algunos espacios limitados de occitano en los medios de comunicación, así como algunas emisoras de radio o semanarios en lengua occitana. No obstante, solo la creación literaria o musical tienen una vitalidad que encuentra eco más allá de la militancia occitanista. El occitano, como ya hemos dicho, es la lengua de casi un millón de personas, muchas de las cuales, es cierto, se encuentran aisladas y tienen una edad avanzada. Pero también es una lengua viva, pese a la ruptura en la transmisión generacional que, en una época relativamente reciente, se ha producido en muchas familias del sur del Estado francés. Es la lengua usada conscientemente por una militancia occitanista, relativamente limitada —pero también básicamente joven, hay que decirlo—, pese a que a menudo tenga el occitano como lengua adquirida. Ello, evidentemente, permite albergar una cierta esperanza con vistas al futuro.

6.4.3. Variedades del occitano El occitano dispone de una serie de variedades geográficas. La amplia franja de territorio por la que se extiende al norte corresponde a sus tres dialectos septentrionales, a saber, de oeste a este: el lemosín, el alvernés y el provenzal u occitano alpino (hablado también en la mayor parte de los valles occitanos del Estado italiano). Al suroeste está el gascón, en la margen oriental del Garona (así como también en el Valle de Aran) y en la parte más occidental del departamento del Arièja; al sureste, el provenzal, que desde la zona de Nimes llega a tierras de Niza; y en el centro geográfico, limitando por la parte meridional con los Países Catalanes, el lenguadociano, situado entre los dos anteriores. El occitano septentrional se caracteriza por la inestabilidad de los sonidos intervocálicos como [z], [] o [l] (suar por susar, chantaa por chantada, para por pala), por la eliminación o vocalización de s en posición anterior a una oclusiva sorda [p], [t] o [k] (escòla, pues, puede ser [ekl], además de [ehkl] o [ejkl]) o bien por la presencia del sonido labiodental sonoro [v] (lavar: [lava], y no [la a]); pero, sobre todo, por la palatalización de los grupos etimológicos iniciales CA— y GA— (chantar por cantar, jalina por galina). El gascón, por su parte, dispone de una serie de características que se tratarán con mayor detalle más adelante. El provenzal, aparte de presentar determinadas formas específicas como el artículo definido plural lei(s), practica la vocalización de la lateral final [puvensaw] o el mantenimiento de nasal proveniente de -N- intervocálica latina, llegada en posición final. Dispone de la labiodental fricativa [v], como los dialectos septentrionales, y carece de ciertos sonidos consonánticos finales. Entre los dos dialectos anteriores, desde Tolosa hasta Lunèl, se encuentra el lenguadociano, que —aparte de algunas cuestiones como el mantenimiento de la lateral alveolar final sin vocalizar o la desaparición de cualquier rastro de nasal inestable— se caracteriza por la ausencia de ciertas originalidades o innovaciones de otros dialectos vecinos y puede llegar a ser delimitado por exclusión. Puede catalogarse como el más conservador del conjunto de los dialectos occitanos en relación con las estructuras lingüísticas latinas (y también el que más puntos en común tiene con el catalán). Por estas características específicas, el lenguadociano puede servir de base para el llamado occitano referencial, para

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la variedad de comunicación supradialectal de la lengua occitana (sin que ello suponga eliminar las otras hablas ni tampoco sus características específicas).

6.4.4. Características 6.4.4.1. Pronunciación y grafías del occitano En general, el inventario de realizaciones del occitano no se aleja del que tiene el catalán, que puede servir perfectamente de lengua puente entre el español y el occitano. El hecho diferencial más destacable —y el que más llama la atención a un catalanohablante— es la existencia del sonido vocálico palatal [y] (inexistente en catalán e identificado a menudo como u francesa y parecida a la ü alemana de München) así como la –a final, pronunciada [] y la ausencia de [o] (o o cerrada). En el plano gráfico, igualmente, las diferencias entre occitano y catalán son relativamente reducidas, las más notables de las cuales se producen en el caso de los dígrafos. Especificamos a continuación las grafías más peculiares del occitano en relación al catalán, ya sea por su realización, ya sea por su representación. Se da cabida a aquellas grafías o realizaciones que puedan ser propias del dialecto gascón del occitano y, por tanto, de la variedad del Valle de Arán: 1. u se realiza [y] en occitano. Ej. : oc. tu [ty], es. tu [tu]. En situación de diptongo creciente, se realiza [] (sonido aproximante labiopalatal sonoro) en occitano referencial. Sin embargo, en gascón —y, por tanto, en aranés— se realiza generalmente [w] o [w]. Ej. : oc. ref. uèlh [], gasc. uelh [we] (cat. ull). 2. o o bien ó se realizan [u] en occitano. Ej. : oc. mosca [musk]. 3. ò corresponde a []. Ej. : còp [kp]. 4. a se realiza [a], pero en posición final, en occitano referencial, es []. También puede ser [a] en algunas zonas geográficas como el país nizardo, la zona de Montpellier, Auvernia o los territorios de los Alpes o de la cadena pirenaica: como por ejemplo el Valle de Arán. Ej. : mosca, oc. ref. [musk], ar. [muska]. á del occitano referencial, se articula, igualmente, []. Ej. : disiá [dizj]. 5. è se realiza []. Ej. : capèl [kapl] (cat. capell). 6. e, é se realizan [e]. Ej. : mes [mes]. 7. n se realiza [n]. A final de palabra, y en sílaba tónica, frecuentemente deja de articularse en occitano referencial, pero ya no en la mayor parte del gascón o en provenzal. En aranés, la realización habitual es de [], equivalente a los finales de fang o sang del catalán, excepto la zona de Naut Aran, donde n, en aquel contexto, puede dejar de articularse como en occitano referencial. Ej. : pan (cat. pa), oc. ref. [pa], ar. [pa] o [pa]. Si n va seguido de s, desaparece en todos los casos. Ej. : pans [pas]. m, en posición final (o seguido de s), se articula [n] en occitano referencial. Ej. : cantam [kantan] (cat. cantem). 8. g, en posición final, puede realizarse [t!] (equivalente a -ig final catalán). Ej. : puèg [pt!] (cat. puig). 9. nh es el equivalente de ny catalán y de ñ del español ["]. Ej. : oc. vinha, es. viña. Da [n] en posición final en occitano referencial. Y lo mismo pasa seguido de s, en occitano referencial y en aranés . Ej. : estanh, oc. ref. [estan]; estanhs, oc. ref. y ar. [estans].

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10. lh es el equivalente de ll del español []. Ej. : oc. palha (es. paja). En posición final es [l] en occitano referencial. Ej. : filh [fil] (es. hijo). 11. ch se realiza [t!] como en español. Ej. : pichon [pit!u] (es. pequeño), fach [fat!] (es. hecho). 12. th es grafía propia del gascón, y se articula [t] o con un sonido más o menos palatalizado, algo así como [t!]. En aranés es generalmente [t] (solo unas pocas formas tienen [t!]), excepto las poblaciones de Bausan y Canejan, que disponen de una variedad lingüística específica en relación al resto de poblaciones del Valle de Arán y tienen [t!] en lugar de [t]. Ej. : pèth [pt] (es. piel). 13. sh o ish no son grafías exclusivas del gascón, pero le son particularmente propias. Corresponde a [!] (i a ix o x del catalán, o a ch del francés). Ej. : peish [pe!] (cat. peix, es. pez). 14. h se puede articular como aspiración, [h] (diferente de j española), o bien no articularse. Es grafía propia del gascón. En aranés no tiene ningún tipo de realización, excepto en las poblaciones de Bausan y Canejan, que conservan la antigua aspiración [h]. Ej. : hèsta, ar. [sta] (cat. festa, es. fiesta).

6.4.4.2. Estructura léxica y fonética del occitano Entre las lenguas neolatinas occidentales, el occitano — como el francés, el catalán o las variedades lingüísticas del norte de Italia— forma parte del denominado grupo galorromànico. Sin embargo, desde un punto de vista más específico, el occitano y el catalán forman el subgrupo occitanorrománico. Son varios los romanistas que han destacado esta proximidad entre estas dos lenguas, hasta el punto de que se las ha catalogado de lenguas hermanas o, incluso, gemelas. Porque, de hecho, el occitano no comparte muchas de las características que perfilan la fisonomía más visible de su vecino septentrional. En lengua occitana no existen, por ejemplo, el acento de frase francés (sino un acento de palabra como el de otras lenguas románicas), ni las diptongaciones en el orden de las semicerradas del latín vulgar (fr. fleur, oc. flor; fr. trois, oc. tres), ni los fonemas vocálicos nasalizados (como el del francés pain), ni la conocida e muda final del francés (e muda que, en el francés hablado en Occitania, ya no es muda, por cierto; fr. petite [ptit], oc. petita [petit]), ni —por dar un ejemplo más, este sintáctico— el sujeto obligatorio ante la formas verbales que el francés comparte con lenguas germánicas vecinas (fr. il pleut, oc. plòu), consecuencia de la eliminación de les secuencias distintivas de ciertas formas verbales (fenómeno de tipo fonético). A continuación se exponen las características específicas más relevantes del occitano en relación al español: 1. En occitano existe diptongación de las vocales abiertas E y O del latín vulgar ante iod, wau, sonido palatal o velar, cosa que no se da en español: oc. fuèlha, uèit (o uèch), uèlh, luòc (o luèc), es. hoja, ocho, ojo, lugar. 2. El diptongo AU latín se mantiene como [aw] en occitano general, mientras que en español se produce una monoptongación: oc. causa, pauc, es. cosa, poco. 3. El diptongo AI (también producto de la secuencia -ACT-) se mantiene (o se palataliza, a partir de -CT-) en buena parte del occitano. En español, sin embargo, se monoptonga y se convierte en ch. Ej. : FACTU> oc. fait/fach, es. hecho. 4. El grupo latino -LL- intervocálico se reduce a [l] en occitano. Pese a las soluciones particulares del gascón o de otras variedades geográficas, no hay palatalización como en

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español, o solo de manera limitada. Tampoco se palataliza en occitano el grupo -NN-. Ej. : oc. bèla, cana, es. bella, caña. 5. QUA- y GUA- se reducen generalmente a [ka]-, [ga]- en occitano, excepto en gascón. En español se mantienen como [gwa]- y [kwa]-. Ej. : oc. quatre [ka]-, gardar [a]-, es. cuatro [kwa]-, guardar [wa]-. 6. Ya en el campo sintáctico, el occitano, a diferencia del español, dispone de de partitivo, sin artículo aglutinado si no hay determinación (excepto en algunas variantes dialectales). Ej. : oc. avèm de vin, es. tenemos vino. El gascón, variedad geográfica del occitano mencionada más arriba y de la cual forma parte el aranés, tiene otras características peculiares, algunas de las cuales se han justificado a menudo por un substrado de tipo vascoide; a continuación exponemos algunas de ellas: 1. En gascón , -LL- intervocálico ha dado [] y -LL', en posición final, -th (articulado [t] o más o menos palatalizado, como por ejemplo [t!]): gasc. bèth, bèra, oc. ref. bèl, bèla. 2. Un sonido vocálico [a] se sitúa ante R- inicial: gasc. arrason, oc. ref. rason. 3. F- inicial da [h] (posteriormente, en muchos lugares, muda, como en español); gasc. hilh, oc. ref. filh. 4. -N- intervocálica desaparece a menudo: gasc. lua, ua, oc. ref. luna [lyn], una [yn]. 5. La [l] en posición final del occitano referencial se vocaliza en [w], como en otros dialectos occitanos: gasc. sau, oc. ref. sal. 6. A diferencia de lo que ocurre en el occitano referencial, no hay reducción de la oposición (en [n]) entre m, n y nh en posición final, ni tampoco despalatalización de lh en [l] en el mismo contexto. 7. En el ámbito sintáctico, el gascón dispone de algunas partículas preverbales que especifican la modalidad oracional y que solo tienen una estricta función sintàctica, la más destacable de las cuales es el llamado ‘que’ enunciativo. Estas partículas no tienen contenido léxico: en el caso del ‘que’, esta forma es, sencillamente, una simple marca de enunciación. Ej.: oc. ref. plòu / gasc. que plau. El aranés, en tanto que integrante del gascón, comparte con él todas estas características que acabamos de mencionar (si bien, en algunos casos, de manera limitada: tal sucede con partículas como el ‘que’ enunciativo, mucho menos habitual en aranés que en el resto del gascón). No obstante, presenta algunas peculiaridades en referencia a otras variedades de su dominio dialectal o al occitano referencial6. Ya hemos mencionado, más arriba, alguna cuestión como la realización [a] átona final (en vez de de []). Mencionamos ahora dos rasgos más: 1. El aranés dispone de unas formas de artículo definido específicas del gascón, con la especificidad del plural invariable: eth y er en el masculino singular, era en el femenino singular y es en el plural. Se trata de lo que se ha llamado artículo pirenaico, bien diferenciado del artículo mayoritario en occitano: lo, la, los, las. 2. Son habituales los plurales masculinos en -i (

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