A ntes de abordar el problema de

NOTAS BESTIARIO DE LA DICTADURA: Í LA VIOLENCIA POL TICA EN LA NOVELA HISPANOAMERICANA Juan Antonio Rosado * l. Fuerzas contrarias y caos, lleva

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NOTAS

BESTIARIO DE LA DICTADURA:

Í

LA VIOLENCIA POL TICA EN LA NOVELA HISPANOAMERICANA

Juan Antonio Rosado *

l. Fuerzas contrarias

y caos, llevada en ocasiones a un nivel mítico, no es propia de nuestra

A ntes de abordar el problema de

narrativa decimonónica ni de aque­ llas novelas emparentadas con el

la animalización de la violencia polí­

nacimiento de las naciones indepen­

tica en la novela hispanoamericana

dientes en América Latina, sino que

para constituir un breve "bestiario",

se prolonga durante la primera mi­

es necesario establecer un antece­

tad del siglo XX, sobre todo en obras

dente fundamentaL Civilización y

de temática indigenista, telúrica o de

barbarie, título de una obra del ar­

la dictadura. En estas últimas, dicha

gentino S armiento en tomo al cau­

dicotomía puede presentar marcadas

dillo arquetípico Facundo Quiroga,

connotaciones políticas, como en

en toda la narrativa latinoamericana .

Pero si en el siglo XIX Sarmiento

go Ramón del Valle-Inc1án, donde fuerzas inconciliables se enfrentan

atribuía la civilización a los euro­

baj o las formas de política como

es también uno de los temas centrales

peos, el mexicano Manuel Payno fue

Tirano Banderas ( 1 926), del galle­

conflicto ypolítica como orden, pero

mucho más realista al escribir, en el

t ambién connotaciones míticas en

prólo go de Los bandidos de Río

obras c omo El Señor Presidente

Frío, que de la civilización "está por

( 1 946), de Miguel Angel Asturias.

desgracia muy distante el mundo todo". La lucha épica entre cosmos

La barbarie a menudo es repre­

sentada por instancias gubernamen­

tales que parten del pretorianismo, *

Extensión Universitaria, ITAM.

como en El o toño del Patriarca

157

NOTAS

158

( 1 975), de García Márquez, pero a

novelas del siglo xx, donde en gene­

veces se inicia con la misma figura

ral se ha abandonado el maniqueís­

del dictador o presidente, apoyado

mo en pro de una visión más realista,

por la milicia y por alguna potencia

que también resalta los asp ectos po­

extranj era. Los cómplices del siste­

sitivos y civilizadores del régimen

ma -ideólogos o represores- son

dictatorial --como ocurre, por ej emplo,

primordiales para establecer y llevar

en Yo el Supremo ( 1 974), de Augus­

a cabo la ' legalidad' que justificará

to Roa Bastos- o se hace ver al lector

y l egitimará la violencia política; los

que el régimen represor se originó

traidores son siempre eliminados,

en la Revolución y que por lo tanto

como el presidente anterior al Pa­

la nueva Revolución acaso origina­

triarca, en la novela de García Már­

rá otro régimen represor --como en

quez, qui en prefirió suicidarse antes

Tirano Banderas-. Sin embargo,

de que la potencia extranj era lo ex­

esto no ocurre en El Señor Presiden­

terminara.

te, donde el país es un infierno dan­

Ya en el siglo XIX, en novelas

tesco, un sistema de terror en el que

como Astucia ( 1 865-66), del mexi­

el dictador, vestido siempre de negro,

cano Luis G. Inclán, el gobierno era

se transforma en adversario de su

responsable del caos y de la repre­

pueblo (recordemos que la palabra

sión, mientras que los bandoleros,

acadia shi-ta-an-nu, ' el que lucha',

charros justicieros, eran los 'buenos' .

está emparentada con el hebreo

El esquema se repite en todas las

satán, adversario). El Señor Presi­

sociedades, donde la Revolución se

dente ya no j u ega, como S antos

enfrenta a la tiranía. Mientras que

Banderas en la obra de Vall e, a l

para esta última el movimiento revo­

esperp éntico 'juego de la ranita',

lucionario es de carácter subversivo

sino al 'juego de la mosca' y aclare­

e ilegítimo, para la Revolución la ti­

mos que la antigua divinidad asiria

ranía es la que sustenta la ilegalidad.

B elzebuth (' el señor de las moscas ' )

El maniqueísmo de Astucia se abando­

se transforma en demonio dentro del

bandidos

cristianismo. En el infierno de la

de Río Frío ( 1 8 89-9 1), donde ya el

obra de Asturias, donde el dictador

na definitivamente en Los

gobierno no es ladrón, sino que hay

es comparado con el dios TomI, del

ladrones en el gobierno, pero tam­

Popol- Vuh, quien estaba contento

bién p ersonaj es positivos: civiliza­

sólo con la sangre de las víctimas,

ción y barbarie se interrelacionan, se

no hay escapatoria alguna (sólo la

mezclan en todos los ámbitos de la

muerte). Es por ello que las dimen­

sociedad. Lo mismo ocurre en muchas

siones míticas de esta novela la con-

NOTAS

vierten en obm universal, ahislÓriea, y ¡"mb¡én en una explic(lCión más

del mal en la ticrm, que el pensador

de toda" la" �ultura' se ha planteado �0l1l0 un problema [",,,,lamentaL

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