A través de qué relaciones se abre paso el crecimiento económico? Un estudio comparativo en la experiencia argentina reciente. 1

¿A través de qué relaciones se abre paso el crecimiento económico? Un estudio comparativo en la experiencia argentina reciente.1 Alejandro Lavopa2 I.
Author:  Sara Vidal Lozano

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¿A través de qué relaciones se abre paso el crecimiento económico? Un estudio comparativo en la experiencia argentina reciente.1 Alejandro Lavopa2 I. Introducción El turbulento último decenio de la historia argentina reconoce entre sus legados una recesión de 4 años, una brutal caída del 15% del producto en menos de dos años, una recuperación con tasas de 9% de crecimiento anual, la sumisión de más de la mitad de la población en la pobreza, tasas record de desempleo del 20%, estabilidad de precios, depresión e inflación y dos regímenes monetariocambiarios contrapuestos. En los extremos de esta vorágine económica es posible identificar dos períodos de crecimiento económico sostenido, con impactos marcadamente disímiles sobre el entramado social. En efecto, entre el último trimestre de 1995 y el segundo de 1998 y entre el primer trimestre de 2003 y el segundo de 2005 la economía argentina creció alrededor de un 20%. En el primero de estos procesos, sin embargo, los niveles de población debajo de la línea de pobreza se mantuvieron estables al tiempo que la indigencia sólo cayó en un punto porcentual. En el segundo, por el contrario, la pobreza disminuyó 20 puntos y la indigencia más de 15, revirtiendo –en parte– la grave situación reinante luego de la crisis. Estas constataciones remiten a un viejo postulado de la Teoría del Desarrollo según el cual, el crecimiento económico no es condición necesaria (ni mucho menos suficiente) para mejorar los niveles de vida de la población, al tiempo que abren una serie de interrogantes. ¿Por qué el crecimiento económico de los años noventa tuvo un impacto tan reducido sobre el entramado social? ¿Qué diferencias tuvo respecto a aquel de la llamada Post-Convertibilidad? Y más generalmente, ¿porqué algunos procesos de crecimiento generan desarrollo y otros no? ¿Qué factores se encuentran detrás de estos comportamientos diferenciales? En este trabajo se analizan los dos períodos de crecimiento mencionados y se trata de dar respuesta a estos interrogantes. En particular, se postula que la existencia o no de desarrollo depende fundamentalmente de la estructura sectorial y las formas de inserción laboral que predominen en dicho proceso de crecimiento. El trabajo se estructura de la siguiente manera. En la sección siguiente, se hace una breve reseña sobre el marco teórico en el cual se inscribe este trabajo. En la tercera sección se describe el abordaje metodológico que se adoptó en la presente investigación, y cuyos resultados se presentan en la cuarta sección. Por último, en la sección 5 se detallan las conclusiones que es posible derivar del análisis.

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Este trabajo se realizó en el marco del proyecto UBACyT E003, 003 “Crisis socioeconómica y perspectivas del empleo en la Argentina actual”, dirigido por Javier Lindenboim En la elaboración de este documento se agradece especialmente la colaboración de Carlos Pissaco, quien trabajó activamente en la definición de los lineamientos de la investigación. Se agradecen también los comentarios de Juan M. Graña y Damián Kennedy a versiones anteriores del mismo. Becario UBACyT del Centro de Estudios sobre Población, Empleo y Desarrollo (CEPED), Instituto de Investigaciones Económicas, FCE, Universidad de Buenos Aires ([email protected])

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II. Marco Teórico Una abundante evidencia empírica recolectada a lo largo del último siglo da cuenta de que el crecimiento económico no es condición suficiente para aumentar los niveles de vida de la población. Estas constataciones remiten a una vieja discusión de la Teoría del Desarrollo, que pone en el centro de la escena al desarrollo económico y no al crecimiento. El concepto de desarrollo es un concepto más amplio, que incorpora dimensiones que van más allá de la exclusiva generación de riqueza económica, tales como la calidad de vida de la población o la distribución del ingreso. (Hirschman 1980, Sen 2000, Stewart 2000). Enmarcada en este debate sobre el crecimiento, el desarrollo y las potencialidades de los países subdesarrollados, una de las corrientes de pensamiento que hizo los aportes más significativos –al menos en lo que a la realidad de los países latinoamericanos refiere– fue la denominada Escuela Estructuralista Latinoamericana. Aunque no es la intención de este trabajo dar una reseña de los aportes de dicha escuela a la Teoría del Desarrollo, interesa destacar aquí uno de los puntos fundacionales de la misma: las particularidades de las estructuras productiva latinoamericanas como factores explicativos de su desenvolvimiento económico y social. Particularmente relevante a los efectos de esta ponencia resulta el concepto de heterogeneidad estructural (HE). Las raíces de dicho concepto pueden rastrearse en los primeros escritos de Raúl Prebisch, quien por los años ‘50 postuló que el tipo particular de desarrollo prevaleciente en América Latina era el resultado del modo en que el progreso técnico se generó y difundió internacionalmente a partir de la revolución industrial. En su concepción, los países en los cuales se originó y tomó mayor impulso el progreso técnico se habrían constituido en los grandes “centros industriales”, en torno a lo cuales se habría conformado una amplia “periferia”, de vinculación parcial y subordinada a los intereses del centro. Dada esta subordinación de intereses, el sistema en su conjunto no estaría orientado a elevar la productividad, ingreso y condiciones de vida en los países periféricos y –por lo tanto– el progreso técnico habría penetrado en dichos países de forma lenta e irregular, configurando así estructuras productiva heterogéneas (Prebisch, 1949). El término HE, sin embargo, fue acuñado años más tarde por Aníbal Pinto, quien siguiendo la línea de pensamiento de Prebisch, desarrolló dicho concepto en contraposición al enfoque clásico de dualismo económico. De hecho, este concepto es postulado como el caso general, siendo el dualismo una forma particular –y extrema– de HE, presente en la economías de enclave primarioexportadoras, en las que el complejo exportador está totalmente desvinculado del resto de la economía y se constituye en una extensión del sistema económico del centro. El desarrollo de la industrialización habría modificado sensiblemente ese cuadro simple y pronunciado de HE, siendo que la diversificación “hacia adentro” llevó a la aparición de sectores no exportadores, modernizado y capitalista con niveles de productividad sustancialmente superiores al promedio de la economía y similares a los del complejo exportador (Pinto, 1973). Sucintamente, la HE haría referencia, por lo tanto, a una estructura productiva caracterizada por presentar importantes brechas de productividad y dinamismo entre los sectores productivos que la componen, pudiéndose diferenciar claramente un pequeño grupo de sectores modernos y un gran grupo de sectores rezagados, entre los cuales existe un escaso grado de integración. Ahora bien, esta particularidad estructural de las economías latinoamericanas, se constituye en un punto fundamental en la distinción entre crecimiento y desarrollo. En la medida que un proceso de crecimiento tienda a profundizar esta HE, sus efectos positivos sobre el entramado social se verán fuertemente restringidos, afectando exclusivamente al conjunto acotado de población que pueda insertarse en los sectores modernos de la economía. Este tipo de procesos, evidentemente tendrá menos potencialidades de generar desarrollo que aquellos que logren quebrar dicha tendencia hacia una mayor HE (Ocampo, 2001).

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III. Abordaje Analítico Siguiendo la línea de los teóricos de la Teoría del Desarrollo, es posible postular que el crecimiento económico no necesariamente implica desarrollo. Partiendo de esta premisa, inmediatamente surge el interrogante acerca de qué factores determinarán que un proceso de crecimiento genere o no desarrollo. A lo largo de este trabajo, esta cuestión fundamental se abordará desde una perspectiva estructuralista que combina dos factores principales para dar respuesta a dicho interrogante. En primer lugar, se encuentra el conjunto particular de sectores de la economía que esté motorizando dicho proceso de crecimiento. El crecimiento económico se dará toda vez que aquellos sectores de la economía que están aumentando su producción lo hagan de manera más intensa que los otros que se encuentran estancados o incluso retrayéndose. En este contexto, es fácil imaginar un caso en el cual las mediciones agregadas de la economía reflejen un fuerte crecimiento económico y la situación social, sin embargo, se deteriore. Si aquellos sectores rezagados son precisamente los más intensivos en el uso de mano de obra, mientras que los dinámicos tienen bajos requerimientos laborales, contingentes crecientes de población quedarán desempleados y caerán – eventualmente– en la pobreza o indigencia. Este ejemplo sencillo permite ilustrar una cuestión de relevancia: la economía está conformada por una gran cantidad de sectores que difieren no sólo en sus características técnicas de producción, sino también en su proyección hacia el resto del cuerpo social. En segundo lugar, se encuentra el tipo particular de relaciones sociales a través de las cuales se abre paso dicho proceso de crecimiento económico. El crecimiento implica, por definición, un aumento de la producción respecto a niveles pretéritos. Para lograr dicho aumento, necesariamente deberá incrementarse la fuerza de trabajo involucrada en esa producción. En el marco general de las relaciones capitalistas de producción, ese incremento, puede lograrse de diversas maneras, las cuales se cristalizarán en el vínculo laboral que se establezca. Bien puede lograrse intensificando el uso de los trabajadores ya existentes, o incorporando nuevos trabajadores. En este último caso, las incorporaciones pueden realizarse mediante una contratación directa en relación de dependencia o mediante una tercerización bajo la forma de prestación de servicio. Si la contratación es del tipo asalariada, esta puede ser precaria o protegida. También podrían estar extendiendose formas no asalariadas, como es el caso de los cuentapropista ó los microemprendimientos familiares. Por último, los ingresos laborales también pueden variar notablemente de acuerdo al contexto en el que se dé este proceso. Como puede apreciarse, el acento está puesto aquí en la manera en que la población se vincula directamente al proceso de producción, y no en otras cuestiones adicionales, que también pueden tener influencia en la “distribución” de los “frutos del crecimiento”, tales como las políticas sociales de redistribución de ingresos. Se entiende que las mismas aparecen justamente como paliativo del hecho fundamental que el tipo de crecimiento en cuestión no genera per se desarrollo. El abordaje metodológico de este trabajo consiste, por lo tanto, en caracterizar a los procesos de crecimiento en relación a dos ejes principales: su estructura productiva y su dinámica de inserciones laborales, para luego evaluar comparativamente sus resultados en términos de desarrollo. A continuación se presentan los indicadores utilizados para la caracterización en ambos ejes, y la metodología que se siguió para realizar el análisis. III.1. Estructura productiva La caracterización del proceso de crecimiento a partir de este eje se sustentó en la identificación del núcleo de ramas que motorizó y que más contribuyó en el crecimiento total registrado. Es importante tener en cuenta que motorizar y contribuir no se utilizan aquí como sinónimos, sino que refieren a dos categorías de sectores diferentes (aunque no necesariamente excluyentes). Los sectores que motorizaron el proceso son aquellos que mostraron el mayor dinamismo y que, por lo

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tanto, podría inferirse empujaron al resto de la economía3. Operativamente, se incluyen aquí los sectores que muestran tasas de crecimiento mayores a las del promedio de la economía. Los sectores que más contribuyeron al proceso de crecimiento son, en cambio, aquellos que explican la mayor parte del crecimiento económico registrado entre las puntas del período. Aquí entran a jugar factores estructurales que hacen que ciertos sectores –dado su tamaño relativo– tengan una contribución mucho mayor, más allá de sus respectivas tasas de crecimiento4. Operativamente, se incluyen aquí los sectores que tomados en conjunto expliquen el 70% del crecimiento total registrado. La lógica detrás de esta distinción es que un conjunto acotado de sectores comienzan a incrementar sus ventas y por efectos multiplicadores van arrastrando a otras ramas (y –eventualmente– al conjunto de la economía) de acuerdo a sus propias vinculaciones estructurales, no sólo en lo que refiere a compras hacia atrás, sino también en lo que refiere a la recomposición del poder de compra y el consiguiente aumento en el consumo de ciertos bienes particulares. Una caracterización de este tipo implícitamente está sostenida en la hipótesis de HE descripta en el apartado anterior. De no mediar dicha hipótesis, no existiría sustento teórico que apoye la existencia de un núcleo acotado de sectores no solo motorizando sino también dinamizando el proceso. III.2. Relaciones laborales El segundo eje a partir del cual se caracterizó a los proceso de crecimiento fue el de las dinámicas de inserciones laborales. En este sentido, el primer punto de relevancia para tal caracterización es el dinamismo agregado de la generación de ocupaciones, es decir, la cantidad de nuevas ocupaciones que se crearon entre las puntas del proceso. En el caso particular que se analiza en este trabajo, las cantidades relativas pierden relevancia dado que en ambos procesos de crecimiento, la variación del producto fue aproximadamente la misma5. Sin embargo, para poner ambos procesos en una perspectiva más amplia, resulta de sumo interés analizar el nivel de reacción del empleo a la variación del producto. El indicador que suele utilizarse a tales efectos es la elasticidad producto-empleo (en adelante EPE), la cual cuantifica el cambio porcentual en el empleo frente a una variación del 1% en el producto. Por este motivo, el punto de partida de la caracterización consistió en determinar la EPE correspondiente a cada proceso. Ahora bien, la cantidad de ocupaciones que se crearon es tan solo una aproximación rudimentaria para la caracterización del proceso. Es necesario además analizar el tipo de ocupaciones que se crearon. Para ello, se ensayó una tipología de ocupaciones que toma en consideración cuatro dimensiones fundamentales: la categoría ocupacional, la calidad del vínculo, el tamaño del establecimiento y la calificación de la tarea. A partir de estos atributos, se distinguió al interior de los cuentapropistas, aquellos calificados de los no calificados, al interior de los asalariados, aquellos precarios de aquellos protegidos6, distinguiendo en cada caso el tamaño del establecimiento al que pertenecen (micro –de 1 a 5 trabajadores–, medianos –de 6 a 40 trabajadores– o grandes –más de 40 trabajadores), y al interior de los patrones, aquellos de microempresas del resto.

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En rigor, para identificar los sectores que motorizaron el crecimiento debería recurrirse a técnicas del tipo insumo-producto. La complejidad de un análisis de este tipo, sin embargo, excede los límites de este trabajo, motivo por el cual se optó por utilizar el dinamismo de los sectores como indicador proxy de dicho fenómeno. El caso paradigmático aquí es el del sector Comercio, cuyo tamaño relativo hace que aún cuando su crecimiento sea comparativamente pequeño respecto a otros sectores, su contribución al crecimiento total sea generalmente la mayor. Por lo tanto, la pregunta relevante –a una misma variación de producto, cuántas ocupaciones se generaron– puede encararse en términos absolutos. Esta distinción se realizó a partir de la realización o no de descuentos jubilatorios. Una discusión acerca de esta aproximación al fenómeno de la precariedad puede encontrarse en Lindenboim, et. al. (2000)

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III.3. Periodización Como se destacó en la introducción, este abordaje se aplicó a los dos últimos períodos de crecimiento sostenido “homogéneos”7 que registra la economía argentina. El punto de partida consistió por lo tanto en una definición precisa de ambos períodos. Para ello se trabajó con la serie trimestral desestacionalizada8 de PBI a precios constantes, de la cual se desprende que el primero de estos períodos arranca hacia el tercer trimestre de 1995 –luego de la denominada “Crisis del Tequila”– y culmina en el segundo trimestre de 1998. El segundo de ellos, por su parte, comenzaría una vez abandonado el régimen de la Convertibilidad, hacia el tercer trimestre de 2002 y continuaría hasta nuestros días. (ver GRAFICO 1). GRAFICO 1 Serie trimestral desestacionalizada de PBI a precios de 1993 I trimestre 1993 – IV trimestre 2003 310

290

270

250

230

210

190 1993

1994

1995

1996

1997

1998

1999

2000

2001

2002

2003

2004

2005

Dos circunstancias llevaron a que los períodos con que se trabajó en esta investigación no fueran estrictamente los comprendidos en los plazos antes señalados. En primer lugar, dado que el análisis se sustenta en la comparación de dos períodos de crecimiento homogéneos, se optó por restringir el segundo de los períodos de forma tal que tanto el nivel de partida del PBI como el crecimiento total registrado coincida con el del primer período. En segundo lugar, dado que el principal cometido del trabajo es analizar la interacción entre el crecimiento y el empleo, fue necesario definir períodos para los cuales se pudiese contar con información sobre el mercado de trabajo. Por lo tanto, el punto de partida del primer periodo se corrió al último trimestre de 1995 para contar así con información sobre el mercado laboral referida al mismo momento (estrictamente a octubre de 1995). 7 8

Homogéneos en el sentido que se trata del mismo crecimiento total en pesos constantes. Obviamente no es homogéneo en otros términos dado que son justamente las diferencias entre ambos el objeto de estudio de esta investigación Dado que a lo largo de este trabajo se comparan distintos trimestres del año, las series utilizadas debieron ser previamente desestacionalizadas. Para ello se utilizó el procedimiento CENSUS X12. Los detalles técnicos de este procedimiento pueden consultarse en US CENSUS BOREAU (2002).

5

Dadas estas modificaciones, los períodos de crecimiento analizados son: IV95-II98. CONVERTIBILIDAD POST-TEQUILA (11 trimestres) I03-II05. POST-CONVERTIBILIDAD (10 trimestres) Entre ambos períodos la serie desestacionalizada de PBI da cuenta de un crecimiento total del 21%, al tiempo que el nivel del PBI hacia el primer trimestre de 2003 era casi el mismo del cuarto trimestre de 1995. III.4. Fuentes de información Un obstáculo importante que suele presentarse toda vez que se quieren realizar análisis de tipo estructural que combinen varias dimensiones de los fenómenos económicos y sociales es el de la compatibilidad de la información. En la mayor parte de los casos, las fuentes de información disponibles difícilmente se refieran estrictamente al mismo universo, o tenga la misma confiabilidad, o incluso compartan los mismos criterios de captación. Esta investigación no estuvo ajena a dicha problemática. En la caracterización de los procesos de crecimiento debió recurrirse a dos fuentes de información diferentes. Por un lado, los datos utilizados para caracterizar las estructuras productivas de dichos procesos se obtuvieron de las estimaciones de agregados económicos realizadas por la Dirección Nacional de Cuentas Nacionales (DNCN); por el otro lado, las dinámicas de inserciones laborales se obtuvieron de los datos provistos por la Encuesta Permanente de Hogares (EPH). Pese a que esta diferencia de fuentes puede introducir algunos sesgos en el análisis, debió procederse así dado que la EPH es la fuente más idónea para analizar las dinámicas del mercado laboral en horizontes de tiempo acotados como los de este trabajo. El principal problema que aparece es el de la diferencia de universos representado por una y otra fuente. Mientras que los datos de agregados económicos se refieren al total del país, la EPH se refiere a un conjunto particular de aglomerados urbanos9. Esta circunstancia hace que en el análisis de las relaciones laborales se pierdan las dinámicas correspondientes al ámbito rural, motivo por el cual se han dejado fuera del análisis a las ramas de actividad pertenecientes al sector primario, principalmente –aunque no de forma exclusiva– desarrolladas en zonas no urbanas. Una segunda consideración a tener en cuenta es el carácter muestral de la EPH. Dado que se trata de una encuesta sobre un universo acotado de hogares, la identificación de subuniversos particulares (vg. los asalariados precarios en microetablecimientos industriales) puede estar sujeta a problemas de significatividad en el dato. Por tal motivo, debió tenerse especial cuidado al momento de analizar los tipos de ocupaciones definidas en el apartado anterior según rama de actividad10. En tercer lugar, cabe hacer una mención acerca de los períodos de referencia de ambas fuentes de información, especialmente durante los años noventa. Durante esos años, la EPH tenía una periodicidad de dos veces por año (una onda en mayo y otra en octubre, referidas a una semana particular del mes), al tiempo que los datos de agregados económicos son trimestrales. Si bien se puede asociar a las ondas mayo con el segundo trimestre del año y a las ondas octubre con el cuarto, 9

Los cuales totalizan aproximadamente el 70% de la población urbana del país. Una cuestión de relevancia, también relacionada con la EPH, es el tratamiento de los desconocidos. Como es sabido, algunos campos de la encuesta suelen ser desconocidos ya sea por no respuesta del encuestado o por inconsistencias en las respuestas. La cantidad de campos desconocidos suele diferir entre las distintas variables que componen la encuesta, siendo particularmente importante en alguna de ellas y despreciables en otras. Atributos como la categoría ocupacional o la rama de actividad suelen tener un bajo nivel de no respuesta, mientras en el tamaño del establecimiento o la calificación de la tarea, el impacto de los desconocidos suele ser mucho mayor. Tomando en consideración este impacto diferencial, en este trabajo se optó por redistribuir a los desconocidos de forma tal que se respeten las estructuras originales de aquellas variables más confiables (categoría ocupacional y rama) y luego, al interior de ellas, se aplicaron las estructuras de las restantes variables (calificación y tamaño de establecimiento). Este tratamiento de los desconocidos permite explotar al máximo la información disponible, al tiempo que aumenta la probabilidad de asignar los desconocidos en el lugar correcto.

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debe tenerse presente que las mismas no reflejan la totalidad del trimestre sino tan solo una parte. Durante la Post-Convertibilidad, en cambio, este sesgo ya no estaría presente dado que a partir de 2003, los datos de la EPH (ahora en su versión “continua”) se presentan de forma trimestral. Una última cuestión a destacar respecto a las fuentes de información utilizadas se refiere al cambio metodológico que se operó en la EPH hacia principios de 2003, a partir del cual se pasó de la versión puntual (1974-2003) a la versión continua (2003 en adelante). En esta nueva versión de la encuesta, además del cambio de presentación ya mencionado –de ondas puntales a trimestres– se realizaron otras modificaciones tendientes a lograr una mejor captación de las ocupaciones más marginales y los desocupados “ocultos”11. Esta mejor captación del instrumento debe ser tenida en cuenta al momento de evaluar las tendencias ocupacionales de ambos períodos. III.5. Desagregación sectorial A lo largo de este trabajo se utilizó una desagregación sectorial basa en el CIIU rev. 3, en la cual se buscó lograr la mayor apertura posible que fuera compatible con datos significativos en la EPH12. Dicha desagregación constó de 30 ramas de actividad (11 que conforman las industrias manufactureras, 18 ramas de servicios y una rama que agrupa todas las actividades primarias). Cabe destacar que una desagregación restringida como la aquí utilizada acota sensiblemente las posibilidades de detectar cambios estructurales en los procesos de crecimiento, dado que los mismos suelen darse en ramas de actividad muy específicas, que dentro de un agregado mayor, pueden perderse de vista. Sin embargo, siendo el objeto principal de esta ponencia el estudio de las relaciones socio-laborales sobre las cuales se sustentan dichos procesos, se ha entendido conveniente proceder de esta forma, dando prioridad a la confiabilidad de los datos provenientes de EPH.

11 12

Una descripción detallada de dicho cambio junto con sus implicancias metodológicas puede verse en INDEC (2003). Como se mencionó anteriormente, la naturaleza muestral de la encuesta hace que a medida que se restrinjan los universos de análisis, la representatividad de los mismos disminuya, restándole confiabilidad estadística al dato. La forma operativa de evaluar la significatividad de un dato en este tipo de encuestas consiste en observar su coeficiente de variación. Normalmente se asume que si el mismo es menor al 10% puede considerarse confiable. Ver INDEC (2002).

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IV. Resultados En los dos períodos de crecimiento bajo estudio, la serie desestacionalizada de PBI (sin actividades primarias) da cuenta de un crecimiento total entre puntas del 22%, al tiempo que el empleo urbano crece en un 9% y un 17% respectivamente13. Estos guarismos implican que, en el primero de los períodos, la EPE fue de 0,42 mientras que en segundo fue de 0,80. El mayor nivel de dicha elasticidad se constituye en uno de los principales elementos detrás del impacto diferencial de ambos procesos de crecimiento en las condiciones de vida de la población. A modo de síntesis, en el CUADRO 1 se detallan los principales indicadores de ambos períodos: CUADRO 1. Evolución de los Indicadores socio-económicos en los períodos bajo estudio Post Tequila oct-95 may-98 Variación

Post Convertibilidad Itrim03 IItrim05 Variación

-28 Aglomerados-

Desocupación Empleo Ingresos laborales

-28 Aglomerados-

Tasa

16,6%

13,2%

-3,4

26,6%

15,7%

-10,9

Miles de desocupados

1.459

1.217

-17%

2.766

1.665

-40%

Tasa

34,5%

36,8%

2,3

33,5%

38,4%

5,0

Miles de ocupados

7.328

8.003

9%

7.646

8.963

17%

Ingreso medio horario

16,8

17,2

3%

17,0

20,9

23%

IPC (oct-95=100)

100

100

0%

140

159

14%

Ingreso medio horario real

16,8

17,2

3%

12,2

13,1

8%

-GBA-

Pobreza Indigencia

-GBA-

Hogares

18%

18%

-0,5

41%

28%

-13,6

Personas

25%

24%

-0,5

52%

38%

-14,3

Hogares

4%

4%

-0,4

20%

9%

-10,7

6%

5%

-1,0

27%

13%

-13,7

Personas

-Total País sin actividades primarias--Total País sin actividades primarias-

PBI desestacionalizado

(millones $ 93)

Elasticidad producto-empleo "urbana"

209.516

255.060

22% 0,42

213.428

259.558

22% 0,80

Fuente: Elaboración propia a partir de EPH y DNCN Nota: Los indicadores de indigencia y pobreza del período post-convertibilidad se refieren al primer semestre de 2003 y 2005 respectivamente, dado que no se dispone de la información trimestral

Como puede apreciarse, el impacto sobre los niveles de pobreza e indigencia de ambos procesos de crecimiento muestran diferencias sustantivas. Mientras que durante el primero de los procesos los niveles de pobreza se mantuvieron casi constantes (tanto en su cuantificación por hogares como por personas), en la Post-Convertibilidad mostraron caídas significativas, del orden de los 14 puntos porcentuales. El mismo fenómeno puede observarse en el caso de los niveles de indigencia, los cuales disminuyeron marginalmente durante el período Post-Tequila (1 punto porcentual en términos de personas), al tiempo que durante la Post-Convertibilidad lo hicieron en más de 14 puntos porcentuales. Los cambios en las tasas de desocupación son también contundentes en este punto. Entre octubre de 1995 y mayo de 1998 la misma cayó del 16,6% al 13,2% (es decir, tres puntos y medio) mientras que entre el primer trimestre de 2003 y el segundo de 2005 pasó del 26,6% al 15,7% (más de diez puntos porcentuales). 13

Cabe aclarar que a lo largo de este trabajo, los universos de ocupados considerados no incluyen a aquellas personas cuya ocupación principal es la contraprestación de un plan de empleo –fundamentalmente PJyJHD. Dichos beneficiarios se incluyeron dentro del universo de desocupados.

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En estos comportamientos diferenciados, sin embargo, no puede dejarse de tener presente la situación de partida, radicalmente distinta en ambos períodos. El período aquí definido como de Post-Convertibilidad “arranca” luego de una de las crisis más profundas que se hayan registrado en la historia argentina, al tiempo que el otro período comienza luego de una crisis mucho menos intensa. Los indicadores correspondientes al punto de partida de cada período no dejan dudas al respecto. Tanto la tasa de desocupación como los niveles de pobreza eran del doble en el segundo de ellos, al tiempo que los niveles de indigencia del primer semestre de 2003 quintuplicaban aquellos del año 1995. De todas maneras –al margen de la situación inicial– el crecimiento total del producto sigue siendo el mismo en ambos períodos, partiendo en los dos casos de niveles de producto y empleo casi idénticos, lo cual mantiene en pie el interrogante acerca de por qué el segundo de los períodos fue capaz de revertir con tanta fuerza la grave situación en que estaba sumido el país. Los guarismos del CUADRO 1 parecieran indicar que un tipo de crecimiento como el del período Post-Tequila difícilmente habría alcanzado esos mismos resultados. En este panorama general, la pregunta evidente es por qué el empleo reaccionó con tanta mayor fuerza en el segundo de los períodos. A lo largo de esta sección se analizarán los factores que se encuentra detrás de este fenómeno. IV.1. Caracterización de los procesos de crecimiento a) Estructura productiva Una primera aproximación a este fenómeno consiste en caracterizar ambos procesos de crecimiento identificando las ramas de actividad que los motorizaron y dinamizaron. En la medida que se encuentren cambios significativos en estos conjuntos de sectores, parte de la explicación de la mayor reacción del empleo podrá deberse a un cambio estructural del patrón de crecimiento. A los efectos de lograr esta caracterización se presentan a continuación los sectores que motorizaron y que más contribuyeron en el crecimiento de ambos procesos.

9

CUADRO 2. Desagregación sectorial del crecimiento – Dinamismo y Contribuciones A) Ramas que motorizaron el proceso Crec.

Post Tequila (IVtrim95-IItrim98) (68%) Papel, edición, e impresión

Post Convertibilidad

(Itrim03-IItrim05) (75%)

Crec.

29%

Papel, edición, e impresión

Prod. caucho, plástico y otros minerales no metalicos

33%

Prod. caucho, plástico y otros minerales no metalicos

39% 34%

Maquinarias y equipos

27%

Maquinarias y equipos

70%

Vehículos y otros transportes

69%

Vehículos y otros transportes

46%

Muebles e industrias manufactureras ncp

97%

Muebles e industrias manufactureras ncp

30%

Construcción

46%

Construcción

77%

Comercio y reparaciones

27%

Comercio y reparaciones

33%

Act. de transporte complementarias…

26%

Act. de transporte complementarias…

31%

Correo y Telecomunicaciones

54%

Correo y Telecomunicaciones

48%

Financ. de planes de seguros y de pensiones

36%

Financ. de planes de seguros y de pensiones

26%

Act. de esparcimiento y act. culturales y deportivas

27%

Act. de esparcimiento y act. culturales y deportivas

38%

Madera y sus productos

73%

Actividades primarias

22%

Restaurantes y hoteles

34%

Textiles

34%

Intermediación Financiera ,excepto seguros

49%

Prendas de vestir, cueros, pieles y calzado

31%

Metales y sus productos

23%

Transporte

24%

B) Ramas con mayor contribución al proceso Post Tequila

(IVtrim95-IItrim98) (70%)

Contrib. Post Convertibilidad

(Itrim03-IItrim05) (71%)

Contrib.

Actividades primarias

5%

Actividades primarias

9%

Construcción

11%

Construcción

15%

Comercio y reparaciones

19%

Comercio y reparaciones

19%

Transporte

3%

Transporte

4%

Correo y Telecomunicaciones

7%

Correo y Telecomunicaciones

9%

Actividades inmobiliarias

7%

Actividades inmobiliarias

4%

Prod. químicos y refinación de combustibles

3%

Alimentos, bebidas y tabaco

4%

Restaurantes y hoteles

4%

Maquinarias y equipos

4%

Intermediación Financiera ,excepto seguros

11%

Act. de esparcimiento y act. culturales y deportivas

4%

Fuente: Elaboración propia a partir de DNCN. Ver Anexo 1 Nota: Entre parentesis se encuentra la contribución del conjunto sectorial al crecimiento total registrado durante el período

En el panel A del cuadro se detallan aquellas ramas que crecieron con mayor intensidad que el promedio de la economía, mientras que en el B se detallan las ramas que tomadas en conjunto explican el 70% del crecimiento total. La línea punteada de ambos paneles separa los sectores que son comunes a ambos períodos de los que son diferentes. Nos enfrentamos aquí a un hecho bastante sorprendente. Las ramas que motorizan ambos procesos (panel A) son esencialmente las mismas. De las 16 ramas que crecieron más que el promedio durante la Post-Convertibilidad, 11 ya habían crecido más que el promedio durante el período Post-Tequila. Si bien las tasas de crecimiento en uno y otro período son diferentes en muchas de estas ramas (tal es el caso, por ejemplo, del mayor dinamismo de la Construcción o la Fabricación de Maquinarias y Equipos durante la Post-Convertibilidad, o de la Fabricación de Muebles durante el período Post-Tequila), el hecho relevante que se destaca en el CUADRO 2 es que casi las mismas ramas conformaron el núcleo de actividades motorizadoras de la economía en ambos procesos. Como era esperable dado los tamaños relativos de las ramas, al momento de ver cuales fueron las que más contribuyeron en ambos procesos también se encuentran fuertes coincidencias. En cada caso, sólo 9 de las 30 ramas logran explicar el 70% del crecimiento total registrado, siendo 6 de ellas las mismas en los dos períodos.

10

Debajo de las líneas punteadas de ambos paneles pueden observarse las principales particularidades de ambos períodos. En el período Post-Tequila fue de gran importancia el comportamiento de los Servicios Financieros y los Restaurantes y Hoteles, ambos sectores de alto dinamismo y gran contribución al crecimiento total. Durante la Post-Convertibilidad, en cambio, dichos sectores mostraron escaso dinamismo (los Servicios Financieros, de hecho, se contrajeron), al tiempo que ciertas ramas industriales (Textiles y los Metales) y las Actividades Primarias crecieron con mucha mayor fuerza que en el período anterior. Como puede apreciarse, los dos procesos de crecimiento no muestran cambios radicales, al menos en la desagregación aquí utilizada14. Es posible, sin embargo, que a un nivel de desagregación mayor sí se estén dando cambios de importancia que los datos aquí presentados no permiten vislumbrar. Como se verá más adelante, la caracterización del mercado de trabajo puede dar algunos indicios en esta línea. b) Mercado de trabajo Para lograr una caracterización acabada de ambos procesos de crecimiento es necesario analizar las relaciones laborales sobre las cuales se sustentaron. A tales efectos, se presenta a continuación el CUADRO 3, en el cual se detallan los incrementos en los niveles de ocupados de acuerdo a la tipología descripta en la Sección 3. CUADRO 3. Dinámica de inserciones laborales en los procesos de crecimiento

Trabajador familiar Cuenta propistas No calificados Calificados

Asalariados* en estab. de 1 a 5

Post Tequila (IVtrim95-IItrim98) Variación Absoluta % Contrib -8.030 -7% -1,2% 92.560 5% 13,7% 39.087 53.473

7% 5%

5,8% 7,9%

586.957

11%

Post Convertibilidad (Itrim03-IItrim05) Variación Absoluta % Contrib -44.255 -33% -3,4% 194.895 11% 14,8% 28.035 166.861

27% 10%

2,1% 12,6%

87,0%

1.083.533

20%

82,1%

148.032

9%

21,9%

386.593

21%

29,3%

precarios

161.193

15%

23,9%

323.757

22%

24,5%

protegidos

-13.161

-3%

-1,9%

62.836

15%

4,8%

161.772

10%

24,0%

392.446

23%

29,7%

precarios

124.380

28%

18,4%

226.139

39%

17,1%

protegidos

37.393

3%

5,5%

166.307

15%

12,6%

277.152

14%

41,1%

304.494

16%

23,1%

precarios

124.277

66%

18,4%

23.522

9%

1,8%

protegidos

152.875

9%

22,6%

280.971

17%

21,3%

en estab. de 6 a 40

en estab. de 40 o más

Patrones

3.493

1%

0,5%

84.997

30%

6,4%

14.837 -11.344

6% -11%

2,2% -1,7%

49.436 35.560

25% 41%

3,7% 2,7%

Total

674.980

9%

100%

1.319.170

17%

100%

*Asalariados

586.957

11%

87,0%

1.083.533

20%

82,1%

precarios protegidos

409.850 177.106

24% 5%

60,7% 26,2%

573.419 510.114

25% 16%

43,5% 38,7%

en estab. de 1 a 5 en estab. de más de 5

Fuente: Elaboración propia a partir de EPH. Ver Anexo 2

14

De hecho, las estructuras productivas vigentes al final de ambos procesos de crecimiento muestran fuertes similitudes. En el ANEXO 1 se presentan ambas estructuras a precios constantes de 1993 (de manera tal que no incorporan los cambios en las participaciones derivados de la modificación de precios relativos operada desde la devaluación). Allí puede verse claramente que no existieron cambios estructurales sustantivos.

11

Los guarismos presentados en el cuadro muestran una buena síntesis de la evolución del mercado laboral durante ambos períodos, así como los contrastes que es posible identificar. El primer punto de relevancia es la magnitud de la generación de empleos en cada uno de ellos. Como ya se señaló, una de las características distintivas del período de Post-Convertibilidad fue la gran cantidad de empleos generada. De hecho, la tasa de crecimiento del empleo durante este período casi duplicó la del período Post-Tequila. A continuación, interesa saber qué tipo de inserciones laborales fueron las prevalecientes en cada uno de los períodos; o dicho de otra forma, sobre que relaciones se sustentaron ambos procesos de crecimiento. A tales efectos, puede verse la tercera columna de cada subperíodo, en la cual se presenta la contribución de cada tipo de inserción al crecimiento total del empleo. Como puede apreciarse, dichas contribuciones no distan mucho a nivel de grandes categorías (renglones en negrita). En ambos períodos, son los asalariados los que explican mayoritariamente el crecimiento del empleo, seguidos por los cuentapropistas. Sin embargo, una diferencia de importancia se da entre los patrones. En el período de Post-Convertibilidad los mismos se habrían incrementado con mucha mayor intensidad que en el período anterior, siendo particularmente grande la contribución de los patrones de micro establecimientos. Los contrastes más interesantes, sin embargo, aparecen cuando se analiza lo sucedido al interior de estas grandes categorías. En efecto, observando estas subcategorías, puede apreciarse que en ambos casos el empleo estuvo dinamizado fundamentalmente por el trabajo asalariado de carácter precario, aunque este fenómeno fue mucho más intenso durante el período Post-Tequila (en la cual las ocupaciones de este tipo explicaron el 60% del empleo total generado) que en la PostConvertibilidad (donde fueron el 43%). En contraposición, la creación de nuevos puestos protegidos estuvo mucho más difundida en el segundo de los períodos. Otro contraste interesante puede verse en el tamaño de establecimiento en el cual se insertaron mayoritariamente estos nuevos asalariados. Como puede apreciarse, mientras que durante el primer período fueron los grandes establecimientos los que más contribuyeron, en el segundo, en cambio, el papel de éstos fue superado ampliamente por los establecimientos pequeños y medianos. De hecho, el conjunto más dinámico durante el Post-Tequila fue el de los asalariados precarios en grandes establecimientos (lo que muestra una tendencia hacia la precarización del trabajo incluso en la parte más estructurada de la economía), mientras que en la Post-Convertibilidad fueron los asalariados precarios pero en establecimientos medianos. IV.2. Relaciones Empleo-Producto Uno de los hechos que se destacaban al comenzar esta sección es la mayor elasticidad empleo producto registrada durante el período de Post-Convertibilidad. A grandes rasgos es posible identificar dos factores de relevancia detrás de un aumento de dicha elasticidad. En primer lugar, el proceso de crecimiento puede estar siendo dinamizado por un conjunto de ramas más intensivas en el uso de mano de obra, o –lo que es lo mismo– con mayor EPE sectorial, que las ramas que dinamizaron el proceso anterior. En segundo lugar, el proceso mismo (sean o no las mismas ramas las que lo dinamizaron) puede estarse sustentado en una utilización más intensiva del trabajo. El primero de los factores se vería como un vuelco de la economía hacia sectores más trabajo intensivos. El segundo, como una modificación en las propias elasticidades sectoriales. A los efectos de la exposición se denominará al primer factor “efecto estructural” y al segundo “efecto intensificación” 15,16.

15

Esta distinción de efectos fue tomada de Canitrot, A. y Sebess, P. (1974), donde se hace un ejercicio similar al planteado aquí, pero en términos de productividad, para las décadas de los 50’ y 60’. 16 Un tercer factor que suele mencionarse es el de la capacidad ociosa. Aquí se entiende que si bien dicho factor puede ser relevante en términos absolutos (dado que la reactivación económica implica simplemente contratar trabajadores que quedaron cesantes durante la recesión para poner en marcha líneas de producción que estaban paradas), su impacto en términos de elasticidades

12

En este trabajo se ensayó un ejercicio teórico orientado a decantar ambos efectos. El mismo consistió en realizar una proyección acerca de cuál hubiese sido el crecimiento del empleo durante la Post-Convertibilidad si –dadas las elasticidades sectoriales observadas en dichos años17– el patrón de crecimiento hubiese sido aquel del período Post-Tequila. Esta proyección se orienta a capturar el efecto intensificación, es decir, cuánto de la mayor elasticidad observada respondería a cambios en las elasticidades sectoriales. La diferencia entre esta proyección y el crecimiento del empleo efectivamente observado daría una noción aproximada del efecto estructural, es decir, cuánto de la mayor elasticidad observada respondería a una reorientación de la economía hacia sectores más trabajo intensivos. Un ejercicio como este no está exento de problemas metodológicos, siendo el más grave de ellos el hecho que la reacción del empleo suele ser asimétrica a lo largo del ciclo económico. Por lo tanto, la elasticidad observada en ramas cuyo producto estaba estancado o disminuyendo durante la PostConvertibilidad (la Intermediación Financiera, por ejemplo), difícilmente exprese con exactitud cual hubiese sido la reacción de dichas ramas si en lugar de estar en la parte descendente del ciclo hubiesen estado creciendo. El efecto estructural, por lo tanto, puede presentar un sesgo difícil de determinar de antemano. Por tales motivos, este ejercicio se adopta como un simple indicativo de las magnitudes relativas que podrían estar representando ambos efectos. CUADRO 4. Descomposición del cambio en la EPE

Variación del empleo observada

Post Convertibilidad (Itrim03-IItrim05) 1.355.738

Variación del empleo proyectada

1.191.575

Variación del empleo restante

164.163

Efecto intensificación

88%

Efecto estructural

12%

Fuente: Elaboración propia a partir de EPH y DNCN

Una vez más, los resultados son bastante llamativos y se encuentran en línea con las evidencias mostradas en los apartados anteriores. El principal factor detrás de la mayor EPE pareciera encontrarse en cambios al interior de cada rama de actividad, y no tanto a una reorientación de la economía hacia sectores más trabajo intensivos18. Cabe preguntarse entonces porqué se habrían dado estos cambios dentro de los sectores, y es aquí donde toma especial relevancia el estudio de las relaciones sobre las cuales se sustentaron ambos procesos. Más arriba se había hecho mención acerca del diferente rol jugado por los grandes establecimientos en ambos períodos. Mientras que durante el período Post-Tequila los mismos habrían concentrado a más del 40% de los nuevos ocupados, durante la Post-Convertibilidad su importancia habría disminuido notablemente siendo los establecimientos más pequeños los de

producto empleo es ambiguo dado que el mismo dependerá de cuánto reaccione la producción a esas (re)incorporaciones de trabajadores. Por tal motivo, la elasticidad será mayor, menor o igual dependiendo de las características técnicas de cada sector. 17 En el ANEXO 2 se presentan las elasticidades utilizadas. Las mismas se calcularon mediante una regresión doble logarítmica cuya variable a explicar fuese el (logaritmo del) nivel de empleo sectorial y la variable explicativa el (logaritmo del) valor agregado sectorial, tomando los datos trimestrales comprendidos al interior del período bajo estudio. Una discusión sobre ésta y otras formas de estimar la EPE puede encontrarse en Islam, I. y Nazara, S. (2000). 18 En estos resultados parece ser sumamente relevante el horizonte temporal adoptado dado que los cambios estructurales tendrían efectos relevantes sólo en el largo plazo. En Müller, A. y Lavopa, A. (2006) se llega a conclusiones similares. Allí, con base en el modelo insumo-producto, se realizan una serie de proyecciones para distintos patrones de crecimiento económico en un horizonte de mediano plazo y se encuentra que las EPE no varían sustancialmente.

13

mayor importancia. Este fenómeno que pudo verse a nivel agregado, se ve acentuado si se restringe el análisis a aquellas ramas de actividad que dinamizaron ambos procesos. En el CUADRO 5 se presenta la distribución de los empleos generados según categoría en los conjuntos sectoriales cuyo producto creció más que el promedio en ambos períodos (distinguiendo los sectores dinámicos comunes a los dos períodos –sectores sobre la línea punteada del CUADRO 2.A– y los particulares –sectores debajo de dicha línea). CUADRO 5 Dinámica de inserciones laborales en sectores dinámicos

Crecimiento del empleo Contribución al total Trabajador familiar Cuenta propistas No calificados Calificados

Asalariados* en estab. de 1 a 5 precarios protegidos

en estab. de 6 a 40

Post Convertibilidad (Itrim03-IItrim05) Post Tequila (IVtrim95-IItrim98) Comunes Comunes Particulares Particulares Industria Servicios Total Industria Servicios Total 6% 11% -5% 39% 24% 20% 4% 38% -3% 10% 44% 6% -Distribución de la contribución según categorías-17% -15%

-1% 26%

2% 74%

1% 18%

-2% 15%

-12% -14%

-17% 2%

7% 20%

2% 72%

0% 18%

5% 10%

0% -14%

172%

80%

41%

75%

80%

111%

26%

26%

-35%

20%

41%

-3%

41% -15%

19% 7%

-71% 36%

18% 2%

29% 12%

2% -5%

9%

28%

90%

34%

17%

87%

23% -14%

23% 5%

34% 55%

19% 15%

8% 10%

60% 27%

137%

26%

-13%

20%

21%

27%

37% 100%

5% 21%

-8% -5%

1% 20%

4% 17%

-8% 35%

-40%

-5%

-18%

7%

7%

15%

-8% -32%

-1% -4%

-19% 1%

5% 2%

4% 3%

-4% 19%

Total

100%

100%

100%

100%

100%

100%

*Asalariados

172%

80%

41%

75%

80%

111%

precarios protegidos

102% 71%

47% 32%

-44% 86%

37% 37%

41% 39%

54% 57%

precarios protegidos

en estab. de 40 o más precarios protegidos

Patrones en estab. de 1 a 5 en estab. de más de 5

Fuente: Elaboración propia a partir de EPH. Nota: Entre los sectore comunes se incluyen aquellos que crecieron más que el promedio en ambos períodos. Entre los particulares, aquellos que crecieron más que el promedio en el período correspondiente, pero no en el otro.

Como puede apreciarse, en los sectores dinámicos durante el período Post-Tequila los grandes establecimientos tuvieron un rol protagónico19 (fundamentalmente en la Industria), mientras que durante la Post-Convertibilidad habrían sido los otros tamaños de establecimiento los de mayor importancia. Es interesante notar que este hecho se dio también en aquellos sectores dinámicos comunes, lo que evidenciaría que dichos sectores sustentaron su dinamismo sobre inserciones laborales diferentes. Estas constataciones, en principio un tanto sorprendentes en vistas de los análisis que suelen destacar el cambio radical en el patrón de crecimiento de la economía argentina, parecieran dejar entrever, sin embargo, un fenómeno sumamente interesante. Siendo que las ramas que están motorizando los procesos de crecimiento no son tan diferentes, las causas del mayor desarrollo 19

En los sectores dinámicos “particulares” del primer período, el hecho que este subconjunto contribuya negativamente debe interpretarse como una generación neta de empleos, dado que en el agregado sectorial se observó una destrucción neta de empleos.

14

generado por uno y otro deben buscarse en las dinámicas de funcionamiento que se dieron al interior de cada sector. Dichas dinámicas bien pueden analizarse desde lo sucedido en el mercado laboral. En forma sintética, el primer proceso se habría caracterizado por: a) generar comparativamente pocos empleos; b) concentrar dichos empleos en establecimientos grandes; y c) mostrar un crecimiento importante de ocupaciones cuentapropistas no calificadas. Estos tres elementos no hacen más que confirmar que el proceso de crecimiento económico de los noventa tendió a profundizar la HE, teniendo consecuentemente los pobres resultados en términos de desarrollo que se destacaron anteriormente20. La hipótesis de heterogeneidad estructural pareciera arrojar, por lo tanto, nueva luz sobre esta cuestión. El segundo proceso, en cambio, parecería haber quebrado estas tendencias. La generación de empleos fue sustancialmente mayor y su difusión fue mucho más homogénea a lo largo de todo el entramado productivo. En estos resultados habrían tenido especial importancia las empresas pequeñas y medianas, al tiempo que el cuentapropismo no calificado habría tenido una importancia marginal, evidenciando la mayor integración de la fuerza de trabajo en los sectores estructurados de la economía.

20

A través de aproximaciones diferentes a la aquí planteada, numerosos trabajos llegan a la misma conclusión. Ver, por ejemplo, Kosacoff, et. al. (1998), Bonvecchi, y Porta (2003) y Lavopa (2005).

15

V. Conclusiones Tanto en circuitos periodísticos como académicos es común encontrar preguntas del tipo, ¿a quiénes llega el crecimiento económico? Este tipo de preguntas, sin embargo, estarían mal planteadas dado que suponen implícitamente que el crecimiento es una entidad autónoma, desvinculada de la realidad social en la cual tiene lugar. La ya rebatida hipótesis del derrame, hoy denostada desde los lugares más diversos del arco político y académico pero otrora estandarte insignia de las reformas neoliberales, fallaba precisamente en este punto. Al otorgarle al crecimiento un carácter exógeno y espontáneo, perdía de vista un hecho fundamental: para que exista tal crecimiento, es necesario aumentar la fuerza de trabajo involucrada en la producción, y es justamente la forma particular en que dicha fuerza se inserte la que determinará tanto el crecimiento como su impacto en el entramado social. La pregunta relevante para la Teoría del Desarrollo, por lo tanto, no sería cómo se distribuyen los frutos del crecimiento (la cual no hace más que poner el carro delante de los caballos), sino más bien a través de qué relaciones sociales se abre paso el mismo. Esta investigación tuvo el ambicioso objetivo de tratar de dar respuesta a dicho interrogante para un país particular en un horizonte de tiempo extremadamente acotado. Aunque es sabido que el estudio de este tipo de fenómenos requiere horizontes temporales más largos, la disponibilidad estadística junto con la preeminencia de la cuestión en la Argentina actual, fueron determinantes en la decisión. Los resultados que se encontraron fueron un tanto paradójicos. En franco contraste con las opiniones más difundidas acerca del quiebre radical en el modelo de acumulación argentino luego de la devaluación del peso en 2002, en los tres años posteriores a dicho cambio en los precios relativos, el patrón de crecimiento no pareciera haber cambiado sustantivamente respecto de aquél ya vigente luego de la crisis del Tequila. Las ramas que dinamizaron ambos procesos de crecimiento son esencialmente las mismas y los cambios estructurales que podrían verificarse –al menos en la desagregación sectorial aquí utilizada– tendrían alcances bastante acotados. Estos guarismos, sin embargo, parecieran ocultar un hecho fundamental del nuevo proceso de crecimiento, relacionado con una vieja característica de las economías latinoamericanas. El mismo pareciera estar quebrando una tendencia de larga data hacia la profundización de la heterogeneidad estructural de la estructura productiva argentina. De hecho, la escasa traducción en términos de desarrollo del crecimiento verificado en los noventa –o al menos en el período posterior a la crisis del Tequila, el cual según algunos autores habría sido el más favorable a la creación de empleos y por lo tanto al desarrollo21– encontraría sus raíces en el hecho que el mismo tendió a profundizar la HE. Dinamizado por un conjunto acotado de sectores, se habría concentrado en ciertos nichos de la economía con muy escasa difusión al resto de la matriz productiva, generando por ende muy pocos empleos, concentrados en las grandes empresas y –lo que agrava aún más la situación– enmarcado en una precarización constante de las relaciones laborales. El proceso de la Post-Convertibilidad, en cambio, habría mostrado una capacidad mucho mayor en la generación de empleos y su difusión habría sido mucho más homogénea a lo largo de todo el entramado productivo. La capacidad del actual proceso de crecimiento económico para generar desarrollo, sin embargo, sólo podrá evaluarse cabalmente cuando se hallan reconstituido los principales indicadores sociales vigentes previos a la crisis22. Recién en ese momento empezará el verdadero desafío para el proceso actual y podrá evaluarse si el mismo está o no capacitado para quebrar la tendencia hacia el 21 22

Ver, por ejemplo, Llach y Llach (1998) De acuerdo al último dato disponible sobre los índices de pobreza e indigencia, los mismos se encontraban en el primer semestre de 2006 todavía por encima de aquellos de mayo de 1998.

16

deterioro sistemático de las condiciones de vida de la población que ha golpeado sin tregua a la Argentina durante los últimos 30 años. En este sentido, cabe por último resaltar que la creación de empleos, aunque se constituye como una condición necesaria para lograr este objetivo fundamental, difícilmente alcanzará por si sola. El mejoramiento de las condiciones laborales en las cuales se inserta la población al proceso productivo junto con la reconstitución de los niveles de poder adquisitivo de los trabajadores son dos de los elementos ineludibles que deberán verificarse para lograrlo. Algunas de las tendencias que se observaron en lo que aquí se analizó del actual proceso de crecimiento, sin embargo, arrojarían algunas dudas acerca de la factibilidad de ambos fenómenos. En línea con lo sucedido durante los años noventa, han sido las ocupaciones de carácter precario las que mostraron el mayor dinamismo, al tiempo que los ingresos laborales, medidos en términos reales, se encontraban en el segundo trimestre de 2005 aún muy por debajo de aquellos del mejor momento de la Convertibilidad.

17

Bibliografía Bonvecchi, C. y Porta, F. (2003): Las condiciones de consistencia micro /macroeconómica, (REDES-CECE). Préstamo BID 925/OC-AR. CEPAL-ONU, Buenos Aires. Canitrot, A. y Sebess, P. (1974): “Algunas características del comportamiento del empleo en la Argentina entre 1950 y 1970”, en Revista Desarrollo Económico, Vol XIV, N° 53, Buenos Aires. Hirschman, A. (1980): “Auge y ocaso de la teoría económica del desarrollo”, en El Trimestre Económico, Octubre-Diciembre 1980. INDEC (2002): Base Usuaria Ampliadade E.P.H. (BUA). Versión para Bases de Aglomerado y Base del Total EPH INDEC (2003): La nueva Encuesta Permanente de Hogares de Argentina. 2003 Islam, I. y Nazara, S. (2000): “Estimating employment elasticity for the Indonesian economy”. ILO Technical Note, OIT, Jakarta. Kosacoff, Bernardo; Bonvecchi, Carlos; y Yoguel, Gabriel (1998): “La economía argentina en los años noventa: contexto macroeconómico, desempeño industrial e inserción externa”, en La industria de América Latina ante la globalización, Buenos Aires. Lavopa, A. (2005): “Heterogeneidad estructural y segmentación del mercado de trabajo. Evidencias para el caso argentino durante el período 1991 – 2004”, en 7° Congreso Nacional de Estudios del Trabajo, 10 al 12 de agosto de 2005, Buenos Aires. Lindenboim J., Serino L. y González M. (2000) “La precariedad como forma de exclusión”, en Cuadernos del CEPED N° 4, Parte 1, IIE-FCE-UBA; Buenos Aires Llach, J. y Llach, L. (1998): “Cancelando la Hipoteca. Hiperinflación, Reforma de la Economía. Empleo y Desempleo en la Argentina de los 90”. Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Working Paper 385. Müller, A. y Lavopa, A. (2006): “Mercado de trabajo en la argentina: diagnóstico y pronóstico desde una perspectiva sectorial. Un ensayo exploratorio”, Documento de trabajo N°7, CEPED-IIEFCE-UBA, Buenos Aires, Diciembre Ocampo, J. A. (2001): “Raúl Prebisch y la agenda del desarrollo en los albores del siglo XXI”, en Revista de la CEPAL, N° 75, Santiago. Pinto, A. (1973): “Heterogeneidad estructural y modelos de desarrollo reciente de la América Latina”, en Inflación: raíces estructurales, 104-140, Fondo de Cultura Económica , México, D.F. PREALC (1978): Sector informal. Funcionamiento y políticas, PREALC, OIT. Prebisch, R. (1949): “Crecimiento, desequilibrio y disparidades: interpretación del proceso de desarrollo económico”, en Estudio económico de América Latina, CEPAL, Santiago, Chile (Documentos E/ CN.12 / 164 / Rev.1). Sen, A. (2000): Desarrollo y libertad, Editorial Planeta, Buenos Aires. Stewart, F. (2000): “Distribución de los ingresos y desarrollo”, presentado en la Mesa Redonda de Alto Nivel Sobre Comercio y Desarrollo: Orientaciones para el Siglo XXI, UNCTAD, Bangkok, 12 de febrero de 2000. US CENSUS BUREAU (2002): X-12 ARIMA Reference Manual (http://www.census.gov/srd/www/x12a/)

18

ANEXO 1. Variación desestacionalizada del Producto según sectores de actividad y estructura productiva POST TEQUILA. IVtrim95-IItrim98 POST CONVERT. Itrim03-IItrim05 ESTRUCTURA -Variación del Producto-Variación del ProductoSECTORIAL (1) Absoluta Porcentual Contribución Absoluta Porcentual Contribución IItrim98 IItrim05 Actividades Primarias Industrias Manufacturearas Alimentos, Bebidas y Tabaco Textiles Prendas de vestir, cueros, pieles y calzado Madera y sus productos Papel, edición, e impresión Prod. químicos y refinación de combustibles Prod. caucho, plástico y otros minerales no met.

2.519.537

14%

5%

4.313.574

22%

9%

9%

9.267.854

22%

19%

10.165.242

26%

20%

18%

12% 17%

1.189.094

10%

2%

2.029.868

17%

4%

4,4%

4,6% 0,6%

9.060

0%

0%

403.050

34%

1%

0,9%

48.733

2%

0%

645.331

31%

1%

1,1%

0,9%

663.207

73%

1%

294.747

20%

1%

0,5%

0,6% 1,3%

811.560

29%

2%

1.109.324

39%

2%

1,2%

1.584.834

19%

3%

937.847

11%

2%

3,4%

3,1%

964.222

33%

2%

1.035.946

34%

2%

1,4%

1,3%

Metales y sus productos

380.256

11%

1%

692.604

23%

1%

1,4%

1,3%

Maquinarias y equipos

943.658

27%

2%

1.901.197

70%

4%

1,6%

1,9%

Vehículos y otros transportes

1.482.200

69%

3%

832.704

46%

2%

1,3%

0,9%

Muebles e industrias manufactureras ncp

1.191.030

97%

2%

282.624

30%

1%

0,8%

0,4%

36.276.394

22%

75%

35.964.410

5%

71%

73%

72%

1.025.019

18%

2%

1.133.917

15%

2%

2,3%

2,9%

Servicios Electricidad, Gas y Agua Construcción

5.440.357

46%

11%

7.459.276

77%

15%

5,9%

5,6%

Comercio y reparaciones

8.901.167

27%

19%

9.405.792

33%

19%

15,3%

13,4%

Restaurantes y hoteles

1.965.924

34%

4%

971.297

15%

2%

2,6%

2,3%

Transporte

1.573.729

17%

3%

2.180.945

24%

4%

3,9%

4,0%

Act. de transp. complem.;act. de ag. de viajes

638.043

26%

1%

767.832

31%

2%

1,1%

1,1%

Correo y Telecomunicaciones

3.358.829

54%

7%

4.638.924

48%

9%

3,3%

4,7%

Intermediación Financiera ,excepto seguros

5.081.705

49%

11%

-206.660

-2%

0%

5,5%

3,3%

Financ. de planes de seguros y de pensiones

456.663

36%

1%

417.363

26%

1%

0,6%

0,7%

Actividades inmobiliarias

3.146.240

11%

7%

2.033.435

7%

4%

10,8%

10,6%

Servicios empresariales

1.220.350

14%

3%

1.474.424

18%

3%

3,4%

3,1%

-168.549

-1%

0%

795.217

6%

2%

4,9%

4,9%

Enseñanza

730.101

7%

2%

963.705

8%

2%

4,4%

5,0%

Servicios sociales y de la salud

794.563

9%

2%

773.862

8%

2%

3,4%

3,8%

Actividades de asociaciones N.C.P

159.493

5%

0%

496.859

15%

1%

1,1%

1,3%

Act. de esparcimiento, culturales y deportivas

962.731

27%

2%

1.861.476

38%

4%

1,7%

2,3%

Otros servicios

660.085

21%

1%

298.499

9%

1%

1,3%

1,3%

Servicio doméstico

329.945

9%

1%

498.249

16%

1%

1,4%

1,2%

21%

100%

50.443.227

22%

100%

100%

100%

Administración Pública y Defensa

Total

48.063.785

Fuente: Elaboración propia a partir de DNCN (1) Esta estructura fue realizada sobre los datos a precios constantes sin desestacionalizar (por tratarse del mismo trimestre del año)

19

ANEXO 2. Variación del empleo según sectores de actividad POST TEQUILA. IVtrim95-IItrim98 -Variación del EmpleoAbsoluta % Contrib. Actividades Primarias Industrias Manufacturearas Alimentos, Bebidas y Tabaco

POST CONVERT. Itrim03-IItrim05 -Variación del EmpleoAbsoluta % Contrib. EPE

6.604

9%

1%

-94.940

-48%

-7%

-4.735

0%

-1%

233.282

22%

18%

-49.811

-18%

-7%

-5.936

-2%

0%

Textiles

-9.085

-14%

-1%

18.702

38%

1%

1,66

Prendas de vestir, cueros, pieles y calzado

28.410

17%

4%

40.930

26%

3%

0,83

Madera y sus productos

-2.460

-11%

0%

2.554

5%

0%

0,68

Papel, edición, e impresión

-1.560

-1%

0%

18.400

25%

1%

0,84

Prod. químicos y refinación de combustibles

22.183

25%

3%

-6.189

-6%

0%

1,11 0,58

Prod. caucho, plástico y otros minerales no metalicos

6%

1%

8.767

13%

1%

Metales y sus productos

-21.443

-14%

-3%

50.771

50%

4%

1,21

Maquinarias y equipos

16.151

15%

2%

52.791

72%

4%

1,01

Vehículos y otros transportes

5.719

0,20

8.806

10%

1%

19.532

31%

1%

0,90

-1.645

-2%

0%

32.960

55%

2%

1,29

673.112

11%

100%

5%

90%

-3.950

-6%

-1%

-7.659

-16%

-1%

Construcción

135.378

25%

20%

238.221

47%

18%

0,66

Comercio y reparaciones

134.472

9%

20%

214.292

14%

16%

0,52

Restaurantes y hoteles

-21.037

-9%

-3%

74.786

32%

6%

2,27

78.184

21%

12%

-15.348

-4%

-1%

0,03

-5.674

-7%

-1%

-4.214

-5%

0%

-0,07

-11.713

-11%

-2%

71.322

128%

5%

1,52

4.498

4%

1%

911

1%

0%

0,11

8.810

14%

1%

15.159

32%

1%

1,53

-4.010

-8%

-1%

-4.773

-7%

0%

-2,06 1,36

Muebles e industrias manufactureras ncp

Servicios Electricidad, Gas y Agua

Transporte Act. de transp. complem.;act. de agencia de viajes Correo y Telecomunicaciones Intermediación Financiera ,excepto seguros Financ. de planes de seguros y de pensiones Actividades inmobiliarias

1.180.827

0,26

Servicios empresariales

54.430

13%

8%

182.937

37%

14%

Administración Pública y Defensa

97.132

18%

14%

52.005

9%

4%

1,48

Enseñanza

51.998

10%

8%

110.910

20%

8%

0,61

Servicios sociales y de la salud

90.583

23%

13%

7.085

2%

1%

1,52

Actividades de asociaciones N.C.P

15.657

16%

2%

27.738

23%

2%

1,90

Act. de esparcimiento y act. culturales y deportivas

-4.140

-3%

-1%

44.733

28%

3%

0,48

Otros servicios

28.566

23%

4%

91.496

80%

7%

3,10

Servicio doméstico

Total

23.927

4%

4%

674.980

9%

100%

81.225

13%

6%

0,68

1.319.170

17%

100%

0,80

Fuente: Elaboración propia a partir de EPH

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