ACTAS DEL SYMPOSIUM DE HISTORIA ANTIGUA

ACTAS DEL SYMPOSIUM DE HISTORIA ANTIGUA “ALGUNAS REFLEXIONES EN TORNO A GRECIA Y ROMA” ISSN 0718-7246 PRESENTACIÓN Francisco Gregorio de las Heras

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ACTAS DEL SYMPOSIUM DE HISTORIA ANTIGUA “ALGUNAS REFLEXIONES EN TORNO A GRECIA Y ROMA” ISSN 0718-7246

PRESENTACIÓN

Francisco Gregorio de las Heras

UNA INTRODUCCIÓN AL MUNDO ANTIGUO

Néstor Urrutia Muñoz Daniela Frey García Franco Guzmán Soto

ENSAYOS DEL SYMPOSIUM DE HISTORIA ANTIGUA

Aldo Perán Gutiérrez

Estudios Clásicos, Medievales, Árabes Y Bizantinos ACTAS DE COLOQUIOS Y JORNADAS, VOL. I, Santiago de chile, 2010

Constanza Sáez Yáñez Isabel Loyola Barrera Isabel Margarita Tagle

Dirección de Pablo Castro Hernández y Constanza Rojas Zavala Francisco Gregorio de las Heras Armijo, Tamara Alvarado Henríquez, Grace Farías Milla, Exequiel Monge Allen, Yohad Zacarías Sanhueza, Daniela Frey García y Franco Guzmán Soto (Eds.) www.orbisterrarum.cl

ACTAS DEL SYMPOSIUM DE HISTORIA ANTIGUA.

“Algunas reflexiones en torno a Grecia y Roma”

Pablo Castro H. Constanza Rojas Zavala Francisco Gregorio de las Heras Armijo Tamara Alvarado Henríquez Grace Farías Milla Exequiel Monge Allen Yohad Zacarías Sanhueza Daniela Frey García Franco Guzmán Soto (eds.).

REVISTA ELECTRÓNICA HISTORIAS DEL ORBIS TERRARUM http://www.orbisterrarum.cl Santiago, 2010

Título original de la revista: Revista Electrónica Historias del Orbis Terrarum Título de la publicación: Actas del Symposium de Historia Antigua. Algunas reflexiones en torno a Grecia y Roma. Término de la edición: junio de 2010, Santiago Diseño de cubierta: Pablo Castro H. Imagen de cubierta: Detalle de Tellus en el bajo relieve del Ara Pacis de Augusto. Diseño del interior: Equipo Editor

Pablo Castro H. Director y Editor General

Constanza Rojas Zavala Directora y Coordinadora General

Francisco Gregorio de las Heras Armijo Coordinador de la Comisión Editora de Estudios Clásicos

Tamara Alvarado Henríquez Coordinadora de la Comisión Editora de Estudios Medievales

 Todos los derechos reservados. Queda prohibida su copia total o parcial por cualquier medio de impresión o electrónico, en forma idéntica, extractada o modificada, en castellano o cualquier otro idioma. No se autoriza su uso comercial. La inclusión del presente material al dominio público a través de Internet tiene como fin facilitar el trabajo académico y docente, ante lo cual, la reproducción electrónica o copia impresa solamente se permite con indicación de la fuente.

Publicado originalmente en http://www.orbisterrarum.cl Volumen I, 2010 Santiago – Chile

ISSN: 0718-7246

ACTAS DEL SYMPOSIUM DE HISTORIA ANTIGUA. ALGUNAS REFLEXIONES EN TORNO A GRECIA Y ROMA.

Volumen dirigido por Pablo Castro H. Licenciatura en Historia, Pontificia Universidad Católica de Chile Constanza Rojas Zavala Licenciatura en Historia, Pontificia Universidad Católica de Chile

Edición: Francisco Gregorio de las Heras Armijo Licenciatura en Historia, Universidad Alberto Hurtado Tamara Alvarado Henríquez Licenciatura en Historia, Pontificia Universidad Católica de Chile Grace Farías Milla Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales, Universidad Alberto Hurtado Exequiel Monge Allen Licenciatura en Historia, Pontificia Universidad Católica de Chile Yohad Zacarías Sanhueza Licenciatura en Historia, Pontificia Universidad Católica de Chile Daniela Frey García Licenciatura en Historia, Pontificia Universidad Católica de Chile Franco Guzmán Soto Licenciatura en Historia, Pontificia Universidad Católica de Chile

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PRÓLOGO A LAS ACTAS DEL SYMPOSIUM DE HISTORIA ANTIGUA

El cuerpo editorial de la revista electrónica Historias del Orbis Terrarum se enorgullece por publicar en la presente acta los mejores ensayos del mundo clásico realizados por estudiantes de la Universidad Alberto Hurtado durante el primer semestre académico del año 2009 bajo la tutela y corrección de la Profesora María José Cot, Doctora en Ciencias de la Educación y Profesora en Historia Antigua de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Sin lugar a dudas las nuevas generaciones de estudiantes universitarios cada año dan cuenta de prolíficas investigaciones interdisciplinarias, lo que muestra la apertura a explorar nuevas áreas mediante el diálogo con otras disciplinas del área humanista y de las ciencias sociales. Esta estrecha relación que desde hace un tiempo se viene dando dentro del Departamento del Mundo Antiguo de la Universidad Alberto Hurtado permite potenciar la calidad tanto de los Simposios anuales como así también de los alumnos. Isabel Loyola Barrera, Aldo Perán Gutiérrez, Isabel Margarita Tagle y Constanza Sáez, estudiantes de Licenciatura en Historia y de Pedagogía en Historia, nos presentan sus ensayos de integración calificados con la máxima nota en la cátedra de Historia Antigua a cargo de la Profesora María José Cot. Sus investigaciones abarcan diversas áreas de la antigua Grecia y Roma como la política, educación y cultura mediante el diálogo interdisciplinario con la Filosofía, Literatura y Arte, lo que enriquece más sus estudios al lograr integrar diferentes visiones sobre un mismo fenómeno histórico. En vísperas de celebrar un nuevo Simposio en la Universidad Alberto Hurtado, no queda más que agradecer e invitar a los lectores de la presente Acta a disfrutar de las novedosas e interesantes perspectivas que nos entregan alumnos de primer año que comienzan a dar sus primeros pasos dentro del apasionante mundo de los tiempos clásicos. A sorprenderse y emocionarse una vez más con las sociedades de la antigüedad a través de la fresca mirada de las nuevas generaciones de nuestra nación.

Francisco José Gregorio de las Heras Armijo Coordinador de la Comisión Editora de Estudios Clásicos

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AGRADECIMIENTOS

Las actas tituladas “Algunas reflexiones en torno a Grecia y Roma” es la materialización escrita del Symposium de Historia Antigua, evento organizado por la Universidad Alberto Hurtado, que cada año reúne los mejores ensayos de integración realizados por los alumnos de primer año de Licenciatura y Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales. Estos pequeños artículos tienen la particularidad ser un trabajo interdisciplinario que potencia el diálogo entre las distintas disciplinas, considerando ramas como la Historia, Literatura, Filosofía y Arte. En esta oportunidad, la revista electrónica Historias del Orbis Terrarum agradece a quienes han colaborado en la composición de esta nueva edición, que abre las puertas de quienes se inician en los estudios históricos. Es por ello que destacamos la labor y el apoyo de la profesora María José Cot, quien nos ayudó a seleccionar los escritos para la publicación y, al profesor Nestor Urrutia Muñoz, quien aceptó escribir para las actas una introducción del mundo antiguo, destacando la importancia de los estudios clásicos en Chile. Del mismo modo, agradecemos a los estudiantes seleccionados, quienes han publicado sus ensayos en nuestra revista: Aldo Perán Gutiérrez, Isabel Loyola Barrera, Constanza Sáez Yáñez e Isabel Margarita Tagle. Por último, agradecemos a los miembros del consejo editor de la revista: Constanza Rojas Zavala, Francisco Gregorio de las Heras Armijo, Tamara Alvarado Henríquez, Grace Farías Milla, Exequiel Monge Allen, Yohad Zacarías Sanhueza, Franco Guzmán Soto, Daniela Frey García y Pablo Castro Hernández, que con su trabajo y dedicación han sacado adelante esta nueva publicación, que es un nuevo logro del proyecto y un nuevo impulso para seguir adelante.

Equipo Editor

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PRIMERA PARTE

Una introducción al mundo antiguo

LA FELIZ MISIÓN O LA SUPERVIVENCIA DE LOS ESTUDIOS DE LA ANTIGÜEDAD EN CHILE.

Por Néstor Urrutia Muñoz*

* Néstor Urrutia Muñoz es Licenciado en Historia de la Universidad Diego Portales y Magíster © en Estudios Clásicos de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación. Profesor de Historia Antigua en la Universidad Diego Portales y Profesor de Historia de la Cultura I e Historia de la Cultura II en la Universidad Alberto Hurtado.

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En el Hipias Mayor, Sócrates dice de manera tajante que nadie podría dejar de calificar a la obra de Fidias sino es como una obra de arte. A lo que se refiere es evidentemente a la escultura de la Atenea Parthenós y, por extensión, al mismo Partenón. Muy probablemente, la misma construcción despertó la mayor admiración por parte de muchos de sus contemporáneos, fueran estos atenienses o no. Hoy en día, el Partenón se encuentra prácticamente destruido, superviviendo a fuerza de pulso únicamente una parte de lo que fue. Nosotros solamente hemos podido apreciar al edificio de la Acrópolis como una ruina; sin embargo, aún hoy, ¿quién podría decir que la construcción de Fidias no es una obra de arte? Los nuevos tiempos nos obligan a mirar hacia el futuro; si lo pensamos bien, son las proyecciones las que nos mantienen en pie, las que le brindan un sentido a la existencia. Es el porvenir en donde colocamos esperanzas, sueños y metas. Pero nada es eterno y así, como una vez algo fue un determinado objetivo a alcanzar, bien puede convertirse en una cuestión del pasado, algo que se puede olvidar con el paso del tiempo. El Partenón era un signo de poder, una cuestión sobre la cual los atenienses se sentían particularmente orgullosos, pero que en la actualidad se encuentra prácticamente en el suelo. Aún así, ¿podríamos calificarlo como algo olvidado? Mi paso por el Centro de Estudios Clásicos de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, me enseñó y me sigue enseñando muchas cosas. Me permitiré Derechos reservados. Prohibida su reproducción total o parcial. ©

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contar un poco de lo que se vive diariamente en este departamento. Físicamente, es un pequeño rincón de esa casa de estudios, aparentemente frío y algo ruinoso. Es un lugar a donde no entran demasiadas personas, no porque sea un espacio selectivo –muy por el contrario, me ha tocado presenciar cómo ahí no se ejerce discriminación sobre las personas– sino porque pareciera estar escondido. Más, si alguien se atreve a entrar, cuando se descubre que las puertas se encuentran abiertas para recibir a las visitantes, podrá encontrarse con una sorpresa. Ahí, también a pulso, se reúnen todos los días personas que muchas veces no son muy nombradas en los círculos académicos, pero que son notables. Me atrevo a calificarlos de tal manera porque han asumido una tarea que es particularmente compleja: mantener en pie una obra que prácticamente fue desterrada de los planes de enseñanza. Si se interroga a sus miembros históricos, sabremos que este lugar se ha conservado en pie a fuerza de ellos mismos, que siempre han contado con más dificultades que facilidades y que hace mucho que no están a favor de la corriente sino que navegan en su contra. Son rebeldes dentro de su mundo. ¿Qué los hace continuar con esta tendencia? Y he aquí una respuesta que al fin satisface las tantas interrogantes que se vierten sobre ellos y que nos ayuda a entender muchas más cosas relacionadas con la materia. El pilar que mantiene en pie al Centro de Estudios Clásicos es una idea fuerte, que mantiene unidos a sus integrantes: la de la feliz misión, citando a la profesora María Angélica Jofré. Si no se vive, nadie podría creer la increíble tarea reflexiva e intelectual que ocultan esas paredes, concebido en un ambiente donde la jerarquía es prácticamente una cuestión decorativa. Todos están ahí por un objetivo clave, reunirse en torno al legado de Grecia y Roma antiguas. El Centro de Estudios Clásicos es un lugar de luz, un faro. Teniendo en consideración que estas personas existen hoy, que dan parte de su vida a una labor que no siempre se ve traducida ni en sueldo ni en prestigio, ¿podríamos decir que el Centro de Estudios Clásicos es una cuestión destinada al olvido? La respuesta puede variar, dependiendo de la persona que sea enfrentada a la interrogante. Personalmente, me ha tocado recibir en determinadas ocasiones una pregunta similar, bajo un sello irónico y denostador: ¿Para qué sirven los Estudios Clásicos? Responderé lo que creo –puesto que esto es prácticamente un asunto de fe– se puede entender como una contestación, más advierto que lo que hago está contaminado de lo poco Derechos reservados. Prohibida su reproducción total o parcial. ©

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que sé sobre la Antigüedad y sobretodo desde el cariño de algunas personas que me han ayudado a obtenerlo. Siento que existen dos cuestiones por las cuales es evidente que los Estudios Clásicos no son parte del pasado. Intentaré detenerme en ellos y explicarlos.

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Por su condición de imperecederos. No es difícil señalar de manera rápida y directa a las civilizaciones griega y romana como la gran cuna cultural de Occidente. Esto evidentemente no es algo gratuito. La clasificación “clásico” nos da cuenta de un factor esencial y pocas veces asumido como tal: se trata de cuestiones que trascienden el tiempo. Sucede que aún encontramos respuestas a lo que sucedió en aquella época remoto y, lo que es más interesante, todavía ese espacio lejano nos entrega soluciones. No se trata únicamente de entender que de ahí venimos, el asunto consiste en atreverse a aceptar la retroalimentación, en comprender que lo ocurrido entonces ayuda a formar concepciones en el presente.

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Porque llenan el alma de los individuos y colectivos. Cualquier persona que haya nacido de esta parte del mundo –e incluso muchos de los habitantes orientales del globo– se conmueven, maravillan y sobrecogen al ver el legado material de las culturas que calificamos como clásicas. Esto carece de una explicación sobresaliente, hay que ir más allá, apelar a nuestras emociones. Se trata de asimilar a este pasado en nosotros, hay que confesar que genera sentimientos porque lo entendemos como propio. Se torna indispensable entender que esto no es una mera cuestión meramente académica, se puede aplicar a todos los individuos y a los grupos, lo que incluso nos hace hermanos en cierto sentido y que, por sobretodo, nos nutre.

Para mí, ambos asuntos son notorios pero entiendo que no lo sean para todos. También sé que no soy yo el indicado para convencer de esto. Pero, si se me permite, sostengo que es posible comprobarlo. Basta con apreciar el inmenso legado que nos dejaron. ¿Quién podría, sinceramente, dejar de ver al Discóbolo de Mirón, leer la Ilíada de Homero o utilizar el teorema de Pitágoras sin reconocer en ellos parte de la increíble Derechos reservados. Prohibida su reproducción total o parcial. ©

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herencia que ha llegado hasta nuestros días? Reunidos todos estos datos, y haciéndose cargo de lo planteado, se entiende que los Estudios Clásicos no son parte del pasado. Se encuentran presentes en gran parte de nuestra vida cotidiana, sin necesidad de alardes, por eso muchas veces pasan desapercibidos. A fin de cuentas, no es imprescindible que a todos nos llame la atención, porque si hay algo que me ha enseñado esta experiencia es que todos los intereses académicos pueden alcanzar un estado de nobleza. Pero es aquí donde surge lo importante: el Centro de Estudios Clásicos es sin lugar a dudas un espacio que toma y retoma vigor, porque posee un valor en sí mismo, las personas que se encuentran en su interior lo demuestran día a día; su materia, su experiencia, su sacrificio, sus personas dan cuenta de ello, no importa el espacio, lo importante es lo que contiene. La querida profesora Giuseppina Grammatico nos decía siempre que ella pensaba que los antiguos concebían que la historia se construye desde muchos frentes, pero que se congregaba en un hilo que la titánide Mnemosine desenrollaba para todos los mortales y los dioses. En este hilo de la memoria, dentro de un mundo acelerado de información instantánea, a veces se nos olvidan recordar. Y cuestiones que son vitales para el espíritu se nos pasan por alto. Mas, la ventaja en este sentido de los estudios de la Antigüedad es que se mantienen vigentes, ofreciéndose de manera generosa para quien quiera apreciarlos. Aún hoy el Partenón se mantiene en pie, en escombros, pero nos sigue pareciendo bello.

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MUJER Y RELIGIÓN EN ATENAS: LIBERTAD FEMENINA A TRAVÉS DE LAS CEREMONIAS RELIGIOSAS.

Por Daniela Frey García*

* Daniela Frey García es estudiante de Licenciatura en Historia de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

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Durante largo tiempo se ha pensado que las mujeres en la antigua Grecia estaban totalmente excluidas de la vida política: puesto que eran consideradas inferiores a los hombres, no era concebible que pudieran interferir en el acontecer político. La mujer debía vivir recluida en el hogar, donde cumplía diversas funciones domésticas e incluso habitaba, en la vivienda, un espacio separado del hombre. Sin embargo, la mujer es la responsable de realizar gran parte de los rituales privados y públicos, como aquellos relacionados con el ciclo vital y cultos a determinadas divinidades, como Deméter y Dionisio.

En este sentido, cabe preguntarse en qué medida la mujer griega, y particularmente ateniense, estaba realmente excluida del ámbito político, entendiendo este concepto como todo aquello relacionado con la vida de la polis. Aunque es cierto que la libertad de la figura femenina estaba muy limitada en la mayoría de los aspectos, es importante tener en cuenta que la limitación de esta libertad estaba sujeta a ciertas excepciones; pues a través del culto y de la vida religiosa, la mujer obtiene cierta independencia del género masculino tanto en lo público como en lo privado. Estas excepciones, por lo demás, no son menores, dada la importancia fundamental atribuida en Grecia al mundo religioso y al contacto con los dioses. En este contexto, el rol de las sacerdotisas se destaca por su importancia, y por el gran número de cultos que dependen de ellas. Es desde este punto de vista que nos Derechos reservados. Prohibida su reproducción total o parcial. ©

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proponemos analizar el rol de la mujer en Grecia, y particularmente en Atenas, basándonos principalmente en fuentes primarias como tragedias y comedias. Por otro lado, y dados los límites de este trabajo, no nos detendremos mayormente en describir y explicar cada uno de los rituales mencionados, más allá de lo estrictamente necesario para la comprensión de lo que aquí proponemos.

En primer lugar, entre las ceremonias de culto privadas, aquellas relacionadas con el nacimiento y la muerte son las más representativas de este fenómeno. Los primeros, que tienen lugar luego del parto, están destinados, principalmente, a la purificación de la mujer, quien luego de dar a luz es considerada impura. Este rito, que debía ser dirigido por la mujer que había asistido a la madre en el parto, tenía lugar el quinto o séptimo día luego del alumbramiento. La mujer, “asistida por la comadrona y por vecinas o amigas, debe esperar muchos días alejada de su marido, antes de ser purificada por una ceremonia ritual acompañada de un sacrificio que debe ser ofrecido por la que la haya ayudado a expulsar las secundinas” 1. La participación femenina en la realización de este rito es vital: antes de llevarlo a cabo, el padre no se acercará a su esposa. Debe ser efectuado por mujeres, pues sólo ellas “pueden tener acceso sin peligro a esa fuente de deshonra, pues ellas son sus intermediarias ‘naturales’. Y precisamente así protegen de ella a los hombres” 2.

Esto es esclarecedor, no sólo por el rol esencial de la mujer en el ritual, sino también por el trasfondo cultural que encontramos detrás. La mujer, en su naturaleza, tiene una condición diferente de la del hombre en relación a los dioses; es ella quien, predominantemente, sirve de vínculo entre la humanidad y la divinidad.

Dada la

importancia del ejercicio religioso en el mundo griego, considerado indispensable, la presencia de la mujer es necesaria para el desarrollo normal de la vida y de la sociedad.

1

Louise Bruite Zaidman, “Las Hijas de Pandora”, en Duby, Georges y Perrot, Michelle (coords.), Historia de las Mujeres, vol. 2, Ed. Taurus, Madrid, 1993, p. 167 2 Íbidem, p. 169

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Por otro lado, el caso de los rituales mortuorios es aún más claro y significativo, pues la mujer, teniendo una conexión privilegiada con la divinidad –y especialmente con las potencias subterráneas, es la responsable de velar por el cuidado de los muertos y puede acudir sola al cementerio 3. Esto último es revelador, si recordamos que en el curso de la vida cotidiana la mujer debe permanecer en el hogar y evitar el contacto con el mundo exterior. Es ella quien lava y amortaja al cadáver, así como también son mujeres quienes llevan a cabo las lamentaciones rituales y los trenos fúnebres, acompañan al muerto en la procesión al cementerio y realizan las libaciones correspondientes. La importancia de la mujer en este sentido es evidente, pues el rito funerario depende casi íntegramente de ellas.

Dado que realizar correctamente las prácticas funerarias es fundamental en cualquier sociedad, la mujer obtiene a partir de esta responsabilidad, mayor protagonismo social; ella es nuevamente necesaria e indispensable. En este sentido podemos entender las palabras de Casandra en Las Troyanas, de Eurípides:

“CASANDRA.- (…) Voy a demostrar que estos troyanos son más afortunados que los aqueos (…). Estos (…) ya han perdido millares de vidas, (…) y aquellos a los que Ares sometía, no volvieron a ver a sus hijos, no fueron amortajados por las manos de su esposa. (…) En cambio los troyanos, para empezar, morían inmolados por su patria, lo que constituye la más hermosa gloria. Aquellos a quienes domeñaba la lanza, eran llevados a casa por sus hijos y recibían el abrazo de la tierra en su propia patria, amortajados por las manos de quienes debían hacerlo”. 4

La importancia de llevar a cabo adecuadamente el entierro es clara; el diálogo de Casandra, en la cita anterior, nos indica cuán desdichado se consideraba a aquél que no recibía debida sepultura. El papel preponderante de la mujer en esto, así como en el que tiene en los ritos de nacimiento, se debe a su condición de dadora de vida, la cual la pone 3

Fernand Braudel, El Mediterráneo, el espacio y la historia, Ed. Fondo de Cultura Económica, Ciudad de México, 1989, p. 193 4 Eurípides, Las Troyanas, en Tragedias, vol. 2, Ed. Gredos, Madrid, 2000, p. 177

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en una relación con lo sagrado que, como decíamos, es considerada diferente de la del hombre. Así, el cadáver debe ser amortajado por una mujer: de lo contrario el ciclo de la vida y la muerte no se cumple adecuadamente.

Entre los rituales colectivos, tenemos las panateneas, fiestas celebradas anualmente en honor a Atenea Polias en Atenas; éstas sirven también de ejemplo acerca de cómo la mujer puede, a través de la religión, obtener una cierta participación en la vida pública de la polis. Estas fiestas, además de diversas competencias para hombres, contemplaban una gran procesión a la acrópolis, a fin de ofrecer a Atenea sacrificios de animales y, cada cuatro años, un nuevo peplos, tejido por diversas mujeres durante el año. La procesión era encabezada por cuatro arréforas, es decir, cuatro mujeres jóvenes de buena familia, y la sacerdotisa de Atenea Polias, cuyo sacerdocio era el más importante de la ciudad.

Las mujeres marchaban entre los hombres, dejando de lado la tradicional obligación de éstas de mantenerse alejadas del ámbito masculino. Además, como se ha visto, las principales protagonistas de la procesión eran mujeres. Por lo mismo, estas fiestas constituyen una de las principales ocasiones en que a ésta se la admite, de cierta forma, como ‘ciudadana’, pues tiene la libertad de asistir a la procesión y participar activamente en ella.

Asimismo, en los Misterios de Eleusis y en las Tesmoforias, ambos en honor a la diosa Deméter y su hija Perséfone, las mujeres griegas tenían también una activa participación. En los Misterios, tomaban parte una sacerdotisa auxiliar del gran sacerdote, además de numerosas sacerdotisas menores, y todos los habitantes de habla griega, cualquiera fuera su sexo, podían ser iniciados en los Misterios. Otro hecho que destaca: “las sacerdotisas de Deméter desempeñaban los papeles de Deméter y de Core” 5 en una representación dramática, lo cual era normalmente reservado exclusivamente a los hombres. Las Tesmoforias, por su parte, eran únicamente celebradas por mujeres, y a los hombres les estaba absolutamente vedado el acceso; su único papel respecto de las 5

Sarah Pomeroy, Diosas, Rameras, Esposas y Esclavas, Ed. Akal, Madrid, 1990, p. 95

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Tesmoforias era el financiamiento de las mismas. Muestra de esto es la comedia de Aristófanes, Las Tesmoforias:

“CLÍSTENES.- Dicen que Eurípides ha enviado acá a un viejo pariente suyo el día de hoy. (…) ORADORA I.- Ya no hay nada que hablar. Ven acá, Clístenes. Éste es el hombre que buscas. (…) CORO.- Pues tú no te irás de aquí, ya que regresas de donde pudieras huir. No te nos escaparás, tendrás condigno castigo. La vas a pasar muy mal” 6.

Mnesíloco, suegro de Eurípides, quien se ha infiltrado en las Tesmoforias, es descubierto y apresado por las participantes del festival, pues se considera sacrilegio que un hombre observe este ritual.

La mujer accede, nuevamente, a la participación ciudadana a través de la religión. Puede salir a la calle sin deshonra, cosa que en tiempos normales no puede hacer; puede mezclarse con los demás habitantes de la ciudad. Es, nuevamente, una ocasión en que la mujer puede incluirse en un acontecimiento social de importancia, cuya trascendencia política es vital. Además, en el ámbito religioso y productivo tiene también un gran valor, puesto que son fiestas agrarias destinadas a ofrendar a los dioses para obtener buenas cosechas y poder así sobrellevar las dificultades del territorio griego, árido y poco productivo.

Otra de estas instancias de socialización y participación del género femenino en Grecia, la constituyen las Dionisiacas, fiestas religiosas en honor al dios Dionisio,

6

Aristófanes, Las Tesmoforias, en Las Once Comedias, Ed. Porrúa, México D.F., 1975, pp. 246-248

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realizadas a fin de promover la fertilidad y de facilitar el entusiasmo, es decir, la conexión con el dios. Eurípides nos deja ver algunas características de este ritual:

“PENTEO.- Me encontraba ausente de este país, y ahora me entero de los males recientes que agitan esta ciudad. De que nuestras mujeres han abandonado sus hogares por fingidas fiestas báquicas, y corretean por los bosques sombríos, glorificando con sus danzas a una divinidad de hace poco, a Dionisio, quienquiera que sea. ¡Llenas de vino están en medio de sus reuniones místicas las jarras; y cada una por su lado se desliza en la soledad para servir a sus amantes en el lecho, con el pretexto de que son, sí, ménades dedicadas a su culto! Pero anteponen Afrodita a Baco 7”.

No obstante los evidentes prejuicios y el rechazo del autor respecto del culto a Dionisio, Eurípides deja traslucir en su obra Las Bacantes la libertad de que gozaban las mujeres durante el transcurso de estas fiestas. Alejadas de los hombres, quienes tenían prohibido el acceso, podían gozar de gran independencia e incluso cierta libertad sexual durante estas celebraciones.

Por último, uno de los discursos de Demóstenes nos permite también reafirmar esta tesis:

“En efecto, antiguamente, atenienses, (…) los sacrificios todos ofrecíalos el rey, y los más venerandos (sic) y secretos los hacía su mujer, naturalmente, pues era reina. Después que Teseo los hubo unificado (…) no menos el pueblo elegía su rey (…) y en cuanto a su mujer, promulgaron una ley para que fuese ciudadana y él se casara no con una que se hubiese unido a otro varón, sino con una virgen, a fin de que según los usos patrios celebrase los sacrificios en nombre de la ciudad, las ceremonias 7

Eurípides, Las Bacantes, en Tragedias, tomo III, Ed. Gredos, Madrid, 2000, pp. 280-281

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rituales en honor a los dioses fueran acordes con la piedad y nada se aboliese ni innovase” 8.

La importancia de la mujer, al menos a partir de lo escrito por Demóstenes, es una tradición ancestral y, por lo tanto, debe ser respetada y mantenida. Cabe preguntarse, si la mujer estaba realmente tan excluida como tradicionalmente se piensa, era necesario promulgar una ley con respecto a su participación ciudadana. Es cierto que se trata de una inclusión –al menos en el ámbito legal- muy restringida, puesto que involucra solamente a la mujer del rey; sin embargo, situaciones como ésta se repiten, aunque con matices, en las más diversas fuentes. Así, por ejemplo, la reina viuda, en Los Persas, de Esquilo, ofrece libaciones al padre de su hijo:

“la dulce leche blanca de una vaca sin señal de yugo; el licor de la obrera que trabaja las flores: la muy brillante miel rociada con agua corriente de una fuente virgen; la bebida pura nacida de una madre salvaje: esta alegría de una vid añosa; el fruto oloroso de la verde oliva frondosa, de vida perenne en sus hojas; y flores trenzadas nacidas de la tierra que todos los frutos produce 9”.

Por último, cabe destacar, en el contexto anteriormente expuesto, el rol fundamental que adquieren las sacerdotisas en la vida religiosa, social y política de Atenas. La gran cantidad de festivales religiosos anuales, en la mayoría de los cuales las sacerdotisas cumplen un importante papel, les atribuía a estas mujeres una trascendencia clave. Como decíamos anteriormente, el sacerdocio de Atenea Polias era el más importante de la ciudad, y estaba compuesto precisamente por mujeres. En el oráculo, de vital importancia para la vida política, también eran las mujeres quienes tenían la función de comunicarse con los dioses. Son muchos otros los sacerdocios femeninos de Atenas; sin embargo, lo esencial se repite en todos ellos: la mujer, como sacerdotisa, sobresale y se integra a la vida de la polis 8 9

Demóstenes, Contra Neera, en Discursos Privados, tomo II, Ed. Gredos, Madrid, 1983, p. 309 Esquilo, Los Persas, en Tragedias, Ed. Gredos, Madrid, 2000, p. 29

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por medio de la función indispensable que debe cumplir. Así, por ejemplo, Esquines narra que el sacrilegio contra el santuario de Delfos, cometido por ciertas tribus, molestaba a los anfictiones, y pidieron al oráculo del santuario que les dijera cómo castigar a estos hombres. La pitia respondió que debían luchar contra ellos día y noche, esclavizar a sus habitantes y consagrar sus tierras a Apolo, Artemisa, Leto y Atenea, y que estas tierras permanecieran sin cultivar. Luego, los anfictiones votaron marchar contra estos hombres de acuerdo al oráculo del dios 10.

En suma, podemos concluir que, a pesar de que la historiografía tradicional ha representado a la mujer griega como un personaje excluido, subyugado y prácticamente irrelevante para la sociedad de la época, existieron numerosas excepciones a esta situación. La importancia de la mujer en la religión proviene, como ya se ha dicho, de su capacidad para generar vida, que se asocia con la fertilidad y la fecundidad de la tierra y, por lo tanto, con los rituales de producción. Es por esto que gran parte de las fiestas en las que la mujer participa son fiestas agrarias cuyo objetivo es obtener el favor de los dioses para optimizar las cosechas. Incluso considerando que en una sociedad como la griega la mujer vive subordinada al hombre, éste depende de ella en ciertos aspectos de la vida –la reproducción, la comunicación con los dioses, la administración del hogar, entre otros- y, por ende la mujer obtiene ciertas atribuciones que, en el ámbito de la vida de la polis, le permiten insertarse social y religiosamente en la ciudad. Es una ‘ciudadanía’ entre comillas, con grandes limitantes, pero que de todas maneras no debe pasarse por alto.

El hombre requiere, por tanto, de la participación religiosa de la mujer para el normal funcionamiento del cosmos y para el mantenimiento del equilibrio y de las relaciones con los dioses que componen su panteón. A raíz de lo anterior, se genera una natural inserción de la mujer en la vida de la polis, pues los rituales, tanto colectivos como privados,

son

acontecimientos

cotidianos

y

periódicos,

que

deben

realizarse

adecuadamente a toda costa. En este contexto, las sacerdotisas adquieren el rol principal dentro del género femenino, y uno muy importante dentro del masculino, en la medida que 10

Esquines, Contra Ctesifonte, secciones 107-108.

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son ellas las responsables de realizar el culto religioso y mantener adecuadamente la conexión con los dioses. Su rol se transforma en un rol político que se contradice con la imagen tradicional de la mujer griega, según la cual ésta debe permanecer recluida en el hogar, sin participación política. No cabe duda de que esta última concepción de la mujer griega es, en muchos casos, cierta; sin embargo, es necesario tener en cuenta que había excepciones.

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Bibliografía

1. Fuentes primarias:

- Aristófanes, Las Tesmoforias, en Las Once Comedias, Porrúa, México D.F., 1975 - Aristófanes, Lisístrata, en Las Once Comedias, Porrúa, México D.F., 1975 - Demóstenes, Contra Neera, en Discursos Privados, tomo II, Gredos, Madrid, 1983. - Esquilo, Los Persas, en Tragedias, Gredos, Madrid, 2000. - Esquines, Contra Ctesifonte, secciones 107-108, en http://www.perseus.tufts.edu/hopper/text?doc=Perseus%3Atext%3A1999.01.0002%3Asp eech%3D3%3Asection%3D107 [Junio, 2010] - Eurípides, Las Troyanas, en Tragedias, tomo II, Gredos, Madrid, 2000. - Sófocles, Antígona, en Tragedias, Gredos, Madrid, 2000.

2. Bibliografía secundaria:

- Braudel, F. El Mediterráneo, el espacio y la historia, Fondo de Cultura Económica, Ciudad de México, 1989. - Crawford, M. Sources for Ancient History, Cambridge University Press, Cambridge, 1983. - Duby, Georges. Historia de las Mujeres vol. 1 y 2, Taurus, Madrid, 1993. - Eliade, M., Lo Sagrado y lo Profano, Paidós, Barcelona, 1998. - Mosse, C. La Mujer en la Grecia Clásica, Nerea, Madrid, 1990. - Pomeroy, S. Diosas, Rameras, Esposas y Esclavas, Akal, Madrid, 1990.

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LAS GUERRAS PÚNICAS. EL NACIMIENTO DEL IMPERIO ROMANO.

Por Franco Guzmán Soto*

* Franco Guzmán Soto es estudiante de Licenciatura en Historia de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

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Al anochecer del 2 de Agosto del año 216 a.C., los romanos se encontraban en una de las situaciones más vulnerables que hubiesen experimentado en su historia, habían sufrido un desastre militar de enormes proporciones en el campo de batalla de Cannas, a manos del gran general cartaginés Aníbal Barca, siendo esta la batalla con más bajas en lo que iba de su historia (75.000 hombres aprox.), derrota que dejaba a sus enemigos en posición privilegiada para atacar la ciudad, en pocas palabras, la supervivencia de la urbe estaba en juego. No obstante, pese a su gran victoria, los cartaginenses no estaban en condiciones de empezar un sitio. Aníbal, decidió continuar la campaña para despojar a Roma de sus aliados y de esta forma, la guerra en Italia se alargaría por 12 años más, concluyendo en África, con la batalla de Zama. El breve relato de la batalla de Cannas nos sirve de introducción para abordar el estudio de uno de los conflictos más decisivos en la historia del mundo antiguo, y nos permite visualizar el tinte dramático que alcanzó, ya que lo que estaba en juego era la existencia misma de las ciudades involucradas.

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Las relaciones entre Roma y Cartago marcaron la historia del mediterráneo antiguo, incluso fueron mitificadas en la “Eneida” y a mi parecer, ayudaron a darle forma al mundo Occidental tal como lo conocemos ahora. Las relaciones entre estas dos ciudades son antagónicas y están marcadas por el transcurso de las “Guerras Púnicas”, conflictos desarrollados en el oeste del mediterráneo, pero que llegaron a involucrar a Macedonia en el oriente y a otras regiones de la cuenca, tomando en ocasiones el tinte de verdaderas guerras mundiales para el mundo de la antigüedad. Pero no todo es guerra entre romanos y cartaginenses, ambos pueblos tienen intercambio comercial y más de alguna influencia cultural, pero en este ensayo quiero referirme a los tratados que firmaron ambas ciudades y a los conflictos en que se involucraron, es decir, las tres guerras en que se desenvolvieron ambos estados, entre los años 264 a.C. y 146 a.C., que concluyeron con la total destrucción de la ciudad de Cartago y el fin de las pugnas que protagonizaron estos dos pueblos. Para abordar más detalladamente el tema y lograr una mejor comprensión de esta tempestuosa relación, es necesario hablar un poco sobre la situación de ambas ciudades y cómo llegaron a abrirse al mar mediterráneo, el escenario natural del gran drama que ambas llevaron a cabo. Cartago fue fundada por los fenicios de Tiro, alrededor del siglo IX a.C. en el territorio que hoy corresponde a Túnez. En el siglo VI a.C. la ciudad estaba en plena posición de actuar por su cuenta, por lo que se desligó de la tutela de Tiro y aprovechó su condición de puerto -como era normal entre las ciudades fenicias-, lanzándose al mar y al dominio de las rutas mercantiles, desplegando gran habilidad marinera y comercial, alcanzando prosperidad y grandeza. 1 En el siglo VI se enfrentó exitosamente a los griegos, con quienes competía por las zonas de comercio y dominio marítimo, pero para la siguiente centuria sufrió derrotas a manos de éstos y a fines del siglo IV a.C. sus principales dominios estaban en la isla de Cerdeña, en el norte de África y en la mitad occidental de Sicilia. Roma, fundada en el valle del Lacio, empezó su historia como una monarquía, cercano al siglo VIII a.C., transformándose en una república en el 509 a.C. Entre los siglos 1

Cf. Serge Lancel, Cartago, traducción de Maria José Aubet, Barcelona, Crítica, 1994, pp. 83-103

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V y IV a.C. la ciudad de Roma se expandió por el centro sur de Italia, conquistando esta zona y chocando con las ciudades de la Magna Grecia, a las que sometió luego de concluidas las “Guerras Pírricas”, en el 275 a.C. A diferencia de Cartago, Roma era una ciudad continental, casi sin ninguna vocación marinera, lo que no evitaba que recibiera influencias de otras culturas del mediterráneo, sobre todo de las existentes en Italia, principalmente de las ciudades griegas del sur y de Etruria. Pero pese a la importancia de las influencias culturales externas, anteriormente nombradas, Roma es capaz de generar una cultura singular, cultura que intenta llevar al resto de Italia. Por lo mismo es importante señalar que su dominio se da en base a la unidad, lo que es a mi parecer uno de los puntos a considerar cuando se le compara con Cartago, quien puede ser considerada una ciudad cosmopolita 2, situada en el punto en donde confluyen el mediterráneo occidental y oriental. Cartago aprovechó su talento marinero y ejerció un dominio basado en el control de los puertos y escalas claves para la navegación, es decir dominando las redes existentes3 del comercio fenicio que heredó de Tiro, ocupando para sí los aportes culturales del resto del mediterráneo, aunque sin desechar los propios. Es así como se observan dos tendencias para ejercer el dominio en el espacio mediterráneo, la forma más “política” de los romanos y la forma “mercantil” de los cartaginenses, una concepción que no excluye a la otra, ya que son complementarias. Ahora bien, antes del 265 a.C., se observa que ambas potencias iban a chocar, Roma envuelta en los asuntos de Italia iba a terminar por salir al mediterráneo y se iba a encontrar con un Cartago que estaba ahí de antes, y que se encontraba sólidamente asentado en el mar. Las relaciones entre Roma y Cartago empezaron con el nacimiento de la república, en el 509, cuando se firmó un tratado entre ambas partes, donde básicamente se señala:

“Habrá alianza entre romanos y cartagineses y sus aliados respectivos con estas condiciones: no navegarán los romanos ni sus aliados de parte allá del Bello 2

Cf. Fernand Braudel, El Mediterráneo, traducción de F. González Aramburo, México D.F., Fondo de Cultura Económica, 1989, p 102 3 Cf. Serge Lancel, Op. Cit., pp. 87-88

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Promontorio, a no ser que los competa alguna tempestad o fuerza enemiga… Los que vengan a comerciar no pagarán derecho alguno más que el de la pregonera y el del escribano. Todo lo que sea vendido en presencia de éstos, la fe pública servirá de garante al vendedor, bien la venta sea en África o bien en Cerdeña. Si algún romano apartase a aquella parte de Sicilia en que mandan los cartagineses, guárdesele en un todo igual derecho.” 4.

El tratado también dice que los cartaginenses no pueden molestar a los aliados latinos de Roma y que no pueden fundar ciudad en el territorio de la joven republica. Es obvio que se trata de un reparto de las zonas de influencia y una prevención por parte de los cartaginenses que parecen vislumbrar la preponderancia que tendrá esta ciudad en el futuro, pese a que su papel en ese momento en el mediterráneo es de mínima importancia, y por otra parte, Roma, se asegura por vía diplomática que los influyentes comerciantes fenicios no se involucren en el desarrollo de sus relaciones con el resto de Italia, es importante hacer notar que Roma está firmemente ligada en esta etapa de su historia a este contexto (y siempre lo estará), y es una de las muchas ciudades del Lacio y de Italia. En el 352 a.C. encontramos un nuevo tratado, similar al anterior que ahora restringe las áreas de intercambio sólo a Sicilia y a la ciudad de Roma, más tarde en el 281 a.C., en las vísperas de la expedición de Pirro a Italia encontramos un insólito tratado de alianza (siempre basados en lo que dice Polibio) 5, en el cual ambos pueblos rectifican el acuerdo anterior y agregan, que si se ven atacados, se ayudarán mutuamente y Cartago pondrá en juego a su flota, tanto de guerra como de paz para materializar esta ayuda. Ambas ciudades están en conflicto con los griegos, Roma en el sur de Italia y los cartaginenses con los griegos de Sicilia, y por su parte el rey del Epiro, Pirro, viene como “campeón” de las ciudades griegas que se resisten a Roma, en especial Tarento, así que se trata de un enemigo común, ya que hay que recordar que Pirro estuvo de campaña por Sicilia y combatió a los de Cartago, aparte de sus campañas contra Roma. Pirro fue derrotado y los romanos quedaron victoriosos (275 a.C.), y a partir de entonces, dominarían la Magna Grecia, controlando un territorio que se extendía por el 4 5

Polibio, Historias, Tomo I, Libro III, capítulo 6 Ibidem.

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centro y el sur de Italia. Se puede decir que este es el momento en que Roma se revela como el nuevo poder del mediterráneo. Por otra parte, Cartago, vio como la situación política parecía reducirse a un asunto entre Roma y ella, y luego de la derrota de Pirro, ambas ciudades quedaron como las grandes potencias del mediterráneo occidental, sin ningún otro poder que pudiera interponerse, por lo que las condiciones para un futuro conflicto entre ambas estaban dadas.

Es así como 11 años después de la derrota de Pirro en Benevento, en el 264 a.C. estallaría la primera de las “Guerras Púnicas”, llamadas de este modo por el nombre con que designaban los romanos a los cartaginenses, de hecho la palabra “Poenus” deriva del griego “Phoenix” y vendría a significar “Fenicio” en nuestro idioma. Esta observación nos hace ver que los romanos perciben a los cartaginenses como fenicios, aunque según los datos de los que se dispone en la actualidad hay diferencias entre los fenicios del medio oriente y los cartaginenses. Las causas de la primera guerra entre cartaginenses y romanos son expuestas por el historiador griego Polibio, el cual cuenta la historia de la ciudad de Regio, capturada por legionarios que supuestamente le otorgarían protección. Roma castigó a estos rebeldes en el 271 a.C. como un acto de buena fe para con los aliados, pero en el mismo tiempo de la ocupación de Regio, una banda de mercenarios de Campania, los “Mamertinos”, se tomaron Mesina y pidieron ayuda a Roma en el 265 a.C., para sacarse de encima la tutela de los cartaginenses que supuestamente los ayudaban contra Hierón de Siracusa. Ayudarlos, significaba entrar en conflicto con Cartago y Siracusa, además era ayudar a sujetos que estaban en la misma situación de los romanos de Regio, pero Roma se decidió por la guerra por miedo a Cartago, tal como lo dice Polibio:

“ … pero viendo a los cartagineses, no sólo señores ya del África, sino también de muchas provincias de España, y dueños absolutos de todas las islas del mar de Cerdeña y Toscana, temían y con fundamento, que si a estas conquistas añadían ahora la Sicilia, no viniesen a ser unos vecinos demasiado poderosos.” 6 6

Polibio, Historias, Tomo I, Libro I, capítulo 2

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A esta poderosa razón, Polibio agrega el deseo del pueblo romano de conseguir botines, por lo que la guerra podía resultar beneficiosa. Obviamente, hay razones más profundas, como las que expone S. Lancel en su libro sobre Cartago 7, quien nos muestra que entre el 267 y el 245 a.C. el consulado fue 7 veces de la familia de los Atilios, de Campania, muy sensibles a la presencia cartaginesa y a la competencia con éstos, por lo que habría intereses personales para hacer la guerra. Yo quiero agregar que ahora Roma es responsable por gran parte de Italia, y tiene que buscar buenos, y directos, centros de abastecimiento en el mediterráneo, es decir, Roma no sale al mar por que sí, sino porque lo necesita, y los romanos, al ser una potencia militar y terrestre, apostaron por la expansión en detrimento de su vecino Cartago, aunque creo que no supieron la magnitud de los cambios que desencadenaron y que Roma terminaría convertida en un Imperio que dominaría todas las costas del mar mediterráneo. La guerra se extendería por 23 años, hasta el 241 a.C., fue una guerra cambiante y llena de episodios memorables, siendo lo más notable de ella, el hecho de que Roma decidió hacerse de una flota para combatir a sus enemigos, que como todo el mundo sabe, eran marinos de una pericia legendaria. Es Polibio quien cuenta en su relato como los romanos dieron sus primeros pasos en el mar obligados por las acciones que la guerra les exigía. Dice Polibio:

“Pero poseyendo los cartagineses el imperio del mar sin disputa, estaba en la balanza el éxito de la guerra. Pues aunque en los tiempos próximos después de tomada Agrigento, muchas ciudades mediterráneas habían aumentado el partido de los romanos por temor a sus ejércitos de tierra, muchas más aún marítimas lo habían abandonado temiendo la escuadra cartaginesa. Por lo cual persuadiéndose más y más que la balanza de la guerra era dudosa a una y otra parte por lo arriba expuesto, y sobre todo, que la Italia era talada muchas veces por la escuadra

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Cf. Serge Lancel, Op. Cit., pp. 331-332

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enemiga, mientras que el África al cabo no experimentaba extorsión alguna, decidieron echarse al mar al igual de los cartagineses.” 8

Es el mismo Polibio quien cuenta cómo los romanos capturaron un navío cartaginés en el estrecho de Mesina, el cual copiaron, con la ayuda de los astilleros griegos, para tener su flota y desafiar a los cartaginenses a una batalla naval, utilizando un puente de abordaje que se designó como “cuervo”, (aunque este invento pronto sería dejado de lado, ya que desestabilizaba a las naves) lo cual permitía a los romanos transformar la batalla en un choque de infantería, en donde eran superiores. Como dije antes, la guerra sería larga y tendría acciones memorables, como la alianza de Roma con Hierón (263 a.C.), la fracasada expedición del cónsul Régulo en África (256-255 a.C.), quien siguió los pasos del griego Agatocles, y el buen desempeño de Amílcar Barca en la defensa de las ultimas últimas posiciones sicilianas de Cartago. Ambos ejércitos peleaban de forma distinta, Roma se basaba en la flexible legión, formada por ciudadanos de Roma, a lo que se agregaban las tropas aliadas y la caballería romana que se situaba en los flancos. Distinta era la situación de la cosmopolita Cartago, su poderío era marítimo y su ejército no era numeroso, peleaba según el modelo de la falange griega y ocupaba gran contingente mercenario, tanto en la caballería como en infantería. De hecho, para defenderse de Régulo, los cartaginenses contrataron a un griego de Lacedemonia llamado Jantipo, quien haciendo gala de sus dotes de estratega derrotó al cónsul y demostró la dependencia de Cartago respecto a los mercenarios, lo que sería más evidente con la sublevación de éstos al final de la guerra con Roma, en el 240 a.C., Cartago los derrotaría sólo luego de grandes sacrificios en el 237 a.C. La primera guerra púnica concluyó en el 241 a.C., luego de la batalla de Egusa, (islas Égadas, frente a la costa occidental de Sicilia) en donde triunfó la ya consolidada flota romana, por lo que los reductos de Lilibeo y Drepanum tuvieron que rendirse y Amílcar tuvo que negociar con Roma. Roma y Cartago firmaron un tratado de paz que en sus términos originales decía: 8

Polibio, Historias, Tomo I, Libro I, capítulo 5

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“Habrá amistad entre cartagineses y romanos, si lo aprueba el pueblo romano bajo estas condiciones. Evacuarán los cartagineses toda la Sicilia; no moverán guerra a Hierón; no tomarán las armas contra los siracusanos ni contra sus aliados; restituirán sin rescate a los romanos todos sus prisioneros; pagarán a los romanos en veinte años dos mil y doscientos talentos eubeos de plata” 9.

El pueblo romano envió a 10 legados, quienes redujeron el tiempo para pagar la contribución, agregaron 1.000 talentos a la suma y la evacuación de todas las islas entre Italia y Sicilia por parte de los cartaginenses. Más tarde, en el 237 a.C., aprovechando Roma la debilidad de Cartago luego de las guerras con los mercenarios se apoderó de Cerdeña y de Córcega, por lo cual rompía la red de comunicación y dominio de Cartago, que se basaba en la posesión de estas islas (más el occidente de Sicilia) 10, y en consecuencia, Cartago quedaba en gran desventaja, a lo que se agregaba el hecho de los romanos disponían de una buena flota. En definitiva, los cartaginenses habían perdido su antigua posición mediterránea y tendrían que salir a buscar nuevos territorios. En el periodo anterior a la segunda guerra púnica, Roma se dedicó a la conquista del norte de Italia, poblado por tribus galas y Cartago, encabezado por Amílcar Barca, se dedicó a la conquista de la costa mediterránea de España, lo cual sería la nueva fuente de riquezas de la ciudad, y sería el lugar en donde destacaría la familia de los Barca, incluso algunos autores hablan del “Reino Bárcida” 11, aunque yo lo comparo con los mandos extraordinarios en el ocaso de la República romana más que con un reino propiamente dicho. No hay que olvidar que la guerra golpeó a la institucionalidad de la República de Cartago, según Polibio: “Ya el pueblo se había arrogado en Cartago la principal autoridad en las deliberaciones, cuando en Roma estaba aún en su vigor la del senado. Allí era el

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Polibio, Historias, Tomo I, Libro I, capítulo 18 Cf. Serge Lancel, Op. Cit., p. 329 11 Serge Lancel, Op. Cit., p. 341 10

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pueblo quien resolvía, cuando aquí eran los principales quienes deliberaban sobre los asuntos públicos.” 12 A la muerte de Amílcar en 229 a.C., le sucedió su cuñado, Asdrúbal “el viejo” y luego, cuando éste fue asesinado, fue sucedido por el hijo de Amílcar, Aníbal Barca (222 a.C.), joven aun, pero de gran talento militar y listo para una guerra con los romanos, a los que les había jurado eterna enemistad cuando tenía 9 años. En el año 226 a.C. se firmó un acuerdo según el cual los cartaginenses no cruzarían el rió Ebro, lo que se ha visto como un intento por poner límites a la expansión púnica en España. El ataque a la ciudad de Sagunto el 219 a.C. por parte de Aníbal provocaría la guerra con los romanos, ya que ésta era aliada de Roma, luego Aníbal cruzaría el Ebro, lo que confirmaría la guerra. A estos motivos Polibio agrega el odio hacia Roma por parte de los Barca y la toma de Cerdeña, muy valiosa para Cartago. 13 El plan de Aníbal para atacar Roma era totalmente nuevo, se trataba de invadir Italia, por la vía europea, y con un enorme ejército. Es necesario recalcar lo paradójico de esta situación: los cartaginenses, conocidos por su pericia como marineros, deciden desarrollar una invasión terrestre. Después de todo, el triunfo de Roma en la primera guerra púnica se debió a los romanos se decidieron a enfrentar a la flota de Cartago, sin tener mayor experiencia naval. Desde el punto de vista militar, las guerras en España dieron a Cartago la experiencia para maniobrar en tierra y no estar limitados a la defensa de posiciones, como en la guerra anterior, aunque el ejército de Cartago seguía dependiendo de mercenarios y entre sus filas se contaban númidas, libios, iberos y galos, estos últimos aportaron un gran contingente y se sumaron en masa a Aníbal, dado su antigua rivalidad con Roma. Aníbal se empezó a movilizar en el 218 a.C., cruzó los Pirineos, encontrando cierta resistencia, para luego atravesar la Galia y traspasar los Alpes, en invierno, realizando una de las hazañas más célebres de la historia militar. Pero Aníbal no se dormía en sus laureles, poco después de arribar a territorio italiano derrotó al cónsul romano Escipión, en la batalla de Tesino, y al otro cónsul en Trebia. Aníbal había sufrido cuantiosas bajas, más que nada por la travesía, en mi opinión el equivalente terrestre al viaje de Hannón, pero los galos y 12 13

Polibio, Historias, Tomo II, Libro VII, capítulo 16 Polibio, Historias, Tomo I, Libro III, capítulo 3

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otros pueblos, como los ligures, reforzaron su ejército y en el futuro serían usados como “carne de cañón”. Al año siguiente, los cartaginenses emboscaron a sus enemigos en el lago Trasimeno, causando muchas bajas romanas (15.000 aprox.). Por esta seguidilla de derrotas, Roma entró en crisis y se decretó la dictadura de Quinto Fabio Máximo, quien llevó a cabo una política de repliegue, que acabó junto con su mandato, y luego, en el 216 a.C., los romanos se enfrentaron a Aníbal en Cannas, donde éste desplegó su genio militar y les propinó a los romanos un desastre de proporciones nunca antes visto. Luego de Cannas, Aníbal llevó a cabo un plan para despojar a Roma de sus aliados italianos y de su posición en el mediterráneo y de este modo, debilitar a su oponentes, y por ello, en 215 a.C., Aníbal firmó una alianza con Filipo V de Macedonia y luego Hierónimo de Siracusa, nieto de Hierón, llevó a cabo una acción semejante y declaró la guerra a Roma a fines de ese mismo año 14, aliándose con los cartaginenses y rompiendo la alianza que había pactado su abuelo. Roma se vio privada del trigo de Sicilia y puso sitio a Siracusa, defendida por ingeniosas máquinas, concebidas por el genio de Arquímedes. La situación del mediterráneo en ese entonces llegó a tomar rasgos de guerra mundial, tal como lo dice Polibio: “Desprovistos de trigo los romanos porque los ejércitos se habían apoderado de cuanto existía en Italia, hasta las puertas de Roma, acudieron a Ptolomeo, enviándole embajadores para que les diera el que necesitaban, por no poder esperarlo ni aun de las provincias de fuera de Italia. Todo el universo, a excepción de Egipto, se hallaba entonces en armas y cubierto de soldados. Tan grande era el hambre en Roma que el medimno de Sicilia costaba quince dracmas. A pesar de tan premiosa extremidad, los romanos prosiguieron la guerra con vigor” 15. Aníbal no logró quitarle los aliados a Roma, los italianos no se sumaron a Aníbal y Roma pudo planificar su ofensiva, tomando Siracusa en el 212 a.C. y empezando las acciones en España en el 215 a.C., donde de a poco iría despojando a Cartago de su valiosa posición, mientras Aníbal era confinado a operar en el sur de Italia, y en el 206, los

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Cf. Polibio, Historias, Tomo II, Libro VII, capítulos 2 y 5 Polibio, Historias, Tomo II, Libro IX, capítulo 17

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romanos, gracias a la ayuda del reino de Pérgamo, obligaron al rey de Macedonia a pasarse al bando romano. En el 204 a.C., el joven Escipión, desembarcó en la costa de África y para el año siguiente sería necesario que Aníbal volviese a defender su ciudad, lo que sería en vano porque Escipión, conocido por la posteridad como “El Africano”, lo derrotaría en Zama en el año 202 a.C., poniendo fin a la segunda guerra púnica. En las negociaciones de paz, Roma mostró interés en confinar a Cartago a su territorio Africano, fortaleció a los reyes númidas que se habían acercado bastante a los romanos, y Cartago se comprometió a no iniciar ninguna acción de guerra sin el consentimiento romano, entregando su flota de guerra y acordando pagar 10.000 talentos en 50 anualidades como indemnización de guerra 16. Luego de dos guerras con Roma, Cartago veía como su poder se había reducido notoriamente, ahora era Roma la que ejercía la supremacía en el mediterráneo, pero pese a todo esto, no era el fin de los cartaginenses, aun mostrarían que eran capaces de salir adelante, pese a los grandes obstáculos que su enemiga les impuso. El tiempo que transcurre entre las últimas dos guerras púnicas inaugura una nueva fase de las relaciones entre Cartago y Roma, no es un periodo de alianza nominal, ni tampoco de mutua aceptación, yo lo llamaría un periodo de “coexistencia vigilada”; Cartago llevaba a cabo su recuperación, pero Roma no le quitaba los ojos de encima, por lo cual se puede decir que la hostilidad no se había evaporado totalmente. Por su parte, el general Aníbal se dedicó a la política, siendo elegido sufete, el equivalente al cónsul romano, en el año 196 a.C., llevando a cabo importantes reformas que fueron la base de la recuperación financiera de la ciudad, pero terminado su cargo, tuvo que vivir en el exilio, apoyando siempre a los enemigos de Roma y huyendo de tanto en tanto, hasta su muerte en el 183 a.C. Cartago se recuperaba con sorprendente rapidez, una evidencia ello la encontramos en el 191 a.C., cuando se enviaron a Roma 500 mil celemines de cebada, destinados al ejército, y luego en el 171 a.C., cuando se enviaron más de un millón de celemines de trigo

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Serge Lancel, Op. Cit., p. 362

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(y medio de cebada) al ejército romano, que se encontraba realizando una campaña en Macedonia. Otro ejemplo de las nuevas relaciones de comercio que se producen entre Roma y Cartago se encuentra en la obra de Plauto “El Cartaginés”, la cual fue escrita hacia el 190 a.C. y tiene por protagonista a un comerciante púnico que llevaba a Roma una variada gama de productos, entre los que contamos pieles, lanas, metales (plata y estaño), productos agrícolas, cera, miel, etc. 17, reflejo de la pujante actividad mercantil que todavía es capaz de desempeñar la ciudad de Cartago. Pero ya para el 150 a.C. resurge la desconfianza de Roma hacia Cartago, de estos años es la famosa frase del censor Catón “¡Delenda est Cartago!”, el último capítulo de las relaciones entre ambos estaba pronto a escribirse. El poderío militar de Cartago no resurgió y Roma se aseguraba de ello, cuando Cartago ya no tuvo que seguir pagando su contribución, los romanos empezaron a buscar un modo para mantener sujetos a sus rivales, por lo que intervinieron a favor de los númidas, declarando la guerra a Cartago cuando éste respondió a sus ataques. En el año 149 a.C. Cartago fue sitiado por las legiones romanas, resistiendo durante 3 largos años un asedio brutal que redujo a la otrora próspera ciudad a un montón de ruinas. Finalmente la ciudad fue tomada en el 146 a.C. por el general Escipion Emiliano, nieto adoptivo de “El Africano”. Ante la destruida ciudad, Polibio dice que Escipión lamentó la suerte de la ciudad ya que “pensaba en su querida patria, temiendo el porvenir que tendría por la inconstancia de las cosas humanas.” 18 De esta forma terminó la relación entre estas ciudades, y por la misma época, otras urbes serían destruidas por Roma, como Corinto arrasada ese mismo año y Numancia en el 133 a.C. Esto nos indica que Roma está apoderándose del mediterráneo como poder hegemónico, domina el norte de África, Macedonia y Grecia, tiene presencia en España y en Oriente. El mediterráneo se está haciendo romano. Por otra parte, para el inicio de la década del 120 a.C., la República de Roma entrará en un ciclo de crisis que durará aproximadamente un siglo, fruto de los profundos cambios que trajeron las guerras, las cuales terminaron por transformar a Roma. 17 18

Ibíd., 365 Polibio, Historias, Tomo III, Libro XXXIX, capítulo 2

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Personalmente, y a modo de conclusión, creo que las guerras púnicas le dieron forma al mundo antiguo occidental, ya que sin ellas la República de Roma no se habría integrado al sistema que forma el mediterráneo y su influencia sería menor, más italiana que nada, y si Cartago se hubiera impuesto al mundo occidental sería más oriental, valga la paradoja, ya que esta ciudad, pese a estar en occidente recogía las ricas tradiciones del mundo fenicio del que procedía, mezcladas con las del mediterráneo griego y de otras partes de este mar. Roma se presentó a las guerras con Cartago como una ciudad republicana que dominaba gran parte de Italia, pero terminó siendo un imperio “no asumido.” Esta situación se dio por que Roma no buscaba la creación de un dominio imperial, sino que buscaba la creación de una base de operaciones mediterráneas, que sería Italia y las islas adyacentes, a imitación de lo que era África para Cartago, pero al luchar en un escenario complejo debió someter a otros territorios, como España y el mundo griego, (estos últimos eran grandes actores en el escenario mediterráneo), todo para derrotar a la cosmopolita Cartago, siendo la principal consecuencia de ello que, después de las guerras, se vio con un gran territorio al que dominar, pero sin haberlo previsto, por lo tanto podemos decir, que sin guerras púnicas, no habría existido el Imperio Romano.

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BIBLIOGRAFÍA

Fuentes primarias:

Polibio, Historias. Libros 1, 2, 3, 7, 9, 10, 39. En http://www.imperivm.org

Bibliografía secundaria:

Alfoldy, G., La crisis de la república y la sociedad romana, en Historia Social de Roma, Alianza Editorial, Madrid, 1987

Braudel, Fernand, El mediterráneo, traducción de F. González Aramburo, Fondo de Cultura Económica, México D.F., 1989.

Lancel, Serge, Cartago, traducción de María José Aubet, Crítica, Barcelona, 1994.

Moscati, Sabatino, Cartaginenses, traducción de José Luis Albizu, Editorial Encuentro, Madrid, 1983.

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SEGUNDA PARTE

Ensayos del Symposium de Historia Antigua

PLATÓN: SOCIEDAD, POLÍTICA Y EDUCACIÓN EN LA GRECIA CLÁSICA. LA ACADEMIA COMO CENTRO DE FORMACIÓN POLÍTICO-FILOSÓFICA.

Por Aldo Perán Gutiérrez*

* Aldo Perán Gutiérrez es estudiante de Licenciatura en Historia de la Universidad Alberto Hurtado. Contacto: [email protected]

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La Academia de Platón fue un espacio para el desarrollo filosófico e intelectual por más de novecientos años. Desde su fundación, al lado de un gimnasio y posterior a la liberación del Platón a manos de Anniceris el año 387 a.C. por la captura del barco desde donde fue enviado por Dionisio I, Rey de Siracusa en la Magna Grecia 1 nos hace reflexionar sobre las implicancias históricas que llevaron al filósofo por un planteamiento sobre el “cómo” gobernar y la relación misma con su pensamiento filosófico. ¿Cuál es el interés de Platón sobre los modelos políticos que le hacen posteriormente volver a hacer un segundo viaje, invitado por el hijo del Rey, Dionisio II y por lo cual, posteriormente, accede a escribir la República? La década precedente a la fundación de la Academia es un período en donde Platón se embarca hacia un viaje de diez años aproximados por el mediterráneo, lo que hace plantearnos la posibilidad de búsqueda de ejemplos que pudieran ser aplicados en Grecia para su desarrollo en términos políticos.

“A la muerte de Sócrates, todos sus discípulos abandonaron Atenas, y Platón marchó a Egipto y el mediterráneo” 2

Probablemente de aquel territorio tomó sus ideas místicas relacionadas con la reminiscencia, aquello no es lo que nos llama la atención en este trabajo. Es el mencionado viaje, por invitación a la corte del Rey de Siracusa el que se relaciona con nuestro objetivo. 1 2

Brun, Jean. Platón y la Academia. Editorial Eudeba (1981), Bs. Aires. Argentina. p.8 Pirrene, Jacques. Historia Universal. Editorial Volcán (1965), Colón. Panamá. p.175

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La Academia es el reflejo de los pensamientos del filósofo y esas ideas tienen que ver con su realización de la dicotomía Estado-Educación bajo el planteamiento filosófico que Platón propone. Aquellas ideas se reflejan en la República. ¿Cuál es la función de la Academia entonces? Si consideramos que la República nos plantea la necesidad de una clase dirigente, la Academia entonces se relaciona con esta idea en virtud de la búsqueda de Platón hacia un desarrollo de “regentes filósofos” que se formarían plenamente en un espacio educativo acorde a las necesidades que permitieran a estos futuros gobernantes que levantar a Grecia del desorden político y social.

Otro aspecto que llama la atención es la similitud de la teoría de Estado del filósofo con las ideas socialistas o mesiánicas que se formaron posteriormente y las similitudes con la institución fundada por Platón y sus propios resultados al ejercer tamaña empresa. Son aquellos planteamientos los que se intentarán abordar en este espacio, considerando las lecturas actuales como las inferencias de las fuentes mismas de la época en cuestión: la Grecia Clásica. Platón intenta crear un ideal de formación político-social, noción basada en tres clases sociales interrelacionadas que trabajaran armónicamente con miras a una finalidad comunitaria. En términos contemporáneos, lo esencial, es que los hombres asociados continua o periódicamente, reconocen ciertas reglas, costumbres o leyes y que un poder se impone a ellos; una autoridad los rige 3. Aquella comprensión social sólo es posible cuando se concibe a la educación como pieza fundamental que permite la coerción por medio de la capacidad de quien rige el poder, características expuestas en la República.

“Lo que podemos asegurar, como acabo de decirlo, es que debe dárseles una buena educación, sea cual fuere, para disponerlos lo mejor posible a ser pacíficos entre sí y con los ciudadanos”. (Platón, 1998: 416c)

La perpetuación del sistema político sólo será de manera concreta cuando exista -según el filósofo- el guía que posea este Arte que posibilite la manifestación de la 3

Maunier, René. Introducción a la Sociología. Editorial Pax (1949), Mexico D.F. p.23

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subsistencia en la organización política 4. A partir de aquella legitimación queda señalado entonces que el problema no radica en la desestabilización política, sino más bien, en la deficiencia intelectual de los líderes políticos y en su incapacidad demostrada al entrar en aquella decadencia civil provocando la desestabilización que permitirá a los macedonios ostentar el poder posteriormente dentro de Grecia. Se aprecia entonces, que la educación es el eje fundamental para el ejercicio del poder supremo que se halla subordinado exclusivamente, según él, al hecho de poseer la mejor educación. 5

La Academia entonces, es aquel lugar que permitirá el cumplimiento del ideal platónico sobre la politeia. El contexto para su justificación se basa en los continuos conflictos de las polis griegas, posterior a la guerra del Peloponeso, en la cual finalmente el 377 cesó debido a la creación de la Confederación Beocia y la Liga Ateniense, paralizando la hegemonía espartana 6. Es en la Academia en donde Platón escribe probablemente la República. Después de su llegada de los sucesivos viajes por las costas de la Magna Grecia y de Egipto, Platón nos da a conocer la crítica social, aquella basada en el ideal de Justicia anhelada por el filósofo que vio desvirtuada en el Juicio hacia Sócrates. Aquella presunción se señala cuando Platón no contempla la justicia como una simple obediencia a las leyes del Estado. 7 La idea de Justicia va más allá, en la representación de aquella con el alma y característica de “justa” en cuanto nos permite librar pensamientos en virtud del ideal de Justicia (areté).

Remediar los males evitables que afligen a la sociedad es lo que busca Platón para solucionar la inestabilidad política que afectaba a Atenas. El discípulo de Sócrates ve en la comunidad un desequilibrio que sólo podrá ser restablecido en la racionalidad y el alero de la filosofía poco presente en una época que los sofistas y la retórica eran quienes ostentaban la hegemonía en términos intelectuales. En la República, podemos apreciar cómo la

4

Platón. República. Editorial Eudeba (1995), Bs. Aires. Argentina p. 268 Jaeger, Werner. Paideia: Los ideales de la cultura Griega. Ed. FCE. (2001), México. p.629 6 Secco Ellauri, Oscar. Historia Universal. Ed. Bibliográfica Internacional (2007), Barcelona. España. p.163 7 Jaeger, Werner. Paideia: Los ideales de la cultura Griega. Ed. FCE. (2001), México. p.594 5

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posibilidad de alcanzar una justicia que guíe a la felicidad, es posible en cuanto los líderes de la polis tengan un sustento de corte netamente filosófico.

“Es necesario preparar a los hombres para que lleven una vida justa y para que comprendan que una ciudad no será feliz a menos que los filósofos la gobiernen o que los gobernantes se dediquen a la filosofía” 8

Son aquellos regentes filósofos expuestos en la República quienes llevarán por la justicia y la razón a la polis. Lo que no quiere Platón es ver una repetición de lo sucedido con Sócrates. Convertir entonces el problema de la educación de los hombres y el de la organización de la ciudad en el punto central de su filosofía es aquello que determina la obra de Platón 9. La Academia entonces, además de otorgar un desarrollo intelectual, formará jóvenes guiados por la vida contemplativa que impida a estos hombres actuar irracionalmente tomando como modelo la Apología Socrática y su impacto en los discípulos que se enfocarán en pensar sobre la idea de Justicia en cuanto su problemática frente a la delimitación de ésta.

Jenofonte señala que al hombre, por su naturaleza, le es más fácil gobernar a todos los demás seres vivos que a los propios hombres. 10 Lo que se concluye es que el postulado de Platón no es único y que, por lo mismo, considerar a la educación como posibilidad formadora de una sociedad ideal que gobierne bajo los preceptos de la razón irá sucediéndose en su época también por otros pensadores cercanos a él.

“Las leyes persas se anticipan preocupándose de que, en principio, los ciudadanos no sean tales que tiendan a alguna acción ruin o vergonzosa.” 11

8

Platón, Op. Cit. p.375

9

Jean Brun señala: ¿Cómo el Mal pudo prevalecer sobre el Bien? En virtud del juicio socrático. La muerte de Sócrates entonces, justifica la creación de la República. En: Brun, Jean. Op. Cit. p. 24 10 Jenofonte. Ciropedia. Editorial Gredos (2001), Madrid. España. p.17 11 Ibíd. p.19

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Se aprecia entonces que hay ciertas similitudes ya en el mundo antiguo entre distintos grupos humanos que dirigen su progreso bajo el alero de la educación. Comprender además que ese “progresar” no va supeditado por un desarrollo material, sino más bien, en la formación integral del hombre que sea digno de aquel beneficio.

Platón en sus Leyes justificará aquella aceptación cuando defina educación como la formación regular, que, jugando, conducirá al niño a amar lo que una vez hombre, le habrá hecho conocer por completo la ocupación que desempeñe. 12 La educación en la formación del Estado y su sociedad Platón señala que los que finalmente gobernarán, serán aquellos que sólo puedan estar supeditados por la formación intelectual aplicada por el Estado, la cual, seleccionará a aquellos que sean dignos de tal función 13.

El gobernar, entonces, por medio de la razón y la justicia, será aquello que permitiría un modelo de gobernabilidad ideal, alejando del paradigma social a otros modelos, tales como la tiranía, la oligarquía y la aristocracia 14. La democracia es un caso especial para el filósofo, las palabras que le dedica a esta forma de gobierno son críticas y no se relacionan con la idea que se tiene de ella en nuestro tiempo: “Una forma de sociedad agradable y anárquica, llena de variedades, que trata a todos los hombres como iguales, independientemente de que lo sean o no” 15

Si bien las concepciones sobre democracia han ido variando en función del progreso a través del tiempo, se debe comprender que lo buscado por Platón como modelo ideal, es un totalitarismo en el sentido de entender al Estado como un todo –unificado- a favor de la comunidad en cuanto las decisiones que ésta debe afrontar. Como ejemplo de aquello, se aprecia en la postulación contemporánea de John Dewey en contraste de la definición democrática platónica.

12

Platón. Leyes. Editorial Iberia (1965), Barcelona. España p. 28 Jaeger, Werner. Op. Cit. p.629 14 Platón. Op. Cit. p.12. 15 Platón. República. Op. Cit. p.516 13

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“Evidentemente una sociedad a la que sería fatal la estratificación en clases separadas tiene que procurar que las oportunidades intelectuales sean accesibles a todos en forma equitativa y fácil.” 16

Existe una contrariedad en la manera de observar –en este caso- la estratificación social, de la Grecia clásica, mirada desde la filosofía y la historia misma. Se comprende una valoración masculina del hombre a pesar de que en primera instancia, Platón considere una educación igualitaria pero relacionada a las capacidades de cada clase y su limitación. El filósofo al parecer, no confía en perfeccionamientos graduales de la educación para producir una sociedad mejor 17. Es aquella incertidumbre la que obliga al filósofo dudar y buscar soluciones definitivas, en el caso pragmático, “el desarrollo de los guardianes descansaba sobre el hábito y la costumbre”. 18 El sentido teleológico de la República ideal, es el paradigma del hombre en el aspecto filosófico-político, en cuanto conforma el condicionamiento de los elementos constituyentes hacia una finalidad determinada que se orienta a una prosperidad unitaria del grupo humano. El filósofo asume una visión de devenir histórico como proceso de diálogo entre el grupo humano precedente y el formado a través del desarrollo continuo de la sociedad en cuestión 19. La literatura de la época ha contribuido a justificar el planteamiento del filósofo por cuanto caracteriza la situación social de aquella época. La tragedia griega, principalmente, asume la voz crítica de aquella sociedad sumida por el imperialismo ateniense. Son aquellas súplicas de cambio las que inspiran a Platón y Eurípides es un actor que permite la representación artística de aquel planteamiento crítico hacia los designios humanos.

16

Dewey, John. Democracia y Educación. Editorial Losada (1971) Bs. Aires. Argentina. p.99 Ibíd. p.102 18 La mantención personal del conocimiento para construir el Estado ideal se refleja en Rep. 472c y 472d. En: Jaeger, Werner. Op. Cit. p.677 19 Marías, Julián. Historia de la Filosofía. Ed. Revista de Occidente (1973), Madrid. España. p.317 17

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“La tragedia durante el siglo V a.C. cumple un rol importantísimo en evidenciar esta evolución de la democracia, en una época de diferentes visiones y posturas […] La nueva responsabilidad del hombre contrasta con las viejas creencias de designios divinos” 20

Las enseñanzas comúnmente dejan un legado que permiten no volver a tropezarnos; en el caso de la aplicación de la teoría sobre el Estado ideal de Platón, nos deja dos aseveraciones que permitirían confirmar la visión de la historia como un proceso de constante repetición en cuanto los procesos del pasado se aplican en los del presente por el hecho de ser ya anteriormente, vividos en sí. Esta dialéctica esquemática que proponemos tiene sentido en cuanto el filósofo sustenta las bases para todo intento de filosofía política posterior. Justamente, por aquella perspectiva podemos adentrarnos en el segundo objetivo. El idealismo que Platón concibió, no pudo ser concretizado de manera plena en cuanto las delimitaciones del hombre hacen de este un ser con cuestionamientos morales y éticos dependientes de cada asociación humana 21. El dualismo y relación entre las ideas solo intenta aplicar lo que “debiera ser” en un mundo relativista que se rige por estos imperativos de manera imperfecta. Partiendo desde esa premisa, se invalida el planteamiento –bajo este análisis- del filósofo y posteriormente, en los mesianismos intrahistóricos que buscarán sustento en Hegel y su renovación del pensamiento a través del evolucionismo o devenir histórico como postulado fundamental. Marx desarrolla la idea de cambio en el hombre, según lo expresado por él, sintió la necesidad de estudiar al hombre y su programa revolucionario basado en una concepción de este, de su alineación y del modo de liberarlo de la opresión de un sistema económico y social que ya cumplió su ciclo. Marx plantea una nueva teoría eidética, en cuanto el hombre es el sentido fundamental de sus postulados, donde se aprecia el giro que le distingue de Platón. A él va dirigido todo el arsenal de argumentos y cómo se desenvuelve en un progreso mesiánico que en su ejecución más reciente, fue derrotada por el concepto con el 20

Rodriguez, Cristina. Los Horrores de la guerra: La expedición a la isla de Melos y la tragedia “Las Troyanas”.[En línea]. Revista Electrónica Orbis Terrarum. Nº1 [Consulta: 1 de julio del 2009]. p.9 21 Frondizi, Risieri. Introducción a los problemas fundamentales del hombre. Ed. FCE. (2004), México D.F. p.31

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cual, se negaba a transar. La educación de Marx se asemeja a la de Platón al postular que su tendencia educativa “es el reflejo de las fuerzas creativas materiales, en lugar de reflejar las ideas creativas que se quiera realizar en él. 22 Esto, justamente, da paso a la elección de la actividad con sentido dirigido hacia la comunidad y no en la imposición platónica de la República. Esa conclusión nace de la nueva disposición hacia el concepto de participación democrática que difiere de la del filósofo griego.

Para finalizar, se aprecia la búsqueda de una definición de educación dirigida a la funcionalidad desde el Estado y su carácter justo bajo los postulados que propusiera el filósofo. La conservación del Estado necesita guías que tengan cualidades para gobernar con tal que su ejercicio de poder sea capaz de subordinar por medio de la jerarquía y el desarrollo intelectual como por la necesidad, además, de preservar regentes para el Estado a través de la selección de éstos y la mantención de su incorruptibilidad en contraposición a la tentativa humana que representa el poder. Sólo la buena educación de la juventud será la capaz de mantener esta noción 23. La estabilidad del sistema y la preocupación que manifiesta por la degeneración del hombre, hacen que lo enseñado en la Academia sea el desarrollo de un carácter fuerte que permita hacer perdurar de cierta manera un Estado ideal. Jaeger plantea que el filósofo no mira al Estado como una unidad técnica perfeccionista, sino más bien como la solución a los problemas que existían en el contexto que desarrolló en su vida el filósofo idealista. El sujeto que plantea es un todo social que se basa en la función específica destinada al bien común y, a partir de aquella teoría del Estado ideal, se comprende que la politeia –el gobernar en sí- sea posible de ejecutar cuando exista educación que forme excelentes ciudadanos capaces de mantener un orden social sobre él mismo a través del planteamiento de su delimitación como un ser social y moral 24. Hacer un balance de todo el ideal platónico como paideia puede ser útil en cuanto desde esa perspectiva, se concibe un

22

Dommanget, Maurice. Los grandes socialistas y la educación. De Platón a Lenin. Ed. Fragua (1972), Madrid. España. p. 324 23 Platón. Op. Cit. p. 287 24 Jaeger. Op. Cit. p. 632

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desarrollo teórico que se funda en la legalidad del discurso expuesto en la obra de Platón y la consideración de los intereses que intenta proyectar el filósofo en la polis. En suma, ¿qué legado nos deja la Academia en concreto? Frente a esa interrogante, sólo podemos señalar que Platón no fue solamente un pensador que miró en términos eidéticos todo su pensamiento. También fue capaz de concretizar su doctrina política en la creación misma de la Academia. Lo que está en juego ahí es justamente mostrar a Platón desde un plano distinto, donde podemos ver el interés propio por los problemas de su tiempo, la desestabilización política en la que se sumió Grecia y la actitud del filósofo frente a su contexto político y social, conllevando todo esto, a la creación de la Academia.

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BIBLIOGRAFÍA Fuentes primarias:

Jenofonte. Ciropedia. Editorial Gredos (2001), Madrid. España Platón. República. Editorial Eudeba (1995), Bs. Aires. Argentina Platón. Leyes. Editorial Iberia (1965), Barcelona. España

Fuentes secundarias:

Bowen, James. Historia de la educación occidental. (Tomo I) Ed. Herder (1976), Barcelona. España. Brun, Jean. Platón y la Academia. Editorial Eudeba (1981), Bs. Aires. Argentina. Dewey, John. Democracia y Educación. Editorial Losada (1971) Bs. Aires. Argentina. Dommanget, Maurice. Los grandes socialistas y la educación. De Platón a Lenin. Ed. Fragua (1972), Madrid. España. Frondizi, Risieri. Introducción a los problemas fundamentales del hombre. Ed. FCE. (2004), México D.F. Jaeger, Werner. Paideia: Los ideales de la cultura Griega. Ed. FCE. (2001), México. Maunier, René. Introducción a la Sociología. Editorial Pax (1949), Mexico D.F. Marías, Julián. Historia de la Filosofía. Ed. Revista de Occidente (1973), Madrid. España Pirrene, Jacques. Historia Universal: Las grandes corrientes de la historia. Editorial Volcán (1965), Colón. Panamá. Secco Ellauri, Oscar. Historia Universal. Ed. Bibliográfica Internacional (2007), Barcelona. España.

Artículos:

Rodriguez, Cristina. Los Horrores de la guerra: La expedición a la isla de Melos y la tragedia “Las

Troyanas”.

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[Consulta: 1 de julio del 2009].

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Terrarum.

Nº1

ROMA CONQUISTÓ A GRECIA Y ÉSTA CAUTIVÓ A ROMA

Por Constanza Sáez Yáñez*

* Constanza Sáez Yáñez es estudiante de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales de la Universidad Alberto Hurtado. Contacto: [email protected]

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INTRODUCCIÓN

Indudablemente, cuando viajamos a la Antigüedad, es inevitable no detenernos en Grecia y Roma, dos de las grandes civilizaciones que aun se dejan ver en nuestro presente. Compartieron gran parte de su tiempo habitando de forma paralela: mientras en el año 753 a.C. comenzaban en Roma las monarquías, en Grecia se ponían por escrito las obras de Homero: La Iliada y la Odisea.

Muchos son los paralelos que se pueden hacer, pero es en tiempos de guerra cuando las dos civilizaciones entran en un contacto real. Es aquí cuando las razas se ven frente a frente, cuando notan sus diferencias y similitudes, diferencias prontas a ser analogías, rasgos griegos que aun al dejar de existir Grecia como la civilización esplendorosa e independiente que era, permanecieron en Roma con auge, interponiéndose en la barrera temporo-espacial, conformando gran parte de lo que hoy en día somos.

Si bien Grecia cayendo en manos de Roma se disolvió como tal, permaneció de muchas formas. El sincretismo fue evidente, el conquistador se vio cautivado por los encantos del pueblo conquistado. Roma se impuso, pero ¿quién realmente lo hizo? ¿Cuál es el juicio que debe hacer la historia con respecto a esta temática? ¿Se impuso el que sometió a la otredad a su hegemonía, o quién sin usar armas impactó en la mentalidad y conformación de una cultura distinta a la suya?

Las mentalidades calan hondo, la memoria permanece viva cuando se arraiga en las personas, cuando las constituye. Grecia nunca desapareció pues Roma se encargó de legitimar su recuerdo.

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ROMA CONQUISTÓ A GRECIA Y ÉSTA CAUTIVÓ A ROMA

Cuando nos situamos en Grecia, en su constitución cultural, es indispensable para el estudio de ésta, tener en cuenta los textos de Homero, es decir, La Ilíada y La Odisea como parte de la educación de un pueblo en donde los aedos eran transmisores de esta fuente histórica, creadores de una memoria colectiva, todo en función de ejemplificar las mejores conductas, la gracia de vivir en base a aquellos arquetipos presentados por Homero. Aquellas valiosas fuentes hoy nos entregan bosquejos de lo que era el pasado de Grecia, pasado más conocido como el mundo homérico.

La Ilíada principalmente arroja conductas y refleja creencias, da evidencia de grandes héroes, muestra el rol del hombre frente a los dioses, la gracia de lo maravilloso, pero muy importante es tener en cuenta que en este libro se narra lo ocurrido en Troya, la invasión de los aqueos a esta ciudad que finalmente termina siendo devorada por las llamas. Se puede inferir así el ímpetu de superioridad Griega, la conformación de un pueblo en base a la victoria, ¿qué mejor que considerarse Griego en ese entonces? ¿qué mejor que tener un pasado tan noble cómo el de la victoria?

La épica Homérica entonces se vuelve un referente, la magnitud y elaboración de ésta causó la admiración de muchos, el escrito en versos como modelo a seguir y la capacidad de relatar eran lo primordial en los textos de carácter épico, ya que en ellos abundaban las hazañas, las riñas, las iras de los dioses, que siempre dejaban en sus resoluciones ejemplos, tenía que ser esta épica, una literatura que llamara la atención de quienes la recibieran, porque en el fondo lo que se pretendía -consciente o inconscientemente- era asentar las bases de lo que se quería proyectar en una sociedad.

Conociendo entonces parte de lo que relataba Homero en La Ilíada, se nos hace posible comprender la creación de Virgilio, que fue un poeta romano envuelto en un Derechos reservados. Prohibida su reproducción total o parcial. ©

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proyecto político que involucraba, también, los intereses del emperador Augusto. Lo que el emperador necesitaba era aglutinar los poderes de Roma en una sola persona, más bien en su propia persona, culturalmente hablando, se buscaba promover la pax romana, restaurar el imperio en base a la paz y a la gloria.

Es así cómo Virgilio crea la obra La Eneida, que tiene como protagonistas a los sobrevivientes de la catástrofe sufrida por Troya. Este es un punto netamente interesante ya que a pesar de la distancia temporal y las innovaciones en las cuales se vio envuelta la literatura, se vuelve al pasado, a los inicios de la épica, al mundo en donde los dioses tenían un gran valor por sobre los hombres y también el sentimiento heroico de los personajes se hacía presente, imperando netamente el destino por sobre las propias voluntades humanas.

Virgilio entonces adquiere para sí, aquella épica nacida en Grecia, empapando de aquel fulgor inagotable los papeles de una nueva época. Crea su obra tal cómo fue creada La Odisea, posterior a la guerra de Troya, pero con otros fines y dándole un énfasis mayor a los que fueron vencidos, no a los vencedores, puesto que esta vez no se necesitaba legitimar la identidad Griega, sino Romana. Este es otro punto importante, ya que se puede inferir sobre los intereses de Augusto, porque para ser reconocido como el mejor para ejercer la labor de la cual era dueño necesitaba algo que lo dignificara por sobre los demás habitantes de Roma, y qué mejor estrategia que enlazar su sangre a la de aquellos sobrevivientes de Troya, y más aun, ¿quién podía poner esto en duda si la ciudad ya estaba desaparecida? Además tras condenar a Eneas, ¿no era borrar del todo aquel pasado pero dejándolo como activa parte del presente? Indudablemente que las cartas en juego fueron potentes, indudable es también la habilidad de Virgilio, y más indudable aun es la relación que tiene éste con Homero. Ambos generaron principios bajo los cuales fomentaron algo, en el caso de Homero la identidad cultural de los griegos y en el caso de Virgilio la legitimación del poderío y validez de un solo hombre apto para ejercer lo que necesitaba el imperio romano en ese entonces. De esta manera, ambas culturas se sustentaron en la épica pese a la diferencia de años entre la creación de una obra y otra.

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Centrarnos en los dioses en cuanto a estos dos grandes creadores épicos es de suma importancia: en La Ilíada nos encontramos con un Dios, padre de todos los otros, llamado Zeus, y en La Eneida con un Júpiter. Aquí se puede ver cómo en Roma irrumpe la Religión Griega, ya que en un marco, los dioses de una cultura con la otra eran casi los mismos, pero con distintos nombres. Y esto también tiene una importancia social enorme. Pondré el ejemplo de las fiestas Dionisiacas en Grecia, en donde los Trasgos bailaban alrededor de un carro alegórico para enaltecer al dios considerado de la fertilidad (refiérase a la tierra cómo también al cuerpo), bebiendo lo que las cosechas de uva ofrecían y también sacrificando animales pero de manera mínima, no cómo se hacía en los relatos de Homero, las llamadas hecatombes en las cuales eran muchos más los animales sacrificados. De este modo inferimos cuan importante era rendirle culto a este dios que proveía a la zona de sus recursos tan necesarios.

Por otra parte, en Roma tenemos las fiestas bacanales, entendiéndose que Baco era el símil de Dionisio, también era el dios de la fertilidad en cuanto al vino y a la vegetación. Pero entre una celebración y otra se pierde el sentido netamente religioso que envolvía el trasfondo de todo. Para los griegos, según Nietzsche, buscar el desprenderse de sí para tener contacto con el dios era el fin último de las orgías y la embriaguez. En cambio, Roma nos deja un vacío en aquel aspecto, pues se hacían celebraciones, pero no logramos notar un sentido tan profundo como el qué tenía esto para los griegos.

Lo importante de esto es la adopción que tuvo Roma en base a las creencias de divinidades, si bien no significaban en una totalidad lo mismo que para los griegos podemos notar la importancia de esto en la construcción de la teogonía por Hesíodo- si estaban formando las mismas bases, haciéndose parte de la vida de los romanos. Pero en Grecia, con Tales de Mileto, se rompe el constructo religioso hasta en ese entonces pertinente, ya el hombre no encuentra en la teogonía y cosmogonía algo que respalde y de respuestas a los cuestionamientos que empiezan a taladrar aquel orden. Ahora se da un vuelco y el anteriormente mencionado Tales de Mileto busca un principio divino o también denominado Arché en la Naturaleza, llegando a la conclusión de que éste se Derechos reservados. Prohibida su reproducción total o parcial. ©

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encontraba en el Agua o en lo Húmedo. Pronto Anaxímenes se toma de este postulado y plantea que este principio es lo Apeiron, un principio algo indescriptible, a lo que Anaximandro propone que es el aire, pues es un elemento que se encuentra en la physis y cumple con lo propuesto por Anaxímenes. Para comprender el cambio que se va originando, debemos entender que el proceso se vio marcado por un pasar de la divinidad casi humana (dioses de la teogonía y descritos por Homero también), a la divinidad naturalista, luego un salto más allá en donde la búsqueda de ésta en la naturaleza se agota y comienza el hombre a formar parte del centro del pensamiento filosófico. Nos encontramos así con la virtud. Virtud que tuvo controversias, como queda evidenciado en las diferencias entre Sócrates y los sofistas (entre si ésta podía ser enseñada o no).

Técnicamente la figura de Sócrates es bastante cuestionada, hasta se ha llegado a creer que era mera invención de Platón, pero hablan de él también Jenofonte y Aristófanes, contraponiendo las imágenes de éste. Importante es entender la relación entre discípulo y maestro que se genera. Sócrates como maestro de Platón y este último como maestro de Aristóteles.

Aristóteles realiza una afirmación que se debe tener en cuenta: “todo hombre desea por naturaleza saber”, así empieza su metafísica, lo que ciñe al ser humano a la razón, y da cualidades que son propias de éste por el sólo hecho de portarla: la capacidad de distinguir lo justo de lo injusto, la capacidad de poder entenderse con otros que tengan nociones de lo mismo, conformar sociedades, razonar sobre asuntos políticos, tener convergencias éticas y morales. Si bien este fue un filósofo griego, es imposible no pensar en él cuando en Roma se construye el derecho. Se pone en práctica, sin duda alguna, el ejercicio de la razón y las facultades de ésta.

Siguiendo con la filosofía, y centrándonos en lo convulso que era el imperio romano, es preciso señalar que no existía una unión central importante. El pueblo, por tanto, necesitaba de algo que estructurara la cotidianeidad. El surgimiento de las filosofías Derechos reservados. Prohibida su reproducción total o parcial. ©

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emergentes imperaban como vías de escape, el estoicismo y su mesura, los epicúreos y su Carpe diem. Dentro de una de estas dos escuelas filosóficas nos encontramos con Séneca, ligado a la mesura, a lo moralista. Lo que él hace, es como una introducción necesaria al cristianismo, pues no está de acuerdo con que después de la muerte no haya nada y que por lo mismo haya que romper con los parámetros fundamentales (para él moralistas). Era estoico y por tanto lo que los epicúreos profesaban, eso de vivir sin miedo a dioses ni doctrinas, él lo criticaba. Así vemos que nace un tipo de conciencia que legitima a un dios único, a un dios cristiano que cumple con la opción de salvación para épocas tan convulsas cómo aquellas.

El camino es largo, los enlaces que pueden hacerse entre una cultura y otra son múltiples: el arte, las esculturas romanas que encuentran sus cimientos en Grecia. La arquitectura, las columnas dóricas que imperan también en construcciones romanas. La literatura, y una mimesis entre un Homero y un Virgilio en la épica. La filosofía y el curso de ésta en Grecia para llegar al pensamiento que Roma propagó al resto del mundo y que aun hoy está presente. Y la historia, como testigo de todos estos cambios y encuentros entre un mundo y otro.

No cabe duda alguna de que pasear por Roma es ver mucho de nuestro presente, pero si llevamos la imaginación más allá y creemos en que somos habitantes de Roma, miraremos un pasado en Grecia y más aún, también la veríamos presente en cada rincón del imperio en el que estamos habitando, somos romanos a los que Grecia nunca dejó de cautivarnos.

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BIBLIOGRAFÍA

Fuentes: Homero. La Iliada. Editorial ERCILLA, S.A. Chile, 1984. Homero. La Odisea. Editorial ESPASA-CALPE, S.A. España, 1979. Virgilio. La Eneida. Traducida por E. de Ochoa (de la real academia española), Editado por www.elaleph.com, 2000.

Bibliografía secundaria: Campelo, María Florencia y Julieta Cardigni Morales, Muerte fundadora: La Eneida de Virgilio. Cuad. Filol. Clás. Estudios Latinos, 2001. Enciclopedia Cultural UNIVERSITAS – Tomo1, 2, 3, 4 y 5. Editores SALVAT, S.A. España, 1964. Hidalgo de la Vega, María José, Juan José Sayas Abengochea y José Manuel Roldán Hervás. Historia de la Grecia antigua. Editores Universidad Salamanca, 1998. En: http://books.google.cl/books?id=lw8XTUFXelkC&pg=PA79&dq Apuntes para el Curso de Introducción a la Filosofía Antigua, La Filosofía Helenística, Universidad Alberto Hurtado preparados por Dr. HÉCTOR FERNÁNDEZ C. Antología, Fragmentos de fuentes escritas Grecia y Roma. Material educativo aportado por la Universidad Alberto Hurtado, 2009.

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¿UNA IMAGEN COMO ARMA POLÍTICA?

Por Isabel Loyola Barrera*

* Isabel Loyola Barrera es estudiante de Licenciatura en Historia de la Universidad Alberto Hurtado. Contacto: [email protected]

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Una imagen vale más que mil palabras dice el dicho y no por nada existe. Desde que el hombre es hombre ha necesitado comunicarse, ya sea por palabra, gesto o ruido. De esto, la versión más primitiva, son las pinturas neolíticas, en donde se describe al objeto de interés con lujo de detalle, pero no a través de palabras o sistema silábico de escritura, sino que a través de imágenes. A medida que avanzaba el tiempo las imágenes no perdieron su importancia, entendiendo imagen como cualquier representación plástica, es decir, pinturas, esculturas, estatuaria, bajo relieve, etc. En Egipto, por ejemplo, los diagramas, los famosos jeroglíficos, utilizan imágenes a modo de escritura. Los muros de los templos y tumbas están repletos de estas imágenes representativas. Después, en Mesopotamia y la civilización minoica, las imágenes eran de gran importancia en la narración de hechos heroicos y como forma de “protección mágica”. Posteriormente en Grecia las imágenes eran el reflejo del pensamiento e ideales, de la familia y costumbres. Dentro de las civilizaciones del mundo antiguo en la que mejor se aprovechó el poder de la representación fue Roma; por esto la utilizaremos como centro de este trabajo. Hauser nos explica: “La imagen lo es todo: noticia informativa, artículo de fondo, instrumento de propaganda, cartelón, revista ilustrada, crónica en imágenes, película de dibujos, noticiario cinematográfico y filme dramático en una pieza”.1 Sabemos que también a esto se une el desarrollo de distintos aspectos técnicos del arte romano, como el retrato y el trabajo con las profundidades. El retrato se vuelve fundamental, pues al ser casi fotográfico, son las primeras imágenes que les permiten a los personajes importantes darse a conocer ante el resto de la 1

Hauser, Arnold, Historia social del arte y la literatura, vol. 1, Editorial Debate, 2006, p. 138

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población. Este desarrollo permitió finalmente que el naturalismo llegase a ser el estilo del arte con fines públicos.2 Es por la utilización en lo público, que la representación sin palabras se hace tan importante. En este sentido, los edificios públicos son fundamentales como medio de difusión masiva. Con Augusto y las glorias del Imperio se vuelve prioridad hacer saber el estado de paz alcanzado por este primer ciudadano. Después de su muerte las imágenes y los edificios públicos, lejos de perder fuerza, ganan mayor utilidad. Para entrar en materia, es necesario saber que el poder de la conjugación entre edificios públicos∗∗ e imágenes en Roma, como la capital del Imperio, son un arma política, en tanto ayudan a transmitir distintas ideas que enaltecen al pueblo y al Imperio romano. Para ello se han seleccionado tres construcciones públicas: el templo Ara Pacis, el Anfiteatro Flavio y la Columna de Trajano∗∗∗. Cada una ha sido identificada con una idea principal: la paz, la grandeza y la victoria, respectivamente.

1) Templo Ara Pacis.

Obra de Augusto, según sus propias palabras:

Cuando regresé

a Roma de España y la Galia, luego de haber realizado felices

empresas en esas provincias, bajo el consulado de Tiberio Nerón y de Publio Quintilio, el senado decretó que se debía consagrar en honor de mi regreso el “Ara pacis” en las proximidades del Campo de Marte, y dispuso que en él los magistrados, sacerdotes y vírgenes Vestales celebrasen cada año un sacrificio.3

La traducción del nombre del templo entrega su carácter y función, “templo de la paz”, esta paz tan esperada por un pueblo que ha vivido en constantes guerras, externas e internas. 2

Ibíd., p. 137 ** Entiéndase por edificios públicos: termas, foros, coliseos, palacios y templos. (Liliam Almeida Hidalgo y otros, Historia y Ciencias Sociales 3° medio Texto para el Estudiante. Editorial Mare Nostrum Ltda., 2007, p. 104) *** La Columna se considerará una edificación pública tomando en cuenta su cometido (dar a conocer glorias militares) y por su ubicación (a vista de todos) 3 Res Gestae Divi Augusti. Capitulo XII, Traducción del latín, prólogo y notas de Nicolás Cruz, p. 12

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Durante su mandato Augusto, como dice en su testamento, construyó distintos templos y edificios, además de mejorar el nivel de urbanización en Roma y el Imperio en general. También nos cuenta que “por la voluntad del senado restauré ochenta y dos templos de dioses en la ciudad, sin dejar de lado ninguno que en ese tiempo exigiese arreglo”.4 A medida que se investiga, es posible darse cuenta de la conciencia que poseía Augusto sobre la influencia de las imágenes en el pueblo romano. El sabía que la imagen “podría ser una poderosa arma política. Un edificio como el templo del César Deificado, su padre adoptivo, o el de Mars Ultor (Marte Vengador), estaban tan cargados de intención política como La Eneida de Virgilio o las esculturas del Ara Pacis”.5 La intención de la construcción de un templo con la carga histórica de Ara Pacis, es una idea brillante, pues no deja que el recuerdo esté en las manos de los soldados o cualquiera que supiera de sus glorias, sino que se asegura que cualquiera que vea el templo recuerde esta cualidad pacificadora del princeps. Esto se mantiene hasta la actualidad, ya que la mayoría de las veces los monumentos cumplen tal función. En un país tan alejado de la realidad romana, como es Chile, también puede observase lo que ya hemos revisado, en la utilización de obras públicas con cometidos que van más allá de las mismas. En la comuna de Maipú, ocurre algo similar con el Templo Votivo de la Virgen del Carmen. Se sabe que su origen proviene de la gloria militar de Bernardo O’Higgins en la denominada Batalla de Maipú. En este caso tiene un sentido un tanto más religioso que el Ara Pacis en su origen, pero tiene este otro significado, de remembranza de un hecho militar fundamental en la historia independentista chilena. Es éste un ejemplo claro de que las motivaciones y las estrategias entregadas por los romanos no están obsoletas ni lejanas al mundo contemporáneo. En aspectos más decorativos, el templo fue altamente criticado por su estilo griego en la decoración, pero a pesar de ello, Ward-Perkins la rescata como una “clara proyección visual de una concepción de un tiempo. Erigida precisamente en el momento emotivo adecuado y en el lugar que todos podrían ver y contemplar con todo detalle, sería difícil de igualar”.6

4

Ibíd. Capítulo XX. Wrad-Perkins, John B., Arquitectura Romana. Aguilar S.A. ediciones, 1976, p. 64 6 Ibíd., p. 78 5

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2) Anfiteatro Flavio.

“Los anfiteatros son genuinas construcciones romanas propias para la celebración de los combates de gladiadores (…)”.7 El Anfiteatro, también conocido como el Coliseo “fue edificado por orden de Vespasiano hacia el año 71, siendo inaugurado por su hijo Tito en el año 80”.8 Este edificio, a diferencia de los otros dos seleccionados, no tiene ninguna imagen o inscripción que lo haya puesto en la lista de tal o cual personaje. A pesar de que sepamos quien lo ordenó a construir, la edificación en si misma es la imagen, pues refleja el poderío de una dinastía de emperadores. Identificamos al Anfiteatro con la idea de grandeza, pues es el mejor representante del desarrollo de la habilidad constructora y de ingeniería con “el uso de arcos y bóvedas. Junto a la utilización de hormigón [también la creación de] teatros de grandes dimensiones sin depender del entorno natural como lo hicieron los griegos (…) Gracias a esta nuevas formas de construcción los romanos pudieron edificar teatro y anfiteatros en cualquier sitio, incluso en las zonas más llanas del desierto.”9 Nosotros en la actualidad, valoramos al Anfiteatro y también, gracias al poeta latino Marco Valerio Marcial en su Liber Spectaculorum, en el epigrama III ‘Todo el mundo viene a Roma’, se aprecia la expectación que producía el Anfiteatro en su época:

“¿Qué pueblo hay tan apartado, qué gente tan bárbara, César, de la que no haya espectadores en tu ciudad? Ha llegado el labrador tracio desde el Hemo de Orfeo; ha venido también el sármata alimentado con la sangre de sus caballos; y el que bebe las primeras aguas del Nilo conocido, y aquél a quien zarandean las olas del Océano más remoto. Se apresuran a llegar los árabes, vienen precipitadamente los sabeos, y los cilicios se empapan aquí con sus propias lluvias de azafrán. Llegan los sicambros con sus cabellos recogidos en un nudo, y los etíopes con sus cabellos recogidos de otra

7

Ráfols, José Francisco, Historia del arte. Editorial Ramón Sopena, S.A, 1961, p. 178 Coliseo en http://www.artehistoria.jcyl.es/civilizaciones/monumentos/904.htm [Julio, 2009]. 9 . Fuentes, Sergio, Amphitheatrum Flavium: arte, fiesta e inmolación. Santiago, 2008, p. 2 8

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suerte. Las lenguas de estos pueblos suenan diversas, pero no hay más que una cuando proclaman que eres el verdadero padre de la patria.”10

Los espectáculos que allí se presentaban, con las Naumaquias, la lucha entre bestias y el de los gladiadores, representaban la grandeza del Imperio, y la misma celebración de inauguración lo hizo. Cien días de celebración fueron decretados por el emperador Tito. “En estas celebraciones (…) se dio muerte a más de 5.000 fieras salvajes y aproximadamente 1.000.000 de personas (…) Se presentaron enfrentamientos entre elefantes, cacerías de bestias salvajes (venationes), en las que, para nuestro asombro, tomaron parte incluso mujeres.”11 M. Valerio Marcial nos ilustra esto último en su epigrama VIb ‘Hércules superado por las mujeres’:

“La fama ensalzaba un trabajo famoso y propio de Hércules: que el león había sido abatido en el vasto valle de Nemea. Calle la leyenda, porque después de tus juegos, oh César, declaramos que esto lo hace ya **un Marte femenino”.12

Es claro que la grandeza del espectáculo romano continuó por más de los cien días de celebración: se sabe que hasta el año 523 se presentaron espectáculos de gladiadores y fieras.13

3) Columna de Trajano.

La última construcción pública que revisaremos es la columna conmemorativa. Ésta tenía un destino triple: “señalar hasta dónde llegaba el monte desplazado por el foro; cobijar las cenizas del emperador y conmemorar la conquista de la Dacia como victoria de Trajano”.14 La principal función de las imágenes es narrar la conquista de la Dacia, de tal forma que cualquiera pueda “leerla” y entenderla. Se rescata que el “servirse de la imagen como medio expresivo, muchos más explicito, inmediato y espontáneo, que puede ser nunca la palabra.”15

10

Marcial, Marco Valerio, Epigramas. Editado por Instituto Fernando El Católico, 2004, p. 66 Marcial, Marco Valerio, Op. Cit., p. 2 12 Marcial, Marco Valerio, Op. Cit., p. 67 13 Coliseo en http://www.artehistoria.jcyl.es/civilizaciones/monumentos/904.htm [Julio, 2009] 14 Columna de Trajano en http://www.artehistoria.jcyl.es/civilizaciones/monumentos/912.htm [Julio, 2009] 15 Hauser, Arnold, Historia social del arte y la literatura (volumen 1), Editorial Debate, 2006, p. 140 11

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Esta columna también es importante porque su creador Apolodoro de Damasco fue capaz de establecer a través de su trabajo “la primera ruptura verdadera con la tradición clasicista de los relieves estatales establecidos por el Ara Pacis.”16 Trajano no sólo es conocido por su conquista de la Dacia y su columna, sino que, al igual que Augusto en su tiempo, tuvo muy presente el valor de la imagen expuesta al público. De hecho “el Foro y la Basílica de Trajano, consagrados en 113, el último y más grandioso de los foros imperiales, fue otro de los monumentos erigidos para proclamar un mensaje, esta vez el de la Pax Romana impuesta a los enemigos de Roma con las victorias de su gran emperador soldado.”17

A medida que revisamos los anteriores edificios públicos, dentro del tiempo que duró el Imperio Romano de occidente, podemos ver cómo el representarse de tal o cual manera, o incluso inscribir los nombres en las construcciones era una forma de mantenerse en el “conciente colectivo”. Ser emperador no bastaba para ser importante, sino por sus obras y cómo éstas se transformaban en un arma política. Esta capacidad permitía mantenerse en la cualidad de ser emperador por gracia del senado y el pueblo romano. Es innegable que una imagen vale más que mil palabras, pero la genialidad romana descansa en que cada una de esas mil palabras no eran azarosas. Incluso se podría decir que una estaba unida a la otra por un elaborado plan de propaganda política. Hoy vemos como las imágenes -armas políticas de prestigio y desprestigio- siguen siendo importantes. Gracias a ellas podemos lograr el apoyo de la masa. Como lo ocurrido en la Segunda Guerra Mundial y las campañas políticas que surgieron de todas las bancadas, y cómo éstas fueron parte importante del combate. Ahora queda preguntarse, ¿qué tan efectivas fueron estas imágenes públicas en los momentos de crisis? ¿Fue este desarrollo un arma de doble filo? ¿Ayudó a otros la manipulación de la imagen al momento de la caída del Imperio de Occidente?

16 17

Wrad-Perkins, John B., Arquitectura Romana, Aguilar S.A. ediciones, 1976, p. 94 Wrad-Perkins, John B., Op. Cit., p. 94

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Bibliografía Fuentes:

Res Gestae Divi Augusti. Traducción del latín, prólogo y notas de Nicolás Cruz.

Marcial, Marco Valerio – Epigramas. Texto introducción y notas de José Guillén, editado por Instituto Fernando El Católico, Zaragoza, 2004, versión digital (PDF).

Bibliografía secundaria:

Fuentes, Sergio– Amphitheatrum Flavium: arte, fiesta e inmolación. Santiago, agosto de 2008

Hauser, Arnold – Historia social del arte y la literatura (volumen 1). Versión castellana de A. Tovar y F. P. Varas-Reyes; Corrección de René Palacios More. Madrid: Debate, 2006.

Hidalgo, Liliam Almeida; Cot Gómez, María José; Gazmuri Stein, Susana; Milos Hurtado, Pedro– Historia y Ciencias Sociales 3° medio Texto para el Estudiante. Editorial Mare Nostrum Ltda. – 2007

Ráfols, José Francisco – Historia del arte. Editorial Ramón Sopena, S.A. – Provenza, 95; Barcelona – 1961

Wrad-Perkins, John B. - Arquitectura Romana. Traducción del texto original inglés por Luis Escolar Bareño. Aguilar S.A. ediciones – 1976

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LA DINASTÍA JULIO-CLAUDIA: SU APARENTE LOCURA, INFLUENCIA Y CONSECUENCIA EN ROMA.

Por Isabel Margarita Tagle*

* Isabel Margarita Tagle es estudiante de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales de la Universidad Alberto Hurtado. Contacto: [email protected]

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La expansión de Roma trajo consigo problemas que la Roma republicana no fue capaz de resolver. No se puede evitar nombrar el descontento de la plebe al ver como las clases nobles más enriquecidas malgastaban su riqueza para seguir llenando sus vidas de grandes lujos. Otro factor importante dentro de los problemas fue que Roma comenzó a abastecerse de sus provincias, dando paso a la decadencia de los pequeños propietarios de tierras, que anteriormente vivían de otorgar a Roma sus bienes y servicios. Asimismo, la lucha de este proletariado descontento dio lugar a un desequilibrio total en la organización Romana, corrompiéndose toda institución de la república. Con Roma en permanente guerras civiles se tuvo que dejar el poder en manos de destacados hombres que la supieran llevar. Es en este punto donde el óptimo desarrollo de Roma quedó en manos de pocas mentes. Para salvaguardar el orden de un imperio en expansión y en un estado de conflicto indeleble, se realizó el primer triunvirato al mando de César, Pompeyo y Craso, que dividieron el territorio del imperio: Pompeyo obtuvo España, Craso se quedó con Siria y César las Galias. Craso murió tiempo después, quedando de esta manera dos cabecillas entre los que bastó poco tiempo para que surgiera una rivalidad: las victorias de César en las Galias generaron disgusto en Pompeyo puesto que existía en ambos, evidentes pretensiones de llevar el imperio. Se encuentran Pompeyo y César, desatando una lucha de poderes, dando por vencedor a César que “tras su victoria”, vuelve su rostro a Roma ganándose la aceptación del pueblo, gracias a su generosidad y clemencia.

A consecuencia de la mala funcionalidad de las instituciones de la república, César se hizo acreedor de muchos poderes; tratando de dar soluciones y obteniendo posteriormente el favor del senado, fue llamado dictador vitalicio. Derechos reservados. Prohibida su reproducción total o parcial. ©

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A la cabeza del imperio realizó un mandato sin mayores problemas. Pero tras esa imagen idealizada del César, existían hombres que no habían olvidado que en Roma jamás volvería a gobernar un rey. Sin duda Julio César, para ellos, representaba toda la figura de un monarca, un tirano que debía morir. César fue asesinado un 15 de marzo del año 44 a.C. Con la muerte del César, se desató un nuevo desequilibrio, reafirmando así que Roma necesitaba que un solo hombre la manejara. Fue el mismo pueblo quien demostró a los cesaricidas su descontento, llevándolos al exilio o a su propia muerte. Durante el mandato de Julio César, Roma siguió siendo vista como una república y es con la llegada de Augusto al poder que comienza un nuevo régimen denominado el Principado. La imagen de Octavio se idealizó de sobremanera participando él de este hecho: toda ciudad romana debía tener su estatua y su poder se debía ciertamente al senado y pueblo romano, pues él lo demostraba de esa manera. Augusto utilizó su poder para beneficio de Roma y su imperio, fue un gobernante honesto y eficaz. 1 Tuvo lugar en su reinado la pax romana y fue Virgilio el encargado de documentar la historia y grandeza de la Roma de Augusto en su obra Eneida, mandada a hacer por el mismo emperador. La figura de César Augusto se encuentra rodeada de leyendas: su imagen es magnificada y divinizada. De este modo, es que Augusto consolida con su reinado una imagen sólida de Roma imperial, dejando atrás la república. Ahora el emperador y el imperio son los protagonistas. La imagen de un hombre que dirige el poder se instaló con Julio César, le siguió Augusto, y otros debían continuar con la tradición. Fue en este momento de la historia donde cobran protagonismo cuatro hombres miembros de la dinastía Julio-Claudia, caracterizada por ser la primera dinastía y por ser aquella donde el peso de ser sucesores de Augusto (que a su vez lo fue de Julio César) causó muchos problemas, trastornando su actuar y su mente. Con este linaje se evidencian problemas tales como el poder hereditario, pues lo obtenían claramente por herencia más que por capacidad, siendo Roma la única perjudicada. Fuentes del periodo narran una época de horror e incertidumbre, donde personajes como Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón son acreedores de una aparente locura. Tanto la literatura como la filosofía de la época se vieron afectadas por estos hombres, desarrollando 1

Krebs, Ricardo, Breve historia universal, editorial universitaria, decimoquinta edición, pp. 163-165

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un estilo particular y nuevo. Los ciudadanos de la Roma imperial aprendieron y crecieron con estos emperadores a la cabeza. Hoy sus actos son entendidos cómo visible locura, pero cabe preguntar cómo los romanos tomaban estos hechos y qué hicieron al respecto. Los romanos, conocían y tenían nombre para aquellas personas que se encontraban fuera de sus facultades mentales: en latín se referían a estos individuos con los términos, demens, insania, mania y noncompos mentis, pero su término más común fue furor 2. Se puede decir entonces, que tenían pleno conocimiento de lo que era un acto normal, y cual no lo era. Según un estudio realizado por la académica Susana Gazmuri, se afirma que fuentes como la filosofía, la medicina y el derecho, coinciden en llamar a la locura: “pérdida de razón o una falta de entendimiento, cuya consecuencia principal es la incapacidad del individuo para tomar decisiones y controlar su comportamiento” 3. Apegándose a esta definición es posible afirmar con libertad, que cuatro emperadores de la dinastía Julio-Claudia poseían características de locura, sin miedo de caer en un anacronismo. Es Suetonio un historiador y biógrafo romano que en su libro, La vida de los doce césares, trae a nuestros días las biografías de los emperadores. Leyendo sus vidas se pueden rescatar las maneras por las cuales llegaban al poder, evidenciando que, la corrupción y la muerte fueron un recurso habitual. El sucesor de Augusto, Tiberio, es llevado al trono (según las fuentes), tras las maniobras de su madre, Livia (esposa de Augusto), quien realizó todo tipo de artimañas para que fuera su hijo el próximo emperador. Al tomar Tiberio el poder, se mostró vacilante, revelando su miedo a asumir el cargo, aludiendo a que no sabía qué era el imperio; frecuentemente decía que “sujetaba a un lobo por las orejas” 4. La imagen de Augusto seguía latente, y la seguridad del emperador se encontraba debilitada. Hombres querían vengar a muertos por su causa, y así fue el caso de Clemente, esclavo de Agripa, quien reunió fuerzas para vengar a su amo (esposo de Julia, hija de Augusto). Se creyó que su muerte tenía como fin el llevar a Tiberio como único heredero, al desposar a Julia, legitimando aún más su llegada a la cabeza del imperio. Liberado de sus 2

Gazmuri, Susana, “La enfermedad mental en la sociedad romana”, p.1. Conferencia realizada en la Universidad Diego Portales. En http://www.udp.cl/comunicados/0805/22/charla_susana_gazmuri.pdf 3 Ibíd., pág. 2 4 Suetonio, Vida de los doce Césares, editorial Océano, pág. 141

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temores asume el poder, siendo un gobernante sencillo. No dejó un gran legado, no terminó ninguna gran obra, no dio ningún espectáculo, pero su nombre quedó siempre recordado por su crueldad y su permanente gusto por las obscenidades sexuales. En los últimos años de su gobierno se retiró a la isla Capri, dirigiendo desde aquel lugar su imperio. Posterior a su retirada se desató su crueldad: no había día en el cual no existieran ejecuciones, no respetó los días festivos, ni religiosos, sembrando de esta manera un temor colectivo. Finalmente, cae en la cuenta de sus actos y escribe una carta al Senado.

“¿Qué os escribiré, padres conscriptos, o cómo debo escribiros, o qué no os escribiré en la situación en que me encuentro? Si lo sé, que dioses y diosas me hagan perecer más miserable de lo que me siento perecer todos los días”. 5

Roma, a la muerte de Tiberio quedó en la incertidumbre de su sucesor, posterior a la duda fue Calígula quien tomó su lugar y se hizo dueño de la imagen de emperador trastornado por el poder. Con la figura de Calígula, hoy se plantean hipótesis acerca de la endogamia presente en la dinastía, las relaciones entre familiares, podría haber generado en el linaje problemas mentales como en un momento los demostró Calígula o físicos como fueron evidenciados por Claudio; quien sufría de tartamudez y contracciones en su rostro. Con Calígula en el poder, el pueblo romano se quejaba de no haberle dado muerte cuando se tenía el presentimiento de que sería él heredero al trono. Nadie más que el pueblo se vio afectado por las pasiones de este emperador, pasiones que se alejaban cada vez más de aquellos actos racionales que buscaban velar por el bien común. Suele recriminárseles a estos emperadores la búsqueda de sus añoranzas olvidando, el “por el pueblo y Senado romano”. Las atrocidades de sus actos de crueldad y despotismo fueron tales, que en un momento decidió dar de alimento a las fieras de los espectáculos los esclavos que el creía pertinentes, puesto que los animales se encontraban muy caros para obtenerlos. Modificó los impuestos cobrando algunos desconocidos para el pueblo, las ganancias del imperio subieron y gran parte de ese dinero fue utilizado en fiestas y en su propia satisfacción. La realización de sus placeres fue denominada por Suetonio, claros actos de locura. Fueron 5

Ibíd., p. 165

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esos actos los que cavaron su propia tumba, su irresponsabilidad hacia el imperio llevó a hombres cercanos a su figura a planear su muerte. La conspiración se llevó a cabo, dando término a tres años de gobierno, que si bien es poco, fueron tres años donde Roma sufrió violentos hechos. Su cuerpo fue enterrado sin ningún funeral distinguido, y posteriormente fueron sus hermanas, retornadas del exilio, quienes exhumaron su cuerpo, lo cremaron y enterraron sus cenizas. Llega el turno del gobierno de Claudio, del cual se puede decir que se aleja de sus dos antecesores, siendo un instrumento de la aristocracia romana, se rehusó a usar el título de imperator y toda distinción excesiva. El punto donde se debe hacer hincapié en su legado, es que a diferencia de los otros dos emperadores anteriores, Claudio no fue figura déspota ni cruel, más bien las personas que lo rodeaban fueron meritorias de estos actos. Sus mujeres lo dominaban a tal punto de lograr sus objetivos y fue de esta forma como su sucesor llegó al poder. Claudio fue consciente de sus deberes de estado; es por esto que se atribuye a su reinado, una visión a futuro, donde se vieron en el imperio, los beneficios de las relaciones que estableció con las provincias y la reorganización de las instituciones del sistema administrativo y burocrático. Nerón, fue el siguiente en gobernar. Tenía diecisiete años al momento de tomar el cargo de emperador, afirmando al momento de asumir, que reinaría según los principios de Augusto, presentes aún como ideal a alcanzar. Bajo su mandato se castigaron abusos y se dictaminaron reglamentos severos, los cristianos, una clase de hombres nuevos fueron entregados a su piedad. No se preocupó por la expansión del imperio, más bien, volvió la vista a lo que ya estaba establecido, creó los juegos neronianos para demostrar en ellos sus dotes artísticas y deleitarse con espectáculos que lo entretuvieran. Como era un hombre joven, sus actos de avaricia, crueldad y despotismo fueron disimulados bajo el alero de la juventud, siendo en la clandestinidad donde mejor florecían. El historiador Suetonio, cuenta que al llegar la noche Nerón cubría su rostro con un gorro de liberto o un manto, para así, infiltrarse en la ciudad sin ser reconocido. En este anonimato realizaba destrozos, asustaba a la gente, hiriendo a quienes resistían. Muchas veces su vida corrió peligro, por lo que desistió de sus andanzas. Con el paso del tiempo se desarrollaron sus vicios, develándose poco a poco sus Derechos reservados. Prohibida su reproducción total o parcial. ©

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placeres secretos. Ya no los escondía en la clandestinidad y afirmaba a viva voz que la riqueza no servía para nada más que el derroche, construyó para él enormes casas, derrochando el dinero fiel a como su filosofía de vida lo planteaba. Como consecuencia de sus actos, no tardó mucho en tener problemas con el cumplimiento de las pagas para los soldados y fue su madre quien comenzó a reprocharle todos estos actos. Un tiempo después la locura de Nerón fue evidente al mandar a matar a todo aquel que se involucrara en sus asuntos; entre los muertos por esta causa estuvieron su madre Agripina y su esposa Popea, se afirma que no hubo lazo que no terminara en crimen, es hasta el mismo Séneca, su preceptor, llevado a la muerte por obra y presión del joven emperador. A fines del año 67 d.C. Nerón es proclamado enemigo público de Roma y posteriormente se suicida, terminando con su muerte la dinastía Julio-Claudia, dando inicio entonces a un periodo de anarquía y desorden en el poder, llamado el año de los cuatro emperadores. Es importante retomar la figura de Lucio Anneo, Séneca, ya que es en él y en sus obras donde se logra percibir de mejor manera los resultados de todos estos años de furor en el poder. Séneca se caracteriza por ser un brillante filósofo y un incursionista en dramaturgia, por un lado su obra Fedra nos trasmite rasgos característicos de una época en que existe una importante lucha moral, donde personajes desacralizan el hogar y son llevados por la pasión. Séneca en sus escritos intenta trasmitir nada menos que el alma humana tal cual él la percibe, pasional e impulsiva, trasgresora de leyes humanas y divinas. En sus obras se entremezcla a ratos la filosofía, siendo el nacimiento de estos nuevos pensamientos, consecuencia de las vivencias de los hombres de esa época. Tras años de terror y furos, en la cabeza del imperio, nacen como respuesta estos ideales de hombre sereno, moralizado y dueño de sus virtudes, gobernado por una perfección moral.

Así se da término a una dinastía que llenó de horror y sangre la historia romana, dejando huellas que perduraron en el tiempo, hombres dominados por el poder perdieron toda cordura. El llevar sobre sus hombros la imagen de un emperador divino fue lo que creó en sus mentes una inquietante oposición a todo aquel que quisiera robarles su “corona”, Derechos reservados. Prohibida su reproducción total o parcial. ©

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creyendo que todo acto estaría en su contra. Hicieron desatar una serie de actos y matanzas sistemáticas, el pueblo se vio inhabilitado para hacer algo, puesto que, el emperador no podía ser tratado como un enfermo mental de la época, por el contrario, él venía de un linaje divino y se debía respetar. Entre el ser y el deber ser se debatió la filosofía y el actuar de los hombres, el deber les decía a las fuerzas pretorianas de Calígula que él era el emperador, pero el ser, llevó a la corrupción y muerte como única salvación del poder ya corrompido.

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Bibliografía Fuentes:

Séneca

Tragedias, Fedra, traducciones de Jesús Luque Moreno, Madrid España, Editorial Gredos, 1980.

Suetonio

Vida de los doce Césares, Estudio preliminar de José Luis Romero, Barcelona, Océano.

Tácito

Los Anales. Estudio preliminar de Arturo Marasso. Barcelona, Océano.

Bibliografía Secundaria:

Joaquín Gómez Pantoja (coord.)

Historia antigua (Grecia y Roma), España, editorial Ariel, 2003

Ricardo Krebs

Breve historia universal, Santiago de Chile. Editorial universitaria, 1996.

Susana Gazmuri

“La enfermedad mental en la sociedad romana”, Classics Department Master´s Programm Tufts University, 2005

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INDEX

ACTAS DEL SYMPOSIUM DE HISTORIA ANTIGUA. “ALGUNAS REFLEXIONES EN TORNO A GRECIA Y ROMA”

Prólogo a las Actas del Symposium de Historia Antigua………………………...……………... IV Agradecimientos……………………………………………….…………………………...……. V

PRIMERA PARTE: UNA INTRODUCCIÓN AL MUNDO ANTIGUO.

NÉSTOR URRUTIA MUÑOZ, La feliz misión o la supervivencia de los estudios de la Antigüedad en Chile……………………………………………………………………………… 2 DANIELA FREY GARCÍA, Mujer y religión en Atenas: libertad femenina a través de las ceremonias religiosas…….……………………………………………………………………….. 7 FRANCO

GUZMÁN

SOTO,

Las

guerras

púnicas.

El

nacimiento

del

Imperio

Romano………………………………………………………………………………………….. 18

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SEGUNDA PARTE: ENSAYOS DEL SYMPOSIUM DE HISTORIA ANTIGUA

ALDO PERÁN GUTIÉRREZ, Platón: sociedad, política y educación en la Grecia Clásica. La Academia como centro de formación político-filosófica……………………………………...... 34 CONSTANZA

SÁEZ

YÁÑEZ,

Roma

conquistó

a

Grecia

y

ésta

cautivó

a

Roma…………………………………………………………………………………………….. 45 ISABEL LOYOLA BARRERA, ¿Una imagen como arma política?........................................... 53 ISABEL MARGARITA TAGLE, La dinastía Julio-Claudia. Su aparente locura, influencia y consecuencia en Roma…………………………………………………………………………... 61

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