Actividad en la empresa agraria

Producción agrícola. Características de la actividad agraria. Campesinos. Producto neto de la empresa. Beneficio y renta del empresario agrario

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EMPRESA AGRARIA El trabajo en la empresa agraria: características El trabajo en la empresa agraria tiene una serie de características: 1.− La mayor parte de las empresas son familiares y por lo tanto, la mano de obra es familiar, lo cual no quiere decir que en determinadas circunstancias exista mano de obra asalariada. Esto implica que sea muy difícil cualquier tipo de regulación tanto social como laboral. No es muy normal ver a un hijo demandando a un padre o ver a una esposa que se ponen en huelga en contra del marido. En el mundo agrario, pues, rara vez se ha planteado el tema de la reivindicación salarial. 2− La actividad agraria viene caracterizada por la estacionalidad. Por ejemplo, ésta se da en las dos Mesetas con la recolección del cereal, la vid o el olivo; el cereal y el olivo en junio−julio y la vid en septiembre−octubre. La estacionalidad se presenta como un grave problema de la empresa porque en esos momentos necesita de una mayor cantidad de mano de obra; el resto del año la cantidad de mano de obra demandada es mucho menor, generándose el problema ya comentado del paro estacional agrario; por otro lado, si se mantuviese todo el año contratada la mano de obra, el cociente de productividad agraria descendería bastante. Para evitar todos estos problemas, se ha seguido un proceso de creciente mecanización a partir de los años 60. 3.− El trabajo agrario presenta una serie de peculiaridades: A.− Al trabajar con seres vivos, se presenta como una serie de fases o secuencias que no se pueden interrumpir. Por ejemplo, si una vaca pare, a los tres días hay que ordeñarla, o si el grano ha madurado, tengo que cortarlo, o si tengo que regar y me toca a las 6 de la mañana, no lo puedo posponer; por contra en la industria, salvo en la siderurgia y en la industria química, se puede interrumpir el proceso, por ejemplo puedo interrumpir una cadena de montaje de coches y no haber colocado el motor en los últimos 20, sin embargo, en la agricultura, ello no es factible. Todo ello hace muy difícil poder llegar a una regulación de la jornada laboral de trabajo. B.− El trabajo agrario presenta unas determinadas características que implican una forma de ser especial del trabajador agrario, fruto de su adaptación. Efectivamente, ya hemos dicho que es un trabajo secuencia! que viene dado por unos ritmos de orden biológico (ciclo ovárico de las hembras o de las plantas, por ejemplo). Esto hace que el trabajador agrario haya adaptado su vida a esos ritmos y por tanto, intentar llevar al campo una reforma en el sentido de cambio referido a las condiciones es una ardua tarea, debido a que el trabajador agrario es conservador en sus planteamientos de trabajo; él sabe que si ha sembrado trigo en octubre, debe recogerlo en junio o que si tiene una vaca recién cubierta va a parir dentro de nueve meses, por más revoluciones políticas que se hagan o por más decretos que vean la luz. También es conservador en sus planteamientos referidos a sistemas de producción; no hay necesidad de cambiar el sistema productivo cuando ha sido eficaz a lo largo del tiempo, y no sabemos si el nuevo puede arruinar la cosecha del año. C.− Otra característica derivada de los propios ritmos agrícolas es que el trabajo se realiza a la intemperie, y por lo tanto es más sano; también se da la circunstancia de que en la ciudad o en la empresa el obrero no está solo, mientras que en el campo el trabajo normalmente se realiza en soledad, sin que muchas veces exista un compañero o un botiquín detrás. Todo ello hace que desarrolle un sentido especial de desconfianza o de prevención hacia las cosas nuevas; nosotros nunca estamos solos, pero un pastor, por ejemplo, sí lo está, y si ve a una pareja que se dirige hacia él por un lugar que generalmente no conduce a ninguna parte, esperará primero a ver que pasa y a saber que intenciones llevan, antes de abrirse a ellos de forma franca o de ofrecerles su ayuda. Podemos hablar, por tanto, de una adaptación del trabajador agrario al medio. 1

4.− Sociológicamente hablando, el obrero de la ciudad siempre ha creído que su trabajo es de mayor categoría. Marx ya nos enseña que el trabajo es alienante pero cuando se refiere a ello lo hace hablando del trabajo industrial, no del trabajo agrícola. Vamos a imaginarnos ahora lo que supone para un obrero con estudios elementales trabajar en un centro experimental de investigación o lo que supone para otro obrero trabajar durante ocho horas diarias en una cadena de montaje apretando tornillos; éste es el trabajo de mayor categoría del que hablan los obreros de las ciudades. Bajo esta óptica podemos afirmar que el trabajo en el campo no es ni mucho menos alienante por lo siguiente: − El campesino tiene que tomar decisiones. Por ejemplo, ¿cuál es la época más favorable para cubrir a la vaca o la oveja a fin de ajustar la paridera a los recursos?, es decir, tiene o se ve obligado a pensar y a tomar decisiones. − El trabajo además es múltiple, si no hay que sembrar o segar, hay que reparar una cerca, etc. Aún considerando el trabajo más denostado en el campo que es el de pastor, éste tiene que conocer la flora para evitar que coman ciertas cosas, no dejar que los animales coman con rocío, etc. Es decir, son decisiones que el obrero industrial no tiene que tomar nunca, ya que él tiene preestablecido su plan de trabajo. Por lo que se puede afirmar que el trabajo del campo no es, ni mucho menos, tan alienante. 5.− En último extremo, el trabajo hay que medirlo de alguna forma, el trabajador agrario lo ha hecho siempre aunque sea de forma empírica, así, él sabe por experiencia que una labor concreta lleva x jornales. Sin embargo, había que llegar a una unidad, y ello es muy variable, tomemos el libro de Economía Agraria que tomemos, la mayoría de ellos se acogen a la legalidad, y definen la unidad de trabajo como: La fuerza de trabajo de un hombre varón que hubiese sobrepasado los 16 años y no hubiese llegado a llegado a los 65. A pesar de ello, el sector agrario, no se ha dejado nunca encorsetar en este sentido, además de haber empleado en las faenas a mujeres, niños/as y a ancianos, por tanto para atenernos a la realidad podríamos definir a la UTH (Unidad de Trabajo Hombre), como la fuerza de trabajo o el trabajo físico que es capaz de desarrollar un varón de edades comprendidas entre los 14 y los 70 años; considerándose que la mujer es el 0,8 de la fuerza de trabajo masculina, por supuesto hacemos referencia al trabajo físico, y hablamos en promedio, ya que está claro que existen mujeres que son capaces de desarrollar una fuerza de trabajo superior a la de muchos hombres. El capital en la empresa agraria Las clasificaciones del capital agrario son innumerables, por lo que vamos a hacer una, pero que quede claro que se pueden realizar multitud de ellas y si elegimos ésta es porque es la más clara al tiempo que es un compendio de las demás, pero no es ni más verdadera ni más falsa que otras, así el capital se puede dividir en: A.− CAPITAL FIJO. Modernamente, CAPITAL DE ESTRUCTURA. B.− CAPITAL CIRCULANTE o CAPITAL DE EJERCICIO. La diferencia entre ambos es que el Capital Fijo no se gasta en un proceso productivo; por ejemplo, una nave (amortización en 30−50 años), un tractor (amortiza-ción en 5−10 años); mientras que el Capital Circulante se agota en un ciclo de producción, por ejemplo semillas o herbicidas. El Capital Fijo, a su vez se puede dividir en: 1.− CAPITAL FUNDIARIO un jurista le llamaría INMOBILIARIO, que comprende la tierra y todo lo que va anexo a ella: cuadras, establos, casas, etc. 2.− CAPITAL MOBILIARIO, todo aquello que se puede mover (por derecho). Este a su vez se clasifica en:

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− VIVO, los animales; en derecho SEMOVIENTES, es decir, que se mueve por sí mismo. − MUERTO, las yuntas, aperos, tractores, etc. El Capital Fijo va remunerado por las Amortizaciones y el Interés, mientras que el Capital Circulante va remunerado por su Propia Cuantía y el Interés. La financiación de las operaciones empresariales. El equilibrio económico de la empresa agraria En el lenguaje coloquial a diario se habla de lo económico para hacer referencia a una cosa barata, pero lo barato no tiene por que ser necesariamente económico. Por otro lado, también se suele hablar de inversión para hacer referencia al hecho de comprar: oro, joyas, pisos, arte, etc.; esto no es una inversión, sino una especulación; para que exista inversión se tiene que generar a la larga un nuevo producto (bien o servicio). También nos podemos preguntar, ¿qué es la financiación?. Para producir, es necesario disponer de capital circulante, por ejemplo para sembrar hay que comprar semillas, muías o tractores, etc. Al tiempo observemos que podemos disponer de Capital pero podemos no tener dinero, por ejemplo puedo tener una finca de 100 Ha que valorada en 150.000 €, pero no disponer de un solo euro líquido. También se puede invertir en Capital Fijo, pero lo normal para producir es la necesidad de disponer de Capital Circulante. La siguiente pregunta es cómo puedo yo obtener dicho capital, es decir cuáles son las fuentes que me pueden suministrar el capital circulante, o lo que es lo mismo, cuáles son las fuentes de financiación a través de las cuales puedo yo acceder al mismo: 1 .− En primer lugar, lo puedo pedir prestado a cualquier institución que preste capital y estaríamos hablando de un Crédito que es una transferencia temporal de capital (esta transferencia también puede ser definitiva, en ese caso estaríamos hablando de subvenciones); normalmente al hablar de estas instituciones nos estamos refiriendo a la Banca, sin embargo, existen instituciones propias para el campo (de crédito agrícola), ya que las condiciones que exige la agricultura no son las idóneas para la Banca, así la agricultura necesita plazos más largos de devolución de capital que la industria, porque ésta si puede forzar la producción, mientras que en agricultura ello no es posible no puedo por ejemplo adelantar el parto de una vaca. Esta es una de las razones que llevó a la integración a aquellos sectores de la ganadería (avicultura y porcino) con un ciclo biológico corto, porque un pollo por ejemplo se financia con una letra a 60 días, es decir, en el mismo tiempo, el dinero o el capital da más vueltas y este no es ni más ni menos que el secreto de la Banca, la rotación acelerada del capital, que lógicamente generará más capital. Por otro lado cuando hablamos de productos agrícolas por regla general lo hacemos de productos con un bajo valor añadido, es por ello que la agricultura no puede pagar grandes intereses, mientras que a la Banca lo que le interesa es justamente lo contrario, el crédito al mayor interés posible y con los menores plazos de devolución posibles, porque ese es su negocio. Por tanto vemos que estas condiciones son inaceptables para la agricultura, y es aquí donde interviene la Administración canalizando dinero hacia la agricultura a través de las instituciones de Crédito Agrícola. 2.− Una segunda fuente de financiación es la Autofinanciación, si se han tenido excedentes en la explotación, pero bien entendido lo que son excedentes, ya que antes he tenido que haber remunerado a todos los factores de producción (tierra, trabajo y capital) a precios de mercado.

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En ello consiste el Equilibrio Económico de la Empresa, es decir, en que todos los factores de producción estén remunerados a precios de mercado. El producto bruto de la empresa El producto bruto de una empresa agraria es el valor total, cuantificado en moneda, de la producción obtenida durante el año, la cual puede haber sido vendida, autoconsumida o encontrarse almacenada. Su cuantía se obtiene multiplicando los precios que rigen para las transacciones por las cantidades de cada uno de los productos y sumando posteriormente todos los resultados parciales. En la composición del producto bruto de la empresa deben incluirse las siguientes partidas: − Ingresos por ventas de las distintas producciones obtenidas en la explotación a lo largo del ejercicio productivo, como pueden ser las ventas de: cereales, hortalizas, pajas, lana, huevos, leche, etc. A estos ingresos hay que descontarles el importe de las compras de animales realizadas durante el año. − Autoconsumo de productos procedentes de la propia explotación y que se han destinado bien a la alimentación del propietario y su familia o bien a la de la mano de obra empleada, si es que ésta existe. El valor de estos productos representa el denominado autoconsumo y se incluye en el producto bruto de la empresa porque, si se hubiera vendido, habrían supuesto un ingreso para el productor. − Variación del inventario, entendiéndose por variación del inventario el aumento o la disminución del valor del ganado o de las cosechas almacenadas que se haya experimentado entre la fecha de comienzo y la de terminación del ejercicio. Lo normal es que no se logre dar salida, por múltiples circunstancias, a la totalidad de la producción al finalizar exactamente el año. Para comprender mejor la valoración de este concepto de variación del inventario podemos poner un ejemplo. Supongamos una explotación que al comienzo del ejercicio posee dos novillas y cinco vacas en producción. A lo largo del año las dos novillas paren y, por lo tanto, al final del ejercicio hay que catalogarlas como vacas lecheras, con lo que en ese momento ya no posee cinco, sino siete vacas lecheras. La diferencia entre el valor de estas siete vacas lecheras al final del ejercicio y el valor que tenían al comienzo del mismo las cinco vacas y las dos novillas es la variación del inventario y debe incluirse en el producto bruto de la empresa. − Ingresos varios, incluyéndose aquí todos los trabajos que se realicen para fincas ajenas (utilizando o alquilando la propia maquinaria), los retornos cooperativos, las subvenciones a la producción recibidas, etc. Además, en el producto bruto de la empresa no deben figurar los siguientes conceptos: − Reempleo, es decir, los productos obtenidos en la propia explotación que son utilizados posteriormente en la misma como medios de producción (por ejemplo: la leche utilizada en amamantar las crías, el estiércol empleado como abono, las materias primas que han servido como pienso para alimentar al ganado propio, etc.). No se contabiliza estas partidas puesto que ya se toman en cuenta al valorar las producciones obtenidas gracias a su utilización. Si se incluyeran, se estarían contabilizando dos veces, por una parte como medio de producción y, por otra, como producto obtenido. Así, por ejemplo, las materias primas que se emplean en la alimentación del ganado, se contabilizan al valorar la leche o la carne obtenida. − Venías de material, que no se incluyen por no ser un producto obtenido en la propia explotación, por lo que estos ingresos no pueden ser considerados como resultado de la actividad productiva. 4

El producto bruto se puede descomponer así: G + Q + R + I + Imp + Sa + B; donde: G = Gastos de explotación, son los gastos originados por la adquisición de materiales y servicios de fuera de la empresa. Se incluyen los gastos por compra de piensos, abonos, camas, medicinas, por los servicios veterinarios, etc. Q = Cuotas de amortización. R = Renta, remuneración por el uso de la tierra propia del propietario o canon de arrendamiento que abona el empresario a su propietario. / = Intereses. Imp = Impuestos. Sa = Salario (retribución del trabajo prestado a la empresa). B = Beneficio. El producto neto de la empresa El producto neto de la empresa se obtiene descontando al producto bruto de la empresa el importe correspondiente a las amortizaciones, esto es la cuantía en que se cifren las cuotas anuales de amortización. Corresponde al valor añadido que se ha creado en la empresa, esto es, al valor nuevo generado a lo largo del desarrollo del ejercicio. Beneficio y renta del empresario agrario La ecuación antes señalada del producto bruto de la empresa podemos simplificarla de la siguiente manera: PB = Gastos globales de la explotación + Beneficio El beneficio se define como la remuneración del empresario por sus prestaciones específicas en el proceso productivo. Estas prestaciones básicamente son dos: − Toma de decisiones. − Asunción de riesgos. Por lo general, en las empresas agrarias el empresario asume estas dos funciones, e incluso realiza en muchas ocasiones, otras funciones que no le son propias, como puede ser el realizar trabajos dentro de la empresa que normalmente son encomendados y realizan trabajadores asalariados. El beneficio puede llegar a ser negativo, cuando los gastos globales sean superiores al valor de todo lo producido, es decir, al producto bruto. El beneficio da una idea bastante fiable de la marcha de la empresa y puede utilizarse como indicador de la viabilidad de la misma. Los gastos globales se pueden descomponer, a su vez, de la siguiente manera: Gastos globales = Gastos reales + Gastos supletorios o costes de oportunidad 5

El coste de oportunidad representa la cantidad que deja de percibir el empresario por utilizar unos factores de producción en un proceso productivo (que podemos llamar A) y no en otro (que podemos denominar B). En la empresa agraria, en la que en la mayoría de los casos el empresario es a su vez propietario del fundo, esto es, de la tierra y trabajador en la propia empresa, es muy importante el concepto de coste de oportunidad. Dentro de este concepto general se incluye: − El trabajo que realiza el empresario. La remuneración de este trabajo se incluye en la partida de salarios. − El valor del arrendamiento de la tierra propia. − Los intereses del capital, cuando este capital lo aporta el empresario. Estos gastos supletorios, o costes de oportunidad, representarían una remuneración distinta del empresario en el caso de que realizara otras actividades al margen de la propia actividad empresarial. Sumando los costes de oportunidad y el beneficio, obtenemos la denominada renta del empresario, que es la remuneración total que el empresario percibe y está compuesta por: − La remuneración por la actividad empresarial. − La remuneración por otras actividades.

Las amortizaciones: concepto El concepto de amortización se refiere a los que se denominan bienes o Activos duraderos, esto es, que participan varias veces en los procesos de producción. Esta participación de forma sucesiva, lleva consigo la destrucción parcial del bien dentro de cada ejercicio. Cuando esta destrucción, o pérdida de valor, es lenta, a medio o a largo plazo, no es lógico ni aconsejable, ni económica, ni financieramente hablando esperar a su total desaparición para realizar una nueva adquisición sustitutoria. La reposición debe hacerse a lo largo de cada uno de los ejercicios, para lo cual se deduce una cuota anual, que se considera como gasto por este concepto de depreciación. Esta cuota se denomina cuota de amortización, la cual se puede definir como la estimación de la depreciación de un activo fijo durante una anualidad. Este concepto realmente representa un coste para la empresa. Esta depreciación se debe a varias causas, como son las siguientes: − Desgaste, en función de las horas de trabajo que se realicen con el bien. − Envejecimiento biológico, como ocurre por ejemplo con las plantaciones de frutales. − Envejecimiento técnico, ya que con el transcurso de los años aparecen en el mercado nuevos modelos de maquinaria tipos de construcciones nuevas y más funcionales, etc. Todo este progreso y estas innovaciones presionan al empresario para que abandone los medios de producción anticuados, por razones económicas y técnicas, aunque todavía se encuentren en condiciones de prestar servicio. − Envejecimiento sociológico, ya que las modas cambian con rapidez y convierten en anticuadas ciertas 6

formas de capital fijo, antes de que se desgaste por el uso o por el paso del tiempo. Estas dos últimas formas se denominan depreciación por obsolescencia. − Economías externas o externalidades, que influyen sobre el funcionamiento de la propia empresa. Supongamos, por ejemplo, una finca que es regada con el agua aportada por unos pozos y que se construye un pantano en las proximidades, de forma que a partir del momento en que entra en servicio este pantano, resulta más caro regar con el agua de los pozos que regar a pie de finca con el agua que el embalse aporta. En este caso, los pozos experimentan una depreciación motivada por la externalidad generada por el pantano. La amortización es casi siempre un coste fijo, ya que lo más común es que la depreciación ocurra por obsolescencia, esto es bien por envejecimiento técnico o bien por envejecimiento sociológico, de tal manera que la maquinaria o el equipo se vuelva antiguo independientemente de que trabaje o se utilice mucho o poco. Se consideraría coste variable cuando la maquinaria o el equipo esté sometido a un esfuerzo tan continuado y duro que haya que desecharlos antes por viejos que por anticuados. De esta forma es variable porque puede disminuirse, reduciendo el volumen de producción, con lo que se los utilizará con menor intensidad. Tasas e impuestos: el IVA en el sector agrario La diferencia existente entre una tasa y un impuesto estriba en que, en el caso de las tasas, la Administración proporciona una cierta prestación por los cobros que realiza. No es un precio privado, porque ha sido creado por medio de una Ley y no por el libre juego del mercado. Como ejemplo se puede citar la tasa de pastos, hierbas y rastrojeras. Por contra, en el impuesto, a priori no existe de forma palpable una contrapres-tación por parte de la Administración. Pero por otra parte, la empresa debe satisfacer unos impuestos al Estado debido a que éste presta a la totalidad de las empresas de la nación, una gran cantidad de servicios, sin muchos de los cuales las empresas no podrían realizar un buen número de sus actividades. De esta manera, estos servicios suponen un coste para el Estado. Los impuestos pagados por la empresa, pueden interpretarse como la repercusión de este coste sobre la propia empresa en la parte que le corresponda. Esto sería rigurosamente cierto, si el reparto que el Estado efectúa de sus costes, mediante los impuestos, fuese proporcional a los servicios prestados a cada empresa. Sin embargo, esto no se corresponde con la realidad, ya que las empresas pagan más con arreglo a su capacidad de pago que de acuerdo a los servicios recibidos de la Administración. Los impuestos se clasifican en dos grandes grupos: − Impuestos directos, son aquellos que gravan la renta cuando es percibida o puede ser percibida por el sujeto pasivo. Como ejemplos se pueden citar el impuesto sobre la renta de las personas físicas y la Contribución territorial rústica y pecuaria. − Impuestos indirectos, son aquellos que no gravan la renta cuando se percibe, sino cuando se consume o gasta por el sujeto pasivo. En la práctica, desde el punto de vista del análisis de costes, los impuestos, considerados como tales costes, tienen consideración distinta: − Los impuestos indirectos, que gravan los precios, se contabilizan como un aumento de los precios y son considerados como costes variables (por ejemplo el impuesto sobre la compra de materias primas). 7

Lógicamente, este aumento sobre el precio de compra de bienes por parte de la empresa supone un incremento de sus costes. − Los impuestos directos, se consideran como costes fijos, porque no varían aunque la empresa varíe a corto plazo su volumen de producción. Los impuestos pagados por la empresa, pueden interpretarse como la repercusión de este coste sobre la propia empresa en la parte que le corresponda. Esto sería rigurosamente cierto, si el reparto que el Estado efectúa de sus costes, mediante los impuestos, fuese proporcional a los servicios prestados a cada empresa. Sin embargo, esto no se corresponde con la realidad, ya que las empresas pagan más con arreglo a su capacidad de pago que de acuerdo a los servicios recibidos de la Administración. Los impuestos se clasifican en dos grandes grupos: − Impuestos directos, son aquellos que gravan la renta cuando es percibida o puede ser percibida por el sujeto pasivo. Como ejemplos se pueden citar el impuesto sobre la renta de las personas físicas y la Contribución territorial rústica y pecuaria. − Impuestos indirectos, son aquellos que no gravan la renta cuando se percibe, sino cuando se consume o gasta por el sujeto pasivo. En la práctica, desde el punto de vista del análisis de costes, los impuestos, considerados como tales costes, tienen consideración distinta: − Los impuestos indirectos, que gravan los precios, se contabilizan como un aumento de los precios y son considerados como costes variables (por ejemplo el impuesto sobre la compra de materias primas). Lógicamente, este aumento sobre el precio de compra de bienes por parte de la empresa supone un incremento de sus costes. − Los impuestos directos, se consideran como costes fijos, porque no varían aunque la empresa varíe a corto plazo su volumen de producción. El IVA (Impuesto sobre el Valor Añadido), es un impuesto indirecto destinado a gravar a los consumidores finales de bienes y servicios. 1

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