Ajedrez mundial del petróleo (Africa) Joel Sangronis Padrón La historia será la que tenga la última palabra. No será la historia enseñada en la ONU, Washington, París o Bruselas, sino la historia que se enseñe en los países que se han liberado del imperialismo y sus marionetas. África escribirá su propia historia y, tanto al norte como al sur del Sahara, ésta será una historia de gloria y dignidad. Patricio Lumumba La sed energética del mundo se agudiza cada día más. A pesar de la mediática puesta en escena de maniobras diversivas como la de los agrocombustibles o el recalentamiento global, lo cierto es que los círculos dominantes de las grandes potencias capitalistas del mundo (incluyendo por supuesto a China), no han cesado un instante en sus intentos de controlar todos y cada uno de los yacimientos de energía fósil que existen en nuestro planeta. El descubrimiento en los últimos años de grandes reservas de hidrocarburos en territorio africano ha colocado sobre el tablero de ajedrez de la geopolítica energética mundial a pueblos y países de ese continente que durante casi todo el siglo XX fueron ignorados y marginados, y en donde el saqueo de sus estratégicas riquezas minerales y sus condiciones de trabajo semiesclavas se hizo, en forma más o menos concertada, entre las diferentes potencias coloniales (EEUU, Francia, Inglaterra, la Sudáfrica del apartheid), que a su vez hicieron causa común en enfrentar los intentos de la antigua URSS por establecerse en el continente. El derrumbe de la URSS, la emergencia de China como gigante económico y la consolidación de los EEUU, en el plano militar, como única superpotencia imperial en el orbe, han marcado la geopolítica mundial de los últimos años del siglo XX y los primeros del siglo XXI. El lento pero sostenido avance de África como zona productora de petróleo ha provocado un reposicionamiento de las potencias mundiales en ese continente en defensa y apoyo de sus corporaciones energéticas. En el caso de los EEUU, ya desde el gobierno de Clinton se iniciaron programas de “ayuda” económica y militar como el de las “Operaciones de Contingencia para el Entrenamiento y la Asistencia” (OCEA por sus siglas en español), el “Acta de Crecimiento y Oportunidades para África” (AGOA I y II) y la “Iniciativa Estadounidense de Respuesta a las Crisis Africanas” (African Contingency Operations Training and Asístanse ACOTA) programa este último creado para la instrucción militar y “entrenamiento antiterrorista” de unos 10 a 12 mil militares africanos, cantidad elevada en los últimos 4 años a 40 mil. Una especie de Escuela de las Américas para África. La creciente importancia de África como suministrador de petróleo estriba en que ya produce cerca del 12% del que se consume en el mundo y el 25% del que consumen los EEUU, más del que este último país importa desde Arabia Saudita. África posee reservas por el orden de los 110 mil millones de barriles de petróleo (9% del total de las reservas mundiales) de una calidad excelente, de bajos costos de producción y rápido y fácil transporte, con unos yacimientos off1
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shore que constituyen las áreas de exploración y producción de más rápido crecimiento en el mundo. La importancia estratégica de África para el proyecto imperial de los EEUU puede deducirse de las repetidas giras de altos funcionarios estadounidenses (incluyendo a los presidentes Clinton y Bush) por ese continente en los últimos años. En enero del 2006 la secretaria de estado Condolezza Rice anunció que “los EEUU reducirían su personal diplomático en Europa para aumentarlo en otras regiones emergentes del mundo, especialmente África”. A su vez el subsecretario de estado para África Walter Kansteiner declaró en su momento que: “El petróleo africano es de interés estratégico nacional para nosotros y lo será aun más en el futuro”, y el influyente congresista republicano William Jefferson afirmaba que: “hay que redefinir a África como una región estratégicamente crucial para los EEUU”. La mayor prueba del valor que para los intereses energéticos estadounidenses ha adquirido África lo encontramos en la decisión anunciada en febrero de este año (2007) por la administración Bush de crear el “The United States Africa Command (AFRICOM), un comando militar de sus fuerzas armadas con competencia exclusiva para África. Hasta este año la responsabilidad de las operaciones militares usamericanas en África se las repartían el comando europeo (Eurocom), el comando central (Centcom) y el comando del Pacífico (Pacom). Hasta la fecha el gobierno de los EEUU aun no ha anunciado en cual país africano va a funcionar la sede principal del Africom, pero ateniéndose a los libretos y guiones de lo que ellos denominan “políticamente correcto” ya se ha anunciado que el primer comandante del Africom será un afroamericano, el General William Ward. Aun antes de establecer el Africom los EEUU habían venido instalando una serie de base militares alrededor de los puntos estratégicos del mapa petrolero africano. En la isla de San Tomé y Príncipe, frente al golfo de Guinea que aporta el 10% del petróleo africano que consumen los EEUU, ya funciona una gran base aeronaval y hacia el noreste del continente ocupa la gran base militar de Camp Lemonier en Djibuti, en pleno estrecho de Bab al Mandab (Puerta de las Lágrimas) entre el Mar Rojo y el Golfo de Adén, antigua sede de una base de la legión extranjera francesa. Aunque los galos conservan tropas en ese país, la cesión de esta base por parte del gobierno de Djibuti, en el que todavía Francia mantiene una considerable influencia, es prueba de la concordancia de intereses que en materia energética africana existe entre el Elíseo y la Casa Blanca desde la época de Chirac y ahora reforzada aun más con el atlantista Sarkozy en la presidencia francesa. Además de estas bases, los estadounidenses tienen importantes contingentes de tropas en varios países africanos, con gobiernos disciplinadamente alineados con los intereses de Washington, destacándose entre estos a Kenia, Etiopía, Uganda y el Chad. Este impresionante despliegue militar (con los altos costos que ello conlleva) tiene como indignante contrapartida el hecho de que los EEUU son el país desarrollado que menor porcentaje de su PIB (0.3%) dedica a la ayuda para el desarrollo de África. Francia por su parte, mantiene dos grandes bases militares en Dakar (Senegal) y Libreville (Gabón) además de tropas en Djibuti, República Centroafricana, Chad, Costa de Marfil y Mauritania. Acá es interesante señalar que los franceses parecen haber resignado su papel de gran potencia colonial africana a favor de la fuerza y el poder militar estadounidense en la zona y no quieren repetir los feroces choques de intereses (hasta ahora no combatidos por sus propios soldados) que los enfrentaron a mediados de la década de 1.990 en la región de los grandes lagos (Ruanda, Burundi, Congo) y a finales de esa misma década en el África occidental (Liberia, Sierra Leona, Costa de Marfil). 2
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El establecimiento de bases militares y gobiernos satélites de los EEUU en países que hasta ahora Francia había considerado como parte de su imperio neocolonial (Camerún, Chad, Gabón, Djibuti, Congo Brazzaville) y el control de las operaciones de exploración, perforación, producción y comercialización del petróleo en esos países por parte de las grandes petroleras anglosajonas (Exxon, Chevron, Shell), en desmedro de la corporación francesa Total, con cierta pasividad y complacencia del Elíseo, permiten inferir que existen nuevos acuerdos de reparto de influencias y control de las riquezas energéticas africanas, donde Francia y sus multinacionales, por razones estratégicas y de supervivencia han subordinado su participación en beneficio del hegemón estadounidense; esto aun cuando la última iniciativa gala de una “Unión Mediterránea” pareciera ser una ofensiva destinada a salvaguardar lo que los franceses siempre han considerado su espacio vital, esto es, el norte de África. Aquí es interesante señalar que en el año 2005 la policía sudafricana, alertada por la inteligencia francesa, desmanteló y detuvo un grupo de mercenarios, dirigidos nada menos que por Mark Tatcher, hijo de la otrora “Ironmaden” británica Margaret Tatcher, a través de los cuales intentaban los EEUU, Inglaterra y España (el trío “antiterrorista” de las Azores) derrocar al dictador Teodoro Obiang de Guinea Ecuatorial, para expulsar a la petrolera gala Total de ese país en beneficio de la Repsol y de la Shell (la Exxon ya está allí) e instalar la mayor central de licuefacción de gas del mundo sin participación de París. Francia se enteró y sus servicios de inteligencia, tal y como en una novela de Forshite o de Le Carre, dieron el soplo a la policía sudafricana que desmanteló la operación. Así como en 1.885 las potencias coloniales europeas presentes en la conferencia de Berlín (Francia, Inglaterra, Bélgica, Alemania, Portugal y España) acordaron un “reparto entre caballeros” del continente africano, la “operación antiterrorista” para África, “Libertad Duradera” promovida y liderada por la administración Bush y secundada por Francia, Alemania, Inglaterra, Italia y España, (¡sólo faltarían Japón y Canadá para ser el G-8!) parece constituir la fase inicial de un nuevo reparto de este continente. Esta coalición, utilizando el manoseado, hipócrita y falso, pero aun útil argumento de la lucha contra el terrorismo, (en donde, como siempre, la etérea y fantasmal presencia de Al Qaeda y el “fanatismo musulmán” sirven perfectamente de excusa a los intereses imperiales) busca no sólo repartirse el botín africano sino erigirse como un muro de contención contra la actual penetración de China en África y frenar los futuros intentos de potencias emergentes (Brasil, India, Sudáfrica) de posicionarse y competir por los recursos energéticos y minerales africanos. Las elites políticas chinas perciben el siglo XXI como “su siglo”, pero la creciente dependencia del petróleo importado puede convertirse en el talón de Aquiles de tal aspiración, por ello, en materia de seguridad energética han asumido la misma estrategia de los EEUU, esto es, no colocar todos los huevos en una misma canasta, es decir, diversificar al máximo sus fuentes de aprovisionamiento petrolero, por ello, desde hace ya cierto tiempo, en forma firme y sutil, han venido tomando posiciones en el tablero energético africano. Sus empresas petroleras SINOPEC y la CNPC (China Nacional Petroleum Company) se han asentado firmemente en el suelo (o mejor sería decir en el subsuelo) africano, compitiendo de igual a igual con las grandes petroleras anglosajonas y francesas. Esta posición de privilegio que detentan las dos grandes petroleras estatales chinas en África ha sido posible, entre otras causas, gracias a la agresiva expansión económica china en ese continente y a la correspondiente influencia política que ella ha conllevado. El intercambio comercial sino-africano ha subido de un poco más de cuatro mil millones de dólares a principios de los años noventa a superar los cuarenta y cinco mil millones de dólares en este 2007, con proyecciones a duplicar esta cifra en los próximos diez años. En noviembre del año 2006 40 presidentes africanos fueron a Beijing para celebrar allí la primera cumbre de jefes de estado sino-africana. 3
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China ya obtiene de África más del 30% del petróleo que consume y asegura su posición en este mercado con una sutil y heterodoxa (para África) estrategia de ayudas de carácter tecnológico, social, financiera y diplomática, que representa para los países de este continente una opción diferente a las brutales estrategias coercitivas que históricamente efectuaron (y aun lo hacen) allí los europeos y contemporáneamente los estadounidenses con sus acciones militares y las terapias de shock y programas de ajuste del Banco Mundial y el FMI. La gira que realizó durante febrero de este año 2007 el presidente chino Hu Jintao por ocho países africanos, (diplomacia del dólar la llamaron algunos), sirvió para fortalecer en grado sumo la presencia china en ese continente. El jerarca chino firmó acuerdos comerciales, condonó deudas a los países africanos más pobres por el orden de los dieciocho mil millones de dólares, otorgó becas y programas de intercambio estudiantil para que miles de jóvenes africanos se preparen en universidades chinas y formalizó acuerdos de cooperación y formación militar con varios Estados. Estas actividades no podían dejar de encender las alarmas en Washington que se apresuró, apenas despegando el avión de Hu Jintao de territorio africano, en anunciar la creación del Africom como una forma de advertencia a China sobre las intenciones de los EEUU de controlar los recursos de ese continente. En asociación con la estatal sudafricana South African Petroleum (alianza por lo demás interesante y estratégica mucho más allá de lo simplemente comercial o técnico) Sinopec acaba de firmar acuerdos con Nigeria por el orden de los 2.300 millones de dólares para producir 200.000 barriles diarios de crudo, con lo que de hecho puso fin al histórico monopolio que las compañías anglosajonas (Shell, Chevron y Exxon) habían mantenido sobre el petróleo de ese país. En este mismo país, China invirtió más de cuatro mil millones de dólares en la modernización de la refinería de Kaduna y a cambio sus empresas estatales obtuvieron cuatro licencias de explotación en el delta del río Níger. Es significativo que el presidente nigeriano Obasanjo, durante el banquete de recepción en honor a Hu Jintao, declarara en alta voz su deseo y esperanza de que “China dirija a el mundo durante el siglo XXI”. El pasado año 2006 China otorgó préstamos por más de diez mil millones de dólares a Nigeria, Ghana y Angola, países que comparten la condición de productores de crudo y en los que no es difícil imaginar que el petróleo figuró en dichos contratos como garantía del pago. En ese mismo año 2006, el Banco Mundial y el FMI otorgaron ¡a toda África¡ sólo 2.300 millones de dólares y en condiciones que oscilan entre la usura y el gangsterismo puro y simple. Sinopec también ha realizado prospecciones en Níger, Mauritania y Malí, países que hasta ahora no resultaban atractivos desde el punto de vista de sus posibles reservas pero que ahora, con un barril de petróleo cotizándose a casi 100 dólares, sí lo son, y China lleva la delantera en ellos. De igual forma China firmó acuerdos con el pro estadounidense gobierno de Kenia para la exploración petrolera en sus costas con todos los gastos operativos por su cuenta. Cuerno de África: En el cuerno de África China se ha instalado sólidamente, controlando la mayoría accionaria de la empresa estatal de petróleo de Sudán. La principal zona petrolera de Sudán está ubicada al sur de ese país, en las alturas del Darfour, zona que ha vivido en los últimos años un sangriento conflicto que a pesar de los intentos de la división mediática del imperio estadounidense (CNN, FOX, Reuters, incluso participación de divos tipo George Cloney etc.) de presentarlo como un genocidio de carácter étnico (malvados “árabes musulmanes” del norte masacrando buenos negros animistas y cristianos del sur) lo cierto es que dicho conflicto rezuma petróleo por todas partes. Sin minimizar el horror de toda guerra, es asqueante la forma en que se utiliza ésta para manipular y preparar a la opinión pública mundial para una posible intervención armada. Nunca las constantes guerras y hambrunas del cuerno de África habían sensibilizado para nada a estos 4
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medios que sólo las han visto como “noticias” con las que vender espacios de TV, manipulando a la vez el morbo y la solidaridad de los telespectadores de sus sociedades. La guerra civil que azota a Sudán ha producido, desde 1.985, más de un millón de muertos y tres millones de desplazados, pero hasta que no se supo de su riqueza petrolera este conflicto fue simplemente ignorado por las acuciosas agencias de noticias internacionales EEUU ha insistido con el tema del genocidio en el Darfour como una forma de justificar la intervención (ya aprobada) de la ONU (en un principio había propuesto que fueran miembros de la OTAN quienes la hicieran). Los EEUU, a través de sus regímenes vasallos en el Chad y en Uganda, ha entrenado y armado a los rebeldes sureños del Ejercito de Liberación Popular de Sudán, dirigido hasta su muerte, en un extraño y nunca aclarado accidente de aviación, por John Garang, sujeto entrenado en la Escuela de Fuerzas Especiales de los EEUU en Fort Benning, Georgia. Como han hecho casi todos los países petroleros del mundo, Sudán dividió su territorio en bloques para ofrecerlos en licitación. El bloque número 6 (precisamente el del Darfour) con reservas estimadas en diez mil millones de barriles, le fue otorgado a empresas chinas, lo que implica para los EEUU no sólo la pérdida para sus transnacionales de unos enormes yacimientos sino el posicionamiento de China en el superestratégico Cuerno de África! El principal movimiento guerrillero en la zona del Darfour es el Movimiento por la Justicia e Igualdad (JEM, por sus siglas en inglés) promovido por la mayoría de los medios occidentales como los “verdaderos” representantes del pueblo del Darfour; estos se han caracterizado en los tres últimos años por sus sistemáticos ataques a las instalaciones petroleras chinas en la zona, ataques que persiguen, según palabras de Jhalil Ibrahin, uno de sus máximos voceros, “desplazar del área a Beijing”. Como se puede apreciar en estas declaraciones existe una curiosa coincidencia de intereses y fines (más allá del genocidio y los desplazados) entre los rebeldes del Darfour y las grandes petroleras anglosajonas y sus representantes del departamento de estado estadounidense. Sudán mide 2.503.890 kilómetros cuadrados, siendo el país de mayor extensión territorial de África. Es el puente entre el África central y el mar Rojo y entre otras condiciones que lo hacen vital y estratégico está la de controlar buena parte del caudal del río Nilo. Sudán posee más de 700 kilómetros de costas sobre el mar Rojo (recordemos por ahí circula casi todo el petróleo que viaja desde el golfo pérsico hacia Europa). China ha invertido en los últimos años más de quince mil millones de dólares en Sudán, incluyendo la construcción de una refinería en las afueras de Jartum y está construyendo oleoductos para transportar el crudo desde el sur del país hasta Port Sudán en el Mar Rojo. También es interesante desde el punto de vista geopolítico señalar que en Sudán se han aliado la empresa estatal china CNPC (China Nacional Petroleum Company) con la empresa estatal del otro gigante asiático, la india ONGC (Oil and Natural Gas Corporation) para conformar la GNOPC (Greather Nile Petroleum Operative Company) que abre un número importante de variables estratégicas en esa zona. Somalia. A pesar de que actualmente este país no es productor de petróleo sus 3.330kilómetros de costas en el Golfo de Adén, Mar de Arabia y Océano Índico así como su vecindad con casi todos los países del cuerno de África le confieren la condición de corredor estratégico vital para los intereses petroleros imperiales en la región, una especie de Afganistán africano. La actual condición de país no productor no significa que en su subsuelo no existan yacimientos petrolíferos; en 1.991 un informe del Banco Mundial señalaba la existencia de importantes yacimientos en su plataforma marina, especialmente frente al Yemen en la zona del Golfo de Adén. Esta información al parecer ya era conocida en los altos círculos del poder petrolero 5
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mundial pues en la década de los años 80 el dictador Siad Barre entregó en concesiones la casi totalidad del territorio somalí a cuatro grandes petroleras usamericanas: Conoco, Amoco, Chevron y Phillips, y como nos demuestra la historia petrolera contemporánea, estas corporaciones juegan siempre a ganador y con las cartas marcadas, esto es, jamás invierten en un país sino cuando poseen información fidedigna y confiable de que sus inversiones están aseguradas.. A diferencia del golfo de Guinea en donde sus intereses y las características sociohistóricas de los pueblos que allí habitan aconsejan a los estrategas estadounidenses promover la estabilidad política interna y la buena vecindad entre sus miembros, en el cuerno de África los EEUU instigan y maniobran a favor de la desestabilización, las guerras civiles y la balcanización de los países que lo integran. Al igual que en Irak, esta inestabilidad, aunada a la condición islámica de la población de sus países otorgan una patente de corso permanente para intervenir militarmente cada vez que sus intereses así lo indiquen, y es a la vez un cuchillo en la yugular energética de Europa (Golfo de Adén, Mar Rojo) que les permitirá a los estadounidenses controlar cualquier intento europeo de sacudirse su control y dominio. Para mejor asegurar sus objetivos en esta región, el imperio estadounidense ha utilizado la añeja estrategia romana de “Divide Et Impera” partiendo a Somalia en 3 países: Somalilandia al noroccidente, Puntland en la parte nororiental y Somalia propiamente dicha en el sur; esta última invadida por el cipayo ejército etíope (tradicional rival de Somalia) en mercenaria función para los EEUU y con la aparente próxima intervención de fuerzas ugandesas y nigerinas. Todos estos elementos configuran un escenario altamente explosivo que podría involucrar a las minorías somalíes que viven en Etiopía, Uganda, Djibuti, Kenia y Sudán, con efectos catastróficos para la región pero que al parecer corresponden a la estrategia de guerra permanente que los ideólogos del poder imperial estadounidense han diseñado para el control mundial en este siglo XXI. Golfo de Guinea: situado cerca de la línea ecuatorial de las costas atlánticas africanas, es la zona de ese continente que más petróleo produce en la actualidad (5 millones de barriles diarios), y la que más prometedora hacia el futuro parece. La condición ribereña de casi todos sus países productores hace que el transporte hacia los mercados de la costa este de los EEUU y de Europa sea rápido y económico. Los países productores (Nigeria, Angola, Camerún, Guinea Ecuatorial, Gabón, San Tomé y Príncipe y la República Democrática del Congo) gozan de una relativa tranquilidad institucional, ahora reforzada por las presiones que en ese sentido parece haber realizado el departamento de estado estadounidense, ha llevado en los dos últimos años a que varios de estos países hayan resuelto conflictos y diferendos territoriales que arrastraban desde su descolonización; En agosto del 2006, en la VII sesión ordinaria de la Unión Africana, el presidentes Olusegun Obasanjo de Nigeria acordó con el presidente Paul Biye de Camerún devolverle a este país la soberanía sobre la península de Bakassí, ocupada militarmente por Nigeria desde hace décadas. También la dictatorial cúpula militar que gobierna Nigeria (apadrinada desde hace décadas por la Shell y la Chevron) acordó la delimitación de áreas marinas y submarinas con Santo Tomé y Príncipe. A su vez el añejo, sanguinario y constitucionalmente vitalicio presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang, solicitó de su homólogo de Gabón solucionar “pacífica y civilizadamente” la controversia que ambos países sostienen sobre el islote de Mbamie, en cuyo fondo marino, es redundante recordarlo, existen grandes cantidades de hidrocarburos; en sus deseos de agradar y mostrar a Washington lo colaborador y civilizado que es, y aun puede llegar a ser, Teodoro Obiang creó este año por decreto una Agencia Nacional de Investigación Financiera (ANIF) para perseguir la financiación del terrorismo y prevenir el blanqueo de dinero en África. A pesar de uno creerse curado de asombros, el cinismo de esta propuesta deja sin aire. Desde la aparición de petróleo en su territorio Obiang no ha dejado un momento de trasladar los dineros provenientes de esos recursos a sus cuentas personales en Europa y los EEUU. 6
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Para finalizar este punto hay que acotar que Nigeria, Angola, Camerún, Guinea Ecuatorial y la República Democrática del Congo crearon una fuerza especial para vigilar y proteger la zona petrolera del Golfo de Guinea de “ataques terroristas”. Habría que preguntarse: ¿Acaso la miseria y la desesperante pobreza que empuja a decenas de miles de africanos a escapar de sus tierras e intentar acceder a Europa en frágiles cayucos y pateras no es una de las peores formas de terrorismo imaginable? ¿Podría definirse de otra forma distinta a la de terrorismo la destrucción del delta del río Níger hecha por la Shell y la Chevron durante años? destrucción que llevó al escritor Ken Saro-Wiwa, ahorcado por la criminal junta militar de Nigeria por defender esta causa a declarar: “lo que la Shell y la Chevron han hecho al pueblo Ogoni, a sus tierras y a sus ríos, a sus arroyos, a su atmósfera, llega al nivel de un genocidio. El alma del pueblo Ogoni está muriendo y yo soy su testigo”. ¿Serán calificados de “terroristas” los millones de hombres y mujeres africanos que exigen que la riqueza petrolera no tenga el mismo destino que antaño tuvieron las riquezas diamantíferas, auríferas, uraníferas y coltaníferas? ¿Por qué los políticos españoles, tan dados últimamente a intervenir y a calificar actuaciones de gobiernos de países soberanos, nunca han protestado por la, esa sí, criminal y genocida tiranía de la familia Obiang en Guinea Ecuatorial? ¿Será porque los negocios y los depósitos de estos se hacen en bancos españoles? Es obvio que detrás de todas estas iniciativas de “paz y estabilidad” en la zona del Golfo de Guinea está la necesidad que los EEUU tienen de una región productora de crudo estable y segura, que reste importancia y atenúe su dependencia de zonas que se le están volviendo cada vez mas conflictivas y dificultosas a sus intereses. Con un Golfo de Guinea produciendo 8 millones de barriles de petróleo al día (estimaciones que se hacen para el 2012) la importancia estratégica de la producción de países como Irán y Venezuela disminuirá sensiblemente, quedando ellos en consecuencia con una mayor libertad de acción en su contra. Esto lo han entendido con prístina claridad los gobiernos de Caracas y Teherán y es por ello que en los últimos dos años han redoblado sus esfuerzos por acercarse y estrechar relaciones con países africanos a través de programas de cooperación financiera, comunicacional, técnica en el área de petróleo y un amplio programa de becas e intercambios estudiantiles. De la misma forma tanto Chávez como Ahmadinejad (ambos presidentes participaron como invitados especiales en la cumbre africana del 2006 celebrada en Banjul, Gambia) lideran la corriente que desde dentro de la OPEP intenta atraer hacia las filas del cartel a estos nuevos productores africanos (de los países subsaharianos productores de petróleo tan sólo Nigeria pertenece a la OPEP). Magreb: Se conoce con este nombre a la zona del norte de África integrada por Libia, Túnez, Argelia, Marruecos y Mauritania a los que habría que añadir la República Árabe Saharaui, ocupada militarmente por Marruecos desde su independencia de España en el año 1.975. Estos países poseen en su conjunto alrededor de 81 millones de habitantes (un 10% del total africano) y actualmente producen alrededor del 8% del petróleo que consume la Unión Europea y un 2% del que consumen los EEUU. Los países del Magreb poseen, según estimaciones de las revistas especializadas Oíl &Gas Journal y World Oíl, entre el 3.22% y el 4.2% de las reservas mundiales de petróleo y el 3.6% de las de gas natural. Estos porcentajes pueden no parecer muy significativos a primera vista pero lo son en cuanto visualizamos la ubicación geográfica de dichos países: El Magreb es el puente (o el muro, 7
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depende de la óptica de quien lo mire) entre el África subsahariana y Europa. Con el petróleo del Mar del Norte agotándose a pasos acelerados, la producción petrolera y gasífera de los países del Magreb (Libia y Argelia en un 90% actualmente) constituye la fuente más cercana de aprovisionamiento de hidrocarburos para Europa occidental. Europa importa de esta región el 8% del petróleo y el 30% del gas natural que consume; en algunos países del sur europeo este porcentaje de consumo del gas natural magrebí (de producción argelina fundamentalmente) se eleva dramáticamente: 35% en Francia, 54% en Italia, 75% en España y el 100% en Portugal. Libia y Argelia son los dos grandes productores de hidrocarburos del Magreb. Libia llegó a producir más de tres millones trescientos mil barriles diarios de crudo a principios de la década de 1.970. Las posiciones políticas del Coronel Muamar Gadafi conllevaron a un aislamiento internacional de Libia que se tradujo en la disminución de su producción petrolera a poco más de un millón de barriles diarios a finales de la década de los años ochenta. De igual manera prevé exportar gas natural a Italia a través del gasoducto Green Stream. El régimen del Coronel Gadafi se ha recubierto en los últimos años de un manto amable y colaborador con occidente, un verdadero giro de 180 grados de las posiciones contestatarias y desafiantes de sus primeros años de gobierno; esto ha hecho que de nuevo sea “políticamente correcto” para los gobiernos y transnacionales occidentales invertir en Libia, sobre todo luego de que en el 2003 la ONU levantara las sanciones que le había impuesto desde hace más de una década. Actualmente la producción libia se ubica alrededor del millón setecientos mil barriles diarios. Los bajos costos de producción, la calidad del petróleo que allí se produce, la cercanía con los mercados europeos y una buena infraestructura de transporte han hecho que, desde el levantamiento de las sanciones, las compañías transnacionales hayan hecho fila por tomar posiciones en el mercado libio. Desde el año 2003 se han establecido en Libia la corporación italiana ENI, la francesa TOTAL, la española REPSOL YPF y la angloholandesa Royal Dutch Shell. Las usamericanas Chevron y Occidental tuvieron que esperar tres años a que su gobierno levantara sus sanciones comerciales para poder ingresar pero también ya están produciendo en Libia. Los milagros que obra el petróleo a veces son difíciles de creer: El Coronel Gadafi ha pasado de ser un paria, un apestado internacional, imputado de cometer horrendos crímenes y de cobijar a los más peligrosos terroristas de la tierra (Carlos, IRA, ETA, Brigadas Rojas, Al Fathat, etc) a ser recibido con alfombra roja en el Elíseo (contratos por más de diez mil millones de euros de por medio), en las cortes españolas, en la presidencia portuguesa, visitado en su momento por Tony Blair y adulado y ensalzado por una Europa rendida a sus pies……¡o a sus barriles! Curiosidades del mundo del estiércol del diablo. Argelia por su parte produce actualmente cerca de un millón novecientos mil barriles diarios de petróleo de los cuales exporta un millón doscientos mil en forma cruda y cerca de medio millón en productos refinados. El mayor peso e importancia de Argelia como productor y exportador de hidrocarburos recae en su industria gasífera. Argelia es el 5to productor mundial de gas natural pero el 2do exportador de dicho rubro, tan sólo superado por Rusia; es también el 2do productor y exportador de gas licuado en el mundo, tan sólo superada por Indonesia. El 95% del gas magrebí que va a Europa es de procedencia argelina. Su consorcio estatal, Sonatrach, vende gas natural licuado a Europa a través de los gasoductos: Enrico Mattei que va hasta Italia. Pedro Durán Farrell que va hasta España 8
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Y está en proceso de construcción el gasoducto Medgaz (en principio un proyecto de capital mayoritariamente español pero que ahora es dominado por Francia) que en el 2009 enviará gas argelino hasta territorio español (Almería-Albacete) y de allí a Francia, Alemania y el Benelux. El gasoducto Galsi, que llevará gas argelino hasta la isla de Cerdeña y desde ahí hacia Italia y otros países europeos. El gasoducto Trans-Sahara, que traerá gas desde Nigeria (primer productor africano) a través de Níger y Argelia hacia Europa. Y el gasoducto Trans-Med que llevaría gas argelino hacia el sur de España y Portugal, pasando por territorio marroquí, supeditada su construcción al alivio de las tensiones que entre España, Argelia y Marruecos ha levantado el tema Saharaui. Argelia se ha convertido en los últimos años en la pieza clave del tablero energético norafricano, por ello, el régimen de Abelaziz Bouteflika ha sido cortejado impúdicamente por destacados actores políticos del mundo contemporáneo: El presidente francés Nicolás Sarkozy visitó Argel a finales del 2006 cuando aún era ministro del interior, y en julio de este año, en visita oficial, hizo un inesperado y exquisito “mea culpa” sobre los pecados coloniales cometidos por Francia en Argelia que satisficieron el orgullo histórico de los argelinos y ayudó a conseguir, para las empresas galas, contratos en ese país por más de diez mil millones de euros, incluyendo por supuesto el área petrolera, en donde las gigantes gasíferas estatales Sonatrach y Gaz de France-Suez acordaron alargar el contrato de suministro de gas de Argelia a Francia hasta el año 2019, por un monto de dos mil quinientos millones de euros. De igual forma Sarkozy logró que Argelia rescindiera unilateralmente los contratos firmados con las empresas españolas Repsol YPF y Gas Natural para el desarrollo y explotación del proyecto Gassi Touil y se los adjudicara a su gigante gasífero estatal Gaz de France-Suez. También la petrolera francesa Total firmó contrato con Sonatrach por tres mil millones de euros para la construcción de un complejo petroquímico en Arzaw, cerca de la ciudad de Orán. Argelia tampoco ha sido indiferente para China. Ya en la cumbre sino-africana de finales del 2006, el presidente Hu Jintao le dio al presidente Bouteflika un recibimiento que Beijing siempre ha reservado a grandes jefes de estado. Sinopec se adjudicó en ese mismo año 2006 el campo de Garzatine por 525 millones de dólares. Ya China es el tercer inversor extranjero en Argelia luego de Francia e Italia. El premier italiano Romano Prodi visitó Argel el año pasado y firmó contratos por más de dos mil millones de dólares. También el presidente ruso Vladimir Putin se unió a la fiesta visitando Argel en marzo del pasado año, donde firmó contratos para la venta de armas. En lo que va de siglo Rusia ha vendido armas a Argelia por más de siete mil millones de dólares. Ambos países firmaron un acuerdo de cooperación sobre el mercado gasífero europeo al que Argelia exporta cerca de setenta mil millones de metros cúbicos de gas al año, mientras Rusia envía a ese mismo mercado más de ciento sesenta mil millones de metros cúbicos de gas. Para que no quede ningún género de dudas sobre la importancia que el Kremlin le concede a las relaciones con Argelia el presidente Putin en su visita a Argel condonó la deuda de más de cuatro mil millones de dólares que Argelia mantenía desde la época de la URSS y que había heredado Rusia. Por su parte los estadounidenses no han bajado la guardia y a pesar de que el régimen de Argel insiste en mantener una política exterior relativamente independiente ha permitido a los EEUU instalar en la localidad argelina de Tamanrasset una base de escucha electrónica de su red
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Echelon y a participado en varios ejercicios militares conjuntos con fuerzas usamericanas y de la OTAN. Marruecos: Este es el único país del Magreb que hasta ahora no ha encontrado yacimientos de valor comercial en su subsuelo. La monarquía alauita de Hassan VI busca desesperadamente poner fin a su crónica dependencia de petróleo importado, por ello, se muestra inflexible en relación al tema del Sahara Occidental, en donde las prospecciones vienen arrojando, desde hace ya varios años, la presencia de importantes yacimientos de hidrocarburos. Desde que en el año 1.975 España concedió la independencia al Sahara Occidental, Marruecos lo invadió militarmente, y lo ha venido ocupando desde entonces, haciendo oídos sordos a todas las resoluciones de las Naciones Unidas que respaldan y reconocen el derecho a la autodeterminación del pueblo Árabe Saharaui. Desde hace ya una década, marruecos ha venido otorgando licencias de prospección y búsqueda de hidrocarburos en aguas territoriales saharauis a diferentes empresas de distintos países, con la finalidad de que los gobiernos de esos países reconozcan su soberanía allí. La compañía usamericana Kerry-McGuee ha sido la pionera en realizar perforaciones en la costa saharaui, pero ya en el 2001 el gobierno de Rabat otorgó permisos de búsqueda a la estatal gala Total y este año se ha sumado la estatal Libia Tamoil, quien en un gesto al parecer dirigido a congraciarse aun más con los EEUU (estrecho aliado de Marruecos), y a debilitar la importancia que Argelia (aliada y protector del pueblo Saharaui y rival de Marruecos) está tomando en el Magreb, anunció que invertirá de 100 a 150 millones de dólares en la búsqueda de petróleo en el Sahara Occidental. Estos anuncios no pueden ser vistos sino como implícitos apoyos políticos a las pretensiones marroquíes sobre estos territorios, todo esto a pesar de que la Comisión de Descolonización de las Naciones Unidas volvió en este 2007 a clasificar al Sahara Occidental como “Territorio No Autónomo Pendiente de Descolonización” y por lo tanto jurídicamente no forma parte del territorio de Marruecos y en consecuencia esas licencia y permisos son ilegales, tal y como también lo ha establecido el Tribunal Internacional de La Haya. La Monarquía Alauita intenta compensar su falta de petróleo con su envidiable posición geográfica de puente entre África y Europa, entre el Atlántico y el Mediterráneo, por ello, su diplomacia ha jugado a establecerse como el principal aliado de los intereses estadounidenses en la región, y Washington ha respondido declarando a Marruecos “Aliado Militar Preferente de los EEUU”, firmando un tratado de libre comercio y proponiendo a Marruecos como el primer Estado africano y árabe de la OTAN. Es obvio que estas declaraciones van dirigidas tanto a Argelia y su política exterior y energética demasiado heterodoxa y autónoma para el gusto de los halcones estadounidenses (relaciones demasiado estrechas con Rusia y China), como contra Francia y sus eternas aspiraciones de convertir al Mediterráneo y al norte de África en su particular coto de caza. En la franja costera atlántica del norte de África, desde la República Árabe Saharaui, pasando por Mauritania, Senegal, Guinea Conakry, hasta llegar a Liberia, hay grandes yacimientos de Hidrocarburos. Marruecos aspira, a cambio del definitivo reconocimiento de su soberanía en el Sahara Occidental, a jugar el papel de policía o vigía de la zona, convirtiéndose en el centro coordinador de iniciativas estadounidenses como la Pan-Sahaliana que en el 2003 envió cientos de boinas verdes a Mali y Mauritania, e infantes de marina a Chad y Níger para entrenar y dirigir fuerzas de esos países en contra de, como no, el terrorismo... Dichos planes de intervención militar solapada continúan ahora con el nombre de “Iniciativa Contraterrorista Transahariana, (TSCTI por sus siglas en inglés) extendiéndose desde el propio Marruecos hasta Nigeria.
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Epílogo: África produce actualmente el 12% del petróleo que se consume en el mundo pero los pueblos de ese continente apenas consumen el 5% de dicha producción mundial (si excluimos a Nigeria, Sudáfrica y Egipto el consumo apenas roza el 2%). Es dolorosamente obvio que los centros del poder imperial mundial, empeñados en convertir al África en una zona, para ellos segura de abastecimiento petrolero, en una especie de colchón energético de seguridad frente a un explosivo medio oriente, una insegura e imprevisible Asia Central y una cada vez más levantisca América Latina, no van a permitir de ninguna forma que los pueblos africanos eleven sus condiciones de existencia, pues esto conllevaría a 2 situaciones consideradas inaceptables por los ideólogos y estrategas imperiales: La primera de ellas consiste en que una elevación de los niveles de vida implicaría un mayor consumo de energía por parte de esa población. Si las sociedades africanas elevan su consumo energético esto implicaría menor cantidad de petróleo para exportar y ello trastocaría los planes imperiales con respecto al petróleo de ese continente. La segunda variable consiste en que mejores condiciones de vida implican mayor educación y formación de esos pueblos, lo que se traduciría necesariamente en una mayor conciencia del saqueo a que son y aun serán sometidos, y por ende, al desarrollo de una mayor resistencia a dicho expolio. El proceso bolivariano que lleva adelante el pueblo de Venezuela debe fortalecer los vínculos y relaciones con los movimientos sociales y políticos africanos en el mismo plano de importancia que con los gobiernos de los diferentes países de ese continente. La crónica debilidad institucional de los sistemas políticos de esos países aconseja esta estrategia. La mayor parte de estos gobiernos y de las corrompidas elites que detentan el poder mantiene sólidos vínculos con los intereses del poder imperial mundial. El futuro de estas naciones está en la capacidad de resistencia e insurgencia que los movimientos sociales, políticos, ecológicos africanos tengan frente a esta oleada neocolonial que se abate sobre su tierra. Países como Venezuela e Irán también se juegan mucho en el destino de África. Un continente africano produciendo entre 12 y 14 millones de barriles diarios de petróleo (estimaciones para el 2012) otorgaría a los EEUU el margen de maniobra y seguridad suficientes (según sus analistas) para aventurar intervenciones militares en estos países sin temor a que colapse el mercado petrolero
Joel Sangronis Padrón Profesor UNERMB
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