Alain Touraine

Teoría del cambio. Teorías evolucionistas. Materialismo histórico. Cambio social. Max Weber

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es: Betend-Bon, Alain. 74 Agente: Cañadell Isern, Roberto
19 OFICINA ESPAÑOLA DE PATENTES Y MARCAS 11 Número de publicación: 2 254 347 51 Int. Cl. : A47J 37/06 7 ESPAÑA 12 TRADUCCIÓN DE PATENTE EUROP

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LA TEORIA DEL CAMBIO. ALAIN TOURAINE.

I. Introducci n En este estudio voy a hacer un recorrido por algunas de los principales enfoques desde los que se ha interpretado y estudiado el cambio social. Introducir el concepto de cambio social antes de ver c mo algunos autores catalogan las principales teor as del cambio. A continuaci n reproducir alguna definici n de lo que es el cambio. Por ltimo, he escogido Alain Touraine como punto de llegada, no como autor paradigm tico en cuanto al tema propuesto; s en cambio por lo original de su obra y trayectoria, adem s de por ser un punto de obligada referencia en cualquier metateor a actual.

II. El concepto de cambio Bottomore dedica dos cap tulos de su libro (Bottomore, 1992) al cambio social. El primero de ellos resulta muy til de cara a introducir el concepto sociol gico de cambio. Los primeros soci logos tuvieron muy presente la Filosof a de la Historia, y se volcaron en los r pidos y violentos cambios que conocieron las sociedades europeas los siglos XIX y XX. Todos los autores de sta poca pretendieron explicar esos cambios −el cambio social− en el marco de una Teor a General de la Sociedad. En ellas se confunden los conceptos de cambio, evoluci n, desarrollo y progreso. La noci n de evoluci n social, en concreto, proviene directamente de las teor as de la evoluci n biol gica del siglo XIX: Spencer y Taylor. Los autores modernos se han encargado de se alar las diferencias entre la teor a biol gica y las diversas teor as de la evoluci n social, y de hecho hace tiempo que se han comprendido las insuficiencias de la analog a entre evoluci n biol gica y social. El t rmino desarrollo hay que utilizarlo con cuidado, pues informa de un proceso gradual, teleol gico. Sin embargo, ha sido utilizado profusamente para referirse al proceso de industrializaci n, y especialmente en los aspectos econ micos. "Los estudios sobre el desarrollo se han centrado sobre todo en el aspecto econ mico, y han puesto de manifiesto que el aumento del conocimiento y del control sobre la naturaleza es el elemento m s importante para la transformaci n de la sociedad". Bottomore habla en general del desarrollo como el concepto que ha sido objeto de mayor atenci n te rica por parte de los te ricos: Max Weber, marxismo... Evoluci n y desarrollo han sido relacionados frecuentemente con progreso, ca do ste en descr dito desde fines del siglo XIX. En definitiva, las dificultades encontradas en las teor as de la evoluci n, del desarrollo o del progreso, as como los cambios producidos en la opini n general, dieron lugar a la adopci n del t rmino cambio social para designar todas las variaciones hist ricas de las sociedades humanas, a partir de la obra de Ogburn.

III. Teor as del cambio social GIDDENS Este autor considera dos las teor as que han abordado el cambio: el Evolucionismo social y el Materialismo hist rico. 1

Teor as evolucionistas En ellas es muy importante el concepto de diferenciaci n, entendido como incremento de la complejidad. "Mientras las sociedades se hacen m s complejas, las reas de la vida social que una vez estuvieron entremezcladas llegan a estar claramente diferenciadas, separadas unas de otras (igual que sucede en los procesos biol gicos). Sol a asociarse evolucionismo con progreso (Darwinismo social), entendido como la lucha por la supervivencia entre las sociedades. Esta doctrina justific el reparto de Africa por las potencias europeas, el racismo... Fue desacreditada por la Antropolog a en los a os 20. As mismo fue acusada de euroc ntrica y occidentalista. En las teor as del siglo XIX nos encontramos unilinealidad. En cambio en las ltimas d cadas las teor as son multilineales: los autores reconocen varias l neas de desarrollo. Y sobre todo, no identifican capacidad adaptativa con progreso. Los mecanismos de cambio son interpretados como una mejor adaptaci n al medio. Cada sociedad posterior es m s eficaz en la adaptaci n al entorno que los tipos m s sencillos. Giddens destaca la teor a evolucionista de T. Parsons. En ella aparece la evoluci n social como algo semejante a la evoluci n biol gica. Parsons habla de universales evolutivos: cualquier tipo de desarrollo que surja en m s de una ocasi n en condiciones diferentes, y tenga un gran valor de supervivencia, como la visi n, el lenguaje, la tecnolog a... Evoluci n social es, seg n Parsons, diferenciaci n paulatina de las instituciones sociales, de lo sencillo a lo m s complejo. Como cr ticas de Giddens a las teor as evolucionistas: 1. No est claro que el desarrollo de las sociedades humanas se asemeje estrechamente a la evoluci n del mundo natural. 2. El concepto de adaptaci n, muy preciso en biolog a y con un componente de aleatoriedad, no es tan claro en el evolucionismo social. 3. No es cierto que puedan clasificarse las sociedades de una manera til en funci n de niveles de complejidad ascendentes, como con los organismos biol gicos. 4. Pese a la mayor complejidad de las recientes teor as evolucionistas, la naturaleza del cambio social y cultural parece m s complicada de lo que stas sugieren; podr a afirmarse que existe una direcci n global del desarrollo social humano, pero no est claro si ello viene dado en funci n de la adaptaci n y el valor de supervivencia.

Materialismo hist rico La interpretaci n del cambio marxista tiene algo en com n con las teor as evolucionistas: la interacci n con el medio material. "La sociedad descansa sobre una base material −infraestructura− cuyos cambios motivan alteraciones en la superestructura". Pero no se trata de una simple adaptaci n; el hombre se relaciona activamente con el medio material, intentando dominarlo. El cambio social se produce en la expansi n de los sistemas de producci n o mejoras econ micas y tecnol gicas en las fuerzas productivas. El cambio no se produce de forma gradual sino mediante transformaciones revolucionarias. Los periodos de desarrollo gradual de las fuerzas productivas se alternan con periodos m s dram ticos. A esto se denomina "interpretaci n dial ctica del cambio". Los cambios producidos en el subsistema productivo generan tensiones o "contradicciones" con el sistema jur dico−pol tico. A la larga estas tensiones provocan revoluciones y un cambio en la superestructura. Se puede objetar al materialismo hist rico que pese a las grandes aportaciones te ricas, la interpretaci n marxista carece de un marco de referencia general para el an lisis del cambio social; otras transiciones hist ricas encajan dif cilmente en el esquema marxista.

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Max Weber Ninguna teor a puede sustentarse en un factor nico para dar cuenta del desarrollo social humano. Hay otros factores: militar, ideol gico, pol tico... a los que debe concederse atenci n. Por tanto ninguna teor a por s sola puede explicar la naturaleza de todo cambio social. Para el an lisis del cambio social debemos: a) Identificar algunos factores claves en diversos contextos b) Desarrollar teor as que se centren en fases concretas o episodios del cambio. En res men, ni marxistas ni evolucionistas est n equivocados; s mplemente conced an excesiva importancia a los factores econ micos y ambientales respectivamente en comparaci n con otros factores.

Perspectivas actuales sobre el cambio Teor a de la Convergencia. C. Kerr Pone el acento en la extensi n de la industrializaci n a todas las sociedades, con lo que se producir una homogeneizaci n en el resto de las esferas pol ticas, culturales... Kerr define la industrializaci n en funci n de unas caracter sticas que poco a poco se van extendiendo por el globo. Insiste en la convergencia pol tica entre los dos sistemas pol ticos del momento, en torno a EEUU y la URSS. A esta teor a se pueden oponer cr ticas, sobre todo desde el punto de vista cultural: la convergencia puede ser m s pol tica o cultural que econ mica. Y al contrario, las diferencias pol ticas o culturales pueden resultar decisivas a pesar de un alto nivel de convergencia en lo industrial. Y la elusi n de conflictos puede m s a la interdependencia que conlleva la industrializaci n. La sociedad postindustrial T rmino acu ado recientemente, sin nimo de otros como Posmodernismo, Era de la Informaci n, Sociedad de servicios, etc, para referirse a un nuevo orden social que, presuntamente, se est gestando. Desde una corta perspectiva temporal, Giddens analiza de forma cr tica las hip tesis que lanzan autores como Toffler, Bell, Touraine, acerca de los cambios producidos recientemente en las sociedades industriales y que apuntan a una transici n: se tratar a de una(s) sociedad(es) donde las nuevas tecnolog as, las industrias de los servicios y de la informaci n, y la nueva tica del trabajo y de la vida ser an los elementos b sicos. Un cuarto de siglo despu s de esas hip tesis embrionarias, nos encontramos ante una pr ctica unanimidad en torno al concepto de Posmodernidad y a su aplicaci n a las sociedades industriales que culminaron su proceso industrializador y que abren brecha en una nueva era posindustrial. En concreto, el punto de vista de Giddens sobre el cambio presente, es de escepticismo hacia esa "posmodernidad". De lo que s informa es de reconocer un per odo de cambio dram tico, en torno a las siguientes dimensiones: 1. Elevadas tasas de innovaci n tecnol gica 2. Erosi n de las industrias cl sicas occidentales en favor de las nuevas industrias orientales 3. Conexi n de las sociedades a nivel global 4. Transici n entre la esfera dom stica y la cultural asociada a cambios en las relaciones de g nero 5. Persistencia de las divisi n Norte−Sur 6. Incertidumbre entre la paz global y un conflicto nuclear Lo que s es cierto es que la ciencia, la tecnolog a y la industria moderna tienen consecuencias no deseables para la humanidad. Pese al aumento de la riqueza en t rminos absolutos y a la posibilidad de dirigir nuestro destino, el desastre nuclear y ecol gico pende sobre nuestras cabezas. La Sociolog a ofrece la conciencia del protagonismo humano, la consciencia de nuestros logros y limitaciones, de que hacemos nuestra propia historia. El hecho de comprender el lado oscuro del cambio no descalifica una actitud realista y esperanzada de cara al futuro.

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BOTTOMORE Este soci logo italiano distingue entre teor as lineales y teor as c clicas.

Teor as lineales Se caracterizan en conjunto por aislar y describir, de una u otra forma, algunos cambios acumulativos importantes en la historia social de la humanidad: aumento del conocimiento, aumento de las dimensiones y la complejidad y, en la poca moderna, el movimiento hacia la igualdad social y pol tica. Reconocen la importancia de los cambios producidos en Europa desde el siglo XVII y que influyeron en el desarrollo de la ciencia y la industria modernas. Teor as lineales ser an la de Comte, que explica el cambio social a partir del desarrollo intelectual; la de Spencer, que reconoc a la diversidad de factores pero insist a en la diferenciaci n de funciones internas; la de Hobhouse, m s cient fica, emp rica y psicologista; y por ltimo la teor a de la historia de Marx, que toma como elementos la tecnolog a y las relaciones de clase.

Teor as c clicas Se basan en otro tipo de aspectos de la historia humana, y en algunos casos presentan un estilo oracular y misticista que supone un regreso grandilocuente a la filosof a de la historia. Pareto, por ejemplo, se fijaba en el car cter y naturaleza de las lites sociales desde un punto de vista darwinista radical (racista); Sorokin concibe tres tipos de cultura: ideacional, idealista y sensible; y Toynbee distingue dos movimientos: diferenciaci n (Yang) e integraci n (Yin).

IV. Definici n del cambio social Anthony Giddens presenta el cambio como un sistema de coordenadas en el que podemos descubrir un proceso de cambio en funci n de dos par metros: cantidad de variaci n y tiempo. Reproduzco aqu un p rrafo donde l mismo lo explica: "La identificaci n del cambio significativo implica mostrar cu n lejos han llegado las alteraciones en la estructura subyacente de un objeto o situaci n durante un periodo de tiempo. En el caso de las sociedades humanas, para decidir cu nto y de qu maneras un sistema se halla en proceso de cambio, se tiene que mostrar hasta qu grado hay una modificaci n de las instituciones b sicas durante un periodo espac fico. Todas las referencias al cambio tambi n implican la exposici n de lo que permanece estable, como un basamento sobre el que medir las alteraciones". Giddens distingue, como factores principales --que act an sobre el cambio social, tres elementos: el entorno f sico, la organizaci n pol tica y los factores culturales. Vamos a verlos por separado: a) El entorno f sico. Hay una escasa relaci n directa entre el entorno y los tipos de sistema productivo desarrollados, pues encontramos numerosas excepciones. Por ello el esquema evolucionista es poco v lido. Resulta m s enriquecedor el punto de vista de Marx sobre la importancia de la influencia de las relaciones productivas sobre el desarrollo social, aunque en un punto m s moderado. b) La organizaci n pol tica. La realidad muestra que rdenes pol ticos diferentes est n sustentados en similar base econ mica. Esto contradice las tesis de Marx. Por otra parte, el potencial militar es un factor a tener en cuenta como motor del cambio social, como demuestran numerosos ejemplos hist ricos. c) Los factores culturales. La religi n, como argumenta Max Weber, puede resultar un freno o un motor del cambio. Del mismo modo, los sistemas de comunicaci n (escritura) y el liderazgo tienen un peso espec fico en los procesos de cambio. El efecto de los distintos factores var a en el tiempo y en el espacio. No puede destacarse uno s lo como influencia determinante sobre la totalidad del desarrollo social humano. Pero pueden elaborarse teor as sobre pasajes m s espec ficos o episodios del cambio. Por ejemplo, la Etica protestante de Weber, o el papel de la 4

guerra en la formaci n de las grandes civilizaciones agrarias de R. Carneiro.

Salvador Giner (Giner, 1992) define el cambio social como "la diferencia observada entre el estado anterior y el posterior en una zona de la realidad social. En realidad, mudanza es lo que ocurre entre estos dos momentos". Tres son los fen menos, en opini n de Giner, que dan lugar al cambio social: − Naturales: cambios en el terreno ecol gico y biol gico − Pol ticos: cambios impuestos voluntariamente por un grupo social − Culturales: cambios producto del efecto inconsciente del funcionamiento de la sociedad y su cultura. Aqu es necesario hacer una aclaraci n. Giner insiste en no confundir cambio con desarrollo o progreso, pues stos no son m s que aspectos de aqu l. Por otra parte, tambi n podemos hablar de regresi n, fen meno inverso al de progreso. Otro autor, W. Moore, citado por Giner, caracteriza el cambio en las sociedades contempor neas como algo constante o muy frecuente, que se produce en cadena o secuencias y no de forma aislada, igualmente probable en todas partes, fruto de la planificaci n humana en ocasiones, y que afecta a una gama mayor de aspectos de la experiencia.

Bottomore define el cambio social como "un cambio en la estructura social (incluyendo los cambios en las dimensiones de una sociedad) o como un cambio en las instituciones sociales particulares o en las relaciones entre las instituciones". Siguiendo un esquema esbozado por Gerth y Mills, propone estudiar los cambios sociales a partir de una serie de cuestiones: a) Qu cambia? b) C mo cambia? c) En qu direcci n? d) A qu ritmo? e) Por qu se ha producido el cambio? y f) Cu les son los factores del cambio? Estas dos ltimas preguntas est n estrechamente relacionadas e introducen el problema de la causaci n social. Bottomore cita a Ginsberg, el cual ha sistematizado los factores que han sido propuestos por diferentes autores para explicar el cambio social: − Deseos y decisiones conscientes individuales − Actos individuales influidos por cambios en las condiciones − Cambios y tensiones estructurales − Influencias externas − Individuos preeminentes − Confluencia de elementos de diverso origen − Casos fortuitos − Manifestaciones de prop sitos comunes Bottomore, por su parte, se ala algunas condiciones de car cter general que propician los cambios sociales, como el aumento de los conocimientos, la aparici n del conflicto social −resaltando el conflicto entre generaciones− y la controvertida importancia en esos procesos del papel de las grandes individualidades, los factores materiales, y de las ideas. Por ltimo, este autor construye una tipolog a de los cambios sociales a partir de un esquema basado en cinco preguntas: D nde se origina el cambio social?, distinguiendo entre cambios end genos y ex genos; Cu les son las condiciones iniciales de que parten los cambios sociales?; Cu l es el ritmo del cambio?; Hasta qu punto el cambio social es fortuito, causalmente determinado o deliberado? y Cu les son las consecuencias del cambio social?

G. Rocher (Rocher, 1990) dedica gran parte del libro al cambio social. Considera preciso distinguir evoluci n social (cambios macro, a largo plazo, globales) del cambio social (transformaciones micro, concretas, observables). Esta distinci n le sirve a Rocher para distinguir, respectivamente, las teor as cl sicas del cambio 5

−Comte, Spencer, Durkheim, Marx− de las actuales, incluido el Funcionalismo. Define cambio social como "toda transformaci n observable en el tiempo que afecta, de una manera no ef mera ni provisional, a la estructura o al funcionamiento de la organizaci n de una colectividad dada y modifica el curso de su historia". El cambio ha de ser, por tanto, necesariamente un fen meno colectivo, un cambio de estructura, un cambio en el tiempo, y ha de ser perdurable. Otra distinci n til es la que Rocher hace entre Acci n hist rica −actividades concretas de actores sociales orientadas o no a provocar un cambio−, Cambio social −resultante de la acci n hist rica de actores o grupos−, y Proceso social −secuencia de acontecimientos y acciones que constituyen el discurrir del cambio−. Tres conceptos que maneja son los de condiciones, factores y agentes del cambio. Ve moslos. Las condiciones del cambio "son los elementos de la situaci n que favorecen o desfavorecen, activan o frenen, alientan o retrasan la influencia del factor o factores del cambio". Factores son elementos relevantes del cambio social. Se trata de elementos que, por su mera existencia o por la acci n que ejercen, entra an o producen cambios. La cuesti n que se plantea es si existen uno o varios factores dominantes que expliquen el cambio social. Se trata entonces de dar con una interpretaci n causal de la historicidad de las sociedades. Rocher analiza los diversos factores dominantes de la historia, en el contexto de las teor as o incluso las escuelas que han sustentado. 1. El factor demogr fico, que en la obra de Durkheim se expresaba como "densidad demogr fica" que a su vez provocaba densidad moral y que es, a su juicio, el motor del desarrollo de las sociedades y fuente de civilizaci n. 2. El factor t cnico es uno de los m s reclamados en las explicaciones del cambio, y elemento clave en algunas teor as deterministas. La teor a marxista insiste en su protagonismo de cara a entender la g nesis del capitalismo y la era industrial. 3. La infraestructura econ mica. Aqu no hace falta ni mencionar que ha sido el marxismo su principal defensor. El materialismo hist rico fundamenta en las bases materiales toda una superestructura cultural y pol tica. Los cambios en sta han de explicarse a partir de las transformaciones en esa infraestructura material. 4. Los valores culturales. Las ideas tienen un impacto social en la medida en que activan y orientan la motivaci n de los actores sociales. Las ideas se convierten en valores, o se integran en un sistema ideol gico propuesto como explicaci n del mundo o como proyecto colectivo. Auguste Comte y Max Weber destacaron el papel de este factor. Rocher insiste en el peso espec fico de las ideolog as en todo cambio social, dedicando no poco espacio a su an lisis y clasificaci n. 5. Los conflictos sociales. Marx y Engels introdujeron el t rmino "conflicto de clases" para explicar el devenir hist rico. Pero ha sido R. Dahrendorf quien realmente ha destacado su relevancia sociol gica, elaborando un marco te rico que explique la formaci n de los grupos de conflicto y d cuenta de su acci n sobre la estructura social. Los agentes del cambio son las personas, grupos, asociaciones, que introducen el cambio, lo sostienen, lo fomentan o se oponen a l. Su acci n est animada por objetivos, intereses, valores, ideolog as que tienen impacto sobre el devenir de una sociedad. Los agentes del cambio son las lites, los grupos de presi n y los movimientos sociales. Las lites han sido objeto de estudio por los italianos Pareto, como ya hemos visto, y Mosca. En EEUU C. Wright Mills ha desarrollado la teor a de las lites del poder. Los grupos de presi n son, seg n la definici n de J. Meynaud, grupos de inter s cuyos responsables han empleado su acci n sobre el aparato gubernamental para hacer triunfar sus aspiraciones o reivindicaciones". Pero un grupo de presi n no es m s que una especialidad de los movimientos sociales. Movimientos sociales son "organizaciones netamente estructuradas e identificables, que tienen por objetivo expl cito agrupar a unos miembros con miras a la defensa o promoci n de ciertos objetivos sociales precisos". Se caracteriza por ser eminentemente activo, por su intento de ganarse adeptos y de llamar la atenci n del p blico y de las lites rectoras. Los medios empleados var an desde la mera publicidad a la presi n moral, llegando incluso a la violencia f sica. Touraine distingue tres principios que debe reunir todo movimiento social: − Identidad: a qui n representa, qu intereses defiende. El movimiento debe autodefinirse. − Oposici n: contra qui n act a o a qu se resiste. Es su raz n de ser. Si no se opone a algo o alguien ya no 6

ser a movimiento social sino una instituci n. − Totalidad: debe actuar en nombre de unos ideales o grandes valores admitidos por todos sus miembros. El an lisis que hace Touraine de los movimientos sociales se inscribe dentro de un proyecto m s ambicioso: elaborar un m todo de an lisis de la acci n hist rica, que es por l denominado an lisis accionalista. Con l se propone explicar c mo se crean los valores, por qu aparecen, y de qu modo impulsan la acci n de las colectividades. Ambas son dos importantes aportaciones de Touraine a la Sociolog a. No vamos, en cambio, a ocuparnos de ellas sino de remontarnos a la idea general del cambio social que anima la obra de Touraine.

V. Alain Touraine. El cambio y la estructura (Touraine, 1978) El estudio del cambio es una opci n muy al uso dado que es tentador pensar que los cambios actuales son muy r pidos, que estamos entrando en una nueva era, una era en la que el protagonista es "el cambio". Pero esta opci n es un punto de vista parcial: el de los pa ses dominantes. Es una postura liberal. Para estudiar el cambio hay dos opciones: historicista y evolucionista. Esta ser a la de las sociedades dominantes, que consideran unas etapas sucesivas, fijas, que debe seguir una sociedad al desarrollarse. Es la visi n que ten a la Inglaterra del siglo XIX. Por el contrario, el punto de vista de los pa ses atrasados, que deben avanzar a marchas forzadas y movilizarse para modernizarse, lo hacen en su especificidad. Es la posici n alemana. Es una opci n que considera la variedad y la especificidad de cada cultura y sociedad en su desarrollo. El ejemplo clave es la industrializaci n europea que, desde Francia hasta Rusia, pasando por Alemania, ha supuesto "el mismo" cambio econ mico, pero con diferentes procesos y resultados. Otro ejemplo ser an las revoluciones comunistas, que todas lo son, pero cada caso −afgano, chino, cubano− es peculiar. Al fijarnos en la pluralidad de sociedades industriales podemos decir que todo es igual, pero tambi n que todo es diferente en cada una. En el an lisis del cambio, Touraine distingue dos dimensiones: sistema y g nesis; por un lado el funcionamiento de una sociedad industrial, y por otro el modo de industrializaci n, y los denomina campo de historicidad y modo de desarrollo. "Un modo de desarrollo es la manera de pasar de un modo de producci n a otro, o de un sistema de acci n hist rica a otro. Su naturaleza resulta mejor definida por la naturaleza de la lite, o sea del grupo dirigente que ordena este proceso de transformaci n". "En todo caso, aqu no se trata de relaciones de clases sino de lites dirigentes y en consecuencia del estado. Los distintos modos de desarrollo corresponden a diferentes tipos de estado, considerado ste como agente de transformaci n social". Pueden definirse tres grandes tipos de estado: −Poco aut nomo: la Inglaterra victoriana. El estado est al servicio de la clase dirigente, act a a su favor (Estado−t tere) −Estado como agente del desarrollo econ mico. Se apoya en la antigua clase dirigente y crea una clase burguesa que impulse la econom a. Aristocr tico y modernizador. Alemania, Italia y Jap n representan este modelo; los tres tuvieron el mismo modo de industrializaci n. Los tres han sido as mismo portadores del fascismo, el cual se explica por este modo de industrializaci n desde el estado, y no por el capitalismo a que dio lugar. −Pa ses dependientes econ micamente o colonizados. En ellos la lite dirigente es la burgues a extranjera. El estado es poco soberano, pero muy pol tico y conservador. Existe un conjunto m s o menos estable de fuerzas y movimientos independentistas. El ejemplo es Am rica del Sur. El estado aqu es un campo de fuerzas (clases medias civiles o militares). La antigua oposici n entre pa ses socialistas y capitalistas ha de entenderse tambi n como la de dos procesos industrializadores diferentes; las relaciones de clases que se daban en ellos eran las mismas −organizadores frente a trabajadores− pero unos fueron industrializados por sus burgues as nacionales y los otros por un estado nacido de una revoluci n. En consecuencia, capitalismo y socialismo son modos de desarrollo, no modos de producci n. As pues, hay que renunciar a definir globalmente a una sociedad como capitalista o socialista; hay muchos 7

grandes modelos de desarrollo, y el modelo nacionalista de los antiguos pa ses colonizados es tan importante como el socialista o el capitalista. Hemos de otorgar, por contra, mayor importancia a la separaci n de los dos ejes del an lisis sociol gico: el eje de la estructura −relaciones de clases− y el del cambio −estado. Cuando se analiza el funcionamiento de un sistema, encontramos actores, conflictos y retos. En cambio, cuando se estudia el cambio hist rico hay que pensar en t rminos de estado, pudiendo estar ste m s o menos ligado a una clase dirigente. Entonces surge la pregunta: Cu l es la relaci n entre el estado y la clase dirigente? Touraine establece dos categor as de sociedades: a) Sociedades conducidas por su clase dirigente, con un estado poco aut nomo y un sistema pol tico subordinado. Son sociedades con muchas libertades. Sociedades de desigualdad, explotaci n y pluralismo. Son las sociedades dominantes. b) Pa ses con d bil burgues a, colonizados, dependientes o paralizados por las viejas lites y por crisis internas. Son sociedades que tratan de liberarse. Por eso distinguimos libertad de liberaci n. Y as podremos establecer paralelismo entre modernidad y modernizaci n y entre los dos sentidos de la palabra democracia: la democracia que afirma la independencia del pueblo frente a la explotaci n capitalista y el dominio extranjero −democracia liberadora−, y la democracia que significa la intervenci n en el sistema pol tico, de organizaci n y de expresi n, y la no concentraci n de poder en pocas manos −democracia liberal. Hoy en d a, conforme nos fijamos en los pa ses antiguamente colonizados y dependientes, y los pa ses que han sido comunistas, lo pol tico se impone a lo econ mico y a n la ideolog a se impone sobre lo pol tico. A medida que nos adentramos en sociedades de clases el estado es menos aut nomo y el cambio es m s end geno, econ mico, mientras que en sociedades con una clase dirigente d bil, un estado que juega un papel esencial, cuanto m s ex geno y voluntarista es el cambio, en mayor medida la ideolog a domina la pol tica, y sta la econom a. Esto no nos lleva a pensar que debamos reemplazar el estudio de las estructuras por el del cambio, sino que nos muestra que sus relaciones, y por tanto las del estado y la clase dirigente, cambian seg n la situaci n. As llegamos a una respuesta por las relaciones entre la clase dirigente y el estado. Las relaciones de clases tienen una doble faz: capitalistas y clase obrera se enfrentan por el control de la historicidad (Relaciones de producci n). Y por otra parte tienen una actitud defensiva: progreso, orden y privilegios de la clase dirigente, y oficio, cultura, autonom a profesional y usurpaci n por parte de la clase obrera (Relaciones de reproducci n). La diferencia entre estos dos tipos de conflicto o de relaciones es lo que define la autonom a del estado. En conclusi n, Touraine se opone a una visi n puramente historicista. A n aceptando la existencia de multitud dev as de cambio, en consonancia con la variedad de situaciones hist ricas de las distintas naciones, lo esencial es distinguir ambas caras: positiva y negativa; defensiva y ofensiva, de las relaciones de clases, sin olvidar que el orden internacional establece el predominio de un modo de producci n, elemento a considerar al explicar la relaci n entre estado y clase dirigente. Aqu encontramos que en las sociedades que se producen a s mismas el an lisis del cambio se separa del de la estructura, pues la historicidad se refiere al funcionamiento social y no al cambio. Entonces, si entendemos la sociedad como un sistema de relaciones sociales, hemos de reconocer el car cter ex geno del cambio, y no end geno como se afirmaba en el siglo XIX.

Manuel Sierra Mor n

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BIBLIOGRAFIA: BOTTOMORE, T.B. (1992): Introducci n a la Sociolog a, Barcelona, Paid s. CHINOY, E. (1990): Introducci n a la Sociolog a, Barcelona, Paid s. DE FRANCISCO, A. (1997): Sociolog a y cambio social, Barcelona, Ariel. GIDDENS, A. (1989): Sociolog a, Madrid, Alianza. GINER, S. (1992): Sociolog a, Barcelona, Pen nsula. MORIN, E. (1995): Sociolog a, Madrid, Tecnos. ROCHER, G. (1990): Introducci n a la sociolog a general, Barcelona, Herder. TOURAINE, A. (1978): Un deseo de historia, Madrid, Zero.

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