AMADEUS, MILOS FORMAN

AMADEUS, MILOS FORMAN 1. La Confesión de Antonio Salieri En la primera escena vemos que Salieri está encerrado en una estancia. Llorando y angustiado

29 downloads 336 Views 265KB Size

Story Transcript

AMADEUS, MILOS FORMAN 1. La Confesión de Antonio Salieri En la primera escena vemos que Salieri está encerrado en una estancia. Llorando y angustiado pide a gritos perdón a Mozart. Uno de sus criados intenta calmarle ofreciéndole un “manjar” tras la puerta… De repente se escucha un grito y la caída de un cuerpo: Salieri ha intentado suicidarse. Los criados llevan al moribundo desangrándose al sanatorio. En la segunda escena vemos cómo un sacerdote llega al sanatorio psiquiátrico con el propósito de Confesar al anciano Antonio Salieri. Comienzan a charlar sobre sus años gloriosos como compositor en la corte del emperador. Al hilo de la conversación surge el nombre de Mozart, el hombre a quien confiesa Salieri haber matado… Este es el momento en el que Salieri describe a Mozart. Le recuerda como un niño prodigio, es decir, un crío al que gracias a su talento innato y el concienzudo trabajo de su padre (Leopold Mozart) se paseaba por las cortes y palacios europeos con tan solo 6 años interpretando sonatas al clave y al violín con una maestría envidiable. “El éxito que tuvo en Viena fue apoteósico. La gente no se cansaba de admirar a aquel prodigio que tocaba con la maestría de un consumado artista. Todo el mundo hablaba de él y se contaban mil y una anécdotas suyas. Los nobles se lo disputaban y el emperador mismo llegó a colocarse a su izquierda para pasarle las hojas durante la ejecución de las obras que Mozart tocaba a primera vista. (…) Una de las cualidades del niño Mozart que más llamaban la atención de los que lo oían era su capacidad de improvisación, de desarrollar cualquier tema que se le propusiera, transformándolo según le inspiraba su inagotable fantasía″ Por eso no es de extrañar que ya por entonces comenzara a escribir sus primeras composiciones. Tanto su hermana como él estaban sometidos a largas horas de estudio y aprendieron, no solo a cantar y a tocar maravillosamente elclave y el violín, sino que también tuvieron que estudiar las partituras de los grandes compositores para aprender las diferentes técnicas de composición. Salieri era sólo 6 años mayor que Mozart, pero su infancia fue completamente diferente. Desde niño sintió una fuerte vocación musical. Amaba la música que escuchaba en la iglesia, y deseaba ser compositor más que nada en el mundo. Pero como primogénito de una familia de comerciantes italianos, su vida estaba predestinada en otra dirección: seguir la tradición familiar y dedicarse a los negocios de su padre. Las cosas cambiaron gracias a un acontecimiento fortuito. De la noche a la mañana pasó “de ser un niño amargado en un pueblecito italiano a vivir en Viena, la ciudad de la música” donde enseguida se convirtió en compositor de corte del emperador José II. Pero, ¿en qué consistía ser compositor de corte? En ser el maestro de música e intérprete privado del emperador, es decir, era el compositor contratado para organizar y escribir los conciertos en el palacio y dirigir a los músicos de la orquesta puestos bajo su dirección. Los Habsburgo tenían todos fama de ser grandes amantes de la música y la mayoría de los miembros de esta familia de monarcas eran buenos intérpretes aficionados e invertían parte de su riqueza en fomentar

la música. Por eso Viena, a finales del siglo XVIII, se convirtió en la “capital de la música”, un centro cultural de referencia europea.

2. Concierto en la Residencia del Arzobispo El Arzobispo Colloredo fue uno de los primeros en contratar al joven Mozart como compositor de cámara y maestro de conciertos. Este puesto en la corte del arzobispo de Salzburgo proporcionaba al joven Wolfgan de tan solo 17 años una enorme seguridad económica (cobraba más 150 gulden!) a cambio de organizar, dirigir y componer conciertos en su honor, según las costumbres musicales de la época. Salieri, que aún no conocía personalmente al joven prodigio, se trasladó a la residencia del arzobispo en Salzburgo, para asistir a un concierto escrito y dirigido por Mozart. Hay fuentes documentales que mencionan de forma indirecta el mal carácter que tenía el arzobispo. Dicen que tenía un temperamento muy enérgico y trataba de forma un tanto abusiva al joven compositor. Por eso Mozart comenzó muy pronto a sentirse “esclavizado“, como él mismo decía en las cartas que escribía a su padre. Pero también es verdad que, por aquella época, Mozart realizaba continuos viajes y giras de conciertos, descuidando un poco su trabajo. Ausencias y despropósitos que al arzobispo no le hacían ninguna gracia. La antipatía y el descontento mutuo entre Mozart y el arzobispo Collorello fueron aumentando progresivamente. A comienzos de 1777 la situación se había hecho insostenible para Wolfgang. La necesidad de encontrar una salida se hizo urgente. Su padre, cada vez más preocupado, fue a hablar personalmente con el arzobispo. Pero no consiguió arreglar la situación. En vista de ello, pensaron que lo mejor sería desaparecer por algún tiempo y hacer un nuevo viaje por Europa. El arzobispo en esta ocasión le negó el permiso… Mozart se encontró en una encrucijada dramática: o bien permanecía en Salzburgo cumpliendo las obligaciones que establecía el contrato que tenía firmado como maestro de conciertos con el arzobispo, o bien rompía estas ataduras en favor de su libertad personal y artística. Como joven impulsivo e idealista, Mozart se marchó de allí desobedeciendo las órdenes de su protector y rompiendo así el contrato.

3. Los músicos de la corte hablan de Mozart al emperador El Emperador José II, amante de la buena música y protector (mecenas) de los mejores compositores europeos de la época, quería encargar a Mozart la composición de una ópera para el Teatro Nacional. Para ello pide opinión a los expertos en música de la corte. Pero en la corte vienesa, no todos tenían una opinión favorable sobre el joven Wolfgang. Y es que dicen que Mozart era un cotilla incorregible y, muchas veces, resultaba desagradable por mucho que su padre Leopold le advirtiera de que tuviera más cuidado con la lengua… Por esta razón hay documentos (cartas) que demuestran que se le tenía “una cierta antipatía en la corte” por los muchos comentarios imprudentes y malintencionados que hacía sobre la gente que trabajaba allí. Comentarios que al final siempre llegaban a oídos de aquellos a cuyas expensas se hacían. También es cierto que, como cualquier músico famoso y prometedor, Mozart tenía competidores y rivales en Viena, tanto italianos como alemanes

(Dittersdorf, Martin y Soler, Cimarosa, Salieri…). Se sabe que el mismo Dittersdorf, el compositor y virtuoso más sobresaliente de sus coetáneos, comentó públicamente al emperador: “Tiene más que talento, Señor: Mozart es un genio”

4. El emperador conoce a Mozart Mañana de la recepción. El emperador José II ha mandado llamar al joven Mozart para hacerle un encargo: la composición de una nueva ópera. Salieri, su compositor de cámara ofrece al emperador una música que ha compuesto para la ocasión, laMarcha de Bienvenida. El emperador se ofrece para tocarla “a primera vista” en el fortepiano, instrumento que está aprendiendo. Un fortepiano es una forma primitiva de piano. En esta época cualquier persona de clase social alta tendrá uno y aprenderán a tocarlo aunque sea mínimamente porque era un símbolo social que denota sofisticación y cultura. Por eso muy pronto el piano se convierte en el instrumento musical preferido del público y en el que componen la mayoría de compositores a partir del Clasicismo. Todos están allí: el Barón van Biten, el maestro de capilla Bonno, el director de la ópera nacional conde Osini Rossemberg y el ompositor de cámara Antonio Salieri.

5. Salieri dando clases de canto de Madame Cavallieri “A Salieri se le conocía en Viena como un músico maestro en todos los géneros, como gran director, profesor de composición y como uno de los mejores profesores de canto. Autoridad en todos los asuntos musicales del momento, todo el mundo, del emperador para abajo, le consultaba. Como compositor de corte, el puesto más influyente de todo el país, acabó siendo íntimo del emperador. Mantuvo relaciones amistosas con casi todos los compositores importantes del momento (Metastasio, Da Ponte, Spontini y hasta el mismísimo Gluck)″ Salieri había conseguido multitud de honores y premios antes de la llegada de Mozart a la corte.

6. Estreno de la ópera: El rapto en el serrallo, Viena 1782 Los primeros ensayos de la ópera que Mozart compuso por encargo para el emperador se celebraron en junio de 1782 y, por fin, el 16 de julio tuvo lugar su primera representación en el Teatro Nacional, con un lleno total en la sala y, por supuesto, con la asistencia del emperador. Cuentan las crónicas de la época que, al finalizar la ópera, que resultó a todos un poco más larga de lo normal, pero muy bella, el emperador subió al escenario para felicitar a Mozart. Le dijo: “Demasiado hermosa esta ópera para nuestros oídos y demasiadas notas en ellas, mi querido Mozart.” A lo que el joven, un

poco

descortés,

contestó:

“Majestad,

tiene

justamente

las

notas

que

hacían

falta.”

En fin, el caso es que, con El rapto en el serrallo, Mozart entró en una nueva etapa de su vida profesional. Tenía un enorme deseo de convertirse en un gran compositor de ópera. Pero, aunque no era la primera ópera, nunca hasta ahora había encontrado el camino. En las anteriores óperas se había limitado a seguir la

moda. En cambio, El rapto del serrallo estaba escrita en un lenguaje totalmente nuevo, el lenguaje de Mozart maduro.

7. Leopold Mozart solicita al archiduque una nueva oportunidad Tanto Leopold Mozart como su hijo se quejaban de que los músicos italianos ocuparan los mejores puestos en la corte. Pero a diferencia de su diplomático y cauteloso padre, Wolfgang no hizo un secreto de ello. Estos sentimientos eran comprensibles porque impedían que los músicos austriacos prosperasen. Mozart tuvo varias oportunidades de conseguir contratos en puestos relevantes: la primera, un buen puesto provinciano en la corte del arzobispo Colloredo, en Salzburgo, la echaron a perder las giras de conciertos largas y frecuentes de Wolfgang. La segunda oportunidad, era en Viena, en la corte de José II, donde Mozart tenía puestas todas sus esperanzas… pero no le resultó nada fácil. Durante un paseo campestre a caballo el emperador consulta a Salieri sobre a quién ofrecer el puesto de profesor de música de su sobrina: “Yo había pensado contratar a Mozart. ¿Qué le parece, Herr Salieri?”. Y es que, en aquella época, los mejores compositores lograban introducirse en la corte como profesores de música para jovencitos de clase social alta (aristócratas, nobles, princesas…). Estas lecciones de piano o de canto les daban una enorme reputación y beneficios económicos, aunque no tuvieran una verdadera realización profesional. En determinadas ocasiones (como por ejemplo en diciembre de 1781) el emperador José II organizó un concurso público para un puesto de profesor de música en la corte. Entre los aspirantes al puesto estaba Mozart, quien, aunque resultó claramente vencedor, le rechazaron en el último momento por sus malos modales… Harto ya de las envidias y de las habladurías que circulaban sobre él en la corte, y harto también de que se fijasen más en sus modales que en su talento musical, Mozart prometió no volver a participar en aquellos concursos. Pero necesitaban dinero. Así que será su mujer, Konstanze, quien ni corta ni perezosa, decida pedir ayuda a la persona que mejor relaciones tenía en la corte, esto es, al mismísimo Antonio Salieri. Para ello, metió todas las partituras originales de su marido en una carpeta y se las entregó al compositor de corte del emperador.

8. Ni una sola corrección En esta escena de la película puedes observar cómo Salieri, como cualquier músico profesional, es capaz,

mirando

las

partituras,

de escuchar en

su

interior

la

música

que

está

escrita.

La idea dramática o trama de la película muestra el contraste entre Salieri, cuya vida entera está dedicada a la música y sólo parece que alcanza la mediocridad; y Mozart, un jovenzuelo un tanto arrogante, alocado y desvergonzado, y, sin embargo “amado por Dios”. Es decir según Salieri, Mozart es capaz de componer sin aparentemente el menor esfuerzo, una música incomparable, grandiosa, “divina”… Y en cambio, él que dedica todo su tiempo a la música y reza para pedir a Dios que le ayude en su arte, no consigue más que una música mediocre. A Salieri esto le parece muy injusto. Y le llena de envidia.

9. El padre de Mozart visita Viena La vida en una gran ciudad a finales del XVIII era muy similar a como se muestra en la película: llena de gente que vende cosas en las calles, coches de caballos, acróbatas y circenses con animales adiestrados en las esquinas, músicos ambulantes y, por supuesto, gente que se pasea para entretenerse, divertirse y buscando cosas nuevas. En esta época se pusieron de moda las fiestas de disfraces. En ellas todo el mundo bailaba y jugaba al son de una pequeña orquesta que tocaba música en directo. Está documentada también la afición que tenía Mozart a las fiestas. Mucho del dinero que ganaba se lo gastaba en invitar a todos, comprar disfraces, máscaras y pasarlo bien. La vida conyugal de Mozart fue bastante feliz: toda su vida estuvo enamorado de su mujer, Konstanze, a la que conoció siendo muy joven y con la que, finalmente, se casó a pesar de que a su padre no le parecía la mujer adecuada. Juntos formaron una familia y, tras varias dificultades algunos abortos, tuvieron un hijo, Karl al que Mozart adoraba.

10. Concierto para piano al aire libre En los primeros meses de 1785 la fama de Mozart y también su actividad crecieron intensamente: aparte de algunas clases, dio diversos conciertos y publicó varias obras. Su fama se había extendido ya por toda Europa gracias a El rapto del serrallo. Entre las composiciones de 1785 destacan los cuartetos dedicados a Haydn, sonatas y una importante serie de conciertos para piano que él mismo interpretaba como solista y a la vez dirigiendo la orquesta. Y es que, durante el Clasicismo, la mayoría de los compositores eran también grandes solistas instrumentales: virtuosos que interpretaban sus propios conciertos, siguiendo la tradición de compositores del Barroco como Haendel y J.S. Bach. La mayoría de los ingresos que conseguía Mozart se debían a su trabajo como pianista profesional. Durante los meses de estío, muchos de los conciertos de la corte se celebran al aire libre, en los jardines de palacio. En algunas ocasiones, los compositores componían piezas denominadas serenatas o divertimentos compuestos especialmente para instrumentos de viento (flautas, clarinetes, oboes, trompas, fagot) que tenían un carácter lúdico y festivo. El público era siempre aristocrático: los invitados del anfitrión real. Por exigencias del contrato el compositor era responsable no sólo de la música sino también de tener “una apariencia apropiada”, tanto él mismo como procurar que todos los músicos puestos bajo su dirección también la tuvieran. Los músicos de la orquesta solían ir vestidos con librea (una especie de frac) roja, “con medias blancas, ropa blanca, bien empolvados y trenzas o redecillas, pero todos iguales” como era lo habitual durante el Clasicismo.

11. Una nueva ópera: Las bodas de Fígaro, 1787 Pero la ópera seguía atrayéndole irresistiblemente: a principios de 1786 recibió de la corte el encargo de componer la música para una comedia corta que iba a ser representada junto a la ópera de Salieri La gruta de Trifonio con ocasión de la visita a Viena del gobernador de los Países Bajos.

Pero Mozart en esta época estaba ya embarcado en una obra teatral mucho más ambiciosa y que iba a significar un segundo paso importante en el mundo de la ópera: Las bodas de Fígaro, K. 492 una ópera en 4 actos sobre un libreto de Lorenzo Da Ponte que, por defender ideas revolucionarias, estaba prohibido en Austria. El emperador se entera de que Mozart está componiendo una ópera sobre este libreto sin su permiso. Le manda llamar para pedirle explicaciones… Y es que, eran los años de la Ilustración en los que, en toda Europa, se esta fraguando un cambio social importantísimo: la Revolución francesa y gracias a ella, el nacimiento de la burguesía, una nueva clase social que pretende establecer “ideas revolucionarias”, esto es, las ideas de libertad, igualdad y fraternidad que en pocos años culminarán en la Revolución Francesa (1789). Las óperas de esta época refleja que, en la sociedad europea de entonces, había dos tipos de públicos bien diferenciados y con gustos contrapuestos: por un lado, el público aristocrático, que prefiere los temas mitológicos típicos de las óperas del Barroco: personajes heroicos e irreales, “temas elevados” (que ennoblezcan moralmente), para con ello, mantener las ideas desfasadas de que la monarquía era una clase social

“superior”,

elegida

por

Dios,

etc.

ideas

anticuadas

para

los

nuevos

tiempos;

por otro, estaba denominada el nuevo público burgués demanda un tipo de espectáculo completamente novedoso: la ópera buffa, una ópera mucho más divertida en la que aparecen situaciones familiares y cotidianas, representadas por personajes que se comportan de manera creíble y natural, esto es, que sienten emociones como el amor, la ilusión, el deseo, los celos, el perdón, la tristeza, la ternura, etc. Finalmente Mozart consigue convencer al emperador y su ópera Las bodas de Fígaro comienza a ensayarse. El 1 de mayo fue estrenada en el Burgtheater de Viena. Unos días antes el padre de Mozart, Leopold escribía en una carta a la hermana de Mozart contándole lo siguiente: “A principios de mes se estrenará “Las bodas de Fígaro”. Será difícil que no fracase, porque me consta que tu hermano es objeto de intrigas increíblemente fuertes. Salieri y los suyos han movido cielo y tierra en contra de él. Duschek me acaba de decir que tu hermano se ha hecho el blanco de todas esas intrigas porque se ha ganado un gran nombre a causa de su extraordinario talento.” Y era cierto: Salieri intentará por todos los medios a su alcance que la ópera fracase… o, al menos, que el éxito dure poco. Se encargará de que, tras siete representaciones, la retiren y, en su lugar, estrenen una nueva producción (Una cosa rara, del compositor español Martín y Soler) que encandile al público y haga que olviden Fígaro. Ese mismo año también Salieri estrenará una ópera, y con enorme éxito. Pero, en Viena como en toda Europa, se estaba imponiendo una nueva estética musical, un nuevo gusto acorde con los nuevos tiempos y Salieri era consciente de que las óperas serias que él componía empezaban a estar pasadas de moda. Y es que, los nuevos aires de modernidad estaban llegando inevitablemente a la grandiosa ciudad de Viena… aunque muchos, como a Salieri y a los expertos musicales que trabajaban en la corte, no les interesase reconocerlo. A pesar de todo, las cosas en Viena eran muy difíciles para Mozart: los encargos no llegaban, los conciertos no siempre se cobraban en el tiempo estipulado y siempre había imprevistos… Sufrieron continuas estrecheces económicas. No parece que pasaran hambre, pero la verdad es que Mozart “era

incapaz

de

llevar

su

economía

y

Konstanze no

supo

ayudarle

en

esto”.

Gastaban demasiado y económicamente se organizaban mal. Son numerosas las cartas en las que Mozart, bien a su padre o a algún amigo de confianza, escribía pidiendo dinero prestado.

12. Licencia argumental En la película AMADEUS, Milos Forman presenta a Salieri como un personaje al que, aunque su situación laboral tuviera segura, se vuelve tan locamente celoso de Mozart como para tramar su asesinato. Esto es una licencia argumental, esto es, no es verídico pero cinematográficamente tiene mucho gancho. Es verdad que el propio Mozart en vida dio involuntariamente la idea cuando, enfermo y desgraciado por su enfermedad (que hoy se sabe que fueron alucinaciones a causa de unas fiebres tifoideas y una nefritis) expresó la sospecha de que le estaban envenenando. El rumor de que Salieri estaba detrás de ello salió de los círculos nacionalistas austríacos que intentaban quebrar el atrincherado reino musical de los italianos en la corte vienesa. Este rumor, que sí es verídico, aparece mencionado por primera vez justo después de su muerte en 1798, por Niemetschek, uno de los amigos de los Mozart. Enseguida este bulo se exageró con la historia de que el mismo Salieri había confesado el crimen en su lecho de muerte. Será este rumor el que utilice Milos Forman para dar mayor dramatismo a su película. Todo ello fue negado categó- ricamente por los amigos y familiares de Mozart que conocían tanto la fatídica enfermedad que tenía Wolfgang como al buenazo de Salieri, incapaz de hacer algo así. Como dice P.H. Lang: “Salieri era un hombre muy culto: fue uno de los fundadores de la Sociedad de Artistas Musicales, cuyos conciertos dirigió hasta 1818, y de los Amigos de la Música. Ciertamente fue responsable del alto nivel de la cultura musical burguesa de Viena. Recibió muchos honores y no sólo en Austria: le nombraron profesor honorífico del Conservatorio de París, caballero de la Legión de Honor y miembro honorífico de muchas sociedades musicales europeas.″ Las dos enfermeras que atendieron al compositor moribundo día y noche en sus últimos días también rechazaron la historia del envenenamiento. Con todo, y aún demostrada su falsedad desde hace tiempo, este rumor era lo suficientemente llamativo como para no descartarlo sin más… Y así surgió la leyenda. Por culpa de esta película, Salieri ha pasado a la historia como una persona cruel y sin escrúpulos, un músico mediocre que pretendía librarse de Mozart por envidia. Aparece retratado como un asesino psicológico, obsesionado

y consumido

en su

vejez

por el

deseo de matar a Amadeus.

Y aquí es donde la alteración de los hechos es más seria. Para rematar la historia, en la ficción, Salieri será quien hace el encargo misterioso del Réquiem a Mozart, cuando en la realidad ese encargo lo hizo el conde Walsegg-Stuppach. También se otorga en la película a Salieri el honor de ser la persona que acompañó y ayudó a Mozart en sus últimos momentos, cuando en la realidad, fue un alumno suyo: Sussmayr. Fue realmente a Sussmayr quien ayudó a escribir su gran Misa de Réquiem y a quien el compositor moribundo dio instrucciones sobre cómo completarla. La última de las partituras originales escritas de puño y letra por Mozart fue elLacrimosa,

partir

del

cual,

la

letra

de

las

partituras

es

de

Sussmayr.

13. Las últimas obras de Mozart: La Flauta Mágica y el Réquiem Enmanuel Schikaneder, un empresario teatral amigo de Mozart, le encarga que escriba un Singspiel. Un Singspiel es una ópera cantada en alemán en la que diálogos hablados alternan con canciones en situaciones cómicas y un tanto fantasiosas en la que intervienen animales, malabaristas, etc. La ambientación y la trama de este tipo de obras es rural y los personajes suelen ser muy divertidos, naturales y espontáneos. Este tipo de óperas pretendía sobre todo divertir, entretener al nuevo público burgués. El libreto de La flauta Mágica lo escribió el propio Schikaneder. La Flauta mágica se estrenó en septiembre de 1791 en un teatro modesto, el An der Wien de Viena. Como siempre Mozart terminó la ópera a última hora. El propio compositor fue quien preparó los ensayos con los cantantes, dirigió la orquesta e interpretó el carillón en el aria dePapageno, el papel del pollo protagonista que Schikaneder cantaba. La noche del estreno el público aplaudió calurosamente, sobre todo después del aria de la Reina de la Noche. Salieri estaba allí. Antes de terminar la representación, Mozart se desmaya del agotamiento físico y mental al que está sometido: estaba ya muy enfermo. Salieri le acompaña a casa. Temiendo su muerte apremia a Mozart para que termine la gran Misa de difuntos. Esa escena de la película es la más interesante. En ella se puede observa cómo Mozart dicta el Confutatis a Salieri: las melodías de las distintas voces, el texto en latín, las melodías de los instrumentos… mientras que Salieri lo va escribiendo todo admirándose de la aparente facilidad con la que Mozart componía. Aquí, como comentamos más arriba, se produce la licencia argumental: el intercambio de papeles entre la realidad y la ficción que Milos Forman utiliza para sostener el argumento de la película. Esta escena es la esencia de la trama: los dos compositores frente a frente, Salieri copiando al dictado la música de Mozart, su adorado y odiado Mozart, y éste agradeciéndole el favor sin imaginar las intenciones reales de su colega. Este final es ficción. Como dice el crítico musical Paul Henry Lang, en su libro “Reflexiones sobre Música” “La única tragedia de Mozart en la realidad fue que, como no pudo obtener un puesto laboral adecuado (lo cual fue debido a la mala suerte y, en parte, a su temperamento) se vio obligado a trabajar por libre, es decir, como autónomo, carrera que en esos tiempos no era posible para un compositor en la Europa central” Pero incluso de haber sido posible, la incapacidad congénita de Mozart para organizar sus finanzas le hubiera llevado al fracaso. Después de una vida breve que empezó con éxitos y terminó en medio de muchas privaciones y de esperanzas incumplidas, dejando tras de sí más de 600 obras incomparables. Mozart murió con sólo treinta y seis años. El instinto de Salieri había sido acertado: de su música se desprende una luz divina.

Salieri, aunque vivió una vida larga, cubierto de honores y siendo muy querido y admirado por sus colegas, ha quedado casi completamente olvidado. Es lamentable que su gran producción musical no se haya investigado a fondo todavía. Esta leyenda injuriosa es hasta cierto punto responsable del abandono de su música. AMADEUS, la película, sean cuales sean sus virtudes como entretenimiento, resulta ofensiva por injusta hacia Mozart y Salieri y, desgraciadamente, dar al público en general una visión tremendamente equivocada sobre estos dos compositores. De Mozart nos ofrece la imagen de que era un niñato ingenuo y engreído que no se merecía su genialidad. Pero Mozart tenía una madurez artística y una integridad de espíritu de la que no puede dudarse. Ya entonces, Salieri se dio perfecta cuenta del genio de Mozart; como señal de su sincera admiración, se sumó al pequeño cortejo de amigos y familiares que asistió al funeral de Mozart. A propósito, ha quedado demostrado también que tampoco es fiel a las fuentes documentales la escena que describe tan desangeladamente el funeral y el enterramiento en una fosa común de Mozart. Entre las reformas introducidas por el monarca José II estuvo la estricta regulación de exequias, fundamentalmente para ayudar a las familias sin dinero. Habida cuenta de que, como de costumbre, había poco dinero en las arcas de la familia Mozart, se eligió un funeral de tercera. El funeral de tercera daba para una tumba individual, aunque luego los encargados del cementerio obligatoriamente cada ocho años reorganizaban este tipo de tumbas (para hacer más huecos) llevando los restos óseos a una fosa común. Por eso, en la actualidad, no se han encontrado restos de W. A. Mozart. El tiempo fue bueno y los asistentes al funeral regresaron después de seguir al féretro hasta el cementerio, como estaba dispuesto en el edicto de José II. “AMADEUS ha ganado montones de premios tanto en el escenario como en su versión cinematográfica. Está bien trabajada y el público se ve conmovido y entretenido. Pero, ¿hasta qué punto se debe modificar los sucesos reales para obtener un mayor efecto dramático? ¿En qué momento se cambia tanto un personaje histórico que queda falsificado, de modo que se reniega de la auténtica razón de apoyarse en él y se convierte en un artimaña para captar la atención del público?” P. H. Lang.

Get in touch

Social

© Copyright 2013 - 2024 MYDOKUMENT.COM - All rights reserved.