Análisis de los rasgos de cohesión

Análisis de los rasgos de cohesión La cohesión es una propiedad de todo texto bien construido en el que cada enunciado se relaciona con los demás medi

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Análisis de los rasgos de cohesión La cohesión es una propiedad de todo texto bien construido en el que cada enunciado se relaciona con los demás mediante procedimientos léxico-semánticos, gramaticales y sintácticos. Este hecho permite su correcta interpretación y, al mismo tiempo, al señalar el tipo de relación entre ese enunciado con los demás, otorga unidad a todo el texto. Los procedimientos léxico-semánticos garantizan la precisión y la claridad necesarias para la comprensión del texto. Estos procedimientos son, básicamente, las repeticiones léxicas (la reiteración de la misma palabra, también denominada recurrencia) y la repetición, más o menos aproximada, de determinados significados mediante relaciones semánticas, como la sinonimia, la antonimia, la hiperonimia e hiponimia, el campo semántico, además de algunas figuras retóricas relacionadas con estos aspectos. Por su parte, los procedimientos gramaticales son mecanismos lingüísticos para sustituir elementos que ya han aparecido en el texto y, de ese modo, evitar las repeticiones innecesarias. Se incluyen en este apartado los anclajes espacio-temporales del texto. La cohesión textual, como propiedad, surge de la tensión de repetir determinados contenidos y, al mismo tiempo, aportar la necesaria variedad que facilite su lectura o, incluso, suprimir aquellos elementos que el receptor puede reconstruir con facilidad. Además, la cohesión cuenta con otros elementos fundamentales para señalar la relación entre distintas secuencias, los conectores o marcadores textuales (procedimientos sintácticos). Estos elementos actúan para determinar los contenidos de una oración o de todo un párrafo, pero relacionados con oraciones o párrafos anteriores.

COHESIÓN

LÉXICO-SEMÁNTICA

La repetición léxica o recurrencia La repetición es, posiblemente, el principal mecanismo cohesivo. Su uso es tan frecuente que podemos considerarlo algo inherente a todo texto. Consiste en retomar diversas unidades léxicas o conceptos de modo que acaban apareciendo varias veces, y que reiteran su forma total o parcialmente. En un sentido más amplio, dado que la carga de significado léxico de una palabra se contiene en el lexema, se pueden admitir en este apartado no solo la repetición (con variaciones de morfemas flexivos de género, número o desinencia verbal), sino también su familia léxica o conjunto de palabras que comparten un mismo lexema, mediante procedimientos como la derivación, la composición y la parasíntesis.

La sinonimia Aunque la recurrencia léxica sea uno de los procedimientos más empleados, lo cierto es que el emisor tampoco puede abusar. De hecho, para que un texto cumpla los requisitos de adecuación, coherencia, cohesión y corrección, debe contener un vocabulario variado y preciso. Para proporcionar variedad sin renunciar a la precisión, el autor puede recurrir a la sinonimia, que se define como la designación de la misma realidad mediante palabras diferentes. Algunas de ellas son intercambiables en cualquier contexto y se denominan sinónimos totales o conceptuales, como los verbos iniciar y empezar o proteger y amparar. Por el contrario, otros sinónimos se dan en determinados contextos, pero no en otros. Así, los adjetivos anciano y viejo son sinónimos si se refieren a un sustantivo relacionado con la idea de “humano”, pero no si se refieren a sustantivos relacionados con la noción “cosa, objeto” (el viejo televisor / *el anciano televisor). En estos casos, esos sinónimos se denominan parciales o contextuales.

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La antonimia Las palabras con significados opuestos se denominan antónimos. Dado que hay diferentes tipos de oposiciones por el significado, se pueden distinguir:  Antónimos recíprocos, si uno de los términos exige necesariamente la existencia del otro como contrapartida, de modo que si alguien recibe es porque otra persona ofrece, y si alguien es mayor que otra persona, esa otra persona es menor que la primera.  Antónimos graduales son aquellos que ocupan los extremos de una serie que representa una gradación como bien, regular, mal; blanco, gris, negro.  Antónimos complementarios, en aquellos casos en los que no se puede establecer ningún tipo de gradación. Se trata más bien de un término que excluye al otro, su contrario. Como ejemplos se puede mencionar vivo, muerto; sano, enfermo.

La hiperonimia y la hiponimia La relación incluyente-incluido entre significados da lugar a los términos hiperonimia e hiponimia. Se dice que una palabra es hiperónimo de otra, si la primera señala la clase o género de la segunda, que es su hipónimo. Así el hiperónimo mueble incluye el hipónimo silla. La sustitución de una palabra por su hiperónimo o por su hipónimo es un recurso muy frecuente para dar variedad y evitar repeticiones.

Los campos semánticos o conceptuales Los campos conceptuales lo constituyen un grupo de palabras que se relacionan en torno a un mismo concepto por diversas relaciones, pero no constituyen un sistema cerrado. Por ejemplo un campo conceptual en torno a la guerra: víctimas, refugiados, armas, militares....está abierto. El campo semántico lo constituyen un grupo más o menos cerrado de significados que tienen relación entre sí y de hecho la aparición de uno en la cadena de la lengua, inmediatamente excluye a otros del mismo campo. El típico campo semántico de las notas: sobresaliente, notable...

Figuras retóricas Como bien sabes, son un conjunto de procedimientos de expresión empleados para dar mayor énfasis y belleza a una idea. Las que tienen mayor relevancia textual son: 1) La metáfora, consiste en identificar un término real con otro imaginario. Se distinguen dos tipos: Metáfora impura, si están presentes tanto el término real como el imaginario “La columna vertebral es un bastón que nos tragamos al nacer”. Metáfora pura, si sólo está presente el término imaginario, como en “Las perlas de tu boca” (término real, los dientes) 2) La comparación o símil consiste en relacionar dos términos mediante partículas comparativas (del tipo como, tal, semejante, así…). Si se suprimen estas partículas, obtendremos una metáfora. “Como el toro he nacido para el luto…” 3) La metonimia consiste en la sustitución de un término por otro, con el que se establece una relación del tipo: -La causa por el efecto: “Las canas merecen un respeto” -El autor por la obra: “Han robado un Van Gogh” -El continente por el contenido: “Iremos de copas” -El instrumento por el agente: “No hay pluma más aguda que la del Quevedo satírico” -La parte por el todo: “Cuatro velas se aproximaban entre nubes de pólvora” 2

4) El paralelismo consiste en la repetición de una o más palabras al principio de dos o más oraciones (o versos) “Por la honra, la casada le quita a su deseo cuando pide. Por la honra pasan los hombres el mar. Por la honra mata un hombre a otro.” Estas figuras retóricas resultan de interés en el comentario de la cohesión porque, o bien suponen una repetición de la referencia, como en los casos de la metáfora o la metonimia; o bien se produce una recurrencia léxica, como en el paralelismo.

COHESIÓN GRAMÁTICO-SINTÁCTICA Para la elaboración de esta pregunta en las PAU se empieza justificando la DEÍXIS (referencias exocéntricas) y después, lo que viene a continuación (referencias endocéntricas)…

Anáforas y catáforas Constituyen otro mecanismo de cohesión presente en cualquier texto. En realidad se trata de una sustitución de términos por un pronombre o un demostrativo. De este modo se ocasiona una reiteración en el significado sin abusar del mismo vocablo o expresión. La anáfora establece una relación entre dos elementos del texto. Uno de ellos, el término anafórico, depende para su interpretación de otro elemento que le antecede. Y de manera inversa, el término catafórico encuentra su sentido en otro elemento que le sucede. P. ej. He sacado de paseo a mi sobrina. La he llevado al zoo y eso le ha gustado mucho

P.ej. Oye bien esto: no pienso dejarte más dinero

Pueden funcionar como elementos anafóricos-catafóricos… -El artículo determinado “el” cuando actúa como reconocedor del discurso (la cohesión textual se establece mediante la alternancia con el artículo “un” cuando actúa de presentador del discurso). Si el elemento no ha sido mencionado antes se supone conocido del receptor. Por ejemplo: “Entró una niña corriendo. La niña llevaba una botella en la mano” -Los pronombres personales de 3ª persona, los demostrativos, los posesivos, ciertos indefinidos, relativos e interrogativos. Por ejemplo: “Ayer llegaron Luis y Ana. Él está muy contento, ella no lo está tanto”; “El profesor y los alumnos se han ido. Aquél a su casa. Éstos al bar”; “Los niños se entretuvieron y todos perdieron el autobús que los llevaría de excursión”; “-¿Quién (catafórico) está ahí? - Pepe” -Los adverbios que funcionan como sustitutos de otros adverbios o de complementos circunstanciales. Por ejemplo: “Todos entraron dentro. Allí hacía mucho frío” -Determinadas unidades léxicas de significación muy amplia desempeñan con frecuencia la función de sustitutos, por ejemplo cosa, persona, hacer, pasar o suceder... por ejemplo: “Que no te escuchen es una cosa muy desagradable”

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La elipsis verbal La elipsis consiste en la supresión de un elemento lingüístico anterior que queda sobreentendido, sin que disminuya por ello la claridad del sentido. Está presente en todo tipo de textos, pero se observa con gran frecuencia en el registro coloquial. La ausencia de algunos elementos lógicos no provoca lagunas de significado porque esas eliminaciones se suplen de forma inmediata con elementos del contexto que los hablantes conocen previamente. De entre los diversos tipos de elipsis sólo destacaremos uno que nos interesa especialmente para el comentario de los textos que se trabajan. Se trata de la elipsis gramatical verbal, la cual se produce cuando se suprime el verbo principal. Aunque, es necesario apuntar, que en un texto se considera más un recurso retórico que sirve para llamar la atención en la forma (función expresiva), para justificar este recurso ha de quedar muy claro y ser muy relevante, recuerda el texto “Olvidadas” de Rosa Montero, al final cuando decía: “Mujeres de la Tierra, olvidadas víctimas” quizá lo más estandarizado hubiese sido: “Las mujeres de la Tierra, son unas víctimas olvidadas”.

Los relacionantes supraoracionales Como su nombre indica, son elementos que ponen en relación bloques de texto que superan el ámbito de la oración gramatical. Es decir, son palabras o locuciones capaces de poner en relación semántica párrafos enteros, incluso varios de ellos al mismo tiempo, o un conjunto de oraciones consideradas como un solo bloque. No se estiman relacionantes o marcadores textuales aquellos que cumplen la función de nexos dentro de los límites de la oración gramatical por muy compleja que ésta sea. En este sentido, es preciso distinguir lo que es un modificador oracional, es decir, aquella palabra o locución cuyo contenido afecta no a un sintagma sino a toda una oración, y lo que es un relacionante supraoracional, el cual, como su nombre indica, vincula conjuntos de oraciones o párrafos completos. Por ejemplo, veamos los siguientes fragmentos: “Por lo general, en el último instante, se opta por la decisión correcta”. En esta oración por lo general funciona como un modificador oracional. Mientras que en: Durante la primera media hora el debate fue tranquilo y no presentó ningún rasgo destacable, pero en el momento en que uno de los participantes mencionó el asunto que todos habían soslayado de una manera más o menos consciente, las intervenciones se tornaron más incisivas. Las descalificaciones de unos a otros se sucedían atropelladamente. Las posturas fueron radicalizándose hasta lugares francamente irreconciliables. En resumen, aunque todo prometía un final feliz no se pudo alcanzar ningún acuerdo.

La locución en resumen con la que se inicia el segundo párrafo no sólo se comporta como un modificador oracional del resto de la oración a la cual pertenece, sino que además pone en conexión todo el párrafo primero con el segundo. Por eso es también un relacionante supraoracional. En no pocas ocasiones dependerá del sentido y de la buena interpretación del lector lo que haga decidirse por una u otra clasificación1. El hecho de que pongan en relación distintos fragmentos del texto es lo que los convierte en factores de cohesión. Y, además, el significado que aportan permite al lector o lectora anticipar el contenido del discurso. Sin pretender ofrecer una lista exhaustiva de todos los significados que pueden aportar estos conectores, expondremos la siguiente clasificación:

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La denominación «relacionantes supraoracionales» es perfectamente compatible con otras similares, como la de «conectores argumentativos» o «modificadores textuales». Todas ellas aluden a aquellos elementos (palabras o locuciones) que hacen comprender de un modo determinado la relación semántica entre los miembros que conectan.

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(AUTO)CORRECCIÓN ACLARACIÓN, EXPLICACIÓN EQUIVALENCIA MATIZACIÓN, PRECISIÓN ADICIÓN, CONTINUACIÓN ADVERTENCIA LLAMADA DE ATENCIÓN AFIRMACIÓN, ASENTIMIENTO APROBACIÓN ATENUACIÓN CAUSALIDAD, RAZÓN CONSECUENCIA CIERRE DISCURSIVO CONCLUSIÓN, RESUMEN RECAPITULACIÓN COMIENZO DISCURSIVO CONCESIVIDAD, OPOSICIÓN CONDICIÓN CONTRASTE, OPOSICIÓN CULMINACIÓN EXHAUSTIVIDAD INTENSIFICACIÓN DEDUCCIÓN, INFERENCIA DIGRESIÓN, TRANSICIÓN DUDA EJEMPLIFICACIÓN INCLUSIÓN ÉNFASIS, REFUERZO ENUMERACIÓN DISTRIBUCIÓN CORRELACIÓN ORDENACIÓN EVIDENCIA (o pretensión de evidencia) FINALIDAD MANTENIMIENTO DE LA ATENCIÓN INTERLOCUTIVA

Bueno, mejor dicho, o sea, por mejor decir, digo, ¡qué digo!, vaya, quiero decir, vamos. Es decir, o sea, esto es, a saber, o lo que es lo mismo, en otras palabras, mejor dicho, bueno, en rigor, en realidad. Y, además, asimismo (Así mismo), más aún, todavía más, incluso, aparte, encima, después, de igual forma, también, por otra parte, ahora bien, entonces, así pues, así que, con todo, pues bien, con que, ahora pues, de otro lado, acto seguido ¡Cuidado!, ¡ojo! (con), ¡eh!, mira, oye, oiga, ea, hala (hale) venga, vamos, etc. Sí, claro, exacto, cierto, evidente, de acuerdo, sin duda, correcto, seguro, vale, okey, por supuesto. Si acaso, en todo caso, siquiera, en cierta medida, en cierto modo, hasta cierto punto. Pues, entonces, en consecuencia, por consiguiente, por lo tanto, así pues, de ahí (que), por eso, por ello, por lo cual, por ende. En fin, por fin, por último, esto es todo, he dicho, nada más, en conclusión, en consecuencia, o sea, a fin de cuentas, total, bueno, en resumen, resumiendo, en resumidas cuentas, en suma, en una palabra, en dos palabras, en pocas palabras, al fin y al cabo. Bueno, bien, hombre, pues, (en contestación a llamada telefónica, en España ¿sí?, ¿dígame?) en cuanto a, de otro lado, Aunque, a pesar de todo, pese a, con todo y con eso. (Tanto las relaciones concesivas como las adversativas marcan oposición y contraste) Si, a condición de que, con tal (de) que Por el contrario, en cambio, no obstante, pero, ahora (bien) (que), sin embargo, antes bien, con todo (y con eso), (antes) al contrario, así y todo. (Tanto las relaciones concesivas como las adversativas marcan oposición y contraste). Ni aun, hasta, incluso, ni, ni (tan) siquiera, para colmo, es más, más aún, máxime De ahí (aquí) que, así pues, así que, con que, en resumidas cuentas, en definitiva, de forma que, de manera que, de modo que, de suerte que, total Por cierto, a propósito (de), a todo esto, en otro orden de cosas, por otra parte, por otro lado. Quizá, tal vez, acaso Por ejemplo, así (por ejemplo), pongo (pongamos) por caso, verbigracia, tal como, tal que, como. Pues, sí (que), claro (que), etc. En primer lugar, en segundo lugar; primero, segundo; luego, después, por último, en último lugar, en último término, en fin, por fin; fulano, zutano, mengano, perengano (en enumeraciones sustitutivas de nombres propios de persona); que si... que si; que si patatín... que si patatán; ya... ya, ora... ora, bien...bien; éste...aquél; uno... otro; aquí... allí; unas veces... otras veces; tan pronto... tan pronto; por una parte... por otra Claro (que), por supuesto, desde luego A fin de que, para (que, porque, con el fin de que. ¿No?, ¿verdad?, ¿(no) sabes?, ¿ves?, ¿oyes?, ¿eh?, ¿compren-des?, ¿Me entiendes, no?, ¿me explico?, entonces

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NEGACIÓN PRECAUCIÓN, RESTRICCIÓN RÉPLICA TEMATIZACIÓN (o topicalización)

No, tampoco, ni hablar, en absoluto, nunca, jamás Por si acaso, no sea caso (cosa) que, no sea que, no vaya a ser que, si acaso, en todo caso, excepto (que, si), en (hasta) cierta medida, al (cuando, por lo) menos, hasta cierto punto, salvo que Pues, en cuanto a, por lo que se refiere, por lo que respecta a, en lo concerniente a, a propósito de En cuanto a, por lo que se refiere a, por lo que respecta a, en lo concerniente a, a propósito de.

Ya se habrá advertido que las listas de ejemplos que aparecen en cada una de las categorías no son cerradas. No tiene sentido, pues, forzar la memorización de los marcadores más allá de lo que pueda resultar realmente operativo. Vamos a ver un ejemplo de cohesión textual. Es un fragmento del libro de José Antonio Marina, La inteligencia creadora. Te voy a dar algunas indicaciones para que vayas descubriendo los elementos que dan cohesión al texto. 1 Siempre me ha interesado la estupidez, tal vez por una pasión erasmista que me acomete de vez en cuando. No escribiría un elogio de la estulticia, pero sí un tratado sobre ella. Si existe una teoría 3 científica de la inteligencia, debería haber otra igualmente científica de la estupidez. Creo, incluso, que enseñarla como asignatura troncal en todos los niveles educativos produciría enormes beneficios 5 sociales. El primero de ellos –me dejaré llevar de mi optimismo –vacunarnos contra la tontería, profilaxis de urgente necesidad, pues es un morbo del que todos podemos contagiarnos. Por cierto, un 7 síntoma de estupidez es haber convertido la palabra “morbo” (enfermedad) en un elogio. Si la inteligencia es nuestra salvación, la estupidez es nuestra gran amenaza. Por ello merece ser investigada, 9 como el sida.

La deixis personal justifica las funciones del lenguaje, ya sabes: Referencias al emisor en singular: EXPRESIVA; referencias al receptor en plural (que incluye al emisor): APELATIVA. Entonces te preguntarás, ¿qué leches hace la deixis en este apartado? pues que sepas que la deixis personal es un elemento que cohesiona el texto, le dota de un significado, pero lo justificamos en otro apartado, "me" y "mi" (pronombres personales de 1ª persona del singular) son elementos deícticos que señalan directamente a las personas que intervienen en la comunicación, asimismo las formas verbales en 1ª persona: “escribiría y creo”. El "nos" (pronombre personal de 1ª persona del plural) y el “nuestra” (pronombre posesivo) incluye al lector. Las palabras en cursiva son elementos anafóricos, que se refieren a palabras o ideas aparecidas con anterioridad en el texto: "que" (pronombre relativo) hace referencia a "erasmista"; "ella" (pronombre personal en 3ª persona del singular) a “estulticia”; "la" (pronombre personal átono) a “estupidez”; "ellos" (pronombre personal en 3ª persona del plural) a “beneficios sociales”; “el que” (pronombre relativo) a “morbo”, "ello" (pronombre personal de 3ª persona) a lo dicho anteriormente. Como el texto gira en torno a dos palabras (inteligencia y estupidez), se cohesiona desde el punto de vista semántico con la repetición de estas palabras o su sustitución sinonímica (léase lo subrayado)

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ACTIVIDADES 1. Señala todos los elementos de cohesión gramatical y léxica que encuentres en este texto: 1

Ayer noche escapó un león de un circo en nuestra ciudad. El león fue visto por allí dos horas después pero hasta ahora no ha sido posible capturarlo. Tampoco se le ha vuelto a ver desde entonces. En

3 consecuencia, las fuerzas de la Guardia Civil patrullan en estos momentos las calles en su busca. Todos van con armas y algunos utilizan perros especialmente adiestrados. Éstos han sido previamente 5 introducidos en la jaula abandonada por el animal para poder rastrear su olor. Las Fuerzas del Orden consideran que el éxito de la empresa es inminente. Por ello, nadie debe alarmarse. Sin embargo, es 7 aconsejable que la gente permanezca en sus casas en tanto no haya podido ser localizada la fiera. No es prudente, en efecto, correr riesgos innecesarios. Continuaremos informando en los próximos boletines 9 informativos. Permanezcan a la escucha y recomienden a sus familiares que hagan otro tanto.

2. Señala los conectores o marcadores textuales que aparecen en el texto e indica qué relación se establece entre las diferentes ideas que lo integran. 1

En varios países del Este africano más de dieciséis millones de personas se ven amenazadas por el hambre como consecuencia de la grave sequía que sufren. Las esperadas lluvias no se han producido y,

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por lo tanto, las cosechas no han tenido ni agua ni tiempo suficiente para madurar; incluso ni siquiera se ha llegado a obtener el grano necesario para plantar en la próxima estación de lluvias.

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Por este motivo, organizaciones como la Cruz Roja, el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas y otras instituciones, han puesto ya en marcha mecanismos de ayuda de emergencia

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para paliar la situación y enviar alimentos a tantas personas que, de esta manera, intentarán sobrevivir gracias a la ayuda humanitaria.

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Asimismo, se han puesto en marcha otros proyectos que consisten en la reparación de pozos para mejorar el acceso al agua de las poblaciones más afectadas, la vacunación de más de 600.000 cabezas

11 de ganado o la incineración de cadáveres de reses para atajar de raíz el riesgo de enfermedades relacionadas con la sequía. 13

La cruda realidad, sin embargo, es que, de momento, sigue sin llover en el desierto que habitan estos pastores nómadas. La situación aún no es como la de la hambruna de 1984, pero si la ayuda no llega

15 rápido y en condiciones, la situación será más dramática, si cabe, para estas personas.

3. Señala los elementos de cohesión que encuentres en el siguiente texto: 1

Cada día es más difícil evitar que te regalen un móvil. Ayer me salió uno dentro de una chapata integral. Al principio creí que se trataba de un bicho y fui a denunciarlo, pero me explicaron que era una

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campaña. No

puedes viajar en avión, cambiar de coche o comprar una enciclopedia sin que te

encasqueten una de esas cucarachas digitales. Hay más móviles que conversaciones telefónicas, así que

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se alimentan de cualquier detritus capaz de evocar una forma dialogada. Y si después de comer te quedas dormido en el sofá, el móvil abandona el bolsillo, trepa hasta la

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oreja, y vaga por sus bordes como un escarabajo alrededor del cubo de la basura. A lo mejor, incluso te obliga, sin que tú lo sepas a hablar con alguien que tienes dentro de la cabeza. Porque estos trastos, más

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que para comunicarse con personas reales, sirven para entablar contacto con las obsesiones. Desde ellos te comunicas con el lado fantasma de tu jefe, de tu mujer, de tu madre, de tus amigos o enemigos.

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Ahora no puedes salir de tu casa sin que te regalen uno, así que tarde o temprano caerás en la tentación de llevártelo al oído. En ese instante percibirás la calidad de abdomen que tiene su teclado, y

13 sabrás, como una maldición, que has incorporado a tu vida un parásito que se pega al pabellón auricular con la eficacia de una sanguijuela al muslo. A lo mejor, en un arrebato de asco, eres capaz de 15 arancártelo, aunque duela, y de arrojarlo al suelo para acabar con él de un pisotón. Lo malo es que suena como las cucarachas y te deja el zapato perdido de esa sustancia blanquecina que segregan las 17 conversaciones espectrales.

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