ANDALUCÍA Y LA GLOBALIZACIÓN DE LA ECONOMÍA

I Congreso de Ciencia Regional de Andalucía: Andalucía en el umbral del siglo XXI PONENCIA ANDALUCÍA Y LA GLOBALIZACIÓN DE LA ECONOMÍA Francisco Vil
Author:  Clara Ríos Rico

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I Congreso de Ciencia Regional de Andalucía: Andalucía en el umbral del siglo XXI

PONENCIA

ANDALUCÍA Y LA GLOBALIZACIÓN DE LA ECONOMÍA Francisco Villalba Cabello Analistas Económicos de Andalucía

La configuración de la actividad económica está incorporando una dinámica en la que la integración de los mercados está avanzando de forma acelerada, provocando que un tejido productivo no pueda sobrevivir anclado en sus mercados tradicionales de carácter local o regional. El reto que este nuevo escenario supone para las empresas, particularmente para las PYMES, y el amplio esfuerzo que la mayoría de los países están realizando para apoyar a sus empresas, evidencian el carácter estratégico que la internacionalización, y de forma muy concreta, la presencia exterior de las empresas, tienen sin lugar a dudas, asumiendo, como muestran los datos disponibles, el carácter irreversible de este proceso y la aceleración que está registrando. La integración de España, y por tanto de Andalucía, en la Comunidad Europea ha supuesto un cambio notable en el marco económico e institucional en que se desenvuelve nuestra economía. Diez años atrás, España constituía un excepcional ejemplo de economía cerrada a la competencia internacional, tanto en el ámbito comercial como en el financiero. Actualmente, no cabe duda que el marco de regulación donde se desenvuelve la economía española y andaluza es homologable al de buena parte de los países industriales. Nuestra integración en la Europa Comunitaria supuso una modificación progresiva del marco económico y del entorno normativo en que nuestras empresas operaban y que afectó a diversos instrumentos claves de la política comercial. Así, desde 1986, han debido suprimirse paulatinamente los regímenes administrados de comercio y sustituirse el heterodoxo sistema previo de ajustes fiscales en frontera (con la protección irregular que ambos mecanismos propiciaban), de forma paralela a la reducción de los gravámenes arancelarios, hasta su total eliminación para los países de la UE y asimilados y su igualación a la tarifa exterior común (lo que supuso cierto desarme arancelario frente a terceros países). Junto a ello, otros mecanismos de apoyo público orientados hacia el estímulo de las exportaciones desaparecieron, o vieron reducidos su ámbito de aplicación. Las prácticas de apoyo público del comercio con el resto de la Comunidad fueron expresamente prohibidas. Estas modificaciones han puesto a prueba la capacidad de cambio de la empresa, que hubo de adaptarse a un marco de más y mayor competitividad en un corto espacio de tiempo. En este sentido, cabe afirmar que Andalucía se enfrenta a este proceso de globalización en una posición desventajosa. Mientras las economías occidentales han seguido un continuado proceso de apertura y liberalización, en nuestra región se inició hace unos treinta años, y de una manera más clara hace diez. En el marco histórico en que se han desenvuelto nuestras empresas el comercio exterior resultaba exótico, excepcional y no integrado en los procesos normales de actuación. De ahí que tras la integración comunitaria, la evolución del sector exterior ha supuesto la aparición de enormes déficits comerciales. Es decir, la pérdida de cuotas de mercado interior, no se ha visto compensada con un crecimiento similar de las exportaciones. Como consecuencia, el desequilibrio comercial ha progresado a ritmos notables, hasta situar a Andalucía en una posición de desventaja. En este marco, el interrogante sobre la posición de la economía andaluza,

603

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de su tejido productivo, y su capacidad para responder a un nuevo escenario que se consolida a un ritmo vertiginoso, abre la necesidad de evaluar los mecanismos de respuesta, planteándose la necesidad y viabilidad de una respuesta regional.

I. ANDALUCÍA EN EL NUEVO CONTEXTO I.1. Los rasgos básicos de la economía andaluza La debilidad y carácter periférico de la economía andaluza ha sido puesta de manifiesto de forma reiterada. Baste citar a este respecto dos trabajos hasta cierto punto clásicos en el análisis regional. El profesor Carlos Román1 resume la situación socioeconómica de Andalucía de la siguiente manera: "caso típico de subdesarrollo económico y social, donde no se trata sólo y simplemente de que las características de la estructura productiva no garanticen suficientemente la maximización de la función regional de producción y de que, por tanto, el resultado final del proceso económico esté lejos de alcanzar el producto potencial de pleno empleo, sino que, además la insuficiencia -técnica y económicadel modelo adoptado ha contribuido a acentuar el retraso de la región". Esta insuficiencia, se puede concluir, contribuye a profundizar en el carácter de desequilibrio y dependencia regional dentro de la economía española que ha tenido Andalucía. Por su parte, los redactores del Proyecto de Investigación de Nuevas Tecnologías en Andalucía (PINTA) afirman que "Andalucía es, hoy por hoy, una de las regiones más pobres de Europa, y se caracteriza por ser periférica geográficamente, subdesarrollada tecnológicamente, con una base industrial aún débil y poco articulada, un escaso potencial científico, con bajo nivel de formación de su mano de obra, aislada del resto del continente por sus malas comunicaciones y telecomunicaciones y con profundos problemas sociales, esencialmente determinados por su alta tasa de paro"2. Consecuencia de esta posición relativa es la baja renta por habitante en el conjunto de la región. El PIB por habitante no alcanza las 3/4 partes de la media nacional. Estas diferencias son aún más acusadas si se compara con la media regional comunitaria, donde el PIB de Andalucía no representa ni el 58 por ciento de la misma. Andalucía es la Comunidad española peor posicionada en Europa, con la excepción de Extremadura. Si las comparaciones se realizan en términos de ocupación y paro, la posición es aún más negativa. Andalucía viene siendo tradicionalmente la región española con mayor tasa de paro y la segunda con mayor porcentaje de desempleo en el contexto europeo. En este caso, sólo se ve superada por la región francesa de Reunión. De hecho, puede afirmarse que Andalucía ha seguido un proceso involutivo desde principios de siglo, como muestra el hecho de que ha ido perdiendo peso en la industria nacional hasta situarse como una de las regiones que realiza una menor aportación al sector, tendencia descendente sólo interrumpida en la segunda mitad de la década de los ochenta, etapa en la que parece frenar su caída, para retomarla durante la recesión de 1993-1994. Existe una coincidencia prácticamente generalizada en afirmar que la economía andaluza se caracteriza por una elevada participación del sector primario, un sector secundario de acusada debilidad y un sector terciario paradójicamente hipertrofiado. Una breve referencia a esta estructura productiva puede facilitar una mayor comprensión de la debilidad de la economía andaluza. El sector primario andaluz aporta el 10 por ciento del PIB regional en 1994, aunque su importancia relativa ha descendido desde 1985, año en que suponía casi el 14 por ciento. De cualquier forma este sector emplea el 14,4 por ciento de la población ocupada en Andalucía, lo que da una idea de su magnitud relativa. En Andalucía se genera el 27 por ciento de la producción final primaria de España. 1 2

Román, C. (1987) •Sobre el desarrollo económico de Andalucía•. Arguval, Málaga. Castells, M. et alia (1992), •Andalucía: innovación tecnológica y desarrollo económico•. Espasa Calpe, Madrid. 604

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Estas cifras ofrecen, pues, una dimensión de la importancia del sector primario dentro de la estructura productiva andaluza. En cualquier caso, como afirma el profesor Román1, el problema de la situación del sector primario andaluz no es el de su elevada importancia, sino sus deficiencias, es decir, los problemas que afectan a una parte importante del mismo. La participación relativa del sector industrial, excepto construcción en el conjunto de la economía andaluza se sitúa en el 14 por ciento del PIB regional, lo que muestra su escaso peso relativo. Téngase en cuenta que en el conjunto del estado, la industria supone el 22 por ciento del PIB, porcentaje, por otro lado, inferior al de otros países con mayor nivel de desarrollo. El sector industrial andaluz se caracteriza por su desigual reparto, tanto en lo que se refiere a su distribución territorial como en el peso específico de los diversos subsectores que lo componen. El mapa industrial andaluz refleja áreas que presentan una alta concentración de establecimientos industriales, frente a amplias zonas que pueden ser consideradas como auténticos desiertos industriales. Se caracteriza, además, por la convivencia de sectores básicos (energía y extractivos), con otros relativamente sólidos (agroalimentario, químico), otros sometidos a crisis cíclicas (naval), otros con un carácter emergente (eléctrico y electrónico) y un conjunto de actividades maduras (mueble, plástico) que aún con muchas limitaciones y un futuro incierto, han ejercido en cierto modo de polo dinámico en el reciente desarrollo industrial de Andalucía. El sector de la construcción suple en buena parte las carencias industriales, desde el punto de vista de su aportación al PIB, pues soporta y consolida el peso del sector secundario en la producción final regional. La aportación de la construcción al PIB regional se sitúa en torno al 10 por ciento, con un pasado reciente de un peso sustancialmente mayor. En cuanto al sector servicios, aunque la economía andaluza pueda ser caracterizada por un alto nivel de terciarización, no implica que dicha economía se encuentre situada en un nivel postindustrial, sino más bien se justifica en un marco de subdesarrollo donde las limitaciones de otros sectores hacen proliferar las actividades de servicios. De hecho, supone casi el 63 por ciento del PIB de Andalucía. La estructura interna del sector guarda un relativo paralelismo con la media española. Se caracteriza por una escasa diversificación, destacando el protagonismo de dos ramas: servicios públicos y servicios comerciales, al que habría que unir las actividades vinculadas al turismo. Este último sector se ha venido erigiendo en verdadero motor de la economía regional, con una participación en el PIB que las distintas estimaciones sitúan en el 15 por ciento. Existe, por lo demás, una corriente mayoritaria de opinión en la evaluación de las limitaciones de la estructura productiva andaluza y del comportamiento general de su economía; una apretada síntesis de diagnóstico podría concretarse en los siguientes factores: 1º. La disparidad socio-económica del territorio andaluz pone de relieve importantes desequilibrios intraregionales; lo que implica una desarticulación del territorio, una elevada concentración de las actividades económicas, así como una economía escasamente diversificada. En el contexto comunitario cabría calificar a Andalucía como "la periferia de la periferia". 2º.

Baja intensidad de las relaciones económicas de los diferentes sectores productivos.

3º. Escaso desarrollo de la producción industrial y su vinculación a los recursos naturales básicos de la región. Andalucía es una de las Comunidades Autónomas españolas con más bajo nivel de industrialización.

1

Román, C., Opus cit. 605

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4º. Tamaño medio de las empresas andaluzas muy reducido. Las microempresas andaluzas aquellas que poseen cinco o menos trabajadores- alcanzan casi el 80 por ciento del total regional. 5º. Débil capacidad de ahorro y, por ende, de capacidad de inversión productiva, causa y consecuencia de las debilidades y desequilibrios del tejido productivo andaluz. 6º. Bajo nivel de cualificación de la fuerza de trabajo y baja competitividad, existiendo, además, una desconexión entre oferta y demanda de trabajo. Un planteamiento empresarial relativamente 1 acomodativo, con escasa vocación de apertura de nuevos mercados . 7º. Fuerte dependencia tecnológica, reflejo de la escasa integración productiva de la industria andaluza, donde las conexiones más importantes se dan en actividades externas a la región, elevando los índices de importación de factores tecnológicos. 8º. Nivel de competitividad industrial de los más bajos de Europa, y ello por varios factores, entre los que destacan el retraso tecnológico, la menor productividad de los recursos, así como la diferencia en materia de capital fijo acumulado y de infraestructura, incluidos los centros educativos. 9º. El crecimiento de la economía andaluza a largo plazo ha estado determinado, en buena medida, por la dinámica de los sectores exportadores. No obstante, es preciso señalar como factor limitativo que la base exportadora de la economía andaluza constituye una fiel reproducción de las características más acusadas de la estructura productiva; esto es, concentración de la actividad exportadora en los sectores primarios y de transformación de recursos naturales propios y en sectores industriales que constituyen enclaves en el tejido productivo andaluz, de forma que sus actividades exportadoras requieren elevadas importaciones de inputs intermedios. 10º. Graves problemas en la comercialización y distribución de productos. Esto, unido a la débil capacidad exportadora de las firmas andaluzas, supone un serio handicap para la equiparación de la economía de la región con la de sus socios comunitarios. I.2. Apertura y dependencia exterior de la economía andaluza Tal y como se ha puesto de manifiesto, uno de los elementos de mayor debilidad es la reducida proyección exterior de la economía andaluza. En el contexto del objetivo de este trabajo, resulta, por tanto, imprescindible realizar una aproximación global a la situación de apertura y dependencia exterior de la economía andaluza, que permita ir avanzando en la valoración del potencial del tejido productivo para adaptarse al nuevo contexto; fijando su posicionamiento de cara al mismo, con independencia de que, con posterioridad, se analice de forma más profunda el sector exportador desde la óptica de la caracterización de las empresas. En este sentido, una visión estructural sobre esta cuestión puede aportarla la Tabla Input-Output de la 2 economía andaluza , permitiendo además situar en su verdadera dimensión el problema, ya que las relaciones con el exterior se plantean desde una óptica que califica como sector exterior al resto del Estado, visión que se completa con una referencia a las exportaciones e importaciones andaluzas fuera de las fronteras nacionales. Una primera conclusión que permite extraer la comparación de las Tablas de 1980 y 1990, es que •pese al fuerte impulso de la demanda interna, derivado del aumento de la renta y de la población, la producción andaluza no ha sido suficiente para satisfacer este incremento de la demanda, que ha tenido 1

Es sorprendente el resultado difundido por el estudio sobre la Empresa Andaluza (Díaz de Castro: La empresa en Andalucía. Editorial Civitas, 1995), que sitúa en un 75 por ciento los empresarios que se conforman con su situación actual. 2 IEA (1995); •Contabilidad Regional y Tabla Input-Output de Andalucía, 1990", Sevilla. 606

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que ser compensado por el aumento de las importaciones•1. Efectivamente, el análisis de las relaciones exteriores de la economía andaluza revela un avance de la participación de las importaciones respecto a 1980: mientras en 1980, las importaciones representaban el 22 por ciento de la demanda regional, en 1990 se ha elevado al 24 por ciento. En términos de su peso en el PIB, ha pasado del 49 al 54 por ciento, mientras que las exportaciones descendían del 45 al 34 por ciento, hasta situar el déficit en un 20 por ciento del PIB. La debilidad industrial de la economía andaluza y su relativa especialización productiva en actividades primarias de construcción y servicios supone, pues, una estructura de intercambios comerciales desequilibrada. La cobertura por sectores de producción es la siguiente:

Cuadro 1 Estructura sectorial de la demanda regional de recursos y de la producción interior (Miles de millones de pesetas) DEMANDA INTERNA

EXPORTACIONES

RECURSOS

IMPORTACIONES

OFERTA INTERIOR

Primario

782

257

1.039

190

848

Industria

4.568

1.690

6.258

2.651

3.607

Construcción

1.268

-

1.268

-

1.268

Servicios

5.987

143

6.130

642

5.488

Total

12.605

2.090

14.695

3.484

11.211

Fuente: IEA, Contabilidad Regional y Tablas Input-Output de Andalucía, 1990.

a)

Las exportaciones industriales sólo cubren el 64 por ciento de las importaciones industriales.

b) ciento).

Se registra un ligero superávit en el saldo comercial de los productos primarios (135 por

c) El déficit de la balanza de servicios, aunque poco significativo, es especialmente elevado. Las exportaciones sólo cubren el 22 por ciento de las importaciones. d) En conjunto, las exportaciones totales de Andalucía al resto del mundo cubren sólo el 60 por ciento del valor de las importaciones. I.3. El potencial exportador andaluz Del análisis efectuado en el epígrafe anterior se desprendía el elevado grado de dependencia exterior (incluyendo el resto de España), y el relativamente bajo nivel de transacciones internacionales. Resulta de interés profundizar en el conocimiento de la presencia andaluza en los mercados exteriores. El primer rasgo a destacar, como cabría esperar de los datos aportados por las tablas Input - Output, es el reducido volumen exportador de la economía andaluza. Andalucía representa poco más del 8,5 por ciento de las exportaciones españolas, porcentaje que se ha visto reducido en la última década, en la que se ha puesto de manifiesto el liderazgo de Cataluña como región exportadora. Esta débil y decreciente presencia exterior, contrasta con el auge vivido por el sector exportador, que sólo en los últimos años ha multiplicado por dos el volumen exportado.

1

Delgado, M (1995): •Las relaciones con el exterior de la estructura productiva andaluza. Análisis de las necesidades de importación, 1980-1990". IEA, Contabilidad Regional y Tablas Input-Output de Andalucía 1990. Análisis de Resultados, Vol. 1, Sevilla. 607

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Este retroceso relativo en su potencial exportador, coincide con un perfil de las exportaciones caracterizado por su dependencia de los productos agroalimentarios. La distribución de las ventas exteriores, que se corresponde con la estructura productiva tradicional de Andalucía, se concentra casi en sus tres cuartas partes en productos agroalimentarios, energéticos, materias primas o semimanufacturas (ver gráfico 1), dando lugar a una fuerte especialización en estos sectores, que contrasta claramente con la mayor diversificación, y por tanto dependencia de la evolución de un sector, de otras comunidades o su especialización en sectores de un alto valor añadido. En la medida que la elasticidad-renta de la demanda y la capacidad de incorporación de avance tecnológico es diferente en los distintos sectores, los perfiles de exportación, la especialización, constituye, en un contexto de globalización, un factor determinante del crecimiento y la capacidad de generación de renta y empleo en la región. Si a esta especialización productiva se le une, la escasa diversificación de mercados pues gran parte de las exportaciones se concentran en la Unión Europea, como se comentará más adelante, el resultado es que la debilidad del sector exportador andaluz se aproxima claramente a una importante vulnerabilidad. Cuadro 2 Especialización regional de la exportación española en 1995 AUTONOMÍAS

ALIMENTOS

ENERGÉTICOS

MATERIAS PRIMAS

SEMIMANU-

BIENES

FACTURAS

EQUIPO

DE

AUTOMÓVIL

MANUFAC. CONSUMO

Andalucía

Espec. fuerte

Espec. fuerte

Espec. Fuerte

-

-

-

-

Aragón

-

-

-

-

-

Espec. fuerte

-

Castilla y León

-

-

-

-

-

Espec. fuerte

-

Cataluña

-

-

-

Espec. débil

Espec. débil

-

Espec. débil

Madrid

-

-

-

-

Espec. fuerte

-

-

País Vasco

-

Espec. fuerte

-

Espec. débil

Espec. débil

-

-

Valencia

Espec. débil

-

-

-

-

-

Espec. débil

Fuente: Secretaría General Técnica, •Especialización territorial de la exportación española en 1995". Boletín Económico de ICE, nº 2497.

Por otro lado, su distribución territorial responde a un perfil de desequilibrio en gran medida ajustado a las disparidades territoriales existentes en Andalucía. El sector exterior andaluz aparece polarizado en torno a Cádiz, que absorbe un tercio de las exportaciones andaluzas, con un liderazgo que se ha visto aumentado en los últimos años. Sevilla, segunda provincia exportadora, Huelva y Jaén pierden capacidad exportadora, mientras que el resto de provincias con una participación más marginal, con la excepción de Almería a la que su potente sector hortofrutícola le hace mantener una dinámica propia, ven crecer su participación en el conjunto de las ventas exteriores de la Comunidad Autónoma. Cuadro 3 Distribución del comercio exterior andaluz por provincias (Millones de pesetas) 1990 PROVINCIA

EXPORTAC.

1994 IMPORTACIÓN

ÍNDICE

DE

EXPORTAC.

1995 (*) IMPORTACIÓN

COBERTURA

ÍNDICE DE

EXPORTACIÓ

COBERT.

N

IMPORTACIÓN

ÍNDICE DE COBERT.

Almería

44.088

17.306

2,55

96.095

24.269

3,96

86.241

27.673

3,13

Cádiz

173.147

221.939

0,78

322.199

361.623

0,89

272.241

291.705

0,93

26.661

12.294

2,17

57.489

23.077

2,49

51.474

30.502

1,69

4.179

15.168

0,28

23.338

24.158

0,97

21.919

24.977

0,88

95.013

106.053

0,90

123.139

196.775

0,63

108.376

172.663

0,63

36.685

12.723

2,88

36.572

20.630

1,77

29.994

27.276

1,10

Córdoba Granada Huelva Jaén Málaga

608

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Sevilla

36.726

153.224

0,24

59.905

201.842

0,30

49.963

158.771

0,31

Andalucí a (1)

125.404

92.589

1,35

186.537

137.830

1,35

129.487

118.427

1,09

541.903

631.296

0,86

905.274

990.204

0,91

749.952

851.994

0,88

5.642.791

8.914.471

0,63

9.796.340

12.348.73

0,79

8.304.917

10.539.225

0,79

9,0 %

8,1 %

España (2) (1) / (2)

9,6 %

7,1 %

9,2 %

4 8,0 %

(*) Enero - septiembre Fuente: IEA.

II. EL TEJIDO EMPRESARIAL Y LA APERTURA EXTERIOR Esta primera aproximación a la presencia exterior de la economía andaluza, ha mostrado no sólo su reducido nivel, con una tendencia a que disminuya su importancia relativa, sino que su especialización sectorial y de mercados sugiere una debilidad que abre interrogantes sobre su capacidad de mantener su presencia en unos mercados internacionales cada vez más integrados y con crecientes niveles de competencia. La conclusión que parece extraerse de esta primera aproximación a las relaciones con el exterior de la economía andaluza es la fuerte presión a la que ésta está sometida. La penetración progresiva, y ya elevada, de la competencia exterior, que amenaza claramente la supervivencia de los mercados regionales de las empresas andaluzas, no se ha traducido en un esfuerzo de adaptación y diversificación de mercados que compense el peligro a su viabilidad derivado de la dependencia de unos mercados que registran cada vez mayor competencia. La presencia de un tejido empresarial débil, y con escasa propensión exportadora, aparece así como determinante causal de esta situación. El análisis de este tejido empresarial resulta, pues, imprescindible para obtener una conclusión respecto de las necesidades a cubrir si se quiere impulsar una mayor apertura exterior de las empresas andaluzas. II.1. Características del tejido empresarial andaluz Efectivamente, cualquier planteamiento que intente romper la situación descrita, pasa necesariamente por un esfuerzo de mejora del tejido empresarial, lo que hace imprescindible intentar aproximar unos parámetros básicos tanto del conjunto de la masa empresarial como del conjunto de exportadores. En este sentido, conviene situar la posición de las unidades productivas en cinco parámetros básicos que determinen el potencial competitivo y, por tanto, el sustrato del potencial exportador de la economía andaluza. Estos cinco parámetros son: dimensión, tecnología, gestión, estructura financiera y vocación de mercado. DIMENSIÓN

El tamaño ocupa un papel relevante en la estructura y comportamiento empresarial, pues aunque su influencia no es determinante, sí juega a favor de la concentración de capacidades tecnológicas, gerenciales, comerciales, logísticas y financieras. De acuerdo con un reciente estudio internacional, el 99,6 por ciento de las empresas tiene menos de 100 empleados; es decir, estas empresas se clasifican como micro y pequeñas empresas. Mientras que el restante 0,4 por ciento son empresas grandes y medianas. La comparación con el conjunto de la Unión Europea y algunos países significativos de Europa pone de manifiesto el excesivo peso de la pequeña y mediana empresa en la estructura empresarial española. A nivel global, pues, España posee desventajas competitivas derivadas del escaso desarrollo del tamaño de sus empresas. Este factor es más marcado aún en Andalucía, con un tamaño relativo mucho más reducido aún. Por consiguiente, numerosas empresas tienen una dimensión ineficiente, lo que redunda en unos niveles inferiores de productividad a los que potencialmente podrían alcanzarse y un desaprovechamiento de posibles economías de escala. 609

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Cuadro 4 Distribución de las empresas según tamaño (*)

EUR-12

ALEMANIA

FRANCIA

REINO UNIDO

ITALIA

ESPAÑA

Micro

91,34

86,04

93,52

90,09

90,60

94,86

Pequeña

8,02

12,87

5,90

8,75

9,12

4,81

Mediana

0,54

0,92

0,48

0,99

0,24

0,29

Grande

0,10

0,17

0,10

0,18

0,04

0,04

Empleo

26,89

18,24

22,3

23,17

40,31

41,0

Micro

20,17

27,28

26,2

23,86

33,19

36,5

Pequeña

24,83

18,72

15,3

22,96

9,34

14,0

Mediana

28,10

35,79

36,2

30,03

17,16

8,1

Nº de empresas

Grande (*)

Las categorías responden a la siguiente clasificación: Micro de 0 a 9 empleados; Pequeña: de 10 a 99 empleados;

Mediana: de 100 a 500 empleados, y Grande: más de 500 empleados.

Fuente: Alonso, J.A. y Donoso, V. (1994), "La competitividad de la empresa exportadora española". ICEX.

El dimensionamiento del proceso productivo español se ha orientado, desde la década del desarrollo, más hacia una optimización técnico-tecnológica que a una definición de los mercados. El haber mantenido los mercados cerrados ha generado grandes dificultades en el proceso de integración de los procesos productivos españoles en los mercados internacionales, lo que ha generado una inadecuada explotación de las capacidades productivas, con las graves consecuencias que ello encierra sobre las estructuras de los costes unitarios. Así, desde el punto de vista de la dimensión, no cabe duda que el predominio de las pequeñas y medianas empresas en Andalucía es mucho más acusado que a nivel nacional, siendo la carencia de empresas relevantes un factor que define el tejido empresarial andaluz. Efectivamente según los datos de las principales empresas que aporta Fomento de la Producción1, mientras que Andalucía representa casi el 13 por ciento del PIB nacional, en la Comunidad Autónoma radica el 8 por ciento de las 30.000 principales empresas españolas, y apenas un 6 por ciento de las 2.500 mayores empresas de España. Sólo un 4 por ciento de las empresas nacionales que facturan más de 1.000 millones de pesetas se encuentran en Andalucía, y menos del 3 por ciento de aquéllas que tienen más de 1.000 empleos. Además, las dificultades derivadas del tamaño no se ven compensadas mediante un planteamiento cooperativo, ya que menos de un 25 por ciento de las empresas han establecido algún tipo de acuerdo de cooperación con otras empresas2. TECNOLOGÍA La debilidad tecnológica de la empresa española y andaluza se refleja en las comparaciones internacionales de esfuerzo tecnológico, tanto si se realiza a partir de indicadores de gasto de I+D como de registro de patentes. Al contar con una base tecnológica débil, la aplicación de los factores

1 2

. .

Fomento de la Producción (1995), "Las 30.000 principales empresas de España". Díez de Castro, E.P. (1995), " Análisis de la empresa en Andalucía", Editorial Civitas. 610

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productivos genera niveles de producto relativamenate menores, lo que redunda negativamente en la capacidad de competir. En concreto, es bien sabido que el sistema español de ciencia y tecnología es relativamente reducido en términos de personal y gasto, habiendo estado tradicionalmente desequilibrado a favor del sector público frente a las empresas, y en favor de Madrid y Barcelona. En los últimos años, los gobiernos autónomos se han convertido en un factor de fomento de los sistemas I+D de primera magnitud; junto a ellos, las universidades, empresas y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas constituyen los pilares básicos sobre los que se articula. La Comunidad Autónoma de Andalucía aparece en niveles absolutos en la tercera posición nacional, aunque con unos porcentajes modestos y directamente vinculados a las Administraciones Públicas y universidades, siendo ciertamente reducido el esfuerzo de la empresa privada1. La contribución de Andalucía en términos de personal y gastos dedicados a I+D se sitúa en torno al 8 por ciento del total nacional, sin llegar al 0,5 por ciento del valor añadido bruto regional, porcentaje muy inferior al 0,8 de Cataluña, el 1,2 del País Vasco y el 2,1 de Madrid. La concentración de estas magnitudes en el sector público lo da el hecho de que sólo el 3 por ciento de los investigadores del sector privado español radican en Andalucía. Es significativo en este sentido, que a pesar del esfuerzo de modernización productiva realizado en la década de los 80, al final de la misma el 40 por ciento de las empresas industriales señalaran que su nivel de informatización en el ámbito productivo era nulo2. Estos datos evidencian un bajo nivel tecnológico, en un contexto en el que este factor constituye de forma creciente un elemento clave en la competitividad de las empresas. GESTIÓN EMPRESARIAL La estructura organizativa de las empresas andaluzas presenta notables insuficiencias que impiden alcanzar los niveles de eficiencia interna que exige la creciente competencia en los mercados. La ausencia de tradición y mentalidad empresarial juega aquí un papel decisivo, al haber propiciado que históricamente la empresa andaluza haya surgido como respuesta a la existencia de huecos en los mercados locales, y no a la disponibilidad de unas ventajas que le permitieran abrirse a mercados exteriores. Junto a esto, dimensión y tecnología han dado lugar a una predominante vinculación a los mercados más inmediatos. Desde esta orientación de mercado, la capacidad de mantener la competencia frente a la penetración de empresas más grandes y de carácter multinacional es muy reducida. El modelo de gestión que surge de estos sistemas y mercados más o menos cerrados es desestructurado e incompleto con una orientación burocrático-administrativa. Los datos de un reciente estudio sobre la empresa andaluza3, ponen claramente de manifiesto esta persistencia de un modelo de empresa tradicional, con grandes carencias en la profesionalización de sus cuadros directivos: casi el 70 por ciento de las empresas están gestionadas por sus fundadores o herederos, siendo el nivel de formación superior en el conjunto de directivos inferior al 20 por ciento, y concentrado en las empresas de mayor dimensión, con una práctica ausencia de directivos que hayan tenido presencia profesional en el extranjero. Las implicaciones en términos de la deficiente gestión es patente si se piensa que existe una ausencia de organigrama definido en más de las 3/4 partes de las empresas andaluzas, con una tendencia a una fuerte organización jerárquica que se traduce en una centralización de la capacidad decisoria y en una elevada rigidez de funcionamiento. La ausencia de métodos de gestión modernos (la mitad de las empresas confunde planificación con presupuestación, y menos del 25 por ciento utilizan la planificación

1

. . 3 . 2

Larraga, Y. (1993), "La publicación científica en bases de datos internacionales como output del sistema I+D", Alfoz, nº 94-95. Instituto de Fomento de Andalucía (1989), "El Sector industrial en Andalucía". Díez de Castro, E., Cood., (1995), "Análisis de la empresa andaluza", Edit. Civitas. 611

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estratégica), y el escaso recurso al asesoramiento externo, dificultan una adecuada asignación de recursos productivos que mejore la competitividad de las empresas. Existe, pues, un grave problema por la exigencia de organizaciones empresariales más eficientes que se deriva de la nueva situación de la competencia y los mercados, lo que obliga a la conversión de este modelo de organización en otro con un referente estratégico, esto es, organizaciones empresariales que sepan adaptarse de forma rápida y flexible a las nuevas situaciones de los entornos y, consiguientemente, buscar la capacidad competitiva en ese proceso de adaptación. Por último, debe señalarse que sin un esfuerzo de formación, que desde luego debe llevar a una reflexión del despilfarro que en estos momentos supone el diseño formativo reglado y no reglado, no es posible abordar el cambio. Sirva de llamada de atención que según datos de la Comisión Europea1, en 1992 el gasto en formación de las empresas europeas era sustancialmente mayor al alcanzado en España: 14 de cada mil pesetas de costes laborales frente a 2 de cada mil. Aunque no se dispone de datos desagregados para Andalucía, no resulta aventurado inferir que los niveles relativos de gasto de formación serán, en todo caso, similares a los del conjunto nacional. ESTRUCTURA FINANCIERA Hay que resaltar que la situación del coste financiero en su conjunto constituye uno de los puntos más débiles en cuanto a la competitividad de la empresa andaluza. Los datos del análisis económico financiero realizado en el citado estudio de la empresa andaluza así lo ponen de manifiesto2. En concreto, los gastos financieros se sitúan en torno al 6,5 por ciento sobre ventas, un punto más que en la empresa española; además, el coste de los recursos ajenos remunerados en la empresa andaluza se sitúa entre 3 y 4 puntos porcentuales por encima del correspondiente a la empresa nacional. Otra de las características de la situación financiera de la empresa andaluza que presenta rasgos diferenciales negativos es la mayor descapitalización en relación a la española, que se pone de manifiesto en el menor peso relativo de los recursos propios. La lenta recuperación de los beneficios tras la caída general en los últimos años de la crisis ha perjudicado la dotación de reservas, incrementando esta debilidad financiera. Como contrapartida a la disminución de los recursos propios, el endeudamiento tiende a incrementarse en los últimos años. Aún cuando las empresas andaluzas recurren como las nacionales tanto a una financiación a corto plazo (recursos ajenos circulantes en mayor medida) como a largo plazo (recursos ajenos estables), lo cierto es que, en el caso de Andalucía, los datos revelan que se ha reducido el endeudamiento a largo en favor del endeudamiento a corto. Además, dentro de los recursos ajenos circulantes destaca el mayor peso en las empresas andaluzas de aquéllos que tienen un coste explícito, motivado, sobre todo, por la mayor financiación a corto plazo proveniente de entidades de crédito, que en el caso de Andalucía representan en torno al 14 por ciento del total de pasivo, mientras que a nivel nacional esta partida no alcanza el 8 por ciento. Si a esto se añade que en relación al valor de la producción la capacidad relativa de las empresas andaluzas de generar valor añadido es menor, y que en la composición de éste existe un diferencial en relación al conjunto de España a favor del componente salarial, lo que pone de manifiesto una baja capacidad de generación de excedentes, es posible concluir que las posibilidades de abordar un incremento de los fondos propios para acometer las inversiones es mínimo. El resultado es una total dependencia de unos recursos ajenos caros, en muchos casos a corto plazo, y a los que además se accede con dificultad por los problemas de garantía de los fondos que exigen las entidades financieras.

1 2

. .

Comisión Europea (1993), "Encuesta Continua de Coste laboral". Díez de Castro, E. (Cood.) (1995), "Análisis de la empresa andaluza", Edit. Civitas. 612

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ORIENTACIÓN DE MERCADO

La vocación de mercados inmediata que muestran las empresas, constituye, tal y como se ha avanzado antes, un serio handicap para su supervivencia. Los datos del gráfico 2 son muy ilustrativos en este sentido. En él se recoge el porcentaje de empresas industriales que venden más del 50 por ciento de su producción en distintos ámbitos de mercado. Como puede apreciarse, el grueso de las empresas depende del mercado provincial, que además ha crecido en importancia en los últimos años. El ligero descenso de los porcentajes del resto de Andalucía, y la subida del resto de España y el exterior, no oculta sino que muestra con toda su intensidad la dependencia de los mercados próximos. El ligero esfuerzo de apertura que inducen las subidas del porcentaje de empresas que realizan más del 50 por ciento de producción en el resto de España o en el extranjero, sólo indica el escaso provecho sacado del fuerte tirón exportador español que posibilita el inicio de la recuperación económica internacional y, sobre todo, el coincidente proceso de devaluación registrado por la peseta. Todo apunta, por tanto, a que el escaso grado de respuesta y vocación de apertura está anclado a las empresas andaluzas, en un contexto de integración creciente de los mercados, en ámbitos cada vez más concurridos, en los que las peculiaridades regionales y las dificultades de accesibilidad, están dejando, aceleradamente, de ejercer como barreras de entrada significativas. II.2. La empresa exportadora andaluza El breve repaso a las características del tejido empresarial realizado ha apuntado las deficiencias que presenta el tejido empresarial en relación a cinco parámetros básicos definitivos del potencial competitivo. El último de ellos, constata la escasa proyección exterior, a lo que se podría añadir una escasa voluntad de superar esta situación, si se piensa que el estudio sobre la empresa andaluza revela que casi el 80 por ciento de las empresas no tienen intención de realizar ningún esfuerzo de venta exterior1 mostrando con toda su crudeza las dificultades para operar en mercados globalizados. Un repaso a las características de las empresas exportadoras andaluzas, se revela como necesario para poder concluir de una forma fiable cuál es, en estos momentos, la situación en los mercados exteriores. La ausencia de una investigación profunda sobre las empresas exportadoras andaluzas, complica en gran medida una aproximación adecuada a la cuestión. La utilización y análisis de los escasos datos disponibles, básicamente el Censo de Exportadores2, no ha permitido una aproximación directa a algunos aspectos claves. La utilización de información de carácter nacional, básicamente un estudio patrocinado por el ICEX3, para intentar salvar esas lagunas ha resultado, por tanto ineludible. Aún siendo conscientes de la existencia de sesgos, y por consiguiente, que las conclusiones no pueden ser trasladadas de forma exacta a la realidad andaluza, sí que pueden aportar alguna luz sobre aspectos claves, que conviene considerar en el diseño de una estrategia de apertura exterior. CARACTERIZACIÓN DE LA EMPRESA EXPORTADORA Los datos aportados han puesto de manifiesto tanto el reducido número de empresas que exportan como de la cuantía de las exportaciones. Una clasificación de estas empresas, atendiendo a una homogeneidad de planteamientos empresariales podría ser la recogida en el cuadro, en el que se han distinguido cuatro grupos de empresas. Se han diferenciado las grandes empresas estatales o multinacionales, cuya sede social está fuera de Andalucía y por tanto su estrategia con respecto a Andalucía escapa del control regional, con lo que, difícilmente cabe integrarlas en una estrategia regional de exportación. Un aspecto

1 2 3

Díez de Castro, opus cit. IFA (1995): Censo de exportadores de Andalucía. Sevilla. Alonso, J.A. y Donoso, V. (1994): •La competitividad de la empresa exportadora española•. ICEX, Madrid. 613

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importante respecto de este tipo de empresas es poner en cuestión uno de los tópicos más extendidos, cual es que las empresas de capital extranjero tienen una mayor vocación exportadora, idea sobre la que ha gravitado una orientación de política económica de potenciar la penetración de capital exterior como fórmula de modernización y apertura exterior del tejido productivo. Aun cuando no se dispone de datos a nivel andaluz, las conclusiones del estudio sobre la empresa exportadora española1 avalan esta hipótesis. Sólo un 25 por ciento de las empresas exportadoras españolas, cuenta con capital extranjero, de las cuales el 80 por ciento lo es de forma mayoritaria (más del 50 por ciento del capital). Estos datos sugieren que estas empresas de forma mayoritaria , y aunque con relevantes excepciones, como el sector del automóvil, carecen de una política activa de exportaciones, justificándose en mayor medida su presencia en aprovechar las posibilidades del mercado interno. Cuadro 5 Vocación exportadora y mercados de las empresas exportadoras andaluzas 1993

MERCADOS (2) América GRUPOS

PROPENSION A EXPORTAR

Unión

Resto

Marruecos

Resto Africa

del Norte

Resto

Asia

América

Oceanía

Europea

Europa

41,4

85,7

26,2

16,7

21,4

19,0

14,3

23,8

60,4

96,5

28,6

5,7

3,5

4,8

1,8

6,2

exportación

48,6

93,5

20,7

1,1

9,8

47,8

29,3

18,5

Resto

34,3

86,7

16,1

17,3

5,4

19,0

17,3

23,6

(1) Grandes

empresas

con

y

sede

social fuera de Andalucía Productos Agrícolas Productos

Típicos

de

(1) La propensión a exportar es el porcentaje medio de exportación sobre el total de facturación. (2) Las cifras de los mercados recogen el porcentaje de empresas que declaran vender en esos ámbitos. Fuente: Censo de Exportadores. IFA.

Los otros grupos siguientes recogen las tradicionales exportaciones andaluzas, los productos agrícolas y otras actividades como el vino y el aceite. En el último grupo se han englobado el resto de empresas que exportan. Los datos aportados por el cuadro son muy ilustrativos. En primer lugar, la propensión exportadora más elevada corresponde a los productos agrícolas, seguida de los productos típicos de exportación, y las grandes empresas. El bajo nivel del resto de empresas, pone en evidencia una menor orientación exterior. Esta imagen nos muestra un sector exportador muy concentrado, en un grupo de actividades y empresas muy específico, mientras que el resto del aparato productivo tiene una menor relevancia en la presencia exterior. Por mercados, las cifras muestran también una concentración en el mercado europeo y una menor presencia en el resto de mercados. Son las grandes empresas con sede social fuera de Andalucía las que presentan una mayor diversificación , mientras que las empresas que exportan productos hortofrutícolas están concentradas en el mercado europeo. En cuanto a los productos típicos, Europa y América del Norte son los mercados principales, mientras que en el resto el predominio europeo es claro.

1

Alonso, J.A. y Donoso, V. , opus cit. 614

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No obstante, conviene analizar detenidamente las exportaciones de las empresas andaluzas, es decir, excluidas las grandes empresas que tienen su sede social fuera. Como puede apreciarse más de la mitad de las exportaciones las realizan las empresas de productos hortofrutícolas y típicos de exportación, con una propensión a exportar calaramente desfavorable para el resto de empresas exportadoras. En cuanto a los mercados es la Unión Europea en todos los casos el mercado principal, y, salvo en el resto de empresas exportadoras, el resto de Europa. En las empresas típicamente exportadoras el mercado americano constituye el segundo mercado en importancia, mientras que para el resto, la presencia de Asia y Oceanía como mercado secundario es un dato alentador, que muestra un claro esfuerzo por diversificar mercados, y sobre todo de aprovechar el fuerte crecimiento que está experimentando esta zona del planeta. Cuadro 6 Vocación exportadora de las empresas exportadoras con sede social en Andalucía CIFRA

DE

PROPENSIÓN A MERCADOS

EXPORTACIÓN (1) EXPORTAR (2)

GRUPOS

Productos Agrícolas

MERCADOS

PRINCIPALES (3)

SECUNDARIOS (4)

30,2

60,4

Unión Europea

Resto de Europa

Productos Típicos de 22,3 exportación 47,5 Resto

48,6

Unión Europea

34,6

Unión Europea

Resto de Europa, América del Norte y Resto América Asia y Oceanía

(1)

Distribución porcentual del volumen total exportado por estas empresas.

(2)

La propensión a exportar es el porcentaje medio de exportación sobre el total de facturación.

(3)

Los mercados principales son aquellos a los que más del 75% de las empresas exportan.

(4)

Los mercados secundarios son aquellos a los que más del 20% de las empresas exportan.

Fuente: Censo de Exportadores, IFA.

La conclusión que puede extraerse hasta ahora es que nuestro sector exportador depende en gran medida de empresas no regionales, de productos agrícolas y de los tradicionales exportadores, con una relativa dependencia del mercado europeo, y una menor apertura hacia otros mercados. Puede hablarse, por tanto, de que el grueso de nuestro sector exportador está asentado en unas bases tradicionales, tanto en lo que respecta a productos como a mercados, que tienen por tanto una relativa solidez, pero con un escaso desarrollo del potencial exportador del resto de la economía. Este hecho hace aconsejable un análisis de las empresas exportadoras no tradicionales o que tienen su sede fuera de Andalucía, ya que este grupo representa el potencial exportador a desarrollar, si se pretende una apertura internacional de la economía andaluza. LA EMPRESA EXPORTADORA NO TRADICIONAL El primer aspecto a destacar en relación a los exportadores no tradicionales, es que a pesar de presentar una relativa diversificación sectorial, las industrias agroalimentarias siguen representando una parte fundamental. A esto hay que añadir un grupo de sectores manufactureros maduros (como el textil, la madera y el mueble), y, con una cierta relevancia los minerales y transformación de metales y la maquinaria y automoción. La representación por tanto de exportación de bienes de equipo es muy 615

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reducida, si se piensa que estos porcentajes se refieren a una parte reducida de las exportaciones andaluzas. Además, la propensión media a exportar, que mide la importancia del mercado exterior para la empresa, no rebasa, salvo en el caso del transporte, por otra parte atípico, el 50 por ciento; es decir, en la mayoría de los casos representa un porcentaje que oscila entre el 20 y el 40 por ciento, que indica que no es totalmente determinante para la viabilidad de la empresa. Dentro de este intervalo, alimentación, eléctricoy electrónico y otros servicios son los que presentan los porcentajes más elevados. La vinculación al mercado de la Unión Europea sigue siendo predominante, con una presencia significativa del resto de Europa. América del Norte, mercado que por su volumen y nivel de competitividad es de gran importancia, sólo es relevante en el caso de la industria alimentaria, la confección, las industrias derivadas de los minerales no metálicos, otras industrias y servicios. El vecino magrebí, constituye un mercado muy importante para los segmentos de mayor valor añadido como maquinaria y automoción y otros sectores manufactureros como el plástico y los productos metálicos, o la química. Asimismo es significativo que en la mayoría de los sectores, los mercados de Asia y Oceanía aparezcan de forma relevante como mercados secundarios, lo que indica un esfuerzo de apertura importante dado el enorme potencial que encierran.

Cuadro 7 Vocación exportadora de las empresas con sede social en Andalucía y no típicamente exportadoras (*)

ESPACIOS

SECTORES

PORCENT PROPENSIÓN

Mercados

AJE SOBRE MEDIA EXPORTAR

principales (2)

Mercados Secundarios (3)

TOTAL

(1)

Otros productos alimenticios

22,1

39,7

Unión Europea

Resto Europa, América del Norte, Asia y Oceanía

Textil, cuero y confección

11,2

34,0

Unión Europea

América del Norte, Asia y Oceanía

Madera, papel, cartón y artes gráficas

7,4

35,3

Unión Europea

Asia y Oceanía

Productos químicos

6,1

30,0

Unión Europea

Marruecos, Asia y Oceanía

Plástico y goma

4,0

25,6

---

Marruecos, Resto de América, Asia y Oceanía

Hormigón, vidrio y productos derivados 5,8 de la piedra 8,1 Minerales, siderurgia y metal 8,6 Maquinaria y automoción 3,7 Eléctrico y electrónico 7,9 Otras industrias 0,9 Construcción 9,6 Transporte 4,7 Otros servicios

20,0

Unión Europea

América del Norte, Asia y Oceanía

23,6

Unión Europea

Marruecos, Asia y Oceanía

26,9

Unión Europea

Marruecos, Resto de América, Asia y Oceanía

39,8

Unión Europea

Resto Europa y Resto de América

31,1

Unión Europea

29,0

Unión Europea

Resto Europa, América del Norte, Resto de América, Asia y Oceanía

50,2

Unión Europea

39,3

Unión Europea

(*)

----Resto Europa, Marruecos, América del Norte

Estas incluyen las que en otros cuadros se han designado como resto de empresas.

616

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PONENCIA

(1)

La propensión media a exportar es el porcentaje medio de exportación sobre el total de facturación.

(2)

Los mercados principales son aquellos a los que más del 75% de las empresas exportan.

(3)

Los mercados secundarios son aquellos a los que más del 20% de las empresas exportan.

Fuente: Censo de Exportadores, IFA.

Un segundo aspecto a considerar en relación a estas empresas es el tamaño y la relación de éste con la vocación exportadora. El predominio de las PYMES es absoluto pues sólo en el caso de la construcción, las empresas de más de 100 empleos representan más del 25 por ciento de las empresas exportadoras. De hecho, la presencia de pequeñas empresas es prácticamente mayoritaria en todos los sectores, no representando en ningún caso más del 40 por ciento de las empresas exportadoras aquéllas de mayor tamaño. Este dato pone de manifiesto que si bien el tamaño constituye un elemento de dificultad para la salida al exterior, ésta es posible con éxito, revelando la existencia de una masa de pequeñas empresas que han conseguido superar el obstáculo que supone su tamaño, y lograr una presencia exterior. Además, la propensión media exportadora es sólo significativamente más alta para las empresas de gran tamaño en cuatro sectores: Madera, Papel, Cartón y Artes Gráficas, Química, Minerales, Siderurgia y Metal y Maquinaria y Automoción. Es decir en aquellos sectores básicamente de bienes de equipo (salvo madera) son los únicos en los que el tamaño determina una mayor apertura y vinculación con los mercados exteriores. En el resto de sectores, el porcentaje de exportación sobre la facturación es superior en los niveles más bajos. Lo que si es cierto es que en la mayoría de los casos, la participación del mercado exterior no es determinante, y si bien no se puede calificar de residual, lo cierto es que supone porcentajes relativamente bajos. En este sentido, la ausencia de datos sobre el carácter esporádico o continuo de este componente exportador no permite avanzar mucho sobre la consolidación exportadora de este tejido empresarial. En cualquier caso, tanto lo reducido del número de empresas como de su proyección exterior parece indicar la necesidad de un esfuerzo que contribuya a consolidar el carácter exportador de estas empresas, superando las dificultades que plantean las debilidades del tejido empresarial.

Cuadro 8 Tamaño y propensión media exportadora según empleo de empresas con sede social en Andalucía y no típicamente exportadoras (*) SECTORES

TAMAÑO (EMPLEO)

PROPENSIÓN MEDIA DE EXPORTACIÓN (1)

0-25

25-100

100

Total

0-25

25-100

100

Otros productos alimenticios

51,6

33,3

15,1

100,0

40,9

48,7

16,1

Textil, cuero y confección

43,8

43,8

12,5

100,0

30,8

38,8

28,6

Madera, papel, cartón y artes gráficas

61,9

28,6

9,5

100,0

36,4

27,7

50,0

Productos químicos

57,1

20,0

22,9

100,0

27,3

24,1

41,3

Plástico y goma

56,5

39,1

4,3

100,0

28,5

23,5

5,0

productos 48,5

42,4

9,1

100,0

22,1

17,5

20,0

41,3

41,3

17,4

100,0

19,4

20,7

39,6

51,0

34,7

14,3

100,0

25,6

19,4

49,3

42,9

33,3

23,8

100,0

40,0

47,0

17,5

66,7

28,9

4,4

100,0

28,0

37,8

32,5

60,0

0,0

40,0

100,0

33,3

0,0

22,5

74,5

16,4

9,1

100,0

50,7

52,6

42,0

Hormigón, vidrio derivados de la piedra

y

Minerales, siderurgia y metal Maquinaria y automoción Eléctrico y electrónico Otras industrias Construcción

617

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92,6

7,4

0,0

100,0

PONENCIA 40,8

20,0

0,0

Otros servicios

(*)

Estas incluyen las que en los otros cuadros se han designado como resto de empresas.

(1)

La propensión media a exportar es el porcentaje medio de exportación sobre el total de facturación.

Fuente: Censo de Exportadores, IFA.

En este sentido, es relevante conocer como se plantean el acceso al mercado exterior las empresas. Sin embargo, tal y como se avanzó antes, no se dispone de datos a nivel andaluz por lo que sólo es posible aproximar la cuestión a partir de datos nacionales, introduciendo los matices que los rasgos básicos descritos permitan inferir respecto a la situación singular de las empresas andaluzas. En cualquier caso, los datos sobre el conjunto de las empresas españolas, pueden considerarse como un referente útil para delimitar la problemática del acceso de las empresas andaluzas al exterior. ALGUNAS CUESTIONES BÁSICAS DE CÓMO SE ABORDA LA APERTURA EXTERIOR

Los datos del estudio sobre la empresa exportadora española1, permiten extraer algunas conclusiones sobre aspectos básicos de la apertura internacional de las empresas. En concreto, resulta relevante considerar cuatro factores: - La organización comercial - El planteamiento de marketing - Estrategia de exportadores y productiva - La percepción de obstáculos a la exportación La organización comercial. El primer aspecto es cómo se plantea la acción comercial desde un punto de vista organizativo. En este sentido, el elemento de mayor relevancia es la existencia de un departamento de comercio exterior. Aproximadamente la mitad de las empresas no posee este departamento, porcentaje que en el caso de Andalucía a tenor de la dimensión de las empresas puede ser probablemente muy mayor. Entre las diversas funciones atribuidas al departamento comercial, hay una que destaca sobre el resto: el contacto con los clientes es reconocida como la principal tarea. Además, existen otras actividades confiadas en un elevado número de empresas al departamento en cuestión, como son la realización de los trámites aduaneros, el apoyo logístico a las operaciones de exportación, estudios de mercado e incluso servicios postventa. Es muy exiguo el número de empresas que integran en la misma unidad la gestión de las importaciones, perdiendo probablemente con ello la utilización estratégica de las compras exteriores como mecanismo de fomento de las ventas. Una de las variables de interés, con objeto de conocer la fortaleza y dimensión del departamento de comercio exterior, es el número medio de personas pertenecientes al mismo. El personal medio adscrito a este departamento es de cuatro, de los que al menos dos son técnicos superiores. Como cabría esperar conforme la empresa se sitúa en sectores más modernos, o su tamaño aumenta o posee una mayor propensión a exportar, el número de personas perteneciente al departamento de comercio exterior aumenta.

1

Alonso, J.A. y Donoso, V. Opus cit. 618

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Por último, dado el elevado número de empresas que no posee departamento de comercio exterior, resulta de interés conocer las causas aducidas por las empresas para justificar su ausencia. El 45 por ciento de las empresas no lo posee debido a su tamaño. El 41 por ciento no lo cree necesario, mientras que para el 14 por ciento restante no es imprescindible, o está en trámite de crearlo, o bien su carencia forma parte de la política empresarial, es decir, de manera consciente han decidido no crearlo. El planteamiento de marketing. En relación a esta cuestión, existen cuatros variables fundamentales para identificar el enfoque de marketing de las empresas. A saber: Selección de mercados Gama de productos y servicios al cliente Comunicación Distribución Selección de mercados. En esta primera cuestión, existen razones que podrían justificar la opción de la empresa exportadora por cualquiera de las estrategias extremas de selección de mercados. La reducida dimensión media de la empresa y, por tanto, su limitada capacidad comercial podrían propiciar una estrategia de proyección internacional concentrada en un número reducido de mercados, particularmente aquellos que resultan más cercanos y conocidos. Y alternativamente, la limitada experiencia e implantación internacional de la empresa española podría justificar una estrategia menos selectiva, al basar su política expansiva comercial en la respuesta a pedidos procedentes del exterior. Los datos aportados en el epígrafe anterior no dejan lugar a dudas sobre la dependencia del mercado más próximo de la Unión Europea, con una menor importancia del resto. La presencia tradicional en el mercado americano de determinados productos españoles, y el pequeño, pero significativo, esfuerzo de apertura hacia Asia y Oceanía completa este panorama de escasa diversificación exportadora. Gama de productos y servicios al cliente. En relación con la gama de productos, el examen realizado revela una visión en exceso tradicional. La empresa exportadora española se concentra sobre todo en el ámbito del producto, entendido como producto básico. Esto no significa que se haya alcanzado un nivel superior, sino sólo una mayor dedicación. En este sentido, el incremento del volumen de producción de la empresa constituye el objetivo hacia el que tiende la mayor proporción de las empresas 52,3 por ciento. Se puede concluir, pues, que el incremento de la producción responde más a una estrategia de expansión de la empresa que a un estricto requerimiento técnico del proceso de producción. Se trata de la vía menos arriesgada, y la menos innovadora, de expansión de la empresa. El incremento de la gama de productos generados es la segunda de las opciones más citadas (31 por ciento). El resto de las opciones contempladas en el estudio son: estrategia de creciente especialización de los mercados (21,4 por ciento); incremento de la calidad de los productos generados (29,5 por ciento); reducción de gamas de productos (6,1 por ciento); mantenimiento de su estrategia sin cambios (10 por ciento); sin objetivo definido (4,3 por ciento). En definitiva, el predominio del precio bajo, la reducida o nula diferenciación y la carencia de estrategia definida suponen perfiles de debilidad del marketing de la empresa exportadora. Sugieren la necesidad de aumentar las prácticas de singularización, primero en la propia producción, y después, a través del mercado. Un segundo aspecto a considerar, complementario al anterior, es la capacidad empresarial de diferenciar el producto según mercados de destino. En principio cabe una primera diferenciación relacionada si el cliente es nacional o extranjero. En este sentido, el 83 por ciento de empresas vende en el interior los mismos productos que exporta. El restante 17 por ciento diferencia sus productos para la exportación. Sin embargo, de este 17 por ciento, casi el 70 por ciento de los casos lo hace por motivaciones legales o 619

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de la demanda. El restante 30 por ciento, en cambio, diferencia sus productos de forma activa, en cuanto medio de mejorar la competitividad. La conclusión que se obtiene es poco halagüeña. Sólo el 6 por ciento de las empresas que exportan diferencian el producto como estrategia de venta. La comunicación es la tercera de las variables del marketing seleccionadas. La información sobre la empresa exportadora española indica que ha habido un apreciable progreso respecto a la situación previa a la entrada de España en la Comunidad Europea. Así, mientras en 1985 el 32 por ciento tenía actividades de promoción y publicidad, en la actualidad este porcentaje se ha elevado al 44 por ciento. Algunas precisiones debilitan esta impresión favorable. La principal es que sólo el 20 por ciento del total de las empresas hacen publicidad con carácter regular. La indagación sobre la ausencia de política de comunicación revela que sólo un 25 por ciento no realiza campañas porque tienen una razón definida y aceptable, que es política de empresa, quizá porque las campañas se centralizan en matrices extranjeras o se confían a los intermediarios internacionales. El resto ofrece respuestas de diverso tipo. Así, el 44 por ciento no sabe o no contesta, lo que apunta a una falta de reflexión sobre el tema. El restante 30 por ciento aduce motivos variados (como el bajo volumen de exportación, desconocimiento de los medios de producción, la falta de rentabilidad de estas acciones, etc.). La distribución. El análisis del cuarto de los factores detecta algunas de las insuficiencias señaladas con anterioridad, y que apuntan más a determinadas cuestiones del tejido exportador, relativas a problemas de organización y motivación empresarial, que a carencias productivas y tecnológicas. Sólo un 22 por ciento de las empresas tienen redes propias, mientras que un 75 por ciento se apoyan en medios ajenos. Renuncian, así, a una mayor información y control de sus ventas exteriores, si bien absorben un menor riesgo financiero. Las expectativas de cambio de esta situación no son optimistas. El 82 por ciento manifiesta su voluntad de seguir el actual sistema de distribución. Los motivos más aludidos para no tener red propia son en un 53 por ciento la no identificación de la necesidad, y en el restante 47 por ciento la carencia de recursos financieros, del volumen y regularidad exportadora necesarios de experiencia en la materia. Por último, resulta importante señalar que sólo el 0,1 por ciento expresa su intención de acometer alguna forma de asociación, fórmula de indudables ventajas para superar las dificultades expuestas, y que revela la ausencia de una voluntad de superar los obstáculos por la vía cooperativa, predominando un carácter individualista. Estrategia exportadora y productiva. El análisis de este apartado considera diversas fórmulas institucionales de penetración de la empresa en mercados internacionales. A este respecto, es preciso señalar que sólo el 26 por ciento de las empresas exportadoras disponen de un plan formalizado de exportación. En el resto de las situaciones se actúa de manera reactiva, bien a instancias de pedidos concretos del exterior (74,1 por ciento), bien inducidos por la evolución de la demanda doméstica (8,6 por ciento). Estos datos son reveladores del bajo nivel de compromiso internacional de la empresa exportadora española. Pues la posesión de un plan de exportaciones significa una más sólida integración de los mercados exteriores en la estrategia de la empresa, así como una adecuación de su estructura y funcionamiento interno a la disciplina de ese ejercicio de previsión. La misma impresión se confirma al investigar la proporción de empresas que han accedido al nivel más complejo y comprometido de internacionalización: sólo un 5,7 por ciento del total dispone de un centro de producción en el extranjero; e incluso, este hecho puede resultar engañoso, ya que no siempre expresa la práctica de una política de internacionalización activa por parte de la empresa española, pues, en buena parte de los casos, es resultado de la presencia de multinacionales extranjeras en España. Obstáculos a la exportación. Los distintos estudios realizados sobre los problemas y dificultades para la operativa exterior identifican diez factores que pueden considerarse básicos: 620

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Actitud mental desfavorable del equipo directivo. Dificultad para identificar mercados exteriores. Falta de conocimiento de los procedimientos de exportación. Falta de familiaridad del equipo directivo con culturas y formas de hacer negocios en el extranjero. Exceso de burocracia y de consumo de tiempo del equipo directivo. Problemas de selección de distribuidores fiables y de otros medios de distribución. Dificultad de encontrar, interpretar y recopilar las regulaciones gubernamentales relevantes. Adaptación y suministro de los productos exportables. Dificultades financieras para exportar. Existencia de competidores extranjeros. De este conjunto de factores, la experiencia internacional parece apuntar una clara diferencia a la hora de valorar obstáculos entre aquellas empresas exportadoras y las que no lo son. Las empresas no exportadoras se sienten especialmente impedidas por la carencia de: - Conocimientos acerca de los procedimientos para exportar. - Conocimientos sobre las prácticas de negocios en el extranjero. - Conocimientos sobre cómo comercializar las exportaciones. Por su parte, las empresas exportadoras, valoran particularmente como obstáculos más relevantes: - La obtención de información sobre perspectivas de oportunidades y mercados exteriores. - La competencia de otras empresas nacionales y extranjeras en los mercados internacionales. Cuadro 9 Obstáculos a la exportación (Porcentaje) TOTAL

Competencia otros países

56,1

Precios otros países

38,7

Costes internos

27,8

Coste transporte

22,3

Calidad inferior otros

3,5

Tecnología inferior

9,1

Financiación

27,8

Aduanas

11,1

Distribución

13,9

Monetarios

17,9

Producción (volumen)

10,0

Garantía de cobro

12,3

Desconoce mercados

13,7

Tamaño de empresa

10,3

Imagen España

7,0

Organización

0,4

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Promoción/publicidad

0,1

Idiomas

0,1

Otros

0,3

Ninguno

3,0

N.S./N.C.

2,8

Fuente: Alonso, J.A. y Donoso, V. (1994): •La competitividad de la empresa exportadora española•. ICEX, Madrid.

Por su parte, el estudio realizado sobre la empresa exportadora española1, permite completar y matizar esta última afirmación sobre los obstáculos. En dicho estudio se ha puesto de manifiesto la existencia de una quincena de obstáculos a la exportación, el principal de los cuales proviene de la competencia de otros países, opinión compartida por el 56 por ciento de las empresas. En buena medida, dicha competencia se realiza por el precio, pues los mejores precios de otros países son vistos como el segundo factor en importancia (38 por ciento) con que se enfrentan sus ventas exteriores. Seguidamente, figuran los costes internos y las dificultades de financiación (27 por ciento), aspectos muy ligados a las condiciones macroeconómicas y a la política económica española. Los costes de transporte son elegidos por el 22 por ciento como impedimento de cierta importancia. Por último, con tasas mucho menores figuran otros aspectos relativos a la escala de producción, la garantía de cobro o el desconocimiento de los mercados exteriores.

1

Alonso, J.A., Donoso, opus cit. 622

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