Annabel Lee - Edgar Allan Poe. Volvemos hoy a la poesía de mano de Edgar Allan Poe en Tierra Firme, Ezequiel

Annabel Lee - Edgar Allan Poe Esteban: Volvemos hoy a la poesía de mano de Edgar Allan Poe en Tierra Firme, Ezequiel. Ezequiel: Qué lindo es volver

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Annabel Lee - Edgar Allan Poe Esteban:

Volvemos hoy a la poesía de mano de Edgar Allan Poe en Tierra Firme, Ezequiel.

Ezequiel:

Qué lindo es volver a Edgar Allan Poe, gran autor norteamericano e indudablemente uno de los principales cuentistas de siglos pasados y definitivamente creador del cuento moderno. Pero esta vez enfocado hacia su lírica, hacia su poesía. Vos sabés, Esteban, que Edgar Allan Poe se consideraba un poeta antes que un narrador, y él sus cuentos los escribía como una forma de sobrevivir porque le representaba un cierto ingreso de dinero, pero él siempre los valoró. Esto pasa con muchos autores como Shakespeare; Shakeaspere no valoraba como pieza literaria sus obras de teatro sino sus sonetos, sin embargo es conocido por sus obras de teatro. Y con Edgar Allan Poe pasa lo mismo; la mayoría conocemos sus cuentos, pocos conocen sus poemas. En Estados Unidos probablemente un poco más porque se lo estudia incluso en las escuelas.

Esteban:

En clase de literatura seguro..

Ezequiel:

Pero él se consideraba a sí mismo fundamentalmente un poeta y su obra poética es muy contundente, a pesar de que nosotros obviamente la recibimos traducida y se pierde mucho de la sonoridad tan propia de la lírica. Sin embargo, es tan intensa la poesía de Poe, tan oscura como eran sus relatos y como fue su vida. Recordemos que hemos contado ya la vida de Edgar Allan Poe en Tierra Firme más una vez, pero vale la pena recordar que murió muy joven, antes de cumplir los 39 años; era alcohólico y eso le trajo grandísimos problemas a lo largo de toda su vida. Y no la paso realmente bien: tuvo una vida que nosotros llamaríamos muy cruelmente miserable, y a pesar de eso fue resplandeciente cada vez que se sentaba a escribir. Nos legó una obra monumental y clave dentro de la historia de la literatura. Es el ejemplo de lo que se llama el poeta maldito, o el escritor maldito, ese que tiene una vida terrible, pero que sin embargo se sienta y escribe, escribe, escribe, y logra salir de alguna manera a flote, brillar lo que no pudo brillar en su vida; Allan Poe definitivamente lo brilló en sus letras con cada una de sus palabras hasta convertirse en un ícono tan importante de la cultura norteamericana y de la literatura en general, como para aparecer en varios episodios de “Los Simpson”. Hay un episodio de “Los Simpson” donde se hace mención al poema “El cuervo”, y se hace incluso una representación completa del poema en unos pocos minutos. Y hay otro episodio donde se hace referencia al cuento “El Corazón delator”. Es decir, forma parte de la cultura y de la iconografía propia de la cultura norteamericana en este momento, además de ser una pieza clave dentro de la narrativa contemporánea. Es un autor que aparece mencionado por otros autores, admirándolo a pesar del tiempo que ha pasado por su gran capacidad de escritura. Para el día de hoy elegimos el que se cree su último poema, “Annabel Lee”. Su último poema por lo menos completo. Es un gran poema que reúne toda esa oscuridad, tristeza, melancolía tan propia de Poe.

Pero por algo es el último, pienso, porque pega un giro, tiene un giro este poema que no está en consonancia con el resto de la obra de Poe. Es un poema melancólico pero no tan profundamente triste y oscuro como sus otros poemas y tal vez por eso está bueno rescatarlo. Esteban:

Como que busca cierta luz en su texto.

Ezequiel:

Exactamente. Y es una contrapartida a su gran poema que es el poema “El cuervo”. Y es de alguna manera es un texto muy largo lamentablemente para trabajar o poderlo leer completo en un programa de Tierra Firme. Pero alguna cosa vamos a mencionar hoy también sobre “El cuervo”. ¿Te parece Esteban leemos? Como es largo el poema vamos a fragmentarlo, a leerlo en dos bloques . Si te parece podemos leer las tres primeras estrofas.

Esteban:

“Hace de esto ya muchos, muchos años, cuando en un reino junto al mar viví, vivía allí una virgen que os evoco por el nombre de Annabel Lee; y era su único sueño verse siempre por mí adorada y adorarme a mí. Niños éramos ambos, en el reino junto al mar; nos quisimos allí con amor que era amor de los amores, yo con mi Annabel Lee; con amor que los ángeles del cielo envidiaban a ella cuanto a mí. Y por eso, hace mucho, en aquel reino, en el reino ante el mar, ¡triste de mí!, desde una nube sopló un viento, helando para siempre a mi hermosa Annabel Lee Y parientes ilustres la llevaron lejos, lejos de mí; en el reino ante el mar se la llevaron hasta una tumba a sepultarla allí.”

Ezequiel:

Acá tenemos el tema, un tema típico de la poesía de Edgar Allan Poe, y muy típico de cierto tipo de poesía. Sobre todo la poesía española que se caracteriza mucho por el énfasis en la tragedia. Y también...

Esteban:

Romanticismo.

Ezequiel:

Exactamente, también poesía inglesa romántica incluso también anterior del período Isabelino. Algunas cosas escritas por Shakespeare también tienen este mismo tono.

Esteban:

Claro.

Ezequiel:

En primer lugar hay un trabajo como si esto fuese un cuento de hadas. Es decir, un cuento de hadas, un cuento para chicos. Ya desde el principio hay una cierta presencia de un ambiente casi fantástico. Empieza con el “hace ya de esto muchos años”; es el famoso “había una vez”. Es decir, estamos situándonos en un reino que no es un reino real, sino que, es un estado mental. Es decir, estamos metiéndonos adentro de la cabeza de Edgar Allan Poe. Me está diciendo “esto es una fábula, esto es algo que estoy inventando, estoy urdiendo esta historia para transmitir de alguna manera lo que siento, lo que me pasa en mi interior”. La gran virtud de un poeta es tener la capacidad de plasmar lo que sucede en su mundo interior y hacer que yo de alguna manera viva y sienta de la misma manera que vive y siente él las cosas que le suceden. Aparece la presencia del mar; el mar es una constante a lo largo de todo el poema. “En un reino junto al mar”. El mar siempre, sobre todo en la literatura del siglo IX, representa lo desconocido. Es decir, el mar que era dominado en ese momento por los grandes barcos a vela, era un universo de aventuras, un universo donde vivía lo inesperado; es el tiempo donde se creía todavía en los grandes monstruos marinos que estaban dando vuelta en las grandes leyendas entono al mar. De manera que el mar consolida todo este concepto de cuento de hadas, de sucesos lejanos, de sucesos también místico. El mar siempre representó las fuerzas del caos, es decir, es un elemento contrario al elemento natural del hombre que es la tierra. Y ahí él vive en un reino junto al mar con Annabel Lee, de la que lo único que nos dice es que era hermosa y al que él adora prácticamente como si fuese una diosa (otra cosa que es muy propia de la literatura española y de la literatura inglesa de esta época y de años anteriores).

Esteban:

Y todo muy personalizado.

Ezequiel:

Muy personalizado; hay una impronta, uno se imagina a Edgard Allan Poe (aunque hay un “yo lírico” que no es él) en la situación de adorar a Annabel Lee. Él dice “ era su único sueño verse siempre por mí adorada y adorarme a mí”. Hay una relación que es prácticamente...

Esteban:

Exclusiva.

Ezequiel:

Exactamente. Y “no hay otra cosa en el mundo más importante que el vínculo que yo tenía con Annabel Lee y el vínculo que ella tenía conmigo”.

Esteban:

Lo demás es superficial porque no integra ese vínculo de privilegio del que ellos dos formaban parte.

Ezequiel:

Dice “niños éramos ambos, en el reino junto al mar; nos quisimos allí con amor que era amor de los amores“; hace ahí un juego de palabras muy notable con la palabra amor. Y dice “yo con mi Annabel Lee”; todos sabemos que a los nombres propios no se les deben poner pronombres posesivos, pero es una

forma poética de decir que ella era suya, así como él también acaba de confesar que era de ella. Dice “con amor que los ángeles del cielo envidiaban a ella cuanto a mí”; es decir, los ángeles están celosos por el amor que ellos sienten. Es una situación idílica donde además ellos están aislados, no llega la interferencia de los demás; pero cuidado: está la presencia del mar, que es el caos, el terreno de lo desconocido, y están en un reino junto al mar. Y el mar todos sabemos que cuando está calmo es una cosa, pero cuando va embraveciendo va tomando otra personalidad, es una inmensidad, y eso es lo que él está poniendo en su poesía: la inmensidad de ese mar que está rodeando. Ellos están mirándose todo el tiempo, uno se los imagina así a pesar de que él no lo dice, mirándose permanentemente a los ojos. Pero están en un reino... Esteban:

Casi beatífico...

Ezequiel:

Exactamente; pero que va a terminar no siendo tan beatífico, y eso aparece recién en la tercer estrofa, la última que leíamos recién. Dice “Y por eso, hace mucho, en aquel reino, en el reino ante el mar, desde una nube sopló un viento, helando” (obviamente del mar, del territorio desconocido) “helando para siempre a mi hermosa Annabel Lee”. Es una forma muy poética de referirse a la muerte; dice “se la llevaron lejos, lejos de mí”. Es esa sensación de soledad, de haberse quedado solo. Si te parece, Esteban, para el próximo bloque podemos contar cómo se relaciona todo esto con la propia vida de Allan Poe. Porque esto parece un cuento de hadas casi simpático; sin embargo, acá él está mostrando su alma desnuda.

Esteban:

Hacemos una pausa entonces. Estamos hablando de “Annabel Lee”, este poema de Edgar Allan Poe. Ya venimos.

PAUSA

Esteban:

Nos planteabas antes de la pausa, Ezequiel, que en este poema “Annabel Lee” está el autor desnudando su alma ante el lector del poema.

Ezequiel:

Sí, porque esto lo hemos contado en algún programa pero vamos a volver a comentarlo ahora porque está muy relacionado con el poema. Se supone, no se puede precisar esto (teniendo en cuenta que es el último programa completo de Edgar Allan Poe), que Annabel Lee es una figura de su esposa Virginia. Él se casó con su prima hermana (una cosa que no era poco usual en la época) cuando ella tenía trece años y él veintisiete.

Esteban:

Gran diferencia.

Ezequiel:

Estaba muy enferma Virginia y terminó muriendo pocos años después, de manera que todo esto (ellos se conocen desde chicos, tienen este amor de cuento de hadas) hace un retrato de su relación. Ellos fueron muy pobres, vivían en casa de una tía, la pasaron muy mal, ella enfermó gravemente y terminó muriendo, y él quedó absolutamente desolado. Los que conocen otros textos de Allan Poe saben que siempre habla sobre la soledad, sobre un mundo sombrío, oscuro, con muchos aires de perversión en muchos casos, y todo esto se enraíza directamente con los sentimientos que él tenía. Él amaba profundamente a Virginia (por lo menos es lo que nos deja ver), y acá está claramente representada esa relación que tienen en el personaje de Annabel Lee. Y este viento que la congela a la chica y se la lleva lejos de él, uno piensa: es que parece un poema, un poemita, termina estando tan profundamente enraizado a su experiencia. Está contando la pérdida de la mujer a la que él amó y a la que vio morir siendo joven. Qué mejor manera de representar la muerte de una mujer de quince años (la edad que tenía Virginia cuando murió) que por medio de un cuento de hadas. Y acá está la maestría de Edgar Allan Poe que de alguna manera se está mostrando desnudo en sus sentimientos; está diciendo “yo me sentía así y se la llevaron”. Ahora, si nos retrotraemos al poema “El cuervo”, su gran poema (un poema narrativo de una belleza y perfección técnica increíble), donde él también cuenta la historia de un hombre que acaba de perder a su mujer, y un cuervo le dice “nunca más, nunca más nunca más”, porque no va a volver; es decir, la puerta está cerrada. Y acá parecería que Annabel Lee se fue y esa puerta está cerrada también, y que de nuevo va a aparecer el cuervo diciendo “nunca más, nunca más, nunca más”. Esto hubiera sido el estilo de Poe: la muerte como una instancia irreversible frente a la cual no hay más nada que hacer. Sin embargo, este poema va a terminar de manera distinta (por algo es su último poema); va a dar un vuelco a su narrativa, es el contra poema si lo comparamos con “El cuervo”. En “El cuervo” la pérdida es irreversible; acá vamos a encontrar otra cosa.

Esteban:

¿Te parece que vayamos a la lectura de las siguientes tres estrofas?

Ezequiel:

Sí, sería muy bueno porque cierra totalmente la idea.

Esteban:

“¡Oh, sí! No tan felices los arcángeles llegaron a envidiarme a ella, a mí y no más que por eso todos, todos en el reino ante el mar sábenlo así Sopló viento nocturno de una nube, robándome para siempre a Annabel Lee Más vence nuestro amor, vence al de muchos Más grandes que ella fue, que nunca fui Y ni próceres, ángeles del cielo ni demonios que el mar prospere en sí separarán jamás mi alma

de la radiante Annabel Lee Pues la luna ascendente dulcemente tráeme sueños de Annabel Lee Como estrellas tranquilas las pupilas me sonríen de Annabel Lee Y reposo en la noche tranquila con mi siempre querida, con mi vida con mi esposa radiante Annabel Lee en la tumba ante el mar Annabel Lee” Ezequiel:

Qué terrible como termina... Yo decía recién, es contrario a lo que él sostiene en “El cuervo”. Acá dice ¿por qué se llevaron? Se la llevaron porque eran tan perfecto el amor que ellos tenían que el caos, el mal, las fuerzas negativas que hay en la Tierra no podían tolerar ver eso. Dice que hasta los ángeles y los arcángeles se ponían celosos. Frente a eso la reacción es quitársela, romper eso que es bello y hermoso. El pelea contra ese caos y dice “Yo sigo viendo sus ojos en las estrellas y duermo junto al mar (que se la llevó) sobre la tumba”, como diciendo la presencia de la tumba (para cualquiera que haya leído un poquito a Poe sabe que es una cosa permanente y constante) marca una trascendencia más allá del amor. En esto “Annabel Lee” es un poema asombroso.

Esteban:

Es diferente.

Ezequiel:

Es el anti Poe, no se entiende que haya escrito esto; escribió otras cosas también con finales muy bellos como este, pero es muy contrario a su otro gran poema representativo, donde hay una cerrazón total frente a la rotundidad de la muerte.

Esteban:

Como que lucha con esa clase de realidad tan absoluta que plantea él en la muerte, pero con la búsqueda y el anhelo de que algo la trascienda.

Ezequiel:

Habrá gente que piense que acá Poe estuvo muy blando, muy dulce o muy tierno; yo sin embargo prefiero pensar que hay una maduración en el pensamiento de Poe, que entendió que ese cuervo gritando “nunca más” frente a la muerte tenía que tener alguna otra respuesta un poco más contundente que el “no se puede”, que el “nunca jamás”, que el “no hay posibilidad de revertir determinadas situaciones”.

Esteban:

Y también plantea que el tenía una teología primitiva en cuanto a su concepción del lugar del cielo y del infierno, dónde está Dios y dónde está el demonio (por así decirlo).

Ezequiel:

Sí, probablemente. De hecho acá los ángeles y los arcángeles se comportan de manera negativa en vez de comportarse positivamente. Evidentemente la teología era una cosa que tenía poca importancia para Poe. Sí tenía

importancia el concepto del mal: el concepto de perversión era un concepto que a él lo angustiaba profundamente. Desde su propia perversión interior el alcohol lo llevaba, como lleva a todo alcohólico, a hechos denigrantes contra su propia persona... Esteban:

A ver distorsionada la realidad.

Ezequiel:

Exactamente. Y de alguna manera él eso lo sabía y era muy consciente del mal que anidaba en su esencia, en su propia persona, y del mal circundante. Pero hay en este poema una necesidad de trascendencia, de decir “el hombre no puede terminar en ésto”, “el hombre no puede terminar en su propio mal”.

Esteban:

No quiere caer en la desesperación.

Ezequiel:

Exactamente. Porque si nosotros pensamos lo que dice el cuervo, “nunca más, nunca más, nunca más”, las cosas se cierran y no se vuelven a abrir, estamos en un mundo terriblemente opresivo. El ser humano es un ser que permanentemente busca trascendencia; es decir, busca mirar hacia el futuro, debería buscar mirar al futuro. A veces nos quieren hacer mirar al pasado y hay que mirar al pasado porque eso nos permite reflexionar y proyectarnos mejor. Pero es un ser que básicamente mira hacia adelante.

Esteban:

Buscando respuestas.

Ezequiel:

Ahora, ¿cuál es el problema? El problema es que si yo miro hacia adelante y adelante siento que tengo un “nunca más”, no encuentro forma de capitalizar mi vida y de continuar creciendo. El ser humano necesita trascendencia, necesita pensar que hay una entidad espiritual que va más allá, que la muerte no puede ser la última puerta o el último puente, que tiene que ser una pasaje transitorio hacia otra realidad. Tenemos que enfrentar el concepto de la muerte; Esteban, ¡cuánto nos cuesta hablar de la muerte! Es dificilísimo para todos porque nadie quiere llegar a esa instancia, y sin embargo la muerte es una de las pocas cosas seguras que tenemos desde que nacemos. ¿Quién puede decir “yo no me voy a morir”? Es una certeza que tenemos y frente a la cuál tenemos que pensar qué respuesta tenemos. Ahora, los que somos cristianos pensamos que la muerte es un tránsito hacia una realidad distinta; y ésto que puede parecer una fábula de cuentos para chicos, como este poema de Poe, es en realidad una de las mayores verdades para cualquier cristiano: que hay un mundo detrás del mundo, que hay un universo que existe detrás del universo, y que hay un Dios que guía nuestros pasos para llegar más allá.

Esteban:

Que hay algo más allá del valle de sombra y de muerte que atravesamos.

Ezequiel:

Exactamente. Cuando uno entiende que la vida continúa más allá de nuestra realidad más cotidiana y material, entiende también que hay un sentido por el cual avanzar en la vida.

Esteban:

Claro, y ésto no es, como acusaba Nietzsche, una fe transmundista en la que

nos alejamos de la realidad y no intentamos ver la problemática del ser humano. Todo lo contrario: porque existe esa realidad más allá es que hoy vivimos diferente. Ezequiel:

Absolutamente, y es que tenemos motivos para pelear que la vida de acá sea mejor. Yo no estoy de acuerdo en que hay que vivir para llegar a eso y mientras tanto dejar pasa todo; uno tiene que trabajar en función a que estamos acá por algún motivo. Entonces lo que algunos ven, como Nietzsche que ve de alguna manera un engaño en esto de proponer que hay una vida detrás de la vida, en realidad es encontrarle un propósito a esta vida material y terrenal que tenemos. Es entender que estamos acá por algo, es entender que el sufrimiento (frente al cual no tenemos ningún tipo de explicación fuera de la explicación espiritual) tiene un valor y tiene un sentido, y nos lleva a comprender determinadas cosas. Y también pensar y entender las cosas de esta manera nos permite asumir los momentos de alegría y felicidad de otra forma, porque sabemos que son cortos pero nos permite disfrutarlos sabiendo que estamos transitando hacia una realidad superior. Yo no sé cómo vive el que no tiene trascendencia, no sé cómo enfrenta la muerte el que no tiene trascendencia, el que piensa que el hombre es solamente una máquina biológica. El hombre es mucho más que ésto; Dios nos demostró y nos demuestra por medio de la Biblia que el hombre es mucho más que una máquina biológica, que hay sentimientos, que hay percepciones, que hay pulsiones espirituales que van a continuar más allá. Yo le propongo a todo el que le tiene miedo a la muerte (que es un miedo muy natural y muy propio del ser humano) que se anime a acercarse a la Biblia, a la fe, a un Dios que propone una vida abundante acá en la Tierra y abundante también en el más allá. Que se anime a mirar la vida desde otra perspectiva, desde la perspectiva de que éste es un paso transitorio hacia una realidad mucho mejor, hacia un lugar mucho mejor, donde estaremos con un Padre que nos ama, que nos quiere, que está dispuesto a acompañarnos cada día de nuestra vida acá y después también

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