Arquitecturas del cuerpo social

Arquitecturas del cuerpo social Para Louis Bourgeois la memoria es una forma de arquitectura. Cada fragmento de memoria es como un ladrillo con el qu

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CLOUDIFICACIÓN DE ARQUITECTURAS
CLOUDIFICACIÓN DE ARQUITECTURAS Autor: Isidre Clavero González Fecha: 01/10/2013 MEDIANTE METAMODELOS Y HERRAMIENTAS DE AUTOMATIZACIÓN DE DESPLIEGUE

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Arquitecturas del cuerpo social

Para Louis Bourgeois la memoria es una forma de arquitectura. Cada fragmento de memoria es como un ladrillo con el que construir espacios. Cuando la memoria se transmite de unos a otros, esos espacios se amplían y se hacen comunes, configurando ciudades y, en definitiva, mundos. Cada fragmento de experiencia transmitida es un mundo donde habitar; una arquitectura de nuestro cuerpo-social.

La memoria colectiva no puede dejar de entenderse como un proceso ligado a la vida; como un conjunto de experiencias impregnadas entre sí, donde cada individuo aporta su visión particular, interpreta y construye al mismo tiempo. Frente a una visión totalizadora de la historia, nos vemos impelidos a adoptar nuevos puntos de vista; incluir otras visiones que nos permitan comprender y construir el mundo. Desde siempre, me ha preocupado cómo pensar las relaciones entre lo universal y lo individual; entre la norma y lo que carece de norma; cómo utilizar positivamente la paradoja que surge de la relación entre individuo y sociedad: entre la aspiración de todo sujeto a ser común, al mismo tiempo que a no dejar de ser individual - precisamente el Estado resuelve esta paradoja imponiendo un modelo de equilibrio a través del poder... Al hablar de arquitectura, me refiero a un a ese estado de relación entre individuos y colectividad. A una dimensión constructiva que revela ese pasaje de intercambio entre lo público y lo privado. Estas arquitecturas son, por lo tanto, construcciones, asimismo que modelos, proyecciones e ideas; son los lugares donde se articula esta paradoja, al mismo tiempo que se convierten en verdaderas herramientas de trabajo para la creación de nuevos lugares. Cada vez más, me he interesado por el testimonio individual, articulado en lo social. Y en este sentido, me inclino por un retorno al sujeto, un ser autónomo y socializado, que no es el ciudadano universal y anónimo de las ciudades, ni el consumidor indiferente del neoliberalismo, sino que plantea en sí un principio desgarrador de esta adecuación entre actor y sistema; un principio crítico y constructivo.

Elsewhere, En otro lugar; Ideas del Bienestar y El arquitecto continúa ausente, son tres proyectos del período de estos últimos cuatro años, donde se han hecho patentes mis motivaciones. Vinculados a diferentes espacios – la Fundación Soldenfeldt en Copenhague, la galería Tomás March y la CAM de Valencia- cada uno de ellos se centra en distintos aspectos de la sociedad capitalistas globalizada: el bienestar, la ciudad y la . Sin embargo, estos proyectos forman parte de un entramado de ideas que se han gestado en el curso del tiempo, junto con otros planteamientos. del lenguaje a la comunicación Desde mi formación, veo la escultura como un campo expandido, como ya lo describiera Rosalind Krauss en su conocido texto de 1979. Esto me ha permitido abandonar paulatinamente la preocupación por los límites del arte, y centrarme en un proceso de trabajo donde cualquier medio puede ser utilizado, en favor de una idea. La fotografía constituye una herramienta fundamental para esta hibridación de lenguajes por su carácter múltiple, y por ser capaz de funcionar como un metalenguaje que aglutina contextos, historias, presencias: se puede ver el cine y la arquitectura en la fotografía, en ese mismo acto de ordenación que se realiza desde el visor, seleccionando fragmentos de realidad y dejando otros fuera. La comunicación comienza cuando buscas involucrar al espectador en tu trabajo, lo fuerzas a adoptar puntos de vista diferentes y te fuerzas a ti mismo a colocarte también en su lugar. Cuando compartes experiencias y buscas colaboraciones; cuando haces partícipe y participas. Para mí, la comunicación empieza principalmente negando la mirada, en un sentido muy hitchcockiano: siempre existe una intriga que va más allá de lo puramente visual, y es allí donde reside el significado; es como una trama de un film que provoca acciones y reacciones; intercambios. Es este mundo relacional, definido por vínculos recíprocos entre personas, el que subyace a todo mi trabajo. escenas de lo cotidiano La referencia a Le Corbusier y su fênetre en longueur es elemental: esa ventana corredera que prescinde del punto de vista único y que

se organiza a partir de cortes en el espacio, como si se tratara de un visor fotográfico, o del propio cine. El mundo se presenta como un ready-made, una gran pantalla que recoge y registra todas nuestras acciones, organizándolas en el espacio común de la mirada. Es entonces cuando la arquitectura, la escultura, la fotografía y el cine, se convierten en instrumentos que condicionan y conforman esa mirada. Al materializar la estructura del visor fotográfico como una forma arquitectónica, se enuncian esas estructuras como mecanismos selectivos, de corte, en cuanto que abren y cierran espacios alrededor de su interpretación. Son escenas de la vida cotidiana; de la metrópoli posindustrial; y son también imágenes de distintos rodajes, de esa que constituyen los operarios en el momento del rodaje. La ciudad aparece como el marco de las relaciones sociales, donde tiene lugar la confrontación entre individuo y sociedad, cuyos signos no se reflejan en las plazas y monumentos, sino en las estructuras y medios de comunicación; las personas, y las relaciones que estas generan. comunidades de ideas Los conceptos que uno desarrolla acerca de las ideas que impregnan la vida cotidiana se hacen comprensibles a la luz del contexto donde se generan. Este factor contextual puede ir de lo más específico a lo más general, incluyendo, en el campo de relaciones, todos aquellos elementos que coexisten en el intercambio de información (idioma, arquitectura, geografía...) Mi estancia en Copenhague, ha sido fundamental para transformar mi forma de trabajo. El factor fundamental de este cambio ha sido la participación de esa comunidad de mujeres que habita la Fundación Soldenfeldt. Sus ideas se han constituido en un puente entre la experiencia, el lenguaje abstracto y el mundo común; han supuesto una bisagra de adecuación entre costumbres, aspiraciones y realidad, donde el testimonio personal nos sitúa en una posición desde la que reconocer el mundo. En trabajos posteriores, como en Ideas de La Gerencia, también he partido de contribuciones de distintas personas, con un planteamiento poético y social a la vez. En este caso, se trata de

una comunidad diferente: los vecinos del Puerto de Sagunto de Valencia. El proyecto fue planteado con motivo de la III Fiesta por la Gerencia Pública del Puerto de Sagunto, en junio de 1998, donde existía una reivindicación ciudadana de base, del área de la Gerencia como espacio público -una auténtica ciudad jardín, antigua residencia de los gerentes de Altos Hornos del Mediterráneo, abandonada tras la crisis siderúrgica. Mi trabajo consiste en un libro acerca de las ideas por las que se reivindica su carácter público, que están en la mente de la mayoría de los ciudadanos del Puerto de Sagunto: esas ideas que no dependen únicamente de urbanistas o historiadores, sino de la propia ciudadanía y su realidad cotidiana. Mediante imágenes, el libro ilustra los diferentes usos de la Gerencia -como jardín público, centro cultural o locales de ensayo; de entre un total de diez conceptos fundamentales- con fotografías de lugares que existen en esta ciudad, cuya infraestructura actual es muy deficiente, como ocurre con la biblioteca. De esta forma, el libro funciona como memoria colectiva; como una especie de álbum de arquitecturas colectivas, que evoca recuerdos, al mismo tiempo que se confunde con un tiempo porvenir. sociedades de individuos La partida de squash es otro proyecto público que parte de un contexto en conflicto: el trabajo pudo verse en el marco de una serie de Jornadas de Puertas Abiertas del Cabañal-Cañamelar de Valencia, organizadas por un colectivo de artistas y vecinos de este barrio, con motivo de la polémica prolongación de la Avenida Blasco Ibáñez; avenida que además de destruir una zona calificada como Bien de Interés Cultural, supondría fundamentalmente el desalojo de muchas familias. La videoinstalación enuncia el juego como metáfora de la sociedad del ocio, pero también los motivos del juego como equivalentes de una actitud de poder –así reza la cabecera del vídeo: .

Por otra parte, los textos que aparecen en la llamada > de la pista, constituyen el elemento fundamental del vídeo. Están elaborados a partir de las frases que los mismos vecinos del barrio escriben y cuelgan de sus balcones, en sábanas y pancartas... Precisamente este es el punto de partida: el hecho de encontrar estas manifestaciones públicas tan rotundas, pero también observar las fachadas del barrio, donde dos manzanas más allá de la zona afectada ya no se encuentra prácticamente ninguna pancarta. The scream, el grito, presenta un planteamiento similar frente a un problema distinto: la campaña de bombardeos aéreos llevada a cabo por la OTAN contra Yugoslavia en la primavera de 1999. El trabajo comienza como un proceso de documentación, en el período en que la OTAN no estaba tomando las suficientes precauciones para proteger a los civiles, llegando a atacar objetivos ilegítimos. Entonces las apreciaciones acerca de los todavía eran vagas –muertos civiles, mujeres y niños- y, sin embargo, circulaba gran cantidad de información al respecto, a través de Internet. Un compañero de la Politécnica se dedicó a esa información, que acabé mostrando en The Scream: emails denunciando esta situación. La pieza plantea un desgarro en la ambigüedad de un rostro de mujer que se dirige en metro hacia algún lugar: al observarlo, no sabemos a ciencia cierta si se trata de un grito, o si simplemente está bostezando. Es este tipo de planteamiento el que ha recorrido mi trabajo, a menudo poniendo en duda la memoria colectiva a través de pequeñas acciones individuales. Esto hace que uno se pregunte ¿Qué he hecho yo para estar aquí? un paisaje de acontecimientos ¿Pero cómo salirse de la norma; dejar de caer en la trama de esta sociedad seductora, del bienestar, la televisión y la apatía? Paul Virilio ha dicho que hay que volver a situar al individuo en el paisaje de acontecimientos; en un paisaje de la acción que tiene lugar en alguna parte, y que es necesario rescatar. Mis últimos trabajos han estado en busca de ese lugar, sin saberlo; ese otro lugar que se sitúa en la acción y la reflexión. Quizás por ello me he centrado en nuestra sociedad del ocio, construida a partir

de modelos norteamericanos de colonización. En , el discurso se conduce a través de una sola imagen: un único paisaje recorrido incansablemente mediante zooms y planossecuencia, durante 21 minutos. Esto supone una toma de postura: prescindir de las imágenes, de las imágenes, y dejar que cada espectador proyecte las suyas propias sobre el paisaje, a través de la evocación de las palabras. Fruto también de la contribución de distintas personas cercanas, a través de conversaciones cotidianas, el texto parte de un compendio de reflexiones, sobre aquéllos temas fundamentales que se vinculan de manera directa o indirecta al ocio: libertad vigilada; violencia y placer; trabajo y tiempo libre programados; política, arte, cultura; el juego; el deporte; o la promesa del viaje... El manuscrito original ha sido reproducido íntegro en este catálogo; no así la cálida y suave voz envolvente de Elisa, quien realizó la locución del texto en inglés, impregnándolo de ese hipnotismo necesario para su audiencia. Puedo decir que fui casi bilingüe –estudié en un colegio alemán y residí en Düsseldorf durante un año- y todavía hoy, de forma espontánea, a menudo brotan en mi cabeza expresiones y palabras que no tienen parangón en castellano. Mi estancia en Dinamarca supuso una toma de conciencia real acerca de las dificultades para penetrar en la conciencia de un país extranjero, pues mis conversaciones se desarrollaban en una tercera lengua: el inglés. Éste ha sido, quizás, el punto de partida de mi último trabajo: hablar en otra lengua, es también estar en otro lugar.

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