ARTE Y REALIDAD EN EL BARROCO

1 ARTE Y REALIDAD EN EL BARROCO TEMA 3 EL NATURALISMO EN EL SIGLO DE ORO ESPAÑOL. 1. 2. 3. 4. Introducción Los precursores El nuevo realismo de Ribe

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ARTE Y REALIDAD EN EL BARROCO TEMA 3 EL NATURALISMO EN EL SIGLO DE ORO ESPAÑOL. 1. 2. 3. 4.

Introducción Los precursores El nuevo realismo de Ribera Los genios de la pintura española frente al naturalismo.

1. Introducción En España el paso al Naturalismo fue una asimilación paulatina de pintores que, en su gran mayoría, habían viajado a Italia ex - profeso. Fue dificil sacarse la influenciad manierista de tipo escurialense, proceddente de Toledo con el Greco a la cabeza, y de Madrid por influencia de la Corte, o veneciano a través de Tiziano y los hernamos Bassano. 2. Los precursores En la Adoración de los pastores, una de las muchas que pintó Maino, podemos observar las expresiones y las acciones de forma detallada gracias a la luz más activa. Los detalles como el perro durmiendo, símbolo de fidelidad y hogar, la oveja lista para el sacrificio como alegoría de la Pasión, o los ángeles juguetones y divertidos, nos llevan a una escena que podría calificarse de callejera. Un paisaje tímido asoma por el fondo iluminando la escena en una demostración del naturalismo que se aproxima.

La influencia de Caravaggio llega a España a través del foco toledano. Son Luis Tristán (1585-1624), Pedro Orrente (1560-1627) y Juan Bautista Maino (1581-1645), este último colaborador en la decoración del Salón de Reinos del palacio del Buen Retiro (La conquista de Bahía) diseñada por Velazquez Maino asimilará el caravaggismo tras su viaje a Milán. Su aportación será dotarla de claridad relativa. Es el iniciador del tenebrismo en España La luz violeta seguirá destacando las sombras pero las imágenes son naturales y expresivas. Son retratos de gente de la calle.

2 Luis Tristán (1585-1624) estuvo siempre vinculado a Toledo donde murió prematuramente. Tambien viajó a Italia entre 1606 y 1611. Su aprendizaje lo hizo en el taller del Greco. Su técnica es firme y segura y sus modelos son propios del naturalismo, llenos de sentimiento místico, en éxtasis y en lágrimas. En sus retratos de santas (Águeda y Catalina) y santos (Bartolomé y Agustin) realiza verdaderos retratos psicológicos. La imagen de Santa Mónica del Prado, surcada de arrugas es excepcional. Su mejor obra es el retablo de Yepes con escenas de la vida de Cristo. Magdalena penitente de Luis Tristan. La figura de Maria Magdalena como pecadora arrepentida fue recurrente durante el manierismo y el barroco hispano. Los atributos de la calavera y el libro son aleatorios, bien en su totalidad o por partes. En cambio, la cruz está siempre presente por su relación directa con Cristo. Su fuerza narrativa naturalista es enorme: el aspecto dejado y el recogimiento en la plegaria dota al conjunto de una gran intensidad. La oscuridad del fondo fija la atención sobre la figura central sin posibilidad de distracción con objeto alguno. Velásquez admiraba la obra de este autor que conoció bien. Desde su regreso de Italia recibió una gran cantidad de encargos que llegaron hasta su muerte en 1624. Su pintura se considera la mejor de la escuela toledana. Orrente es solo pasó por Toledo camino de Murcia y Valencia pero asimiló el estilo de la ciudad en una buena parte. También viajó a Italia, a Venecia concretamente, de donde trajo el estilo de los Bassanos ubicadas en escenarios naturales con sus pastores y escenas religiosas llenas de personajes. Su obra principal es el San Sebastián de la catedral de Valencia donde apreciamos su caravaggismo que influirá en Ribalta psoteriormente. El foco toledano se cierra con Sánchez Cotán que marchará a Granada posteriormente para hacerse cartujo en 1603. Su obra se centra en lo religioso y realiza pinturas para el Paular y la cartuja de Granada. Lo más interesante de su obra son los bodegones y las naturalezas muertas. Con ellos sentará las bases de este género en el Siglo de Oro español. Supo reflejar el espíritu de la Contrarreforma de forma humanizada. De igual estilo será Francisco Ribalta.

3 Es el único que no viajó a Italia teniendo un conocimimento de los maestros más indirecto a través de las colecciones reales en las que abundaban los pintores venecianos. En su “Sacrificio de Santiago” (Algemesí) se advierte la influencia de Fernández Navarrete que se encuentra en el Escorial. Sus retratos se individualizan, dejándose atraer por los juegos de luz sobre fondos oscuros que individualizan la imagen. Su lenguaje es caravaggista, sencillo y directo. Dentro del foco andaluz dirigido por Pacheco, ya se encuentran fisuras en el primer tercio del XVII.

Los retratos de Ribalta son de una gran profundidad psicológica. Su obra no es muy extensa debido en gran parte a su pérdda, pero de gran calidad. Se encuentra diseminada por el mundo pero hay buenos ejemplos como este retrato de Raimundo Lulio del Museo de Arte de Cataluña o la Ultima Cena del Colegio del Patriarca de Valencia.

Su estilo se ha convertido en un manierismo caduco. Hasta sus discípulos Juan de Roelas (1558-1625) y Francisco de Herrara, el Viejo (1590-1654) terminarán evolucionando hacia un naturalismo de corte veneciano, ajenos a Caravaggio. Zurbarán y Herrera compartirán encargos para eln el colegio de San Buenaventura. Su estilo se basa en la intensidad del gesto con pinceladas amplias y un color peculiar como es el caso de San Buenaventura recibiendo el hábito. En resumen, a partir de 1620 mas o menos se instala el naturalismo definitivamente a traves de Caravaggio que será el modelo casi exclusivo. Los pintores más jóvenes asimilarán este nuevo modelo con un deseo profundo de reflejar la realidad que ven. Las imágenes religiosas se convierten en cotidianas y cada pequeño objeto toma vida, siendo parte principal de la narración trascendente. 3. El nuevo realismo de Ribera

4 José de Ribera (1591-1652), el Españoleto, nació en Játiva. De resulta de un viaje a Roma se instaló en Nápoles a partir de 1616. Como resultado de una vida cargada de problemas personales, los románticos le convirtieron en paradigma de lo tenebroso y macabro. Estos comentarios encontraban apoyo en sus retratos de penitentes de piel ajada, abrazados a la cruz o martirizándose fanáticamente. Sus inicios se basan en Caravaggio con potentes efectos de claroscuro. Su estilo evolucionará del caravaggismo a un naturalismo lleno de colorido y luz con influencia de Guido Reni y otros de su estilo que trabajaban también en Nápoles. Podemos decir que es un pintor a la napolitana.

Ribera, llamado por su amigo de juventud Diego de Velazquez, contribuyó al programa iconográfico del Palacio del Buen Retiro. Se le asignaron varias pinturas de tema mitológico relacionadas con los castigos a los que se rebelan contra el poder y las normas, como Ixión por el asesinato de Deyoneo y Ticio que quiso violar a Leto para enfadar a Zeus

Ticio. Museo del Prado

Ixión, Museo del Prado

Es este uno de los pintores más completos del Siglo de Oro. Sin su viaje a Italia nunca habría sido descubierto. Cultivó todas las temática pictóricas: religiosa, de género, retrato, alegórica, mitológica,..y en todas destaca. También destaca como dibujante de trazo firme y expresivo. La intención de Ribera cuando viaja a Italia es estudiar a Correggio en Parma partiendo del naturalismo ya adquirido. Intenta establecerse en Roma bajo la sombra de los Farnesio pero consigue poco pues la competencia es dura. Destacará la Partición de la capa de San Martin, el Juicio de Salomón (1609-1610), la Negación de Pedro, Susana y los viejos un cuadro de altar y algunos murales, estos dos últimos perdidos, todo ello entre 1610 y 1611. Existen algunas obras más. Ribera será, sobre todo, un innovador. En la serie de los Cinco Sentidos prescinde del viejo modelo bruegheliano y medievalista de acumulación de objetos para volver a presentar las escenas cotidianas de carácter humilde cuyo tema principal es la acción del sentido representado.

5 Así vemos como retrata tipos populares en acciones cotidianas. Dentro de esta temática, Ribera pintó varias series. Una de ellas fue encargada por el agente comercial Pedro Codina, emisario real e importante distribuidor de arte por toda Europa. Los cuadros de Ribera se desarrollan en un ambiente casi íntimo, con una carga emocional sin parangón. Sus estrategias narrativas encadenan personajes por medio de la acción que es capaz de explicar la historia de manera definitiva. Lega a Nápoles en 1616 con el objetivo de instalarse en la ciudad que era virreinato hispano y vivía un periodo de opulencia.

En El Olfato (1613-1616) Ribera nos lo muestra a traves de un mendigo harapiento que parece disfrutar de ello esbozando una leve sonrisa. Tibera aprovecha para realizar un pequeño bodegón que pueda olorse con la vista.

Allí su suerte estará ligada a los virreyes sucesivos. La primeras obras son para el Duque de Osuna con destino a su Colegiata. Se trata de santos: San Jerónimo, San Pedro, San Sebastián, y un Calvario en los que aplicará recursos aprendidos de Reni. Con el nuevo Virrey Alcalá pintará una de sus obras más curiosas: La mujer barbuda. También acomete la serie de los filósofos. Pero será entre 1631 y 1637 cuando alcanzará gran fama con los encargos del Conde de Monterrey, nuevo gobernador. El conde, hombre de gustos refinados, prescindió de las figuras excesivamente populares de Ribera para pasar a tipos más elaborados y estéticas más comprensibles. El Españoletto abandonará el exceso tenebrista para ganar en escala cromática. Aparecen las tonalidades más claras y la pincelada se descarga. Es el momento de los santos: La Inmaculada, San Genaro, la Magdalena en la Gloria, y el violentamente expresivo Apolo y Marsias. Apolo desollando a Marsias fue pintado entre 1636 y 1637. Las fábulas mitológicas trasmiten enseñanzas codificadas fáciles de interpretar hasta cierto punto. En este cuadro se representa el castigo a la vanidad por pretender hacerse superior a la jerarquía, en este caso Apolo. El momento elegido por el pintor es un tanto cruel, con Marsías gritando de dolor mientras el dios, indiferente al reo, ha empezado a desollarle. Los compañeros de Marsías contemplan la escena lógicamente horrorizados desde un punto escondido.

6 A partir del año 1637 se verá un importante progreso en la vida artística de Ribera. De la mano del siguiente Virrey, Duque de Medina de las Torres logrará sus más preciados encargos. El principal será el Martirio de San Felipe terminado en 1639. En este cuadro y en los de este periodo en general, vemos una pincelada más clara, con un gusto por los fondos luminosos y las tonalidades ligeras. La paleta vuelve a ganar en colorido. Con los años cuarenta surgen problemas de salud que le llevan a una disminución de la actividad. A ello se unen otros complicaciones familiares en lo que se puede calificar como el peor momento del pintor. En cambio su obra gana en calidad. Las tonalidades siguen siendo luminosas con cielos abierto y escenarios amables. Las figuras se vuelven grandiosas por el punto de vista bajo que adopta. Es el momento del Patizambo, retrato naturalista y radiante a pesar de la discapacidad del niño. La temática religiosa mantiene el modelo femenino. Será su hija Mª Rosa la elegida para la efigie de la Inmaculada del convento madrileño de Santa Isabel, o la Magdalena del Museo del Prado.

En la Magdalena Penitente del Museo del Prado vemos el retrato de su hija menor, Mª Rosa. Pintado en 1641, marca un punto de declive personal de Ribera.

En la última fase artística de Ribera su pintura se vuelve más amable y apacible, buscando quizá, una imagen relajada en contra de los atormentados retratos anteriores. Este San Sebastián, pintado en 1651, es ejemplo claro. Ribera busca la belleza natural. Parece más interesado en reflejar el desnudo que la acción del santo que se muestra extasiado, ajeno al dolor.

Uno de sus últimos trabajos será la Comunión de San Donato, fecha el año de su muerte en 1652. Esta obra se supone fue inspiración de Goya para su San José de Calasanz. Con ella se cierra la obra y la vida de uno de los pintores más originales e innovadores que supo romper con la rigidez del repertorio de su época y la limitación iconográfica contrarreformista.

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TEMA 3. NATURALISMO EN EL SIGLO DE ORO II (Fin)

1) LOS GENIOS DE LA PINTURA ESPAÑOLA FRENTE AL NATURALISMO En la academia de Francisco Pacheco se habían formado muchos pintores, entre ellos Francisco Zurbarán (1598-1664), Diego Velázquez (1599-1660) y Alonso Cano (16011667). Zurbarán es fiel representante del caravaggismo del que no se separó hasta final de sus días, por influencia de Murillo. Zurbarán no tiene nada que ver con la escuela sevillana aunque la relación artística con ésta y la baja Extremadura era un hecho, mostrándose mucho más austero y serio. Puede decirse de él que encarna a la perfección las ideas contrarreformistas. Así podemos decir que es un pintor de sentimiento piadoso. Fue un pintor religioso básicamente, representante de la devoción. Destaca su maestría para representar las telas y los efectos de sus pliegues en la luz. Se basa en la pincelada grande cargada, a base de grises plomizos y rosas sobre fondos neutros. Estos parámetros fueron característicos en sus pinturas de órdenes religiosas, temática que sostuvo toda su vida. También pintó bodegones, retratos, mitología y alguna escena costumbrista. El taller que tuvo fue muy activo y exportó obra a los conventos e iglesias de América a través del puerto de Sevilla que, en los años de formación de Zurbarán y Velázquez, era la ciudad más activa de España. Junto a este se forma en el taller de Pacheco, figura preminente de la cultura y representante de la más arcaica tradición estética. Pintor mediocre pero teórico aceptable, Francisco Pacheco era familiar de la Inquisición1 y censor de pinturas. De este modo tanto Zurbarán como Velázquez aprendieron en el mismo centro de la escrupulosidad religiosa. Sus primeras realizaciones se remiten a Llerena donde se estableció y formó taller al amparo de los conventos cercanos y las dos iglesias de la población, y su pueblo, Fuente de Cantos, entre 1618 y 1622. Desde allí pintará para localidades próximas hasta su regreso a Sevilla a fines de 1625 donde permaneció en temporadas largas, y sus constantes viajes de ida y vuelta a Llerena. No era un pintor de fama pero su trabajo le permitió vivir con holgura. Hacia 1628 se le encargan 22 cuadros sobre la vida de San Pedro Nolasco con destino al convento de la Merced Calzada. Estos cuadros están en su mayoría, en el Museo de Bellas Artes de Sevilla a excepción del San Serapio, obra de portentoso dramatismo sereno en la que el santo se abandona a su destino en profundo éxtasis interior lo que demuestra un convencimiento total en la fe en Cristo. En esta imagen juega con las luces y las sombras que producen las telas y el peso de las mismas. Colocará un papelito con su firma a modo de trampantojo. Otro juego efectista lo realizará en la Santa Faz del Museo del Estocolmo en el que abandona la imagen relajada de San Serapio o la rigidez adormecida del Cristo en la Cruz para, traspasar el lienzo con un apariencia nebulosa del rostro atormentado. Las marcas del pliegue en el paño podrían ser un detalle anecdótico pero aumentan esta sensación de dramatismo real. En esta pieza se mueve con mayor soltura. En esta fecha su taller tenía aprendices y oficiales pero parece que no se encontraba en Sevilla sino, probablemente, se refería al de Llerena.

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Un familiar de la Inquisición era una persona que trabajaba de forma voluntaria para es Santo Oficio, vigilando la ortodoxia católica en su entorno.

2 Sus cuadros son de un gran dramatismo, rigor y profundidad a la vez que depende extremadamente de modelos ajenos, quizás por exigencias de los comitentes. Otro de sus ciclos monásticos fue el realizado para el monasterio de Guadalupe Dentro de los otros estilos que tocó como la pintura mitológica realizó una serie sobre los trabajos de Hércules encargada por Velázquez para el Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro. También pintó la Defensa de Cádiz con idéntico destino. Aprovechó el viaje para estudiar las Colecciones Reales. La obra que le encumbra en Sevilla será un Cristo en la Cruz de total tenebrismo y fuerza dramática. Aprovecha para pintar un estudio del torso desnudo del Cristo que parece iluminado por el paño de pureza. En este cuadro se ceñirá a las teorías arcaizantes de Pacheco sobre el uso de cuatro clavos lo que le da cierto aspecto escultórico por su rigidez postural. Zurbarán sacará lo mejor de su arte en las composiciones de pequeño formato sin muchas complicaciones. No se mueve bien en las diagonales barrocas y no compone bien las dificultades narrativas. Ejemplo claro es la Apoteosis de Santo Tomás en la que recurre a modelos manieristas, fracasando la cohesión interna. Sus obras maestras solo tienen un personaje. En el ciclo de los Frailes Jerónimo de Guadalupe es donde mejor se mueve. La Misa del Padre Salmerón, Fray Gonzalo de Illescas o la Aparición de Cristo al Padre Salmerón refleja un modelo casi doméstico donde el protagonismo se reparte por igual en todas las figuras. En otro sentido, dentro de la alegoría de la Fe, podemos situar al Agnus Dei del Museo del Prado donde recura la influencia de Sánchez Cotán y coloca al corderito en un alfeizar o repisa a modo de bodegón. La negrura el total y la sensación de recogimiento es la que manda en toda la composición. Su arte se toma del natural más absoluto y eso le convierte en cotidiano. Esta misma línea seguirá en cuanto a los bodegones en los que destaca el naturalismo más cotidiano de los objetos. Alonso Cano fue contemporáneo de Zurbarán, se formó con Pacheco pero cultivó un estilo opuesto aunque practica el naturalismo en su juventud debido al ambiente sevillano. Cano fue escultor y arquitecto además de pintor. Su primera etapa es tenebrista como la Aparición de Cristo resucitado a Santa Teresa o San Francisco de Borja. Una vez instalado en Madrid abandonará el modelo anterior En su primera obra Alonso para realizar obras más ligeras y Cano evolucionó a mayor barrocas mucho más de acuerdo luminosidad sin con la nueva moda desarrollada abandonar el tenebrismo por Velázquez . sevillano como refleja el Cano fue un hombre de carácter San Juan Evangelista con terrible que padeció varios la copa de veneno conflictos por su causa, llegando pintado poco antes de a ser acusado del asesinato de su marchar a Madrid para el mujer, María de Figueroa, convento de Santa Paula proceso del que salió libre. Al de Sevilla. final de sus días, nombrado racionero de la catedral de Granada, fue obligado a tomar el hábito por el propio rey. Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (1599-1660) Era también sevillano. Ingresó en 1610 en el taller de Pacheco donde conocerá a Cano y se hará amigo intimo, vinculando la suerte de este a la de Diego.

3 Como se ha dicho antes, Sevilla era la ciudad más vital de España en la que abundaban los transeúntes, era puerta de América y refugio de todo tipo de personas, incluidas pícaros y maleantes. En el taller de Pacheco se hablaba de filosofía, de arte y de cultura, imprimiendo en el joven Velázquez un carácter erudito. Allí asimiló todo lo que escuchaba y se aficionó a las letras en general llegando a componer una biblioteca interesante en su residencia madrileña. Velázquez se forma en este ambiente y desarrolla una fuerte personalidad. Poco se sabe de su historia. No dejó nada escrito, o si lo hizo desapareció en el incendio del alcázar. Fue un hombre callado y serio, independiente a pesar de sus muchas obligaciones cortesanas de alta representación. De Pacheco aprende la técnica y la teoría para desarrollar nuevos esquemas y modelos a partir de estas bases que ya apunta antes de marchar a Madrid. Representa la cumbre de la pintura barroca española y mundial. La obra del pintor en Sevilla se desarrolla entre 1617 y 1623, fecha en que se traslada a Madrid definitivamente, tras un primer viaje. En esta primera etapa se observa cierta Ya en su primera obra Velásquez manifiesta una divergencia formal con su maestro. En Los músicos (1617) todavía mantiene las pautas dictadas aunque se aparta en tanto que copia del natural, actitud con la que se ganará las críticas de los puristas sevillanos. En La mulata (1620) representará un tema religioso a través de un bodegón en primer plano que dejará ver a un Cristo predicando en la lejanía. Lo más importante quizá en estos dos cuadros son las piezas representadas a modo de bodegón: el pan, el vaso y la copa con su contenido aunque lo primordial es la acción y la actitud de los músicos. En La mulata será la loza y los cacharros de cocinar, el cesto los paños blancos lo que constituye una verdadera innovación velazqueña total en lo que luego se llamará bodegón a la divina En estas tres obras, el Aguador, Vieja friendo huevos y la Comida todavía vemos un evidente tenebrismo que enmarca el tema principal que es sin duda, la acción. Algunos autores han apuntado a referencias a los cinco sentidos de Ribera. Más convencionales son las pinturas religiosas de esta época: La Inmaculada, el San Juan en Patmos, posible retrato de su hermano Silvestre y la Adoración de los Magos, en el que se pinta a sí mismo como rey Melchor, a su suegro como Baltasar y a su mujer y su hija como la Virgen y el niño. En ellas se refleja claramente el naturalismo religioso que ha adoptado pese a la tendencia general al idealismo. Sus modelos son naturales y están retratados del natural. La paleta es muy pobre, con tonos ocres y terrosos aplicados con gran cantitdad de material sobre una imprimación roja. La tendencia se modificará a su llegada a la Corte.

4 indecisión en las composiciones, sobre todo en los temas religiosos. Utiliza recursos del manierismo flamenco con figuras de medio cuerpo en primer plano. Se conservan 20 obras seguras de este momento. Velázquez escoge temas naturales y los trata de manera que resalte la forma. Su dibujo es firme y utiliza la luz para enfatizara la acción. Su interes por el claro oscuro se mantiene durante esta época así como por las diagonales iluminadas y los objetos que no son anecdóticos ni decorativos. Durante este periodo y aún, después, el pintor no evitará las dificultades buscando mejorar su técnica obsesionado por alcanzar el ideal de artista culto al modo italiano. La temática de este primera momento abarca todos los temas y, a pesar de no conocerse mucho más, sabemos que uno de sus mecenas fue el Duque de Alcalá. Velázquez es un pintor precoz que nunca deja de progresar, que aprende de todo lo que le rodea para sobrepasarlo poco después y sumergirse en otra tarea. En cuanto al retrato queda bastante reflejado en lo anterior pero hay que destacar de esta época el de la monja franciscana Sor Jerónima de la Fuente del que realiza dos copias: una destinada al convento de Sevilla y otra para ser llevada a Manila con la propia sor. Al llegar a la Corte en 1622, además de retratar a Góngora, objeto primero de este viaje, intentará pintar al rey Felipe IV a través de las cartas de recomendación que lleva. No puede cumplir este objetivo pero, poco después, en 1623, estará de vuelta en Madrid llamado por el capellán real Juan de Fonseca con el encargo de representar al rey. En agosto ya había realizado su cometido. En octubre fue nombrado Pintor Real. La carrera de Velázquez había tomado la senda definitiva y ya no volvería a Sevilla.

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