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ACTAS III Reunión Nacional de Investigadoras/es en Juventudes Argentina De las construcciones discursivas sobre lo juvenil hacia los discursos de las

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ACTAS III Reunión Nacional de Investigadoras/es en Juventudes Argentina De las construcciones discursivas sobre lo juvenil hacia los discursos de las y los jóvenes. Red de Investigadores/as en Juventudes de Argentina Viedma, 2012. ISSN – 1851- 4871 Grupo de Trabajo 8 Prácticas culturales, estilos, consumos y estéticas Coordinadores: Viviana Molinari - Mariela Chervin - Gustavo Blázquez [email protected]

ÍNDICE 1. Bolis, Josefina y Ezequiel Bustos. “Relatos sobre el futuro y el riesgo: discursos mediáticos y representaciones juveniles en torno a las prácticas de consumo” ......................................................... 4 2. Carrá, Melina y José Eduardo Moreno. “Vigencia de las supersticiones y de sus rituales en jóvenes entrerrianos” .......................................................................................................................................... 17 3. Cingolani, Josefina. “La escena del rock post-Cromañón. Una aproximación a la reconfiguración del circuito del rock platense”...................................................................................................................... 24 4. Eterovich, Alba, Andrés Amoroso y Marcela Svetlik. “Afuera de la escuela: jóvenes y tiempo libre” ............................................................................................................................................................... 37 5. Fornasari, María Elisa. “Juventudes rurales en la provincia de San Luis. Tensiones y configuraciones a partir de la incorporación de TIC” ............................................................................ 49 6. Liarte Tiloca, Agustín. “Ése es un boliche para pendejos”. El consumo de la noche y el estigma de la juventud en las fiestas de “osos” de Córdoba ................................................................................... 64 7. Parga, Rocío, Máximo Casazza y Sandra Rosetti. La calle late: manifestaciones estéticas en el espacio público...................................................................................................................................... 76 8. Seccia, Oriana. Producción de identidad y sentido en jóvenes de clases medias desde prácticas artísticas independientes contemporáneas: los casos de Poesía estéreo y el colectivo MARDER..... 80

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Ponencias

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Relatos sobre el futuro y el riesgo: discursos mediáticos y representaciones juveniles en torno a las prácticas de consumo

Josefina María Bolis Ezequiel Santiago Bustos Observatorio de Jóvenes, Medios y Comunicación Facultad de Periodismo y Comunicación Social – UNLP Introducción y metodología

¿Qué relaciones de sentido construyen los medios de comunicación en torno a las prácticas de consumo de drogas/alcohol de los jóvenes? ¿Qué representaciones tienen los jóvenes sobre sus propios consumos? ¿Existen puntos de contacto entre los discursos mediáticos y los esquemas de percepción y acción juveniles? Para indagar los sentidos circulantes en torno al uso y apropiación de bienes materiales y simbólicos por parte de los jóvenes y determinar la fuerza material del discurso mediático, hay que buscar, en primera instancia los enunciados propios de la clase dominante y ver como son articulados en una formación discursiva que se proponga como hegemónica -es decir, un discurso particular con pretensiones universalistas-. Analizaremos como el mercado se ha posicionado en este lugar enunciativo en las últimas décadas. Por otro lado, hay que estudiar los enunciados de las clases subalternas y ver como son transformados e incorporados a la formación hegemónica. Los jóvenes suelen estar enmarcados en posiciones subalternas, por lo que en sus representaciones podemos entrever como actúa la hegemonía. Entonces, es necesario identificar, por un lado, las estrategias discursivas tendientes a la construcción de hegemonía -el discurso del mercado y el mediático-, pero por otro, resulta clave evaluar su eficacia; y sólo podremos dar cuenta de ella en el plano de las representaciones de los sujetos. Si comprendemos a la categoría de juventud como una construcción socio-histórica, esto es, no determinada por el mero dato biológico, podemos dar cuenta de la relevancia que tienen los discursos –como el mediático- en su constitución como entidad simbólica. Es

decir,

los

medios son actores empresariales que trabajan con materia significante desde una posición de enunciación privilegiada, puesto que han centralizado y monopolizado capitales simbólicos y

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materiales; y por tanto, tienen un rol importante en la representación que el joven tiene sobre sus consumos. Para el análisis del discurso mediático se utilizará el trabajo realizado por el Área de Seguimiento de Medios del Observatorio de Jóvenes Comunicación y Medios, de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP, abordando nueve medios en soporte digital: cinco de ellos de carácter nacional -Clarín, La Nación, Página 12, Tiempo Argentino y Crónica- y los cuatro restantes de carácter provincial -La Voz del Interior (Córdoba), La Capital (Rosario), El Día (La Plata) y Hoy (La Plata)-. El trabajo de monitoreo rastrea la presencia de la juventud en la dimensión manifiesta del texto, para luego construir una matriz a través de una serie de categorías que dan cuenta de los motivos temáticos que justifican la presencia de los jóvenes en las notas periodísticas. Para el presente trabajo, se filtraron las notas asociadas al motivo “Droga/Alcohol” de los meses noviembre y diciembre del 2011. La finalidad que guía esta primera etapa de la investigación será ver cómo los medios construyen sentidos que estructuran el terreno de lo posible, lo imaginable y lo “real” para los jóvenes, sin ignorar que ellos realizan una apropiación crítica de los discursos, los re-significan, los resisten y -en algunos casos- se organizan para combatirlos. Se llevará a cabo un análisis de contenido que tiene por objetivo identificar y describir de manera sistemática las propiedades lingüísticas de un texto, para obtener conclusiones sobre las propiedades no-lingüísticas de los sujetos sociales. Entenderemos las representaciones de los jóvenes sobre sus propios consumos como esquemas de interpretación, valoración y clasificación, como cosmovisión del mundo. Es decir, debe otorgársele a las representaciones el carácter mediador entre estructuras y prácticas, entre las formas subjetivas y objetivadas de acción. Como vamos a hablar de interpretaciones y significados atribuidos a actividades de los sujetos a través de sus representaciones cotidianas, situados en posiciones específicas dentro del campo social, la perspectiva será socio-constructivista, esto implica realizar una descripción densa de las significaciones para desentrañar su dimensión material e histórica. En esta segunda etapa, la técnica que utilizaremos para la recolección de datos será la encuesta abierta, que plantea una pregunta general que puede obtener, recuperar y registrar respuestas diversas y relativamente amplias. La encuesta fue difundida a través de redes sociales, 1

asegurando el anonimato de los encuestados . Para la sistematización, organización, análisis e interpretación de los datos se utilizará la técnica del muestreo teórico, que implica relacionar la teoría existente con los datos recabados para así producir teoría emergente; es decir, no aplicar y 1

Uno de los resultados de esta metodología es que los encuestados pertenecen a sectores sociales medios. Conociendo las limitaciones del universo de análisis, se prevé que en futuras investigaciones se pueda extender el cuestionario a jóvenes de sectores populares, para dar cuenta como varían las representaciones sobre los consumos según la ubicación en el espacio social y el consiguiente acceso a capitales sociales, materiales y culturales disímiles.

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verificar una teoría, sino reconstruirla a partir de los procesos analizados.

La hegemonía del mercado: una construcción sobre las bases de la destrucción

La posición de enunciación hegemónica de las industrias culturales es uno de los procesos de la posguerra que dará lugar a la invención del joven (Reguillo, 2000), y que disputaba un sentido renovado con respecto a la vieja alianza familia-escuela: ya no había necesidad de establecer un gran relato trascendental, ni asumir un rol verticalmente pedagógico y, mucho menos, su discurso estaba orientado a normativas moralizantes. La interpelación a unos jóvenes descreídos de todo 2

aquello, se establecía en una relación horizontal, de igual a igual . En definitiva, el mercado, con su relato fragmentario, podía dialogar mejor con estas “subjetividades múltiples” que, parafraseando a Laclau (2011), ya no se dejaban anclar en un centro trascendental. Reguillo retoma a Michelle Maffessoli:

Mientras las instituciones sociales y los discursos que de ellas emanan (la escuela, el gobierno, los partidos políticos, etc.), tienden a “cerrar” el espectro de posibilidades de la categoría joven y a fijar en una rígida normatividad los límites de la acción de este sujeto social, las industrias culturales han abierto y desregularizado el espacio para la inclusión de la diversidad estética y ética juvenil. (2000, p. 51)

Cabe preguntarse, de todas maneras, hasta qué punto este espacio ha sido todo lo anárquico y desregulado que muchos autores señalan. Hasta qué punto las industrias culturales y sus nuevas condensaciones de sentido, se han convertido en otra doxa, quizás sin un elemento trascendentemente moralizante, pero no por eso menos dogmática. Si en los momentos de mayor solidez de la modernidad, donde las identidades de los sujetos se enraizaban en institucionalidades estables, la política obturaba de manera determinista un mundo de representaciones que se establecían en el terreno cultura, nos preguntamos por qué ahora no politizar los dispositivos sobre los que se montan las industrias culturales, que parecen obturar el sentido de todo “lo cultural”. Quizás el tránsito del metalúrgico al metalero (Svampa, 2000) no equivalga a la licuación de lo social (Bauman, 2002), sino la victoria en el establecimiento de un nuevo punto nodal en el cual fundar la sociabilidad. Hablamos ni más ni menos que de hegemonía. De desplazamientos políticos, económicos, sociales y culturales que han habilitado un nuevo liderazgo intelectual y moral que se recuesta precisamente sobre una aparente desregulación y amplitud. 2

Entre muchos ejemplos posibles, la campaña de John Foos que tiene como lemas “la calle es nuestra” y “vamos al mismo lugar” parece ilustrativa.

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Retomando la perspectiva histórica que hemos empezado a delinear, Jesús Martin-Barbero reconoce que el mercado opera sobre una inversión de sentido de lo juvenil. Del joven que adolecía de experiencia, se pasa al joven como actor social; un nuevo “valor que se confronta con lo que representó lo viejo”. La juventud, como nunca antes pasa a ser una marca de identidad. El ritmo vertiginoso con que transcurre el mercado marca el tempo de las representaciones generacionales:

“Nunca como hoy la juventud ha sido identificada con la permanente novedad que caracteriza lo moderno. Y es en esa identificación donde el mercado trabaja. Mediante una doble operación: de un lado, la juventud es convertida en sujeto de consumo (…). Y de otro, ello se produce mediante una gigantesca y sofisticada estrategia publicitaria que transforma las nuevas sensibilidades en materia prima de sus experimentaciones narrativas y audiovisuales”. (...) Lo joven moderno pasa a significar entonces lo fresco, lo espontáneo, lo informal, eso es lo que converge en valores de la edad con la sobrevaloración actual del cuerpo. Lo joven es entonces el doble imaginario de un cuerpo sano y bello, es decir, ágil y atractivo, y una moda espontanea e informal. (…) Lo joven se libera entonces de la edad y se convierte en el imaginario que obsesiona a los viejos” (2002, P. 31)

En principio podríamos inferir que el despojo de lo juvenil como atributo etario, torna aún más difusa la propia conceptualización de lo joven. Pues en la idealización del cuerpo sano, la propia moratoria vital biológica se convierte en símbolo (Margulis, 2008). Quizás sea esta la fortaleza más grande sobre la que se recuesta la salud de las industrias culturales. Aquella moratoria vital; que por firmeza del propio cuerpo joven se constituía en “metáfora del cambio social” tiende a convertirse en un concepto publicitario. Sin embargo, aquí deberíamos agregar que el capital energético excedente que detentan los jóvenes, el cual los sitúa en posición de lejanía con la muerte y, por lo tanto, habilita la percepción de dominio sobre un tiempo disponible, no sólo es utilizado como recurso para canalizar una transformación susceptible de ser vivible. Aún más, la omnipotencia con respecto a la abundancia temporal puede traducirse en el retraso frente a las obligaciones del presente, en un “ahorismo” desenfrenado, donde la disponibilidad temporal no conduce a acción, sino al almacenaje “para luego”. La ligación de las ideas de “todo lo puedo” y de “puro presente” significa la apertura de un nuevo nicho para el mercado: la del consumo riesgoso. Los sentidos comulgados junto a las prácticas de riesgo -como puede ser el consumo de sustancias- no suelen ser el de impulsos

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suicidas, sino el de la excitación, el azar, la creatividad y el goce irrestricto . En las encuestas realizadas la mayoría de los jóvenes consideran que en un futuro –es decir, cuando se auto-perciban como adultos- dejarían de consumir drogas (43%). Sumado a esto, un 15% declara que abandonaría el consumo si éste afectase a los grupos sociales de los cuales se imagina formando parte (la familia o el trabajo) o si perjudicara su propio cuerpo. Claramente, en las representaciones juveniles hay una disociación entre el mundo joven y el mundo adulto, los cuales aparecen como dos campos regidos por reglas diferentes (Bourdieu, 1995), donde los sentidos asociados a lo “deseable” y lo “posible” varían. Como vemos, el éxito del mercado se percibe en dos planos: la comercialización de los atributos de lo juvenil y, por el otro, la equivalencia de la juventud al placer desmedido. El movimiento del mercado, desde la visión de Martín-Barbero, nos aleja de cualquier perspectiva estructuralista: es una doble operación en la que por un lado construye y por otro capitaliza el sentido social circulante. Agregamos aquí, que lo hace, como cualquier otro agente de poder, pues en definitiva, se para desde una posición hegemónica; y como tal, su operación escapa a la mera condición de coerción. Dice Martín- Barbero:

“En una sociedad que padece el déficit más grande de la historia, y que lo tapona saturándolo de signos, lo joven atraviesa nuestros imaginarios y pesadillas cobrando sentido de símbolo. Y si la juventud simboliza no es por la tramposa operación del mercado sino porque ella condensa desasosiegos y desdichas tanto en sus sueños de libertad, como en sus complicidades cognitivas y expresivas con la lengua de las tecnologías claves de la mutación cultural que atraviesa nuestro mundo.” (2002, P. 32)

Los mejores actores sociales para relatarnos esas pesadillas protagonizadas por jóvenes son los medios de comunicación. Ello quizás, porque los medios viven de los miedos (MartínBarbero, 1995), de la expulsión de la calle -espacio de la sociabilidad, el encuentro y la comunicación- y la reclusión en el hogar en torno a la televisión. O tal vez, porque son fieles representantes de ese orden adultocéntrico, para el cual lo juvenil representa una amenaza. Así, resulta frecuente -como veremos en el siguiente apartado- que los medios asocien los consumos juveniles con el descontrol, esgrimiendo discursos sancionadores que interpelan a la sociedad a ejecutar las medidas necesarias para que reine la armonía, cuando no los equivalen directamente a “los motivos” de la delincuencia, a la denuncia explícita del quebramiento de las normativas de tal 3 En los sectores populares la cuestión es más compleja, puesto que el riesgo aparece como una alternativa de vida (Mendez Diz, 2001) asociado al sinsentido, al “nada que perder” o a la imposibilidad de generar una proyección a futuro, producto de las desigualdades en el acceso a la educación o al trabajo, la falta de oportunidades y redes de contención, y la precariedad resultante de las victorias neoliberales.

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orden. La nota “Las primeras señales de adicciones se advierten en el aula” (La Nación, 9/12/2011), se vuelve paradigmática para ejemplificar el sermón mediático de cómo reconocer las desviaciones a la cultura afirmativa:

“El alcohol, la marihuana y la tecnología son las tres adicciones más frecuentes entre los estudiantes secundarios. Y el consumo comienza cada vez a edad más temprana: entre los 12 y los 13 años./ Esa es la coincidencia entre docentes, directores, funcionarios, alumnos y preceptores, los que advierten también que es en el aula donde se detectan las primeras señales de una posible adicción. Cambios de hábitos, de vestimenta o de compañías, irritabilidad, somnolencia, descuido en el aseo personal, son algunos de los aspectos a los que un docente debe, o debería, prestarle atención cuando se encuentra en clase delante de los chicos. Los profesores admiten, además, que este problema creciente los llevó a adecuar el discurso y las acciones preventivas a un lenguaje más llano y "fácil".

Observemos aquí como el consumo se patologiza, se señala como es una adicción que debe ser detectada y “curada”, que se evidencia a través de diversos “síntomas” que atañen a su apariencia física, a su pertenencia a un grupo, cuando no directamente a la violencia. Luego, el medio no puede evitar hacerse presente con un imperativo moral: el docente “debería” prestar atención a estas “desviaciones” de la normalidad. Pero además, como los jóvenes -especialmente los que consumen- son caracterizados como irracionales por el discurso mediático, se torna necesario hablar “fácil” para que estos “nuevos bárbaros” (Eco, 1999) comprendan. Es así pues que no podemos adentrarnos en el mundo de las prácticas y representaciones juveniles, es decir, al momento en que lo social se hace cuerpo en el habitus (Bourdieu, 1991), sin tener en cuenta la dimensión estructural que condiciona y sitúa los esquemas de percepción y acción; esto es, sin reconocer que el mercado es un actor de poder que ha desplazado a las tradicionales estructuras políticas, sus instituciones y sus relatos. La privilegiada posición de enunciación de las industrias culturales, no se recuesta sólo en la parafernalia publicitaria sino sobre todo, en la decadencia un modelo de sociabilidad cuyo proyecto se había constituido en una vía muerta (Auyero, 1993). Las articulaciones políticas que llamaban a los colectivos a hacerse dueños de sus destinos, se hundieron en la carencia significativa de su propósito primordial: la posibilidad de pensar un destino. La condensación simbólica de lo “juvenil”, es la vía alternativa a aquella otra que no conduce a ningún lado. Precisamente la fortaleza del mercado era no pretender llegar a ningún lado, y quizás este haya sido su proyecto tácito. Un proyecto que no necesitaba de inmaculados próceres de referencia, 9

que podía establecer nichos de expectativas para cada segmento de una subjetividad fragmentaria, y que se sustentaba en otras configuraciones binarias, y no menos normativas como el “buen gusto” o las “buenas costumbres”, a partir de ámbitos de inclusión-exclusión en lo in o lo out. No obstante, las tácticas defensivas del discurso institucional, que irrumpen tímidamente en los productos de consumo -y sólo en cumplimiento de la acción coercitiva de la ley-, sobreviven en las representaciones de los jóvenes cuando se les consulta sobre las razones que otorgan a sus consumos. De la leyenda en el envase de bebidas alcohólicas, los jóvenes replican el “tomo porque lo hago con moderación” y los que niegan fumar cigarrillos argumentan que “es perjudicial para la salud”. Alejándonos de visiones objetivistas y subjetivistas, aquellas donde el determinismo parte de acción y la libertad individual o de la estructura social, concebiremos al consumo como un analizador cultural entre estructuras y prácticas; como un proceso dinámico que excluye las nociones de imprevisible novedad y de reproducción mecánica. Dentro de este esquema, la noción de trayectoria adquiere relevancia fundamental, puesto que indica a los jóvenes los espacios sociales disponibles para recorrer en su futuro adulto y los capitales que precisan para tal tránsito.

Desde el medio: (in)formaciones sobre la juventud

Los tiempos que corren han propiciado un fructífero debate que ha democratizado la crítica al supuesto de neutralidad periodística y ha desmantelado las estructuras económicas y políticas que motivan a los multimedios concentrados. Aún así, partiremos de la base de cuestionar aquello que casi se ha convertido en un dogma: “los medios construyen la realidad”. Obturar la discusión en este punto llevaría a restarle trascendencia al discurso mediático. En primer lugar, la realidad no habilita cualquier tipo de construcción: los medios, entonces, modelan y amplifican sentidos preexistentes a sus relatos. En segundo lugar, los medios como actores sociales forman parte de un entramado de relaciones de fuerza, disputando con otros grupos la enunciación legítima de la realidad. Esto no debería llevar a desconocer, como ya se ha planteado, que se expresan desde una posición privilegiada, por ser actores empresariales que -gracias a la hegemonía del mercado de la que hablábamos en el apartado anterior- han acumulado monopólicamente grandes cantidades de capital material y simbólico. Según Florencia Saintout (2006) existen tres grandes condensaciones de sentido sobre la juventud en los medios: a) los jóvenes del éxito, ligada a la idea del consumidor que se apropia exitosamente de los bienes ofrecidos por las industrias culturales, lo que lo lleva a lograr el prototipo del “joven de la tele”; b) los jóvenes desinteresados, aquellos apáticos e individualistas, perdidos en el ocio eterno y propensos al descontrol irracional; c) los jóvenes peligrosos, que indican a los que no tienen nada que perder y son una amenaza para el resto de la sociedad. 10

La diferencia entre segundo y el tercer grupo es que los desinteresados generalmente pertenecen a clases medias-altas, y se promueve que sean salvados y “rescatados”, son sujetos de disciplinamiento y tutelaje; mientras que los últimos son de sectores excluidos, los consumidores fallidos del mercado (Bauman, 2005), y como se los apareja a la violencia y al delito, los medios pregonan por su extirpación del cuerpo social, son sujetos de control y castigo. Para los medios, la relación del consumo de drogas/alcohol y la juventud varía según pertenezcan éstos al grupo de los “desinteresados” o de los “peligrosos”, dado que ambos promueven distintos riesgos, con diferentes destinatarios. La sustancia se vuelve una potencia movilizadora de alguna predisposición que pareciera estar presente en cada tipología de sujetos diseñada por el discurso mediático. Difieren, entonces, los efectos de la droga o alcohol en cada sector social, generando dos tipos de juventudes: “las víctimas de la droga” y “los victimarios por la droga”. Veamos algunos ejemplos de notas periodísticas según las dos equivalencias discursivas antes señaladas:

Clases medias-altas: jóvenes=drogas=víctimas=adicción

"El consumidor de drogas es cada vez más joven y poliadicto" (La Voz del Interior 14/11/2011). La nota destaca “los hombres consumen más que las mujeres, aunque estas últimas toman más psicofármacos y son quienes más demandan tratamiento”. Dos especialistas, de la OEA y del SEDRONAR, señalan cuál es la edad y cuáles son las sustancias en las que los jóvenes se inician, y aconsejan trabajar sobre ese primer consumo. Uno de ellos señala “se define a la drogodependencia como una enfermedad, que necesita el mismo control y tratamiento que el resto de las enfermedades crónicas. Tenemos que luchar para que eso se trasforme en políticas públicas”. San Luis: dos jóvenes murieron tras mezclar Viagra con otras drogas y alcohol (La Nación, 23/11/2011). En la nota se intentan explicar las razones de éste fenómeno juvenil: “Distintos especialistas explicaron en esa oportunidad que el miedo a no rendir lo suficiente durante un encuentro sexual, la inhibición que despierta la primera vez, el frecuente cambio de pareja (que impide conocerse mejor) o simplemente el deseo de mostrar una performance "notable", forman parte de los motivos del consumo exagerado por parte de este segmento”. Moda fatal: Viagra en exceso (Crónica, 23/11/2011). El artículo asevera que “lo cierto es que, mientras que en el caso de los jóvenes, su consumo está más ligado a la diversión y al desenfreno más que a una necesidad”.

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Clases bajas: jóvenes=drogas=victimarios=delincuencia

Escondía droga en las medias: preso (El Día, 7/11/2011). El diario reconstruye el perfil delictivo: “era acompañado por otros tres sujetos, según indicaron voceros policiales” y señala que fue detectado por los “disturbios que estaría causando un grupo de jóvenes”. Ladrones que tomaron rehenes se emborracharon con whisky (El Día, 13/12/2011). El artículo señala los consumos como los principales causantes del delito: “Los dos delincuentes que tomaron a un matrimonio de rehén en Vicente López se emborracharon con whisky y aspiraron pegamento durante las cinco horas de negociaciones con la Policía”.

Es necesario agregar que mientras en el primer grupo las noticias se construyen con voces de especialistas de la salud -médicos y psicólogos- en el segundo se restringen a voceros policiales. En ambos casos, la construcción de sentido se formula a partir de la invisibilización del 4

joven como sujeto de enunciación . Siendo los protagonistas, no aparecen siquiera como una voz legitimada para dar cuenta del acontecimiento, lo que marca la construcción discursiva en su condición de exterioridad y ajenidad a lo juvenil, es decir, son más “protagonizados” que “protagonistas”. Aún más, los jóvenes desconocen ese mundo de representaciones que se les adjudica. Cuando se les pregunta si las noticias muestran realmente como son, un 47% determinó que no y un 37% que parcialmente. Sólo un 7% expresó sentirse contenido en ese discurso, mientras que el 9% restante declaró que no sabía.

En el medio: el consumo como una forma de estar juntos

Señalaremos brevemente algunas consideraciones sobre las prácticas de consumo: 1) no se entenderá al consumo como una práctica individual -la satisfacción de una necesidad personal-, sino como prácticas rituales que generan un espacio de interacción y comunicación en la cual la apropiación de bienes asociados a ciertos sentidos favorece a hacer inteligibles a los sujetos sociales (Douglas e Isherwood, 1979); 2) Es necesario hacer frente a las concepciones biologicistas e instrumentalistas del consumo, por el contrario, hay diversas racionalidades que se conjugan para explicar los consumos - económica, interactiva, estética, sociopolítica, integrativa, etc. (Canclini, 1993)-, es decir, el consumo será un momento del ciclo de producción y reproducción social, en donde prima el valor simbólico -lo que no niega que los símbolos sean tan comercializados como los

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En tan sólo una nota del corpus de 52 notas analizadas aparece la voz de los protagonistas.

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bienes-; 3) en las sociedades de consumo, los sujetos están obligados a seguir los mismos patrones que los objetos de consumo (Bauman, 2004), por tanto, aparecen como vendibles, reciclables o desechables; 4) los bienes son capitales simbólicos que funcionan como elementos de distinción (Bourdieu, 1988), que colaboran en la delimitación de fronteras de inclusión/exclusión y posiciones en el campo social; 5) la noción del deseo trabajada desde el psicoanálisis, donde el consumo sería motivado por la búsqueda incesante de encontrar algo que nos complete, puede ser llevada al terreno de lo social para explicar la constitución de identidades desde la articulación/diferenciación con colectivos en donde las demandas comunes suplan las ausencias constitutivas de lo social (Laclau, 2011). Sin más, veamos qué razones adjudican los jóvenes al consumo de alcohol:

“Lo hago cuando me reúno con gente para compartir y pasarla bien, además de que ciertas bebidas me gustan y trato de consumirlas con moderación. En compañía es más placentero porque además te da la oportunidad de desinhibirte y poder ser autentico y reírte de todo” (Damián, 25 años). “Ayuda concentrarme solo en divertirme y pasar un momento. La rutina se hace pesada si no despejas la cabeza aunque sea una vez a la semana y tomar algo de alcohol resuelve esa desconexión con el día a día” (Lautaro, 22 años). “Me parece algo que amena los momentos, no es lo mismo juntarse con los pibes a tomar mate que juntarse con los pibes a tomar una birra” (Miguel, 22 años).

En los testimonios se destaca especialmente el valor de la experiencia colectiva mediada por el alcohol. La sustancia aparece, entonces, como algo que se comparte, la excusa para la reunión, el complemento de un momento intersubjetivo. Además, los efectos que se señalan del consumo de alcohol -la desinhibición, la diversión, la relajación- poseen siempre finalidades sociales, puesto que favorecen el intercambio o convocan a una situación placentera. Algunas coincidencias y diferencias encontraremos con los sentidos asociados al consumo de drogas:

“Consumo marihuana porque no la considero una droga. Es una forma de conectarse con uno mismo y pensar, ver y sentir el mundo de una manera diferente, abrir la cabeza para así crecer como persona” (Laura, 29 años) “Marihuana consumo porque me gusta el sabor y me relaja. Consumí dos veces una pepa. La primera vez porque quería saber cómo actuaba en mí y la segunda porque como la pasé tan bien, me reí mucho y flashé con el ambiente la primera vez, quise tomar una vez más” (Julián, 21 años) “Marihuana es la única droga que consumo con 13

frecuencia, y básicamente porque me gusta el efecto que genera, la risa, bajar la ansiedad, pasar un buen momento. No considero que genere dependencia ni que sea peligrosa bajo ningún punto de vista” (Santiago, 23 años) “Solo consumo cocaína, ocasionalmente en compañía de gente cercana en previas para salir a algún lado luego. La sensación es muy placentera, además de que no te saca energía ni te aplaca, al contrario, te hace sentir bien y te energiza para aguantar toda la noche” (Gerardo, 25 años)

El énfasis aparece en la mutación en la percepción, la sensación, la temporalidad y la perspectiva; acrecentando la conexión con el ambiente, con el grupo de pertenencia o con uno mismo. Se destaca la representación de que “suma algo” al individuo: reflexión, creatividad, variedad de puntos de vista. No se percibe un efecto unívoco para una sustancia, si para algunos la marihuana es sinónimo de relajación, para otros será de excitación y risa. Por otro lado, suelen enumerar las funciones que le dan al consumo: para uso medicinal, para dormir, para disfrutar la música y las películas, para bajar las tensiones, entre otros. A la vez, los que dicen no consumir, sienten que les quitaría independencia: “Prefiero que nada decida por mí”, dice Sofía, de 20 años. También lo relacionan a la evasión de una realidad; hablan del miedo a perder el control -del propio cuerpo, de la situación-, o directamente niegan tener curiosidad o atracción hacia las sustancias. “Son muy perjudiciales para la salud. Pueden comprometer mi integridad y la de las demás personas. Además, no soportaría la expresión en la cara de mis seres queridos si me vieran realizar esos actos o al menos sospecharan que lo hago”, dice Valeria, de 21 años. Aquí aparece un reconocimiento de un riesgo físico, pero también social, que una práctica considerada negativamente por su entorno pueda implicar el quebramiento de ese lazo. Para concluir, veamos como la supremacía del valor relacional de los consumos se extrema en el relato de Gastón, de 25 años, que recuerda una experiencia negativa mediada por el uso de sustancias:

“Una vez consumí muchas cosas, pepas, cocaína, fume cigarrillos, faso, y además tome alcohol. Entre en un estado emocional muy raro donde sentí que las cosas se hacían gigantes y yo me encogía, por ende, sentí mucho miedo, desamparo, no quería que mis amigos se fueran de mi lado, sentía que me iban a abandonar y que me iba a perder como si fuese un niño”.

Se pone en evidencia aquí el trasfondo del consumo como mediador en las construcciones identitarias, las drogas como las que habilitan el escenario sobre el que se desenvuelve una forma 14

descontracturada y desinhibida de “estar juntos”, y por otro lado, como elemento sensorial individual introspectivo, que habilita a los miedos y pesadillas del no pertenecer.

Reflexiones y puntos de partida

1- El mundo juvenil se manifiesta como un impasse, como un punto muerto en el que las reglas y los deberes del mundo adulto aparecen como externos, como algo que devendrá en un futuro. El presente refirma la condición juvenil y tiene unas reglas de juego propias. La percepción de lejanía de la muerte (como posibilidad real) habilita unas prácticas que se reconocen como riesgosas, pero secundarias con respecto a las necesidades coyunturales de sociabilidad, de la inscripción propia en la existencia de un “nosotros”. Cuando se les preguntó sobre la peligrosidad del consumo de drogas un 56% dijo que es riesgoso para uno mismo, un 26% que dependía de la cantidad y del tipo de sustancia, un 12% que es relativamente peligroso, mientras que tan solo un 6% negó que el consumo fuera inseguro. A la vez, un 35% aseveró que el consumo puede ser una amenaza para las personas que rodean al consumidor, equivalente al 32% que negó esta posibilidad. En síntesis, la postergación de las responsabilidades para otra etapa habilita los riesgos en la vivencia de la juvenilidad; es decir, nos encontramos más con una delación del futuro que ante su negación como posibilidad efectiva. 2- La construcción hegemónica de los medios de comunicación, se da a partir de una tematización de lo juvenil desde una cultura afirmativa, que es parte de su repertorio programático y político. De esta manera se posiciona como un partido, en tanto dirige intelectual y moralmente al conjunto de la sociedad. Así, construyen y reproducen el “panorama ideológico de una era” (Gramsci, 2003, P.23). 3- Los jóvenes dicen no reconocerse en estos relatos en los que son “hablados” y no hablantes. Sin embargo, en sus discursos habitan en distintos grados, ciertos elementos normativo del “sentido común” dominante. La complejidad discursiva de sus representaciones está dada en las tensiones entre proyectos en pugna (Estado, instituciones de la sociedad civil, mercado, medios de comunicación masivos).

Bibliografía

- AUYERO, Javier (1993) Otra vez en la vía: notas e interrogantes sobre la juventud de sectores populares. Buenos Aires: Espacio. - BAUMAN, Zygmunt (2002) Modernidad líquida. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

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Vigencia de las supersticiones y de sus rituales en jóvenes entrerrianos

Melina Carrá Universidad Católica Argentina, Sede Paraná Dr. José Eduardo Moreno (Relator) CIIPME – CONICET Este trabajo se realizó a partir de la tesis de licenciatura del primer autor. Introducción

Milton Rokeach (1968) define la creencia como "una proposición simple, conciente o inconciente, inferida de lo que una persona dice o hace, capaz de ser precedida por la frase yo creo que...". Una creencia es una organización perdurable de percepciones y conocimientos relacionados con determinado aspecto del mundo de un individuo. Es el patrón de significados de una cosa, es decir, que comprende la totalidad de los conocimientos, opiniones y fe que un sujeto tiene acerca de dicho objeto. En lenguaje cotidiano decimos "creemos" cuando queremos expresar que "tenemos un cierto conocimiento", "somos de la opinión" o "tenemos fe". Generalmente, se define al verbo creer como tener por cierto una cosa que el entendimiento no alcanza, o que no está comprobada o demostrada. De este modo, la creencia es un asentimiento y conformidad con alguna cosa, es el crédito que se da a un hecho o noticia como ciertos. Las creencias, junto con los valores y las actitudes, permiten estructurar y dar continuidad al mundo psicológico de una persona. Así, la ausencia de estas estructuras duraderas obligaría a que el individuo frente a cada nueva situación se organizara únicamente en función del estímulo concomitante y sus necesidades momentáneas. La superstición hace referencia a un conjunto de creencias y rituales en torno a la suerte, la salud y el destino personal que involucran a fuerzas sobrenaturales (Moral de la Rubia, 2009). Se la define como la creencia poco fundamentada, o asentada de forma irracional en el hombre, de que ciertas acciones voluntarias (como tocar madera para la suerte, o llevar un amuleto) o involuntarias (como la caída de sal al suelo o la llegada de un martes 13), pueden alterar el destino o la suerte de una persona. El pensamiento mágico se puede definirlo como un tipo de razonamiento causal, no científico, que recurre a fuerzas y agentes sobrenaturales animados o con voluntad para explicar los fenómenos naturales, ya sean cotidianos o extraordinarios. La fuente del conocimiento mágico procede de los mitos transmitidos oralmente que fundamentan rituales, los cuales son memorias o historias de los grandes sucesos del pasado. En toda sociedad fundamentada en el pensamiento mágico hay

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personas con poderes especiales e iniciados en los mitos y rituales que intentan intervenir sobre la voluntad de las fuerzas naturales a favor de su colectivo. Este tipo de pensamiento, que por definición se opone al pensamiento lógico o racional, es más frecuente en los niños y en las personas pertenecientes a sociedades primitivas. El pensamiento mágico también suele estar presente, en las personas con trastornos de tipo neurótico obsesivo compulsivo. Estas personas realizan una serie de rituales estereotipados, para librarse de algunas ideas extrañas que las asaltan de forma repetitiva e insistente, a pesar de que ellas mismas las consideran con poco fundamento o completamente absurdas, es decir ideas obsesivas. A muchas personas el pensamiento lógico no les ha brindado respuestas a sus miedos con la eficacia propia de las explicaciones emocionales elaboradas por el pensamiento mágico, a fin de eludir la ansiedad. Por eso las personas fóbicas a veces recurren a las supersticiones. También los rasgos histéricos como la sugestionabilidad favorecen este tipo de creencias. Generalmente se dice que alguien es supersticioso cuando cree una serie de cuestiones que resultan totalmente absurdas desde el punto de vista de la lógica. Estas personas se suelen dar cuenta de que sus supersticiones no tienen en sí sentido, pero continúan con sus prácticas y creencias supersticiosas a pesar de todo. Existen personas que creen firmemente en la realidad de que algo cotidiano como derramar la sal le traerá una desgracia o un talismán es capaz de evitarla. Otros dudan pero actúan mediatizados por las creencias supersticiosas por si acaso, es decir porque consideran que es mejor ante la duda prevenir. Investigaciones realizadas por Adam Galinsky de la Universidad del Noroeste en Evanston, en colaboración con Jennifer Whitson (2008, 2009) de la Universidad de Texas en Austin, mostraron que los individuos que experimentan una sensación de falta de control sobre su situación, son más propensos a ver imágenes que no existían, a percibir conspiraciones y a desarrollar supersticiones. Cuanto menos control tienen las personas sobre sus vidas, más propensas son a procurar recobrar el control a través de la gimnasia mental. Las sensaciones de control son tan importantes para las personas que una falta de control resulta intrínsecamente amenazadora. A pesar de que algunas percepciones incorrectas pueden resultar malas o pueden llevarnos por el camino equivocado, son muy comunes y tienden a satisfacer una necesidad psicológica profunda y perdurable. Los resultados de la investigación muestran que la búsqueda de una estructura en el mundo que les rodea, o el deseo de alcanzar la comprensión sobre el mismo conduce a las personas a ver y creer en conexiones que simplemente no existen. Consideramos que los jóvenes adhieren a las supersticiones porque existen motivos tanto conscientes (por ejemplo, aprendizaje generacional que les da confianza en tal realización) como inconscientes (miedos, inseguridad, etc. que inducen a que si no se realizan ciertos actos les pasará algo). El avance de la ciencia y de la educación, la modernidad y la globalización del conocimiento 18

han limitado el desarrollo de las supersticiones y del pensamiento mágico, pero persiste en la población y está vigente aún en las jóvenes generaciones. Entre las supersticiones referidas a la mala suerte se encuentra, por ejemplo, la de “romper un espejo”: Los primeros espejos utilizados por los antiguos egipcios, los hebreos y los griegos, eran de metales como el bronce, la plata y el oro y, por tanto, irrompibles. Los primeros espejos de cristal con el dorso revestido de plata, desde luego rompibles, se fabricaron en Venecia en el siglo XV. Por ser muy caros, se trataban con gran cuidado, y a los sirvientes que limpiaban los espejos de las casas se les advertía severamente que romper uno de esos tesoros equivalía a un destino peor que la muerte. Cuando, a mediados del siglo XVII, empezaron a fabricarse en Inglaterra y en Francia espejos baratos, la superstición del espejo roto estaba ya extendida y firmemente arraigada. El temor a los gatos, especialmente a los negros, surgió en Europa durante la Edad Media, particularmente en Inglaterra. El repentino aumento de su población en las grandes ciudades, contribuyó a su caída en desgracia. Los gatos callejeros eran alimentados a menudo por ancianas pobres y solitarias, y cuando en Europa muchas de esas mujeres carentes de hogar fueron acusadas de practicar la magia negra, los gatos que les hacían compañía —especialmente los negros— fueron considerados culpables de brujería por asociación de ideas. Entre las supersticiones referidas a la buena suerte se encuentra, por ejemplo, la de “la pata de conejo”. La tradición de llevar una pata de conejo en el bolsillo para atraer la suerte no nace de este animal, sino de la liebre. Antiguamente, las cabras, vacas, cerdos, liebres y otros animales de granja entraban libremente en la casa de sus amos; los campesinos criaban liebres para comérselas y las cuidaban con cariño. La idea de que la pata de liebre trae buena suerte deriva de la primitiva creencia de que los huesos de sus patas curan la gota y otros reumatismos, así como los calambres. Por ser tan parecidos, la liebre y el conejo, quedó este último como objeto de las supersticiones relativas a sus virtudes mágicas (Flores Arroyuelo, 2000; Coluccio, 1990). El objetivo de este trabajo fue conocer y comprender el fenómeno de las supersticiones a partir de estudiar los posibles factores o indicadores que llevan a los jóvenes a profesarlas y darles crédito, evaluar su actualidad e influencia en las conductas juveniles. Es decir, indagar sobre los motivos que mantienen vigente las supersticiones y la repetición de sus rituales.

Metodología

Es un estudio transversal de carácter descriptivo. La muestra de carácter intencional se conformó por 100 jóvenes (50% de sexo femenino y 50 % masculino) de entre 18 y 25 años, de la ciudad de Hernandarias, Entre Ríos. Como instrumento se utilizó un cuestionario con 12 preguntas abiertas y cerradas confeccionado ad hoc por los autores de este trabajo, teniendo en cuenta la

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literatura e investigaciones sobre el tema. Además, previamente en un estudio piloto mediante entrevistas a sujetos de dicha localidad se hizo un inventario de las supersticiones más comunes.

Resultados

Prácticamente la totalidad de los alumnos ha escuchado hablar de supersticiones y el 85% mantiene vínculos con personas supersticiosas. Solamente un 12% dice que ninguna de las personas cercanas a él tiene este tipo de creencias. El 14% de los jóvenes admiten creer en supersticiones y que estas influyen mucho en su conducta. Un 43% admite que estas influyen un poco en su proceder, y el 42,4% afirma que no influyen en su vida.

Tabla 1. Frecuencias y porcentajes según sexo de las respuestas a las preguntas sobre el conocimiento de las supersticiones y de su influencia en la vida personal. Varón

Mujer

Total

PREGUNTAS f

%

f

%

f

%

SI

49

98

50

100

99

99

NO

1

2

0

0

1

1

SI

44

88

41

82

85

85

NO

5

10

7

14

12

12

No contesta

1

2

2

4

3

3

7

14

7

14

14

14

Poco

20

40

23

46

43

43

Nada

23

46

19

38

42

42

¿Has escuchado hablar de supersticiones?

¿Conocés a alguien cercano que tenga este tipo de creencias?

¿Considerás que ellas influyen en tu conducta? Mucho

N= 100

20

De las respuestas surgidas a la pregunta Nombra algunas de las supersticiones que conozcas; surgió el siguiente ranking de las 10 supersticiones más nombradas por los sujetos encuestados. Ellas son: • Cruzarse con un gato negro • No pasar por debajo de una escalera • Romper un espejo • Martes 13 • No barrer de noche • El séptimo hijo se convierte en lobisón • Tirar sal • No abrir un paraguas adentro de una casa • Escuchar el chiflido de una lechuza • La luz mala Es decir que las supersticiones más conocidas por los jóvenes son: Cruzarse con un gato negro, No pasar por debajo de una escalera, Romper un espejo, Martes 13, No barrer de noche y El 7mo hijo se convierte en lobisón. Las supersticiones referidas a la mala suerte a las que mayor crédito les dieron los sujetos son: Romper un espejo trae 7 años de mala suerte; Pasar por debajo de una escalera, Ver cruzar un gato negro, Martes 13: no te cases ni te embarques.

Tabla 2. Porcentajes de las respuestas a las preguntas sobre el grado de acuerdo con supersticiones acerca de la mala suerte Totalmente

De

Poco de

Para nada

de acuerdo

acuerdo

acuerdo

de acuerdo

Martes trece, no te cases ni te embarques

19

17

20

44

Cruzarte con un gato negro

20

16

24

40

Romper un espejo trae 7 años de mala suerte

24

17

17

42

Pasar por debajo de una escalera

21

22

14

43

Derramar sal

11

27

17

45

Escuchar el chiflido de una lechuza

11

10

12

67

Abrir un paraguas en un lugar cerrado

16

20

14

50

Supersticiones

21

No dejar la cartera en el piso Ver a la novia con el vestido antes del casamiento El séptimo hijo varón se convierte en lobo en las noches de Luna llena La séptima hija mujer se convierte en bruja en noches de Luna llena

3

3

5

89

18

21

22

39

10

15

18

57

8

14

19

59

Atribuyen buena suerte a los siguientes amuletos: la pata de conejo, una herradura de caballo, el trébol de 4 hojas (26% totalmente de acuerdo y 25% de acuerdo). A la pregunta ¿De qué manera se ve la influencia de las supersticiones en tu conducta?; se observan en la tabla 3 los porcentajes. Tabla 3. Porcentajes de respuestas de atribución del modo en que influyen las supersticiones en la vida personal de los alumnos. Respuestas

%

Cumplo lo que ellas suponen

21

Las tengo presente por las dudas

21

Por seguridad y protección para evitar lo negativo)

13

Porque son transmitidas por familiares y/o amigo

4

En nada

41

Los temores, el miedo y el deber de cumplir con un mandato no racional, llevan a estos jóvenes a actuar de acuerdo a las creencias supersticiosas. Respecto de las emociones que surgen una vez llevadas a cabo las acciones requeridas por las supersticiones, se agruparon en las siguientes: Me dan confianza, me apoyo en ellas, tengo la conciencia tranquila sin preocupaciones, seguridad de que no ocurrirá nada malo, tranquilidad,

Conclusiones

Las supersticiones y los rituales que las acompañan tienen una influencia considerable sobre la población juvenil de esta ciudad de la provincia de Entre Ríos y sería conveniente ampliar la muestra a otras localidades y profundizar el estudio de estas creencias. Contrariamente a lo esperado, la transmisión cultural vía familiar y comunitaria sobre las nuevas generaciones tiene un 22

gran peso en este mundo globalizado en el que los jóvenes son “bombardeados” por la información de las nuevas tecnologías. Citas bibliográficas

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-3–

La escena del rock post-Cromañón. Una aproximación a la reconfiguración del circuito del rock platense1

Josefina Cingolani FAHCE/NES. UNLP 1. Introducción

La noche del 30 de diciembre de 2004 ocurrió una de las tragedias no naturales más grandes de la historia. En un boliche llamado “República de Cromañón”, a dos minutos de comenzado un recital, mientras la banda tocaba su primer tema, alguien desde el público arrojó un elemento pirotécnico, conocido como “tres tiros”, que provocó el encendido del tejido sintético que cubría el techo. Así, los presentes iniciaron un intento fallido de escape, frente a las distintas irregularidades que presentaba el local. Los distintos grupos de jóvenes allí reunidos con el fin de ver a una banda de rock barrial, “Callejeros”, vivieron una experiencia traumática. Muchos de ellos reciben hoy el nombre de sobrevivientes, y muchos otros el de víctimas. Éstos últimos sumaron un total de ciento noventa y cuatro. El causante de la muerte no fue el producto de las quemaduras, sino la asfixia tras inhalar emanaciones tóxicas provenientes de los paneles que cubrían el techo del local. Muchos especialistas consideran este acontecimiento como un punto de inflexión en la historia de una de las vertientes del rock local: el rock chabón. A raíz de lo sucedido, se abrieron varios debates. Algunos en torno a la pirotecnia utilizada en los recitales de éste tipo de rock y a las prácticas de los jóvenes dentro de éstos espacios; otros en relación a la negligencia del Estado; a la irresponsabilidad del dueño del boliche; a las responsabilidades políticas, entre otros. Sin embargo, nuestro interés no es tallar en esa discusión desde la opinión más o menos experta, sino explorar cómo se relaciona ese acontecimiento con las prácticas y representaciones de determinados agentes sociales. En esta ocasión, nos basaremos principalmente en actores del campo de rock platense para ver las modificaciones de la escena del rock en dicha ciudad luego del acontecimiento ya mencionado. Con datos recogidos en entrevistas en profundidad dirigidas a un universo pequeño pero variado de actores del campo rock, intentamos explorar los primeros indicios que nos muestran que efectivamente algunos cambios parecen estar produciéndose, aunque como veremos a lo largo de este texto, esas modificaciones no son elaboradas y categorizadas de la misma manera por los distintos sujetos que investigamos.

1

“Platense” refiere a la ciudad de La Plata, provincia de de Buenos Aires.

24

2. La reducción del circuito

En esta sección nos proponemos conocer que sucedió con las bandas de rock de la ciudad de La Plata y con los espacios que ellas tenían para realizar sus shows luego de lo sucedido en Cromañón. Antes de la tragedia de Cromañón, las bandas de rock entrevistadas realizaban sus shows en clubes barriales, centros culturales, bares y distintos locales. Los primeros dos lugares eran una buena opción para las bandas de rock más pequeñas debido a que era lo que económicamente más les convenía. Así, ellas podían hacerse cargo de la organización total del evento, administrando tanto la venta de entradas como de bebidas. Los gastos que estas tenían que enfrentar eran los del alquiler del lugar (que en el caso de clubes barriales y centros culturales era menor al de bares y locales) y los del sonido (muchas veces realizado por alguna persona cercana a la banda). De esta manera, los grupos de rock podían obtener cierta ganancia. Dos de las bandas del circuito de rock platense sostienen lo siguiente:

“(...) antes vos tocabas en cualquier lado ¿entendés?, vos ibas, tocabas en un club de barrio, en cualquier lugar que había, en cualquier espacio que había si se podía tocar se tocaba, podías tocar en cualquier club, que era lo que más nos convenía a todos, porque como banda vos organizas el evento, y podías recaudar plata. Un club te cobraba mucho más barato que un... que cualquier lugar donde vayas a tocar porque vos también podías usufructuar la barra, que es la bebida; entonces a partir de ahí es como que fue todo mucho más complicado” (Alejandro, integrante de “Encías Sangrantes”)

“(...) antes tocábamos mucho en clubes, como Reconquista... o cualquier otro, clubes sociales de barrio ¿viste? organizábamos todo nosotros, contratábamos el sonido, vendíamos las preventas o entradas en puerta y administrábamos la barra... entonces algo nos quedaba, o sea, podíamos pagar el sonido y nos quedábamos con algún resto.” (Bricio, integrante de “La Valvular”)

Luego de la noche del 30 de diciembre de 2004 la situación cambió. A partir del acontecimiento Cromañón se puso en práctica un operativo de control que tenía como objetivo inspeccionar los distintos lugares en donde se realizaba shows y clausurar todos aquellos que no cumplieran con ciertas reglas. De esta manera, se clausuraron numerosos lugares que no cumplían con las condiciones reglamentarias.

25

Así, los centros culturales y clubes barriales fueron los más desfavorecidos frente al operativo de control, en tanto, no presentaban una situación económica propicia para afrontar reformas estructurales de los espacios, así como para equiparse de extinguidores, señalización, luces de emergencia, entre otras cosas. También en una situación similar se encontraron ciertos bares/locales pequeños. Enfrentar reformas, modificaciones; realizar trámites para obtener la nueva habilitación; recibir inspecciones de control urbano, bomberos. También para estos espacios significó un costo. Algunos debieron cerrar sus puertas por un tiempo hasta lograr reunir las condiciones necesarias para obtener la habilitación, y otros directamente no pudieron re-abrirlas por diferentes motivos. Sergio Marchi (2005) sostiene que en el caso de la ciudad de Buenos Aires, el gobierno exigió una serie de condiciones que excedían lo necesario para que un lugar pueda funcionar; aniquilando todo un circuito de lugares chicos, en donde frecuentaban las bandas más nuevas. Ésta serie de requerimientos, según el mismo autor, obligó a los lugares a cerrar o a cambiar de rubro. No es nuestra intención realizar una descripción de la nueva reglamentación para los espacios, ni un análisis de ello; sino analizar las consecuencias que el operativo de control generó sobre algunas bandas de rock platense. Así, Marchi (2005) afirma que Cromañón perjudicó a las bandas de rock más pequeñas. En lo que respecta a nuestro referente empírico, a saber, ciertas bandas de rock platense, ellas nos permiten situarnos frente a dos situaciones. En primer lugar, sus testimonios dan cuenta de la reducción que sufrió el circuito de rock platense al ponerse en práctica el operativo de control post Cromañón. En consecuencia, Alejandro, integrante de “Encías Sangrantes”, da cuenta de esta situación cuando afirma

“Y a nivel banda repercutió en un montón de cosas, en cuanto a lo que fue el post cromañón con los lugares y todo eso fue un quilombo, imposible tocar; también eso repercutió negativamente porque no había lugares para tocar, no se podía tocar, te pedían mil requisitos (...)” (Alejandro, integrante de Encías Sangrante)

El operativo de control dio por resultado, como ya hemos mencionado, el cierre de numerosos lugares que no poseían habilitación o que no cumplían con determinados requisitos. En general, para poder ser reabiertos éstos espacios tuvieron que iniciar ciertos trámites legales pero al mismo tiempo reformar cuestiones estructurales de los locales. Frente a esto, se puede pensar que los bares/locales más pequeños, los centros culturales y los clubes barriales se vieron en condiciones desfavorables; quedando algunos lugares más grandes, en términos económicos, en mejores condiciones para enfrentar las reformas y consolidarse como los únicos disponibles para realizar shows.

26

“El Viejo Varieté”, referente histórico del rock en la ciudad de La Plata, fue clausurado luego 2

de Cromañón por no poseer la habilitación , y se mantuvo cerrado hasta julio de 2005. Nancy, dueña de este local, menciona las distintas reformas que tuvo que realizar, así como la reconstrucción de los planos para obtener la habilitación diez meses después. Este lapso de tiempo la perjudicó a ella, pues debía sostener un alquiler al mismo tiempo que no ingresaba dinero. Pero perjudicó también a las bandas que no pudieron acceder a tocar en uno de los locales con más movida del rock de la ciudad. Ante esta situación, Nancy relata que en un momento ella comenzó a ofrecerles a algunas bandas la posibilidad de tocar clandestinamente en el sótano del lugar. Así, realizó algunos recitales bajo estas condiciones durante el tiempo de clausura. Así como muchos clubes de barrio, locales y centros culturales no pudieron afrontar las reformas, hubo otros que sí pudieron hacerlo. Tal es el caso del Club Atenas de La Plata. Fabián, secretario general del club, sostiene que antes del acontecimiento Cromañón ellos habían comenzado con las reformas y los trámites de las habilitaciones, lo que les permitió consolidarse como el único club habilitado en toda la ciudad para realizar recitales. Sin embargo, se puede presumir que las bandas de menor magnitud presentan dificultades para acceder al Club Atenas, que tiene la característica de ser un micro estadio, y tener condiciones (como la contratación de un seguro por parte de la banda) difíciles de afrontar para bandas de este tipo. Por lo tanto, la segunda situación a la que se vieron sujetas las bandas de rock de la ciudad de La Plata fue la dificultad de acceder a “esos pocos lugares” que quedaban disponibles y en regla. Los dueños/gerenciadores de estos lugares justifican haber aumentado el precio por ejemplo de los alquileres por tener que “compensar” los costos que afrontaron para realizar reformas, trámites de habilitación, o por tener sus puertas cerrados durante un lapso de tiempo. Sin embargo, Alejandro, sostiene

“(...) abusaban de esos lugares que podías tocar, como eran pocos, este abusaban de ese poder que tenían (...).” (Alejandro, integrante de Encías Sangrante)

Así mismo, Bricio, voz de “La Valvular”, afirma

“Después de lo que pasó ahí en Cromañón no... no se pudo tocar más en clubes, cerraron todo... y en los bares tampoco, quedaron pocos lugares ¿viste?... y ahí se empezó a ver quién era el más pija y ponía un bar o un club o un estadio, o ponía las cosas en regla y te afanaba queriéndote cobrar una fortuna.... entonces te quedabas sin tocar... y nosotros vivimos de esto... ¿me entendés lo que te digo? (...) Entonces 2

Ella sostiene haber iniciado los trámites para obtener la habilitación en septiembre de 2004, por lo tanto en diciembre no tenía la habilitación terminada, dado que demoró diez meses.

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bueno, ahora te la tenes que rebuscar muchísimo más para poder tocar, igual ya no te dejan administrar las barras, y eso... al contrario, si queres tocar tunes que pagar casi siempre, ¿viste?” (Bricio, integrante de La Valvular)

Podemos afirmar que Cromañón perjudicó a las bandas más pequeñas del circuito de rock platense; en algunos casos presentando importantes obstáculos, y en otros, favoreciendo a su desaparición. Pero también generó un quiebre al interior del circuito. El vínculo entre los lugares para tocar y las pequeñas bandas de rock platense, como veremos en la próxima sección, ya no sería el mismo.

3. Reconfiguración de la relación entre bandas de rock platense y gerenciadores

En este apartado, como hemos señalado anteriormente, trataremos la reconfiguración de la relación entre bandas de rock platense y gerenciadores de distintos espacios. Ante la clausura y cierre de numerosos lugares, como ya hemos afirmado, las bandas de rock de la ciudad de La Plata comenzaron a buscar nuevos espacios para poder realizar sus shows. Los locales que sobrevivieron se convirtieron en los nuevos espacios donde las bandas de rock realizarían sus shows, ya que algunos nuevos espacios creados en el post Cromañón eran demasiado grandes, económicamente hablando, para estas pequeñas bandas barriales. Sin embargo, el vínculo entre los grupos de rock y los gerenciadores de esos “nuevos viejos lugares” sufre reconfiguraciones. Como primera característica de este vínculo observamos que las partes implicadas en la contratación aseguran conocer las nuevas reglas del juego: habilitaciones, obligaciones, responsabilidades. Sin embargo, en la actualidad, las bandas y los gerenciadores dan testimonio de la ausencia de reglamentación alguna que rija dicha relación. Frente a la ausencia de mediaciones formales, se establecen mediaciones informales. En este sentido, Luis, integrante de una banda de rock platense, sostiene

“No, no hay contrato, no, no, las bandas cómo nosotros no hace contrato, sería bárbaro, yo soy pro de eso, pero no, no hay y es todo de palabra. De hecho uno pide una fecha de acá a tres meses y bueno, queda todo en el aire eso, y por ahí uno trabaja para eso, invierte en esa fecha, y todo, y un día antes el lugar cerró y bueno, todo lo que hiciste no te sirvió de nada. Eh... en ese sentido es choto que se maneje de palabra, pero bueno, son las reglas del juego.” (Luis, integrante de banda de rock platense)

28

3

En el caso de Diego, dueño de “El Ayuntamiento”, él realiza una especie de contrato , en donde estipula las cosas que la banda puede o no realizar. Sin embargo ese documento no tiene ningún valor legal. El debe cerciorarse que al interior del lugar no haya menores, no ingresen pirotecnia, no haya personas alcoholizadas, no entre más gente de lo permitido, etcétera. De este modo aparece la cuestión de las responsabilidades como un tema de discordia al no existir elementos legales que medien la relación entre las bandas y los gerenciadores. Por lo tanto, lo que suceda al interior del local depende del cumplimiento de una arreglo de palabra, o como comentamos recién de un contrato interno que no posee valor legal. En este sentido, las distintas bandas entrevistadas, aseguran que a partir de Cromañón “tomaron conciencia” de los riesgos posibles. Así, sostienen que ahora se fijan en las características de los lugares y tienen más presente el tema de la responsabilidad. De este modo, Alejandro sostiene

“(...) uno toma por ahí más consciencia de que no puede tocar en un lugar con toda la gente apretujada, sin poder respirar o no se... ir a un lugar que no está en condiciones para tocar y llevar esa gente ahí, no se... uno como que toma más consciencia de esas cosas, de decir, yo acá no puedo tocar, porque este lugar tiene todos los cables colgando, hay un corto acá y nos morimos todos.” (Alejandro, integrante de Encías Sangrantes)

Los músicos entrevistados sostienen que después de Cromañón su actitud cambió: aseguran que antes eran más inconscientes. Cromañón actuó en ellos como una muestra de lo que podía suceder, a lo que uno como banda se exponía y al mismo tiempo cómo exponía a su público. Así, un integrante de otra banda de rock local, sostiene

“Nosotros... no nos pasó, porque lamentablemente pasó lo de Cromañón, entonces después nos concientizamos, y lo hicimos más a conciencia, todo lo que era el armado de un recital. (...) en realidad lo que hizo fue disminuir el grado de locura por ahí, no la adrenalina que vivís cuando vas a ver a una banda a un recital, pero sí el hecho de que se estaba descontrolando el tema (...) en ese sentido se disminuyó el grado de locura por ahí, y de que cada vez había menos límites como para hacer cosas adentro de un recital” (Luis, integrante de banda de rock platense)

Sin embargo, este discurso de las bandas entrevistadas se ve contrastado con el discurso de Diego (El Ayuntamiento), y en menor magnitud con el de Nancy (Viejo Varieté).

3

Definido de esta manera por él en la entrevista realizada.

29

Diego asegura que muchas bandas han modificado su conducta y son más responsables después de lo sucedido en Cromañón, pero que en otros casos tuvo que prohibirles a las mismas realizar shows en su local por querer transgredir las reglas. Al mismo tiempo sostiene que luego de la noche del 30 de diciembre las responsabilidades de lo sucedido durante un recital en su local, son exclusivamente de él. Como dijimos anteriormente no existen herramientas legales en materia de mediación entre las bandas y los locales. Es decir, ante la Municipalidad él debe cumplir con determinadas obligaciones como las que hemos mencionado. Ahora, si de parte de la banda o del público surge algún inconveniente en el interior del local, la responsabilidad será de él. Por esto mismo, la Municipalidad también les exige a los generciadores el pago de un seguro total que cubra todo lo que les pueda llegar a suceder a las personas en el interior del local. Las bandas sostienen haber cambiado su conducta, haber tomado conciencia, Sin embargo, los relatos anecdóticos de Diego presentan una contradicción con el discurso de los rockeros. Puede sostenerse que hasta el momento no existe ningún instrumento formal para realizar la mediación entre las bandas entrevistadas y los dos locales mencionados; existiendo uno informal, como lo es la palabra. En el caso del Club Atenas, Fabián (Club Atenas) da cuenta de que existe la figura legal del contrato, en donde, entre otras cosas, se le exige a la banda que contrate un seguro, quedando el club, según él, exento de todo tipo de responsabilidad. Sin embargo, a este lugar no pueden acceder las pequeñas y medianas bandas con las que venimos trabajando, que no tienen una convocatoria que les permita saldar gastos de alquiler, pago de seguros, etc. Las bandas que acceden al Microestadio son de gran magnitud y reconocidas a nivel nacional. Por otro lado, no solo bandas de rock acceden allí, sino otro tipo de exponentes de distintos géneros musicales.

4. El reclamo dirigido: las responsabilidades del estado en la promoción de la cultura

Los entrevistados convergen en un lugar en común: el reclamo al Estado. El operativo de control emprendido luego del acontecimiento Cromañón dio por resultado el cierre de numerosos lugares que no poseían habilitación o que no cumplían con determinados requisitos. Para poder ser reabiertos éstos espacios tuvieron que iniciar ciertos trámites legales pero al mismo tiempo realizar reformas estructurales en los locales. Frente a esto, se puede pensar que los bares más pequeños, los centros culturales y los clubes barriales se vieron en condiciones desfavorables; quedando algunos lugares más grandes, en términos económicos, en mejores condiciones para enfrentar las reformas y consolidarse como los únicos disponibles para realizar shows. Dicho operativo se propuso combatir lugares ilegales y ciertas prácticas irreglamentarias. Sin embargo, tal determinación no vino acompañada de un plan de oportunidades y posibilidades para 30

quiénes se verían perjudicados por la clausura de locales/boliches/clubes. Tanto los espacios más chicos como las pequeñas bandas de rock fueron quiénes se vieron afectados por el operativo de control y la consiguiente falta de ayuda por parte del Estado. Así, Melina sostiene

“A nivel de políticas estatales yo creo que se hizo todo al revés, o sea en vez de incentivar los lugares que capaz que faltaban habilitaciones, o salidas de emergencia, se los clausuró, se cerró todo, se tiró a los pibes a la calle, a la buena de dios” (Melina, 23 años, seguidora de bandas de rock platense)

Nilda, madre de un fallecido en Cromañón, refiriéndose a una situación más general, que excede los límites de la ciudad de La Plata sostiene lo siguiente:

“En términos culturales, la destrucción de las bandas pequeñas, la posibilidad que estas tenían de abrirse camino, ¿no? Yo creo que cercó un poco más para los que ya estaban, enriqueciéndose con el haber llegado a un lugar importante y, como que cercó eso y a bajo quedaron ellas solas, indiscutibles, indiscutibles; y el resto no tiene la posibilidad de acceder; pero de eso la culpa la tiene también el gobierno, ¿por qué? Porque no hay lugar preparado para que la gente toque; ese es el reclamo que se tendría que hacer, (...) porque no hay lugares para que los jóvenes toquen (...)” (Nilda Gómez, afectada directa de Cromañón e integrante de la ONG “Familias por la Vida”)

Ramiro, integrante de “Miro y Su Fabulosa Orquesta de Juguete” agrega

“(...) se cerró mucho... la movida de lugares como centros culturales, bolichitos así copados, los destrozó... la Municipalidad no se puso a fomentar que abran más lugares, o a ponerlos en condiciones, sino a cerrarlos... (...) muy pocos lugares para tocar, y muchos menos lugares en los que se te trate con respeto y consideración.” (Ramiro, integrante de “Miro y Su Fabulosa Orquesta de Juguete”)

También Juan, sobreviviente Cromañón, sostiene lo siguiente

“(...) viste que se hizo todo lo contrario, se aprovechó lo que pasó en Cromañón para cerrar todo tipo de centros culturales, o lugares, cuando en realidad se tendrían que haber mejorado en vez de cerrarlos.” (Juan, 29 años, sobreviviente de Cromañón) 31

4

Luciano, integrante de otra banda de rock local , refiriéndose a las consecuencias de Cromañón, específicamente en el ámbito cultural, no hace mención explícita a la desaparición de bandas pequeñas, o las dificultades para otras tantas. Él se refiere enfáticamente a la situación de control en general, sosteniendo lo siguiente

“Principalmente que hubo un muy fuerte cambio, un control y una represión, una exacerbada enfermedad por mantenernos entre algodones, por mantener el orden, mediante el discurso de la seguridad.” (Luciano, integrante de banda de rock platense)

Hubo quiénes pudieron sobrevivir al operativo de control, sobrevivir al post Cromañón. Ciertos espacios y determinadas bandas. Los grupos musicales entrevistados en esta ocasión han podido sobrevivir a Cromañón pese a las dificultades que han tenido que atravesar. Por lo tanto, nos referimos a ellos bajo la categoría sobrevivientes indirectos, para dar cuenta de un conjunto de grupos de rock que luego del operativo de control pudieron seguir realizando su trabajo de músicos a pesar de los grandes obstáculos que presentaba el camino. Cromañón no solo generó sobrevivientes directos, es decir, los que vivenciaron la noche del 30 de diciembre de 2004, sino también los indirectos, quienes sin estar allí, también debieron realizar grandes esfuerzos para poder sobrevivir. Luciano, voz principal de una banda de rock local, lo expresa así

“Hay que ver también quien sobrevivió a Cromañón ¿entendes? En ese sentido me parece que es ahí donde empieza el desafío” (Luciano, integrante de banda de rock platense)

5. Conclusiones

Hemos sostenido que el operativo de control post Cromañón perjudicó tanto a las bandas de rock platense más chicas, como a los espacios más pequeños. Hemos planteado dos situaciones. Por un lado, que dicho operativo generó, en la ciudad de La Plata, el cierre de números pequeños y medianos locales, clubes barriales y centros culturales. Así mismo, otros espacios disponibles para realizar shows se encontraron con grandes dificultades para superar los requisitos exigidos, consolidándose así, los locales de mayor magnitud. Por otro lado, el circuito de rock platense se vio

4

Pedido de confidencialidad

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reducido aún más, dado a que las bandas de rock se encontraron con serios obstáculos para poder acceder a esos “pocos lugares” que se encontraban abiertos y en condiciones para realizar shows. Hemos abordado también la reconfiguración de la relación entre bandas de rock platense y gerenciadores. En este sentido, afirmamos que luego del acontecimiento Cromañón no se puso en práctica ningún instrumento formal que pueda actuar de mediador en el vínculo entre las bandas de rock y los gerenciadores de los locales. Así, su relación se vio sujeta a utilizar mediaciones informales, como la palabra. Por último, hemos dejado sentado el reclamo por parte de músicos, afectados directos y gerenciadores hacia el Estado. Al respecto, los distintos actores reclaman del Estado mayor participación, como así también planes de oportunidades para quiénes se vieron perjudicados luego de la noche del 30 de diciembre de 2004. En este sentido, sostienen que el operativo de control post Cromañón generó el cierre de números lugares, estipuló una nueva reglamentación en torno a la seguridad de los espacios para realizar shows; pero no generó posteriormente una política que brinde ayuda tanto a los espacios más pequeños, especialmente clubes barriales y centros culturales, como a las bandas de rock más chicas. Partiendo del desarrollo de las cuestiones abordadas anteriormente nos preguntamos sobre las bandas de rock que han podido continuar con su actividad de músicos a pesar de los obstáculos del post-Cromañón. Para dar cuenta de ellas, hemos introducido la categoría sobrevivientes indirectos.

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36

-4-

Afuera de la escuela: jóvenes y tiempo libre

Alba Eterovich, Andrés Amoroso y Marcela Svetlik. Universidad Nacional del Comahue. CURZA. El presente trabajo tiene por objeto compartir algunas reflexiones que surgen del Proyecto de Investigación: “Subjetividades juveniles en la escuela media nocturna” que se desarrolla en la Universidad Nacional del Comahue, CURZA, Viedma, Río Negro, particularmente sobre aspectos del eje consumos culturales y tiempo libre. El objetivo general del estudio es indagar sobre de los sentidos que los jóvenes que asisten a escuelas medias nocturnas construyen en torno a los medios: televisión, radio, diarios, Internet/redes sociales, cine, literatura, celulares. Para esto, se realizaron tres instancias de relevamiento de la información. Una primera encuesta a una muestra representativa de todos los alumnos que asisten a las escuelas nocturnas de Viedma (CENS, CEM y CET). Una segunda encuesta con preguntas abiertas a una muestra representativa de alumnos que concurren a los CENS de la ciudad y, posteriormente, se realizaron entrevistas individuales a los jóvenes alumnos de esas instituciones. Se realizó un trabajo cuanti-cualitativo que, en primer lugar, nos permitió hacer un mapeo para conocer, principalmente, las formas de usos y sus frecuencias. Posteriormente, se investigaron los discursos desde un enfoque metodológico cualitativo-interpretativo, indagando en los relatos de los actores para construir sentido respecto a su relación con los medios. Estas primeras interpretaciones intentan, siguiendo la propuesta de María Cristina Mata (1992), estudiar las audiencias “desde la perspectiva de la recepción y lo que ella aporta cuando las preguntas que nos hacemos insistentemente tienen que ver con esa zona seguramente ambigua y compleja, pero central en la constitución de los individuos como sujetos sociales, que es su identidad”. La interrogación acerca de las condiciones en que transcurre la cotidianeidad, las prácticas sociales y los consumos culturales de quiénes son los alumnos que asisten a la escuela media nocturna de nuestra ciudad adquiere relevancia debido a las transformaciones que han sufrido estas instituciones desde 1995 hasta la actualidad. En los noventa se duplicaron la cantidad de escuelas nocturnas en Viedma y actualmente la cantidad de alumnos que asisten constituyen más de un tercio de los alumnos del nivel medio de la ciudad de Viedma. Sin embargo, más significativos que los cambios cuantitativos han sido los cualitativos. Especialmente en lo que refiere a las características de sus alumnos. Si hace poco menos de dos décadas los alumnos eran adultos con trabajo estable, actualmente -mayoritariamente- son adolescentes y jóvenes. Si antes asistir a una escuela nocturna indicaba que el alumno había interrumpido su trayectoria escolar, actualmente -en muchos casos- es

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la última escala en trayectorias escolares ininterrumpidas. Frente a estos cambios surge el interrogante, desde las propias instituciones, acerca de quiénes son sus estudiantes.

Apuntes del trabajo de campo

En el tercer trimestre del año 2010 se realizaron encuestas a 99 alumnos que cursaban primer año en cada una de las escuelas secundarias nocturnas de Viedma (CEM 91, CENS 19, 8, 1, 17, CCT4). Las encuestas se tomaron en las escuelas. Las modalidades que se estudian en esas escuelas son: aministración contable (32,3%), gestión empresarial (16,2%), recursos humanos (17,2%), cooperativismo (13,1%), técnica en construcción (8,1%), salud y ambiente (11,1%). Las edades de los entrevistados parten de los 15 y se eligió como edad máxima para este estudio los 30 años. Distinguiéndose que el 78% tienen entre 15 y 22 años y el 22 % restante entre 23 y 30.

Este dato coincide con lo que manifiestan los docentes respecto a que se ha

adolescentizado su población estudiantil. No hay una diferencia significativa ente la cantidad de varones y mujeres encuestados (mujeres: 54,5% y hombres: 45,5%). Sin embargo, se puede observar que en el CCT4, donde se estudia maestro mayor de obra, de los 8 entrevistados sólo una era mujer -lo que constituye una muestra significativa del universo de alumnos de la escuela. En este caso se evidencia como la construcción social de los roles femenino y masculino tiene impacto en el momento de elegir un modalidad para estudiar. Veremos que estas representaciones por género también impactan en los consumos mediáticos. El estado civil del 91% de los entrevistados es soltero y de ese grupo un 12% vive en pareja. La mayoría, el 60,6%, vive con los padres. Seis (6) viven solos. El 30% tiene hijos. Esta situación en que más de la mitad de los alumnos viven con sus padres, el 20% vive con su esposo/a o pareja y el 30% tiene hijos también evidencia una diferencia con las características que los docentes señalan tenían sus alumnos en el pasado1 pasan de ser mayoritariamente padres a ser mayoritariamente hijos. En este sentido, el 62% vive en una vivienda familiar, el 18% alquila y el resto se divide equitativamente entre quienes tienen vivienda propia y a quienes le prestan. Casi el 70% de los entrevistados conviven con un grupo familiar de entre 3 a 6 personas. Como se señalo, el 30% tiene hijos y las dos terceras partes de este grupo se tienen de 18 a 22 años. El 74% de los alumnos tiene un sólo hijo. Sólo los mayores de 27 años tienen más de dos hijos. En relación al trabajo, vemos que el 52,5 % de los estudiantes trabaja. Hay una diferencia en relación al género debido a que la mitad de las mujeres que asisten trabajan fuera del hogar y la mayoría de los hombres que asisten trabajan fuera del hogar. Salvo en la franja de los menores de

1

Cfr. Informe final del proyecto de investigación

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edad, donde un tercio trabaja, en todas las otras franjas de edad son mayoría las personas que trabajan. En el primer semestre del año 2011 se realizó otra encuesta con preguntas abiertas a 50 jóvenes alumnos de los Centros Educativos de Nivel Secundario de Viedma que giraron en torno al uso del tiempo libre y los consumos mediáticos. Posteriormente se realizaron, en conjunto con otros integrantes del Proyecto de Investigación citado, 22 entrevistas en profundidad. A continuación se expondrán algunas reflexiones que surgen de la lectura de este material y se centra en la relación entre los jóvenes, el tiempo libre y los medios masivos de comunicación.

Jóvenes y tiempo libre

Aunque el tiempo libre se considera un espacio en donde se puede ejercer la libertad del sujeto, múltiples variables crean escenarios que condicionan/sitúan el tiempo libre de los jóvenes. Podemos definir el tiempo libre como aquel que tiene cada persona cuando no tiene alguna obligación u ocupación en un tiempo determinado y cuyo fin es el descanso, la diversión y el desarrollo personal. Tiempo donde los sujetos suelen realizar actividades diferentes a las escolares y/o laborales, de índole no sistemática ni programadas. Su duración va a depender de la situación específica de cada persona. Son múltiples las perspectivas y características que pueden ser atribuidas al concepto de tiempo libre pero este tiempo es un factor muy importante que conforma la vida de los jóvenes que puede oficiar de instrumento de producción y reproducción de actividades y valores con la transmisión de modos, actividades, actitudes y creencias. Históricamente el concepto de tiempo libre está asociado a la edad contemporánea, específicamente ligado a la Revolución Industrial y como resultado de las reivindicaciones obreras por reducir la jornada de trabajo. Aparece como idea de tiempo residual o sobrante, tiempo para descansar, tiempo liberado del trabajo. Según explica Jesús Martín Barbero (1987) la llegada de modernidad produjo un gran proceso de enculturación que modificó repentinamente algunos valores y representaciones que se tenían en la Edad Media. El primero se da en la concepción respecto a los saberes, y el segundo en los sentidos del tiempo. En la modernidad, con la construcción de los Estados-Nación y la implementación del capitalismo como sistema, el tiempo cobra valor (inclusive monetario) y no se nos es permitido “perderlo” o “desperdiciarlo”. Hoy en día, el tiempo libre es considerado tiempo de ocio, y la escuela como institución moderna, se encarga de reproducir esa idea. Más recientemente el aumento del tiempo libre en las sociedades capitalistas responde a una necesidad estructural del sistema: descansar para seguir produciendo pero también disponer de un tiempo para el consumo. A partir del trabajo de campo realizado sabemos que loa alumnos de las nocturnas conforman un grupo heterogéneo, con diferencias de edad, de historias y orígenes, de intereses, de 39

idiosincrasia, de valores. Se caracterizan por tener multiempleo, trabajos precarios o estar directamente fuera del mercado laboral. Iuri e Ibáñez (2012) expresan: “las trayectorias escolares alternan con las laborales. La característica más marcada de la relación de los jóvenes con el mercado de empleo es la precariedad de sus inserciones laborales, alternando etapas de escolarización con etapas de trabajo. Su inserción se presenta como un “entrar y salir” permanente tanto del mercado laboral como de la escolarización”. Son sujetos que traen marcas en sus trayectorias escolares, fruto de situaciones que Sirvent (2000) ha dado en llamar de “riesgo educativo”. Este concepto alude a la probabilidad estadística que tiene un conjunto de población de quedar marginado de la vida social, política y económica según el nivel de educación formal alcanzado, en las actuales condiciones socio-políticas y económicas. Rescatando la diferencia como valor positivo, en tanto nos advierte de que para vislumbrar algo de lo que acontece en el sujeto tenemos que oponerlo a otro, es que nos permitimos situar este fenómeno complejo de la juventud. Reconocer un resto común, una impronta sociocultural que cada uno dirimirá, como pueda, con las herramientas de que disponga en su historia singular. Desde esta idea, entendemos que cada cual construirá subjetividad en situación, familiar y sociocultural. Cuando hablamos de subjetividad hablamos del proceso de formación de un sujeto, sujeto del lenguaje, donde se le transmite parte de la cultura y de esta manera se lo enlaza a la misma. El lazo social se produce a partir del deseo y de ese saber hacer en el mundo presente en esa parte de cultura transmitida. El lazo entonces, es el modo en que se estructura el “entre” los sujetos, y que determina posibilidades y límites para los mismos. El proceso de subjetivación pone en escena la trama con que ese sujeto va tejiendo su lugar; el recorrido para saber del deseo. Así se va definiendo como individual, único, singular. Estos procesos se van configurando en los espacios que le toca vivir, y va tomando del entorno nutriente, modelos identificatorios, recursos que ampliaran su posibilidad de ser y comprender el mundo. La escuela y el ámbito familiar son espacios privilegiados para estas construcciones. En la escuela aparece la posibilidad de construir nuevos encuentros identificatorios que ampliarán la posibilidad de enriquecer las producciones a nivel simbólico. Es como si se terminaran las certezas de las cuestiones heredadas y no cuestionadas de las transmisiones familiares para dar lugar a nuevas maneras diferentes de concebir los objetos, las personas, los vínculos, los aprendizajes. Entonces, el psiquismo se construye en un ámbito de intercambios y fusiones con los otros que son seres de cultura. El psiquismo en su movimiento y formación depende, en el sentido fuerte de la palabra, de la cultura y de los otros que lo rodean conformándolo. Ahora bien, datos obtenidos de encuestas administradas nos señalan que la actividad prioritaria de estos jóvenes en su tiempo libre es mirar televisión, seguido de escuchar música y reunirse con amigos. Es casi nula la realización de actividades recreativas sistemáticas y/o programadas como así también la participación en algún otro curso además de la escuela, a 40

excepción de la práctica deportiva ya que el 63% de los jóvenes encuestados manifestaron realizar algún tipo de deporte y/o actividad física aunque no necesariamente de manera constante. En palabras de un joven estudiante:

“Yo tiempo tengo poco y nada, y el tiempo que tengo se lo dedico a mi familia; tengo poco tiempo, porque siempre ando a full todo el día, trabajo desde las ocho, hasta las tres de la tarde, y después entro a las cuatro, cuatro y media, y después tengo que venir a la escuela (…) Y después qué se yo, el tiempito ese que me queda se lo dedico a mi mujer y a mi familia, a mi nena, lo demás no importa… Pero si tuviera más tiempo, no sé me iría a jugar a la pelota, o entrenaría, porque la verdad que ahora no estoy haciendo nada, y toda la vida jugué a la pelota, y duele bastante, es una pasión” (alumno de 22 años)

Alguna vez en el año estos jóvenes asistieron a actividades culturales como teatro, exposición de artes plásticas o visuales, museo, entre otras y en buena medida la escuela tuvo intervención al convocarlos como parte de una tarea escolar. Dos jóvenes entrevistadas enuncian:

“El otro día fuimos a ver una obra de teatro en el Centro Cultural con la profesora de Lengua… se trataba de los mimos. (…) Yo no fui, según mi compañero era re-aburrido como era de los mimos, no hablaban… ni nada” (18 y 20 años)

Margulis y Urresti (1996) nos hablan de que la juventud depende de una “moratoria”, esto es, el período de ensayo error permitido a los jóvenes. Pero esta moratoria no es para todos igual, hay distintas maneras de ser joven, de habitar el espacio de la juventud, según sean las condiciones sociales en que se viva. Esta diferenciación adquiere especial sentido porque reconocemos que estos jóvenes no son aquellos que tienen tiempo de postergar su ingreso a las responsabilidades de la vida adulta, que viven en un contexto protector, sino aquellos pertenecientes a sectores desfavorecidos con ingreso temprano al mundo del trabajo, las obligaciones familiares y escasez de tiempo y dinero para vivir un tiempo prolongado con despreocupación y ligereza. En este contexto el tiempo libre puede aparecer en cualquier momento, lo cual dificulta la programación y la distribución del mismo ya que generalmente no se visualiza un hilo organizador de lo diario. Puede alternar entre tiempos extendidos de ocio con otros donde el tiempo libre es escaso. Es difícil identificar rutinas en la vida de estos jóvenes. El tiempo libre aparece como” tiempo muerto”, y allí la televisión cumple un rol preponderante por su omnipresencia. Siempre está a disposición del sujeto, no exige una planificación previa, una vestimenta particular, no implica salir de casa. Está presente cuando el tiempo está disponible. 41

Prácticamente la mitad de los encuestados dice que en su tiempo libre mira la televisión, mientras que otros escuchan música. Sólo el 12 % menciona como actividad salir a caminar. Se evidencia que el tiempo libre se asocia al consumo de medios de comunicación, principalmente de la televisión. Adquiere relevancia la pregunta por el papel que cumple la escuela en el uso del tiempo libre de sus alumnos. ¿Cumple algún papel? ¿Debería cumplirlo? Dice Violeta Núñez (2012): “El educador no debe ocuparse de qué es lo que arbitra el sujeto: qué elige, por qué lo elige, etc. Ese es el límite, el límite subjetivo de la educación. Esta ha de proporcionar maneras sociales de hacer con lo que cada sujeto elige. No se trata tanto de reprimir los modos de satisfacción del sujeto sino de posibilitar su articulación con modalidades culturales de realización. Este es el verdadero problema”. Siguiendo los desarrollos de esta autora, la escuela debería posibilitar, un lugar social para desplegar las preferencias del sujeto. Mostrar y permitir escoger a los jóvenes maneras socialmente admisibles de circular con sus particularidades. De cómo los recursos culturales se potencien y se gestionen dependerá que la oferta sea plural y diversificada, capaz de dar cauce a intereses múltiples y a sectores culturales diversos y que, en su conjunto, promueva la adquisición, uso, transformación e intercambio de bienes sociales, culturales y económicos de valor de uso. Se trata, pues, de establecer ciertas bases culturales a partir de las cuales se desplieguen las acciones específicas, entre ellas el uso del tiempo libre. En estos jóvenes se observa una perdida de las posibilidades de articulación social. Como alternativa, podríamos pensar en la importancia de la tarea socializadora, conceptuándola como la búsqueda y la apertura de lugares de valor social que posibiliten nuevas y múltiples articulaciones sociales de los sujetos. Así la escuela, asumiendo su responsabilidad de agente de la acción educativa puede y debe ofrecerse como vía y guía para el encuentro de sus alumnos con modos de realización y participación social que posibiliten el desarrollo pleno de su subjetividad.

Los jóvenes y la tele

La relación entre consumo televisivo y tiempo libre ha sido estudiada en Latinoamérica. Luis Alberto Quevedo (2008) señala al respecto:

“Todos los estudios sobre consumos culturales de la mayor parte de nuestros países muestra que, pese a la penetración de Internet y las tecnologías de última generación, la televisión sigue siendo el mayor consumo de hombre y mujeres, jóvenes y adultos, sin distinción de sus lugares de residencia ni de su nivel socio-económico. En Argentina el promedio diario (de lunes a viernes) es de 3 horas y media, un registro bastante similar a la muchos países donde se realizan este tipo de mediciones. Ver televisión es una práctica que atraviesa a todos por igual aunque las condiciones en las que se produce 42

este consumo y los procesos de resignificación que producen los receptores, sigue siendo un desafío para los investigadores.”

Coincidiendo con lo planteado por Quevedo, prácticamente la mitad de los encuestados dice que en su tiempo elige mirar televisión y el 40% señala esta actividad como una de sus tres actividades favoritas para hacer en su tiempo libre. El 97% de los jóvenes tienen al menos una TV en sus hogares, mientras que el 54% tiene más de dos. Roxana Morduchowicz (2010) indica que pese al avance de Internet, la televisión es el medio de comunicación que más tiempo ocupa en el tiempo libre de los chicos. En el caso de los alumnos, un cuarto de los encuestados mira la tele entre 4 y 7 horas al día, mientras que prácticamente el universo completo de la muestra, mira al menos 1 hora al día. 2,

El canal más visto es Telefé seguido por Canal 13 y los canales deportivos. El programa que más se vía es la novela “El elegido”, luego “Show Match”, programas de música y las novelas vespertinas. Quienes dicen ver “El elegido” y las novelas vespertinas son todas mujeres. ¿Por qué el género femenino está mayor predispuesto a mirar novelas? Jesús Martín Barbero (1987) investiga el origen de la telenovela y lo vincula con la cultura popular y la narrativa oral; se relaciona su popularidad masiva con la segunda oralidad reintroducida por la TV, y con la pervivencia de la cultura oral latinoamericana. Una de las conclusiones más importantes de algunos estudios de recepción es que la ficción de la telenovela permite explorar situaciones y personajes relacionados con la propia vida cotidiana femenina y familiar: sucesos, aspiraciones, modelos posibles, o cursos de acción alternativos a lo vivido; reconocimiento y exploración de situaciones, identificación con personajes, son procesos que la audiencia realiza activamente, a partir de la narrativa telenovelada y en diálogo con sus propias vivencias (Fuenzalida, 2009; 9). De la misma manera que sólo las mujeres expresan mirar telenovelas, sólo los hombres dicen mirar y preferir de la programación televisiva los partidos de futbol. Con similares datos, Aon y Zapata de la UNLP, señalaron: “se muestra quizá la persistencia del cliché con el que se arma la grilla de programación televisiva. Los/as alumnos/as son hombres y mujeres y cada uno mira aquello que fue pensado, armado y puesto al aire para hombres y mujeres respectivamente” (2011) Cabe seguir indagando por el impacto que tiene la representación de los géneros en los medios en la constitución subjetiva. La mayoría de los programas mencionados están en la franja horaria vespertina, o nocturna pasadas las 23 horas. Esto se debe a que el horario de cursada de los colegios nocturnos es entre las 19 horas y las 22,45 horas, lo que marca también una condición de recepción de la TV. “Me gusta 2

En Viedma los canales Telefé, el 13, América y Canal 9 no son de aire, llegan a través de algún sostema pago como Direct TV o Supercanal.

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mirar novelas, he visto muchas y porque también está en el horario más adecuado para mí” indica una joven entrevistada.

Los jóvenes y la radio

Tal como señala María Cristina Mata (1992) la radio tiene una relación competitiva con la televisión. Si casi la totalidad de los encuestados mira la televisión, hay un 20% que no escucha radio y, la mayoría de este grupo, ve más de 7 horas de televisión. Esta centralidad de la televisión también se puede observar en diferencia en la cantidad de horas diarias que los alumnos destinan al consumo de ambos medios. En el caso de la radio: el 37% escucha 1 a 3 horas. El 23% de 4 a 6. el 4% de 7 a 9 y el 17% 10 o más horas. Los hombres y las mujeres escuchan radio en igual proporción. Mata (1992) plantea que en esta competencia las radios han debido redefinirse para ser el medio que se deja regir por la cotidianeidad de sus oyentes. “Ella es capaz de hacer visible -tal vez como ningún otro medio- unos modos populares de sentir y pensar, de expresarse y reconocerse, actuar entre si y frente a los demás que pueden ser fuente de identificación...” En este sentido por amplia mayoría las radios más escuchadas son las radios locales. Y la radio que tiene más audiencia entre los jóvenes es FM Tatoo. Esta radio dedicada a la música que denomina tropical es parte de una empresa que tiene, en el mismo predio, el boliche bailable Tatoo. La posibilidad de encontrarse aquellos que escuchan la radio, mandan mensajes que son leídos al aire y/o disfrutan esa música semanalmente refuerza la idea de grupo, en el sentido de personas que frecuentan regularmente un espacio por compartir el mismo gusto por la música. Esta identificación es visible en el espacio escolar y genera desde algunos compañeros que no la comparten, expresiones de oposición como: “Las radios locales son buenas excepto la de Tatoo que es cualquiera, le enseña cualquier cosa a la juventud” (20 años). “Mucha cumbia y poca creación de conciencia” (21 años). “Creo que la gente escucha mucho las que son referidas a los boliches de acá y le da menos bolilla a las noticias” (29). Frente a la pregunta acerca de la fundamentación de su elección de programa favorito, la mitad menciona la elección musical y un cuarto las noticias. En relación a la opinión de las radios locales, la mayoria las considera entre buenas y muy buenas; quienes no las escuchan u optan por escuchar radios de Bs. As. consideran que son de regulares a malas.

Los jóvenes y el diario

Los diarios siguen siendo el medio privilegiado por los encuestados para informarse. El 80% de los encuestados menciona leer el diario. De ese grupo la mitad lo hace en forma diaria, un cuarto 44

lee el diario con muy poca frecuencia y el otro cuarto lo hace entre 1 y 4 veces por semana. Más de un tercio de los jóvenes consultados leen el diario diariamente, lo que implica que es una actividad incorporada a su rutina. El 90% de quienes leen diarios regularmente leen Noticias de la Costa, un diario local. Y más de la mitad de este grupo, además, lee otro diario. La mayoría, el otro diario local, Al Día (30%), un grupo el Diario regional Rio Negro (23%) y algunos mencionan el diario Clarín (6%). Sólo este 6%, frente a la pregunta por qué diario lees para informarte, citan a un medio nacional y en todos los casos conjuntamente con Noticias. Consultados por el formato en que leen el diario, el 70% indicó que lo lee en papel y el 40% que lo lee por Internet. Como se puede deducir, un 10% dijo leerlo en cualquiera de los dos formatos indistintamente. En esta preferencia interviene la forma de acceso a internet. El 80% de los que leen el diario por Internet tienen conexión en sus casas y sólo el 20% de los que lo leen en papel. Morduchowicz (2010b) señala, a partir de su participación en el Congreso de la Asociación Mundial de Diarios en Londrés, que:

“Ningún editor cree que el diario tradicional vaya a desaparecer por completo. Siempre habrá un público que, aunque minoritario, le será fiel. Sin embargo, la tendencia, en los próximos diez años, es que la gran mayoría de la gente, en todo el mundo, lea el periódico por Internet. Según los expertos que se dieron cita en Londres, en los próximos cinco años, más gente accederá a Internet por el celular que por la computadora. Y si esto es así, los usuarios elegirán leer la información en la pantalla del móvil, mientras viajan en colectivo o en subte, cuando caminan por la calle o mientras esperan en la cola, por un trámite. Tan seguros están los diarios de que su futuro está en la web, que muchos de ellos ya cuentan con departamentos especiales que exploran cómo presentar la información, según la plataforma que quiera consultar el lector. Es que el diario ahora, puede leerse en la computadora, en el celular o en el ipad... La información en cada soporte tendrá pronto su propia identidad y perfil, para hacer más atractiva la lectura según la plataforma elegida.”

Un ejemplo de la necesidad de adecuar el diario a los diferentes soportes puede verse en que ninguno de los jóvenes consultados, que se conectan a Internet a través de su teléfono celular, lee el diario en esa pantalla. En cuanto a la calidad de la información que publican, el 40% considera que expresan las preocupaciones de la ciudadanía viedmense. Un cuarto considera que no tienen en cuenta estas preocupaciones y el 35% plantea que poco, a veces o relativamente consideran las preocupaciones

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de los ciudadanos. Y consultados, específicamente, sobre su opinión de la información que brindan los diarios locales, algunos de los miembros del grupo más crítico expresa:

No los leo. Casi siempre escriben cosas que no son. Me parece que no ponen toda la verdad. Por eso no los leo. Informan lo que les conviene a ellos. Es lo que hay. Quiero informarme aunque mientan. Según. Tienen sus cosas porque inventan muchas cosas. Una noticia pequeña la hacen enorme. Básicos. Publican lo q quieren unos pocos. Malísima. (2 entrevistados) A veces ponen cualquiera. A veces, dicen cosas que no son verdades ¡Qué digan la verdad!

Vemos que la información está fuertemente cuestionada en su veracidad. En varios casos, se argumenta que la tergiversación en la noticia se debe a que los medios privilegian otros interesas por encima de informar. Pese a las críticas, la gran mayoría de este grupo afirma leer los diarios locales. Algunos alumnos cuestionan el abordaje que se hace de las noticias, de la siguiente manera:

Informan… pero tendrían que pasar mas información sobre todo Viedma, no partecitas. Tendrían que centrarse más en las preocupaciones barriales y dejar de mirar hacia otro lado. No dan demasiada información. No informan muy detalladamente sobre los conflictos que a veces pasan en la ciudad. Le falta más información. Me gustaría que trabajen más a fondo. Deberían informar más sobre lo q pasa en Viedma. Tendrían que hablar más de lo que pasa. No son muy buenos relatando episodios ocurridos Son diarios de poco diseño e informacion superficial Informan pero se contradicen muchas veces

Este segundo grupo también plantea una mirada crítica respecto a la información de los diarios locales. Pero esta crítica tiene como ejes que no se centran lo suficiente en cubrir los hechos de la ciudad y los barrios y a que, cuando lo hacen, lo hacen superficialmente. Si la posición anterior encontraba su argumentación en que priorizan intereses políticos y económicos, este grupo centraría 46

la crítica en la forma del ejercicio del periodismo. Por último hay un grupo minoritario que se muestra satisfecho con la información que brindan los medios locales: “informan bien, detallado lo que pasa en la ciudad día a día” Estos datos distan de los analizados por Roxana Morduchowicz (2007), directora del programa Escuela y Medios del Ministerio de Educación de la Nación, respecto a la opinión de los jóvenes acerca de los diarios.Ella señalaba:

Entre los jóvenes, el diario goza de una muy elevada credibilidad. Suele ser el medio al que más relacionan con la verdad ("el periódico me explica la verdad de lo que pasa"). Aseguran que leerlo da prestigio. Los jóvenes valoran estar informados porque eso les permite conversar sobre la actualidad con los padres, en la escuela e, incluso, con amigos. Según los jóvenes, el diario -más que cualquier otro medio de comunicación"mejora la imagen que los demás tienen de uno".

Tal vez esta distancia se deba a la situación particular de los alumnos jóvenes de las escuelas nocturnas. No puede dejar de señalarse la relación que se encuentra entre las opiniones de los alumnos consultados y la representación negativizada que los medios locales construyen en torno a los jóvenes de los sectores populares. La relación con los medios locales en una ciudad de 70000 habitantes es muy cercana. Los medios no son la única fuente por la que los habitantes se enteran de los hechos ocurridos en su barrio o en su ámbitos cotidianos. Esta posibilidad de triangulación de los datos es, en parte, la que posibilita que se juzgue como mentiroso a algunos medios locales. De lo expuesto se desprende que la mayoría considera que la agenda de los diarios locales no se construye a partir de la agenda social o ciudadana. Frente a este dato podemos señalar que al consultarle a los entrevistados que aspecto de la ciudad es importante mejorar, la gran mayoría expreso: la seguridad. Tema que esta presente en la agenda de los medios locales y nacionales y que parecería que -a través de ellos- se instala en la agenda social en un lugar de privilegio.

A modo de cierre

En este trabajo se exponen algunas características de los jóvenes que asisten a las escuelas secundarias nocturnas de la ciudad de Viedma que permiten un primer acercamiento a su cotidianeidad. En el inicio, se explicita que el interrogante acerca de las características que tienen estos alumnos surge de las propias escuelas porque los docentes enuncian que ha variado significativamente la población de alumnos de esta modalidad. Sin embargo, Morduchowicz (2010), despliega este interrogante y lo amplia para todas escuelas:

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Los centros comerciales, la televisión, las revistas, los conciertos, el internet son puntos de referencia clave en las experiencias de los chicos y jóvenes de hoy. Allí acceden a gran cantidad de bienes culturales y de allí escogen buena parte de los símbolos y signos con los cuales construyen sus propias identidades. La escuela, sin embargo, parece no estar enterada de ello. El fracaso escolar de muchos de lo jóvenes se debe a esa brecha abierta entre la escuela y el entorno. Tender puentes entre los contenidos curriculares y el universo real en el que se mueven los jóvenes, entre la escuela y la cultura popular, es un reto que la autora enfrenta para elaborar propuestas que ayuden a unir esos dos universos.

Este trabajo se propone tender ese puente que enuncia la autora. Dar a conocer más aspectos acerca de los jóvenes alumnos, de sus preferencias y elecciones, en particular, en torno a su tiempo libre. En este sentido, se evidencia la centralidad del consumo televisivo, la preferencia por radios y diarios locales, pese a las críticas que les realizan, la construcción de comunidades constituidas a partir de novedosas identificaciones permite pensar en la emergencia de nuevas 3

formas de ser joven . A partir de este análisis, surgen nuevos interrogantes, entre otros, cómo inciden los medios en la construcción de los modelos de género que adoptan, cómo analizan la relación de las agendas mediáticas, sociales y políticas en una ciudad que es capital de provincia, cómo la recepción produce nuevos sentidos, qué posibilidades de subjetivación se ponen en evidencia, qué papel cumple la escuela media nocturna y, en síntesis, cómo la recepción de los medios masivos de comunicación impactan en la subjetividad de los jóvenes alumnos de las escuelas nocturnas.

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Cabe advertir que, tal como se ha señalado, el encuentro entre pares es una de las actividades que los jóvenes señalan como preferencial para su tiempo libre. Un análisis más profundo de este aspecto se está desarrollando actualmente.

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Juventudes rurales en la provincia de San Luis. Tensiones y configuraciones a partir de la incorporación de TIC

María Elisa Fornasari CONICET Facultad de Ingeniería y Ciencias Económico Sociales. Universidad Nacional de San Luis. El presente trabajo da cuenta de algunos resultados parciales de la tesis de maestría en Sociedad e Instituciones de la Universidad Nacional de San Luis y busca expresar el recorrido que venimos realizando en torno a la relación de los y las jóvenes rurales con las TIC en sus contextos cotidianos, las maneras en que se apropian de las mismas y los sentidos que le (re)asignan. El hecho de que las nuevas tecnologías presentes en la vida cotidiana, y particularmente para los jóvenes, “configuran una manera de existir, una cultura y no una simple ampliación de potencialidades ya existentes” (Schmucler 1997: 113) y que incorporan su impronta sobre la configuración del “mundo de la vida” y de la cotidianeidad, no reviste novedad en tanto se naturaliza como proceso. No obstante ello, el aporte que pretende hacer la presente aproximación es la particularidad que presenta dicho fenómeno en una zona geográfica de Argentina donde no se han desarrollado muchos trabajos al respecto. En este sentido, motiva centrar el estudio en la zona rural por ser donde en menor medida se han dirigido las miradas y porque interesa especialmente indagar las maneras en las que los mismos sujetos que habitan la ruralidad, incorporan a sus formas de vida la tecnología y los procesos unidos a ella. La investigación referida se sitúa en la provincia de San Luis, en la localidad rural de Juan Jorba ubicada a 20 km de Villa Mercedes - la segunda ciudad más relevante en materia demográfica y económico-productiva de la provincia. El trabajo está basado en un estudio de caso cuyo propósito es “analizar los procesos y fenómenos sociales, prácticas, instituciones y patrones de comportamiento, para desentrañar los significados construidos alrededor de ellos (…)” (Sautu, 2003:83). La selección de la localidad se basó especialmente en dos criterios, por un lado, la proximidad al lugar de trabajo del equipo de investigación y por el otro, el ser representativa de la zona rural provincial al reunir determinadas características tales como: la cantidad de población y los estilos de vida y nivel socioeconómico de sus habitantes. En la actualidad la localidad cuenta con aproximadamente 200 pobladores y se extiende a 500 tomando el área rural que tiene un perfil productivo claramente agrícola –ganadero.

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Los habitantes desarrollan actividades relacionadas a la vida rural, tales como emplearse en calidad de puesteros en los campos o realizar trabajos temporarios o “changas”, también viajan hacia las localidades más cercanas a desarrollar actividades laborales y, en muchos casos, reciben un plan social otorgado por el gobierno provincial, a partir del cual se les da un estipendio mensual a cambio del desarrollo de actividades para la comuna. Otros pobladores se emplean en alguna de las dos fábricas radicadas en la zona: una de ellas metalmecánica que emplea a 10 trabajadores y la otra productora de agroalimentos, donde trabajan 15 personas. Sin pretender homogeneizar la diversidad con que se constituye la población, puede expresarse que la mayor parte de los sujetos de Juan Jorba pertenece a un nivel socioeconómico bajo, lo cual se manifiesta en características tales como la precariedad del trabajo- en gran medida los pobladores se emplean en trabajos informales o temporarios-, en la deserción escolar- muchos habitantes han abandonado sus estudios por necesidades laborales o embarazo adolescente en el caso de las mujeres- y en cuestiones estructurales como la construcción de las viviendas- existe una alta disparidad en torno a los materiales y mantenimiento de las casas, muchas de las cuales han sido construidas con materiales rudimentarios. El contacto de los habitantes de esta localidad con las herramientas digitales se dio a partir de una política gubernamental de la provincia denominada de “Inclusión Digital”, destinada a la población de zonas urbanas y rurales y cuya principal bandera ha sido la entrega de computadoras a los niños y jóvenes y la extensión de la cobertura de Internet a toda la superficie de la provincia. En este marco surgen cuanto menos dos interrogantes basados asimismo en dos supuestos, a saber: por un lado la pregunta por la(s) concepción(es) a partir de la(s) cual(es) se sustenta la incorporación de las tecnologías a los ámbitos rurales y la lógica que visualiza una manera de concebir lo histórico social, la cultura y el sujeto. El supuesto aquí es sobre la existencia de una mirada específica acerca del desarrollo, la tecnología, el progreso, entre otros y la necesidad de “antropologizar Occidente (…) destacar los ámbitos que siempre se han dado por descontados que son universales” (Rabinow en Morley, 2008:198) en este caso, respecto a lo que puede llamarse “optimismo tecnológico”. Por otro lado, el interrogante es por las formas en que los sujetos que residen en la ruralidad se relacionan con dichos dispositivos y por las maneras de apropiación, entendiendo a esta última como “las estratagemas a través de las cuales (las clases subalternas) filtran, reorganizan lo que viene de la cultura hegemónica y lo integran y funden con lo que viene de su memoria histórica” (Barbero, 1987:84) y que va ligada a las prácticas de la vida cotidiana y al uso. Esta pregunta se desarrolla en torno al supuesto que considera a los grupos humanos, en este caso los que tienen en común la condición de ruralidad, no como homogéneos hacia el interior, sino como colectivos que comparten una trama de sentido pero que son dinámicos y se recrean. Asimismo, partimos de considerar a las juventudes rurales en tanto categoría subalterna, hablada históricamente por otros (Alabarces, 2004) y definida desde la negatividad con una fuerte invisibilización. Por último, 50

emerge la suposición de una tensión que se erige entre los procesos antes nombrados y que se sustenta en la perspectiva que considera al sujeto en su capacidad creadora de sentido respecto a sus prácticas y al mundo que lo rodea, concibiendo que las personas en su acción involucran un registro reflexivo, configuran rutinas cotidianas y hábitos que le permiten hacer inteligible su entorno. (Giddens, 1995). En estos procesos de apropiación se ponen en juego relaciones de poder (Foucault, 1991) a partir de las cuales se producen las tensiones por las configuraciones de sentido.

Desmitificar una concepción

Las grandes transformaciones que ha experimentado la sociedad con la incorporación de tecnología y que ha visto uno de los mayores exponentes en su versión digital, ha permeado los diversos órdenes de la vida cotidiana y ha generado un optimismo tecnológico basado en los datos que hablan de la creciente penetración de estos dispositivos y las posibilidades que conllevan. Fenómeno que ha contribuido a ubicar el pensar técnico en doxa, en ideología dominante que opera como transparencia instalada por fuera de los ámbitos desde donde puede ser pensada y, por tanto, discutida (Schmucler, 1995). Esta concepción se nutre de la mirada que presenta a la tecnología como promotora de la progresión de un estadio a otro de desarrollo en un avance lineal y donde subyace un elemento que se relaciona a los procesos sociales que lo acompañan y refuerzan. Nos referimos a las prácticas ligadas a la toma de decisiones respecto a los procesos y productos tecnológicos por un lado y a la esfera del trabajo por el otro, basados en la existencia de una jerarquía que se impone como elemento necesario- no contingente- para que la racionalidad técnica y por tanto el desarrollo sigan su curso (Feenberg, 1992). La tecnología, tal como considera Escobar (2005), se origina en una matriz social y cultural determinada y ha sido pensada hasta el momento según el trasfondo de la modernidad. En la actualidad, sin embargo, este modelo se va corriendo hacia esquemas más complejos y se piensa en términos de grandes conglomerados económicos de medios donde el peso reside en la posibilidad que provee el procesamiento digital y la construcción del sujeto en tanto consumidor como así también en los “lazos ostensibles” que la tecnología tiene con los intereses de mercado (Sibilia, 2009:42). Unido a este proceso entendemos que se dirigen los estudios que visualizan la cultura en tanto recurso (Yudice, 2010) y que se vale de las posibilidades tecnológicas para estrechar las utilidades económicas y sociopolíticas. Estrechamente unida a esta idea, emerge una noción fundamentalmente relacionada a la esfera económica y que es reiteradamente utilizada en los escritos y estudios relativos a la tecnología, a saber: la sociedad de la información. Esta acepción pone de manifiesto un mecanismo donde la información se ha convertido en un elemento central para el capitalismo en tanto y en cuanto el valor y la plusvalía dependen de los desarrollos de la ciencia y la tecnología (Escobar, 2005). 51

La Sociedad de la Información es un “nuevo sistema tecnológico, económico y social. Una economía en la que el incremento de la productividad no depende del incremento cuantitativo de los factores de producción (capital, trabajo, recursos naturales), sino de la aplicación de conocimientos e información a la gestión, producción y distribución, tanto en los procesos como en los productos.” (Castells, 2008). No se desconoce que este término, utilizado tanto en las esferas académicas como en las políticas, se materializa en las prácticas y en la manera en la que es pensado el mundo en la actualidad. Incorporado a un proceso circular en el que la interacción entre la producción de información y conocimiento se aplica al desarrollo de tecnologías y éstas últimas sirven a la optimización del procesamiento de la información y la aplicación del conocimiento (Finquielevich y Prince, 2010). En este caso, la pregunta es por lo apropiado de postular la existencia de un modo de información semejante al modo de producción y por las formas en las que se articulan los procesos globales capitalistas como son los anteriormente referidos con los fenómenos locales, las culturas y las prácticas de contextos específicos como es el caso de la ruralidad. Consideramos en este punto la importancia de confrontar la lógica con que se piensa a la tecnología en la actualidad y sus procesos de incorporación con los estilos de vida particulares que se manifiestan en lo rural.

San Luis digital

La Política implementada en la provincia de San Luis denominada “San Luis Digital (SLD)” tiene como objetivo “la inclusión digital, en su sentido más amplio, de todos los habitantes de la provincia por medio del uso y la apropiación individual y social de las TIC” (Finquielevich y Prince, 2010) y la inclusión a la Sociedad del Conocimiento, en la que participan diversos actores: el gobierno provincial, la Universidad de La Punta- órgano provincial autárquico que instrumenta el proyecto-, empresas tecnológicas que conforman un Polo Informático y Organizaciones No Gubernamentales que participan mediante acuerdos con la Universidad focalizados en la formación y educación referida a la temática. SLD encuentra sus bases en la concepción de Sociedad de la Información, incorporando además el término de Sociedad del Conocimiento como una forma de aportarle complejidad al fenómeno. El documento sobre el que basamos este apartado, el libro “El Desarrollo de una provincia Digital” (Finquielevich y Prince, 2010) ha sido uno de los escasos materiales existentes a los que se ha podido acceder al respecto y es el dispuesto por la provincia para dar a conocer el proyecto y las bases sobre las que se asienta. Según el mismo, “En las iniciativas de SLD, la tecnología y sus usuarios son percibidos como dos caras de una misma cuestión: la co-construcción de innovaciones socio– técnicas, que van más allá de las visiones deterministas de la tecnología”. Ello posicionaría al 52

proyecto desde una perspectiva que mira a la tecnología como construcción social y donde el sujeto ocupa un lugar preponderante, no obstante lo cual también emergen consideraciones como la siguiente: “Dado que en las últimas décadas la ciencia y la tecnología son, más que nunca, los motores de aceleración del desarrollo y de las transformaciones económicas, la necesidad de promover la innovación, como componente esencial para alimentar a dicho motor, se torna una prioridad política central” (Finquielevich y Prince 2010:21). Extracto éste que evidencia la necesidad del Estado de acompañar y proyectar sus políticas a tono con los “nuevos tiempos” (Cimadevilla, 2009) con un pensar técnico que destaca a la tecnología como factor del cambio social y como motor de la historia, más ligado a las visiones modernas y deterministas de la tecnología. Se da en este proceso un entrecruzamiento entre la tecnología y la acumulación del conocimiento en el cual las incorporaciones de TIC por parte del Estado dependen más del pronóstico que el diagnóstico y donde parece haber poco espacio para el estudio de la apropiación cotidiana de las tecnologías en las realidades socioculturales diversas. (Winocur, 2007). El interrogante introducido anteriormente sobre la concepción que subyace a la incorporación de las TICs va de la mano con el supuesto en torno a la necesidad de desnaturalizar esa forma de concebir la realidad, “destacar los ámbitos que siempre se han dado por descontados que son universales y hacerlos parecer lo más peculiares posibles en términos históricos” (Morley, 2008: 194). Desmitificar, en una palabra, los usos dominantes de la tecnología y enfrentarlos a las prácticas situadas, a los sentidos múltiples construidos por los sujetos en contextos particulares de ruralidad.

Avanzar en otros sentidos.

Explicitamos, antes de proseguir con lo que concierne a la apropiación y el consumo cultural, algunas consideraciones generales. En primer lugar, cabe aclarar que al hablar de Tecnologías de la Información y Comunicación nos estamos refiriendo específicamente a la utilización que los jóvenes hacen de Internet y al recurso que es utilizado por excelencia para acceder a la red: la computadora u ordenador. La aclaración es importante habida cuenta que al hablar de TIC en el presente trabajo no nos referimos a la informática, por exceder esta área el interés que reviste el estudio. Cuando hablamos de apropiación social en relación a las tecnologías nos estamos refiriendo a un proceso que se da en el marco de las prácticas cotidianas (Alvarez Cadavid, 2011). Es decir que si entendemos a la apropiación como aquel horizonte a partir del cual las culturas subalternas filtran lo que viene dado desde sectores hegemónicos, se tendrán en cuenta las prácticas, los usos/consumos y los sentidos que los y las jóvenes dan a las tecnologías en sus ámbitos cotidianos. Respecto a los usos/consumos, hacemos referencia a los sentidos que se construyen a partir de los mismos

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Aquí interesa especialmente referirnos a lo que De Certeau (1995) denomina usos alternativos, a saber: aquella construcción de los sujetos que está relacionada con las tácticas, en contraposición a los usos iniciales e instituidos. Queda claro que el nivel al que referimos en el trabajo tiene que ver con las prácticas y la sociabilidad y que la imagen del actor social es la de un sujeto creativo que no es pasivo frente a su entorno sino que crea y recrea, construye la y su realidad social. Si bien se tiene en cuenta como aspecto central a los sujetos, interesa especialmente hacer referencia a que el proceso que se intenta analizar es un fenómeno ante todo cultural y sociohistóricamente situado y que es a partir de allí desde donde es posible comprenderlo sin reducir su complejidad. Como expresa Reguillo (2012) “trabajar desde la experiencia como momento constitutivo de la subjetividad exige meterse en aquellos territorios donde se están expresando transformaciones”, transformaciones que según la autora quedan fuera de aquellos lugares que la modernidad consagró tales como la “gran política, los grandes medios de comunicación, entre otros. Pensado desde esta perspectiva, es posible considerar la apropiación de las TIC por parte de los y las jóvenes rurales a partir de: las capacidades para su uso, los hábitos, los vínculos que se establecen, pero a su vez integrar elementos del contexto y de la estructura social que permite hablar de apropiación en tanto resistencia a lo impuesto, como forma de dar nuevos sentidos y reconfigurar lo que “ingresa” a la cultura rural según las pautas culturales propias .Hablar en clave de apropiación, por tanto, abre la posibilidad de incorporar el dinamismo de la tensión al estudio que, lejos de centrarse en la descripción, procura ser una apuesta que introduzca la arista política, el conflicto y la resignificación. En este entramado, se rescatan ciertos elementos de la perspectiva de los Estudios Culturales que se constituyen como una “comunidad de hablantes” que traen a escena marcos desde los cuales visibilizan las intersecciones entre tres elementos: “ la importancia central del sujeto que actúa en un marco constreñido por el poder; la necesidad de deconstruir los procesos de normalización que históricamente construidos han definido como naturales los procesos de exclusión, marginación, dominación; y la vinculación clave entre los productos de la cultura y sus productores, de donde viene el énfasis que se pone del estudio cultural situado” (Reguillo, 2004). En este derrotero rescatamos a la vida cotidiana como ámbito apropiado para hacer surgir lo subyacente, entendiendo que la misma se refiere a los microespacios que son determinantes en la producción, reproducción y transformación de lo social (Heller, 1982) y que trascienden las interacciones individuales para evidenciar elementos que hacen a lo histórico- contextual. Tal como está concebido el presente trabajo, la noción de apropiación es clave por cuanto intervienen a partir de ella los elementos contextuales –políticos, históricos, sociales- y los elementos referidos al sujeto, estableciendo una especie de articulación en la tensión entre ambos. A partir de esta consideración, el abordaje de los procesos de apropiación hizo necesario una suerte de operacionalización, la búsqueda de un esquema que permita su tratamiento. 54

El sociólogo John B Thompson, en su libro Ideología y Cultura Moderna (1998), brinda elementos que se retoman en este estudio a los fines de presentar un modelo que facilite la aproximación al fenómeno de apropiación. Si bien el citado autor basa su libro en el estudio de productos massmediados, consideramos útil a nuestro objetivo de investigación rescatar algunas consideraciones. En este sentido, el autor especifica los siguientes rasgos a tener en cuenta para un análisis de los procesos de apropiación: 1) los modos típicos de apropiación 2) Características sociohistóricas de los contextos de recepción. 3) la naturaleza y la importancia de las actividades de recepción. 4) El significado de los mensajes para los sujetos. 5) La elaboración discursiva de los mensajes 6) Las formas de interacción y cuasi interacción, distinguiendo aquellas que se dan en el contexto mismo de recepción, aquellas que se establecen más allá en el tiempo, las interacciones con sujetos relacionados a la producción de los contenidos y a las comunidades virtuales. A los fines del presente trabajo y por cuestiones de espacio, que obligan a un recorte, se tendrán en cuenta los dos primeros rasgos que constituyen el modelo detallado, los modos típicos de apropiación y el contexto sociohistórico. Ello sin desconocer que no se manifiestan de manera pura e inconexa unos de otros, lo que conferiría al proceso un carácter parcial y limitado. Hemos seleccionado los primeros dos rasgos habida cuenta que consideramos que sirven como aproximación ya que tienen en cuenta, en primer lugar, aquellas modalidades que caracterizan la apropiación en el medio rural y lo que tienen o no de diverso respecto a las que se dan en otros contextos- sin pretender una homogeneización- y en segundo lugar, los procesos que operan contextualmente, reconociendo las tensiones que incorpora lo sociohistórico y lo rural a la complejidad del fenómeno.

Apropiación en relación con el contexto. Dos rasgos entramados.

El contacto que hemos desarrollado en la comunidad rural de Juan Jorba, se basó en la realización de entrevistas a jóvenes de diversas edades, charlas informales y observaciones en profundidad. Todo ello en diferentes contextos, ya sea en el ámbito de la escuela, en el Centro de 1

Inclusión Digital (CID) y en espacios abiertos como la plaza principal y las calles de la localidad. Los jóvenes que habitan Juan Jorba son aproximadamente 50, de los cuales 30 asisten a la escuela del pueblo que dicta hasta el 4º año de la secundaria y donde muchos alumnos cursan con sobreedad, ya sea por repitencia o porque abandonaron los estudios en el pasado. Son muy pocos los jóvenes que, una vez finalizada la secundaria, deciden continuar estudiando. Esto por diversos motivos que se inscriben y operan a partir de un espectro sociocultural más amplio que se relaciona 1

Centro de Inclusión Digital. Se constituyen en espacios de formación instaurados en la provincia de San Luis con la finalidad de que jóvenes y adultos finalicen sus estudios primarios y secundarios. En Juan Jorba funciona uno de estos centros.

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con lo heredado, con los mandatos familiares presentes en la ruralidad- el desarrollo del ciclo vital dentro del campo (Durston, 1998) y con cuestiones más relacionadas a un estilo de vida que se tensiona y también permanece en la transmisión de la experiencia generacional. Respecto a los modos de apropiación, consideramos que los atributos técnicos del medio tienen un rol estructurador- nunca determinante- y se relaciona con lo que Orozco (2002) denomina tecnicidad cuyo carácter no se reduce a lo meramente técnico sino que incorpora lo simbólico y cultural puesto que está estrechamente relacionado con los sentidos que vehiculiza según los sujetos y escenarios donde se produzca. Los jóvenes de Juan Jorba, a diferencia de otros jóvenes urbanos, han comenzado a relacionarse con la tecnología a mayor edad respecto a lo que suele experimentarse en otros contextos. La mayoría de ellos ha tomado contacto desde el momento en que la provincia y el municipio, a partir de la política antes explicitada, entregó computadoras portátiles a los niños y jóvenes de las escuelas en el año 2008. Este acontecimiento contribuyó a que el resto de los jóvenes no escolarizados comiencen a experimentar una relación con las TIC, habida cuenta que la mayoría de las familias, al ser numerosas tienen algún integrante en edad escolar. Es a partir de ese momento que estos artefactos tecnológicos, ingresaron a las rutinas cotidianas de las familias de la localidad. En la indagación llevada adelante, pudimos aproximarnos a las habilidades y usos que hacen de la tecnología y a partir de ello, a las formas particulares de experimentar su relación con la misma. Así, los jóvenes entrevistados en edad escolar expresaron que usan la computadora dentro de la escuela y fuera de ella. En el primer caso para trabajar en materias como Tecnología y Ciencias Naturales, donde utilizan programas como Word, Excel y Power Point e Internet- especialmente el buscador Google- para investigar acerca de alguna temática específica. Al tener la computadora con ellos, en los ratos libres o recreos utilizan la Red social Facebook, sobre todo para subir fotos y visitar las publicaciones de sus contactos. En relación al uso que hacen por fuera del ámbito escolar, todos los jóvenes entrevistados coincidieron en que se vinculan con el ordenador para realizar las tareas que lo demanden y sobre todo para entrar a Facebook o al Messenger a los fines de “estar conectados”. Sobre el tiempo dedicado al contacto con la computadora- se hace referencia al uso que hacen tanto de los programas operativos como de Internet- el promedio aproximado es de 1 hora diaria aparte de la utilización que de ella hacen en el colegio. Por otra parte, en relación a las modalidades de conexión, la observación demuestra que en su mayoría se conectan individualmente pero manteniendo un intercambio permanente con las personas que están alrededor para comentar contenidos respecto a conversaciones en el chat, fotografías, presencias o ausencias de determinado contacto, etc. Cuando el uso de la computadora se da en el marco de tareas escolares en horario de clase, la modalidad se modifica, y se da un uso más colectivo donde el contacto con las TIC se desarrolla entre pares desde una misma máquina.

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Por otra parte, siguiendo lo expresado por los jóvenes, las habilidades aprendidas y aprehendidas en torno a las TIC, las han desarrollado principalmente a partir de una indagación personal surgida del interés por conocer las utilidades que brindan, también a partir del intercambio entre pares y, en menor medida, por la intervención de técnicos y cursos provenientes de la Universidad de La Punta. Respecto a los y las jóvenes que ya no atraviesan la experiencia escolar, en su mayoría utilizan las computadoras de hermanos más pequeños e incluso de hijos. Las entrevistas realizadas dieron cuenta de que en su mayoría se relacionan con las TIC para navegar por Internet, donde chatean, bajan música y algunos se informan a través de los portales de diversos diarios. La observación evidencia que la presencia de la tecnología en la cotidianeidad de los jóvenes es permanente. Así, en los ámbitos institucionalizados como la escuela, o en los espacios abiertos como la plaza del pueblo, es recurrente observar el contacto de los sujetos con las computadoras. No obstante ello, lo expresado en las entrevistas parece marcar una tensión que se relaciona por un lado con el hecho de que se expresan en torno a la poca utilidad que le encuentran y por el otro con un reconocimiento del escaso peso que la integración de las TIC ha supuesto en sus vidas. ¿Están muchas horas conectados? -“Yo no, una hora como mucho, media hora” (Rocío, 15 años) -“Algunas veces en la escuela tampoco entramos, o no hay Internet o no tenemos ganas”. (Brenda, 15 años) ¿Se conectan solos o con alguien más? “Cuando estamos acá en la escuela si estamos todos. Estamos todos sobre una compu. Vamos, pedimos una compu y estamos un ratito cada una”. (Rocío, 15 años) “A mi no me gusta la compu, sirve pero no me gusta”. (Alexis, 15 años) ¿Qué piensan que les hayan dado la compu? "No cambiaron tantas cosas pero está bueno que las hayan dado”. (Brenda) -“Yo la uso sobre todo acá, afuera uso la de mi hermana. Por ejemplo en la casa de mi abuela había una antena cerca pero agarraba solamente en la de mi hermana (compu que se compró ella). En el campo no hay antena y estamos por comprar un modem”. (Rocío)

Estos extractos de entrevista son indicios de los modos típicos de apropiación en relación al contexto específico de ruralidad. No pueden considerarse las modalidades de uso como una experiencia aislada de la situacionalidad y de los sujetos involucrados.

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Tomando como referencia lo expresado por las y los jóvenes podemos avanzar en algunas consideraciones útiles para pensar la apropiación. Al leer lo dicho por los entrevistados, da la impresión que nos enfrentamos a una realidad muy diferente a la que se experimenta en otros contextos respecto a la relación de los jóvenes con las TIC, aquí nuevamente aparecen los elementos sociohistóricos y el peso con que operan en este proceso. La primera consideración a la que hacemos referencia es a la necesidad de incorporar las dinámicas cotidianas y especialmente las familiares para comprender las rutinas en el uso de las TIC en Juan Jorba. Para ello, haremos una aproximación a lo que Durston considera como ciclo vital y que corresponde a un modelo cultural que se transmite en los procesos de socialización rural (Durston, 1998). En éste, suele predominar el criterio del jefe masculino y por ende su visión sobre las formas de apoyo que su hogar le puede brindar en su estrategia de vida. Nos encontramos ante un modelo donde el funcionamiento de la estrategia económica del hogar exige los aportes de todos sus miembros, aportes que están culturalmente definidos y sancionados como obligación ética esencial. Para el jefe, las mayores posibilidades de acumulación de capital se dan precisamente cuando sus hijos e hijas son jóvenes, ya que entonces tienen una capacidad productiva casi igual a la de un adulto. Si bien esta mirada es criticada por otros autores (Kessler, 2003, Romero, 2005) que ven en la misma una especie de homogeneización que no es apta para caracterizar los múltiples mundos existentes en la ruralidad, en el caso específico de Juan Jorba, los jóvenes continúan en su mayoría las dinámicas tradicionales, colaborando los más chicos en la economía familiar, integrándose al mercado de trabajo los más grandes principalmente realizando actividades temporarias o “changas”. Otro de los elementos que emerge del contexto y creemos que es significativo para el establecimiento de las modalidades de apropiación, tiene que ver con el espacio que ocupa el varón y la mujer. En el medio rural, la visión que se tiene sobre la mujer joven, lo que se espera de ellas, continua respondiendo de manera marcada a un modelo tradicional, donde la vida cotidiana de la mujer queda circunscripta al ámbito doméstico, entendiendo que ha cumplido con su responsabilidad social, con su “meta” en el momento de ser madre. Esta realidad que se hace evidente en el lugar particular en estudio, muestra que las trayectorias de vida de la mujer joven giran todavía en torno al espacio doméstico, limitando así sus relaciones sociales a este microespacio que se reproduce pero que a su vez se tensiona con lo urbano, con las TICS y sus prácticas. La idea que se tiene en vincular maternidad y concreción de proyecto de vida, asociando este momento con la adultez y tomando el ser madres como límite entre lo que se considera joven y adulto, opera como un factor que termina por invisibilizar a la mujer como sujeto joven perteneciente a una determinada generación y que se constituye en universo asociado a lo rural. 58

Lo expresado hasta el momento en torno a las relaciones familiares, el lugar del trabajo y de la mujer, permite comprender que las experiencias vitales de los jóvenes se ven fuertemente atravesadas por la organización familiar, que a su vez estructura el tiempo y las actividades y que es fundamental considerar para entender la apropiación de las TIC. Los dichos de los jóvenes, la propia experimentación del tiempo y las oportunidades en la ruralidad demuestran que, si bien la cotidianeidad de los sujetos se ve caracterizada por el hecho de contar con tiempo libre para la realización de otras actividades, la colaboración en las actividades familiares o la realización de changas– teniendo en cuenta la diferenciación que se establece en relación al género- ocupa un lugar importante en la vivencia diaria. En esta dinámica, el vínculo con las TIC queda atrapado en otro lugar, se separa de estas rutinas que hacen a la existencia misma y ocupa el espacio relacionado al entretenimiento, creándose un sentido que, si bien otorga importancia a las herramientas tecnológicas, no lo hace como un elemento significativo para sus rutinas locales ligadas a las experiencias vitales.

“En los primeros tiempos usábamos más. Una vez me encontraron en el facebook en clases. Pero recién me lo abría asique estaba adicta. Ahora ya me aburre, es siempre más o menos lo mismo. Entro a ver las publicaciones de los otros” (Rocío, 15 años).

Como Rocío, mucho de los jóvenes entrevistados reconocen el valor que han incorporado las tecnologías a su vida y, a través de la escuela y la experimentación propia con las herramientas, han descubierto diversas aplicaciones y posibilidades más allá de los usos que se vuelven comunes entre los jóvenes como son el chat y la utilización de redes sociales. No obstante ello, el extracto anterior puede que tenga relación con un desfasaje centrado en la imposibilidad para que las “computadoras se vuelvan socialmente necesarias en la subjetividad colectiva” (Winocur, 2007). Y ello atendiendo a que se insertan en un ámbito amplio que no se constituye en mero escenario de uso y consumo sino que establece una mediación fundamental de carácter práctico, afectivo y simbólico en la apropiación de las TIC (Winocur, 2007) y que tiene que ver con las maneras de habitar el territorio y experimentar lo local. Asimismo, si se tiene en cuenta la consideración que hacíamos al inicio respecto a pensar a las juventudes rurales en clave de subalternidad, estas maneras particulares de experimentar y apropiar las TICs expresa una manera de vivir que se inscribe por fuera de los cánones hegemónicos sobre cómo “deben utilizarse las tecnologías”. Se trata, nuevamente, de antropologizar occidente, comprender los sentidos que se construyen en otras tramas de lo social.

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Claves espaciotemporales

Hasta el momento hemos venido desarrollando parte de los dos rasgos que detalla Thompson para el estudio de la apropiación e intentado aproximarnos a los entornos donde se da. Para avanzar en nuestro cometido no puede soslayarse el tratamiento de lo espaciotemporal como elemento esencial de lo contextual y como dimensión constitutiva del sujeto. Se comprende que al hacer referencia al espacio y al tiempo es importante entender que tanto la fisonomía del espacio tradicionalmente definido como “rural” como las concepciones que lo definen se han ido modificando y su asociación con las actividades agrícolas y ganaderas debe ser matizada y complejizada. Los cambios acaecidos a nivel mundial hacen que dichas concepciones se vuelvan insuficientes para dar cuenta de las relaciones económicas y sociales que configuran estos espacios donde se conjugan multiplicidad de actores y actividades y se establecen nuevos procesos de articulación campo- ciudad (Romero, 2003) Este borramiento de los límites entre ambas geografías se pone especialmente de manifiesto con la incorporación de las TIC y puede visualizarse en las experiencias de campo. Ejemplo de ello es el intercambio que tuvimos con una joven en el momento en que interactuaba mediada por su computadora en medio de una plaza de Juan Jorba, rodeada de la soledad propia de la siesta rural. Ante la pregunta por su actividad respondió “No estoy haciendo nada, solo paso el tiempo” (Florencia 17 años). Escenas como esta marcan una interacción entre los tiempos fugaces que incorpora la cultura tecnológica y los tiempos y escenarios propios de la ruralidad. Siguiendo a Marc Augé (2003) se trastocan y conviven los “no lugares” que imprime el mundo de la globalización tecnológica y que se caracterizan por un mundo de “tránsito y circulación” sobre un “transfondo de consumo” (Augé, 2003) y los lugares y experiencias que transcurren a ritmos más lentos, propios de la ruralidad. En lo rural y específicamente en la localidad en estudio, esta realidad que manifiesta la experiencia atravesada por las TICs, se entremezcla con el lugar territorial, anclado en las identidades comunes y en las relaciones directas. En este sentido, los mundos rurales también ejercen una tensión respecto a los modos en que se experimentan las interacciones mediadas por la tecnología. Dentro de las particularidades que imprimen las TIC en torno a los modos de comunicación se encuentra la lógica que bien puede considerarse ligada a la idea de acumulación, en este caso, de contactos. Tal como lo expresa Bauman (2005), con la llegada de Internet “las relaciones se han transformado en conexiones”. De esta manera ya no es el intercambio de ideas, emociones, pensamientos lo que importa verdaderamente sino la necesidad de estar presente, donde la protagonista es la palabra y el silencio implica la exclusión. Al incorporarse a esta dinámica lo relativo a la interacción directa, cara a cara especialmente valorada y experimentada en la ruralidad, el proceso descripto por Bauman encuentra un corte o más bien se inscribe dentro de un entramado que implica tener en cuenta la importancia de 60

lo cercano, de los espacios compartidos más allá de lo virtual y que se relaciona a la manera en que los jóvenes de Juan Jorba experimentan su cotidianeidad. En este sentido, consideramos que en el contexto particular de ruralidad, el estudio del espacio- tiempo sólo determinando por sus consideraciones externas u objetivas (procesos de globalización incorporación de TICs) reduce la complejidad de la construcción de estas dimensiones y obliga a ampliar la mirada hacia los procesos simbólicos/imaginarios (Castro Nogueira, 2005). Si bien los jóvenes de Juan Jorba han modificado sus realidades porque han incorporado otras prácticas hasta el momento no cotidianas como la participación en las redes sociales, la posibilidad de chatear y relacionarse mediados por la computadora, ello, no obstante, sin perder otras prácticas y formas de vida propias de su contexto rural. Esto último se evidencia, por un lado, en la consideración de que el tiempo fugaz y fragmentario que incorporan las tecnologías se experimenta sólo en ciertos momentos del día de los jóvenes y siempre atravesado por el ritmo de su cotidianeidad. Por otro lado, la complejidad de este entramado se evidencia en los elementos anteriormente desarrollados en torno a las dinámicas familiares y laborales que caracterizan una manera de habitar particular y una construcción de sentidos múltiple.

A manera de cierre, una tensión

El recorrido efectuado procuró presentar alguna de las particularidades que evidencian los procesos de apropiación en la ruralidad atendiendo a las experiencias vitales de los y las jóvenes de Juan Jorba. Como se expresó en su momento, no pueden abordarse los atravesamientos de las TIC en la vida cotidiana sin establecer relaciones con los ámbitos familiares, las maneras en las que operan las relaciones de género, las formas de experimentar las dimensiones espaciotemporales, entre otros. Una de las premisas del presente trabajo fue por visualizar el supuesto de una tensión. Tensión asentada entre aquella concepción de la tecnología en la que se basan los procesos de incorporación a los ámbitos rurales y la experiencia práctica de los usos cotidianos en contexto. Las expresiones dichas a partir de las entrevistas y las prácticas emergentes a partir de las observaciones dan cuenta de un modo de apropiación ligado a las idiosincrasias locales. Si bien se reproducen ciertas maneras de experimentar las TIC tal como se presentan en otros contextos- de urbanidad- emerge sin embargo una forma propia ligada a lo que se considera subjetivamente importante, a la valoración del territorio, de las relaciones cara a cara y atravesadas fuertemente por las dinámicas familiares. En este sentido, si bien la política digital a la que hicimos referencia procura ubicarse como una construcción que se da en conjunto con los actores situados, el recorrido efectuado y las expresiones emergentes, dan cuenta de usos alternativos al decir de De Certeau y de una (re)significación a partir de una pautas culturales propias. Y esto es así habida cuenta que sigue 61

ocupando un lugar principal el sujeto, tensionando la manera en que se lo piensa en las perspectivas más deterministas de la tecnología. Es a partir de estas consideraciones donde emergen elementos para pensar la pluralidad de sentidos que se tejen alrededor de las TIC en diversos contextos. La poiética, el momento creativo surgido de la experiencia y la imaginación. (Tapia, 2011).

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“Ése es un boliche para pendejos”. El consumo de la noche y el estigma de la juventud en las fiestas de “osos” de Córdoba

Agustín Liarte Tiloca Estudiante de Lic. en Antropología (FFyH, UNC) Esperanza en danza

Espero. No es demora. En el baile de osos las velludas espaldas enloquecen, se agitan los brazos de sudor y ritmo. La danza es la locura de la tribu de pelajes corpulentos.

Espero. No me canso. En el círculo giran cuerpo y alma, se estremecen las bocas y rechinan los colmillos que guardan apetitos. La danza es la alegría de ser libre y feliz entre los osos.

Espero. Hay esperanza. Entre pasos de danza quedan huellas de un oso enamorado que arrastrará mi cuerpo hacia su vértigo.

El baile es el encuentro de ritmo y de paciencia, amor y espera.

(Wenceslao Maldonado, 2008)

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Introducción Osuna

A mediados del año 2011 me llegó la notificación de un evento vía Facebook, de entre otras tantas que suelen aparecer de imprevisto, invitándome a una “fiesta de osos”. No sabía de qué se trataba, pero me sedujo la idea de probar una propuesta diferente a la repetitiva noche gay cordobesa. Al no encontrar quien quisiera acompañarme, puesto que mis amigos no querían ir, recurrí a una persona que había conocido hace poco tiempo y sólo habíamos mantenido algunas conversaciones casuales en el chat. Nos juntamos en su departamento para la tradicional “previa” y, de paso, hablar cara a cara antes de emprender la aventura de conocer aquello de lo cual sólo teníamos ideas preconcebidas: los osos. Caminamos las pocas cuadras que nos separaban del lugar de la fiesta, preguntándonos qué íbamos a encontrar y generando las expectativas de una buena noche. Llegamos a destino y nos topamos con la fachada de un bar (como fuera anunciado en el flyer de la invitación). Un chico nos abrió la puerta e ingresamos a un pequeño recibidor donde nos cobraron la entrada. De allí nos invitaron a pasar al bar, y a la fiesta. Lo primero que recuerdo es que sonaba una canción de los ’80 y había muchos hombres de (aparentemente) mayor edad que mi acompañante y yo (teníamos 30 y 25, respectivamente). En su mayoría eran corpulentos, con panzas velludas y barbas frondosas. Los pocos “jóvenes” que había se mantenían en grupo, prácticamente sin interactuar con el resto de las personas. Pero, debido a que me encontraba en algo que podríamos llamar una “cita”, no le presté mayor atención al resto de la velada. Tras comprar una cerveza (entre otras tantas en el transcurso de la noche) nos dispusimos a bailar y divertirnos entre los osos. Unos meses más tarde, pude asistir a un congreso de antropología social y plantar bandera en la mesa de “Antropología y Sexualidades”. Mientras escuchaba ponencia tras ponencia me sorprendió, en primer lugar, el predominio de ciertos temas y la ausencia de otros; y, en segundo lugar, me despertó curiosidad sobre la existencia de producción académica respecto de los osos. Luego de buscar en la Internet libros o artículos, me decepcionó el no encontrar más que un par de publicaciones en Estados Unidos y España, pero nada en Latinoamérica y mucho menos en

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Argentina . Pero, una vez que abrí el abanico de posibilidades, y dejé los trabajos académicos de 2

lado, encontré una increíble producción en los campos de la literatura, el periodismo y el comic . Esta ausencia en el “campo intelectual” sobre los osos fue lo que me atrajo de ellos. En una época donde afloran los estudios sobre diversidad sexual y de género, es notable cómo este grupo no se encuentra representado. Entonces, luego de plantearme una idea de trabajo etnográfico, pude hablar con el Dr. Gustavo Blázquez, quien me alentó a encararlo como proyecto de trabajo final de la licenciatura en antropología. Este escrito se perfila como una primera aproximación hacia un desentrañamiento de los osos, un grupo caracterizado por una híper-masculinidad (tanto en el físico como en el comportamiento), pero donde también entran en juego factores que hacen a la capacidad de ternura de un hombre que ama a otro hombre.

Entre los osos de “verdad” y los que “aparentan”

Actualmente, en la ciudad de Córdoba podemos encontrar dos establecimientos nocturnos que, si bien no son exclusivamente para un público osuno, brindan fiestas apuntadas a los mismos. Es interesante observar que estos lugares de divertimento, supuestamente intencionados y perfilados a un mismo grupo, no estarían ofertando las mismas condiciones. Con esto quiero referirme a que ambos espacios podrían ser denominados como “para” osos, pero no “de” osos. A fines de comprender esta separación, voy a proceder a describir ambos espacios, prestando atención no sólo a los detalles internos que hacen al ambiente estructural, sino también a cuestiones geográficas, como ser la ubicación dentro del mapa de barrios de la ciudad. 3

Por un lado, tenemos un bar emplazado en un barrio preferentemente residencial , con una intensa proliferación de edificios para viviendas y una amplia oferta de establecimientos gastronómicos, no siendo una zona elegible o afín para la instalación de boliches o “lugares bailables”. Se trata, en una primera instancia, de un espacio que funciona como bar y salón que puede ser alquilado para eventos privados. Las fiestas para osos (así como las recientemente

1 Me refiero a las obras de los estadounidenses Les Wright, “The bear book I” (1997) y “The bear book II” (2001), Ray Kampf, “The bear handbook” (2000), y Ron Suresha, “Bears on bears” (2002); y el español Javier Sáez, “Excesos de la masculinidad” (2005), publicado en la compilación “El eje del mal es heterosexual (Grupo de Trabajo Queer, Madrid). En esta primera búsqueda no pude encontrar referencias a los osos en las compilaciones de trabajos de congresos de antropología social de Argentina. Posteriormente, en una pesquisa más intensa, llegó a mis manos la tesis de Javier Gutiérrez Marmolejo (2004: ENAH, México) que, si bien es sumamente interesante y prolífica en cuanto a datos etnográficos, no deja de emplear como marco explicativo la obra de Les Wright. Lo que propongo es que no habría una historización de los osos producida en y para Latinoamérica, despegándose de las academias norteamericanas y europeas. 2 Se trata de la poesía erótica de Wenceslao Maldonado, las columnas en el suplemento SOY de Diego Trerotola y el comic “Horror, desperté con un cazador” de Rubén Gauna. 3 Bario General Paz de la ciudad de Córdoba.

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inauguradas fiestas para lesbianas) serían una de las ofertas realizadas por el bar , efectuando una ruptura con la aparente tranquilidad del barrio. En este sentido, el bar posee su propio nombre comercial, pero cuando acontecen las fiestas cambia, muta, se transforma en el bar “de y para osos”. La música que se reproduce no es “extremadamente electrónica”. Aunque si bien se pasan varias canciones que uno podría denominar como clichés de la “noche gay”, lo que predomina es la música de los ’80, algunas cumbias y cuartetos, rock nacional, etc. (entre otros ritmos); es decir, 5

música que no encajaría dentro de un molde esteriotipado de la homosexualidad o del puto común . El volumen general de la música permite mantener una conversación con la persona que se tiene al lado, además de contar el bar con un patio trasero al cual se puede acceder en cualquier momento de la noche, espacio ideal para entablar encuentros (ya sea entre amigos o entre potenciales conquistas amorosas/sexuales), donde se permite una relación más allá de los confines de las paredes del 6

establecimiento . En cuanto a la iluminación, no es un lugar especialmente oscuro (recordando los reservados propios de los boliches), lo cual permite ver a quién se tiene alrededor. La pista de baile está dividida en dos espacios fundamentales: una parte con piso de mosaico, donde se encuentra la cabina del DJ y en cuyo extremo se ubica la barra; y otra con piso de madera, más intensamente iluminada y provista de sillas. El bar es llamado, dentro de las entrevistas, como un segundo hogar, un lugar donde “uno entra como si fuera su propia casa” (entrevista del 4/7/12). El público se conforma, mayoritariamente, por personas de entre 35 y hasta 70 años (o más, de acuerdo a uno de los entrevistados), quienes afirman haber encontrado un espacio en el cual poder ser ellos mismos. Cuando se hace referencia al pasado, se relata la ausencia de establecimientos a los cuales poder acudir una noche de fin de semana, aduciendo a que los existentes no eran aptos para personas de su edad. Con la apertura de estas fiestas se comenzó a gestar una relación que luego trascendió las barreras de lo estrictamente comercial. Se alude a una amistad que fue creciendo con el tiempo, hasta llegar a compartir otros momentos, como ser los asados del domingo, partidos de fútbol y noches solidarias en las que se pide un alimento no perecedero en el ingreso, que luego es donado a un comedor de la ciudad. Así,

4 A pesar de que me refiero a las fiestas como realizadas por el propio bar, la historia de las mismas se da, en un comienzo, por la llegada de un pequeño grupo de osos al establecimiento. Me fue relatado que, en ese momento, se le acercó al dueño una oferta que consistía en permitirles utilizar el espacio como punto de reunión, a lo que éste, tras informarse sobre quiénes eran los osos, aceptó gustosamente. Lo que comenzó siendo una fiesta con un puñado de amigos, hoy en día se traslada a más de cien personas en las noches osunas (número que varía de acuerdo a la tematicidad particular de la fiesta y a los factores propios de la competencia con el boliche). 5 En el trabajo etnográfico pude apreciar una división constante entre lo que sería el oso y el puto común, entendido este último como el homosexual que figura en la imagen estereotipada y comercial de los medios de comunicación. Esta separación no atañe solamente a cuestiones de físico y erotismo, sino también a gustos musicales y preferencias nocturnas. Como fue dicho por uno de los entrevistados: “el oso no escucha la misma música que el puto común” (entrevista del 25/5/12). 6 A diferencia del boliche, no se está sujeto a un mismo espacio todo el tiempo, sino que existe un “afuera”, una extensión del mismo bar, que ayudaría a recrear el imaginario de bar/casa. Se hizo mención en reiteradas oportunidades de un club osuno en la ciudad de Córdoba existente a mediados del año 2003, pero el mismo no perduró debido a conflictos internos entre los intereses y creencias de sus miembros.

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el bar se enmarcaría (discursivamente, al menos) dentro de un movimiento social mayor, siendo éste 7

un intento de generar una agrupación de osos cordobeses que tome la forma del conocido Club de 8

Osos de Buenos Aires . Por otro lado, el boliche se ubica en una zona donde abundan los establecimientos nocturnos, como ser los pool, las bailantas de cuarteto y las viejas whiskerías. Aquí, las fiestas para osos comenzaron después que en el bar, promoviendo este tipo de eventos dentro de su ya variada oferta lúdica, como una noche diferente. El nombre del establecimiento permanece siempre igual, variando la temática de la noche (y con ello el público asistente). La música remite a los temas habitúes de los boliches de moda: electrónica pesada, dubstep, algunos ritmos pop, etc., siempre a volumen ensordecedor, por lo que se dificulta mantener una conversación sin recurrir a los gritos. Puede decirse que: “Entrar en la disco [boliche] significa “entrar” en la música. Es imposible entrar en una disco sin que la música se “apodere” inmediatamente de quien entra en ella. Síntoma de este cuadro es el imperativo de aumentar cada vez más el nivel de potencia de los amplificadores, para garantizar la reproducción al más alto volumen. La música en las discotecas se pasa cada vez más fuerte” (Urresti, 1994: 143).

La propuesta sobre las discos concuerda con la oferta del boliche, no sólo en cuanto a la música, sino también en relación a la iluminación divida en tres sectores: la luz permanente en los baños y zonas de trabajo (barra, caja y cabina del DJ), la luz intermitente en la pista de baile y la poca o ausente luz en las zonas reservadas, lugares librados a la “complicidad del tacto” (Urresti, 1994: 144-145). Esta sectorización responde a un patrón de actividades diferenciadas, donde las labores “públicas” estarían imbricadas a las zonas más iluminadas, mientras que las acciones que responden a un ámbito “privado” se desarrollarían al abrigo de los reflectores. Bajo esta premisa, la sociabilidad de los asistentes pasa casi exclusivamente por la pista de baile, dividida al medio por la barra, pudiendo refugiarse algunos minutos en una pequeña galería dispuesta en la entrada del boliche, exclusiva para fumadores. El público está compuesto en su mayoría por personas “jóvenes” (menores en edad que los asistentes al bar). En cuanto a una noción de segundo hogar (como fue visto en relación al bar), no se rescata esa misma idea, sino que el boliche cumple la función de divertir por esa noche, y desaparecer a la 7 Las primeras reuniones del club acontecieron en 1997, dentro de una oficina, bajo la premisa de hablar sobre aquello que significaba ser un oso. La concurrencia de personas fue aumentando, hasta llegar el año 2000 donde el club se instituyó como una asociación sin fines de lucro, contando con sede propia desde el año 2002. Se trata, como fue dicho durante las entrevistas, del único club de osos de Latinoamérica que cuenta con personería jurídica. 8 Barrio Centro de la ciudad de Córdoba.

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mañana siguiente. Me refiero a que no existe la posibilidad de acudir al establecimiento en cualquier otro momento que no sea el propio de las fiestas, mientras que el bar abre todos los días, ofreciendo un espacio más allá de las fiestas y los fines de semana. Entonces, a partir de las experiencias etnográficas, surge una pregunta fundamental: ¿existen parámetros para determinar si un lugar es “de y para osos”? En relación a esto, ¿qué importancia (si es que la hay) se observa en el factor edad? ¿Y que sucede con el consumo diferenciado entre la fiesta del bar y la propia del boliche?

De juventudes y discursos

Una manera fundamental de analizar un problema social es ver cómo se fue construyendo como tal. En otras palabras, lo importante en ciencias sociales es determinar cuándo la categoría con la que estamos trabajando se constituyó, precisamente, como categoría clasificatoria. Un viaje por la trayectoria de la “juventud” nos ayuda a entrever aquellas características que hacen a la misma, considerando que:

“La manipulación de las clases de edad implica siempre, es cierto que en grados diferentes, una redefinición de los poderes vinculados a los diferentes momentos del ciclo de vida propio de cada clase social. Esta manipulación constituye una forma de lucha por el poder que las diferentes generaciones libran en cada grupo social” (Lenoir, 1993: 67).

La definición de las categorías etáreas es una lucha de poderes por delimitar aquello que le corresponde a cada grupo y, por lo tanto, será lo mismo que excluirá a las personas que no entren dentro de la norma propia de una clase de edad. En el momento en que la juventud fue delimitada se le adosaron determinadas obligaciones y derechos inherentes a su condición, diferenciándose así de otras categorías, como ser los “niños” o los “viejos”. Es importante señalar que:

“en la división lógica entre jóvenes y viejos está la cuestión del poder, de la división (en el sentido de repartición) de los poderes. Las clasificaciones por edad (y también por sexo, o, claro, por clase…) vienen a ser siempre una forma de imponer límites, de producir un orden en el cual cada quien debe mantenerse, donde cada quien debe ocupar su lugar” (Bourdieu, 1990: 164).

Es por ello que considero que no podemos hablar de una condición homogénea, puesto que la misma configuración de lo joven va cambiando históricamente. A su vez, no estamos frente a un 69

dato biológico dado de antemano, ni tampoco frente a una categorización generalizadora, teniendo en cuenta que cada sociedad conlleva una interpretación diferenciada de aquello que convierte a una persona en joven o en viejo. Los elementos que componen una clase de edad se ven interpelados y yuxtapuestos por otros factores, como ser la clase social, el sexo/género, la etnia, la pertenencia político-nacional, etc.; es decir, la edad es un dato que debe estudiarse en relación a otras categorías y no como un dato pasible de ser aislado. Con esto me refiero a que la edad, y por lo tanto sus casilleros etáreos, son construcciones socio-históricas, marcadas por un constante tire y afloje de poderes que acarrean diferentes expectativas y puntos de quiebre. Podemos afirmar que no habría algo como una Juventud monolítica, sino que se trata de una proliferación de diferentes y diversas juventudes en relación a la mezcla e interacción de los factores antes mencionados. Teniendo en cuenta la condición construida de las juventudes es que podemos ver los múltiples discursos que giran en torno a ellas. Estos mismos discursos, a su vez, van a demarcar las relaciones de poder entre los grupos generacionales, creando ficciones discursivas a favor o en contra de un determinado grupo, en función de las necesidades de otro. ¿En qué sentido? Un grupo formula un discurso en el cual construye un “otro” que se opone a un “nosotros” a través de la narración de una realidad fabricada. En este punto es que pienso que uno de los discursos que más ha circulado sobre las juventudes es el que la ubica dentro de una etapa que recrearía las concesiones y libertades de una vida sin preocupaciones, donde el joven no compartiría las mismas responsabilidades que sus mayores, llegando a lo que Revilla Castro llama el “discurso hedonista narcisista” (2001: 107). Nos paramos frente a un período en donde el joven no se mantiene económicamente ni mantiene a otros (función cumplimentada por los adultos), viviendo en una situación permanente de jolgorio “conformista y descomprometido”. Aquí se enfrentan sistemas de valores diferenciados, ya que la juventud no estaría cumpliendo con “el papel que está llamada a desempeñar en su etapa adulta”. Una de las principales causas de la proliferación de este pensamiento puede encontrarse en las condiciones de aparición de la juventud como categoría. Como bien lo relatan Castillo et al (2010), 9

haciendo uso del trabajo de Carlos Feixa , uno de los más importantes escenarios que participaron en la expansión de las formas de vivir las juventudes, y también de separar las generaciones, fue el desarrollo y futuro crecimiento de un mercado apuntado a los jóvenes. A través del mismo, y con la necesaria ayuda de los medios masivos de comunicación, se formuló un tipo (o estereotipo, si se 9 El autor apunta a la emergencia del Estado Benefactor y el posterior desarrollo económico proteccionista, que facilitó el cuidado de los sectores considerados vulnerables (mujeres y jóvenes) y la separación de las actividades económicoproductivas por parte de estos “grupos dependientes”. Esto se traduce en un mayor tiempo para el ocio y la educación, lo que genera y potencia un quiebre en la autoridad patriarcal. Como explican Castillo et al: “Estos fueron procesos convergentes a una “modernización cultural” correlativa a la modernización económica y política vivida por los países occidentales en la posguerra. La imagen cultural de los jóvenes, a partir de mediados de los setenta, estuvo marcada por el conformismo social, la desmovilización política y el puritanismo” (2010: 55).

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quiere) de juventud ideal, al cual todas aquellas personas que quieran ser consideradas como jóvenes tienen que llegar. Es decir, la juventud no como una circunstancia biológica, sino como una condición basada en la apariencia o copia: joven no se es, sino que se aparenta serlo. Este discurso (en extremo adultocéntrico) es el que planeo utilizar para analizar mi trabajo de campo dónde, como diría Wacquant (2004), hago uso de una “participación observante”

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a la hora

de indagar sobre la construcción discursiva de las juventudes dentro de las fiestas de osos en el bar y en el boliche.

(Re)produciendo cuerpos jóvenes

En una primera instancia, podemos ver que:

“El término estigma será utilizado, pues, para hacer referencia a un atributo profundamente desacreditado; pero lo que en realidad se necesita es un lenguaje de relaciones, no de atributos. Un atributo que estigmatiza a un tipo de poseedor puede confirmar la normalidad de otro y, por consiguiente, no es ni honroso ni ignominioso en sí mismo” (Goffman, 2003: 13).

A lo que apunto es a trazar una relación dialéctica entre un atributo en cuestión y la persona que lo porta, donde entran en juego variables que hacen al contexto socio-histórico de ambos factores. En este caso, el estigma de la juventud, ¿se da simplemente por ser joven? Es decir, ¿hay un basamento cronológico o se plantea una aproximación más allá del número? En otro caso, ¿puede pensarse un estigma atravesado por el consumo del boliche (y no del bar)? Para poder responder esto, me parece necesario volver al planteamiento de las discos:

“La disco es un lugar para jóvenes porque es joven ella misma, no al revés. La disco se impone a la juventud y no la juventud a la disco. Es clásico entre los jóvenes ir a la disco porque la disco define al joven clásico, al de nuestra experiencia televisada de la imagen. La imagen massmediatizada del joven es la del que la disco consume y no la del que no es consumido por la disco” (Urresti, 1994: 133).

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Entiendo la noción de “participación observante” como una instancia donde lo que prima es la interacción e inmersión en el campo de estudio, quedando la observación en un segundo plano. Pero no en el sentido de restarle importancia, sino que hago referencia al incalculable valor que conlleva la fusión del investigador con su contexto de investigación.

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El boliche se construye como un establecimiento que (re)produce cuerpos jóvenes, y esta condición no estaría dada solamente por una edad cronológica, sino por el cumplimiento de ciertos requisitos que el aparato de exclusión de la vejez impone. Se puede decir que “no es joven quien quiere sino quien puede” (Urresti, 1994: 134), estando los elementos materiales y simbólicos relativamente al alcance de todos, pero no formalmente. Es decir, aquello que puede hacernos aparentar ser jóvenes (por ejemplo vestir una determinada moda, hablar una jerga particular o practicar formas de bailar específicas) está potencialmente a la mano, aunque no todos pueden hacer uso de los mismos. Se edifica, por consiguiente, una economía de la juventud basada en el autopromocionarse como persona joven, y el asistir al boliche ayudaría a fundamentar esa identidad etárea. En el trabajo etnográfico dentro de las fiestas (especialmente las del bar), pude recuperar un discurso sobre el boliche que gira en torno a la noción de comercialidad del mismo. La finalidad del lugar sería la mera obtención de un lucro al final de la noche, el suficiente como para justificar la apertura y mantención de las fiestas para osos. Lo cual hace pensar que el bar también necesita ganancias significativas, pero lo que prima no sería el interés ganancial, sino la formulación de una identidad osuna y la prevalencia de los vínculos de amistad. Siguiendo esta línea, también pude apreciar que las fiestas en el boliche no serían consideradas como verdaderas fiestas para osos. La mejor forma de ilustrar esto es con un ejemplo: ambos establecimientos promocionan sus eventos a través de medios virtuales, como ser Facebook, mediante el empleo de flyers en donde pueden vislumbrarse cuerpos de hombres, en su mayoría, con el torso desnudo o descubierto. Mientras que por un lado, el bar hace uso de osos y cazadores abundantes;

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con cuerpos velludos, panzas y barbas

el boliche, en cambio, emplea hombres cuyos cuerpos hacen reminiscencia al típico

puto de gimnasio. Los shows que el boliche brinda se basan en strip-tease performados por hombres musculosos y depilados, donde no estaría ni siquiera presente el vello corporal como elemento erótico del mundo osuno. Por lo tanto, estamos hablando de un consumo diferenciado de la noche, donde se plantean dos “culturas nocturnas” distintas (Margulis, 1994). La noche se corporiza en los establecimientos y el público se conforma en sus edades a partir no de un número biológico, sino mediante el consumo de una propuesta en detrimento de la otra. En otras palabras, uno no asiste al boliche porque sea joven, sino que es joven porque asiste al boliche. En este punto es donde planteo la conformación del 11

El oso hace referencia al hombre con panza o corpulento y abundante vello corporal, mientras que el cazador sería la contrapartida de la pareja osuna, siendo el mismo un hombre de menor contextura física pero igualmente velludo. Como me fue dicho en una entrevista, la pareja ideal se conformaría entre un oso y un cazador, o en su defecto entre dos osos; pero nunca entre dos cazadores. 12 Esos mismos cuerpos son exhibidos en fotos y videos reproducidos en pantallas colocadas en la pista de baile, así como también en la puesta en escena (en algunas ocasiones, dependiendo de la temática de la fiesta) de una pareja de baile conformada por dos osos. Puedo mencionar, como ejemplo y para reforzar el ideal del cuerpo osuno, lo dicho por uno de los entrevistados: “a mi no me calienta ver dos tipos como esos [en referencia a los asiduos del boliche], lo que me calienta es ver a dos osos bailando juntos” (entrevista del 4/7/12).

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estigma que cargan los “jóvenes” del boliche, aunque mejor sería decir, el estigma que carga el boliche en sí. Ese “atributo profundamente desacreditado” es encarnado por el establecimiento y transmitido a sus asistentes, por lo que las personas que lo frecuentan pasarían a conformar la categoría de pendejos.

Pensando algunas consideraciones finales

Lo que me propuse en este trabajo es encarar el fenómeno social de la juventud a partir de la mirada de las fiestas de osos. En un primer momento consideraba que la construcción peyorativa presente en los discursos se volcaba en la condición juvenil de los asistentes al boliche, en donde mediaba la edad cronológica como elemento clave. Es decir, postulaba a la juventud como un atributo “desacreditado”, siendo la misma, causante de un cierto trato despectivo. Pero esto no se da así. Luego de realizar algunas lecturas y repasar tanto las entrevistas como mi diario de campo, llegué a una consideración diferente. La juventud no se presenta como un aspecto negativo en sí mismo, puesto que muchos hombres de mi edad, o más jóvenes, asistían asiduamente a las fiestas llevadas a cabo en el bar. Lo cual, me hizo considerar un doble proceso: en primer lugar, concuerdo con Urresti en cuanto a que el boliche (o en su caso, la disco) convierte a quien lo consume en joven, y no al revés; y en segundo lugar, hay una fuerte conformación de la condición osuna y los grupos generacionales mediada por el ingreso al boliche. La juventud, bajo esta premisa, se convierte en un atributo “desacreditable” a partir del consumo del boliche y no del bar. No importa efectivamente la edad de la persona, sino cuál es la alternativa que escoge de entre ambos establecimientos nocturnos. Para explicarlo de otra forma, podemos decir que la categoría de pendejo no es presumible ni inmediatamente perceptible por otros, sino que se expresa en la asistencia a las fiestas del boliche, un espacio que no sería ni “de” osos, ni “para” osos. Pero, en contrapartida, es importante considerar que:

“hay muchos espacios, singularmente en las ciudades grandes, en que los jóvenes se consideran protagonistas legítimos y descalifican la presencia de otros: lugares de baile, de diversión, modos de situarse ante lo social, lo político, lo popular” (García Canclini en Chejfec, 2005: 157).

Un discurso que circula alrededor del bar, construido a partir de conversaciones casuales con asiduos del boliche, ubica al primero dentro de la categoría de ambiente o lugar para negros. Pero, ¿por qué? Los procesos de demarcación y descalificación del “otro” llevan a ilegitimar su presencia en el espacio propio: dentro del lugar del “nosotros”. Entonces, el bar, ese lugar de viejos y tipos 73

gordos, no representa aquello que los asistentes del boliche buscan o con lo que se identifican. La condición de vejez se asimila con una esteriotipación de lo que un hombre de su edad debería hacer: quedarse en su casa, no salir, asumir un rol pasivo frente a la noche. Se da una confrontación entre las diferentes visiones que se tiene sobre lo que un oso debería ser o sobre lo que una persona de una determinada edad debería hacer. Dentro de estas disputas, el bar y el boliche como categorías político-comerciales, toman un rol protagónico a la hora de conformar a sus públicos y ubicarlos dentro de categorías estigmatizadas para algunos y aceptadas por otros. Finalmente, me gustaría brindar una definición parcial sobre los osos. Si bien las producciones académicas los ubican dentro de una concepción de híper-masculinidad, no considero que esto se de así de manera tan tajante. Más bien (y especialmente luego de dialogar con mis interlocutores), propongo que la categoría de oso sea trabajada desde la concepción de varones homosexuales portadores de cuerpos que socialmente son excluidos de la “noche” o de la posibilidad de mantener relaciones homo-eróticas. En otras palabras, el oso se revela contra el puto común, demostrando que en su interior posee la capacidad de expresar ternura, amar a otros hombres y disfrutar de una salida al bar.

Agradecimientos

Quisiera agradecer en primer lugar al Dr. Gustavo Blázquez y a la Dra. María Gabriela Lugones por haberme permitido formar parte del seminario “Homosexualidades Masculinas en Argentina” (Escuela de Historia, FFyH, UNC)

dictado durante el año 2011, y actualmente por

acercarme al grupo de investigación “Subjetividades Contemporáneas: cuerpos, erotismos y performances” (CIFFyH, UNC), bajo el cual se encuentra radicado mi proyecto de estudio. También quisiera agradecer a la Lic. Erica Morelli por sus valiosas lecturas, correcciones y buena onda a la hora de leer este escrito.

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La calle late: manifestaciones estéticas en el espacio público

Rocío Parga, Máximo Casazza y Sandra Rosetti Colegio Victoria Ocampo Bahía Blanca Universidad Nacional del Sur “Proyecto Jóvenes y Memoria 2012” Comisión Provincial por la Memoria

En el marco del Proyecto Jóvenes y Memoria 2012 de la Comisión Provincial por la Memoria, docentes de historia y artes visuales, junto a un grupo de alumnos del colegio secundario Victoria Ocampo de Bahía Blanca, estamos participando con el proyecto La calle late: manifestaciones estéticas en el espacio público. Creemos que este equipo interdisciplinario nos permite abordar nuestra investigación desde diferentes perspectivas, enriqueciendo el proceso enseñanzaaprendizaje con el intercambio de saberes, conocimientos y experiencias. Este trabajo no tiene pretensiones de investigación académica sino el relato de una experiencia en proceso. Un proceso que forma parte de una experiencia mayor: tratar de visualizar, identificar, registrar, producir marcas de resistencia frente a los efectos generados por la industria petroquímica en nuestra ciudad. Este, como muchos proyectos, genera nuevas aristas a medida que se va desarrollando; es así, que parte de nuestro equipo se ha visto movilizado a trabajar a partir de otras metodologías y paralelamente a esta presentación, participar con un trabajo de análisis sobre idénticas cuestiones en el V Seminario Internacional Políticas

de la Memoria “Arte y memoria.

Miradas sobre el pasado reciente” que se llevará a cabo el mes de octubre en el Centro Haroldo Conti de Buenos Aires. En las últimas décadas los jóvenes han sido protagonistas de diferentes movimientos de resistencia. La herencia del Terrorismo de Estado, sumado al desencanto Neoliberal de los años 90, frenó la participación y visibilidad de los jóvenes en las calles. Las consecuencias de las políticas neoliberales impactaron directamente sobre estos jóvenes como sujetos sociales; la precarización del empleo, el aumento del índice de pobreza, sumado a los desafíos del mundo globalizado los colocaron ante una nueva batalla que requiere estrategias renovadas. Y a pesar del silencio y la oscuridad, los movimientos juveniles siguieron manifestándose desde la música, el arte, el barrio y resquebrajaron la política de olvido e impunidad, inaugurando la condena pública, a través de los escraches a los genocidas de la última dictadura militar.

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Entonces, el espacio público se vio constituido en un lugar de tensión, en un territorio de disputa donde la puja por la visibilización es inherente a las producciones y en el cual se alternan prácticas de diferentes significaciones y sentidos. Murales, monumentos, contramonumentos e intervenciones. Toda creación artística, toda poética, supone un trabajo de memoria. Y el arte callejero constituye una de las nuevas formas de resistencia que consiste en dejar marcas urbanas como testimonio de las ideas y la lucha social en la historia reciente de nuestro país. Los jóvenes que realizan los murales como los que los fotografían ponen en juego una dinámica particular: jóvenes que luchan y jóvenes que buscan entrelazan un lenguaje de resistencia que tiene latido propio. El arte callejero constituye uno de los medios elegidos por los jóvenes por su impacto, su dinamismo y porque nos interpelan cotidianamente; asimismo funciona como canal de expresión que permite “ganar la calle” convirtiéndola en un elemento estructurante de la identidad juvenil. El arte callejero se cuela por las grietas de las relaciones sociales y continúa resinificándose en la mirada del público. El objetivo de nuestro trabajo es observar las huellas de la calle, relevar las marcas urbanas realizadas por jóvenes ante la expansión y el impacto ambiental que el Polo Petroquímico de Bahía Blanca produce. Finalmente nos proponemos también generar nuestra propia intervención urbana. El partido de Bahía Blanca, en especial la localidad portuaria de Ingeniero White en la cual se 1

encuentra enclavado el Polo Petroquímico , estuvo fuertemente signada por la impronta de las políticas neoliberales. A manera de ejemplo: la privatización de la Junta Nacional de Granos, con la consecuente disminución de personal, la privatización del Ferrocarril Sud y su desguace, sumado a la creciente mecanización de las actividades portuarias y la merma de la riqueza ictícola de la ría. De la mano de estas políticas neoliberales se consolidó el Polo Petroquímico, uno de los más grandes complejos petroquímicos de nuestro país. El mismo está emplazado a corta distancia de las zonas 2

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urbanas de Ingeniero White , General Daniel Cerri y a sólo 8 km del centro de la ciudad. Complejas e intrincadas relaciones entre las empresas del Polo Petroquímico, los vecinos y el Estado, atravesadas por las pautas del mercado internacional, han dado lugar a diferentes tipos de manifestaciones de resistencia frente a los efectos que en el medio ambiente genera la producción química y petroquímica.

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El mismo está compuesto por tres tipos de industrias: la petrolera, la petroquímica, y la química. Las firmas más importantes que lo integran son PPB Polisur, propiedad de The Dow Chemical Company, que produce etileno y polietileno; Compañía Mega -una sociedad anónima cuyos accionistas son YPF SA, Petrobras y Dow Argentina- que también genera etano, gasolina, materia prima de polietileno; Profertil SA – integrada por Repsol-YPF SA y Agrium Inc.- que produce urea granulada y amoníaco líquido; y Solvay Indupa, que produce PVC, cloro y soda caustica. 2 Ingeniero White es una localidad portuaria dentro del partido de Bahía Blanca. Se consolidó a principio del siglo XX como puerto de aguas profundas vinculado al modelo agroexportador. Actualmente es el primer puerto autónomo de la Argentina en el que se encuentran ubicadas diferentes empresas del Polo Petroquímico. 3 General Daniel Cerri es una localidad ubicada en el Partido de Bahía Blanca, vinculada también desde principios de siglo XX al modelo agroexportador a través de la industrias frigorífica.

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Múltiples son las relaciones de convivencia entre los vecinos de Bahía Blanca, Ingeniero White y Gral. Cerri, el Polo Petroquímico y el Estado; éstas oscilan entre la convivencia, la dependencia laboral y económica, la cooptación y la resistencia, las más radicalizadas, como 4

escraches o piquetes , hasta las institucionalizadas, como presentaciones de recursos de amparo ante la justicia o formación de ONG. Aquí se ponen en juego cuestiones sobre las que queremos reflexionar; en primer lugar el sentimiento de pertenecía ligado a la construcción del espacio, la territorialidad. En segundo lugar las prácticas propias de la llamada “justicia ambiental” o “ecología de los pobres”, con esto nos referimos a una corriente que crece en importancia y coloca el acento en los conflictos ambientales, que en diversos niveles, local, nacional, global, son causados por la reproducción globalizada del capital, la nueva división internacional y territorial del trabajo y la desigualdad social. Por último las nuevas prácticas de la ciudadanía ligadas a la participación activa y la defensa de los derechos, en este caso 5

evidenciadas en marcas urbanas de la resistencia, también llamada resistencia cultural . En este caso nos ocuparemos de las expresiones poco convencionales de resistencia: pintadas, murales, stenciles; entendemos que éstas constituyen una muestra de las formas de expresión características de los jóvenes en nuestra historia reciente. En el proceso de recuperación y consolidación de nuestra democracia los jóvenes han tenidos un papel activo y protagónico, además siguen interpelado constantemente el contexto socio-cultural en el que están insertos buscando justicia, equidad y respeto por los derechos socioambientales. El arte callejero, pintadas, murales, grafitis, funciona en este caso como herramienta de resistencia ante la violencia de mercado y la defensa de los derechos medioambientales. Nuestro proyecto intenta rastrear entonces las intervenciones urbanas que, realizadas en Bahía Blanca, General Daniel Cerri e Ingeniero White, evidencian discursos de resistencia en el marco de la tensión progreso-medio ambiente.

Fotos

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Dos accidentes tecnológicos (escape de cloro y amoniaco respectivamente) ocurridos en el año 2000 en Ingeniero White motorizaron la resistencia vecinal, se produjeron en un convulsionado panorama nacional, signado por una creciente desconfianza hacia la clase dirigente y los canales de participación consagrados. En este contexto las asambleas, y las medidas de protesta consensuadas a través de ella, surgen como prácticas de resistencia. Otro caso a tener en cuenta es el de los vecinos de General Cerri. El último año han protagonizado diferentes reclamos, presentando recursos de amparo ante la justicia y llevando adelante movilizaciones ante la posible instalación de una planta regasificadora en la Ría de Bahía Blanca. 5 Entendemos que la cultura es un complejo sistema de símbolos que operan en las prácticas sociales; el espacio público se ha convertido en uno de los lugares donde esos símbolos comienzan actuar. Los miembros de una comunidad, en un momento especifico, se relacionan con su entorno como interpretes-observadores y devuelven de manera estética sus interpretaciones de la realidad. Es así que hemos encontrado en nuestra ciudad, muchas pintadas, murales, grafitis, stenciles, intervenciones en publicidades manifestando a favor de una mayor conciencia ambiental.

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Frente a la empatía que genera en los chicos la manifestación artística callejera es que elegimos revisar este tipo de experiencias y producir una recopilación fotográfica a partir de la investigación realizada. Los integrantes del equipo realizarán en primer lugar un relevamiento bibliográfico para acercarse a la cuestión de las marcas en el espacio urbano como manifestación de la resistencia juvenil. Se abordarán aportes metodológicos para realizar los relevamientos fotográficos en la ciudad y soportes técnicos para realizar el producto final interviniendo el espacio urbano. La vinculación con otras instituciones de la ciudad, como el Museo de Arte Contemporáneo, ha permitido a los alumnos integrantes de este proyecto, diseñar un mural que será exhibido en la pared frontal del mismo durante un período de dos meses. Luego de haber participado de la convocatoria “Pared exterior”, propuesta a la comunidad por el museo, y haber sido una de las imágenes seleccionadas, es que a partir del mes de Octubre se concretara esta primera intervención en el espacio local; claramente diferenciada de las siguientes experiencias estéticas, debido a que esta cuenta con el aval institucional del municipio. En las expresiones estéticas urbanas podemos encontrar indicios de la dinámica de organización y resistencia de los jóvenes, así como un lenguaje innovador que merece ser rescatado e interpretado. Creemos necesario problematizar sobre las manifestaciones que involucran a los jóvenes en tanto sujetos de cambio porque a la luz de ella podemos brindar una nueva perspectiva de análisis a la historia reciente de nuestro país.

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Producción de identidad y sentido en jóvenes de clases medias desde prácticas artísticas independientes contemporáneas: los casos de Poesía estéreo y el colectivo MARDER

Oriana Seccia CONICET – IIGG – UBA FSOC Introducción

El objetivo del presente trabajo es intentar comprender los procesos contemporáneos de producción identitaria en jóvenes de clases medias en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a partir del análisis de algunas prácticas culturales independientes. En el caso del presente análisis hemos de tomar como objeto de reflexión dos casos: el colectivo de “poesía oral” denominado Poesía Estéreo y el colectivo de artistas llamado MARDER, haciendo especial énfasis en tres de las bandas musicales que forman parte de él: La cosa mostra, El tronador y Operadora. Mediante el análisis de estos casos se intentará abordar la constitución identitaria en los jóvenes de clases medias desde la mirada de la sociología de la cultura, que asimismo nos permite una aproximación a las políticas de la vida cotidiana, que generalmente son invisibilizadas desde una aproximación política clásica, que se focaliza en la relación entre los colectivos sociales y su respuesta o indiferencia hacia las interpelaciones desde los partidos políticos instituidos, sin reparar en la trama afectivo-ideológica que las prácticas cotidianas construyen, y sobre las cuales los discursos directamente políticos se proyectan en su eficacia o ajenidad. En vista a tales objetivos, resulta necesario explicitar que la hipótesis subyacente a nuestro abordaje de estas producciones estéticas es que la clase (media en este caso) es algo que se realiza en las practicas que la actualizan; es decir, que la clase es un diferir constante respecto a si misma, o dicho en otras palabras, que consideramos que su existencia es performativa. Dada esta premisa, cabria preguntarse porqué consideramos a estas producciones estéticas como productoras de identidad de clase media, y no como productoras de identidad a secas. Si es verdad que nos encontramos en un contexto en el cual el mundo del trabajo ha dejado de ser el centro ordenador de las identidades de los sujetos en el mundo social, dando en cambio lugar a otras formas positivas de dispositivos de subjetivación, como lo pueden ser los consumos culturales, hemos de sostener que en los casos analizados en el presente trabajo consideramos pertinente hablar de clase media por los siguientes motivos:

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1) La constitución de las clases, en tanto realidad efectiva, en tanto efecto de interpelación 1

exitosa, se realiza en el plano del discurso . Ello implica que su identidad en tanto efecto logrado es contingente, y sólo existe en la continuidad de sus efectos de realidad exitosos y reiterados. En el caso argentino, dado el éxito de la interpelación de clase media que lleva a los sujetos a asumirse como tales - efectividad que ha sido persistente en Argentina por lo menos desde el primer peronismo en adelante (Adamovsky, 2012)–, consideramos que esta clase posee un ethos pre-discursivo que se actualizará (difiriendo) en los casos a analizar. 2) En relación al punto anterior, consideramos a la clase media como una posición de enunciación que presenta rasgos relativamente estables a través del tiempo. En este sentido, puede considerársela como un tipo de “comunidad discursiva”, según la ascepción de Beacco (Charaudeau y Maingueneau, 2005) ya que es un grupo social o red de grupos que se construye por el modo en que produce discursos, los pone en circulación y los interpreta. La clase así concebida está en el texto que ella es y produce en cada emisión. Por otra parte, se hace evidente que en esta problematización de la clase media como comunidad discursiva adherimos a la hipótesis subyacente de que los modos de organización de los hombres y sus discursos son indisociables. 3)

Esta comunidad discursiva presenta ciertos rasgos estables. Entre ellos, destacaremos tres. Primero, consideramos que ella puede ser reconocida por una posición de enunciación paternalista cuyo objeto privilegiado son los sectores populares. Esta posición de enunciación paternalista respecto a los sectores populares posee dos vertientes: la veta que denominaremos “racista/fascistoide/clasista”, donde sólo aquellos sectores se presentan como objetos pasibles de “cooptación”. Por otra parte, también nos encontramos con la declinación de tal matriz enunciativa que llamaremos “progresista”. De todos modos en esta vertiente también persiste la tópica de la cooptación de la cual el propio sujeto de enunciación nunca puede ser parte; casi como si tal rasgo fuese el invisible necesario producido por el campo de visión o la “problemática” (Althusser, 1983). El segundo rasgo que nos gustaría señalar de tal comunidad discursiva es el cronotopo desde el cual narra su identidad: su origen es europeo, asentado en el país recién desde principios del siglo pasado. Por último, nos centraremos en la escala axiológica que la caracteriza y cómo asimismo ella se concibe a sí misma. En esa escala, los valores jerarquizados son los de la educación, la moderación y

1 Para evitar malentendidos, o por lo menos intentar circunscribir las implicancias que puede tener la afirmación precedente, consideramos necesarias las siguientes palabras aclaratorias de Laclau y Mouffe: “El hecho de que todo objeto se constituya como objeto de discurso no tiene nada que ver con la cuestión acerca de un mundo exterior al pensamiento, ni con la alternativa realismo/idealismo … Lo que se niega no es la existencia, externa al pensamiento de dichos objetos, sino la afirmación de que ellos puedan constituirse como objetos al margen de toda condición discursiva de emergencia.” en Laclau, Ernesto y Mouffe, Chantal, Hegemonía y estrategia socialista. Hacia una radicalización de la democracia, Buenos Aires, FCE, 2006, págs. 146 y 147 (cursivas en el original)

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el individualismo o la búsqueda del mérito individual (en contraposición a un pensamiento de 2

ascenso social por medios colectivos en los sectores populares) .

Por otra parte, otro de los supuestos de nuestro abordaje que ha de ser justificado antes de adentrarnos al análisis concreto es aquel que considera que las producciones culturales pueden ser tomadas como dispositivos de subjetivación. Ello se debe a que nos encontramos ante una época signada por un nuevo tipo de individualismo. Según Abdo Ferez, éste “se sustenta en la exigencia, para el sujeto, de experimentarse como auténtico, capaz de sustentar y mantener a las vez opciones plurales de vida y que esas opciones (que se pretende que sean el exclusivo fruto de su decisión) queden por siempre abiertas, disponibles para ser reformuladas de plano, cuando ese individuo (y su inserción en el mercado) así lo requieran” (Abdo Ferez, 2011). En este marco, las elecciones estéticas, bajo la forma de consumos musicales o literarios, adquieren un nuevo valor para componer al yo, y así afirmar un sentido de pertenencia, junto con un horizonte de sentido social. Ellas conllevan y producen una matriz simbólica de percepción. Esta matriz, como toda perspectiva, dibuja objetos como visibles y – en una misma operación – excluye a otros como tales. Así, ya que consideramos crucial la dimensión cultural y simbólica en el proceso social, hemos de abordar a las obras artísticas como discurso, lo cual implica pensarlas dentro de la lucha simbólica inmanente a toda sociedad. Por último, nos detendremos en otra posible objeción: cabría preguntarse porqué los objetos musicales elegidos son aquí considerados como soportes de producción identitaria de una clase en particular, cuando en ninguno de ellos la dimensión social es tematizada, a nivel de las letras, por ejemplo. Sin embargo, aunque en la música no se haga una circunscripción (temática) de las fronteras sociales (que como tales son diferenciaciones axiológicas y emotivas respecto a un otro), creemos que podemos encontrarlas implícitas en una forma de la emotividad, y también en los propios recursos formales de composición, ya que ellos implican competencias implícitas, que hemos de explicitar en los análisis concretos a continuación.

Escena cultural independiente en la Cuidad Autónoma de Buenos Aires hoy: breve introducción

Este tipo de producciones artísticas, en algún punto, se articulan a partir de la crisis de la autonomía del campo en el cual se inscriben. Es decir, resulta muy difícil hablar en la contemporaneidad de algo así como un campo artístico con fronteras claramente delimitadas, y con

2 Esta caracterización de la identidad de clase media, de su escala axiológica, puede rastrearse en las conceptualizaciones tanto de Svampa como de Adamovsky en el documental Clase Media de Domínguez (2011), como así también en Bajo continuo. Exploraciones descentradas sobre cultura popular y masiva de Semán.

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3

un funcionamiento que ordena jerárquicamente a sus productos en base a un canon . Por supuesto, siempre es posible leer los procesos contemporáneos a la luz del pasado y – en nuestro caso – pensar a la música y literatura independiente como estrategias de subversión (Bourdieu, 1998) dentro del campo. Sin embargo, creemos que los cambios ocurridos al interior de la esfera del arte a partir de la democratización de la técnica (Benjamin, 1989; Harvey, 2008; Brea, 2007) han producido nuevas formas de recepción, producción y circulación de los capitales que ponen en crisis la propia idea de un campo artístico (Bourdieu, 1998) relativamente autónomo, cuyo afuera claramente sería “industria cultural” (Adorno y Horkheimer, 2001). Lo que algunos han llamado posmodernidad para referirse a nuestro presente histórico (Harvey, 2008; Lyotard 1991) ha traído modificaciones a las expresiones estéticas y a las teorías que las consideran. En este sentido, empieza a hablarse de posvanguardia (Huyssen, 2002; Burger, 1987) y de desdibujamiento entre las distintas disciplinas artísticas, e incluso la propia frontera de lo que se considera arte (Danto, 1999). Aún así, cabría preguntarse qué es lo “independiente” que varias de las producciones que presentaremos se atribuyen a sí mismas para definirse. Por un lado, ninguna de las producciones musicales y/o

literarias de las que trataremos forma parte del mercado musical y editorial

mainstream. En este sentido, a pesar de estar obviamente inscriptas en la economía de mercado, en general los recursos con los que cuentan son infinitamente menores, dando ello origen a distintas prácticas que autosustentan las producciones; prácticas que son tan amplias como el espectro de las producciones que se engloban bajo “lo independiente”: ediciones autogestionadas, difusión de los eventos realizadas por los mismos artistas vía redes sociales, recaudación de fondos mediante fiestas o gorras durante las presentaciones en vivo, superposición en el mismo artista de la categoría de productor e intérprete, etc. En este sentido, cabe señalar a la F.L.I.A. (Feria del Libro Independiente y Alternativa) como caso iluminador de esta forma de producción y circulación de las producciones artísticas. Por otro lado, resulta necesario detenerse en la notoria hibridación de los géneros, ya sea en la creación de (no tan) nuevos géneros como los VJ´s o como la “poesía oral”, o también en la presencia de unos dentro de otros, por ejemplo, de la música en la literatura. Esta hibridación da cuenta tanto de una búsqueda de experimentación formal para contar experiencias que antes no eran visibles en el caso de las producciones literarias, como así también forma parte de la desintegración de un campo que lograra unificar y regular las expresiones estéticas, convirtiendo así en válidas, o por lo menos posibles, a producciones que hasta llegan a olvidar, declaradamente, viejos y claros parámetros de lo estético (por ejemplo, ello se hace patente en la pérdida de una exigencia respecto de la extensión de las producciones literarias: un libro compuesto por cinco páginas puede 3

Por ejemplo: si efectivamente pueden leerse los debates entre Florida y Boedo a principios del siglo pasado como luchas por establecer el canon literario en la conformación del incipiente campo literario autónomo en Argentina, resulta en cambio hoy en día mucho más difícil trazar dichas fronteras

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tranquilamente circular como tal). Asimismo, también el abanico de las producciones musicales independientes es amplísimo. Más allá del formato usual de banda de rock - entre los que destacaremos a La cosa nostra y a El tronador - puede vislumbrarse un surgimiento de numerosos cantautores, como Lucio Mantel o Ignacia, pero también es posible agrupar toda otra serie de producciones que abandonan el formato canción más clásico, para volcarse a la improvisación y hacia la música electrónica, donde el set desplaza a aquel formato. En este sentido, cabe destacar el trabajo de Villa Diamante y, como representante de la hibridación genérica de la que venimos 4

hablando, resulta notorio el trabajo de Chancha Vía Circuito . Así, sería posible hablar de dos series en la escena independiente musical: una más “narrativa”, donde persiste el formato banda y las figuras de los cantautores, y otra donde el formato canción se rompe para dar lugar a la improvisación y a una experimentación menos clasificable en términos de género. Sin embargo, tal aproximación resulta esquemática frente a una actitud generalizada en la escena independiente de abrazar la contaminación de las fronteras entre los géneros, como sucede en el caso de Operadora, que analizaremos con posterioridad. De hecho, este pluralismo también puede verse expresado en la conformación de colectivos de artistas, como el caso de MARDER, donde conviven bandas musicales de distintos géneros e incluso variadas disciplinas que exceden lo estrictamente musical, como lo pueden ser el diseño y la fotografía. Esta valoración por el cruce de disciplinas se expresa en el objetivo

del

colectivo:

“crear

acontecimientos

estéticos

interdisciplinarios”

(http://www.mmaarrddeerr.com.ar). Esta valoración de la instancia acontecimental - del en vivo - y de la superposición disciplinar se hace notoria en varios eventos en los que se presentan efectivamente este tipo de producciones independientes juveniles: en ciclos tales como “Más poesía, menos policía”, donde conviven la música y la literatura, o en experiencias más novedosas como los “Slams de poesía oral”

5

(http://www.slam-argentina.com/), de los cuales participan asiduamente ambos

integrantes de Poesía Estéreo. Esta marcada valoración de la instancia performática cabría ser leída como una estrategia de visibilización por parte de este tipo de producciones; visibilización que se vuelve tanto más necesaria a medida que - con la pérdida de autonomía o límites definidos del campo anteriormente mencionadalos productos estéticos han dejado de consumirse o se consumen menos de manera autónoma. Es decir, en lo concerniente a este tipo de producciones ha caído en desuso la escucha, en soledad, atenta, del disco como una unidad. En cambio, proliferan nuevas formas de difusión de esta música, muchas de ellas de acceso gratuito vía Internet, como lo pueden ser los Myspace, Soundcloud o Bandcamp, donde en general lo que se escucha son temas sueltos. 4

Este artista mezcla en sus performances en vivo y en su disco Río arriba (ZZK Records, 2010) mezcla en formato electrónico influencias del folkore, la cumbia e incluso el reggaetón. 5 Este formato, originado en Estados Unidos en 1985, resignifica a la poesía en tanto dispositivo estrictamente textual-literario, ya que consiste en una competencia donde los poetas se desafían entre sí, utilizando en su ayuda disciplinas como la música y la actuación, para lograr ganar el aplauso del público, quien es el encargado de seleccionar al campeón

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Análisis de los casos

Desde 2008 el colectivo MARDER agrupa a artistas jóvenes de diversas disciplinas y artes, originarios de Mar del Plata y la Ciudad de Buenos Aires. Las tres bandas musicales seleccionadas exploran distintos estilos, todos ellos eclécticos, y se presentan con bastante asiduidad en la escena independiente porteña, tanto en fiestas como en centros culturales o recitales propios. Comencemos por el caso de El tronador. En esta banda que explora el formato canción se puede apreciar una preeminencia de lo vocal por sobre lo instrumental. Es decir, cada vez que la voz, entre aniñada y desafinada, de Marina Fages entra en escena, el acompañamiento musical parece quedar en segundo plano. Por otra parte, cabe destacar que los temas no están acompañados de percusión, y se exploran distintos sonidos (por ejemplo, se utiliza un cepillo frotado en “Hola”, y se producen sonidos con cucharas y latas con chapitas en "La Montaña"). Asimismo, se incluyen efectos con sintetizadores y varían los instrumentos de cuerda usados, que van de guitarras de 12 cuerdas y banjos, hasta las guitarras más clásicas. Es posible vislumbrar en esta banda una valoración de lo infantil y lo lúdico tanto a nivel musical (en la experimentación, simple) como así también a nivel temático en las letras. Esta composición de un universo valorativo en el disco, que efectivamente logra crear un espacio cerrado en sí mismo, envolvente, no presenta el imperativo social de “madurar” como un valor. Esto se muestra positivamente en la música, que compone un imaginario axiológico, ideológico y sentimental que asimismo, si lo leemos como un campo-problemático (Althusser, 1983) también construye su propio invisible: una negación del mundo del trabajo como algo que ancle una subjetividad afectivamente, y por otra parte una cierta interiorización del lugar social ocupado, donde la necesidad económica no se inscribe, y en contraposición el juego se exalta como una forma de hacer mundo (por ejemplo, en el tema “La ballena”). Esta naturalización de los bagajes propios de un lugar determinado dentro del campo social también puede verse en el tema “Australia”, íntegramente cantado en inglés, estando precisamente el uso no-marcado de este idioma puesto al servicio de la necesidad formal del tema. Por otra parte, también encontramos en el tema “`Provincia”, que inaugura el disco “Viento, Fuerza, Tronador” (MARDER records, 2011) la construcción de una cartografía imaginaria-emotiva, donde “la provincia” se compone como un lugar de fuga y excepción a la cotidianeidad, que cabría proteger (“quiero ser la provincia siempre para vos”). Por último, en términos técnicos, cabe resaltar que el disco fue grabado por algunos de los integrantes de la banda, diferenciándose en esta forma de producción, casi autogestiva, del mainstream. Esta forma de producir, asimismo, crea redes de solidaridad y sentido donde la producción colectiva, con otros, le da un valor especial a los vínculos horizontales como la amistad, apareciendo así como una forma de hacer mundo, contrapuesta a la lógica del mercado y/o a la autoridad institucional (o laboral).

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Por otro lado, nos interesa analizar a La cosa mostra, que editó su primer disco el año pasado (“Grandes Éxitos”, Odisearecrds), y quienes tocan asiduamente en la escena porteña (y también por sus alrededores). Esta banda está bastante consolidada en la escena independiente porteña, y tienen seguidores o los generan en sus presentaciones, donde generalmente hay un asentimiento y abrazo a su música desde el cuerpo del público, que acompaña el ritmo de las canciones, y hasta a veces hace “pogo”. Por otra parte, esta banda ha trazado varios vínculos con artistas de la escena, aún con algunos pertenecientes a otras disciplinas. Por ejemplo, si es posible observar en el nivel de las letras una experimentación vinculada a lo poético (desde el detenimiento en la composición, pero también en la mezcla de idiomas, en canciones cantadas íntegramente en inglés o en italiano, donde lo que parece tomar el primer plano es la textura de la voz en tanto sonido, y no en tanto significado), también puede notarse que el disco está presentado por un texto de Pola Oloixarac, autora de Las teorías salvajes (2008, Entropía), novela que en su momento creó un cierto revuelo en el ambiente intelectual, pero también hacia dentro del público lector de la nuevas editoriales independientes. Esta inscripción (performativa) dentro del campo de lo independiente también queda explicitada en los agradecimientos de tal disco: “Y gracias, siempre, a todas las personas que se comprometen a diario con la cultura y el arte independiente”. Más allá de ser una forma de auto-inscripción en el campo y de erigirse, en un mismo movimiento, como portavoces del mismo, ello también crea un circulo de solidaridades, que también se vislumbra en la participación de algunos de los integrantes de la banda en otros proyectos musicales (por ejemplo, Lucy Patané y Paula Maffia también participan de Las Taradas, y Lucy Patané asimismo es guitarrista de El tronador). Más allá de las redes del campo de lo independiente que pueden visualizarse mediante los aspectos anteriormente señalados, nos gustaría detenernos en el aspecto temporal que produce la banda. En la amplitud de estilos musicales que abarca (una virtuosa mezcla que va de la música italiana de los 60, pasando por el swing, y con un pie bien sentado en el rock y algunas de sus derivas punk) es posible notar que la historia (con sus diferentes estilos musicales epocales) se presenta como una fuente de materiales, que pueden ser utilizados en el presente a discreción. Así, el pasado demuestra perder su sentido fuerte, y se muestra en cambio como una acumulación de estilos liberados a conformar este pastiche posmoderno musical. De esta manera, nos encontramos ante aquello que Jameson caracterizó como una “una pérdida del pasado radical” (Jameson, 2005), propia de las coordenadas de la temporalidad social de nuestra contemporaneidad. Asimismo, ello también puede observarse en el titulo del primer disco de la banda, “Grandes éxitos”, donde se juega con la costumbre genérica de armar un compilado de éxitos de la banda una vez que ésta se consagra (y muchas veces retira), esta vez invirtiendo tal cronología. Por último, otro de los rasgos que nos interesaría señalar de esta banda, como portadora de ciertas matrices de percepción de las clases medias jóvenes en devenir, conformándose practica tras practica, es cómo en su música queda naturalizada una competencia plurilingüe que, por un lado 86

libera a la música del peso del significado, haciendo énfasis sobre todo en la materialidad expresiva de la música en sí misma, y por el otro, abre un imaginario de clase irrestricto a las fronteras nacionales. Tal vez nos encontramos ante una actualización musical de la tesis de Borges en “El escritor argentino y la tradición”, pero también cabría remarcar que esta exposición de un dominio poliglota puede ser leído como signo de una subjetividad cada vez más abierta y conformada en flujos globales (que en su versión apologética apela a un “nosotros, ciudadanos del mundo”). De todos modos, esta apertura (de influencias) también implica una reformulación de lo nacional en medio de esos flujos. Efectivamente, entre el italiano y el inglés, en la apertura del disco una voz dice “la cosa mostra” en tono de español excesivamente argentino (argento, diríamos), que implica una suerte de apropiación de lo de “afuera”, para transformarlo en propio, mismo desde el nombre de la banda, en su modificación de la frase italiana “la cosa nostra”. Finalmente, creemos leer en este nombre, pero también en su música (por ejemplo en el tema “Sacate todo”) y la particular forma de cantar de Paula Maffia, un exceso, un abrazo a la voluptuosidad que desplaza la escala axiológica propia de la clase, con su gusto por la moderación. Caídos los relatos a seguir, queda una afirmación vitalista del presente, que se erige como valor y único tiempo (de allí que los “Grandes éxitos” puedan ser tales ya, en el primer disco). De esta manera, el cronotopo propio de clase se actualiza como herencia, pero dentro de una horizonte instantaneísta. Dentro de este panorama de experiencias y sentidos que creemos que se desprenden de estas producciones estéticas, casi como portavoces/creadores de matrices identitarias de las clases medias jóvenes en la contemporaneidad, hemos de detenernos brevemente en el caso de Operadora, que es nombre artístico del proyecto solista de Mene Savasta Alsina, quien también es parte de El Tronador. Mediante el uso de samplers y sintetizadores, Operadora compone paisajes musicales variados, que visitan y mezclan estilos diferentes como la electrónica, pero también sonoridades dulces cercanas a Barry White. Su amplio espectro musical incluye improvisaciones, sin voz, y otros temas que hacen recordar a algunos de Los encargados, que conviven con medios de composición propios de la electrónica contemporánea y la improvisación. En términos técnicos, la cantidad de trabajo social acumulado depositado en la tecnología musical utilizada por Operadora (samplers y sintetizadores) le permite liberar todo ese potencial, creando un sonido completo y poblado, a pesar de que se trate de una sola música. A través del caso de Operadora, podemos ver un uso liberador de las potencias depositadas en toda tecnología, casi cumpliendo la promesa de liberación social que Marx había vislumbrado como posible a partir del desarrollo de la tecnología puesto al servicio de otro sistema de organización social. Esta tecnofilia, que visualizamos en esta artista, pero también presente en muchas de las experimentaciones musicales contemporáneas, da cuenta de una subjetividad que no piensa a la técnica como lo ajeno de lo humano (como lo haría una imaginación y discurso humanista). Por otra parte, en contraposición a la recepción más colectiva que podemos ver en las performances en vivo de las dos bandas analizadas anteriormente, aquí nos encontramos con 87

una recepción individualizada y casi silente, donde la perdida de sí mismo en la escucha y lo no comunicable cobran valoraciones positivas. Así, su música forma parte de la profunda individualización de las vivencias, característica de lo que Beck llamo “sociedades de riego” (Beck, 1998); es decir: la individualización profunda como la forma de la nueva normatividad social. A continuación, hemos de dejar el ámbito musical para centrarnos dentro del campo literario. Allí, el dúo de poetas que componen Poesía Estéreo combina a la poesía con un formato teatral, y vienen realizando numerosas presentaciones desde principios del 2009 en fiestas y centros culturales, a la vez que son parte de la editorial Milena Caserola, participante ya tradicional de la F.L.I.A., lugar emblemático de participación juvenil con perfil “contestatario” y autogestivo. En la actualidad, participan de un ciclo llamado “Sucede”, que combina esta “poesía oral” con teatro y música. Es posible observar que gran parte del repertorio de los poemas-performances de este dúo tienen como tema de disertación las convenciones sociales propias de las sociedades integradas por el trabajo, atravesadas por el mito-rector que guiaría las conductas de los sujetos hacia metas de integración tradicional: estudiar, trabajar, hasta formar una familia. Estas convenciones, su universo valorativo, y los roles genéricos típicos de una sociedad heteronormada proveen los materiales sobre los que reflexiona, en general en términos irónicos, la poética del grupo. Mediante el humor se opera un distanciamiento de tales valores y destinos sociales y se los des-catectiza como deseables. Por ejemplo, en la poesía “Van a por nosotros” los mandatos sociales de las generaciones previas (como el casamiento, por ejemplo) se reformulan como máximas claustrofóbicas que persiguen a los sujetos. Por otra parte, en “Barbie y Ken” se reflexiona sobre los efectos de esos cuerpos modelos sobre las trayectorias reales de los sujetos en sus efectos coactivos y creadores de patologías alimenticias como la anorexia. El proceder formal mediante el que se encauza esta critica dista de ser un discurso racional argumentativo que apela a una “concientización” seria, propio de discursos que se circunscribiesen a una estela iluminista. En cambio, se crean imágenes vinculadas a esos mandatos sociales apelando a escenas de la vida cotidiana contemporánea, planteando así un alejamiento desde estrategias diversas como la modulación irónica del tono, o a veces una denuncia directa. El efecto exitoso de interpelación de estas “poesías orales” puede evidenciarse en la relativa fama que ha adquirido el dúo en los círculos de clase media capitalinos, y que se expresa en el ciclo Sucede, que se viene realizando con una frecuencia semanal de manera ininterrumpida desde principios de este año. Por otra parte, las reacciones a las performances en vivo son altamente favorables, y efectivamente el ciclo parece propagarse desde una recomendación de boca a boca o vía las redes sociales. Asimismo, esta proximidad con las redes sociales y las tecnologías que atraviesan la vida cotidiana de todos los sujetos – pero que se hacen más patentes en las generaciones jóvenes- son también tematizadas en las poesías. Así, el entorno propio de nuestro 88

capitalismo semiótico – donde la comunicación ha devenido la materia principal de codificación y ganancia – se tematiza y hace inteligible en estas poesías para los espectadores, por ejemplo en la poesía “Repiola”, cuyo verso recurrente es “bajate los ringtones más piolas”. De esta manera, este dúo logra narrar algo de la experiencia contemporánea – las imágenes que la rodean, los dispositivos tecnológicos con los que permanentemente los sujetos mediatizan y así crean su identidad-, mostrando como caducos los horizontes valorativos de la sociedad del trabajo, que intentaba regular las trayectorias de sus sujetos mediante la carrera – ya sea laboral o académica – y el ideal de un progreso lineal y acumulativo. En nuestra opinión, Poesía Estéreo recrea en su narrativa un sentido identitario generacional, que

consideramos

exitoso

al

observar

la

recepción

que

sus

presentaciones

tienen.

Consecuentemente, cabria intentar detallar qué transformaciones y afirmaciones identitarias hacia dentro de las clases medias pueden vislumbrarse en esta producción. Para ello, nos detendremos brevemente en el análisis de Gordo (Milena Caserola, 2011), la primer novela de uno de los poetas del dúo, cuyo pseudónimo es Sagrado Sebakis, ya que consideramos que expone de manera condensada muchos de los rasgos que hemos señalado en nuestra breve descripción de la producción de Poesía Estéreo. A grandes trazos – generalidad que la propia novela produce – podría decirse que es una novela que reflexiona sobre el campo actual de la literatura argentina, en su variado espectro, y también sobre la socialidad contemporánea de un chico de clase media porteño, vivida a través de salidas nocturnas, pero sobre todo a partir de las redes sociales. En este sentido, podría inscribirse a 6

esta producción como un ejemplar de lo que Ludmer denominó “literaturas postautónomas” . En esta novela el ethos construido se inscribe en los rasgos identitarios de la clase media argentina. Numerosos sociólogos han remarcado que la construcción identitaria de esta clase está estrechamente relacionada a los capitales culturales, que configuran un habitus de percepción, pero también un mecanismo de distinción respecto a otras clases. Por ejemplo, en su clásico estudio La declinación de la clase media argentina, López y Romeo definen a la clase media como aquella cuya “realización como sector social … no se materializa en la esfera de la producción sino en la del

intercambio

y consumo

de

bienes

materiales

y

simbólicos,

en

general,

y

muy

particularmente dos: Educación y Vivienda.” (López y Romeo, 2005) En este sentido, consideramos que la subjetividad construida en la enunciación de la novela se inscribe en este horizonte, aún cuando describe, es decir, cuando pretende sòlo mostrar mediante el uso de la tercera (neutral):

6 “Estas escrituras no admiten lecturas literarias; esto quiere decir que no se sabe o no importa si son o no son literatura. Y tampoco se sabe o no importa si son realidad o ficción. Se instalan localmente y en una realidad cotidiana para ‘fabricar presente’ y ése es precisamente su sentido […] Salen de la literatura y entran a ‘la realidad’ y a lo cotidiano, a la realidad de lo cotidiano (y lo cotidiano es la TV y los medios, los blogs, el email, internet, etc.)”. Versión digital disponible en http://www.lehman.cuny.edu/ciberletras/v17/ludmer.htm

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“Pierre Bourdieu planteó que 'el arte no existe'. En cambio, existen diversos tipos de producciones legitimadas y aceptadas por los grupos hegemónicos, que tratan de salvar su posición en el campo por el gusto de la acumulación de estética. Digamos, que el arte es la excusa de los grupos con acceso a lo que se denomina alta cultura para justificar el mero acceso a los recursos en la 7 lógica capitalista.” La presencia de nombres de intelectuales, los constantes comentarios sobre novelas o películas hacen que el texto construya su sentido sobre una intertextualidad cuyo reconocimiento por parte del alocutario le sirve al sujeto de la enunciación para demarcar un adentro y un afuera dentro del horizonte de clase media que tiene los capitales culturales necesarios para seguir la débil línea narrativa del relato que, a fin de cuentas, es un relato sobre la identidad. Por otra parte, en el tono seguro de la enunciación podemos observar una interiorización del lugar que el locutor ocupa en el espacio social (ello que Goffman denominó como “the sense of one‘s place”). Por otra parte, resulta interesante detenerse en las fronteras hacia dentro de la propia clase que se realizan en la novela. Los que quedan dentro del nosotros-inclusivo que construye el texto son denominados allí como sus “happy few”, incluyendo en esa denominación un rasgo polifónico, ya que ella remite a una frase de Henry V, de Shakespeare: “Yo sé quiénes son mis happy few: Esos seres capaces de ver a través de la codificación y el enrosque, la enumeración y la velocidad. Buscadores 8

incansables, cargados de vida” . En contraposición a la adhesión axiológica e identitaria expuesta, se erige el afuera de un nosotros compartido, que es una suerte de operación de depuración hacia adentro de una pertenencia común en el siguiente fragmento: “El miedo más grande, al menos dentro de los círculos dentro de los que me muevo, es que lo que hagas o lo que disfrutes 'se te llene de negros'. Ese comentario es un clásico de mi país, escuchás situaciones del tipo: 'Pachá antes estaba re bueno, pero ahora se llenó de negros'. 'Yo era una chica Apple pero ahora esto se llenó de negros'. Incluso hay quienes ponen: 'Dejo mi muro de Feisbuk y cambio a otra cuenta, porque ésta ya está llena de negros'.”

9

Por un lado, podemos observar en estas líneas una inscripción de la subjetividad como parte de un colectivo más grande, pero del que se separa mediante dos mecanismos textuales: la parodia respecto de los enunciados ajenos, pero también un reforzamiento de la marca de ajenidad respecto a tales enunciados mediante el uso de comillas para introducir una palabra no-propia con la cual se señala mediante la imitación subversiva (Maingueneau, 1987) que no se comparte tal universo axiológico (y discriminatorio socialmente). Vemos así, en esta producción cultural, una construcción 7

Sagrado Sebakis (2011) Gordo. Buenos Aires: Milena Caserola, pág. 139 (cursiva en el original) Ibíd., pág. 142 9 Ibíd., págs. 190 -191 8

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identitaria que se afirma a sí misma en un rechazo hacia la vertiente “fascistoide” de la matriz enunciativa de la clase media, tal como la conceptualizamos al inicio de este trabajo.

Consideraciones finales

Hemos intentado en estas breves páginas dar una suerte de panorama de algunas de las producciones artísticas independientes juveniles contemporáneas. A través de ellas intentamos ver cómo se reformula el “campo” de las producciones estéticas y, sobre todo, las narraciones ficcionales, pero asimismo identitarias- de clase media que se canalizan y producen mediante ellas. De este modo, quisimos dar cuenta del rol que las producciones estéticas juegan en la conformación identitaria actual, y asimismo dar caracterizar a ésta como necesariamente plural, amplia, y abarcativa de distintos matices emotivos. Por otra parte, hemos observado cómo estas producciones se enmarcan en un contexto de individualización creciente - normada socialmente - de la propia vida, donde las “muchas vidas en una” se erigen como ideal y como valor político. Así, la individualización resulta el punto de partida de la politicidad actual, en vez del viejo “bien común” desde el que solía empezarse a argumentar. En las producciones que reseñamos, la política aparece efectivamente de este modo: ausente en su mención explícita, presente como programa de experimentación singular. Por otro lado, si en el pasado ciertos teóricos pusieron en el requisito de la autonomía del arte la posibilidad real de su politicidad, cabría preguntarse cómo este tipo de política del arte puede hacerse presente aún hoy (si es que ello es posible), cuando las obras han perdido el halo que las separaba de la sociedad. Con ésta, y otras preguntas, habremos de continuar nuestras futuras investigaciones.

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