ASPECTOS DE LA DESIGUALDAD EN MÉXICO. Miguel Székely*

ASPECTOS DE LA DESIGUALDAD EN MÉXICO Miguel Székely* RESUMEN El objetivo de este trabajo es analizar los cambios en la desigualdad ocurridos en Méxic

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ASPECTOS DE LA DESIGUALDAD EN MÉXICO Miguel Székely* RESUMEN

El objetivo de este trabajo es analizar los cambios en la desigualdad ocurridos en México durante el periodo de estabilización y liberalización económica de 1984-1992, para lo cual se propone una nueva metodología. En lénninos macroeconómicos la política económica lia generado efectos progresivos y regresivos que, aunque en algunos casos se han cancelado, han tenido como consecuencia un deterioro significativo en la distribución del ingreso. Los resultados provenientes de nuestro método de descomposición parecen indicar que las re'brmas económicas han desempeñado un papel importante en estos cambios y, más aún que algunas políticas como la privatización y la liberalización financiera, han contribuido a concentrar los recursos económicos en un menor número de manos, lo cual tiene consecuencias para la distribución del ingixisoen el futuro. Esto podría indicar que cuando se introducen medidas de liberalización en países que presentan niveles elevados de desigualdad económica, ésta tenderá a expandirse. ABSTRACT

The objective of this work is to analyze ihe changes in inetpiality registered in México during ihe 1984-1992 pcriod of stabilization and economic liberalization, for which we suggest some simple nielhodology. In macroeconomic terms, it can be said that economic policy had lx)th progressive and regressive outcomes which allhough in some cases canceled out, they provoked a sharp deterioralion in income dislribution. According to the results derived from our decomposition method, it seems that ihe economic refomis have played an important role in the outcomes, and nioreoverthat some measures such as privatization and financial liberalization havecontributed to concéntrate lheownersh¡|)of resources in fewcr hands, which has implications for the distribution of income in the future. This could lead to ihink that when economic liberalization policios are intnxhiced in a country which prosenlshigh incípiallty levéis, those ineíiualities will lerid toexf>and. * CEE, El Colegio (le México y Si. Aiitony's CoUege, Oxford. l'A mitor desea agradecer los valiosos comentarios de Claudia Abiirlo, Valpy FitzGerald, Adallx-ilo García Rocha, Rodolfo de la Torre y de los participantes en el Gni|K) de Estudio de Economía sobre "El Nuevo Modelo Económico en Latinoamérica y su Impacto en la Distribución del Ingreso y la Pobreza" en el Instituto de Esludios I>alinoamericanos de Londres, así como a un dictaminador anónimo por sus útiles sugerencias. Ix>s dalos empleados para este trabajo fueron obtenidos gracias al INLCI. [Traducción de Pastor Covián.] 201

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EL TRIMESTRE ECONóMICO INTRODUCCIóN

En dos obras recientes, Psacharopoulos et al. (1993) y Altimir (1994) han argumentado que la distribución del ingreso en la América Latina se ha deteriorado de manera significativa durante la década de los ochenta y los primeros años del presente decenio. Un aspecto interesante de tales resultados es que este cambio se ha dado en el contexto de una tendencia mundial hacia la liberalización económica y la puesta en práctica de políticas de estabilización, lo cual ha implicado una redefinición del papel del Estado en la economía y, con ello, una reducción en la cantidad de recursos económicos y en el número de mecanismos distributivos disponibles para reducir la desigualdad. En términos generales, el objetivo de aumentar la eficiencia como una manera de alcanzar un crecimiento económico sostenido mediante la liberalización, privatización y desregulación comercial y financiera, así como otras medidas similares, se ha convertido en la prioridad, y se espera que todo esto genere amplios beneficios a largo plazo para la población en su conjunto. Sin embargo, aun cuando esta estrategia puede acarrear importantes ganancias en cuanto a eficiencia, no resulta evidente que las fuerzas del mercado vayan a distribuir necesariamente los recursos de un modo más equitativo. Varios autores' han analizado y delineado de manera teórica los mecanismos de trasmisión mediante los cuales las políticas de estabilización y liberalización afectan la distribución del ingreso, y parece haber un acuerdo en que las conclusiones sólo pueden ser encauzadas al examinar el caso específico de cada país. El objetivo de este trabajo es analizar los cambios en la distribución del ingreso ocurridos en México durante la implantación de estas políticas. El caso es de particular interés porque — hasta 1994 — el proceso de transformación económica por el que el país ha estado pasando constituye, en términos macroeconómicos, uno de los más exitosos en la América Latina, aunque desde las etapas iniciales de su puesta en práctica la distribución del ingreso (que ya era una de las más disparejas en el mundo) se ha deteriorado de manera constante. Por lo general, el enfoque para vincular las estrategias mencionadas 1 Por ejemplo, Deinery y Addisoii (1987), Pastor (1987), Corden (1987), Ileller cía/. (1988), Woodward (1992), Berry y Stewart (1994) y Stewart (1995).

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con los cambios en la distribución del ingreso consiste sencillamente en afirmar que el control de la inflación es una política muy progresiva, pues beneficia en mayor medida a los más pobres, y que una economía más eficiente genera recursos suficientes para comf>ensar a quienes se ven afectados por el proceso de la redistribución. De hecho, la mayoría de los autores que han analizado el programa de transformación económica en México ha concluido que el hecho de que la inflación haya sido controlada, y de que la economía haya mostrado tasas de crecimiento positivas desde 1989, son indicadores de éxito.^ Aquí procederemos de manera diferente, analizando los cambios en la distribución del ingreso en un nivel microeconómico, y con este fin sugeriremos algunas herramientas analíticas sencillas que permitan identificar ciertas causas del cambio en la desigualdad. Es importante señalar que existen varios problemas que complican y restringen las posibilidades de vincular estrategias particulares con los cambios en la distribución del ingreso. Quizá el más importante es que sería casi imposible cuantificar con precisión el efecto de cada política, a la vez que una serie de variables económicas — que en ocasiones tienen efectos opuestos— está actuando en la economía. Por lo tanto, el análisis se limita a identificar algunos casos en que los cambios parecen tener una interpretación económica, lo que reduce su alcance. El segundo problema en importancia es que, hasta ahora, sólo seríamos capaces de observar algunas de las consecuencias a corto plazo de estas políticas, cuando muchas de ellas tienen considerables efectos a largo plazo que sería imposible evaluar por el momento. Un tercer problema es que existe un argumento hipotético en el sentido de que aun si los efectos fuesen negativos la desigualdad habría aumentado de no ponerse en práctica medidas de estabilización y liberalización; pero este argumento no puede ser verificado, ya que lo hipotético es no observable. Eln virtud de estas limitaciones, no parece posible evaluar las consecuencias de las políticas de liberalización en la desigualdad en toda su amplitud, pues esto requeriría de un modelo adecuado para explicar todos los mecanismos de trasmisión implicados. No obstante, nuestros resultados mostrarán que hay algunas relaciones visibles que por lo menos vale la pena explorar con más detalle. 2 Los trabajos de Aspe (1993), Kaller (1992) y Lustig (1992) son buenos ejemplos de eslo.

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La sección l trata los aspectos teóricos y metodológicos. La sección li analiza los cambios en la distribución del ingreso en un nivel agregado, y da un primer paso hacia la explicación de sus orígenes. En la sección III son explorados los efectos en las retribuciones de los factores de la producción. La última sección expone las conclusiones. L

ASPECTOS TEóRICOS Y METODOLóGICOS

1. Los datos A fin de analizar los cambios en la desigualdad ocurridos en México durante los años ochenta y noventa, utilizaremos como indicador la información acerca de los ingresos de cada individuo en la población. La principal razón para hacerlo así es que los ingresos —que están sujetos a fluctuaciones transitorias— son más idóneos para indicar la dirección de los efectos observables a corto plazo de los cambios de estrategia, que los gastos que pueden ser atenuados por los ahorros. El hecho de que las encuestas más recientes del ingreso y el gasto familiar en México se hayan realizado en 1984 (con 5 272 observaciones), 1989 (13 550 observaciones) y 1992 (11 920 observaciones),^ constituye una gran ventaja, pues pennite separar el periodo de estancamiento en la economía mexicana entre 1984 y 1989 (como se explicará después con más detalle) del de recuperación económica (a partir de 1989). Sin embargo, la cronología impone también ciertas limitaciones, ya que algunas de las políticas más importantes (es decir, la liberalización comercial y las privatizaciones) se iniciaron justo a la mitad de ambos subperiodos, lo que hace más difícil la identificación de su efecto.* 3 Las encuestas fueron llevadas a calx) por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Infonnálica (INEGI). l^s tres series de datos son estrictamente comparables; se realizaron durante los mismos días de cada ai"io, se emplearon técnicas de muestreo idénticas y se utilizaron inslnimentos iilénticos para obtener la infomiación. * Lx)s resultados que se presentan en el trabajo fueron oljlenidos al procesar los datos desagregados brutos (cada microbser\aeión familiar) de las tres encuestas proporcionadas directamente ix>r el INECJ, pero fue necesario hacer dos traiisfonnaciones. I ji primera consistió en inflar los ingresos registrados en 1984 y 1989 para convertirlos a los precios de 1992, utilizando un promedio del índice de precios al consiunidor (if^:) (en el infonne de Salinas de 1993) para los seis meses anteriores a la encuesta, ya que este fue el periodo de referencia para los ingresos. Ningún índice diferencial fue utilizado para las áreas urbanas y nirales, pues como lo señala Coplamar (1983) se ha observado que las diferenciales de precio en México han sido insignifi-

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2. Medición y descomposición de la desigualdad A lo largo de la bibliografía en tomo de este tema se han sugerido varias mediciones de la desigualdad.^ Como diferentes índices de desigualdad conducen a conclusiones distintas cuando se comparan dos distribuciones, la elección es generalmente limitada por los aspectos de la desigualdad que han de analizarse. Las dos aplicaciones más comunes de esas escalas consisten, por un lado, en identificar la influencia de ciertas características poblacionales en la distribución de los recursos y, por el otro, en determinar la relación entre la desigualdad total y la observada en cada uno de los componentes del ingreso. A fin de examinar de un modo global los cambios en la distribución del ingreso en México, contaremos con ambos enfoques. a) Descomposición en subgrupos de población. Quizá la aplicación más común de las escalas de desigualdad consiste en examinar la relación entre la disparidad del ingreso total (/) y la observada de manera particular en subgrupos o divisiones de la población (generalmente los que son pertinentes para la discusión de políticas, como posición en el mercado laboral, edad, ubicación regional, etc.) Como lo explican Bourguignon (1979) y Shorrocks (1980), este procedimiento consiste en expresar la desigualdad como una agregación de la disparidad dentro de cada subgrupo (I^) más la que surge de las diferencias entre los medios subgrupales (/g). Siguiendo a Cowell y Jenkins (1994), la idea es que la desigualdad puede definirse como una función de esos dos componentes, dada cierta partición (TC), de manera que: i=fUw(n)jBÍm

(1)

donde / necesita ser descomponible aditivamente para poder identificar ambos componentes. Bourguignon (1979), Cowell (1980) y Shorrocks (1980, 1984) han demostrado que las únicas medidas de desigualdad que satisfacen cantes entre estos dos sectores. L.a segunda transformación concierne ala selección de una escala de equivalencia. Debido a la falta de datos recientes acerca de México, y al hecho de que las estructuras familiares se mantuvieron prácticamente constantes entre 1984 y 1992, daremos por sentado que cada miembro obtiene la misma proporción de ingreso total que los demás, ya que esto no afectará los resultados. ^ Atkinson (1989) y Cowell (1994) las explican en detalle.

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todos los requisitos deseables en cualquier índice de desigualdad, y que al mismo tiempo son descomponibles aditivamente, pertenecen a la familia de los "índices de entropía generalizada". Para los fines de este trabajo utilizaremos el índice Theil ponderado por la población (7), el cual pertenece a la familia "entropía", ya que permite interpretar cada componente de la desigualdad de manera satisfactoria.* Al expresar el índice como: T-T^iU) + T^(n)

(2)

se advierte que el componente "intragrupo" (7"^,) puede ser interpretado como la cantidad de desigualdad atribuible a causas distintas de la partición (n), en tanto que Tg podría verse como el grado en el que la disparidad se reduciría si las diferencias entre los subgrupos definidos por (K) fuesen eliminadas. Cowell y Jenkins (1994) argumentan que el elemento "intergrupo" indica la cantidad de desigualdad "representada" o "explicada" por una división (n) o característica particular de la población. En este contexto, sugieren una escala resumida de la cantidad de desigualdad "explicada", que para el caso del índice Theil podría expresarse como:

«e(n) = -y-

(3)

Esta medida puede considerarse análoga a la R^ en el análisis de regresión, y a su vez puede incluir subdivisiones o características adicionales. Al incluir particiones más toscas, el valor de la unidad R^, y por lo tanto la fuerza explicativa del elemento Tg, aumentarán necesariamente (o al menos no disminuirán). Llevada a un extremo, la partición más fina que podría definirse conduciría a tomar a cada individuo como un subgrupo y, en consecuencia, el componente Tg sería necesariamente igual a T. Sin embargo, dado que los individuos difieren de modo general por características no observables (como la capacidad), la cantidad de desigualdad "explicada" estará determinada por el grado en que las particiones se reduzcan, lo que a su vez depende de la información disponible. Al aplicar el operador de diferencia a la ecuación (2), sencillamente obtendríamos: * Como lo argumenta Sliorrocks (1984).

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AT = AT^ + ATg

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(4)

y como uno de nuestros propósitos es explorar las causas de los cambios en la distribución del ingreso en cierto periodo, a partir de la ecuación (4) podemos sugerir directamente una medida del grado de la "variación en la desigualdad explicada" por ciertas características, que puede expresarse como: CB (H)

= *"

' •'I

_/ + 1

(5)



Esta medida puede interpretarse como la proporción del cambio en la desigualdad atribuible a las variaciones en el ingreso promedio entre los subgrupos definidos por la partición (TC), mientras que el término 1 — Cg(n) representaría la proporción del cambio en la desigualdad explicada p)or el resto de las características de la población no incluidas en n . b) Descomposición de la desigualdad en componentes factoriales. Además de determinar la importancia de ciertas características poblacionales en la distribución del ingreso, también es deseable identificar la contribución de cada uno de sus elementos a la desigualdad total, pues el procedimiento permitiría reconocer los efectos de los cambios de política en los precios de los factores productivos, y p>or ende en la distribución del ingreso. No obstante, contrario al caso de la descomposición en subgruf>os poblacionales, Shorrocks (1988) ha demostrado que descomponer la desigualdad en elementos factoriales imp)one varios problemas metodológicos, ya que ninguno de los índices que satisfacen los requisitos deseables en una medida de desigualdad genera una descomposición a la que pueda atribuirse una interpretación adecuada. Sin embargo, Shorrocks (1982) también ha señalado que si bien no hay una manera única de descomponer la desigualdad en comp)onentes factoriales, la elección puede limitarse a la serie de medidas descomponibles "débilmente congruentes" (o "subaditivas"), de la cual son miembros la familia de índices Atkinson y el coeficiente de variaciones ponderado por porciones de ingreso. Para los fines de este trabajo, emplearemos el índice de coeficiente de variación {CV), que puede expresarse de la siguiente manera:' ^ El uso de esta fórmula de descomposición es válido para México, dado que las fuentes de ingresos que se utilizaron para los cálciJos están perfectamente correlacionados con el ingreso total.

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EL TRIMESTRE ECONÓMICO k

CV-l^^^CV^

(6)

7-1

donde P representa la porción de ingreso de la fuente de ingreso y y CVj es el valor del coeficiente de variaciones de la fuente de ingresoy. Así, la interpretación normal asignada al término Pj CV-/CV indica la porción de la fuente de ingresoy en la desigualdad total. No obstante, Podder (1993) ha argumentado de manera convincente que tal interpretación es errónea y que el único modo de determinar si cierta fuente de ingreso tiene un efecto positivo o negativo en la desigualdad total es estableciendo si el índice de desigualdad de cada fuente es mayor o menor que la desigualdad total. En el caso del coenciente de variaciones, sólo las fuentes para las que CVj > CV tendría una contribución positiva y viceversa. Asimismo, Shorrocks (1982) ha señalado que hay ciertas fuentes que compensan las diferencias en los ingresos recibidos de otras fuentes, por lo que tendrían un efecto igualador más que dispersivo en la desigualdad total. Aquí estamos más interesados en las contribuciones al cambio en la desigualdad, y por lo tanto cualquier fuente que tenga un aumento en ese renglón puede decirse que ha contribuido de manera positiva a la dispersión de los ingresos totales y viceversa, con la excepción de los casos en que un incremento de la disparidad se produce en virtud de transferencias del ingreso hacia los deciles relativamente menores. Aunque esta excepción por lo regular no se observa, sería de esperarse que surgiera cuando — como lo explican Fei, Ranisy Kuo(1978) — hay una fuente para la que la desigualdad es más o menos alta debido a concentraciones en los deciles relativamente más bajos (por ejemplo, el caso de los subsidios gubernamentales), que tendrían claramente un efecto igualador más que dispersivo; en este caso, cualquier aumento en la desigualdad debido a redistribuciones hacia los deciles más bajos tendería a ser reduetivo, aun cuando la disparidad dentro de la fuente j se elevara. Otro ejemplo es que si desde el principio CV = O, y CF sube por redistribuciones del ingreso hacia deciles relativamente más pobres, CV declinaría aunque la fuente de ingresoy estuviera distribuida de manera menos equitativa que antes. Al observar la ecuación (6), se advierte que la desigualdad medida por este índice podría cambiar por dos causas: ya sea por modificacio-

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nes en P^ o por variaciones en CVj. Como también es deseable poder identificar ambos efectos de manera separada, podemos sugerir un método de descomposición sencillo que nos permita reconocer el efecto de un cambio en la porción de ingreso de cierta fuente en la desigualdad total, así como la influencia de variaciones en la disparidad dentro de la fuente. Al tomar la definición de un cambio perceptivo en CV, puede verificarse que: k

k

ACV = X [P^

CK;„ ACK

k

+ I (P,. CVjl AP^. + £ [P,. CVj]^ [ACV^ Ap,]

(7)

donde A; es el número de fuentes de ingreso y A denota un cambio perceptivo en el tiempo. El primer término en el lado derecho de la ecuación (7) representa la contribución del cambio en la desigualdad dentro de cada fuente al cambio total; el segundo, la aportación del cambio en la porción de ingreso de cada fuente a la variación en CV, y el último es un efecto conjunto. Nuestros dalos proporcionan información acerca de los ingresos monetarios (incluyendo salarios, ganancias empresariales, rentas de propiedad inmobiliaria, cooperativas de producción y transferencias, entre otros) y no monetarios (como autoconsumo, remuneraciones en especie, regalos y rentas abonadas por ocupación de vivienda), así que intentaremos determinar su contribución específica a los cambios en la desigualdad utilizando el método antes mencionado. II.

LA

DESIGUALDAD EN MÉXICO DESDE 1984

1. El contexto tnacroeconómico México se ha caracterizado por ser uno de los países más desiguales en el mundo." La gráfica 1 muestra que. Históricamente hablando, la desigualdad siguió un patrón de "U" invertida durante el periodo 1960-1984 de aumentos significativos en el producto interno bruto (PIB) per capila.'* Esta tendencia puede asociarse al conocido proceso Kus^ Altimir (1994) proporciona algunas estadísticas comparativas con el resto ele América Latina. ' Las encuestas de ingreso realizadas en 1958, 1968, 1975 y 1977 sólo incluyen ingresos monetarios y no son estrictamente comparables entre ellas - Van Cinneken (1985) da una explicación detallada— ni con las que el INECI llevó a cabo en 1984, 1989 y 1992. Sin embargo, resultan útiles porque (>enniten captar de un modo aproximado la tendencia en la desigualdad observada.

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