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TERRAZAS Se comprenden en esta denominación, los abancalamientos de tierras, y los alomados que se practican para contener las aguas, desviarlas e impedir que pasen a producir perjuicios a las tierras situadas más bajas. El abancalado de los terrenos es práctica usada en todo el mundo desde la más remota antigüedad; eficaz indudablemente. aun cuando costosa de establecer. requiere una vigilancia constante para su conservación. y encarece, por tanto, la producción. La pendiente natural del terreno se convierte por este procedimiento en superficies horizontales de cultivo, y el desnivel existente se gana pasando bruscamente de una superficie a la siguiente, verticalmente o en talud. Son bancos de tierra, unos a continuación de otros, que a la vez van remontando la pendiente. Para ganar el desnivel con resaltos de paredes verticales, se hace necesario construir muros que contengan las tierras, de suerte que la coronación del más bajo esté a la misma altura que el arranque del superior. Los muros de contención deben seguir las curvas de nivel del terreno.

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En el gráfico número 6 se ha trazado una línea A B, que representa el perfil de un terreno perpendicular a las curvas de nivel, el cual tiene una pendiente de 16 por 100. Para hacer bancales de 10 metros de ancho, se requiere el correr las tierras de X a Z, lo cual supondría mover 2.000 metros cúbicos de tierra por hec-

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-------30 por 1.000, en los cuartos 120 metros. Cuando el suelo es excepcionalmente filtrante, se suelen dejar horizontales los 120 primeros metros; a los 120 segundos, se les da una pendiente del 0,83 por 1.000; a los 120 terceros, el 1,66 por 1.000, y a los 120 cuartos, el 2,50 por 1.000. En áreas de precipitaciones escasas y suelos de condiciones medias, se dejan horizontales los 150 primeros metros; a los 150 segundos se les da una pendiente del 0,83 por 1.000, y para los 150 metros terceros, se puede aconsejar la pendiente del 1,66 por 1.000. La distancia a que deben situarse las terrazas es de capital importancia. Las experiencias realizadas para

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medir las pérdidas de suelo, según que las terrazas estuviesen más o menos distantes, han proporcionado resul tados contradictorios. Se ha tenido que recurrir a los datos que proporcionaban aterrazamientos antiguos que daban resultados satisfactorios. La terraza se establece para dividir la longitud de la pendiente y evitar que se formen escurrideros por los que el agua arrastre la tierra, a la vez que se la provee del pequeño canal que ha de dar salida al agua sobr.te. Tendrán influencia sobre la anchura que deba adoptarse la pendiente del terreno, el carácter e intensidad de las lluvias que puedan ocurrir y la naturaleza del suelo. La clase de las cosechas debe tener una consideración secundaria en este aspecto, puesto que un día puede ser necesario variarlas y en ocasiones dejan el terreno desnudo, que es cuando pueden sobrevenir los arrastres fuertes. Por otra parte, la rotación de cosechas que se establezca, no debe tener como finalidad un ajuste más o menos exacto de la dist::mcia entre terrazas, sino una mejora de las condiciones productivas del suelo, por el aumento que le procure de materia orgánica, aun cuando al mismo tiempo mejore su estructura y le permita una mayor capacidad de absorción del agua. Como consecuencia de lo expues to, en condiciones mediasse adoptan para determinar la distancia vertical entre terrazas, y su distancia horizontal, las fórmulas siguientes:

v=

0,305 (2

+ .~_) ) D =

1O~ V

En las fórmulas anteriores, V representa la diferencia

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de altura entre terrazas contiguas; O, su distancia horizontal, y p, la pendiente por 100 del terreno. Cuando hayan de seguirse buenas normas de cultivo en el aspecto de la conservación del suelo, la tierra de que se trate sea francamente resistente a la erosión y las lluvias que ocurren en la comarca sean de poca intensidad, la distancia horizontal entre terrazas, ..que proporciona la fórmula, puede aumentarse en el 1 5 por 100; cuando por el contrario prevalezcan condiciones opuestas, deberá disminuirse en el 15 por 100. En con-, diciones intermedias, es el buen juicio del que proyecta el que fija el aumento o disminución que puede sufrir el resultado de la fórmula, compensando las condiciones favorables con las opuestas, para fijar, en definitiva, la distancia que debe adoptarse. La sección transversal de la terraza debe proveer por un caz de capacidad amplia. Lo mismo este canal que el camellón han de tener las paredes con taludes muy tendidos para que no entorpezcan ninguna operación cultural, y a la vez deben presentar una construcción sencilla. Los perfiles corrientes son los representados en el gráfico número 7. La sección del canal es raramente inferior a 65 ó 75 decímetros cuadrados, y debe aumentarse algo en la parte más baja. La altura de agua puede alcanzar hasta 38 a 50 centímetros, yel ancho total de la terraza, de 4,60 a 12 metros, dependiendo de la pendiente del terreno y de los tipos de máquinas que hayan de emplearse en la explotación. Los taludes de las paredes del canal deben tener una inclinación de 1 X 4, Y es preferible 1 X 5. En terrenos de pastos, defendidos por la vegetación, se pueden adoptar secciones menores . •

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Corrientemente, no se consiente que la terraza conduzca el agua en una sola dirección a dis tancias mayores de 500 a 550 metros. Sin embargo, en condiciones favorables, se puede llegar hasta los 800 metros, si se construyen con cuidado y se conservan bien. Las terrazas largas evitan el tener que ocupar más de un lugar para verter las aguas sobrantes y pueden adoptarse en terrenos con pendientes uniformes. En cambio, en terrenos accidentados, excepcionalmente debe pasarse de darles una longitud mayor de 450 metros. Cuando las longitudes señaladas hayan de pasarse forzosamente, si se desarrolla el canal en una sola dirección, habrá que ir dándole mayores secciones conforme aumente su longitud, o se puede cortar en dos partes, para dar salida a las aguas en direcciones opuestas. Este tipo de terrazas se limi ta a terrenos en los que la pendiente es inferior al 10 Ó 12 por 100, por las dificultades en la construcción en terrenos más pendientes, así como su conservación más dificultosa, lo mismo que la de los canales de drenaje, que pierden la sección con gran facilidad, impidiendo todo ello el que se saque partido de la terraza para el cultivo. Cuando el terreno es más pendiente y susceptible de erosión, de no recurrir a los abancalamientos, se hace preciso destinarlo a pas tos u otros usos. El empleo de estas terrazas tiene aplicación, en suelos pocos resistentes a la erosión, con pendientes largas, en sitios de lluvias intensas y tratándose de cosechas que defiendan mal el terreno, aunque las condiciones económicas impongan su cultivo. El coste de su establecimiento y conservación, como también el de las labores de todas clases, aconseja que no se implante en todos aquellos casos que puedan dar resultado medidas

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más sencillas, como el labrar según las curvas de nivel, seguir una alternativa de cosechas adecuada o practicar el cultivo en fajas. El establecimiento de terrazas en una finca requiere el que se la considere en su conjunto, y aun si es conveniente, con las fincas colindantes que puedan tener el mismo desagüe para las aguas sobrantes. Se' necesita conocer el terreno y aun poseer un plano detallado del mismo con curvas de nivel, Es posible que sea necesario cambiar el emplazamiento de los caminos existentes, buscar nuevas salidas a las aguas o desviar las que vienen de fincas próximas. La depresión que se aproveche para verter las aguas debe merecer atención preferente. Si se tiene confianza en que podrá estar siempre bien encespedada, teniendo cuidado de que el • ganado no la agote, es el medio más económico y seguro de drenar el agua. De lo contrario, es necesario protegerla con arbolado y vegetación, yen muchas ocasiones, tratarla como a un barranco que se hace preciso estabilizar. Proyectado el sistema de terrazas se replantea primero la más alta, colocando las estacas convenientes en el vértice de los camellones, siguiendo después todas las demás. A veces, se hace preciso que una de las terrazas pase por un punto determinado, en cuyo caso es obligado partir de ella en el replanteo. Terminado el replanteo, puede ocurrir que alguna de las terrazas , vaya a encontrar obstáculos para su desarrollo, lo que puede obligar a variar su situación y, en consecuencia, el de todas las otras.: El replanteo conviene iniciarlo desde el punto más bajo, colocando estacas de 15 a 30 metros, excepto en

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