Bitácora 17, viernes 27 de mayo de 2016

Bitácora 17, viernes 27 de mayo de 2016 Miami. Urbana. Polícroma. Contrastante. Cambiante. Selva de cristal verdiazul. Maraña vial. Flora exuberante.

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Bitácora 17, viernes 27 de mayo de 2016 Miami. Urbana. Polícroma. Contrastante. Cambiante. Selva de cristal verdiazul. Maraña vial. Flora exuberante. Húmeda. Mar. Yates. Botes. Marinas. Deportes. Teatro. Música. Moda. Turismo. Compras. Riqueza. Vacaciones permanentes. Latinos. Muchos latinos. Torbellino visual. Diseño. Mercado. Arte. Circuito. Wynwood. A escasas dos semanas en Miami −capital de vacaciones y diversión para buena parte del mundo− mi interés por tomar la calle se torna casi compulsivo. Inicio el día con largas caminatas que oxigenan mi espíritu, movilizan mi humanidad y activan mis neuronas. Luego, como nueva, dispongo de unas horas de reflexión y tecleo en mi compañera inseparable, cuanto vivo, disfruto y aprendo de este entorno maravilloso para unos, alienante para otros; irresistible para todos. Registro lo más fehaciente posible todo aquello que a mi alrededor sucede y mi mente recorre espacios ya vividos con anterioridad, cual deja vú permanente. Me divierte una zona alegre, distendida, bohemia de esta urbe: el Wynwood Art District, área enclavada en el legendario barrio de Wynwood, que a mediados del siglo pasado se le conocía como el pequeño San Juan y donde la mayoría de su población inicialmente boricua fue dando paso a nicaragüenses, hondureños y caribeños para acoger en décadas posteriores, buena parte de un conglomerado artístico de estas y otras regiones de Latinoamérica.

Este sector peligroso hace algún tiempo −otrora hogar de depósitos vacíos, drogas y violencia hasta inicios del nuevo milenio−, debe su cambio radical a creativos promotores como Toni Goldman y David Lombardi. Pero también a reconocidos coleccionistas de arte como Martin Marguiles (quien comenzó la primera fase de su galería en 1999, en un depósito del lugar) y a Donald y Mera Rubell (guardaban su colección en un edificio que

anteriormente almacenaba productos confiscados por la DEA) que tuvieron la chispa visionaria y la confianza en este lugar convertido ahora en una pequeña mina de oro para los inversionistas. Durante la primera edición de Art Basel Miami en 2002, un nuevo turismo comienza a transitar por las calles asoleadas de Wynwood en busca de expresiones artísticas innovadoras. Lombardi, especialista en bienes raíces, visita el área por vez primera en 2000 y viendo sus potencialidades –cercano a downtown Miami y a Miami Beach− decide invertir. En aquel momento, sólo existían 2 galerías de bajo presupuesto y el inversionista invita a artistas de escasos recursos y sin representación, a formar parte de esta comunidad. Al poco tiempo comenzaron los roving fridays o viernes itinerantes, un paseo para los amantes del arte emergente deseosos de ver por sí mismos el cambio que comenzaba a producirse en la zona. Con los años, esta actividad ha devenido en las famosas gallery walks, populares y abarrotadas caminatas que se suceden los segundos sábados de mes, en un Wynwood que cierra sus calles y avenidas para recibir al transeúnte pedestre dispuesto a pasear por simple amor al arte. Galerías de arte –imposible no mencionar Wynwood Walls, paseo peatonal cerrado con

paredes

grafitteadas,

pequeño bistró−

locales

y

tiendas de diseño,

talleres, residencias de artistas, bares, restaurantes y un sinfín de comercios de toda índole, conviven en este vecindario donde el tiempo parece discurrir pausado, tranquilo; como si quienes hacen vida en sus calles no tuviesen apuro alguno. Pero luego de esta impresión inicial, descubro todo un mundo de trabajo arduo, en el que cada quien está en lo suyo, tanto como en cualquier lugar del mundo. Resulta pintoresco lo adornado de sus paredes, tapias, cerramientos. Cada pie cuadrado, cada pulgada puede pasar a ser parte de un gran lienzo en blanco bajo

cielo abierto, dispuesto a ser intervenido por artistas nacionales y extranjeros, reconocidos por sus aportes al género del street art en distintas locaciones del mundo. Poco importa donde se encuentre ubicada la superficie a intervenir: un estacionamiento, un taller mecánico, las paredes contiguas a la red ferroviaria, alguna parcela aparentemente inhabilitada, la fachada de algún establecimiento comercial, un viejo container; cualquier espacio es susceptible de convertirse en una obra de arte en plena vía pública.

Y Ron English (Texas, 1959) es uno de estos artistas dispuestos a dar testimonio gráfico de ello. Su mural en Wynwood se aprecia en un estacionamiento público. El tejano ha realizado 50 interpretaciones del icónico Guernica de Picasso, en diferentes ciudades. La efectividad de su trabajo viene dada por el uso de caracteres y referencias populares, al emplear personajes del cartoon o del comic, transformando la incomprensible tragedia de

la guerra en una narrativa más entendible, al distanciar al espectador de las sobrecogedoras imágenes de la pieza original.

Aunque la experiencia de Wynwood no es inédita como enclave cultural vibrante, este territorio sin ley que dejó de serlo, es hoy uno de los lugares más trendy de la ciudad de Miami y con inmejorables perspectivas de desarrollo. Sin

embargo,

un

lugar

llamó mi especial atención: la escuela local José de Diego

Middle

School,

emplazada en la esquina noroeste de Wynwood. En 2014 se inicia el proyecto RAW (Re-imaging the Arts in Winwood) con el fin de integrar esta institución a los renovados espacios del lugar.

Resultaba paradójico que en medio de este enclave floreciente de arte, hubiese una escuela carente de un departamento para la educación artística. Un aproximado de 600 jóvenes de bajos recursos, gozan ahora de un gran museo intra y extra muros de la institución. La iniciativa de Patrick Walsh y de De los Ríos –ambos, personajes vinculados a la vida en el distrito− era, no sólo llevar a la escuela esta muestra a la que el alumnado tiene ahora acceso cada vez que quiere (hay entrada libre a la mayoría de sus coloridos espacios todos los días de la semana, para espectadores ajenos al instituto) sino además, levantar fondos para que la escuela pudiese reincorporar sus programas artísticos al sistema educativo, anteriormente eliminados por recortes presupuestarios. La idea de invitar a un conglomerado de artistas provenientes de distintas partes del mundo, a que se unieran a esta noble causa, parece haber dado sus frutos. Creadores de la talla de Pixel Pancho, MTO, Eduardo Kobra, Paola Delfin, Don Rimx, Diana Contreras, Axel Void, Rafael Sliks, Reka, Martin Watson y tantos otros, se dieron a la tarea de plasmar de color y formas miles las antiguas paredes blancas, con mensajes inspiradores y reflexivos, que tanta falta hacen al colectivo. Aquí, una muestra de ello.

La motivación al logro, la autoestima y el sentido de pertenencia al lugar, están presentes en frases que refuerzan estos valores y se convierten en píldoras de estimulación constante hacia esta comunidad escolar. Debo confesar que sentí gran alegría por estos

chiquillos que tienen la posibilidad maravillosa de compartir espacios educativos de esta índole…y cierta envidia por no haberlos tenido personalmente en su momento.

Uno de estos días de trajín laboral y de registro

fotográfico

en

el

sitio,

me

encontré con dos personajes que hacen de su trabajo, una oda a la vida. Tuve la oportunidad de conversar con los artistas cubanos Rigo León y Adrian Ávila, en pleno proceso creativo de un mural en honor a la activista mexicana Jimena León cuyo trabajo en la recuperación de animales

en

ampliamente

extinción reconocido.

ha Pintado

sido en

paneles de madera, este trabajo fue un encargo personal del esposo de la activista como regalo de aniversario, motivo por el cual será luego desmontado y expuesto en Ciudad de México. El carácter itinerante de esta obra particular, marca una diferencia notoria con el común de las paredes del lugar, tendientes a su inminente desaparición por la condición perecedera de este género artístico.

Y es que los que frecuentan la zona, podrían transitar un día al lado de alguna de estas obras y justo al siguiente, haber sido demolida, cambiada o cercenada.

Pasear por Wynwood sigue siendo una experiencia estimulante, que te reconcilia con la vida a través del arte urbano, inmediato, sin legitimaciones de por medio. Respiras optimismo y la adrenalina por querer descubrir más y más, fluye constantemente. Sin embargo este enclave nuevamente comienza a hacerse prohibitivo para quienes emergen en este competitivo mundo. El interés de inversionistas en bienes raíces y un posible cambio de zonificación, atentan eventualmente contra lo que se ha construido en los pasados 15 años. Wynwood, un hogar permanente para arte perecedero en rotación, ya no luce tan permanente.

Lieska Husband Sosa Imágenes y videos: Eugenio Maslowski y Lieska Husband

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