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LOS BOSQUES PRIMARIOS Los bosques primarios son grandes extensiones de ecosistemas forestales testigos de lo que fueron los bosques originales del planeta y que no han sido transformadas o alteradas por la actividad humana industruial. Tienen una importancia vital para el planeta y sus habitantes pero están desapareciendo rápidamente y de manera irreversible. El 80% de estos bosques han sido ya destruidos o alterados, el 20% restante está amenazado por diversas causas (explotación petrolífera, minería, grandes embalses, infraestructuras), siendo la explotación forestal a gran escala, gran parte de ella ilegal, la principal causa de amenaza a nivel planetario. Actualmente, los bosques primarios cubren sólo el 7% de la superficie terrestre, manteniendo al menos la mitad de las especies de plantas y animales terrestres del mundo, muchas de las cuales todavía no han sido descubiertas por la ciencia. En ellos viven millones de variedades de miles de especies de flora y fauna, y mantienen animales únicos en su especie. Nuestros parientes biológicos más próximos (el gorila, el chimpancé o el orangután) viven en estos últimos reductos de bosque tropical virgen. Los bosques primarios son también el hogar de comunidades indígenas y poblaciones tradicionales que viven en el bosque. Conservando estos bosques estamos manteniendo culturas, lenguas y conocimientos y formas de subsistencia interesantes para todos. Y todas estas personas también tienen derecho a un hogar, los pueblos indígenas y otros habitantes del bosque deben también poder vivir en este planeta. En España no quedan bosques primarios. Aunque todavía existen pequeñas superficies del bosque donde quizás nunca llegó el hacha, la motosierra o el ganado doméstico en zonas del Pirineo o la Cordillera Cantábrica, estos reductos de virginidad son demasiado pequeños para ser considerados bosques primarios. Aun así es importante conservar estrictamente estos bosques viejos y maduros porque albergan gran parte de la biodiversidad forestal amenazada de los bosques ibéricos. Los bosques primarios, como se conocen ahora aquellos ecosistemas forestales en los que no ha intervenido el hombre, cubrían tras la última glaciación, hace unos 8.000 años, casi la mitad de la superficie terrestre emergida. En la actualidad sobrevive menos de la quinta parte, en gran parte en peligro de desaparición. El análisis de los bosques primarios, ecosistemas claves para la conservación de la biodiversidad, se ha impulsado en los últimos años de la mano de la preocupación por su futuro, y es uno de los grandes temas de la actual cumbre de la ONU sobre biodiversidad. Zonas extensas de bosques primarios sobreviven únicamente en Canadá, la Amazonia y Siberia, y suman unos 1.100 millones de hectáreas. Pequeñas zonas existen en la Cuenca del Congo, islas del Pacífico como Borneo y Papúa−Nueva Guinea, Escandinavia y el Cono Sur, el norte y el centro del continente americano. Un total de 76 países ha perdido ya todos sus bosques primarios, y otros 11 pueden perderlos en los próximos años, explica en un extenso análisis de la situación José Santamarta, de Worldwatch, quien también señala: 'La deforestación sigue siendo uno de los grandes problemas ambientales, junto con la amenaza nuclear, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad'. Según la revista Biológica, que recoge los últimos datos sobre los bosques primarios, el problema de la deforestación se ha acelerado enormemente en la última década, ya que desde 1990 la Tierra pierde casi 10 millones de hectáreas boscosas cada año. Todas las zonas están amenazadas, pero las tropicales son las que albergan mayor biodiversidad. Sin embargo, las más amenazadas son las correspondientes a bosques templados, fragmentados y talados. Los bosques primarios, el tesoro de la tierra, están en situación crítica. Más del 75% se localizan en tres grandes áreas: los bosques boreales de Canadá y Alaska, los bosques boreales de Rusia y los bosques tropicales de la Amazonía y el escudo de las Guayanas. Sólo ocho países, Brasil, Surinam, Guyana, Canadá, 1
Colombia, Venezuela, Rusia y Guayana Francesa, tienen grandes porciones de sus bosques originales en grandes extensiones de superficie continua. Pero la tala ilegal es uno de los fenómenos más graves que afectan a estas grandes áreas. El problema cuando se tala un boque primario es que cuando vuelve a crecer ya no es lo mismo. Los bosques secundarios y las plantaciones forestales que pueden sustituir, en el mejor de los casos, a la cubierta original son muy diferentes, menos complejos y más susceptibles al fuego, entre otras cosas. Los expertos piden una explotación sostenible, como mal menor, o la conservación. Cada dos segundos se destruye un área de Bosques Primario equivalente a la extensión de un campo de fútbol. Los Bosques Primarios son fuentes de vida y como tales cumplen funciones fundamentales: concentran una buena parte de la biodiversidad del Planeta, regulan el clima, son el hábitat de más de 150 millones de indígenas, son auténticas farmacias" del Planeta... Por tanto todos los impactos que hagamos sobre ellos van a repercutir seriamente en el futuro de la Tierra. En la actualidad los bosques primarios ocupan sólo el 2% de la superficie del Planeta. Sin embargo, hace 8.000 años ocupaban una buena parte de la superficie terrestre. Debido a la tala indiscriminada por parte de la industria de la madera y el papel, la transformación de estos ecosistemas en pastos para el ganado y cultivos para la agricultura o la explotación petrolífera han hecho que sólo nos quede un 20% de los Bosques Primarios que existieron originariamente. Las últimos siete grandes áreas de Bosques Primarios se encuentran en África central, norte de Europa, la Rusia asiática, Norteamérica, la selva Amazónica, el bosque templado del sur de Sudamérica y el sureste asiático. En Europa, sólo quedan en Finlandia, Suecia y Rusia. Claro contraste con los cerca de treinta países del continente que carecen de ellos por completo, aunque algunos (como España o Portugal) llegaron a albergarlos.
Finlandia conserva un mísero 1% de sus bosques primarios originales. Suecia, un 3%. La propia compañía estatal finlandesa, el Servicio de Bosques y Parques, está destruyendo sus últimos reductos, a la vez que aumenta sus importaciones de madera de los bosques primarios rusos, según denuncia el prestigioso centro de estudios World Resources Institute.
Tan sólo Rusia mantiene extensiones importantes, un 14%, pero el proyecto privatizador de su gobierno los ha convertido en un apetitoso bocado para la industria maderera.
Los bosques primarios europeos son también hogar de personas. Por ejemplo, los pastores de renos Sami, que viven en el norte de Suecia, Finlandia y Noruega, así como en la región de Murmansk, en Rusia. Estos paraísos boreales también acogen las culturas tradicionales de los Komi y Nenets, habitantes de la región de Arkhangelsk y la República Komi de la Rusia europea. De proseguir esta dinámica de destrucción, podrían terminar como las 87 culturas humanas de la Amazonía brasileña actualmente perdidas.
Asimismo, los distintos bosques primarios de todo el mundo albergan dos terceras partes de las especies 2
terrestres de fauna y flora, es decir, cientos de miles. Millones, en el caso de los insectos, cuyo futuro depende en gran manera del mantenimiento de estas superficies.
En Europa, su conservación asegura la supervivencia de numerosas plantas y animales, como el oso pardo europeo, cuyo hábitat natural se limita a áreas dispersas de bosques primarios del viejo continente. Además, evita la extinción de rarezas faunísticas como la ardilla voladora.
Incluso desde un punto de vista meramente egoísta, su existencia sería relevante: influyen en el clima regulando el régimen de lluvias y la evaporación del agua del suelo. A su vez, ayudan a estabilizar el clima mundial almacenando grandes cantidades de carbono que, de otra forma, contribuirían al calentamiento global.
Sin embargo, desde 1950 un quinto de estos bosques ha sido arrasado y, en la actualidad, cerca de diez millones de hectáreas son destruidas o degradadas cada año, según datos de Global Forest Watch. Es el equivalente del tamaño de un campo de fútbol cada dos segundos.
Cada dos segundos desaparece una superficie de bosque primario equivalente a un campo de fútbol. Los últimos reductos de Naturaleza están en serio peligro de extinción y con ellos, el planeta. Los bosques primarios son "fronteras forestales", grandes superficies continuas de bosque original e intacto cuya, dinámica y evolución depende de las perturbaciones naturales. Son zonas con nula o escasa intervención humana, sin actividad industrial a gran escala y lo suficientemente grandes como para garantizar la supervivencia de las poblaciones de los seres vivos que habitan en ellos, incluyendo a las especies migratorias. El 80% de estos bosques ya han sido destruidos o alterados de manera grave y el 20% restante se encuentra amenazado por la explotación petrolífera, la minería, los grandes embalses o las infraestructuras. Aunque la principal amenaza de los bosques primarios es, sin duda, la explotación forestal a gran escala. En algunos lugares aún se pueden encontrar bosques primarios: en las selvas tropicales húmedas de la Amazonia, la cuenca del Congo y el archipiélago de Indonesia y Papua Nueva Guinea. También en los inmensos bosques boreales de Siberia Oriental, Canadá o Estados Unidos, en los bosques templado−lluviosos de la Patagonia chilena o de la costa oeste norteamericana. En menor extensión, existen bosques primarios en Rusia y Finlandia. A pesar de que los bosques primarios sólo cubren el 7% de la superficie terrestre, mantienen a la mitad de las especies de plantas y animales terrestres del mundo, muchas de las cuales aún no han sido descubiertas por la ciencia. Además, son también el hogar de comunidades indígenas y poblaciones tradicionales. La conservación de los bosques, por tanto, ayudará a mantener culturas, lenguas, conocimientos y formas de vida que son patrimonio de todos. Los pueblos indígenas tienen el derecho de vivir en las que siempre han sido sus tierras. La protección de estos últimos bosques pasa por la creación y consolidación de un marco internacional que promueva políticas de conservación y redes transnacionales de espacios protegidos, el reconocimiento de los derechos indígenas sobre sus tierras, una gestión forestal sostenible, el fin de la tala ilegal de bosques, la 3
evaluación ambiental de grandes proyectos... En definitiva, un compromiso con el medio ambiente. En el intento de extender una gestión sostenible de los bosques, son muchas las asociaciones medioambientales que lanzan campañas de sensibilización o de acciones concretas. Uno de los frentes más activos de la campaña de bosques es el de la Amazonia brasileña. En el año 2002, se consiguió firmar el Convenio CITES que aumenta las restricciones a la tala y comercio de caoba. Se lograba así defender a los bosques amazónicos de la tala ilegal y las mafias de esta rica madera. Además, se consiguió que los indios Deni no tuvieran que dejar sus tierras. Con ello, se salvaron un millón y medio de hectáreas de bosque tropical amazónico. En la costa oeste de Canadá los bosques templado−lluviosos también tienen una mayor posibilidad de subsistir. En 2001, diversas acciones ecologistas consiguieron una moratoria del gobierno para la tala en 20 valles y el aplazamiento de las cortas en cerca de 70 zonas diferentes. Otra de las grandes victorias para salvar los bosques primarios tuvo lugar el pasado mayo de 2003. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas prolongó las sanciones internacionales a Liberia y amplió dichas sanciones con un embargo internacional a las importaciones de madera, que se suma al embargo de armas y de diamantes. El comercio de la llamada "madera de la guerra" es la mayor causa de la destrucción del bosque de Liberia. A pesar de todas estas medidas y de los esfuerzos de organizaciones, como Greenpeace, aún queda mucho por hacer para proteger a los bosques primarios y conseguir una conciencia social de respeto al medio ambiente.
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