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ARTÍCULO
Buque de salvamento Nuevamente traemos a nuestras/vuestras páginas a D. Enrique Albaladejo, modelista conocido de todos por trabajos como el pesquero Juan Rosa, portada del nº12, o el buque oceanográfico Hespérides, que también fue portada en el nº13 y que nos sorprendió por el realismo de sus modelos. En esta ocasión nos vuelve a sorprender con su buque de salvamento Claudia, con un dispositivo lanzacabos muy original a la vez que práctico. Textos y fotos: Enrique Albaladejo Martínez
Historia
Siempre he considerado los Buques de Salvamento, como los Goliat con alma de David de los remolcadores. Fuertes y robustos pero con la habilidad y destreza necesarias para maniobrar en cualquiera de las aguas del planeta.
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Son unos barcos impresionantes que levantan su enorme mole pintada con el naranja corporativo de Salvamento Marítimo en numerosos puertos de nuestro litoral. Lo cierto es que, a pesar de lo que pueda parecer por su nuevo y pulcro aspecto, este tipo de buques sólo se hacen
Claudia
a la mar cuando la previsión meteorológica anuncia grandes temporales. Es en esos terribles momentos cuando las embarcaciones y más concretamente los grandes mercantes suelen tener graves problemas. También se encuentran preparados para la complicada e ingrata tarea de recoger vertidos de hidrocarburos. Para ello arman a cada banda un brazo articulado dotado de bombas extractoras que desciende sobre las aguas y recoge el crudo mientras el barco navega a un nudo de velocidad (1.8 km/h. aprox.). Al mismo tiempo pueden desplegar barreras flotantes autohinchables que cercan la mancha antes de succionarla a bordo, o largar por popa el 'skimmer': un ingenio flotante dirigido por radio y dotado de aspiradores con el que succionan el hidrocarburo.
En su interior llevan incorporados dos depósitos con capacidad para 1.749 metros cúbicos de fuel y dotados de serpentines para calentar el crudo y así facilitar su descarga, completando de esta manera el dispositivo de descontaminación. Afortunadamente, cada día hay más demanda de este tipo de buques puesto que la ecología está llegando a la marina con más intensidad que nunca. Todo ello sumado a las labores de desembarco, ayuda en atraques, salvamento en alta mar o cualquier otra labor de gran riesgo para la vida de náufragos o para la suya propia, dan sentido y función a estas valiosas embarcaciones. Semejante despliegue de virtudes se complementa con un sistema de posicionamiento dinámico, redundante (con sistemas duplicados para MÁS NAVÍOS · 29
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evitar cualquier fallo), que permite que el barco pueda permanecer quieto, sin fondear, en una posición dada y sea cual sea el estado en el que se encuentre la mar, una característica más que esencial en las operaciones de rescate y salvamento que, por desgracia, se dan con gran frecuencia en nuestras aguas en los últimos años con el problema de los inmigrantes que se juegan la vida en sus maltrechas pateras. Por lo general estos buques cuentan con dotaciones previstas de unos 14 hombres, pudiendo embarcar, si fuera necesario, hasta 18 así como a 6 especialistas más como, por ejemplo, buzos. Para las labores humanitarias dispone de equipo médico y de espacio habitacional para acomodar a náufragos, redes de costado para subirlos a bordo y de una morgue donde conservar los cadáveres hasta su llegada a puerto. Respecto a la maniobrabilidad, estos buques poseen una gran potencia debida a su sistema de propulsión que se compone de dos hélices fijas que salen de sendas toberas, de otras dos transversales en popa y de dos más en proa: una de ellas lateral y otra capaz de girar 360º
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sobre su eje. Este tipo de buques cuenta también con un sistema contra incendios con dos o más monitores (cañones de agua a presión) capaces de lanzar 2.400 metros cúbicos de agua por hora o, con semejante potencia, de echar a pique a quien se le ponga por delante. En nuestra nueva red de asistencia rápida en la mar, contamos con dos barcos de estas características; uno de ellos es el DON INDA (cono-
cido por ser el segundo remolcador más grande de Europa) y el otro es su hermano gemelo el MARIA ZAMBRANO. Aunque no sería justo olvidar otros como el LUZ DEL MAR
o el MIGUEL DE CERVANTES, dos buques que contribuyen junto a aeronaves y helicópteros a la nueva red de asistencia en la mar diseñada por Salvamento Marítimo.
El modelo
Reproducir a escala un barco real es algo que a todo modelista le viene a la cabeza cuando se encuentra frente al modelo que quiere construir. Pero diseñar tu propio barco guardando las proporciones y que sea los más semejante al real es algo en lo que no había pensado hasta ahora pues siempre me ha gustado ceñirme a la realidad. En este caso concreto todo ocurrió fruto del azar ya que cayó en mis manos un casco en fibra de vidrio de lo que parecía ser un barco perteneciente a algún kit y que era bastante difícil de reconocer debido a su antigüedad. Alguien lo desechó por no saber muy bien qué hacer con él y lo guardé durante casi un año hasta poder encontrarle un fin adecuado. Busqué planos que me inspiraran con qué modelo podría sacarle provecho, pero tan solo un moderno pesquero de altura se ceñía a las características y no me convencía como única solución. Su proa tipo Trawler y una popa redonda, poco más me sugerían hasta que visualicé mentalmente un Buque de Salvamento a escala 1/50 pero, eso sí, diseñado por mí en parte a excepción de varias ideas que tome de otros barcos de su misma índole
como por ejemplo, el Happy Hunter de Robbe, el Smit Hunter o la decoración del Don Inda. Excepto la cubierta que está construida en contrachapado de 3 mm., el resto de la estructura levantada es de balsa de 3 y 2 mm., pues no quería cometer el error de anteriores trabajos en los que el centro de gravedad quedaba un poco alto dando un ligero escoramiento en los giros de timón. La decisión de inclinarme por este barco me vino tras comprobar que algunos barcos de mis com-
pañeros del club de Murcia quedaban varados por cualquiera de los problemas técnicos que surgían de vez en cuando. Pensé que dedicarme remolcarles hasta la orilla sería una gran diversión añadida a lo que este hobby ya nos brinda. En principio diseñé el modelo con la intención de que tuviera muchas más funciones de las que finalmente tuvo, pero el problema principal que encontré procedía de la emisora, principalmente porque tan sólo dispongo de una Futaba de
6 canales. Me tuve que conformar con los movimientos de la grúa (giro en ambas direcciones), suelta e izado del cabo, lanzacabos de popa (para remolque), activación de los 4 cañones de agua, avance-atrás y timón. Estaba claro que el radar, las luces y los sonidos quedarían fijos con interruptores accionados manualmente. Sus dimensiones son 103 cm. de eslora, 19 cm. de manga, 9 cm. de obra viva y 49 cm. de obra muerta hasta la punta final de su mástil. Como en el resto de Más NAVÍOS · 31
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mis modelos, todo el material empleado proviene del reciclaje a excepción de los cañones de agua de Graupner, las islas salvavidas de Robbe, la grúa (requisada a un camión de juguete) y 6 voluntariosos operarios a escala 1/50 de la marca Preiser (ref. 68214). Todo lo demás es el resultado de mi inventiva ya que tan sólo el cañón lanzacabos de popa esta construido con la combinación de un cierre automático para campanas extractoras de cocinas, un servo (accionado con un todo-nada) y un tubo de latón de 5 mm. de diámetro. Su efecto es bastante atractivo cuando el barco se acerca a otra embarcación y lanza el cabo a una altura de 50 cm. (desde el nivel de flotación) y a una longitud de 65 cm. Distancia más que suficiente para caer sobre la cubierta o incluso al otro costado. Una vez iniciada la marcha, el cabo hace gancho con cualquier saliente pues se trata de una potera de tres anzuelos a los que previamente les sesgué el saliente (o muerte) para que no dañara la embarcación remolcada en el punto de conexión. Me resultó muy divertida su confección por la gran complejidad que encerraba, aunque a decir verdad, el mecanismo de la 32 · Más NAVÍOS
grúa no lo fue menos. Tras varios intentos desesperados, opté por acoplar en el interior de su base dos servos no sin antes haberlos manipulado para que hicieran giros de 360º. Por último, y mucho más sencillo de solventar, fueron los cuatro cañones de agua. Únicamente necesité una bomba de limpiaparabrisas de automóvil adquirida en un desguace, un micro in-
terruptor accionado por un micro servo y un manguito de silicona de 4mm. de diámetro (utilizado para el aireador de los acuarios).
Reciclaje
Como es natural, hubo quién me aconsejó que utilizara algunos de los kit’s que hay en el mercado para confeccionar todos estos mecanismos ya que hubiera ahorrado tiempo y desilusiones. Pero lo cierto es que no hubiera disfrutado y aprendido tanto como haciéndolo como lo hice. El resto de elementos ornamentales son piezas adaptas de otros juguetes como, por ejemplo, los neumáticos en los costados son de la marca scalextric, para el depósito de hidrógeno (detrás de la grúa) utilicé una bombona de CO2 para pistolas de aire comprimido, el gancho de remolque lo confeccioné con las partes plásticas de un amortiguador de coche R.C. de gasolina y para todas la barandillas y escaleras empleé tela mosquitera metálica troquelándole los
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agujeros de 1x1cm. En cuanto a la motorización, no encierra más complejidad que mis anteriores modelos.
Electricidad y motorización
Una batería de 6 voltios y 12 Ah. sirve para activar todo el sistema dando una autonomía de hasta 3 horas continuadas de navegación. Para el motor, pensé en uno que fuera potente sin que fuese necesaria la utilización de reductora ya que la ubicación de ambos se planteaba algo difícil. Tras varias pruebas, un 710 de robbe me demostró ser el más adecuado. La hélice que finalmente me dio el resultado óptimo es una Raboesch metálica de cuatro palas, de 50 mm. de diámetro y giro a derecha. Está montada sobre un eje de métrica 4, de 23 cm. de longitud y está ubicada en el interior de una tobera Kort confeccionada con un cilindro de aluminio conseguido de un botellín de cerveza que
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tiene unos 55mm. de diámetro. El efecto es espectacular sobre todo haciendo marcha atrás para su aproximación a otra embarcación a rescatar. Anteriormente, utilicé una hélice tripala de 50 mm. de diámetro con giro a izquierda y el barco tendía a escorarse a babor por muy lenta que fuera la maniobra de aproximación, dificultando colocar la popa en posición para realizar un lanzamiento efectivo del cabo. Como dato final me queda hablar de su peso que es de 8 kg. en total incluyendo tanto el lastrado, como la batería de plomo. Tras haber acabado el modelo me planteé, como colofón final, dotarle de un nombre personal como sus acólitos en la vida real. Entonces decidí utilizar el de Claudia por ser el de mi hija de casi un año de edad y, como matricula, su fecha de nacimiento. Un gesto que a su madre y a mí (como es de imaginar) nos pareció muy bien.
Dispositivo lanzacabos
U
n dispositivo lanzacabos es una herramienta muy útil si se pretende remolcar cualquier barco varado al que no tenemos fácil acceso. Después de muchos y erráticos intentos de idear un dispositivo para tal fin, llegué a la conclusión de que era mucho más fácil de lo que pensaba. Tras haber estado hurgando en mi caja de herramientas en un desesperado intento por encontrar algo que me inspirase, decidí que un pes-
tillo automático para abatir las campanas de extracción para cocinas (fácil de encontrar en tiendas de bricolaje) podría ser mi solución. Me hizo pensar que, tras contenerlo con algún sistema como, por ejemplo, un servo, al activarlo con un canal de emisora “todo-nada”, éste transmitiría toda su fuerza cinética sobre un proyectil, en este caso un tramo de acero inoxidable de 4mm. de diámetro. A la pala de un servo se le atornilla
un trozo de pletina metálica previamente recortada a la medida a la que se retrae el pestillo. El cuerpo del pestillo lo anclaremos a un trozo de madera a modo de bancada y lo sujetaremos con pegamento epoxy. Con el tubo de latón de 5mm. de diámetro haremos lo propio y lo colocaremos en perfecta línea con el eje del pestillo pero sin llegar a hacer contacto con él. En la parte exterior del tubo colocaremos un muelle con el fin de que, tras “cargar” el proyectil simplemente presionándolo, el muelle evite que el proyectil se quede haciendo contacto con el pestillo y, de ese modo, cuado se dispare el pestillo, éste transmita con mayor efectividad toda su fuerza cinética al proyectil. El proyectil y el anzuelo (o potera) se deben soldar de tal modo que, una vez lanzado, al tirar de él este se enganche sobre cualquier parte del otro barco. Es conveniente que a la potera se le quiten los ganchitos (llamados “muerte”) con el fin de no da-
ñar la superficie de contacto. Una vez terminado, el tubo de latón ha de quedar en un ángulo aproximado de 60º, inclinación suficiente para que el proyectil alcance una altura de aproximadamente 50 cm.
desde la línea de flotación y una distancia de 65 cm. desde su punto de lanzamiento. Estas medidas son más que suficientes para alcanzar la cubierta o incluso cruzar toda la manga de la embarcación que se intenta remolcar. Felicitamos a D. Enrique por su trabajo y le agradecemos su amabilidad por mostrarnos sin reservas cómo ha realizado el modelo y compartir con todos nosotros su ingenio con ideas como la del lanzacabos. Más NAVÍOS · 35