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CANTA A LA VIDA libro
DIME CÓMO CANTAS Y TE DIRÉ CÓMO ERES
El refranero español dice: Música y flores, llaman amores. De los chispazos de amor, la música es el mayor. Libro en el estante y guitarra en el rincón no hacen ningún son. Ni mus sin jarra ni enamorado sin guitarra. ¡Pandero el mi pandero! ¡Quién os tañerá si yo muero! El que las sabe, las tañe; el que no, sílbalas y vase. Quien no sabe más que una canción, que no tenga presunción. Triste está la casa donde la gallina canta y el gallo calla. Sapos cantando, buen tiempo barruntando. Quien canta su mal espanta. Día vendrá en el que el que hoy llora, cantará. Quien hoy canta, llorará mañana. Este mundo es casa de locos: cantan unos y lloran otros. Gallo que no canta, algo tiene en la garganta. Español que canta, está que trina o está sin blanca.
Y a propósito del español que canta; si hiciéramos caso de los estereotipos, dibujaríamos sin duda un retrato injusto, bastante poco exacto, que no reflejaría la riqueza de matices y 11
diferencias y sobre todo dejaría al margen aquello tan sagrado de “la individualidad”. Pero darnos un pequeño paseo por nuestras buenas y malas costumbres cuando nos comportamos como “masa”, o “pueblo”- todos en alguna medida lo hacemos-, y mejor si este recorrido lo hacemos con alguna dosis de humor, tal vez pudiera sernos de alguna utilidad. Así pues, la pregunta es obligada:
¿CÓMO CANTAMOS LOS ESPAÑOLITOS DE HOY? Para responder a tamaña cuestión, hagamos antes algunas consideraciones: Sabemos que: A diferencia de otras naciones, no cantamos el Himno Nacional, algunos porque bajo ninguna circunstancia querrían y la mayoría porque aún queriendo, no podemos. Y ¿qué pasa entonces, cuando el fervor patriótico nos asalta (cosa de lo más normal en los países civilizados) y que suele coincidir en nuestro caso, por alguna curiosa razón, con acontecimientos deportivos? Pues que surge en nuestro interior un profundo sentimiento de envidia, -pero envidia de la mala- (sobre todo si los rivales son franceses, pues ya se sabe, la Marsellesa es mucha Marsellesa) y acabamos silbando o tarareando con gran entusiasmo la Marcha Real, en versión la, la.... o lo, lo... chunta, chunta… según gustos, ante la falta de lo que debiera ser poesía que une. Más afortunados son otros Himnos autonómicos, que gozan del debido tratamiento y respeto, posiblemente porque pueden ser cantados, con la carga sentimental que este simple, pero importante hecho, conlleva. Y ya que hemos citado el deporte, si hay algo que el español medio canta con toda su alma, -sin pararse a meditar ni un instante en lo cursi y estéticamente horripilante que resulta para un oído objetivo, desapasionado e imparcial-, es el himno del club de fútbol de sus amores. 12
También, sin que variables de edad, nivel social o preferencias musicales personales importen, los españolitos ( y españolitas también, no faltaba más)*, cuando el devenir de las estaciones y el calendario así lo marcan, entonamos coplas, jotas, sardanas, muñeiras, sevillanas, isas, etc. etc. etc. y todas las canciones que acompañan las fiestas populares de nuestro terruño, o las de los vecinos, si es que decidimos hacerles una visita para sumergirnos en el ambiente y la alegría reinantes. Y así, un poco en la penuria, y más mal que bien, van viajando y conservándose hoy, a golpes de turismo interior y sacadas del baúl de los recuerdos, las canciones tradicionales. ¿Cómo olvidar la Navidad, último reducto de inasequibles al desaliento, que año tras año entonan los hermosos villancicos de siempre, eso sí, amenazados cada vez con más frecuencia por raps, pops y rocks, avanzadillas del gordo imperialista vestido de rojo que, ¡ya quisiera él!, carece de la elegancia y majestad de los Reyes Magos de Oriente. Por cierto, ¿alguien ha descifrado el misterio de por qué beben los peces en el río, una y otra vez, por ver a Dios nacer? ¡Y cómo podía faltar la reina de la popularidad! La canción del verano.... Ésa que nos asalta dondequiera que vayamos, aprovechando la poca resistencia que somos capaces de ofrecer, -muertos de calor como estamos-, para colarse sibilinamente por las rendijas de nuestro subconsciente, hasta llegar el día en que, horrorizados de nosotros mismos, nos descubrimos canturreando, alegres y desenfadados, su maquiavélico y pegadizo estribillo mientras nos afeitamos..., o nos pintamos los labios frente al espejo.
*Nota del autor: La confusión me invade. El bolígrafo se me ha hace un lío con la corrección política e idiomática. Para evitar en lo futuro problemas de reiteraciones y repeticiones que acabarían haciendo larguísimo y pesadísimo esto, usaremos el tradicional aunque carca género neutro español que, como su nombre indica, en determinadas situaciones incluye a todos y a todas, es decir, a todos. Y que aunque parezca masculino, en el fondo no lo es tanto.
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Cantamos también, a veces, en la Iglesia. Aunque podríamos distinguir dos modalidades preferentes: Primera: El canto es monopolizado por fervorosas y venerables ancianas, que suelen cantar bien, (hagamos un esfuerzo y traigamos ese conocido sonido a nuestra mente para ponernos en situación), pero que desencadena, automáticamente, el silencio de los jóvenes que resisten, pese a todo. Segunda: El canto es dirigido por un grupo más o menos afinado de muchachos con guitarras y muy buena voluntad, que a los acordes de algo parecido al “Help” de los Beatles, perpetran por enésima vez el Santo, Santo... (ni siquiera nos lo imaginemos, da igual), provocando, no tanto la indignación como el hastío, no sólo de las abuelitas sino del resto de feligreses que se preguntan si estos chicos no saben cantar otra cosa. - ¡Otra veeez nooo...! – suplican al unísono. Cantamos... (como marca la tradición y no podía ser de otra manera)... nuestro repertorio personal en la bañera o en la ducha, entre vapores, burbujas y patitos de goma. El adolescente prefiere como teatro de operaciones una habitación concienzudamente desordenada, -que es la suya, gracias a Dios-, cerrada a cal y canto, en la que cree estar fuera de este mundo y sus alrededores. Cantamos mientras limpiamos la casa, amortiguada nuestra voz por la potencia de la aspiradora, salvando de esa manera nuestro prestigio ante el vecindario. Cantamos mientras conducimos, eso dicen algunos, sobre todo en carretera –afirman-, pero esta aseveración debiéramos ponerla en cuarentena, porque más parece la escena de una película norteamericana que una imagen representativa de nuestra peculiar idiosincracia.. Lo que sí está demostrado, es lo que hacen muchos conductores en los semáforos, aunque esto nada tenga que ver con el canto. Cantamos una especie de....(¿cómo describirlo?)...¿?¡! (es algo indefinible).... cuando, con los auriculares puestos, nos empeñamos en seguir los gorgoritos de nuestro artista preferido, 14
inmunes a la cara de asombro de quien nos escucha y contempla. Si de sectores productivos hablamos, sin lugar a dudas el de la costrucción se lleva la palma en esto de cantar. Los notarios siguen ocupando el último peldaño en el escalafón, porque continúa estando muy mal visto que canten mientras firman conmpraventas o testamentos; pero debiéramos caer en la cuenta de que un notario reprimido puede resultar sumamente peligroso. Cantamos en las reuniones de amigos, en bautizos, comuniones, bodas y verbenas cuando las copas, extenuadas, tiemblan vacías ya de alcohólico elemento, olvidadas en las mesas. Cantamos en los cumpleaños la canción de los payasos. Cantamos en inglés sin tener ni idea de inglés. Algunos modernos, a escondidas y bajito para que nadie les oiga, se echan un bolero, un tango o una de Concha Piquer, ésa que aprendieron de su madre sin querer y sin darse cuenta. Se canta en los patios interiores de los edificios: duelo a muerte entre la vecina del 5º (madurita y “fan” de la Pantoja) y la jovencita del 2º, aspirante a Celine Dion, con resultados catastróficos. ¡Pero si es que cantamos hasta los anuncios de la tele! En definitiva, éstos y otros muchos ejemplos, que no vamos a analizar aquí porque parecen más que suficientes, nos llevan a elevar la siguiente conclusión: Los españoles cantamos mucho. Los españoles cantamos, en general, mal. Pero los españoles..... como no tenemos complejos, gozamos de un clima excelente -que es capaz de transformar en un cascabel a un británico- y tampoco tememos provocar la lluvia, tan necesaria en nuestros campos.... seguimos cantando. Y eso, está muy bien. 15
Y soy lluvia que refresca una tierra muy sedienta, recorriendo, paso a paso, un camino largo y sin final, y estoy aquí para que puedas ver…
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DIME QUÉ CANTAS Y TE DIRÉ QUIÉN ERES Y si ahora el paseo lo damos por nuestra biografía, descubriremos que tal vez, junto a los olores, sean los sonidos, -y de entre ellos seguramente las canciones- los hilos que con más fuerza tiran de nuestra memoria. Y es que las canciones acompañan nuestra vida, de tal forma que muchas de ellas parecen hechas a la “medida” de nuestras circunstancias. ¿Quién no se ha sentido directamente interpelado e incluso descrito por una canción? De la mano de estas canciones (letra y música, no lo olvidemos) podemos rememorar con toda claridad, momentos felices o tristes de nuestra existencia: infancia, juventud y madurez. Veremos desfilar en el recuerdo ambientes, lugares, personas, épocas, modas. Veremos, teñida de nostalgia, nuestra historia y la Historia. “Dime qué cantas y te diré quién eres” ¿Qué fue de aquel niño que yo fui hace mucho o poco tiempo? ¿Cómo era ése que era yo? Y a través de los juegos y canciones, correteando con los amigos en el tiempo, reaparecemos. ¿Qué fue del primer amor y de su aroma? ¿Y de la rebeldía, cuando nos sentimos capaces de cambiar el mundo? ¿Y del descubrimiento del dolor? ¿Y del adiós y de la ausencia? ¿Y de las alas que nos nacieron cuando debíamos echar a volar por nosotros mismos? ¿Y de la alegría de aquel momento inolvidable? 17
¿Y del amigo que nunca volvimos a ver? Si buscamos, encontraremos las canciones que pusieron banda sonora a todos y cada uno de nuestros sentimientos, que fueron siguiendo nuestros pasos a lo largo del camino. Porque la canción es emoción pura y dura que se cuela misteriosamente en los recovecos del corazón. Y no hay recetas mágicas, ni previsiones técnicas, ni estudios de mercado que puedan medir su impacto. Ni siquiera su popularidad o su fracaso comercial lo determinan. Y es que es, o debiera ser, un asunto personal entre la canción y el que la escucha.
Porque la canción es emoción pura y dura que se cuela misteriosamente en los recovecos del corazón. Porque, aunque hija del autor, pronto escapa de sus manos para echar a volar... ¡y que sea lo que Dios y “alguien” quiera.
Que las sombras no deben ocultar la luz, que hay tanto que ofrecer, que hay tanto por lo que luchar. Que de tí depende que logremos ser, oscuridad o luz, semilla o piedra, frío o calor.
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¿QUÉ ES EDUCAR? No podemos comenzar a hablar de la canción como medio de transmisión de valores, si antes no nos ponemos de acuerdo en qué significa para nosotros educar. La vida es en sí misma un largo caminar. Un descubrimiento constante. Un abrir los ojos ante aquello que nos rodea, ante lo que desconocemos. Y una invitación permanente a la acción. A encontrar sentido a lo que percibimos y vivimos, cuestionándolo a veces para hacerlo realmente nuestro, logrando así ejercer los privilegios supremos del Hombre, el conocimiento y la libertad.
Y en ese construir, paso a paso, que es el educar, no podemos prescindir del bagaje cultural que heredamos, para sacar de él sus mejores frutos, ni del ansia de futuro, nuestra aportación creativa, nuestra manera de enriquecer el legado que a otros dejaremos. Sin conocimiento no hay posibilidad de ser libre. Sin conocimiento de lo que somos no podemos decidir el rumbo. Sin conocimiento no podemos crecer, ni cambiar, ni crear. ¿Podemos dar sentido al mundo en que vivimos a través de la educación? ¿QUÉ ES EDUCAR? Alguien definió la figura del Maestro en la antigüedad como “el especialista en el parto de las ideas innatas”, ésas que todos 19
poseemos según Platón. El Maestro conseguiría pues, que el discípulo aprendiera de sí mismo. El Maestro se limitaría a esa extraña y exacta sabiduría que consiste en formular las preguntas necesarias. El Maestro deberá pues lograr que el alumno entre dentro de sí y “descubra” las Ideas.
Pero si el conocimiento teórico de las ideas o valores no va acompañado de la actitud y su consecuencia, la acción, la tarea educativa no es completa. el maestro debe convencer de la necesidad de actuar, de transformar en pautas de vida lo hallado, ése es su reto y su maravillosa oportunidad. Aristóteles hablaba de tres elementos en el que es considerado el primer modelo comunicativo: QUIÉN (el emisor), QUÉ (el mensaje) y A QUIÉN (receptor). Hacía referencia al poder de persuadir en las personas, como un elemento crucial para el proceso educativo que lleva inmerso el diálogo y la comunicación siempre y cuando se cumpliesen estas tres categorías: “Ethos, pathos y logos” ETHOS es: la credibilidad del orador ante su público, la “imagen” que se recibe de él. PATHOS, apela al sentimiento de los oyentes; los envuelve con las emociones y hace uso de las necesidades, valores y deseos de la audiencia. El LOGOS, es la persuasión por la argumentación lógica y directa y va dirigida al razonamiento de los que escuchan. A los “aficionados”, los que no somos profesionales de la pedagogía, -padres, monitores y directores de tiempo libre-, este planteamiento, tal vez muy sencillo y posiblemente considerado como demasiado elemental por los estudiosos- nos dice algunas 20
cosas que, desde la experiencia, la “práctica” o el sentido común, nos parecen un buen punto de partida y motivo de reflexión en nuestra tarea. En primer lugar “ethos”, la CREDIBILIDAD DEL QUE EDUCA. “Predicar y dar trigo” o “a Dios orando y con el mazo dando”. Los niños y jóvenes son tremendamente exigentes en este aspecto. De nada servirá hablar y hablar si el que pretende inculcar determinados valores no es ejemplo de lo que dice. Esto nos llevaría a la conclusión de que para educar hay que ser “perfecto”, cosa que sabemos difícilmente alcanzable. Tal vez baste con intentar ser coherente a pesar de nuestras limitaciones, que son muchas. Lo que no es admisible es presentarnos como un “falso mensajero” que recita de corrido lo que se espera de él pero se erige a la mirada escrutadora del otro como la encarnación del “antivalor” que predica. Un educador con dos caras sólo puede enseñar hipocresía y mentira y provocar desconfianza en el mundo de los adultos. La credibilidad no viene tanto de ser un “modelo sin tacha”, como de la percepción de recibir del otro una verdad realmente sentida y valorada, perseguida aunque tal vez no alcanzada.
No existe educación imparcial y aséptica. Sólo se puede educar con verdad, honestamente, a partir de lo que uno realmente cree, busca, anhela o sueña. Sólo así el mensaje llegará con toda su potencia. Y a partir de ahí, sólo queda esperar que eche tal vez raíces en tierra fértil que le acoja, para dar un día fruto. Se definía el “pathos” como LA LLAMADA AL SENTIMIENTO, A LA EMOCIÓN, HACIENDO USO DE LAS NECESIDADES, VALORES Y DESEOS DEL EDUCANDO. Que el sentimiento y la emoción en el terreno educativo son elementos imprescindibles es evidente. De lo contrario 21
estaríamos ante algo tan frío y distante que no merecería el nombre de educación. Que las necesidades, valores y deseos del que ha de ser formado han de ser tenidas muy en cuenta, no admite discusión, pues de ello dependerá que lo que decimos sea entendido y valorado.
Arropar, vestir, enriquecer, transmitir la Idea sin falsificarla o disminuirla ética o estéticamente, de forma que responda a las inquietudes y el lenguaje de cada nueva generación, es el reto. Pero jugar alegremente con estos conceptos puede llegar a resultar incluso peligroso. La emoción abre la puerta a muchas cosas maravillosas, pero también a la manipulación. Y si a esto añadimos estrategias que “haciendo uso” de lo que sabemos puede ser aceptado con facilidad por los jóvenes, incitando, creando y promoviendo “modas” que, lejos de apelar a lo mejor del ser humano, le encierran en un estrecho horizonte de comodidad, hedonismo y despreocupación personal y social, estaremos ante la perversión de lo que es educar. Finalmente “logos”, APLICAR LA RAZÓN, LA INTELIGENCIA, EL PENSAMIENTO. No basta con que nos guste o suene bien lo que alguien dice, que sea un tío “guay” o nos haya hecho “sentir”. Hay que saber por qué, cómo, para qué. Es indispensable pasarlo por el filtro de nuestra individualidad, de nuestra experiencia, darle vueltas y amasarlo cuantas veces sea indispensable, para hacerlo realmente nuestro. Es importante poseer el necesario espíritu crítico que nos hace ser lo que somos, seres pensantes y no “masa”. Aprender a reflexionar, profundizar y dotar de aquellos matices que nuestra personalidad y convicciones quieran añadir a lo escuchado o aprendido. Sólo así estaremos en condiciones de llevarlo del terreno de las especulaciones a nuestra vida real. Sólo así podemos convertirlo en camino.
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EDUCADORES
¡Qué difícil y hermosa tarea! Muchas veces la rutina, la dificultad y el cansancio nos hacen olvidar, ceder o rendirnos. Cuánto más si el clima social emprende un camino que entorpece, añade obstáculos e incluso destruye cualquier intento de recuperación del papel del educador. ¿Y quién es el educador? Todos lo somos, en mayor o menor medida. En primer lugar, los padres, la FAMILIA, piedra angular en la transmisión de valores y que hoy se enfrenta a importantes retos derivados de los cambios sociales. Su papel en la educación tiene tanto peso, que cuando falta, difícilmente puede suplirse.
La educación es para los padres derecho y deber primordial e inalienable. El hogar es el lugar apropiado para la educación de las virtudes y valores, la iniciación del ser humano en la solidaridad y en la responsabilidad personal y comunitaria. Los padres deben enseñar a sus hijos a guardarse de los riesgos y degradaciones que amenazan a las sociedades humanas y es en la familia donde la espiritualidad da sus primeros pasos.
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Pero la vida actual y su ritmo frenético, la incorporación de la mujer al mundo del trabajo y las transformaciones que el concepto de familia tradicional ha sufrido, parecen haber provocado el desconcierto y la desorientación de muchos padres, que ante las dificultades en ocasiones optan por “dejar hacer” a otros lo que es labor suya. Y este desertar de las obligaciones es un error que acarrea grandes males. Confundir los papeles y no ejercer de lo que se es, con todas sus consecuencias, priva a los hijos de los puntos de referencia esenciales para su pleno desarrollo emocional y social. Nadie ama más que la familia. Pero no ama más quien hace más concesiones.
Es la familia la que proporciona las raíces necesarias para echar a andar por la vida.
En segundo lugar, los MAESTROS. Permítasenos recuperar esta hermosa y entrañable palabra para nombrar a todos aquellos que en el ámbito escolar se destacan como pieza clave en la formación de niños y jóvenes.
“Maestros”, porque urge recuperar, frente al mero impartidor de conocimientos, esa otra faceta, inseparable, del profesor que enseña también para la vida entre logaritmos, versos, mitocondrias, batallas y análisis sintácticos; dejando en sus alumnos lecciones de superación, de esfuerzo, de honradez, de sensibilidad, de valentía, de verdad, de humanidad. Esos maestros que no se olvidan con el paso de los años. Sabemos que hoy esto resulta muy difícil.
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El 30 de septiembre del 2004, diversos medios de comunicación publicaron un Manifiesto, escrito por el filósofo José Antonio Marina, enmarcado en un acto de homenaje al Maestro, promovido por la Asociación de la lucha contra la Drogadicción y que nos parece muy conveniente recordar. Dice así: “De los recuerdos de nuestra infancia emerge siempre la clara figura de una maestra o un maestro, con quien tenemos pendiente una deuda de gratitud. Suele ocurrir que tardamos mucho en darnos cuenta de su influencia benefactora, y para entonces aquellas personas que sirvieron de puente entre la familia y la sociedad, que suavizaron el desamparo de los primeros días de escuela y nos llevaron de la mano por los laberintos del abecedario y la cultura habrán desaparecido ya de nuestras vidas. Un homenaje al maestro puede servir para pagar esta deuda de gratitud. Es por ello un acto de justicia poética. Pero también es un acto de justicia real, porque tiene que servir para llamar la atención de la sociedad hacia una profesión que, por esa inversión de prestigios que desdichadamente sufrimos, pasa inadvertida o menospreciada. Otras admiraciones más espectaculares nos hacen ser mezquinos al valorar a las personas que nos enseñaron las primeras, que nos obligaron, con una conmovedora paciencia, a dominar nuestra atención, tan propensa a irse por las nubes, para fijarla en el encerado o en el cuaderno. Para el niño, ellos son los máximos representantes de la cultura, y, para todos, los grandes funcionarios de la Humanidad. Supieron hacernos pasar de un mundo de afectos privados a un mundo de afectos sociales, y nos convirtieron en pequeños ciudadanos, al enseñarnos las normas compartidas. El maestro necesita autoridad para poder ejercer bien su cometido, y esa autoridad sólo puede recibirla de un generoso y constante apoyo social. Un homenaje al maestro se convierte así en una eficaz colaboración pedagógica. Y también en una demostración de inteligencia ciudadana. La sabiduría de una sociedad, su estatura ética, se demuestra en los modos de conferir prestigios o distinciones. Cuando esos reconocimientos se dan a quienes no los merecen, o dejan de darse a quien los merecía, se produce una corrupción social, un empequeñecimiento que a todos nos empequeñece. Al 25
homenajear al maestro estamos ennobleciendo el espacio de nuestra convivencia. A los adultos no invade muchas veces el desaliento ante el futuro, un cierto cansancio de lo porvenir. Entonces deberíamos recordar la figura del maestro, que es el profesional de la esperanza, el incansable, humilde y magnífico cuidador del futuro. Con la misma tenacidad que el árbol florece en primavera, él volverá a enseñar que dos por dos son cuatro. Nos convendría a todos regresar por un momento a ese ámbito animoso y cordial. Este homenaje puede servir también para reavivar nuestra esperanza. Por todas estas razones, de justicia, de sabiduría, de propio interés, invitamos a niños y adultos, a padres e hijos, a participar en un homenaje nacional e intergeneracional al maestro.” ¿Qué más se puede decir? Después de familia y escuela, nosotros, desde la EDUCACIÓN EN EL TIEMPO LIBRE, en movimientos y asociaciones juveniles, asumimos también esa tarea, continuidad de la labor de ellos, pero que ocupa un lugar importante y puede ser muy eficaz, pues el niño y el joven, -si se hacen bien las cosas-, se “sumerge” voluntariamente en un mundo peculiar que, a través de “cosas divertidas” y en un lugar en el que él decide estar, le insta a “practicar” esos valores que conoce, por lo menos “de oídas”, pues la convivencia con otros chicos, tan distinta a la del colegio, requiere la puesta en marcha de lo aprendido.
El niño se “sumerge” voluntariamente en un mundo peculiar que, a través de “cosas divertidas” y en un lugar en el que él decide estar, le insta a “practicar” esos valores que conoce
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Resumiendo, y de una manera muy gráfica, estaríamos hablando de tres elementos básicos que conformarían un triángulo equilatero, cada uno de cuyos lados iguales representarían Familia, Escuela y manera de ocupar el Tiempo Libre o de Ocio, y que actúan, interrelacionándose, en el proceso educativo y se “reparten” el “tiempo de aprender cosas” del niño.
La sociedad actual va evolucionando de tal forma que, a ese triángulo sucede otro, ahora isósceles, en el que se aprecia un menor peso de la familia, y un espacio cada vez mayor para el colegio y el tiempo libre, que ahora no es compartido, como hasta hace no muchos años, fundamentalmente con padres, hermanos y juego espontáneo con los amigos, sino que en muchos casos se convierte en “ocio programado” (cursillos extraescolares, deporte...) o tiempo en casa frente al televisor o los ordenadores, muchas veces sin guía adecuada y en soledad.
Y finalmente, cómo dejar de citar como responsable a LA SOCIEDAD ENTERA, desde gobiernos, medios de comunicación, asociaciones ciudadanas... etc. etc. ¡Hasta el vecino de al lado lo es! Y en este aspecto, las instituciones públicas tendrían mucho qué decir y sobre todo qué hacer, por tomar en serio la inexcusable protección que deben sobre todo a 27
la infancia, cada día más indefensa ante ataques que vulneran su mayor derecho. El derecho a ser NIÑOS, no adolescentes precoces y resabiados a los seis años.
Las instituciones públicas tendrían mucho qué decir y sobre todo qué hacer, por tomar en serio la inexcusable protección que deben sobre todo a la infancia Todos somos responsables, pues de un círculo maravilloso se trata.
Como un árbol muy frondoso que da sombra en el verano, siempre quise refugiarte entre mis ramas.
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¿CÓMO EDUCA LA ORGANIZACIÓN JUVENIL ESPAÑOLA?
AMBIENTE, ACTIVIDAD Y PALABRA El sistema educativo de la Organización Juvenil Española se basa en tres pilares fundamentales: AMBIENTE, ACTIVIDAD Y PALABRA. Podría definirse el AMBIENTE como la tela de fondo, la malla que sustenta al niño y al joven, el hábitat en que se mueve, la atmósfera que le rodea, aquel entorno, pensado, estudiado y definido, que hace posible convertir en realidad, en práctica, fruto de la convivencia-, los contenidos educativos que se transmiten. Y aunque si bien no es casual, su principal característica ha de ser la naturalidad. Podríamos entenderlo como el campo de entrenamiento, una sociedad en pequeñito que reflejará en su funcionamiento los aciertos y los errores, los problemas y retos pero también los logros en el difícil camino de la educación en valores. No es igual que en nuestros Centros Juveniles o nuestros Campamentos reine un ambiente u otro. Educativamente no lo es. Y de ello depende en gran medida que el niño comprenda, por la vía del ejercicio real y sobre todo del ejemplo que le rodea, la veracidad de los valores que se le transmiten. No se puede predicar una cosa y hacer la contraria.
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Nuestros jóvenes merecen autenticidad y reclaman coherencia en la conducta de los mayores.
Este “ambiente” especial, incluiría también lo que en términos pedagógicos suele llamarse “mística”. Un “clima”, un “decorado”, un “tema”, que va estableciendo una dinámica determinada y una transmisión de contenidos y vivencias sobre el que giran y en el que se insertan las actividades a realizar. La O.J.E. posee desde su nacimiento una “mística o liturgia” propia, difícil de definir pero fruto de su propia estructura pedagógica, de sus ritos, de las características de algunas de sus actividades.... En suma: ese conjunto de grandes y pequeñas cosas que nos identifican, que nos distinguen, que nos dan carácter, que muestran el estilo que nos define. La “marca de la casa”. Una manera peculiar de ser y de actuar, que guarda tradiciones y se va enriqueciendo día a día con aportaciones nuevas. La ACTIVIDAD, las actividades que los chicos realizan en la OJE. Las dividimos en cuatro grandes ramas que son: las de Aire Libre; las de Cultura y Arte; las Deportivas y Lúdicas y las que abarcan el campo específico de la transmisión de valores, y que por su propia naturaleza, instan al joven a plantearse ideas y acontecimientos, a analizar, comprender, debatir, tomar conciencia social y en definitiva participar en la sociedad de la que forma parte. A éstas últimas las denominamos de Estudio y Formación. Podría de lo dicho anteriormente concluirse que la función educativa recae en esta última rama. Pero la peculiaridad de nuestro sistema radica precisamente en que buscamos que todas y cada una de las actividades que realizamos, pertenezcan a la especialidad que sea, cumplan una tarea educativa en sí mismas. Y si bien cada una de ellas cubrirá mejor, por sus
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características peculiares, un determinado objetivo, de la suma de ellas depende el éxito. El tercer pilar del sistema, LA PALABRA. Que si comprende, efectivamente, el momento en que por medio de charlas, seminarios, lemas, debates y clases teóricas se hace llegar al chico información y formación, no queda así completamente definida. Porque más allá de esta función “formal”, más o menos eficaz según muchas variables, trasciende con rapidez esta frontera. “En el principio fue el Verbo”.... Porque si la palabra fue dada a la naturaleza del Hombre con amor, como don inapreciable, el Hombre ha de poner también amor en la palabra. Para comunicar vida y esperanza. Para ello tiene la Palabra. Y en la educación su función más cercana, más “informal” podríamos decir, tiene un papel importantísimo. Conocer a quien educas, sentirte involucrado en sus preocupaciones e ilusiones, puede convertir la palabra en apoyo, motivación, ayuda, guía o consejo. Y en un ir y venir de sentimientos profundos que dejan una huella imborrable.
...Y cuando palabras hermosas transmiten hermosos conceptos, el corazón se abre de par en par, sediento de Verdad, de Esperanza y de Belleza.... Podríamos decir que si acertamos a comprender que AMBIENTE, ACTIVIDAD y PALABRA, son complementarias unas de otras y forman un todo, estaremos en condiciones de sacar todo el jugo al proyecto educativo del que formamos parte.
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Y soy aprendiz de todo lo que dices, sin palabras, voy siguiendo, paso a paso, un camino largo y sin final, y sigo aquí para que puedas ver…
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LA EDUCACION EN VALORES A TRAVÉS DE LA CANCIÓN Ahora sí podemos empezar a hablar de la canción como método de educación en valores. Es decir, de nuestra experiencia, de nuestra forma de hacerlo a lo largo de muchos años, de nuestra realidad presente y de nuestros proyectos cara al futuro. Jesús López Cancio, a quien debemos nuestro nacimiento y nuestras señas de identidad, en un prólogo para un cancionero juvenil afirmaba: .....”La OJE nace con voluntad de movimiento juvenil autónomo, capaz de servir y valorarse en el servicio, dentro de un ambiente plural y sin valladares históricos...” ....”En la España del desarrollo económico y social, los afiliados a la OJE estrenásteis canciones nuevas, sin olvidar el sentido y melodía de los versos antiguos. Para vosotros la Guerra Civil y sus secuelas es algo tan lejano como para mí las Guerras Carlistas; pero ambos sabemos que para evitar las discordias civiles no hay que desenterrar muertos, sino vencer y superar las causas de la tragedia, vivir en paz interiormente, con voluntad elevada y talante abierto y deportivo. Amar a España con amor de perfección y verla doliente en cada español necesitado del amparo de su Patria. Alejado de vosotros estos últimos años, deseo escuchar vuestras últimas canciones para conoceros mejor. Espero que sepáis cantar a la vida, al amor y a la amistad, a la creación y al trabajo, al sol y a la nieve, al alba de cada día; y que escuchéis 33
también el silencio con que habla Dios a los hombres que saben que los grandes ideales se realizan paso a paso, en nuestro estudio meditado, en nuestra obra cumplida, en el ejemplo personal, en la mano tendida: haciendo, en fin, de nuestras vidas, con alegría y humildad, un acto permanente de servicio. Según hemos prometido....” Se dice en uno de nuestros viejos manuales que la mejor prueba de que una cosa está viva es verla moverse. Y que cuando una cosa está viva influye en su contorno. Pues bien, nosotros nos sentimos muy vivos y creemos poder aportar, humildemente, un granito de arena al objetivo de esta publicación. Si de algo puede servir a otros, será un gran motivo de satisfacción, pues lo importante para todos aquellos que tenemos en niños y jóvenes la razón de nuestro empeño, es dar lo mejor de nosotros mismos y aprender de los demás, sin mezquindades ni intereses particulares, pues ellos así lo merecen. La Organización Juvenil Española, desde su nacimiento en 1960, ha cantado siempre. Si volvemos a los tres pilares de nuestro sistema educativo: ambiente, actividad y palabra, vemos que la canción reúne en sí los tres conceptos. De un lado, crea un ambiente especial, más aún, ambientes muy particulares; de otro, aprender a cantar es por sí sola una actividad sugestiva, si sabemos hacerlo medianamente bien; y finalmente, ¿cuántos mensajes, cuántos valores pueden ser transmitidos por medio de una canción? Innumerables. Cantar es una característica bastante común en el mundo asociativo juvenil. Y si bien cada cual tiene sus propias canciones, que refuerzan los vínculos y el sentimiento de pertenencia al grupo de que se trate, la realidad demuestra que existe un intenso trasiego, un ir y venir de canciones compartidas, de manera que finalmente no se sabe muy bien dónde nacieron algunas..
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Podríamos seguir el rumbo de esa historia a base de canciones e íntimamente ligada a ella, nuestra historia personal e incluso social. En la OJE hemos cantado de todo y a todo, o casi todo. Canciones propias y canciones prestadas; canciones profundas y canciones para la alegría y la diversión; habaneras; canciones de amor y de ronda; canciones tradicionales de toda España: en español y en catalán, gallego, vasco, valenciano, balear, con acento y aires canarios, aragoneses, andaluces, castellanos, extremeños, navarros, murcianos, cántabros, asturianos, manchegos, madrileños, riojanos, sin olvidarnos de ceutíes y melillenses. De los cuatro muleros, de los cuatro muleros, de los cuatro muleros, ¡mamita mía que van al río, que van al río.....
Dicen que te vas, dicen que te vas, para la Gomera; dicen que te vas, dicen que te vas, pero no me llevas... Cuando la aurora tiende su manto y el firmamento viste de azul, no hay un lucero que brille tanto como esos ojos que tienes tú....
Me casó mi madre chiquita y bonita, con unos amores que yo no quería.
Eres alta y delgada, como tu madre, morena, salada, como tu madre....
Ondiñas veñen, ondiñas veñen, ondiñas veñen é van non te vayas rianxeira que te vas a marear...
Aurtxoa polita seaskan dago zapi txuritan txit bero.....
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Mayte, si un día sabes que he muerto ausente de tu querer, del sueño de la muerte para adorarte despertaré…
Que sería un baturrico sin la cabecica atada, si aún llevándola atadica dice las cosas tan claras....
La muntanya venerada a mi em té robat el cor, de nit parla amb l’estel-lada i de día amb el sol d’or... Yo me subí a un pino verde por ver si la divisaba, por ver si la divisaba.... El tio Pep se’n va a Muro, tio Pep, el tio Pep se’n va a Muro, tio Pep....
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CANCIONES PATRIÓTICAS. Heredadas muchas del Frente de Juventudes, con una carga claramente política y que fueron cediendo poco a poco el paso a otras más propiamente nuestras. Adelante, caminos de mi España, que florecen mi paso al avanzar, todo el oro creciendo en los trigales, todo el verde del monte en el pinar...
La tierra de mi Patria hoy huele a menta en flor, en mi ciudad de lona, se eleva una oración....
CANCIONES DE MARCHA que acompañaban nuestros pasos cansados en el esfuerzo. Volvemos a recordar algunas palabras de Jesús López Cancio: ....” En las canciones para la marcha en grupo, como en los himnos, tanto más que las pautas del pentagrama y el sentido de sus versos, importan el talante de quienes las cantan y las membranzas que despiertan. Se marcha junto a otros cuando existe una voluntad coincidente en los objetivos y una misma emoción en los recuerdos. Surge entonces la necesidad de fortalecer la hermandad con la armonía, y, con el ritmo, la cooperación. La palabra cantada se hace así llama de ideal en las voces y en los pasos del grupo...” Seremos los primeros si empezamos a cantar, dame tu voz, amigo, y juntos echemos a andar.
Y entre los valles y las cumbres, nuestra canción resonará, y estremecidos por el eco, hasta los montes cantarán.
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CANCIONES QUE HABLABAN DE LO IMPORTANTE QUE ES CANTAR, DE SEGUIR CANTANDO SIEMPRE: Cantar es amor, cantar es ser mejor....
Mojemos nuestras almas con lluvia de canción. La lluvia es la esperanza, la lluvia es el amor, la hermana de la tierra y el pan de mi canción.
Canta con nosotros, compañero del mañana, únete a los demás....
Nunca estaremos solos si cantamos, jamás cantaron bien voces cansadas, juntemos hoy las nuestras reposadas, que es hora de saber a dónde vamos.
CANCIONES DE AMOR Y RESPETO A LA NATURALEZA. Donde se aprende que sólo el esfuerzo nos hace alcanzar lo que deseamos. Que somos mejores cuando superamos nuestras debilidades, nuestro cansancio y nuestras limitaciones. Confiando, sabiendo que no estamos solos en el camino, que en la cordada dependemos unos de otros; que pueden alcanzarse grandes metas en solitario, pero nada hay como compartir con alguien la llegada. Comprendiendo el mundo de una forma antes desconocida: la maravilla de la Creación puesta en manos del 12
Hombre... Estética, fuerza sobrecogedora y espiritualidad... Un mundo del que disfrutar y aprender, sin degradarlo ni destruirlo. Canciones con palabras muy bellas: Canta la mar, canta la tierra, canta, cantan los vientos, cantan las espumas en ella...
Son la luz de los caminos, son la lluvia que alimenta, son la rosa de los vientos y el aliento que nos lleva. O más infantiles y desenfadadas. Espero que lo lean y lo aprendan de una vez, qué mundo tan bonito hemos de cuidarlo bien.
CANCIONES EN TORNO AL FUEGO: A la lumbre del hogar crece la Idea, lo útil se transforma en arte y el amor se hace sentimiento y emoción... A la lumbre del hogar se convive, se discute, se crea, se imagina... y se sueña. Y cuando anochezca, tú canta estrofas que enciendan la brasa apagada, acentos de paz, de añoranza... ...de tu mano, amigo, viene la esperanza.
Es bueno antes del sueño, al fuego meditar. el día que ha pasado y el día que vendrá.
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En el ocaso, cuando crepita el fuego, junto a las tiendas susurra el viento, se oyen canciones, brilla una estrella, la noche velará nuestro soñar.
En la luz de las llamas se dibujan recuerdos que me asaltan del ayer, son gente, son palabras, son paisajes, que en mi memoria claros vuelvo a ver. Guarda tus penas en el fondo del morral y ríe ya. ponte contento y así vencerás la dificultad. siempre estarás alegre nunca triste estarás. ¡No! Si la nieve no te deja andar, no hay que desesperar, jamás.
CANCIONES DE ESPERANZA EN EL FUTURO: Pero allí donde estés, cree y espera...
Canta con nosotros, compañero del mañana... En mis ojos está lo que he ganado, en mis manos está el posible afán, un mañana que entregue a los que lleguen mejorada la herencia que me dan.
Tus hazañas tendrán fin donde el horizonte sueña cada día un paso más
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sin encontrar jamás meta. Cuando duelan tantos caminos, sangres nuevas nos ayudarán, a empujarnos hacia el destino, nuestras voces siempre cantarán. Y toda la esperanza y toda la impaciencia que alza sobre los campos joven la primavera.
CANCIONES DE DESPEDIDA. No temamos porque el invierno nos separe con frialdad, ya sabremos reconocernos en las calles de cualquier ciudad. Y así, podríamos seguir y seguir por nuestro extenso cancionero. En nuestros Hogares –centros juveniles- y campamentos han tenido siempre un lugar importante muchísimas canciones hispanoamericanas y hasta nos hemos atrevido con algunas canciones populares de lugares más lejanos, en lenguas insospechadas, que evidentemente destrozábamos, pero la buena voluntad al final es lo que importa. Los cantautores ocuparon también un lugar destacado. Siempre habrá entre nosotros una guitarra que invite a cantar con emoción y rebeldía a la justicia y a la libertad, a los problemas de la sociedad y del mundo
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De su mano descubríamos, y seguimos descubriendo, horizontes y miradas nuevas. Y esas canciones también eran, son y serán, nuestras. Hemos cantado hasta llorar de emoción. Nos hemos enamorado cantando. Hemos sido uno, siendo tantos. Hemos echado fuera penas y preocupaciones y llenado el corazón de alegría y esperanza. Hemos recordado al amigo ausente y lo hemos sentido tan cerca que casi lo tocamos con las manos. Hemos lanzado un grito al viento. Hemos proclamado el amor por “nuestras cosas”. Le hemos cantado al niño que todos llevamos dentro, y a Dios, y a nuestra madre, y a nuestra España querida. Le hemos cantado al mundo. Al inocente, al desvalido. A las estrellas. A la montaña. A la Creación entera. Hemos cantado canciones infumables, pero muy divertidas. Hemos cantado a sapos, tenedores, tallarines, calcetines, patitos, marineros, a la “Mari”, a la paella, a los cocineros, a las tumbas, a toreros mexicanos, a emperatrices, a piratas, a la aspirina, a mil setecientos cuatro elefantes, a las berenjenas.... Hemos saltado y bailado con cancioncillas que requieren la agilidad de un atleta. Hablando claro, hemos hecho el ridículo de manera fastuosa pero digna, pues el fin a veces justifica los medios, y nos hemos divertido como enanos con los más pequeños. Y a veces lo hacemos hasta sin ellos porque la verdad es que esto “engancha” y mirándolo bien, es una manera de hacer ejercicio y mantener la báscula a raya.. Quedan aún por ahí algunos que siguen resistiéndose. Pero todo llega en este mundo. Hemos cantado cha cha chás, pasodobles, tangos, rumbas, corridos mexicanos, salsa, zarzuela, canción protesta, revolucionaria, canciones africanas, música pop, boleros, raps, 16
baladas, canciones de moda.... En fin, sólo nos falta “cantar” ante la policía.
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LA CANCIÓN Después de este despliegue de repertorio, seamos ahora un poquito autocríticos. Si bien las canciones han ido acompañando siempre nuestros pasos, y de una manera extraordinaria han constituido a la vez AMBIENTE, ACTIVIDAD Y PALABRA, es decir, han reunido en sí a un mismo tiempo los tres medios educativos de los que nos valemos en la OJE, es necesario recordar, por si la costumbre y la rutina nos hubiera hecho olvidarlo, cuales son las premisas para que este poderoso instrumento formativo cumpla sus objetivos de manera plena. Porque no se trata sólo de cantar por cantar. Hay que saber por qué cantamos, para qué y cómo hacerlo. El qué cantar, quienes y cuándo hacerlo son factores muy a tener en cuenta.
1.- ¿QUÉ CANTAR? No todo vale. No en nuestra Organización. Si somos un movimiento educativo y transmitir valores es nuestra tarea, debemos tener muy claro que si bien tenemos en nuestras manos un amplísimo espectro de canciones, (que van desde las más profundas a las meramente divertidas; propias y ajenas) que cumplirán con creces este objetivo, pueden existir otras que no resulten ni adecuadas ni convenientes. LOS CONTRAVALORES también se encarnan en música, a veces hasta hermosa aunque en general envuelta en ropajes intrascendentes, alegres y despreocupados. No hablamos de 18
canciones que satirizan o usan la ironía para criticar determinadas taras sociales y que adoptan esta forma a veces como recurso del autor para transmitir un valor determinado, que ocultan un mensaje “escondido” que el oyente ha de ser capaz de reconocer y asimilar de acuerdo con su edad. Hablamos de canciones que promueven actitudes autodestructivas (propagandistas del consumo de drogas o tendencias suicidas), violentas, racistas, que convierten el amor y el sexo en un juego soez, absurdo y deshumanizado, que son portavoces del odio o desprecian la dignidad del ser humano. No podemos ser nosotros sus transmisores. Los niños y adolescentes están en contacto permanente con ellas y su mensaje absolutamente negativo y contraeducativo.
Es nuestra misión dotarlos de mecanismos de defensa, y éstos no pueden ser el mero aislamiento del mundo que les rodea, cosa imposible por otra parte, sino el análisis crítico y la oferta de alternativas apropiadas, atrayentes y sugestivas.
2.- ¿QUIÉN? Creemos de la máxima importancia detenernos un poco en esta cuestión. ¿Qué tipo de canciones y a quién van dirigidas? No pretendemos hacer compartimentos cerrados, ni muchísimo menos. Porque CANTAR JUNTOS, mayores y pequeños, es un medio excelente de plasmar lo que somos. Una gran familia.
Esa interrelación entre edades es elemento clave en nuestra forma de hacer las cosas. 19
Y grandes y chicos disfrutan de esos momentos compartidos, donde los más “talluditos” volvemos a ser niños, y los más “tiernecillos” juegan a ser mayores, pues se canta de todo un poco. Ahora bien, convendría tener en cuenta aquello que dijimos en páginas anteriores sobre qué es educar. Aquello del pathos (apelar al sentimiento de los oyentes, envolver con las emociones y hacer uso de las NECESIDADES, VALORES Y DESEOS de la audiencia). Esto nos lleva inevitablemente a distinguir con claridad dos etapas muy distintas de la vida y que tienen por ello diferentes necesidades, valores y deseos: LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA. Precisamente el material del que están hechos los que nos ocupan y preocupan. LA NIÑEZ Y es que “los tiempos cambian que es una barbaridad”, que diría mi abuela. No hay que ser muy experto en la materia para darse cuenta de que nuestros niños de hoy son muy distintos a los de hace no muchos años. Gente muy joven dice esto comparando su propia infancia con la actual. Aparentemente es tal la velocidad de los cambios que no da tiempo a comprenderlos. ¿De verdad los niños SON tan diferentes? ¿No será que se COMPORTAN de manera diferente? ¿Por qué? Tesis 1.- Un niño es un niño aquí y en la Conchinchina. Tesis 2.- Un niño es un mono imitador. (Consultar a Darwin). Si nos fuera permitido hacer un experimento con un número interesante de ellos, 200 o 300, cosa poco probable pues sus padres no nos dejarían, podríamos hacer maravillas....pero como esto no puede ser, lo más que haremos es un estudio imaginario.
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Cada uno que aporte a su hijo, o en su defecto a una sobrinita o vecina cercana, sin extremadas rarezas, por favor, un niño común y corriente de los de ahora mismo. Contaremos, por otro lado, con la colaboración de otro chavalín, de edad semejante, criado en otro lugar distinto y a ser posible menos urbano y desarrollado. Dejaremos sueltos a ambos personajes en un paraje natural idóneo (cada cual puede elegirlo a su gusto) y les dotaremos de ciertos elementos básicos para el juego (cuando hablamos de básicos queda completamente descartada toda la tecnología punta y los fastidiosos juguetes educativos), es decir, un balón, cuerdas, cartones, tal vez tijeras y pegamento, pintura, piedras, palos, bichos, barro, etc. etc. Y además, todo muy baratito. Un primer vistazo nos permitirá ver a nuestro pobre hijo hecho unos zorros, casi con síndrome de abstinencia de play station o televisión. Pero una vez pasada la rabieta inicial, (que puede durar entre 15 minutos y 17 días), será interesante ver cómo se comporta. Durante este tiempo, nuestro otro inestimable colaborador infantil, después de varios intentos fallidos de “reanimar” a nuestro retoño postmoderno,- pues sabe por experiencia que es más divertido jugar con otros- , habrá optado sabiamente por entretenerse solo trepando por los árboles, construyéndose con una caja algún artilugio, o vaya usted a saber en qué, pues la imaginación infantil no tiene límites, hasta que la resignación de su contrincante le haga abrir los ojos y, aunque sea a regañadientes, comience por reconocer el terreno y al potencial amigo, preguntándose: ¿Y ahora yo qué hago? ¿Apuestas? Por otro lado, si en lugar de colocarlos en la situación anterior les suministráramos un ordenador, juegos, internet, televisión a manta y todo lo que se nos ocurriera que tuviera cables y enchufe, ¿qué sería de los palos y el balón?
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El niño es una esponja que absorbe todo lo que le rodea y su comportamiento viene dado en gran medida por lo que su familia, su entorno cercano, su sociedad y su cultura le ofrecen y permiten. Y en muchas ocasiones recibe mensajes absolutamente contradictorios. Muchos educadores y padres afirman que estos niños son mucho más despiertos y precoces en su desarrollo. Que se las saben todas. Tal vez sea debido a que viven demasiado inmersos en un “mundo de adolescentes y adultos”. Nos encontramos con niños que quieren dejar de serlo cuanto antes, que adoptan modas adolescentes, que se disfrazan de sex símbolos, que son consumidores compulsivos. Que se dedican a “ligar” en vez de jugar a pillar. Que cantan los 40 principales de corrido y se quedarán pronto sordos por el uso y abuso de auriculares. Que exigen el último modelo de lo que sea. Que empiezan a dejar de querer ser de mayores astronautas, policías, médicos, inventores, profesores o bomberos. Futbolistas aún sí, porque ganan mucha pasta y son famosos. Se escucha a niñas de 7 años decir que su sueño es ser como las heroínas de algunas series de televisión, mujeres florero, que son todo, menos un ejemplo adecuado para nadie.
Muchos niños pasan de puntillas por la infancia sin disfrutarla en su esencia. Y es culpa de los adultos porque hemos asumido que esto es inevitable, como si fuera fruto de la evolución de la especie o de imparables designios del destino. Algo irreversible. Si recordáramos un poco nuestra propia niñez, tal vez, mirándoles bien a los ojos, reconoceríamos al mismo niño. 22
Un niño que necesita correr, saltar, moverse, poner a punto su cuerpo. Un niño que pasará del yo, mío, -no sin renuncias y dolor-, al nosotros. El juego con otros “bajitos” como él. 23
Un niño que se embelesa con historias maravillosas. Que quiere saber quién es el bueno y quién el malo, Y por supuesto, que gane siempre el bueno. Un niño que posee un enorme tesoro. Su imaginación desatada. Un niño que quiere vivir aventuras. Y viste con colores maravillosos todo lo nuevo, lo que va descubriendo paso a paso. Un niño que estima más que nada el amor, la protección y la seguridad que le dan los suyos. Un niño que se asombra ante un rana, ante un árbol majestuoso, ante la inmensidad del mar. Un niño que observa todo y a todos. Y aprende de eso. Un niño que ha de vivir la alegría y la dicha propia de sus años. Un niño que ha de aprender a respetar al otro, a ser educado y cordial, a sujetarse a normas de convivencia. Un niño que descubre la satisfacción de ayudar a sus semejantes y admira lo bueno. Un niño que da color y debe trastornar el mundo de los adultos con sus gritos y sus pequeñas travesuras. Un niño cuya máxima preocupación puede ser, observar durante horas, cómo sale un polluelo del cascarón. Sin darse cuenta de que él está haciendo lo mismo. Sin prisas, todo a su debido tiempo. Todo a su tiempo. No nos conformemos, no cedamos.
Velemos por preservar su infancia. Y en cuanto a lo que nos ocupa, la canción, aunque es natural que imiten los gustos de la sociedad en la que viven, jugando a ser mayores, seamos muy precavidos en los mensajes que reciben. Pasar esto por alto puede tener graves consecuencias.
Seamos muy precavidos en los mensajes que reciben. 24
Pero tenemos un problema: la absoluta falta de canciones actuales, realmente hechas y pensadas para niños, salvo contadas y honrosas excepciones. Y ante tal carencia, tal vez por el momento, debamos volver los ojos un poco hacia atrás y rescatar algunos “CLÁSICOS”, hoy absolutamente abandonados. Cantemos con ellos aquellas canciones infantiles, tan hermosas, inocentes y divertidas, aunque sean muy laborioso recuperarlas. Busquemos en el baúl de nuestros recuerdos, o por internet, o donde haga falta. No les hurtemos tampoco aquellos JUEGOS TRADICIONALES, ésos en que se mezclaba melodías y baile, rondas, movimiento. Aquéllos que nos entusiasmaban a nosotros. No los desechemos sin más, creyendo que no les gustarán. Busquemos el momento adecuado y probemos. Seguramente nos llevaremos una mayúscula sorpresa. Tal vez los sorprendamos después organizándose espontáneamente en el tiempo libre y jugando a lo mismo o a algo parecido que inventen. No caigamos en el error de sentirnos ridículos o carcamales al hacerlo. No permitamos que se cuele en nuestro cerebro la idea de que se van a reír de nosotros, porque nos bloquearemos. El secreto está en”meterse en el papel”, en hacerse uno de ellos en ese momento y disfrutar. Si ellos nos ven divertirnos, si captan que lo que estamos haciendo es “genial” o “chupi guay”, -es lo mismo-, los tenemos en el bote.
Una SABIA MEZCLA DE MODERNIDAD Y TRADICIÓN puede dar muy buenos frutos. Confiemos en que algunos compositores y cantantes tomen esta cuestión en serio. Mientras tanto, sigamos cultivando las canciones para niños, para ese niño eterno. No dejemos que mueran.
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EL ADOLESCENTE ¡Palabras mayores! Palabras.... Si al niño debiéramos darle la mano y el ejemplo, al adolescente le corresponde la palabra. La palabra como expresión de la Idea. ¿CÓMO LLEGAR A ELLOS? No vamos a intentar hacer un análisis exhaustivo de los cambios trascendentales propios de la adolescencia, porque necesitaríamos páginas y páginas. Pero si algo tenemos claro es la complejidad y la importancia que esta etapa de la vida tiene. Tratar con adolescentes no es tarea fácil y supone tal vez el mayor desafío. Saber que estamos ante una etapa crucial, que exige de nosotros la máxima atención y prudencia, provoca incluso temor. ¡Nos da pánico equivocarnos! El niño dejó de serlo e inicia un camino nuevo que le llevará, no sin dificultades y tropiezos, a la madurez. Descubre sus alas y las abre, tal vez sin medir bien sus fuerzas, para echar a volar. Es el momento del descubrimiento, de la búsqueda, de la rebeldía, de la construcción de la personalidad y de la elección primera de la escala de valores que en el futuro inmediato regirán esa vida en continuo cambio. Pero es también la hora del “grupo” y su enorme influencia.
Si para alguien es importante la música, es para un adolescente. La banda sonora de sus sentimientos recién estrenados y de sus ensoñaciones. Porque las canciones dicen PALABRAS. IDEAS. CONCEPTOS.
cosas...muchas
cosas. 26
Es como darse un paseo por la vida y meterse en la piel de otros. Literatura, Poesía, Historia, Geografía de lo humano y lo divino en cápsulas. Vislumbrando futuros inciertos, mejores o peores. ¡Quién sabe! Como leer en el “Libro de las Emociones”. Algo que “está ahí”, permanentemente, planteando incógnitas o respondiendo, de alguna manera, a tantas y tantas preguntas. O simplemente ruido frenético de fondo para no pensar demasiado, para evadirse, con palabras sin sentido, que no aspiran a decir absolutamente nada. En el adolescente se da un extraño “duelo” entre su NECESIDAD DE AUTOAFIRMACIÓN, de ser y sentirse él mismo, irrepetible, y SU PERTENENCIA A UN GRUPO DETERMINADO, que marca el modelo y la moda a seguir. Y aunque parezca contradictorio, muchos adolescentes creen ser más “ellos mismos” cuanto más a rajatabla sigan los dictados de los “suyos”. Una forma determinada de vestir, de divertirse, de hablar, de consumir, y cómo no, de escuchar según qué tipo de música. Esto de alguna manera supone que, para muchos de ellos, no será aceptable otra cosa que la “bien vista” por sus iguales. Bueno... hasta que cambien de grupo o cambie la moda, o descubran con el tiempo que tener gustos propios no es un “delito”. Difícilmente un adolescente saldrá por sí mismo de los estereotipos musicales que le son transmitidos como los “únicos” adecuados a su edad, para apreciar la música con amplitud de miras. A sus ojos determinados estilos musicales no merecen un segundo de su tiempo. No son compatibles. Puro prejuicio Y es ahí donde entramos nosotros en juego, las asociaciones de tiempo libre. Porque somos también “su grupo”, muy distinto en numerosas ocasiones de su “pandilla” habitual, 27
posiblemente, pero ese hecho nos proporciona grandes ventajas. Aquí no está “mal visto” cantar cosas que en otros ambientes serían consideradas poco menos que “malditas”. Somos de alguna manera un campo “más neutral”, un territorio más “libre” de “falsas apariencias y modas” aunque a algunos pueda sonarles extraño. Y esto es así porque aquí conviven chicos de muy variada edad, condición y extracción social. No existe un “patrón” determinado de adolescente. Y esta diversidad les abre necesariamente horizontes nuevos de comportamiento. Resulta una “liberación” de clichés y roles muchas veces impuestos bajo amenaza de ostracismo y postergación. “O estás a la moda y cumples los cánones ...o te quedas en tu casa”.
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De nuestra mano el chico “descubre” canciones de todo tipo, y sabe que cada estilo tiene su tiempo y su lugar. Pero esto no ha de hacernos olvidar que debemos dar respuesta a su sentido estético (cada generación tiene el suyo) y a “su” tipo de música preferida, Porque es un valioso instrumento que nos permite llegar más allá, dar en la diana. Podemos hacerle conocer, entender y cantar muchas cosas, y eso le enriquecerá enormemente, pero no se puede negar que un mensaje “envuelto”, “arropado” en lo que sabemos le llega a lo más hondo (y sobre todo cuando de transmitir valores se trata) no puede ser desaprovechado. Los gustos y los sentimientos que provoca la música no pueden imponerse. De ahí que debamos estar muy atentos y ser capaces de ampliar y hacer sugestivo para ellos nuestro repertorio. Pero si en los niños era necesario velar por los contenidos, con el adolescente sea tal vez más importante, pues la música es para ellos algo más que un mero entretenimiento. Sus MODELOS SOCIALES son muchas veces cantantes o grupos que tienen una enorme influencia, siendo en esta etapa de su vida fácilmente manejables. Muchos no son capaces aún de discriminar un bonito sonido de un mensaje nefasto y tienden a idealizar de tal modo a sus “preferidos”, que todo lo que venga de ellos parece, no sólo aceptable, sino indiscutible. No es tarea fácil enseñarles a ser críticos, pues están constantemente “bombardeados” por demasiados pregoneros de los “antivalores”, que sutil o descaradamente van minando poco a poco la tarea educativa de otros.
Pero ésa es nuestra tarea, dotarlos de las armas necesarias para discernir y elegir con plena consciencia.
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Una vez hecho, debemos confiar en su buen juicio y en ese idealismo, esa tendencia a la búsqueda del bien que, tal vez más que nadie, el joven posee. Tiempo de búsqueda... Al joven, la palabra. ...“Cosas que no dicen nada, esencialmente mudas, son sólo mensajeros sin mensaje”... PALABRA ENVUELTA EN MÚSICA. CONTENIDO. Porque es el momento de transmitir con mayor intensidad. Desde nuestra verdad, que es lo más valioso que poseemos. Con honradez intelectual. Sin manipulaciones. Con amor, integridad y respeto. MENSAJE con alegría y ritmo, con emoción, con grito, con lamento, rabia o esperanza. VALORES enganchados a una voz y a una guitarra. Para ser sentidos, pero también para ser pensados. Propuestas de vida. Invitaciones a la reflexión. Miguitas en el camino.
3.- ¿CUÁNDO? Siempre, pero.... Cada cosa en su momento, si es posible. La canción forma parte de nuestra tradicional manera de hacer las cosas, siendo en muchos casos fundamental a la hora de crear ese “AMBIENTE” peculiar que deseamos, acompañando nuestros rituales, el funcionamiento y la vida diaria de nuestros grupos de edad, nuestras marchas, fuegos de campamento y veladas, nuestros certámenes musicales y navideños, los momentos de diversión “organizada”, “llenando” las canciones, programada o espontáneamente, nuestras sedes juveniles, nuestras actividades, nuestros campamentos. De la mañana a la noche, cantamos.
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Pero tenemos una gran tendencia a “mezclarlo” todo de una manera un tanto caótica a veces. Somos capaces de cantar una melodía tremendamente emotiva, muy profunda en su contenido, para a paso seguido, sin interrupción alguna ni momento de resuello, comenzar a saltar y gritar a ritmo de samba. No se puede negar que esto nos da un aire de gran naturalidad, pero no sabemos medir los tiempos. Si fuéramos los responsables, en una casa de discos por ejemplo, de decidir el orden de las canciones en un nuevo lanzamiento musical, seguramente nos despedirían y el artista nos juraría odio eterno. Porque somos muy poco dados a crear, y vuelve a salir la palabra, un “ambiente” coherente, progresivo, sensato, que haga posible extraer todo el “jugo” a aquello que cantamos. Ir de menos a más, o de más a menos, pero de una manera más razonable. No a saltos: una triste, otra de cachondeo, una de tuna y otra de.... Así, sin pensar. Aquí te pillo, aquí te mato. “Se admiten peticiones y dedicatorias”. Somos así, y nos lo pasamos muy bien. Pero también debemos ser capaces de tener la sensibilidad apropiada para no romper momentos “mágicos” con algo que no viene a cuento.
4.- ¿POR QUÉ CANTAMOS? ¿Por qué cantamos nosotros? Porque queremos. Porque si no lo hiciéramos, esto no sería lo mismo. Porque nos lo “enseñaron” un día, es decir, aprendimos a vivir de esa manera, sin darnos apenas cuenta, y creemos bueno, provechoso y útil que los que vienen detrás, lo disfruten también. Porque nos sentimos orgullosos cuando cantamos juntos. Orgullosos de lo nuestro y de la labor que desempeñamos, aunque seamos muy conscientes de nuestros fallos y deseemos cada día ser mejores. 31
Porque cantando recordamos a muchos que con nosotros compartieron el agua y la sal, pan y cebolla, cuando tan necesitados estábamos de todo, y bajo el manto estrellado entonaron un canto de esperanza. Porque cantando reafirmamos nuestras creencias y echamos a volar nuestros sueños. Porque cantar es lanzar una oración directa al cielo. Porque cantar es compartir. Porque cantar es no conformarse con lo injusto. Porque cantar es dar a la alegría alas. Porque cantar.... cantar es... maravilloso. Porque cantar en grupo es aprender el valor del trabajo en equipo, donde todos somos necesarios, nadie sobra, siempre cabe uno más y el resultado final depende de la armonía y de la generosidad de cada uno.
Soy un libro entre tus manos que desvela algún misterio, deshojando día a día el calendario.
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5.- ¿PARA QUÉ? (Cuestiones más prácticas) Y para ello volvemos a un viejo manual de la OJE, (editado en 1965) que ha resistido sorprendentemente bien el paso de los años y si bien se refiere a las actividades culturales en general, puede ser definición perfecta de lo que se logra por medio de la canción, desde el punto de vista educativo. ....Cultivar el sentido estético.... Para que así resulte es preciso que el educador sepa enfrentar al muchacho ante las cosas, sepa abrirle los sentidos y el alma ante ellas, sepa incitarles a la posesión imparcial y personal de un criterio sobre la calidad, sobre la belleza. Porque solamente así, con esta carga de inquietudes, con este afán de descubrimiento de la verdadera calidad del mundo circundante, el muchacho estará preparado para “hacer”, para plasmar algo personalmente....
...Que sepan “ver” y “entender” las cosas, y una vez vistas y entendidas, que sepan expresarlas. En definitiva, se trata de procurar que nuestros chicos se vayan formando su propio criterio y de enseñarles a manejar los elementos (palabra, mensaje, melodía, ritmo, color, textura...) para que encuentren “su” personal modo de verlas y entenderlas.
El tráfago de la vida diaria, el propio montaje de la sociedad en que nos movemos nos impide captar el sentido y la belleza de lo que nos rodea en su plenitud y a veces meramente captarla.... Es masiva... La belleza está oculta como un tesoro, y el hombre que quiere gustarla ha de aprender a descubrirla.... Hay mucho por descubrir si se sabe abrir el corazón y los sentidos....
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...Saber discernir entre lo que tiene calidad y lo que no la tiene, entre lo que encierra arte y lo que no pasa de ser una mera superchería...
...El muchacho posee, naturalmente, una facultad de valoración y discernimiento de la belleza, un criterio sobre la misma. Esta facultad tiene como base la sensibilidad, la capacidad que tiene de sentir, de dejar entrar sensaciones en el alma. Pero si esta facultad no se cultiva, llegará el momento en que, perdida su agudeza, su capacidad de penetración deje solamente captar lo más externo y vulgar de las cosas y no el corazón de las mismas, donde reside su importancia..... que sólo emita su juicio sobre ellas una vez que las haya visto realmente, no de forma superficial y distraída...
...”La belleza es un algo divino que tienen las cosas”. Y ese “algo” merece ser conquistado. La “conquista” habrá de ser personal. De nada vale que el educador “descubra” por el muchacho, imponiéndole un criterio... Si no es él quien “descubre”, nunca llegará ese “algo” a ser suyo. Y es preciso que lo sea.
...Nadie ve del mismo modo la misma cosa: Cada uno, al verla, la vuelve a crear... ...Debe ser un acto de elección, y no un acto de costumbre. Y para ello debe enseñarles a distinguir.... ...Tienen que aprender a escoger libremente, sin ser jamás esclavos de un estilo o una moda.
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...Nunca puede imponerse el criterio estético. La libertad es base sustancial del mismo. No se puede condicionar la libertad de escoger, apreciar o juzgar. Sí se puede, por el contrario, enseñar las premisas básicas, los hábitos oportunos, para aprender a hacerlo”
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Hasta aquí nuestro viejo manual. Potenciar el sentido estético, el descubrimiento de la belleza, la sensibilidad, el criterio propio. Pero son muchas más las cosas que se aprenden cantando:
Que los españoles poseemos una larga tradición musical, fruto de muchas influencias, que hay que conocer, cuidar y conservar. Que esa tradición propia muy pronto se echó a andar, más bien a navegar, y dio grandes frutos al otro lado del mar, en los pueblos hermanos de América, fundiéndose con otros sones, instrumentos, ritmos, colores y sabores. Un árbol con grandes ramas. Una cultura común y riquísima. Y es nuestra. Descubrimos también que el vasto mundo es un pañuelo y la música una excelente forma de conocerse y entenderse.
Ampliando horizontes. Que cada letra es un mensaje y cantar es dar testimonio de lo que se cree. Que cantar requiere de grandes dosis de VOLUNTAD Y DISCIPLINA. Cantar juntos no es pan comido si no se renuncia a hacerlo con cierta dignidad. Que las voces, al elevarse, convocan a la armonía y a la amistad. Que ejercita nuestra MEMORIA, tan en desuso hoy y la ATENCIÖN: al compás, las entradas, los silencios, a las frases musicales suaves o fuertes... Que TODOS PODEMOS CANTAR, si nos lo proponemos. 36
Que es un instrumento importante de INTEGRACIÓN, por ejemplo, de discapacitados, en el grupo. El lenguaje musical derriba barreras, y en estos casos no importa la corrección mayor o menor al cantar, queda suplida con mucho por el entusiasmo y la alegría de ser uno con los otros. Que puede VOCACIONES.
descubrir
y
potenciar
APTITUDES
Y
Que permite fomentar la CONFIANZA en las propias capacidades y perder el miedo al ridículo, o a “actuar” en público. En asumir “fracasos” y ponerse manos a la obra para mejorar en lo futuro. Que ayuda a vocalizar porque exige un gesto bucal distinto de cuando se habla. Es necesario pronunciar con mayor claridad para que la letra se entienda. Mejora la prosodia. Que desarrolla la capacidad pulmonar, acompasa el ritmo respiratorio. Las frases musicales fuertes o débiles, exigen una mayor o menor presión pulmonar. Esta gimnasia de la caja torácica fortalece diversos paquetes musculares que permanecen generalmente inactivos. Que combate el estrés, la ansiedad y amansa a las fieras. “…El hecho de conocer el por qué y el para qué, la intencionalidad, evita tajantemente el clima de obligatoriedad… …Rechazar lo impuesto y forzoso, sin más, es indicio de inteligencia. (Los conocimientos imbuidos por la fuerza embotan la inteligencia y la sofocan. Es decir: mala pedagogía la del aburrimiento… …De no conseguirse, al menos en parte, los objetivos intencionales, sea cual sea la actividad programada, es más inteligente suspenderla. La actividad, toda actividad o forma y educa, o no interesa. Hay que concebirla como medio, no como fin…” Fernando Soto Campos 37
En fin: cantar para sentirse bien, para divertirse, para formar parte del grupo, para sentir, para pensar, para expresar, para echar fuera los demonios.
6.- ¿CÓMO? APRENDER A CANTAR Ya sabemos que en la OJE las canciones ocupan un lugar destacado, que cantamos mucho, porque lo hemos repetido hasta la saciedad, pero también es preciso que se cante bien, o lo mejor que podamos. Quizá una de las causas por las que se ha descuidado mucho la TÉCNICA, (cómo enseñar y aprender una canción), sea la de considerar esta actividad como accesoria, como suplemento o complemento de otras, un “relleno”, una “maría” en el horario. Tendemos inexplicablemente a minusvalorar este aspecto, el aprendizaje. Cuando de ello depende que se cante mejor o peor.
La canción tiene una entidad sustantiva y un valor educativo tal que no se puede postergar, so pena de perder un instrumento muy valioso. Un error que cometemos con demasiada frecuencia, es reservar al aprendizaje de las canciones la peor hora posible cuando programamos nuestras actividades. En los campamentos, por ejemplo, la primera sesión después de comer. Con un sol de justicia sobre nuestras cabezas y la modorra propia de la digestión. ¡Así no hay quien cante! Otro vicio muy arraigado, es no establecer un “plan” previo, es decir, saber de antemano qué canciones vamos a enseñar en 38
ese campamento, o ese curso en nuestra sede, y sobre todo por qué esas y no otras canciones, y para qué. Improvisando, como siempre. Y de esta manera echamos por la borda su plena utilidad educativa.
¿Qué valores queremos transmitir en ese tiempo y por qué esos y no otros? El conocimiento de las circunstancias individuales y del grupo nos darán la pauta para establecerlo, teniendo que acomodarnos muchas veces a necesidades concretas, prioritarias en ese momento, requiriendo pues de flexibilidad, pero acompañando, no dejando nunca de lado el planteamiento formativo programado, del que la canción puede ser extraordinario refuerzo. Sería muy útil confeccionar un pequeño cancionero, sencillo pero a ser posible cuidado en la forma, (que facilitará enormemente la tarea al que enseña), con algunos dibujos, incluso fotografías del grupo, (con los medios tecnológicos actuales esto es casi coser y cantar), donde figure la fecha y el lugar y que entregaremos al chico como recuerdo de esos días inolvidables que con el paso del tiempo, podrá rememorar. Pero la peor de nuestras faltas, es encargar al primero que pasa por ahí, (¡menudo marrón me ha caído encima!), la labor de enseñar una canción. De acuerdo que no todos contamos con personas de talento demostrado en estos menesteres. Que las buenas voces a veces brillan por su ausencia. Pero, ¿nos hemos molestado en averiguarlo? Seguro que más de uno habrá, que pueda y le gustaría mucho hacerlo. Pero si aún así, no lográramos encontrar tal joya y resultara que somos todos unos “negados” y hemos de conformarnos con alguien muy voluntarioso, pero de voz “poquita y desagradable”, hemos de saber que a veces vale más maña que fuerza. UN POQUITO DE GRACIA A LA HORA DE ENSEÑAR, DE CONECTAR CON LOS CHAVALES PUEDE 39
HACER MILAGROS. Y en cuanto a la afinación, existen “cacharros” a pilas que pueden suplir una voz que más vale que calle.
Aprender una canción no puede convertirse en un martirio o una pesadez. El educador ha de crear un ambiente propicio, conectar, llamar la atención. Ha de lograr que al final, tras repetidos ensayos, SE CANTE DE VERDAD. Que la canción haya pasado a ser de los chicos. Que puedan volver a oírse sus notas después de ese día, no ya en una “clase” de canto, sino en el lugar y momento que le corresponda. QUE COBRE VIDA PROPIA. Existen métodos muy utilizados en las corales, por ejemplo, o los usados por maestros dedicados a la educación musical, que hacen del “aprender” a cantar algo divertido y atractivo hasta para el más recalcitrante. Juegos y ejercicios vocales, técnicas, calentamiento del cuerpo y la voz, preparación. Debemos hacer un esfuerzo por contactar con quien pueda enseñarnos a hacerlo. Seguro que conocemos a alguien cercano que pueda ayudar. Lógicamente sería un poco complicado que intentáramos explicarlo aquí. Hay que ver y escuchar para entenderlo. De momento no podemos ofrecer con esta publicación imagen y sonido, pero ¿quién sabe?.... ¡todo llegará! Es una excelente manera de romper el hielo, de PREPARAR EL AMBIENTE PARA CANTAR. Pero aún en el caso de no poder contar con ello, todos somos capaces de echarle imaginación al asunto y antes de comenzar la sesión, “espabilar” al personal (sean chicos o mayores, da igual) mediante respiraciones, masajes en la cara, estiramientos, carreritas, danzas africanas o nepalíes, el do, re mi... de sonrisas y lágrimas, el corro de la patata y hasta ejercicios de aerobic suaves si se tercia. La cuestión es que rompamos la sensación de “rollo” y “estoy aquí porque no me queda más remedio”.
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Y ¿qué hacer ante dos circunstancias muy habituales y “delicadas”? 1. Los chavales un poquito “duros de oído”, que desafinan y rompen la pretendida armonía. (Cuestión difícil, pues es frecuente ver que son los más animosos). Lo primero, una vez detectados, no lastimar sus sentimientos. (Seguro que tienen otras muchísimas virtudes). Lo segundo, silenciarlos. Sólo un ratito… para que escuchen y se incorporen al canto poco a poco, prestándoles atención y dándoles sugerencias. (Sobra decir que en ningún caso se “eliminará a nadie”). 2. Aquellos que no “entran” bien en el tono inicial, en la nota exacta y se van por los Cerros de Úbeda. Pues ante esto, invitarles amablemente a que se unan al coro una vez iniciada la canción, por ejemplo a partir de la segunda frase.
Y ahora vayamos al grano, al método de siempre, aderezado convenientemente por la gracia personal de cada uno, y por piedad, que no estemos sentados todo el tiempo, o peor... ¡tumbados!. Está demostrado científicamente que es más fácil cantar de pie. Cantar bien no es difícil si se tiene perfecta conciencia de los elementos que componen toda canción y de cómo manejarlos para el mejor aprendizaje de la misma por parte de los chicos. El primer elemento de la canción es su MÚSICA. La música es la sustancia de la canción, su latido. Sin música no hay canción. La música posee un ritmo, una serie de cadencias. El RITMO es el nervio de la canción. Jamás se podrá interpretar bien ésta si antes no nos hemos impregnado de ambos. Por tanto, trabajemos primero este punto. Escuchar bien la música y “pillar” el ritmo. Tal vez acompañándolo con palmas o 41
algún tipo de juego (con palos, siguiendo el ritmo con los pies, pasándose por parejas una pelota, bailando, etc.).
La música es la sustancia de la canción, su latido. Y el ritmo es su nervio. El segundo elemento de la canción es su LETRA. En la letra, la canción nos habla. Nos dice lo que quiere. En ella se plasma lo que la música por sí misma ya sugiere: alegría o tristeza, desamor, rebeldía... Y por medio de palabras va desgranándose una historia, una reflexión, una vivencia, un poema, un grito o un lamento. El autor se hace presente y nos habla al oído de sus sueños. Y se hace una sola cosa palabras y música. Ha nacido la canción.
Y por medio de palabras va desgranándose una historia, una reflexión, una vivencia, un poema, un grito o un lamento. El tercer elemento de la canción es su MENSAJE Toda expresión artística pretende decir algo, lleva implícito un mensaje. Toda canción es portadora de los pensamientos de su creador. Aquello que quiere transmitir a los demás. Este es el tercer elemento de la canción: EL MENSAJE.
Tanto la música como la letra forman el cuerpo de la canción. El mensaje es su alma. Hay que desentrañarlo para llegar a conocerla realmente, ya que casi nunca la letra agota el mensaje. Nos dice algo, pero no todo. En ocasiones, muy claramente, pero las más de las 42
veces es tan sólo un retazo, una pincelada, una imagen que espera ser interpretada en toda su amplitud. Un elemento de gran valor para ayudarnos a desentrañar ese mensaje íntimo de una canción sería conocer su historia, las circunstancias que rodearon su nacimiento y su vida hasta llegar a nosotros y “conocer” a su autor. No dejemos de profundizar en el mensaje de la canción. Fomentemos la participación y la opinión de todos. Haciendo hincapié en lo que haya pasado desapercibido, intentando que saquen de la letra todo lo que puedan, que la expriman, incluso aquello que no dice claramente, aquello que insinúa. Deben ser capaces de interpretar imágenes o metáforas. Veremos que aparecerán siempre matices diversos, diferentes maneras de interpretar ese mensaje dependiendo de muchos factores: la edad, la experiencia vital, el carácter.....
Profundicemos en el mensaje de la canción, fomentando la participación y la opinión de todos. De que esta parte se haga bien depende su valor educativo. (Está de más decir, que esta fase queda reservada a canciones de cierto tipo. Analizar si la “vida pirata se vive mejor... sin trabajar” o si “los patitos se fueron a nadar... y como eran pequeñitos no sabían bucear y por eso...lloran”.... podría llevarnos demasiado lejos.) Son pues, tres los elementos fundamentales de toda canción: LA MÚSICA, LA LETRA Y EL MENSAJE. El educador tiene que manejarlos con la suficiente maestría para que los chicos lleguen realmente a conocerla y cantarla.
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Un MÉTODO ELEMENTAL para realizar tal labor puede ser el siguiente: Antes que nada, como hemos dicho antes, crear un AMBIENTE ADECUADO para cantar y estar atento (una especie de precalentamiento) y a partir de ahí: 1.- Para introducirlos en la canción se explicará, a ser posible, SU NATURALEZA Y SU HISTORIA. 2.- ALGUIEN CANTARÁ LA CANCIÓN, (¡ojito!) varias veces ante los chavales, para que éstos tengan una primera idea de la música y el ritmo. Si se cree conveniente, (cosa que no hay que descartar), pueden también usarse discos y grabaciones. 3.- Se entregará la letra a cada uno de ellos para que en grupo la analicen y descubran el mensaje, para que la ESTUDIEN Y APRENDAN. 4.- Inmediatamente se procederá A ENSAYAR LA CANCIÓN ESTROFA POR ESTROFA, no pasando de una a otra sin estar perfectamente aprendida la anterior, asegurándose de seguir ritmo y melodía correctamente, pero abandonando la labor al primer asomo de cansancio por parte de los chicos. (Esto último es “secreto profesional”, pues como lo descubran estarán cansados antes incluso de empezar). Siendo esta la parte más tediosa, habrá que echar mano de todos nuestros recursos y encantos personales. 5.- Una vez que la canción se cante entera correctamente, se MATIZARÁN las notas o las fases que lo requieran. ¡Y ya está! AHORA HAY QUE ECHARLA A VOLAR, DARLE EXPRESIVIDAD Y SOBRE TODO, SENTIRLA.
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Si es un grupo el que canta, cada componente forma parte del todo. No puede aislarse de los demás. No puede cantar “a su aire”. Ha de esmerarse en contribuir a “cantar con los demás”. En ajustar su tono, su compás, su vocalización… a la de otros. Tiene que “armonizar” con el coro. Tiene que empezar, terminar, ceder, reservarse… según lo demande “el bien común”; en este caso, la canción. Ha de estar con un oído controlando lo que él canta y el otro atento a lo que cantan los demás... Ensayo de “todos a una”, del “juntos hacía un fin”… Es pues, un nada utópico entrenamiento para la convivencia. Fernando Soto Campos
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¿QUÉ VALORES?
Decíamos antes que no existe, desde nuestro punto de vista, una educación “aséptica”, neutra, totalmente objetiva. Lo que existen son diversos modelos. Diferentes maneras de educar basados en principios diferentes, y en última instancia, en diferentes modos de concebir la realidad, al Hombre y la sociedad. Muchos valores pueden ser perfectamente asumidos y compartidos nominalmente por muy distintos idearios, (estaríamos ante lo que solemos llamar lo “políticamente correcto”), pero aún así, siempre habrá, cuando menos, matices diferenciadores y hasta interpretaciones completamente opuestas. Un ejemplo muy simple. Todos consideramos un valor fundamental la Justicia. Nadie en su sano juicio osaría pensar lo contrario. Pero a poco que ahondemos en el concepto, veremos que puede no significar lo mismo para diferentes personas. ¿Dar a todos por igual? ¿Dar a cada cuál aquello que merece? ¿Dar en función de lo que cada uno necesita? Y ante estas preguntas se presentan ante nosotros diferentes opciones, diversas maneras de contemplar el problema y también distintas ofertas de solución. Y esto es lo que llamaríamos ideología o ideario, si se prefiere. Esto puede ocurrir con todos y cada uno de lo que llamamos VALORES.
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¿QUÉ ES UN VALOR? Valor: cualidad de las cosas que valen, o sea, que tienen cierto mérito, utilidad o precio. Con referencia a una persona, utilidad o interés que tiene para ella la cosa de que se trata. Y así vemos que las sociedades y las personas como individuos, adoptan una visión propia, estableciendo sus “señas de identidad”, construyendo una escala de valores consecuente con su imagen del mundo. Esta cierta “ambigüedad”, o “amplia interpretación” de valores entendidos, en teoría, por todos como buenos y necesarios, si bien establece cauces de comunicación y comprensión, también complica extraordinariamente la claridad del concepto a transmitir, pues muchas veces ha sido “vaciado” de todo su contenido en aras a la “corrección política” en boga o al hecho de poder ser “admitido” por una amplia mayoría. Nos encontramos así ante una sociedad que alardea de enormes principios, principios con mayúsculas, pero que en gran medida son sólo grandes y bonitas palabras cuyo significado real desconoce. Papel mojado. El degradado nivel de nuestro sistema educativo, tampoco ayuda mucho. Ser un poco “culto” resulta cada día una mayor rareza. Habrá que hacerse “autodidacta”. ¿Cuántas personas en nuestra sociedad podrían explicar hoy lo que implican esas ideas que dicen compartir? ¿Cuántas de ellas estarían hoy dispuestas a sacrificar o arriesgar algo, aunque sea muy poco, (y no estamos hablando de dinero tranquilizador de conciencias) por defender la Justicia, la Libertad, la Dignidad del Hombre; o por proclamar que es posible el Amor; o que sigue siendo mejor dar que recibir? ¿Y qué ocurre con aquellas ideas que no son “bien vistas” o consideradas “no admisibles” bajo no se sabe muy bien qué criterio? Por ejemplo, la idea de España y patriotismo, o la idea de Dios y espiritualidad, o la defensa de la Vida desde el principio hasta el final, o simplemente del Esfuerzo, la Superación y el Espíritu de Sacrificio (palabra maldita cual ninguna, masoquista 47
sin más). Pues que el que se atreva a hablar de ello en voz alta será considerado un cavernícola. Grandes palabras que adornan nuestra vida, pero que mueren poco a poco, convertidas a veces solamente en reclamos publicitarios. ”Doce meses, doce causas”, pero eso sí, entre basura televisiva. Sería muy loable si no se limitara a cuatro ideas cogidas por los pelos, muchas veces siervas de intereses particulares, tan sólo retazos de algo mucho más complejo. Y lamentablemente, hoy son los medios de comunicación de masas los que establecen lo que vale y lo que no porque muchos espectadores, sobre todo los más jóvenes, se han acostumbrado a recibir pasivamente, sin ejercer crítica alguna. Del ideario de la Organización Juvenil Española forman parte numerosísimos valores, que creemos pueden ser compartidos por amplios sectores sociales, en mayor o menor medida. Nosotros no hemos inventado nada, somos, como otros muchos, meros transmisores, y humildemente, de alguna manera “guardianes”, de lo que de la sociedad hemos recibido y que creemos necesario preservar. Mucho esfuerzo y trabajo -y también muchas incomprensiones y amarguras- nos ha costado. No es el objetivo de esta publicación analizar todos y cada uno de ellos en profundidad, pero enlazando con el tema que nos ocupa, la educación en valores a través de la canción, podríamos establecer dos grandes grupos, que no agotan nuestros contenidos, pero sí abarcan una parte fundamental de ellos. El primer grupo haría referencia a valores relacionados con la dimensión social del Hombre. ESPAÑA, su historia, riqueza cultural, su unidad en la diversidad. Lo que somos. EL MUNDO. La necesaria comunidad de los pueblos. Responsabilidad compartida. EL COMPROMISO SOCIAL. La realidad circundante afecta nuestra vida. EL ESPÍRITU DE SERVICIO. Nuestra razón de ser. Dar a cambio de nada. LA JUSTICIA. Un deber irrenunciable. 48
LA LIBERTAD. El don supremo. LA FAMILIA. Comunidad de amor y respeto. LA JUVENTUD. Constructora del mañana. EL RESPETO A LOS MAYORES. A quienes tanto debemos. EL ESTUDIO. Aportación a la sociedad de la que formamos parte. EL TRABAJO. Su dignidad. Construyendo juntos el futuro. EL ESFUERZO. Las cosas hay que ganárselas a pulso, con dedicación y entrega. LA RESPONSABILIDAD personal y colectiva. LA HONESTIDAD en todos los campos de actuación. El siguiente grupo que comprendería la dimensión más personal y espiritual del Hombre: DIOS. El sentido de la existencia. LA VIDA. El regalo más preciado. EL AMOR. La fuerza más poderosa. LA DIGNIDAD inherente a todo ser humano. LA IGUALDAD del Hombre, sin distinción de razas o creencias. LA PAZ. Anhelo compartido y nunca logrado. LA ESPERANZA. Sin ella, nada tendría sentido. LA AMISTAD. En la alegría y en la adversidad. LA BELLEZA. El alma de los seres y las cosas por encima de estereotipos, clichés o modas. LA BONDAD. La delicada red que atrapa sin remedio. LA SOLIDARIDAD. Hija de la Justicia y la Caridad, que es Amor. De todos estos valores podríamos desprender otros muchos en cascada. Valores que se entrelazan, que necesitan a veces unos de otros para ser. Si tomáramos por ejemplo la Dignidad como punto de partida, veríamos que inmediatamente se derivan de ella otras ideas. Si defendemos la Dignidad de la persona, no cabe más que una reacción frontal ante muchas de las lacras de nuestro mundo: pobreza, hambre, enfermedad y abandono; prostitución, pederastia, violación, maltrato físico o psíquico, trabajo infantil, 49
esclavitud solapada; marginación, discriminación, racismo; persecución ideológica o religiosa; falta de libertad de expresión o movimiento; hemos de proclamar el derecho a ser querido y protegido, más cuanto más débil e indefenso se es; el derecho a la vida, y a una vida y una muerte dignas. El Derecho a ser Hombre, con todas sus consecuencias. Todas estas cosas, si queremos ser coherentes. (Dignidad sin excepciones, concepto nacido directamente de la dimensión trascendente del Hombre, es decir, del cristianismo, y que reclama, para ser real, de la Igualdad, la Libertad, de la Justicia y de grandes dosis de Amor y Respeto por el otro, todas ellas unidas de la mano). Tal vez algunos valores no sean apreciados en lo que valen, incluso haya quien piense que ha pasado su tiempo o han de ser sepultados bajo el mar, a ser posible. Pero es que quien se dedica a educar, en el más amplio sentido de la palabra, no participa en ningún concurso de popularidad ni espera aplauso alguno. Sabe que su único deber es poner ante los ojos de alguien su tesoro y mostrar su maravillosa riqueza. Un tesoro para compartir, si ese alguien, desde su libertad, así lo quiere. Y enfrente... sí, enfrente, -porque no se puede volver la vista o no darse por aludido ante ideas que degradan, que denigran al ser humano-, la violencia, el racismo, el fanatismo, el todo vale, el hedonismo, el egoísmo, la mentira, la deslealtad, la discriminación, el culto desmedido a la imagen, al poder, al dinero o al sexo que prescinde totalmente del amor; la apología y justificación del terror y la muerte, etc. etc.
Todo valor tiene su contrario. Y hay que aprender a decir bien alto, ¡NO!
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Tú eres fuego que se enciende en el frío de la noche, recorriendo, paso a paso, un camino largo y sin final, y estás aquí y así yo puedo ver…
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LA GUITARRA Si tienes un sueño y una canción... pinta tu carreta y ven con nosotros. Si no tienes un sueño, una canción o una esperanza, pinta tu carreta, canta, sueña y sal con nosotros a buscar la primavera. ¡Pobres locos con su guitarra a cuestas! Locos con su guitarra y sus canciones, con sus pequeños amores, con sus grandes sueños. Y es que la guitarra, como el servicio a los demás, llega a hacerse compañera inseparable en el camino. Porque como el trovador, con su guitarra a cuestas por los caminos, el que sirve tiene una forma peculiar de vivir y de ser. Porque el servicio a los demás, como la guitarra, debe su melodía a la armonía de seis cuerdas... y esas cuerdas son: sentido de trascendencia, idealismo, generosidad, sensibilidad, humildad y alegría.
Porque la actitud de servicio, como la guitarra, invita a cantar con otros.
Porque estando bien afinadas sus cuerdas, puedes cantarle al mundo entero.
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Porque la actitud de servicio, como la guitarra,
invita a cantar con otros. 53