Caracterización de los trabajadores a jornada parcial en Chile

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Caracterización de los trabajadores a jornada parcial en Chile Documento de Trabajo Nº 1

DEPARTAMENTO DE ESTUDIOS SOCIALES INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICAS Mayo/ 2011

Caracterización de los trabajadores en jornada parcial en Chile

DEPARTAMENTO DE ESTUDIOS SOCIALES

Caracterización de los trabajadores a jornada parcial en Chile Subdirección Técnica - Instituto Nacional de Estadísticas. Mayo/ 2011. Subdirectora: Marcela Cabezas K. Jefe Departamento de Estudios Sociales: Andrés Bustamante A. Analistas investigadores:

Víctor Ballesteros V. Miski Peralta R. Felipe Valenzuela O.

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Caracterización de los trabajadores en jornada parcial en Chile

ÍNDICE I.

RESUMEN EJECUTIVO ................................................................................... 3

II.

INTRODUCCIÓN .............................................................................................. 5

III. 3.1 3.2 3.3

ANTECEDENTES.............................................................................................. 8 Flexibilidad laboral y reformas laborales en Chile .............................................. 8 Horas de trabajo y empleos a jornada parcial: voluntariedad y subempleo ....... 16 Antecedentes sobre trabajadores ocupados en empleos a tiempo parcial .......... 19

IV. 4.1 4.2 4.3 4.4

METODOLOGÍA ............................................................................................. 26 Medición de horas de trabajo y subempleo ....................................................... 27 Dimensiones de análisis ..................................................................................... 31 Flujo de identificación y caracterización de los ocupados en jornada parcial ... 33 Base de datos utilizada ....................................................................................... 33

V.

RESULTADOS ................................................................................................. 36 5.1 Principales características de los ocupados en jornada parcial .......................... 36 5.2 Características socio-demográficas de los ocupados en jornada parcial voluntarios e involuntarios ................................................................................ 39 5.3 Características económico-productivas de los trabajadores a jornada parcial voluntarios e involuntarios ................................................................................ 42 5.4 Características económico-domésticas de los trabajadores a tiempo parcial voluntarios e involuntarios. ............................................................................... 53

VI.

CONCLUSIONES ............................................................................................ 60

VII.

BIBLIOGRAFÍA .............................................................................................. 63

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I.

RESUMEN EJECUTIVO

Desde al menos una década se observa en Chile un incremento progresivo del número de personas que se desempeña en empleos a jornada parcial (Rau, 2008: 16). Como respuesta a ello y en el marco de una reforma laboral, el año 2001 se incorporó en la legislación chilena la contratación bajo esta modalidad horaria, facilitando con esto la entrada al mundo del trabajo a sectores que buscan compatibilizar ciertos roles (tareas domésticas o estudios) con un empleo. Esta reforma se engloba en un proceso más amplio de flexibilización laboral, que ha sido implementado con el objetivo de otorgar mayor dinamismo a la economía, facilitando la adaptabilidad de las empresas e incorporando más personas a la fuerza de trabajo, pero que ha sido también cuestionado por sus consecuencias en términos de precarización de las condiciones de empleo. En este sentido, considerando que los empleos de jornada parcial constituyen una de las manifestaciones más típicas de flexibilidad laboral, el presente estudio plantea caracterizar este tipo de empleos y las personas que se ocupan en ellos. Son escasas las investigaciones que abordan este tema, y menos aún las que intentan trazar una línea entre este tipo de ocupaciones y la precarización laboral. A partir de los resultados de la Nueva Encuesta Nacional de Empleo, se actualiza la mirada a los trabajadores parciales integrando la distinción entre quienes tienen de manera voluntaria este tipo de ocupaciones, y quienes lo hacen involuntariamente. El objetivo del presente estudio es conocer las diferencias que existen entre los ocupados en empleos de jornada parcial voluntaria y los ocupados en empleos de jornada parcial involuntaria y sus características socio-demográficas, económicoproductivas y económico-domésticas. En general se confirman diferencias tanto entre las ocupaciones de jornada parcial y completa, como entre ambas formas de trabajo a jornada parcial respecto a los grupos sociales y los sectores económicos donde la involuntariedad tiene mayor incidencia. Los resultados indican que los empleos en jornada parcial -particularmente entre los ocupados involuntarios-, presentan rasgos de menor calidad, muestran una alta presencia de trabajadores por cuenta propia o que se desempeñan en pequeñas empresas (menos de cinco empleados), y fundamentalmente en el sector económico del comercio y los servicios. Respecto a las características sociodemográficas de los trabajadores parciales, se observa que este tipo de

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ocupaciones tienen mayor importancia en los grupos usualmente marginados del mundo del trabajo, como mujeres, jóvenes y personas mayores de 65 años, además de quienes tienen un bajo nivel de escolaridad. Sin embargo, el grado de involuntariedad es mayor entre las personas que están en la etapa más activa del ciclo de vida laboral, y entre quienes cumplen el rol de proveedores principales o jefes de hogar. Esta aproximación abre una serie de interrogantes en torno a las condiciones de empleo de los grupos que se incorporan al mundo del trabajo mediante ocupaciones de tiempo parcial, la calidad de este tipo de empleos y las consecuencias sociales de las medidas orientadas a la flexibilización laboral, las cuales no siempre traen consigo beneficios equilibrados para empleadores y trabajadores.

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II.

INTRODUCCIÓN

Desde al menos una década se registra un incremento acelerado del número de ocupados que se desempeñan en empleos con jornada a tiempo parcial o por horas (Rau, 2008: 16). Si bien se pueden considerar como trabajos a tiempo parcial todos aquellos que tengan una jornada de duración inferior a la que se considera como jornada completa, para efectos de este estudio se considera que un trabajo a tiempo parcial tiene una jornada de 30 o menos horas habituales a la semana. Esto es coherente con la definición que hace la legislación chilena respecto a la cantidad de horas que definen un empleo a tiempo parcial.1 Como modalidad de empleo, el trabajo a jornada parcial surge en un contexto de flexibilización de las relaciones laborales y busca abrir una serie de posibilidades, principalmente en la línea de hacer compatibles labores productivas con otras labores que cumplen algunos grupos de la fuerza laboral (por ejemplo: trabajo doméstico o continuidad de estudios). Sin embargo, el empleo a tiempo parcial no constituye un fenómeno homogéneo. En efecto, utilizando una distinción proveniente de dos preguntas de la Nueva Encuesta Nacional de Empleo (NENE), es posible distinguir dos grupos de ocupados en jornada parcial2. Un primer grupo corresponde a quienes declaran no encontrarse disponibles para trabajar más horas, lo que estaría indicando voluntariedad respecto al tipo de empleo y el número de horas en que se ocupa; y un segundo grupo que declara estar disponible para trabajar más horas, y que por tanto, se encuentra involuntariamente en un empleo en el que se ocupa por menos de 30 horas a la semana. Esta distinción entre voluntariedad e involuntariedad en el desempeño de empleos con jornada parcial, justifica el objetivo de caracterizar tanto a los trabajadores como los empleos que éstos ocupan, tomando como referencias la comparación entre jornada completa y jornada parcial, y -dentro de ésta última- la comparación entre voluntarios e involuntarios. En efecto, se hace necesario establecer de qué manera, 1

Si bien la definición presente en la legislación se refiere a las horas contractuales, el objetivo de este estudio es abordar la situación de todos los trabajadores, incluidos aquellos que no tienen contrato o se emplean por cuenta propia. Por lo mismo, se utilizará el concepto de horas habitualmente trabajadas en lugar de las horas contratadas. 2 El detalle respecto a la forma de diferenciar entre ambos grupos de trabajadores parciales se encuentra en el capítulo metodológico del presente estudio.

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de acuerdo a los resultados de la NENE, este tipo de empleos inciden con mayor prevalencia sobre ciertos grupos sociales –con las consecuencias que de esto se desprenden-, así como, del mismo modo, son sectores específicos de la estructura económico-productiva los que principalmente adoptan estas modalidades de flexibilización laboral. Junto con ello, se hace necesario atender a las consecuencias sociales que este fenómeno tiene. Para ello, una buena aproximación es a partir del análisis de las configuraciones en los hogares donde existen miembros ocupados a jornada parcial. De esta forma, el objetivo del presente estudio consiste en conocer las diferencias que existen entre los ocupados en empleos de jornada parcial voluntaria y los ocupados en empleos de jornada parcial involuntaria en relación a sus características socio-demográficas, económico-productivas y económicodomésticas. El supuesto es que existiría cierta correspondencia entre la distinción voluntario involuntario y la discusión en torno a la flexibilidad y precariedad laboral. Se postula que la voluntariedad de ocupar un empleo de jornada parcial se corresponde con una asimilación virtuosa de las modalidades flexibles de empleo, mientras que la involuntariedad referiría a una incorporación precarizada, en la medida que se produce una subutilización de la fuerza de trabajo por disponibilidad horaria. Si bien existen investigaciones que han abordado las características de los ocupados en jornada parcial, son escasas las que han considerado los grupos anteriormente descritos para establecer una comparación entre ambos. Más aún, las investigaciones existentes sobre flexibilidad laboral y su expresión en la flexibilización de las jornadas y horas de trabajo, suelen dilucidar las implicancias económicas o macroeconómicas de los fenómenos -tomando como eje de análisis el comportamiento del desempleo principalmente–, postergando un análisis en torno a las consecuencias sociales de propiciar este tipo de empleos. En este sentido, se considera relevante estudiar el fenómeno de la jornada a tiempo parcial, una de las expresiones más extendidas de flexibilidad laboral, que se posiciona como un tema de primer orden tanto para la investigación social y económica, como en materia de definición de políticas laborales. Junto con esto, el presente documento busca abrir y difundir líneas de investigación que puedan ser abordadas a partir de los datos tanto de las Nueva Encuesta Nacional de Empleo, como de otros productos estadísticos del INE.

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En definitiva, la caracterización propuesta se divide en tres dimensiones: en primer lugar, se estudian las características socio-demográficas de los ocupados buscando establecer la prevalencia existente entre perfiles establecidos a partir de estas variables y los dos tipos de jornada parcial definidas. En segundo lugar, se realiza un análisis a nivel de sectores económicos y características del empleo dando cuenta de las fracciones de la estructura económico-productiva que tienden a generar empleos en estos tipos de jornada laboral. Finalmente, se investiga la relación entre las configuraciones de los hogares compuestos por al menos una persona que trabaja a tiempo parcial. El documento se estructura de la siguiente forma: en primer lugar se presenta un apartado de antecedentes que enmarcan la temática de estudio, tomando como eje la flexibilidad, las jornadas a tiempo parcial y las horas de trabajo como temas específicos. Luego se exponen algunas investigaciones que relacionan la jornada a tiempo parcial con las tres dimensiones de estudio definidas: variables sociodemográficas, económico-productivas y económico-domésticas. En tercer lugar, se presenta la metodología del estudio, abordando específicamente las variables de análisis y la pertinencia de utilizar la Nueva Encuesta de Empleo. En el cuarto apartado se muestran los resultados obtenidos para cada una de las dimensiones. Finalmente, se exponen las conclusiones y las principales discusiones que surgen en relación a los hallazgos encontrados.

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III.

ANTECEDENTES

Como una forma de contextualizar la discusión respecto a las características de los empleos de jornada parcial, se presenta una serie de antecedentes históricos, conceptuales y de otras investigaciones sobre el tema. En primer lugar, se aborda el tema de la flexibilidad laboral y las reformas laborales implementadas en Chile, luego se pone especial atención a la expresión que tiene la flexibilidad en términos de horas de trabajo y finalmente se exponen resultados de investigaciones previas respecto al tema.

3.1 Flexibilidad laboral y reformas laborales en Chile A continuación se revisan dos guías que permiten dar cuenta del estado de las relaciones laborales en el Chile actual, específicamente para comprender las condiciones sociales y económico-productivas en que se insertan los trabajadores ocupados a tiempo parcial de nuestro país. Primero, se recorren las tendencias internacionales en torno a la flexibilidad económica enfatizando en su dimensión laboral, para luego mostrar el correlato de este fenómeno en Chile que se expresa en el diseño, implementación e impacto de nuevas políticas laborales. Este recorrido permite insertarse en las discusiones, tanto académicas como del ámbito de la política pública, que han abordado la jornada a tiempo parcial, presentando el debate y dando a conocer los distintos puntos de vista e impactos que han tenido las reformas en la materia. 3.1.1

Flexibilidad económica y flexibilización laboral

Desde hace unas décadas la preocupación en torno a las relaciones en el trabajo han vuelto a situarse como objeto de investigación para las Ciencias Sociales en Chile. Principalmente la sociología del trabajo, la economía y el derecho laboral han volcado sus esfuerzos en el análisis de las tendencias y fenómenos emergentes que han transformado el panorama en este campo. Se reconoce la existencia de un proceso global hacia la flexibilidad que se expresa en distintos fenómenos y que actúa sobre las relaciones económicas al interior y hacia el exterior en las empresas y organizaciones alterando los patrones de empleo clásicos. La flexibilidad laboral aparece como horizonte normativo al cual aspiran los sectores empresariales para obtener un rendimiento más eficiente de la relación capital-trabajo; y la flexibilización laboral, como aquellos mecanismos concretos

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implementados que operan en el mundo del trabajo, en relación al uso que hacen los empleadores de la fuerza de trabajo, ya sea dentro o fuera de los marcos normativos de los países. En este escenario el mismo trabajo ha ido perdiendo la centralidad que ostentaba durante los últimos dos siglos, en tanto actividad que se consideraba fundamental en la constitución del sujeto y la sociedad3. En términos generales, la flexibilidad corresponde a la eliminación de obstáculos que impiden la adaptación expedita de las empresas a las condiciones de competencia en el mercado, en un contexto donde se desvanecen las fronteras de las unidades productivas y comerciales, interrelacionando procesos económicos procedentes de diversos puntos del planeta. En gran parte, este nuevo contexto ha sido explicado a partir de una serie de avances tecnológicos, principalmente en las áreas de la comunicación y el transporte, que superan las anteriores condicionantes espacio-temporales (ver: Cruces y Ham, 2010; González, 1996; Yáñez et al. 2001). Desde el ámbito del Derecho laboral la definición de Uriarte relaciona esta eliminación de obstáculos o trabas con los grados de protección social de los trabajadores: “la flexibilidad puede ser definida como la eliminación, disminución o adaptación de la protección laboral clásica, con la finalidad –real o presunta- de aumentar la inversión, el empleo o la competitividad de la empresa” (Ermida, 2001: 9). Al vincular ambas definiciones se observa que existe cierta tensión entre los procesos de flexibilización laboral y la protección laboral “clásica” entendida en este nuevo contexto como rigidez u obstáculo al libre operar de las empresas. Si bien se asume la imposibilidad de establecer con certeza un origen de la flexibilidad como fenómeno económico, puede establecerse como punto de inflexión la crisis económica que afecta al capitalismo global durante la década de los setenta (Acuña y Pérez, 2005:17). Desde ahí, comienza un fuerte impulso a la apertura y liberalización progresiva de los mercados, incluido el mercado laboral, como receta para salir del estancamiento en que habían caído las economías alrededor del mundo. Uno de los temas que los investigadores han desarrollado con mayor preocupación se relaciona con las transformaciones que producto de este proceso han incidido en la configuración del mundo del trabajo, caracterizando los cambios en términos gruesos como el paso de un modelo de empleo basado en la asalarización con una 3

Para profundizar en esta hipótesis y su expresión en Chile ver: Omar Aguilar: “Globalización, modelo de desarrollo y trabajo en Chile”. Revista Némesis N°4. Departamento de Sociología, Universidad de Chile. 2004.

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jornada fija y completa, respaldada por un contrato estable con un empleador identificable y que se desarrolla en el mismo lugar donde su ubica la empresa, a un escenario donde proliferan una serie de modalidades de trabajo alternativas al “empleo estándar” propio de las relaciones laborales surgidas en la industria a mediados del siglo XVIII y que fueron (y siguen siendo) la base de los sistemas de protección social a lo largo del siglo XX (Díaz et al, 2001: 1). Si bien esta imagen o modelo de empleo bajo régimen asalariado no constituye en modo alguno la relación que abarcaba la totalidad de las relaciones laborales en el pasado, hoy en día proliferan y se instalan nuevas modalidades de empleo que reemplazan las condiciones tradicionales de contratación y operación del trabajo, introduciendo una alta heterogeneidad en los tipos de empleo existentes. Desde el punto de vista de la flexibilidad, se considera que existen una serie de trabas que estarían impidiendo la libre utilización del factor trabajo tanto para su adecuación a las razones de funcionamiento productivo u organizacional, como en relación a las consideraciones de rentabilidad y ajuste de las empresas u organizaciones. En general, estos obstáculos tienen que ver con la regulación de las condiciones de entrada y salida del empleo, y con las funciones y servicios que cumplen los trabajadores. En la línea de comprender y distinguir las distintas reformas y mecanismos que han adoptado las empresas para flexibilizar su producción, la investigación ha clasificado las formas existentes de flexibilidad en numérica y funcional. Dentro de éstas se encuentra la flexibilidad interna, la cual se refiere a la naturaleza del trabajo mismo; y la externa, cuando es en relación al mercado del trabajo (Díaz et al. 2001: 8). La flexibilidad numérica consiste en la adaptación del volumen de trabajo en las empresas y organizaciones a las necesidades productivas, de forma interna cuando se modifican las jornadas, horas e intensidad del trabajo y de forma externa cuando se refiere a cambios en la condición de actividad, esto es, despidos y contratos a plazo fijo, temporales o por tarea. Por su parte, la flexibilidad funcional abarca el rango de fenómenos relacionados con la adaptabilidad en las tareas que realizan los trabajadores. En ese sentido, se habla de flexibilidad funcional interna cuando existe polifuncionalidad, bonos asociados a la productividad, trabajo en equipo, entre otros; y externa, cuando ciertas funciones de las empresas se externalizan o se subcontratan.

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Más allá de las conceptualizaciones que se realizan sobre el fenómeno, la flexibilidad laboral ha alcanzado una expresión concreta en las relaciones económicas entre empleadores y empleados alrededor del mundo. Consiste, en su dimensión productiva, en un sistema empresarial de utilización y organización del trabajo, pero también tiene un correlato en el ámbito personal y social en tanto experiencia cotidiana que requiere capacidad adaptativa de las personas a las transformaciones en las condiciones de empleo. Las nuevas condiciones de empleo suelen diferenciarse de las anteriores por introducir alternativas al tipo de empleo clásico o estándar descrito previamente, de forma generalizada e integrada en distintos estratos o sectores productivos donde antes no se producían. En ese sentido, se han utilizado distintas variables para reconocer esa emergencia: diversidad de contratos (plazo fijo, eventuales, a honorarios), diversidad de lugares de trabajo (teletrabajo, trabajo a domicilio); diversidad de relaciones de intermediación (suministro de trabajadores), diversidad de jornadas de trabajo (tiempo parcial, peak time), etc. (Gálvez 2003: 184). Una de las transformaciones emblemáticas en las relaciones laborales tiene que ver con los mayores grados de “independencia” que adquieren las posiciones dependientes y los mayores grados de “dependencia” de las posiciones independientes (Gálvez, 2001; Acuña y Pérez, 2005). En ese sentido, las investigaciones indican que las fronteras entre una y otra modalidad de empleo se ven parcialmente diluidas, emergiendo, a grueso modo, por un lado empleos dependientes o asalariados con altos niveles de autonomía y por otro, empleos independientes con niveles de subordinación o encadenados productivamente; lo que distorsiona las conceptualizaciones clásicas y que, por ende, requiere nuevos diseños metodológicos para su medición4. La flexibilidad económica entendida en términos gruesos como la adaptabilidad de las empresas a las fluctuaciones de la demanda tiene aristas que corresponden a distintos campos dentro de las Ciencias Sociales, aún cuando el análisis suele limitarse a la perspectiva y las consecuencias económicas del fenómeno. En ese sentido, las Ciencias Sociales han dado cuenta que la implementación de medidas de apertura en el mundo del trabajo en Chile no siempre se ha correspondido con la intención inicial de transformar y adaptar la relación laboral al funcionamiento 4

El 12° Taller MECOVI sobre Medición y caracterización del empleo realizado en Buenos Aires, Argentina el año 2003 es uno de los primeros esfuerzos en esa dirección. En Chile, la implementación de la Nueva Encuesta Nacional de Empleo se explica en parte también por esta necesidad de rediseñar las formas de medición de este tipo de fenómenos relacionados con el empleo.

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productivo mediante la adaptabilidad de los factores productivos, sino que han derivado en la generación de ocupaciones que han alcanzado el objetivo de otorgar dinamismo de la mano de obra, pero que en su dimensión social e individual han sido descritos como empleos precarios (Leiva, 2000; Aguilar, 2001). En ese sentido, desde el plano político, académico y económico se observa que el surgimiento de nuevas condiciones de trabajo genera, al menos dos posiciones contrapuestas: Por un lado, la mayor apertura y flexibilidad del trabajo genera dinamismo en el mercado laboral para la contratación y rotación dentro de las empresas e instituciones, con una mayor absorción de mujeres (que aumentan considerablemente su participación laboral) y de jóvenes, lo que redundaría en mayor capacidad de éstas de adecuarse a las condiciones de competitividad y operación actuales, lo que se considera desde ciertos sectores un aspecto positivo por profundizar. Por otro lado, se argumenta que al ser un tipo de trabajo emergente, no siempre existen normas claras y eficientes para su regulación, lo que redunda en variadas situaciones de desprotección (Cruces y Ham, 2010). La aplicación que se ha realizado en el país de las estrategias de flexibilización ha levantado el debate acerca de las consecuencias que esto acarrea, no existiendo consenso respecto a los aspectos positivos de la introducción de este tipo de medidas. Aguilar señala que las reformas aplicadas en el mercado del trabajo en Chile “no corresponderían exactamente al mismo proceso que en Europa se conoce como flexibilización del mercado laboral. De hecho una de las críticas más comunes a la experiencia chilena apunta al hecho de haber confundido la flexibilización con la desregulación abierta del mercado laboral” (Aguilar, 2001: 29). Se observa el énfasis en la diferencia entre desregulación y flexibilidad del mercado del trabajo puesto que constituyen dos formas diferentes de conceptuar la adaptación de los empleos a las fluctuaciones constantes de la economía: mientras la flexibilización consiste en la “implementación de formas de flexibilidad laboral que junto con permitir un mejor funcionamiento del mercado laboral en un contexto de ajuste, favorecen las vinculaciones virtuosas entre trabajo, educación y equidad”, la desregulación define mejor el proceso en nuestro país que en el marco de las reformas estructurales de fines de los setenta se habría traducido en precarización del empleo” (Aguilar 2001: 2). La literatura da cuenta que, particularmente en países de América Latina, incluyendo a Chile, la flexibilidad ha sido interpretada en muchos casos como

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desregulación, y las nuevas condiciones de empleo constituyen precarización de las formas tradicionales, tomando en cuenta aspectos como la inestabilidad, la inseguridad y la insuficiencia de ingresos (Leiva, 2000). Ciertamente el impacto de la flexibilización laboral que se describe no se condice con el objetivo inicial de establecer un sistema para la utilización y organización eficiente del factor trabajo en las empresas, sino que más bien se acerca a un modelo donde se traspasan costos de las empresas hacia los trabajadores. En ese sentido, las recomendaciones en la literatura siempre apuntan a la necesidad de conjugar en el mundo del trabajo los grados de flexibilidad que las empresas requieren para competir en las nuevas condiciones del mercado global, con grados de protección social que permitan restablecer el equilibrio en la relación entre trabajadores y empleadores. 3.1.2

Reformas estructurales, marcos normativos y relaciones laborales

Chile aparece como uno de los países donde más temprana y profundamente se han integrado las recomendaciones sobre flexibilización de la estructura laboral con la implementación de una serie de reformas insertas en el Plan Laboral del año 1979, el cual fue producido en el marco de una reorientación completa del modelo de desarrollo acontecida bajo régimen autoritario hace aproximadamente tres décadas. En muchas ocasiones el “modelo chileno” aparece como un caso exitoso de transformaciones para observadores foráneos en consideración de dos razones fundamentales: la solidez institucional que le otorga la estabilidad y gobernabilidad que ha alcanzado el régimen presidencial desde el año 1990 a la fecha y la mantención de los equilibrios macroeconómicos, expresado en el control inflacionario, la reducción del gasto público, entre otros factores. Sin embargo, es compartido también el diagnóstico que indica ciertas debilidades del modelo de desarrollo, en particular se enfatiza en la desigualdad como un problema gravitante, que se ha mantenido a un nivel que posiciona a Chile como uno de los países más desiguales del mundo de forma permanente durante los últimos años. La naturaleza del modelo de desarrollo implementado en Chile se deduce de las reformas económicas aplicadas. En ese sentido, éstas se pueden clasificar en función de la política económica a la cual responden. Se pueden establecer tres ejes hacia los cuales se orientan las reformas introducidas durante esa época y que en lo grueso se mantienen hasta hoy:

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i)

ii)

iii)

apertura de la economía, entendida como una apertura de los mercados a las leyes de la oferta y la demanda, buscando limitar lo menos posible las restricciones en las relaciones económicas de los agentes privados bajo el entendido que esto conduce al óptimo social; privatizaciones del mercado, referido al rol preponderante del sector privado en la dinámica económica, así como a la reducción del Estado desmembrado de las funciones que cumplía durante el período anterior, existiendo un desplazamiento desde una posición central donde el Estado juega un rol preponderante como impulsor del desarrollo, a una posición periférica donde, básicamente, cumple funciones subsidiarias y; apertura al exterior, referida a la importancia que se le atribuye a establecer relaciones comerciales internacionales, alcanzando nuevos mercados para la producción chilena a través de la reducción de aranceles y proteccionismos, buscando incentivar de esta forma exportaciones e importaciones que le entregarían dinamismo -y con ello empleo y crecimiento- a la economía. De este modo, se reconfigura un modelo de desarrollo basado en la exportación de ciertos productos donde Chile presenta ventajas comparativas, como motor del crecimiento.

Como se indica previamente, las tendencias hacia la apertura y liberalización económica se expresan, desde el punto de vista del mundo del trabajo, como flexibilización de las relaciones laborales. El Plan Laboral contempla entre sus distintos decretos modificaciones a la normativa anterior y diferencias sustantivas en relación a los marcos normativos que regulan la actividad sindical alrededor del mundo: negociación colectiva limitada al ámbito de la empresa, reconocimiento a la negociación fuera del sindicato y restricciones a los temas objeto de negociación (Rojas, 2008: 196). Junto con ello, el fuerte debilitamiento de los sindicatos a través de la represión aparece como un factor que facilita la implementación de medidas aceleradas hacia la flexibilidad. Lo anterior genera diversas consecuencias para el modelo tradicional de trabajo. Si antes existía cierta homogeneidad en las relaciones sociales de producción, desde hace dos o tres décadas las relaciones tienden a dispersarse en una serie de modelos de empleo que incluso escapan a los marcos normativos existentes. Uno de los principales factores en esa línea es la introducción de formas de contratación que distorsionan la relación original donde un mismo empleador contrata y controla la mano de obra, a otras donde estos dos elementos se separan bajo el formato de subcontratación o externalización de servicios. En esa línea, se han producido

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conflictos laborales, incluso por fuera de los marcos normativos5, que tienen como huella común la tensión entre la presión por mayores niveles de flexibilidad laboral por parte de los empresarios, y por otro, por la búsqueda de mejores condiciones de empleo por parte de los trabajadores. Para alcanzar su estado actual, se distinguen cuatro períodos en función de las atribuciones de uno u otro actor en la relación laboral, esto es, del estado de equilibrio entre trabajadores y empleadores a partir del análisis de una serie de dimensiones relacionadas con la legislación laboral y la protección social: disposiciones sobre despidos y protección contra el desempleo, organización sindical y negociación colectiva, huelgas y regulación salarial (Mizala y Romaguera, 2001; González, 1996). Las etapas que ha seguido la normativa jurídica y de facto en torno a las relaciones laborales pueden ser clasificadas de acuerdo a cuatro períodos: i)

ii)

iii)

iv)

Una primera etapa de legislación proteccionista hasta el año 1973 caracterizada por la existencia de medidas que impiden despedir trabajadores, elevadas indemnizaciones, restricciones al ejercicio de ciertas ocupaciones a través de carnés, etc., Una segunda etapa de desregulación de facto con legislación proteccionista entre 1973 y 1978, principalmente caracterizada por la fuerte represión por parte de la dictadura a la actividad sindical, lo que inhabilita las posibilidades de huelga legal o negociación colectiva, Un tercer momento entre 1978-1989 se clasifica como de reformas y desregulación laboral, que incluye la implementación del Plan Laboral compuesto de dos decretos sobre sindicalización y negociación colectiva, “buscando limitar fuertemente la influencia de la actividad sindical en la empresa – reflejando el temor a la actividad política de las organizaciones sociales como un factor potencialmente desestabilizador de la dictadura” (González, 1996: 53)- y; Un cuarto período que en menor o mayor medida se orienta a restablecer los equilibrios en la relación capital-trabajo, mediante la implementación de reformas los años 1992 y 2001, siempre bajo el parámetro de mantener el dinamismo y la flexibilidad en las relaciones laborales, cuidando caer en lo

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El movimiento subcontratista de gran repercusión durante el año 2006 en el sector de la minería, es un caso emblemático en la medida que la propia situación de negociación se encontraba al margen de la ley.

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que se califica como exceso de proteccionismos, existentes en el período previo al año 1973. El escenario descrito como parte del cuarto período constituye el marco en el cual se insertan las relaciones laborales actualmente en Chile. Desde ahí se hace necesario investigar la forma que adquiere el empleo y las condiciones y consecuencias sociales que éste posee. Si bien en Chile existe amplia literatura relacionada con flexibilidad y precarización laboral, así como de otros fenómenos sobre las que se debe volver a reflexionar en este nuevo escenario posttransformaciones de la estructura laboral (el nuevo escenario para el sindicalismo, modalidades contractuales emergentes como la subcontratación, entre otros); por distintas razones existen otras dimensiones que han sido menos abordadas, pero que constituyen las bases prácticas de la flexibilización y, más importante aún, que en su desarrollo tienen una serie de expresiones o consecuencias sociales de gran relevancia. Una de estas es la proliferación de empleos con jornadas laborales distintas a la jornada “estándar” de 45 horas semanales6.

3.2 Horas de trabajo y empleos a jornada parcial: voluntariedad y subempleo De acuerdo a la clasificación que se establece respecto a las modalidades que adopta la flexibilidad laboral en su dimensión numérica e interna, es decir, en relación a la cantidad de horas de trabajo al interior de las empresas u organizaciones, uno de los fenómenos más representativos es la dispersión de jornadas u horas de trabajo en lo que refiere a las horas diarias o semanales habituales o efectivas que los individuos dedican al trabajo. Uno de los objetivos principales de esta tendencia se relaciona con la adaptabilidad de las jornadas para la apertura a la participación de segmentos de la población que por razones de disponibilidad horaria se verían marginados del mercado laboral. En ese sentido, se asiste a un florecimiento de trabajos de contratación parcial o por horas, que se introducen generalizadamente en la estructura laboral, y que irían de la mano con la mayor participación laboral de mujeres y jóvenes al permitir la compatibilización del trabajo con otras actividades (tareas domésticas, estudios, u otras). Este fenómeno se corresponde con las tendencias a nivel mundial respecto a una disminución generalizada de las horas de trabajo, lo que se explica por las 6

En Chile la jornada laboral de 45 horas se establece en la Reforma Laboral del año 2001.

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recomendaciones y ventajas que acarrea una jornada de menor duración: beneficios en la salud y la vida familiar, reducción de riesgos asociados a accidentes, mayor productividad, etc. (Lee et al, 2007). Se considera que una reducción en las jornadas laborales, mejora la calidad de vida en la medida que permite disponer a las personas de más tiempo para desenvolverse en otros ámbitos como los espacios sociales y culturales. En esa línea son varios los países que han reducido sus jornadas laborales a un máximo de 40 horas semanales. Sin embargo, según las mediciones presentadas en el informe de la World Competitiveness Yearbook, Chile es el país donde más horas se trabajó en el mundo los años 1996, 1998, 2001 y 2002, manteniéndose constantemente entre los más altos (Echeverría y Jeria, 2005: 2). El trabajo a tiempo parcial se enmarca en los procesos de transformaciones económicas -descritos en los apartados anteriores- que han venido afectando la estructura laboral desde mediados de los años 70. Sin embargo, su formalización se produjo recién el año 2001, en el marco de la Reforma Laboral implementada ese año e introduciendo nuevas normas respecto a la jornada de trabajo y los descansos. Entre las medidas de mayor impacto que introduce la reforma se encuentra la regulación del uso de tiempo extraordinario, la modificación de disposiciones sobre derecho a descanso semanal, un reconocimiento expreso del trabajo de media jornada como nueva modalidad contractual, la regulación de requisitos y duración de las autorizaciones administrativas para implementar jornadas excepcionales en casos calificados, entre otros. Además, a partir del año 2005 se establece la disminución de la jornada laboral de 48 a 45 horas semanales y a través de la Ley 19.759 se fija como límite las 30 horas semanales para el trabajo a tiempo parcial (Cáceres, 2007). En una investigación que utiliza datos provenientes de la Encuesta CASEN, Rau (2008) constata un crecimiento sostenido del trabajo a tiempo parcial entre 2000 y 2006, pasando del 11,4% al 16% del total de trabajadores. Esta expansión relativamente acelerada del trabajo a tiempo parcial puede ser entendida como una de las manifestaciones de un mercado laboral transformado y del creciente nivel de flexibilidad en este ámbito, pero merece también atención por las características particulares de esta modalidad de trabajo y sus implicancias sociales. La duración de la jornada de trabajo tiene especial relevancia en la calidad de vida de los trabajadores y los hogares que conforman, dada la cantidad de tiempo

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disponible que es posible destinar a otras actividades, como esparcimiento, deportes o asistencia a eventos culturales, entre otros. De esta forma, el trabajo a jornada parcial constituye una manera de conjugar el trabajo con la vida familiar, aunque muchas veces esta modalidad de trabajo resulta poco atractiva porque tiende a reducir los ingresos de los hogares cuando los sueldos por hora son bajos (OIT, 2007). En este sentido, el trabajo a tiempo parcial constituiría en primer lugar una alternativa principalmente para ciertos grupos específicos de la población que tradicionalmente no han estado vinculados al mundo del trabajo remunerado. Pese a ello, en ciertos contextos la posibilidad de trabajar en una jornada parcial puede ser la única alternativa disponible y podría constituir la fuente principal de ingresos en un hogar. En este sentido, el significado de una jornada de trabajo parcial será muy distinto dependiendo de si corresponde a un trabajador miembro de un hogar donde existen otros empleados que aportan ingresos, o si corresponde a un trabajador que sostiene a su hogar a partir del ingreso que genera a través de esa ocupación. Del mismo modo, el significado de una jornada parcial es distinto cuando se trata de alguien que busca compatibilizar su trabajo con otras funciones que le impiden tener un empleo de jornada completa - permitiendo de este modo su incorporación al mundo del trabajo-, respecto a la situación de quienes, en busca de una oportunidad de trabajar, se ocupan en este tipo de jornadas como solución a su situación de desempleo, quedando de este modo como subempleados por horario, disponibles para trabajar más horas. Esto implica que dentro de los ocupados a tiempo parcial se puede distinguir entre quienes son ocupados en este tipo de empleos pero están disponibles para trabajar durante más horas y quienes no estarían dispuestos a trabajar más horas. Quienes no están disponibles para trabajar más horas corresponderían a individuos que buscan compatibilizar roles, insertándose al mundo del trabajo en ocupaciones que no les demandan el tiempo que requieren para cumplir con otras funciones. Quienes están disponibles para trabajar más horas corresponden a individuos que se ocuparon en este tipo de empleos, pero que ante la posibilidad de tomar uno que complete una jornada laboral, lo harían lo antes posible. Este segundo caso se convierte en expresión de cómo los procesos de flexibilización laboral, en el escenario chileno o latinoamericano, no siempre se adaptan a las condiciones sociales en las que se insertan, en el sentido de vincular

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a empleadores y empleados en una relación que permita a ambas partes obtener provecho de la situación de empleo o –como se mencionó previamente– establecer una relación virtuosa entre empleadores y empleados. De esta forma, se rompe con la voluntariedad que implica permitir la incorporación de contingentes excluidos del mercado laboral mediante la generación de empleos alternativos y compatibles con otro tipo de actividades.

3.3 Antecedentes sobre trabajadores ocupados en empleos a tiempo parcial El principal interés que reviste la realización de este estudio es conocer y describir a los ocupados a tiempo parcial a partir de sus principales características. La comparación entre los trabajadores a tiempo parcial voluntarios e involuntarios implica adentrarse en las particularidades de ambos grupos, estableciendo sus semejanzas y diferencias. Con este propósito, se han identificado tres dimensiones que permiten enmarcar antecedentes al respecto. En primer lugar se encuentran las características socio-demográficas. Éstas implican la descripción de la población en aspectos básicos de estratificación social: sexo, edad y educación. En segundo lugar, se encuentran las variables de tipo económico-productivas, las que refieren a las características propias del empleo: rama, ocupación y categoría ocupacional, entre otras. En tercer lugar, se encuentran las variables de tipo económico-domésticas. Se han identificado con este grupo a aquellas que tienen relación con los arreglos familiares existentes en aquellos hogares integrados por personas que se ocupan en empleos con una jornada a tiempo parcial. Se hace necesario entonces revisar investigaciones sobre los principales hallazgos referentes a estas dimensiones para las personas ocupadas en jornada parcial. La búsqueda recaba información tanto a nivel nacional como internacional desde los años 90’ a la fecha. 3.3.1

Caracterización Socio-demográfica

En América Latina, la tendencia de las últimas décadas apunta a un bajo crecimiento económico y un rápido aumento de la oferta de mano de obra, asociado sobre todo a la incorporación de mujeres y jóvenes a la fuerza de trabajo (CEPAL, 2006). En Chile, bajo el contexto de reactivar la economía y disminuir las cifras de cesantía, se impulsó a través de la legislación del año 2001 la jornada a tiempo

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parcial, con el objetivo de incentivar el ingreso de grupos antes no incorporados al mundo del trabajo. La modificación legislativa haría posible la incorporación masiva tanto de mujeres dueñas de casa, estudiantes, así como también de personas con algún tipo de discapacidad física o intelectual (Cáceres, 2007), considerando que en Chile las tasas de participación de estos sectores son especialmente bajas en relación a la situación mundial (Rau, 2008). Las investigaciones muestran que al realizar un análisis en la distribución de las horas parciales por sexo y edad, se observa un crecimiento de este tipo de trabajo hacia el final de la vida laboral y, en el caso de las mujeres, un descenso cuando coincide con la edad más fértil. Al tiempo que, en términos generales, las mujeres trabajan menos horas que los hombres en todos los grupos de edad (Echeverría y López, 2004). En términos generales, en Chile el trabajo a jornada parcial aumenta sostenidamente en el período 2000-2006. Este aumento se observa tanto para hombres como para mujeres, aunque para las últimas el aumento es sustancialmente mayor (Rau, 2008:16). Se puede decir entonces que las mujeres han aumentado su participación laboral en Chile (CEPAL, 2006; Rau, 2008), obedeciendo a la tendencia acelerada en crecimiento de este sector en América Latina (Messenger, 2006). Pese al aumento sostenido en las mujeres, existe una brecha de género en cuanto a las horas de trabajo en el mundo entero. Los hombres tienden a tener más horas de trabajo (Lee, 2007), por lo que en una mayor proporción trabajan sobre las 48 horas y también existen más hombres subempleados, es decir, trabajando menos horas que las que quisieran trabajar (Messenger, 2006). Esta idea es reforzada por la Organización Internacional del Trabajo OIT (2007), planteando que las mujeres en el mundo trabajan menos horas que los hombres y en empleos de peor calidad. En ese sentido, las mujeres más frecuentemente trabajan por algunas horas pagadas, en trabajos part-time o en sectores informales. A pesar que las investigaciones plantean una desventaja de las mujeres respecto a los hombres, existe una tendencia reciente a disminuir la brecha de salario entre hombres y mujeres (Messenger, 2006). En Chile los jóvenes y las personas en edad de jubilarse trabajan menos horas que los trabajadores entre 25 y 60 años. (OIT, 2007). De esta manera, la curva de las horas de trabajo por edad tienden a tener forma de U invertida, aumentando en la mediana edad (Rau, 2008). Otra investigación (Echeverría y López, 2004:10)

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sostiene que: “Hasta 1996 la extensión de la jornada laboral disminuía a medida que aumentaba la edad de las personas (mayor cantidad de horas en grupo de 15 a 24 años). Desde 1996 en adelante la situación se polariza y las jornadas más cortas se sitúan en los extremos, mientras las jornadas más largas se desplazan hacia los grupos de edad intermedios (35 a 54 años). Esto puede tener dos interpretaciones: los jóvenes tienen ahora más posibilidades de acceder a ocupaciones de menos horas que sean compatibles con sus estudios, o bien sólo pueden acceder a ocupaciones más esporádicas y a tiempos parciales (más precarias)”. Este análisis se condice con la disyuntiva entre jornada de tipo voluntaria e involuntaria, vale decir, entre quienes optan por jornadas de este tipo, o quienes no tienen más posibilidades que aceptar trabajos de menos de 45 horas. Una tercera dimensión socio-demográfica a considerar es la educación. Al ser la educación un aspecto que estratifica socialmente, es importante conocer si existen diferencias dependiendo del nivel educacional alcanzado por quienes tienen jornada de tiempo parcial. De acuerdo a Rau, dentro de los asalariados cerca del 10% de las personas que tienen un año de escolaridad o menos, es decir, que no completaron ni siquiera el primer ciclo de la educación básica, trabaja en actividades con jornada a tiempo parcial. Mientras que el 7,2% posee educación secundaria completa. Por otro lado, en los últimos años ha existido un aumento en la proporción de personas con Educación Superior, específicamente entre quienes tienen entre 13 y 16 años de escolaridad, llegando al 16% entre estos últimos (Rau, 2008: 21). Rau (2008) conjetura que este fenómeno se debe a que los estudiantes universitarios ingresan al mercado laboral paulatinamente por medio de jornadas a tiempo parcial, motivo por el cual el trabajo a tiempo parcial disminuye entre los 16 a 19 años de escolaridad, y luego sube a 18% entre quienes tienen 20 años de escolaridad o más. 3.3.2

Caracterización Económico-productiva

Dentro de los empleos de jornada parcial también se han realizado análisis e investigaciones que indican los sectores de la estructura económica-productiva donde éstos prevalecen o tienen mayor incidencia. En relación a la rama de actividad económica existen marcadas diferencias en la duración del tiempo de trabajo en los distintos sectores económicos (Rau, 2008). En el sector de las manufacturas, las horas de trabajo semanales se han mantenido

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relativamente estables en varios países durante la última década (Lee, 2007), mientras se observa una fuerte heterogeneidad en las horas de trabajo en el comercio y los servicios (Lee, 2007; Rau, 2008). En vista de este escenario los sectores del comercio y servicios han sido tradicionalmente emblemáticos al respecto, siendo objeto específico de cambios de la normativa en la reforma laboral del año 2001. De acuerdo a Rau (2008: 23) existe un notable aporte en puestos de trabajo a tiempo parcial de los sectores comercio y servicios con alrededor de dos tercios de todo el empleo a tiempo parcial. Dentro de estos sectores, las posiciones ocupacionales más frecuentes son vendedores de tienda y almacenes y limpiadores de hoteles y oficinas con alrededor del 20% del empleo a tiempo parcial. Al igual como ocurre con la rama, entre los grandes grupos de ocupaciones las horas de trabajo son altamente inequitativas, existiendo grupos que tienen jornadas más prolongadas y a la vez, menores remuneraciones (Rau, 2008). Los resultados de la Encuesta Casen reflejan una marcada heterogeneidad frente a la duración de la jornada laboral según tipos de ocupación (Echeverría y Jeria, 2005). En 2003, los grupos de trabajadores dependientes que trabajaban con jornadas más extensas (de 48 horas) eran: agricultores calificados (72,1%), operarios calificados y no calificados de distintos sectores productivos (69,7%), que representan casi a la mitad de los asalariados; y trabajadores de servicios y comercio (62,9%). Además, más de un cuarto de los trabajadores en cada una de estas tres categorías trabajaban más de 50 horas semanales. Por el contrario, los que trabajan en jornadas menores de 44 horas son directivos (55,2%), oficinistas (55%), técnicos (48,4%) y profesionales (39%) (Rau, 2008: 4). De acuerdo a los resultados de la investigación de Echeverría y Jeria, son más frecuentes las jornadas de menor duración en ocupaciones donde se han desarrollado mayores competencias y en ocupaciones no manuales, a diferencia de otros grupos menos calificados, tales como los operarios y trabajadores de servicios, etc. Finalmente, el tamaño de la empresa también es una variable determinante entre los trabajadores a tiempo parcial, pues las empresas pequeñas presentan una mayor participación de este tipo de trabajadores, en particular las empresas que tienen entre 1 y 9 trabajadores. Se ha detectado también una fuerte presencia de este tipo de empleo entre los trabajadores por cuenta propia, pero sin profundizar en el análisis respecto a ello y centrándose solamente en los asalariados (Rau, 2008).

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Sin embargo, resulta de gran importancia incluir a los trabajadores por cuenta propia en un análisis respecto a los tipos de jornada laboral, considerando la situación latinoamericana, donde la economía informal genera al menos la mitad de todos los empleos, de los cuales al menos la mitad son empleos por cuenta propia (OIT, 2007). La especificidad redunda en que en los países en desarrollo el empleo a tiempo parcial está más vinculado con el sector informal (Lee, 2007). 3.3.3

Caracterización de los Hogares

Durante las últimas décadas se han ido gestando cambios en la composición de los hogares. Tal como se mencionó anteriormente, se da paso a una mayor integración de las mujeres en el mercado laboral, así como un paulatino aumento de la coresponsabilidad de los hombres en las labores reproductivas. Las investigaciones plantean tres fenómenos principalmente: una disminución de la proporción de hogares con proveedor masculino (Arriagada, 2004), un aumento en el número de hogares con dos proveedores y un aumento de las familias monoparentales. En esa línea, de acuerdo a Irma Arriagada, la tendencia más notable es el aumento de los hogares mono-parentales femeninos, relacionándose con el aumento de la soltería, de las separaciones y divorcios, de las migraciones y la esperanza de vida (Arriagada, 2004:5). La autora plantea que en América Latina los cambios más notorios para el período 1990-2002 son la disminución del tipo de familia nuclear tradicional y el aumento de las familias biparentales con hijos, donde ambos padres desarrollan actividades remuneradas (de 27% a 33%). Por su parte, de acuerdo a Infante y Sunkel (2002), existe una marcada tendencia en las familias nucleares biparentales hacia la disminución de los hogares donde el hombre es el único miembro que trabaja de forma remunerada, aumentando la proporción de hogares con ambos miembros de la pareja activos laboralmente, alterando las características más típicamente vinculadas a los hogares nucleares biparentales. Por otro lado, la familia monoparental con jefatura femenina se ha incrementado de forma importante a través de los años, trayendo consigo costos en términos de acceso a un trabajo de calidad, pues las familias monoparentales se encuentran en desventaja respecto a las de tipo biparental (Infante y Sunkel, 2002). En forma específica, existe una mayor incidencia de la indigencia y pobreza en hogares de jefatura femenina, debido al menor número de aportantes a la familia, así como por los menores ingresos que reciben las mujeres que trabajan (Infante y

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Sunkel, 2002). Por su lado, Arriagada postula que: “la mayor incidencia de la pobreza se encuentra entre las familias extendidas y compuestas, y dentro de ellas entre los hogares monoparentales con jefa de hogar. Asimismo, una mayor incidencia y pobreza se encuentra entre las familias nucleares y dentro de ellas entre las nucleares biparentales con hijos y entre las monoparentales con jefatura femenina” (Arriagada, 2004: 12). Otra investigación es la de Uribe-Echevarría (2008), que indica que las mujeres con más educación muestran una tasa de participación laboral considerablemente más alta que aquellas de menores estudios. En ese caso se puede concluir que hoy en día la relación de las mujeres con el mercado de trabajo está fundamentalmente determinada por las opciones salariales personales derivadas de su nivel educacional. Entre los hogares del primer quintil, el 4,7 % de las mujeres trabajan, comparado con el 45,4% del quinto quintil (Infante y Sunkel, 2002). De esta forma, la participación de las mujeres depende del ingreso del hogar y la posición que ocupan en la familia (Uribe-Echevarría, 2008). Por otro lado, Irma Arriagada (2004) recalca que los hogares nucleares monoparentales tienen una menor probabilidad de contar con más de un aportante, ya que el segundo aportante –al no existir una pareja– sólo puede ser un hijo o hija. Del mismo modo, no es una situación extraña que más de la mitad de las familias nucleares biparentales tengan dos o más aportantes al hogar: “En la región latinoamericana las familias con dependientes alcanzan al 68%. El mayor porcentaje de hogares y familias con dos o más dependientes se encuentra en las familias nucleares biparentales con hijos y las extendidas compuestas. La mayor cantidad de hogares sin dependientes se encuentra entre los nucleares sin hijos. Sólo un 11% de los hogares no tiene ningún dependiente a cargo, y el 20,7% tiene un solo dependiente” (Arriagada, 2004:15). Al establecer una relación entre las familias de tipo biparentales y el trabajo, tanto con hombres como con mujeres, se observa que para los hombres la relación entre familia y trabajo es positiva: el matrimonio o la convivencia es un factor que posee una capacidad predictiva del 43% en la participación laboral masculina, aumentando en 36% por cada hijo en edad preescolar (Uribe-Echevarría, 2008). En el caso de las mujeres esta relación es inversa. Al controlar por edad y educación, el matrimonio o la convivencia disminuyen las posibilidades de participación femenina, reduciéndolas en 74%. Esta diferencia podría deberse a la desigual distribución de las labores reproductivas en el hogar, evidenciando las asignaciones de roles sexuales tradicionales en la población (Uribe-Echevarría, 2008).

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Dentro de las configuraciones de los hogares, los ocupados a tiempo parcial varían su rol económico dependiendo de la posición que tengan dentro del hogar, de forma que un trabajo de este tipo no tiene el mismo significado en un hogar donde la persona que lo enfrenta es la única ocupada, que cuando existen varios aportantes que contribuyen a la mantención económica del mismo (Uribe-Echevarría, 2008). En los resultados de la investigación realizada por Uribe-Echevarría (2008), considerando a las parejas dentro de los hogares, se observa que el empleo a tiempo parcial tiene un efecto positivo sobre el salario de los hombres (incrementándolo en 33%), mientras que para las mujeres el efecto es también positivo pero de una magnitud menor. Esta situación evidencia que los empleos parciales ofrecen mejores opciones salariales a los hombres que a las mujeres.

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IV.

METODOLOGÍA

Las permanentes transformaciones del mundo del trabajo, descritas en el primer apartado del presente documento, plantean desafíos de gran envergadura para la medición del empleo. En un escenario cambiante, donde proliferan y se consolidan fenómenos emergentes principalmente relacionados con la tendencia a la flexibilidad en las relaciones laborales, el desafío consiste en generar instrumentos que permitan obtener una visión más completa y acabada de estos fenómenos, con el fin de dar cuenta de mejor manera de la realidad del empleo en Chile. A nivel internacional, organismos como la OIT plantean habitualmente recomendaciones para uniformar prácticas en cuanto a la recopilación y presentación de estadísticas laborales, principalmente a través de las Conferencias Internacionales de Estadísticas del Trabajo (en adelante CIET). En el caso chileno en particular, los esfuerzos por actualizar la medición del empleo se plasmaron en la generación de la Nueva Encuesta de Empleo (NENE) -realizada oficialmente por el INE desde 2009- que reemplaza la antigua encuesta de empleo que comenzó a ser aplicada en 1966. El interés por cambiar la metodología de la encuesta surgió debido a varias razones. Entre ellas, se presentó la necesidad de responder a las recomendaciones y exigencias que plantean organismos internacionales como la OIT, al tiempo que con el ingreso de Chile a la OCDE se hizo necesario homologar sus productos estadísticos con los requerimientos de dicha organización a fin de hacer comparable la información con aquella desarrollada en los países integrantes. En definitiva, la NENE constituye una actualización que toma en cuenta los cambios más importantes que se han gestado en el mundo del trabajo como fruto de las transformaciones económicas, demográficas y sociales que ha experimentado el país, al mismo tiempo que se hace cargo de las recomendaciones internacionales para la medición del empleo (INE, 2010). La NENE no presenta objetivos muy distintos a la antigua ENE, manteniendo su objetivo principal de caracterizar y cuantificar la población de 15 años y más respecto a su situación de empleo, pero implica un avance sustancial en varios sentidos: Integra las nuevas recomendaciones de los expertos en medición del empleo, tanto conceptual como operacionalmente; posee una nueva metodología para medir niveles y tasas de ocupación, desocupación e inactividad de la fuerza

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laboral del país; y perfecciona el control de los errores no muestrales propios de cualquier encuesta de hogares. En términos más específicos, algunas de las nuevas dimensiones que aborda la NENE tienen que ver con la calidad del empleo, el subempleo y la flexibilidad laboral, la tipificación de las personas que se clasifican como fuera de la fuerza de trabajo o inactivas, las características de la participación de la mujer en la fuerza de trabajo, identificar las principales brechas de género en el mercado laboral, entre otros temas relacionados con fenómenos emergentes del mundo del trabajo (INE, 2010).

4.1 Medición de horas de trabajo y subempleo Para cumplir con el objetivo de caracterizar a los trabajadores a tiempo parcial, y dentro de ellos- diferenciar entre quienes adoptan voluntariamente esta modalidad de empleo y quienes lo hacen de forma involuntaria, es necesario acudir a dos conceptos ampliamente discutidos en la medición del empleo y abordados por la NENE: las horas de trabajo y el subempleo. 4.1.1

Horas de trabajo

El cuestionario de la NENE considera dos formas de determinar el tipo de jornada en el trabajo, que permiten identificar a los trabajadores a jornada parcial. Por un lado, se consulta directamente al entrevistado si su jornada de trabajo es completa o parcial y posteriormente, se realiza una serie de preguntas destinadas a medir la duración de la jornada en horas de trabajo, a partir de lo cual se puede establecer de manera indirecta el tipo de jornada. La primera alternativa es una variable subjetiva que depende de la percepción del encuestado y no necesariamente tiene relación con la definición legal de una jornada parcial, mientras que la medición a través de las horas de trabajo permite una mayor precisión y es coherente con las recomendaciones internacionales en relación a la forma de identificar las jornadas parciales. Considerando esto, se optó por la segunda alternativa. De acuerdo al Código del Trabajo (Cáceres, 2007), los contratos de trabajo a jornada parcial son aquellos que establecen un horario equivalente a 30 horas o menos de trabajo a la semana. De esta forma, para efectos de este estudio se considerará ese límite horario para identificar a los trabajadores a jornada parcial, incluso para trabajadores por cuenta propia o asalariados sin contrato. Existen diferentes conceptos para medir las horas de trabajo. De acuerdo a la 18ª CIET es posible identificar siete conceptos del tiempo de trabajo relacionados con

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las actividades productivas de las personas y su desempeño en el empleo: Horas efectivamente trabajadas, Horas habitualmente trabajadas, Horas pagadas, Horas normales, Horas contractuales, Horas extraordinarias y Horas de ausencia. Entre ellas, las más utilizadas actualmente para una caracterización general del tiempo de trabajo -y que son medidas a través de la NENE- son las dos primeras. Las horas efectivamente trabajadas cuantifican el tiempo dedicado por las personas al desempeño de actividades que contribuyen a la producción de bienes y servicios durante un período de referencia determinado. Se entiende por horas efectivamente trabajadas la suma total del tiempo dedicado directamente al cumplimiento de las tareas previstas en el empleo, así como el tiempo ocupado en relación a una actividad productiva que i) hace posible, ii) facilita o iii) documenta la producción (18ª CIET). En el caso de la NENE, la medición de las horas efectivas proviene de un algoritmo que suma o resta el número de horas por sobre o por debajo de las habituales que la persona declara haber trabajado durante la semana pasada (período de referencia). Esto implica un cambio importante con la antigua encuesta, que consultaba directamente al encuestado por las horas que efectivamente había trabajado la semana anterior. Las horas habitualmente trabajadas, en tanto, corresponden a los horarios más comunes practicados en un período corto durante un período de referencia largo. El período de referencia corto puede ser de una semana, y hacer referencia a un período de observación largo, que puede ser de un mes, una temporada o un año (18ª CIET). En el caso de la NENE, se consulta por la cantidad de horas diarias y el número de días trabajados habitualmente a la semana, a partir de lo cual se calcula el total de horas habituales semanales. El período de referencia largo que se considera es de los últimos tres meses, es decir, lo “habitual” se entiende como la situación predominante durante ese período de tiempo. La pregunta por horas habituales es una novedad de la NENE, pues anteriormente se consultaba por las horas “normalmente trabajadas”, las que hacen referencia a los horarios fijados por legislación, contratos colectivos o laudos arbitrales, limitando por lo tanto su validez sólo a los trabajadores asalariados. La medición de las horas habituales, en cambio, es más pertinente para trabajadores independientes y determinados empleos desarrollados en el propio hogar, pues no se rigen por un contrato laboral en el que se estipule el número de horas previstas (18ª CIET).

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En este documento de trabajo se utilizaron las horas habituales para identificar a los trabajadores a jornada parcial, pues de esta forma será posible captar los casos en que esta modalidad de trabajo constituye una situación permanente, atribuible a una condición estructural del mercado del trabajo. Las horas efectivas permiten medir con precisión el tiempo de trabajo en una semana de referencia, pero están sujetas a situaciones coyunturales que pueden significar que -por ejemplo- un trabajador que habitualmente trabaja en jornada completa, haya trabajado menos horas en esa semana en particular, quedando clasificado como trabajador a jornada parcial cuando esa situación no representa fielmente su modalidad de trabajo habitual. Algo similar puede ocurrir con trabajadores que habitualmente trabajan en jornada parcial, pero que en la semana de referencia trabajaron horas extraordinarias por una situación puntual. En definitiva, fueron considerados como trabajadores a tiempo parcial aquellos que declaran trabajar habitualmente 30 horas o menos a la semana, sumando las horas totales de la actividad principal y secundaria. Para ello, se utilizará la pregunta C2 del cuestionario de la NENE, que se muestra a continuación.

4.1.2

Subempleo

La posibilidad de medir el subempleo constituye uno de los avances importantes que se logran con la NENE, pues se trata de un fenómeno relevante sobre todo para países en desarrollo donde muchos trabajadores deben dedicarse a cualquier actividad -pese a que ésta no vaya de acuerdo a sus capacidades o disponibilidad de tiempo- para evitar el desempleo, que en general no cuenta con programas de asistencia. De acuerdo a la definición propuesta por la 16ª CIET, el subempleo “comprende las personas que han trabajado o han tenido un empleo durante el breve período de referencia considerado, pero estaban dispuestas y disponibles para modificar su situación laboral a fin de aumentar la duración o la productividad de su trabajo” (OIT, 1998: 15). A partir de esta definición es posible distinguir entre el subempleo visible,

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que da cuenta de una duración inadecuada del trabajo y el subempleo invisible, que refleja la productividad inadecuada del trabajo. En el caso de este estudio se trabajará con el subempleo visible, pues es el que tiene que ver con las horas de trabajo (y puede ser vinculado por lo tanto a las jornadas parciales) y es además el más factible de analizar a través de la NENE. Para considerar que una persona se encuentra en una situación de subempleo visible no basta con que la duración de su horario de trabajo esté por debajo de un límite, sino que además esa persona debe estar dispuesta a trabajar más horas y tener la disponibilidad para hacerlo en un futuro cercano. En este sentido, son tres las condiciones que se deben cumplir para clasificar a un trabajador como visiblemente subempleado: -

Disposición para trabajar un número adicional de horas: La persona debe manifestar el deseo o preferencia por trabajar más horas de las que ya realiza en todos sus empleos. En el caso de la NENE, esta condición puede ser abordada a partir de la pregunta C10, que se aplica a todos los ocupados:

Aquellas personas que responden “Sí” pueden ser consideradas como dispuestas a trabajar un número adicional de horas. -

Disponibilidad para trabajar horas adicionales: La persona debe estar lista para trabajar horas adicionales dentro de un determinado plazo posterior al momento de la entrevista (plazo que le permita hacer las gestiones necesarias para cambiar su modalidad de empleo). La NENE consulta por esta disponibilidad a través de la pregunta C11:

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Aquellas personas que responden las alternativas 1 a 3 pueden ser consideradas con disponibilidad para trabajar horas adicionales. El plazo de un mes (alternativa 3) se considera razonable para la realización de las gestiones correspondientes. -

Trabajar menos que la duración normal del trabajo: La persona debe trabajar actualmente un número de horas inferior a lo que se podría considerar como una jornada completa normal. En el caso de este estudio, todos los trabajadores analizados cumplen con esta condición, pues se están considerando únicamente aquellos que tienen una jornada de trabajo parcial, es decir, de 30 horas semanales o menos.

En definitiva, se puede considerar que las personas están en situación de subempleo visible si, durante un período de referencia, estaban dispuestas a trabajar más horas, estaban disponibles para ello y trabajaron menos de la duración normal del trabajo en su actividad (16ª CIET). Esta definición está hecha en función de un período de referencia corto, es decir, para aquellos trabajadores cuyas horas efectivamente trabajadas (durante la semana anterior) están por debajo de las normales. Sin embargo, en este caso se considerará un período de referencia largo (horas habituales por debajo de la duración normal), pues de esta forma se capta una situación más estructural de subempleo, con personas que han estado en esa situación durante bastante tiempo. Esta modalidad de subempleo puede ser considerada como subempleo visible habitual, y en la 16ª CIET se define a los trabajadores en esta situación como trabajadores a tiempo parcial involuntario. Esta noción será utilizada a lo largo del estudio para referirse al grupo que será comparado con aquellos trabajadores a tiempo parcial que no experimentan subempleo, es decir, que no cumplen con al menos una de las dos primeras condiciones descritas anteriormente.

4.2 Dimensiones de análisis Con el objetivo de caracterizar y comparar a los trabajadores a jornada parcial se han definido tres temas relevantes a analizar: las características socio-demográficas de estos trabajadores; el sector económico y los tipos de ocupación vinculados a la jornada parcial; y los tipos de arreglo familiar que se producen al interior de los hogares de los ocupados que trabajan jornadas parciales. En función de estos temas se pretende realizar un análisis descriptivo respecto a la realidad de los trabajadores a jornada parcial, indagando en las características específicas que presentan aquellos que se encuentran en situación de subempleo.

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En primer lugar se describirán las características sociales y demográficas de los trabajadores a tiempo parcial, entre las cuales se consideran tres variables fundamentales: sexo, edad y nivel educacional. Todas ellas constituyen categorías relevantes para un análisis del empleo, pues tienden a definir diferentes formas de inserción en el mercado laboral. Otro punto relevante tiene que ver con caracterizar a los trabajadores a tiempo parcial en función de las posiciones económicas y productivas que ocupan en la estructura laboral, es decir, el sector económico en que se desempeñan (rama de actividad), el tipo de ocupación que desarrollan y la categoría ocupacional (empleador, asalariado, cuenta propia, etc.). Además se indaga en variables como el tamaño de la empresa y algunos indicadores de calidad del empleo. En cada caso, se hace relevante establecer el peso que tienen las ocupaciones de jornada parcial, voluntarias e involuntarias, en relación al total de ocupados en cada categoría económico-productiva. Un último elemento que considera este documento de trabajo es la caracterización de los arreglos familiares que se producen en los hogares donde existen trabajadores a tiempo parcial. Un trabajo de este tipo o una situación de subempleo no tienen el mismo significado en un hogar donde la persona que la enfrenta es la única ocupada del hogar, que en otro donde existen varias personas que perciben ingresos y aportan, sosteniendo la situación económica del hogar. Por ello, se ha construido una tipología de hogar que permite diferenciar aquellos casos en que el trabajador a tiempo parcial es el único ocupado del hogar de aquellos donde existen otros ocupados a tiempo parcial o completo, considerando además la cantidad de inactivos que ese hogar debe sostener. Además, se indaga en el lugar que ocupan dentro del hogar los trabajadores a tiempo parcial, en particular su posible condición de proveedor principal y su parentesco con el jefe de hogar. En definitiva, la caracterización de los dos tipos de ocupados en jornada parcial -a partir de las tres dimensiones descritas- nos permite obtener un panorama respecto a la expresión concreta de la flexibilidad horaria en los trabajadores, determinando cuáles son las condiciones en que este tipo de relación laboral se da con mayor intensidad.

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4.3 Flujo de identificación y caracterización de los ocupados en jornada parcial En síntesis, considerando lo señalado en los puntos anteriores, la metodología a seguir se puede resumir en el siguiente diagrama de flujo:

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Caracterización de los trabajadores en jornada parcial en Chile

4.4 Base de datos utilizada El análisis descriptivo de los trabajadores a jornada parcial se realizó en base a los datos del trimestre móvil julio-agosto-septiembre 20107. Esta decisión se sustenta en dos argumentos. En primer lugar, si bien los fenómenos relacionados con el empleo tienen un comportamiento que presenta variaciones importantes a lo largo del año debido a factores de estacionalidad, en el caso de las jornadas parciales y sus modalidades voluntaria e involuntaria se pudo comprobar que en general no manifiestan cambios demasiado importantes durante el año. El gráfico 1 muestra que la proporción de trabajadores a jornada parcial desciende muy levemente durante los meses de verano, pero en términos generales se mantiene relativamente estable entre 17% y 20%.

7

Cabe señalar que en comparación con las cifras oficiales sobre trabajo a tiempo parcial publicadas por el INE para ese trimestre móvil, se producen leves diferencias en el número total de ocupados en esa modalidad horaria. Las diferencias se explican porque la forma de cálculo discrepa en dos aspectos: i) primero, a efectos de este documento se han considerado como trabajadores a tiempo parcial a quienes trabajan 30 horas habituales o menos, sumando las horas en la actividad principal y secundaria, a diferencia del cálculo oficial que considera sólo las horas en la actividad principal y, ii) segundo, dentro de los ocupados a tiempo parcial, se producen diferencias en la distribución de involuntarios y voluntarios, debido a que se ha considerado que quienes se encuentran disponibles para trabajar más horas hasta en un mes más, también corresponden a ocupados en jornada parcial involuntaria, a diferencia de la cifra oficial que considera un periodo más acotado (15 días desde el momento de la encuesta). En ambos casos la diferencia se explica por razones de interpretación sociológica. Esto es, más allá de caracterizar el mercado laboral, el presente documento busca evaluar el impacto y las consecuencias sociales de la flexibilización horaria, lo que hace más pertinente considerar las horas trabajadas por los ocupados en todos sus empleos y un periodo de disponibilidad de horas más amplio.

33

Caracterización de los trabajadores en jornada parcial en Chile

Gráfico 1: Porcentaje y número de ocupados en trabajos de jornada parcial por trimestre móvil (Agosto 2009 – Septiembre 2010)

40%

2.500.000 Porcentaje

35%

Número

2.000.000

30% 25%

1.322.788 1.322.032 1.272.232

20%

1.478.306 1.445.080 1.390.692 1.323.3411.370.091 1.278.137

1.500.000

1.270.442 1.190.749 1.160.213

1.000.000

15% 10%

500.000 5% 0%

-

Trimestre Móvil

Asimismo, de acuerdo al gráfico 2 la proporción de trabajadores a jornada parcial voluntaria (alrededor del 40%) e involuntaria (cerca del 60%) se mantiene también estable a lo largo del año. De esta forma, se consideró que la información correspondiente a un trimestre móvil es suficiente para dar cuenta del fenómeno de las jornadas parciales.

34

Caracterización de los trabajadores en jornada parcial en Chile

Gráfico 2. Porcentaje de voluntarios e involuntarios dentro de los trabajadores a jornada parcial, según trimestre móvil (Agosto 2009 – Septiembre 2010)

En segundo lugar, se observó que -pese a las escasas variaciones a lo largo del año- el trimestre móvil que presenta un mayor porcentaje de trabajadores a jornada parcial es el de julio-agosto-septiembre (donde se contabilizan 1.478.306 ocupados en este tipo de jornada), lo que permite una caracterización más detallada de este subgrupo.

35

Caracterización de los trabajadores en jornada parcial en Chile

V.

RESULTADOS

Se presentan a continuación los resultados y análisis de las principales características de los ocupados en jornada parcial, enfatizando dentro de ellos en el grupo que se encuentra ocupado en una jornada parcial de forma involuntaria. Se agregan a las tres dimensiones definidas previamente (características sociodemográficas, económico-productivas y de los hogares), un primer apartado que introduce las principales características de los ocupados en jornada parcial.

5.1 Principales características de los ocupados en jornada parcial Para una evaluación acertada de las características de los ocupados en jornada parcial se requiere conocer la importancia que tiene esta relación laboral en base al peso específico que alcanza en comparación con el total de ocupados a nivel nacional. Además, se revisan las razones que explican la condición de subempleo horario, junto con algunas variables relacionadas con la búsqueda de empleo, que indicarían cierto grado de presión sobre el mercado laboral de parte de grupos de ocupados en jornada parcial. Tabla 1. Ocupados por Tipo de Jornada Tipo de jornada

Total ocupados

de

% ocupados

Jornada Parcial Involuntaria

849.627

11,8%

Jornada Parcial Voluntaria

628.679

8,7%

Jornada Completa

5.733.204

79,5%

Total

7.211.510

100,0%

de

En la tabla N° 1 se observa la distribución de la p oblación nacional ocupada de acuerdo al tipo de jornada, construida a partir de las horas habituales que los ocupados declaran trabajar. La mayoría posee una jornada completa (79,5%), mientras que el 20,5% trabaja a tiempo parcial. Entre estos últimos, el 8,7% trabaja voluntariamente esa cantidad de horas, y el 11,8% lo hace de forma involuntaria, lo que equivale al 57% de los ocupados en jornada parcial, es decir, entre quienes

36

Caracterización de los trabajadores en jornada parcial en Chile

poseen una jornada a tiempo parcial, más de la mitad trabajaría más horas de las que habitualmente trabaja. Tabla 2. ¿Cuál es la razón por la cual no trabaja más horas? Jornada parcial involuntaria ¿Cuál es la razón por la cual no trabaja más horas?

Número ocupados

de

% de ocupados involuntarios

La empresa no dispone de más horas de trabajo/No hay más trabajo

359.537

42,3%

No hay más clientes, temporada baja

335.732

39,5%

No cancelan las horas extras

5.206

0,6%

Razones personales

50.816

6,0%

Cuidado de personas dependientes

21.085

2,5%

No hay capital, falta local, no hay mercadería

38.978

4,6%

Por estudios

21.716

2,6%

Por factores climáticos

16.557

1,9%

Total

849.627

100%

En la tabla N° 2 se muestran las razones por las cu ales las personas no trabajan más horas. Se observa que entre los trabajadores con jornada a tiempo parcial involuntaria la mayoría se concentra en las categorías “La empresa no dispone de más horas de trabajo/No hay más trabajo” (42,3%) y “No hay más clientes, temporada baja” (39,5%). Ambas razones, que concentran alrededor de 695 mil ocupados, corroboran que gran parte de las personas que se desempeñan en jornadas parciales no trabajan más horas por impedimentos relacionados con el mismo trabajo (o falta de éste) y no por razones personales o de elección. Tabla 3. Búsqueda de trabajo en las últimas cuatro semanas En las cuatro últimas semanas, hasta el domingo de la semana de referencia, ¿ha Jornada tratado de encontrar algún empleo o ha hecho Parcial alguna gestión para crear su propia empresa o Involuntaria

Jornada Parcial Voluntaria

Jornada Completa

Total

negocio? Sí

24,0%

6,7%

7,7%

9,5%

No

76,0%

93,3%

92,3%

90,5%

Total

100%

100%

100%

100%

37

Caracterización de los trabajadores en jornada parcial en Chile

La búsqueda de trabajo marca una diferencia importante entre quienes actualmente tienen ocupaciones de tiempo parcial de manera involuntaria y el resto de los ocupados. En términos generales, solo el 9,5% de los ocupados manifiesta haber buscado empleo en las últimas cuatro semanas, pero este porcentaje sube a 24% en el caso de los trabajadores a jornada parcial involuntaria. Es decir, en cerca de un cuarto de los casos la disposición y disponibilidad para trabajar más horas se traducen en la búsqueda efectiva de un empleo. En términos más generales, los trabajadores a tiempo parcial involuntario que han buscado trabajo en las últimas cuatro semanas representan el 13,8% del total de los trabajadores a jornada parcial. Como se observa en la tabla N° 4, la principal razó n esgrimida por estos trabajadores para estar buscando empleo es el deseo de obtener mayores ingresos (74,4%), seguido de la intención de mejorar las condiciones de su trabajo (10,6%). Tabla 4. Motivos para búsqueda de empleo. ¿Cuál es el motivo principal por el cual está buscando otro trabajo? Sólo ocupados en jornada parcial involuntaria Porque desea un trabajo con mayores ingresos

74,4%

Para mejorar su calidad de vida (cercanía de su hogar, mejor barrio en 2,2% el que trabajar, etc.) Para mejorar sus condiciones de trabajo (horario, ambiente de trabajo, 10,6% beneficios sociales) Porque desea un empleo más acorde a su formación

5,4%

Porque siente inseguridad en su empleo actual

1,8%

Porque considera su actividad actual como provisional

5,7%

Total

100%

Por otro lado, la búsqueda de empleo de los trabajadores a jornada parcial se concentra fundamentalmente hacia trabajos de jornada completa (60,4%), lo que da cuenta de su preferencia por horarios de trabajo más extendidos. Al mismo tiempo, solo el 17,3% de ellos busca un trabajo de jornada parcial. Esta situación es diferente entre los trabajadores de jornada parcial voluntaria, donde el 30,6% busca trabajos de la misma modalidad horaria.

38

Caracterización de los trabajadores en jornada parcial en Chile

Tabla 5. Duración de la jornada que buscan los ocupados, según tipo de jornada actual.

Jornada

Jornada

está buscando?

Parcial Involuntaria

Parcial Voluntaria

Jornada completa

60,4%

47,7%

75,8%

69,5%

Jornada parcial

17,3%

30,6%

8,7%

12,6%

Cualquiera

22,2%

21,7%

15,5%

17,9%

Total

100,0%

100,0%

100,0%

100,0%

¿Qué tipo de jornada de trabajo

Jornada Completa

Total

En definitiva, la mayoría de los trabajadores a jornada parcial son involuntarios, y dentro de ellos una proporción importante ha estado buscando otro trabajo, principalmente de jornada completa, en general con el objetivo de obtener mayores ingresos. Esto da cuenta de que los empleos de tiempo parcial no son siempre una expresión positiva de la flexibilidad horaria, de la cual empleadores y empleados obtienen beneficios, si no que, como lo demuestran las cifras, en muchos casos este tipo de ocupaciones representan una oportunidad provisional para quienes se encuentran desempleados de insertarse en una ocupación. De acuerdo a los resultados este tipo de empleos no cumplen con las expectativas de quienes los ocupan, aspecto que no se condice con el objetivo original de integrar al mercado laboral a aquellas personas que buscan compatibilizar otras labores con un empleo.

5.2 Características socio-demográficas de los ocupados en jornada parcial voluntarios e involuntarios Para iniciar el análisis específico de los trabajadores de jornada parcial, se presenta a continuación una caracterización socio-demográfica que pretende indagar en las posibles diferencias existentes entre ellos en función de tres variables: Sexo, Edad y Nivel Educacional. 5.2.1

Sexo Tabla 6. Tipo de jornada por sexo de los ocupados

Sexo

Peso

Tipo de jornada

Tipo de jornada parcial

Jornada Parcial

Involuntari a

Jornada Completa

Voluntaria

Hombre

61,0%

14,9%

85,1%

60,7%

39,3%

Mujer

39,0%

29,3%

70,7%

54,9%

45,1%

Total

100%

20,5%

79,5%

57,5%

42,5%

39

Caracterización de los trabajadores en jornada parcial en Chile

En la tabla N° 6 se observa que el porcentaje de oc upados en trabajos de jornada parcial es mucho mayor entre las mujeres (29,3%) que entre los hombres (14,9%), lo que va en línea con otros estudios al respecto (Echeverría y López, 2004) y con la consideración del empleo parcial como un recurso importante para incrementar la participación laboral de las mujeres. Sin embargo, en la mayoría de los casos esta modalidad horaria de trabajo no es asumida de manera voluntaria. Entre las mujeres que poseen jornada parcial a nivel nacional, el 54,9% lo realiza de forma involuntaria, mientras que entre los hombres el 60,7%. Por lo tanto, se puede aseverar que, entre los ocupados en empleos de jornada parcial, las mujeres optan por un trabajo de ese tipo en mayor medida que los hombres, para quienes mayoritariamente aparece como única opción. Esta información se condice con las investigaciones existentes en la materia a nivel internacional (Messenger, 2006) y tendría que ver con que una proporción importante de mujeres eligen una jornada parcial para combinar las labores productivas con las tareas reproductivas al interior del hogar. 5.2.2

Nivel Educacional Tabla 7. Tipo de jornada por nivel educacional de los ocupados Tipo de jornada Peso

Jornada

Jornada

Parcial

Completa

Tipo de jornada parcial Involuntaria

Voluntaria

Nunca estudió

1,0%

38,4%

61,6%

41,2%

58,8%

Educación primaria (nivel 1)

11,2%

29,7%

70,3%

58,5%

41,5%

Educación primaria (nivel 2)

12%

25,8%

74,2%

60,0%

40,0%

Educación secundaria

47,0%

18,8%

81,2%

59,7%

40,3%

Educación Técnica (Educación Superior no Universitaria)

9,7%

14,0%

86,0%

60,2%

39,8%

Educación universitaria

17,8%

18,7%

81,3%

50,6%

49,4%

Postítulos y maestría

0,9%

9,7%

90,3%

36,8%

63,2%

Doctorado

0,1%

25,1%

74,9%

26,4%

73,6%

Nivel ignorado

0,3%

17,2%

82,8%

38,9%

61,1%

Total

100,0%

20,5%

79,5%

57,5%

42,5%

La tabla N° 7 muestra el porcentaje de ocupados en cada tipo de jornada, según nivel educacional. Se observa que las personas que en mayor medida acceden a trabajos en jornada parcial son aquellas con educación primaria de nivel 1 (29,7%) y

40

Caracterización de los trabajadores en jornada parcial en Chile

nivel 2 (25,8%), mientras que el menor porcentaje de jornadas parciales se da entre quienes tienen postítulos y maestría (9,7%) y Educación técnica superior (14%). Respecto al nivel de involuntariedad, se observa una diferencia entre quienes tienen educación universitaria y quienes llegaron a niveles primarios o secundarios. Los ocupados en jornadas parciales que tienen un nivel educativo inferior al universitario presentan un mayor grado de involuntariedad, cercano al 60%. En el caso de los universitarios esta cifra baja al 50%. Lo anterior se puede atribuir a la oportunidad que representa en uno y otro caso el acceso a ocupaciones a tiempo parcial. De los resultados se desprende que mientras los universitarios optan en mayor medida por estas ocupaciones, en el caso de las personas con menores niveles de instrucción las posibilidades de escoger una ocupación es más escasa. 5.2.3

Edad Tabla 8. Tipo de jornada por edad (en tramos quinquenales) de los ocupados Tipo de jornada

Tipo de jornada parcial

Edad

Peso

Jornada Parcial

Jornada Completa

Involuntaria

Voluntaria

15 a 19 años

3,1%

45,4%

54,6%

37,4%

62,6%

20 a 24 años

9,3%

27,3%

72,7%

45,5%

54,5%

25 a 29 años

11%

17,0%

83,0%

64,4%

35,6%

30 a 34 años

10,6%

14,9%

85,1%

64,4%

35,6%

35 a 39 años

11,8%

16,7%

83,3%

63,2%

36,8%

40 a 44 años

12,0%

17,4%

82,6%

65,5%

34,5%

45 a 49 años

12,4%

16,5%

83,5%

68,2%

31,8%

50 a 54 años

11,1%

17,3%

82,7%

63,8%

36,2%

55 a 59 años

8,4%

19,6%

80,4%

66,8%

33,2%

60 a 64 años

5,4%

25,4%

74,6%

52,3%

47,7%

65 a 69 años

2,9%

34,6%

65,4%

45,5%

54,5%

70 a 74 años

1,5%

42,0%

58,0%

44,2%

55,8%

75 a 79 años

0,6%

50,6%

49,4%

26,4%

73,6%

80 a 84 años

0,3%

58,2%

41,8%

29,3%

70,7%

85 años más

0,1%

61,2%

38,8%

8,3%

91,7%

100,0%

20,5%

79,5%

57,5%

42,5%

Total

y

En cuanto a la distribución de los tipos de jornada laboral por edad, la tabla N ° 8 muestra que las personas más jóvenes, de 15 a 24 años, y las de mayor edad, de 60 años o más, son las que en un mayor porcentaje tienen ocupaciones en jornada parcial (más del 25%).

41

Caracterización de los trabajadores en jornada parcial en Chile

Al remitirse a los resultados sobre la voluntariedad de ocuparse en empleos a tiempo parcial es posible identificar tres etapas diferentes a lo largo del ciclo de vida laboral. En primer lugar, entre los 15 y los 29 años el grado de involuntariedad tiende a incrementarse con la edad, pasando del 37,4% al 64,4%. Posteriormente, entre los 30 y los 59 años el nivel de involuntariedad es muy alto, manteniéndose estable entre el 60% y 70%. Finalmente, luego de los 60 años el trabajo a jornada parcial es mucho más voluntario a medida que avanza la edad. Lo anterior, indica que, por un lado, el acceso involuntario a modalidades de jornada parcial es más frecuente en edades donde se está en condiciones de acceder a mayores horas de trabajo, por lo cual se puede afirmar que se trataría de personas subempleadas que quisieran trabajar más horas. Por otro lado, aquellos que acceden a jornadas voluntarias están concentrados en los extremos de la vida laboral. Esta situación podría relacionarse con que los jóvenes optarían por estas modalidades para compatibilizarlas con sus deberes académicos, así como se transforma en una forma de acceso al mercado laboral para quienes están recientemente egresados del sistema educacional. Asimismo, para las personas mayores de 60 años la jornada parcial podría ser una forma de complementar los ingresos provenientes de la jubilación.

5.3 Características económico-productivas de los trabajadores a jornada parcial voluntarios e involuntarios A continuación se analizan los resultados correspondientes a la dimensión económica productiva de los empleos en jornada parcial voluntaria e involuntaria. Para ello se han establecido seis variables que permiten determinar las particularidades de los empleos en jornada parcial, y dentro de estos, diferenciar entre los que son ocupados voluntariamente y los que no satisfacen las expectativas, en cuanto a horas de trabajo, de quienes los ocupan:

42

Caracterización de los trabajadores en jornada parcial en Chile

5.3.1

Ocupados tradicionales y no tradicionales Tabla 9. Tipo de jornada por tipo de ocupado Tipo de jornada

Tipo de jornada parcial

Código sumario de empleo general

Peso

Jornada parcial

Jornada completa

Involuntaria

Voluntaria

Ocupado tradicional

97,2%

18,6%

81,4%

55,6%

44,4%

Ocupado no tradicional

2,8%

76,4%

23,6%

68,8%

31,2%

Una distinción de interés al momento de caracterizar y establecer las diferencias entre los dos grupos de ocupados en jornada parcial es aquella entre ocupados tradicionales y no tradicionales. Mientras los primeros reconocen inmediatamente su actividad como un trabajo, los no tradicionales no lo hacen, y son clasificados como ocupados luego de la aplicación de una serie de preguntas que revelan la realización de una actividad económica que cumple con las características de una ocupación. En primer lugar, debe tenerse en cuenta que la proporción de ocupados no tradicionales es bastante baja en relación al total de ocupados alcanzando solo el 2,8%. Sin embargo, en el caso de los ocupados en trabajos de jornada parcial, los no tradicionales pasan a representar cerca del 11%. Es decir, uno de cada diez trabajadores a tiempo parcial no reconoce su actividad como un empleo en primera instancia. Del mismo modo, los resultados indican que entre los ocupados no tradicionales el 76% tiene una ocupación de jornada parcial, lo que marca una amplia diferencia con los ocupados tradicionales (18%). También se presenta una distancia entre los ocupados tradicionales y no tradicionales en relación con la voluntariedad de mantenerse en una ocupación que demanda una menor cantidad de tiempo. Entre los ocupados no tradicionales, una gran proporción tienen empleos de jornada parcial y de estos, más del 68% lo ocupan de forma involuntaria. En ese sentido, la diferenciación entre ocupados tradicionales y no tradicionales, según indica el Manual Metodológico de la encuesta, “tiene relación con la concepción que cada persona tiene de la labor que desempeña y permite, con mayor precisión, incluir personas que desarrollan trabajos que, por sus

43

Caracterización de los trabajadores en jornada parcial en Chile

características, ya sea en horas trabajadas, frecuencia con que lo realizan o lugar de trabajo, no habrían sido identificadas, en principio, como una actividad económica (INE, 2010: 7)”, lo que, como se desprende de los resultados obtenidos, tiene mucha mayor incidencia para quienes trabajan menos de 30 horas habitualmente a la semana. Esta situación estaría indicando que en los empleos de jornada parcial se aprecia una mayor incidencia de modalidades de empleo que no son reconocidas como tal, y que probablemente están vinculadas a sectores informales de le economía. 5.3.2

Categoría ocupacional Tabla 10. Tipo de jornada por categoría ocupacional Tipo de jornada

Tipo de jornada parcial

Peso Clasificación Internacional de Total de respecto al Jornada Categoría en el Empleo ocupados total de parcial ocupados

Jornada completa

Involuntaria

Voluntaria

Empleador

338.644

4,7%

13,8%

86,2%

51,3%

48,7%

Cuenta propia

1.530.362

21,2%

47,5%

52,5%

62,6%

37,4%

Asalariado sector privado

4.121.873

57,2%

11,5%

88,5%

53,3%

46,7%

Asalariado sector público

771.699

10,7%

8,4%

91,6%

53,7%

46,3%

Personal de servicio 284.948 doméstico puertas afuera

4,0%

42,1%

57,9%

54,1%

45,9%

Personal de servicio 52.968 doméstico puertas adentro

0,7%

3,1%

96,9%

54,6%

45,4%

Familiar o remunerado

111.016

1,5%

39,7%

60,3%

38,7%

61,3%

7.211.510

100,0%

20,5%

79,5%

57,5%

42,5%

personal

Total Nacional

no

En primer lugar, se observa que las categorías ocupacionales con un mayor porcentaje de ocupados en jornada parcial son los trabajadores por cuenta propia (47,5%) y el personal de servicio doméstico puertas afuera (42,1%). Respecto a los tipos de jornada parcial, los datos muestran que las distintas categorías tienen porcentajes similares de ocupados en jornada parcial involuntaria,

44

Caracterización de los trabajadores en jornada parcial en Chile

rondando el 53%. Sin embargo, se destacan dos excepciones: los trabajadores por cuenta propia presentan un nivel mayor de involuntariedad (62,6%) y los familiares no remunerados un nivel menor (38,7%). Evidentemente, los resultados se matizan tanto al considerar el peso de la categoría en el total de ocupados, como en función del porcentaje de personas en empleos de jornada parcial dentro de cada categoría. Los trabajadores por cuenta propia, que corresponden al grupo de mayor peso dentro de las categorías ocupacionales en empleos de jornada parcial con alrededor de 730 mil ocupados (correspondientes a casi el 50% del total de ocupados en jornada parcial), presentan el 62,6% de personas en situación de subempleo horario, lo que indica una alta incidencia de esta modalidad de empleo en esta categoría laboral. Visto desde otra perspectiva, del total de ocupados en jornada parcial de forma involuntaria, más de la mitad (53%, equivalente a 455 mil personas) corresponden a trabajadores por cuenta propia. Lo anterior contrasta claramente con las condiciones de empleo en que se desenvuelven los asalariados. En estas categorías, tanto del sector privado como público, la incidencia de los empleos en jornada parcial es baja en comparación con otras categorías, alcanzando 11% y 8% respectivamente, manteniendo sobre el 50% el porcentaje de involuntariedad en la condición de empleos de menos de 30 horas. La situación de los trabajadores por cuenta propia en relación a las horas de trabajo alcanza de este modo una importancia fundamental. En efecto, es posible señalar que es en este grupo donde se concentra el subempleo por disponibilidad horaria. El trabajo por cuenta propia corresponde a aquel donde la persona de forma autónoma e independiente trabaja para su propio negocio sin empleados. Una de las explicaciones a este fenómeno, se relaciona con lo visto en el punto que aborda las razones para no trabajar más horas. En ese sentido, los trabajadores por cuenta propia se encuentran inmersos en una situación de mercado con una demanda insuficiente para agotar su capacidad de trabajo, es decir, se encontrarían subempleados por inexistencia de clientes o por encontrarse con las dificultades que implica la temporada baja (ver tabla N° 2).

45

Caracterización de los trabajadores en jornada parcial en Chile

5.3.3

Rama de actividad económica Tabla 11. Tipo de jornada por Rama de actividad económica Tipo de jornada

Tipo de jornada parcial

% B14. Rama de Actividad Ocupados (CIIU Revisión 3 - 1 categoría dígito) en el total

Jornada parcial

Jornada Completa

Involuntari a

Voluntaria

Agricultura, ganadería, caza y silvicultura

9,1%

18,6%

81,4%

61,4%

38,6%

Pesca

0,6%

32,8%

67,2%

73,3%

26,7%

Explotación de minas y canteras

2,8%

2,4%

97,6%

87,1%

12,9%

Industrias manufactureras

11,5%

17,9%

82,1%

63,2%

36,8%

Suministro de electricidad, gas y agua

0,9%

2,3%

97,7%

43,0%

57,0%

Construcción

7,9%

13,8%

86,2%

72,4%

27,6%

Comercio al por mayor y al por menor; reparación de vehículos automotores, motocicletas, efectos personales y 21,4% enseres domésticos

28,5%

71,5%

53,2%

46,8%

Hoteles y restaurantes

3,4%

24,7%

75,3%

49,9%

50,1%

Transporte, almacenamiento y comunicaciones

7,5%

13,7%

86,3%

64,6%

35,4%

Intermediación financiera

1,9%

4,5%

95,5%

42,0%

58,0%

Actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler

6,0%

17,3%

82,7%

57,9%

42,1%

Administración pública y defensa; planes de seguridad 5,4% social de afiliación obligatoria

7,0%

93,0%

52,6%

47,4%

Enseñanza

7,1%

20,6%

79,4%

53,7%

46,3%

Servicios sociales y de salud

4,3%

9,6%

90,4%

57,2%

42,8%

Otras actividades de servicios comunitarios, sociales y 3,5% personales

41,8%

58,2%

57,2%

42,8%

Hogares privados con servicio doméstico

6,9%

37,3%

62,7%

55,3%

44,7%

Organizaciones y órganos extraterritoriales

0,0%

0,0%

100,0%

0,0%

0,0%

Total Nacional

100,0%

20,5%

79,5%

57,5%

42,5%

Los porcentajes de ocupados en jornada parcial dentro de las distintas ramas de actividad (CIUU rev.3), dan cuenta de los sectores económicos donde esta relación marcada por la voluntariedad o involuntariedad de trabajar en jornadas parciales, tiende a producirse con mayor frecuencia.

46

Caracterización de los trabajadores en jornada parcial en Chile

Para un análisis consistente de los ocupados en jornada parcial por rama de actividad económica, se debe considerar primero el peso de las categorías en el total de la estructura laboral, con el fin de orientar el análisis hacia aquellas categorías más significativas desde el punto de vista del peso que representan. En ese sentido, son tres las categorías de mayor importancia: Comercio al por mayor y por menor, reparación de vehículos automotores, motocicletas, efectos personales y enseres domésticos; Industrias manufactureras; y Agricultura, ganadería, caza y silvicultura. Dentro de éstas, la categoría de comercio figura con un porcentaje relevante de ocupados en jornada parcial con cerca del 28%. De este modo, la cantidad que representa este porcentaje supera largamente a la cantidad en las otras categorías. En otros términos, aproximadamente 440 mil de ellos corresponden a ocupados en jornada parcial del sector comercio, seguido de cerca de 185 mil que se desempeñan en Hogares privados con servicio doméstico. Ahora bien, si se considera la distinción entre voluntarios e involuntarios se observa que, aun cuando dentro del subgrupo de empleos en jornada parcial en el sector comercio los involuntarios representan el 53% –porcentaje menor en relación a otros sectores como Explotación de minas y canteras con 87%-, al provenir de una categoría con una incidencia numéricamente mayor, se traduce en un número mucho mayor de ocupados en jornada parcial de forma involuntaria en ese sector. De esta forma, aproximadamente 230 mil ocupados son trabajadores parciales involuntarios que se desempeñan en el sector del comercio. Se concluye entonces que el sector comercio ofrece gran parte de las ocupaciones donde los ocupados se desempeñan de forma involuntaria en jornadas a tiempo parcial. Lo anterior se explicaría, en parte, por la existencia en este sector de ocupados en jornadas como part-time o peak-time, formuladas con el fin de responder a demandas de trabajo estacionales, como también por modalidades de autoempleo como el comercio ambulante. Sin embargo, para responder con certeza a estas preguntas se hace necesario indagar de forma más específica en estos grupos.

47

Caracterización de los trabajadores en jornada parcial en Chile

5.3.4

Grupos de Ocupación Tabla 12. Tipo de jornada por Grupo de ocupación Tipos de jornada

Tipo de jornada parcial

% de la B1.Grupo de Ocupación de los Ocupados (CIUO 88 - 1 categoría Jornada dígito) en relación parcial al total

Jornada Completa

Involuntari a

Voluntaria

Miembros del poder ejecutivo y de los cuerpos legislativos y 2,3% personal directivo de la administración pública y de empresas

8,0%

92,0%

30,4%

69,6%

Profesionales científicos e intelectuales

9,6%

16,0%

84,0%

51,4%

48,6%

Técnicos y profesionales de nivel medio

10,8%

13,8%

86,2%

58,9%

41,1%

Empleados de oficina

9,0%

11,7%

88,3%

48,1%

51,9%

Trabajadores de los servicios y vendedores de comercios y 16,2% mercados

26,4%

73,6%

45,9%

54,1%

Agricultores y trabajadores calificados agropecuarios y 3,9% pesqueros

31,6%

68,4%

61,3%

38,7%

Oficiales, operarios y artesanos de artes mecánicas y de 14,8% otros oficios

23,3%

76,7%

72,0%

28,0%

Operadores de instalaciones y maquinas y montadores

8,9%

10,4%

89,6%

65,3%

34,7%

Trabajadores no calificados

23,8%

26,6%

73,4%

59,0%

41,0%

Total Nacional

100%

20,5%

79,5%

57,5%

42,5%

Al observar la distribución de los empleos en jornada parcial –voluntarios e involuntarios- en relación a los grupos ocupacionales se observa que el grupo donde se presenta un porcentaje más alto de empleos en jornadas parciales es el de Agricultores y trabajadores calificados agropecuarios y pesqueros, con casi un tercio de los ocupados con jornadas que no superan las 30 horas a la semana. En este sentido, se destaca que el grupo de los trabajadores de los servicios y vendedores de comercios y mercados y los trabajadores no calificados tienen un cuarto de sus ocupados en jornada parcial, representando un número mucho mayor de personas. Si bien en los grupos anteriores existen altos porcentajes de involuntariedad en las jornadas parciales, tomando como referencia el porcentaje dentro de los trabajadores a jornada parcial que más frecuentemente ocupa estas jornadas de forma involuntaria, el más destacado es el de Oficiales, operarios de artes mecánicas y de otros oficios. En este grupo más de dos tercios de los ocupados en jornada parcial (cerca de 180.000), lo hacen en condiciones de involuntariedad. Otro

48

Caracterización de los trabajadores en jornada parcial en Chile

grupo donde se produce esta tendencia, aunque de manera menos marcada, es el de Operadores de instalaciones y máquinas y montadores, con 65% de los ocupados en jornada parcial (equivalentes a 43.000 mil personas) que se encontrarían disponibles para trabajar más horas. Finalmente cabe destacar el alto grado de involuntariedad de los trabajadores no calificados, quienes representan el porcentaje más alto de ocupados en este tipo de jornadas. Los trabajadores no calificados, de acuerdo a la definición de OIT, corresponden a aquellas ocupaciones “donde se realizan tareas sencillas y rutinarias que requieren principalmente la utilización de herramientas manuales y, a menudo, cierto esfuerzo físico. La mayoría de las ocupaciones de este gran grupo requieren calificaciones de primer grado”8. Se observa entonces una tendencia que presentará mayores grados de involuntariedad en ocupaciones con menores niveles de calificación. 5.3.5

Tamaño de la empresa Tabla 13. Tipo de jornada por Tamaño de la empresa Tipo de jornada

Tipo de jornada parcial

B15_1. En todo el país, ¿cuántas personas trabajan en esa empresa, negocio, institución Peso que le paga o actividad por cuenta propia, incluyéndose usted?

Jornada Parcial

Jornada completa

Involuntari a

Voluntaria

Menos de 5

34,8%

39,6%

60,4%

60,5%

39,5%

De 5 a 10 personas

7,3%

13,1%

86,9%

60,7%

39,3%

Entre 11 y 49

14,5%

9,3%

90,7%

51,5%

48,5%

Entre 50 y 199

10,1%

5,5%

94,5%

37,2%

62,8%

200 y más personas

33,3%

9,2%

90,8%

50,9%

49,1%

19,7%*

80,3%

57,8%

42,2%

Total

* En este caso la distribución entre ocupados a jornada parcial y completa difiere de los cuadros anteriores debido a la existencia de casos perdidos en esta variable.

En relación al tamaño de la empresa, negocio o institución donde se trabaja, se observa una tendencia que indica que en la medida que la empresa tiene menos miembros, mayor es el porcentaje de ocupados en jornada parcial. Esta tendencia adquiere mayor relevancia si se considera el alto número de ocupados en empresas, negocios o instituciones con menos de cinco trabajadores. En una posición contraria, se muestran quienes se desempeñan en empresas mayores. Sin embargo, entre estas empresas, se produce un matiz en la relación,

49

Caracterización de los trabajadores en jornada parcial en Chile

ya que en las empresas que cuentan con 50 a 199 personas el 5,5% de ocupados tiene jornada parcial (con 37% de involuntariedad), mientras que en las empresas de más de 200 personas el porcentaje de jornadas parciales sube a 9,2%, con un poco más del 50% de involuntariedad. Un alto porcentaje de la involuntariedad en la categoría de menos de cinco personas, se explica por la relevante incidencia de los trabajadores por cuenta propia en este tipo de empleos. Este grupo por definición se desempeña de forma individual, sin insertarse en una organización productiva y como se observa en la tabla N° 7 es en esta categoría donde se presenta m ayoritariamente la involuntariedad de desempeñarse en empleos a jornada parcial. 5.3.6

Calidad del empleo

Una forma de observar la posición de los trabajadores a jornada parcial en los dos grupos definidos es en relación a la calidad de la ocupación. Evidentemente, la calidad de los empleos no puede resumirse en un indicador, sino que suele ser definido incorporando y relevando múltiples dimensiones, que contribuyen en el objetivo de generar índices o indicadores al respecto. Existen algunos factores que se repiten entre una y otra definición y que permiten establecer ciertas características básicas que debe cumplir un empleo para ser considerado un empleo de calidad. En el caso del presente documento, para evaluar la calidad del empleo se utilizan variables que sirven como una aproximación a situaciones de informalidad, inestabilidad y precariedad medidas por la Nueva Encuesta Nacional de Empleo9 a. Existencia de contrato escrito Tabla 14. Tipo de jornada por existencia de contrato B8. En ese empleo, Jornada Parcial Jornada Parcial Jornada ¿tiene contrato escrito? Involuntaria Voluntaria Completa Sí

38,2%

47,8%

86,8%

No

61,8%

52,2%

13,2%

8

http://www.ilo.org/public/spanish/bureau/stat/isco/isco88/9.htm Estas variables se aplican solo a trabajadores dependientes (asalariados y servicio doméstico), por lo que los análisis y conclusiones siguientes se remiten exclusivamente a estas categorías. 9

50

Caracterización de los trabajadores en jornada parcial en Chile

Un aspecto clave para la evaluación de la calidad del empleo, es la presencia de un contrato escrito, que establece un acuerdo normativo que involucra al trabajador y al empleador, estableciendo garantías y obligaciones explícitas para ambas partes. Al relacionar esta variable con los tipos de jornada, se observa una clara diferencia entre la ausencia de contrato en la mayoría de los ocupados en jornada parcial involuntaria, y la mayoritaria presencia de contrato entre los trabajadores de jornada completa. En el caso de los ocupados de jornada parcial voluntaria, un poco más de la mitad de ellos no tiene contrato escrito de trabajo. Tomando en consideración ambos resultados, se observa que el trabajo en jornada parcial involuntario, pero también en cierta medida el voluntario, no se encuentra respaldado por la existencia de un contrato, lo que estaría indicando los bajos niveles de formalidad y estabilidad a lo que están sujetas este tipo de ocupaciones. b. Forma de recepción del pago Tabla 15. Tipo de jornada por forma de recepción del pago Jornada Parcial Involuntaria

Jornada Parcial Voluntaria

Jornada Completa

Entrega una boleta de honorarios

9,5%

9,0%

2,8%

Recibe una liquidación de sueldo

31,9%

40,5%

85,0%

Entrega un comprobante o recibo

1,1%

1,9%

0,6%

No recibe ni entrega comprobante

57,4%

47,7%

11,5%

Entrega boleta o factura

0,1%

1,0%

0,2%

B11. Al ingresos...

momento

de

recibir

sus

Un segundo indicador de calidad del empleo es la modalidad a través de la cual se reciben los ingresos del trabajo. Nuevamente se establecen claras diferencias de acuerdo al tipo de jornada que se considera. El 85% de los trabajadores en jornada completa recibe una liquidación de sueldo, solo el 40% de los trabajadores parciales voluntarios y el 32% de los involuntarios se encuentran en la misma condición. De modo inverso, más de la mitad de los trabajadores asalariados en jornada parcial involuntaria -57%- no recibe ni entrega comprobante al momento de recibir los ingresos, lo mismo que casi el 50% de los que se desempeñan de forma voluntaria,

51

Caracterización de los trabajadores en jornada parcial en Chile

nuevamente dando cuenta de una situación de informalidad que afecta principalmente a aquellos sectores donde los ocupados se desempeñan de forma involuntaria, pero que tiene también una alta incidencia en gran parte de los ocupados en jornada parcial. c. Beneficios laborales Tabla 16. Presencia de beneficios laborales, según tipo de jornada laboral (Porcentaje de ocupados que responden “Sí”) Jornada Parcial Involuntaria

Jornada Parcial Voluntaria

Jornada Completa

24,0%

36,3%

74,1%

B7_2. En ese empleo, ¿le otorgan días pagados por enfermedad? 29,4%

39,3%

81,7%

B7_3. En ese empleo, ¿le otorgan cotización previsional o de 30,9% pensión?

39,6%

84,3%

B7_4. En ese empleo, ¿le otorgan cotización por previsión de 30,9% salud?

40,3%

84,5%

B7_5. En ese empleo, ¿le otorgan cotización por seguro de 26,4% desempleo?

35,9%

74,9%

B7_6. En ese empleo, ¿le otorgan permiso por maternidad o 23,6% paternidad?

30,4%

66,1%

B7_7. En ese empleo, ¿le otorgan servicio de guarderías 4,6% infantiles?

9,5%

19,1%

B7_1. En ese empleo, ¿le otorgan vacaciones anuales?

Finalmente, respecto a las diferencias que se presentan entre el tipo de jornada y los beneficios asociados a la relación laboral se observa, nuevamente, una baja presencia de éstos en los empleos de tipo parcial, lo que se acentúa aún más entre los ocupados con jornada parcial involuntaria, en todos los aspectos considerados. Un indicador bastante importante en relación a los niveles de protección en el empleo son las cotizaciones que realizan los trabajadores en el sistema de salud y previsional. Se observa que cerca de 40% de los ocupados en jornada parcial tienen cotización previsional y de salud, lo que contrasta con el 84,5% de los dependientes en jornada completa. Este último dato da cuenta de cómo la mayor parte de las ocupaciones con modalidades de empleo flexibles, en este caso, jornadas parciales –ya sea ocupados de forma voluntaria e involuntaria- se encuentran en una situación de desprotección social respecto a la salud y la previsión social. Otro punto relevante es la baja presencia del beneficio de las guarderías infantiles, que en muchos casos es sindicado como un costo adicional que deben asumir los

52

Caracterización de los trabajadores en jornada parcial en Chile

empleadores por contratar personas en jornada parcial. A la luz de los datos, se desprende que este beneficio se encuentra escasamente expandido entre los ocupados en jornada parcial, aun cuando se encuentra señalado como requisito a la contratación de personas en cualquier tipo de jornada.

5.4 Características económico-domésticas de los trabajadores a tiempo parcial voluntarios e involuntarios. Como ya se ha señalado, las implicancias de un trabajo a jornada parcial son diferentes dependiendo de las características del hogar al que pertenece este tipo de ocupados y el rol que cumplen dentro de él. En efecto, la inserción ocupacional del proveedor principal de un hogar en una ocupación a tiempo parcial, que además tiene características de empleo precario, tiene un impacto en la regularidad de los ingresos que permiten mantener a todos los miembros del hogar. Esta situación podría acentuarse en el caso de las mujeres, que crecientemente conforman hogares monoparentales donde ellas son el único sustento económico del hogar y, como se ha visto en los resultados anteriormente descritos, tienen mayores probabilidades de ocuparse en este tipo de empleos. 5.4.1

Tipos de hogar

Para analizar este tema se construyó una tipología de hogares que considera el número de miembros del hogar que tienen una ocupación, el tipo de jornada de sus empleos y la presencia de inactivos y/o desocupados dentro del hogar. Esta tipología permite identificar cuatro diferentes situaciones en que un trabajador a jornada parcial se puede encontrar dentro de su hogar: i) como único miembro de un hogar unipersonal; ii) como único ocupado del hogar, existiendo otros miembros que están inactivos o desocupados; iii) acompañado de al menos un ocupado en empleo de jornada completa; y iv) acompañado de al menos un ocupado en empleo de jornada parcial (sin ocupados en jornada completa). A continuación se presenta la distribución de los ocupados de acuerdo a esta tipología:

53

Caracterización de los trabajadores en jornada parcial en Chile

Tabla 17. Características de los hogares de los ocupados Jornada Parcial Tipo de Hogar Hogar Unipersonal de Trabajador a Jornada Parcial

84.429

5,7%

317.328

21,5%

Hogar con al menos un Trabajador a Jornada Parcial y al menos un Trabajador a Jornada Completa

879.922

59,6%

Hogar con dos o más Trabajadores a Jornada Parcial y sin Trabajadores a Jornada Completa

194.997

13,2%

Hogar sin Trabajadores Jornada Parcial

-

0% 100%

Hogar

con

Jornada Completa

Total

Ocupados por Ocupados por Ocupados por tipo de hogar Porcentaje tipo de hogar Porcentaje tipo de hogar Porcentaje

inactivos

0%

84.429

1,2%

0%

317.328

4,4%

20%

2.014.779

28,1%

0%

194.997

2,7%

4.547.007

80%

4.547.007

63,5%

5.681.864

100%

7.158.540

100%

-

y/o

desocupados donde el único ocupado es Trabajador a

-

Jornada Parcial

Total

a

1.476.676

1.134.857

-

En relación al total de ocupados, se observa que el 36,5% de ellos pertenece a un hogar donde existe al menos un trabajador a tiempo parcial, mientras en el caso de los ocupados en jornada completa, esta cifra desciende al 20%. Con respecto a los trabajadores a jornada parcial, se observa que la gran mayoría (59,6%) pertenece a un hogar donde existe también un miembro del hogar que posee un trabajo de jornada completa, lo que significa que en la mayor parte de los casos las ocupaciones de este tipo se complementan con otra de jornada más prolongada para convertirse en el sustento económico del hogar. Por otra parte, el porcentaje de ocupados en jornada parcial que representan el único empleo del hogar, y que además deben hacerse cargo de al menos un inactivo o desocupado, alcanza el 21,5%. Este constituye probablemente el segmento más vulnerable de los trabajadores a tiempo parcial, lo que se corroborará más adelante con el nivel de involuntariedad que alcanza entre ellos la duración de la jornada laboral. Finalmente, los trabajadores a jornada parcial que pertenecen a hogares donde no hay ocupados a jornada completa, pero al menos un miembro más trabaja en la

54

Caracterización de los trabajadores en jornada parcial en Chile

misma modalidad parcial, representan el 13,2%, y aquellos que conforman un hogar unipersonal alcanzan el 5,7%. 5.4.2

Tipos de hogar según tipo de jornada parcial

Tabla 18. Características de los hogares de los ocupados en jornada parcial voluntaria e involuntaria. Tipo de Hogar

Jornada Parcial

Jornada

Involuntaria

Parcial Voluntaria

51,0%

49,0%

Hogar con inactivos y/o desocupados donde el único ocupado 64,9% es Trabajador a Jornada Parcial

35,1%

Hogar con al menos un Trabajador a Jornada Parcial y al menos 54,5% un Trabajador a Jornada Completa

45,5%

Hogar con dos o más Trabajadores a Jornada Parcial y sin 61,6% Trabajadores a Jornada Completa

38,4%

Total

42,5%

Hogar Unipersonal de Trabajador a Jornada Parcial

57,5%

En cuanto al grado de voluntariedad de la jornada parcial, en la tabla 15 se observa que existen algunas diferencias dependiendo de las características del hogar de los ocupados en empleos de jornada parcial. El mayor nivel de involuntariedad (64,9%) se encuentra precisamente entre aquellos ocupados que son el único miembro activo de sus hogares, debiendo sostener con este empleo a otras personas dentro del hogar. Los trabajadores parciales que habitan en hogares que cuentan además con trabajadores a jornada completa la involuntariedad descienden hasta el 54,5%. Por lo tanto, si bien no existen diferencias demasiado amplias, es posible afirmar que los trabajos de jornada parcial son menos opcionales en aquellos casos donde constituyen el único empleo del hogar. Esto podría indicar que en muchos casos este tipo de ocupaciones no son percibidos como una alternativa real para sostener económicamente un hogar, y que una gran cantidad de personas acceden a ellos como la única forma de inserción laboral posible, permaneciendo a la espera de una oportunidad mejor. Si bien esta situación de subempleo resulta más frecuente en los trabajadores de este tipo de hogares, no deja de ser relevante entre aquellos que viven en hogares donde se podría esperar un mayor grado de voluntariedad de la jornada parcial.

55

Caracterización de los trabajadores en jornada parcial en Chile

5.4.3

Tipos de hogar según tipo de jornada parcial y sexo

Tabla 19. Características de los hogares de los ocupados en jornada parcial, según sexo y tipo de jornada parcial Hombres

Mujeres

Jornada Parcial Involuntaria

Jornada Parcial Voluntaria

Jornada Parcial Involuntaria

Jornada Parcial Voluntaria

51,5%

48,5%

50,1%

49,9%

Hogar con inactivos y/o desocupados donde el único 65,7% ocupado es Trabajador a Jornada Parcial

34,3%

64,1%

35,9%

Hogar con al menos un Trabajador a Jornada Parcial y 57,3% al menos un Trabajador a Jornada Completa

42,7%

52,7%

47,3%

Hogar con dos o más Trabajadores a Jornada Parcial y 68,9% sin Trabajadores a Jornada Completa

31,1%

53,3%

46,7%

Total

39,3%

54,9%

45,1%

Hogar Unipersonal de Trabajador a Jornada Parcial

60,7%

Al establecer un análisis diferenciado por sexo, se observa que no existen grandes diferencias entre hombres y mujeres, excepto en el caso de los trabajadores a jornada parcial que pertenecen a hogares con dos o más empleos de este tipo y sin trabajadores de jornada completa. En estos hogares, mientras el 68,9% de los hombres accede a un trabajo de jornada parcial involuntaria, las mujeres lo hacen solo en el 53,3%. El caso en que las mujeres mantienen un nivel más alto de involuntariedad (64,1%) es cuando son la única persona ocupada del hogar. En cambio, cuando están acompañadas de otro ocupado dentro del hogar (tercer y cuarto tipo de hogar), su nivel de involuntariedad es más bajo que el de los hombres, lo que podría deberse a que en esos casos el empleo a tiempo parcial está más relacionado con la búsqueda de complementar las tareas domésticas con el trabajo.

56

Caracterización de los trabajadores en jornada parcial en Chile

5.4.4

Proveedor principal y parentesco

Tabla 20. Condición de proveedor principal de los ocupados, según tipo de jornada laboral Tipo de Jornada

Tipo de Jornada Parcial

Porcentaje en relación al total Jornada de ocupados Parcial

Jornada Completa

Involuntaria

Voluntaria

Proveedor Principal

51,9%

15,1%

84,9%

62,5%

37,5%

No Proveedor Principal

48,1%

26,6%

73,4%

54,3%

45,7%

Total

100%

20,5%

79,5%

57,5%

42,5%

La relación entre el rol que cumplen las personas dentro del hogar y el acceso voluntario o involuntario a ocupaciones de tiempo parcial puede ser analizada también a través de variables como la condición de proveedor principal en el hogar y el parentesco con el jefe de hogar. El cuadro N° 17 muestra que entre los proveedores p rincipales la proporción de trabajadores a jornada parcial (15,1%) es inferior a la de quienes no cumplen ese papel al interior del hogar (26,6%). Junto con ello, la gran mayoría de los proveedores principales con jornada parcial son involuntarios (62,5%). Esto podría deberse a que una ocupación de este tipo, en muchos casos, no es suficiente para cumplir con el rol de sostenedor económico principal dentro del hogar. Una situación similar se observa entre los jefes de hogar (ver tabla N° 18), que también tienen principalmente ocupaciones de jornada parcial involuntaria (62,6%). Tabla 21. Parentesco de los ocupados, según tipo de jornada laboral Tipo de Jornada

Tipo de Jornada Parcial

Porcentaje en relación al total Jornada de ocupados Parcial

Jornada Completa

Involuntaria

Voluntaria

48,9%

16,3%

83,7%

62,6%

37,4%

Cónyuge + 19,2% conviviente

27,8%

72,2%

54,2%

45,8%

Hijo(a) Hijastro(a)

23,9%

76,1%

54,8%

45,2%

Jefe Hogar

de

23,1%

57

Caracterización de los trabajadores en jornada parcial en Chile

Otros parientes y 8,8% no parientes

20,3%

79,7%

52,7%

47,3%

Total

20,5%

79,5%

57,5%

42,5%

100%

Por otro lado, la mayor importancia de las jornadas parciales se encuentra en los/as cónyuges y convivientes, alcanzando el 27,8% dentro de los ocupados con este parentesco. En este grupo y en el de los “hijos”, el nivel de voluntariedad es superior al promedio (45,8% y 45,2% respectivamente), lo cual tendría que ver con la presencia de un rol diferente dentro del hogar y la búsqueda de una compatibilización del trabajo con otro tipo de actividades. Sin embargo, se observa que incluso en estas situaciones, donde el trabajo a tiempo parcial debería ser con mayor razón el resultado de una decisión voluntaria de las personas, la jornada parcial involuntaria continúa siendo mayoritaria. Tabla 22. Características de los proveedores principales ocupados en jornada parcial involuntaria Sexo

Frecuencia

Porcentaje

Hombre

218.517

62,8%

Mujer

129.558

37,2%

Nunca estudió

5.051

1,5%

Educación primaria (nivel 1)

78.856

22,7%

Educación primaria (nivel 2)

62.788

18,1%

143.641

41,3%

18.449

5,3%

Educación universitaria

37.046

10,7%

Postítulos y maestría

1.602

0,5%

Doctorado

120

0,0%

Empleador

16.702

4,8%

Cuenta propia

217.745

62,6%

Asalariado sector privado

78.809

22,6%

Nivel Educacional

Educación secundaria Educación Técnica Universitaria)

(Educación

Superior

no

Categoría ocupacional

Asalariado sector público

11.784

3,4%

Personal de servicio doméstico puertas afuera

21.620

6,2%

Familiar o personal no remunerado

1.414

0,4%

La situación de trabajadores a jornada parcial involuntaria, que a su vez cumplen el rol de proveedor principal al interior de su hogar, puede ser considerada como la más desventajosa entre los trabajadores parciales. Este grupo representa el caso donde el empleo de jornada parcial está más lejos de ser una opción y se convierte

58

Caracterización de los trabajadores en jornada parcial en Chile

en un caso paradigmático de subempleo. En este sentido, resulta pertinente mencionar algunas de las características particulares de este segmento de los ocupados. Se trata principalmente de hombres (62,8%), con una alta prevalencia de personas de nivel educacional bajo (40,8% con educación básica). Pero la característica más destacable es que el 62,6% de los trabajadores a tiempo parcial involuntario que son los proveedores principales de su hogar tienen ocupaciones por cuenta propia, lo que da cuenta de un alto grado de informalidad y de cómo este tipo de empleos se convierten muchas veces en una alternativa provisoria para enfrentar el desempleo.

59

Caracterización de los trabajadores en jornada parcial en Chile

VI.

CONCLUSIONES

A través de este estudio se cumplió con el propósito de caracterizar a los trabajadores a tiempo parcial, indagando particularmente en las diferencias entre quienes tienen este tipo de ocupaciones de forma voluntaria y quienes acceden a ellas involuntariamente. Este análisis se realizó poniendo atención a las características socio-demográficas, económico-productivas y económico-domésticas de los trabajadores a tiempo parcial. En primer lugar, la gran mayoría de los ocupados posee un empleo de jornada completa, mientras que la jornada parcial representa solo a un quinto de la población ocupada. De todas formas, esto significa una cifra mayor a la que se ha obtenido en investigaciones anteriores (Rau, 2008), corroborando la tendencia hacia un incremento de este tipo de ocupaciones. Por otro lado, la mayor parte de los trabajadores a tiempo parcial tiene esa jornada de forma involuntaria, aún cuando en términos gruesos existe una distribución similar entre ambos grupos (voluntarios e involuntarios). Esto da cuenta de una fuerte presencia de situaciones de subempleo por disponibilidad horaria entre los trabajadores a jornada parcial. En cuanto al perfil sociodemográfico de los ocupados en jornadas parciales, se observa una mayor presencia de esta modalidad de empleo entre las mujeres que entre los hombres, en los grupos más jóvenes y los de mayor edad, y entre las personas de menor nivel educacional. Por su parte, el tipo de jornada parcial predominante varía notoriamente dependiendo de la edad y nivel educacional de los ocupados. La voluntariedad alcanza niveles más altos entre jóvenes y adultos mayores, al igual que entre los ocupados con estudios universitarios o de posgrado. En este sentido, la jornada parcial resulta menos opcional para quienes están en la edad más activa laboralmente (25 a 59 años) y para quienes tienen un nivel de estudios que no les permite acceder a otro tipo de ocupaciones, que les demanden mayor cantidad de horas de trabajo. Por otro lado, respecto a las características de los empleos de jornada parcial, uno de los resultados más interesantes tiene que ver con la importancia que tiene este tipo de empleos entre los trabajadores por cuenta propia. Casi la mitad de ellos trabaja habitualmente 30 horas o menos a la semana, la mayoría de forma involuntaria. Esto explica además que las ocupaciones de jornada parcial, y en particular las involuntarias, se tienden a concentrar en empresas de menos de cinco

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Caracterización de los trabajadores en jornada parcial en Chile

trabajadores, lo que da cuenta de la importancia de poner atención a estas modalidades de empleo parcial que han sido menos analizadas en comparación con el caso de los trabajadores asalariados. En relación a la calidad de los empleos, se observa la presencia de importantes diferencias en el grado de protección que tienen los empleos de jornada completa en relación a los de jornada parcial, y dentro de ellos, entre los de tipo voluntario e involuntario. En temas como la cotización previsional o el acceso a vacaciones, se aprecia una notoria desigualdad derivada del tipo de jornada laboral. En cuanto a los sectores de la economía, destaca la rama de comercio, pues aporta la mayor parte de los ocupados, y dentro de ellos cerca de un tercio se desempeña en jornadas parciales, la mayoría de forma involuntaria. Respecto a los grupos de ocupación, se aprecia una mayor presencia de empleos de jornada parcial y de involuntariedad entre las ocupaciones que demandan menores niveles de calificación, en especial los trabajadores de comercio y servicios y los trabajadores no calificados. Respecto a la relación de los empleos parciales con los arreglos familiares se observa que más de un tercio de los ocupados pertenece a un hogar donde existe al menos un trabajador a tiempo parcial. Los resultados demostraron que el rol que debe cumplir el trabajador parcial dentro del hogar tiene una importante relación con el carácter voluntario o involuntario de su ocupación. De esta forma, entre aquellos ocupados que son el único miembro activo de sus hogares y deben sostener a inactivos se presenta un mayor grado de involuntariedad. Lo mismo ocurre con los trabajadores parciales que son jefes de hogar y con los que son proveedores principales, mientras entre aquellos que son cónyuges o hijos del jefe de hogar tiende a tener algo más de importancia el empleo parcial voluntario, aunque aún entre ellos es minoritario en relación al involuntario. Los resultados permiten ubicar en la estructura laboral los espacios donde se genera un tipo de empleo de menor duración horaria, siendo posible establecer ciertas combinaciones que muestran posiciones claras donde se ubican preferentemente las categorías de empleo, caracterizadas por la condición de jornada parcial voluntaria e involuntaria. En términos generales, los datos obtenidos entregan información que tiende a corroborar y complementar lo que ya ha sido abordado por otras investigaciones (Rau, 2008; Echeverría y López, 2004; Lee, 2007; Messenger, 2006).

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En definitiva, a lo largo de este estudio se pudo constatar que existen realidades dispares al interior de los empleos de jornada parcial. Por un lado, existe un contingente importante de trabajadores parciales voluntarios, que adoptan esta modalidad de empleo para compatibilizar el trabajo con otras actividades, y en su mayoría no son los encargados de aportar la principal fuente de ingresos al hogar. Se puede decir que en este tipo de ocupaciones se aprecian los efectos positivos del trabajo a tiempo parcial, acorde a los objetivos que han perseguido las reformas que fomentan la flexibilidad horaria. Sin embargo, existe también una gran cantidad de trabajadores parciales involuntarios, que quisieran trabajar más horas y que en muchos casos incluso han estado buscando trabajo pese a estar ocupados. En este sentido, las ocupaciones de este tipo funcionan en muchos casos como la única alternativa de empleo accesible, y son asimiladas como una situación provisoria que se busca superar. Los resultados indican que en el caso chileno, existe una relación entre la modalidad de empleo a tiempo parcial y fenómenos asociados a informalidad en las ocupaciones. De esto se desprende que la implementación de jornadas flexibles, alternativas al modelo de trabajo estándar, no redunda como en países desarrollados en la complementariedad de roles, sino que se funde con estructuras de informalidad y precariedad laboral, que distorsionan los objetivos originales generando nuevos tipos de precarización que afectan a los sectores más vulnerables de la población. Esta realidad diversa de los trabajadores de tiempo parcial debe tenerse en cuenta al momento de realizar cualquier análisis respecto a esta modalidad de empleo y plantea temas emergentes que merecen ser estudiados, como las características particulares de los trabajadores por cuenta propia que quisieran trabajar más horas, o el impacto que tienen para los hogares las transformaciones en el mundo del trabajo, entre otros temas.

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