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LA MUERTE EN “CÔRCEL DE AMOR” DIEGO SAN PEDRO DATOS BIOGRÔFICOS Diego de San Pedro al parecer era un hidalgo, que pudiera haber vivido en Peñafiel, como criado del conde de Ureña, uno de los hijos de Pedro Girón, influyente hombre de Enrique IV. Además por la dedicatoria del libro de Cárcel de Amor se sabe que fue dedicada a un joven caballero casado con Juana Pacheco, prima de los Téllez-Girón. Tuvo, que se sepa, contacto al menos con el cÃ−rculo femenino cortesano de Isabel la Católica, y relación con la bisnieta de don Juan Manuel, doña Marina Manuel, y que como su amo participó en la guerra de Granada. (1482-1492) De su fecha de nacimiento no se sabe absolutamente nada, igual que la muerte, pero se le puede enmarcar gracias a la vida de su protector, en torno a 1469 hasta 1528, muerte de su protector. Se habla también de una posible conversión a nuevo judÃ−o, tanto por los informes elaborados en Peñafiel en 1592, de donde era natural el autor, sobre las pruebas de linaje, hallando en las declaraciones de los testigos alusiones al escritor San Pedro como cristiano nuevo, asÃ− como la existencia de un sambenito vestido en 1494 por la mujer de un Diego de San Pedro, mercader. En aquella época la adopción como apellido de nombres de santos era común entre los conversos, aunque este punto es tan solo una conjetura. Para autores como Márquez Villanueva esta idea podrÃ−a ser cierta, y ve en Cárcel de amor una obra en clave “escrita en un momento históricamente crÃ−tico” puesto que literariamente responde a la implantación en Castilla del Tribunal de la Inquisición y el autor podrÃ−a desaprobar esa polÃ−tica cesarista de los monarcas en la década de los ochenta. Para el estudioso Marce Bataillon una de las causas del tono patético de ciertas obras de San Pedro podrÃ−a ser su condición de converso. Si bien es cierto la obra presta a sus dudas, puesto que en la obra de Cárcel de amor no encontramos un sentimiento cristiano y religioso arraigado, la religión más profesada es Amor. Por lo que se puede decir vivió en la segunda mitad del S. XV, que estaba vivo en 1501, y que sus obras fueron compuestas no antes de la década de los setenta, aunque fueron impresas en la última década del siglo. Su falta de datos biográficos contrasta con la fama que adquirió, el éxito le llegó pronto y buena parte de su obra en verso y prosa gozó de éxito editorial en España y en el extranjero en el S.XVI. Su éxito reside en tres factores nuevos tanto en prosa como en verso: un nuevo espÃ−ritu religioso, un refinamiento de la convención amoroso y la asimilación de normas retóricas de importa humanÃ−stica. LA OBRA El libro de Cárcel de amor gozó de fama en su tiempo, fue casi lectura obligada en los palacios y casas de nobles, breviario del amor ideal y de la cortesÃ−a, espejo de amor apasionado y libro de deleitosa y suave lectura. Fue traducido a varios idiomas, y aunque fue condenado por el Santo Oficio como lectura perniciosa y vana, se prolongó su popularidad hasta el S.XVI, con unas veinticinco ediciones en castellano y veinte en otras lenguas. 1
La fecha aproximada de su composición se puede situar en los años de la campaña de Granada (1482-1492) Aparece la localización de Sierra Morena, y la referencia a Peñafiel, lugar donde él vivÃ−a, parece ser un intento de identificar al narrador con el autor San Pedro. El libro, además, fue prohibido por la Inquisición por el episodio final del suicidio del protagonista, considerado un acto pecaminoso y vergonzante, y también por el exarcerbado misticismo amoroso, que chocaba en cierta medida con el sentimiento religioso y teológico imperante, pese a estar hablando del Renacimiento. Añadir a este punto que tras el éxito de la obra, en 1496, cuatro años después de su publicación, Nicolás Núñez publica un apéndice del libro que no es más que un final menos trágico tratando de salvar a Leriano del suicidio, inventándose que el amigo de Leriano recibe la visita del alma del difunto, y asÃ− consigue la declaración amorosa de Laureola, acabando con el trágico final y triunfando asÃ− el amor. Pero este final de otro autor fue peregrino y un intento de dar una nota optimista a la obra, sin embargo, la muerte de Leriano sigue presente, pues se presenta como espÃ−ritu, no como cuerpo vivo. El mérito del libro reside en la superación de muchos tópicos del propio género, que es el de la novela sentimental, si bien no se libra de los artificios de la misma. El autor tiene una prosa hábil, llena de recursos variados y su público se decantaba más por el femenino, por lo que era una lectura orientada hacia la mujer, factor que explica su elevado sentimentalismo y la predominación del amor sobre otros temas, como pudiera ser las escenas bélicas. La obra está dedicada en la primera impresión conocida (1492) a Diego Fernández de Córdoba, alcaide de los donceles. Según Gili Gaya la dedicatoria no pudo escribirse antes de 1483, pues Diego San Pedro, aunque todavÃ−a joven, adquirió notoriedad por su arrojo en la batalla de Lucena, en la que le cupo la honra de hacer prisionero a Boabdil. Al concluir Cárcel de amor el narrador dice llegar a Peñafiel, lugar desde donde envÃ−a sus saludos al alcaide de los donceles. Se cree que es una obra temprana. La obra es el contexto interno de las reacciones psicológicas de los amantes, la intensidad de la emoción. El amor se vincula al honor y la justicia. El amor se manifiesta básicamente en el lenguaje epistolar, las cuestiones prácticas se exponen por el narrador del relato, observador de la historia de amor de Leriano y de Laureola. Hay que reseñar que el comportamiento de Leriano no se sujeta a la razón, sino que se entrega a los vaivenes de los sentimientos, Leriano experimenta una pasión irresistible que lo conduce a la muerte, como más tarde analizaremos. Laureola sin embargo, tiene sentimientos piadosos, es un grado de afecto diferente al que siente Leriano, siempre influida por el honor. De ahÃ− el dilema y el conflicto: lo que para uno serÃ−a vida (el amor) para otra serÃ−a la muerte, y lo que para una es vida y honor (que Leriano la olvide, el desamor) para Leriano es muerte. En Leriano se ve dos tipos de servidumbre: la que le debe al rey por vÃ−nculo natural y social; y la condición de siervo que le debe a su princesa como su amado. LA NOVELA SENTIMENTAL La novela fue un género que surgió tardÃ−o, en la baja Edad Media (S.XV) y con su nacimiento las imprentas dieron empuje a este nuevo género que gozó de gran difusión y éxito hasta el S.XVI. Una de las vertientes de esta obra es la novela sentimental, género al que pertenece la obra escogida y analizada a continuación: Cárcel de Amor. La elegia di madonna Fiametta, compuesta por el autor italiano Bocaccio en 1335 parece ser el principal antecedente occidental de esta nueva forma de escribir, llegando a tener en el 2
S.XV en sus inicios cinco obras que se aproximan a este género en cinco lenguas distintas (francés, catalán, inglés, castellano y latÃ−n. Dos de ellas se colocan en la tradición de Bocaccio, otras dos emplean la técnica del sueño alegórico, apoyadas principalmente en la tradición epistolar, y otras dos comparten entre sÃ− el desenlace trágico. En España encontramos a los iniciadores en torno a los años 1440-1460, El siervo libre de amor, de Juan RodrÃ−guez de Padrón, es considerada la primera obra en castellano de estos tintes. Destacar de esta obra tres puntos que coincidirán más tarde con la obra analizada: La presentación como carta confesional (elemento epistolar), relación amorosa fracasada, y finalmente el desenlace trágico. Entre 1470 y 1492 comienza la segunda etapa de este género, con la figura de Juan Flores, cronista real de los Reyes Católicos, y autor de la obra Grisel y Mirabella. Las caracterÃ−sticas del género son varias y a veces se cumplen y a veces no, depende de la obra: -Amor consumado (En la obra de Cárcel de Amor no se consuma) -Muerte de amante (s) (En Cárcel de Amor Leriano se suicida por amor, sÃ− se cumple) -Desierto de frustración (AlegorÃ−a de la cárcel de amor en la que se recluye Leriano, sÃ− se cumple) -Rival (En el caso de esta obra es Persio, sÃ− se cumple) - Padre cruel (El rey es el padre de Laureola y sÃ− cumple estas caracterÃ−sticas de padre cruel que condena a muerte a su hija por creer que le ha deshonrado) Además se identifican por la simplicidad del argumento, el escaso número de aventuras, las descripciones alegóricas, el lento y minucioso análisis del sentimiento amoroso, los debates de tema feminista, el empleo sistemático de la carta como recurso literario (género epistolar). Se podrÃ−a dibujar el siguiente esquema en un eje vertical, sin que todas se hayan de cumplir en las obras: Ambiente aristocrático Amor sentimental Relaciones rey-amantes Muerte Escrito por una tercera persona que es testigo de los amores. La presencia de la muerte, por tanto se haya en todo momento, es clave para el desarrollo de la obra. Uno de los puntos que me parece indispensable ahondar y hablar sobre ello es la fuerte oposición del rey, padre de Laureola, en la obra, que provoca una gran tensión social. Esa oposición no ya de la figura paterna, si no de la autoridad será uno de los mayores obstáculos para que ese amor no se consuma. LA MUERTE La parte central de este trabajo es la presencia de la muerte en la obra de San Pedro.
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Se puede enfocar la muerte desde distintos aspectos y distintas visiones, muertes diferentes entre ellas y la manera y la reacción de los distintos personajes ante estas muertes. En primer lugar tenemos el personaje de Leriano. Es el personaje que más cercano a la muerte está, en dos aspectos: la busca y da muerte a otros personajes. Es el héroe de esta novela. Aristócrata macedonio que se enamora de una manera apasionada de Laureola, hija del rey, y que no es correspondido. Por él surge la alegorÃ−a de cárcel de amor, abandonado completamente por la desesperación de no conseguir ese amor. (El prexo al autor) (…) llámenme por nombre Deseo. Con la fortaleza deste escudo deciendo las esperanzas, y con la hermosura desta imagen causo lasa aficciones, y con ellas quemo las vidas, como puedes ver en este preso que llevo a la Cárcel de Amor, donde con solo morir se espera librar (…)Dixo la Razón: “lloro solamente do consentimiento en la prisión, mas ordeno que muera, que mejor le estará la dichosa muerte que la desesperada vida, segund por quien se ha de sofrir” Dixo la memoria: “pues el Entendimiento y la Razón consienten porque sin morir no pueda ser libre, yo prometo de nunca olvidar” ( página 66 y 72) (Discurso de Leriano)“El negro de vestiduras amarillas, que se trabaja por quitarme la vida, se llama Desesperar. El escudo que me sale de la cabeza, con que de sus golpes me defiendo es mi juizio el cual, viendo que vo con desesperación a matarme, dizeme que no lo haga, porque, visto lo que merece la Aureola, antes devo desear larga vida por padecer que la muerte para acabar” (Página 73) Pide la muerte y Laureola, quien piadosa le pide que no se de muerte, pero para Leriano es un alivio el morir pues asÃ− no sufre su mal de amores. Sin embargo, es aquÃ− donde surge el dilema, pues para Laureola aceptar esos amores es deshonor, y por tanto una muerte en vida (segundo tipo de muerte) (Respuesta del autor a Leriano) (…) Deves tener más gana de morir que de hablar, y por proveer en mi fatiga forzaste tu voluntad, juzgando por los trabajos pasados y por la cuita presente que yo tenÃ−a de bevir poca esperanza, lo que sin dubda era asÃ−. (Página 74) (El autor a Laureola) (…) Tú, señora, sabrás que caminando un dÃ−a por unas asperezas desiertas, vi que por mandado del Amor, llevava preso a Leriano (…) Dolor le atormenta, Pasión le persigue, Desesperanza le destruye, Muerte le amenaza, Pena le secuta, Pensamiento lo desvela, Deseo le atribula, Tristeza le condena, Fe no le salva (…) Contempla y mira cuánto es mejor que te alaben porque redemiste que no te culpen porque mataste (…) Si no crees que matar es virtud, no te suplica que le hagas otro bien sino que te pese de su mal (Página 77) (Respuesta de Laureola) Si más entiendes en procurar su libertad, buscando remedio para él hallarás peligro para ti; y avÃ−sote, aunque seas extraño en la nación que serás natural en la sepoltura (página 78) (Carta de Leriano a Laureola) (…) Y si porque lo hize te pareciere que merezco muerte, mándamela dar, que muy mejor es morir por tu causa que bevir sin tu esperanza. Y hablándote verdad, la muerte, sin que tú me la dieses, yo mismo me la darÃ−a por hallar en ella la libertad que en la vida busco, si tú no ovieses de quedar infamada por matadora (página 81) (El autor a Laureola) (…) Por olvidar su cuita pide la muerte; porque no se diga que tú la consentiste, desea la vida, (página 83) (Respuesta de Laureola al autor) (…) Si pudiese remediar su mal sin amancillar mi onrra, no con menos afición que tú lo pides yo lo harÃ−a; mas ya tú conosces cuánto las mugeres deven ser más obligadas a su fama que a su vida, la cual deven estimar en lo menos por razón de lo más, que es la bondad. Pues si el bevir de Leriano a de ser con la muerte désta, tú juzga a quién con más razón devo ser piadosa, a mÃ− o a su mal. ( página 84) 4
(El autor a Leriano) (…) ¿qué dirás? Que recibió tu carta y recebida me afrentó con amenazas de muerte si más en tu caso le hablava (…) si algúnd espacio no te das, tus huesos querrás bexar en memoria de tu fe, lo cual no deves hazer, que para satisfación de ti mismo, más te conviene bevir para que sufras que morir para que no penes. Esto digo porque de tu pena de veo gloriar segund tu dolor gran corona es para ti que se diga que toviste esfuerzo por sofrirlo. Los fuertes en las grandes fortunas muestran mayor corazón (página 86) (Responde Leriano) (…) Mejor me es a mÃ− morir, pues dello es servida, que bevir si por ello ha de ser enojada. Lo que más sentiré cuando muera será saber que perecen los ojos que la vieron y el corazón que la contempló, lo cual, segund quién ella es, va fuera de toda razón (…) Mucho te ruego, pues ésta será la final buena obra que tú me podrás hazer y yo recebir, que quieras levar a Laureola en una carta mÃ−a nuevas con que se alegre porque della sepa cómo me despido de la vida y demás dalle en ojo. (página 87) (Carta de Leriano a Laureola) Pues el galardón de mis afanes avié de ser mi sepoltura, ya soy a tiempo de recebirlo. Morir no creas que me desplazes que aquél es de poco juizio que aborrece lo que da libertad. Mas ¿qué haré, que acabará conmigo el esperanza de verte? Grave cosa para sentir (…) Espantado estó cómo de ti misma no te dueles: dite la libertad, ofrecite el corazón, no quise ser nada mÃ−o por sello del todo tuyo. Pues ¿cómo te querrá servir ni tener amor quién sopiere que tus propias cosas destruyes? Por cierto tú eres tu enemiga. Si no me querÃ−as remediar porque me salvara yo, deviéraslo hazer porque no te condenaras tú. (…) Si consientes que muera porque se publique que podiste matar, mal te aconsejaste, que sin experiencia mÃ−a lo certificava la hermosura tuya (…) dexadas más largas, te suplico, pues acabas la vida que onrres la muerte, porque, si en el lugar donde van las almas desesperadas ay algún bien, no pediré otro sino sentido para sentir que onrraste mis besos, por gozar aquél poco espacio de tu gloria tán grande (Páginas 88 y 89) (Carta de Laureola a Leriano) La muerte que esperavas tú de penado merecÃ−a yo por culpada si en esto que hago pecase mi voluntad, lo que cierto no es assÃ−, que más te escrivo por redemir tu vida que por satisfacer tu deseo (Página 90) El siguiente tipo de muerte que se encuentra en la novela es la muerte en duelo por causa de deshonra. AquÃ− encontramos a Persio, el personaje antitético de Leriano, quien difama a Laureola y provoca que ésta sea condenada a muerte por el rey. Para honrar al rey de la difamación de los falsos amores entre Laureola y Leriano, manda un cartel para retar a Leriano a duelo, que será la condena de Leriano: (Cartel de Persio para Leriano) (…) pero venido eres a tiempo que recibieras por lo hecho fin en la vida manzilla en la fam ¡malaventurados aquellos como tú que no saben escoger muerte onesta! (…) Te rebto por traidor y sobrello te entiendo matar o echar del campo. (Página 94) (Respuesta de Leriano) (…) con las cuales, defendiendo lo dicho te mataré o haré desdecir o echaré el campo sobrello. (Página 96) (El auctor) Leriano le cortó a Persio la mano derecha, y como la mejor parte de su persona la viese perdida, dÃ−xole: “Persio, porque no pague tu vida por la falsedad de tu lengua, déveste desdezir” (…) “Haz lo que as de hacer, que aunque me falta el brazo para defender, no me fallece corazón para morir” (Página 97) (Leriano al Rey) Si ayer no levara lo mejor de la batalla donde si tú lo vieras por bien de la falsa acusación de Persio, quedara del todo libre (Página 98) (…) No consientas que biva ombre que tan mal guarda las preminencias de sus pasados porque no corrompa su venino los que con él participaren (Página 100)
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(El auctor) Y con arrebatamiento y pasión desesperada acordaba de ir a la corte a librar a Laureola y matar a Persio o perder por ello la vida (Página 101) Hemos hablado anteriormente de la figura del rey como ese obstáculo social de represión. Pero no solo representa eso, el rey no actúa como figura social y magnánima, sino como un rey deshonrado, como padre tirano que condena a su hija a muerte sin siquiera escuchar las razones de ella. Esto provoca la reacción de Leriano que cambia de su actitud derrotista al verdadero héroe justiciero y valiente, que es capaz de asaltar una cárcel y matar a cuantos hombres hagan falta para salvar a su amada. Y la reacción de Laurela que siempre se mantiene recta a su posición, obvediente a su padre, obstinada a la muerte inminente que le espera. Laureola acepta esa muerte antes que la salvación que le propone Leriano y vuelven a la discusión de honra contra vida, amor contra muerte: (El auctor a Leriano) Si te pones a matar a Persio y librar a Laureola, deves antes ver si es cosa con que podrás salir; que como es de más estima de onra della que la vida tuya, sino pudieses acabarlo, dexarÃ−as a ella condenada y a ti desonrado (Página 102) (Carta de Leriano a Laureola) No acreciente la pena que sufres la muerte que temes, que si mis manos te salvarán della. Yo he buscado remedios para templar la ira del rey (…) Porque si te das a los pensamientos della podrÃ−a ser que desfallecieses de donde dos grandes cosas se podrÃ−an recrecer: la primera y más principal serÃ−a tu muerte; la otra, que me quitarÃ−as la mayor onra de todos los ombres, no pudiendo salvarte (Página 105) (Carta de Laureola a Leriano) Yo soy entre las que biven lo que menos deviera ser biva. Si el rey no me salva, espero la muerte; si tú me delibras la de ti y la de los tuyos: de manera que por una parte o de otra se me ofrece dolor. Sino me remedias, he de ser muerta; si me libras y lievas, seré condenada; te ruego mucho me trabajes en salvar mi fama y no mi vida (Página 106) La condena de Laureola es el acto más injusto en el que la muerte es representada como castigo social y jurÃ−dico por una pena o falta cometida: en este caso las relaciones que mantiene fuera del matrimonio con Leriano, que son absolutamente falsas. El rey no atiende a razones y es arbitrario al salvar a Persio, como hemos visto, de la inminente muerte que Leriano le va a dar, y condena a su hija a muerte, a riesgo de quedarse sin heredero para el trono: (El Cardenal al Rey) No seas verdugo de tu misma sangre, que serás entre los ombres muy afeado; no culpes la inocencia por culpa de la saña. (Página 110) (Respuesta del Rey) Yo creÃ−a que dispongo y ordeno la muerte de Laureola, lo cual quiero mostraros por causas justas determinadas segunt onra y justizia. (…) Bien sabeis nuestras leyes que la muger que fuere acusada de tal pecado muera por ello (Página 111) (Carta de Laureola al Rey) Si te place matarme por voluntad, obra lo que por justicia no tienes, porque la muerte que tú me dieres, aunque por causa de temor la rehuse, por la razón de obedecer la consiento, aviendo por mejor morir en tu obediencia que bevir en tu desamor (Página 117) Refiriéndonos a la actitud bélica de Leriano llega otro de los puntos en los que se enfoca la muerte: como conflicto bélico, la muerte en el campo de la batalla. Si bien es cierto que el autor no se recrea mucho en este sentido por ser una novela sentimental, y estar dirigido a un público más femenino, vemos un cambio radical tanto en la expresión como en el comportamiento del protagonista. Está decidido y es vencedor y empuña el arma contra sus enemigos. La fuerza que le impulsa es la liberación de su amada y convertirse en su libertador, pues se siente que Laureola está presa por su culpa y que sólo él puede ayudarla: (El auctor) El capitán que fue a Persio dándole muerte a cuantos topaba, no paró hasta él, que se 6
comenzaba a armar donde muy cruelmente sus maldades y su vida acabaron (Página 120) (Leriano a sus cavalleros) Esta vida penosa en que bevimos no sé porqué se deba mucho querer, que es breve en los dÃ−as y larga en los trabajos, la cual ni por temor se acrecienta, ni por osar se acorta, pues cuando nascemos se limita su tiempo; por donde es excusado el miedo y debida la osadÃ−a. (…) No ay cosa para qué debamos temer y ay mil para que debamos morir. (Páginas 123-124) (El auctor) Estuvo toda noche enterrando los muertos y loando los vivos, no dando menos gloria a los que enterrava que a los que veÃ−a (Página 124) Otro de los aspectos claves es la ya mencionada “relación rey-amante” Según los estudiosos si se produce una relación de rey-amante (Laureola como princesa y Leriano como amante) lleva a la muerte de los amantes. Si por en contrario hay una ausencia de esa relación, que es lo que ocurre en esta obra, se produce la desesperación de ese amante. Laureola y Leriano son condenados a muerte, Laureola a pena capital, y Leriano retado a un duelo. Pero como no se ha producido esa relación si no que es todo un malentendido y el amor ha sido frenado por Laureola, uno sale victorioso del lance y la otra es liberada de la cárcel. Es por tanto la propia desesperación de Leriano ante la imposibilidad de ese amor lo que le lleva a una muerte escogida y elegida: El suicidio. (Carta de Leriano a Laureola) Si todavÃ−a te place que muera házmelo saber, que gran vida harás a la vida que no será desdichada del todo: lo primero della se pasó en inocencia, lo del conocimiento en dolor; a lo menos el fin será en descanso. (Página 128) (Carta de Laureola a Leriano) Cuando estava presa salvaste mi vida y agora que stó libre quieres condenalla. Pues tanto me quieres, antes devrÃ−as querer tu pena con mi onra que tu remedio con mi culpa (…) No pongas en peligro tu vida y en disputa mi onra, pues tanto la deseas que se dirán muriendo tú, que galardono los servicios quitando las vidas, lo que si al rey venzo de dÃ−as, se dirá al revés (Páginas 128-129) (El auctor) (…) Ni culpaba su flaqueza ni avergonzaba su desfallecimiento: todo lo que podÃ−a acabar su vida alavada, mostrábase amigo de los dolores, recreava con los tormentos, amava las tristezas; aquellos llamaban sus bienes por ser mensajeros de Laureola (…) y desconfiado ya de ningún bien y esperanza y aquejado de mortales males, no podiendo sostenerse ni sofrirse, uvo de venir a la cama donde no quiso ni comer ni beber, ni ayudarse de cosa que sustenta la vida, llamándose siempre bienaventurado porque era venido a sazón de hacer servicio a Laureola quitándola de enojos. Pues como por la corte y todo el reino se publicase que Leriano se dexaba morir, ivanle a veer todos sus amigos y parientes, y para desvialle su propósito dezianle todas las cosas en que pensaban provecho (Página 130) El siguiente punto que quiero reseñar para compararlo es las diferentes actitudes que una madre y otra: la de Leriano y la de Laureola. En primer lugar mostraré el ejemplo extraÃ−do de la obra de la intervención de la Reina, que al ver que no es capaz de convencer al rey de que no ejecute a su hija, va a visitarla por última vez en la cárcel. Al no existir el diálogo y estar todo organizado por partes, es una especie de monólogo de la reina elegÃ−aco sobre sus sentimientos de dolor ante la pérdida de su hija, a quien considera una mártir. Es la única seña clara que vemos de religiosidad frente a la muerte, de un ruego al AltÃ−simo para que no muera. Se ve el profundo dolor de la madre que considera que también se le acabará la vida: (La Reina a Laureola) ¡Oh, hija nacida para dolor de su madre! ¡tú serás muerta sin justicia y de mÃ− llorada con razón! Tu fin acabará dos vidas, la tuya sin causa y la mÃ−a por derecho, y lo que bibiere después de ti me será mayor muerte que la que tú recibirás, porque muy más atormenta desealla que padecella. Pluguiera a Dios que fueras llamada hija de la madre que murió y no de la que te vio morir 7
¿Por qué consiente Dios que mueras? No hallo por cierto otra causa que puede más la muchedumbre de mis pecados que el merecimiento de tu justedad, y quiso que mis errores comprendiesen tu inocencia. Quiere el Señor que padezcas como mártir porque goces como bienaventurada (Páginas 113-114) El segundo extracto corresponde a la intervención posterior de la madre de Leriano, y vemos elementos algo sobrenaturales como las premoniciones y los instintos que le hacen saber que algo malo estaba sucediendo con su hijo. A diferencia de la muerte de Laureola que al final no sucede, la muerte de Leriano es debida al más absoluto abandono, y la madre asÃ− lo manifiesta, que no ve causas visibles del padecimiento de su hijo. Es una reacción más maternal y cercana, más visceral y agónica ante el padecimiento de su hija, quizá porque se sabe que nada lo va a salvar y está a punto de morir. En cambio, en el caso de la Reina el diálogo hubiera sido más intenso si se hubiera producido instantes antes de la ejecución de la muerte, pero todavÃ−a hay unas horas ante la inminente muerte, y es cuando Leriano la salva con la ayuda del tÃ−o de Laureola. à sta es la primera vez que la madre habla sobre la muerte personificándola y la describe de la siguiente manera: (Llanto de su madre a Leriano) Oy dexas dezirt hijo y yo de mas llamarme madre, de lo cual tenÃ−a temerosa sospecha por las nuevas señales que en mÃ− vi de pocos dÃ−as a esta parte (…) ¡Oh lumbre de mi vista o ceguedad della misma, que te veo morir y no veo la razón de tu muerte; tú en edad para vevir, tú temeroso de Dios, tú amador de la virtud, tú enemigo del vicio, tú amigo de amigos, tú amado de los tuyos! (…) ¡Oh muerte, cruel enemiga que ni perdonas los culpados ni asuelves los inocentes! Tan traidora eres que nadie para contigo tiene defensa. Amenazas para la vejez y lievas en la mocedad. A unos matas por malicia y a otros por envidia. Aunque tardas nunca olvidas. Sin ley y sin orden te riges. Más razón avia los veinte años del hijo mozo para que dexases los sesenta de la vieja madre. ¿Por qué volviste el derecho al revés? Yo estava harta de ser biva y él en edad de bevir. Perdóname porque asÃ− te trato, que no eres mala del todo, porque si con tus obras causas los dolores, con ellas mismas los consuelas levando a quien dexas con quien levas lo que si conmigo hazes mucho te seré obligada. En la muerte de Leriano no ay esperanza y mi tormento con la mÃ−a recevirá consuelo (…) Con dolor será mi bebir y mi comer y mi pensar y mi dormir, hasta que su fuerza y mi deseo me lieven a tu sepultura. (Página 149) Para acabar con el análisis de este trabajo me gustarÃ−a destacar la intervención del autor, que es la voz narradora y el testigo de los hechos acaecidos entre Leriano y Laurela, quien se vuelve amigo y ayudante del protagonista y lo ve morir. AsÃ− se refiere al hecho mismo de la muerte de Leriano: (Vuelve el auctor a la historia) Y como su madre siendo absente (…) oyendo que Leriano estava en ell agonÃ−a mortal, falleciéndole la fuerza, cayó en el suelo, y tanto estuvo sin acuerdo que todos pensavan que a la madre y al hijo enterrarÃ−an a un tiempo (Página 146) (El auctor) (…) Y llegada ya la ora de su fin, puestos en mÃ− los ojos dixo: “Acabados sin mis males” Y assÃ− quedó su muerte en mi testimonio de su fe (Página 149) CONCLUSIà N Para concluir me gustarÃ−a recoger los diferentes actos y situaciones de muerte que yo he visto en la obra: • La muerte por amor como salvación ante la desesperación del rechazo, suicidio. Esta actitud la toma Leriano ante el rechazo de Laureola y quiere dejarse morir. Suicidio. • La muerte como acto de limpieza de la honra. Persio se vate en duelo con Leriano para honrar al rey ante la calumnia que él mismo inventa. Es vencido por Leriano pero el rey impide que mate a Persio. • La muerte como condena penal y jurÃ−dica. Laureola sufrirá la condena de la muerte ante el delito de 8
una supuesta ley de adulterio, que aunque no está casada se le impone de todas formas, por haber mantenido relaciones con Leriano, hecho que no es verdad. El rey impone su autoridad y la condena a muerte. • Muerte como acto último en la batalla, como un acto social y bélico. Leriano que antes se dejaba vencer por la muerte se convierte en libertador de Laureola y empuña el arma para matar a cuantos se ponen en su camino, entre ellos Persio. En mi opinión, la muerte en este libro no sirve como algo elegÃ−aco ni se puede dilucidar una actitud vital ante ella, sin contar las dos posturas más sensibles que son puestas en bocas femeninas como las dos madres de los protagonistas y que son dos actitudes diferentes, porque ambas son mujeres de diferente rango social y de distintas experiencias vitales; puesto que en todo momento la muerte está al servicio de la trama, del género sentimental que conllevaba la muerte de uno de los amantes, de unas normas estilÃ−sticas que nada tienen que ver con una lección moral o una propuesta para afrontar la muerte. Todo lo contrario la muerte más sentida es la del suicidio, que en aquella época estaba penada por la Iglesia, pero el sentido dramático que tiene en la obra, el efecto de derrota de Leriano, el ideal de amor cortés, de la entrega a ese amor, la desesperación absoluta que derrota al más bravo de los hombres, al más joven y vigoroso, al más noble. BIBLIOGRAFà A • SAN PEDRO, Diego. Cárcel de amor, editorial Cátedra cargo de José Francisco Ruiz Casanova, Madrid, 2008, 251 pp. • SAN PEDRO, Diego. Cárcel de amor, editorial CrÃ−tica a cargo de Francisco Rico, prólogo y notas de Carmen Parrilla y Keith Whinnom, con el estudio preliminar de Alan Deyermond, Barcelona, 1995, 187 pp. • ALVAR, Carlos; MAINER, José- Carlos; NAVARRO, Rosa. Breve historia de la literatura española, editorial Alianza, 1995. • ALBORG, Juan Luis. Historia de la literatura española, editorial Gredos, (I tomo) 1997. LA MUERTE EN “CÔRCEL DE AMOR” 25 •
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