CARTOGRAFÍA ECOLÓGICA Y CARACTERIZACIÓN DE LOS ECOSISTEMAS DEL MUNICIPIO DE CARTAYA PARA LA ELABORACIÓN DE LA AGENDA 21

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CARTOGRAFÍA ECOLÓGICA Y CARACTERIZACIÓN DE LOS ECOSISTEMAS DEL MUNICIPIO DE CARTAYA PARA LA ELABORACIÓN DE LA AGENDA 21

Ayuntamiento de Cartaya

Agenda 21 de Cartaya

Figueroa et al.

SEGUNDO INFORME PARCIAL

Abril de 2004

AUTORES

Coordinador e Investigador principal: Dr. Manuel Enrique Figueroa Clemente

Equipo de investigación:

Dr. Jesús Manuel Castillo Segura (Director General) Ldo. David Doblas Pruvost D. Javier Rengel Oliva Dña. Raquel Alejandre Sánchez Dra. Teresa Luque Palomo (Directora de Proyecto) Dr. Eloy Castellanos Verdugo (Director de Proyecto) Dr. Carlos Javier Luque Palomo (Director de Proyecto) Dr. Francisco Javier Jiménez Nieva Dr. Alfredo Emilio Rubio Casal Lda. Susana Redondo Gómez Ldo. Antonio Agustín Álvarez López

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ÍNDICE 1.- RESUMEN 2.- INTRODUCCIÓN Y OBJETIVOS GENERALES 3.- MATERIAL Y METODOS GENERALES 3.1.- Identificación de subunidades ambientales 3.2.- Vegetación y flora 3.3.- Fauna 3.4.- Problemática de conservación y medidas de gestión ambiental recomendadas

4.- UNIDADES AMBIENTALES I, IV Y VI. FLECHA DEL ROMPIDO, MARISMAS MAREALES Y VERA DE CARTAYA 4.1.- Introducción 4.2.- Material y métodos 4.3.- Resultados 4.3.1.- Delimitación de subunidades y vegetación del Paraje Natural ‘Marismas del río Piedras y Flecha del Rompido’ 4.3.2.- Flora del Paraje Natural ‘Marismas del río Piedras y Flecha del Rompido’ 4.3.3.- Fauna vertebrada del Paraje Natural ‘Marismas del río Piedras y Flecha del Rompido’ 4.3.4.- Usos antrópicos en las marismas mareales del Paraje Natural ‘Marismas del río Piedras y Flecha del Rompido’ 4.3.5.- Problemática de conservación ambiental de las marismas del Paraje Natural ‘Marismas del río Piedras y Flecha del Rompido’ 4.3.6.- Recomendaciones de gestión ambiental de las marismas del Paraje Natural ‘Marismas del río Piedras y Flecha del Rompido’ 4.4.- Discusión y conclusiones

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5.- UNIDAD AMBIENTAL XI. RED FLUVIAL Y RIBERAS DE CARTAYA 5.1.- Introducción 5.2.- Material y métodos 5.3.- Resultados 5.3.1.- Subunidades y vegetación de la red fluvial de Cartaya 5.3.2.- Flora asociada a la red fluvial de Cartaya y sus riberas 5.3.3.- Fauna asociada a la red fluvial de Cartaya y sus riberas 5.3.4.- Usos antrópicos asociada a la red fluvial de Cartaya 5.3.5.- Problemática de conservación de la red fluvial de Cartaya 5.3.6.- Medidas de gestión ambiental recomendadas en la red fluvial de Cartaya y sus riberas 5.4.- Discusión y conclusiones

6.- DISCUSIÓN GENERAL

7.- BIBLIOGRAFÍA

ANEXO I – Flora vascular de las marismas del Piedras y la red fluvial y sus riberas en el Término Municipal de Cartaya

ANEXO II – Novedades sobre la playa y el cordón litoral del Término Municipal de Cartaya

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1.- RESUMEN

Este Segundo Informe Parcial se centra en el análisis de la red fluvial y sus riberas y las marismas mareales, Flecha del Rompido y vera de Cartaya. En los diferentes apartados de introducción se pone de manifiesto la importancia, tanto ecológica como socio-económica, de los diferentes ecosistemas y se exponen los objetivos específicos de cada capítulo. Los resultados de este estudio confirman la importancia ecológica de las marismas mareales y las riberas y cauces de Cartaya al ser hábitats de multitud de especies singulares, algunas de ellas protegidas. En función de la biodiversidad de flora, fauna y vegetación se establecen subunidades ambientales en cada una de las unidades ambientales analizadas. Las subunidades ambientales de las marismas mareales configuran un mosaico dinámico de manchas de vegetación, mientras que las subunidades de la red hidrográfica establecen cuencas con diferentes atributos ecológicos tanto funcionales como estructurales. Una vez analizada la flora, la vegetación y la fauna de las diferentes subunidades ambientales se analizan los problemas de conservación principales y se establecen medidas de gestión del territorio en pro de la mejora y conservación de los recursos naturales. En general, el estado de conservación de las marismas mareales de Cartaya es bueno, mientras que los cauces fluviales y sus riberas presentan un estado de conservación deficiente. Entre las medidas de gestión medio ambiental destacan las encaminadas a aumentar el papel de corredores ecológicos de los cauces y riberas y las que tienen como objetivo la eliminación de especies invasoras en las marismas (Spartina densiflora) y las riberas fluviales (Eucalyptus sp.).

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2.- INTRODUCCIÓN Y OBJETIVOS GENERALES

El Término Municipal de Cartaya presenta una heterogeneidad medio ambiental muy elevada, como se puso de manifiesto en el Primer Informe Parcial de esta aplicación científica. En gran parte esta heterogeneidad ambiental se debe a la influencia antrópica, ya que el ser humano ha transformado el medio ambiente en Cartaya a lo largo de los siglos, y principalmente en las últimas décadas. Esta transformación antrópica del medio ha afectado a ecosistemas relativamente poco antropizados (playas, dunas, marismas, cauces fluviales y pinares), a la vez que ha originado nuevos sistemas naturales con un alto grado de antropización y que ocupan extensiones muy amplias, como los núcleos urbanos (los pueblos de Cartaya y el Rompido, y la Urbanización ‘Nuevo Portil’) y las áreas agrícolas (principalmente cítricos y cultivos protegidos bajo plástico) y forestales (bosques de eucaliptos y pinos piñoneros). En paralelo a la fuerte influencia antrópica que ha recibido el Término Municipal de Cartaya durante cientos de años se han conservado grandes extensiones forestales, dunares y marismeñas que actualmente constituyen uno de los recursos socio-económicos más importantes de la zona. Este trabajo se centra en el estudio a nivel de especies animales y vegetales y de sus hábitats y ecosistemas en el Término Municipal de Cartaya dentro del desarrollo de la Agenda 21 local. El conocimiento de la estructura y función de los ecosistemas constituye una pieza básica en cualquier modelo de gestión del territorio. El conocimiento del marco medioambiental y los valores ecológicos, basados en el conocimiento de su estructura y función, de un territorio permite generar modelos de desarrollo sostenibles compatibles con el mantenimiento de nuestro patrimonio natural para generaciones futuras, base conceptual para un desarrollo sostenible, en el marco de las alternativas de una Agenda 21.

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En el Primer Informe Parcial nos centramos en el análisis de la playa (Unidad Ambiental II) y el cordón litoral (Unidad Ambiental III), mientras que los pinares de Cartaya se analizan en otra aplicación científica concreta que se desarrolla en paralelo a esta. Nuestro equipo de investigación tiene experiencia en este tipo de estudio en la zona al haber estudiado detalladamente el vecino Término Municipal de Punta Umbría (Figueroa et al. 2002). Los objetivos específicos de este segundo informe parcial son: (1) realizar una cartografía ecológica de los ecosistemas, basada en la composición, estructura y sucesión de la vegetación; (2) detectar enclaves críticos para la fauna; (3) plantear medidas de gestión medioambiental para la conservación de los diferentes hábitats y especies encontrados en los diferentes ecosistemas; (4) estudiar la incorporación de hábitats diversificados a los paisajes agrícolas para disminuir el nivel de fragmentación e incrementar la conectividad entre hábitats; y (5) establecer un catálogo de flora y fauna de Cartaya, así como de sus hábitats más característicos. Estos objetivos se centraron principalmente en dos ecosistemas de especial importancia y estrechamente relacionados en Cartaya: los cauces fluviales (Unidad Ambiental XI) y las marismas mareales (Unidad Ambiental IV). Además, junto a las marismas mareales se incluyeron la Flecha del Rompido (Unidad Ambiental I) y la vera de Cartaya (Unidad Ambiental VI). Todos estos ecosistemas poseen características muy singulares, las cuales les confieren una importancia ambiental especial, al aparecer en ellos especies animales y vegetales que no habitan en otras zonas. Por otro lado, los cauces fluviales son ecosistemas lineales que pueden actuar como corredores ecológicos entre manchas de calidad ambiental elevada a través de una matriz menos conservada (Lonard & Judd 2002; Singleton et al. 2002). En el caso de que estos elementos lineares no actúen en la actualidad como pasillos ecológicos, la restauración ecológica toma una gran importancia si tenemos como objetivo la mejora de los mismos con

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el fin de que funcionen como corredores. En Cartaya la disposición de la red fluvial a priori la señala como un elemento esencial en la vertebración del territorio al unir zonas de calidad medio ambiental elevada del norte (pinares) y el sur (marismas mareales) de Cartaya.

3.- MATERIAL Y MÉTODOS GENERALES

En esta sección se exponen algunos aspectos generales sobre la metodología empleada en el desarrollo de este estudio referentes a la identificación de subunidades ambientales, la evaluación de la calidad medioambiental de las mismas y los muestreos de vegetación flora y fauna vertebrada. En cada uno de los capítulos siguientes en los que se exponen resultados se expondrán detalles metodológicos y técnicos si fuera necesario.

3.1. Identificación de subunidades ambientales.

La identificación de las subunidades ambientales de la red fluvial de Cartaya y las marismas del río Piedras se realizó mediante fotointerpretación e interpretación de mapas topográficos (escala 1:10000), complementados con muestreos de campo. Para su realización se tuvieron en cuenta criterios ecológicos referentes principalmente a la vegetación y actividades socio-económicas (Makhdoum 1992). También se incluyeron de manera secundaria criterios adscritos a los ámbitos de la fauna, la geomorfología y el paisaje. Se presenta a escala 1/50.000.

3.2. Vegetación y flora.

En cada subunidad ambiental se cuantificó la biodiversidad de especies vegetales, como número de especies. La abundancia relativa de cada especie se estimó mediante una

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escala semicuantitativa de cobertura específica (C) en parcelas de 5 x 5 m respecto al total del área ocupada por la vegetación: Muy poco abundante (C < 5 %), poco abundante (5% < C < 10 %), abundante (10% < C < 50%), muy abundante (C > 50 %). En cada zona de muestreo se realizaron 5 parcelas (n = 5). Cada subunidad ambiental fue muestreada al menos en una zona. Con estos resultados se calcularon diferentes índices de diversidad ecológica como el Índice de Shannon.

3.3. Fauna.

Para el estudio de avifauna se dividió el Término Municipal de Cartaya en cuadrículas UTM de 2,5 x 2,5 km, obteniendo un total de 30. El método de muestreo consistió en la realización de 5 transectos y 5 estaciones de escucha por cuadrícula (Tellería 1986). Los muestreos se realizaron a pie, durante las 3-4 horas siguientes a la salida del sol. Cada transecto o recorrido tuvo una distancia mínima de 250 m y un esfuerzo mínimo de tiempo de cerca de 10 minutos, con una velocidad constante de desplazamiento, parando tantas veces como fue necesario para la correcta identificación de las aves. Se anotaron en una ficha de muestreos en transectos todos los contactos visuales y auditivos a ambos lados de la línea de progreso. Las estaciones de escucha se establecieron en zonas de hábitat homogéneo tomando la posición geográfica (‘waypoint’) con un GPS (Sistema de Posicionamiento Global) (Garmin, Etrex Vista, Taiwan) para localizar los puntos de muestreo en la cartografía y muestrear en las mismas zonas en invierno. El tiempo de escucha en cada una de las estaciones fue de 10 minutos, durante el cual se recogió todos los contactos visuales y auditivos en una ficha, además de los datos generales de descripción del hábitat donde se ubicó la estación en cuestión (unidad ambiental del Término Municipal de Cartaya en la que

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se encontraba, hábitat principal, hábitat secundario y vegetación, especies arbóreas, arbustivas y herbáceas principales). Las rapaces diurnas se muestrearon mediante recorridos en coche con 2 personas por la red viaria del Termino Municipal de Cartaya. Se establecieron tres rutas de unos 25-30 km realizadas a una velocidad constante de aproximadamente 20 km/h, parando las veces necesarias para la identificación y ubicación de los ejemplares, así como en lugares estratégicos con buena visibilidad. Los recuentos se realizaron desde las 12:00 a las 14:00 horas con unas condiciones meteorológicas favorables (Tellería 1986). En cada avistamiento se anotó la unidad ambiental en la que se realizaba. El muestreo de rapaces nocturnas se realizó mediante estaciones de escucha con reclamo. En cada cuadrícula de 2,5 x 2,5 km se realizaron 2 estaciones de escucha separadas una distancia de 1 km entre sí y procurando que distasen alrededor de 500 m del límite de la cuadrícula. Se registraron las coordenadas geográficas mediante el GPS para la repetición de los muestreos en invierno en los mismos puntos. El censo se realizó con la ayuda de los cantos territoriales de las diferentes especies, poniendo en cada punto los cantos de cada especie durante 5 minutos con 3 minutos de parada entre especies. Se empezó tras la puesta de sol, anotando en las fichas las voces de los distintos individuos que respondían al reclamo. De esta forma, se recogió la información sobre las aves nocturnas existentes en la zona, poniendo los reclamos en el siguiente orden: chotacabras pardo, chotacabras gris, autillo, mochuelo, búho chico, lechuza común y cárabo (Tellería 1986). En cada estación de escucha se anotó la unidad ambiental en la que se realizaba. Para el muestreo de las Marismas del Piedras se realizó un censo específico para larolimícolas y acuáticas, estableciendo un circuito con 6 puntos de observación y 5 transectos entre cada punto. Desde cada punto se realizó, durante la pleamar y bajo buenas condiciones climáticas, un barrido con telescopio Nikon 20 x 60 anotando todas las observaciones. Los

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conteos de cada zona se realizaron con la máxima rapidez posible para evitar duplicaciones a causa de los desplazamientos de las aves. Se realizó un conteo para la invernada (enero). Se realizará también un censo en pleamar y otro en bajamar en las siguientes épocas: migración prenupcial (marzo, abril), reproducción-estivales (mayo, junio) y migración postnupcial (octubre).

Los mamíferos se muestrearon en una visita a cada cuadrícula de 2,5 x 2,5 km, recorriendo los lugares idóneos para encontrar indicios, tales como arroyos, zonas de substratos blandos, charcas, sendas, etc. La búsqueda de rastros y excrementos se realizó invirtiendo un esfuerzo de unas 3-4 horas por cuadrícula y persona, dependiendo de las características de esta. Se registraron todos los avistamientos, huellas y excrementos, así como cualquier otro indicio encontrado (madrigueras, restos de comida, escarbaduras, etc.), anotando en qué unidad ambiental se realizaban.

Además de los métodos anteriores, se utilizó como método complementario para la detección de mamíferos y aves, y específico para reptiles y anfibios: el recorrido de las principales carreteras para registrar los atropellos y localizar los puntos calientes o negros de dichas carreteras. Estas, se recorrieron semanalmente y a baja velocidad (40 Km/h) registrando todos ejemplares encontrados cuya identificación fue posible.

Los resultados de todas las fichas se incluyeron en una base de datos para su análisis posterior. Los datos de los muestreos de campo se enriquecieron con las aportaciones de guardas, agentes de la Consejería de Medio Ambiente, pastores y otros lugareños con buen conocimiento de su patrimonio natural a los que entrevistamos en múltiples encuentros y

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cuya información fue de gran utilidad. Además, se completó el estudio mediante abundantes consultas bibliográficas.

3.4. Problemática de conservación y medidas de gestión medioambiental recomendadas.

Durante los muestreos de campo de fauna, flora y vegetación se tomaron notas sobre los problemas de conservación que iban detectándose a modo de observaciones cualitativas como la presencia de residuos sólidos, especies invasoras o la destrucción de hábitats. En función de la problemática recogida y de los datos de fauna y flora se desarrolló un conjunto de medidas para mejorar y conservar la calidad medioambiental. Todas estas medidas fueron desarrolladas en base a la consulta de bibliografía científica y técnica especializada.

4. UNIDADES AMBIENTALES I, IV Y VI. FLECHA DE EL ROMPIDO, MARISMAS MAREALES Y VERA DE CARTAYA.

4.1.- INTRODUCCIÓN

Las marismas mareales costeras se encuentran en las proximidades de desembocaduras de ríos, en bahías, en planicies costeras protegidas de corrientes intensas (Mitsch & Gosselink 1993). Se puede definir una marisma costera como una porción de terreno que limita con una masa de agua salada, y cuya vegetación se compone principalmente de herbáceas y arbustos, más o menos adaptados a la salinidad. Una de las características principales de estos ecosistemas es que se encuentran sujetos a inundaciones periódicas como consecuencia de

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fluctuaciones del nivel de la masa de agua adyacente (Adam 1990). Estas inundaciones periódicas suponen una barrera para la colonización de estos enclaves por ciertas especies. En cambio, existen especies típicas de marisma perfectamente adaptadas a periodos de inundación mareal (Castillo et al. 2000c). Las marismas mareales son ecosistemas de gran importancia tanto ecológica como socio-económica. Numerosos estudios llevados a cabo en marismas han puesto de manifiesto que dichos ecosistemas son muy productivos y que son utilizados por numerosos organismos con fines tróficos y reproductivos (Mitsch & Gosselink 1993). Además, desempeñan un papel fundamental en el control de las avenidas fluviales, participan crucialmente en la dinámica sedimentaria y controlan la calidad ambiental (Castillo 2001). Las características especiales de las marismas hacen de ellas ecosistemas de gran relevancia. No sólo las características abióticas (periodos de inundación, salinidad, etc.) confieren importancia a estos enclaves. Además, hay que tener en cuenta a las especies que en ellas habitan. Las marismas de agua salada ocupan la interfase entre la tierra y el mar y, por lo tanto, aparecen en ellas tanto especies de origen marino como terrestre (Adam 1990), así como especies propias del ecosistema en cuestión. Los hábitats de marisma, no son sólo el asiento vital de un conjunto de especies vegetales que encuentran su biología restringida a dichos espacios, sino que sirven de soporte vital de una variada fauna. En la comunidad vegetal predominan las especies halófitas, aunque existen otras de amplia distribución que no presentan este carácter (Nieva 1996). El escaso número de especies capaces de tolerar las altas salinidades de estos ecosistemas determina una vegetación poco diversa (Adam 1990). Muchas de estas especies sólo encuentran un hábitat adecuado en las marismas mareales, de ahí la importancia que tiene la conservación de estos ecosistemas. Por otra parte, numerosas especies de invertebrados habitan las marismas mareales. Algunas de ellas tienen importancia económica, como Nereis diversicolor, recolectado por los ceberos en las marismas del Golfo de Cádiz. También

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habitan estos enclaves numerosas aves, que encuentran aquí lugares propicios para la alimentación y la reproducción. La riqueza ornitológica de las Marismas de Cartaya es elevadísima, sobresaliendo especies como la espátula (Platalea leucorodia), catalogada como ‘Vulnerable’ por el antiguo ICONA (1992), encuentra en estas áreas lugares óptimos para su reproducción, o el águila pescadora (Pandion haliaetus), catalogada como ‘En Peligro’ (ICONA 1992). Un elevado número de espacios protegidos dentro de la Red de Espacios Protegidos de Andalucía, son enclaves de marisma mareales, y concretamente en la provincia de Huelva aparecen varios de estos espacios protegidos como son las Marismas de Isla Cristina, en el Término Municipal de Lepe, las Marismas del Río Piedras, en el Término Municipal de Cartaya, las Marismas el Odiel, en los Términos Municipales de Punta Umbría, Gibraleón y Huelva, principalmente (Junta Andalucía 1990). Las marismas mareales de Cartaya (Unidad Ambiental IV) se sitúan al suroeste de su Término Municipal, ocupando la mayor parte del contacto de éste con el Término Municipal de Lepe. Se encuentran incluidas dentro el Paraje Natural ‘Marismas del río Piedras y Flecha de el Rompido’. Acompañando a las marismas mareales, en la zona de transición hacia el interior, en el contacto con zonas arenosas del cordón litoral aparece un ecosistema lineal denominado ‘vera’ que constituye un ecotono, zonas de encuentro de comunidades que se intergradan, produciéndose la transición entre las comunidades de una manera gradual (Smith & Smith 2001). Así, un ecotono no es simplemente una frontera. El concepto supone la existencia de interacción activa entre dos o más ecosistemas, lo que da como resultado que el ecotono tenga propiedades no existentes en ninguno de los ecosistemas adyacentes (Odum & Sarmiento 1997). Debido a su localización los ecotonos suelen ser áreas con una alta diversidad biológica, al incorporar especies provenientes de los ecosistemas fronterizos. Además, en

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otras ocasiones aparecen especies y comunidades propias de las zonas de transición, como zonas de alcornocal en la Vera de Doñana (Fernández 1982). Las especies vegetales propias de ecotonos suelen ser especies oportunistas, mientras que las animales suelen ser especies que requieren dos o más tipos de comunidades vegetales, como una zona densa para criar y claros abiertos para alimentarse. El aumento de la biodiversidad en los ecotonos se conoce como el efecto borde, el cual aumenta con el contraste entre comunidades. En algunos ecotonos, como la Vera de Cartaya, las condiciones abióticas y bióticas determinan la aparición de franjas más o menos marcadas en la distribución de las especies vegetales, estableciendo la llamada zonación de la vegetación. Este fenómeno de zonación de la vegetación también puede observarse a simple vista en las marismas de Cartaya. La vera de Cartaya está situada en la transición desde el cordón litoral (Unidad Ambiental III), el pinar sabinar costero (Unidad Ambiental VII) y zonas de cultivos (Unidad Ambiental XII) a las marismas mareales del río Piedras (Unidad Ambiental IV). Debido a esta localización, la vera de Cartaya posee tanto características de estos ecosistemas costeros como características propias. Por otro lado, es esperable que muestre niveles de biodiversidad más elevados que los correspondientes a las unidades ambientales entre las que actúa de zona de transición gradual o ecotono. Al igual que las dunas costeras, las veras han sufrido un grave deterioro en los últimos años en las costas andaluzas, donde por otro lado no son muy frecuentes. El desarrollo urbanístico en estas zonas con gran valor paisajístico ha llevado a la destrucción de esta ‘fronteras entre ecosistemas’. Estos impactos ambientales de origen antrópico afectan de manera especialmente grave a las zonas de transición entre ecosistemas, debido a que normalmente suelen poseer forma alargada, con escaso desarrollo transversal, lo que facilita los impactos que favorecen la fragmentación de los ecosistemas. También en el Término Municipal de Cartaya se sitúa la mayor parte de la Flecha de El Rompido. En ellas se integran varios ecosistemas, como la playa, el cordón litoral, parte de la

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vera y marismas mareales. Dadas las características, tanto geográficas como ecológicas, de este elemento geomorfológico, la flecha ha sido tratada como una unidad ambiental independiente (Unidad Ambiental I). Se trata de una zona especialmente expuesta a temporales que sufre ciclos de erosión cada aproximadamente 6 y 10 años (Rodríguez-Ramírez 2003). Sin embargo, la estrecha relación existente entre la Flecha de El Rompido y las marismas mareales y la vera de Cartaya, todas ellas unidades ambientales integradas dentro del Paraje Natural ‘Marismas del Piedras y Flecha de El Rompido’, nos ha llevado a tratarlas juntas en este capítulo. Este Paraje Natural se extiende sobre unas 2595 hectáreas. El objetivo principal de este capítulo fue analizar el estado de conservación de la Flecha de El Rompido, las marismas mareales y la vera del Término Municipal de Cartaya. Para ello se desarrollaron los siguientes objetivos parciales:

1. Estudio de la vegetación y la flora. El estudio de la vegetación nos proporciona información sobre el estado de conservación de los ecosistemas y es básico a la hora de analizar el estado de conservación en marismas mareales. 2. Estudio de la fauna. El estudio de la fauna nos proporciona una visión de la calidad ecológica de las diferentes unidades y subunidades ambientales y de sus estados de conservación. 3. Estudio de los usos del territorio. El ser humano ha desarrollado durante siglos una estrecha relación con las marismas mareales, relación que ha conducido a la modificación de las mismas y a afectado a la flora y la fauna. En este objetivo parcial se identifican los usos actuales que el hombre hace de los recursos naturales de las marismas mareales en Cartaya. 4. Estudio de la problemática de conservación. Tiene como objetivo la identificación de las causas que provocan el deterioro de la calidad medioambiental para una vez identificadas las causas intentar acabar con ellas para así finalizar de una manera eficaz y segura con los problemas de conservación.

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5. Desarrollo de medidas de gestión ambiental. En función de la problemática de conservación del Medio Ambiente y de las posibilidades de mejora de la calidad medioambiental se sugieren diferentes medidas de gestión ambiental.

4.2.- MATERIAL Y MÉTODOS

En este capítulo se tratan todas las unidades ambientales que alberga el Paraje Natural ‘Marismas del Piedras y Flecha de El Rompido’: Unidad Ambiental I (la Flecha de El Rompido), Unidad Ambiental IV (marismas mareales de Cartaya) y Unidad Ambiental VI (la vera de Cartaya). Además, también se incluyen bosques de Pinus pinea y Eucalyptus, así como otros ecosistemas como pastizales y dunas costeras que aparecen dentro de los límites del Paraje Natural ‘Marismas del Piedras y Flecha de El Rompido’, concentrados principalmente en la zona sur. El tratamiento conjunto de ecosistemas tan diversos se debe a que mantienen una relación muy estrecha debido a la proximidad geográfica y a que se encuentran incluidos en la misma figura administrativa de protección ‘Paraje Natural’. La gestión de este enclave es directamente dependiente de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía.

4.2.1. Flora y vegetación.

Los datos aportados en este capítulo respecto a la vegetación están basados en el estudio de Figueroa et al. (2003), que analiza la vegetación del Paraje Natural ‘Marismas del Piedras y Flecha de El Rompido’ en su totalidad, incluyendo los Términos Municipales de Cartaya y Lepe. En este sentido, hemos de exponer que no tiene cabida desde un punto de vista ecológico y de gestión medioambiental tratar las marismas mareales de Cartaya dejando

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de lado las marismas mareales de Lepe, ya que ambas forman parte del mismo complejo estuarino y se encuentran íntimamente relacionadas. Tal y como estos autores exponen en el apartado de ‘Materiales y Métodos’, ‘la elaboración del apartado de vegetación se llevó a cabo 6 fases: 1) Revisión bibliográfica 2) Cartografía previa y delimitación de unidades* 3) Trabajo de campo: Comprobación de los polígonos detectados y muestreos de la vegetación * 4) Reelaboración de la cartografía definitiva de la vegetación* 5) Completar las bases de datos. 6) Redacción de la memoria de la vegetación del Espacio Natural. * Las fases 2ª, 3ª y 4ª se elaboraron simultáneamente, con superposición parcial entre ellas’.

4.2.2. Fauna de vertebrados. Los muestreos de avifauna se realizaron desde mayo de 2003 a abril de 2004. Dada la limitación temporal de este trabajo en lo que respecta a los muestreos de campo, nos apoyamos igualmente en una base bibliográfica de la zona a la hora de describir y enumerar las especies de aves presentes.

4.2.3. Problemática de conservación.

En esta sección se recogen los principales problemas de conservación de las marismas mareales del Término Municipal de Cartaya, identificando en cada uno de las secciones anteriores.

4.3.- RESULTADOS

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4.3.1. Delimitación de subunidades ambientales y vegetación del Paraje Natural ‘Marismas del río Piedras y Flecha del Rompido’.

La vegetación de las marismas mareales está constituida por comunidades emergidas, no arbóreas, de plantas vasculares, fundamentalmente de fanerógamas y algas, sujetas a la acción de la marea (Rubio 1985). La mayoría de los géneros de plantas de marismas son perennes, no siendo posible dar una definición florística completa y satisfactoria de ellas. Casi todas las especies que se encuentran en estos ecosistemas son halófitas (plantas capaces de tolerar concentraciones salinas elevadas), pero existen también otras de amplia distribución, que no presentan este carácter (Adam 1990). El escaso número de especies capaces de tolerar las altas salinidades, da lugar a una vegetación uniforme en amplias zonas geográficas. La vegetación de marisma presenta, por lo general, una baja riqueza específica, estando dominadas por pocos géneros de halófitas suculentas (Salicornia, Arthrocnemum, etc.) o por gramíneas tolerantes a la sal (Spartina, Puccinellia, etc). En las marismas podemos encontrar diferentes asociaciones vegetales dominantes, pero su estructura y funcionamiento son bastante similares en todo el mundo (Mitsch & Gosslink 1993). La vegetación de marisma consiste, por tanto, en un relativo pequeño número de géneros cosmopolitas (Sarcocornia, Salicornia, Spartina, Limonium, etc.) (Long & Mason 1983). Las variaciones geográficas en las comunidades de marismas costeras, están determinadas fundamentalmente por diferencias climáticas, relacionándose, en general, el empobrecimiento de la diversidad florística con el incremento de la latitud y el disminución de las temperatura (Rubio 1985). Una de las características primordiales de la vegetación de marisma es su zonación en relación con el régimen mareal y su posición altitudinal respecto a este (Ranwell 1972). Pero la distribución vegetal no es un simple reflejo de este gradiente, ya que en una determinada posición dentro de la marisma, puede existir una variación espacial, relacionada en general

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con características fisiográficas, ocasionado un mosaico complejo dentro de la zonación que obedece a diversos factores ecológicos (Rubio 1985). Tradicionalmente se considera que las marismas mareales presentan tres zonas bien delimitadas de fanerógamas y las comunidades en que se estructuran, relacionadas con los niveles de la marea (Long & Mason 1983):

1.- Marisma baja, constituida por el área pionera o los niveles bajos (entre la marea baja muerta media y marea alta media). Suele presentar una cobertura vegetal escasa con extensas planicies intermareales de fangos desnudos y una biodiversidad muy baja con especies capaces de tolerar periodos de inundación muy prolongados. En los niveles más bajos de la marisma, sobre sedimentos recientes sometidos a un gran número de horas de submersión, sólo un pequeño número de especies pioneras es capaz de vivir. En el caso de las Marismas del Piedras, y en particular en las marismas mareales de Cartaya, normalmente la especie fanerógama que aparece a cotas más bajas es Zostera noltii y en cotas algo más elevadas Spartina maritima, que con su potente aparato radicular retiene grandes cantidades de limo, que sobreelevan esta zona en relación con la anterior, formando un escarpe de separación, que constituye el frente de avance de la marisma consolidada. En esta área, sin protección, las mareas tienen gran facilidad de acceso e impacto, por lo que se produce una gran extensión y dominancia de la etapa inicial constituida por Spartina maritima (Rubio 1985). En las zonas más elevadas colonizadas por Spartina maritima, aparecen individuos dispersos de Sarcocornia perennis, que pueden llegar a desplazar a aquélla en algunos casos. En estas zonas también pueden aparecer individuos pertenecientes a Salicornia ramosissima. Spartina maritima, con la acumulación de sedimentos y, por tanto, la elevación del terreno, actúa como facilitadora para la entrada de otras especies (Castellanos et al. 1994). En las zonas de marisma baja el factor limitante para el crecimiento de las especies es el elevado

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número de horas de inundación. Pocas son las especies que pueden vivir tanto tiempo sumergidas (Castillo et al. 2000). 2.- Marisma media, situada en los niveles inmediatamente superiores (entre el nivel de marea alta media y marea alta viva media) donde aparece una flora más diversa y las condiciones ambientales son potencialmente menos estresantes. La marisma media se establece en las marismas de Cartaya a partir del nivel en el que aparece Sarcocornia perennis, y cuando comienza a desarrollarse la red de drenaje, en partes altas y bordes de esteros en los que suele aparecer Halimione portulacoides, que contribuye a la retención de sedimentos y encajamiento del drenaje, lo cual favorece la sobreelevación de los márgenes de los esteros y la sedimentación, apareciendo otras especies como la invasora Spartina densiflora y Sarcocornia fruticosa. 3.- Marisma alta, situada en los niveles superiores (entre marea alta viva media y la marea alta astronómica) donde las especies halófitas estrictas van siendo reemplazadas por halófitas facultativas (Waisel 1972) o especies de hábitats no salinos que soportan exclusivamente inmersiones poco frecuentes y de escasa duración (Rubio 1985). Por encima de la marisma alta se encuentran los contactos periféricos de la marisma, que suelen ser bastante marcados aunque cuando se trata de dunas lo son menos debido a la movilidad de la arena, estableciéndose una zona ecotonal denominada ‘vera’ (Ranwell 1972). En las marisma alta suelen aparecer tres franjas más o menos sucesivas de Arthrocnemum macrostachyum, Limoniastrum monopetalum y Atriplex halimus, acompañadas de otras especies como Suaeda vera, Juncus sp. y Frankenia sp. Este caso que hemos explicado es muy general y sufre variaciones dependiendo del grado de madurez de la zona. Algunas especies como Sarcocornia fruticosa o Halimione portulacoides pueden aparecer tanto en marisma media como en marisma alta. En las zonas de marisma alta el factor más influyente en la formación de las comunidades vegetales es la salinidad del sustrato (Ranwell 1972).

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La extensión y zonación de la vegetación de marisma en las distintas zonas geográficas, depende de la amplitud mareal. La gran amplitud mareal de las marismas del Piedras, superior a los tres metros, permite el desarrollo de marismas extensas a lo largo del estuario en las que se dan zonaciones diversas de la vegetación. Como se comentado anteriormente, la biodiversidad (nº de especies) crece con la elevación, ya que son pocas las que pueden soportar las condiciones potencialmente muy estresantes de la marisma baja. Las marismas del río Piedras son un caso típico de marisma mareal con salinidades relativamente altas en comparación con ecosistemas vecinos. Además, las mareas que las afectan poseen un régimen de marea con coeficientes altos, que dan lugar a inundaciones diarias que afectan a gran parte de sus sectores, e inundaciones estacionales, que la cubren casi en su totalidad. Estos dos elementos, inundación y salinidad, presentan gradientes que se relacionan con la naturaleza heterogénea de los sedimentos y la microtopografía, siendo los que condicionan fundamentalmente la vegetación (Rubio 1985). La vegetación de las marismas del río Piedras está compuesta principalmente por especies de las familias Quenopodiacea y Gramínea adaptadas a niveles altos de encharcamiento y/o salinidad. En la primera familia destacan especies como Sarcocornia perennis, Sarcocornia fruticosa, Salicornia ramosissima y Arthrocnemum macrostachyum; y en la segunda, predomina por su grado de cobertura las especies del género Spartina (Luque 1996; Nieva 1996). Entre éstas se encuentra Spartina maritima, especie en regresión en toda Europa (Ranwell et al. 1964; Adam 1990), catalogada como especie amenazada con la categoría de ‘vulnerable’ en otras regiones españolas (Bueno 1997). La mayor parte de la extensión de estas marismas se ve afectada por la inundación de las mareas durante dos pleamares cada día, lo que condiciona en gran medida factores ambientales muy importantes para la vegetación que en ellas habita. Entre

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estos factores ambientales abióticos destacan el grado de oxigenación del sustrato, en la marisma baja, y su salinidad, en la marisma alta (Adam 1990; Mitsch & Gosselink 1993). Las subunidades ambientales del paraje Natural ‘Marismas del Piedras y Flecha de El Rompido’ se caracterizaron basándose en las características de la comunidad vegetal. El conocimiento de la estructura de los distintos grupos vegetales de la marisma es muy importante, ya que estas comunidades juegan un papel decisivo en los ecosistemas acuáticos, puesto que proveen de alimento (directo o por vía detrítica) y protección a macroinvertebrados y pequeños peces, que forman la base de las cadenas tróficas acuáticas. El desarrollo y mantenimiento de grandes poblaciones de crustáceos, peces y aves depende, por tanto, de los aportes de materia orgánica desde los medios productivos de la vegetación (Rubio 1985). Además, para comprender el funcionamiento de la marisma, cómo se crea y evoluciona el paisaje, hay que analizar la organización de la vegetación, es decir, la forma en que se agrupan unas plantas con respecto a las otras, determinando los factores que la presiden (Rubio 1985). A continuación se describen brevemente las nueve subunidades ambientales diferenciadas en el Paraje Natural ‘Marismas del Piedras y Flecha de El Rompido’ que corresponden a las marismas mareales de Cartaya (Unidad Ambiental IV):

1.- Subunidad Ambiental IV-1, marismas sin vegetación. Agrupa a todas aquellas zonas de marisma que no poseen cobertura vegetal y que la ausencia de vegetación posee un origen natural. Estas fueron: fangos desnudos intermareales, pozas de marisma media, cabeceras de caños mareales, caños mareales, arenas desnudas y lagunas litorales. Las planicies intermareales asociadas a los bordes de la red de drenaje quedan al descubierto durante las bajamares. La mayoría de estas planicies se encontraban en la zona sur del Paraje. En general, son fangos limo-arcillosos muy húmedos de reciente deposición, por lo que son poco consistentes. Normalmente, no existe vegetación fanerógama asociada, por

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presentar numerosas horas de inundación mareal. En las zonas más elevadas topográficamente pueden observarse algunas veces fanerógamas halófilas formando muy pequeños rodales o clones, como Sarcocornia perennis subsp. perennis y Spartina densiflora, pero siempre con una presencia prácticamente despreciable. Constituye la fase más joven de la sucesión en las marismas, pues posteriormente comienza a ser colonizada por especies pioneras y colonizadoras de marisma baja. Las pozas son pequeñas depresiones encharcadas de escasa profundidad (en torno a 20- 30 cm) que se encuentran principalmente en marisma media-alta. Suelen estar encharcadas durante gran parte del año. En total ocupan poca extensión (3.12 hectáreas), sin embargo, existen un gran número de ellas en el Paraje (233 pozas). Las cabeceras de caños son ensanches que se suelen localizar en el extremo interior de algunos caños que forman la red de drenaje de la marisma. La influencia mareal es semidiurna, debiendo vaciarse y llenarse con cada marea. Este hecho la distingue de las pozas donde sí queda retenida el agua. Sus cotas topográficas son muy bajas, por lo que sus condiciones anaeróbicas impiden la proliferación de la vegetación. La siguiente fase sucesional correspondería con la entrada de las primeras colonizadoras de fangos muy mareales, como Spartina maritima o Sarcocornia perennis subsp. perennis. En las cabeceras nace parte de la red de drenaje que engloba el propio Río Piedras y la intrincada red de drenaje de fluye a lo largo de toda la marisma. El área ocupada por la red de drenaje del Paraje esta en torno al 20 % de su superficie total (501.89 ha). Por esta red es por donde circula el flujo y reflujo mareal, distribuyendo la materia y energía por todo el estuario. Las arenas desnudas de procedencia mareal correspondieron con aquellas zonas de playa y dunas donde no existía vegetación. Ocuparon una superficie de 87.5 ha, y se localizaron mayoritariamente en la Flecha del Rompido (Unidad Ambiental I).

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Las lagunas litorales son masas de agua dulce o salobre, generalmente de tamaño superior a las pozas y que no poseen influencia mareal. Su recarga es por aguas pluviales o del freático. Se registraron solo 4 en el Paraje (0.76 ha), en la zona Sur de los Cabezos del Terrón. No se encontró ningún tipo de vegetación acuática en ellas.

2.- Subunidad Ambiental IV-2, zonas antrópicas sin vegetación, como la anterior no posee vegetación, pero la ausencia de cobertura es debida a la gran presión de origen antrópico. Estas zonas fueron caminos, zonas residenciales y carreteras. Los caminos son elementos más o menos lineales por donde puede circular un vehículo, que a diferencia de las carreteras no están asfaltadas, y tienen un ancho inferior. Aquí quedan englobados los caminos que existen entre las balsas de acuicultura y salinas. Normalmente no existe vegetación en estos caminos debido al paso de vehículos. Las zonas residenciales incluyeron edificaciones destinadas normalmente a residencias. Se caracterizan por estar constituidas, generalmente, por casas con pequeñas parcelas de vegetación ornamental o frutales a su alrededor. Existieron solo 10 zonas residenciales en el Paraje Natural, y se localizaban de forma muy dispersa por el norte. La red viaria asfaltada en el Paraje Natural ocupa una extensión de 4.5 ha y están situadas casi en su totalidad en la zona Norte.

3.- Subunidad Ambiental IV-3, explotaciones industriales y áreas anexas en las marismas mareales. En esta subunidad se incluyen salinas, canales y cubetas con drenaje impedido, balsas de acuicultura, canales de bombeo. Las zonas industriales incluyeron a los edificios y áreas relacionadas con explotaciones como las salinas, acuicultura o antiguos aprovechamientos como la almadraba

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situada en la Flecha del Rompido. Esta unidad cubre escasa superficie dentro del Espacio Natural (8.7 hectáreas). En los canales y cubetas con drenaje impedido la presencia de vegetación fue nula. Se incluyeron tramos de la red de drenaje y cubetas cuya conexión a la red de drenaje se ha visto alterada, por lo que no conservaba la periódica y característica inundación de las zonas mareales, llenándose de agua en las pleamares, pero no se vacían con las bajamares. Destacó una balsa situada al este del Paraje, que supone el 96% aproximadamente de la superficie total (23.64 ha), y que aunque hasta hace poco tiempo estaba sometido a la influencia mareal, hoy en día se ha cerrado mediante unas compuertas en el muro perimetral, independizándola de las mareas. Esta transformación será, según parece, para darle un uso para cultivos acuáticos. Las balsas de acuicultura se encuentran la mayoría en la zona suroeste del Paraje, ocupando cerca de 143 hectáreas (lo que corresponde al 6.5 % de la superficie del Paraje). No se ha observado ninguna fanerógama en el interior de las balsas.

4.- Subunidad Ambiental IV-4, praderas de la fanerógama marina Zostera noltii. Esta subunidad fue muy rara en todo el Paraje. Se situaba sobre fangos intermareales que se encuentran prácticamente cubiertos por la marea durante todo el día. Se localizaron 3 núcleos, dos en la punta del extremo distal de la Flecha del Rompido y el más grande en el cauce principal del río, al norte de las Marismas de San Miguel. En total ocupaban 0.76 hectáreas.

5.- Subunidad Ambiental IV-5, vegetación de marisma baja. Incluyó todas aquellas comunidades que se encontraban en las cotas topográficas más bajas de la marisma. Eran zonas de gran influencia mareal, estando gran parte del día inundadas. Normalmente, en estas unidades, las especies dominantes fueron Spartina maritima y Sarcocornia perennis subsp. perennis. Todas las comunidades vegetales de esta unidad fueron halófilas, como praderas de

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Spartina maritima sobre fangos recientes intermareales, praderas de Spartina maritima con quenopodiáceas en marisma media, quenopodiáceas en bordes de caños y praderas de Sarcocornia fruticosa y Sarcocornia perennis subsp. perennis. Las praderas de Spartina maritima sobre fangos recientes intermareales fueron una de las comunidades más interesantes de la marisma, ya que es la asociación pionera o colonizadora en las zonas más bajas de la marisma. La comunidad predominante está formada por el geófito rizomatoso Spartina maritima. Esta comunidad se encuentra en cotas topográficas muy bajas, por lo que soporta un gran número de horas la inundación. Junto con S. maritima aparecía de manera poco frecuente Sarcocornia perennis subsp. perennis. Esta comunidad estaba bien representada en el Paraje en cuanto a su frecuencia, apareciendo desde las zonas más al Norte, hasta grandes extensiones en la Flecha del Rompido y a la entrada del caño Tendal, ocupando más de 35 hectáreas. Las praderas de Spartina maritima con quenopodiáceas en marisma media se situaron a cotas topográficas algo mayores que la comunidad anterior. La especies dominante era S. maritima que iba acompañada de Sarcocornia perennis subsp. perennis y Halimione portulacoides, principalmente. Apareció en 309 polígonos y más de 40 hectáreas. La mayor densidad de polígonos de esta unidad se encontró en la marisma del Catalán y al norte del Paraje, en el caño de la Rivera y junto al cauce principal del río Piedras.

Las praderas de Sarcocornia fruticosa y Sarcocornia perennis subsp. perennis presentaban un porte bajo. Además de las dos especies características, aparecían otras acompañantes, pero con una baja presencia. La cobertura vegetal era cercana al 100 %. La podemos encontrar muy repartida por todo el Paraje en zonas de marisma baja-media, ocupando 16.41 hectáreas.

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6.- Subunidad Ambiental IV-6, vegetación de marisma media. Incluyó a las comunidades que se encontraban en la marisma media. Fueron zonas con influencia mareal, pero situadas en cotas topográficas más altas que la marisma baja. Esta unidad fue una de las más abundantes y diversas teniendo en cuenta la cantidad de comunidades que agrupó. Todas las comunidades vegetales de esta unidad fueron halófilas, como quenopodiáceas de porte bajo, manto de Sarcocornia fruticosa, Spartina densiflora rodeando pozas, asociación de Sarcocornia fruticosa con Halimione portulacoides, quenopodiáceas y plumbagináceas de bordes de caños, praderas de Salicornia ramosissima, praderas interiores de Sarcocornia perennis subsp. perennis, quenopodiáceas de porte alto en marisma media, juncal con Halimione portulacoides (ocupando solo 0.08 hectáreas), quenopodiáceas con Spartina densiflora, juncal con Spartina densiflora y quenopodiáceas, mar de Spartina densiflora, halimional (Halimione portulacoides) con quenopodiáceas leñosas, halófilas de porte mediano sobre marisma media y arbustos y herbáceas halófilas en bordes de caños. Halófilas de porte mediano sobre marisma media. Esta comunidad se caracterizó por ser una de las de mayor biodiversidad de las marismas mareales de Cartaya. Aparecían especies abundantes como Sarcocornia fruticosa y Halimione portulacoides, diferentes especies de Puccinellia y Limonium. Estas iban acompañadas de numerosas halófilas de los géneros Arthrocnemum, Suaeda, Spergularia, etc. La cobertura vegetal fue alta, superando el 90 %. Aparecía bien representada en el Paraje (67.96 ha y 395 manchas), sobre todo en las marismas del Prado y la marisma de San Miguel. Quenopodiáceas arbustivas de borde de caño estuvo constituida por quenopodiáceas arbustivas, con presencia de herbáceas y suelo desnudo en muy baja proporción. Los arbustos no solían alcanzar los 30 cm de altura. Al ser una unidad que estuvo cercana a las bordes de los caños, la materia flotante, normalmente necromasa vegetal, quedaba anclada en la vegetación al ser transportada por las mareas, depositándose sobre ella. Esta fue la comunidad

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vegetal más abundante en todo el Paraje Natural. En concreto su extensión total fue de 243.66 ha, cerca del 10 % de la superficie del Paraje. Dominaron dos quenopodiáceas, Sarcocornia fruticosa y Halimione portulacoides. La comunidad de quenopodiáceas de porte alto presentó una cobertura cercana al 100 %, con alturas medias superiores a 50 cm. La especie más importante fue Sarcocornia fruticosa; junto a ella, la especie de mayor relevancia era Arthrocnemum macrostachyum. Esta unidad se encontraba muy dispersa por todo el Paraje en 50 manchas y 9.18 hectáreas. La comunidad de arbustos y herbáceas halófitas en borde de caño fue una de las más biodiversas y representativas de las marismas de Cartaya. Su hábitat se encontraba principalmente próximo a los bordes de los caños, presentando una cobertura entre el 90 % y el 100 %, y gran número de especies. Estaba compuesta por especies como Arthrocnemum macrostachyum, Halimione portulacoides, Limonium ferulaceum e Inula crithmoides. Otras especies características fueron Limoniastrum monopetalum y Sarcocornia fruticosa. Además, aparecían dos acompañantes muy importantes por su escasa representatividad en todo el Paraje, y en general en las marismas andaluzas, como son Artemisia caerulescens subsp. caerulescens y Aster tripolium subsp. pannonicus. Solía localizarse en las marismas del Prado y en las de San Miguel, en 551 manchas y una extensión de 70 hectáreas. La comunidad de quenopodiáceas en borde de caño fue otra de las más frecuente del Paraje, con una presencia de cerca de 1000 polígonos, ocupando el 7.17 % de la superficie total. Normalmente las quenopodiáceas formaban ‘mantas’ continuas en los bordes de la red de drenaje, alcanzando coberturas cercanas al 100 %. Las especies principales eran Sarcocornia perennis subsp. perennis y Halimione portulacoides. La proporción de la abundancia de estas dos especies fue muy variable de unos inventarios a otros. Junto a estas dos especies, aparecía puntualmente Spartina maritima Esta comunidad formaría una de las primeras fases sucesionales en las marismas mareales.

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La comunidad de Halimione portulacoides con quenopodiáceas leñosas fue característica de zonas de marisma media-alta con baja influencia mareal. La especie dominante de esta comunidad era Halimione portulacoides, junto con Arthrocnemum macrostachyum. Junto a estas dos quenopodiáceas, Sarcocornia fruticosa aparecía como la tercera especie dominante. La cobertura fue del 100 % prevaleciendo el estrato arbustivo sobre el herbáceo. La altura media se encontraba alrededor de los 35 cm. La mayor extensión la encontramos al oeste del Paraje, en el curso alto del caño de la Rivera y en el estero del Molinillo, cerca de la carretera que une la población de Cartaya con El Rompido. Estatal se extendía por 12.15 hectáreas. La comunidad de halófitas de porte mediano se caracteroizaba por la presencia de Sarcocornia perennis subsp. perenis, Inula crithmoides, y como acompañantes aparecen Aster tripolium subsp. pannonicus y Artemisia caerulescens subsp. caerulescens. La mayoría de esta unidad la encontramos en la marisma de San Miguel en 15 manchas con un total de 7.2 hectáreas.

En la marisma media aparecían tres comunidades invadida por el neófito sudamericano Spartina densiflora: La comunidad de quenopodiáceas con Spartina densiflora era relativamente frecuente en el sur del Paraje en dos áreas concretas, en el ecotono entre la marisma y las dunas de la Flecha del Rompido (en zonas de la vera de Cartaya), y junto a El Terrón. Aparecía en 25 manchas ocupando 6 hectáreas aproximadamente. La cobertura era del 100 %. Aparecían quenopodiáceas como Sarcocornia fruticosa, Arthrocnemum macrostachyum y Halimione portulacoides junto a la gramínea Spartina densiflora. Además de esta comunidad aparecían zonas de Spartina densiflora rodeando pozas en marisma media y ‘mares de Spartina densiflora’ donde el neófito ocupaba prácticamente el

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100% del espacio. Los mares de Spartina densiflora se encuentran principalmente en el sur del Paraje, o bien en la Flecha del Rompido, o zonas cercanas a ella. Solamente existía un polígono en el Norte del Paraje, junto a la vía verde litoral. Junto con Spartina densiflora, aparecían Sarcocornia perennis subsp. perennis y Halimione portulacoides, principalmente. Aparecieron en 20 manchas ocupando más de 5 hectáreas.

7.- Subunidad Ambiental IV-7, vegetación de marisma alta. Englobó a gran número de comunidades vegetales, al igual que la anterior; concretamente once. Se trataba de comunidades que poseían poca influencia mareal, ocupando las zonas más altas de la marisma donde la inundación sólo ocurre en fuertes pleamares. Todas las comunidades vegetales de esta unidad son halófilas, como halófilas sobre muros de marismas, cubetas hipersalinas, quenopodiáceas de porte alto, comunidad halófila de marisma media alta con pastizal ruderal, juncal predominante con quenopodiáceas, quenopodiáceas en bordes de cubetas y marismas poco mareal, comunidad de Arthrocnemum macrostachyum y pastizal en marisma alta, quenopodiáceas con Inula crithmoides acompañadas de pastizal, halimional con quenopodiáceas de gran porte, gramíneas con quenopodiáceas de porte bajo en zonas mareales y Puccinellia asociada a quenopodiáceas en marisma media En las marismas del Río Piedras aparece un gran número de muros (suelo acopiado formando estructuras largas, estrechas y elevadas, descritas anteriormente). Éstos son zonas relativamente altas, por lo que la comunidad asociada está formada principalmente por especies que no soportan grandes períodos de inundación mareal, y por tanto se refugian en estas elevaciones. Una de las especies más frecuentes, y con una cobertura muy elevada, generando a veces formaciones monoespecíficas es Limoniastrum monopetalum, arbusto representativo de las zonas de marisma alta, muy independizadas de la acción mareal. Junto a esta especie, aparecían otras acompañantes con menor cobertura (Arthrocnemum

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macrostachyum, Halimione portulacoides, Frankenia boissieri y Sarcocornia fruticosa). También aparecían algunas herbáceas no halófilas, como Oxalis pes-caprae. La mayor concentración de esta unidad la encontramos en las marismas del Prado. En total ocupaban una extensión de 12.42 hectáreas. Las cubetas hipersalinas son depresiones no muy extensas del terreno, con diferencias topográficas de unos pocos centímetros, pero suficiente para que, con mareas relativamente amplias acceda agua salada. Esta unidad se caracteriza por presentar normalmente grandes extensiones de suelo desnudo. Constituyen elementos muy característicos en las marismas mareales. Generalmente ocupan zonas de marisma media y alta. La especie dominante en esta comunidad es Arthrocnemum macrostachyum, generalmente de pequeño tamaño. A veces, se pueden encontrar grandes extensiones de esta especie sin encontrar otras acompañantes. Junto a esta especie, coloniza las cubetas Salicornia ramosissima. Pueden aparecer otras especies, pero en muy baja abundancia, como Suaeda maritima y Sarcocornia fruticosa. Encontramos gran número de polígonos (289) de esta subunidad a lo largo de todo el Paraje, ocupando 34 hectáreas. En las marismas del Prado se localiza la mayor densidad de esta subunidad. La comunidad halófila de marisma media alta con pastizal ruderal se caracterizó por poseer un estrato arbustivo, compuesto por halófilas leñosas, que dominaba al herbáceo, que no siempre aparece. Las especies de arbustos principales eran Sarcocornia fruticosa, Cistanche phelypaea, Inula crithmoides, Arthrocnemum macrostachyum y Suaeda vera. En el pastizal dominaban Plantago coronopus y Hordeum maritimus. Los dos únicos polígonos de esta unidad se encuentran al norte del Paraje, en zonas de poca influencia mareal, junto al cauce principal del río Piedras y una extensión de tan solo 0.15 hectáreas. Otros autores han descrito como Arthrocnemum macrostachyum y Sarcocornia fruticosa colonizan zonas elevadas con humedad edáfica relativamente elevada y concentraciones salinas altas (Rogel et al. 2000; Rogel et al. 2001), lo que coincide con nuestros resultados.

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La comunidad de Arthrocnemum macrostachyum y pastizal en marisma alta se establecía en zonas de marisma alta, sólo afectada por pleamares de alto coeficiente, donde dominaba la presencia del estrato arbustivo, que alcanzaba hasta el 75% de cobertura, estando el resto repartido entre pastizal y suelo desnudo. La especie predominante fue Arthrocnemum macrostachyum, de porte medio y alto. Junto a esta especie, aparecía un pastizal minoritario de Cotula coronopifolia y Spergularia sp., más frecuentemente, y Triglochin barrelieri, en raras ocasiones. Esta comunidad se distribuía a lo largo de todo el Paraje. Su mayor superficie la encontramos en las marismas del Prado y de San Miguel, ocupando en total 18.19 hectáreas. La comunidad de quenopodiáceas con Inula crithmoides acompañadas de pastizal fue muy poco frecuente, con únicamente 1 mancha de 0.34 hectáreas localizada en la zona norte del Paraje, junto a la vía verde litoral. Aparecía en una zona de marisma media-alta, donde la cobertura vegetal era del 100 %, ocupada esencialmente por halófilos de la familia Chenopodiaceae. Las especies principales de esta comunidad eran Arthrocnemum macrostachyum e Inula crithmoides. Junto a estas dos especies, también se encontraba la especie Sarcocornia perennis subsp. perennis, que alcanzaba niveles de dominancia muy cercanos a las otras dos especies. La comunidad de Puccinellia y quenopodiáceas se caracterizó por la presencia de la gramínea Puccinellia stenophylla, que formaba extensas praderas en zonas de marisma media-alta. Junto a ella, aparecían otras especies características como Sarcocornia fruticosa, Arthrocnemum macrostachyum, Halimione portulacoides, Limoniastrum monopetalum, Limonium ferulaceum y el geófito Triglochin barrelieri. Se localizaba en su mayoría en las marismas del Prado y en la marisma del San Miguel en 100 manchas y 8.71 hectáreas. En los juncales predominantes con quenopodiáceas eran abundantes Juncus maritimus y Juncus subulatus. Junto a los Juncus, Scirpus maritimus subsp. maritimus es el otro geófito

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que conforma la mayoría de la cobertura herbácea. Las quenopodiáceas más abundantes fueron Sarcocornia fruticosa, Arthrocnemum macrostachyum y Sarcocornia perennis subsp. alpini. Su hábitat característico correspondía con zonas independizadas de la influencia mareal y con aportes de agua dulce, frecuentemente en zonas de transición entre la marisma salada y zonas más salobres. Ocupaban 6.39 hectáreas en 44 manchas.

8.- Subunidad Ambiental IV-8, saladares y zonas de marisma independizada de la marea con vegetación halófila. Fue la segunda subunidad en abundancia y diversidad de comunidades. En esta subunidad se agruparon las comunidades que se localizaban en zonas independizadas de la marea. Sus especies vegetales fueron principalmente halófilas y sus hábitats se han independizado de las zonas mareales o bien son saladares interiores. Las comunidades englobadas en los saladares y zonas de marisma independizadas fueron suelos desnudos con quenopodiáceas y/o especies ruderales, suelos desnudos con halófilas de marisma alta aclarada, juncales con pastizal y quenopodiáceas en marisma independizada, suelos desnudos con leñosas de marisma alta y ruderales, halimionales con leñosas y juncales en marisma alterada, vegetación de bordes de marisma y cultivos, arbustos y herbáceas halófilas en bordes de marisma alterada, comunidad de marisma alta alterada con nitrófilas, Spartina densiflora muy abundante con Limoniastrum monopetalum, quenopodiáceas de bajo porte sin influencia mareal y abundante suelo desnudo, Sarcocornia fruticosa acompañada de pastizal en zonas no mareales y praderas de Sarcocornia perennis subsp. alpini. Las zonas de suelo desnudo con leñosas de marisma alta y ruderales presentaron una cobertura vegetal escasa, sin superar el 25 %. Normalmente las especies presentes son halófilas, debido a que el sustrato es salino o subsalino, y suelen tener un bajo porte. Esta comunidad se distribuyó en zonas alejada de influencia mareal en 77 manchas (15.33 ha), ya sea por estar sobre muros u otras elevaciones, o bien en áreas alejadas de la red de drenaje.

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Las especies más frecuentes fueron Arthrocnemum macrostachyum y Sarcocornia fruticosa de porte muy reducido. La comunidad de suelo desnudo con halófitas de marisma alta aclarada (cobertura vegetal entre 30 % y el 40 %) fue característica de zonas de marisma alta y saladares interiores. La vegetación existente estaba formada por halófilas leñosas, Arthrocnemum macrostachyum principalmente. Era frecuente en la zona Sur del Paraje, entre las marismas del Catalán y el inicio de la Flecha del Rompido, ocupando tan solo 6.3 hectáreas. La comunidad formada por suelos desnudos con leñosas de marisma alta y ruderales se caracterizó por la baja cobertura de vegetación (menor del 50 % aproximadamente). La comunidad vegetal estaba formada por las leñosas Limoniastrum monopetalum, predominantemente, y en segundo lugar por Arthrocnemum macrostachyum. Esta comunidad era muy poco abundante, ya que solamente la representan 3 polígonos en todo el Paraje, localizados al Sur del Espacio Natural (0.14 ha). Los halimionales con leñosas y juncal en marisma alterada presentaban un drenaje de alterado, debido a la existencia de compuertas y muros en la red de drenaje, que impidían el normal encharcamiento de esta marisma. La cobertura de esta unidad fue del 100 % y el estrato dominante era arbustivo. La especie dominante fue Halimione portulacoides. Junto a esta especie aparecían varias plumbagináceas, como Limonium diffusum y Limonium ferulaceum, con coberturas entre el 10 % y el 25 %. Además, aparecían otras quenopodiáceas como Arthrocnemum macrostachyum y Sarcocornia fruticosa. También se registraron geófitos, como por ejemplo Juncus subulatus, pero con cobertura baja. Esta comunidad aparecía únicamente al norte del Paraje, en el arroyo de la Puentezuela junto al pueblo de Cartaya. La vegetación de bordes de marisma y cultivos se encontraba muy poco representada en todo el Paraje. Solo 4 manchas ocupando 0.31 hectáreas. La especie dominante era

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Arthrocnemum macrostachyum, acompañada de Suaeda vera. La cobertura era del 100% y su altura alcanzaba los 55 cm. Esta comunidad se encontraban en zonas altas independientes de la marea, y asociada a muros. La comunidad de arbustos y herbáceas halófilas en bordes de marisma alterada es típica de zonas de borde altos de marisma, donde la acción de la marea comienza a desparecer. Existen un gran número de polígonos de esta comunidad (32), donde Sarcocornia fruticosa es la especie dominante. También era frecuente Limoniastrum monopetalum y Polygonum equisetiformis. Finalmente, aparecían otras quenopodiáceas que las acompañan en mayor o menor dominancia; entre ellas se encontraban Arthrocnemum macrostachyum y Halimione portulacoides. La cobertura vegetal superior al 90 %, y una altura media de unos 35 cm, ocupando una extensión de 4.37 hectáreas. La comunidad de marisma alta alterada con nitrófilas estaba formada por comunidades de halófilas y nitrófilas, como consecuencia de la alteración antrópica del medio. Este tipo de comunidad apareció en zonas independientes de marismas, normalmente en el ecotono que separa la zona de marisma con otros tipos de comunidades. La especie predominante fue Atriplex halimus, una de las especies nitrófilas más abundantes en las marismas. Junto a esta especie aparecía Arthrocnemum macrostachyum. Entre otras acompañantes se encontraron Plantago coronopus subs. coronopus y Mesembryanthemum nodiflorum. La vegetación poseía una altura de 100-120 cm y una cobertura inferior al 60 %. Esta unidad fue minoritaria en el Paraje, y se concentraba en la zona norte del Paraje Natural en 10 manchas y un total de 2.41 hectáreas. En algunas zonas esta comunidad formaba parte de la vera de Cartaya. La comunidad de Sarcocornia fruticosa acompañada de pastizal en zonas no mareales aparecía en zonas sin influencia mareal, de ahí la aparición del pastizal sobre suelos arenososlimosos de aporte aluvial. La cobertura vegetal de la unidad se encuentraba entre el 75 % y el 85 %. La comunidad incluida en esta unidad está compuesta por Sarcocornia fruticosa

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principalmente, cortejada por un pastizal con una baja abundancia. Se localiza en el norte del Paraje y en la desembocadura del arroyo de la Puentezuela. Solo formaba 7 manchas y ocupaba tan solo 1.54 hectáreas. Las praderas de Sarcocornia perennis subsp. alpini no eran muy abundantes. Se trata de praderas de bajo porte, situadas en marisma alta con muy poca o ninguna influencia mareal. La cobertura vegetal era del 85 %. Como acompañantes podemos destacar Arthrocnemum macrostachyum y Sarcocornia fruticosa. Pueden encontrarse en zonas alejadas del cauce principal del río Piedras, sobre todo al sur de Cartaya, en las zonas más interiores del caño de la Rivera y también en las marismas del Prado, cerca de los campos de cultivos de Lepe, ocupando en total tan solo 5.1 hectáreas. Los juncales en marisma alterada ocupaban casi 9 hectáreas en 11 manchas. ERan muy diversos, dominando Juncus acutus. Junto a este geófito, aparecía un pastizal de Cynodon dactylon y Scirpus holoschoenus. También encontramos pastizal típico de marisma alta, como el formado por Cotula coronopifolia. Los encontramos en tres zonas; en los ‘Cabezos del Terrón’ (al Sur del Paraje), en el estero del Molinillo y en el caño de la Rivera cerca del pueblo de Cartaya.

9.- Subunidad Ambiental IV-9, comunidades hidrófilas. Incluía a comunidades formadas por especies netamente hidrófilas. Su hábitat característico corresponde con zonas de gran influencia dulceacuícola, como consecuencia de la escasa influencia mareal frente a la entrada de agua dulce proveniente del sistema de drenaje interior de la marisma. En estas zonas, situadas alejadas de la acción mareal, la vegetación solía estar compuesta por carrizos (Phragmites australis), eneas (Typha sp.) y tarajes (Tamarix sp.). La confluencia de la poca acción mareal con los aportes de agua dulce, provoca la aparición de estas zonas que se pueden catalogar como salobres. En esta subunidad aparecían comunidades de pastizales de

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Scirpus maritimus subsp. maritimus sobre marismas, comunidades hidrófila dulce, cañaverales, juncales-jarales, arenas aluviales con escasa vegetación, vegetación hidrófila sobre arenas aluviales y bosquetes de tarajes en borde de arroyo. Normalmente esta subunidad aparecía situada entre los cauces fluviales (Unidad Ambiental XI) y otras subunidades de marisma mareal. Los pastizales de Scirpus maritimus subsp. maritimus sobre marismas presentaban una distribución relacionada con los aportes de aguas dulce, por lo que aparecían en zonas salobres más o menos independientes de la marea. La cobertura de la vegetación era muy alta, y estaba formada por el geófito principal de esta asociación. Nos lo encontramos en las zonas más interiores de las marismas del Prado y en los ‘Cabezos del Terrón’ en 26 manchas y 3.6 hectáreas. Las comunidades hidrófila dulce se caracterizaban por localizarse en zonas inundadas o cercanas a arroyos, con aguas salobres o dulces. Aparecíó en la desembocadura del arroyo de la Puentezuela, o en las zonas más interiores del caño de la Rivera. La vegetación estaba dominada por Phragmites australis y especies de Typha. Junto a ellas aparecían en menor grado de dominancia la asociación diferentes especies de los géneros Scirpus, Juncus y Ruppia. Las arenas aluviales con vegetación escasa presentaban un pasto de escasa altura. La cobertura vegetal era baja, no superior al 25 %, y el sustrato sobre el que se desarrollaba era de origen aluvial. Esta unidad se encuentra casi toda en la zona norte del Paraje ocupando 7 hectáreas. Los juncales – jarales aparecían en suelos encharcados en los ‘Cabezos del Terrón’. Eran manchas sin arbolado, compuestas por Scirpus holoschoenus y Cistus salvifolius. Ocupaban 6 hectáreas en 8 manchas.

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Algunas de estas subunidades ambientales de marismas mareales aparecían también localizadas en las marismas situadas en la Flecha de El Rompido (Unidad Ambiental I). Además de estas subunidades Figueroa et al.(2003) registraron otras comunidades vegetales dentro del Paraje Natural ‘Marismas del Piedra y Flecha de El Rompido’ que no eran propiamente comunidades de marismas mareales. Así, aparecían seis subunidades propias de zonas de cultivos y zonas limítrofes (Unidad Ambiental XII):

1.- Subunidad Ambiental XII-1, cultivos herbáceos intensivos y bajo plásticos, en los que dominaron los cultivos de fresas. Los cultivos de fresas se extendieron a lo largo de 28.30 ha, distribuidos en 11 manchas.

2.- Subunidad Ambiental XII-2, cultivos herbáceos de secano y regadío no bajo plástico. Los cultivos de secano se distribuyeron en 20 manchas ocupando una superficie total de cerca de 30 hectáreas. Los cultivos herbáceos de regadío son menos frecuentes, con 10 manchas ocupando 16.63 ha.

3.- Subunidad Ambiental XII-3, cultivos de cítricos y otros frutales. Son muy escasos dentro del Paraje natural, con una superficie menor a las 20 ha. Además de cítricos aparecían cultivos de otros frutales, principalmente melocotoneros, en 6 manchas y un total de 4.55 ha.

4.- Subunidad Ambiental XII-4, eucaliptales. Repoblaciones con eucaliptos situadas principalmente en Lepe, cerca de las marismas de San Miguel ocupando 32 hectáreas.

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5.- Subunidad Ambiental XII-5, pastizales ruderales y de Cynodon dactylon. No incluyó a los pastizales halófilos, nitrófilos o hidrófilos. Su composición dominante fue especies integrantes de la familia de las gramíneas. Los pastizales ruderales se encontraron principalmente al norte del Paraje. Su hábitat fue totalmente independiente de la marea. En esta unidad aparecían numerosas especies de gramíneas. Ocupaban 7.4 hectáreas distribuidas en 12 manchas. Los pastizales de Cynodon dactylon únicamente aparecieron en dos puntos (1.39 ha), uno pequeño situado al norte del cauce principal del Piedras, y el segundo, de mayor tamaño localizado más al sur. Junto a Cynodon dactylon aparecía Senecio vulgaris en segundo lugar en dominancia.

6.- Subunidad Ambiental XII-6, vegetación nitrófila. Este tipo de vegetación fue característico de zonas de moderadas influencias antrópicas. En ella se incluyeron las siguientes comunidades: vegetación ruderal, pasto acompañado con fuerte presencia de cardo mariano y matorral nitrófilo de Dittrichia viscosa. Las comunidades de vegetación ruderal se encontraban repartida por toda la marisma en bordes de caminos en 12 manchas que ocupaban 12.37 hectáreas. Estaban integradas por terófitas y geófitas bulbosas. La especie principal fue Oxalis pes-caprae. El matorral nitrófilo de Dittrichia viscosa ocupó tan solo 0.55 hectáreas al norte del Paraje, junto a la vía verde litoral. Junto a Dittrichia viscosa había un pastizal de gramíneas muy desarrollado, que ocupa el 90 % de la unidad. Además, encontramos en baja cobertura, pero siempre presente, de Scirpus holochoenus. Existía gran número de especies acompañantes, entre las que destacaban varias especies de Cistus, Mentha suaveolens y Plantago lanceolata.

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La Unidad Ambiental VI, la vera de Cartaya, presentó una sola subunidad ambiental (VI-1) formada por vegetación de marisma sobre sustrato arenoso. Agrupó aquellas comunidades formadas por halófilas y que se desarrollaban sobre sustrato arenoso como halófilas con Spartina densiflora sobre arenales, halófilas en bordes de dunas, halófilas sobre arenas, Spartina densiflora con halófilas sobre arenas, arenas con Arthrocnemum macrostachyum de mediano porte, halimionales con quenopodiáceas de gran porte, matorrales de Polygonum equisetiforme sobre arenas, muros de Suaeda vera con Arthrocnemum macrostachyum sobre arenas, muros de Limoniastrum monopetalum en arenas y juncales con ruderales sobre arenas. La comunidad de halófilas sobre arenas fue la más extensa de esta subunidad, entendiéndose por 26 hectáreas en 24 manchas. La especies más dominante fue Limoniastrum monopetalum, seguida de las quenopodiáceas Arthrocnemum macrostachyum, Sarcocornia perennis subsp. perennis y Suaeda vera. La mayoría de los manchas aparecían en la Flecha del Rompido. El resto se localizaban en la Isla del Vinagre, ‘Cabezos del Terrón’ y marismas del Prado. La segunda comunidad más abundante de esta subunidad ambiental fue la de arenas con Arthrocnemum macrostachyum de mediano porte, que ocupó casi 16 hectáreas en 24 manchas. Solía tratarse de zonas arenosas deprimidas próximas a la marisma, no mareales en la mayoría de los casos. La presencia de suelo desnudo era predominante, siendo minoritaria la cobertura vegetal, inferior al 50%. Estaba constituida exclusivamente por formaciones mono-específicas de la especie Arthrocnemum macrostachyum, con una altura media de unos 35 cm. Se encuentra solamente en la Flecha del Rompido. Los halimionales con quenopodiáceas leñosas de gran porte presentaban a Halimione portulacoides

como

la

especie

más

abundante,

acompañada

de

Arthrocnemum

macrostachyum, principalmente. La cobertura era del 100 %. Aparecía en 55 manchas a lo

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largo de todo el Paraje en zonas de marisma alta con poca influencia mareal en 13.30 hectáreas. Las halófilas en bordes de dunas formaba un cinturón de vegetación entre zonas arenosas y la marisma propiamente dicha, donde el estrato arbustivo era el dominante. Las especies más abundantes en esta unidad fueron principalmente Limoniastrum monopetalum y Salsola brevifolia. La mayoría de los polígonos aparecían en la Flecha del Rompido, mientras que el resto se localiza en los Cabezos del Terrón. La cobertura vegetal de esta unidad era inferior al 50 % y ocupó un total de 7.41 hectáreas. En la comunidad de halófitas sobre arenas era frecuente Salsola vermiculata, y la geófita bulbosa Oxalis pes-caprae, que podía llegar a tener una cobertura del 50 %. Además de estas dos especies dominantes, aparecían en menor proporción otras halófilas leñosas de gran porte , Suaeda vera y Limoniastrum monopetalum. Se ubicaba principalmente en la Flecha del Rompido. Además, se encontraba en otras zonas arenosas del Paraje, como son los ‘Cabezos del Terrón’ o la Isla del Vinagre, ocupando 8.16 hectáreas También en esta subunidad aparecía una comunidad invadida por el neófito sudamericano Spartina densiflora. Se trataba de halófilas con Spartina densiflora sobre arenales. La especie característica con mayor dominancia fue Limoniastrum monopetalum. Junto a ella, aparecían Sarcocornia fruticosa, Arthrocnemum macrostachyum e Inula crithmoides. Además de estas especies, también se observan dos geófitos, Spartina densiflora y Juncus acutus. Esta comunidad se solía distribuir en depresiones sobre arenas, donde puede haber cierto nivel de encharcamiento, lo que puede provocar la variación de dominancia de las especies presentes. Se localizó en el istmo de la Flecha del Rompido ocupando tan solo 1.2 hectáreas. Los matorrales de Polygonum equisetiforme sobre arenas se extendían en 2.15 hectáreas al sur del Paraje. Dominaba en esta unidad el matorral calófilo, mientras que existía

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poco estrato herbáceo. La especie más abundante era Polygonum equisetiforme, junto con Salsola brevifolia como especie minoritaria. Solamente existían dos polígonos de esta unidad; el más extenso en la Isla del Vinagre, mientras que el otro, de menor tamaño, se localizaba en los ‘Cabezos del Terrón’. Los muros de Suaeda vera con Arthrocnemum macrostachyum sobre arenas presentaban un matorral halófilo de gran porte, llegando a formar muros de vegetación. La especie dominante era Suaeda vera. Además, estos muros estaban formados por Arthrocnemum macrostachyum, Sarcocornia fruticosa y Halimione portulacoides. Junto a estas especies, aparecía Suaeda maritima. La cobertura vegetal era del 100 %. Los muros formados por Suaeda vera aparecían en su mayoría en la Flecha del Rompido y las marismas del Prado. Los muros de Limoniastrum monopetalum en arenas se distribuyeron en 17 manchas y 1 hectárea únicamente en la Flecha del Rompido. Se trata de un matorral desarrollado en forma cinturones y muros en la base de las dunas. La especie dominante, Limoniastrum monopetalum, formaba muros del 100 % de cobertura. Junto a ella, aparecían otras especies características como la geófita bulbosa Oxalis pes-caprae, Salsola brevifolia y Suaeda vera. Los juncales con ruderales sobre arenas aparecieron en el ecotono entre las zonas de marisma salada y otras áreas como arenas o monte bajo. Se trataba de juncales bien desarrollados con una cobertura vegetal del 100 % y con una altura de casi 150 cm. Dominaba Juncus acutus asociado con Scirpus holoschoemus. Podían aparecer algunas especies como Mentha suaveolens, pero no eran características. También en el interior del Paraje Natural aparecía una subunidad ambiental compartida por algunas zonas marginales del cordón litoral y principalmente representa en la Flecha de El Rompido. Se denominó Subunidad Ambiental III-11, en el caso del cordón litoral, y Subunidad Ambiental I-1, en el caso de la Flecha. Se trató de vegetación de dunas y

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arenales asociada próximas a marismas mareales. Agrupó las comunidades no halófilas desarrolladas en dunas y arenales como arenas con colonizadoras primarias, pastizal sobre arenas con matorral disperso, Juncus 100 % sobre arenas y retamales costeros (Retama monosperma). El retamal costero existente en el Paraje fue una de las unidades más extensas, cubriendo más de 175 ha, lo que representaba el 6.7 % del área total del Paraje. Casi toda esta unidad se encontraba en la Flecha del Rompido. Además, podemos encontrarla frente a la Flecha, en los ‘Cabezos del Terrón’, en la isla del Vinagre y en la marisma del Catalán. La especie principal era Retama monosperma, con cobertura vegetal de entre el 70-100 %. Las arenas con colonizadoras primarias estaban muy extendida en el sur del Paraje en la Flecha del Rompido. La especie más frecuente era Ammophila arenaria subsp. arundinacea, una de las especies pioneras más importantes en la formación de dunas costeras. También había una cobertura alta de especies como Artemisia crithmifolia, Lotus creticus y Malcolmia littorea. Otras menos representadas eran Euphorbia paralias, Eryngium maritimum o Pancratium maritimum. El estrato dominante era de tipo herbáceo y la cobertura vegetal era baja, no superando el 40 %. Ocupaba más de 57 hectáreas en 17 manchas. Los pastizales sobre arenas con matorral disperso eran característicos de zonas arenosas, donde cobertura vegetal era inferior al 40 %. Las especies características eran Ammophyla arenaria, Otanthus maritimus, Eryngium maritimus y Euphorbia paralias, entre otras especies de dunas costeras. También aparecía Plantago coronopus subsp. coronopus. Toda esta unidad se encontraba situada principalmente en la Flecha del Rompido, ocupando más de 7 hectáreas en 22 manchas.

Finalmente, aparecieron incluidas en el Paraje Natural dos subunidades pertenecientes al pinar – sabinar costero (Unidad Ambiental VII):

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1.- Subunidad Ambiental VII-7, jarales densos cercanos a marismas mareales, donde predominaba Cistus crispus. Junto a esta especie aparecían Cistus monspeliensis y otras especies de matorral como Rosmarinus officinalis. Esta comunidad la encontramos en zonas independientes de marea. La mayor superficie de este tipo de jaral la encontramos al norte del caño Tendal, al sur del Paraje, ocupando 6 hectáreas.

2.- Subunidad Ambiental VII-8, pinares costeros próximos a marismas mareales. Solo aparecieron dos especies de pino, Pinus pinea y Pinus pinaster que solían aparecer en zonas peri-marismeñas. Se registraron cinco tipos de pinares: bosques de Pinus pinea en alta densidad sobre arenas, bosques de Pinus pinea en baja densidad mezclado con Pinus pinaster, pinares - sabinares en dunas costeras, pinares con quercíneas y matorral denso y pinares con Eucaliptus y matorral disperso. Los bosques de Pinus pinea en alta densidad sobre arenas ocupaban 5.29 hectáreas en 12 bosquetes. Estos bosques se caracterizaban por la escasa cobertura de matorral. La mayoría de la vegetación estaba formada por pasto anual. La especie herbácea más característica fue Cynodon dactylon. Junto a esta especie y la gran cobertura de pasto terofítico que presenta (aproximadamente el 70 %), Retama monosperma fue la única especie de matorral característica que aparecía. Esta unidad se presenta en varias zonas del Paraje, desde el norte, hasta la Flecha del Rompido. Existen varias herbáceas acompañantes, como Lupinus angustifolius, Briza maxima o Malcolmia littorea. Entre el matorral acompañante se observan algunas especies de Asparagus. Los bosques de Pinus pinea en baja densidad mezclado con Pinus pinaster fue muy parecida a la anterior en el estrato herbáceo. Sin embargo, la diferencia provino del estrato arbóreo, que estuvo formado, no sólo por Pinus pinea, sino que también aparece Pinus

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pinaster. Nuevamente, existía una gran cobertura de pasto terofítico (70% - 80%). Esta unidad estaba mejor representada que la anterior, y la encontramos casi en su totalidad en los Cabezos del Terrón en 12 bosquetes que ocupaban 24.82 hectáreas. Los pinares - sabinares en dunas costeras aparecían únicamente en dos polígonos (4.3 ha) de en los ‘Cabezos del Terrón’, cerca del caño Tendal. Las especies predominantes eran Pinus pinea y Juniperus phoenicea subsp. turbinata. La cobertura del matorral era menor que en otras unidades de pinares del Paraje. Los pinares con quercíneas y matorral denso presentaban una cobertura vegetal del 80 %. Entre las quercíneas dominaba el alcornoque (Quercus suber). Se localizaban al oeste del Paraje en Lepe, en concreto, bordeando el estero del Molinillo y en las zonas interiores de los ‘Cabezos del Terrón’ en 11 bosques que ocupaban más de 20 hectáreas. El matorral fue muy diverso, siendo su especie más abundante Genista hirsuta. El resto del matorral característico estaba compuesto por Cistus crispus, Lavandula stoechas y Cistus ladanifer. Además, aparecían un gran número de acompañantes. Los pinares con Eucaliptus y matorral disperso aparecían en su mayoría en los ‘Cabezos del Terrón’ y bordeando diferentes zonas de marisma con un total de 40.58 hectáreas. El estrato predominante de especies no arbóreas está conformado por herbáceas, donde la especie dominante es Oxalis pes-caprae; junto a ella, aparecía un pasto de gramíneas formado principalmente por Paspalum paspalodes. Finalmente, el matorral se componía de Rubus ulmifolius. En total fueron dieciocho las subunidades ambientales englobadas dentro del Paraje Natural ‘Marimas del Piedras y Flecha del Rompido’, pertenecientes a 5 unidades ambientales: marismas mareales, vera, cultivos, Flecha de El Rompido y Pinar – sabinar costero.

4.3.2. Flora del Paraje Natural ‘Marismas del río Piedras y Flecha del Rompido’.

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A continuación se citan las especies vegetales muestreadas por Figueroa et al. (2003) en los muestreos de las diferentes unidades y subunidades del Paraje Natural ‘Marismas del Piedra y Flecha del Rompido’ ordenadas por familias. Además se añaden diferentes comentarios, incluyendo algunos respecto a la localización en el Término Municipal de Cartaya. Aizoaceae Mesembryanthemum nodiflorum L. Únicamente aparece en las marismas mareales.

Amaryllidaceae Pancratium maritimum L. Aparece en zonas del cordón litoral, el pinar – sabinar costero y la Flecha del Rompido.

Anacardiaceae Pistacia lentiscus L. Coloniza el pinar - sabinar costero y los pinares interiores norte y sur.

Apiaceae Eryngium maritimum L. Aparece en zonas del cordón litoral, el pinar – sabinar costero y la Flecha del Rompido.

Araceae (Son muy frecuentes en los pinares de Cartaya) Arisarum simorrhinum Durieu in Duchartre. Arum italicum Miller subsp. italicum.

Asteraceae Artemisia caerulescens L. subsp. caerulescens. Aparece en zonas del cordón litoral, el pinar – sabinar costero y la Flecha del Rompido. Artemisia crithmifolia L. Aparece en zonas del cordón litoral y la Flecha del Rompido. Aster tripolium L. subsp. pannonicus (Jacq.) Soó. Únicamente aparece en las marismas mareales donde es muy escasa. Calendula arvensis L. subsp. arvensis. Frecuente en los pastizales ruderales. Carlina racemosa L. Especie de pastizales, lugares abiertos y cultivos abandonados. Cotula coronopifolia L. Coloniza marismas salobres y cauces fluviales. Dittrichia viscosa (L.) Greuter. Especie ruderal que aparece a lo largo de prácticamente todas las unidades ambientales de Cartaya.

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Helichrysum picardii Boiss. & Reuter in Boiss. Coloniza tanto los pinares y el cordón litoral de Cartaya como la Flecha del Rompido. Inula crithmoides L. Únicamente aparece en las marismas. Phagnalon saxatile (L.) Cass. Coloniza campos incultos y antiguas huertas. Senecio jacobaea L. En pastizal nitrófilos de zonas húmedas. Senecio vulgaris L. Muy frecuente en pastizales ruderales. Silybum marianum (L.) Gaertner. Frecuente en pastizales ruderales. Conocido popularmente como ‘cardo borriquero’. Tolpis barbata (L.) Gaertner. Frecuente en pastizales.

Brassicaceae Cakile maritima Scop. subsp. maritima. Ünicamente coloniza el cordón litoral y la Flecha del Rompido. Diplotaxis virgata (Cav.) DC. Frecuente en campos incultos y pastizales. Malcolmia littorea (L.) R. Br. Especie propia del cordón litoral, apareciendo también en el pinar – sabinar costero y la Flecha del Rompido.

Borraginaceae Echium gaditanum Boiss. Especie propia del cordón litoral, apareciendo también en el pinar – sabinar costero y la Flecha del Rompido.

Cactaceae Opuntia tuna (L.) Miller. Especie de ‘chumbera’ que suele aparecer en huertas abandonadas y zonas limítrofes.

Cupressaceae Juniperus phoenicea L. subsp. turbinata (Guss.) Ny. Especie característica del pinar – sabinar costero. Chenopodiaceae Arthrocnemum macrostachyum (Moric.) Moris in Moris. Coloniza solo las marismas mareales y la vera de Cartaya Atriplex halimus L. Coloniza solo las marismas mareales y la vera de Cartaya. Beta vulgaris L. subsp. maritima (L.) Arcangeli. Frecuente en pastizales ruderales. Halimione portulacoides (L.) Aellen. Coloniza solo las marismas mareales y la vera de Cartaya. Salicornia ramosissima J. Woods. Habita solo en marismas mareales. Suele colonizar el interior de las cubetas hipersalinas (Rubio-Casal 1999; Rubio-Casal et al. 2001) y es típica de marismas altas (Davy et al. 2001). Salsola brevifolia Desf. Coloniza solo las marismas mareales y la vera de Cartaya Salsola kali L. Coloniza el cordón litoral de Cartaya y la Flecha del Rompido

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Salsola vermiculata L. Coloniza solo las marismas mareales. Sarcocornia fruticosa (L.) A. J. Scott. Coloniza solo las marismas mareales. Sarcocornia perennis (Miller) A. J. Scott subsp. alpini (Lag.) Castroviejo. Coloniza solo las marismas mareales. Sarcocornia perennis (Miller) A. J. Scott subsp. perennis. Coloniza solo las marismas mareales. Suaeda maritima (L.) Dumort. subsp. maritima. Coloniza solo las marismas mareales. Suaeda vera J. F. Gmelin. Coloniza solo las marismas mareales. Ha sido descrita como una halófita propia de zonas de marisma alta con humedad edáfica y salinidad relativamente bajas (Rogel et al. 2000; Rogel et al. 2001). Esta zona alta de la marisma con abundancia de Suaeda vera ha sido descrita con una alta diversidad de paseriformes en marismas inglesas (Brown & Atkinson 1996).

Caryophyllaceae Paronychia argentea Lam. Especie ruderal. Spergularia fimbriata Boiss. & Reuter. Coloniza solo las marismas mareales. Spergularia maritima (All.) Chiov. Coloniza solo las marismas mareales y la vera. Spergularia salina J. & C. Presl. Coloniza solo las marismas mareales.

Cistaceae (especies de jaras propias de los pinares de Cartaya) Cistus crispus L. Cistus ladanifer L. subsp. ladanifer Cistus monspeliensis L. Cistus salvifolius L.

Cyperaceae Cyperus capitatus Vandelli. Habita en el cordón litoral y la Flecha del Rompido. Scirpus holoschoenus L. Aparece en los pinares de Cartaya, las marismas salobres y los cauces fluviales. Scirpus maritimus L. subsp. maritimus. Coloniza cauces fluviales y marismas salobres.

Equisetaceae Equisetum ramosissimum Desf. Coloniza cauces fluviales y marismas salobres.

Euphorbiaceae Euphorbia paralias L. Especie propia del cordón litoral y la Flecha del Rompido.

Fagaceae (Poco frecuentes en los pinares de Cartaya y zonas cultivadas) Quercus rotundifolia Lam.

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Quercus suber L.

Frankeniaceae (especies propias de marismas mareales y la vera de Cartaya) Frankenia boissieri Reuter ex Boiss. Frankenia laevis L. Frankenia pulverulenta L.

Fabaceae Cytisus grandiflorus DC. Coloniza los pinares de Cartaya. Genista hirsuta Vahl. Coloniza los pinares de Cartaya. Lotus creticus L. Especie propia del cordón litoral y la Flecha del Rompido. Lotus parviflorus Desf. Frecuente en pastizales sobre suelos arenosos. Lupinus angustifolius L. Muy frecuente en pastizales ruderales y nitrófilos. Trifolium repens L. subsp. repens. Abundante en pastizales. Retama monosperma (L.) Boiss. Especie propia del cordón litoral, el pinar – sabinar costero y la Flecha del Rompido. Geraniaceae Erodium cicutarium (L.) LHér. Habita en pastizales ruderales.

Iridaceae Iris germanica L. Especie naturalizada que suele habitar en zonas húmedas y dulces.

Juncaceae (Colonizan cauces fluviales, la vera y marismas salobres. También aparecen puntualmente en zonas húmedas de los pinares). Juncus acutus L. Juncus maritimus Lam. Juncus subulatus Forsskal

Juncaginaceae Triglochin barrelieri Loisel. Coloniza marismas mareales a cotas elevadas.

Lamiaceae Lavandula stoechas L. Especie propia de los pinares de Cartaya. Mentha suaveolens Ehrh. Coloniza zonas húmedas de pinares y cauces fluviales. Phlomis purpurea L. Especie propia de los pinares de Cartaya.

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Rosmarinus officinalis L. Especie propia de los pinares de Cartaya y el cordón litoral. Thymus carnosus Boiss. Únicamente aparece en el cordón litoral y la Flecha del Rompido. Thymus zygis Loefl. ex L. En arenales costeros acompañando a Retama monosperma. Teucrium fruticans L. Coloniza los pinares de Cartaya donde es muy escasa.

Liliaceae (especies propias de los pinares) Asparagus acutifolius L. Asparagus albus L. Asparagus aphyllus L.

Malvaceae Malva sp. Especies ruderales y nitrófilas.

Myrtaceae Eucalyptus globulus Labill. Aparece en repoblaciones y establecido por reclutamiento espontáneo.

Oleaceae Phillyrea angustifolia L. Coloniza los pinares.

Orobanchaceae Cistanche phelypaea (L.) Coutinho subsp. phelypaea. Ünicamente aparece en las marismas y la vera.

Oxalidaceae Oxalis pes-caprae L. Especies ruderal.

Plantaginaceae (Especies de ruderales) Plantago coronopus L. subsp. coronopus Plantago lanceolata L.

Plumbaginaceae Armeria pungens (Link) Hoffmanns. & Link. Coloniza el cordón litoral. Limoniastrum monopetalum (L.) Boiss. Coloniza las marismas y la vera.

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Limonium algarvense Erben. Solo aparece en las marismas. Limonium angustifolium (Tausch) Degen. Solo aparece en las marismas medias. Limonium diffusum (Pourret) O.Kuntze. Solo aparece en las marismas. Limonium ferulaceum (L.) Chaz. Solo aparece en las marismas altas y la vera. Limonium ovalifolium (Poiret) O. Kuntze. Solo aparece en las marismas.

Pinaceae Pinus pinaster Aiton. Especie de pino poco frecuente; únicamente en pinares costeros. Pinus pinea L. La especies de árbol silvestre más abundante en Cartaya

Poaceae Ammophila arenaria (L.) Link subsp. arundinacea H. Especie característica del cordón litoral y la Flecha del Rompido. Arundo donax L. Especie abundante en los cauces fluviales. Avena sterilis L. Especie ruderal y arvense. Brachiaria sp. En pastizales ruderales. Brachypodium distachyon (L.) Beauv. Abundante en pastizales. Briza maxima L. Abundante en pastizales. Briza minor L. Abundante en pastizales. Cynodon dactylon (L.) Pers. Forma pastizales en zonas húmedas. Dactylis glomerata L. var. hispanica (Roth) Koch. Abundante en pastizales. Elymus elongatus (Host) Runemark subsp. elongatus. Abundante en pastizales. Elymus farctus (Viv.) Runemark ex Melderis subsp. boreali-atlanticus. Especie característica del cordón litoral y la Flecha del Rompido. Holcus lanatus L. Abundante en pastizales. Hordeum marinum Hudson. Pastizales sobre suelos salobres. Imperata cylindrica (L.) Raeuschel. Habita en pastizales. Panicum repens L. Aparece en pastizales. Paspalum paspalodes (Michx) Scribner. Aparece en pastizales. Phragmites australis (Cav.) Trin. ex Steudel. Coloniza marisma s salobres y cauces fluviales. Suele habitar en marismas con salinidad baja ( 50 %).

5.2.3. Fauna de vertebrados asociada a la red fluvial y sus riberas.

Los muestreos de campo se realizaron desde mayo de 2003 a abril de 2004. En estos muestreos se identificaron por visum las especies de vertebrados observadas, sus huellas, y sus restos (excrementos, huesos, etc.) anotándose en la zona donde aparecían. Dada la limitación temporal de este trabajo en lo que respecta a los muestreos de campo, nos apoyamos igualmente en una base bibliográfica de la zona, relativamente completa en algunos casos y escasa en otros, a la hora de describir y enumerar las especies de vertebrados presentes. Nuestros resultados no aportan datos sobre la comunidad piscícola, centrándose en mamíferos, aves, anfibios y reptiles.

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5.2.4. Problemática de conservación de la red fluvial.

En esta sección se recogen los principales problemas de conservación de los cauces fluviales del Término Municipal de Cartaya, identificando en cada uno de las secciones anteriores. Estos problemas se describen brevemente, intentando identificar sus causas y consecuencias. Se adoptaron cinco calificaciones para describir el estado de conservación de las diferentes subunidades ambientales de la red fluvial de Cartaya en función del estado de la vegetación, flora y fauna, principalmente: muy deficiente, deficiente, aceptable, bueno y muy bueno.

5.3. RESULTADOS

Los cauces fluviales integrados en esta unidad ambiental se sitúan principalmente en la zona central del Término Municipal de Cartaya, área ocupada por zonas de cultivos y el núcleo urbano correspondiente al pueblo de Cartaya. Todos estos cauces fluviales desembocan finalmente en las marismas mareales del río Piedras con las que se encuentran estrechamente relacionados. Los cauces fluviales a tratar en esta unidad ambiental son:

1.- Destaca por la extensión del cauce y caudal permanente durante todo el año el arroyo del Tariquejo, situado al noroeste y que discurre en paralelo al borde del pinar interior sur al cual atraviesa en su tramo norte. Este arroyo nace en la sierra norte onubense. 2.- El cauce principal de Cartaya es el río Piedras, que aparece embalsado al noroeste del Término Municipal. Esta regulación del cauce hace que durante los meses de verano el tramo situado tras el embalse no aporte prácticamente agua a las marismas. En este capítulo se analiza el tramo del río desde la salida del embalse hasta el Paraje Natural de las marismas del Piedras.

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3.- Junto al arroyo del Tariquejo pero algo más al sur se encuentra el arroyo de Legrete, de pequeño tamaño y que discurre completamente a través de terrenos agrícolas. Se trata de un cauce temporal que llega secarse casi totalmente durante el estío veraniego. 4.- También finalizando en las marismas del Piedras junto al pueblo de Cartaya se sitúa la desembocadura del arroyo de la Puentezuela al que vienen a unirse varios cauces fluviales muy extensos que vienen a unirse justo antes de llegar a las marismas, los arroyos del Pozuelo y del Pilar de la Dehesa. Estos dos cauces fluviales llegan a atravesar la autopista de Portugal, alcanzando las inmediaciones sur del pinar interior norte donde nacen, y donde el arroyo del Pilar de la Dehesa discurre por la cañada Alta de Pinillos. Son cauces estacionales que se secan prácticamente en su totalidad durante el verano. 5.- Al sur del pueblo de Cartaya desembocan varios cauces fluviales que como en el caso anterior se unen justo antes de alcanzar las marismas del Piedras. Se trata del arroyo del Sorbijo, que nace en el núcleo este del pinar interior norte, y las cañadas consecutivas de los Hornos y de Mogolla, que bordean al oeste el pinar interior sur, alcanzando la zona sur del pinar interior norte sin llegar a atravesar la autopista a Portugal. Algunos de los afluentes al cauce principal son estacionales y prácticamente no llevan agua en verano, aunque por el curso principal el agua discurre todo el año tan solo en los años más lluviosos. 6.- Cuatro cauces menores estacionales que situados al noreste del Término atraviesan la autopista de Portugal junto al Término Municipal de Gibraleón en la zona donde los pinares interiores sur y norte se encuentran más próximos. De estos el más importante es el arroyo del Lobo. Los cuatro cauces, que nacen en el pinar interior norte, llegan a unirse antes de alcanzar el pinar interior sur y el Término de Gibraleón. 7.- Al sur del Sorbijo aparecen la cañadas de los Tejares y del Corchito, que discurren desde el pinar – sabinar costero y el pinar interior sur hasta las marismas del río Piedras.

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8.- Al sur del Término Municipal y al norte del pueblo del Rompido se sitúa la cañada de la Viga a lo largo del valle Frío y desemboca en el caño Tendal de las marismas del Piedras.

5.3.1.- Subunidades ambientales y vegetación de la red fluvial de Cartaya y sus riberas.

La red fluvial de Cartaya incluida en la Unidad Ambiental XI presentó un nivel de heterogeneidad ambiental alto, con un cauce permanente (el arroyo del Tariquejo) frente a seis cauces estacionales de diferente extensión. Además de por la estacionalidad del cauce, la heterogeneidad estuvo también condicionada por la geomorfología, y en concreto por el sustrato sobre el que discurría el cauce, arenoso en la mayoría de los casos, y la topografía, así como por los usos antrópicos de las zonas adyacentes a los cauces fluviales. Esta heterogeneidad ambiental condicionó la presencia de especies vegetales y animales, algunas de ellas de alto interés como la nutria (Lutra lutra). Según la presencia, la diversidad, la singularidad y el estado de conservación de la vegetación, la flora y fauna, en la red fluvial de Cartaya (Unidad Ambiental XI) se diferenciaron 7 subunidades ambientales (ver Anexo de Mapas):

1.- Subunidad Ambiental XI-1, arroyo del Tariquejo. 2.- Subunidad Ambiental XI-2, arroyos estacionales centrales (arroyo del Legrete, la Puentezuela y sus afluentes). 3.- Subunidad Ambiental XI-3, arroyo del Sorbijo y cañadas de los Hornos y de Mogolla. 4.- Subunidad Ambiental XI-4, arroyos estacionales del noreste. 5.- Subunidad Ambiental XI-5, río Piedras. 6.- Subunidad Ambiental XI-6, cañadas de los Tejares y del Corchito.

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7.- Subunidad Ambiental XI-7, cañada de la Viga.

A continuación se describen las características principales de estas subunidades ambientales.

1.- Subunidad Ambiental XI-1, arroyo del Tariquejo. Este arroyo es el de mayor caudal del Término, después de río Piedras, y circula por el borde este del núcleo oeste del pinar interior norte al que atraviesa en su tramo superior junto al Término Municipal de Villanueva de los Castillejos. Desemboca al norte de las marismas del río Piedras. Su estado de conservación general fue bueno, destacando como problema de conservación la presencia de ejemplares más o menos aislados de Eucaliptus sp. Respecto a la vegetación cabe destacar la presencia de especies que únicamente aparecieron junto a cauces fluviales y no lo hicieron en otras unidades ambientales, como los tarajes (Tamarix sp.), el Scirpus maritimus y la leguminosa Dorycnium rectum. Esta última especie apareció únicamente en esta subunidad ambiental, tratándose de una especie poco frecuente al sur de Andalucía occidental (Valdés et al. 1987) (ver Anexo I para obtener más datos sobre esta especie). También se registró la presencia de Cotula coronopifolia, especie de origen sudafricano naturalizada en marismas salobres y cauces fluviales en Andalucía occidental (Valdés et al. 1987). En total se registraron 16 especies vegetales (Tabla 8.3.1). La presencia abundante de la Datura stramonium, una especie ruderal y nitrófilas, podría indicar una eutrofización de las aguas de este arroyo provocada por el vertido de aguas residuales aguas arriba en el Término Municipal de Villa Nueva de los Castillejos. Es importante destacar la ausencia de árboles propios del bosque de ribera pertenecientes a los géneros Populus y Salix. En el tramo más cercano a las marismas del río Piedras, una salinidad relativamente elevada podría estar limitando la presencia de especies

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como Populus alba (Mesleard et al. 1991). La presencia abundante de Tamarix podría apuntar hacia una salinidad algo elevada en el cauce, aunque otras especies como Typha sp. indicarían que la salinidad no llegaría a ser muy elevada al menos durante gran parte del año. Las especies de Typha necesitan salinidades menores de 10 g/l tanto para la germinación y el crecimiento de las plántulas (Lombardi et al. 1997) como para el mantenimiento de los individuos adultos (Glenn et al. 1995). Por otro lado, se ha descrito como el taraje (género Tamarix) puede llegar a dominar sobre álamos y chopos (género Populus) y sauces (género Salix) debido a su mayor tolerancia de la sequía y la salinidad, así como por tratarse de una freatofita facultativa (vegetal dependiente del agua del nivel freático) en contraposición a las especies arbóreas que son freatofitas obligadas (Smith et al. 1998). En este sentido, sería posible que la ausencia de especies arbóreas en las orillas del arroyo del Tariquejo y otros cauces fluviales en Cartaya esté influenciada por una posible sobre-explotación del acuífero que limitaría la implantación de especies freatofitas obligadas. En la zona de la desembocadura la vegetación propia del cauce antes descrita se mezclaba con especies halófitas de las marismas del río Piedras como la invasora Spartina densiflora, Arthrocnemum macrostachyum y Atriplex halimus (en las zonas más altas alejadas del cauce), Salsola brevifolia y Halimione portulacoides, principalmente. Respecto a la fauna destacó, frente a otras subunidades, la presencia de la nutria (Lutra lutra) a lo largo de todo el cauce, y la cría durante la primavera-verano del chorlitejo chico (Charadrius dubius), el abejaruco (Merops apiaster) y la lavandera blanca (Motacilla alba). La presencia de la nutria podría estar determinada por la presencia de la extensa masa forestal que constituye en pinar interior norte junto al cauce. En el arroyo del Sorbijo que discurre principalmente entre zonas de cultivo, aún siendo de cauce permanente la nutria quedó limitada a su zona de contacto con las marismas del Piedras. La cría del chorlitejo chico podría estar condicionada por ser este cauce el único con márgenes extensos con cantos

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rodados, hábitat de cría de esta especie. Los abejarucos criaban en taludes prácticamente verticales en las márgenes del arroyo. Esta fue la característica principal de la geomorfología del cauce, la existencia de márgenes más o menos escarpados sobre pizarras, no presente en otras subunidades cuyas márgenes mostraban una topografía prácticamente plana.

Durante el mes de mayo de 2004 se detectó la presencia de un campamento de inmigrantes en las inmediaciones de la desembocadura de este arroyo en las marismas del río Piedras. Los ocupantes de este campamento lavaban sus ropas directamente en el arroyo del Tariquejo con detergentes y vertían basura de todo tipo en sus riberas.

2.- Subunidad Ambiental XI-2, arroyos estacionales centrales. Esta subunidad ambiental incluyó a varios arroyos estacionales que desembocaban en las marismas del Piedras, situados entre los arroyos del Tariquejo y el Sorbijo. En concreto eran el arroyo de la Puentezuela, con sus afluentes de arroyos de del Pozuelo y del Pilar de la Dehesa y el arroyo del Legrete localizado algo más al norte. Se trataba de arroyos estacionales que permanecían prácticamente secos durante en estío veraniego a excepción de charcos aislados. El estado de conservación general de esta subunidad fue deficiente debido principalmente a la ocupación de las riberas por parte de los cultivos adyacentes. El estado de conservación general de la vegetación fue también deficiente. No existía una cobertura vegetal continua y los árboles de ribera estaban ausentes, excepto en zonas muy puntuales. Los cauces aparecían normalmente encajonados debido a la excavación del cauce por los agricultores. Los sedimentos extraídos del cauce eran depositados en sus márgenes para evitar a así posibles eventos de inundaciones de los cultivos cercanos. Esta práctica limitaba muy severamente la anchura del cauce y provocaba la alteración de la topografía y la

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vegetación de las riberas. Además, se registró la presencia de numerosos vertidos de plásticos de agricultura y escombros, en menor medida, en todos los cauces.

En la vegetación destacó la presencia de varios ejemplares jóvenes de álamo blanco (Populus alba) en el arroyo del Legrete en las cercanías del Paraje Natural y una hilera de ejemplares adultos de álamo negro (Populus nigra) en la margen derecha del arroyo del Pilar de la Dehesa en una huerta junto al pueblo de Cartaya.

3.- Subunidad Ambiental XI-3, arroyo del Sorbijo y cañadas de los Hornos y de Mogolla. Esta subunidad ambiental incluye a tres cauces que bordean al oeste el pinar interior sur. Algunos de los cauces son estacionales y prácticamente no llevan agua en verano, aunque por el curso principal el agua discurre todo el año. El estado general de conservación fue deficiente, destacando como problemas de conservación principales la presencia de residuos (plásticos de invernadero) en el cauce y el estrechamiento de la zona de influencia de los arroyos por la presión de las zonas de cultivo adyacentes. La vegetación fue muy similar a la observada en el otro cauce fluvial permanente de Cartaya, el arroyo del Tariquejo. Sin embargo, aparecieron algunas especies que únicamente lo hicieron en esta subunidad de la red hidrográfica de Cartaya. Entre estas destacó el álamo blanco (Populus alba), que apareció a modo de individuos aislados o pequeños grupos en la zona alta del cauce.

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Destacar en la fauna la presencia de la nutria (Lutra lutra) únicamente en la zona de la desembocadura en las marismas del Piedras y la cría del galápago leproso (Mauremys leprosa).

4.- Subunidad Ambiental XI-4, arroyos estacionales del nordeste. Esta subunidad comprendió cuatro cauces menores estacionales situados al noreste del Término en la zona donde los pinares interiores sur y norte se encuentran más próximos. De estos el más importante es el arroyo del Lobo. Los cuatro cauces, que nacen en el pinar interior norte, llegan a unirse antes de alcanzar el pinar interior sur y el Término de Gibraleón. El estado de conservación general de esta zona fue aceptable.

5.- Subunidad Ambiental XI-5, río Piedras. Esta subunidad comprende el cauce del río Piedras desde el embalse hasta el Paraje Natural, zona incluida en la Unidad Ambiental IV ‘marismas mareales del río Piedras’. En este tramo del río se mezclaban especies halófitas, principalmente de marisma media y alta, con especies glicófitas, como Phragmites australis o Typha sp. Esta vegetación se internaba por los barrancos del pinar interior norte sobre pizarras, donde aparecía mezclada con especies propias del matorral mediterráneo como el lentisco (Pistacea lentiscus). En las zonas más elevadas de las riberas eran frecuentes los acebuches (Olea europaea) y en menor medida los alcornoques (Quercus suber). En general el estado de conservación de la vegetación era bueno. Se detectó la presencia de pastoreo en las riberas, así como vertidos de escombros y basuras, incluyendo varios coches abandonados. Gran parte de las riberas aparecían invadidas por el neófita sudamericano Spartina densiflora. Debido a estos problemas de conservación el estado general de conservación de esta subunidad fue muy deficiente.

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6.- Subunidad Ambiental XI-6, cañadas de los Tejares y del Corchito. Esta subunidad se sitúa al suroeste del Término Municipal de Cartaya e incluye a dos cañadas que desembocan próximas en las marismas del Piedras después de discurrir desde las inmediaciones del pinar interior sur por zonas cultivadas. La zona de esta subunidad más conservada fue la desembocadura de la cañada del Corchito en las marismas del Piedras. En esta zona se registró un bosquete de álamo negro (Populus nigra). En la riberas aparecían especies de matorral mediterráneo noble, como el lentisco (Pistacea lentiscus) y el mirto o arrayán (Mirtus communis), acompañando a la vegetación propia de zonas húmedas. Aún así, parte de las riberas aparecían ocupadas por los campos de cultivos adyacentes y la zona sufría una invasión importante de Eucalyptus camaldulensis. El estado de conservación general de esta subunidad fue muy deficiente, debido a la ocupación de las riberas por zonas de cultivos y la excavación artificial de los cauces que provocaba su encajonamiento. En la desembocadura de la cañada de los Tejares la ocupación de la ribera se llevó a cabo por una edificación y un corral para ganado en una zona claramente inundable. También se registraron vertidos puntuales de escombros.

5.3.3.- Fauna asociada a la red fluvial de Cartaya y sus riberas.

Como se expuso en la introducción de este capítulo, los ríos constituyen ecosistemas complejos que pueden albergar gran variedad de especies y son, por tanto, soporte de una compleja red de relaciones ecológicas. Ignorar esta realidad y considerar únicamente al río como un canal que transporta una corriente de agua es una visión parcial y reduccionista de una realidad fluvial mucho más compleja que la meramente hidráulica (Argüelles et al. 2002). La importancia de los ríos y riberas para la fauna es indiscutible, como hábitat y refugio de

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multitud de especies, siempre y cuando posean un buen estado de conservación. Estos sistemas cobran mayor importancia si cabe en las zonas cultivadas, donde podrían actuar como refugio y corredores para la fauna aumentando la conectividad entre diferentes hábitats y áreas forestales cercanas, como los pinares norte y sur del Término Municipal de Cartaya.

Nuestros muestreos han puesto de manifiesto como existe una gran cantidad de especies animales asociadas a los cauces del Término Municipal de Cartaya, utilizando los cursos de agua y su vegetación asociada de diferente forma: como refugio, zona de alimentación, bebedero, lugar de reproducción y/o como corredor de desplazamiento. En este sentido, se pueden diferenciar especies que realmente necesitan el agua y las que se encuentran allí favorecidas por el tipo de vegetación asociada. Además, por sus condiciones microclimáticas particulares (áreas más húmedas y frescas que su entorno) constituyen unos excelentes corredores ecológicos que permiten la penetración de una fauna y flora procedente de zonas más oceánicas y montanas hacia espacios más áridos y esteparios (Sterling 1996; Mujica et al. 2002). La alteración y pérdida de los medios acuáticos constituye, además, una de las principales causas de desaparición para los anfibios, especies muy sensibles a los cambios y transformaciones del medio.

El río Piedras (Subunidad Ambiental XI-5) constituye sin duda el principal cauce fluvial del Término Municipal de Cartaya. En su lecho alberga una elevada riqueza de especies, fundamentalmente aves, gracias a la formación de marismas de carácter mareal en su desembocadura. Durante la pleamar, abundantes limícolas de las Marismas del Piedras desplazan aguas arriba sus zonas de alimentación. Se concentran también en las balsas de cultivos acuícolas, donde se reproducen varias especies (véase el capítulo correspondiente a las marismas mareales). Encontramos varias especies de fauna vertebrada amenazada que se distribuyen a lo largo del cauce del río Piedras y sus marismas. Entre estos destacan el águila

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pescadora (Pandion haliaetus), el aguilucho lagunero (Circus aeruginosus) y la nutría paleártica (Lutra lutra). Se encontraron numerosos rastros de huellas y excrementos en la cabecera del río Piedras y sus afluentes, cerca del embalse. Existe una densidad alta, con 5.6 excrementos por km de cauce recorrido en la parte alta del río Piedras cercana a la salida del embalse. La mayor parte de estos contenían restos de cangrejo rojo y en algunas ocasiones se encontraron huesos de anfibios, conchas de pequeños gasterópodos, semillas y restos de insectos. También hace acto de presencia el galápago leproso (Mauremys leprosa) en algunas pozas del tramo cercano a la presa, donde se encuentra bien representado. El arroyo del Tariquejo (Subunidad Ambiental XI-1), junto con el río Piedras, es el único curso de agua que mantiene agua durante todo el año, lo cual le confiere una importancia especial en Cartaya. Además, comunica el extremo norte de las Marismas del Piedras con el pinar interior norte. En su lecho nidifican de forma exclusiva en la zona algunas especies como el chorlitejo chico (Actitis hypoleucos) y la lavandera blanca (Motacilla alba). Encontramos también lavanderas cascadeñas, otra ave ribereña. Esta especie es migradora parcial, efectuando movimientos en otoño e invierno. El talud formado por el río es utilizado por gran número de abejarucos (Merops apiaster) para el establecimiento de sus nidos. Por su cauce campea la nutria paleártica (Lutra lutra), encontrando abundantes rastros de huellas y excrementos desde su desembocadura en el Piedras hasta las canteras situadas al norte del Término Municipal. Para ver la abundancia y distribución, se recogieron excrementos a lo largo de su curso, método ampliamente utilizado para constatar la presencia y estado de las poblaciones de este carnívoro. Se obtuvo un promedio de 1,3 excrementos por km en el arrroyo del Tariquejo. La abundancia de huellas fue muy superior en el arroyo de Cañada Dos Hermanos (afluente del arroyo del Tariquejo incluido en el pinar interior norte), encontrando 7 excrementos en 1 km, indicando una abundancia relativamente alta para la especie en Cartaya. También se encontraron numerosas huellas de meloncillo. Dentro de los

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reptiles se detectó la presencia de galápagos leprosos (Mauremys leprosa) soleándose en la orilla y criando en arroyos estacionales. Los cauces que discurren en su mayor parte por zonas de cultivos (Subunidades Ambientales XI-2 y 3) se encontraban en un peor estado de conservación desde el punto de vista de la fauna, mostrando zonas con una vegetación de ribera bastante degradada y perdiendo su potencial función de corredor y refugio para la fauna. Existían algunas manchas de vegetación palustre formada por tarajes y eneas en la Cañada de los Hornos y el arroyo del Sorbijo (Subunidad Ambiental XI-3) donde nidifican y crían ciertas especies que poseen mucha querencia hacia estas formaciones vegetales y que no se encuentran en otros hábitats existentes en Cartaya. Los abrevaderos, fuentes y pilones de la matriz agrícola suponen importantes núcleos para la presencia y reproducción de los anfibios. El Pilar de la Dehesa constituye uno de los puntos importantes para este grupo. Además, se detectó la cría del galápago leproso en algunas zonas con vegetación bien conservada de estos arroyos.

5.3.3.1.- Avifauna asociada a la red fluvial de Cartaya y sus riberas.

Además de especies más estrechamente ligadas a los cursos de agua como la lavandera cascadeña o el andarrio chico, describimos a continuación otras especies que se encontraban favorecidas o con algún grado de querencia hacia estos medios. Además de las citadas, existen un elevado número de aves presentes en la zona que utilizan en mayor o menor medida y se encuentran favorecidas por la existencia de cursos de agua con un estado de conservación adecuado. Entre las aves ligadas a la existencia de cursos de agua encontramos a la lavandera cascadeña (Motacilla cinerea) que tolera cierta contaminación del agua pero es más sensible a la desaparición de la vegetación de ribera.

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El andarrío chico (Actitis hypoleucos) presenta un patrón de distribución asociado a la presencia de ríos y embalses. La transformación en terrenos agrícolas de las márgenes de los cursos de agua, ocupados previamente por playazos y vegetación riparia, y las explotaciones de áridos que invaden con frecuencia el propio cauce, causan también graves impactos sobre esta especie (Hagemeijer & Blair 1997). El chorlitejo chico (Charadrius dubius) se reproduce en distintos hábitats interiores, fundamentalmente en las orillas de ríos con guijarros y piedras (Martí & Del Moral 2003). Estos hábitats se encuentran bien representados en la zona de estudio, localizados en algunos tramos bajos del arroyo del Tariquejo (donde se constató la cría de dicha especie) y en el río Piedras. La distribución de la golondrina dáurica (Hirundo daurica) también se encontró ligada a la cercanía de valles fluviales y arroyos, detectando varios nidos bajo puentes de la zona agrícola. Es una especie amenazada incluida en el libro rojo de los vertebrados de Andalucía. En las manchas de tarajes, carrizos y eneas de la parte baja de la cañada de los Hornos (tramo bajo del arroyo del Sorbijo) destacó la presencia del carricero tordal (Acrocephalus arundinaceus). También se detectó al carricero común (Acrocephalus scirpaceus) en la vegetación palustre del tramo bajo del arroyo del Sorbijo. Otras especies (ya citadas en otros capítulos) asociadas a estos medios fueron el ruiseñor bastardo (Cettia cetti), el ruiseñor común (Luscinia megarhynchos), el chochín (Troglodytes troglodytes) y la oropéndola (Oriolus oriolus). Estas especies ocupaban los márgenes de los ríos, canales y acequias con vegetación enmarañada de zarzas, juncos, carrizos, eneas y tarajes. En el caso de la oropéndola, ocupó preferentemente zonas arboladas frondosas y bien desarrolladas de los sotos ribereños y bosques en galería. También se observaron mayores densidades de algunas especies como currucas y petirrojos en sotos ribereños con sotobosque abundante.

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5.3.3.2.- Otros vertebrados asociados la red fluvial de Cartaya y sus riberas.

La culebra de escalera (Elaphe scalaris), aunque es una especie que ocupa todo tipo de hábitats en ambientes mediterráneos de matorral y borde de bosque, en zonas de vocación agrícola, es típico habitante de los sotos ribereños, pues precisa de cierta cobertura vegetal y de lugares relativamente húmedos (Pleguezuelos et al. 2002). Otras especies presentes en la zona que utilizaban frecuentemente los cauces fluviales para sus desplazamientos fueron el meloncillo (Herpestes ichneumon), el turón (Mustela putorius) y la nutria paleártica (Lutra lutra). La nutria se distribuyó principalmente por el río, embalse y marismas del Piedras, además del arroyo del Tariquejo y afluentes del pinar interior norte. Ocasionalmente, pueden ampliar sus zonas de campeo, realizando incursiones en el pinar sur, a través de sus cauces temporales, y en la matriz agrícola por el tramo bajo del arroyo del Sorbijo. Las mayores densidades se encontraron en los alrededores del embalse y en el tramo alto del río Piedras. En resumen, su área de distribución en el Término Municipal coincide con los arroyos y masas de agua permanentes (embalse, río y marismas del Piedras y arroyo y afluentes del Tariquejo), ampliándose ocasionalmente a cauces temporales conectados a los anteriores y que se adentran en los pinares y zonas agrícolas (tanto sur como norte). Se encontraron huellas de meloncillo en todos los arroyos y cauces del Término Municipal. Su presencia y abundancia está influenciada por la preservación de ambientes húmedos (Palomo & Gisbert 2002). La rata de agua (Arvicola sapidus) es una especie siempre ligada al agua, las orillas de ríos, arroyos y canales de irrigación, siempre que presenten caudales lentos y niveles constantes. También se encuentran en charcas, lagunas y marismas (Junta de Andalucía

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2001). Es una especie vulnerable según la UICN que se detectó en el canal del Piedras, arroyo del Tariquejo y en las orillas de algunos arroyos de la matriz de cultivos, como el arroyo de Mogoya. No se realizaron muestreos específicos para peces. No obstante, se detectaron anguilas (Anguilla anguilla) escondidas bajo piedras en el arroyo del Sorbijo, a su paso por la matriz de cultivos. Esta especie piscícola incluida en el libro rojo de los vertebrados amenazados de Andalucía bajo la categoría de amenaza de “riesgo menor: casi amenazada de extinción”. Las principales amenazas sobre sus poblaciones son: regulación de los cauces fluviales, construcción de presas y sobreexplotación del estadio de angula. Por último, citar al grupo de los anfibios (ver tabla adjunta) como el grupo con mayor vulnerabilidad y querencia por los cauces de agua, ya que dependen de los medios acuáticos para su reproducción. Los ambientes acuáticos donde se reproducen son principalmente estacionales, como charcas, pozos, lagunas, y cursos de agua temporales o zonas de corriente lenta.

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Vertebrados asociados a los cursos de agua y sus riberas en el Término Municipal de Cartaya. Las especies protegidas se marcan en negrita. ESPECIE TIPO DE CATEGORÍA DE GRUPO ASOCIACIÓN PROTECCIÓN Lavandera cascadeña Aves Hábitat No amenazada 1 (Motacilla cinerea) Andarríos chico Hábitat No amenazada Aves 2 (Actitis hypoleucos) Chorlitejo chico Reproducción Datos insuficientes 3 Aves (Charadrius dubius) Golondrina dáurica Hábitat Datos insuficientes 4 Aves (Hirundo daurica) Carricero tordal Hábitat No amenazada Aves 5 (Acrocephalus arundinaceus) Carricero común Hábitat No amenazada Aves 6 (Acrocephalus scirpaceus) Ruiseñor bastardo Hábitat No amenazada Aves 7 (Cettia cetti) Ruiseñor común Hábitat No amenazada Aves 8 (Luscinia megarhynchos) Zarcero común Hábitat No amenazada Aves 9 (Hippolais polyglotta) Chochín Hábitat No amenazada Aves 10 (Troglodytes troglodytes) Oropéndola Hábitat No amenazada Aves 11 (Oriolus oriolus) Abejaruco Nidificación No amenazada Aves 12 (Merops apiaster) Aguilucho lagunero Hábitat En peligro de 13 Aves (Circus aeruginosus) extinción Águila pescadora Hábitat En peligro crítico 14 Aves (Pandion haliaetus)

1 2 3 4 5

1

Meloncillo (Herpestes ichneumon) Erizo común (Erinaceus europaeus) Turón (Mustela putoris) Nutria (Lutra lutra) Rata de agua (Arvicola sapidus) Culebra de escalera (Elaphe scalaris)

Mamíferos Mamíferos Mamíferos Mamíferos Mamíferos

Ofidios

Corredor

No amenazada

Refugio

No amenazada

Corredor

No amenazada

Hábitat

Vulnerable a la extinción Vulnerable a la extinción

Hábitat

Refugio

No amenazada

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2

1 2 3 4 5 6

Galápago leproso (Mauremys leprosa) Ranita meridional (Hyla meridionalis) Rana común (Rana perezi) Sapo de espuelas (Pelobater cultripes) Tritón pigmeo (Triturus pigmaeus) Gallipato (Pleurodeles waltl) Sapo partero ibérico (Alytes cisternasii)

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XX

Anfibios Anfibios Anfibios Anfibios Anfibios Anfibios

Reproducción

xxxx

Reproducción, hábitat Hábitat

Casi amenazado Preocupación menor

Reproducción

Casi amenazado

Reproducción

Vulnerable

Reproducción

Casi amenazado

Reproducción

Casi amenazado

5.3.4.- Usos antrópicos asociados a la red fluvial de Cartaya y sus riberas.

El conocimiento de los usos que del territorio desarrolla el ser humano es esencial a la hora de una gestión integrada de los ecosistemas. En este apartado destacamos la ocupación por parte de las zonas de cultivos adyacentes a los cursos fluviales a las riberas invadiendo el espacio de uso público (Dominio Público Hidráulico) contemplado en la Ley de Aguas en la mayoría de los tramos estudiados.

5.3.5.- Problemática de la red fluvial de Cartaya y sus riberas.

Los problemas principales para la conservación de la flora, la fauna y los hábitats de la red fluvial de Cartaya y sus riberas detectados en este estudio fueron cuatro:

1.- Invasión por parte de los cultivos de la zona pública (Dominio Público Hidráulico) del cauce. Fue un hecho muy común en las riberas de los cauces fluviales que discurrían por

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la matriz agrícola. Las vallas de delimitación de las fincas de cultivo llegaban hasta la misma orilla de algunos cauces como la cañada de los Hornos, el arroyo del Sorbijo, la cañada de Mogaya, el arroyo del Pozuelo o el arroyo del Pilar de la Dehesa. Esta ocupación provocaba la destrucción total de la vegetación de ribera con el efecto negativo sobre la fauna acompañante.

2.- Contaminación por residuos sólidos (plásticos, escombros y basuras). La acumulación de plásticos fue especialmente abundante en el arroyo del Tariquejo (Subunidad XI-1) y cauces temporales de la matriz de cultivo (Subunidades XI-2 y 3).

3.- Invasión de las riberas por parte de Eucalyptus sp. Se ha detectado en muchos tramos la invasión de las riberas mediante reclutamiento espontáneo de especies de Eucalyptus. Ha sido descrito como las aceites de E. globulus inhiben el crecimiento de hongos acuáticos lo que provoca que las hojas de esta especie permanezcan durante mucho tiempo en el agua sin descomponerse (Canhoto et al. 2002). También ha sido descrito como en los bosques de Eucalyptus en California la biodiversidad de roedores es menor que en los bosques autóctonos de robles, a pesar de que la biodiversidad vegetal y de otros grupos faunísticos no disminuía (Sax 2002). La invasión de Eucalyptus también podría provocar la bajada de los niveles freáticos perjudicando a especies freatofitas obligadas como los chopos, álamos y sauces, tal y como ha sido descrito en zonas invadidas por Tamarix (Smith et al. 1998).

4.- Alteración del régimen hidráulico. Esta alteración afectó principalmente al río Piedras con la construcción del embalse al noroeste de Cartaya. Esta infraestructura alteró totalmente la hidrodinámica de la zona, afectando directamente al funcionamiento de las

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marismas mareales y sus afluentes. Así, la mayor parte de sedimentos transportados por el río son actualmente quedan retenidos en el embalse y no llegan alas marismas. El aporte de sedimentos por los cauces fluviales es esencial para el mantenimiento de las marismas mareales en un contexto de aumento generalizado del nivel del mar como el que nos afecta.

Finalmente, comentar la posibilidad, no cuantificada en este estudio, de contaminación de aguas superficiales y subterráneas con biocidas y otros productos químicos como fertilizantes. Éstos suponen la contaminación química de los suelos, charcas y arroyos y la desaparición o rarefacción de las especies más sensibles de anfibios y reptiles (Junta de Andalucía 2001). Las charcas y pozas temporales poseen gran importancia como lugares de reproducción para algunas especies de anfibios como el sapo corredor (Bufo calamita) o el sapo partero ibérico (Alytes cisternasii). Deberían impulsarse estudios científicos en este sentido para cuantificar sobre el terreno esta posible problemática y desarrollar las medidas correctoras oportunas.

5.3.6.- Medidas de gestión ambiental recomendadas en la red fluvial de Cartaya y sus riberas.

En vista de los análisis de la vegetación, la flora, la fauna y ante la problemática de conservación acompañante se recomiendan nueve medidas en la gestión ambiental en la red fluvial de Cartaya y sus riberas:

1.- Deslinde y restauración de la zona de Dominio Público Hidráulico en los principales cauces fluviales de Cartaya. Esta zona queda definida en la Ley de Aguas a cinco metros desde el máximo de las crecidas en los diez últimos años. Con esta única medida se

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aseguraría la conservación de la vegetación de las riberas de Cartaya y con ella la conservación y mejora de su fauna. Además, generaría una red de corredores ecológicos para la fauna y la flora que unirían zonas de alta calidad ambiental en Cartaya, como bosques de pinares y marismas mareales, a través de la matriz agrícola. En la mayor parte de los casos la zona de Dominio Público Hidráulico está ocupada por zonas de cultivos adyacentes.

Una vez deslindada la zona y eliminada la vegetación

de los cultivos deberá plantarse vegetación autóctona apropiada para impedir la erosión de los márgenes del cauce y favorecer la recuperación de la vegetación y la fauna silvestre que gradualmente se dará sin la participación antrópica.

3.- Limpieza periódica de los cauces fluviales y sus riberas para la recogida de plásticos derivados de la agricultura y otros residuos como escombros.

4.- Eliminación de los ejemplares de Eucalyptus que crecen junto a los cauces fluviales para facilitar el crecimiento de vegetación autóctona. En los casos que se trate de la eliminación de ejemplares de gran tamaño deberá chequearse que no estén siendo utilizados por aves para la nidificación, ya que diferentes rapaces protegidas los utilizan en este sentido. Tras la eliminación de estas especies invasoras deberá plantarse vegetación autóctona para impedir la erosión de los márgenes. El Plan Director de Riberas de Andalucía (Junta de Andalucía 2003) apunta, entre las actuaciones principales de restauración de riberas, a la eliminación de especies exóticas y su sustitución por especies autóctonas.

5.- Educación ambiental e instalación de cartelería de interpretación medioambiental. Esta medida de educación ambiental debe llevarse a cabo en todas las subunidades, con el

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objetivo de acercar a los habitantes de Cartaya a los valores naturales de las riberas y educarlos en pro de su conservación y apreciación positiva. Además, cualquier actividad de restauración y/o mejora de las riberas de Cartaya deberá ir acompañada de la participación de los grupos sociales implicados (Ej. agricultores) y la instalación de cartelería de interpretación medioambiental donde se expliquen las labores de conservación desarrolladas para hacer al ciudadano partícipe de ellas, lo que promoverá que las respete. En este sentido el Plan Director de Riberas de Andalucía (Junta de Andalucía 2003) apunta hacia la creación de una Nueva Cultura del Agua que considere a los ríos y humedales como cuerpos vivos, complejos y dinámicos y no simples colectores y conductores del agua.

6.- Creación de la Reserva Natural Municipal ‘Arroyo del Tariquejo y afluentes’. Debido al alto valor ecológico de la zona, se recomienda al Ayuntamiento de Cartaya la creación, en el marco de la Agenda 21 local, de una Reserva Natural Municipal a lo largo del arroyo del Tariquejo sus afluentes. En esta zona es abundante la nutria paleártica, entre otras especies protegidas de fauna. Además, se trata del único cauce fluvial permanente y su regulado de Cartaya. Con la creación de esta Reserva Natural Municipal se fomentaría la conservación de los hábitats asociados a los cauces fluviales tan importante en zonas bajo clima Mediterráneo como Cartaya, los cuales suelen estar muy alterados y degradados. Esta zona debería incluir la cuenca de drenaje del arroyo del Tariquejo y sus afluentes. Con esta medida se aseguraría la conexión entre los dos grandes núcleos del pinar interior norte que actualmente aparecen fragmentados parcialmente. Esta acción podría desarrollarse en coordinación con el Ayuntamiento de Villanueva de los Castillejos por donde discurre el arroyo del Tariquejo antes de llegar a Cartaya. De esta manera se aseguraría la conservación de la totalidad de su cauce. En las actuaciones

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comprendidas en la creación de esta reserva natural debería afrontarse la restauración activa de las zonas más degradas e ir en paralelo con la potenciación de usos turísticos y recreativos sostenibles relacionados con dicho cauce fluvial. En este sentido el Plan Director de Riberas de Andalucía (Junta de Andalucía 2003) apunta hacia la creación de ‘ríos indultados’ como cauces fluviales de alto valor ambiental en los que no se permitan actuaciones que perturben su funcionalidad.

7.- Creación de la Reserva Natural Municipal ‘Cañadas de los Tejares y Corchito’. El valor principal de esta zona de protección es que sirve como nexo de unión entre el pinar – sabinar costero y el pinar interior sur y las marismas mareales del río Piedras. Ambos ecosistemas presentan un valor ecológico y socio-económico muy elevado pero se encuentran separados por zonas agrícolas poco conservadas y vías de comunicación que constituyen barreras importantes para el movimiento de la flora y la fauna. No son pocas las especies que se verían favorecidas por una comunicación fluida y dinámica de los pinares y la marisma. Esta Reserva Natural Municipal debería englobar a la cuenca de drenaje de ambos arroyos temporales. En esta zona se llevaría a cabo la restauración de las riberas degradas, la conservación y creación de setos naturales con especies autóctonas en las zonas de cultivo y la permeabilización de infraestructuras entre otras actuaciones en pro de la mejora de la conectividad ecológica.

8.- Creación de la Reserva Natural Municipal ‘cañadas del noreste’. El valor principal de esta zona de protección es el actuar como corredor ecológico entre el pinar interior sur y el pinar interior norte que actualmente aparecen fragmentados por zonas de cultivos intensivos y vías de comunicación. Esta Reserva Natural Municipal debería extenderse por la cuenca de drenaje de los arroyos temporales de la zona. En este área se llevaría a cabo la restauración de

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las riberas degradas, la conservación y creación de setos naturales con especies autóctonas en las zonas de cultivo y la permeabilización de infraestructuras entre otras actuaciones en pro de la mejora de la conectividad ecológica.

Hábitats como los arroyos seleccionados para la creación de las tres Reservas Naturales Municipales de la red fluvial de Cartaya (ríos mediterráneos con caudal intermitente) están incluidos como hábitats naturales de interés comunitario para cuya conservación es necesario designar zonas especiales de conservación según la Directiva de Hábitat de la Unión Europea (1992). Además, el Plan Forestal Andaluz establece la necesidad de conservar y proteger las riberas y el Plan de Medio Ambiente promueve la recuperación de riberas degradadas con el objetivo de potenciar su uso público. 9.- Evitar actuaciones que fragmenten los cauces fluviales y sus riberas, como nuevas presas o embalses. Dado el carácter lineal de los cauces fluviales, éstos son muy sensibles a actuaciones que puedan disminuir la conectividad del territorio en sus inmediaciones. Por esto deben evitarse actuaciones como la construcción de presas u otras infraestructuras en los cauces o sus cercanías, ya que podrían impedir o alterar el desplazamiento de especies vegetales y animales como la anguila, presente en la zona.

Para el diseño y puesta en marcha de estas acciones de gestión de la red fluvial y sus riberas el Ayuntamiento de Cartaya debería trabajar junto con la Confederación Hidrográfica del Guadiana de la cual depende directamente la gestión de los cauces fluviales situados en Cartaya.

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5.4. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES

Tal y como se ha expuesto en la introducción de este capítulo, los ecosistemas de riberas fluviales poseen un gran valor medio ambiental, dada la distribución limitada de los cauces fluviales y la especificidad de las comunidades vegetales y animales que albergan. En Cartaya, estas comunidades son integradas por algunas especies animales protegidas como la nutria paleártica, la rata de agua, la anguila, el águila pescadora o diferentes anfibios dependientes de la zona húmedas. Entre las especies vegetales aparecen algunas que tan solo lo hacen asociadas a los cauces fluviales como es el caso de la leguminosa Dorycnium rectum, especie poco abundante en Andalucía occidental El Término Municipal de Cartaya cuenta con una tupida red fluvial a lo largo de todo su territorio. Estas riberas recorren normalmente el territorio de norte a sur desde las masas de pinares hasta las marismas del Piedras. En su recorrido los cauces fluviales de Cartaya atraviesan, además de las zonas de pinares, la matriz agrícola. El carácter lineal de los cauces fluviales y sus riberas les confieren una de las características más importantes para funcionar como corredores ecológicos uniendo a través de una matriz de calidad ambiental baja (los cultivos en este caso) zonas de alto valor ambiental (los pinares y las marismas mareales). En este sentido se recomienda la creación de dos Reservas Naturales Municipales que actuarían a modo de corredores ecológicos: la primera situada al sur del Término en las cañadas de Tejares y el Corchito para unir el pinar -sabinar costero y el pinar interior sur con las marismas mareales, y la segunda al noreste del Término para unir el pinar interior sur con el pinar interior norte. En esta red de cauces y riberas el arroyo del Tariquejo, único curso de agua permanente no regulado de Cartaya, y sus afluentes constituyen una zona de especial importancia tanto por las especies que alberga como por su localización. Se sitúa entre el

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núcleo mayor del pinar interior norte y la matriz de cultivo, actuando como una barrera a posibles efectos negativos que las explotaciones agrícolas pudieran ejercer sobre el pinar. Además, une las dehesas y pinares de las primeras estribaciones de la sierra onubense, en el Término Municipal de Villanueva de los Castillejos, con la zona costera. Por todo esto se ha recomendado la creación de una Reserva Natural Municipal que incluya al arroyo del Tariquejo, y sus afluentes, así como la cuenda de drenaje de los mismos. Además del arroyo del Tariquejo aparecen en Cartaya otros cauces fluviales temporales que atraviesan la matriz de cultivos y que en general muestran un estado deficiente de conservación debido principalmente a la ocupación de la zona de Dominio Público Hidráulico (DPH) por parte de los cultivos adyacentes. Esta ocupación lleva consigo la destrucción de la vegetación y la eliminación de la fauna acompañante. En este sentido se recomienda el deslinde de todos los cauces en cumplimiento de la Ley de Aguas y los 5 metros que establece la misma a cada lado de los cauces desde el máximo de inundación media en los últimos diez años. Tras su delimitación las riberas deberán ser restauradas para facilitar el asentamiento de la vegetación autóctona y la eliminación de especies invasoras como los Eucalyptus. Con estas medidas se consolidarían los cauces fluviales de Cartaya como corredores ecológicos y se aumentaría de manera importante los espacios de calidad ambiental alta en el seno de la matriz agrícola, mejorando en general la calidad ambiental de Cartaya. En el Plan Director de Riberas de Andalucía (Junta de Andalucía 2003) se establece el deslinde del DPH como la primera medida de actuación en pro de la restauración de riberas degradadas especialmente en los tramos bajos y en los situados aguas debajo de los embalses. El estado deficiente de conservación, en general, de la vegetación de las riberas de Cartaya recogido en este estudio coincide con los datos aportados en el Plan Director de Riberas de Andalucía (Junta de Andalucía 2003). Este documento analiza diez puntos de muestreo en el Término en los arroyos del Tariquejo (2 puntos), el Sorbijo (5 puntos) y el río

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Piedras (3 puntos). Tan solo en el tramo alto del arroyo del Sorbijo se registra un estado de la vegetación bueno, mientras que todos los demás puntos muestran un estado de conservación de la vegetación malo, excepto el localizado junto a la desembocadura del arroyo del Tariquejo que mostraba un estado ‘regular’. Como hemos comentado anteriormente el carácter lineal de los cauces fluviales favorece que éstos actúen como corredores ecológicos para la flora y la fauna, pero a la vez los hace más sensibles a la fragmentación del territorio. Esta fragilidad frente a los procesos de pérdida de conectividad debe llevarnos a evitar cualquier tipo de actuación que influya en este sentido, como podría ser la construcción de presas o embalses que impidan la libre circulación de animales y plantas a lo largo del cauce y sus riberas. La fragmentación de los cauces fluviales y sus riberas podría provocar el aislamiento reproductivo de poblaciones animales y vegetales, acarreando problemas de conservación a medio y largo plazo, que afectarían sobre todo a poblaciones de pequeño tamaño, debido a problemas de autocruzamiento o “inbreeding”. Es importante destacar la ausencia generalizada de árboles propios del bosque de ribera pertenecientes a los géneros Populus y Salix en las riberas de la red fluvial de Cartaya. Con los datos recogidos en este estudio no estamos en disposición de adelantar la/s causa/s de esta ausencia por lo que son necesarios estudios más detallados para dilucidar este aspecto. Sin embargo, es posible adelantar algunas hipótesis de trabajo: (1) en algunas zonas cercanas a las marismas mareales una salinidad relativamente elevada podría estar limitando la presencia de especies como Populus alba (Mesleard et al. 1991). La presencia abundante de Tamarix podría apuntar hacia una salinidad algo elevada en el cauce, aunque otras especies como Typha sp. indicarían que la salinidad no llegaría a ser muy elevada al menos durante gran parte del año. Las especies de Typha necesitan salinidades menores de 10 g/l tanto para la germinación y el crecimiento de las plántulas (Lombardi et al. 1997) como para el

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mantenimiento de los individuos adultos (Glenn et al. 1995); (2) También sería posible que la ausencia de especies arbóreas en las orillas del arroyo del Tariquejo y otros cauces fluviales en Cartaya esté influenciada por una posible sobre-explotación del acuífero que limitaría la implantación de especies freatofitas obligadas. Se ha descrito como el taraje (género Tamarix) puede llegar a dominar sobre álamos y chopos (género Populus) y sauces (género Salix) debido a su mayor tolerancia de la sequía y la salinidad, así como por tratarse de una freatofita facultativa (vegetal dependiente del agua del nivel freático) en contraposición a las especies arbóreas que son freatofitas obligadas (Smith et al. 1998). Además, las plantas de Tamarix muestran niveles de transpiración muy elevados que también podrían estar conduciendo a la bajada del nivel freático afectando negativamente a otras especies dependientes de él (Smith et al. 1998); (3) Finalmente, la ausencia de árboles en las riberas podría derivarse de actuaciones de tala y quema de las mismas a las que los árboles de los géneros Populus y Salix son más sensibles que los tarajes (Smith et al. 1998). En las zonas donde el objetivo fuera crear un bosque de ribera con la presencia de especies de los géneros Populus y Salix, la plantación de estas especies, si las condiciones de la matriz abiótica fueran las adecuadas, podría impedir, mediante competencia interespecífica, el crecimiento de especies potencialmente competidoras como Tamarix sp (Sher et al. 2002). Según el Plan Director de Riberas de Andalucía (Junta de Andalucía 2003), al arroyo del Tariquejo le correspondería una vegetación riparia potencial con cuatro bandas: la sauceda (género Salix) más cerca del cauce, a continuación la aliseda (género Alnus), la fresneda (género Fraxinus) y el tamujar (formado por un arbusto espinoso de la familia de las Euforbiáceas, Securinega tinctorea). En el arroyo del Sorbijo y afluentes dado su carácter temporal tan solo aparecerían dos bandas, la fresneda próxima al río y el tamujar. En otros cauces de estacionalidad muy marcada solo aparecería el tamujar. Sería necesario estudios detallados en el campo mediante trasplantes pilotos para comprobar cuales son los

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factores ambientales que limitan la distribución de las especies de Populus, Alnus, Fraxinus y Salix en las riberas de la red fluvial de Cartaya.

CONCLUSIONES:

1. La Unidad Ambiental XI, la red fluvial y las riberas de Cartaya, posee una alta diversidad de especies tanto animales como vegetales y de hábitats exclusivos de esta unidad ambiental. 2.

La red fluvial y las riberas de Cartaya es hábitat de especies protegidas de gran interés ambiental y patrimonial como la nutria paleártica, el águila pescadora, la rata de agua o el tritón pigmeo.

3. En red fluvial y las riberas de Cartaya se distinguen según su la localización, vegetación y fauna 7 subunidades ambientales. 4. En general, el estado de conservación de la red fluvial de Cartaya y sus riberas es deficiente, presentando la vegetación un estado de conservación malo. Destaca la ausencia generalizada de especies arbóreas típicas del bosque de ribera. 5. Los principales problemas de conservación que afectan la red fluvial de Cartaya y sus riberas son ocupación del Dominio Público Hidráulico por los cultivos adyacentes, la invasión de Eucalyptus, la alteración del régimen hidráulico y la contaminación con residuos sólidos (plásticos de agricultura). 6. La introducción de especies vegetales exóticas, el deterioro de la morfología dunar, el vertido de escombros y su fragmentación. La mayoría de estos impactos ambientales derivan directa o indirectamente de actividades antrópicas y en este estudio se plantean medidas de gestión medio ambiental integrada para solucionarlos en la medida de lo posible.

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6.- DISCUSIÓN GENERAL

El turismo actualmente empieza a estar desengañado de las zonas costeras masificadas alejadas de todo atractivo natural, al haber triunfado la Hipótesis de la Biofilia en nuestra sociedad. En un futuro próximo, en forma generalizada, los turistas y visitantes desearán estar en un medio natural, inmersos en la Naturaleza; este hecho ya aparece en forma clara, frente a la vivencia de enclaves turísticos masificados y artificializados en grado extremo. Por ello, la conservación del patrimonio natural de Cartaya, hermoso y biodiverso, único en gran medida en el sur de la Península Ibérica debido a sus peculiaridades y extensión, compatibilizado con la optimización de su uso público, incluso incluyendo todo el periodo anual, debería ser la meta a lograr. Esta aplicación científica emanada de la sensibilidad ecológica del Ayuntamiento de Cartaya y planteada desde la óptica más progresista de la sostenibilidad, realizada con potentes herramientas ecológicas de diagnóstico, está permitiendo generar planteamientos de desarrollo, uso y conservación acordes con el mantenimiento de nuestros valores naturales en el marco de la Agenda 21. En este primer Informe Parcial se establecen las bases para el estudio de los ecosistemas del Término Municipal de Cartaya, identificándose en él un total de 14 unidades ambientales. Además, dos de ellas, la playa el cordón litoral son analizadas en profundidad. El estudio detallado de estas zonas, desde los puntos de vista de la vegetación, la geomorfología, los usos antrópicos y la fauna, indica que ambas poseen una alta heterogeneidad ambiental. Esta característica, aunque todavía con datos preliminares, parece ser una propiedad extensible a la totalidad del Término Municipal de Cartaya. En él, aparecen ecosistemas muy diversos bajo una influencia antrópica elevada, la cual habría contribuido y estaría contribuyendo a aumentar la diversidad de ecosistemas y de hábitats dentro de estos.

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El cordón litoral y la playa poseen una gran importancia dentro d ela oferta turística y recreativa de Cartaya, ya

la vez son ecosistemas que poseen valores ambientales muy

destacados, los cuales deberían ponerse en valor a la vez que se fomenta el respeto y la conservación de los mismos. Ambas unidades ambientales forman una zona de transición entre el medio marino y las marismas y las zonas interiores, donde destacan las formaciones boscosas de pinares y pinar – sabinares. Son muchas las especies vegetales y animales que habitan en estas zonas interiores y en la franja costera, por lo que estas zonas deben estar necesariamente comunicadas. La fragmentación, provocada principalmente por la carretera provincial que corre paralela a la costa es un obstáculo importante para animales como el camaleón común. Además, la gestión de la zona costera más externa se realiza y se ha realizado históricamente sin tener en cuenta sus relaciones con los bosques interiores. Debemos cambiar esta forma de pensar y gestionar el territorio. Es esencial el mantenimiento y la potenciación de conexiones entre la playa y la zona de dunas costeras con los pinares costeros adyacentes. Sin embargo, en los últimos años la destrucción de estos pinares para instalación de zonas residenciales y turísticas ha provocado y sigue provocando la separación entre los pinares y la costa. En el sentido de restaurar esta conexión se plantea en este Informe la creación de una Reserva Natural Municipal que se extienda en la zona más occidental del cordón litoral, la playa y el pinar – sabinar costero, a lo largo y ancho de la cuenca del Arroyo del Pino. En el marco de esta estrategia de conservación debería reducirse el efecto de fragmentación creado por la carretera costera que atravesaría la reserva mediante la instalación de pasos de fauna. Además, cualquier vía de comunicación que fuera a construirse nueva en esta (cuenca del Arroyo del Pino) zona debería ir sobre pilares o contar con pasos de fauna adecuados. Por otro lado, en la Reserva Natural Municipal se plantean labores que fomenten la conservación de especies vegetales y animales presentes en la zona y de interés ambiental especial, como el camaleón común, el tomillo carnoso o la clavellina de mar.

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Además, se plantea la posibilidad de introducir especies propias de ecosistemas costeros no presentes en la zona, posiblemente porque fueron eliminadas por el hombre, y que también poseen un interés ecológico elevado. Entre estas destacan el enebro marítimo y la camarina. Entre todas las medidas de gestión ambiental expuestas a lo largo de este Primer Informe queremos destacar aquí la importancia de la educación ambiental. Estamos convencidos de que debe ser un punto clave en la estrategia del Ayuntamiento de Cartaya en pro de la conservación de la Naturaleza. Los ciudadanos de Cartaya y sus visitantes deben conocer los recursos naturales que les ofrecen sus ecosistemas y cómo estos funcionan, solo así podrán respetarlos. En este sentido proponemos la creación de un servicio de guardas del cordón litoral con funciones mixtas de ecuación ambiental, la instalación de cartelería didáctica e informativa y la creación un centro de interpretación de la naturaleza junto a la Reserva Natural Municipal. Estas acciones deberían estar incluidas en un programa local de ecuación ambiental que acercase a los ciudadanos de Cartaya y sus visitantes a la Naturaleza. En este sentido deben favorecerse las oportunidades de las visitantes de Cartaya para interaccionar directamente con los diferentes elementos naturales de la zona, ya que ello favorece el nivel de apreciación que poseerán respecto a los paisajes visitados, sobre todo en ecosistemas paisajísticamente no muy llamativos como las dunas costeras o las marismas (Múgica & DeLucio 1996). También es importante destacar la importancia de los ecosistemas costeros analizados, la playa y el cordón litoral de Cartaya, a nivel provincial e incluso regional. Por un lado muestran características singulares que los convierten en lugares únicos en la costa del Golfo de Cádiz. Entre estas características propias de los ecosistemas costeros de Cartaya analizados hasta el momento destacan la presencia de un cordón dunar muy amplio en una ría protegida tras una flecha arenosa como la de El Rompido, en el cual, además, desembocan dos arroyos costeros, como los Arroyos Culata y del Pino. Esta citación ha originado la aparición de

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formaciones vegetales y animales muy singulares, albergando especies protegidas que encuentran en el Término Municipal de Cartaya uno de sus últimos refugios en la costa española. Pero, además, los ecosistemas costeros de Cartaya parecen constituir un nexo de unión muy importante entre las costas onubenses occidental y oriental. En este sentido, las zonas dunares situadas tras la Flecha del Rompido podrían estar actuando: (1) como hábitat para especies de alto valor ecológico, y a la vez (2) como puente de unión entre la costa más meridional de Huelva (Términos Municipales de Punta Umbría, Huelva, Palos de Frontera, Moguer y Almonte) y la más oriental (Términos Municipales de Lepe, Isla Cristina y Ayamonte), salvando así parcialmente la discontinuidad que representaría la boca de la Ría del Piedras. En una visión general e integrada en el territorio vemos como es muy importante no aislar las dunas de Cartaya de las zonas interiores del Término ni de las zonas costeras adyacentes. Las zonas de playa y dunas costeras de Cartaya deben ser un puente que se bifurque en dos direcciones. Por un lado, puente entre el mar y las marismas y los pinares y por otro entre las costas occidental y meridional de Huelva. Para ello deben desarrollarse políticas activas de gestión, puesta en valor y conservación de sus valores naturales. Como hemos comentado anteriormente estos ecosistemas han venido siendo manipulados por el hombre desde tiempos históricos por lo que no debemos asustarnos a la hora de actuar directamente sobre ellos. Eso sí, debemos hacerlo conociendo lo mejor posible cómo funcionan sus ecosistemas y en el marco de una política de desarrollo sostenible real, que legue a las generaciones futuras al menos la misma calidad ambiental de la que disfrutamos actualmente en Cartaya. En el próximo Informe Parcial analizaremos los ecosistemas de la Flecha del Rompido, playa, dunas y marismas, con lo que se completarán los ecosistemas litorales de Cartaya.

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Anexo I - Flora vascular de las marismas del Piedras y la red fluvial y sus riberas en el Término Municipal de Cartaya. A continuación se enumeran por orden alfabético, según el nombre científico, las especies vegetales superiores más relevantes detectadas en las marismas mareales y vera del río Piedras en el Término Municipal de Cartaya, describiendo brevemente algunos aspectos ecológicos, taxonómicos y de distribución.

1. Arundo donax. Conocida popularmente como ‘caña’. Especie sub-cosmopolita, probablemente oriundo de Asia y naturalizado en Europa, perteneciente a la familia Poaceae. Sus tallos alcanzan hasta 5 m de altura. Florece de agosto a abril. Esta especie se ha utilizado en marismas de depuración de aguas residuales (Manios et al. 2002). Se trata de una especie invasora con efectos muy negativos en California donde se intenta eliminar mecánicamente (Boose & Holt 1999). En la isla de Malta aparece en riberas degradadas (Haslam 1997). Por otro lado, esta especie con metabolismo de fijación del carbono C3 muestra tasas de fotosíntesis muy elevadas (Rossa et al. 1998). En cauces mediterráneos similares a los de cartaza la presencia de esta especie en las orillas favorece la presencia de la nutria (Lutra lutra) al servirle como refugio (Prenda & GranadoLorencio 1996). En las marismas mareales coloniza zonas salobres, principalmente al norte del estuario, y en las riberas de Cartaya es bastante frecuente, incluso en las zonas más degradas, apareciendo en todas las subunidades ambientales.

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2. Aster tripolium L. subsp. pannonicus. Especie de la familia Compositae muy poco frecuente en las marismas andaluzas donde habita en la marisma media y alta en el borde de canales de drenaje. Las flores son violáceas y aparecen de octubre a noviembre. Actualmente se está estudiando la inclusión de esta especie en el Catálogo de Flora Silvestre Protegida de la Junta de Andalucía. Su presencia puede verse limitada por la necesidad de afectación mareal (Bernhardt & Koch 2003), así como un exceso de pastoreo (Schroder et al. 2002). Se trata de una especie capaz de soportar salinidades relativamente elevadas con características de halófita, aunque no es capaz de soportar la sequía (Ueda et al. 2003). En las marismas de Cartaya es relativamente frecuente en comparación con estuarios vecinos como el de los ríos Odiel y Tinto, aunque no llega a ser muy abundante en ninguna de sus zonas. La invasión de Spartina densiflora podría poner en riesgo las escasas poblaciones de esta especie ya que ocupa el mismo hábitat. 3. Artemisia caerulescens. Compuesta de tallos erectos de entre 10 y 60 cm, normalmente blanco-tomentosas o glabrescentes. Las hojas son divididas y las flores son amarillentas o rojizas. Florece en noviembre. Es una planta relativamente escasa que se encuentra en las zonas de marisma alta. 4. Arthrocnemum macrostachyum. Especie perenne de la familia Quenopodiáceas, popularmente conocida como ‘almajo’, con tallos crasos y erectos, divididos en segmentos, fotosintéticos en sus extremos, que pueden llegar a más de 1 metro de altura. Hojas ausentes. Es una especie poco vistosa, adaptada a la salinidad, como la gran mayoría de las plantas que aparecen en la marisma. En otoño los tallos suelen tomar una coloración purpúrea. Florece de abril a junio y las flores son poco conspicuas. Las flores, de pequeño tamaño, se agrupan de tres en tres en estructuras piramidales en la base de los segmentos fértiles, apareciendo seis flores por segmento. Aparece en zonas de marisma alta, siendo la colonizadora primaria de las cubetas hipersalinas (Rubio-Casal et al. 2001). Está especie es muy frecuente en la marisma alta de Cartaya. 5. Atriplex halimus. Arbusto de la familia Quenopodiaceas, que puede alcanzar hasta los 2 metros de altura, pertenece la sección Obionopsis del género Atriplex. Con flores unisexuales con cubierta rosada, hojas ovaladas verde glauco y tallos erectos. Florece entre junio y julio. Es una especie muy frecuente hasta el punto de que no es raro encontrarla como ruderal hacia las zonas interiores, aunque sus hábitats más naturales son las marismas y saladares. En las marismas de Cartaya esta especie se suele

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encontrar en las zonas de mayor elevación, ya que no tolera la inundación mareal. También es frecuente encontrarla en el borde de los caminos de cerca de la marisma puesto que tiene bastante facilidad para colonizar las zonas más antropizadas. 6. Cistanche phelypaea. Pertenece a la familia de las Orobancáceas, y como todas las especies de dicha familia, es una planta parásita. Carece de clorofila y vive parasitando a especies arbustivas de la familia Quenopodiáceas. Aunque todas las plantas de la familia Orobancáceas son similares morfológicamente, Cistanche phelypaea es la única que aparece en ecosistemas de marisma. Normalmente aparece en zonas altas de la marisma aunque, en algunas ocasiones se puede observar en zonas medias, si bien no tolera el encharcamiento continuo. Son plantas perennes, con tallos simples, no ramificados, de hasta 70 cm de altura. Las hojas se encuentran imbricadas en el tallo y, como ya hemos dicho anteriormente, carecen de clorofila, por lo que no son verdes (son de colores pálidos). Las flores aparecen entre marzo y abril y adquieren un tono amarillento que sobresale en las tonalidades verdosas de la marisma. Estas tonalidades amarillentas de las flores hacen de Cistanche phelypaea una planta muy llamativa en las marismas de Cartaya, donde es poco frecuente en marismas medias, principalmente. 7. Cotula coronopifolia. Especie perteneciente a la familia compuesta naturalizada en Europa y proveniente del sur de África. Suele colonizar marismas salobres donde florece y fructifica de marzo a junio. Aparece en las marismas del Tinto y en la red fluvial de Cartaya ha sido localizada en el arroyo del Tariquejo junto a su desembocadura. También coloniza marismas salobres con cobertura vegetal escasa. 8. Cynodon dactylon. Gramínea ruderal rizomatosa. Apareció en las márgenes de la mayoría de los arroyos de la red fluvial de Cartaya, así como en las marismas salobres donde llegó a formar praderas. Se suele comportar como ruderal y nitrófila. Es una especie con metabolismo de fijación de carbono C4 relativamente resistente a la sequía bajo clima mediterráneo (Mamolos et al. 2001), siendo capaz de habitar en zonas muy salinas donde su colonización es favorecida por Arthrocnemum macrostachyum (Sadek & Eldarier 1995). 9. Equisetum ramosissimum. Especie sub-cosmopolita frecuente en toda Andalucía occidental (Valdés et al. 1987), conocida popularmente como ‘cola de caballo’. Esporota dos veces al año, de febrero a marzo y de septiembre a noviembre. En las riberas de Cartaya es bastante abundante, alcanzando puntualmente coberturas muy elevadas, como en algunas zonas del arroyo del Tariquejo. También coloniza

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marismas salobres, coincidiendo principalmente con la desembocadura de los diferentes afluentes del río Piedras. 10. Frankenia boissieri. Especie perenne de la familia Frankeniáceas, con tallos erectos, muy ramificados y leñosos en la base. Hojas ovadas con un pecíolo muy corto. Corola rosada o violácea de entre 5 y 6 mm. Florece a inicios del verano y aparece en zonas de marisma alta. En la vera de Cartaya es relativamente frecuente y también aparece en zonas altas de las marismas. Se distribuye en el sur de la península Ibérica, noroeste de África y en las Islas Canarias. 11. Frankenia laevis. Especie muy parecida a la anterior, se diferencia de ella en que los tallos son decumbentes y de tonos grisáceos. Ocupa hábitats parecidas a la anterior. Florece de marzo a noviembre. 12. Frankenia pulverulenta. Anual propia de marismas salobres, donde no suele ser muy abundante, con hojas sub-redondeadas. Florece de marzo a junio. En Cartaya aparece únicamente en sus marismas mareales. 13. Galium palustre. Especie bulbosa de la familia Rubiáceas propia de marismas y herbazales húmedos. En Cartaya aparece principalmente en las marismas en zonas salobres del norte del estuario. 14. Halimione portulacoides. Son matas perennes decumbentes, pertenecientes a la familia Quenopodiáceas. Presentan hojas opuestas lanceoladas (con forma de lanza). Las flores se encuentran en espigas laterales y terminales, son poco vistosas y suelen aparecer entre los meses de mayo

y noviembre . Frecuentes en las marismas

andaluzas y también de las marismas de Cartaya en numerosas subunidades de marisma baja, media y alta. Suele aprovechar la acreción producida por el establecimiento de especies de marisma baja como Spartina maritima para entrar en niveles algo más elevados. También es frecuente observar individuos de esta especie en zonas con escasa influencia mareal (marisma alta) e incluso llega a aparecer en la vera de Cartaya. 15. Inula crithmoides. Arbusto perenne de hasta 100cm de altura, perteneciente a la familia de las compuestas. Es una planta muy peculiar ya que tiene las hojas crasas. Las flores se disponen en capítulos, son amarillas y aparecen entre julio y noviembre . Esta bella planta se encuentra en las zonas de marisma media-alta del Término Municipal de Cartaya donde suele aparecer junto a Aster tripolium aunque llega a ser algo más abundante.

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16. Juncus acutus. Especie perenne con rizomas gruesos y cortos y tallos fotosintéticos, de la familia Juncáceas. Forma clones muy densos. Inflorescencia frecuentemente compacta y parda. Es frecuente en Andalucía occidental (Valdés et al. 1987). En la vera de Cartaya suele aparecer justo por encima del Juncus maritimus y en marismas salobres del norte del estuario. También aparece en la mayor de las lagunas de El Portil y en la vera del Término Municipal de Punta Umbría. En los pinares de Cartaya coloniza las zonas más húmedas de los valles. 17. Juncus maritimus. Esta especie de la familia Juncaceae desarrolla tallos de hasta un metro de altura. Florece de junio a agosto y sus flores son de color verde-amarillentas (Valdés et al. 1987). Se trata de una planta que vive en zonas húmedas. Aparece tanto en la vera, a alturas inferiores al Juncus acutus, como en marismas salobres. 18. Juncus subulatus. Especie propia de zonas húmedas que suele aparecer en los pinares de Cartaya acompañando a otras especies glicófitas como Juncus acutus o diferentes especies del género Carex en las zonas más húmedas y deprimidas. También coloniza marismas salobres y la vera de Cartaya. 19. Limoniastrum monopetalum. Especie perenne propia de marismas altas y zonas de transición entre arenales costeros y marismas mareales. Coloniza la desembocadura del ‘Arroyo Culata’ y las marismas del Piedras, donde es más frecuente en la marisma alta. También aparecer en la vera de Cartaya, siendo la especie de mayor porte. Sus flores violáceas aparecen

entre mayo y julio. Es la especie de marisma mareal

andaluza que alcanza un mayor porte, pudiendo superar los 180 cm de altura, con tallos muy ramificados. Crece en rodales circulares, los cuales crecen en altura en sus zonas centrales. Se distribuye al Oeste del Mar Mediterráneo, tanto en Europa como en África. 20. Limonium algarvense. Plantas perennes pertenecientes a la familia Plumbagináceas. Los tallos no suelen sobrepasar los 60 cm. Las hojas se disponen en la base formando una roseta y poseen forma de lanza. Florece de marzo a octubre y las flores son pequeñas y adquieren tonalidades violáceas. Suelen aparecer en zonas de marisma media-alta. 21. Limonium angustifolium. Plantas perennes pertenecientes a la familia Plumbagináceas. Los tallos son erectos y pueden llegar a alcanzar el metro de altitud. Las hojas se disponen en la base formando una roseta. Son hojas grandes, con forma de lanza (lanceoladas) y persistentes en la antesis. Las flores aparecen en ramas fértiles que se elevan sobre la roseta de hojas. No aparecen ramas estériles. Las flores son pequeñas y

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adquieren tonalidades violáceas. Florece de junio a noviembre . Esta especie encuentra su hábitat adecuado en saladares encharcados. Normalmente pertenecen a las comunidades de marisma media y, con menos frecuencia, se puede observar en marisma media-baja. 22. Limonium diffusum. Especie perenne y glabra de la familia Plumbagináceas. Habita en marismas medias y altas y en arenales costeros libres de la inundación mareal. Los tallos son articulados, de hasta 30 cm y las hojas, en roseta basal, suelen estar ausentes en la antesis. Los pétalos de color rosado – violáceo, aparecen soldaos en un tubo, con un tamaño de entre 3 y 5 mm. Es una especie poco frecuente en las marismas de Cartaya, donde aparece en algunos ganchos arenosos. También aparece en la vera, siendo puntualmente muy abundante. 23. Limonium ferulaceum. Especie perenne y glabra de la familia Plumbagináceas, propia de saladares de marisma media y alta (Valdés et al. 1987). Corola con pétalos soldados de color rosado – amarillento. En la vera de Cartaya es bastante frecuente cerca del borde superior. 24. Limonium ovalifolium. Coloniza marismas salobres y la vera de Cartaya. Florece de junio a septiembre. 25. Mesembryanthemum nodiflorum. Perteneciente a la familia Aizoáceas, es una especie anual que presenta como característica más destacada unas papilas hialinas, cristalinas. Los tallos normalmente son decumbentes, aunque en algunas ocasiones aparecen erguidos. Suelen ser tallos muy ramificados, no suelen sobrepasar los 30 cm y adquieren frecuentemente tonalidades rojizas muy características. Las hojas crasas, pequeñas y nunca superan los 4 cm. Florece entre marzo y julio. Las flores son poco vistosas y tienen los pétalos blancos o amarillentos y más cortos que los sépalos. Estas plantas suelen aparecer en las zonas de marisma alta y se observan con frecuencia en zonas de sustratos arenosos También suele aparecer en suelos arenosos y salinos como los de la vera de Cartaya. 26. Phragmites australis. Especie perenne, rizomatosa, de la familia Poaceae. Tallos de hasta 4 metros de altura y hasta 2 cm de diámetro. Espiguillas pedunculadas, comprimidas lateralmente, con 3-8 flores; la inferior y la superior masculinas o estériles, las demás hermafroditas. Florece de octubre a febrero. Presente en bordes de cursos de agua y lagunas y lugares húmedos (Valdés et al. 1987). Aparece en las orillas de la mayor de las lagunas de El Portil en Punta Umbría. En Cartaya coloniza

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marismas salobres y es frecuente en las riberas de la red fluvial, incluso en zonas alteradas. 27. Polygonum equisetiforme. Especie relativamente frecuente en marismas salobres, comportándose como ruderal en zonas interiores. Florece de mayo a noviembre. En la red fluvial de Cartaya y sus riberas ha sido localizado en las desembocaduras de los arroyos en las marismas del río Piedras y en el interior del Paraje Natural. 28. Polygonum persicaria. Especie anual frecuente en zonas más o menos húmedas. Florece de junio a noviembre en racimos densos terminales y laterales. En Cartaya coloniza marismas salobres y riberas, donde no es muy frecuente. 29. Puccinellia stenophylla. Gramínea clonal de marismas mareales costeras. Tallos de hasta 70 cm de altura que florecen de marzo a julio en panículas piramidales con ramas patentes después de la antesis. Hojas filiformes con haz marcadamente papiloso. Habita en marismas medias. 30. Puccinellia convoluta. Especie común en marismas mareales. Florece de abril a julio en panículas estrechamente cilíndricas con ramas adpresas después de la antesis. En Cartaya suele colonizar marismas medias. 31. Ruppia cirrhosa. Especie rara en estuarios y esteros de marismas mareales en Andalucía occidental. Florece de junio a julio con estigma más estrecho que el ovario y hojas de 0.5 a 1 mm de anchura (Valdés et al. 1987). Coloniza zonas encharcadas permanentemente de los esteros de Cartaya donde es muy poco frecuente. 32. Salicornia ramosissima. Especie anual de la familia Quenopodiáceas, que germina con las primeras lluvias del otoño, florece y fructifica de septiembre a noviembre, muriendo tras la fructificación. No posee hojas y los tallos (fotosintéticos) son crasos y divididos en segmentos. Muestra una alta variabilidad morfológica, y no suele superar los 30 cm de altura. Las flores aparecen en segmentos fértiles en grupos de tres, con forma piramidal. Coloniza las desembocaduras de los arroyos de Culata y del Pino y las vecinas marismas del Piedras, donde coloniza una gran variedad de hábitats desde la marisma baja a la marisma alta. 33. Salsola brevifolia. Arbusto glabro con tallo más o menos glauco y hojas alternas y escamosas, crasas. Florece durante el verano. Es abundante en zonas de marisma alta y a lo largo de la vera. 34. Salsola vermiculata. Arbusto relativamente frecuente en zonas de marisma alta. Hojas con la base ensanchada y canaliculada, de margen hialino. Aparece en zonas de marisma alta y en la vera de Cartaya.

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35. Sarcocornia fruticosa. Especie perenne de la familia Quenopodiáceas, con tallos erectos, divididos en segmentos, crasos, fotosintéticos en sus extremos, más o menos glaucos, alcanzando hasta 1 metro de altura. No posee hojas. Las flores se agrupan de tres en tres, en forma piramidal, en segmentos fértiles. Coloniza las desembocaduras de los arroyos de Culata y del Pino y las vecinas marismas del Piedras donde coloniza un gran número de hábitats en la marisma media y alta. 36. Sarcocornia perennis subsp. perennis. Similar a Sarcocornia fruticosa, con tallos crasos y articulados, pero en esta ocasión, son tallos rastreros de unos 30 cm de altura y no erectos como en el caso anterior. Las hojas son opuestas y las flores, poco vistosas, se disponen en ramas fértiles terminales. Normalmente florece de septiembre a noviembre. Una de las diferencias con la especie anterior se encuentra en las semillas. Mientras que en Sarcocornia fruticosa las semillas presentan pelos cónicos rectos y cortos, en Sarcocornia perennis estos pelos son curvados o ligeramente uncinados y largos. Se trata esta de una especie frecuente en todas las marismas andaluzas. Suele aparecer en zonas de marisma baja y sigue a Spartina maritima en la zonación. No suele alcanzar unos niveles tan bajos como Spartina maritima, pero compite con ella en las zonas más elevadas en las que aparece esta gramínea. Algunos estudios desarrollados en las Marismas del Odiel (Castellanos 1992) han puesto de manifiesto que escasos centímetros de altura ( unos 15 cm) pueden excluir a Sarcocornia perennis de las zonas en las que aparece Spartina maritima. Sarcocornia perennis puede aparecer también en marisma alta mezclada con otras especies, aunque en este tipo de enclaves, que suelen caracterizarse por ser lugares con cierta influencia mareal de ciclos cortos, no es muy elevada su abundancia (Castellanos 1992). 37. Sarcocornia perennis subsp. alpini. Subespecie de tallos erectos que coloniza zonas de marisma alta con cobertura escasa de vegetación y parcial o totalmente independizadas de la acción mareal. En Cartaya no es muy frecuente. También aparece en el entorno de Cartaya en las marismas del Tinto y en el entorno periurbano de la ciudad de Huelva. 38. Scirpus holoschoenus. Se trata de una planta perenne, rizomatosa con apariencia de ‘junco’ y tallos redondeados que pueden llegar a medir un metro, perteneciente a la familia Ciperáceas. Florece de mayo a noviembre, con flores agrupadas en inflorescencias globulosas muy características. Aparece en zonas húmedas de los valles del ‘Campo Común de Abajo’, en los borde del pinar interior sur y pinar interior norte y en zonas más o menos húmedas del pinar interior norte. También

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colonizaba todos los cauces fluviales de la red de fluvial de Cartaya y las marismas salobres dentro del Término Municipal de Cartaya. 39. Scirpus maritimus. Perennes, rizomatosas, con estolones tuberosos de distribución cosmopolita y con tallos trígonos de hasta 80 cm. Hojas tan largas o más largas que los tallos, generalmente con nervio central formando una costilla por el envés. Inflorescencias formadas por grupos de espiguillas fasciculadas. Florece de abril a junio. Frecuente en bordes de charcas, marismas salobres, lagunas, ríos y arroyos de Andalucía (Valdés et al. 1987). Aparece en las orillas de la mayor de las lagunas del Portil en la vecina Punta Umbría y en las marismas del Odiel y el Tinto. En Cartaya aparece en todas las subunidades ambientales de la red fluvial y en las marismas mareales de Cartaya en zonas salobres. En Brasil habita junto a halófitas en marismas medias y bajas irregularmente inundadas (Costa et al. 2003). Las variaciones en la salinidad del medio condicionan la dinámica anual de sus tallos (Lillebo et al. 2003) y la producción de semillas puede disminuir en zonas donde su presencia se limite a pocos clones debido a procesos de incompatibilidad (Charpentier et al. 2000). 40. Spartina maritima. Gramínea laxamente cespitosa con tallos de hasta 50 cm. Aparece en las marismas de Punta Umbría en planicies intermareales sumergidas periódicamente por las mareas. Florece de mayo a julio. Las semillas no son viables y se reproduce mediante rizomas. Como se ha discutido ampliamente a lo largo de este estudio, esta especie tiene una gran importancia ecológica, y se encuentra en regresión debido a los fenómenos erosivos y la competencia con otras especies. Es frecuente en las marismas baja y media de Cartaya donde sus poblaciones suelen mostrar un buen estado de conservación. Si embargo, en estuarios vecinos como el del Odiel y el Tinto la mayoría de las poblaciones sufren de erosión. 41. Spartina patens. Se trata de una especie propia de las marismas y dunas de la costa este de Norte América (Seliskar 2003). Normalmente suele colonizar zonas salobres (Hester et al. 2001). En estas zonas suele ser desplazada por la invasión de Phragmites australis (Windham & Ehrenfeld 2003) Su presencia en el continente Europeo, y en concreto en el suroeste de la Península Ibérica, aún no está clarificada. Podría tratarse de una especie introducida y naturalizada que incluso llegase a comportarse como invasora, o ser propia de estas zonas. En Galicia ha sido descrita como una especie invasora que afecta negativamente a la biodiversidad de las marismas que invade, llegando también a colonizar zonas de dunas litorales (SanLeon et al. 1999). En la zona de estudio únicamente coloniza las dunas situadas en la base del acantilado,

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probablemente favorecida por el afloramiento de aguas de saturación. Junto con ella aparecían especies glicófitas como Phragmites australis y Arundo donax. Esta especie es capaz de tolerar pH ácidos, aunque es bastante sensible a sustratos anóxicos (potenciales redox menores de –50 mV) (Anastasiou & Brooks 2003). En Andalucía únicamente ha sido citada en las marismas del Guadiana, el Piedras y en la base del acantilado del Asperillo. En Cartaya habita en marismas medias cercanas a zona dunares y es muy poco frecuente, apareciendo a modo de clones más o menos aislados. 42. Spartina densiflora. Especie perenne de gramínea de tallos erguidos y flores en espigas terminales densas, introducida desde latitudes subtropicales de Suramérica. Aparece en numerosos hábitats de marismas mareales saladas y salobres (Nieva 1996), ocupando a veces la totalidad del espacio disponible formando los llamados localmente ‘mares de Spartina’ (Luque 1996). No tolera las condiciones de anoxia y largos periodos de inundación de las localidades de marisma baja. Se comporta como una bio-acumuladora de metales pesados (Luque 1996). Coloniza las desembocaduras de los arroyos de Culata y del Pino y las vecinas marismas del Piedras. Actualmente está comenzando la invasión de este estuario, mientras que es muy común en el estuario vecino del Tinto y el Odiel. Debe procederse lo antes posible a su erradicación total de estas zonas debido a los problemas de conservación de la biodiversidad tan graves que provoca. 43. Spergularia fimbriata. 44. Spergularia maritima. Especie perenne perteneciente a la familia Cariofiláceas. Posee una raíz leñosa y gruesa. Hojas y tallos crasos. Flores rosadas de 4-5 mm. Dos tipos de semillas en la misma planta: unas ápteras y otras aladas. Es una especie poco frecuente en las Marismas de Punta Umbría. 45. Spergularia salina. Especie anual con hojas lineares y flores rosadas. Produce semillas ápteras y aladas (Luque 1996). En las Marismas de Punta Umbría es abundante sobre sedimentos ácidos depositados en las marismas producto del dragado de la Ría de Huelva. En la Vera de Punta Umbría es poco frecuente. 46. Suaeda maritima subsp. maritima. Especie anual glabra de la familia Quenopodiáceas. Hojas lineales grasas. Florece de octubre a noviembre, muriendo tras la fructificación. Al igual que Salicornia ramosissima aparece en una gran variedad de hábitats, desde marismas bajas, en el interior de poblaciones de Spartina maritima, a arenales costeros como los de la Vera de Punta Umbría.

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47. Suaeda vera. Especie perenne y glabra, propia de zonas de marismas alta, donde suele acompañar a Arthrocnemum macrostachyum, arenales costeros y zonas de campiña baja. Las hojas son crasas y de pequeño tamaño (5-12*1-1.5 mm). Florece entre Marzo y Julio. 48. Tamarix sp.. 49. Tamarix canariensis. 50. Typha sp. 51. Typha dominguensis. 52. Triglochin barrelieri. Especie bulbosa de la familia Juncaginaceae. Hojas con vaina membranosa de hasta de 35 cm de longitud * 0.3 cm de anchura. Flores verdosas en inflorescencias de 10-15 cm sobre escapos de 30-40 cm. Florece y fructifica de Marzo a Mayo. Suele aparecer en marismas salobres. En el Término Municipal de Punta Umbría aparece en zonas de marisma alta próximas a la Vera de Punta Umbría, donde es poco frecuente. 53. Typha dominguensis. Plantas de hasta 2 metros de altura. Perteneciente a la familia Typhaceae. Vainas de las hojas generalmente atenuándose hacia el limbo o ligeramente auriculadas. Inflorescencias femenina y masculina separadas por el eje desnudo (Valdés et al. 1987). Flores femeninas terminadas en una espátula amarillenta. Florece y fructifica de Julio a Noviembre. En arroyos, lagunas y marismas saladas o dulces y eutrofizadas. Aparece en las orillas de la mayor de las lagunas de El Portil, donde es muy frecuente. 54. Zostera noltii. Aunque tiene apariencia de alga es una fanerógama perteneciente a la familia Zosteráceas. Se trata de una planta herbácea que suele vivir sumergida en aguas salinas, apareciendo tanto en las marismas mareales como en los mares. Por tanto, esta planta es una típica especie de marisma baja, siendo la primera en aparecer en la zonación. Las hojas son lineares y las flores son diminutas y prácticamente indistinguibles. Florece de junio a agosto. Ha sido citada como especie útil para la prevención de la erosión (Castillo 2001) y va a ser propuesta por nuestro grupo de investigación como especie a incluir en el Libro Rojo de Especies Amenazadas de Andalucía. Es la única planta vascular que coloniza zonas de playa, en las desembocaduras de los Arroyos de Culata y del Pino. También coloniza planicies intermareales en las Marismas del Piedras.

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A continuación se enumeran por orden alfabético, según el nombre científico, las especies vegetales superiores más relevantes detectadas en la red fluvial y riberas del Término Municipal de Cartaya, describiendo brevemente algunos aspectos ecológicos, taxonómicos y de distribución.

1. Arundo donax. Consultar en el apartado anterior referente a las marismas mareales. 2. Carex divisa. Perteneciente a la familia Ciperáceas, se trata de una especie rizomatosa muy frecuente en suelos con encharcamiento temporal en toda Andalucía occidental. Florece de febrero a junio. En los pinares de Cartaya es poco frecuente, habitando en zonas bajas y húmedas del pinar interior norte (Subunidades IX-1 y –3). En la red fluvial aparece bastante extendida en arroyos como el Sorbijo y la cañada de Hornos. 3. Carex hispida. Perteneciente a la familia Ciperáceas, se trata de una especie rizomatosa frecuente en la región mediterránea en suelos encharcados de márgenes de ríos y arroyos y en cunetas. Florece de abril a mayo. En el ‘Campo Común de Abajo’ coloniza las zonas más deprimidas, arenosas y húmedas de los valles del pinar – sabinar costero y el pinar interior sur. En el pinar interior norte es menos abundante y también coloniza zonas arenosas bajas y húmedas (Subunidad IX-3). En la red fluvial de Cartaya es muy abundante localmente como en algunos tramos del arroyo del Tariquejo. 4. Cotula coronopifolia. Consultar en el apartado anterior referente a las marismas mareales. 5. Cynodon dactylon. Consultar en el apartado anterior referente a las marismas mareales. 6. Datura stramonium. Especie ruderal y nitrófila procedente de América y naturalizada, perteneciente a la familia Solanáceas. Fruto cápsula con espinas. Florece de mayo a noviembre. En la red fluvial de Cartaya es frecuente en el arroyo del Tariquejo y aparece de manera dispersa en otras zonas. 7. Dorycnium rectum. Especie de la región mediterránea perteneciente a la familia Leguminosas que habita en bordes de arroyos y sotobosques húmedos. Aparece diseminado por toda Andalucía occidental, aunque es bastante raro en el sur. Puede alcanzar hasta 160 cm de porte. Los tallos son huecos y acanalados en el exterior. Corola de estandarte y alas rosadas y quilla purpúrea. Florece y fructifica de abril a julio. En el Término Municipal de Cartaya únicamente ha sido detectada en los

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márgenes del arroyo del Tariquejo (Subunidad Ambiental XI-1). En Nueva Zelanda esta especie es utilizada para la conservación de suelos (Oppong et al. 2001) y alimentación del ganado (Douglas et al. 1996). 8. Equisetum ramosissimum. Consultar en el apartado anterior referente a las marismas mareales. 9. Eucalyptus sp. En Cartaya aparecen dos especies de Eucalyptus, E. globulus y E. camaldulensis. Se trata de árboles de la familia Mirtáceas, introducidos en la Península Ibérica como especies maderables. Desde las repoblaciones, estas especies procedentes de Australia están invadiendo los pinares y las riberas de Cartaya, donde se recomienda su eliminación y sustitución por vegetación autóctona. 10. Juncus acutus. Consultar en el apartado anterior referente a las marismas mareales. 11. Mentha suaveolens. Perteneciente a las familia Lamiaceae, esta planta aromática ruderal es muy frecuente en las riberas de Cartaya. Se trata de una planta rizomatosa que florece de julio a septiembre. 12. Nerium oleander. Especie conocida popularmente como ‘adelfa’ dependiente del agua de los niveles freáticos. Pertenece a la familia Apocináceas. En Andalucía es frecuente en barrancos y cursos de agua (Valdés et al. 1987). También se cultiva como planta ornamental. Florece de mayo a septiembre. Está presente en las riberas de todas las subunidades de la red fluvial de Cartaya. 13. Phragmites australis. Consultar en el apartado anterior de marismas mareales. 14. Polygonum equisetiforme. Consultar en el apartado anterior de marismas mareales. 15. Polygonum persicaria. Consultar en el apartado anterior de marismas mareales. 16. Populus alba. Árbol muy común en Andalucía y autóctono en el oeste de la cuenca mediterránea (Roiron et al. 2004). Suele utilizarse en los núcleos urbanos como planta de sombra. Se caracteriza por poseer un tronco de corteza blanca y hojas dentadas densamente blanco-tomentosas por el envés. Florece de febrero a marzo. Es muy poco frecuente en las riberas de cartaza, habiendo sido registrado ejemplares aislados en la zona alta del arroyo del Sorbijo junto al pinar interior sur. Parece requerir niveles medios de inundación, constituyendo un estadío intermedio en la sucesión de los bosques de ribera en Croacia (Matic et al. 1999). Su distribución estaría limitada por la salinidad en marismas salobres (Mesleard et al. 1991). 17. Rubus ulmifolius. Especie conocida popularmente como ‘zarza’. Muy abundante en bordes de acequias, cauces y sotos de Andalucía. Sus frutos (zarzamoras) son comestibles (Valdés et al. 1987). Se trata de un arbusto con tallos con aguijones

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falcados que florece de mayo a septiembre. En las riberas de Cartaya aparece en todas las subunidades ambientales, llegando a ser muy abundante en algunas zonas. 18. Scirpus holoschemus. Consultar en el apartado anterior de marismas mareales. 19. Scirpus maritimus. Consultar en el apartado anterior de marismas mareales. 20. Spartina densiflora. Especie perenne de gramínea de tallos erguidos y flores en espigas terminales densas, introducida desde latitudes subtropicales de Suramérica. Aparece en numerosos hábitats de marismas mareales saladas y salobres (Nieva 1996), ocupando a veces la totalidad del espacio disponible formando los llamados localmente ‘mares de Spartina’ (Luque 1996). Coloniza las desembocaduras de los Arroyos de Culata y del Pino, las marismas del Piedras y en la red fluvial aparece en las desembocaduras de muchos de los arroyos, como el del Tariquejo, en las marismas. Debe procederse lo antes posible a su erradicación total de estas zonas debido a los problemas de conservación de la biodiversidad tan graves que provoca. 21. Tamarix sp. Este género agrupa a cuatro especies presentes en Andalucía occidental de las cuales tres podrían estar presentes en Cartaya según sus mapas de distribución: T. africana (la más frecuente), T. canariensis (poco frecuente en zonas salobres) y T. gallica (poco frecuente en zonas salobres). (Valdés et al. 1987). Todas las especies son conocidas popularmente como ‘taraje’. El taraje es muy abundante a lo largo de todo el cauce de los arroyos del Tariquejo y el Sorbijo. También aparece en otras subunidades ambientales de manera más puntual. 22. Typha sp. Este género presenta tres especies en Andalucía occidental: T. dominguensis (la más abundante en zonas húmedas eutrofizadas), y T. angustifolia y T. latifolia (ambas habitan en zonas húmedas no eutrofizadas, siendo la primera más frecuente que la segunda). Este género es frecuente en la red fluvial de Cartaya, apareciendo en todas las subunidades ambientales.

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Anexo II – Novedades sobre la playa y el cordón litoral del Término Municipal de Cartaya.

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En este anexo se exponen las novedades encontradas en el análisis de la fauna de la Flecha de el Rompido, la playa y el cordón litoral (Unidades Ambientales I, II y III, respectivamente) desde la redacción del Primer Informe Parcial (septiembre de 2004). Destacan entre estas novedades los registraos de nuevas especies de aves en los muestreos invernales. Las especies invernantes de aves más comunes en la playa fueron: el chorlitejo grande (Charadrius hiaticula), el chorlitejo chico (Charadrius dubius), chorlito gris (Pluvialis squatarola), aguja colinegra (Limosa limosa), zarapito trinador (Numenius phaeopus), charrán patinegro (Sterna sandvicensis) y ostrero (Haematopus ostralegus). Estas especies se encuentraban en forma dispersa y con pocos efectivos a lo largo de la playa, concentrándose en pequeños grupos mixtos en las desembocaduras de los arroyos que dan a la ría del Piedras, arroyos de Culata y del Pino. Las poblaciones de gaviota patiamarilla o mediterránea (Larus cachinnans) y gaviota reidora (Larus ridibundus), menos abundante, que sobrevolaban la playa aumentaron en invierno respecto al verano. Además, se registró la presencia de otra especie de gaviota invernante en la zona, la gaviota sombría (Larus fuscus). Esta gaviota, fue el ave más abundante en la playa junto con la gaviota patiamarilla. En el cordón litoral durante el invierno destacó la presencia abundante también de algunos paseriformes invernantes como el petirrojo (Erytracus rubecula) y el mosquitero común (Phylloscopus collybita).

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