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CELEBRACION PENITENCIAL
(Coro) Un coeur, une ame, tout donnes contemplatifs emerveilles joyeux amis, apprenez-nous pour les pecheurs, misericorde (Coro) Presencia del amor de Dios Presencia profetica Presencia compasiva Sembradores de esperanza (Coro 2x) Laudare, Benedicere, Praedicare
Esta celebración penitencial celebrada en el marco del Jubileo de la Orden se convierte en un momento de encuentro de cada comunidad con la Verdad, con el propósito de asumir una actitud de conversión. La Iglesia celebra en feliz coincidencia durante este año el Jubileo de la Misericordia, en cuya bula de proclamación, Su Santidad Francisco nos invita a la conversión al decirnos que : «Siempre tenemos necesidad de contemplar el misterio de la misericordia. Es fuente de alegría, de serenidad y de paz. Es condición para nuestra salvación. Misericordia: es la palabra que revela el misterio de la Santísima Trinidad» (n. 2). Cristo mismo nos llama a la conversión al reconocer que «el tiempo de Dios se ha cumplido». Sabemos que la conversión es un fruto de la gracia. El Espíritu urge a cada uno a «volver a sí mismo» y a sentir la necesidad de regresar a la casa del Padre (Lc 15, 17-20). En este sentido, el examen de conciencia es uno de los momentos más característicos de la vida del cristiano. A través de él, cada persona se pone frente a la verdad de su propia vida y descubre la distancia que separa sus acciones del ideal de vida que se ha trazado. Esta celebración penitencial se propone para el tiempo de Cuaresma. No tiene un carácter sacramental. Comienza con una postración en silencio. Tras un momento de meditación, el presidente de la celebración se pone de pie, saluda a la asamblea con el rito de apertura y recita la oración inicial. A continuación, se celebra la Liturgia de la Palabra. Después de la predicación o compartir de la
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Palabra, tiene lugar un momento de silencio. El rito de reconciliación inicia con un examen de conciencia seguido del «yo confieso» de la tradición dominicana y de una letanía penitencial a la que se responde con el Kyrie. Tras la letanía, se proclama la misericordia de Dios con un canto de alabanza y se concluye con la oración del Señor. Al final de la celebración, la comunidad está invitada a compartir un saludo de paz y de perdón mientras se canta el himno del Jubileo.
BENDICIÓN FINAL Sacerdote o diacono: El Señor esté con vosotros Asamblea: Y con tu espíritu. Sacerdote o diácono: La bendición de Dios todopoderoso, + Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre vosotros y os acompañe siempre. Asamblea: Amen. Otro: Bendigamos al Señor Asamblea: Demos gracias a Dios.
RITO INICIAL
SIGNO DE PAZ El presidente entra en silencio. Si se considera oportuno, puede hacer una postración. Presidente: + En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Asamblea: Amén ORACI ÓN DE APERTURA Presidente: Oremos Dios, Señor nuestro, nos reunimos como Orden de Predicadores para celebrar que Tú eres un Dios rico en misericordia. Tú has amado tanto al mundo que, cuando estábamos muertos por el pecado, Tú enviaste a tu Hijo único para devolvernos la vida. Glorificado, Él es luz y vida, exaltado en la cruz, Él es verdad y salvación.
Presidente: Como signo de la reconciliación que hemos celebrado compartamos un saludo de paz. CANTO FINAL: HIMNO DEL JUBILEO Coro: Laudare, Benedicere, Praedicare Laudare, we praise our Lord with our saints Benedicere, we lift our voice in song. Praedicare, we proclaim your Word to the world. Laudare, Benedicere, Praedicare Sent out to preach by Dominic sent two by two to all the world sent out to study the Gospel of grace to find new ways to preach
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Presidente: Alabemos a Dios que perdona nuestros pecados. Canto de acción de gracias. ORACIÓN DEL SEÑOR
Te pedimos que en este año del Jubileo de la Orden de Predicadores, renueves nuestra vida y nos concedas abundancia de obras buenas para que caminemos como hijos de la luz hacia la fiesta pascual del cielo. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro liberador y nuestra esperanza, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo por los siglos de los siglos.
Presidente: Habiendo reconocido nuestras culpas pidamos el perdón del Padre con las palabras que Jesús nos enseñó: Asamblea: Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu Reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén. RITO DE CONCLUSION ORACIÓN FINAL Presidente: Dios, Tú eres nuestro refugio de generación en generación; Tú perdonas nuestro pecado y por medio de las aguas del bautismo, nos recuerdas que somos tuyos y que nos has llamado a vivir en la santidad y en el amor. Te damos gracias por tu amor y misericordia. En este año jubilar, fortalécenos con tu Palabra y renuévanos con tu Espíritu, para que podamos profesar nuestra fe con alegría y renovar nuestra consagración como predicadores del Evangelio. Por Jesucristo nuestro señor. Amén.
Asamblea: Amén LITURGIA DE LA PALABRA PRIMERA LECTURA Lector: Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (2, 1-10): Hermanos: Vosotros, antes, estabais muertos a causa de las maldades y pecados en que vivíais, pues seguíais el ejemplo de este mundo y hacíais la voluntad de aquel espíritu que domina a los que desobedecen a Dios. De esa manera vivíamos también todos nosotros en otro tiempo, siguiendo nuestros propios deseos y satisfaciendo los caprichos de nuestra naturaleza pecadora y de nuestros pensamientos. A causa de esa naturaleza merecíamos el castigo de Dios, igual que los demás. Pero Dios es tan misericordioso y nos amó tanto, que nos dio la vida juntamente con Cristo cuando todavía estábamos muertos a causa de nuestros pecados. Por la bondad de Dios habéis recibido la salvación. Dios nos resucitó juntamente con Cristo Jesús y nos hizo sentar con
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él en el cielo. Hizo esto para mostrar en los tiempos futuros el gran amor que nos profesa y su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Pues por la bondad de Dios habéis recibido la salvación por medio de la fe. No es esto algo que vosotros mismos hayáis conseguido, sino que os lo ha dado Dios. No es el resultado de las propias acciones, de modo que nadie puede jactarse de nada; pues Dios es quien nos ha hecho, quien nos ha creado en Cristo Jesús para que hagamos buenas obras, según lo que había dispuesto de antemano. Lector: Palabra de Dios Asamblea: Te alabamos, Señor. SALMO 50 R/. Misericordia, Señor: hemos pecado Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi pecado. R/.
Por las veces en que hemos mostrado un corazón de piedra e indiferente, incapaz de pedir perdón o de perdonar, te decimos: Kyrie eleison Tú sanaste los leprosos y los reintegraste a la sociedad, aunque sólo uno haya regresado para darte gracias. Por nuestra falta de gratitud ante las bendiciones que nos concedes cada día, te decimos: Kyrie eleison Tú perdonaste la traición de Pedro y la cobardía de los discípulos. Por aquellos momentos de nuestra historia en que como predicadores del Evangelio no hemos estado a la altura de nuestra misión y hemos contradicho con nuestras obras la verdad y la caridad que predicamos con nuestras palabras, te decimos: Kyrie eleison
Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado: contra ti, contra ti sólo pequé, cometí la maldad que aborreces. R/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme; no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu. R/. Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso. Señor,
Tú abriste las puertas del paraíso al buen ladrón crucificado a tu lado. Por aquellas veces en que hemos crucificado a nuestros hermanos (a nuestras hermanas) con nuestras palabras, acciones y omisiones, te decimos: Kyrie eleison ACCIÓN DE GRACIAS POR LA MISERICORDIA DE DIOS
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Kyrie eleison
me abrirás los labios, y mi boca proclamará tu alabanza. R/.
Tú sales al encuentro del hijo pródigo para recibirlo con los brazos abiertos. Por las veces en que hemos sentido celos de tu misericordia y nos hemos alejado de aquellos que creemos que no la merecen, te decimos:
PROCLAMACIÓN DEL EVANGELIO
Kyrie eleison Tú escogiste al humilde y al pecador para ser tus apóstoles; Tú no viniste a buscar a los justos sino a los pecadores. Por las veces que hemos sido sordos a tu voz movidos por nuestro afán de ser perfectos y autosuficientes, por el miedo a reconocernos débiles, te decimos: Kyrie eleison Tú salvaste a Pedro de hundirse en las aguas cuando perdió su fe en ti. Por las veces que hemos sido demasiado temerosos para intentar lo que parecía imposible, te decimos: Kyrie eleison Tú entraste en casa de Zaqueo para buscar y salvar lo que estaba perdido. Por las veces que le hemos cerrado la puerta a nuestra propia gente, te decimos: Kyrie eleison Tú aceptaste el perfume de la mujer pecadora y la defendiste cuando lloraba pidiendo tu perdón.
(Si lo proclama) un sacerdote o diácono: El Señor esté con vosotros Asamblea: Y con tu espíritu. Sacerdote o diácono: Lectura del santo Evangelio según san Mateo (25, 31-46) Asamblea: Gloria a ti, Señor. (Si lee otro) Lector: Lectura del santo Evangelio según san Mateo (25, 31-46) Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: En verdad
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os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.
aquellas acciones que desfiguran el rostro verdadero de la Iglesia y de la Orden de Predicadores.
Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.
En un momento de silencio, examinemos nuestra conciencia delante de la presencia de Dios que es misericordioso.
Sacerdote o diácono: Palabra del Señor Asamblea: Gloria a ti, Señor Jesús.
Asamblea:
PREDICACIÓN Y/O COMPARTIR COMUNITARIO DE LA PALABRA
Se hace el examen de conciencia en silencio. Presidente: Nuestro Dios es misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia. Dios nos perdona como el padre que nos recibe en su casa o la madre que cura con amor nuestras heridas. Confiados en su bondad, reconozcamos juntos nuestro pecado:
Yo confieso a Dios Todopoderoso, y a la Bienaventurada Virgen María, al Bienaventurado Domingo, Nuestro Padre, a todos los santos y a vosotros hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión; por mi culpa, os pido que roguéis por mí.
RITO PENITENCIAL
Presidente: En este tiempo en el cual nos preparamos para la celebración del Jubileo de la confirmación de la Orden de Predicadores, hagamos memoria de la historia de nuestra Orden y cada una sus provincias, de nuestra comunidad y de cada uno de nosotros; hagamos memoria de nuestra historia dominicana con sus luces y sombras. Acerquémonos humildemente al Señor para pedir perdón por la oscuridad del pecado presente en nuestra vida, por
Presidente: Pongámonos de rodillas ante el Señor y digamos: Se canta la aclamación: Kyrie eleison (o Señor, ten piedad). Lector (es): Tú viniste para buscar a la oveja perdida y cargarla con alegría sobre tus hombros. Por las veces en que nos hemos alejado de ti por nuestro orgullo, arrogancia o vergüenza, te decimos:
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