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TUCÍDIDES Rodríguez Iturbe, José, 1940Tucídides / José Rodriguez Iturbe. -- Bogotá : Editorial Temis, 2012. 400 p. ; 24 cm. Incluye bibliografías e

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Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia DERECHOS DEL LAZARETO- BOGOTA nlPRENTA 1 CARGO

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QDA A LA PAZ BOGOTA 188 5 BANCO DE LA R BIBLIOTECA LUIS EPUBLlCA -ANGEL ARANGO ODA A LA PAZ. i Salve, fecunda Paz, que al pecho amante De ti, l

Solanum. Solanum. Nelson Ceballos-Aguirre 1 *, Franco Alirio Vallejo-Cabrera 2, y Natalia Arango-Arango 3
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TUCÍDIDES

Rodríguez Iturbe, José, 1940Tucídides / José Rodriguez Iturbe. -- Bogotá : Editorial Temis, 2012. 400 p. ; 24 cm. Incluye bibliografías e índices. ISBN 978-958-35-0899-8 1. Tucídides, 460?-395? a. de J. C. - Crítica e interpretación 2. Pericles, 499-429 a. de. J. C. - Crítica e interpretación 3. Kagan, Donald - Crítica e interpretación 4. Historia antigua 5. Grecia Historia - Guerra del Peloponeso, 431-404 a de C. 6. Atenas (Grecia) Historia I. I. Tít. 938.05 cd 21 ed. A1351938 CEP-Banco de la República-Biblioteca Luis Ángel Arango

JOSÉ RODRÍGUEZ ITURBE

TUCÍDIDES ORDEN Y DESORDEN Notas introductorias para una relectura de la “Historia de la Guerra del Peloponeso”

EDITORIAL TEMIS S. A.

Bogotá - Colombia 2012

ANTES QUE EL LIBRO CIENTÍFICO MUERA El libro científico es un organismo que se basa en un delicado equilibrio. Los elevados costos iniciales (las horas de trabajo que requieren el autor, los redactores, los correctores, los ilustradores) solo se recuperan si las ventas alcanzan determinado número de ejemplares. La fotocopia, en un primer momento, reduce las ventas y por este motivo contribuye al aumento del precio. En un segundo momento, elimina de raíz la posibilidad económica de producir nuevos libros, sobre todo científicos. De conformidad con la ley colombiana, la fotocopia de un libro (o de parte de este) protegido por derecho de autor (copyright) es ilícita. Por consiguiente, toda fotocopia que burle la compra de un libro, es delito. La fotocopia no solo es ilícita, sino que amenaza la supervivencia de un modo de transmitir la ciencia. Quien fotocopia un libro, quien pone a disposición los medios para fotocopiar, quien de cualquier modo fomenta esta práctica, no solo se alza contra la ley, sino que particularmente se encuentra en la situación de quien recoge una flor de una especie protegida, y tal vez se dispone a coger la última flor de esa especie.

© José Rodríguez Iturbe, 2012. © Universidad de La Sabana, 2012. Campus del Puente del Común Km 7 Autopista Norte de Bogotá Chía, Cundinamarca, Colombia Teléfonos: (57-1) 861 5555 - 861 6666 www.unisabana.edu.co correo elec.: [email protected] © Editorial Temis S. A., 2012. Calle 17, núm. 68D-46, Bogotá. www.editorialtemis.com correo elec.: [email protected] Hecho el depósito que exige la ley. Impreso en Editorial Nomos S. A. Carrera 39B, núm. 17-85, Bogotá.

ISBN 978-958-35-0899-8 2598 201200040650

Queda prohibida la reproducción parcial o total de este libro, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, por medio de cualquier proceso, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático. Esta edición y sus características gráficas son propiedad de Editorial Temis S. A.

A mi hermano Antonio

AGRADECIMIENTOS Debo manifestar mi deuda afectiva con muchas personas, profesores y alumnos, que en el ámbito académico me alentaron para la concepción y realización de este libro. A todos mi sincero agradecimiento por su estímulo. Aquí mencionaré, de manera especial, solo a algunos colegas y amigos. Tras mi llegada a la Dirección del Instituto de Humanidades de la Universidad de La Sabana, regresó de la Universidad de Salamanca, donde había centrado su estudio doctoral en la obra de Tucídides, Francisco José Casas Restrepo. Al conocer mi interés por la Historia de la Guerra del Peloponeso tuvo la generosidad de facilitarme amplias orientaciones bibliográficas. Felipe Cárdenas Tamara, director del Departamento de Ciencias Políticas, destacó por su permanente capacidad de sugerencia, su calurosa amistad y su empeño por hacer conocer y divulgar la obra de Eric Voegelin en un medio universitario donde era poco conocida, buscando la revitalización de las ciencias políticas con una base de filosofía política y de dimensión histórica que contribuyera a superar los linderos de un positivismo sociologizante. Por cauces análogos, en la Facultad de Derecho, Iván Garzón Vallejo, mientras trabajaba en el diseño de la carrera de Ciencias Políticas, me ayudó mucho en la revisión de textos y su siempre abierta disposición al diálogo académico y a la crítica franca y enriquecedora. En su compañía y en la de Gabriel Mora Restrepo, intentamos dar vida a un grupo profesoral en el cual alentamos el sueño de que el clasicismo diera nuevo aliento y vuelo más alto al aporte que desde la Academia lucía y luce necesario para repensar la política, la filosofía política y las ciencias políticas. En Ronald Forero Álvarez, candidato a Doctor en Clásicas por Salamanca, pude admirar la sencillez y la humildad del sabio, la maravilla del traductor excelente, tanto del griego clásico, el griego de la koiné (hē koinē dialektos, la lengua del común), como del moderno. Y, finalmente, de manera especial, debo agradecer a Luis Alberto Estrada Duque por su apoyo continuado. De nuestras largas sesiones sobre Nietzsche pasamos, a lo largo de meses de grata recordación, con periodicidad de encuentros gastronómicos (con variaciones de acompañantes que incluían, junto al menú, a Tomás de Aquino, Nicolás Maquiavelo, Karl Marx, Jacob Burckhardt, Edith Stein, Jacques Maritain o Hannah Arendt, entre otros) a las visiones de la historia de Heródoto, Polibio o Jenofonte, para recalar, una y otra vez, en los discursos de la Historia de la Guerra del Peloponeso. Descubrimos (que él me permita decirlo en plural) en Tucídides una rica actualidad de enseñanzas que iba más allá del afán de erudición sobre el proceso que llevó al esplendor y a la decadencia histórica de la polis. A todos ellos, pues, mi aprecio y gratitud, rogándoles que en lo que tenga de bueno (no en sus defectos o limitaciones) tomen también este trabajo como algo suyo. JRI Bogotá, enero de 2012

ÍNDICE GENERAL PÁG.

gradecimientos..................................................................................................... IX A Introducción............................................................................................................ 1 Capítulo I EL ORDEN GRIEGO Y SU EXPRESIÓN INSTITUCIONAL 1. La formación de Grecia.................................................................................... 11 2. El synoecismo................................................................................................... 13 3. Esparta.............................................................................................................. 14 4. Atenas............................................................................................................... 16 5. La monarquía, las poleis, las colonias y las anfictionías.................................. 18 6. La aristocracia................................................................................................... 21 7. Los arcontes en la polis de Atenas.................................................................... 21 8. El traslado de poderes a la Asamblea................................................................ 22 9. Esparta y la innovación en la táctica guerrera.................................................. 24 10. De la timocracia a la democracia...................................................................... 25 11. Los discursos en la Asamblea........................................................................... 26 12. Consensos democráticos sobre la base de principios éticos............................. 26 Capítulo II LOS GRANDES CONFLICTOS 1. Guerras Médicas o Guerras Persas................................................................... 29 A) Control persa de las ciudades griegas del Asia Menor................................ 29 B) Rebelión de las ciudades griegas del Asia Menor (499-494 a. C.).............. 30 C) Batalla de Maratón (490 a. C.).................................................................... 30 D) Jerjes invade Grecia (486-479 a. C.)........................................................... 31 E) Batalla de las Termópilas (480 a. C.)........................................................... 32 F) Batalla de Salamina (480 a. C.)................................................................... 33 G) Batallas de Platea y Micala (479 a. C.)........................................................ 33 2. La Guerra del Peloponeso................................................................................. 36 A) La primera fase (Guerra Arquidámica, 431-421 a. C.)................................ 40 B) La segunda fase (421-404 a. C.).................................................................. 40

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Capítulo III LOS GRANDES AUTORES DE LA TRAGEDIA PÁG.

1. Esquilo.............................................................................................................. 43 A) Vida.............................................................................................................. 43 B) Los persas y el ciclo tebano......................................................................... 44 C) Las Danaides................................................................................................ 44 D) La Orestía.................................................................................................... 45 E) Prometeo encadenado.................................................................................. 45 2. Sófocles............................................................................................................. 48 A) Vida.............................................................................................................. 48 B) Antígona...................................................................................................... 51 3. Eurípides........................................................................................................... 53 A) Vida.............................................................................................................. 53 B) Su obra......................................................................................................... 54 4. Hybris, la causa del desorden........................................................................... 56 Capítulo IV TRAGEDIA, "KINESIS" E HISTORIA 1. El tiempo de Pericles y la "Weltanschauung" helénica..................................... 59 2. Los sofistas........................................................................................................ 63 3. Heródoto, Jenofonte y Tucídides...................................................................... 65 4. La perspectiva de Châtelet................................................................................ 67 5. Parry: Logos y Ergon........................................................................................ 70 6. Tucídides y Heródoto........................................................................................ 72 7. Tucídides y Jenofonte....................................................................................... 73 8. Tucídides y la kinesis, según Voegelin.............................................................. 74 9. Tucídides y el imperialismo ateniense.............................................................. 76 10. Tucídides y Platón............................................................................................. 79 11. La opinión de Voegelin..................................................................................... 80 12. Del sentido trágico a la racionalidad................................................................. 83 13. La visión de Löwith.......................................................................................... 85 14. Tocqueville, Spengler, Toynbee........................................................................ 88 15. La tragedia y los trágicos.................................................................................. 91 16. Alsina: la contraposición entre lo ético y lo trágico......................................... 93 Capítulo V MITO, RELIGIÓN, POLIS, NOMOS Y POLEMOS 1. Proctor, Crane, Bowra....................................................................................... 99 2. El enfoque de Orwin y Rood............................................................................ 101

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3. El mito............................................................................................................... 103 4. La polis, desde Burckhardt y Kitto................................................................... 104 5. Religión y política............................................................................................. 110 6. Los orígenes de la crisis.................................................................................... 113 7. Religión y mito................................................................................................. 117 8. La paideia......................................................................................................... 120 9. La decadencia griega........................................................................................ 122 Capítulo VI LA OBRA DE TUCÍDIDES 1. Tucídides, sujeto histórico................................................................................ 124 2. La visión de Jacqueline de Romilly.................................................................. 125 3. La visión de Barry S. Strauss............................................................................ 129 4. La visión de José Alsina.................................................................................... 130 5. Las consecuencias morales de la guerra civil................................................... 133 6. La discusión sobre el capítulo 84 del libro iii................................................... 135 7. La Paz de Nicias, paréntesis estratégico........................................................... 137 8. Los discursos y la historia................................................................................. 139 9. La diplomacia: Corcira y Corinto en Atenas.................................................... 146 10. La opinión de Pericles....................................................................................... 149 11. Diálogo y negociación...................................................................................... 151 A) El prólogo de la negociación o del diálogo................................................. 152 B) El denominador común................................................................................ 152 C) Las diferencias específicas........................................................................... 153 D) Meta: consenso para la transición................................................................ 154 E) Protagonistas y testigos............................................................................... 154 F) El inicio: una lección de historia................................................................. 155 G) La discusión sobre el futuro......................................................................... 156 H) El comienzo de la negociación propiamente dicha..................................... 156 I) La gradualidad de la transición.................................................................... 157 J) El poder de los negociadores....................................................................... 157 K) Negociación no es transacción. Negociación no es armisticio................... 158 12. Discurso funerario [Oración funeraria], de Pericles......................................... 160 13. La peste............................................................................................................. 162 14. El debate sobre Mitilene................................................................................... 163 15. El discurso de Cleón......................................................................................... 163 16. El discurso de Diodoto...................................................................................... 164 17. Impacto de la guerra en la moralidad................................................................ 165 18. Propuesta de paz de Esparta a Atenas............................................................... 169 19. Hermócrates: Sicilia para los sicilianos............................................................ 171 20. La conferencia de Melos................................................................................... 172 21. La expedición a Sicilia...................................................................................... 174

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Capítulo VII LA VARIEDAD DE ENFOQUES SOBRE TUCÍDIDES PÁG.

1. Voegelin, el orden y el desorden....................................................................... 179 2. La delimitación del orden griego...................................................................... 181 3. Tucídides visto por Bolotin............................................................................... 184 4. Crítica a Bolotin................................................................................................ 185 5. Juan José Torres Esbarranch............................................................................. 192 6. La perspectiva de Gregory Crane..................................................................... 192 7. El enfoque de Walter Robert Connor................................................................ 198 8. El estudio focalizado de June W. Allison.......................................................... 200 9. Donald Lateiner y la evocación del pathos....................................................... 203 10. Mauro Bonazzi: la guerra como tema central................................................... 204 11. Tim Rood y la atención a la intertextualidad.................................................... 206 12. La perspectiva antropológica de Humphrey D. F. Kitto................................... 207 Capítulo VIII LA OBRA MAGISTRAL DE DONALD KAGAN (1) PERICLES 1. Plutarco y Pericles............................................................................................ 215 2. Pericles y la democracia ateniense.................................................................... 217 3. Pericles y la Guerra del Peloponeso................................................................. 218 4. Pericles y el imperio ateniense.......................................................................... 219 5. Pericles y la Oración funeraria [o Discurso funerario] del 431 a. C............... 221 6. Pericles y el Tratado de los 30 Años de Paz..................................................... 222 7. Pericles: audacia y realismo.............................................................................. 223 8. La estrategia de Pericles................................................................................... 224 9. La peste............................................................................................................. 226 10. La etapa final y el post-Pericles........................................................................ 227 Capítulo IX LA OBRA MAGISTRAL DE DONALD KAGAN (2) EL COMIENZO DE LA GUERRA DEL PELOPONESO 1. La guerra de coaliciones................................................................................... 230 2. Las Guerras Médicas y la Guerra del Peloponeso............................................ 231 3. Cimón y Pericles............................................................................................... 232 4. La primera Guerra del Peloponeso................................................................... 235 5. El programa de paz de Pericles......................................................................... 240 6. Los tipos de tratados de paz.............................................................................. 242 7. Los años de paz y la rebelión frente a Atenas................................................... 244

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8. La seguridad y defensa de Atenas..................................................................... 245 9. Anfípolis y el ostracismo de Tucídides............................................................. 247 10. La crisis final..................................................................................................... 248 11. Corinto, Corcira y Atenas................................................................................. 251 12. Atenas, Megara y Potidea................................................................................. 255 13. La imprevisión de Pericles................................................................................ 260 14. El inicio de la guerra......................................................................................... 262 15. El discurso de Pericles en la Asamblea............................................................. 266 16. Causas de la guerra........................................................................................... 267 Capítulo X LA OBRA MAGISTRAL DE DONALD KAGAN (3) LA GUERRA ARQUIDÁMICA, LA PAZ DE NICIAS Y LA EXPEDICIÓN A SICILIA 1. Tebas, Esparta y el ataque a Platea................................................................... 275 2. La Paz de Nicias............................................................................................... 276 3. La política de los corintios................................................................................ 278 4. Los problemas internos de Esparta................................................................... 280 5. Los problemas internos de Atenas.................................................................... 281 6. Alcibíades......................................................................................................... 282 7. El nuevo mando ateniense del 418 a. C............................................................ 287 8. Agis................................................................................................................... 289 9. La expedición a Sicilia...................................................................................... 290 10. El desastre ateniense en Sicilia......................................................................... 292 11. Balance de la Paz de Nicias.............................................................................. 294 Capítulo XI LA OBRA MAGISTRAL DE DONALD KAGAN (4) LA CAÍDA DEL IMPERIO ATENIENSE 1. La situación en Atenas después del fracaso de Sicilia...................................... 297 2. El cambio de la constitución democrática de Atenas........................................ 298 3. La política de Esparta....................................................................................... 299 4. De la victoria incompleta a la injerencia de Persia........................................... 301 5. La conjura de los Cuatrocientos........................................................................ 302 6. El Consejo de los Cinco Mil............................................................................. 306 7. La restauración de la democracia...................................................................... 308 8. El regreso de Alcibíades................................................................................... 309 9. Lisandro, Navarca de Esparta........................................................................... 310 10. El fracaso de la vía diplomática........................................................................ 312 11. Los generales de la democracia moderada....................................................... 313

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12. De la victoria de Arginusas a la derrota de Egospótamos................................. 314 13. La rendición de Atenas..................................................................................... 318 Epílogo 1. La violencia bélica, destructora del orden........................................................ 321 2. Familia, areté, diké y polis................................................................................ 323 3. Alcibíades y la teoría del resentimiento............................................................ 325 4. La perspectiva totalitaria................................................................................... 332 5. La relectura política desde el punto de vista del presente................................. 335 6. Relectura y conciencia del tiempo.................................................................... 337 7. Crisis, liderazgo y anomia................................................................................ 342 8. Paz, apaciguamiento, acuerdos, cesiones, rendición........................................ 347 9. La constante búsqueda del orden...................................................................... 355 Bibliografía............................................................................................................. 363 Índice de autores..................................................................................................... 379

INTRODUCCIÓN Estas páginas han sido pensadas como ayuda y estímulo para los estudiantes que, en el marco de sus estudios de filosofía política, deben tener conocimiento de Tucídides y su Historia de la Guerra del Peloponeso. Suelen ser pocos, en nuestro medio, aquellos que llegan a la educación superior con un conocimiento aceptable del mundo clásico helénico. En general, la educación histórica, particular y universal, sufre, además, de tales deficiencias que el kronos y el kayros resultan remitidos al ámbito de lo esotérico, en un mundo de tecnitas con anemia humanística insuperable, y con un utilitarismo de vuelo corto insoportable. Así, la falta de soporte adecuado convierte, entonces, el estudio de obras que se consideran imprescindibles en la formación filosófico-política en un largo padecimiento que, además, no suele ser siempre compensado con el goce cabal de la visión de conjunto y de la enriquecedora comprensión de lo estudiado. Se hará referencia principal por ello a textos básicos, sin eludir la mención, en muchos casos, para el lector especializado, de la bibliografía que indica el estado del arte en este tema, mencionándose las obras a las cuales acudir si se desea profundizar, sin pretender por ello haber sido exhaustivo y admitiendo las limitaciones de la subjetividad en la selección de los autores y trabajos señalados. Aunque se tomen en cuenta los estudios propiamente clásicos sobre Tucídides, aquí no se pretende hacer un estudio de esa índole. Se aspira a ayudar a la comprensión de la Historia de la Guerra del Peloponeso en el contexto de la historia de las ideas, y, particularmente, del pensamiento político. Se aspira a ayudar en el estudio de ese saber teórico-práctico al cual atiende la filosofía política. Así, interesa lo clásico como elemento revitalizador de la retórica y de la capacidad del diálogo académico y político. Interesa lo clásico como un camino más para la revalorización de los principios. Interesan los principios como elemento clave para el reconocimiento del ser personal de la criatura humana y de su intrínseca dimensión social y comunitaria. Interesa la dimensión social y comunitaria para la adecuada comprensión de la historia, entendida como la aventura humana de la libertad. El libro tiene tres partes claramente señaladas. La primera (caps. 1-3), aspira principalmente a ubicar al estudiante ante algunos elementos básicos del mundo de la Hélade, del orden de la polis. La segunda (caps. 4-7), pretende mostrar, de manera sintética, el contenido de la obra de Tucídides, para facilitar la comprensión del texto al lector y relacionarlo con aspectos insoslayables de la Weltanschauung de la Grecia clásica, sobre todo con el sentido trágico de

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TUCÍDIDES

la vida, inseparable de su visión de la historia. Las extensas citas de la selección realizada, para los estudiantes, de la Historia de la Guerra del Peloponeso, siguen la reconocida traducción castellana publicada por la editorial española Gredos. Se procura exponer ante el lector algunos de los variados enfoques de la obra de Tucídides. La tercera parte (caps. 8-11), destaca ante el lector la obra magistral de Donald Kagan [1932]1, quien haciendo, por supuesto, numerosas referencias a la Historia de Tucídides, estudia en su totalidad, de manera admirable y con notable erudición (en particular en temas de historia militar), la Guerra del Peloponeso. El resumen que se intenta desplegar de los trabajos de Kagan no sigue en detalle las obras de este autor. Procura presentar al estudiante, selectivamente, algunos de los aportes de ese distinguido especialista lituano-norteamericano, que se consideran oportunos para la comprensión y la relectura crítica de la Historia de la Guerra del Peloponeso. Considero la obra de Kagan un aporte muy valioso, tanto para estudiantes como para docentes e investigadores. Cuando trabajé con ella, en el inicio de las tareas que culminan con este libro, aún no estaban traducidos al castellano ni su volumen sobre Pericles2 ni los tres que dedica a la Guerra del Peloponeso3. Los capítulos dedicados a su notable esfuerzo académico tuvieron, así, intencionalmente, la motivación de colocar al alcance inmediato de los alumnos interesados una selección ordenada de enfoques provenientes de un estudio que consideré y considero insoslayable. La tarea de realizar sobre cualquier obra un resumen divulgador corre siempre el riesgo de maltratar, deformándolo, el trabajo de referencia. He procurado que no sea así. Más allá de mi buena intención, pido anticipadamente excusas por aquello que en mi empeño resultase, en definitiva, defectuoso. 1 La dedicatoria del Liber amicorum, aa. vv. (Charles Daniel Hamilton [1940] y Peter Krenz [1954], edits.), Polis and polemos. Essays on politics, war and history in ancient Greece in honor of Donald Kagan, Regina Books, Claremont [Cal., ee. uu.], 1997, refleja la admiración de sus alumnos al profesor norteamericano de origen lituano Donald Kagan [1932] por su formidable obra académica: Optimo magistro et máximo / discipulis sui offerunt pro operibus suis multis hoc opusculum. [Sus discípulos, por sus múltiples obras, ofrecen este opúsculo a su máximo y óptimo maestro]. 2 Cfr. Donald Kagan [1932], Pericles of Athens and the birth of democracy, New York, The Free Press (Division of MacMillan, Inc.), 1991. 3 Cfr. Donald Kagan, The outbreak of the Peloponnesian War, Ithaca & London, Cornell University Press, 1989. Íd., The Archidamian War, Ithaca & London, Cornell University Press, 1990, y The fall of the athenian empire, Ithaca & London, Cornell University Press, 1991. Kagan ha hecho una síntesis de sus tres volúmenes sobre la Guerra del Peloponeso en un libro publicado en el 2003 [The Peloponnesian War, New York, Viking Press, 2003; The Peloponnesian War. Athens and Sparta in savage conflict, 431-404 a. C., London, Harper Collins, 2003]. Ese trabajo de síntesis de sus aportes precedentes ha encontrado ya versión castellana (La Guerra del Peloponeso [trad. de Alejandro Noguera Borel], Barcelona, Edhasa, 2009). Con base en sus estudios anteriores, Kagan ha publicado también otra obra sobre Tucídides [Thucydides. The reinvention of History, New York, Viking Press, 2009].

INTRODUCCIÓN

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Espero, pues, que los capítulos dedicados a la obra magistral de Donald Kagan contribuyan a la difusión de sus trabajos en nuestro medio académico. Este libro, además, pretende ser una defensa del hecho que algunas historias de la filosofía política comiencen con Tucídides. Como podrá verse, en la Historia de la Guerra del Peloponeso pueden encontrarse, con amplitud, elementos que, además de permitir conocer la parte del conflicto que reseña Tucídides, aportan luces para la consideración del orden político y la racionalidad moral y política que resultan elementos intrínsecos de esa larga guerra. Del estudio de Tucídides surge con claridad que las lecciones que, con hondura humana, social y política, se desprenden de tan terrible enfrentamiento bélico, no se limitan solo a la crítica visión del pasado al cual remiten los hechos, sino que permiten, también, en los que poseen criterios con dimensión de universalidad, arrojar luces sobre los hechos del ayer cuya crítica consideración y valoración nutre o puede nutrir la perspectiva de comprensión de los acontecimientos que llegan hasta nuestro presente. Si este texto logra despertar o afianzar alguna vocación humanística, si logra, a la vez, motivar al estudio de la historia y la política, habrá logrado su objetivo. Si ayuda a la más sólida formación en filosofía política de aquellos que a veces se acercan inicialmente al estudio de los clásicos con resignación más que con devoción y entusiasmo, colmará de satisfacción al autor que solo ha pretendido ayudar con su trabajo a la amistosa vecindad, docente y discente, con lo memorable que, además, está adornado con las notas de lo clásico. *** La obra de Tucídides es una obra de historia. Es la historia de una guerra. “Pero la historia, que abarca tantas cosas, que tiene la amplitud y la pluralidad de los actos humanos —dice Antonio Muñoz Molina—, ha sido desde su mismo origen una narración, desde los relatos tan sabrosos de Heródoto, que cuenta lo que ha visto en sus viajes y también lo que le han contado, y que cuando refiere un hecho fabuloso o improbable hace saber que él no puede atestiguar su verdad, con lo cual ya está ejerciendo esa crítica de las versiones sobre lo acontecido que es el elemento cardinal de la actitud del historiador. Quizá lo que vuelve tan atractiva la historia es esa doble condición, la de relato que seguimos porque nos absorbe, como seguimos los de la ficción, y la de actitud de conocimiento y comprensión de las cosas reales, su tentativa de desvelar eso que se llama en Macbeth «las semillas del tiempo»”4. Cuando Alexandr Ysáyevich Solzhenitsyn escribió sus memorias, precisó el sentido de su esfuerzo por dejar documentada noticia del tiempo terrible, 4 Antonio Muñoz Molina [1956], en Prólogo a la obra de Henry Ashby Turner [19322008], A treinta días del poder, Barcelona, Edhasa, 2002, pág. 14.

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TUCÍDIDES

regido por monstruos, que le había tocado vivir y padecer. Solzhenitsyn dijo que “hay que escribir solo para que todo esto no se olvide, para que alguna vez lo sepan nuestros descendientes”5. No sé si la intencionalidad de Tucídides con su Historia de la Guerra del Peloponeso habrá sido idéntica o parecida. Ciertamente, la escritura de la historia es un antídoto contra la desmemoria o la mentira interesada. Tucídides no vivió propiamente bajo un régimen totalitario, como aquel que intentó aplastar a muchos en el tiempo de Solzhenitsyn. Sin embargo, dadas las circunstancias de la guerra que conoció y de la cual procuró dejar testimonio, sabiendo, a su manera, que los escritores preocupados por la verdad nunca han tenido una vida fácil (y al parecer la de Tucídides no lo fue), posiblemente, al igual que al notable escritor e historiador ruso, trató de realizar su empeño intentando “vencer la propia ira y percibir el presente desde el punto de vista de lo eterno”6. La Historia de Tucídides, como habrá ocasión de resaltar en estas páginas más de una vez, es una historia trágica. Ante la discusión erudita sobre la autenticidad histórica de los discursos que aparecen en el libro, algunos parecen olvidar que las fuentes acerca de lo ocurrido eran, entonces, principalmente, las de la tradición oral7. La recreación que pueda haber hecho Tucídides de los distintos discursos más que un alarde de inventiva del autor, nos colocan ante el esfuerzo de quien desea reflejar el modo de ser de personas, sus distintos caracteres, el clima moral —a veces aberrante e inhumano por los planteamientos que se formulan o los hechos que se relatan—, las distintas etapas de un conflicto que estaba reduciendo a pavesas el mundo de la polis, tal como había sido visto en los mejores momentos de la Hélade. Solzhenitsyn se refiere en sus críticas (que ninguna revista publicó) a las memorias de Ilya Grigoryevich Ehrenburg [1891-1967] y Konstantin Giorgyevich Pautovski [1892-1968]. Más que atacar el hecho en sí de escribir memorias, mostraba Solzhenitsyn evidente irritación ante el hecho “de que unos escritores, habiendo vivido una larga época sombría, se escurran como anguilas para no decirnos nada importante, solo unas bobaditas, que nos unten los ojos con pomada anestésica para que no veamos la verdad”8. Hacía referencia, con tales expresiones, a la singular posición de Alexandr Trifónovich Tvardovski [1910-1971], director de Novy Mir [Nuevo Mundo], respecto a Stalin, de censurar, pero no tanto. “Pero al seguir hojeando y meditando ese mismo capítulo —dice—, encontré también al «severo padre» y su «razón» junto con su sinrazón, y el que «le debemos la victoria» y el parentesco de Stalin con el acero de las espadas, Alexandr Ysáyevich Solzhenitsyn [1918-2008], Memorias (Coces al Aguijón), Barcelona, Argos/Vergara, 1977, pág. 10. 6 Ibidem, págs. 13 y 14. 7 Cfr. Maurizio Giangiulio [1957], Erodoto e il “modelo erodoteo”. Formazione e trasmissione delle tradizioni storiche in Grecia, Università degli Studi di Trento, Trento, 2005. 8 Alexandr Ysáyevich Solzhenitsyn, op. cit., pág. 18. 5

INTRODUCCIÓN

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”y en nuestro libro de oro ni una línea, ni una coma que empañase nuestro honor. ¡Sí, lo pasado, pasado! ”Muy blandengue sonaba esto: la vergüenza de cuarenta años de campos de concentración ¿no empañó nuestro honor? Muy débil resultaba: «lo pasado, pasado», «ni quitarle, ni añadirle». Lo mismo se puede decir de cualquier clase de fascismo. Entonces, ¿qué?, ¿sobra Núremberg? ¿Lo pasado, pasado...? Una filosofía impotente, que no te permite enjuiciar la historia”9. Hasta aquí Solzhenitsyn. Pues bien, me parece que Tucídides no escribe inspirado en una filosofía impotente y que, además, escribe su libro con la intención deliberada, de que sus lectores sí puedan enjuiciar la historia. Considero que la Historia de la Guerra del Peloponeso puede servir de modelo no solo a historiadores que no deseen un relato de lo acontecido a las medidas de los prejuicios ideológicos de turno, sino que, además, permita la reflexión sobre el pasado mirado críticamente desde las perspectivas del presente; y la reflexión sobre el presente contando con la rica perspectiva de las enseñanzas del ayer. Un historiador serio no exhibe un apasionado amor por el juicio presuroso, sino por la objetividad del proceso que se presenta y por la madura consideración de las personas y los hechos envueltos en el mismo. En la Historia de la Guerra del Peloponeso el lector se encuentra ante la paradoja de una nación de enemigos que secretamente desean dejar de serlo... a través de un feroz enfrentamiento bélico. Me parece que Tucídides no trata de emplazar, sino de conocer y dar a conocer lo ocurrido. Que pudo hacerlo mejor (sería una de las críticas que pudiera alguien formularle) no cabe la menor duda, porque toda obra humana resulta siempre infinitamente perfectible. Pero su aporte es un intento considerable de objetividad. La historia no es lo que pudo ser, sino lo que fue; no lo que deseamos o nos conviene que hubiese ocurrido, sino el recuento de aquello que efectivamente ocurrió. Otra cosa sería historia ficción. Y no parece que Tucídides haya deseado hacer historia ficción, sino historia real, mostrando, eso sí, que todo aquello que resulta —en cuanto hecho histórico— irreversible, si pudo, en poco o en mucho o en todo, haberse evitado o que hubiese podido ser de otra manera. Lo irreversible no es lo inevitable. Porque la historia es artesanía de la libertad. El historiador no se valora tanto por su capacidad de predicción cuanto por su acertado y sugerente enfoque de los hechos que permite, sobre todo si se trata de historia política, como es el caso de Tucídides, el análisis realista de las circunstancias descritas, complejas de por sí, y su decantación en lecciones valederas más allá de la coyuntura precisa, para el análisis y comprensión de los comportamientos humanos en su dimensión comunitaria. 9

Ibidem, págs. 20 y 21.

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*** Estas páginas dedicadas a Túcidides y su Historia de la Guerra del Peloponeso, aspiran a contribuir, por supuesto, a la reflexión crítica del lector sobre el texto estudiado. Así, se verá la guerra como ruptura del orden. Y dado que Karl Marx [1818-1883] y los marxismos concibieron la violencia como partera de la historia, se harán consideraciones sobre la violencia bélica —la guerra como suprema expresión de la violencia— como hipotética partera sublimada de la historia. Ello conducirá a un interrogante inmediato, necesario, inescindible: ¿Puede del máximo desorden surgir el orden? No se trata, aquí, de detenernos en profundidad en considerar la temática del anarquismo de Mijaíl Alexándrovich Bakunin [1814-1876] acerca de la creación destructiva (la aniquilación del status quo como prerrequisito de la construcción del orden nuevo). Se trata, sí, de no eludir la cuestión de la guerra como vía para lograr el dominio o la eliminación del adversario en la confrontación histórico-política. ¿Se trató, en la Guerra del Peloponeso, tanto por Atenas como por Esparta —de sus dirigentes—, de la extensión patológica de aquello que, andando el tiempo, Jacob Burckhardt [1818-1897] llamaría el mal bismarckiano (consolidación y extensión del poder mediante la conquista), fenómeno que, a la postre, conduciría a la decadencia y caducidad histórica de la polis? El asunto es complejo, porque la violencia bélica puede ser vista como la negación radical de la estructura dialogante del ser humano personal. Y tal ruptura del ser personal (en su proyección social o colectiva) puede ser vista como la antítesis de la libre y perfeccionante donación de sí en la conducta en su dimensión de alteridad. Así, la reflexión sobre la persona adquiere rango de vía para la crítica radical de la tragedia colectiva. Sobre la Historia de la Guerra del Peloponeso diversos estudios han puesto de relieve los aspectos económicos10 y diplomáticos11; así como los factores de disensión interna en el marco de las poleis en conflicto12. Existen estudios que van desde el análisis del conflicto13 hasta la consideración de los 10 Cfr. por ejemplo, Yvon Garlan [1933], Guerre et economie en Grèce Ancienne, Paris, Éditions de la Découverte, 1999. 11 Cfr. por ejemplo, Frank Ezra Adcock [1886-1968] y Derek J. Mosley [1945?], Diplomacy in Ancient Greece, London, Tames & Hudson, 1975 / St. Martin Press, New York, 1975; Derek J. Mosley [1945?], Envoys and diplomacy in Ancient Greece, Wiesbaden, Franz Steiner Verlag, 1973; Luigi Piccirilli [1939-2002], L’invenzione della diplomazia nella Grecia Antica, Roma, L’Erma di Bretschneider [Giorgio Bretschneider Editore], 2002. 12 Cfr. Andrew William Lintott [1936], Violence, Civil strife and revolution in classical city, 750-330 b. C., Johns Hopkins University Press, Baltimnore, 1982. También, Nicholas Geoffrey Lempière Hammond [1907-2001], A history of Greece to 322 b. C., Oxford, Clarendon Press, 1967. 13 Cfr. June W. Allison [1945], Conflict, antithesis and the ancient history, Ohio State University Press, Columbus, 1990.

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errores militares y sus lecciones para la estrategia moderna14; mientras otros han dedicado su esfuerzo al estudio de los términos y los conceptos15. La lectura crítica con perspectiva actual de Tucídides arroja, pues, muchas enseñanzas sobre la moral y la vida ciudadana, sobre la ética y la política, sobre la paz y los medios pacíficos de solución de controversias, sobre la política y la guerra y sobre los aspectos estratégicos y tácticos de la guerra en sí misma16. Pero, sobre todo, enseña la capacidad destructiva de la guerra y que la violencia belicista es cualquier cosa, menos partera de la historia. La violencia bélica no es ajena al sentido trágico de la historia. La até homérica está presente en Tucídides. En la Historia de la Guerra del Peloponeso puede constatarse, en variados momentos, la impotencia personal ante el desorden. También de la reflexión sobre su texto surge el aporte de la racionalidad histórico-política en la recuperación del orden (o en su intento de recuperación). La historia de Tucídides es trágica: muestra la destrucción de una polis (Atenas) como ruptura del orden. Tal destrucción no significa, sin embargo, la extensión del orden de la polis espartana. El orden de Esparta no era un orden sustitutivo. Era la destrucción del orden histórico-político ateniense considerado por Esparta como orden antagónico. El triunfo de Esparta no significó su hegemonía en el contexto de las poleis, sino, a fin de cuentas, la caducidad histórica de la polis como estructura política fundante y referencial de la existencia en el marco de la Hélade. En la Guerra del Peloponeso se nota una variación en la percepción del orden y el desorden según la condición del sujeto del fenómeno bélico (integrante —por voluntad o forzadamente— de una de las partes en conflicto). Tal variación podía originarse en condicionamientos inmediatos, en una actitud fatalista, o en una imposibilidad de perspectiva y visión en conjunto. Las consideraciones éticas de Tucídides parecen estar inspiradas en la areté ciudadana específicamente ateniense, y, más aún, ateniense del período del esplendor del tiempo de Pericles. Y, por ello (o a pesar de ello) debe preguntarse: ¿fue la derrota ateniense expresión de su decadencia? El desorden bélico de la Gran Guerra del Peloponeso, con la destrucción del orden de la polis, plantea como exigencia no la permanencia en el desorden [hipótesis Cfr. Barry S. Strauss [1953] y Josiah Ober [1953], The anatomy of error: Ancient military disasters and their lessons for modern strategits, New York, St. Martrin Press, 1990. Vid. también aa. vv. (Barry S. Strauss [1953] y Richard Ned Lebon [1942], edit.), Hegemonic rivalry: from Thucydides to the nuclear age, Boulder [Col.], Westview Press, 1991; Luigi Piccirilli [1939-2002], Temistocle, Aristide, Cimone Tucidide di Melesia fra politica e propaganda, Genova, Il Nuovo Melangolo, 1987. 15 Cfr. June W. Allison [1945], Word and concept in Thucydides, Atlanta [Ga.], Scholars Press, 1997. 16 Cfr. Peter John Rhodes [1940], Ancient democracy and modern ideology, Duckworth, London, 2003. 14

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anarquista] sine die, sino la sustitución del orden viejo por el orden nuevo. Pero ¿hubo, en realidad, sustitución del orden viejo por uno nuevo? Pareciera, como quedó anotado, que hubo más destrucción del orden de la polis ateniense que imposición del orden típico de la polis espartana. No da la impresión de estar presente en Tucídides la llamada moral del éxito. De las páginas de la Historia de la Guerra del Peloponeso, por el contrario, surge con nitidez que la victoria y la derrota no son categorías morales, sino circunstancias histórico-políticas. Surge, sí, la visión de la hybris como negación de la racionalidad dialógica y como causa evidente de reacción frente al orden. El orden personal y el orden social son vistos, de tal modo, no como fenómenos idénticos, sino como fenómenos que, admitiendo consideración a se, no pueden realistamente divorciarse de manera plena. La fundamentación ontológica y ética del orden es mostrada en su raíz teológica. Dios —la deidad helénica— es visto como fuente y causa del orden del ser. El desorden, resultado de la hybris, es visto como aniquilación y como rebelión frente a Dios. Esparta como polis más antigua aspiraba a una consideración paradigmática: a ser vista como la referencia necesaria del orden de la polis en su sentido más amplio y total: del orden de las poleis. La petición de que Atenas no construyera murallas suponía, desde la perspectiva espartana, que la polis de Esparta era la garantía del orden frente a cualquier peligro exterior. La decisión ateniense de construir no una sino dos murallas fue vista por Esparta como la destrucción de su orden, además de un reto a su potencial hegemonía o de afirmación fáctica de una pretensión de hegemonía por parte de Atenas. En el marco de la Weltanschauung helénica, ¿podía (o debía) Atenas aceptar, sin más, la hipótesis de Esparta de que, para la defensa de las poleis, ya estaba ella? ¿Tenía la concepción de Esparta vigencia después de las Guerras Médicas o Persas? Son interrogantes que se plantean inevitablemente en el estudio de la obra de Tucídides. La Historia de la Guerra del Peloponeso queda, valga recordarlo, como historia, inconclusa. La última referencia destacada en el escrito de Tucídides es a la expedición a Sicilia. No parece que ello se deba a que Tucídides no viviera hasta el final del conflicto. Posiblemente vivió el tiempo suficiente después del conflicto para revisar su recuento de la guerra y considerar, una y otra vez, los acontecimientos de los cuales quiso dejar noticia. Tucídides fue, al parecer, gran admirador de Pericles. Este, a su vez, da la impresión de haber sido no solo el espléndido gobernante de la etapa más fulgurante de Atenas, sino también un destacado estratega. Como estratega, Pericles no figura en la historia con las oscilaciones, variaciones y traiciones de Alcibíades. Por el contrario, refleja, en su elipse como figura pública, una adhesión completa a la polis de Atenas; y, además, exhibe la convicción de la supremacía no solo cultural sino también militar y política de la polis de Atenas

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en el contexto de las poleis griegas. ¿Fue esta convicción resultado de la cuasimilagrosa victoria contra los persas en las Guerras Médicas, lucha en la cual los atenienses no contaron con la solidaridad efectiva, sino dosificada y ocasional, de los espartanos (y de otras poleis)? ¿Podía Esparta considerarse, por la excelencia militar de sus hoplitas, la defensora por antonomasia del orden religioso-político de la polis? ¿Es también la hybris la causa de los errores —y, en fin, de la derrota— de los persas en las Guerras Médicas? ¿Fue la victoria ateniense en las Guerras Médicas la causa de su propia hybris? ¿Fue la hybris de Esparta la que, apoyada en la hybris de Atenas, puede considerarse la causa causarum de la Guerra del Peloponeso? ¿Dejarse dominar —personal y colectivamente— de la hybris supone, en sí, una rebelión contra el orden? ¿Podía —luego de los combates iniciales y de las treguas que señalan las distintas etapas de la guerra— haberse reflexionado (tanto por Esparta como por Atenas) sobre las terribles consecuencias del aniquilamiento efectivo del orden y sobre sus causas? ¿Fue el contagio de la hybris el fenómeno que hizo imposible, en ambas partes, las reacciones necesarias buscando la contención de la vorágine bélica que llevaba, fuere cual fuere el vencedor, a la ruptura y aniquilación del orden? Vale decir, ¿impidió el desorden personal de los dirigentes de los bandos en disputa la rectificación del camino bélico emprendido? ¿Supuso la lección de Tucídides una visión moral de la historia, en la cual a la introducción del desorden en el plano personal —la ruptura del orden de la conciencia, que lleva a la pérdida de la recta racionalidad y a su oportuna y justa expresión axiológica—, sigue el inevitable desorden histórico-político? Aunque se experimente la inclinación a responder afirmativamente a tales preguntas, estos y otros interrogantes sobre el tema no encontrarán una respuesta definitiva y de universal aceptación. Sin embargo, la paciente constancia del lector puede permitir su juicio personal al llegar al final de estas páginas. Si la fragmentación producida por la ruptura del orden es resultado moral de la pérdida de la rectitud moral, y esta tiene, como consecuencia ineludible, la pérdida de la racionalidad dialógica con sentido de armonía (en esa racionalidad se afinca y se fortalece el orden), ello encuentra su explicación en que, para los integrantes de la polis, el orden de ella era, en sí, un fin ético y fuente de fines éticos. ¿Es la visión del orden, con su raíz teológica, resultado de una visión platónica? ¿En el orden de las ideas de Platón, la verdad y la justicia debían estar proclamando la armonía que el mismo orden supone? Platón, en La República, no cede en lo atinente a la enseñanza de la música, en cuanto percibe en ella un elemento clave para la formación de la areté. No solo porque la música encierra, según él, hipotéticamente, un contenido virtuoso, sino porque distinguía en ella una expresión sublime del orden, de origen divino, que debería reflejarse en el marco de la polis para garantizar su existencia.

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A todos esos interrogantes intenta dar respuesta (o facilitar la reflexión sobre una posible respuesta, así sea parcial) este trabajo, porque en las páginas de Tucídides, más allá de los acontecimientos relatados, se plasma una larga consideración sobre el orden y el desorden, sobre las causas humanas de uno y otro; y dicha reflexión abona uno de los temas axiales, permanentes, insoslayables, de la política considerada como empeño humano, manifestación de la naturaleza social de la persona, en el decurso del tiempo. En la relectura crítica de la Historia de la Guerra del Peloponeso, pues, no se trata tanto de buscar, como alimento del pensamiento actual, un clasicismo con énfasis en lo estético, cuanto procurar elementos para superar el mayor riesgo intelectual que siempre acomete a toda generación: la tentación del autoengaño. La reflexión intelectual sobre la política y la historia política no puede ni debe estar teñida del escepticismo, de esa terrible falta de fe de muchas de las expresiones de la modernidad y la posmodernidad. Más que la desesperanza, es el profundo respeto a la dignidad de la persona y de los pueblos lo que genera la confianza en la grandeza histórica y política alimentada por la racionalidad moral; y es ella —la racionalidad moral— la que ha impulsado siempre con el renacer de los principios éticos, su supervivencia a pesar de las tragedias; la que ha impulsado siempre la recuperación del sentido trascendente de la existencia humana.

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