Charles Darwin

Biografía. Formación. Viaje del Beagle. Teoría de la evolución. Críticas

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Story Transcript

indice Primeros años y formación 3 Los últimos años de Darwin 4 Viaje del Beagle 5 TeorÃ−a de la evolución de darwin 7 Desarrollo de la teorÃ−a de la evolución 8 CrÃ−ticas en los inicios de la teorÃ−a de la evolución 9 El mundo de darwin 10 Opinión personal 11 BibliografÃ−a 12 Primeros años y formación Charles Robert Darwin nació en Shrewsbury, Shropshire, Inglaterra, el 12 de febrero de 1809 en su casa, llamada "The Mount" (El monte). Fue el quinto de seis de los hijos que tuvieron entre Robert Darwin y Susannah Darwin. Era nieto de Erasmus Darwin por parte de padre. A los ocho años Charles ya mostraba predilección por la historia natural y por el coleccionismo de ejemplares cuando en 1817 se incorporó a la escuela diurna, regida por el predicador de la capilla donde asistÃ−a a los cultos. En septiembre de 1818 se incorporó con su hermano Erasmus a la cercana escuela anglicana de Shrewsbury como pupilo. Darwin pasó el verano de 1825 como aprendiz de médico, ayudando a su padre a asistir a las personas necesitadas de Shroshire, antes de marchar con Erasmus a la Universidad de Edimburgo. Encontró sus clases tediosas y la cirugÃ−a insufrible, de modo que no se aplicaba a los estudios de medicina. Aprendió taxidermia con John Edmonstone, un esclavo negro liberto que habÃ−a acompañado a Charles Waterton por las selvas de Sudamérica y se le veÃ−a frecuentemente sentado con aquel "hombre inteligente y muy agradable". Colaboró con las investigaciones de Robert Edmund Grant sobre la anatomÃ−a y ciclo vital de los invertebrados marinos en el Fiordo de Forth, y en marzo de 1827 presentó ante la Sociedad Pliniana el descubrimiento de que unas esporas blancas encontradas en caparazones de ostras eran los huevos de una sanguijuela. Un buen dÃ−a, Grant expuso las ideas evolucionistas de Lamarck. Darwin quedó estupefacto, pero al haber leÃ−do recientemente ideas similares en los escritos de su abuelo Erasumus, mantuvo posteriormente una postura indiferente. Su primo le introdujo en la moda popular de coleccionar escarabajos, a la que se dedicó con entusiasmo, consiguiendo publicar algunos de sus hallazgos en el manual Illustrations of British entomology de James Francis Stephens. Se convirtió en un amigo Ã−ntimo y seguidor del profesor de botánica John Stevens Henslow y conoció a otros importantes naturalistas que contemplaban su trabajo cientÃ−fico como una teologÃ−a natural. . Durante este perÃ−odo leyó tres obras que ejercerÃ−an una influencia fundamental en la evolución de su pensamiento: otra obra de Paley, TeologÃ−a Natural, uno de los tratados clásicos en defensa de la adaptación biológica como evidencia del diseño divino a través de las leyes naturales.El recién publicado Un discurso preliminar en el estudio de la filosofÃ−a natural, de John Herschel, que describÃ−a la última meta de la filosofÃ−a natural como la comprensión de estas leyes 1

a través del razonamiento inductivo basado en la observación; y el Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente, de Alexander von Humboldt. Inspirado por un ardiente afán de contribuir, Darwin planeó visitar Tenerife con algunos compañeros de clase tras la graduación para estudiar la historia natural de los trópicos. Mientras preparaba el viaje se inscribió en el curso de geologÃ−a de Adam Sedgwick y posteriormente le acompañó durante el verano a trazar mapas de estratos en Gales.Tras una quincena con otros amigos estudiantes en Barmouth, volvió a su casa y le llegó una carta que le proponÃ−a un puesto como naturalista sin retribución para el capitán Robert FitzRoy, más como un acompañante que como mero recolector en el HMS Beagle, que zarparÃ−a en cuatro semanas en una expedición para cartografiar la costa de América del Sur. Los últimos años de Darwin A pesar de los repetidos brotes de su enfermedad durante los últimos 22 años de su vida, Darwin continuó infatigablemente su trabajo. HabÃ−a publicado El origen de las especies como un resumen abstracto de su teorÃ−a, pero los aspectos más controvertidos de su mayor obra quedaban aún incompletos, incluyendo temas tan esenciales como el origen del hombre a partir de animales primitivos, y las posibles causas del desarrollo de la sociedad y las habilidades humanas. Darwin pasó el resto de su vida desarrollando diferentes aspectos de problemas surgidos por el Origen. Sus libros posteriores, incluyendo La variación de los animales y las plantas bajo condiciones de domesticación (1868), El origen del hombre (1871), y La expresión de las emociones en los animales y en el hombre (1872), fueron exposiciones detalladas de temas que se habÃ−an limitado a pequeñas secciones del Origen. La primera parte del planeado "gran libro" de Darwin, titulado Variación de las plantas y los animales en estado doméstico creció hasta convertirse en dos enormes volúmenes, obligándole a desistir de nuevas ideas como la evolución humana o la selección sexual. A pesar de su extensión, la obra se vendió brillantemente en 1868, pero el interés decayó rápidamente. Charles Lyell ya habÃ−a popularizado el tema de la prehistoria de la humanidad, y por entonces Thomas Henry Huxley organizaba sesiones de anatomÃ−a comparada en las que se estudiaban cráneos de simios y humanos en distinto grado de desarrollo. Con El origen del hombre, y la selección en relación al sexo, publicado en 1871, Darwin fundamentó cientÃ−ficamente la teorÃ−a según la cual el hombre era un animal más, mostrando la continuidad de caracterÃ−sticas fÃ−sicas y mentales entre el hombre y otros primates. AsÃ− mismo, expuso la teorÃ−a de la selección sexual como una explicación a determinadas caracterÃ−sticas no adaptativas de los animales, como el plumaje de cola del pavo real, asentando la idea de que la evolución humana funcionaba análogamente al establecer diferencias entre sexos, asÃ− como caracterÃ−sticas fÃ−sicas, raciales y culturales, dando a entender que el hombre era una especie más del reino animal. Su siguiente publicación, La expresión de las emociones en el hombre y los animales (1872), iba acompañada de ilustraciones que comparaban la evolución de la psicologÃ−a humana con la conducta animal. Ambos libros fueron enormemente populares y el mismo Darwin se declaró sorprendido de que "todo el mundo hablase sobre ello sin demostrar sorpresa alguna". Sus experimentos e investigaciones sobre evolución culminaron en sus trabajos sobre el movimiento de plantas trepadoras y carnÃ−voras, sobre los efectos de la heterosis y la autofertilización vegetal y sobre diferentes formas de flores en una misma especie de planta. En su último libro, El poder del movimiento en las plantas, Darwin investigó el efecto de la presencia de lombrices en la formación del suelo. Murió en Downe, Kent (Inglaterra) el 19 de abril de 1882. Esperaba ser enterrado en el patio de la iglesia de St. Mary, en Downe, pero por petición de sus colegas, el presidente de la Royal Society, William Spottiswoode, hizo un funeral de estado en la AbadÃ−a de Westminster, donde fue enterrado junto a John Herschel y Isaac Newton. 2

Viaje del Beagle El viaje del Beagle duró casi cinco años, zarpando de la bahÃ−a de Plymouth el 27 de diciembre de 1831 y llegando a Falmouth el 2 de octubre de 1836. Tal como Fitzroy le habÃ−a propuesto, el joven Darwin dedicó la mayor parte de su tiempo a investigaciones geológicas en tierra firme y a recopilar ejemplares, mientras el Beagle realizaba su misión cientÃ−fica para medir corrientes oceánicas y cartografiando la costa. Darwin tomó notas durante todo el viaje, y enviaba regularmente sus hallazgos a Cambridge, junto con una larga correspondencia para su familia que se convertirÃ−a en el diario de su viaje. TenÃ−a nociones de geologÃ−a, entomologÃ−a y disección de invertebrados marinos de modo que reunió hábilmente gran número de especÃ−menes para que los especialistas en la materia pudieran llevar a cabo una evaluación. La mayorÃ−a de sus notas zoológicas versan sobre invertebrados marinos, comenzando por una notable colección de plancton que reunió en una temporada con viento en calma. En su primera escala, en Santiago de Cabo Verde, Darwin descubrió que uno de los estratos blanquecinos elevados en la roca volcánica contenÃ−an restos de conchas. Como Fitzroy le habÃ−a prestado poco antes la obra de Charles Lyell Principios de GeologÃ−a, que establecÃ−a los principios uniformistas según los cuales el relieve se formaba mediante surgimientos o hundimientos a lo largo de inmensos periodos de tiempo, Darwin comprendió ese fenómeno desde el punto de vista de Lyell, e incluso se planteó escribir en el futuro una obra sobre geologÃ−a. En Brasil, Darwin quedó fascinado por el bosque tropical, pero aborreció el espectáculo de la esclavitud. En Punta Alta y Barrancas de Monte Hermoso, cerca de BahÃ−a Blanca, Argentina, realizó un hallazgo de primer orden al localizar en una colina fósiles de enormes mamÃ−feros extintos junto a restos modernos de bivalvos, extintos más recientemente de manera natural. Identificó al poco conocido megaterio, cuyo pesado caparazón óseo le pareció en un principio una gigantesca versión del armadillo local. Estos hallazgos despertaron un enorme interés a su regreso a Inglaterra. Cabalgando se dedicó a observar la geologÃ−a y extraer más fósiles, adquiriendo, al mismo tiempo, una perspectiva de los problemas sociales, polÃ−ticos y antropológicos tanto de los nativos como de los criollos en el momento anterior a la revolución de los Restauradores. También aprendió que los dos tipos de ñandú poseen territorios separados, aunque superpuestos. Contempló con asombro la diversidad de la fauna y la flora en función de los distintos lugares. AsÃ−, pudo comprender que la separación geográfica y las distintas condiciones de vida eran la causa de que las poblaciones variaran independientemente unas de otras. Continuando su viaje hacia el sur, observó llanuras aplanadas llenas de guijarros en las que cúmulos de restos de conchas formaban pequeñas elevaciones. Como estaba leyendo la segunda obra de Lyell, asumió que se trataba de los "centros de creación" de especies que éste describÃ−a, aunque por primera vez comenzó a cuestionar los conceptos de lento desgaste y extinción de especies defendidos por Lyell. En la Tierra del fuego se produjo el retorno de tres nativos Yagán que habÃ−an sido embarcados durante la primera expedición del Beagle, con objeto de recibir una educación que les permitiera actuar de misioneros ante sus semejantes. Darwin los encontró amables y civilizados, aunque los otros nativos le parecieron "salvajes miserables y degradados", tan distintos de los que iban a bordo como lo pudieran ser los animales salvajes de los domésticos, si bien, para Darwin, esa diferencia estribaba en cuestiones culturales y no raciales. A diferencia de sus colegas cientÃ−ficos, empezó a sospechar que no existÃ−a una diferencia insalvable entre los animales y las personas. Al cabo de un año, la misión habÃ−a sido abandonada. Uno de los fueguinos retornados, a quien le habÃ−an dado el nombre cristiano de Jemmy Button, vivÃ−a con los demás nativos, se habÃ−a casado y manifestó no tener ningún deseo de volver a Inglaterra. En Chile, Darwin fue testigo de un terremoto, observando indicios de un levantamiento del terreno, entre los que se encontraban acumulaciones de valvas de mejillones por encima de la lÃ−nea de la marea alta. Sin embargo, también encontró restos de conchas en las alturas de los Andes, asÃ− como árboles fosilizados 3

que habÃ−an crecido a pie de playa, lo que le llevó a pensar que según subÃ−an niveles de tierra, las islas oceánicas se iban hundiendo, formándose asÃ− los atolones de arrecifes de coral. Poco después, en las Islas Galápagos, geológicamente jóvenes, Darwin se dedicó a buscar indicios de un antiguo "centro de creación", y encontró variedades de pinzones que estaban emparentadas con la variedad continental, pero que variaban de isla a isla. También recibió informes de que los caparazones de tortugas variaban ligeramente entre unas islas y otras, permitiendo asÃ− su identificación. En Australia, la rata marsupial y el ornitorrinco le parecieron tan extraños que Darwin pensó que era como si "dos creadores" hubiesen obrado a la vez. Encontró a los aborÃ−genes australianos "bienhumorados y agradables", y notó su decadencia por la proliferación de asentamientos europeos.

El HMS Beagle también investigó la formación de los atolones de las Islas Cocos, con resultados que respaldaban las teorÃ−as de Darwin. Por aquel entonces, Fitzroy -que redactaba la "narración oficial" de la expedición- leyó los diarios de Darwin y le pidió permiso para incorporarlos a su crónica. El diario de Darwin fue entonces reescrito como un tercer volumen dedicado a la historia natural. En Ciudad del Cabo, una de las últimas escalas de su vuelta al mundo, Darwin y Fitzroy conocieron a John Herschel, quien habÃ−a escrito recientemente a Lyell alabando su teorÃ−a uniformista por plantear una especulación sobre "ese misterio de misterios: la sustitución de especies extintas por otras" como "un proceso natural en oposición a uno milagroso". Ordenando sus notas rumbo hacia Plymouth, Darwin escribÃ−a que de probarse sus crecientes sospechas sobre los pinzones, las tortugas y el zorro de las islas Malvinas, "estos hechos desbaratan la teorÃ−a de la estabilidad de las especies" (más tarde, reescribió prudentemente "podrÃ−an desbaratar"). Posteriormente reconoció que en aquel momento, los hechos observados le hacián pensar que "arrojaban alguna luz sobre el origen de las especies. TeorÃ−a de la evolución de darwin Antes del siglo XIX existieron diversas hipótesis que intentaban explicar el origen de la vida sobre la Tierra. Las teorÃ−as creacionistas hacÃ−an referencia a un hecho puntual de la creación divina; por otra parte, las teorÃ−as de la generación espontánea defendÃ−a que la aparición de los vivos se producÃ−a de manera natural, a partir de la materia inerte. En primer lugar; los experimentos realizados por Pasteur, y, de manera fundamental, con los bajos del naturalista británico Charles Darwin (1859), que en su obra El origen de las especies aporta una explicación cientÃ−fica sobre la evolución o «descendencia con modificación», término utilizado por el cientÃ−fico para definir estos fenómenos. A pesar de que Charles Darwin ostenta el honor de haber elaborado esta teorÃ−a de manera cientÃ−fica y rigurosa, existieron importantes antecedentes —puede mencionarse en este sentido la aportación del propio abuelo de Darwin, Erasmo Darwin— que establecieron las primeras pautas del interés cientÃ−fico por estos temas. Evolución de los pinzones de Darwin A lo largo de cinco años —entre 1831 y 1836—, Charles Darwin, viajando a bordo del Beagle, recogió datos botánicos, zoológicos y geológicos que le Permitieron establecer un conjunto de hipótesis que cuestionaban las ideas precedentes sobre la generación espontánea de la vida. Durante los veinte años siguientes intentó aplicar estos datos a la formulación de una explicación coherente sobre la diversidad observada. En 1858, Darwin se vio obligado a presentar sus trabajos, cuando recibió el manuscrito de un joven naturalista, A. R. Wallace, que habÃ−a llegado de manera independiente a 4

¡as mismas conclusiones que él, es decir, a la idea de ¡a evolución por medio de la selección natural. Tanto Darwin como Wallace habÃ−an tomado como base la obra de Malthus sobre el crecimiento de la población, en la que se establece que, dicho factor tiende a ser muy elevado, se mantiene constante dado que la disponibilidad de alimento y espacio son limitados; a partir de esta premisa la idea de la competencia. Con esta base argumental se pueden establecer dos aspectos fundamentales que sustentan la teorÃ−a de Darwin y Wallace. Ambos cientÃ−ficos dan por sentado que los seres vivos pueden presentar clones. Desarrollo de la teorÃ−a de la evolución A finales del siglo XIX, el llamado neodarvinismo primitivo, que se basa en el principio de la selección natural como base de la evolución, encuentra en el biólogo alemán A. Weismann uno de sus principales exponentes. Durante el siglo XX, desde 1930 a 1950, se desarrolla la teorÃ−a neodarwinista moderna o teorÃ−a sintética,: denominada asÃ− porque surge a partir de la fusión de tres disciplinas diferentes: la genética, la sistemática y la paleontologÃ−a. La creación de esta corriente viene marcada por la aparición de tres obras. La primera, relativa a los aspectos genéticos de la herencia(1937). Su autor, T. H. Dobzhansky, plantea que las variaciones genéticas implicadas en la evolución son esencialmente mÃ−nimas y heredables, de acuerdo con las teorÃ−as de Mendel. El cambio que se introduce, y que coincide posteriormente con las aportaciones de otras disciplinas cientÃ−ficas, es la consideración de los seres vivos no como formas aisladas, sino como partÃ−cipes de una población. Esto implica entender los cambios como frecuencia génica de los alelos que determinan un carácter concreto. Si esta frecuencia es muy alta en lo que se refiere a la población, esto puede suponer la creación de una nueva especie. Más adelante, E. Mayr desarrollará en sus obras Systematics and the origin of the species (1942) y Animal species evolution (1963) dos conceptos muy importantes: por un lado, el concepto biológico de especie; por otra parte, Mayr plantea que la variación geográfica y las condiciones ambientales pueden llevar a la formación de nuevas especies. De este modo, se pueden originar dos especies distintas como consecuencia del aislamiento geográfico, o lo que es lo mismo, dando lugar, cuando intentamos el cruzamiento de dos individuos de cada una de estas poblaciones, a un descendiente no fértil. Atendiendo a las condiciones ambientales, en consonancia con las ideas de Dobzhansky., la selección actuarÃ−a conservando los alelos mejor adaptados a estas condiciones y eliminando los menos adaptados. En 1944 el paleontólogo G. G. Simpson publica la tercera obra clave para poder comprender esta corriente de pensamiento: en Tempo and mode in evolution establece la unión entre la paleontologÃ−a y la genética de poblaciones. Durante la segunda mitad del siglo XX se han planteado dos tendencias fundamentales, la denominada innovadora y el darvinismo conservador. La primera de ellas, cuyo máximo exponente es M. Kimura, propone una teorÃ−a llamada neutralista, que resta importancia al papel de la selección natural en la evolución, dejando paso al azar. Por su parte, el neodarvinismo conservador, representado por E. O. Wilson, R. Dawkins y R. L Trivers, queda sustentada en el concepto de «gen egoÃ−sta»; según esta hipótesis, todo ocurre en la evolución como si cada gen tuviera por finalidad propagarse en la población. Por tanto, la competición no se produce entre individuos, sino entre los aletos rivales. AsÃ−, los animales y las plantas serÃ−an simplemente estrategias de supervivencia para los genes. CrÃ−ticas en los inicios de la teorÃ−a de la evolución La definitiva aceptación por parte de la comunidad cientÃ−fica de las tesis defendidas en el Origen atravesó fundamentalmente dos etapas: “la conversión del mundo victoriano al evolucionismo, y el renacimiento de la teorÃ−a de la selección en los tiempos modernos. 5

Uno de los escollos fundamentales para la aceptación de la evolución afectaba a la edad de la Tierra, la cual habÃ−a de ser lo suficientemente larga como para posibilitar una evolución gradual como la postulada en el Origen. Según los estudios de Lord Kelvin, que posteriormente se demostraron erróneos, la edad de la Tierra era demasiado breve para albergar en su historia el largo proceso evolutivo, concluyendo que sólo mediante el diseño inteligente se podÃ−a haber alcanzado la gran diversidad biológica actual. Sin embargo, la datación calculada por Kelvin se contradecÃ−a con la propuesta por los geólogos, fundamentada en los primeros estudios sobre la edad de diferentes tipos de rocas. La cuestión de la edad de la Tierra sólo serÃ−a resuelta, a favor de Darwin, tras el descubrimiento de la radiactividad por Henri Becquerel. El gradualismo defendido por Darwin en el Origen fue una de las principales fuentes de controversia, como Huxley le señaló en su célebre advertencia: "Se ha cargado usted a sÃ− mismo con una dificultad innecesaria al adoptar el Natura non facit saltum de manera tan incondicional". Las objeciones al gradualismo se concentraron en dos cuestiones fundamentales: desde la paleontologÃ−a, se señaló la ausencia de formas intermedias en el registro fósil; otros autores como Lyell y George Jackson Mivart insistieron en las dificultades asociadas a la evolución gradual de órganos complejos, como el ojo. El principal argumento se centró en la inviabilidad de las etapas incipientes de estructuras que sólo al haber alcanzado un alto grado de complejidad podrÃ−an resultar útiles. La teorÃ−a de la selección natural fue cuestionada desde diversos frentes. Gran parte de la comunidad cientÃ−fica se resistió a aceptar un mecanismo de cambio no teleológico y continuó defendiendo teorÃ−as alternativas como el lamarquismo o diversas formas de vitalismo, como ilustran las objeciones de Eduard von Hartmann y Henri Milne-Edwards. Otros autores señalaros las inconsistencias lógicas internas a la propia teorÃ−a de la selección natural y derivadas de la teorÃ−a de la herencia postulada por Darwin. Si bien el Origen de las especies no se comprometió con ningún mecanismo hereditario, Darwin defendió la pangénesis, la teorÃ−a de la herencia por mezcla más en boga en su época. A pesar de que ya en 1865 Gregor Mendel habÃ−a publicado sus estudios sobre las leyes de la herencia, su teorÃ−a permaneció desconocida hasta el siglo XX. Ocho años después de la aparición de El Origen, Fleeming JenkinHYPERLINK \l "cite_note-87"[88] y después Ronald Fisher, señalaron una incompatibilidad fundamental entre el mecanismo de la selección natural y la pangénesis. Razonando desde la matemática estadÃ−stica, Jenkin mostró la alta improbabilidad de que la variación, la selección y la transmisión de nuevas caracterÃ−sticas pudiesen superar el efecto conservador de la herencia por mezcla. Con una herencia de este tipo, es más probable que la descendencia se aproxime a la distribución media de la caracterÃ−stica en la población que a sus padres. De hecho, si el mecanismo de la pangénesis fuese cierto, la variación se reducirÃ−a a la mitad en cada generación. La tradición religiosa de la familia Darwin fue un irregular unitarismo, ya que su padre y su abuelo eran librepensadores, y, al mismo tiempo, su bautismo y su formación religiosa fueron anglicanas. En su época de Cambridge, Darwin se planteó convertirse en un clérigo anglicano, sin albergar ninguna duda sobre la verdad literal de la Biblia. Sin embargo, su relación con John Herschel, asÃ− como con la teologÃ−a natural de William Paley, le hicieron adoptar un pensamiento crÃ−tico que buscaba explicaciones más allá del milagro o la teleologÃ−a de la creación divina. En el viaje a bordo del HMS Beagle, Darwin aún buscaba "centros de creación" que justificasen la distribución de las especies. AsÃ−, por ejemplo, al ver hormigas león en poblaciones de canguros habló de "dos momentos de creación distintos". Aún seguÃ−a siendo bastante ortodoxo y citaba regularmente la Biblia como una autoridad moral.[90] A su retorno, sin embargo, Darwin era mucho más crÃ−tico con el pensamiento creacionista, y se planteó por primera vez la posibilidad de que otras religiones, o incluso todas ellas, fuesen igualmente válidas. Los siguientes años, de intensa especulación en torno a cuestiones geológicas y a la transmutación de las especies, hicieron que se plantease muchas cuestiones relativas a la fe, y asÃ− lo discutÃ−a frecuentemente con Emma, su mujer, quien apoyaba su fe en un estudio y un cuestionamiento igualmente serios.

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El mundo de darwin La sociedad del antiguo régimen estaba estructurada en estamentos, a los que se pertenecÃ−a por nacimiento. El enriquecimiento de la burguesÃ−a durante la Revolución industrial trajo consigo la progresiva desintegración de esta estructura social. Surgió una nueva sociedad denominada sociedad de clases, caracterizada por la desaparición de los privilegios y la implantación de esta nueva sociedad trajo como consecuencia el auge de la burguesÃ−a. En esta época la mayorÃ−a de la población era religiosa, razón por la cual hubo criticas hacia sus obras. Muchas de las personas que leyeron su obra no estaban preparadas para aceptar que una de las teorÃ−as de la Biblia fuese falsa, mientras que otras personas, cabe pensar de mayor libertad de pensamiento, si que estaban preparadas para aceptar tales afirmaciones. A pesar de todo, Darwin no se consideraba ateo y defendÃ−a la idea de que dios era el creador y que las especies habÃ−an evolucionado individualmente. A partir de 1870 se produjo en toda Europa, EEUU y Japón un fuerte desarrollo de la actividad económica, este periodo es conocido con el nombre de gran capitalismo, que tuvo avances técnicos, internacionalización del mercado y nuevas ramas industriales. Al mismo tiempo se da el liberalismo, que es una forma de pensamiento polÃ−tico, cuyo objetivo era la libertad del individuo, esto quiere decir que el poder residÃ−a en el pueblo. Opinión personal Opinamos que la teorÃ−a de la evolución de Darwin verÃ−dica ya que esta basado en datos de observación y experimentación, y que es “lógico” mirándolo desde el lado cientÃ−fico. Creemos que es un poco contradictorio que Darwin defienda que el creador de los seres vivos es Dios y luego sea él mismo, junto con Wallace, el que publique sus observaciones cientÃ−ficas a cerca de la evolución de los seres vivos, ya que los creyentes no aceptan como válida la teorÃ−a de Darwin.

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