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Clima en el Valle del Queiles Mediterráneo Continental, los principales caracteres climatológicos del valle medio del Ebro y de la Ribera del Queiles, están determinado por su posición dentro de la circulación general atmosférica y por las especiales condiciones fisiográficas de la Península Ibérica, que actúa en invierno y verano como un verdadero pequeño continente. No hay que olvidar el papel desempeñado por el relieve periférico a la cuenca que dificulta la penetración hacia el interior de la misma de las influencias oceánicas. Se caracteriza por la irregularidad de las precipitaciones, las fuertes oscilaciones térmicas día / noche y los vientos dominantes cierzo y bochorno. EL INVIERNO Durante la estación fría España está alternativamente sometida a la influencia de las perturbaciones venidas del Atlántico y de los Anticiclones más o menos estables que se instalan sobre la Península Ibérica. Las perturbaciones tienen trayectorias que varían considerablemente: unas se dirigen desde el Sur Sureste hacia el Norte Nordeste, mientras que otras descienden del norte hacia el Sur. Su dirección depende de la posición del frente polar del atlántico norte y su potencia está en relación con la intensidad de las depresiones atlánticas que se localizan al norte del anticiclón de las Azores en el Valle del Ebro, las lluvias son moderadas y la mayor parte de las perturbaciones no producen más que un cielo nuboso y temperaturas más suaves. En función de la posición del frente polar y de los anticiclones atlántico y continental europeo es posible distinguir varios tipos de tiempo invernal:
A/ Perturbaciones del Oeste. El Anticiclón de las Azores se sitúa a una latitud bastante baja, y las perturbaciones circulan de Oeste a Este a los 45° latitud norte. Hay poca diferencia entre la temperatura del aire del sector cálido que es generalmente aire polar recalentado y la del aire del sector frío posterior que ha realizado un largo recorrido sobre el Océano; la llegada de este flujo del Oeste se marca por una suavización de las temperaturas. La amplitud de la oscilación térmica diaria es muy pequeña menos de tres grados frecuentemente.
B/ Perturbaciones del Sudoeste. Son las que dan origen a las situaciones de temperaturas más suaves. Los frentes acompañan a depresiones barométricas profundas situadas en la proximidad de la península Ibérica. Cuando los vientos son casi de dirección surnorte la depresión del Ebro está muy protegida y las lluvias no son importantes, las temperaturas son suaves la amplitud térmica diaria es pequeña y se produce una elevación de las temperaturas mínimas.
C/ Perturbaciones del Noroeste y del Norte. Provocan a menudo temperaturas bajas, las precipitaciones no son muy abundantes, ya que se trata de perturbaciones con carácter de frente frío que dan origen a borrascas de corta duración alternando con periodos despejados. La amplitud de la oscilación térmica diaria se reduce como resultado de la disminución de la temperatura máxima.
D/ Invasiones de aire frío ártico o continental. Son debidas a la presencia de un anticiclón sobre Europa central o entre Gran Bretaña e Irlanda. Un flujo de aire glacial alcanza la zona y provoca una pronunciada bajada de temperaturas. Si el anticiclón es estable el periodo de frío puede ser largo y acusado. En general la llegada de una perturbación atlántica barre el aire glacial, pero al principio la presencia de un aire enfriado bajo el flujo de un aire marítimo
provoca nevadas antes de que la lluvia reemplace a la nieve pasados un par de días.
E/ Régimen de anticiclón local. Frecuentemente las series de perturbaciones oceánicas son interrumpidas por anticiclones situados sobre la península que dan origen a cortos periodos de buen tiempo luminoso y seco. La duración de los diversos tipos de tiempo es extremadamente variable según los años y según los meses. Un mismo mes puede ser muy frío y seco; un año, suave y húmedo el año siguiente; y suave y seco al tercer año. Los periodos de frío al estar ligados a un régimen anticiclonal seco, las nevadas no son importantes y el número de días de nieve al año es inferior a 5 en la zona del Valle del Queiles. LA PRIMAVERA La primavera, como el otoño, es otra época de inestabilidad atmosférica, motivada por el retroceso hacia el norte del frente polar; el paso de las depresiones ciclonales atlánticas no queda cortado de manera tan frecuente como en el invierno; éstas son las principales portadoras de lluvia, juntamente con las áreas aisladas de baja presión que se forman en la Península, sobre todo en Mayo, y que se resuelven en tormentas; así mismo traen lluvias los ciclones que pasan por Gibraltar y la depresión de Baleares. Otro tipo de tiempo distinto a los anteriores aparece también con frecuencia en la primavera, es el caracterizado por un avance hacia el norte del anticiclón de las Azores, el cual –o una de sus derivaciones se instala sobre la Península y aun llega hasta el Golfo de Vizcaya; este tipo de tiempo (cielo raso, irradiación nocturna y calentamiento diurno intensos) provoca oscilaciones diarias de temperatura considerables, en contraposición a las débiles variaciones térmicas de los días que pasan por la Península depresiones ciclonales. Las heladas tardías sobre todo de finales de abril son peligrosas para el viñedo en el Valle del Queiles, todos los agricultores de la zona temen las fechas de San Jorge (23 de abril), de San Marcos (25 de abril), de San Gregorio (9 de mayo) e incluso en algún año excepcional San Isidro (15 de mayo) santos a los que denominan "borrachos" porque en una sola noche puede desaparecer como resultado de la helada toda una cosecha de uva / vino. El mes de abril es un mes desagradable que contrasta netamente con el mes de mayo mucho más cálido. La diferencia de temperatura media entre los dos meses es superior a 4°. Las temperaturas se mantienen bajas hasta abril como resultado de varios factores: la inercia térmica del océano atlántico cuyas aguas se han enfriado progresivamente a lo largo del invierno y que han alcanzado su temperatura mínima al final de la estación fría. La temperatura del agua del atlántico es inferior en marzo que en enero. Es lógico que las perturbaciones del frente polar que circulan sobre el océano a comienzo de primavera recuerden mucho a las del pleno invierno, además las corrientes en chorro polares son relativamente frecuentes en esta época. En primavera durante los periodos de calma atmosférica el recalentamiento diurno es muy marcado durante el día, las temperaturas máximas pueden
sobrepasar los 25° C. La primavera se caracteriza por tanto por las brutales variaciones de temperatura. Una situación frecuente es la invasión de aire frío provocada por la presencia de un anticiclón al sur de Escandinavia y una depresión profunda al Sudoeste de la Península que provoca un brusco descenso de las temperaturas, un fuerte viento del norte y chubascos de lluvia v nieve. Después de una invasión de aire frío del norte o del nordeste se produce una situación de calma que favorece la irradiación nocturna con una masa de aire ya enfriado sobre el suelo lo que provoca la aparición de la helada. Otra causa de bruscos descensos de la temperatura primaveral es la aparición de un anticiclón en el atlántico a la altura de Irlanda que hace que vientos procedentes de altas latitudes irrumpan sobre la mitad norte de la península Ibérica; esta situación se puede ver reforzada por la existencia de una depresión situada en el Golfo de León. Es difícil fijar una fecha precisa para el fin de la primavera, en líneas generales se puede considerar que el verano comienza cuando un anticiclón se instala en el noroeste de la península.
EL VERANO Los largos periodos de buen tiempo y sequía que le caracterizan son el resultado de la presencia de un anticiclón en el atlántico oriental a la altura de las costas de la península ibérica. El anticiclón continental europeo se retira, mientras avanza hacia el norte el de las Azores. De situaciones como ésta y de la característica actuación de la Península dependen los estados de tiempo veraniegos. Uno de los más duraderos es el siguiente: mínimo de presión, estable, en el centro de la Península (que a veces se extiende a toda ella), provocado por su fuerte calentamiento en los meses de la canícula, y anticiclón de las Azores al oeste de dicha depresión: el cielo está despejado, la luminosidad es extraordinaria, las tormentas locales son de corta duración, pero a veces de gran intensidad de lluvia; aparte de éstas la situación de sequía es grande.
Gracias a estas altas presiones que prolongan hacia el norte al anticiclón de los azores, la península ibérica se encuentra en una posición de abrigo con relación a las perturbaciones atlánticas. Esta situación provoca la aparición del viento "cierzo" característico de la zona estudiada. La irradiación solar y el aire seco junto con temperaturas máximas que sobrepasan a menudo los 30° C son característicos de esta estación. Por la noche al inicio y final de la estación las pérdidas de calor por irradiación nocturna son importantes lo que provoca unas oscilaciones térmicas día noche que pueden sobre pasar los 15° C. La sequedad también es elevada cuando llega a fusionarse un ramal del anticiclón de las Azores con el anticiclón continental; la depresión peninsular ha descendido en latitud hasta el Estrecho de Gibraltar, originando una llamada de aire que provoca vientos secos de procedencia norte; en este estado de tiempo el cielo aparece asimismo sin nubes, siendo pequeña la humedad relativa. Puede suceder que el anticiclón de las Azores retroceda hacia el suroeste, mientras un ciclón atlántico se desplace desde Irlanda hacia el sur; con este estado de tiempo pueden producirse lluvias de procedencia atlántica y dirección noroestesureste, aunque habitualmente ocasiona tan solo, dada la configuración orográfica de la cuenca del Ebro, un aumento en la nubosidad. Así pues, durante el verano, el tiempo más característico es el de cielo despejado estable, con fuerte calentamiento e irradiación, solamente alterado por la nubosidad (en el mejor de los casos acompañada de precipitaciones) que traen consigo las tormentas locales originadas en la Ibérica o los vientos del noroeste cuando están más meridionales los núcleos del anticiclón oceánico y de la depresión irlandesa. Características del periodo estival son las tormentas de convención que frecuentemente siguen a una serie de días de "bochorno", viento del sur atraído por la depresión barométrica. Las lluvias tormentosas suelen ser localizadas en una pequeña porción geográfica pero suelen ser muy intensas, de forma que la lluvia de un solo día representa más de la mitad del agua caída en todo el mes. Habitualmente el viento del sureste "bochorno", precede a la lluvia en forma de precipitaciones tormentosas breves pero muy violentas. La duración de la estación estival varía según los años, la primera quincena de septiembre forma parte del verano, las temperaturas se mantienen elevadas durante el día, sobrepasando los 25° C y por las noches experimentan una apreciable caída hasta situarse en el entorno de los 10° C. EL OTOÑO Todavía en Septiembre pueden darse los tres tipos de tiempo veraniego señalados; el tercero es, sin embargo, el más frecuente. Generalmente al comienzo de la tercera decena de septiembre una brusca invasión de aire polar, marítimo provoca lluvias y una brutal caída de las temperaturas que marca el inicio del otoño. Frecuentemente después de esta situación el buen tiempo retorna a la zona estudiada, pero las temperaturas ya no alcanzan los niveles estivales. Por otra parte, la Península Ibérica, en el otoño se va refrescando cada vez más, los mínimos de presión se dirigen hacia el Mediterráneo, instalándose
sobre las Baleares y provocando vientos de dirección noroestesureste que traen precipitaciones sobre la parte suroriental de la cuenca del Ebro, pero que difícilmente llegan a la Ribera del Queiles, mucho menos cuando esa depresión de las Baleares, corriéndose hacia el este del Mediterráneo, se instala sobre Córcega, Cerdeña y Sicilia. Coincidiendo con el cambio de estación es frecuente que en ciertos años se produzcan cuantiosas lluvias en la zona como recoge el viejo refrán "septiembre o seca las fuentes o lleva los puentes". Más frecuente y más lluvioso, es el estado de tiempo motivado por el desplazamiento de los ciclones atlánticos a lo largo del frente polar, que va tomando posiciones meridionales; las lluvias de procedencia oceánica, son en el otoño las predominantes. En el otoño también son frecuentes los días soleados: en Septiembre suelen ser motivados por la repetición de estados de tiempo veraniegos; en Octubre y Noviembre, como resultado del progresivo enfriamiento de la Península, se instala sobre ella una masa de altas presiones (anticiclón peninsular) que, con frecuencia, se fusiona con el anticiclón de las Azores y el de Europa Central. En esta estación son las precipitaciones que e desarrollan del Golfo de Vizcaya al mediterráneo occidental las que tienen mayor incidencia en la zona estudiada; en particular frentes fríos venidos del norte dan origen a precipitaciones apreciables. En general podemos afirmar que el otoño es más agradable que la primavera, maravillosas jornadas soleadas permiten realizar en óptimas condiciones los trabajos de la Vendimia, teniendo en cuenta que la posición del anticiclón de los azores al comienzo de esta estación es casi la misma que en el mes de julio. La irrupción de una perturbación del norte permite la aparición de las primeras heladas pero que suelen ser débiles y tienen lugar a partir de la primera semana de noviembre. Hemos definido los factores que condicionan la climatología de la Ribera del Queiles: El frente polar, con sus sistemas frontales. El anticiclón subtropical de las Azores. El anticiclón centroeuropeo. En invierno, predominan los vientos húmedos del oeste, que empujan las borrascas del frente polar, produciendo lluvias. Esta situación es interrumpida por el anticiclón frío de Europa Central, el cual estabiliza la atmósfera, produciendo heladas y nieblas. En primavera este anticiclón se debilita, facilitando el paso de las borrascas y consecuente aumento de las precipitaciones y la suavización de las temperaturas. En verano, se instala el anticiclón de las Azores, produciendo una estabilidad con mínimos de precipitación y temperaturas elevadas, con periodos tormentosos de distribución irregular. Finalmente, en otoño, retrocede este en el atlántico, dando paso a nuevos frentes húmedos y el descenso de las temperaturas. La cercanía de la montaña del Moncayo (2.313 metros de altitud) determina que el cambio termométrico entre día y la noche, sobre todo en el periodo clave que va desde el envero hasta la vendimia es muy importante 18°C. Lo cual contribuye a la formación de taninos y antocianos.
Horas de luz anuales:
2.700 horas
En la Comarca de Tarazona, y en general en la Ribera del Queiles las precipitaciones medias anuales no llegan a los 400 mm, en los pueblos del Somontano se acercan o sobrepasan los 500 mm; y más arriba en Agramonte superan con facilidad los 700 mm. Las lluvias tienen lugar sobre todo en primavera, seguida del otoño; El invierno es pobre en lluvias y el verano es la estación mas seca, y ocasionalmente se producen tormentas. Datos de la Estación Meteorológica de Monteagudo, a tres kilómetros de la Lombana, y a dos de Cascante, en una serie de sesenta y siete años, desde 1930 a 1997, tanto en computo anual como medias pluviométricos por meses. Temperatura media anual: 13,6 º C Temperatura media en Enero (º C) 4,9 Temperatura media en Julio (º C) 21,8 Días de heladas anuales: entre un mínimo de 20 y un máximo de 40 Estas son las situaciones meteorológicas más características de la Ribera Baja. Una cosa no se debe olvidar nunca: los cambios bruscos y la variabilidad en las combinaciones de tipos de tiempo hacen que las estaciones tengan, de un año a otro, características muy diferentes.
Las precipitaciones Rodeada periféricamente por montañas, la cuenca del Ebro es en su interior extremadamente seca, en la Ribera del Queiles la media anual de precipitaciones es inferior en general a 400 mm., (379,1 mm en Fitero, 361,3 mm.en Monteagudo, 342,2 en Corella y 445 mm. en Tudela) Días de lluvia, y cantidades: últimos 20 años en las fincas de Terrazas del Queiles (media) Días de precipitación anuales: 76 Precipitación media en Primavera (mm) 63 Precipitación media en Verano (mm) 109 Precipitación media en Otoño (mm) 78 Precipitación media en Invierno (mm) 87 Totales 337 El régimen pluviométrico de la Ribera del Queiles, es marcadamente irregular de unos años a otros y presenta dos máximos estaciónales; la primavera es la estación más lluviosa con el mayor número de días de lluvia y aproximadamente casi un tercio del total anual de precipitaciones y el otoño la sigue a corta distancia. El invierno es el periodo más seco, sólo se recoge aproximadamente un veinte por ciento de la lluvia anual. La estación estival es la que presenta menos días de lluvia, pero debido a las precipitaciones tormentosas supone casi una cuarta parte de las lluvias recibidas. De los meses invernales, Marzo es el más lluvioso con alrededor de 20 mm, Enero el más seco con menos de 20 mm. y en Diciembre la cantidad de lluvia es ligeramente superior a la de éste último. En primavera destaca Mayo con unas precipitaciones superiores en un cincuenta por ciento a las de Marzo y Abril que presentan cantidades similares de lluvia. Julio es el mes más lluvioso del verano, seguido por Junio, Agosto se muestra más
seco salvo en el caso del somontano del Moncayo. En otoño en Septiembre y Octubre las lluvias se sitúan en el entorno de los 30 mm. y alcanzan en Noviembre una cantidad ligeramente superior máxima mensual de la zona. En resumen con relación a las precipitaciones: existe un máximo en Mayo, y otro secundario de precipitaciones algo menores en Abril; los mínimos de lluvia se presentan en Enero. Es importante destacar la variabilidad de las precipitaciones por la trascendencia que en una zona climática semiárida tiene la pluviosidad. En Monteagudo de los años 1988 a 1977, dos años han superado a la media (de sesenta y siete años) en más de un cincuenta por ciento, uno se aproxima a la media, en cuatro las lluvias fueron inferiores en un tercio a la media y en los tres restantes los registros indican que las lluvias también resultaron inferiores a la media pero con menor desviación.
Las temperaturas La temperatura media anual es de 13,4º C. Enero es el mes más frío con una temperatura media ligeramente superior a 5º C. De Febrero a Mayo la temperatura se eleva gradualmente; en Junio se produce el mayor incremento y en Julio se alcanza el máximo anual en el entorno de 23º C. de media, ligeramente superior a la de Agosto. Desde el máximo de Julio las temperaturas inician un continuado descenso más acentuado en Octubre y Noviembre, para alcanzar en Diciembre una temperatura media de 6,3º C, un grado superior a la del primer mes del año. La oscilación térmica anual de las medias, entre Enero y Julio es pues de 18º C. La evolución anual de las temperaturas medias máximas y mínimas es similar a la de las temperaturas medias mensuales. En Enero, el mes más frío, se registran también con mayor frecuencia, como se podía suponer, las temperaturas mínimas absolutas que en el periodo considerado han sido inferiores a los 14º C. bajo cero; Diciembre con mínimas absolutas inferiores a – 13º C ocupa el segundo lugar seguido por Febrero ( 10º C). Con relación a las mínimas absolutas hay que señalar que según los datos históricos disponibles en el año 1946 los días 18 y 19 de Enero se alcanzaron en Tudela los 13º C negativos. La última helada de primavera tiene como fecha más tardía la segunda semana de Abril y la primera helada de otoño no se produce antes de finales de Octubre. El periodo libre de heladas se sitúa por tanto en el entorno de 213 días. La temperatura máxima absoluta del periodo estudiado se alcanzó en el mes de Julio y fue de 44º C en Monteagudo, desde Abril hasta Octubre aparecen ocasionalmente registradas temperaturas máximas absolutas superiores a los treinta grados.
Los vientos Se puede señalar que predominan los vientos de dirección Noroeste, coincidente con la orientación del valle del Ebro, su presencia es más habitual en los meses primaverales e invernales. En segundo lugar de frecuencia aparecen los vientos del Norte especialmente en los meses estivales y en menor medida en los otoñales.
El “cierzo”, es el nombre que desde la antigüedad identifica en todo el valle del Ebro al viento del Noroeste, es violento y seco, refrescante en los periodos cálidos, pero gélido en los fríos. Su presencia coincide con la presencia de bajas presiones en el Oeste del Mediterráneo que atraen masas de aire del Norte. Los diferentes flujos de aire de procedencia Noroeste, Norte o Nordeste se canalizan en el amplio pasillo abierto entre la Cadena Pirenaica y el Sistema Ibérico, de modo que el papel del Moncayo, como el resto de estos montes, es el de encauzar dichos flujos, dándoles una clara componente WNW, que es sensiblemente la del Valle del Ebro. Dichas corrientes de aire (que dan lugar al cierzo) se producen siempre que existe un gradiente de presión entre el Cantábrico y el Mediterráneo. Este viento, frío y seco, fuerte y constante, da lugar a descensos de las temperaturas, además de producir una “sensación térmica” de estar a una temperatura menor que la real. Al ser desecante, favoreciéndola evaporación de las aguas libres y de las tierras de labor, aumentando la aridez, ya de por sí importante en estas zonas. Como efectos positivos, evita la formación de nieblas y de escarcha, y de heladas. Es el viento característico de la zona pero no el único, le sigue en importancia el bochorno, que suele soplar en sentido contrario. El “bochorno” es el nombre local para designar el viento del Sureste, cálido y sofocante, frecuente en los meses caniculares, cuyo desencadenante es la presencia de una zona de bajas presiones en la vertical de la Península Ibérica como resultado del calentamiento de ésta durante los meses cálidos que provoca la llegada de vientos de procedencia mediterránea cálidos y húmedos. La evapotranspiración potencial presenta déficit desde los meses de Marzo Abril hasta el mes de Octubre, el déficit medio acumulado anual supera los 400mm, este dato indica claramente la importancia de disponer de riego para la viabilidad de los cultivos veraniegos.
Serie pluviométrica 19301997 Observatorio de Monteagudo Años E año pm
F
M
A
M
J
J
A
S
O
N
D
1930 15,5 399,9 35,8 1931 1,6 251,0 16,7 1932 25,4 597,5 64,0 1933 14,6 416,5 55,5 1934 3,4 402,9 67,0 1935 35,9 326,5 41,0 1936 12,9 289,2 15,0 1937 14,7 379,3 27,8 1938 0,6 298,6 22,0 1939 4,6 321,6 28,2 1940 14,7 408,7 64,0 1941 46,5 472,6 46,5 1942 18,5 453,3 28,0 1943 5,7 390,5 58,0 1944 1,7 360,5 36,5 1945 50,7 385,8 63,5 1946 37,5 396,8 30,5 1947 5,5 336,7 29,0 1948 53,0 294,6 36,0 1949 1,2 395,9 28,0
23,6
25,3
68,0
51,3
45,0
5,5
16,7
5,8
21,1
62,3
59,8
34,0
45,3
2,3
34,7
16,5
7,3
28,7
15,8
37,9
23,1
3,8
30,0
27,8
35,6
44,2
110,8 127,4
36,8
45,3
11,1
72,5
30,6
18,0
67,7
13,6
47,6
54,9
17,9
4,7
23,9
41,3
34,2
78,1
3,0
26,6
49,6
39,3
57,6
16,8
15,6
15,2
7,7
116,5
51,6
0.6
8
8.6
109,5
15.6
47,6
29,4
16,7
9,5
16,6
28,5
11,5
44,9
29,5
37,7
30,1
16,3
17,0
23,1
19,4
23,6
23,2
19,0
20,5
29,5
37,7
63,1
10,6
0,0
26,3
117,7
17,0
23,2
0,3
11,0
21,4
47,0
37,5
16,7
1,0
72,8
19,4
17,2
54,3
13,9
18,6
3,9
17,0
88,5
33,5
37,1
34,7
13,7
23,1
33,0
25,0
15,0
29,5
4,5
82,0
0,0
90,0
18,0
124,0
6,0
0,0
19,0
19,4
99,0
71,7
28,1
80,3
9,4
84,8
0,3
15,0
0,3
19,5
27,0
147,0
31,2
55,0
10,0
45,5
44,0
18,0
32,6
5,0
5,6
10,7
60,3
23,0
10,9
78,4
78,2
37,0
8,5
11,1
61,1
34,3
6,3
12,4
96,7
30,2
0,3
5,2
85,6
41,1
10,8
36,5
13,7
19,8
22,6
10,8
49,3
48,9
48,3
10,5
11,7
80,6
18,9
9,0
23,7
117,5
108,6
9,5
4,0
33,2
3,8
17,2
0,3
35,1
77,5
20,5
0,3
93,5
3,0
13,0
15,0
46,0
7,0
22,0
34,0
19,0
18,0
59,0
72,0
12,0
9,0
9,0
11,0
23,0
0,3
10,9
10,3
30,5
17,3
52,0
58,5
18,7
24,0
112,0
13,5
34,2
23,7
1950 9,5 268,9 15,0 1951 48,9 505,5 48,7 1952 14,7 219,9 19,0
19,0
20,0
29,5
37,7
30,1
16,3
17,0
23,1
19,4
23,6
23,2
23,3
24,2
69,1
37,1
61,4
62,9
35,6
41,5
49,2
8,8
43,5
13,7
49,1
37,9
20,3
18,8
28,7
0,3
6,0
13,0
4,0
14,0
Años E 1953 25,5 463,,1 73,4 1954 6,3 311,4 74,0 1955 32,5 404,,0 44,5 1956 28,0 333,0 29,0 1957 12,0 277,0 27,0 1959 5,8 541,6 26,1 1960 30,4 377,1 39,5 1961 28,7 436,7 45,0 1962 46,0 420,2 38,0 1963 168,0 508,1 61,0 1964 4,5 275,7 40,0 1965 20,0 323,7 30,0 1966 32,0 306,5 37,0 1967 17,0 322,0 53,0 1968 4,0 340,2 25,5 1969 6,0 401,9 28,0 1970 44,5 282,4 27,0 1971 26,3 372,1 35,0 1972 4,5 350,0 42,0 1973 9,2 291,0 27,5 1974 5,0 377,2 51,0 1975 14,3 578,8 57,8 1976 5,2
F 0,3
M 3,0
A 37,0
M 12,5
J 149,5
J 0,3
A 36,0
S 12,5
O 146,3
N 3,4
D 38,0
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95,4
29,0
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58,0
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7,0
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35,5
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10,0
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68,0
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0,0
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538,6 63,6 1977 49,7 388,7 32,0 1978 36,9 295,1 23,6 1979 58,9 337,1 31,2 1980 7,9 389,2 31,4 Años E 1981 0,8 295,3 37,0 1982 22,3 429,1 35,0 1983 0,3 214,3 16,0 1984 5,8 392,5 46,7 1985 22,9 244,9 13,2 1986 12,8 321,6 36,0 1987 45,7 311,2 20,7 1988 39,5 515,3 57,0 1989 5,0 228,2 17,0 1990 16,2 243,7 19,8 1991 4,0 259,2 26,3 1992 0,9 296,7 26,0 1993 0,3 276,6 31,0 1994 3,7 234,8 23,9 1995 16,8 233,3 25,6 1996 63,6 377,1 38,2 1997 77,7 517,4 51,2 MED. 361,3 ERR. 91,2 CV% 25
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9,5
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