Clonación: Un nuevo proceso a lo Galileo? Jacques Petite *

Ciencia y ética Clonación: ¿Un nuevo proceso a lo Galileo? Jacques Petite* Desde la clonación de Dolly, oveja “nacida” en Inglaterra en 1996, la con

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Clonación: ¿Un nuevo proceso a lo Galileo? Jacques Petite*

Desde la clonación de Dolly, oveja “nacida” en Inglaterra en 1996, la controversia sobre el futuro de esta técnica, aplicable al hombre, se ha instalado en el campo de la ética, el derecho y la política. Las clonaciones embrionarias reproductiva y terapéutica ofrecen mayores dificultades éticas, por el estatuto personal atribuido al embrión. Sin embargo, actualmente otra vía se ofrece a la humanidad con la utilización de células madre no embrionarias.

de estas enfermedades degenerativas tan extendidas. ¿Por qué es difícil proscribir la clonación mala (reproductiva) y permitir la buena (terapéutica)? Porque, en ambos casos, la técnica es la misma (como se explicará más adelante) y ella necesita emplear células provenientes de un embrión humano. Al comienzo del desarrollo del embrión se habla del blastocito. Muchos investigadores y la opinión general ven en este sólo una masa de células vivas que, por tanto, no representaría ninguna dificultad desde el punto de vista moral. Por el contrario, las grandes religiones, la Iglesia Católica entre ellas, afirman que desde la concepción el embrión es una persona y por ello no puede servir para un experimento ni ser creado con el fin de curar a un hombre enfermo o sustituir a un niño muerto prematuramente.

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En todas partes se intenta encontrar un acuerdo para promulgar una ley que prohíba la clonación reproductiva (crear un ser absolutamente idéntico, un otro yo, sin pasar por la reproducción sexuada) y que al mismo tiempo permita la investigación en materia de clonación terapéutica (utilizar células, tejidos, órganos enteros, obtenidos por clonación a partir de células embrionarias, para tratar o sanar algunas enfermedades). Mientras la clonación reproductiva ha sido casi unánimemente condenada, la clonación terapéutica abre perspectivas llenas de promesas: como las células obtenidas por clonación son por definición idénticas a las de su autor, este último podrá recibirlas sin ninguna dificultad. Ya no existe el problema de rechazo o de encontrar un donante. Un órgano podrá ser reemplazado o un tejido enfermo revigorizado por células creadas con este fin. En el caso de las insuficiencias cardiacas, se espera poder repoblar el tejido del corazón deficiente con células miocardiacas creadas e inyectadas al paciente. En el caso de las enfermedades de Alzheimer y de Parkinson, también se pueden albergar esperanzas pues el antiguo dogma de que las neuronas no pueden reproducirse ha caído. Hay en el cerebro zonas donde nuevas neuronas aparecen y existe la posibilidad de inyectar precursores de tales neuronas para sanar, o al menos demorar, la evolución

Frente a esta división profunda de opiniones respecto al estatuto del embrión, prevalecen actualmente diferentes actitudes. Las Naciones Unidas y el Congreso de Estados Unidos * El autor es médico. Este artículo fue publicado en la revista jesuita suiza choisir, de noviembre de 2004.

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consideran que el embrión es una persona. Estamos frente a los mismos problemas de la procreación asistida, donde no se sabe que hacer con los embriones excedentes congelados, condenados a ser destruidos. ¿No sería más justo prohibir la creación de tales embriones? En Israel, la ley sólo prohíbe la clonación reproductiva. El silencio respecto a la “buena” clonación es a menudo, y en muchas partes del mundo, interpretado como una autorización. Sin embargo, Australia en el año 2001 y Canadá en el 2004, prohibieron los dos tipos de clonación. En febrero del año pasado, los investigadores sudcoreanos lograron, por primera vez, crear células “madre” a partir de embriones humanos. Este experimento requirió el empleo de 242 huevos provenientes de 16 mujeres. Desencadenó una gran controversia y, por el momento, esta investigación ha sido suspendida a la espera de una nueva ley coreana que, al parecer, la autorizará bajo ciertas condiciones. Algunos piensan que la inMicroinyección en un ovocito tensa investigación desencadenada por la clonación terapéutica, tarde o temprano va a faEl legislador y el especialista en ética están en una situación compleja vorecer la clonación reproderivada de una divergencia profunda concerniente al estatuto del em- ductiva por ahora rechazada por casi todos. A esto los inbrión. O se trata de un montón de células vivas y cualquier investigación vestigadores responden que el llevada a cabo para el bienestar del hombre debe favorecerse, o se está mejor medio de impedir esta clonación “mala” es permitir la ante una persona y en este caso el embrión no puede ser utilizado como investigación en los blastocitos (embriones en sus primeros un medio. días) en condiciones bien precisas (como las de la ley inglesa mencionada anteriormente). De hecho, el gobierno británo han podido promulgar una ley que proscriba la clonación nico acaba de autorizar a los investigadores de Newcastle el reproductiva. Por su parte, la ley inglesa del año 2001 condena uso de los huevos dejados por encargo en las fecundaciones a quien coloca en un útero un embrión creado por otra técnica in vitro (habría en ese centro dos mil al año), con el acuerdo que no sea la fecundación. Está hábil formulación permite prode la madre, para crear descendencias celulares a partir de hibir la clonación reproductiva y autorizar la investigación en embriones humanos, con fines terapéuticos. embriones de menos de 14 días, pero no satisface a quienes

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Como podemos ver, el legislador y el especialista en ética están en una situación compleja derivada de una divergencia profunda concerniente al estatuto del embrión. O se trata de un montón de células vivas y cualquier investigación llevada a cabo para el bienestar del hombre debe favorecerse, o se está ante una persona y en este caso el embrión no puede ser utilizado como un medio, por loable que sea, para dar ayuda a otra persona. Este abismo, más filosófico que científico, probablemente no se va a cerrar con los avances de la investigación. ¿Se trata de un conflicto del estilo del proceso a Galileo? ¿De una oposición entre progresistas y conservadores? De ninguna manera, ya que el debate se refiere al concepto del otro, cuestión mucho más fundamental que la de saber si la tierra o el sol es el centro del universo.

TÉCNICAS DE CLONACIÓN Felizmente, otras vías se ofrecen a la investigación, en particular la utilización de las células madre. Son necesarias ciertas precisiones porque hay varias especies de células madre. Aquellas que se toman del embrión y aquellas que se encuentran en nuestros tejidos adultos. A partir de la fecundación del óvulo por un espermatozoide el embrión es el lugar de una división celular intensa, pasando de 2 a 4, 8, 16, 32... células. Al cabo de cuatro o cinco días de este embrión —que todavía no es más que un montón de células (blastocito, ver la Figura 1) donde no se distinguen aun los órganos— se puede sacar células madres embrionarias. Estas células pueden ser mantenidas vivas fuera del embrión, y cultivadas en ambientes especiales como bacterias o células vegetales.

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Figura 1

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mentalmente cuando se inyecta el núcleo de no importa cual célula del cuerpo adulto en un óvulo, tomado de una hembra, previamente vaciado de su propio núcleo. Este procedimiento, la clonación, da nacimiento a un clon, es decir, a un individuo absolutamente idéntico a aquel que ha donado el núcleo, ya que no ha habido fecundación, es decir, puesta en común de genes paternos y maternos. Por supuesto que para que un individuo completo se desarrolle es necesario que este embrión resultante de la clonación sea implantado en el útero de una madre. En el laboratorio, sin embargo, se puede ver el desarrollo del embrión en las primeras etapas y estudiarlo en todos sus detalles, ya sea él resultado de una fecundación (in vitro, fuera del cuerpo femenino) o de una clonación (Figura 1). El empleo de estas células madre ha permitido grandes progresos en el Esta investigación, de la que se espera la creación de tetratamiento de algunos cánceres avanzados y leucemias. jidos humanos a partir de células madres tomadas de embriones clonados, por tanto idénticos a aquel que los recibirá Gracias a estas técnicas, en el último decenio la embriología (no los rechazará porque son “carne de su carne”) es muy imse ha convertido en la ciencia reina de la biología, llegando a portante. Todos los países buscan mantenerse competitivos revelar, en parte, los secretos del extraordinario proceso del deen esta área, la presión de los científicos es fuerte. Pero la sarrollo embrionario. Bajo el microscopio, se puede ver caminvestigación sobre el embrión coloca problemas éticos enunbiar a una célula y pasar de un estado indiferenciado a una ciados antes. forma más diferenciada, y, de estado en estado, conseguir la formación de todos nuestros órganos. Una célula madre primitiva da nacimiento a las células más específicas de un órgaCÉLULAS MADRE NO EMBRIONARIAS no, las que en un lugar bien preciso se convierten en células funcionales y muy especializadas. Por las razones anteriores, numerosos investigadores se han Las fases de este desarrollo muy jerarquizado, y que podevuelto hacia las células madre no embrionarias. En casi todos mos comparar grosso modo a un árbol genealógico, son dirigilos tejidos u órganos del animal adulto o en el hombre (en las das por el potencial genético (el núcleo, que contiene los genes plantas el mecanismo es un poco diferente), hay células madre de origen materno y paterno) y por los mensajes transmitidos que tienen la doble y formidable propiedad de dar nacimiento por el entorno (las células vecinas y también la posición, cabea nuevas células especializadas, y al mismo tiempo renovar un za, vientre, espalda, etc.) Es evidente que a partir de una célula grupo de ellas, que a su vez van a regenerar el tejido en cuesmadre embrionaria muy “primitiva” llamada por eso tión. Si esas células no pueden ser renovadas no harán su trabatotipotencial, se podrá recrear un organismo completo. Por el jo sino una sola vez, como un fusil de un tiro. Nuestra vida contrario, a partir de una célula tomada más tarde, no se obdepende entonces de que regeneren, curen, reconstruyan un tendrá más que un órgano o la parte de un órgano. Aquel proórgano entero como el hígado de Prometeo, y esto lo hacen ceso extraordinario es desencadenado por el acontecimiento igualmente bien en un niño como en un nonagenario. único de la fecundación, pero puede ser reproducido experiLas células madre mejor conocidas y más utilizadas son

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AUTORREGENERACIÓN Estas experiencias ya han sido realizadas en el hombre y, a pesar de los obstáculos que aún deben superarse, los investigadores tienen gran esperanza de poder mejorar o incluso curar a los numerosos pacientes con un corazón, cerebro y otros órganos defectuosos. ¡Inyectar a un enfermo sus propias células no pone obviamente ningún problema ético! Nuestra piel debe renovarse continuamente. Cada día, por el simple efecto de la fricción, millones de células se van. En sus capas profundas hay también células madre capaces de dar nacimiento o a la epidermis normal, trabajo de rutina, o a otras células necesarias para cicatrizar. Como las de la médula, esas células son multipotenciales e indispensables para la supervivencia del individuo. Pero es más asombroso todavía. En el siglo XVIII, el celebre naturalista ginebrino A. Trembley descubrió en la hidra de agua dulce la capacidad de regeneración de los tejidos vivos. Si se corta el animal en dos, las dos mitades son capaces de recrear el animal entero. La cola del lagarto vuelve a crecer, el miembro amputado de una salamandra es reconstituido integralmente. Hay entonces, disimulados en probablemente todos los órganos, células madre capaces de diferenciarse y de recrear un tejido normal. Mientras más “jóvenes”, multipotenciales sean, es decir, cercanas al embrión, más capaces serán de reproducir un tejido o un órgano complicado. Durante la evolución, nosotros hemos perdido los poderes de regeneración de la hidra o de la salamandra (ganando en otros terrenos), pero, aunque parciales, las capacidades de las células madre de la piel, del músculo y de cualquier órgano humano merecen ser mejor aprovechadas. Así, todo este dominio está en pleno desarrollo y no procede, confundiendo células madre y células del embrión, lanzar el descrédito sobre esta investigación tan prometedora. M

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las de la médula ósea. Ellas dan nacimiento, a un ritmo impresionante y hasta nuestro último suspiro, a millares de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas. Como en el embrión, ellas funcionan de manera jerárquica. Si está situada al principio del árbol, la célula madre es capaz de dar nacimiento a toda la descendencia; si más lejos, sólo creará tal o cual especie de glóbulos blancos. El mecanismo que permite fabricar en tal momento más bien glóbulos rojos o glóbulos blancos está garantizado por hormonas (factores de crecimiento) que son muy utilizadas terapéuticamente. El empleo de estas células madre ha permitido grandes progresos en el tratamiento de algunos cánceres avanzados y leucemias. Se toman las células madre del enfermo, se las conserva en frío, luego se le administra una quimioterapia potente que va a matar todas las células malignas y también todas las células normales de la médula ósea. Situación que en otra época era siempre mortal, pues no se puede vivir sin glóbulos blancos (y otras células sanguíneas), ha sido corregida con bastante facilidad: se vuelven a inyectar al paciente sus propias células madre las que de nuevo en la médula ósea, la van a repoblar y a producir, como antes, todas las células sanguíneas. En otros órganos, la investigación de las células madre es mucho más difícil. Aunque se las pueda observar en el microscopio, no se ve cómo sería posible, sin practicar una verdadera operación, tomar estas células del corazón, el músculo o el cerebro. Es necesario, pues, recurrir a células madre más “jóvenes”, multipotenciales y fáciles de tomar. De nuevo es en la médula ósea donde se las encuentra. Estas células son de tal manera multipotenciales (y no totipotenciales como en el embrión naciente) que introducidas en el corazón o en el cerebro de un animal, van a producir no células sanguíneas, su primera misión, sino que van a diferenciarse para pasar a ser verdaderas células cardiacas o verdaderas neuronas.

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