Colección Dramaturgia.

MOISÉS AFER.

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Colección Dramaturgia.

PERSONAJES. UNO (Hombre.) DOS (Hombre.) TRES (Mujer.) El carisma de los personajes no es continúo, es decir, en cada cambio de roles indicado encarnaran personajes completamente diferentes, de ahí la ausencia de nombre y descripción.

ESCENARIO. Es una sala pequeña, salteada de mesas y sillas, tantas como para albergar sentados el aforo permitido. La disposición es como la que se podría esperar de cualquier bar: azarosa. Los espectadores se mezclan entre los personajes, quienes entran a la vez que ellos. Hay vasos y tazas sucias y algo de beber en todas las mesas.

DURACIÓN. 15 minutos.

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ÚNICA ESCENA. UNO y DOS se sientan a la mesa. TRES hace acciones propias de un camarero: recoger vasos, anotar, etc. UNO ¿Por qué te muerdes tanto las uñas? DOS Estoy pensando. UNO Qué vicio el tuyo tan tonto. DOS ¿Lo de morderme las uñas? UNO No, lo de pensar tanto. DOS Ah, ya, lo sé, pero no puedo evitarlo. UNO ¿Qué motivo hay? DOS ¿Para pensar tanto? UNO No, para morderte las uñas. DOS Cállate ya, que me estás liando. UNO Entonces ¿para qué me has llamado? DOS Joder, para que me preguntes cosas coherentes. UNO Ah, que lo que pregunto son tonterías.

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DOS Sí, son tonterías, ¿o acaso me has visto tú alguna vez tan nervioso? UNO No soy demasiado observador. Además en el trabajo está la cosa muy mal. DOS Bueno, la cosa es que quiere que nos casemos. TRES se acerca con dos vasos y una botella que deja en la mesa de ellos, entonces DOS se levanta y TRES se sienta intercambiando los roles, lo que será una constante a lo largo de la pequeña pieza. DOS sirve la botella. UNO ¿Y qué te ha respondido? TRES Que no cree en los papeles ni en la religión. UNO ¿En ninguna de ellas? TRES En ninguna. UNO Pero en el Ayuntamiento y en que le den un día libre en el trabajo si te enfermas, si creerá, ¿no? TRES Dice que para su clase de trabajos no necesita ningún permiso ajeno a su voluntad. UNO ¿Ya está de nuevo con lo de su voluntad? A ver qué voluntad iba a tener con un jefe cabrón. TRES Me estoy comenzando a rendir. Él no acepta que en este pueblo necesitamos estar casados para que no nos miren con feos ojos. UNO En cierto modo le envidio… Voy a pedir otro café. ¿Tú quieres? TRES Pero, ¿cuántos llevas ya?

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UNO Los qué hagan falta... Camarero. Intercambio de roles. Llega DOS y se levanta UNO, que es quien sirve el café que el mismo había pedido. UNO Tu café, ¿queréis alguna cosa más? DOS No, gracias. De momento está bien. TRES He oído que tu hermano sigue empeñado en no casarse y continuar viviendo del aire. DOS Hombre, tanto como del aire, ya sabes que él tiene sus trabajos por ahí. TRES Sí, debe ser, porque sino… Pero de todas formas, llega un momento en la vida que tienes que asentarte, echar raíces. DOS ¿Y quién no lo sabe eso? TRES Sí, bueno, todos lo sabemos, pero no todos nos atrevemos. DOS Me da miedo que se sienta presionado y se marche. TRES Tal vez fuese lo mejor que pudiese hacer… Así dejaría que la pobre muchacha encontrase a uno normal, como los que están luchando en la empresa de envasados por mantener sus condiciones. A ver si no los despiden a todos al final. DOS Pobre hermanito mío, ¿cómo se va a exiliar por algo así? Su vida está en este pueblo y el pueblo no tendría por qué esculpirle sus intimidades. DOS ¿Sabes? No es una obligación, es un respeto al sentir común. TRES Pero, ¿quiénes son los comunes que sienten así?

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DOS mira hacia un lado como reconociendo a alguien en una mesa aledaña y se marcha. UNO llega y se sienta con la baraja de cartas en la mano. UNO Hoy voy a recuperar los cien mil pesos que me levantaste ayer. DOS No seas ingenuo, te vas a quedar sin putas hoy también. UNO Me da igual, además, mejor. Están las aguas un poco agitadas con esto del matrimonio del muchacho y con el tema de los despidos. DOS Sí, es verdad… no hay demasiada discreción entre tanto rumor. Y en las calles hay mucho policía. UNO Yo creo que todas las mujeres del pueblo se están fijando en lo qué hace él, porque ya ves tú, la policía no es problema, sí son ellos los que mejor se conocen a todas las putas, pero vale que el muy tonto ése se pase por el prostíbulo para que nos enganchen a todos allí. DOS Tú imagínate, porque una cosa es que ellas lo sepan de puertas para adentro y otra cosa es que se lo puedan confirmar las unas a las otras. UNO Sí, una deshonra que dicen. DOS Bueno, dale, ¿con cuánto empiezas? UNO Hoy es mi día de suerte, he vendido mi anillo, aunque después más me vale ir a recuperarlo. (Dirigiéndose a TRES) ¡Tráeme un whisky! Mil pesos, al contado. Ahí están. DOS Vaya miserias eres. Intercambio de roles. TRES trae el whisky y se sienta. DOS se levanta. TRES ¡Qué sorpresa!, ¿no? Qué bueno haberte encontrado aquí, ¡yo pensaba que estabas escondido para que no te suban al altar!

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UNO Ya, bueno, no hay muchos más lugares donde tomar cerveza en este jodido pueblo. Hoy he ido al dentista. TRES ¿Sí? ¿Y qué te ha dicho? UNO Pues nada, lo de siempre, que debo casarme y aprovechar algún despido de los que va a haber en la planta de envasados para meterme ahí a trabajar. TRES ¿Y lo de tus dientes? UNO Que vuelva el mes que viene. Cincuenta pesos cada consulta, será hijo de perra. TRES Bueno… en salud no se escatima. Y dime, ¿tú quieres tener hijos? UNO Me da miedo. TRES Más debería darnos a nosotras. UNO Ya, pero es que nosotros creamos nuestro futuro de un modo diferente a vosotras, es decir, a nosotros nos gusta la historia idílica: guerrear, invadir, explotar. No por gusto estricto, sino por ciertas carencias. En cambio, vosotras podéis ser madres, alumbrar un hilo de historia real con vuestra misma entrepierna, con vuestra propia sangre. TRES Bueno, con nuestra entrepierna y la vuestra. UNO Pero nunca nacerá de nosotros mismos. Somos estériles para la carne, para el futuro encarnado, y por ello no nos queda más remedio que ser prolíficos en el género biográfico, en el futuro de papel. TRES Claro, y nosotras no podemos ser otra cosa que vuestras conejas en celo dispuestas a parir vuestro mañana, vuestra materia, las balas y el acero con el que llenaréis de peso muerto la historia entera de nuestra especie.

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UNO Son diferentes horizontes de esperanza. TRES Es triste. Me has robado las ganas de ser madre. UNO Chsssss… no hables tan alto que te van a oír. Esa es mi intención. La maternidad tal y como se concibe en este maldito pueblo es la condena de todas vosotras. TRES Pero, ¿y entonces? ¿Nos negamos a tener hijos? UNO Negaros a creer que son vuestro único destino. DOS se acerca con una cerveza en la mano y les interrumpe sentándose junto a ellos. DOS ¿Queréis vosotros algo? UNO No, gracias, ¿no viene nadie más? DOS No parece… TRES Bueno, suficiente. Somos más de dos tercios de la plantilla. La votación tendrá validez. DOS Aquí ni democracia ni hostias. Aquí necesitamos valentía y arrojo. ¡Revolución! Ni un paso atrás. UNO Relájate compañero, que necesitamos consensuar cómo vamos a actuar. ¿Habéis conseguido hablar con la oveja descarriada del pueblo? TRES (Ríe.) Pobre muchacho, no lo llames así, hombre, que sólo no quiere casarse. DOS Sí…pero bien que le gusta acostarse con quien debería ser su esposa… No necesitamos su ayuda.

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UNO Tiene ideas. DOS Pero qué ideas y qué hostias, que aquí, lo vuelvo a repetir, lo único que necesitamos es echarle huevos y plantarnos delante del jefe y decirle que no, que no aceptamos esos nuevos uniformes, que son una imposición caprichosa por su parte. TRES Claro, claro, que los ha comprado únicamente para reforzar su liderazgo, para que no nos olvidemos de quién manda. UNO Ya, pero a lo mejor ahora que se ha vuelto a tomar en serio eso de ser jefe se le pone en la punta de la polla despedirnos al hablarle de tal manera. Necesitamos redactarle un escrito, sensato, tenue, pero a la vez, enérgico. DOS ¡¡Pamplinas!! Que no, hombre, que no, que mañana entramos con la moto sierra encendida al despacho y mientras uno alimenta el motor y tira de la cuerda haciéndolo sonar embravecidamente, otro le dice con firmeza que no nos sale de los huevos aceptar sus nuevas condiciones laborales, porque el derecho al trabajo no se puede convertir jamás en el deber del trabajo. ¿Me entendéis? TRES Ya, ya… tienes razón, pero relájate porque si no van a ir a contárselo antes que nosotros alguno del pueblo que esté por aquí ahora sentando oyéndonos, y cuando lleguemos allí ya se habrá metido a sus primos dentro de la oficina para que le protejan. DOS Pues los descuartizamos también a ellos. UNO Vamos a ver… que sólo ha puesto manga larga en vez de manga corta. DOS ¿Y sabes qué? Que hoy es sólo eso y mañana te ponen a cuatro patas y te dejan el culo jodido como por un rifle de asalto. UNO Yo disiento de vuestra empresa. TRES ¿Cómo? ¿Por qué?

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UNO Porque éste es un borracho de mierda que se cree en plena revolución francesa. DOS ¿A qué te rompo la cabeza? UNO Que sí hombre que sí, que me marcho… Cambio de roles. UNO se levanta y se marcha de la mesa. TRES Cómo sé que te gustan las joyas y el dinero quiero regalarte esto. (Saca un anillo.) DOS Bueno… bueno… lo que me faltaba… No me digas que tú también te has convertido en una feminista de esas… Joder… joder como está el pueblo por el subnormal ése. Pero, si es que, ¿en qué cabeza cabe que la mujer le pida matrimonio a él? Y encima el muy mezquino ni le responde todavía, pero el colmo es que se permite el lujo de ir dando discursos por ahí… TRES Pero cariño, es un regalo, nada más. He ido hoy a empeñar un par de baratijas que teníamos por casa muertas de risa y al verlo me he encaprichado. DOS ¿Qué significa esto? ¿Te crees que me van a despedir? ¿Por qué has ido a empeñar nada? TRES No seas ridículo, yo confío en ti, sólo que me aburría y he visto esas cosas por casa. Luego, en la tienda, al ver el anillo me he acordado de tus partidas de póquer. Seguro que puedes sacar por él una buena tajada, porque la mujer de alguno lo debe estar buscando. Y a ése le van a cortar los huevos como no lo recupere. DOS (Riendo orgullosamente.) Si es que por algo eres mi mujer. Esta noche te voy a dar un buen meneo. Voy a hacerte eso que tanto te gusta. TRES ¿Vas a hacer tú la cena? DOS Ya sabes a qué me refiero TRES Sí, lo sé, lo sé…

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UNO interrumpe su diálogo recorriendo el espacio entre las mesas y leyendo un pregón. UNO En nombre del ayuntamiento, ante la alarmante e incipiente revolución que el pueblo oye desde días atrás, llenando nuestros oídos todos de tambores equívocos, atronadores e impíos, con el fin de garantizar la seguridad y estabilidad de nuestros órganos municipales, así como la integridad física de cualquier pueblerino, se convoca a todos los habitantes a asistir a la ejecución pública del mal que está osando desafiar la convicción de nuestros derechos y deberes, que pretende poner en jaque el bienestar conquistado tras tantos años de esfuerzos y sacrificios comunitarios. Nuestro progreso es, y continuará siendo, sagrado. Es por ello, señores, de obligado cumplimiento la presencia de niños, mujeres y hombres al ponerse esta tarde el sol en la plaza del pueblo. ¡¡Viva el pueblo y su ayuntamiento, viva el pueblo y sus habitantes!! DOS toma la mesa y se arrastra con ella entre el público mientras que UNO le custodia. TRES le limpia el sudor de la frente en lo que dura el trayecto. Cuando estén lo más de frente posible al público, UNO obligará a DOS a soltar la mesa y le exigirá, entregándole una cuerda, que ate un extremo a algún anclaje dispuesto para ello en el techo y el otro se lo ponga alrededor del cuello. UNO Y que sirva el presente ahorcamiento como escarmiento y aviso a aquellos que traten de instaurar el miedo como una vía lícita para el reclamo, a aquellos que pretendan atemorizarnos con el horror de sus actos, con la violencia exuberante de sus gestos, ya sea física o psicológica, únicamente, para constituir sus principios e intolerancia en ley divina. Sirva este cuello roto para ejemplificar el perdón que el ayuntamiento, magnánimo, concede de los vicios diarios, de la ignorancia, de la vaguería, de la tosquedad, de la estafa, del llanto, de la inercia, de la anarquía declarada, pero no así el de esa oposición silente y profunda que pocos ojos apagados pasean por nuestras tierras. Son todos ellos enfermos contagiosos. TRES (Mientras presenciamos el ahorcamiento de DOS.) Pero hombre, no seas terco, dime si sí o si no al menos, que te me vas para el otro barrio con el secreto...

© MOISÉS AFER. 2013. www.moisesafer.com

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