COMISIÓN DE SANIDAD Y CONSUMO

Año 2002 VII Legislatura Comisiones. Núm. 348 COMISIÓN DE SANIDAD Y CONSUMO PRESIDENCIA DE LA EXCMA. SRA. DOÑA ROSA LÓPEZ GARNICA celebrada el lune

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Año 2002

VII Legislatura Comisiones. Núm. 348

COMISIÓN DE SANIDAD Y CONSUMO PRESIDENCIA DE LA EXCMA. SRA. DOÑA ROSA LÓPEZ GARNICA

celebrada el lunes, 21 de octubre de 2002

ORDEN DEL DÍA: — Comparecencia, a petición propia, de la Ministra de Sanidad y Consumo, Excma. Sra. Dª Ana María Pastor Julián, para informar sobre las líneas generales que va a desarrollar su Departamento. (Número de expediente 711/000325).

Se abre la sesión a las once horas y treinta minutos. La señora PRESIDENTA: Señorías, se abre la sesión de la Comisión de Sanidad y Consumo del Senado. En primer lugar, debemos proceder a la aprobación del Acta de la sesión anterior, haciendo la salvedad de que en su párrafo cuarto se ha omitido la intervención del senador Espasa y, por lo tanto, se va a proceder a corregir este defecto. ¿Puede entenderse aprobada por asentimiento? (Pausa.) Queda aprobada. En segundo lugar, vamos a proceder a la comparecencia de la señora ministra de Sanidad y Consumo, a petición propia. Buenos días, señora ministra de Sanidad y Consumo, reciba nuestra más cordial bienvenida a esta Cámara en su

primera comparecencia a petición propia en la Comisión de Sanidad y Consumo para explicar las líneas generales de actuación de su Departamento. Señora ministra, en esta nueva etapa de la sanidad española, no sólo por contar con una nueva ministra sino precisamente por iniciarse tras el cierre del proceso de transferencias de la competencia de la asistencia sanitaria, todas las comunidades autónomas desde el Senado, como Cámara de representación territorial, estamos a su disposición para colaborar con su señoría y con su Departamento y sumar nuestro esfuerzo a la consecución del objetivo que nos debe unir a todos, como es la mejora de la salud y de la calidad de vida de todos los ciudadanos. Sin más, tiene la palabra la señora ministra de Sanidad y Consumo.

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La señora MINISTRA DE SANIDAD Y CONSUMO (Pastor Julián ): Muchas gracias, señora Presidenta por sus palabras de bienvenida. Señorías, quiero decir, en primer lugar, que es para mí un placer poder exponer ante esta Comisión las líneas generales que van a marcar la actuación del Ministerio de Sanidad y Consumo en lo que resta de legislatura. Tengo la convicción, y espero poder transmitírsela a sus señorías, de que estas líneas son las correctas y las que permitir·n atender a los principales retos que nuestro Sistema Nacional de Salud tiene que afrontar en estos momentos. Como bien saben sus señorías, el marco de referencia en el que se mueve el Sistema Nacional de Salud presenta un buen número de elementos nuevos y cambiantes. A ellos hice referencia durante mi comparecencia ante la Comisión de Sanidad del Congreso y con ellos voy a comenzar mi intervención de esta mañana. Realidades tales como el aumento de la esperanza de vida, el envejecimiento de la población o el aumento de las enfermedades crónicas están produciendo un incremento de las situaciones de dependencia y de las necesidades sanitarias de la población española. Por otro lado, el avance científico y tecnológico, capaz de revolucionar la forma en que se gestionan los recursos y se prestan los servicios, exige un esfuerzo permanente de formación del personal y de adaptación del equipamiento sanitario. El Sistema Nacional de Salud se enfrenta a un nuevo esquema de funcionamiento, caracterizado por la presencia de un marco europeo de referencia y por una estructura de organización y gestión totalmente descentralizada. Con la transferencia de la gestión sanitaria a las diez comunidades autónomas que aún estaban pendientes, el Sistema Nacional de Salud ha iniciado una nueva etapa. Ahora se requiere un gran esfuerzo por parte de todos para completarlo con las herramientas de coordinación y cooperación necesarias. El Ministerio de Sanidad, por su parte, está adaptando su estructura, estamos adaptándonos, si me lo permiten, señorías, reinventando el Ministerio para hacer frente a las nuevas funciones de la forma más eficiente posible. En mi comparecencia ante el Congreso expuse los trece objetivos para mi Ministerio durante los dieciocho meses restantes de legislatura. Quiero ahora expresarles que el eje de estas actuaciones son las comunidades autónomas, las administraciones autónomas que están suficientemente dotadas y tienen la perspectiva territorial necesaria para que los beneficios de la autonomía se desarrollen dentro de una concepción integral del Sistema Nacional de Salud, En primer lugar, señorías, mi objetivo es presentar la ley de calidad y coordinación sanitaria, para su discusión, antes de finalizar el presente año. Pretendemos configurar un Estado moderno y eficaz en la gestión de los servicios públicos. Esta meta ha de plasmarse en una norma aceptada por todas las partes implicadas. La ley tiene que surgir del consenso y de las aportaciones de las comunidades autónomas y de los grupos políticos. Para ello, me he reunido con los consejeros de las comunidades autónomas recientemente y tendré ocasión de recoger sus propuestas en materias de coordinación y de calidad en una próxima reunión del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud.

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En segundo lugar, pondremos en marcha planes integrales de salud, es decir, acciones coordinadas de lucha contra las enfermedades con mayor impacto en la morbilidad y mortalidad de nuestro país y en la pérdida de calidad de vida de nuestros ciudadanos. La atención que brinda el Sistema Nacional de Salud no puede ser mejor en unos ámbitos territoriales que en otros. Todos los ciudadanos deben poder obtener la misma atención y el mejor tratamiento que necesiten. Para ello, estos planes integrales establecerán unas bases amplias y comunes, elaboradas en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, dentro de las cuales cada comunidad autónoma podrá moverse de acuerdo con sus peculiaridades. En tercer lugar, crearemos la Agencia de Calidad del Sistema Nacional de Salud, que diseñará la infraestructura de calidad para el sistema sanitario. Esta infraestructura, compuesta por normas, indicadores y registro de buenas prácticas, estará, cómo no, a disposición de las comunidades autónomas y de los centros y servicios sanitarios públicos y privados para mejorar la calidad de los servicios que prestan a los pacientes. Por otro lado, el Ministerio de Sanidad y Consumo en las comunidades elaborará periódicamente en el seno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud los planes de calidad. Estos planes contendrán los objetivos de calidad prioritarios para el período correspondiente. El Ministerio de Sanidad y Consumo dará cuenta al Senado del cumplimiento de los planes de calidad del Sistema Nacional de Salud. En cuarto lugar, nos proponemos fortalecer los derechos de los pacientes sea cual sea su lugar de atención sanitaria, su acceso a las mismas prestaciones, su derecho a conocer los tiempos de espera, a la calidad de los servicios y a poder elegir. El Estado debe actuar como coordinador de las iniciativas en materia de ordenación de las prestaciones para salvaguardar los derechos de los usuarios en todo el territorio. Mediante el real decreto, previo al informe del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, se desarrollará la cartera de servicios correspondiente al catálogo de prestaciones. En quinto lugar, queremos prestigiar el trabajo que realiza el personal sanitario, ser conscientes del carácter vocacional que tienen estas profesiones, mejorar su formación y ofrecerle nuevas oportunidades a través del desarrollo de la carrera profesional en el seno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Presentaremos el estatuto marco para su discusión parlamentaria y estableceremos disposiciones que permitan que los profesionales sanitarios puedan trasladarse a otra comunidad autónoma. En sexto lugar, impulsaremos la Agencia de Seguridad Alimentaria, en la que participan las comunidades autónomas, y discutiremos el primer documento estratégico. En séptimo lugar, llevaremos a cabo actuaciones coordinadas en el área de salud pública que eleven los niveles de exigencia de todas las administraciones en este ámbito, pondremos en marcha el Plan de cooperación y armonización de acciones de salud pública. La mejora de la calidad en la salud pública es una responsabilidad de todos los actores del Sistema Nacional de Salud, empezando por los servicios de salud de las comunidades, el Consejo Interte-

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rritorial, el Ministerio de Sanidad y Consumo y también por el profesional sanitario y por el propio paciente. En octavo lugar, desarrollaremos un plan de política farmacéutica y un buen uso de los medicamentos y productos sanitarios. Tendremos muy en cuenta la participación de las comunidades autónomas en esta política farmacéutica. En noveno lugar, elaboraremos un plan de investigación biomédica coordinado con el Plan Nacional de Investigación. Dirigiremos todos los recursos con los que cuenta nuestra sistema hacia los problemas que más nos afectan. Pretendemos la inmediata transferencia en los resultados de la investigación a la práctica clínica. Potenciaremos la convergencia de la investigación clínica y de la investigación básica. Quiero destacar que el Ministerio de Sanidad y Consumo establecerá redes interautonómicas de investigación cooperativa en el ámbito sanitario; estas redes van a actuar como una estructura de investigación y consulta científica vinculada al Instituto de Salud Carlos III, al servicio de todo el Sistema Nacional de Salud y como cauce de interconexión científica con las redes sanitarias y de investigación de la Unión Europea. En décimo lugar, vamos a impulsar actuaciones y acciones intersectoriales entre los diferentes departamentos en áreas tan importantes como la educación en salud, la salud laboral o la seguridad vial. Otorgaremos especial importancia a la elaboración de una estrategia coordinada con las comunidades autónomas y otros ministerios para hacer frente a la atención social y a la atención sanitaria. En undécimo lugar, llevaremos a cabo el Plan de mejora de medios humanos y materiales en Ceuta y Melilla, dos ciudades sobre las que tenemos responsabilidad directa y que exigen una gestión singular. En duodécimo lugar, trataremos de incorporar el sentir y las opiniones de los ciudadanos para poder afrontar los desafíos futuros, y en este sentido estamos decididos a potenciar el protagonismo de los ciudadanos, de las asociaciones, de las ONG, de todos los que han contribuido en el ámbito nacional e internacional a la concienciación de los grandes problemas de salud de nuestro tiempo, y así lo desarrollaremos en la ley de coordinación y calidad. En decimotercer y último lugar, estamos comprometidos con nuevas herramientas de protección a los consumidores. Fortaleceremos el Consejo de consumidores; impulsaremos en Bruselas disposiciones que hagan más difíciles los fraudes; simplificaremos la resolución extrajudicial de conflictos y actuaremos de oficio cada vez que sea necesario y, sobre todo, no nos cansaremos de explicar cuáles son sus derechos. Pues bien, señorías, partiendo de esta visión panorámica, quisiera exponer con más detalle las líneas de actuación prioritarias que vamos a acometer desde el Ministerio de Sanidad. Obviamente no estarán todas, pero sí las más importantes. En primer lugar, la coordinación y la calidad del Sistema Nacional de Salud. Señorías, como ya he expresado anteriormente, me he comprometido a presentar la ley de coordinación y calidad antes de finalizar el año. La Ley de Sanidad de 1986 pretendía, como todos saben, resolver las

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ineficiencias fruto de la actuación de distintos sistemas sanitarios, persiguiendo la integración. La ley consideró a las comunidades como el eje del Sistema Nacional de Salud, reservando al Estado competencias exclusivas en farmacia, en profesionales, en relaciones internacionales, en labores de dirección en lo básico y de coordinación general. Paralelamente, el nuevo modelo de financiación autonómica y la completa descentralización de la gestión sanitaria supone un cambio profundo del papel que hasta ahora había ejercido el Ministerio y de su relación con las comunidades autónomas. Señorías, es necesario proceder a medidas que garanticen un funcionamiento cohesionado del Sistema Nacional de Salud y una evolución armónica del mismo basada en tres pilares básicos: las garantías de las prestaciones, un sistema de información homogéneo y, cómo no, la implantación de una infraestructura de calidad con indicadores homogéneos para todo el Sistema Nacional de Salud. La coordinación y la cooperación no es un fin en sí mismo, señorías, sino un instrumento para garantizar la igualdad efectiva y la calidad en un sistema nacional de salud inspirado por los principios de solidaridad, equidad, eficiencia y participación de los ciudadanos. El Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud es el elemento clave en esta nueva situación. Este papel le viene dado por su condición de órgano de cooperación entre el Estado y las comunidades autónomas que tiene como finalidad promover esa cohesión a la que me he referido. El Consejo es el foro institucional para la búsqueda del consenso y, por ello, la ministra ha considerado prioritaria su convocatoria con el objeto de impulsar el diálogo ya iniciado con las comunidades autónomas en relación con la ley de calidad y coordinación. Queremos que la ley, a través de actuaciones conjuntas, garantice la equidad, la calidad y la participación social en el Sistema Nacional de Salud. Pero, si me lo permiten, señorías, me gustaría referirme a un punto de gran importancia que está íntimamente ligado a la ley, que son las prestaciones sanitarias. El artículo 149 de la Constitución asigna a la Administración del Estado la competencia exclusiva sobre bases y coordinación general de la sanidad, esto es, los principios y elementos esenciales; principios que aseguren un funcionamiento homogéneo del Sistema Nacional de Salud, dentro de los cuales se encuadran las prestaciones. En un sistema sanitario totalmente descentralizado las prestaciones desempeñan un papel vertebrador, un papel de primera magnitud en el Sistema Nacional de Salud. El Estado debe actuar como coordinador de las distintas iniciativas en materia de ordenación de las prestaciones para velar por los derechos de los usuarios. La ley definirá y concretará las prestaciones de la atención sanitaria del Sistema Nacional de Salud, desarrollando y profundizando el catálogo de prestaciones recogido en el Real Decreto 63/1995, de Ordenación de las Prestaciones y estableciendo la metodología para el desarrollo de la cartera de servicios correspondiente a estas prestaciones. El catálogo de prestaciones comprenderá prestaciones en atención primaria, en especializada, en atención de ur-

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gencia, en atención farmacéutica, en prestaciones de protección a la salud; los servicios de información y documentación sanitaria y otras prestaciones que incluyen la prestación ortoprotésica, el transporte sanitario, prestaciones con productos dietéticos, técnica de terapia respiratoria a domicilio y la atención sociosanitaria. El desarrollo y la actualización de la cartera de servicios se realizará por real decreto, por iniciativa del Ministerio y previo informe del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. De forma novedosa y con gran trascendencia en la sostenibilidad financiera del sistema se detallará el procedimiento de actualización de tecnologías, tanto de autorización como de exclusión. También regularemos el uso tutelado por un tiempo limitado para establecer el grado de coste-efectividad de técnicas y procedimientos previa su incorporación a la cartera de servicios, que será financiado por el Fondo de Cohesión. Considerando su implantación desigual en las comunidades autónomas estudiaremos entre otras la utilización de las bombas de insulina internas. Una vez que se hayan reconocido las prestaciones sanitarias a las que todos los ciudadanos tienen derecho, es necesario que las autoridades sanitarias competentes adopten las medidas correspondientes para satisfacerlas en condiciones de igualdad efectiva. De esta forma, se detallan las garantías de accesibilidad, de información, de seguridad y, sobre todo, de calidad. En el caso de las garantías de seguridad y de calidad, estas son de aplicación a todos los centros públicos y privados, independientemente de la financiación de las prestaciones que estén otorgando en cada momento. Señoras y señores senadores, la tarjeta sanitaria será el documento necesario y suficiente para acceder a la asistencia sanitaria en el conjunto del Sistema Nacional de Salud como título que identificará a cada ciudadano de manera unívoca, a la entidad encargada de prestar la asistencia y al derecho con relación a la prestación farmacéutica. Señorías, si estoy hablando de prestaciones, un aspecto relevante y que creo que es común a todos, es el de las prestaciones sociosanitarias. El desarrollo de nuestra sociedad, los nuevos estilos de vida, la recomendable transformación de la asistencia psiquiátrica y, en fin, la aparición de determinadas enfermedades degenerativas han contribuido a la demanda creciente de servicios considerados como sociosanitarios; personas mayores, enfermos crónicos, discapacitados y enfermos mentales son algunos de los colectivos merecedores de nuestra atención. La atención sociosanitaria debe activarse cuando una persona requiere simultáneamente servicios sociales y de salud. La importancia de esta cobertura se ve en la mayoría de los casos acentuada por la frecuencia en el tiempo de la prestación, por su carácter multidisciplinar y por el número de personas que están en nuestra sociedad involucradas en un mismo proceso. Actualmente, la atención sociosanitaria de los ciudadanos que lo requieren se realiza desde instancias distintas. En nuestro país existe todavía una superposición entre lo social y lo sanitario. Además, la definición de ambos campos y la integración de sus objetivos varia también de unas comunidades a otras. En ocasiones, estas dife-

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rencias se traducen en una visión reducida y poco integral y en la existencia de solapamientos en ciertas actuaciones y ausencia o mala cobertura de otras necesidades. Queda aún pendiente, señorías, la definición de unas bases de atención integral que satisfagan realmente dos esferas habitualmente tan interconectadas como son la sanitaria y la social. La base de esta atención integral debe partir de la definición de procesos personalizados para su atención, la disposición de un abanico de servicios asistenciales, tanto sanitarios como sociales, y la configuración de un elemento gestor que coordine a ambos. Por su relevancia destacamos la incorporación en la ley de la prestación sociosanitaria que, como saben, no estaba incluida en el catálogo de prestaciones del Sistema Nacional de Salud. La prestación sociosanitaria en el ámbito sanitario incluirá los cuidados sanitarios de larga duración, la atención sanitaria, la convalecencia y la rehabilitación en pacientes con déficit funcional recuperable. En todo momento, la continuidad del servicio será garantizada por los servicios sanitarios y sociales a través de la debida coordinación entre las distintas administraciones públicas correspondientes. El fin último es mejorar la calidad de vida de estas personas, que son muchas, que cada vez son más, sin que se resienta de forma importante la calidad de vida de su entorno familiar. Me voy a referir ahora a la puesta en marcha de los planes integrales, es decir, de los programas y acciones coordinadas no sólo preventivas o de promoción de la salud sino también de gestión de los procesos asistenciales, desde el diagnóstico a la asistencia y a la rehabilitación. Con estos planes se busca la ordenación y la integración del sistema de salud, de modo que se establezcan unos modelos que cada comunidad autónoma podrá adaptar a las peculiaridades de su territorio. Vamos a iniciar estas tareas con los tres planes que a continuación señalo: El Plan Nacional del Cáncer, el Plan Nacional de las Enfermedades Cardiovasculares y el Plan Nacional de Prevención y Control del Tabaquismo. Sus señorías saben que este tipo de trabajo requiere no sólo la implicación de las administraciones autonómicas con competencias en salud, sino también la contribución activa de la comunidad científica. Incorporaremos la experiencia de acciones ya en marcha, como por ejemplo el programa de actividades preventivas en atención primaria, que ha sido impulsado decididamente por la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria; las escuelas para la salud y el plan de cuidados paliativos. En otro orden de cosas, en lo que se refiere al Plan Nacional del Sida, debo manifestar a sus señorías el compromiso de mantenerlo como una de nuestras prioridades. Después de los éxitos alcanzados por el primero, el Gobierno ha apostado por el Plan Multisectorial de Lucha contra el Sida 2001-2005. La excelencia de su resultado radica en la implicación de todos, de todas las administraciones, de la Comisión Nacional de Coordinación y Seguimiento de Programas de prevención del Sida, tanto estatales como autonómicas o locales, de los colegios profesio-

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nales y de las organizaciones no gubernamentales, que están apoyando y ayudando tanto a los pacientes con esta patología. También me quiero referir a la Organización Nacional de Transplantes, para lo cual el presupuesto del Ministerio va a aumentar un 6,64 por ciento en el ejercicio 2003. La evaluación de su actividad, liderada por el Ministerio a lo largo de los años, ha situado a España a la cabeza del mundo convirtiéndola en referencia obligada en el ámbito internacional. El próximo año aumentará su presupuesto como les he anunciado. Para finalizar este apartado, destaco los planes y programas aplicados a las enfermedades emergentes o poco frecuentes, pues carecen en su mayoría de tratamientos efectivos y presentan dificultades para la asistencia adecuada. Estoy hablando de enfermedades como la osteogénesis imperfecta o la esclerosis lateral amiotrófica, por nombrar algunas de ellas. El hecho de que tenga una escasa frecuencia no puede suponer en modo alguno que sean descuidadas por el Sistema Nacional de Salud. No queremos que haya una sola persona afectada por estos tipos de enfermedades que no sepa adónde dirigirse. Por tanto, impulsaremos el sistema de información necesario y dispondremos de guías para pacientes y familiares, con el fin de señalarle los centros de referencia a los que deben acudir, y crearemos el instituto de enfermedades raras. ¿Y qué decir del sistema de información? Cerrado este punto, quiero destacar que otra pieza indispensable para la construcción de este modelo es el sistema de información sanitaria. Resulta un soporte imprescindible para el análisis de las necesidades; para la formulación de las propuestas de actuación de cada día, de cada mes, de cada año; para la evaluación de los resultados y para que sea la pieza clave de la planificación estratégica del Sistema Nacional de Salud. El Ministerio, a través de la Dirección General de Planificación Sanitaria y Sistemas de Información y Prestaciones, pondrá a disposición del Sistema Nacional de Salud la información armonizada necesaria para la coordinación del sistema y para su análisis dentro de un marco interterritorial e internacional. El objetivo es disponer de un sistema de información básico, que podrá ser mejorado progresivamente a través de diversas fórmulas de colaboración. Como es lógico, la existencia de una buena fuente de información homogénea, estable y actualizada va a ser una base importante para detectar los puntos débiles y las oportunidades de un sistema sanitario descentralizado y para avanzar en su mejora. En este sentido, las líneas estratégicas que permitan mejorar la calidad del sistema estarán basadas en la información cuantitativa y cualitativa que aporten los indicadores estadísticos que se definan al efecto para que actúen como puntos de referencia y permitan comparar la calidad de los servicios y centros sanitarios utilizando un baremo estable, un baremo homogéneo, homologado y coherente. Queremos que la mejora de calidad del Sistema Nacional de Salud se vertebre en torno a una serie de elementos, tales como la definición de las normas de calidad y seguridad, la concreción de una batería de indicadores a la que

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me he referido y la elaboración de guías de práctica clínica y un registro de buenas prácticas clínicas y de gestión. Nuestra intención, por tanto, señorías, es que todos estos elementos que constituyen la infraestructura de la calidad estén a disposición de las comunidades autónomas, así como de los centros sanitarios públicos y privados. Dentro de esta estrategia de mejora es necesario hacer una breve referencia a la Agencia Nacional de Calidad del Sistema Nacional de Salud, que será el órgano encargado, dependiente de la Dirección General de Sanidad de Planificación Sanitaria del Ministerio de Sanidad y Consumo, de llevar a cabo esta política de calidad. Una vez constituida la Agencia, su objetivo va a ser elaborar y mantener los elementos de la infraestructura de calidad del sistema. Para ello la Agencia se va a nutrir de otras experiencias nacionales e internacionales, y podrá buscar el asesoramiento de expertos del sector. Otro elemento importante lo constituyen los planes de calidad del Sistema Nacional de Salud, a los que me he referido al principio de mi intervención. Estos planes podrán ser elaborados periódicamente por el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas, con el fin de definir los objetivos de calidad prioritarios para el período correspondiente. Está previsto que el Ministerio de Sanidad y Consumo dé cuenta al Senado del cumplimiento de dichos planes. Asimismo, el Ministerio fomentará la evaluación externa y periódica de la calidad y seguridad de los centros y servicios sanitarios mediante auditorías externas e independientes. Corresponderá a la Agencia la certificación de las instituciones públicas y privadas que puedan realizar estas auditorías. Los certificados emitidos por estos auditores serán válidos para todo el Sistema Nacional de Salud. Paralelamente se creará el Observatorio del Sistema Nacional de Salud, dependiente del Ministerio de Sanidad y Consumo, con el objeto de proporcionar un análisis comparado de los servicios de salud de las comunidades autónomas, según la voluntad manifestada por éstas. Para las funciones estatales de planificación, calidad, información y alta inspección, la partida en el presupuesto de 2003 será de 133.415 miles de euros, incremento que supone un 99 por ciento respecto al ejercicio 2002. Llegado a este punto, señorías, tengo que hablar necesariamente de uno de los pilares básicos de todo el sistema de salud, que son los profesionales. Desde el Ministerio, entendemos que éstos son el elemento clave de modernización del sistema. La política de personal debe ser un elemento que contribuya a la motivación y al compromiso de los profesionales con los objetivos de calidad y eficiencia del Sistema Nacional de Salud. En este sentido, se ha de promover el incremento de oportunidades profesionales y preservar los derechos y garantías básicas del personal —por cierto, en todo el territorio nacional—, sea cual fuere su régimen jurídico, sea cual fuere el servicio de salud donde presten sus servicios y, por supuesto, sin perjuicio y con respeto a las competencias de las comunidades autónomas y de la Administración General del Estado. El estatuto marco que estaba previsto en el artículo 84 de la Ley General de Sanidad contendrá la normativa bá-

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sica, que será aplicable al personal del Sistema Nacional de Salud, que será desarrollada por los servicios de salud, gracias a la colaboración estrecha del Ministerio y de las comunidades autónomas, organizaciones sindicales y otros representantes del sector sanitario. La movilidad del personal en todo el sistema es uno de los aspectos esenciales de la cohesión, que, acompañado de la carrera profesional, del sistema de carrera profesional, del sistema integrado de información de los recursos humanos —que actualmente no lo tenemos—, de la regulación de la jornada de trabajo y, finalmente —y no por ello menos importante—, de la coordinación y cooperación interterritorial en las políticas de personal, constituye a mi juicio el marco adecuado para el desarrollo de los profesionales. En colaboración con el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, y con el Consejo de Especialidades Médicas y los decanos de las facultades de medicina, tenemos que revisar y adaptar los programas de formación a dos realidades: por un lado, a nuestro nuevo sistema de salud y, por otro, a la evolución socio-sanitaria española. Los principios rectores de la actuación formativa y docente, a mi juicio, son los siguientes: en primer lugar, la colaboración permanente entre los organismos de las administraciones públicas competentes en materia de educación y de sanidad; en segundo lugar, la concertación de las universidades y los centros sanitarios, a fin de garantizar la docencia práctica de las enseñanzas que así lo requieran, y me estoy refiriendo al nuevo concepto que hemos de dar e impulsar a los hospitales universitarios; en tercer lugar, la disposición de toda la estructura existencial del sistema como algo global para la utilidad de la docencia pregraduada y la especializada y continuada de los profesionales; en cuarto lugar, la revisión permanente de las enseñanzas en el campo sanitario, para la mejor adecuación de los conocimientos profesionales a la evolución científica y técnica y a las necesidades sanitarias de la población y, en último lugar, la actualización permanente de conocimientos mediante la formación continuada de los profesionales. Hemos de potenciar, señorías, que cada vez mayor número de estudiantes que terminan la carrera puedan realizar la especialidad en la opción que deseen. Atenderemos la creación de especialidades emergentes y definiremos nuevas áreas de capacitación específicas; por nombrarle algunas, la microbiología clínica, la neonatología, etcétera. En definitiva, conseguiremos una mayor calidad de los servicios, tener profesionales más competentes y una mayor satisfacción por parte del paciente. Un punto de obligada referencia a la hora de hablar de los profesionales es el relativo a los MESTO, cuestión que, como saben, fue abordada por el Senado y el Congreso, teniendo como resultado la aprobación del Real Decreto 1497/99. Al día de hoy ya se han celebrado, o están a punto de hacerlo, las pruebas de 46 de las 48 especialidades, quedando pendientes las de medicina del trabajo y medicina espacial. El procedimiento se ha desarrollado con éxito, como lo demuestra el que el 73 por ciento de los aspirantes haya concluido el proceso.

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En lo que se refiere a la Ley 16/2001, por la que se establece un sistema especial para la consolidación de empleo en el antiguo Insalud, hay que subrayar que antes de finalizar el año 2001 se convocaron las pruebas para todas las categorías de personal estatutario. Por otro lado, en el presupuesto de 2003 se crea una nueva dotación, de 2,36 millones de euros, dirigida al desarrollo de estas pruebas, a las que se han presentado, por cierto, 286.000 aspirantes para 37.000 plazas. Nunca antes había existido un proceso selectivo de esta magnitud, y aprovecho la ocasión, señorías, para darles las gracias a todos ustedes por su colaboración en dicho proceso. Con todas estas medidas queremos mantener primero, y mejorar después, los niveles de calidad del Sistema Nacional de Salud, teniendo profesionales motivados, bien formados y también, por qué no decirlo, bien retribuidos. Permítanme ahora referirme a la seguridad alimentaria, cuestión que preocupa en gran medida a los ciudadanos tanto españoles como europeos. Los aspectos relacionados con la alimentación y su control y vigilancia deben formar parte de nuestras prioridades, ya que dan respuesta a la demanda legítima de los consumidores y a su elevado nivel de exigencia actual. Así, a mediados de 1999 el Gobierno se planteó como objetivo la creación de la Agencia de Seguridad Alimentaria. Logrado dicho objetivo, el esfuerzo actual de la Agencia se dirige a gestionar con eficacia los riesgos alimentarios, estableciendo las medidas necesarias para proteger la salud de los consumidores. Con el fin de acometer este objetivo político, es para mí un placer anunciar a sus señorías que antes de que finalice el presente año la Agencia dispondrá de su propio plan estratégico, que presentará en esta Cámara. La seguridad alimentaria lleva implícita la participación de diferentes sectores, así como de las administraciones con competencias en materias de sanidad, agricultura y medio ambiente. Por ello, es muy necesaria la constitución de órganos de coordinación y participación. En este sentido, en la última reunión del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud han sido nombrados dos de sus vocales en representación de las comunidades autónomas. Además de contar con un comité científico, la Agencia dispondrá del Centro Nacional de Alimentación como centro de referencia y colaboración con las comunidades autónomas. Ambos organismos van a servir para sustentar las actuaciones, ofrecer el apoyo necesario a otras administraciones y acreditar laboratorios públicos y privados. La evaluación de riesgos, la comunicación de los mismos y la gestión de las crisis, así como el establecimiento del marco legal alimentario, son las misiones que tiene encomendadas y va a llevar a cabo la Agencia de Seguridad Alimentaria. En lo que atañe a la prevención de riesgos y a la promoción de una alimentación adecuada —tarea, por cierto, muy importante en nuestro país—, la Agencia va a desarrollar campañas de divulgación e información al ciudadano. Para dichas actuaciones se programaron 10 millones 695.000 euros, lo que supone el 493 por ciento de incremento del presupuesto. Por otro lado, debemos tener en cuenta las competencias ejecutivas en seguridad alimenta-

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ria, que corresponden a las comunidades autónomas. A este respecto, nuestro objetivo es mantener una colaboración y un diálogo constantes entre la Agencia y las comunidades. En definitiva, serán necesarias la coordinación y la atención a las iniciativas que surjan, con el fin último de asegurar niveles homogéneos de protección en todo el territorio nacional. Y, ¡qué decir de la salud pública! Ésta es otra de las líneas prioritarias a las que el Ministerio va a dirigir todos sus esfuerzos y anhelos. La experiencia acumulada a lo largo de veinte años pone en evidencia la necesidad de que haya actuaciones que permitan satisfacer los niveles exigidos constitucionalmente para el conjunto del Estado en el ámbito de la salud pública. En este contexto quisiera anunciarles que vamos a disponer de un plan de cooperación y armonización para la salud pública en España. Las actuaciones contenidas en el plan irán dirigidas fundamentalmente a la coordinación de sistemas de información epidemiológica y de salud pública; a la educación, promoción y protección de la salud de la población; a la articulación de la mejor respuesta ante situaciones de alerta o alarma sanitaria y a trabajar en la armonización de acciones sobre determinantes de la salud a través de la educación, la promoción y la protección de la salud de la población y, cómo no, de la prevención de las enfermedades más prevalentes, a las que antes me he referido en los planes integrales de salud. En esta línea, se implantará un programa de vacunaciones de alcance estatal con objeto de establecer un calendario vacunal unificado. Se dotará con nuevas tecnologías a la Red de Vigilancia Epidemiológica para dar una respuesta inmediata ante posibles alertas. Se creará la Red de Hemovigilancia, y anticipadamente nos adaptaremos a la directiva comunitaria, que está en tramitación, sobre seguridad y calidad de la sangre y de sus componentes. También en esta línea de cooperación y armonización es de resaltar que en la reciente reunión monográfica sobre vacunas de la Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, celebrada durante los pasados 8 y 9 de octubre en San Lorenzo de El Escorial, los directores de salud pública de todas las comunidades, a los que desde aquí doy las gracias por su empeño y empuje, coordinados por la Dirección General de Salud Pública, acordaron lo siguiente: En aras de la equidad y el cumplimiento de nuestra responsabilidad en el Sistema Nacional de Salud, consideramos absolutamente deseable la cohesión en la toma de decisiones, lo que incluye un compromiso leal de unanimidad sobre cualquier eliminación o introducción de vacunas en los calendarios de inmunización en las comunidades autónomas. Señorías, les anuncio que voy a proponer la Gran Cruz de Sanidad para los directores de salud pública de todas las comunidades autónomas, porque con su ejemplo han contribuido a que en este país haya un único modelo de vacunación para todos los niños y adultos. Y paso ahora a exponer de forma breve otras actuaciones concretas, en este caso, las destinadas a prevenir y controlar la primera causa de enfermedad y muerte en España y en los países de nuestro entorno. Me refiero al taba-

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quismo. Permítanme que les recuerde que el Senado, en su sesión de 24 de mayo de 2001, instó al Gobierno a la transposición de la directiva sobre fabricación, presentación y venta de productos del tabaco y a seguir trabajando en acciones concretas para prevenir las enfermedades derivadas del tabaco entre la población española, enfermedades que, si me lo permiten, producen lo que yo denomino la epidemia tabáquica. Pues bien, me cabe la satisfacción de compartir con sus señorías que el Consejo de Ministros del día 18 de octubre aprobó el real decreto por el que se regulan los contenidos máximos de nicotina, alquitrán y monóxido de carbono, el etiquetado de los productos del tabaco y las medidas relativas a ingredientes y denominaciones de los productos del tabaco. Dicho real decreto aborda el mayor control sobre el contenido de los cigarrillos y la necesaria información al consumidor, conjuntamente con las advertencias sanitarias que formulen con claridad y sin ambigüedades los riesgos asociados a la exposición al tabaco. Por otro lado, seguiremos trabajando en este tema. Así, podemos anunciar que el Plan Nacional de Prevención y Control del Tabaquismo, elaborado en el seno de la Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial, fue aprobado, también por unanimidad, por parte de los directores de salud pública, a los que de nuevo reitero el agradecimiento de esta ministra. Dicho plan, que va a ser elevado al Pleno del Consejo Interterritorial, es un documento serio, riguroso y completo que analiza todos los elementos que intervienen y deben intervenir para luchar contra la epidemia que es el tabaco. El plan representa el marco nacional de actuación de una política de Gobierno que, desde el liderazgo sanitario, cuenta con otras administraciones y departamentos, con las consejerías de las comunidades autónomas, con los colectivos profesionales y, cómo no, también con los ciudadanos. Los objetivos de este plan son, de forma muy sintética, los siguientes: disminuir la prevalencia tabáquica; prevenir la incorporación de nuevos fumadores; retrasar la edad de inicio —como saben, en estos momentos está en los 13,4 años—; facilitar el abandono de la dependencia, así como el que las mujeres fumen cada vez menos —ha aumentado la incidencia de mujeres fumadoras—; proteger a la población del aire contaminado por humo de tabaco; minimizar la exposición de la población; potenciar espacios sin humos; fomentar la norma social de no fumar, y potenciar la coordinación institucional, intersectorial, internacional —internacional, digo bien— y la participación social. Para alcanzar cada uno de estos objetivos se han decidido diversas actuaciones agrupadas en las estrategias informativa, educativa, formativa, asistencial, legislativa, de coordinación y participación y de investigación y evaluación. En el plano de la salud laboral vamos a intensificar las acciones que correspondan a las funciones atribuidas al Ministerio de Sanidad y Consumo en virtud de la Ley General de Sanidad y la Ley de Prevención de Riesgos Laborales. Estaremos en línea con los criterios que sobre la salud en el trabajo como parte indisoluble de la salud pública se están perfilando en el seno de la Unión Europea.

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En sanidad ambiental, señorías, queremos incorporar a nuestro ordenamiento jurídico aquellas disposiciones comunitarias que afectan al agua potable y de baño así como el sistema de tóxico-vigilancia, y elevar los niveles de garantía de los preparados químicos peligrosos. Aprovecho para decir que ya han sido aprobados el Real Decreto de biocidas y el Real Decreto de las aguas envasadas. Respecto a las competencias del Ministerio de Sanidad y Consumo en materia de sanidad exterior, vamos a poner en marcha el plan de calidad de sanidad exterior en colaboración con el Ministerio de Administraciones Públicas y con las comunidades autónomas. Hemos empezado a trabajar en la cartera de servicios, en la adecuación de los recursos y procedimientos al incremento del tráfico de mercancías y en el movimiento de personas tanto nacionales como emigrantes. Para concluir este amplio apartado de la salud pública, tan importante para todos nosotros, como saben sus señorías, quisiera hacer referencia a otro aspecto muy importante: el Ministerio debe ser una fuente imprescindible de información a los ciudadanos; de información ante los diversos problemas de salud que se relacionan con los estilos de vida, con los medios utilizados por nuestra sociedad desarrollada y por el medio ambiente. En el mes de enero de 2003 el Ministerio pondrá en funcionamiento un sistema de información que permita intercambiar experiencias, facilitar la interrelación entre redes europeas para la promoción de la salud e incidir en la educación para la salud como método fundamental para contribuir a su mejora. Con respecto a la Unión Europea, es justo reconocer la labor realizada con motivo de nuestra Presidencia durante el primer semestre de este año, labor y esfuerzo que se concretaron en el programa comunitario de acción en salud pública que se iniciará el próximo año y que se extenderá hasta el 2008. Como Estado miembro de la Unión Europea tenemos una responsabilidad muy importante en la construcción del espacio comunitario de salud, pero, además, con la Presidencia española hemos dejado el listón un poco alto. Hemos promovido algunas iniciativas trascendentales en el ámbito de la salud y del consumo que no van a permitir ahora ralentizar la marcha emprendida en la Unión Europea. La planificación y coordinación de la salud pública tiene un presupuesto, señorías, de 21,59 miles de euros, un 9 por ciento de incremento, de los cuales 2,4 se dedicarán a promoción y prevención de las enfermedades, 2,1 miles de euros a educación para la salud, 1,2 para el Plan Nacional de Prevención y Control del Tabaquismo, 7,6 miles de euros a la lucha contra el sida, como ya he comentado, y 7,6 a las restantes actuaciones. Voy a hablar ahora de la política farmacéutica, de lo que yo llamo plan de política farmacéutica y del buen uso del medicamento. Este plan toma como punto de partida el acuerdo adoptado por el Congreso de los Diputados el 19 de diciembre de 2000 y los acuerdos firmados posteriormente con los distintos agentes del sector. Las actuaciones a las que a continuación voy a referirme no sólo involucran a los agentes que antes indicaba, sino también a las administraciones, a los médicos prescriptores y a los propios

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usuarios del Sistema Nacional de Salud. Vamos a ordenar y a dotar de coherencia las decisiones que afecten a la autorización de medicamentos mediante un procedimiento normalizado. Sin duda esta medida, al tomar en consideración la relación coste—efectividad, va a contribuir a optimizar la toma de decisiones en la incorporación de nuevos medicamentos. Potenciaremos los medicamentos genéricos por su beneficiosa contribución a la contención del gasto; impulsaremos una progresiva incorporación de nuevas moléculas en orden a su prescripción y consumo; facilitaremos la promoción de éstos entre médicos, farmacéuticos y los propios consumidores, y evitaremos que exista ningún genérico con precios superiores a los de referencia. Entre otros aspectos importantes que afectan a la política farmacéutica está la configuración de los conjuntos homogéneos a los que vamos a dedicar todos nuestros esfuerzos para actualizarlos y ampliarlos. Por otra parte, no quisiera dejar de remarcar la importancia que para nosotros tiene la búsqueda del consenso en el seno del Consejo Interterritorial. Sabemos que a través de este consenso las comunidades autónomas podrán desarrollar la gestión de la prescripción, la fármaco-vigilancia, la formación de los médicos para promover el uso adecuado de los medicamentos y la educación de los usuarios. Para apoyarlo el Ministerio cuenta con una partida presupuestaria de 13,4 miles de euros con un incremento de un 18 por ciento. Señorías, contar con la colaboración de los profesionales sanitarios y de los farmacéuticos, que también lo son, es un elemento clave a la hora de diseñar actuaciones como la receta electrónica y la dispensación por unidosis. Abogamos por involucrar a todos los profesionales del sector en nuestra política farmacéutica. Quiero subrayar la importancia de promover la investigación del sector farmacéutico haciendo que la industria cada vez invierta más en I+D+I, y también, cómo no, logrando que nuestro mercado no esté nunca desabastecido. Para ello la distribución de medicamentos tiene que ser un objetivo prioritario en la política farmacéutica del Gobierno. Me voy a referir ahora a otra política fundamental en el sector sanitario: la investigación. Voy a hacerlo de forma breve, aunque ello no quiere decir que ésta no sea una de las políticas y uno de los pilares clave de la sanidad de nuestro futuro. Me refiero a la calidad del esfuerzo investigador en el campo de la biomedicina y de la biotecnología. Señorías, consideramos desde el Gobierno que la investigación debe ser entendida como una prioridad. Sabemos que los grandes pasos en la Medicina siempre son consecuencia de la investigación y de la experiencia clínica. Don Santiago Ramón y Cajal dijo hace ya muchos años que al carro de la cultura le faltaba la rueda de la ciencia. Desde el Gobierno, y en concreto desde el Ministerio, apostamos por la rueda de la ciencia, por un impulso político decidido en el ámbito del conocimiento y sobre todo de la investigación como lo demuestra el incremento del 20 por ciento del presupuesto del Ministerio en materia de investigación. Vamos a conceder una atención prioritaria a los proyectos de investigación relacionados con las patologías más prevalentes, las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, los procesos degenerativos y, cómo no, esas enfermedades

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a las que antes me he referido, las enfermedades raras, impulsando también el Instituto de enfermedades raras. Además, reconduciremos otros proyectos hacia aquellas áreas científico-tecnológicas de biomedicina y biotecnología que se han definido en el Plan Nacional de Investigación Científica y Desarrollo e Innovación Tecnológica 2000-2003 para que sean capaces de integrar la investigación básica, la epidemiológica y la clínica, a la que antes me he referido. Asimismo, hemos incorporado en nuestro programa un apoyo especial a la investigación genómica incrementando su presupuesto en 265 por ciento. En España existe ya un número importante de grupos de investigación altamente cualificados. Ahora queremos dar un salto cualitativo y cuantitativo incrementando la financiación de los proyectos y mejorando la coordinación y organización de nuestros equipos, y también vamos a apoyar la participación de los grupos españoles en el VI Programa Marco de I+D de la Unión Europea. Desde el punto de vista de la organización diseñaremos las redes de investigación —estamos ya en ello— con centros de excelencia repartidos por todo el territorio nacional. De esta manera se permitirá el conocimiento generalizado de los proyectos en curso de las instituciones y centros que los lleven a cabo y el trasvase del conocimiento científico. La convocatoria para las redes temáticas de investigación corporativa se encuentra en fase de evaluación y ya casi concluida por expertos internacionales. El resultado será analizado por la Comisión científico-técnica del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Esperamos tener la resolución de la convocatoria a principios de diciembre. Señorías, quiero destacar que se exigía como criterio para la constitución de la red la participación, al menos, de cuatro comunidades autónomas. Este nuevo impulso a la investigación biomédica se apoyará sobre la actuación de instituciones de investigación sanitaria. Estamos preparando el real decreto para su acreditación, el cual ha sido consultado con las comunidades autónomas; en él que participarán tanto en su evaluación como en las propuestas, y estamos fomentando, cómo no, los convenios con las comunidades autónomas para la configuración de los centros asociados al Instituto de Salud Carlos III, como el Centro de Investigación en Biomedicina y Trasplantes que hemos firmado el viernes en Valencia, u otros más generales como en Ceuta, Melilla, Canarias o Castilla y León. Debemos contar también con la adecuada participación de facultativos formados específicamente para la investigación y con el tiempo y medios adecuados para su ejercicio. Decía otro de nuestros premios Nobel, Severo Ochoa, que en principio la investigación necesita más cabezas que medios. Yo coincido con él. Se necesitan muchas cabezas y las tenemos en este momento; tenemos muy buenos investigadores, pero también necesitamos medios. La construcción del espacio común europeo de investigación, tal como quedó definida en la reunión de Granada el pasado mes de mayo durante la Presidencia española, es la meta de estas actuaciones, y así se verá reflejado en la ley de calidad y coordinación. En total el programa de in-

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vestigación sanitaria es de 197.371 miles de euros, incrementado en un 64 por ciento respecto al año anterior. Estoy refiriéndome al programa de investigación sanitaria. Me voy a centrar ahora en el área internacional. ¿Qué aspectos va a desarrollar el Ministerio en el contexto internacional? La participación del Ministerio se lleva a cabo en diferentes escenarios que, sin duda, ustedes conocen. Por un lado, la presencia de España desde este año en el Consejo Ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud y, por tanto, el importante papel que desempeñamos en el diseño de políticas internacionales de salud, va a ser para nosotros una prioridad. La participación en programas, proyectos y actividades en general, que se deriven del acuerdo marco de cooperación suscrito con la OMS, también será una prioridad, así como los programas de vacunación infantil en África. El plan de actuaciones conjuntas que hemos suscrito con la Oficina Regional de la OMS para las Américas, en colaboración con la Agencia Española de Cooperación Internacional será otro de nuestros retos, entre los que cabe señalar, para el presente año, la lucha contra el sida y el apoyo al Centro Iberoamericano de Atención Perinatal en la erradicación del sarampión. La participación en diversos comités de la organización para la cooperación y el desarrollo económico será otro de nuestros retos. Las actuaciones referidas al acuerdo firmado por España con Francia, Italia, Luxemburgo y Portugal, para la colaboración con centros sanitarios en países en desarrollo para la atención al VIH, sida, es otra de nuestras prioridades. En lo que podemos denominar cooperación bilateral, el Ministerio de Sanidad mantendrá el esfuerzo realizado hasta el momento, especialmente en los países iberoamericanos, con especial énfasis en nuestros hermanos de Iberoamérica y, en especial, en Argentina. Asimismo, el Ministerio de Sanidad y Consumo coordinará las actuaciones en materia de sanidad que las comunidades autónomas desarrollen en colaboración con otros países. Señorías, acorde con estas líneas que les he manifestado, el Ministerio ha tenido también que hacer un esfuerzo de adaptación a estas nuevas estrategias, a estos nuevos objetivos, a éstas nuestras misiones. En materia de coordinación del Sistema Nacional de Salud y Seguridad hemos creado la Agencia de Seguridad Alimentaria y también el Ingesa, que es el nuevo Instituto de Gestión Sanitaria. Hemos dedicado nuestros esfuerzos a que el Ingesa sea el organismo capaz de gestionar el Centro de Dosimetría, la Organización Nacional de Trasplantes y, cómo no, las prestaciones sanitarias en Ceuta y Melilla. Asimismo, hemos apostado por la creación de una nueva Dirección General de Consumo; en definitiva, pretendemos que la estructura del Ministerio de Sanidad y Consumo se adapte a los nuevos retos, a las nuevas oportunidades y, sobre todo, a los nuevos objetivos del Sistema Nacional de Salud del siglo XXI. El Gobierno tiene que prestar una atención singular a Ceuta y a Melilla que son, como saben, ciudades sobre las que tenemos la responsabilidad directa de la atención sanitaria. Tenemos que apostar por la calidad de las prestacio-

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nes y alcanzar niveles equiparables a cualquier otro servicio territorial del Sistema Nacional de Salud. En el caso de la atención especializada, nos hemos marcado el objetivo de que ningún ciudadano tenga que esperar más de sesenta días para acceder a una primera consulta y seis meses para una intervención quirúrgica. La ciudad de Ceuta va a disponer de un nuevo hospital en el plazo de 36 meses, que estará dotado de los medios más avanzados y supondrá una mejora sustancial de la asistencia sanitaria. También se finalizará la construcción de un nuevo centro de salud en la ciudad. Con respecto a la ciudad de Melilla, se llevará a cabo la modernización de su hospital, a la vez que la construcción también de un nuevo centro de salud. Hemos establecido, asimismo, convenios con otras administraciones para mejorar la asistencia sanitaria en Ceuta y en Melilla. En conjunto, dedicaremos 13,63 miles de euros a las ciudades de Ceuta y Melilla. Sin ánimo de extenderme, señorías, mencionaré mi competencia ministerial en el ámbito del consumo. Como les decía, para potenciar este ámbito, la nueva estructura del Ministerio ha introducido cambios y ha creado la Dirección General de Consumo y Atención al Ciudadano. El Instituto Nacional del Consumo queda adscrito a esta nueva Dirección General, aunque mantiene su carácter de organismo autónomo. Señorías, en un espacio comunitario donde hay una libre circulación de personas y mercancías, y donde las transacciones se realizan sin necesidad de cambiar de moneda, es lógico que vayamos al unísono en los sistemas de protección con el resto de los Estados miembros de la Unión. En este sentido, nuestra estrategia no puede ser otra, tiene que ser coincidente y fundamentada en los acuerdos de la Unión Europea. Sus objetivos son: primero, alcanzar un alto nivel de protección de los consumidores; segundo, la aplicación más rápida y eficaz de las normas comunitarias y nacionales, y, tercero, una participación más activa de las organizaciones de consumidores en las políticas públicas. Deseamos, señorías, un mercado abierto, que cuente con una amplia gama de servicios, un mercado dotado de transparencia, un mercado dotado de seguridad —la seguridad de nuestros ciudadanos—, un mercado donde los ciudadanos tengan una amplia capacidad de elección, una información veraz, clara, concisa y una amplia protección jurídica, así como unos procedimientos de reclamación que aseguren el ejercicio de sus derechos. Para llevar a buen término este planteamiento, el soporte presupuestario es de 15,136 miles de euros, lo que supone un 26 por ciento de incremento con respecto al año pasado. En primer lugar, es necesario intensificar la colaboración entre el Ministerio y las comunidades autónomas, los ayuntamientos, la administración local y todas las asociaciones y todos los ciudadanos. Este aspecto es la premisa fundamental, premisa sin la cual no seremos capaces de desarrollar estos objetivos a los que me he referido. En segundo lugar, señorías, tenemos que lograr el diseño y la concreción de las principales normativas de la Unión Europea, las que la Unión Europea tiene previstas

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en esta materia, y tenemos que perfeccionar el marco regulador que tenemos en España. En este sentido, hemos introducido en la ley de acompañamiento para el próximo ejercicio una serie de medidas de mejora de la información a los ciudadanos. En tercer lugar, tenemos que mejorar la información de los productos peligrosos, obligar a los productores a informar a los consumidores sobre cualquier riesgo conocido. Nos proponemos que, en breve plazo, cualquier consumidor tenga acceso a una lista de productos alertados y a las medidas adoptadas para impedir su comercialización. En cuarto lugar, tenemos que establecer un procedimiento más ágil en el sistema arbitral de consumo, cuya efectividad y eficiencia en la resolución de conflictos ya son notorias como alternativas al proceso judicial. En quinto lugar, procederemos a una regulación del Consejo de Consumidores y Usuarios, que ya está en marcha, con el fin de garantizar su intervención en el mercado, así como su participación en las políticas que emanen de los poderes públicos. Señorías, para servir a los ciudadanos en la protección de su salud y consumo vamos a emprender tres iniciativas: abriremos nuevas vías de comunicación directa de los ciudadanos con el Ministerio, mediante la llamada telefónica gratuita o el correo electrónico; mantendremos reuniones periódicas con las asociaciones de pacientes, de familiares y de organizaciones no gubernamentales y solicitaremos la colaboración de éstas con el Ministerio para la realización de campañas y elaboración de publicaciones divulgativas en relación con las enfermedades de mayor prevalencia, porque los ciudadanos son ciudadanos pero también son pacientes, y estableceremos un mejor medio de colaboración con el Defensor del Pueblo y con los defensores de los pacientes en el ámbito territorial de las comunidades autónomas. No puedo dejar de citar la Ley básica reguladora de la autonomía del paciente y de los derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica, en la que tanto y tan bien ha colaborado esta Cámara. Por último, también quiero mencionar la campaña sobre estilos de vida que mañana iniciaremos, sin olvidar y agradecer la participación que esta Cámara tendrá mañana en la «Semana del Corazón». Señorías, creo que esta exposición, que ya ha durado cincuenta y cinco minutos, ha sido —o ha intentado ser— una exposición pormenorizada de las líneas de actuación que nos hemos propuesto. En ella, he querido reflejar la intensa labor que todos los funcionarios y todas las personas que trabajan en el Ministerio de Sanidad y Consumo se comprometen a llevar a cabo, y digo se comprometen porque el impulso de la ministra y de sus altos cargos no será posible sin el impulso decidido de todos los funcionarios y trabajadores del Sistema Nacional de Salud y, especialmente, de todos los trabajadores del Ministerio de Sanidad y Consumo. Creo que todos los aquí presentes, sus señorías como representantes y portavoces de los españoles y yo misma como miembro del Gobierno, somos conscientes del punto de inflexión en el que nos encontramos con respecto al Sis-

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tema Nacional de Salud; un punto y momento de transición entre su larga trayectoria histórica y la futura, por la cual hemos apostado todos. Puedo asegurar a sus señorías que siempre estaré atenta a cualquier iniciativa que contribuya a mejorar nuestros resultados, sin que ello signifique la renuncia a las responsabilidades que he contraído. Con la ayuda de todos, de los miembros de esta Cámara y de los Gobiernos de las comunidades autónomas, estoy segura de que superaremos con éxito, en breve plazo, esta transición; esta transición que va a servir para dar mayor solidez al sistema, para hacer que nuestro sistema sea modélico, para poner los pilares de este sistema sanitario modélico del siglo XXI, para lograr que este sistema sanitario sea de los profesionales, de las comunidades autónomas y de todos los ciudadanos. En definitiva, sea un sistema que proporcione más y mejor salud a todos los ciudadanos, que el objetivo antiguo pero no por ello menos actual de la Organización Mundial de la Salud de dar vida a los ciudadanos, de dar más años a la vida sea el objetivo de todos. Muchas gracias. (Aplausos en los escaños del Grupo Parlamentario Popular.) La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señora ministra de Sanidad y Consumo por esta pormenorizada y exhaustiva presentación. Finalizada esta intervención, a continuación se abre un turno de portavoces de los diferentes grupos parlamentarios de menor a mayor, con el ruego a sus señorías de que se ciñan al máximo a los quince minutos de duración que pactamos en la anterior reunión de Mesa y Portavoces. En primer lugar, y en nombre del Grupo Parlamentario Mixto, tiene la palabra el senador Bellido Muñoz. El señor BELLIDO MUÑOZ: Muchas gracias, señora Presidenta. Señora Ministra, ante todo quiero darle la bienvenida a esta Comisión y a esta Cámara. Voy a ser muy breve porque no voy a ocultar que, a pesar de estar inscrito en el Grupo Mixto, coincido plenamente con la política sanitaria del Gobierno y lógicamente también con los postulados que la señora Ministra ha expuesto en esta reunión. Si hay que utilizar una palabra clave de su intervención, yo al menos entiendo que debe ser la que ha formulado al decir que pretende reinventar el Ministerio de Sanidad y Consumo. Creo que, una vez que sus antecesores en el cargo, el ministro señor Romay, consiguió un acuerdo de financiación sanitaria ampliamente respaldado por todas las comunidades autónomas, una vez que también se llegó a un amplísimo acuerdo a la hora de llevar a cabo las transferencias a las distintas comunidades autónomas por la ministra señora Villalobos, efectivamente es un cometido muy interesante, un cometido evidentemente muy ambicioso el reinventar el papel del Ministerio de Sanidad y Consumo con un eje de actuación que usted ha definido muy claramente como fundamental, que son las comunidades autónomas. Creo que ese apoyo del Ministerio de Sanidad y Consumo en las comunidades autónomas, ese apoyo de las comuni-

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dades autónomas en la coordinación del Ministerio de Sanidad y Consumo en cuanto a las distintas políticas sanitarias es fundamental de cara al futuro y también de cara a justificar algo que algunos en un momento dado no justificaban como era la pervivencia del ministerio de sanidad como tal, y dentro de ese papel fundamental que a partir de ahora debe jugar su ministerio, creo que el papel que también usted ha reconocido en su intervención de los profesionales es un papel no sólo interesante, sino no definitivamente abordado por ninguna de las administraciones anteriores. Es cierto que se han dado muchos pasos en el sentido de, como usted ha dicho, dignificar el papel y prestigiar el trabajo del personal sanitario, pero evidentemente no ha habido no sé si la capacidad, si la oportunidad, si la valentía en muchos casos suficiente para llevar a cabo ese prestigio del propio personal sanitario. Ha hablado de un proyecto para lo que queda de legislatura y es ambicioso abordar en ese proyecto algo de lo que usted ha hablado, el desarrollo del estatuto marco y de la carrera profesional. En cualquier caso, señora Ministra, yo, por supuesto, le animo a que en la medida de lo posible aborde estos dos elementos evidentemente con las dificultades que ellos conlleva, pero con la seguridad de que el personal sanitario va a agradecer al menos el intento que en ese sentido realice. Por supuesto, me alegra saber que no es supersticiosa y que su plan de trabajo lo plantea en trece puntos. Eso también es una muestra de valentía personal a la hora de abordar este trabajo dentro del ministerio. Ha hablado de prestación sociosanitaria. Esta Cámara en su momento trabajó intensamente en una Ponencia sobre la problemática del envejecimiento de la población española y hablábamos y hablamos fundamentalmente de asistencia sociosanitaria. Sin embargo, creo no haber oído dentro de su planteamiento cuál sería de alguna manera el modelo de financiación que esa asistencia sociosanitaria pudiera soportar. No sé si en el ministerio se han planteado este asunto, pero si es así y puede ampliárnoslo yo se lo agradecería. He echado también en falta, igual se me ha ido en un momento dado la atención, el que creo que no ha nombrado en ninguna ocasión al Instituto de Salud Carlos III, creo que no se ha hablado del futuro del Instituto Nacional de Investigaciones Oncológicas ni del Instituto Nacional de Investigaciones Cardiológicas y quisiera, si es posible en este momento y si no en cualquier otro, que su señoría también nos adelantara cuáles son los criterios con respecto al propio trabajo del Instituto Carlos III y de estos dos institutos creados por su antecesor en el cargo, el ministro señor Romay. En cualquier caso, señora ministra, y con eso termino, le deseo el mayor de los éxitos en la aplicación de estos trece puntos y que sepa que en cualquier caso va a contar con mi leal y sincera colaboración a la hora de llevarlo a efecto. Muchas gracias, señora Presidenta. La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, senador Bellido. Por el Grupo Parlamentario de Senadores de Coalición Canaria, tiene la palabra el senador Rodríguez Díaz.

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El señor RODRÍGUEZ DÍAZ: Muchas gracias, señora Presidenta. Señora ministra, muy buenos días y reciba nuestra cordial bienvenida a esta Comisión. Deseamos que se abra hoy una etapa de colaboración y diálogo entre su ministerio y esta Comisión. De todas formas su intervención ha sido muy intensa en cuanto a contenidos, cargada de muy buenas intenciones, y yo espero que esas buenas intenciones no defrauden las expectativas que los que estamos aquí y, sobre todo, los ciudadanos, usuarios y profesionales se han abierto con esta cambio en la titularidad del ministerio. El marco actual que usted como ministra ha heredado es muy diferente que el que teníamos al comienzo de esta legislatura en cuanto a un escenario que supone el que todas las comunidades autónomas, excepto las ciudades de Ceuta y Melilla, tengan ya transferidas las políticas sanitarias, sobre todo la gestión del sistema de salud. Por lo tanto, hay un nuevo escenario en el Estado y, por lo tanto, requiere de nuevas actitudes también desde el propio ministerio, y yo me alegro que en gran medida parte de esas actitudes que nosotros queremos ver reflejadas en la gestión y en la política del ministerio la haya expresado aquí, si no todas las que nosotros hubiésemos querido, sí gran parte de ellas. Por lo tanto, estamos pasando de una gestión ministerial que se basaba fundamentalmente en la administración de recursos, en la gestión de los planes, en la dirección y en la coordinación, a una política que tiene que ser fundamentalmente de cooperación, de colaboración y de consenso con las comunidades autónomas. Seguro que en ese marco del Consejo Interterritorial, si esa actitud del ministerio es seria y se demuestra día a día, va a tener la cooperación y la colaboración y el consenso de la gran mayoría o yo creo que de todas las comunidades autónomas. Ha hablado de muchos aspectos generales, en los cuales yo no quiero incidir, ya los iremos viendo a lo largo de su etapa y en sus intervenciones y comparecencias ante esta Cámara, pero a mí me preocupa, como miembro del Grupo de Senadores de Coalición Canaria, aspectos que tienen muchas incidencia en una política, que usted ha dicho muy bien, de cohesión territorial, de cohesión social, porque no todos los territorios son iguales, ni la distribución de su población, ni la incidencia de ciertos factores, como puede ser el turismo. Por eso, Canarias, que es un territorio fragmentado en islas, incluso habitadas, con una población que incide de forma diferente en esos territorios, y con una incidencia también del turismo muy importante, tiene aspectos fundamentales que requieren una visión solidaria, pero diferenciada de su ministerio. Yo quiero empezar por un aspecto que usted ha tratado como es el fondo de cohesión sanitaria, que se ha dotado para este año con más de 60 millones de euros, 10.000 millones de pesetas, y que trata de que la financiación del sistema de salud sea realmente por el número de habitantes o de usuarios y no solamente por unos criterios que no respondan a esa equidad. También creo que hay que introducir factores diferenciales como puede ser el caso de la insularidad por los so-

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brecostos que conlleva la prestación sanitaria, también la especializada, en territorios pequeños y con menor número de habitantes que puedan tener habitualmente las áreas sanitarias. Respecto a este fondo de cohesión sanitaria hay otro aspecto fundamental, que quizás fue el que dio origen a su creación, cual es el concepto de desplazado. Y estamos hablando no sólo de los desplazados a centros de referencia en el Estado —fundamentalmente, todos conocemos Madrid y Barcelona, así como algunos otros en otras ciudades—, porque también se creó —y muchas veces se olvida— para aquellos desplazados por motivos de trabajo y turismo interior, y especialmente quería hacer referencia a los trabajadores desplazados que siguen figurando empadronados en su comunidad de origen pero que durante mucho tiempo permanecen en otras. Así, en nuestra comunidad autónoma se da este fenómeno, fundamentalmente en las islas de Fuerteventura y Lanzarote, con bastantes miles de trabajadores procedentes de otras comunidades. Por tanto, hay que desarrollar este fondo de cohesión sanitaria, que ha permanecido intacto durante todo este año. No se han consensuado los criterios de distribución ni se han actualizado los datos a que antes aludía sobre el desplazamiento de población de unas comunidades autónomas a otras. Además, no sólo se trata de poner en marcha el desarrollo y los criterios de distribución del fondo del presente año, porque se nos acaba el año sin haberlo distribuido, sino también de cómo se va a actualizar dicho fondo de cara a los próximos presupuestos. No sé si usted hizo referencia concreta a este punto en su intervención. Si ya lo ha comentado, le ruego que me disculpe, y si no ha sido así, me gustaría saber qué previsiones hay para desarrollarlo en los próximos presupuestos. Hay otros aspectos del sistema de financiación que me gustaría tratar, pero quizás no sea este el momento. A continuación me gustaría detenerme en dos de las numerosas iniciativas que nuestro grupo parlamentario ha planteado tanto en el Congreso como en el Senado y que han sido aprobadas por consenso de todos los grupos —por supuesto, con los acercamientos y modificaciones necesarias—, algunas de ellas muy importantes. En relación con la política de recursos humanos en el sistema de salud, se aprobó una moción de Coalición Canaria en el Congreso de los Diputados, también consensuada, que decía que, previo consenso entre los interlocutores sociales y el Consejo Interterritorial, había que poner en marcha dos iniciativas, en las que me voy a detener porque incluso tenían un período diferenciado para su ejecución. La primera de ellas es la trasposición de la normativa europea en temas de personal. En concreto, nos referimos a la sentencia de Luxemburgo, que tenía como fecha tope para su ejecución, si no recuerdo mal, el 31 de diciembre de 2001. Por tanto, es un plazo incumplido. En segundo lugar, nos referimos al desarrollo del estatuto marco, para el que se había puesto la fecha en torno a febrero de 2002. En cuanto a este segundo aspecto, me congratulo de que usted haya hecho referencia a él. Me ha parecido que ha dado como fecha máxima el final de este año para presentar esa propuesta ante las Cámaras.

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Por otro lado, también respecto a la política de recursos humanos, me gustaría hacer especial hincapié en el problema que suponen las especialidades en algunos territorios y específicamente en uno alejado y fraccionado como es el de las islas Canarias, donde muchas veces no disponemos de las facilidades que hay en otras comunidades autónomas para el intercambio o movilidad de los propios especialistas y tenemos deficiencias en algunas especialidades. Yo le rogaría que cuando en el Consejo Interterritorial y en el Consejo de Especialidades se estudien las políticas y las previsiones para los próximos años se tengan en cuenta estas especificidades a la hora de acreditar la formación de especialistas en aquellas áreas más deficitarias. En segundo lugar, otra iniciativa que llevó a cabo nuestro grupo en el Congreso en relación con el gasto farmacéutico y que fue aprobada por unanimidad —y usted ha hecho referencia en su intervención a esta iniciativa— hablaba de la participación en igualdad de condiciones de todos los actores de la cadena farmacéutica. Efectivamente, el Ministerio ha desarrollado esta iniciativa, pero tengo que hacer incidencia en el aspecto relativo a la igualdad de condiciones porque creo que en el desarrollo de esta proposición no de ley no todos los actores de la cadena farmacéutica estuvieron en igualdad de condiciones. Y sabe que hablo de la situación y los incumplimientos que se han producido con Farmaindustria, que no creo que hayan dado los resultados que todos hubiésemos deseado —quizás sí esperado, porque de antemano ya teníamos nuestras dudas, pero hubiésemos deseado que estas no se hubieran visto confirmadas, como así ha sucedido. Asimismo, se hablaba del consenso en el Consejo Interterritorial. Esos aspectos que usted ha señalado sobre negociación con la industria farmacéutica, la importancia que tiene el estudio del costo-beneficio en cuanto al valor que damos a los distintos productos farmacológicos, la investigación y su desarrollo, efectivamente, son para nosotros importantísimos y le animamos a seguir trabajando en este sentido; también lo exigiremos, con todo el interés que tenemos, que yo creo que es común, en lograr los mejores resultados en este sentido. Su señoría también nos ha apuntado la puesta en marcha de la ley de calidad y coordinación del sistema sanitario. Es evidente que hay una gran relación entre las competencias de gestión y de legislación. Actualmente, las comunidades autónomas tienen prácticamente todas las competencias en gestión y el Gobierno del Estado las competencias en legislación. Pero ambas competencias tienen una interrelación muy grande, como decía, y el Estado no puede legislar sin tener en cuenta —tampoco creo que cabe entre sus intenciones el hacerlo— y trabajar muy coordinadamente con las comunidades autónomas a través del foro del que nos hemos dotado a tal fin. Por tanto, es necesario tener esa sensibilidad a la hora de desarrollar la ley de calidad y coordinación. No obstante, nuestra portavoz en el Congreso creo que ya hizo referencia a que no nos gustaba el término coordinación. Hubiésemos preferido el de cooperación, el de colaboración, ya que muchas veces la coordinación se impone, mientras que la cooperación se hace de mutuo acuerdo.

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Creemos, pues, que esta ley de calidad y coordinación es necesaria, como también lo es la cooperación y el consenso cuando hay una situación nueva, como ya decía antes, de unas transferencias prácticamente del cien por cien a las comunidades autónomas. Por tanto, se produce una nueva situación que requiere lógicamente de una nueva mentalidad, como considero que usted ha expresado correctamente en su intervención. Su señoría ha hablado de algunos aspectos también muy interesantes, como la seguridad alimentaria, de tanta relevancia para todos los ciudadanos, así como de convergencia con la Unión Europea en política de seguridad alimentaria, que usted ha explicitado, ha hablado de asuntos y tareas muy específicas en el campo de la salud pública, en los cuales no me voy a detener, pero sí quiero hacer referencia, porque me parece muy importante, a algo que hasta ahora hemos soslayado prácticamente siempre en los debates públicos sobre la situación del sistema de salud, que es la atención a las enfermedades que usted ha llamado raras y que también muchos consideramos las enfermedades pobres, porque, como son pocos los que la padecen, la industria farmacéutica no tiene ningún interés en desarrollar líneas de investigación sobre ellas, puesto que no van a suponer compensación económica importante y, por tanto, no entran dentro de sus intereses. A este respecto, es importante la actitud y la acción de su Ministerio a fin de lograr el esfuerzo necesario en la investigación y el desarrollo de productos farmacológicos y, en definitiva, de las terapias que sean necesarias para afrontar estas enfermedades, ya que tanto derecho tiene el que sufre una enfermedad que sólo la padecen 100, 200 personas en el Estado que aquel que sufre una que padecen un millón o 200.000 personas. Por tanto, me alegra que haya hecho referencia a estas enfermedades raras o pobres porque digamos que no tienen quien las apadrine. Concluyo ya mi intervención, que he tratado que sea breve y se ajuste al tiempo que nos ha dado nuestra Presidenta de la Comisión, transmitiéndole nuestros mejores deseos y nuestra oferta de colaboración absolutamente sincera, porque creo que, en definitiva, todos tenemos un mismo objetivo, que es lograr el mejor nivel de salud, en calidad y en cantidad de prestaciones, para todos los ciudadanos que viven en territorios muy diferentes, muchas veces alejados y fragmentados como son nuestras islas, y la igualdad no sólo en esa calidad de los servicios, sino en el acceso al sistema y a todas sus prestaciones. Muchas gracias, señora Ministra, y le reitero nuestros mejores deseos y nuestra oferta de colaboración en todo cuanto necesite. Muchas gracias, señora Presidenta. La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, senador Rodríguez Díaz. Por el Grupo Parlamentario de Senadores Nacionalistas Vascos, tiene la palabra la senadora Loroño Ormaechea. La señora LOROÑO ORMAECHEA: Muchas gracias, señora Presidenta.

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En primer lugar, quiero iniciar mi intervención dando la bienvenida a la señora Ministra a esta Cámara y al seno de esta Comisión de Sanidad y Consumo. Espero que no sea la última, señora Ministra, porque al hilo de los objetivos de su Ministerio que nos ha desgranado en su extensa intervención, así como las líneas prioritarias de actuación para poder lograr cada uno de esos trece objetivos, nos da pie para que usted al menos venga a compartir con esta Cámara y con esta Comisión lo que pretende el Ministerio en más de una ocasión y espero que así sea. Dicho esto, señora Ministra, quizás dado que sólo queda prácticamente año y medio para concluir esta legislatura, los objetivos que usted nos ha indicado, así como las líneas prioritarias de actuación para su consecución, pudieran parecer excesivos. Pero ha comentado usted al inicio de su intervención que la situación actual es distinta a la que teníamos tan sólo hace escasamente un año y, por tanto, es importante en estos momentos redefinir y replantear el papel del Ministerio ante esta nueva situación, dado que en estos momentos todas las comunidades autónomas han asumido la transferencia en materia sanitaria, aunque queden algunos problemas pendientes de solución, como el que ha comentado el senador Rodríguez a lo largo de su intervención, el Fondo de Cohesión Sanitaria, y algún que otro fleco. Pero, en definitiva, es lógico que se planteen objetivos a largo plazo, aunque algunos de ellos sean a corto y a medio plazo, dado que la situación real es totalmente distinta. Usted, señora Ministra, accede al Ministerio en un momento en que las transferencias han concluido, las comunidades autónomas están gestionando ya la competencia en materia sanitaria. Ha hecho referencia, incluso, a la necesidad de incidir, sobre todo, por parte del Ministerio en las Ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla, que en estos momentos necesitan esa tutela y esa intervención para lograr los principios generales del Sistema Nacional de Salud, como son la equidad, la solidaridad, la universalidad y la eficacia. Pero también accede en un momento en que se ha aprobado la creación y puesta en marcha de la Agencia de Seguridad Alimentaria, algo que ha tratado a lo largo de su intervención, y en un momento en que se ha aprobado y puesto en marcha el proceso de consolidación de empleo del personal vinculado al ámbito de la sanidad, y concluida la presidencia de la Unión Europea. De alguna forma a lo largo de su intervención ha hecho referencia a un aspecto importante que afecta tanto al ámbito de la sanidad como al de consumo, áreas que son competencia de su Ministerio. En definitiva, los cambios que se están produciendo suponen una creciente demanda, una mayor concienciación, una mayor información por parte de todos los ciudadanos y, por tanto, fruto de ello, una mayor demanda y petición de eficacia en las respuestas que demanda el conjunto de la sociedad. En concreto, en el ámbito sanitario ha habido cambios importantes que usted ha enumerado a lo largo de su intervención en el sentido de que la situación actual nada tiene que ver con la que teníamos, no hace veinte años, ni tan siquiera hace cinco. Por tanto, es importante que los cambios que tengamos que realizar se vayan adaptando a las circunstancias actualmente

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existentes, lo cual conlleva un crecimiento del gasto tanto en atención sanitaria como en el gasto farmacéutico. Por ello, si queremos mantener el estado de bienestar que hemos alcanzado, es necesario intercambiar experiencias efectivas y positivas que permitan rentabilizar de alguna forma los recursos humanos, técnicos y económicos, en aras a una mayor rentabilidad social, que suponga una mayor calidad asistencial y una mayor satisfacción de los usuarios del sistema. Tampoco debemos olvidar, y usted ha hecho referencia a ello, nuestra situación como Estado miembro de la Unión Europea y, por tanto, la necesidad de adaptar tanto aspectos concernientes a la salud como al consumo a las directivas y acuerdos que se adopten en el marco de la Unión. En esta situación de gestión descentralizada propia del Estado de las Autonomías de la que nos hemos dotado, y no una gestión descentralizada desde lo administrativo, sino también desde lo político, hay que articular mecanismos que hagan partícipes al conjunto de las comunidades autónomas en la toma de decisiones que directamente les afectan, mientras no se facilite su participación directa en la Unión Europea, en lo que quizás discrepemos, pero que le tengo que trasladar porque es la ambición del grupo parlamentario al que represento. En relación con el Consejo Interterritorial de Salud, también deben darse cambios importantes para que sea el verdadero motor, señora Ministra, de una verdadera cohesión del sistema de salud. Debe ser un órgano de máxima participación, además de que sea necesario crear grupos de trabajo a nivel técnico, y aglutinador de esfuerzos junto con el Ministerio, donde desde una verdadera colaboración y coordinación se sientan las bases para que se garantice, como decía anteriormente, la equidad, la universalidad y la solidaridad del sistema fundamentalmente. Diálogo y consenso, señora Ministra, pero con transparencia y nitidez y por parte de todos; todos con las cartas boca arriba y sin esconder ningún as en la manga. Es la única forma de crear un verdadero clima de diálogo y consenso para la resolución efectiva de los problemas, de forma clara y unánime, que sería lo deseable. En ese sentido quisiera plantearle qué papel piensa que debe tener el Ministerio en el Consejo Interterritorial y qué expectativas hay en estos momentos desde el Ministerio en relación con el Consejo. Otra cuestión a la que ha hecho alusión es el gasto farmacéutico, abordado en el último Consejo Interterritorial de Salud. Si no que equivoco, incluso hubo un acuerdo para la celebración de un monográfico al respecto. También se abordó en el Senado recientemente a raíz de una moción presentada por el Grupo Parlamentario Socialista y enmendada desde el Grupo Parlamentario Catalán en el Senado de Convergència i Unió y el Grupo Parlamentario de Senadores Nacionalistas Vascos. Entendemos que esto requiere un abordaje conjunto con las comunidades autónomas, y con claridad para buscar mecanismos que no pongan en peligro los principios generales de nuestro sistema de salud. Hay que analizar las experiencias que vienen desarrollando en este sentido las comunidades autónomas y evaluar resultados. Implicar a todos los profesionales, pero para ello debe hacérseles partícipes en la toma de

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las decisiones que les afectan. Sería bueno, y es una sugerencia, retomar como herramienta base el documento elaborado en su día por la Comisión de Gestión del Sistema Nacional de Salud en el área de farmacia, que se elaboró a finales del año 2000. Entendemos que es un buen documento y puede ser muy útil para avanzar conjuntamente en tratar de buscar ese equilibrio entre gasto farmacéutico y una buena asistencia de calidad a los ciudadanos. Hay que articular, y es una demanda que le hacemos, señora Ministra, la participación directa de las comunidades autónomas en los distintos ámbitos de decisión relacionados con el gasto farmacéutico y en todos los ámbitos, tanto en aquellos órganos de carácter asesor como en aquellos órganos, comisiones, etcétera, en los que se tomen decisiones que afectan directamente al quehacer de las comunidades autónomas, como es gestionar y financiar. Hay que clarificar la postura, señora Ministra, sobre la promoción de medicamentos por parte de la industria farmacéutica. Sobre ello el Ministerio tiene alguna idea. Quisiéramos conocer de qué forma se va a hacer y si hay algún planteamiento en estos momentos a ese respecto. Si no lo hay, le ruego que en el momento que lo haya nos lo transmita. El ámbito de investigación nos parece fundamental. Tenemos en estos momentos una estructura adecuada y hasta potente, que es el Instituto de Salud Carlos III. Se han constituido distintas fundaciones sobre las cuales tiene vinculación el propio Instituto, como son la Fundación del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, del Instituto de Investigación Cardiovascular, y la Fundación para el Desarrollo de la Investigación en Genómica y Proteómica. Sería bueno que las comunidades autónomas tomaran parte activa en las fundaciones de estos centros de investigación específica en estas áreas concretas porque también en las comunidades autónomas se está trabajando en I+D+I y, sin embargo, en estos momentos, que yo sepa, no participan en las fundaciones. La investigación se viene ejerciendo en el ámbito de las comunidades autónomas. Es una competencia compartida según la Constitución, aunque su gestión no haya sido transferida, algo que, desde luego, venimos reclamando desde la comunidad autónoma del País Vasco. Las comunidades autónomas, señora Ministra, destinan recursos propios a la investigación, como es nuestro caso, y se fomenta la investigación y se implica a los centros de investigación o centros de referencia y también a los profesionales y, a su vez, todas las comunidades autónomas participamos con nuestra aportación al ámbito estatal en materia de I+D+I. Sin embargo, resulta paradójico que las comunidades autónomas no estén presentes en los ámbitos de decisión de las fundaciones creadas y que investigan en este momento en materia sanitaria. Por ello, nos gustaría conocer qué opinión tiene el Ministerio al respecto. Si opina favorablemente, ¿por qué no se articula el procedimiento para que las comunidades autónomas participen? Con relación al tema de la ley de calidad y coordinación sanitaria, señora Ministra, en concreto, tuve la ocasión de formularle una pregunta en su primera participación en esta Cámara en la sesión de control. No negamos en abso-

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luto la necesidad de una coordinación y máxime en estos momentos cuando todas las comunidades autónomas asumen la gestión en materia sanitaria. Sin embargo, le manifesté respetuosamente en el momento de formularle la pregunta que discrepamos en que sea necesaria una ley para coordinarse. Hasta ahora ha habido coordinación tanto entre comunidades autónomas como entre comunidades autónomas y Administración central. Por tanto, se ha llevado a cabo una coordinación de forma satisfactoria y sin necesidad de una ley, pero con elementos imprescindibles para poder coordinarse como son la voluntad y el diálogo. Como le decía, discrepamos respetuosamente, pues no vemos la necesidad de coordinar por ley y, asimismo, de fijar estándares de calidad y calidad total por ley como planes integrales de salud , reconociendo, por supuesto, que el artículo 149.1. 16ª de la Constitución otorga al Estado la competencia exclusiva en materia de bases y coordinación general sanitaria. Discrepamos de la forma en que se pretende hacer uso de la misma en estos momentos, a través de una ley que, incluso, limite y, además, delimite el ejercicio de la competencia en materia sanitaria a las comunidades autónomas. Discrepo también en cierto modo de las opiniones del senador Rodríguez que ha dicho que las comunidades autónomas tienen competencia en gestión y el Estado en legislación. También tienen competencia en legislación y puede haber ámbitos y áreas en los que, incluso, haya competencia compartida entre Estado y comunidades autónomas y, por tanto, tengan ambos capacidad y competencia legislativa. Respecto de este tema y de otros yo diría, señora Ministra, y voy concluyendo, señora Presidenta, porque sé que se me ha agotado el tiempo, aunque tengo más cuestiones para formular, que hace falta que el Gobierno y, en este caso, su Ministerio, tengan voluntad de alcanzar acuerdos y consensos —así lo ha transmitido— con el diálogo y, sobre todo, siendo transparentes y claros respecto de las pretensiones que se tienen con las comunidades autónomas. La lealtad institucional tiene que ser bidireccional, si no no es lealtad. Concluyo planteando una cuestión que usted ha relacionado con la ley de calidad y coordinación sanitaria, que es la necesidad de avanzar en la atención sociosanitaria y, por tanto, en las prestaciones que, de alguna forma, inciden directamente en la atención social y sanitaria. En ese sentido, si le he entendido mal ruego que me disculpe y me lo aclare en su intervención, parece que lo que pretende el Ministerio es avanzar en este sentido, algo que me parece importante y que tenemos que hacer todos conjuntamente, también las comunidades autónomas, dado que en estos momentos son las competentes en materia sanitaria y también en servicios sociales. No debemos olvidarlo. Ha comentado la necesidad de plantear prestaciones socioasistenciales, incluso en catálogo de prestaciones. En ese sentido, quiero hacerle ver una cuestión importante que puede tener su trascendencia, que es que en las comu-

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nidades autónomas estas competencias se vienen desarrollando desde distintos departamentos y la sanidad se lleva desde el departamento o desde el área de sanidad correspondiente y los servicios sociales, como sucede en el caso de la Administración central, desde otra área. Luego habrá que articular en este caso el mecanismo de coordinación e interrelación entre ambas áreas para poder avanzar en algo que ya se viene haciendo en las comunidades autónomas, dialogando entre las áreas respectivas y buscando los puntos de encuentro para avanzar en algo que es necesario y evitar que el ciudadano que precisa de una intervención conjunta —como bien decía usted— sea trasladado de un área a otra por entender que no es competencia total y absoluta ni del área sanitaria ni del área de lo social. Por tanto, todos debemos hacer un esfuerzo y animarle, pero advirtiéndole que las competencias las tienen en estos momentos las comunidades autónomas y que hay que buscar mecanismos de interrelación de ambas áreas para poder avanzar conjuntamente. Tenía más cuestiones, pero lo voy a dejar aquí porque vamos a tener ocasión de debatir temas concretos y puntuales de forma mucho más detenida. Hoy es el momento de que usted exponga las líneas generales de su Ministerio. Quiero decirle que desde el grupo parlamentario al que represento, el Grupo Parlamentario de Senadores Nacionalistas Vascos, puede que tengamos discrepancias, pero cuando hay respeto mutuo y ánimo de consenso, de diálogo y de buscar puntos de encuentro, se pueden resolver. En ese sentido, nos tendrá en línea con el Ministerio y en caso de que haya más que diálogo intento de imposición discreparemos abierta y rotundamente con su Ministerio. Nada más y muchas gracias. La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, senadora Loroño Ormaechea. Por el Grupo Parlamentario de Entesa Catalana de Progrés, tiene la palabra el senador Espasa i Oliver. El señor ESPASA I OLIVER: Gracias, señora Presidenta. Señora Ministra de Sanidad y Consumo, con toda cordialidad nuestro grupo le da la bienvenida, espera trabajar y colaborar con usted y se sintió aliviado en el momento del cambio —y lo digo sin ningún retintín—. Salimos del fuego y de verdad esperamos no caer en la brasas, de verdad esperamos no caer en las brasas —de momento hemos salido del fuego. Usted ha hecho una exposición ambiciosa, con una envidiable rapidez y claridad en su lectura, en 13 objetivos. Ahora es difícil contestar a todos —la asimetría de la relación institucional y del proceso de la Comisión es evidente, no la cuestiono—, por lo que voy a dedicarme a hacer lo mismo que los expertos en melones: voy a hacer algunas catas en este melón que usted nos presenta de los grandes proyectos —13—, a ver si el melón será bueno o no será bueno —en la cata hasta que no se abre el melón no se sabe qué es lo que sucederá, pero vamos a por las catas. La primera. Me gustaría que se comprometiese usted y que nos dijese negro sobre blanco esto que ha marcado con

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tanto énfasis y que es cierto: que el Ministerio está en una nueva situación, que afronta unos nuevos retos. ¿En qué va a notarse en la estructura de medios materiales y funcionariales del Ministerio? Es decir, ¿cuántos funcionarios van a ser transferidos? ¿En qué número va a quedar el Ministerio?¿Va a aumentar, va a disminuir? ¿Qué va a pasar? Porque ha hablado de las propuestas, los institutos, las agencias... El papel lo soporta todo, pero, como todos sabemos, hemos transferido una de las mayores rúbricas en gasto de las políticas españolas, la sanidad. ¿Esto cómo se va a traducir en la estructura de medios materiales y humanos del Ministerio de Sanidad? Me gustaría una apreciación, no le pido el catálogo de puestos de trabajo, por supuesto que no —aunque tiene aquí muchos funcionarios que podrían ayudarle a establecerlo—, pero sí le pido que nos diga qué va a pasar con el Ministerio. ¿Va a adelgazarse, va a engordar, se va a quedar igual, vamos a cambiarles y vamos a ponerles en las múltiples agencias que usted nos ha ido señalando, o vamos a notar el cambio también en el centro de España, es decir, en el Ministerio, en la Castellana? ¿Vamos a notar esta descentralización en el Ministerio en cuanto a medios materiales, humanos y recursos? Lo digo también al albur de lo que algún otro senador ha mencionado respecto a la ley de calidad y coordinación sanitaria y la producción de planes integrales de salud, de planes del catálogo de prestaciones, de la cartera de servicios... Con toda cordialidad, creo que el Ministerio y todos en general podemos correr un grave peligro, un peligro que yo calificaría de «administrativitis sanitaria». Ustedes ahora no tienen responsabilidad directa sobre la gestión sanitaria y pueden caer —me ha parecido ver en su exposición que están cayendo ya— en la tentación de regularlo todo sobre el papel; sobre el papel construirnos «Alicia en el país de las maravillas»: todo está previsto, todo está coordinado, todo está milimetrado, todo está escrito, todo está pensado. ¿Pero este escrito y este pensado se corresponde con las dificultades reales de la gestión cotidiana de los servicios de salud? Tiene usted magníficos funcionarios directores generales que han estado en servicios de salud autonómicos y saben el pan que se cuece —y otros funcionarios seguro que también. Yo me permito llamar la atención del peligro que puede haber de diseñarlo todo desde el papel en un afán de una neocentralización administrativista, y es que es evidente que sobre el papel es difícil oponerse a que haya un único y fantástico plan sobre cualquier enfermedad de prevalencia importante, etcétera. ¿Pero cómo y de qué forma se hará? ¿Con qué colaboración? Usted lo ha mencionado repetidamente pero insisto en esta cuestión. El Ministerio no tiene responsabilidad directa en la gestión, pero a veces el tener responsabilidad directa en la gestión hace que el político se lo piense tres veces antes de hacer promesas o hacer propuestas de cómo deben ser las cosas, porque sabe de la dificultad intrínseca de llegar al buen fin de aquella promesa. Ustedes ahora están «manos libres», como el chico que va en bicicleta y dice: ¡Ahora sin manos! Veremos qué pasa, pero me gustaría saber si usted aprecia también este posible peligro, y lo digo desde la mejor de las intenciones, por supuesto, aplicando criterios

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que en abstracto para un Estado unitario como Francia, Italia o incluso Suecia —con su articulación en «counties», en condados, pero sólo administrativa—, son perfectamente lógicos, creíbles y llevan el marchamo de lo razonable científicamente. Pero España es un Estado complejo y me gustará ver cómo se articula ésta que yo he llamado un poco superficialmente «administrativitis sanitaria» del nuevo equipo ministerial, que sobre el papel puede regularlo todo, absolutamente todo. Usted lo ha dicho: sus objetivos lo regulan todo, lo prevén todo; pero lo prevén todo y lo regulan todo en el papel, no en el día a día de la gestión sanitaria, que habrá que verlo. Una tercera pregunta tipo cata. Usted ha hablado de una nueva definición de servicios sociosanitarios, de un abanico de servicios... ¿Es que va a contar con un incremento real de fondos económicos para estos nuevos servicios o va a haber sólo un trasiego de partidas? Es peligroso prometer y no dar. Si estamos hablando de que vamos a potenciar —como demanda la sociedad— los servicios sociosanitarios, quiere decirse que usted tiene una partida importante nueva, nueva, no de trasiego, para dedicar a este importante capítulo de la asistencia sociosanitaria. No sé si la tiene y me gustaría saberlo. Un último ejemplo en esta compleja cuestión de la descentralización sanitaria de nuestro país referido a profesionales. Yo no tengo una opinión formada y clara de cómo debería ser o no debería ser, pero sobre todo la ha de tener usted, ya que usted es la encargada ahora. Me parece que lo que usted proponía de las relaciones y condiciones de trabajo de todos los profesionales en todo el territorio español —la movilidad, la carrera profesional y la realidad de la situación políticoadministrativa de la descentralización sanitaria en España— es un oxímoron, señora Ministra, es imposible que usted pueda decir con seriedad que va a haber una única carrera profesional, sin contar con las carreras profesionales y los sistemas variables y flexibles de contratación, de estatutarización, etcétera, que ya existen y que en virtud de la capacidad de autogestión sanitaria que tienen las comunidades autónomas continuarán desarrollándose. Hacer desde el Ministerio una afirmación —espero haber tomado bien mis apuntes— en el sentido de que va a haber una única carrera profesional, que los profesionales se podrán desplazar con toda libertad por todo el territorio nacional y con méritos absolutamente homologados, esto, señora Ministra, repito que es un oxímoron filosófico, esto no puede ser cierto. No diga usted cosas que no pueden ser, dígalo de otra forma, pero no diga cosas que no pueden ser, no pueden ser, y no estoy en contra de los compartimentos estancos y no me impute que estoy en contra de la libertad de movilidad de los profesionales en España, en nuestro país. Una cosa es hablar del principio y del derecho y otra postular que va a ser con un único sistema homologado de puestos de trabajo y carrera profesional —si es que le he entendido bien—, por eso lo he calificado de oxímoron. Dentro de las políticas de salud pública usted ha hecho énfasis en el tabaquismo, y yo también quiero hacerlo. Tengo aquí algunas citas de la Presidenta de la Organización Mundial de la Salud, Gro Harlem Brundtland —no las

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voy a leer, no tengo tiempo, pero seguro que usted también las conoce—, donde pone el énfasis en la importancia de la lucha antitabáquica. Usted también se ha referido a ella y le quiero hacer dos preguntas. Primera, ¿por qué el Ministerio ha dejado que las tabaqueras elijan entre uno u otro slogan en los paquetes de tabaco? Y segunda pregunta, cumpliendo el artículo correspondiente de la directiva y el artículo 6 del Real Decreto que ustedes han traspuesto bien —por supuesto—, ¿se compromete usted a que cuando sepa —porque el decreto dice que lo tiene que saber— el contenido de todos los elementos de las labores del tabaco y de los cigarrillos comunicarlo a los consumidores en defensa de su salud pública? Me estoy refiriendo, naturalmente, al contenido en amoniaco, potenciador adictivo de la nicotina, que las tabaqueras se niegan a decir que está, que alguna comunidad autónoma en nuestro país ya tiene análisis que demuestran que existe, como las evidencias empíricas internacionales y científicas, y que usted, según el artículo 6.2, deberá conocer antes de finalizar el año. Yo le pregunto y le emplazo: ¿dirá usted a los españoles si las labores de tabaco que se venden en España contienen amoniaco, que es un potenciador de la adicción de la nicotina, y que las tabaqueras lo guardan celosa y secretamente y que engañan a los consumidores al no mencionarlo en la relación de productos? Le pido una contestación expresa a este emplazamiento, porque es muy serio. Por tanto, sobre tabaquismo, dos cuestiones: ¿Por qué les ha dejado elegir? ¿Nos explicará si tienen amoniaco o no los cigarrillos que se venden en España? También sobre tabaquismo, ¿dónde está el estudio coste—beneficio del tratamiento farmacológico del tabaquismo encargado por la ministra del fuego? ¿Está en un cajón? ¿Por qué no sale? ¿Para cuándo una asignación finalista de una parte del impuesto especial sobre labores del tabaco a salud? ¿Va a trabajar usted por ello? ¿Va a pedir que una parte del impuesto especial del tabaco se convierta en un impuesto finalista? No soy partidario de los impuestos finalistas, sólo hago la excepción en el caso de la salud, donde creo que sí sería bueno. ¿Va a hacer su Ministerio campaña en favor de eso dentro del Consejo de Ministros, en la opinión pública? Última pregunta, y más importante, sobre el tabaquismo ¿Su Gobierno va a presentar una demanda por el sobregasto que el consumo de tabaco genera en el Sistema Nacional de Salud, como ha hecho ya la comunidad autónoma andaluza? ¿Su Gobierno piensa demandar a las tabaqueras por el sobrecosto que genera el tabaco en el Sistema Nacional de Salud. ¿Sí o no? Si es que sí, ¿cuándo? Y si es que no, ¿por qué? Sobre investigación, usted nos ha dicho cosas muy bonitas, muy ciertas y muy esperanzadoras que comparto, pero más esperanzador sería que diese usted salida al millón trescientas mil firmas que han sido presentadas al Defensor del Pueblo pidiendo que en España, aprovechando los recursos y fondos que la Unión Europea destina a investigación con células madre, se pueda investigar con células madre. ¿Por qué en España no se puede investigar con células madre? ¿Por qué el Ministerio no recoge la recomendación mayoritaria de la Comisión Nacional de Re-

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producción Humana Asistida, que sí proponía utilizar los embriones inviables y sobrantes —entre comillas, no tengo tiempo de delimitar estos dos conceptos, sabe usted perfectamente a lo que me refiero, inviabilidad jurídica o biológica, igual en el otro extremo que he mencionado—? ¿Por qué su Ministerio no recoge la recomendación de la Comisión Nacional, el consenso, no diré mayoritario, pero ampliamente extendido en la comunidad científica internacional y nacional a favor de la investigación con células madre? ¿Es que usted, como Ministra, nos impone una determinada convicción metafísica, extracientífica, filosófica, religiosa? ¿O estamos en un Estado laico y aconfesional donde debemos convivir todos, los que creen que la vida empieza a los 14, o 40 días —como los judíos—, o debemos encontrar puntos de contacto laicos y no laicos? ¿O van a imponer ustedes, porque tienen la mayoría, una determinada visión teológico-metafísica de lo que es vida humana y cuándo empieza la vida humana? Ésta es la razón por la que ustedes no permiten utilizar embriones sobrantes y hacer investigación con células madre. Le recuerdo que estamos en un Estado laico y aconfesional (La señora Coloma Pesquera: Ése no es el debate.), donde no deberían prevalecer opiniones, perfectamente legítimas y respetables, por supuesto, pero que no deben convertirse en política general para todos, porque a quien no le gusta una medicina no se le debe dar por fuerza, y con ciertas posiciones parece que se está haciendo esto. Por tanto, sobre investigación, estupendo, todo lo que ha dicho usted lo compartimos, lo apoyamos, pero nos gustaría que se abriese más, nos gustaría que en España se pudiesen aprovechar los recursos que la Comisión Europea y la Unión Europea ponen a disposición de aquellos países cuya legislación nacional les permita trabajar con células madre. Es el caso de Inglaterra y de Francia y no el de España ¿Por qué? Porque la mayoría del Partido Popular no quiere que se investigue con células madre en España. Es una opción, pero yo me pregunto y le pregunto ¿Es una opción puramente científica o es una opción extracientífica? ¿Es una opción que impone determinadas creencias a todos los españoles o es una opción respetuosa con el plural pensamiento de todos los españoles que siendo plurales pueden llegar a un acuerdo de mínimos sobre una determinada opción, en este caso utilización de preembriones ya inviables biológica o jurídicamente? ¿Por qué no se cambia el plazo de mantenimiento de los preembriones, que también recomienda la Comisión Nacional de Reproducción Asistida? ¿Qué salida científica y, por supuesto, ética y filosófica, va a dar su Ministerio y su Gobierno al tema de los embriones congelados que han superado los cinco años? ¿Vamos a seguir poniendo la cabeza bajo el ala o la arena, como los avestruces, o vamos a abordar este tema y hacer lo que entre todos podamos? Yo no tengo la solución, no piense que estoy diciendo que yo sé lo que se debe hacer, no, lo que quiero es que se hable de eso y que lleguemos a soluciones, porque negarse a la evidencia y ponerse de espaldas al paso del tiempo y a los embriones congelados que ya han pasado los cinco años sí que es una política absolutamente estúpida y no deberíamos hacerla, nadie, ni el Go-

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bierno ni la oposición. Por tanto, deberíamos abordar estas cuestiones y me gustaría saber si usted está dispuesta a abordar estas cuestiones. La señora PRESIDENTA: Senador Espasa, le ruego vaya concluyendo. El señor ESPASA I OLIVER: Termino, señora Presidenta, con esas catas y una última pregunta en el ámbito de consumo. La Ministra de Sanidad y Consumo ha hecho un gran elogio de los mercados y de su capacidad de elección. Me gustaría saber su opinión sobre si la fusión de plataformas de televisión digitales va a permitir a los españoles elegir más o menos en el mercado. La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, senador Espasa. Por el Grupo Parlamentario Catalán en el Senado de Convergència i Unió, tiene la palabra el senador Cardona i Vila. El señor CARDONA I VILA: Muchas gracias, señora Presidenta. Señorías, señora Ministra, reciba nuestra más cordial bienvenida en esta Comisión en nombre de nuestro Grupo de Convergència i Unió. Permítame hacer una referencia, que no quiere ser personal, a la única comparecencia de su antecesora en la Comisión, precisamente a inicios de la legislatura. Yo conocía y le reconocía su capacidad parlamentaria, la tendencia al populismo, pero le recordaba que este cargo de Ministra de Sanidad comportaba una gestión eficaz y rigurosa, y además nos ofrecíamos sinceramente a colaborar, y no hace falta recordar la participación de nuestro grupo, ya no sólo en la anterior legislatura de 1996 a 2000, sino incluso de 1993 a 1996. Por tanto, si decimos que nos prestamos a colaborar es porque lo decimos lealmente. Hoy tengo la satisfacción de poder decir, con convencimiento, que estamos ante la otra cara de la moneda. Señora Ministra, su eficacia y el rigor en la gestión la tiene demostrada, no sé si en tres o en cuatro ministerios, da lo mismo, lo demás está en sus manos demostrarlo. Pero además usted, señora Ministra, tiene un valor añadido para el Ministerio de Sanidad, ya que es médico, y eso puede tener ventajas e inconvenientes, puede ser bueno y puede ser malo. Alguien ha dicho que es la esperanza blanca de los médicos, yo no llego a eso, ni muchísimo menos, pero hay temas que creo que ofrecen una ventaja. La sanidad española tiene un gran predicamento y esto se ha conseguido con unos modestos recursos económicos, y entiendo yo que fundamentalmente es gracias al esfuerzo, entre otros muchos, de los profesionales sanitarios, pero hoy existe ciertamente una gran desmotivación. No hablaré yo de médicos quemados, como profesionales de la educación quemados, etcétera, pero sí que existe una gran desmotivación, y usted también tendrá que colaborar, no sólo usted, no sólo el Ministerio, entre todos y entre muchas instituciones hay que devolver la ilusión y el presti-

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gio a estos profesionales porque, si no, el gran predicamento con que cuenta la sanidad española tal vez vaya aminorando. Se han efectuado las transferencias, como ya se ha mencionado, lo cual representa una nueva situación y, naturalmente, nuevos retos. Pero repasemos cómo se han hecho las cosas. Se han hecho desde el Ministerio de Hacienda a las Consejerías de Economía con escasa participación de las Consejerías de Sanidad, y aunque desconozco exactamente —no lo sé, si lo supiera me callaría pero, en cualquier caso, tengo la duda— el papel que ha jugado el Ministerio de Sanidad, me parece que bien poco ha hecho para salvar las posibles contingencias sanitarias que puedan surgir en un futuro en esas diez comunidades autónomas. La financiación sanitaria se ha introducido dentro de la financiación autonómica. Desde Cataluña se ha propugnado esto precisamente, pero hay que tener en cuenta que puede conducir a un sistema aún más perverso que el inicial que continuamente engendraba deudas históricas y era necesario poner el contador a cero para recargar a las comunidades autónomas de servicios, y hemos de recordar que éstas cuentan sólo a este fin con una almohada relativamente pequeña para poder compensar lo que de aumento de presupuesto significaría. No hace falta mencionar el papel fundamental del nuevo Consejo Interterritorial de Salud, y lo digo porque entiendo que no sólo tiene que funcionar mejor sino que puede y debe dársele un nuevo sentido. Me parece que ya se está empezando a hacer, por lo cual en este sentido la felicito, señora Ministra. Es precisamente en este punto donde tiene que pivotar el funcionamiento de la nueva situación de la sanidad. En varias ocasiones se ha referido a que el Ministerio ofrecerá información no a las Cortes Generales sino al Senado en concreto. ¿Supone ello que con las transferencias a las comunidades autónomas el Ministerio tendrá en cuenta su condición de Cámara de representación territorial, algo que me parecería muy coherente dadas las transferencias? Señora ministra, como no todo han de ser rosas, también tiene que haber alguna espina, le voy a comentar una cosa. En la Conferencia de la Universidad Menéndez Pelayo en la que intervino usted a principios de septiembre manifestó de forma clara: El Ministerio va a ser la cabeza pensante y el guardián que vele por la unidad del Sistema Nacional de Salud, es decir, por la igualdad de todos los ciudadanos en el acceso a los servicios públicos sanitarios, con independencia del punto del territorio español en el que se requiera esta actuación sanitaria. Sin embargo, la tarea de gestionar el sistema hospitalario y la prestación de los servicios pasa a manos de las comunidades autónomas. Pienso que en este punto podemos tener alguna diferencia en lo que entendemos por autogobierno o descentralización administrativa, lo cual someto a su consideración. Ha anunciado usted trece prioridades que ya había expuesto en el Congreso de los Diputados y me voy a permitir algunos comentarios al respecto. Es cierto que el ar-

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tículo 149.1.16a de la Constitución Española atribuye al Estado la coordinación general de la sanidad, competencia que el Tribunal Constitucional ha definido como el establecimiento de los medios y sistemas de relación que garantizan la información y comunicación recíprocas entre la Administración del Estado y la de las comunidades en materia sanitaria. La Ley General de Sanidad establece los instrumentos para hacerla efectiva, los criterios generales de coordinación, artículo 70; los planes de salud conjuntos, artículo 71; el Plan Integrado de salud, artículo 74; la elaboración de programas sanitarios en la proyección de acciones sobre los diferentes sectores o problemas de interés para la salud conjuntamente con el Estado y las comunidades autónomas, artículo 73.2, y además aquellos cuantos convenios sobre gestión y prestación de servicios se entienda realizar entre comunidades autónomas contemplados en el artículo 145 de la Constitución Española. Por ello, dudamos del acierto y de la oportunidad de promover una ley como la de coordinación de la sanidad, que vendría a imponer necesariamente elementos de uniformidad y homogeneización entre las comunidades autónomas que vaciarían de contenido su autonomía en materia de salud, vulnerando así el reparto competencial establecido en el bloque de constitucionalidad. Entendemos que la mejor ley puede no ser el mejor instrumento de coordinación si no existe una lealtad institucional, mientras, por el contrario, con lealtad institucional, la mayoría de las veces no sería necesaria una ley de coordinación para ponerse de acuerdo. Algo parecido se puede decir de los planes integrales de salud sobre enfermedades prevalentes que establezcan modelos de atención sobre prevención, detección precoz, etcétera, con el objetivo de lograr un enfoque homogéneo en el Sistema Nacional de Salud con la finalidad de que se igualen las diferencias territoriales y de que prime el principio de equidad en la prestación de servicios sanitarios hacia los enfermos de las distintas patologías con mayor incidencia de mortalidad en España, como son las enfermedades oncológicas. Ampararse en el principio de equidad, en el acceso a los servicios y prestaciones sanitarias para postular la homogeneización de los recursos e imponer la igualdad de los distintos modelos no sólo puede llegar a ser una falacia sino incluso un error, sobre todo en la atención oncológica. Efectivamente, una adecuada atención oncológica que incluya prevención, diagnóstico precoz y tratamiento del cáncer, así como la investigación y el control epidemiológico requiere niveles de especialización de medios humanos y materiales cuya implantación en todas y cada una de las comunidades autónomas sería inalcanzable y además económicamente ineficaz por cuanto la homogeneización necesariamente a la baja de los dispositivos existentes en la actualidad impediría ofrecer los niveles de calidad alcanzados en los centros de referencia de ámbito estatal en la atención oncológica a todos los ciudadanos y ciudadanas del Estado español. Por otro lado, la baja frecuencia de diversos tipos de cáncer hace también inviable que determinados dispositi-

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vos con un ámbito de cobertura poblacional y territorial de escasa magnitud puedan alcanzar a todos. Por ello, señora Ministra, no nos llamemos a engaño. La coordinación de la sanidad, entendiéndola como la ha definido el Tribunal Constitucional, la aplicación de medios y sistemas de relación que hagan posible la información recíproca en la acción conjunta de las entidades estatales y autónomas en el ejercicio de sus respectivas competencias, no puede imponerse por ley. Si se quiere, no se cumple, al menos desde nuestro punto de vista, y lo que se nos quiere imponer en virtud del imperativo legal no es coordinación sino homogeneidad. Ha hablado en muchas ocasiones de armonización. Nosotros aún estamos en ascuas por aquella ley orgánica de armonización para las autonomías. Creo que es voluntad de este Ministerio y se puede argumentar que si no todas las comunidades autónomas precisan de coordinación, sí algunas, y que esa coordinación redundaría en beneficio de todas, a lo que también se puede contraargumentar que tratar de forma igual a situaciones y hechos diferentes no hace sino aumentar esas diferencias y diversidades. Además, un ejemplo muy claro de esta involución que nos tememos la estamos viviendo estos días precisamente con lo que usted ha mencionado de la ley de los derechos de los enfermos. Y me explico. Vamos a aplicar el artículo 21, sobre las altas forzosas, de dicha ley en todos los centros sanitarios, tanto públicos como privados, dándole el rango de ley de bases. Ante estos ejemplos, es natural que tengamos nuestros recelos. Por lo que se refiere al catálogo de prestaciones sanitarias, en tanto que papel vertebrador, entendemos que tampoco es imprescindible una norma con rango de ley. Termino, señora ministra, señorías, como hacía al principio de esta legislatura: refiriéndome a la necesidad de que haya un gran pacto de la sanidad parecido al Pacto de Toledo sobre las pensiones. Aquel gran acuerdo fue un pacto consecuencia bien de un éxito del Gobierno, entonces del PSOE, bien de un ejercicio de sentido de la responsabilidad de la oposición mayoritaria. Y quizá también tuviera influencia aquel debate electoral entre los dos candidatos a la Presidencia del Gobierno, en el que saltaron chispas. Durante la pasada legislatura la Subcomisión de Sanidad del Congreso fracasó por la retirada de la misma de los Grupos Socialista y de Izquierda Unida a raíz de la nueva financiación sanitaria. ¿Fue un fracaso del Gobierno del Partido Popular? ¿Faltó sentido de la responsabilidad por parte del PSOE? Da igual; ese pacto de la sanidad es una asignatura pendiente que un día u otro tendremos que aprobar, porque el incremento de los recursos humanos y financieros necesarios para hacer frente al aumento de las demandas sanitarias —por multitud de factores, a que usted ha hecho referencia al principio de su intervención, como el envejecimiento de la población, las nuevas tecnologías y patologías, los nuevos tratamientos, etcétera— hará necesario tomar una serie de decisiones que será imposible plasmar sin el consenso de todos. Y no quiero nombrar a la bicha del copago, si se me permite la expresión. Muchas gracias.

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La señora PRESIDENTA: Gracias, senador Cardona. Por el Grupo Parlamentario Socialista tiene la palabra el senador López Carvajal. El señor LÓPEZ CARVAJAL: Muchas gracias, señora Presidenta. Señora Ministra, le doy la bienvenida, en este caso a la Comisión de Sanidad, porque ya tuve ocasión de dársela a esta Casa, al Senado, con motivo de una interpelación. Quiero agradecerle que comparezca a petición propia, aunque espero que esto no sea flor de un día, sino más bien el reflejo de un estilo que con el tiempo comprobará que es necesario en sus relaciones con el Senado, en tanto en cuanto es la Cámara de representación territorial. Debo decirle que es usted una ministra ambiciosa, y le felicito por ello. François Miterrand solía afirmar que hay que hacer política con ambición, y cuando leí esa declaración me quedé un poco confuso, pero con el tiempo he llegado a convencerme de que tenía razón. Pero el problema de su ambición es que usted ha puesto el listón muy alto. Le confieso que personalmente —no sé si mi Grupo compartirá esta opinión—me hubiese conformado con algo menos; pero si usted ha puesto el listón a ese nivel, evidentemente tendremos que pedirle resultados en función de lo que ha prometido. Entiendo que el debate de hoy es genérico, porque, como bien ha dicho el senador Espasa, se produce una asimetría entre la información que usted nos ha proporcionado, el tiempo de que ha dispuesto y la posibilidad que nosotros tenemos de comentar de forma genérica sus planteamientos. Por tanto, no procede ahora hablar de forma muy pormenorizada de cada una de las cuestiones que usted ha planteado, entre otras cosas, porque es difícil discrepar de algunos de los principios generales o filosóficos de su política. El problema es que esos principios no son siempre garantía del éxito o del consenso. Hay determinadas formas de aplicar los discursos de su señoría o de materializar las políticas que nos propone. De hecho, después de que usted fuera nombrada ministra, hemos podido observar en esta Cámara actitudes desiguales en lo que al consenso y la colaboración se refiere por parte del Grupo Parlamentario Popular, que representa al Gobierno del que usted es Ministra. En cualquier caso, usted, como todos nosotros, está sometida a dos parámetros fundamentales en el campo de la política que no podemos olvidar. El primero de ellos es el tiempo, y el segundo, los recursos económicos. En cuanto al tiempo, nos encontramos en el mes de octubre de 2002, por lo que, tomando como punto de referencia el momento en que usted fue nombrada Ministra, prácticamente cuenta con 18 meses para llevar a cabo el ambicioso programa de trece puntos que aquí nos ha expuesto. Eso significa que usted dispone de dos presupuestos. Uno de ellos es el correspondiente a 2003, en el que supongo que tanto usted como su equipo habrán intervenido de forma decisiva y que usted puede definir y ejecutar; y otro, el presupuesto de 2004, que usted puede definir, pero cuya ejecución no sabemos si llevará a cabo hasta que no se conozcan los resultados de las próximas elecciones. Por tanto, usted debe moverse en ese marco.

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El segundo parámetro es, como he dicho, el de los recursos económicos, que están profundamente ligados a los presupuestos. En su exposición usted ha aludido a una enorme serie de problemas que tienen un carácter puramente normativo y cuya puesta en marcha, por consiguiente, no va a implicar un excesivo coste. Sin embargo, hay otra serie de medidas, como, por ejemplo, la modificación del catálogo de prestaciones, la regularización como prestación de la asistencia sociosanitaria, la inversión en I+D e incluso los planes integrales de salud que comportan un mayor gasto. Y hay que explicar a quién compete ese gasto; es decir, si va a competer a las comunidades autónomas de forma exclusiva y se va a costear mediante el procedimiento, que nosotros rechazamos abiertamente, de subir los impuestos indirectos, modelo que está aplicando el consejero Echániz en la Comunidad de Madrid —según el cual para afrontar un mayor gasto sanitario se incrementa sucesivamente el precio de la gasolina—, o si, por el contrario, va a haber una mayor aportación por parte de la Administración central. Y luego explicaré por qué ésta, en el actual contexto económico, puede hacer un mayor esfuerzo en gasto sanitario. Y aunque creo, señora ministra, que no es estético hablar de su predecesora, es ineludible hacer alguna referencia a ella —la haré de forma muy breve al no estar aquí—, ya que no cabe la menor duda de que usted ha sido ministra por haber sido cesada la señora Villalobos; y no creo que haya sido cesada porque lo estuviera haciendo bien, ya que en política es difícil cesar a alguien en ese caso. Con esto quiero decir que advierto en el cese de la anterior ministra muchos factores, aunque por delicadeza sólo me voy a referir a uno de ellos. Cuando compareció en esta Cámara la anterior ministra de Sanidad recalcó con gran énfasis —leo textualmente— que tanto o más importante que el qué hacer es el cómo han de hacerse las cosas. Es difícil discrepar de esta premisa, como de casi todo lo que se define de forma absoluta. Sin embargo, me atrevería a afirmar que es precisamente en el cómo se han hecho las cosas donde está una de las claves de su cese. Pero también es ahí donde se puede encontrar, no sólo una de las claves del éxito de su gestión, señora Ministra, sino del éxito del Sistema Nacional de Salud, porque todos somos conscientes de que el Ministerio que se creó hace 25 años —creo que incluso hay preparados algunos fastos en su Departamento para celebrarlo— ahora se encuentra en una coyuntura absolutamente distinta, como usted ha reiterado en algunos momentos, que exige un comportamiento también absolutamente distinto. Y a sabiendas de que el Ministerio tiene unas competencias evidentemente exclusivas, usted ha reiterado en su intervención una frase que puede ser un arma de doble filo. Usted dice con claridad que quiere alcanzar el consenso pero sin renunciar a las responsabilidades que ha contraído como Ministra. No cabe la menor duda de que sólo en el día a día y en la medida en que usted nos vaya presentando aquí las políticas que ha enunciado podremos irlo descubriendo o no. Señora Ministra, quiero decirle que en opinión del Grupo Parlamentario Socialista su Ministerio tiene una gran prioridad por encima de cualquier otra: la ley de cali-

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dad y coordinación sanitaria, por usar la misma terminología que usted ha puesto en circulación, y no voy a entrar ahora en esa discusión. Yo entiendo que en su discurso de presentación de ese proyecto de ley en el Congreso de los Diputados y en el Senado ha habido muchas coincidencias, pero evidentemente hay que esperar a que llegue ese texto, ya que una ley de esa naturaleza exige un alto nivel de consenso, fundamentalmente con las administraciones autonómicas, y por supuesto también con todos los grupos parlamentarios. En ese contexto de la ley de calidad y de coordinación sanitaria se tiene que inscribir una parte muy importante de las políticas que usted nos ha ofertado, por ejemplo, los planes integrales de salud. Hace más o menos un mes hubo en esta Cámara un debate en el que el Grupo Parlamentario Socialista hizo una propuesta alternativa en la que no se contó —pienso que es uno de los ejemplos en que también se manifiesta el estilo del Grupo Parlamentario Popular, en este caso intransigente— con que nosotros no estábamos conceptualmente en contra de los planes integrales que se nos ofrecían. Eso sí, sin conocer la ley de coordinación realmente eso no podía hacerse; uno no se puede pronunciar sin saber de antemano cómo va a ser la ley de coordinación y de calidad que, repito, es como usted la ha llamado. Por otro lado, refiriéndose a los planes integrales de salud usted ha puesto el ejemplo de enfermedades como el cáncer, las cardiovasculares y el tabaquismo. Pues bien, señora Ministra, aunque con otro nombre, los planes integrales de salud, concretamente en relación con el cáncer, ya fueron demandados en el año 1988 en el primer Libro Blanco editado por la Federación de Sociedades Españolas de Oncología pero no se llevaron a la práctica, y estoy haciendo autocrítica puesto que en aquel momento eso era responsabilidad del Gobierno socialista. Y hubo un segundo Libro Blanco que se publicó en 1995, en el que se reiteraban en esa oferta, pero España sigue siendo el único país de la Unión Europea que no tiene un plan integral de lucha contra el cáncer. Y ustedes ahora quieren poner en marcha ese plan —bienvenido sea—, pero esa política implica modificación del gasto sanitario de las comunidades autónomas, y ahí hay que obtener un amplio nivel de consenso para llegar a ponerlas en marcha. Mi opinión es que, en el contexto de la ley de coordinación, hay que modificar el Consejo Interterritorial. Uno de los capítulos de esa ley debería tratar de la modificación del Consejo Interterritorial, sobre cuyo funcionamiento, no aquí sino en el Congreso, tuvo usted el atrevimiento o la valentía, señora Ministra, de hacer una cierta autocrítica. Allí dijo usted con claridad que el funcionamiento había sido desigual, tanto en lo referido a la actividad como a los acuerdos, porque no hubo respaldo político en el Pleno respecto de las conclusiones adoptadas en las Comisiones. Todos estamos de acuerdo en que esto tiene que modificarse, pero cómo plantear esa modificación dentro de esta ley es el gran reto. No quiero detenerme en ningún otro aspecto al que esa ley de coordinación puede referirse (la tarjeta sanitaria, el catálogo de prestaciones, la alta inspección, el Instituto Carlos III, el Consejo Social, etcétera), ya que creo que ese

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debate no procede en este momento. Quisiera emplear el poco tiempo de que dispongo para hacer otras reflexiones, por ejemplo, señora Ministra, sobre el fondo de cohesión sanitaria. Creo que aquí hay también un problema de carácter conceptual. Cuando usted habla del fondo de cohesión sanitaria se limita exclusivamente a hablar del fondo que sirve para compensar a las comunidades autónomas por la asistencia a desplazados y en la mayoría de los casos para que éstos puedan percibir un servicio de excelencia en centros que no tienen en sus comunidades de origen. En opinión de mi grupo parlamentario hay otros dos conceptos importantes: que deba compensarse la asistencia a los ciudadanos de la Unión Europea que tienen asistencia en España o en aquellos países con los que tenemos convenios. Usted sabe que, curiosamente, ese dinero no lo recupera el Ministerio de Sanidad sino el Ministerio de Trabajo, es decir, la Seguridad Social, sin que perciban ni un solo céntimo las comunidades autónomas. Éste es un tema muy sencillito y muy concreto que tiene usted pendiente. Sobre ello le he formulado una pregunta al Ministerio, pero como decimos en mi tierra —soy de Jaén— se han ido por los cerros Úbeda, esa ciudad inmortal que tan bien ha reflejado en sus novelas Antonio Muñoz Molina. Me han contestado que el Ministerio no tiene conocimiento de la cantidad a que asciende lo que se cobra por asistencia primaria o especializada en la Comunidad Autónoma de Andalucía, y también me han respondido que saberlo es competencia de la correspondiente comunidad autónoma. Yo creo que eso es bastante discutible. Y luego hay un tercer concepto que nos parece importante. Los socialistas entendemos que el fondo de cohesión sanitaria también debería servir para el desarrollo de políticas de cohesión sobre la base de indicadores de necesidad. Deberían considerarse especialmente con cargo a ese fondo los aspectos que no están contemplados en el modelo de financiación vigente y que tienen un gran impacto por su marginalidad o por su incidencia local, por ejemplo, las patologías crónicas, el nivel de riqueza de esa comunidad autónoma, la población inmigrante, etcétera. En definitiva, le daré sólo un dato más, señora Ministra. Por razones ajenas a mi voluntad no he podido estudiar los presupuestos que usted ha presentado antes de esta comparecencia, pero sí puedo decirle que el año pasado estaban presupuestados 10.000 millones de pesetas para el fondo de cohesión sanitaria. Pues debo decir que una cantidad mayor que ésa es la que requiere solamente la Comunidad Autónoma de Madrid para atender a los desplazados. Si le sirve este otro dato le diré que en el año 1998, siendo ministro el señor Romay Beccaría, el modelo de financiación que se consolidó para el denominado fondo hospitalario atendía básicamente —no de forma exclusiva porque con cargo a ese mismo fondo también se atendían programas de formación— este fondo de cohesión y a los desplazados y tenía una dotación de 53.000 millones de pesetas del año 1998. En su momento pregunté oralmente a la ministra correspondiente sobre el asunto y tuve ocasión de decirle que se había producido un notable retroceso. Ahí hay una vía complementaria por

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la que se pueden llevar a cabo algunas de las políticas que usted, con buen criterio pero posiblemente sin recursos suficientes, nos ha enunciado. Señora Presidenta, no sé si me quedan cinco minutos aún para seguir interviniendo. La señora PRESIDENTA: No le queda ya tiempo, señoría. El señor LÓPEZ-CARVAJAL: Señora Presidenta, me imagino que la seriedad con que lo ha dicho significa que me va a cortar la palabra enseguida. (Risas.) Señora Ministra, hablando del gasto farmacéutico, no comprendo cómo su grupo parlamentario —y es un indicador de lo que usted manifiesta— no ha aprobado una moción presentada por el Grupo Parlamentario Socialista y modificada por el Grupo Parlamentario de Senadores Nacionalistas Vascos, por el Grupo Parlamentario Catalán en el Senado de Convergència i Unió y con el respaldo de todos los grupos parlamentarios de la Cámara, en la que se pedía exclusivamente la presencia de las comunidades autónomas en la Comisión Nacional para el Uso Racional de los Medicamentos y que se modificase la Comisión Nacional de Precios de Medicamentos para que pudieran tener presencia en ella las comunidades autónomas así como en los comités de evaluación de los medicamentos de uso humano y veterinario. Yo creo que ustedes van a reconocer todo eso, pero parece que les cuesta mucho comprender que en determinados momentos la oposición también actúa con responsabilidad y tiene ofertas que hacerle al Ministerio. Señora Ministra, en lo que se refiere a investigación biomédica me preocupa que usted reconozca que entre 1997 y 2001 el 10 por ciento de los recursos del FIS se dedicaron a investigación básica y un 71 por ciento a investigación clínica. Si usted quiere ir a programas de una mayor convergencia, bienvenido sea. Apoyamos por supuesto su propuesta de creación de redes de excelencia y de acreditación de institutos de investigación sanitaria, pero tiene usted que llevar a cabo una política menos opaca que la que se ha venido desarrollando en los últimos cuatro años fundamentalmente en la fundación denominada Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas Carlos III y, por supuesto, en la Fundación Instituto de Investigación Cardiovascular Carlos III. ¿Por qué digo que hay una política opaca? Muy sencillo, porque no conocemos el plan estratégico del CNIO, señora Ministra; por consiguiente, desconocemos su seguimiento, sus presupuestos; desconocemos —y tenemos que pedir, con infinidad de dificultades desde el punto de vista reglamentario porque esta Cámara las tiene más que el Congreso— incluso la propia liquidación de estos presupuestos que yo he obtenido a través de Internet, desgraciadamente, por «Sanifa», mucho antes que por las respuestas que he solicitado por los cauces adecuados en esta Cámara. Señora Ministra, me preocupa que el director del Centro de Biología Estructural afirme que se venderán las patentes a los laboratorios y se crearán empresas para licitarlas. No es que yo esté en contra de eso, sino que considero

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que no es una competencia de este señor decir eso. Por supuesto eso tendrá que decidirlo el patronato de la fundación, y sería deseable que para que eso se decida previamente comparecieran aquí los responsables para que los grupos parlamentarios pudieran opinar. Voy terminando. Un asunto que está directamente vinculado con esto es la bioética; es una cuestión extensa, muy larga. Pero yo quiero hoy en esta Cámara sumarme a las opiniones que claman, señora Ministra, por una lectura generosa de la Ley 42/1988 que permita la investigación con embriones no viables. No quiero usar argumentos filosóficos, que me atraen mucho... La señora PRESIDENTA: Senador López-Carvajal, le recuerdo que tiene menos cinco minutos. El señor LÓPEZ-CARVAJAL: Termino enseguida, en un minuto. Señora Ministra, usted ha manifestado —y me parece acertado— que no se deben crear expectativas inciertas de curación refiriéndose a los posibles resultados de la investigación con células madres. Estoy de acuerdo. En todo caso, las expectativas no las crean los científicos, la crean los medios de comunicación y, a veces, de forma equivocada, los políticos. Señora Ministra, a mí me preocupa que este Gobierno fichara al señor Barbacid con el mismo boato con el que el Real Madrid ha fichado a Zidane, y lo llevara a la presencia del señor Aznar. Se hicieron cientos de fotografías y yo he escuchado en la radio entrevistas al señor Barbacid de un locutor que ya ha fallecido, en las que prácticamente se ponía una fecha al descubrimiento milagroso que nos curaría del cáncer. Eso también son expectativas falsas, no solamente las que se generan con respecto a las células madre. Y también es una expectativa falsa, señora Ministra, que en esta Cámara se apruebe una moción diciendo que se va a crear un instituto de investigación de enfermedades raras, que yo aplaudo, y no haya un solo euro en el presupuesto para poder afrontar ese reto, y los familiares de los enfermos, como en los toros, allá arriba en el tendido. Por consiguiente, tenemos que ser ecuánimes todos. Termino, señora Presidenta en un minuto nada más (Rumores.), con su benevolencia y con el rechazo del grupo de la mayoría. Señora Ministra, señalé en un principio que los indicadores de la OCDE del año 1998 nos demuestran claramente que el gasto sanitario público en España está 0,7 puntos por debajo, con respecto al PIB, del que ustedes recibieron en el año 1996. Se puede hacer un esfuerzo todavía superior por parte de este Gobierno en materia de gasto sanitario público, esfuerzo que no nazca exclusivamente —porque nosotros, los socialistas no lo vamos a aplicar— de gravar los impuestos indirectos. Por consiguiente, señora Ministra, le ruego que para la aplicación de ese ambicioso programa que usted nos ha enunciado aquí, porque no tiene otra solución en algunos de los casos, convenza a mi paisano y homónimo don Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda, de que la sanidad no

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es una pesada carga, un lastre que soporta la Hacienda Pública, sino algo más: es un derecho que iguala a los ciudadanos frente a la más injusta de las desigualdades, que son aquéllas que tienen su origen en la enfermedad. Por lo tanto, señora Ministra, haga valer su peso político para que realmente todo lo que usted aquí ha prometido se pueda llevar a la práctica. Muchas gracias. La señora PRESIDENTA: Gracias, senador López-Carvajal. Para finalizar el turno de portavoces, por el Grupo Parlamentario Popular, tiene la palabra el senador García-Talavera Casañas. El señor GARCÍA-TALAVERA CASAÑAS: Muchas gracias, señora Presidenta. Señora Ministra, le doy mi más sincera bienvenida a esta Comisión, en nombre de mi grupo, y reciba mi felicitación por su magistral y admirable exposición. Señora Ministra, creo que la sanidad, su presente y su futuro han preocupado y preocupan a toda la sociedad, tanto a sus usuarios, que somos todos, como a los profesionales y a los gobernantes que la han de gestionar, como es su caso. La propia sociedad demanda cada vez mejor calidad asistencial y el cambio de patrones epidemiológicos y de la pirámide poblacional como consecuencia del aumento de la esperanza de vida y el avance tecnológico imparable hace que las necesidades se multipliquen. Señora Ministra, el problema humano y económico que usted ha tratado y que quisiera destacar aquí es de enorme responsabilidad y envergadura. Pero no sólo se trata de un problema de gran magnitud, sino de gran complejidad. En él convergen y se implican múltiples factores que usted bien ha analizado y que hacen que la actividad y planificación sanitarias además de ser diferentes de cualquier otra actividad social deben considerarse como un fenómeno dinámico en el cual es imprescindible reconocer una serie de eventos y factores que, en muchos casos, son difícilmente valorables e imprevisibles y que usted, señora Ministra, ha recogido con admirable rigor en sus prioridades programáticas con una ley de calidad y coordinación sanitaria que armonice y garantice la constante mejora de la calidad de los servicios sanitarios, la igualdad de acceso a ellos, la equidad en la prestación y su gratuidad y universalidad en todo el territorio nacional. Señorías, no basta reconocer el derecho legal de protección de la salud del artículo 43.2 de nuestra Constitución Española si los medios para su atención no funcionan o no mantienen los principios de equidad o igualdad interterritorial. Sus planes de salud no sólo están basados en el diagnóstico prevención y prestación de las diferentes patologías, desde las más raras a las más frecuentes, prevalentes y emergentes, sino que son planes de salud de bases amplias y comunes con las comunidades autónomas e incluso con la Unión Europea, donde además del fin último que es la prestación sanitaria, tienen sitio la investigación tanto

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básica como aplicada en la clínica, todo ello con el único propósito de salvaguardar el derecho de los usuarios y proteger la salud de los españoles. En definitiva, señora Ministra, después de oír atentamente su intervención, en la que de manera concisa, sin escatimar rigor y brillantez, reproduce el tratamiento de las carencias de nuestro actual sistema sanitario, como portavoz del Grupo Parlamentario Popular y como profesional de la sanidad de las tierras más lejanas de nuestro Estado, me satisface reafirmarme en considerar la sanidad como uno de los pilares básicos que al mismo tiempo se constituye como un derecho natural de los pueblos para el desarrollo de su sociedad en el presente con la finalidad de garantizar el futuro. La salud en el sentido más amplio ha sido considerada por usted, señora Ministra, como objetivo prioritario que hay que mantener y potenciar constantemente como único rumbo de toda la acción sanitaria de nuestro país. Su programa, señora Ministra, considera y utiliza todos los recursos con el fin de obtener unos resultados óptimos, consecuentes a programas de salud para el siglo XXI donde se habla de coordinación, calidad, eficacia, eficiencia, gratuidad, participación de todos, estilo de vida y medio ambiente saludable. Por último, señora Ministra, considerando las especialidades médicas como uno de los ejes fundamentales en el diagnóstico, tratamiento y prevención de las enfermedades y, en definitiva, de la prestación sanitaria en nuestro país, y después de escuchar sus palabras y agradecer sus esfuerzos para mantener la calidad exigida científicamente, me gustaría conocer las actuaciones de su Ministerio para adecuar las especialidades médicas a las necesidades asistenciales. Muchas gracias, señora Presidenta. La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, senador García-Talavera. Finalizado el turno de intervención de los portavoces y para contestar colectivamente a los mismos, tiene la palabra la señora Ministra de Sanidad y Consumo. La señora MINISTRA DE SANIDAD Y CONSUMO (Pastor Julián): Muchas gracias, señora Presidenta. Señorías, voy a contestar, en la medida de mis posibilidades, a las preguntas que se me han formulado, siguiendo el mismo orden en que he sido preguntada. En primer lugar, señor Bellido, quiero darle las gracias por sus palabras de bienvenida y por mostrar su acuerdo en muchos de los temas que entendemos que son fundamentales para la buena marcha no sólo del Ministerio sino del Sistema Nacional de Salud y de la salud de los ciudadanos que, como sabe, es el objetivo común que compartimos. Usted ha dicho que ve algunos problemas o dificultades en la trasposición de la Directiva 93/104 de la Unión Europea y quiero señalar que esta directiva, junto con el resto de las características a incorporar, están en el borrador del estatuto marco que se está discutiendo en este momento con los representantes de los trabajadores, con las organizaciones sindicales. En este sentido, tengo que decir que tanto la trasposición de la directiva como el resto de los

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apartados a los que me he referido —carrera, movilidad, etcétera— serán contemplados en el estatuto marco, en el que espero y deseo —por el bien de todos y del Sistema Nacional de Salud— que seamos capaces de articular, después de tantos años, los principios básicos rectores de todos los trabajadores y de todos los profesionales del Sistema Nacional de Salud. También me ha preguntado usted por la asistencia sociosanitaria, por su modelo de financiación, por el Instituto de Salud Carlos III —que decía que no me lo había oído nombrar—, por el CNIO y por el CNIC. En mi exposición he tratado de hacer una referencia clara —aunque a lo mejor no lo he conseguido— a la asistencia sociosanitaria. Desde mi punto de vista, el catálogo de prestaciones del Sistema Nacional de Salud ha de contemplar, necesariamente, las prestaciones sociosanitarias. Tal como dije en mi exposición inicial, la atención sociosanitaria en este momento tiene que ser uno de los objetivos del Gobierno y también de las comunidades autónomas. ¿Por qué? Porque es necesario atender el envejecimiento de la población, que ya se está produciendo, y porque debemos poner en marcha un nuevo marco de asistencia para las enfermedades mentales. Las patologías a atender son, cada vez, más crónicas y degenerativas, muchas de ellas derivadas del envejecimiento de la población y de los propios tratamientos que se están poniendo en marcha gracias a los avances de la ciencia y de la medicina. Todo esto significa que hay que reorientar el modelo, con el fin de dar una mejor cobertura al problema sociosanitario. ¿Qué significa esto? Esto significa que los recursos sanitarios que estén destinados a las personas mayores y a los enfermos mentales se tienen que enfocar desde las necesidades reales de los pacientes. A mi juicio, todas las comunidades autónomas —y, en este sentido, el Estado podría actuar como coordinador y cooperante en estas tareas—, tienen que medir la manera en que se está prestando la asistencia, cómo se hace ahora, cómo se coordinan los servicios sanitarios y sociales, cómo se presta esa atención continuada, esa rehabilitación de larga duración y el seguimiento del tratamiento de un paciente con patología crónica. Todo eso hay que analizarlo y reflejarlo para incluir las prestaciones en la cartera de servicios y ponerlo en marcha. Algunas de estas prestaciones ya se están ofreciendo, pero de la misma manera que he dicho al hablar de salud bucodental en alguna otra comparecencia, insisto en que lo importante es definir, primero, qué estamos dando —porque los ciudadanos lo merecen—; segundo, en qué condiciones lo estamos haciendo —de medios, de tiempo, etcétera—; y, tercero, cuáles son sus costes y, de estos, cuáles están ya contemplados en el sistema porque, como usted bien sabe, a la sanidad se destinan mucho más de cuatro billones de pesetas en nuestro país. Coincido con algunas de las intervenciones de los distintos portavoces sobre que ¡ojalá cada vez destinemos más recursos al sistema sanitario! Sin embargo, esos recursos crecen cada año, porque tenemos un modelo de financiación estable y de corresponsabilidad —al que luego me referiré— y tiene holgura suficiente para reorientar, en algu-

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nos casos, y dar prioridad a alguna de las necesidades del Sistema Nacional de Salud. Por tanto, cada vez que tratemos de reorientar un servicio debemos tener presente con qué dinero vamos a hacerlo y quién lo paga: el dinero de los impuestos de todos los ciudadanos. Para ello, es necesario que sepamos cuánto nos gastamos en cada cosa, de forma clara, transparente y nítida —como aquí se ha pedido— y establecer las prioridades en función de las necesidades. He mencionado el Instituto Carlos III dentro del apartado dedicado a la investigación. Usted sabe que el Instituto de Salud Carlos III es el buque insignia de la investigación en nuestro país. Tiene en marcha un plan ambicioso de actuación y, aunque no voy a recordar ahora todos los datos porque la Presidenta de la Comisión se puede enfadar conmigo, sí quiero decir que el Carlos III ha impulsado algunos aspectos que, desde mi punto de vista, son de los más importantes: en primer lugar, hay que orientar la investigación de manera que la investigación clínica y la investigación básica trabajen de forma conjunta, que es un principio básico que creo que ya estamos enfocando; en segundo lugar, el Instituto de Salud Carlos III ha puesto en marcha las redes de investigación. Un equipo de investigadores de todo el mundo ha estado evaluando las redes de investigación y los centros de excelencia, de manera que se introduzca la transparencia que deseamos para nuestro sistema de investigación. ¿Qué puede haber mejor que rodearnos de los mejores profesionales del resto de los países de Europa y del mundo para que hagan la evaluación? Esas redes de investigación sobre todo dan transparencia, pero dan una cosa más, la más importante, saber a qué destinamos los recursos y, sobre todo, que los esfuerzos de investigación de todos los buenos y magníficos investigadores que tengamos se haga en red, de forma conjunta, de tal modo que orientemos todos nuestros recursos a las patologías principales de las que enfermamos y morimos los españoles. Le agradezco que reconozca el esfuerzo que estamos haciendo por reorientar nuestras políticas. Tenga la seguridad de que aunque existan muchas dificultades en la elaboración del estatuto marco, así como en la ley de coordinación y calidad, nosotros estamos aquí, señoría, para trabajar. Esperamos lograr estos objetivos, que creo que son bastante compartidos por todos los presentes. Estaré satisfecha si soy capaz de poner en marcha esa rueda de la investigación, de la que habló nuestro Nobel, pero también la de los profesionales sanitarios. También me gustaría decirle que tanto el CNIO como el CNIC que, como sabe, son instituciones que han venido a enriquecer con más recursos, con más medios y con mejores profesionales la investigación de nuestro país, están actuando y trabajando con una disposición excelente de sus equipos directivos y también de sus investigadores. En este sentido, el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas así como el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares tienen en marcha sendos programas sobre los que me gustaría hablarles con detalle en otra ocasión, pero sí les diré ahora que tienen en marcha planes estratégicos y líneas de investigación importantes en colaboración con investigadores de nuestro país y también de otras partes del mundo. Por poner sólo algunos ejemplos

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destacados, les diré que el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas —que, por cierto, cuenta en su patronato con representantes de las comunidades autónomas, como es el caso del País Vasco, Cataluña, Galicia y Andalucía— tiene un programa de patología molecular que será, posiblemente, uno de los más ambiciosos del mundo. Hay un departamento de patología molecular, con un grupo de investigación en linfomas, en cáncer de mama, en cáncer ginecológico y en epigenética del cáncer que, como saben, es uno de los campos más importantes en los que se está avanzando. Por otro lado, también está en funcionamiento un departamento de genética humana y un grupo de investigación dedicado al mismo tema, así como un grupo de investigación de cáncer hereditario que está desarrollando actividades científicas en colaboración con la unidad de citogenética. Asimismo, lleva la consulta de quinientos casos de diferentes hospitales, diagnóstico citogenético y seguimiento de 362 pacientes con leucemia, así como un estudio citogenético de 152 tumores sólidos y un diagnóstico molecular de 285 tumores esporádicos y familiares ya que, como saben, la investigación molecular de patologías en el campo de la genética familiar es donde más se puede avanzar porque se puede prevenir qué es lo que va a aparecer en los miembros de la familia que todavía no han desarrollado las enfermedades. Tiene un programa de terapias experimentales, de biología estructural, de biocomputación, de biotecnología, lógicamente, formado por el animalario, por unidades de bioinformática, de citogenética, de inmunohistoquímica y de histología. En definitiva, tiene desarrollado un programa en todas y cada una de estas áreas. Tiene también una red nacional de banco de tumores, en la que colaboran muchos de los profesionales del Sistema Nacional de Salud. Tiene también actividades de diagnóstico, de consejo genético a 166 familias. Tiene programas de formación para becarios predoctorales y posdoctorales en período de prácticas. Tiene proyectos de investigación en oncología molecular, patología molecular, terapia experimental y biotecnología. Tiene publicaciones, 72 publicaciones de las más importantes y destacadas del mundo. Asimismo, tiene un programa en investigación de patología cardiovascular que estaré gustosa en remitir a su señoría. En definitiva, el Centro Nacional de Investigación Oncológica creo que está reputado como uno de los mejores centros. En estos momentos seguimos avanzando y queremos que antes de finalizar el año estén en marcha las obras de construcción del nuevo Centro Nacional, una infraestructura más amplia y mejor dotada, que va a servir para que este Centro también se convierta en referente para Europa y el mundo como uno de los mejores centros, al frente del cual, como saben, está el profesor Moncada. Por tanto, a través de estos centros y a través de las redes de investigación creo que estamos intentando que la investigación en España sea uno de los pilares básicos del Sistema Nacional de Salud. A continuación paso a dar contestación a algunas de las preguntas que me hizo el senador Rodríguez Díaz. Gracias por su cordial bienvenida, por sus palabras, sobre todo, de colaboración y de diálogo.

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Esa colaboración y cooperación de la que usted me habla creo que es la que debe regir todas las relaciones del Ministerio, de las autoridades y del equipo del Departamento, con todos los representantes tanto de los partidos políticos como de las comunidades autónomas. Me consta que desde su grupo —y buena muestra de ello han dado a lo largo de varios años— vamos a tener siempre apoyo y ayuda para entender que el Sistema Nacional de Salud se tiene que construir con la ayuda de todos. Usted me ha hecho una pregunta sobre el Fondo de Cohesión que me gustaría contestar. En primer lugar, respecto al presupuesto que aparece para el año 2002, así como para el que aparecerá para el 2003, éste es un fondo de carácter orientativo, porque sabe que el Fondo de Cohesión se define en la Ley de Financiación y que en cualquier caso es un fondo ampliable. En estos momentos, celebrada ya una reunión con los representantes de las comunidades autónomas, está redactado ya el texto y en la próxima semana, cuando tendré oportunidad de ver a los consejeros de las distintas comunidades autónomas, les presentaré el borrador definitivo del Decreto y a partir de ahí iniciaremos su tramitación. ¿Qué es lo que conlleva el Fondo de Cohesión? Exactamente lo que dice la Ley de Financiación. Como todas sus señorías saben, en diciembre de 2001 se aprueba el nuevo modelo de financiación. Este modelo, como conocen, introduce por primera vez un elemento sustancial y diferenciador. Es un modelo de financiación de corresponsabilidad entre las comunidades autónomas. Y se prevén dos fondos: un fondo de cohesión interterritorial, que está funcionando a todos los efectos, y buena prueba de ello son todas las actuaciones que ya se llevan a cabo en las islas, y este fondo de cohesión. Como también conoce su señoría, el sistema de financiación se definió con varios componentes, entre los cuales aparece un elemento capitativo, el que hace referencia al envejecimiento de la población y un componente de insularidad. Como usted sabe, todos los modelos son revisables, son mejorables. Creo que optamos por un buen modelo, en el no se tiene en cuenta la linealidad del gasto efectivo sino todo esto. En cuanto a los desplazados habituales, en atención en una urgencia o atención primaria, están siendo atendidos por el Sistema Nacional de Salud y los pacientes se están moviendo por todo el territorio nacional, como figura en el modelo de financiación. Pero lo que no aparece en el modelo de financiación es lo que usted ha dicho, señoría, con mucho acierto: todo aquello que tiene que ver con prestar ese servicio en equidad y en igualdad de acceso, es decir, ante la misma necesidad, el mismo tratamiento. Y esto sí se contempla en el Fondo de Cohesión, como se contempla también el fondo de desplazados internacionales, de modo que siempre estará contemplada la financiación —o el neteo, si se me permite la expresión— para los desplazados, también para nuestros ciudadanos que viajan a otra zona de la Unión Europea. No tengan la menor duda de que estos conceptos estarán incluidos en el Fondo de Cohesión, como lo estarán

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también aquellas tecnologías que se introduzcan en uso tutelado y que sean absolutamente nuevas y novedosas. Usted también me ha hablado de la actualización de los datos, así como de los sobrecostes de la insularidad. Como sabe, señoría, siempre defenderé los costes de la insularidad. Así lo ha hecho mi Gobierno, así lo tengo yo que hacer. En el modelo de financiación están atendidos los costes de la insularidad. El tiempo y los hechos nos dirán si este modelo es revisable. Me ha hablado también de la trasposición de la directiva de diciembre de 2001, sobre la que he dado contestación al responder al señor Bellido. También se ha referido usted al estatuto marco. No he dado fecha pero podría darla. He dado fecha para la ley de calidad y coordinación, que será antes de terminar el año. En el caso del estatuto marco, me gustaría que fuera lo antes posible pero soy consciente de que todavía tiene que haber un proceso de diálogo con todos los interlocutores sociales y todas las administraciones. Ojalá que podamos traerlo a las Cortes en el plazo más breve posible. Ésa es mi intención y esto es lo que quiero manifestar a su señoría, además de señalar que me satisface el interés que a su señoría le mueve en las palabras que aquí he oído y que vienen a enriquecer ese modelo marco para las relaciones laborales de todos los trabajadores del Sistema Nacional de Salud. Me ha hablado también de las deficiencias en las especialidades, de la participación en las condiciones de la cadena farmacéutica, de la ley de calidad y coordinación y de las enfermedades raras. En cuanto a las deficiencias en las especialidades, usted ha hecho mención a algo a lo que también yo me referí en mi intervención, esto es, que el Ministerio de Sanidad y los responsables del Ministerio tenemos que estar atentos —y así lo está la Comisión Nacional de Especialidades— a lo que se conoce como especialidades emergentes, las que tienen que ver con el nuevo desarrollo de las patologías. Le voy a poner un ejemplo. En la Comisión técnica asesora y en la Comisión Nacional de Especialidades se ha estado estudiando y se va a elevar al pleno del Consejo Nacional de Especialidades la especialidad de urgencias y emergencias, con lo cual podrá ser una de las especialidades a tener en cuenta. También habrá que estudiar qué pasa con la genética. El otro día, reunida en Valencia con los premiados con el Premio Jaime I, premio al que sabe que están convocados los mejores investigadores de nuestro país, uno de ellos me planteaba el tema de la genética. Éste es otro asunto que estudiará la Comisión Nacional de Especialidades. El mismo sentir que tiene su señoría lo tiene la Ministra. También ocurre igual respecto a la nueva definición cuantitativa del número de especialistas. Ojalá, como dije en mi anterior intervención, seamos capaces de tener cada vez más médicos que elijan la especialidad que desean. Queremos que opten por su especialidad, por sus expectativas profesionales. En cuanto a la participación en los distintos elementos de la cadena farmacéutica, señoría, ya lo he manifestado en mi intervención.¡ Cómo no!, quiero contar con el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. En este

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momento, que he definido de transición a un nuevo modelo, las comunidades autónomas tienen un papel fundamental en cuanto a la demanda en la prestación de la oferta farmacéutica. Usted sabe que en economía de la salud siempre se dice que el paciente tiene una relación de agencia con los profesionales sanitarios. Es el médico el que elige por el paciente. Así, en esa relación de agencia tienen que intervenir necesariamente las autoridades sanitarias de las comunidades autónomas, conjuntamente con el Ministerio de Sanidad. Y nosotros hemos destinado en el anteproyecto de presupuestos recursos en el Instituto de Salud Carlos III para firmar convenios con las comunidades autónomas en materia de uso racional del medicamento o mejor uso, como yo digo, tanto para los prescriptores, los profesionales, como también para otra parte muy importante, que son los usuarios. En ese sentido, antes de finalizar el año vamos a sacar una campaña de buen uso de los medicamentos, sobre todo de los genéricos, y en el ejercicio que viene, en el 2003, también tenemos presupuestado y con un incremento importante, dinero destinado a una campaña para un mejor uso por parte de los ciudadanos —como se ha hecho en Francia y en otros países europeos— puesto que nos preocupa mucho, por ejemplo, el uso de los antibióticos, pues un mal uso de los mismos, como conoce su señoría, produce resistencias desgraciadas, de modo que cuando uno tenga una patología compleja puede sentirse defraudado. Piense usted en los antibióticos que hemos logrado, hace quince años el ácido clavulánico se utilizaba sólo para patologías renales y complejas, ahora se usa de forma más generalizada y, a lo mejor, en muchos casos no bien usado. Por otra parte, ha mencionado las enfermedades raras, y yo en mi exposición hablé del esfuerzo que está haciendo el Ministerio por poner en marcha el Instituto de Investigación Clínica y Básica en Enfermedades Raras. Se ha propuesto la creación de este instituto con un presupuesto de 2,4 millones de euros, ya consolidado en el 2001 en el Centro de Enfermedades Raras, CISATER, que sabe que incorpora también el Síndrome del Aceite Tóxico, y que propone un presupuesto de nueve millones de euros destinados a este fin. El Instituto ha creado en este momento un centro asociado con la Universidad Complutense, el CIAC, para la investigación de anomalías congénitas, para lo que cuenta con la Asociación Española para el Registro y Estudio de las Malformaciones Congénitas, ASEREMAC, que trabaja de forma dura y constante y, si me lo permite, con acierto en la colaboración con el Ministerio. El objetivo es aumentar la cobertura del Registro Nacional de Malformaciones Congénitas. En la convocatoria de redes del Instituto Carlos III se promueve este año la Red de Enfermedades Raras, y en su resolución, que está próxima, en el mes de diciembre, se espera que haya una financiación adicional para este centro. También, paralelamente, se va a crear el Departamento de Enfermedades Raras para la formación de especialistas, pediatras y obstetras, a los que se formará para el tratamiento de estas enfermedades. Le agradezco, señoría, el interés de usted y de su grupo, que me consta porque así me lo han transmitido, que han apostado siempre por que las enfermedades raras sean con-

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templadas en todas las políticas públicas de este Gobierno o de cualquiera que gobierne la sanidad en nuestro país. La señora Loroño Ormaechea ha hablado, primero, de la coincidencia en algunas de las propuestas que aquí he manifestado. Senadora Loroño, gracias por ese apoyo y esas coincidencias porque, como sabe, construir siempre se tiene que hacer a base de coincidencias y procurar que las divergencias sean cada vez menos. Por eso, aunque usted me diga que las líneas estratégicas que he presentado pueden ser excesivas, y a veces mis colaboradores estén llenos de trabajo y piensen que somos excesivamente ambiciosos, señoría, yo prefiero ser ambiciosa en mis planteamientos, por lo menos quiero tener el diagnóstico de la realidad del Sistema Nacional de Salud, y a partir de ahí poner en marcha todos los objetivos. Mi trabajo y el de mi equipo quedará ahí para el futuro, lo que yo no sea capaz de hacer, que estoy segura de que van a ser muchas cosas, las harán los que vengan detrás. Y estoy segura de que muchos de los estudios y de los asuntos que queden analizados serán llevados a cabo por otros muchos en la construcción de este sistema al que todos, si me lo permite, amamos, y en el que hemos trabajado durante muchos años. También ha mencionado algo muy importante: las experiencias de los sistema sanitarios, de los servicios de salud de las comunidades autónomas, y de cómo lograr la rentabilidad social de esas experiencias. Coincido absolutamente con usted, señora Loroño, pues creo que solamente observando la eficiencia de los modelos, uno puede utilizar mejor los recursos sanitarios. A través del Observatorio Nacional de Calidad, en el que estoy segura que compartirá conmigo que tienen que participar todas las comunidades autónomas, creo que vamos a ser capaces de ver cuáles son los modelos más eficientes. Yo decía hace unas semanas en el Congreso de los Diputados que no es cuestión de hacer una lista con los mejores y los peores, aquí no vamos a hacer listas, sino a analizar modelos y eficiencia y, por cierto, lo están haciendo los profesionales por nosotros. Lo hacen los economistas de la salud, los gestores, los salubristas, los preventivistas; todos los profesionales lo están haciendo, y nosotros con la ayuda de todos ellos queremos llevar adelante los modelos más eficientes porque los recursos, como aquí se ha señalado, son escasos. Se ha referido al diálogo y al consenso y a no esconder nada en la manga en el seno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Yo de eso no entiendo, no entiendo de esconder cosas en la manga, sólo entiendo de lo que da mejor resultado en la vida o lo que a mí siempre me lo ha dado, que es trabajar duro y obtener resultados y, además, hacerlo con el consenso y con las opiniones de otros. A veces uno tiene que tirar para adelante, si uno espera a consensuar absolutamente todo y con todos, a lo mejor no logra los objetivos que están esperando los ciudadanos. Pero piense que usted y su grupo parlamentario contarán siempre conmigo para evaluar resultados, experiencias, para participar las comunidades autónomas en todas las decisiones. Ahí usted siempre me encontrará, señoría. Me ha hablado también de la participación en las fundaciones. Creo que he dado respuesta con la contestación al re-

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presentante de Coalición Canaria. Queremos que participen las comunidades autónomas, por supuesto, porque no tenemos nada que ocultar. Lo que tenemos que hacer es que la gestión sea siempre transparente y que esté abierta, con independencia de que después haya que tomar decisiones en un momento determinado, pero siempre con transparencia. También ha mencionado que las comunidades autónomas destinan recursos a la investigación, claro que sí y, en ese sentido, las redes de investigación y los centros de excelencia vienen a reconocer ese esfuerzo. La investigación en el Ministerio, ese pilar del que yo le hablaba, no tendría ningún sentido sin contar con los legítimos representantes, porque como dijo el Premio Nobel acerca de dónde está la ciencia, está en las cabezas de nuestros investigadores que, por cierto, prestan sus servicios en el Sistema Nacional de Salud y en los distintos servicios de salud. Queremos que nuestros buenos investigadores clínicos tengan más y mejores recursos y más tiempo disponible para dedicarse a la investigación. En cuanto a la voluntad y el diálogo, es lo que tenemos que construir entre todos. Y sobre todo ha hablado de algo muy importante, señora Loroño, de lealtad institucional bilateral. La tendremos, señoría, estoy segura de que la tendremos. Y sobre las discrepancias, el ánimo y el respeto, coincido absolutamente con sus planteamientos. Muchas gracias, por todo lo que usted ha aportado hoy aquí en esta Cámara, que va a quedar reflejado en el «Diario de Sesiones». Paso ahora a dar contestación a la intervención del senador Espasa i Oliver. Señoría, usted ha hablado de promesas y de propuestas. Lo que aquí se ha traído hoy son propuestas, todo lo que no está cumplido son propuestas. Si usted se refiere al término promesa en el peor sentido, en el de prometer para no dar, ésas no son mis propuestas. El único sentido que tienen mis propuestas, por el respeto que tengo a esta Cámara, es que sean propuestas que puedan ser llevadas a efecto con la ayuda y colaboración de todos, con su grupo también, con el que espero poder colaborar. No tema usted caer en la brasas, esto que yo he traído aquí no le quema a nadie; al contrario, lo que yo he traído aquí a esta Cámara es, fíjese bien, para crear puntos de encuentro, nunca enfrentamientos y menos quemar a nadie; al revés, lo que uno tiene que hacer es ponerse en marcha con todos los que quieran recorrer este camino. Yo le dije que estábamos en un punto de inflexión, en un punto de transición; señoría, espero contar con usted para recorrerlo. Me ha hablado también de que usted quiere hacer unas catas para saber hasta dónde llegan mis propuestas. Espero que usted no quiera comparar la sanidad con un melón porque siempre dicen que los melones tienen sorpresas. El melón sólo tiene una ventaja, señoría, y es que para catarlo se hace desde fuera. Yo agradezco las catas que quiere hacer desde fuera, pero preferiría que usted y su grupo colaborasen en las catas internas, en las catas del análisis, en las catas de la reflexión, en las catas del diálogo y en las catas de la construcción, por el bien de todos los ciudadanos. En su primera cata me ha hablado de los medios materiales y funcionales del Ministerio y me ha preguntado —no sé si exactamente— en estos términos: ¿Con qué va a hacer usted todo esto? ¿Con qué medios?¿Va usted a cen-

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tralizar, descentralizar? ¿Se va a volver a traer funcionarios al Ministerio? No me los puedo traer de nuevo, ni quiero. Lo que hemos hecho en el último año ha sido transferir recursos de gestión directa a las comunidades autónomas. El Ministerio de Sanidad en estos momentos cuenta con excelentes profesionales, cuenta con muy buenos profesionales. Con ellos vamos a contar, con todos y cada uno, con el personal que está en el Ingesa, con el personal del antiguo Insalud, con todos ellos vamos a construir la Agencia de Evaluación de la Calidad y el Observatorio de la Calidad. Vamos a potenciar el Centro de Enfermedades Raras porque tenemos suficientes personas en el sistema para lograr que estos proyectos vayan adelante. Nosotros no vamos a prestar el servicio. Vamos a diseñar, vamos a iniciar la cooperación y la coordinación con las comunidades autónomas. ¿Pero sabe con quién vamos a contar? Vamos a contar con todos los profesionales del Sistema Nacional de Salud y vamos a contar con muchos de los grupos parlamentarios. ¿Y sabe con quién tenemos que contar también? Con los ciudadanos. Fíjese usted si tenemos personas que van a construir con nosotros un Sistema Nacional de Salud mejor. Usted me ha dicho más o menos que queremos hacer políticas sin manos. Y también me ha dicho: Ustedes ahora no tienen responsabilidades y por eso hacen tantas cosas. El Ministerio de Sanidad y Consumo y el Gobierno tienen en este momento responsabilidades altas, altísimas, que estoy seguro de que, incluso, sus propios votantes comparten conmigo. Tienen altas responsabilidades. Y esas altas responsabilidades tienen que ver ¿sabe usted, señoría, con qué? Con una cosa que no por mucho repetirla es menos importante para todos los ciudadanos, que es la igualdad efectiva en la prestación de los servicios, que cualquier ciudadano español tenga los mismos derechos en el territorio nacional de este Reino de España al que todos pertenecemos. (Un señor senador del Grupo Parlamentario Popular: ¡Muy bien!) Usted ha hecho otra cata. Me ha hablado del abanico de servicios. Me ha hablado usted de que hay muy buenas intenciones y que es prometer y no dar. Señoría, entiendo lo que usted dice, pero no lo comparto. ¿Y por qué no lo comparto? Pues porque cuando yo hablo aquí del catálogo de prestaciones y de la cartera de servicios, de lo que estoy hablando es de construir. Si usted se lee el decreto de prestaciones, que es un buen decreto para el momento en el que se hizo, puede encontrar que hay muchas prestaciones que hay que definirlas mejor, que los ciudadanos tienen derecho a saber a qué tipo de prestaciones tienen derecho. En el decreto, si usted va y lee lo referente a la salud bucodental, habría que definir perfectamente qué derechos tienen los ciudadanos. Si usted ve lo que se dedica a la cuestión sociosanitaria podría pensar, como yo, que hay que definir en este país qué son las prestaciones sociosanitarias. Por tanto, no es prometer, señoría, es darle a los ciudadanos lo que legítimamente tienen derecho, lo que les reconoce la Ley de Sanidad, los estatutos de autonomía y la Constitución. Ésa es la cuarta cata a la que usted se ha referido.

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Usted me ha hablado de una quinta cata. La quinta cata son los profesionales. Usted ha utilizado una palabra que no voy a repetir. Ha dicho más o menos que parece que no tengo los pies en el suelo para seguir con esto hacia adelante. Mire usted, no soy yo sola, lo están reclamando los profesionales. Lo reclaman las organizaciones sindicales, las organizaciones colegiales, los profesionales. A lo mejor no tengo los pies totalmente en tierra, pero estoy segura de que tanta gente no se equivoca. Me cuesta mucho creer que nos equivoquemos tantos. Nos equivocamos muchos. Nos equivocamos cientos de miles cuando decimos que hay que llevar para adelante por lo menos unos principios básicos, principios básicos de carrera profesional, principios básicos de movilidad, principios básicos de derechos. Usted piense que los estatutos de los profesionales sanitarios, del personal facultativo, del personal sanitario no facultativo y del personal no sanitario son de antes de la Constitución, señoría. ¿Cómo me puede usted decir en esta Cámara que esto no es tener los pies en la tierra? Tenemos los pies en la tierra. Lo que pasa es que lo tenemos que llevar adelante. La sexta cata que usted me ha puesto sobre la mesa es el tabaquismo. Me ha dicho usted que dejamos en manos de las tabaqueras la elección. No, señoría. No lo dejamos en manos de nadie. Nosotros transponemos la directiva. Y tan bien lo hacemos que decimos exactamente lo que dice la directiva e, incluso, vamos más allá y le voy a decir en qué. Primero, decimos que el 30 por ciento de uno de los laterales de la cajetilla tendrá que tener, señoría, y usted lo sabe, una de las siguientes indicaciones: «Fumar mata» o «Fumar puede matar». Además, hay un texto alternativo que dice: «Fumar perjudica».... En la otra cara, se escriben algunas de las apreciaciones o de los mensajes que aparecen en el anexo del decreto. Vamos más allá, introducimos algo que no tienen otros países europeos y por lo que hemos apostado en nuestro país, y es que las autoridades sanitarias advierten: de todo eso. Nosotros, señorías, creemos que todos estos mensajes que contempla la directiva comunitaria debían ser transpuestos a nuestro ordenamiento jurídico y así lo hemos hecho. Señoría, no le estamos dando a elegir a nadie. ¿Sabe a quién le damos elección? A los ciudadanos porque lo que pretendemos ¿sabe qué es, señoría? Tener a los ciudadanos bien informados. Lo dije el otro día en la rueda de prensa después del Consejo de Ministros, queremos que nuestros jóvenes no empiecen a fumar, que nuestras mujeres, que las mujeres que fuman lo hagan cada vez menos, que los ciudadanos que fumen estén perfectamente bien informados porque queremos que la gente tenga libertad de elección, señoría, pero queremos que sepa los riesgos que produce el tabaco, pues, mire usted, señoría, produce 53.000 muertes al año. Es una de las causa de mortalidad en nuestro país que tenemos que prevenir y creo que todos nosotros y usted también coincidimos en que tenemos que prevenir. Señoría, no hacemos campañas gratuitas. Lo que nos valen son los hechos y las realidades, y las realidades se pesan y se miden. Y ahí están para verlas y para medirlas. Y, por eso, hemos logrado que todos los directores de salud

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de las comunidades autónomas, que son las autoridades de salud en las comunidades, de salud pública, lleguen a acuerdos y a consensos en el Plan Nacional del Tabaco. Por eso, es tan importante, muy importante, que el Gobierno siempre piense en términos de acuerdo y de consenso, con todos sin excepciones, con todos los grupos políticos. Y no tenga la menor duda de que el artículo 6.2, al que usted se ha referido, será cumplido por el Gobierno. Tendremos que cumplirlo. Para eso están las normas. Le compete al Gobierno. Yo, señoría, estoy seguro de que en la medida en que podamos, porque querer queremos y porque los ciudadanos nos lo van a exigir, llevaremos a cabo todo lo que contempla el Real Decreto, tanto nosotros como el resto de los países de nuestro entorno. Usted me ha hablado de la investigación de células madre. Me ha hablado del Plan de Mantenimiento de los Embriones. Usted me ha dicho que yo no sé lo que se debe hacer. Pero quiero que se hable de eso. Yo, señoría, creo que sí sé lo que hay que hacer y quiero que se hable de eso. Para ello, tenemos que contar con quien sabe de investigación que son los profesionales de la investigación en nuestro país . Por eso, estamos en este momento junto con los investigadores de nuestro país, escuchándolos, poniendo atención y haciendo que los mensajes del Gobierno sean acordes con lo que la investigación tanto en nuestro país como fuera de nuestro país apunta y con lo que dicen nuestros profesionales, nuestros investigadores. Eso es lo que tiene que hacer el Gobierno y después tomar decisiones. Para ello tendremos en cuenta lo que dicen los comités, el Comité de Bioética, el Comité de Reproducción Asistida que se convocará en breves fechas. Tenemos un borrador de decreto para seguir avanzando —como sabe— en los ovocitos congelados y en todos aquellos asuntos que los investigadores de nuestro país entiendan que son mejorables porque el esfuerzo del Gobierno, señoría, está en sus datos y en sus cifras. Hemos hecho una apuesta extraordinaria por el avance de la investigación genómica y proteómica como nunca se había hecho en nuestro país, por todas las líneas de investigación en biología molecular, en patología molecular y por todas las enfermedades degenerativas, y ahí están los datos y las cifras y los programas del Instituto de Salud Carlos III. Ahí están los proyectos de investigación del FIS. Ahí están. Y ahí están los proyectos de investigación —como sabe— de las redes. Ahí están para ser evaluados. Tenemos que seguir avanzando, señoría, claro que sí; tenemos que seguir haciendo apuestas por la investigación y hacer lo que esperan los ciudadanos de nosotros: es el principio de la investigación traslacional, que es ser capaces de que las cosas que en un momento determinado se demuestra que son efectivas, que son eficientes para los ciudadanos, se trasladan inmediatamente a los tratamientos de los ciudadanos. Señoría, la Ministra nunca dirá —espero— una palabra más que otra en el terreno de la demagogia o de la búsqueda fácil del aplausos, porque, señoría, el aplauso es bonito, el aplauso es importante, pero el aplauso no es bueno para un ministro; lo que es bueno para un ministro es que los ciudadanos entiendan que conocemos sus nece-

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sidades y que pretendemos en todo momento la mejor voluntad, la mejor disposición y el mayor número de recursos posibles para atender las necesidades de los ciudadanos. En materia de consumo usted me ha preguntado qué pienso de la fusión de las plataformas de televisión digital para garantizar la elección de los ciudadanos. A esta pregunta no le voy a contestar. Lo que sí le digo es que la política del Ministerio de Sanidad y Consumo es tener ciudadanos cada vez más y mejor informados, y en ese sentido la apuesta que hace el Ministerio está en su presupuesto y en las modificaciones legislativas de las que le he hablado. Señor Cardona i Vila, muchas gracias por sus amables palabras, le deseo que se recupere felizmente de su patología. Le honra el estar hoy aquí con todos nosotros a pesar de su flebitis. Muchas gracias, señoría. Gracias por la colaboración leal. Gracias por la eficacia y el rigor en la gestión. Usted ha hablado de esperanza blanca —siempre que se habla de nosotros, los médicos, se habla de batas blancas, de esperanza blanca—, ¿pues sabe qué es lo que quiero yo, señoría? Un ministerio blanco, blanco en el mejor sentido de la palabra blanco: en el sentido de las oportunidades, en el sentido de la construcción y sobre todo en el sentido de futuro, en el sentido de construir —como usted ha dicho en su intervención— un Sistema Nacional de Salud del que cada vez se sientan más satisfechos los ciudadanos. Usted me ha hecho algunas preguntas importantes y voy a ver si soy capaz de contestarle a todas, señoría. Ha dicho que tiene que haber un nuevo Consejo Interterritorial, que hay que darle un nuevo sentido —ésas fueron sus palabras— y que tiene que ser un órgano —efectivamente— de cooperación y de colaboración. En ese sentido va la modificación del Consejo Interterritorial en la ley. Creo que vamos a coincidir absolutamente. Usted ha hecho mención al artículo 149.1 de la Constitución y ha hablado de que la mejor ley no tiene por qué ser el mejor instrumento. Coincido absolutamente con usted, señoría. Dicen que lo mejor es enemigo de lo bueno y yo le digo que lo importante es lo bueno; no hay que hacer la mejor ley del mundo, hay que hacer la que sea más buena, la que tenga más bondades para los ciudadanos. Me ha hablado de la lealtad institucional. Cuente su señoría y su grupo con la lealtad del Ministerio y de la persona que habla, la ministra, para tener un diálogo permanente con su grupo. Ha dicho que no es bueno imponer. Coincido absolutamente, señoría. Imponer en la vida no conduce nunca a nada, pero algunas veces hay que tomar decisiones y a lo mejor tiene que haber algunas discrepancias. Espero que las discrepancias sean las menos. Decía su señoría que no hay que tratar de forma igual a hechos diferentes, que tratar de forma igual a hechos diferentes a veces puede aumentar las diferencias. Perdone, señoría, pero en este punto no coincido con usted. Tratar de forma igual a hechos diferentes no significa homogeneizar o uniformar. Yo me estoy refiriendo siempre a la igualdad efectiva, a darles a los ciudadanos los mismos recursos ante la misma necesidad, y eso es tratar de forma igual a los diferentes porque queremos que no haya diferentes. A

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lo mejor discrepamos en la forma de expresarlo, pero en el fondo de la cuestión seguro que estaremos de acuerdo. También ha hablado de una cosa que le honra, señoría, y que se la he oído más veces: el gran pacto de la sanidad. Ojalá seamos capaces de llegar a grandes pactos en la ley de calidad y coordinación, en el estatuto marco, así como en las políticas de investigación y en el plan farmacéutico, el plan de actuación del uso racional. No sé si será un gran pacto o serán pequeños pactos, pero ojalá que de esos pequeños pactos logremos un pacto para la sanidad de los ciudadanos. Nuevamente, muchas gracias, señor Cardona, por ese consenso que nos ha pedido y al que nos ha invitado a todos nosotros. Senador López Carvajal, en primer término le voy a decir dos cosas ya que no me sentiría a gusto si no se las dijese: me ha gustado su tono y su contenido, a pesar de que usted ha dicho que espera que esto no sea flor de un día y que cree que la ministra es un poco ambiciosa. A mis años ya no tengo el valor de hablar de cosas en las que no creo ni de cosas que considero que no soy capaz de llevar a cabo. Lo que sí es cierto, señoría, es que cuando uno hace un programa cuenta con la colaboración institucional de quien está en el ministerio y espera contar con la colaboración de muchos otros. De eso dependerá que entre todos seamos capaces de llegar al listón al que usted se ha referido, porque esto será, señoría, no le quepa la menor duda, el resultado del esfuerzo de todos nosotros. Ha hablado de dos parámetros que le preocupan: el tiempo y los contenidos. Ha hablado de dos principios generales: del consenso y la colaboración. Señoría, cuente con ellos, usted lo sabe. Podemos tener muchos puntos de encuentro, creo que tenemos muchos puntos de encuentro porque hay cosas básicas del Sistema Nacional de Salud en las que su grupo y el nuestro coinciden absolutamente. Ha dicho que tenemos dos presupuestos por delante. Los tiene el ministerio y los tienen las comunidades autónomas, señoría. Estoy segura de que entre todos vamos a priorizar en nuestros presupuestos —ojalá— estos principios rectores del Sistema Nacional de Salud para así dar respuesta a algunas de las necesidades de los ciudadanos, porque, señoría, tanto el catálogo de prestaciones como la atención sociosanitaria como el I+D requieren esfuerzos presupuestarios. Me ha pedido mayor esfuerzo en el gasto sanitario. Usted sabe que el modelo de financiación —ese modelo al que yo me he referido y que, como todo en la vida, es mejorable y es un modelo de corresponsabilidad financiera— tiene un crecimiento hasta 2005 —lo recoge así el texto— que cuando menos tiene que ser PIB nominal y en su correlato va unido al ITE nacional —hay una enmienda en este momento en tramitación— o al ITE de la bolsa de impuestos transferidos. En cualquier caso, el incremento en recursos sanitarios es importante. Ojalá que podamos ir destinando cada vez mayores recursos, pero con esos recursos tenemos que ser capaces —porque eso es lo que quieren nuestros ciudadanos— de dar la mejor sanidad posible, y la mejor posible es esa sanidad en la que todos pensamos cuando hablamos: la sanidad cercana a los ciudada-

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nos, con las mejores prestaciones y, sobre todo, incorporando los mejores avances científicos; asimismo, si hay alguna técnica que se ha quedado obsoleta, que se ha demostrado que no sirve, eliminarla con el acuerdo y el consenso del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Señoría, me ha hablado usted también de que hay dos premisas en la vida: hacer cosas y cómo hacer las cosas. Usted dice que se inclina más por cómo hacer las cosas, y se refirió a otro asunto para decirlo. Comparto su análisis y estoy de acuerdo en que es muy importante hacer cosas y, sobre todo, como usted ha dicho, el cómo hacerlas. Yo solamente entiendo el hacer cosas, el construir cosas, desde el consenso y desde el diálogo. Usted sabe que lo que yo digo aquí son palabras, pero el camino se hace andando y espero dar muestras de que por mi parte las cosas se harán y que el cómo se basará en el diálogo y en el acuerdo, nunca, señoría, en la confrontación. Ha hablado usted de la ley, de los planes integrales, en los que dice que coincide —y se lo agradezco—, a pesar de que son planes que se habían puesto sobre la mesa hace años. Usted sabe, señoría, que la Ley General de Sanidad contemplaba el plan integral de salud, ese plan integral que no se ha logrado hacer en muchos años. En este momento el enfoque tanto en España como en el resto de los países del mundo, sobre todo los de la Organización Mundial de la Salud y en el resto de los países de nuestro entorno, es enfocar las políticas estratégicas a planes integrales de salud, planes que incluyan las patologías prevalentes, es decir, un concepto integral de las patologías, de tal modo que se integren las actuaciones preventivas, las diagnósticas, las de tratamiento y las de investigación. Ese concepto es complejo ponerlo en marcha, pero yo le puedo decir, por lo que yo he palpado tanto en los interlocutores sociales como en los de las comunidades autónomas, que vamos a ponerlo en marcha, sobre todo con el acuerdo y el apoyo de las sociedades científicas. Usted ha hablado también del Fondo de Cohesión. Ya he dado contestación con las palabras que he trasladado a uno de los intervinientes comentando que es un fondo ampliable que va a atender a todas aquellas necesidades que recoge la ley de financiación, que son las que tienen que ver, señoría, con esa cohesión del Sistema Nacional de Salud y a las que siempre se destinarán los recursos que sean necesarios. Con respecto al gasto farmacéutico, señoría, usted me ha hablado del uso racional de los medicamentos y de la colaboración de las comunidades autónomas en la Comisión Nacional del Uso Racional del Medicamento y de la participación en los comités de evaluación de uso humano. Sé que no se respaldó la moción de su grupo, pero estoy segura de que, a pesar de ello, su grupo y las comunidades autónomas que están sustentadas por gobiernos de su partido van a colaborar, así me lo han manifestado, en construir ese modelo farmacéutico que nos viene bien a todos porque va a venir bien a la contención del gasto y al mejor uso de los recursos y, al final, al mejor uso de los fármacos, porque eso redundará en que los recursos sanitarios, que son, como sabe, limitados, se puedan priorizar en las áreas

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que sean fundamentales, sin olvidar nunca, señoría, que los fármacos son la innovación tecnológica más importante del siglo XX, y espero que sea una de las innovaciones tecnológicas más importantes del siglo XXI. Me ha hablado del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, de los planes estratégicos, de los presupuestos. Yo he dado de forma no exhaustiva algunos datos. Estoy a su disposición para trasladarle cualquier información tanto mía como de sus colaboradores. Sé que estaba prevista una intervención en esta Cámara del director del Instituto Carlos III, pero hubo algún asunto interno de última hora que impidió que compareciera, pero entiendo que a petición de sus señorías o, si es necesario, a petición propia, podrá comparecer. También quiero decirle que comparto con usted en que en el sistema sanitario las cosas son tan importantes que las ventas de productos deben ser las menos posibles y en que a los ciudadanos lo que hay que transmitirles son mensajes claros y reales de cuáles son los avances de la ciencia y de la técnica, sin demagogias, sin falsas esperanzas, pero siempre aprovechando todas las oportunidades para hacer de la investigación traslacional la realidad que esperan todos los ciudadanos de nosotros. Me ha hablado también de las cifras de la OCDE y del mayor esfuerzo destinado al sistema sanitario. He leído esos datos de la OCDE y de los recursos que destinamos los distintos países, que los he ajustado a PIB nominal también, que, como sabe, en este caso arrojan algunas diferencias con respecto a lo que son las cifras brutas. Quiero decirle también que este Ministerio estará permanentemente atento a cuál es el gasto sanitario de nuestro país, a cuáles son los incrementos que va dando el nuevo modelo de financiación. Junto con las comunidades autónomas, y en el seno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, evaluaremos permanentemente qué recursos destinamos a nuestro Sistema Nacional de Salud, cómo los priorizamos y, sobre todo, cuál es la eficiencia en la utilización de nuestros recursos. Si hace falta haremos propuestas de modificaciones de todo lo que sea necesario, porque al final, señorías, todas las autoridades sanitarias somos conscientes de que el crecimiento en términos sanitarios es importante y debe hacer frente a esos cuatro componentes tan importantes del gasto sanitario que son el IPC, el crecimiento en nuevas tecnologías, la mayor demanda de la población y, sobre todo —es el más importante— que esa demanda vaya unida a las nuevas patologías y al estado de la ciencia, es decir, a los avances en investigación y en prevención de algunas patologías que hacen que el consumo de recursos de los ciudadanos cada vez sea más intenso y, lógicamente, aumentan las necesidades y la dedicación de recursos a la financiación del Sistema Nacional de Salud. Gracias, señoría, por su contenido y por el tono de su intervención que se lo agradezco de veras. Por último, señor García-Talavera, muchas gracias por su intervención. Usted ha hablado, señoría, de los pilares básicos del Sistema Nacional de Salud, de la importancia de la investigación, de la importancia de los profesionales, de la importancia de la ley de calidad y coordinación del

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Sistema Nacional de Salud. Gracias por su intervención constructiva. Estoy segura, señoría, de que desde esta Cámara, así como desde el Congreso, entre todos, con usted, con el Grupo Popular, con el Grupo que sustenta al Gobierno y con el resto de los grupos, vamos a ser capaces de construir ese modelo que usted y su grupo tienen del Sistema Nacional de Salud como un modelo cohesionado para el bien de todos los ciudadanos. Me ha preguntado por las actuaciones en materia de especialidades. Creo que he dado respuesta en mi intervención anterior en el sentido de que tenemos que hacer un esfuerzo entre todos por las especialidades emergentes, por estar atentos a qué nuevas necesidades de especialización se requieren —lo que hemos hablado de enfermedades raras, lo que les hablé de urgentes y emergencias, esas nuevas superespecialidades o áreas de capacitación, la neonatología, etcétera— y estar dispuestos a avanzar en pro de la formación continuada, de la formación MIR, más adaptada a las necesidades actuales, y también de la formación de todos los profesionales del Sistema Nacional de Salud. Señora Presidenta, señoras y señores miembros de la Mesa, señorías, muchas gracias por la oportunidad que me han dado hoy de plantear las líneas básicas de la estrategia del Ministerio de Sanidad y Consumo, de la ministra y de su equipo. Les agradezco a todos ustedes las aportaciones que han hecho esta mañana en esta Cámara. Les agradezco todas sus intervenciones porque todas, tanto las que a uno le gusta más oír como las que a uno le gusta menos oír, contribuyen sin duda a construir esos pilares básicos en los que se tiene que basar un sistema sanitario por y para los ciudadanos que son el consenso, el diálogo permanente con todas las fuerzas políticas, con los interlocutores so-

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ciales y con los ciudadanos. Los ciudadanos a veces necesitan de los políticos y de todos los interlocutores sociales para hacer llegar qué piensan, qué necesitan, qué quieren, cómo se les prestan los servicios, porque, si no, podremos tener un excelente Sistema Nacional de Salud, pero orientado sólo a nosotros y no a los ciudadanos, como tiene que ser. Muchas gracias, señora Presidenta. (Aplausos en los escaños del Grupo Parlamentario Popular.) La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señora Ministra por esta primera comparecencia en esta Comisión de Sanidad y Consumo, de la que esperamos se convierta en el principio de una estrecha relación entre su Ministerio y la Cámara de representación territorial, como así ya lo ha anunciado al decir que dará cuenta de cuestiones que competen a las comunidades autónomas en un escenario en el que nos movemos de gestión descentralizada. A pesar de ciertas discrepancias, creo que no demasiadas, que se han puesto de manifiesto, lógicas, por otra parte, en una Cámara plural que representa a una sociedad plural, ve usted, señora Ministra, que la tónica general de los grupos parlamentarios es la colaboración en la puesta a disposición del Departamento que usted preside, pues creemos que es la única manera para recorrer un camino que hemos de realizar todos juntos. Muchísimas gracias. Repito la bienvenida y que siempre será bien recibida en esta Comisión. No habiendo más asuntos que tratar, se levanta la sesión. Eran las quince horas y diez minutos.

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