Con Ideas Geográficas penetrar. algunos de los problemas de la Venezuela de hoy

Con Ideas Geográficas penetrar algunos de los problemas de la Venezuela de hoy 79 SOBRE LA CRISIS DE LA AGRICULTURA VENEZOLANA Y SU RELACION° CON D

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Con Ideas Geográficas penetrar algunos de los problemas de la Venezuela de hoy

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SOBRE LA CRISIS DE LA AGRICULTURA VENEZOLANA Y SU RELACION° CON DETERMINADOS ASPECTOS GEOGRAFICOS Cuando un sector económico no crece a niveles cónsonos con los requerimientos que de sus productos hace la población, es indicativo de que sus estructuras y su funcionamiento deben acusar grandes fallas, y si a ello se agrega el hecho de que ese sector es el que tiene que producir los alimentos de una población creciente, y abastecer de materia prima a una industria en proceso de desarrollo, resulta todavía más grave la situación. Así aparece el sector agrícola venezolano en una especie de estancamiento, que conduce a pensar que existe una crisis. Las importaciones masivas de productos básicos de la dieta popular, tales como maíz y caraota; el elevado precio de la carne (cada vez aumenta la distancia entre ésta como fuente proteínica y las familias de escasos recursos); igual acontece con el queso y la leche; la amenaza de un aumento en el precio del pan y lo que está sucediendo con la reducción en el tamaño de las unidades; el aumento en el precio de los huevos y su escasez en los mercados; el reciente encarecimiento del azúcar y de la carne de cochino, son expresiones de la citada crisis. Por otra parte es la actividad económica (después de los servicios) que más gente emplea, aun cuando su participación en la formación del Producto Territorial Bruto, ha sido en los últimos años de apenas 7% ; o sea, que al contabilizar el esfuerzo de los agricultores se registra que oscila entre los 4.000 y los 5.000 millones de bolívares lo cual explica en gran parte el bajo nivel de ingresos que tienen. En los años transcurridos desde 1969 hasta 1973 el valor global de la producción agrícola aumentó en 322 millones de bolívares, al

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pasar de 4.172 millones de bolívares a 4.494 millones. La primera incidencia de este aumento corresponde a los años 1969-1970 cuando se produjo un incremento en el valor total de la producción agrícola del orden de los 256 millones de bolívares. En los dos años inmediatos el valor disminuyó hasta lograr recuperarse en el 73 y los siguientes, aun .cuando los aumentos habidos no se corresponden adecuadamente con el crecimiento registrado en la población, tal como se observa en el siguiente cuadro:

Años

1969 1970 1971 1972 1973 1974 1975 1976

Valor de la Producción Agrícola (Millones de bolívares)

4.172 4.428 4.271 4.287 4.494 4.850 5.144 5.117

Población estimada (millones de habitantes)

10.04 10.40 10.78 10.97 11.29 11.64 11.99 12.50

Fuente: Anuario Estad istico Agropecuario, años 1969 al 74, Ministerio de Agricultura y Cría.

Nota: Al observar el Anuario Estadístico Agropecuario no se debe incurrir en el error de tomar la totalidad de los valores correspondiente a los años 1971-74, pues a partir del primero de estos años se comenzaron a incorporar al valor total de la producción agrícola otros valores representativos de la elaboración de productos, de mejoras de construcciones y de servicios agrícolas que en promedio están en el nivel de los 800 millones de bolívares, de ahí que, para el análisis del Producto Agrícola, deben deducirse estos valores. Esto es lo que hemos hecho para poder presentar las cifras anteriores. Las cifras correspondientes a 1975 y 1976 fueron tomadas de la Memoria y Cuenta del Ministerio de Agricultura y Cría, para el último año citado.

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Esta tendencia registrada en el valor global de la producción agrícola, se observa también en el caso de los principales productos de la agricultura venezolana; especialmente en el caso de aquellos de más alto consumo y por consiguiente de mayor producción. Por ejemplo, el maíz, cuya producción estuvo colocada alrededor de los 700 millones de kilogramos durante los tres primeros años del período, declinó hasta el nivel de los 500 millones en 1972; 400 millones en 1973 y sobre los 500 millones de kilogramos en 1974. Si bien en el 75 se eleva a los niveles de los primeros años, resulta igualmente deficitaria la producción para ese año y para el siguiente, por los incrementos habidos en la demanda. Las cifras son las siguientes:

Años

Producción Toneladas

1969 1970 1971 1972 1973 1974 1975 1976

670.000 710.000 714.000 506.000 454.000 553.000 653.000 532.000

Fuente: Anuario EstadieticoAgropecuario, años 1969-74. Ministerio de Agricultura y Cría.

Memoria y Cuenta, 1976. Ministerio de Agricultura y Cría.

Es bien sabido que el maíz es el principal producto de consumo nacional, del cual se estima un consumo anual de 50 kilogramos por persona. Pues bien, este producto tan generalizado en su cultivo, ha disminuido en producción en relación con los requerimientos y debido, además,a la diversificación de su uso. Igual análisis se puede hacer con respecto al arroz, la caraota, la carne de vacuno y muchos otros productos. Algunos de los citados han mantenido su producción, con ligeras oscilaciones, más o menos en el mismo nivel. Otros como en el caso de la caraota han de-

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clinado ostensiblemente, su producción ha oscilado entre las 15.000 toneladas y las 30.000 toneladas en los últimos ocho años. Una de las pocas excepciones que se pueden presentar en la revi-: sión de los distintos productos, es en el caso de la leche, cuyo crecimiento ha sido sostenido durante los años bajo análisis, registrándose incrementos ininterrumpidos cada año. Las cifras son las siguientes:

Años

Millones de litros

1969 1970 1971 1972 1973 1974 1975 1976

767 805 970 1.049 1.053 1.099 1.187 1.157

Fuente: Anuario Estadí;tico Agropecuario, años 1969-74. Ministerio de Agricultura y Cría.

Memoria y Cuenta, 19.76, Ministerio de Agricultura y Cría.

La situación planteada tiene, inclusive a escala mundial, orígenes remotos, en efecto hasta hace poco tiempo la humanidad vivió subsidiada por los agricultores, porque éstos nunca solicitaron condiciones de vida iguales a la que tuvieron quienes en las ciudades vivían; aquéllos por el hecho de que a la agricultura siempre se la ha considerado un modo de vida y no un negocio, no contabilizaron ni le atribuyeron costo alguno al modo de vida, y vivieron tomando parte de lo que producían pira comer y nunca contabilizaron el costo de alimentarse, y nunca exigieron carreteras, ni electricidad, ni radios, ni automóviles, ni colegios para sus hijos; y por consiguiente se conformaban con vender sus productos a como se los pagara la ciudad" De ahí que sea válida la afirmación anterior de que la humanidad vivió siempre subsidiada por los agricultores, porque si éstos hubieran cobrado el costo de vivir como lo hacía el resto de la humanidad evidentemente que los precios de los ali-

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mentas habrían sido distintos. Tal situación ha venido desapareciendo porque los agricultores se han percatado de la existencia de unas realidades completamente distintas. En el caso específico de Venezuela, por primera vez en su historia, sucede que en el período estudiado los precios de los alimentos en el mundo son superiores a los precios de los alimentos que en el país se producen. Pruebas de ello vienen dadas por el azúcar y el maíz; una tonelada de azúcar en el mercado internacional se vende desde hace años en más de 2.000 bolívares, en tanto que en Venezuela hasta hace pocos años estuvo regulada en 872 bolívares. Una tonelada de maíz CIF La Guaira cuesta 750 bolívares en comparación con los 500 ó 540 bolívares que se le han venido pagando al agricultor venezolano. Es sólo recientemente (29-4-76) cuando se tomó la medida de aumento del precio del maíz a nivel del productor. Por otra parte, en los precios de paridad en la agricultura se ha abierto una gran brecha; es decir, la diferencia entre los precios de los productos que el agricultor consume y los precios de los bienes que él produce cada día se ha acentuado más hasta llegar a constituir una de las principales causas de la citada crisis. La situación arranca de la primera mitad de la década de los 60 cuando se produjo la devaluación del bolívar en un 40% en relación con el dólar, lo que significó automáticamente aumento del precio de los productos de la industria manufacturera y de todos aquellos que en una u otra forma tenían vinculación con el exterior. Es así como subieron los precios no sólo en ese mismo porcentaje, sino mucho más, llegando en algunos casos hasta el nivel del 200% , porque los efectos de una modificación cambiaria, en algunos órdenes de la actividad económica, se dejan sentir en forma más que proporcional ya que entran en juego otros factores como la especulación. Esto determinó que subieran los precios de todos los productos que los agricultores compran.. no así los precios de los productos que venden. Se produjo en esta forma un desequilibrio porque el agricultor para seguir adquiriendo lo que necesitaba para producir y vivir tenía que destinar más cantidad de productos; o sea, le CQStaban más esos bienes, y en cambio sus ingresos no aumentaron porque lo que él producía no tenía ninguna relación, o en algunos casos la tpnía en pequeño grado, con los cambios monetarios. Es así cuma los precios de los productos de la agricultura se mantuvieron más o menos en el mismo nivel y las variaciones que 85

se han registrado son apenas derivaciones del crecimiento natural del costo de la vida dentro de nuestra sociedad, pero no como consecuencia de modificaciones cambiarias. El agricultor al principio resistió; si tenía ahorros apelaba a ellos, si no al crédito. En un comienzo cumplía con sus obligaciones crediticias; pronto dejó de cumplir y comenzó a endeudarse. Esta es la razón por la cual se ha afirmado que algo más del 80% de los agricultores venezolanos estaban endeudados, simplemente porque perdieron su capacidad de pago por las razones indicadas. Hasta allí las cosas podían ser resistidas por los agricultores, pero luego cerrado el crédito como consecuencia de los atrasos, en alguna forma tenían que darle salida al desequilibrio y vino la restricción en el gasto a la mínima expresión. O sea que el agricultor fue absorbiendo dicho desequilibrio con endeudamiento y con desmejoramiento de su condición de vida. Pero llegó un momento en que no podía seguir endeudándose porque no había quien le diera más crédito y aquí estalló la crisis, sujeto de este análisis. El Congreso de la República aprobó la Ley de Remisión, Reconversión y Consolidación de la Deuda Agraria mediante cuya aplicación se espera solventar la situación económica de los agricultores. y además se ha creado un fondo para la agricultura, destinado a financiar esta actividad. Pero hasta el momento las informaciones sobre los resultados de estas acciones aparecen contradictorias y le asignan un carácter negativo a dichos programas, pues parece que los beneficios no llegan hasta los pequeños y medianos productores, que constituyen la mayoría. De la situación analizada se desprende que está planteado a corto plazo un aumento en los precios de los productos agrícolas. Y a mediano y largo plazo, porque esto no puede ser en poco tiempo (y a reserva de que ha debido haberse iniciado hace años) entre otras medidas básicas, la consecución de elevados niveles de productividad, de modo que no haya necesidad de continuar aumentando indefinidamente los precios, sino que en los incrementos de producción y consecuencialmente en la venta de mayor cantidad de productos (tanto en el mercado nacional como en el internacional) encuentren los productores parte de la solución a sus problemas derivados de los bajos niveles de ingresos. En la práctica toda esta situación se manifiesta en el hecho de que hay que importar todos los años grandes cantidades de alimentos que bien podrían producirse en el país, y de que buena parte

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de lo que se produce es a base de subsidios. Son evidencias de una situación crítica que se ha venido acentuando, a la vez que son indicativos de que se está consolidando una situación artificial dentro de ese sector de la economía. El engrosamiento de los cinturones de miseria que rodean las principales ciudades son expresiones del aumento del éxodo rural, lo cual también significa que la gente no está contenta en el campo. y los medianos productores también han comenzado a preguntarse hasta cuándo podrán resistir. En cambio los grandes empresarios del campo, que son también grandes empresarios en las ciudades, no tienen mayores problemas por esta razón y porque sus inversiones dentro del sector agrícola están en los subsectores rentables como por ejemplo en la producción de caña de azúcar. Pero este último grupo de productores si bien concentran en sus manos el poder, las mejores tierras y las mayores inversiones, constituye una minoría frente a la gran mayoría de campesinos y medianos productores. Esta realidad explica el por qué la crisis en la agricultura tiene dos caras inseparables: una económica y otra social.

. Y, como se ha expresado en párrafos anteriores, muchas son las razones en las cuales se fundamenta esta crisis. Pero además de las analizadas cabe señalar otras: las estructuras sobre las cuales se asienta el sector no son precisamente las más adecuadas para que éste salga de la situación depresiva en que se ha mantenido siempre. La Reforma Agraria no ha logrado cambiar las condiciones de vida de la gran masa campesina, por cuanto ha sido totalmente desvirtuada lo cual ha determinado que se mantengan en el campo niveles de vida muy bajos y en muchos casos infrahumanos. La política agraria continúa aplicándose en función de intereses bipartidistas, hasta el punto de que existen programasparalelos para un mismo objetivo. El financiamiento tropieza con barreras infranqueables que le impiden llegar hasta los sectores verdaderamente necesitados. En el mercado de los distintos productos agrícolas se han entronizado las llamadas "roscas", estimadas como impenetrables. La insinceridad en los niveles de precios de los productos agrícolas agobia a los agricultores. Otro asunto importante de señalar en la crisis actual de la agricultura venezolana es el relativo a ciertos caracteres geográficos imposibles de desconocer, pues por las propias características de esa

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actividad permanece muy ligada a las realidades ambientales. Además, el agricultor no ha aprendido a convivir con la naturaleza, la maltrata, la destruye o es víctima de ella. Es así como la agricultura venezolana acusa alta dependencia de los elementos climatológicos; en algunos de los años de la serie estudiada, por ejemplo, la disminución en las precipitaciones, o en otras el exceso de las mismas, ha determinado grandes pérdidas en las cosechas de ajonjolí en los Ll~cmos Occidentales y gran parte de las cosechas en arroz; por el contrario, en el período de lluvia, las inundaciones en los llanos bajos apureños siempre han causado tremendas pérdidas en la producción ganadera. Por otra parte, por la forma como la agricultura se realiza contribuye a destruir el equilibrio ecológico, al extremo de que algunas áreas han sido invadidas por determinadas plagas, tal es el caso de la invasión de ratas en los últimos años en el Sistema de Riego del río Guárico y en Portuguesa. En esas áreas se ha roto la cadena alimentaria por el uso exagerado de herbicidas y pesticidas destinados a combatir a las malas hierbas y algunas enfermedades, pero a su vez han provocado la desaparición de especies depredadoras tales como aves de rapiña, reptiles, etc., por lo que han aumentado desorbitadamente las ratas que eran controladas por estos otros animales. También cabe señalar que tal como se administran los sistemas de riego en nuestro país, en la mayoría de los casos derivan además en problemas de erosión, de lavado de suelos o de acumulación de sales, determinantes de la ruptura del equilibrio ecológico, lo cual no es otra cosa que el inicio de una cadena de destrucción. Significa todo esto que frente a frente la actividad agrícola y los sistemas naturales, es la primera la parte más frágil y más susceptible al error por cuanto es producto de la acción del hombre, en tanto que los segundos son resultantes de fuerzas y factores naturales. Prácticamente está planteado un conflicto entre la conservación de la naturaleza y la producción que se puede obtener de ella, porque la máxima protección que requiere aquélla para que se mantenga el equilibrio ecológico se opone al objetivo humano de la máxima producción. El reconocimiento de la base ecológica de este conflicto entre el hombre y la naturaleza constituye un primer paso en el establecimiento de una política racional de aprovechamiento del suelo. y la incorporación del agricultor a las prácticas conservacionis-

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tas representa una garantía de que podrá superarse esta situación conflictiva.

SOBRE REFORMA AGRARIA

La posición más inconveniente que se pueda adoptar frente a un problema es la de negar y ocultar su existencia, pues de esta manera no se dedican esfuerzos a buscar las debidas soluciones. En consecuencia, el negar la existencia de un problema agrario en el país por cuanto la solución ofrecida no ha generado la respuesta apropiada, prevista en la Ley de Reforma Agraria, resulta poco sensato; por el contrario lo recomendable en estos casos es precisar la naturaleza de los factores que se han opuesto a la solución de tal problema y acometer su eliminación. No se requieren estudios profundos para constatar el fracaso de la Reforma Agraria en nuestro país. Corresponde a los investigadores de la materia el realizarlos para cumplir el anterior objetivo, pero a nivel del hombre corriente basta viajar al interior, internarse en cualquiera de los asentamientos, hablar con cualquier campesino, o leer la prensa diaria donde se informe sobre las importaciones, precisamente, de aquellos productos que se cultivan en dichas unidades de explotación. Además, con apenas observar que a una buena parte de los sujetos de Reforma Agraria se les ha incorporado a dicha política en base a la perpetuación del sistema minifundista y que, para completar, ni siquiera se les atiende satisfactoriamente en las labores de extensión y crédito, mal puede esperarse que este campesino pueda modificar su forma de trabajo y adquirir otras que le garanticen su incorporación como entes activos del desarrollo. La venta de las parcelas, o más exactamente de las bienhechurías, por cuanto la ley prohibe la enajenación de la tierra, y en otros casos la concentración de la misma, el crecimiento de los cinturones de miseria en las ciudades, y las cifras decrecientes de parceleros asentados, revelan elocuentemente que no se han cumplido los objetivos previstos en la Ley de Reforma Agraria. De tal forma que en la práctica continúan vigentes gran parte de las condiciones que presionaron para que se elaborara el instrumento legal hace diecinueve años, un poco mitigadas por los aciertos logrados en algunos de los asentamientos y la respuesta positiva de pequeños núcleos de campesinos. Pero, mientras haya casos como los de algunos asentamientos donde no queda alguno de los parceleros originales a quienes se les dotó de tierra, mientras otros 89

parceleros tengan que emigrar porque no pueden producir debido al exceso de salinidad de los suelos, mientras exista, en otros casos, exceso de paternalismo que limite la labor del campesino a su sola impresión de las huellas digitales por cuanto el trabajo en la unidad de explotación lo realizan empleados del Estado, mientras se mantenga la estructura latifundista de la tierra, mientras los renglones de producción sometidos a este programa se continúen importando en grandes cantidades, y,en fin, mientras él campesino no se haya incorporado efectivamente como hombre al desarrollo económico, político y social del país, mal puede hablarse de que la Reforma Agraria ha sido un éxito. Planteamientos de esta naturaleza no significan una crítica a ultranza ni una oposición a este programa, por el contrario conllevan el requerimiento de que se haga efectiva su realización desde el punto de vista social, y su importancia como factor fundamental del desarrollo del país. Es simplemente sustentar la tesis de que una redistribución de la tierra por sí sola no cumple un objetivo de reforma, que de hecho significa transformación, sino se trataría solamente de una división del factor tierra que aisladamente no conduciría a otra realidad que a la disminución acentuada de los niveles de producción. Por tanto, la Reforma Agraria tiene que significar una acción mucho más compleja que, sobre la base de esa división territorial, sostenga el surgimiento de toda una nueva realidad para el campesinado que le permita su incorporación como entes activos de la sociedad en que se desenvuelven y de su realización plena como hombres. En tal sentido se requiere de acciones dirigidas a lograr una redistribución del ingreso, un cambio en los niveles detentadores del poder, una igualación en las oportunidades y una elevación de los beneficios sociales percibidos por estas masas. De ah í que un programa de Reforma Agraria tiene que realizarse con tenacidad y siguiendo una línea definida de acción que no admite interrupciones. Esta clase de reforma, así como la profundidad de su efecto, se logra o no de acuerdo con la decisión de los gobernantes de ejecutarla o abstenerse de hacerlo. Ahora bien, si por el momento se puede concluir que no ha sido exitoso el programa de Reforma Agraria, ello no significa que debemos cruzamos de brazos a lamentarnos, o que seamos opuestos al mismo, o que hay que dejar las cosas tal como están. Por el contrario, y pese a quienes mantienen una actitud pesimista, la propia dinámica de los acontecimientos impulsa a buscar una solución al

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problema. Venezuela no está al margen del acontecer mundial, los medios de comunicación han incorporado a las masas campesinas al proceso de evolución que registra la humanidad y se ha comenzado a despertar un estado de conciencia sobre su situación de marginalidad y acrecentado los requeriminentos de mejoramiento de sus niveles de vida. Prueba de esta nueva realidad es la incorporación de programas agrarios en todas la plataformas políticas y partidistas, y la realización de acciones tendientes a captar las simpatías de estas masas por parte de los grupos políticos. Además la aceptación generalizada de la idea de que no puede lograrse un desarrollo armónico sin la participación activa de todos los sectores de la economía, lo cual obliga al gobierno a tomar acciones que estimulen el desarrollo del sector campesino. De ahí que Venezuela forzosamente tendrá que resolver su problema agrario, tanto más cuanto que una serie de factores presionan en tal sentido, La alta tasa de crecimiento demográfico, la necesidad de aumentar la producción de alimentos para el mercado interno y para una participación más activa en el mercado internacional, la urgencia de ampliar el mercado nacional para lo cual se requiere de la incorporación de las masas campesinas como demandantes de productos industriales. Y, en fin, porque es imposible lograr el desarrollo de un país permaneciendo marginado cualquiera de sus estamentos económicos, tanto más si, como en este caso, se trata del agrícola de especial significación en nuestro país.

SOBRE CONSERV ACIONISMO

Cuatro manantiales nacen en su seno sombreado por gigantescos mijaos y samanes. Hay que abrirse camino en el follaje para penetrarlo, acercarse al rumor de la selva, aspirar el perfume del bucare y distinguir la paraulata y el turpial por el colorido de sus plumajes.

y cuando transiten ese camino los maestros de todo el país, podrán transmitir sus vivencias a los niños y así con mayor emoción enseñarles a amar la naturaleza. Ese y no otro es el objetivo de Pozo Blanco, centro de educación conservacionista que proyecta crear la Sociedad Venezolana de Ciencias Naturales en campos vecinos de Acarigua, en un relicto

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de selva, migaja que dejaron los agricultores y madereros en medio de una inmensa llanura. Se pretende que los maestros, verdaderos formadores del carácter venezolano, sientan como cosa propia el problema de la conservación del ambiente y tomen conciencia de los riesgos que implica el disturbio del equilibrio de la naturaleza como consecuencia del inadecuado uso de la misma. En efecto, bien se sabe que no basta con cubrir los aspectos legales para que una acción sea efectiva, sino que es indispensable llegar hasta los sentimientos del hombre, pues sólo cuando una causa logra despertar emoción es exitosa. Y es ese, quizás, el fondo del problema conservacionista en nuestro país: que es una pelea sin emoción. Prueba de lo anterior es que lo anunciado por Humboldt como una alerta hace más de ciento cincuenta años, se ha venido cumpliendo inexorablemente. La desertización del país es la expresión más elocuente: cientos de ríos se han secado en el estado Sucre y en Guayana, en la vertiente centro oriental de la cuenca del Caribe no quedan corrientes de importancia, el lago de Valencia ve disminuir contínuamente su superficie porque no tiene corrientes que lo alimenten, el llano es hoguera en sequía y mar en época de lluvias, el Avila es con frecuencia pulmón en llamas y dolorosos desgarres sus fisuras. Todo por la acción del hombre. Es el hombre el principal depredador de la naturaleza; indiferente ante ella la subordina tratando de sacarle el máximo beneficio en forma inmediata. Es inclemente y es hostil. Se sitúa frente a ella en actitud de explotador. Y ello porque no se ha sembrado en la conciencia del niño una emoción y una actitud distintas. Así se explica que pueblos con recursos muy inferiores a los nuestros, como el costarricense, el salvadoreño, el colombiano y el panameño, entre otros, tengan una naturaleza bien cuidada, amada, respetada y, por añadidura, rendidora económicamente. Por ejemplo, el presupuesto de Costa Rica es inferior a la mitad de los ingresos públicos de que disponen los Estados Táchira, Mérida, Trujillo, y, sin embargo, los suelos, agua, flora y fauna son conservados y simultáneamente aprovechados exitosamente, a un ritmo tal que la tasa de conservación es superior a la de explotación; o sea que la lucha entre el mantenimiento del equilibrio de la 92

naturaleza y los intereses del hombre se realiza sobre una base ecológica. El venezolano de hoy, igual al venezolano de ayer, a quien se le podía justificar o al menos explicar su actitud (por ignorancia, por marginamiento del mundo exterior, por escasez de recursos), se acerca a la naturaleza para exprimirla, maltratarla, angostarla. Y difícilmente cambia. De ahí que sea necesario penetrar en las mentes y pechos juveniles para que a vuelta de una generación se comience a cuidar lo que queda, y rehacer a Venezuela. Pozo Blanco es un buen semillero para estas ideas de redención. Allí donde irán los maestros a convivir con la naturaleza, a estar vigilantes de los sistemas ecológicos desde la torre de observación, a registrar los cambios que ocurren según priven los diferentes elementos climatológicos; allí se planteará un reto al magisterio nacional: el de responsabilizarse de la empresa de crear conciencia conservacionista en el venezolano del mañana. Así encontrarán eco las voces de Francisco Tamayo, de Arthur Eichler, de Ramón Aveledo Hostos, de Tobías Lasser, de Leandro Aristiguieta, de Zoraida Luces y de otros discípulos de Pittier, quienes han dedicado sus vidas a la conservación. Pero: ¿y el relevo de estos místicos?, ¿dónde está? Pensamos que en Pozo Blanco se puede encontrar la respuesta.

SOBRE CONTAMINACION Una de las más grandes amenazas que confronta actualmente la humanidad es la ruptura del equilibrio de la naturaleza, con todo lo que ello significa. Los elementos indispensables para la vida, aire, agua y suelo, están siendo cada vez más adulterados como consecuencia de la toxicidad originada por el desarrollo científico y tecnológico, que han sembrado al mundo habitado de elementos contaminante!' . Sobre el cielo de las mayores ciudades industrializadas se han formado nubes contaminadas que se han vuelto indestructibles; la fertilidad natural de las mejores tierras agrícolas declina alarmantemente, tanto así que las cosechas sólo pueden mantenerse o mejorar mediante enormes programas de fertilización. En fín cada día la alteración del ambiente está llamada a ser más grave por el au-

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mento de la población y por las exigencias que hace el hombre de los recursos naturales. Es digno de tomarse en cuenta que la misma especie humana ha escapado al control biológico a que están sometidas las demás especies, lo que le ha permitido ese desarrollo extraordinario; día a día la especie humana va perdiendo sus depredadores gracias a la medicina preventiva y demás acciones de tipo médico social. Pero por otra parte ha pasado a convertirse en una amenaza para las otras especies, además de que ella se está suicidando por la forma de vida, envenenamiento de las aguas, de la atmósfera, etc.; o sea, que si bien el hombre se salió del control de la naturaleza, ésta ha comenzado a ahogarlo, a asfixiarlo. y como no se puede detener el progreso por cuanto cada día los pueblos y los gobiernos dedican todas sus voluntades y esfuerzos en la inducción de un mayor desarrollo, es obvio que algunas acciones habrá que realizar para solucionar estos problemas, las que forzosamente estarán ligadas a la búsqueda del equilibrio de la vida, porque necesitamos del aire, del agua, del suelo. Ello significa volver las miradas hacia la Ecología y la Geografía y tomar una serie de medidas tendientes a crear conciencia alrededor del problema, tanto en el sector oficial como en el privado, y el público en general. Debe lograrse un clima de reconocimiento de los problemas y de acatamiento a las soluciones, pues es indudable la urgencia de interrumpir esa tendencia negativa en el uso de los recursos naturales.

Venezuela está inmersa en esos peligros ambientales. Grandes extensiones de bosques han sido destruidas; extensas superficies originalmente cubiertas de vegetación son eriales como consecuencia del pastoreo inadecuado y del sobrepastoreo; miles de hectáreas de tierra agrícola se han perdido por causa de la erosión y la excavación; la mayoría de los reservorios naturales de agua están contaminados; y la atmósfera tampoco escapa a este efecto destructivo. El problema de contaminación del aire está tocando también a vastas zonas agrícolas y ganaderas. Por ejemplo en los valles de Aragua y del Tuy es evidente la contaminación en muchos cultivos por el humo de numerosas industrias emplazadas en la región. Hemos apreciado en los entornos de la mayoría de las ciudades venezolanas como se perjudica a numerosos cultivos por las quemas de basura a cielo abierto: más áun, se evidencia la paradoja en este país en que abundan las zonas vacías de población ru-·

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ral, cómo un porcentaje no insignificante de esa población ve dañada su salud por la contaminación suburbana. Otro proceso que se está acelerando en los últimos años es la contaminación de suelos agrícolas por la evacuación de desechos en las márgenes de carreteras. La proliferación de focos por este proceso se va extendiendo como una marcha incontrolable en torno a las principales vías, acentuándose en las cercanías de restaurantes y garajes de camino. En el caso de las aguas preocupa especialmente la paulatina muerte que sufren los lagos de Valencia y Maracaibo. Al primero van los desperdicios de fábricas yaguas residuales de plantas industriales que contienen elementos venenosos. Al segundo, donde existe una de las mayores concentraciones industriales de petróleo del mundo, los derrames de crudo y las aguas cloacales de las principales ciudades de sus riberas, están destruyendo la riqueza ictiológica, fuente de sustentación de importante porción de la población de esa región. Ríos, en tiempos pasados atractivos para la recreación y básicos para la agricultura, tales como el Guaire, el Valle y el Durigua, no son hoy más que cloacas abiertas. Las aguas de estos ríos y otros más que atraviesan el territorio nacional no son útiles para los cultivos, o para la subsistencia del ganado, o para la actividad pesquera, mucho menos para la vida humana. La contaminación de las aguas también ha surgido de la utilización creciente de insecticidas y de herbicidas, que una vez empleados son arrastrados por las aguas de las lluvias a los cauces de los ríos, originando la destrucción de la vida existente en ellos. Es, quizás, éste uno de los más importantes y trágicos problemas que afectan la naturaleza venezolana en nuestros tiempos, por lo menos al norte del arco del Orinoco. Los"" ríos y "lagos han venido muriendo y por otra parte la población ha venido creciendo. En el área que va desde Puerto Cabello hasta Guatire vivirán dentro de muy poco tiempo cerca de ocho millones de personas, y esa área no tendrá agua ni siquiera para atender a las necesidades humanas, porque sus ríos y su lago están desapareciendo; y han comenzado a apelar al agua de otras regiones. Otro problema concomitante es el relativo a la fauna silvestre; la ausencia de prácticas conservacionistas ha determinado la destrucción y alteración de los habitat, y puesto en peligro la supervivencia de algunas especies o el mantenimiento en proporción adecuada de las poblaciones de otras, 10 cual so ha agravado bajo las presiones combinadas de la evolución económica y lit'! crecimiento

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demográfico, sin que se haya podido controlar en forma efectiva. Hay especies que se encuentran al borde de la desaparición por habérseles explotado en forma irracional, por no haberse establecido oportunamente la veda, o por no existir vigilancia para su protección; otras especies se encuentran en estado crítico por las mismas razones. Entre las especies a punto de desaparecer están el chigüire, el venado, la tortuga, la lapa, el caimán y tantas otras perseguidas hasta los límites de la destrucción, como consecuencia de la ignorancia, de la desconsideración de los seudo-deportistas, o de perseguir fines lucrativos. Motivo de igual preocupación es el de los suelos. Gradualmente ha venido desapareciendo la capa vegetal del territorio venezolano. Las aguas y los vientos se han encargado de crear una dolorosa y trágica erosión en algunas regiones del país, y las quemas han completado el cuadro matando la vida que alimenta y contribuye a estructurar la existencia de los suelos, siendo que, por el contrario, la recuperación de los mismos tarda siglos en lograrse. El creciente proceso de urbanización en Venezuela ha devorado un gran porcentaje de los mejores suelos agrícolas del país. Así por ejemplo, según estudios realizados por la División de Planeamiento Urbano del Ministerio de Obras Públicas, entre 1939 y 1972 el uso rural de las tierras planas en la Cuenca del lago de Va1encia disminuyó de 143.695 ha. a 119.360 ha., mientras que en el mismo lapso el uso urbano subió de 4.213 ha. a 28.548 ha. En.el último quinquenio este proceso se ha intensificado aún más, debido al incremento de algunas poblaciones urbanas y también a nuevas localizaciones urbanas. Esta presión del uso urbano sobre tierras agrícolas se evidencia claramente en los Valles de Aragua, donde vemos una contracción del cultivo de caña de azúcar en las inmediaciones de Tejerías, el Consejo y La Victoria. Problemas similares se observan en las tierras agrícolas en los suburbios caraqueños en zonas hortaliceras, y en cañaverales de Guarenas y Guatire. Este aspecto toma caractéristicas agudas en los alrededores de Cumaná, Barquisimeto y en el entorno de otras importantes ciudades venezolanas. Toca también en los suburbios marabinos. Una variante del mismo proceso es la retracción de áreas cacaoteras y de plantaciones de coco, por la urbanización con fines recreacionales. como se evidencia en los entornos de Barlovento y de Chichiriviche. Estos problemas surgen fundamentalmente de la necesidad de utilizar las tierras de vocación agrícola, pero la ignorancia de unos

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y la voracidad e insaciabilidad de otros, conducen a los manejos irracionales que dan origen a la destrucción de los suelos, al quedar desprovistos de su vegetación protectora. En algunos casos ésta fue selvática y pasó a incrementar la riqueza de los explotadores forestales, yen otros fue de gramíneas y pasó a manos de agricultores que, por necesidad o por falta de orientación, eliminan dicha vegetación soltando los suelos retenidos por la misma. La explotación indiscriminada de nuestra riqueza forestal sin prácticas de recuperación, tales son los casos de los bosques madereros y el caso de los manglares de la costa Atlántica (única comunidad vegetal que agrega territorio al país) a la cual también se le desvasta, siendo que constituyen la base- de una serie de procesos fisiológicos y alimentarios de gran importancia, por lo que su desaparición repercute en forma adversa sobre la vida de peces y moluscos. Es igualmente representativo el caso de los parques nacionales, que se les invade y arruina. Es impresionante la contracción en estos últimos decenios de las selvas de Turén; con su manejo irracional se atenta contra los propios rendimientos agropecuarios de la microregión. Bien conocido es el caso de los ocupantes precarios de las reservas forestales de Ticoporo y San Camilo, pues a pesar del pago de bienhechurías ha sido imposible detener la presión de los ocupantes ilegales. Al final del proceso destructivo, quedan paisajes signados por la erosión, la sedimentación de los ríos, las inundaciones, las sequías y los derrumbes, donde antes reverdecían los campos. Otro problema es la destrucción de la riqueza marina. Se realiza en algunos sectores una explotación pesquera que no deja lugar a la existencia matriz de la vida: la pesca de arrastre, aún la autorizada pero realizada en la forma más desconsiderada, arranca toda forma de vida, destruye las condiciones naturales en que se desenvuelve aquella y elimina, inclusive, toda fuente de reproducción de las especies. Peor aún. la pesca de arrastre realizada ilegalmente en algunas áreas es aún más destructora de la riqueza ictiológica. Cabe destacar como en el litoral de Sucre, donde se observaba una integración bastante armoniosa entre modos de vida de pescadores y agricultura de subsistencia, se registra en los últimos decenios una evidente quiebra de estos modos de vida, debido a la proliferación de la pesca de arrastre que está pauperizando a las comunidades de pescadores artesanales; proceso parecido hemos observado en las comunidades de pescadores en las cercanías de El Tablazo, en Sabaneta y Puerto Altagracia. Simultáneamente han 97

aparecido focos de contaminación en las playa venezolanas que exponen a las personas a toda clase de enfermedades y riesgos. Por las situaciones y sus consecuencias antes señaladas, está planteado al país con carácter, de urgencia la aplicación de medidas que conduzcan a la preservación del ambiente y a la búsqueda del equilibrio de la naturaleza, pues errores en estos aspectos pueden significar una brecha por donde se podría vaciar Venezuela. Esto significa la toma de acciones basadas en un inventario nacional de los recursos, en base al cual preparar las políticas correspondientes orientadas a la prevención del avance destructivo de los recursos naturales, al control de los agentes contaminantes, así como de las talas y deforestaciones, de los incendios forestales, del uso y comprobación de la calidad del agua y de las actividades urbanísticas. Significa también desarrollar campañas de educación conservacionista, reglamentar y controlar el uso de las tierras de vocación agropecuaria y forestal, así como las destinadas a desarrollos urbanísticos. Simultáneamente deben realizarse acciones de control de la erosión, de arrastres y sedimentación, así como de reforestación de áreas degradadas, de deposición de basuras y de salida de aguas negras y residuales. SOBRE LA MUJER CAMPESINA ATADA A SU ESPACIO

En el análisis de los problemas sociales resulta difícil hacer una separación a nivel de sexo, por cuanto -pensamos- los problemas son comunes al hombre y a la mujer por ser partes integrantes de las comunidades y, en consecuencia, las soluciones deben ofrecerse de conjunto. Es la concepción de la sociedad como un todo donde ambos constituyen un binomio, cuyo denominador común el ser ente social es prioritario sobre todos los aspectos. Sin embargo pudiera ser interesante conocer la situación de la mujer como individualidad, y como sujeto capaz de crear e interpretar las distintas manifestaciones del sector social en que se desenvuelve; para ello es necesario detectar las expresiones particulares de dicho sector, aun cuando, repetimos, debe ser considerado como parte de una totalidad. En este orden de ideas debemos comenzar señalando que desde que el ser humano actúa en sociedad en ninguna otra época como la presente la mujer ha jugado un papel tan importante, por cuanto

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la época se corresponde con los grandes cambios sociales y tecnológicos, en cuya operatividad la mujer es pieza indispensable del engranaje sobre el cual se sustenta. De ahí que pueda afirmarse que, efectivamente, no existe en este tiempo de evolución, campo vedado para la mujer, si bien tampoco existe exclusividad. para ella, a no ser su función de madre. Sin embargo, cuando se precisa la óptica del análisis y se circunscribe el radio de acción, por ejemplo a Venezuela, nos damos cuenta de que la mujer, en tanto grupo social, no sólo ha sido sino que continúa siendo (aun cuando con diferencia de matices) un ser preterido. Prácticamente estamos a la zaga en cuanto al papel que le corresponde a la mujer en la sociedad. Mientras en otras comunidades la mujer ha sido cosmonauta o en sus manos se ha colocado el destino de las naciones, entre nosotros todavía prevalecen muchos complejos. No cabe la menor duda de que en Venezuela prepondera la herencia del pasado, pues si bien se han logrado conquistas importantes, en la mayoría de los casos no han trascendido hasta las propias interesadas (tal es el caso de algunas conquistas legales). Tan cierto es todo esto, que con motivo de la celebración del Año Internacional de la Mujer se realizaron diversos eventos donde se analizaron, entre otros, los problemas relacionados con la igualdad y seguridad jurídicas, con la discriminación de sexo y con la igualdad laboral. A la vez que se comenzó a estructurar una plataforma de lucha orientada a la búsqueda de una mayor participación de la mujer en el proceso de desarrollo y su incorporación a los medios de planificación y toma de decisiones. En efecto no resulta muy difícil constatar la situación de minusvalía señalada anteriormente, bástenos con mirar alrededor y ver a nuestras madres. ¿Cuál es la realidad que se ofrece a nuestros ojos? Una legión de mujeres nobles, abnegadas, de gran riqueza espiritual y de gran temple para soportar la adversidad, sobre quienes ha recaído la mayor responsabilidad en el sostenimiento de la familia y, en consecuencia, de la sociedad. A pesar de ello no tienen, ni han tenido poder de decisión, ni participación activa en la solución de los problemas nacionales. Y si bien esa mujer ha comenzado a ser relevada por lo que llamaremos la mujer de hoy, jóvenes profesionales, jóvenes madres, jóvenes obreras, que se asoman a la vida buscando un nuevo destino, no es menos cierto que en el presente las dos generaciones tienen plena vigencia y para que se cumpla el proceso completo de relevo todavía se requiere mucho tiempo, mucha voluntad de las mujeres y mucha conciencia de los hombres.

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Tómese por ejemplo a las mujeres obreras. Pareciera que para las mujeres existieran leyes especiales de opresión y que no estuvieren regidas por la ley del trabajo, sino por una ley específica que contempla menores salarios para las modistas, las peluqueras, las camareras, las empleadas domésticas. Salvo los casos de empresas donde rigen contratos colectivos, la mujer obrera está muy desamparada; y, desde luego en peor situación están las que trabajan a destajo; diez bolívares se les paga por coser una camisa que luego es vendida en cien bolívares; o veinte bolívares por coser un traje de dama que luego es vendido en doscientos bolívares. A la mujer estudiante, si bien tiene abiertos los campos de los liceos y universidades, se le descrimina en ciertos trabajos; por ejemplo, algunas entidades bancarias solicitan para trabajar a estudiantes del sexo masculino, aun cuando las instituciones imparten conocimientos iguales a hombre y mujeres. La mujer profesional, a pesar de los niveles de liberación alcanzados y de ser pionera en esta lucha justiciera por los derechos femeninos, padece la frustración de que cuando se trata de escoger un profesional, sobre todo para cargos ejecutivos, en la mayoría de los casos se elige al hombre. En el caso de la mujer política, basta con observar cuántas mujeres están en el Congreso y demás cuerpos deliberantes, y cuántas en los cuadros directivos de los partidos políticos. Y ¿qué decir del Poder Ejecutivo? Una mujer ministro es una rareza, sólo dos han alcanzado esa posición y sólo una la Gobernación de Estado. Indudablemente que en todas las mujeres hay la base com-ún de la condición de madre, pero si bien ello es maravilloso también engendra los mayores problemas y sufrimientos; especialmente en nuestro país donde la familia gira alrededor de ella. En las barriadas humildes el padre no existe, y en los núcleos constituidos por familias de altos ingresos predomina la figura de un padre ausente. Parece ser que en la llamada clase media es donde se presentan menos acentuadas estas deformaciones. Pero, el hecho es que en la mayoría de los casos es sobre los hombros y el corazón de la mujer donde se asienta el hogar. Si esto es así en el sector urbano ¿qué no sucederá en el rural, donde las condiciones de vida son más precarias? . El asunto consiste en que en la ciudad hay marcadas diferencias

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entre el hombre y la mujer, tal como se ha señalado en los ejemples precedentes, en tanto que en el campo el sexo no establece otras diferencias que las biológicas. El hombre y la mujer ven transcurrir sus vidas sobre una base común de miseria. Igual echan escardilla o pico las manos masculinas o las femeninas; la semilla no sabe el sexo de las manos que la siembra; el coco ignora quien lo parte; y el cafeto desconoce quien lo recoge. De ahí que pueda decirse que la mujer campesina es libre sólo por que respira el aire libre del campo, pero en verdad está tan atada como el hombre a las pobres condiciones que privan en el sector rural. Es así como la mujer campesina, compañera del hombre en el conuco, no hace sino fortalecer al factor trabajo que será objeto de un uso inadecuado, porque en dichas explotaciones agrícolas el desperdicio del trabajo es caracterrstico. La ausencia de posibilidades para desarrollarse tanto el hombre como la mujer debido a las limitaciones de la tierra y del capital, enmarcan un problema social de tal magnitud que resulta insoluble dentro de su misma estructura. Las soluciones están fuera del conuco, lo cual no quiere decir fuera de la agricultura. Por estas razones la mujer, al igual que los demás miembros de la familia campesina, tiene pocas oportunidades de encontrarse a sí misma y de incorporarse al desarrollo de la sociedad. Cabe agregar que, en la medida en que los núcleos rurales se alejan de los centros propulsores del desarrollo, esa verdad se vuelve más punzante, 'pasando a convertirse tanto el hombre como la mujer simplemente en nuestros campesinos, que se asimilan más a una planta o a un animal que a un miembro de una colectividad moderna. Esta situación ha sido tradicionalmente así, desde la Venezuela rural hasta la Venezuela petrolera; lo único que ha variado es su expresión cuantitativa. En los últimos cuarenta años se registra un declinar de la población rural desde el 71% en 1936 hasta el 24% en el presente: este último porcentaje comprende tres millones de habitantes, de los cuales, más o menos, el 50% está integrado por mujeres. Niñas, jóvenes, viejas, todas campesinas, en cuyas vidas el trabajo se alarga desde los tres años hasta la muerte. Esa mujer, representativa de las mayorías campesinas, no llega a realizarse, la abate la frustración al ver como se desaprovechan sus

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capacidades, y al lado del hombre vegeta. Las noches se hacen largas, pero más largos aún los días; y pasan lentamente unos tras otros. Esta es una patética expresión del desperdicio del factor humano. Se habla de uso irracional de las aguas, los suelos, la flora y la fruna, y no se piensa en que el recurso natural hombre (entiéndase hombre y mujer) está desperdiciándose, particularmente en el campo. Y este es el peor crimen que se puede cometer contra una sociedad. La vemos cuando viajamos por la trasandina, por los calurosos llanos, por la ruta del sol hacia oriente, o cuando vamos a Sanare, El Tocuyo o Carora; o más cerca aún en la Colonia Tovar, o en Barlovento. Allí está ella: la mujer campesina, sencilla, humilde, discreta, perdida en una vida incierta sin rumbo. Sin embargo, en una minoría hay algo que se agita cuando ve crecer a los hijos y vislumbra para ellos un destino semejante al suyo. Entonces lo que se agita resulta difícil de precisar. ¿Las entrañas? ¿Los huesos? ¿Los cerebros? No sabría decir qué transforma en volcán en erupción esos escuálidos cuerpos, esas miradas perdidas, esas manos callosas. De pronto, que significa años, la mujer no se resigna a que su hi- . jo sea un simple labriego, sino que quiere algo mejor; Que sea maestro de escuela, que sea sacerdote, o que vaya al ejército, o a un liceo o, quizás, a una universidad. La aguijonea la necesidad de que salga del campo, en tanto que el padre no quiere perder a un peón. Ya no están los hijos pequeños, cuando acepta mecer el hambre junto con ellos; cuando el chinchorro es buen campañero porque ayuda a pasar las largas horas entre las comidas que no se pueden hacer. Siente que cristaliza su condición de mujer y ello lleva implícita la decisión de actuar, no puede permanecer inerte pues en ella surgen espontáneamente los impulsos de la acción, empuja a sus hijos y arrastra al hombre. En muchas oportunidades todo ese empeño se frustra, pero en otras no. Es así como muchos niños campesinos salen a descubrir nuevos espacios, y como la mujer campesina se proyecta al exterior superando la situación en que se ha mantenido, en mayor o menor grado, como reminiscencia de épocas pasadas.

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En otros casos, o sea cuando los hijos se van a la ciudad y queda la pareja en el campo, se siente especialmente la presencia de la mujer. Allí, en su lugar, al lado de su hombre, surge el deseo de poseer al mundo que le rodea, de interpretarlo y apropiárselo, de modo de aprovecharlo al máximo para mejorar sus condiciones de vida, y es por lo que, en muy buena parte, la mujer es muy responsable de los logros en la agricultura. El llamado "milagro verde" (realización del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo CINMYT) sólo fue posible en el momento en que la mujer campesina hizo suyas las nuevas técnicas y entusiasmó al hombre a que las aplicara. Fue en México esa experiencia, pero en pequeña escala se ha dado y se continúa dando en Venezuela y en cualquier lugar donde la mujer campesina superada está presente. Ella sabe que si convence al hombre de las ventajas que trae el trabajar la tierra con una yunta de bueyes en lugar de una escardilla, pueden obtener mayores beneficios. De la misma manera que si combinan la labor con el uso de maquinarias pueden producir más que si estuviesen ayudados por una yunta de bueyes. Y cuando siente esa necesidad de realizarse, de proyectarse al exterior, de escalar nuevos planos, sabe ser intuitiva y sueña con que su conuco se extiende hacia el horizonte. Y aspira para su sector que se le construyan escuelas, hospitales, redes telefónicas, y que se le dote de servicios de agua y otros; porque a través del transistor ha tenido conocimientos de la existencia de otras realidades. Esta es la situación de la mujer que dentro de su sencillez y humildad y de la búsqueda de nuevos horizontes para sus hijos, se ha realizado. Que da y recibe; que es indispensable pero necesita de los demás; que es factor constructivo de la sociedad y a la vez receptivo de sus influencias; que es causa y efecto. Y que no puede orillar su mundo pues está sumergida en él. En mis sueños veo que la mujer campesina se consolida como la permanente realidad, superior a las pesadas cargas del pasado.superior a las circunstancias presentes que tratan de aniquilarla. Se convierte así la mujer campesina en la eterna posibilidad, en la suma de las liberaciones del pasado y del presente,' en función de un futuro justo y promisor para su sector. Se puede deducir de todo lo expuesto que, tanto para la venezolana del campo, en cualquiera de las expresiones señaladas, como para la de la ciudad, está planteada una situación difícil que es urgente revisar para ajustarla a los cambios operados en la sociedad mundial.

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o sea que desde ya se deben sentar las bases para que todas las mujeres puedan realizarse plenamente. Entendiéndose por tal que puedan participar activamente en la elaboración y aplicación de las leyes. También que sea compañera del hombre, más no su ex clava ni socio disponible. La mujer con quien se dialoga. La mujer que comprende y es comprendida. La mujer que ama y es amada. La mujer que sufre la familia pero también la disfruta. En síntesis, la mujer con quien se puede construir una sociedad mejor y más justa

SOBRE LA RUTA DE LA SAL Salimos en su búsqueda, al encuentro con la salina más septentrional, para hacer con ella lo que los geógrafos llamamos trabajo de campo. Salimos hacia el noreste de la península de Paraguaná a visitar Las Cumaraguas, una de las principales fuentes de petróleo blanco con que cuenta el país, la sal, no apreciada como fuente de riqueza, como pilar de apoyo a nuestra economía, pero sin la cual no se puede vivir; ni el hombre, ni los animales, ni la industria podrían subsistir sin ella. Salimos a buscarla, a empapamos de ella, a respirar ese aire salino que penetra por los poros y nos vuelve pegajosos, así como tantas veces lo hemos hecho con las salinas de Araya, y con las de Pampatar, con las de Unare-Píritu, con las vecinas del golfete de Coro, con la zuliana Sinamaica, y con unas cuantas salinetas regadas en toda la costa norte. Pero antes de llegar al espejismo blanco o rojo, marrón o azul, no sabíamos con que nos íbamos a encontrar, tropezamos con los cujíes y úvedas que pueblan los extensos valles de la serranía Falcón-Lara. En su plenitud un bosque xerofítico es tan hermoso como la más misteriosa selva de frondosos árboles; como rayando el aire con espinosos tallos y ofreciendo la carnosa tuna, aquel se entrega sin reservas al viajero; no tiene nada que esconder "no puede mezquinar su exactitud; un cardón aquí, una tuna allá, un cují más acá, una úveda más allá, y entre todos una gran familia, justa, precisa como un reloj. Hasta que comienza a abrirse en sus entrañas para dar paso a los araguaneyes, amarillos todos, suelo floral, canario en vuelo-alas-desplegadas. A lado y lado de la carretera comenzando en el Píritu falconiano y hasta Coro, después de haber pasado el trayecto que las arci-

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llas expansivas desde Yaracal hasta Píritu lo hacen peligroso, a lado y lado el araguaney señorea. Y mientras esa arcilla oscura levanta y levanta la carretera, y años tras años los hombres la tapan y ella vuelve a destaparla, y el viaje se hace como a lomo de culebra, y mientras esa lucha se entabla y el hombre penetra la arcilla y la arcilla aplasta al hombre, los araguaneyes ríen y cantan, canario vegetal, flor-pluma, amarillo pleno. Extensas alfombras de flores amarillo suave, amarillo intenso, desde la orilla de la carretera, como para estrujarlas entre las manos, hasta el final, hasta donde se pierde la mirada, hasta donde el amarillo se transmuta en azul. Apenas alguna mancha verde aquí o allá. y así como vimos araguaneyes en flor, y cujíes y tunas en su esplendor, vimos también al turpial preso en su jaula, y al cardenalito entre las manos de un hombre que vendía su canto y su rojo plumaje. Y vimos a una dromedaria blanca que murió soñando con el desierto de donde se le sacó, y a un dromedario pardo llorar a su compañera en quejido largo y profundo que cortaba el aire como cuchillo de filo grueso. Y ascendimos por la arena, arena que es suelo y es aire, que borra huellas humanas y carreteras, que borra también toda perspectiva, tal parece que se saltara al vacío, y nos sumergimos en un centenar de kilómetros cuadrados móviles.

Allí el cielo y la tierra se integran en un estallido de marrones, y el tiempo en el desplazamiento de sus arenas lo envuelve a uno. Luego todo es costa a lado y lado del istmo, mar azul, muy claro porque la tierra se desliza con pereza en sus profundidades y olas, muchas olas, corticas y rápidas responden a un viento constante y a una plataforma llana. Así hasta llegar a Las Cumaraguas, Las salinas en su esplendor; los moluscos que las tiñen de rojo habían cumplido su función a plenitud, y una espuma blanca, espesa, bordeándolas. Una espuma que se podía agarrar con la manos y que no se filtraba entre los dedos. Una espuma salobre, que hay que respetar porque si no penetra en las carnes y las abre. y vimos a los obreros, jóvenes y niños-hombres cargando la sal, y también a los viejos y mujeres que habían participado en la labor de extracción, y hablamos con ellos, y esperan... esperan... y se irán con la salina y abrirán la espuma espesa, y pelearán con los moluscos esos ... esos que enrojecen la sal, la espuma, el mar.

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SOBRE EL GEOGRAFO y EL PARADIGMA PETROLERO

Cambios profundos han comenzado a registrarse en Venezuela. A raíz del boom de los precios del petróleo empezó a definirse una situación particular. El Estado, como principal recipiendario de los ingresos provenientes de la actividad petrolera, define políticas que, por parciales, no logran los objetivos deseados y conducen a buscar la solución de los problemas fuera de nuestras fronteras. Las compras masivas de los más diversos productos, que van desde los alimentos hasta los de tipo suntuario en los límites de lo apenas soñado, constituyen evidencias de esta nueva situación. Se tiene dinero para comprar todo lo comprable en el exterior. Ello por sí sólo no sería desdeñable, por el contrario, le imprime al país el brillo de la riqueza, y le abre muchos caminos que antes estaban vedados. El problema es otro. Ha comenzado a generarse en Venezuela como una nueva actitud frente a la vida. La actitud del que todo lo tiene, o la actitud del que todo lo merece, o la actitud del que a mí también me toca. No se cual será la denominación más exacta. Pero, la verdad es que algo se siente en el ambiente, de esas cosas que penetran por los poros, en las que sin darnos cuenta todos estamos sumergidos; es una nueva realidad generada en el reverbero de los petrodólares. En consecuencia, en este ambiente no hay necesidad de esforzarse mucho, ni desarrollar esas condiciones que se llaman mística del trabajo, vocación de servicio, responsabilidad o cumplimiento del deber, pues de todos modos los ingresos están asegurados. Se cumpla o no con los compromisos, se atienda bien o mal el trabajo, se dicten o no clases, se realice o no labor de investigación, igual se tiene el sueldo seguro. Asimismo se cumplan o no con destreza los trámites administrativos, se engaveten los informes o se les dé curso rápidamente, se aceleren los procesos o .se demoren, igual el empleado de la empresa particular o de cualquier oficina de la administración pública, o de los centros educacionales, tiene su sueldo seguro. Cumpla eficientemente con las labores de limpieza o mantenga la suciedad y el desorden, el obrero tiene su salario seguro; y rinda o no en la industria, igualmente percibirá sus beneficios y si decide marcharse también los recibirá. Mientras tanto miles de ojos, oídos y manos en otros países, también se están dando cuenta de esta situr.ción y están llegando,

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en camadas, a cubrir el vacío en el trabajo que está dejando el venezolano. Y mientras la subocupación se disfraza de ocupación plena, y el venezolano se repliega en la administración pública, otros han comenzado a ocupar el puesto que éste dejó, diluido en los vapores del reparto milunichesco del producto de las entrañas de la tierra. Y errores como estos constituyen la brecha por donde ha comenzado a vaciarse Venezuela. y ya del campo no quiere saber el venezolano; la carne y la leche del Zulia, Barinas y Apure, por ejemplo, en muy buena parte son producidas en fincas donde, a excepción del dueño, no hay otro venezolano; lo mismo puede decirse de gran parte de las fincas productoras de arroz y sorgo. y hasta en los asentamientos de la Reforma Agraria se dan los casos mas curiosos e inclusive, difíciles de entender; tal es la increíble paradoja del surgimiento de un nuevo tipo de latifundista que explota al hombre sobre su propia tierra. Es el caso del más "vivo", del más capaz, o de mayores recursos, que adquirió las bienhechurías de los campesinos y a éstos los dejó como peones. Este tipo de latifundio no se conocía en el mundo; la Reforma Agraria venezolana lo ha inventado. Igual sucede en la industria de la construcción, entre otras, donde en las diferentes etapas de la producción en sus niveles medio y alto, o en los niveles creativos, no figura el venezolano, quedando relegado a los últimos estadios de la misma.

¿Se puede interpretar la planteado como que es inconveniente la inmigración? No. Ese no es el caso, pues una inmigración selectiva no sólo es saludable sino necesaria para un país que tiene tanto por hacer, como Venezuela. En efecto.se requieren profesionales universitarios de alta excelencia académica, capaces de aportar sus mentes creativas en plena madurez a formar nuevas generaciones, o a proporcionar variadas y audaces soluciones a los diferentes problemas que confronta el país; o los casos del obrero y del agricultor calificados que ayudan a impulsar la industria y a desarrollar el campo; y todos integrados al país. y unidos en el esfuerzo común de hacer una gran Venezuela, constituyen la médula de una de sus más grandes necesidades. Pero en el momento, estamos viviendo una etapa muy peculiar que puede conducir a situaciones difíciles e irreversibles: la pérdida de lo nacional, por ejemplo. Lo planteado hasta aquí se manifiesta de muy diversas maneras. Las señaladas no son sino de las expresiones más conocidas. Quizás de las más evidentes, de las más palpables, porque entran por la

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piel y se respiran con el aire. Pero, hay muchas más, y todas ellas tienen sus expresiones en el espacio geográfico. El tráfico en el área metropolitana, el desarrollo de las zonas marginales, el agotamiento de los recursos, la contaminación, el ensanchamiento de las fronteras humanas, y otras más, reclaman una revisión y un análisis profundo de la situación, pues creemos que nuevos paradigmas habrán de surgir en esta particular "cultura del petróleo" de la cual somo sujeto y objeto a la vez. y en esta coyuntura el geógrafo tiene una misión que cumplir y la obligación de dar su aporte. Para contribuir a transformar el país, para entenderlo y para aprehenderlo, debe verlo como parte de una totalidad de amplitud mundial; pero a su vez como una singularidad que reclama el fortalecimiento de la venezolanidad. En estos aspectos los modelos analíticos pueden resultar descriptivos y poco deseables, así como el utilizar modelos de países desarrollados que no corresponden con nuestra realidad.

Es entonces como el geógrafo puede recurrir a la imagen científica, crítica y operativa, para aplicarla al estudio de la organización de los habitantes y ofrecer soluciones u orientarla al conocimiento de la estructura de poder y a la intervención en los procesos de transformación del espacio venezolano, dentro del marco tropical, amazónico y caribe.

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INDICE

Págs. INTRODUCCION. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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IDEAS PARA LA REFELEXION SOBRE LA GEOGRAFIA y LOS GEOGRAFOS . . . . . . . ...

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Hacia la Escuela del Pensamiento Geográfico de Caracas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Marcando huella. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Nueva presencia de los geógrafos. . . . . . . . . . . . . . . La participación de los geógrafos. . . . . . . . . . . . . . . Los geógrafos y la sociedad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . El compromiso del geógrafo. . . . . . . . . . . . . . . . . . El nuevo geógrafo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ampliar las fronteras del conocimiento geográfico.

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PRECURSORES DE LA ESCUELA DEL PENSAMIENTO GEOGRAFICO DE CARACAS . . . . . . . . .

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En el devenir geográfico nacional. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El de la sensibilidad espacial ~ . . . . .

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LA ENSEÑANZA, CAMINO HACIA LA ESCUELA DEL PENSAMIENTO GEOGRAFICO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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Una nueva forma de pensar. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La Geografía y su enseñanza. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Se está haciendo escuela. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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TERRA VOCERO DE LA ESCUELA DEL PENSAMIENTO GEOGRAFICO DE CARACAS . . . . . . . . .

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El inicio ',. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Cumplida una primera etapa. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

47 48

CON IDEAS GEOGRAFICAS PENETRAR ALGUNOS DE LOS PROBLEMAS DEL LLAMADO TERCER MUNDO. . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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Por los caminos de la Geografía. . . . . . . . . . . Aproximación del geógrafo a problemas fundamentales del llamado Tercer Mundo. . . Prioridades para el geógrafo latinoamericano. La localización en la agricultura . . . . . . . . . .

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53

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CON IDEAS GEOGRAFICAS PENETRAR ALGUNOS DE LOS PROBLEMAS DE LA VENEZUELA DE HOy Sobre la crisis de la agricultura venezolana y su relación con determinados aspectos geográficos. Sobre Reforma Agraria. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Sobre conservacionismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Sobre contaminación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Sobre la mujer campesina atada a su espacio. . . . . . . Sobre la ruta de la sal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Sobre el geógrafo y el paradigma petrolero. . . . . . . .

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IMPRESO EN AGOSTO DE 1979 POR EDICIONES LIDER

Isbelia Sequera de Segnini, Doctora en Economía y Geógrafa, Profesor Titular de la Universidad Central de Venezuela, y actual Directora del Instituto de Geografía y Desarrollo Regional de dicha Universidad, se ha dedicado con afán misional a la docencia, a la investigación, y a la difusión de los conocimientos geográficos y económicos en el país. Ha escrito varias obras relevantes sobre Geografía y Economía, siendo las más recientes: Estudio geo-economico de la región de Barlovento (1976), y Dinámica de la agricultura y su expresión en Venezuela (1978). Además ha escrito los capítulos sobre Venezuela para la Enciclopedia Británica en su edición aniversario de los 200 años; y para la Enciclopedia Grolier; para la Enciclopedia de Venezuela escribió el capítulo sobre Agricultura. En su condición de primer presidente del Colegio de Geógrafos de Venezuela incentivó y concretó la fundación de la revista Tierra y Hombre, y del Anuario 1969-70 Semana del Geógrafo. Es la creadora y coordinadora de los post-grados en Geografía de la U.C.V.

Isbelia Sequera de Segnini en esta obra despeja caminos para ser transitados en la búsqueda de nuevos niveles de creación, vinculados con el uso más racional del espacio y que tiendan a romper los moldes de la dependencia. Plantea interrogantes cuyas respuestas están dirigidas a motivar inquietudes por la producción de ideas que puedan alcanzar niveles de teorías y modelos capaces de interpretar o medir adecuadamente el suceder en el espacio geográfico venezolano, y que sean susceptibles de ser aplicados a países de características más o menos similares a las nuestras, o que sirvan para definir contrastes con otros países. Es, en síntesis, una obra cuya nervadura central está destinada a despertar conciencia sobre los . requerimientos de una geografía latinoamericana que debe buscar sus propios senderos.

P.V.P. 25,00

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