CONDUCTA CIENCIAS DE LA. UNIVERSIDAD CARLOS ALBIZU Apartado , Old Station San Juan, Puerto Rico

CIENCIAS DE LA CONDUCTA Revista de la Universidad Carlos Albizu Vol. 14 Nurn. 1 UNIVERSIDAD CARLOS ALBIZU Apartado 9023711, Old Station San Juan, Pu

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CIENCIAS DE LA CONDUCTA. Revista de la Universidad Carlos Albizu UNIVERSIDAD CARLOS ALBIZU
CIENCIAS DE LA CONDUCTA Revista de la Universidad Carlos Albizu Vol. 17 Num. 1 UNIVERSIDAD CARLOS ALBIZU Apartado 9023711, Old Station San Juan, Pue

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1 DICIEMBRE DE 1987 HOTEL SANDS SAN JUAN, PUERTO RICO
MENSAJE DEL GOBERNADOR DEL ESTADO LIBRE ASOCIADO DE PUERTO RICO HONORABLE RAFAEL HERNANDEZ COLON EN OCASION DE LA ASAMBLEA ANUAL DEL P.E.N. CLUB DE ES

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CIENCIAS DE LA

CONDUCTA Revista de la Universidad Carlos Albizu Vol. 14 Nurn. 1

UNIVERSIDAD CARLOS ALBIZU Apartado 9023711, Old Station San Juan, Puerto Rico 00902-3711

1999

CIENCIAS DE LA

CONDUCTA Revista de la Universidad Carlos Albizu Vol. 14 Nilm. 1

1999

Tabla de Contenido Mensaje del Presidente Salvador Santiago-Negr6n La Publicación de Articulos Profesionales: Reflexiones, Anécdotas y Recomendaciones de un Editor Alfonso Martinez-Taboas Las Medidas de Magnitud y su Importancia para la Cuantificación en Psicologia Carlos S. Alvarado

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Traducción, Adaptación e Inicio del Proceso de Validación de la Escala de Memoria Wechsler-Revisada en una Muestra de Pacientes von Diagnactico de Demencia Vascular William Laguna, Miguel E. Martinez y Aurealis T. Baez...41 Measuring the Effects of the Active Parenting Education Program on Parent-Child Relationships Rebecca Lehman-Perez y José L. Porrata

63

Los Hijos del Sol: Factores, Efectos y Reacciones Conductuales de la Experiencia de Evadirse del Hogar en Seis Adolescentes de Puerto Rico Carlos V. Sosa Mieles y Juan Sanchez Viera 83 Trastornos Disociativos en Niiios y Adolescentes Alfonso Martinez-Taboas

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Suplemento de Arte y Cu'tura Notas sobre la Emigración y Asentamiento de la Comunidad Puertorriquefia en Nueva York Amilcar Tirado Avilés

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Me Vi Art. Cristina A. Cardalda

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Mensaje del Presidente Es mi deseo felicitar a la Junta Editora por la magnifica selección de temas para este numero. El grueso de los articulos tiene que ver con la medición, un tema que siempre ha sido pilar entre los saberes conque cuenta el Psicologo. Agradecemos profundamente a los intelectuales del pais por su aportación al éxito de esta Revista. La aportación de los Psicologos al quehacer de nuestra comunidad, afuma nuestra misiôn universitaria de producir una psicologia que se adapte a nuestra cultura y a nuestro entomb sociopolitico. Con este nitmero inaguramos una nueva sección de arte y cultura que esperamos pueda dark un balance a la Revista, que antes no tenia. Con esta nueva sección nos acomodamos a una visiön más am lia de lo ue debe ser un vehiculo de expresisin Axiblica en la Universidad Carlos Albizu. •

Salvador Santiago-Negrón, Ph.D. Presidente Universidad Carlos Albizu

C 1999 Universidad Carlos Albizu San Juan, Puerto Rico

Ciencias de la Conducta

1999, Vol. 14, 1-15

La PublicaciOn de Articulos Profesionales: Reflexiones, Anécdotas y Recomendaciones de un Editor Alfonso Martinez-Taboas, Ph.D. Universidad Carlos Albizu

Abstract In this article the author presents some reflexions about his experiences as Editor of Ciencias de la Conducta and Revista Puertorriquena de Psicologia. Noting that in Puerto Rico only a small minority of psychologista are dedicated to publishing their ideas or research, the author presents some specific recommendations that can facilitate or increase the literazy productivity of psychologists. Also, the author presents some hints that can be helpful when submitting an article and when the Editorial Board of a professional journal decides that the paper needs improvements or when the paper is rejected.

La publicación de articulos en revistas profesionales es una de las actividades mas retantes que un profesional pueda emprender en su carrera. Asi, por ejemplo, es bien conocido Para comunicarse con el Dr. Martinez-Taboas, favor de escribir a la Universidad Carlos Albizu, P.O. Box 9023711, San Juan, Puerto Rico, 00902-3711.

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que la gran mayoria de los editores de diversas revistas informan que entre un 60% a un 90% de los trabajos que se someten son rechazados. Por lo tanto, la persona que decida someter un trabajo debe estar preparada para enfrentarse con la noticia de que todas las horas de esfuerzo y emperio que le dedic6 a su articulo no son aceptadas por sus pares. En ocasiones esto puede provocar frustración y sabemos de colegas que se han sentido desvalidos. Sin embargo, también todos sabemos que la publicación en revistas profesionales constituye una actividad prestigiosa. Como se apreciard mas adelante, dichas publicaciones adelantan y enriquecen nuestro Curriculum Vitae. En adición, las mismas tienen el potencial de distinguirnos en relación a pares y estudiantes. Por lo tanto, Tara las personas que nos hemos dedicado a publicar, los beneficios sobrepasari el posible costo. En este articulo voy a presentar mi experiencia de 10 aiios como Editor de la Revista Puertorriquena de Psicologiay mis 6 ailos como Editor de la revista Ciencias de la Conducta, las cuales son las Unicas dos revistas profesionales que se especializan en el quehacer psicológico en Puerto Rico. Adicional a esto, estoy incorporando algunas experiencias adicionales que he tenido como Editor Asociado en otras siete revistas intemacionales (Cultural Diversity and Ethnic Minority PsychologK Revista Intercontinental de Psicologia y Educación; Journal of Trauma and Dissociation; Revista Interamericana de Psicologia; Archivo Latinoamericano de Historia de la Psicologia; Revista de Psicologia Contemporánea; Re vista de Psicologia y Educación). Mi propósito no kilo consiste en documentar e ilustrar toda esta intrincada labor, sino adelantar el campo tomando como punto de partida lo necesario e importante que resulta publicar en nuestro contexto cultural. Para esto intento persuadir al lector en los potenciales beneficios de este tipo de labor intelectual.

La Publicación de Articulos Profesionales

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LEs Importante Publicar? A mi juicio, esta pregunta se contesta con un rotundo SI. La publicación en revistas profesionales conlleva beneficios intrinsecos y extrinsecos. Defino los primeros como de beneficio inherente para el que escribe. Demo los segundos como beneficios externos que también son gratificantes. A continuaci6n una exposición de cada uno de ellos:

Beneficios Intrinsecos: (1) La tarea de escribir un articulo profesional conlleva que la persona organice sus ideas, datos y conjeturas sobre un tema dado y que las vaya refinando. Muchas veces el efecto que puede tener esto es que la persona desarrolla unos conocimientos considerables o hasta profundos sobre la temática que va a discutir. Si a uno le interesa un tema en particular, uno disfrutará a cabalidad de las controversias, adelantos e incertidumbres que se relacionan al mismo. En otras palabras, aqui el disfrute consiste en conocer por conocer, para saciar al menos un poco el hambre intelectual que nos consume. Beneficios Extrinsecos: (1) Con la publicación de articulos, muchas veces sucede que diversos colegas, tanto en el piano nacional como internacional, leen nuestro trabajo y nos dan retroalimentación del mismo. Esta no tiene que ser siempre positiva; pero independientemente de si lo es o no lo es, el hecho que nuestro trabajo puede ser materia de discusión entre pares es una experiencia excitante y muchas veces productiva a la hora de pulir y aquilatar nuestras ideas. (2) Si 1a persona publica un trabajo muy innovador, o importante, o una serie de articulos programiticos, muchas

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veces sucede que los pares y expertos en el campo reconocen nuestra labor. Ejemplos fehacientes de esto son: a) comienza a citarse nuestro trabajo en libros, rev istas o en los salones de clase. Esto trae como resultado que nuestro esfuerzo comienza a ser conocido y discutido de manera amplia y rigurosa. b) existe el potencial de uno irse colocando como un experto en un area especifica, lo que puede conllevar beneficios tales como referidos especiales, aumento de casos en la practica clinica, entrevistas para la radio, television o revistas semi-populares, invitaciones como conferenciante especial en congresos nacionales o internacionales, invitaciones para seguir escribiendo en dicha area por parte de otros expertos en el campo. Incluso uno puede pasar por la experiencia de ser invitado para contribuir capitulos en libros editados o hasta como editor invitado para un n(imero monografico en una revista en particular. c) la posibilidad de uno ser galardonado con algün premio especial se maximiza, ya sean premios nacionales o internacionales. Obviamente, el otorgamiento de premios por parte de organizaciones cientificas o profesionales, suele ser materia de prestigio en cualquier Curriculum Vitae.

(3) Si la persona se dedica a la docencia, muchas veces se le requiere en su contrato la publicación de articulos profesionales. La producción de los mismos constituye una manera de mantener el contrato con la institución o, incluso, puede ser una manera de lograr otros beneficios, tales como obtener permanencia o subir de rango académico. (4) La escritura de articulos cuenta como horas contacto de Educación Continuada, ya que ésta también es una manera efectiva de lograr enriquecer nuestro acervo de conocimientos. En Puerto Rico, La Junta Examinadora le adjudica a cada articulo que publiquemos 5 horas contacto.

La Publicación de Articulos Profesionales

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Volviendo a la pregunta anterior sobre la importancia de publicar, resulta obvio que esta actividad no solo es valiosa sino que también puede contribuir de una manera notable a nuestra reputación como profesionales exitosos y, en algunos casos, incluso como expertos en areas especificas. La Publicación de Articulos en Puerto Rico En Puerto Rico hay pocas opciones para publicar en revistas dedicadas a la psicologia. La primera de ellas es la Revista Puertorriquelia de Psicologia (RPP), la cual lanze• su primer niunero en el 1981. La segunda es la Ciencias de la Conducta (CC), la cual comenth a publicarse en el 1985. Ambas revistas funcionan con una Junta Editora compuesta por psicologos u otros profesionales que usualmente tienen bastante experiencia en el area de las publicaciones profesionales. Todo articulo recibido pasa por un proceso conocido como "lectura ciega" (blind review), que consiste en que el articulo se revisa sin que los revisores conozcan quien o quienes escribieron el trabajo. Esto se hace para tratar de minimizar los posibles prejuicios de los revisores. Mis calculos indican que en Puerto Rico sOlo alrededor de un 6% de los psicOlogos escriben alguna vez al menos un articulo. Este calculo se basa tomando en cuenta que en Puerto Rico hay alrededor de 1,800 psicOlogos licenciados. Este niimero lo dividimos por los psicOlogos que han publicado en la RPR en la CC o en revistas internacionales, el cual se aproxima a 100. De este dato se desprende que la inmensa mayoria de los psicOlogos en Puerto Rico no han generado ninguna publicación profesional. En la Tabla 1 podemos apreciar datos obtenidos por Norcross, Prochaska y Gallagher (1989) en su estudio con 579 miembros escogidos al azar de la DivisiOn 12 (psicOlogos clinicos) de la American Psychological Association. En la misma se puede apreciar que sOlo el 13% de dichos psicologos

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6 Tabla 1.

Mimero de articulos publicados por psicOlogos clinicos en EEUU # de Articulos

N

%*

0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10-19 20-29 30-39 40-49 50-99 100 o más

67 53 53 28 25 26 21 9 11 2 72 58 25 15 34 15

13 11 11 5 5 5 4 2 2 0 15 11 5 3 5

* Tornado de Norcross, Prochaska & Gallagher (1989).

nunca ha publicado un articulo en una revista profesional. La Media fue de 16 y la Mediana de 6. Eitos datos contrastan marcadamente con los obtenidos en Puerto Rico, en donde, cerca de un 90% de los psicólogos nunca ha escrito un articulo profesional. Un asunto analogo es el nurnero de publicaciones produci= das por este 6% de psicólogos puetorriquelos. Si tomamos como punto de partida Un nfunero relativamente moderado de diez publicaciones, entonces se desprende que solo alrededor de un 2% de los psicOlogos en Puerto Rico se dedican, de manera moderada, a escribir articulos o libros profesionales. Entre estos colegas tenemos a José J. Bauerrneister, Glorisa Canino, Milagros Bravo, Alfonso Martinez-Taboas, Guillermo Bernal, José Toro, Margarita Alegria, Irma Roca, Wanda Rodriguez, Salvador Santiago Negrón, Victor Alvarez,

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José Navas-Robleto, Carlos S. Alvarado, José Cabiya e Irma Serrano Garcia. La pregunta resulta ineludible: LcOmo se puede explicar el hecho de que solo un 2% de los psicOlogos en Puerto Rico al menos publiquen de manera moderada? e;Qué sucede con el otro 98%? A mi juicio la contestaci6n a dichas preguntas resulta vital ya que si supiéramos a ciencia cierta las razones para esta pardlisis intelectual, se podrian tomar medidas remediativas para superar la misma. A continuaci6n voy a enumerar algunas de las razones principales que, a mi juicio, explican la exigua participaciOn de los psicOlogos puertorriquerios en el area de las publicaciones. (1) Falta de incentivos: En la gran mayoria de los centros de trabajo en Puerto Rico no se le pide al psicOlogo que produzca evidencia de su productividad en publicaciones profesionales. De hecho, din en el escenario universitario, en donde este requisito pareceria imprescindible, es un hecho incontestable que algunos profesores nunca han publicado ni un solo articulo en su carrera profesional. En otros casos se.les permite continuar ejerciendo su profesiOn sin producir una cuota especifica de articulos por alio. Como es muy conocido, en muchas universidades extranjeras, uno de los requisitos principales para mantener la posiciOn de profesor, es la productividad en el area de publicaciones. Por lo tanto, si una persona puede mantener su puesto sin publicar, muchos se preguntaran: ?Tara qué hacerlo? (2) Escasez de mentores: No debe caber duda alguna -que los estudiantes que tienen profesores que se distinguen por sus publicaciones le pueden brindar a los estudiantes un modelaje alentador de lo recompensante que resulta esta actividad profesional. Más ann, en un proceso mas cercano de colaboraciOn, un psicOlogo puede servir de mentor a otras personas en proceso de formaciOn, o incluso a otros colegas que desean iniciarse en dicha actividad. Lamentablemente, y como he

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documentado, en Puerto Rico los mentores en esta area son una (3) Temores infundados: Como editor de la RPP y de la CC he escuchado en varias ocasiones comentarios que van dirigidos a que "yo no escribo nada porque las revistas de aqui rechazan casi todos los articulos que se someten." La esencia del mensaje es que para qué pasar trabajo si de todas formas no me lo van a publicar. Obviamente, ninguna junta editora va a aceptar para publicación un articulo mediocre o deficiente. Sin embargo, la idea de que la junta editora de la RPP o de la CC son demasiado estrictas y que cuelgan casi todos los trabajos es una totalmente falsa. Por ejemplo, mis calculos indican que en la RPP se rechaza un 20% de los articulos sometidos. Esta cifra es una inferior a muchas revistas profesionales. LA qué se debe esto? Entiendo que la razón por la cual se mantiene una tasa baja de rechazo consiste en que los miembros de la Junta Editora y el Editor usualmente tratan de salvar el articulo en términos de ofrecerle al autor una retroalimentación amplia y precisa de air/10 mejorarlo para resometerlo. Muchas veces esto ha salvado un articulo que en otra revista se hubiese rechazado de plano. La situaci6n en la CC es algo diferente. Mis cálculos indican que cerca del 70% de los articulos sometidos se rechazan. 1,C6mo se explica esta discrepancia? Hay un dato que explica esta situaci6n. Como es bien conocido, la CC es una revista que publica la Universidad Carlos Albizu. Esta instituci6n tiene como requisito que todo estudiante graduado, para obtener su grado doctoral, tiene que someter un articulo. Por lo tanto, la inmensa mayoria de los articulos que se reciben en la CC provienen de personas que aim no son psicólogos licenciados y que nunca han ejercido la profesiOn. Esta falta de experiencia muchas veces coloca los trabajos sometidos como incompletos y fragiles para publicarse. Sin embargo, mi andlisis de contenido de la CC, al menos desde que soy editor de la misma, indica que la tasa de rechazo de articulos someti-

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dos por psicOlogos licenciados es de solo un 30%. Esta tasa es una que se acerca a la experiencia en la RPP, la cual es de un 20%. De hecho, ha sido frecuente, que el psicologo que publica en la RPP y somete en la CC usualmente no tiene problemas en que se acepte su publicaciOn en esta Ultima. Por lo tanto, la idea de que es muy dificil publicar en las revistas de psicologia en Puerto Rico es una que no resiste un analisis critico y una que solo puede ser tildada de errOnea y equivoca. Claro esta, todo trabajo sometido debe ser uno aceptable para publicación y de importancia para el adelanto de nuestro acervo epistemico. En conclusiOn, la situaci6n con la publicación de articulos profesionales en Puerto Rico es una precaria. SOlo una infima minoria de los psicOlogos en Puerto Rico exponen sus ideas, datos o investigaciones por escrito. Esta situaciOn es preocupante ya que sin una cultura de publicaciones nuestro caudal de conocimientos se empobrece y palidece. De hecho, uno de mis motivos principales al escribir esta reflexión es resaltar lo grave de esta situación y hacer recomendaciones remediativas. Sin embargo, antes de entrar al area de recomendaciones, me parece propio e importante ofrecer unas guias básicas de sobrevivencia para aquellas personas que desean someter sus trabajos a revistas profesionales. COmo Sobrevivir al Proceso de la Revision de un Articulo Comenzaré con un dato importante: casi todos los articulos sometidos a una revista profesional le seran devueltos al autor con sugerencias especificas, las cuales permitiran una lectura más clara y contundente del contenido del trabajo. Las mismas pueden estar relacionadas a areas tales como: resumir algunos datos; ariadir o eliminar tablas de contenido; documentar con mas referencias ciertos puntos controversiales; abundar en unos temas especfficos; mejorar el estilo de escribir; reanalizar

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algunos datos estadisticos; e incluso cambiarle el titulo al articulo. Por lo tanto, es muy raro o poco comim, que un articulo se acepte sin que el autor lo tenga que "pule un pow más. Si las sugerencias son menores, el Editor usualmente le comunica al autor que su trabajo esta aceptado para publicación, pero condicionado a los cambios sdialados. Si los cambios son numerosos, pero el Editor entiende que aim asi se puede salvar, se le ofrecera la alternativa al autor de realizar los cambios y someterlo nuevamente. Mi experiencia con algunos colegas que someten articulos es que suelen frustrarse muchisimo cuando se les informa que el mismo necesita mejorias. Algunos me han dicho que nunea enviaran nada más a la Revista; otros engavetan el mismo; y otros nunca mas me han dirigido la palabra. Estas reacciones son incomprensibles para las personas que nos dedicamos a la publicación de articulos profesionales. En primer lugar, la decision de realizar mejorias o de rechazar un articulo no es el producto solitario de un editor, sino el resultado de una labor engranada y de conjunto del Editor con los miembros de la Junta Editora. En segundo lugar, el hecho de que al autor se le devuelva el articulo con sefialamientos de cambios especificos, es un procedimiento habitual y comun. De hecho, recuerdo una anécdota que me hizo la Dra. Glorisa Canino, quien ha escrito más de 100 articulos profesionales en prestigiosas revistas internacionales. La Dra. Canino me indicó que la experiencia de ella, y del equipo de investigación en Ciencias Médicas, es que en muchas ocasiones los articulos tienen que ser resometidos hasta en seis ocasiones para que fmalmente la Junta Editora de diversas revistas internacionales esté satisfecha con el producto fmal. En tercer lugar, es natural y comprensible que a veces nos incomode que nuestro trabajo, al cual le hemos dedicado tanto tiempo y dedicación, haya sido sefialado con deficiencias por personas que ni siquiera conocemos. Sin embargo, una vez pasa la molestia inicial, tenemos

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que comprender que casi siempre los revisores lo que estan haciendo es puliendo y enriqueciendo nuestro trabajo. Mi experiencia ha sido que al comparar el articulo que someti inicialmente contra la version final publicada, puedo darme cuenta que la filtima version es más sofisticada y precisa que la primera. Por lo tanto, debemos de desenfocarnos de tomarlo como una afrenta personal y ver el angulo de que esa Junta Editora me esti dando la oportunidad de fortalecer mi trabajo y mejorarlo substancialmente. Hay dos situaciones que son mas dificiles. Una de ellas se refiere a algim revisor que no es razonable en sus serialamientos y que, obviamente, hizo una labor deficiente. Si el Editor no se percata de esto, el autor puede recibir comentarios que son erróneos y equivocados. Esto, obviamente, tiende a molestar e irritar a cualquier autor. Me permito contar dos anécdotas personales. Hace unos 12 arios someti a una revista europea un articulo sobre psicopatologia. El Editor me envi6 una carta diciendo que el articulo era rechazado porque un revisor habia encontrado casi 10 errores garrafales. Esto me sorprendió muchisimo, asi que comencé a analizar con cuidado las criticas de dicho revisor. Al analizarlas me percaté, fuera de toda duda, que los errores erari del revisor y no mios! LQue procede en este caso? Me dirigi al Editor, le expuse evidencia contundente de dicha situación y pedi una reconsideración del articulo. Resultado: el revisor admiti6 que los errores eran suyos y el ardculo termin6 publicandose. Por lo tanto, si estamos seguros de que el revisor no es razonable en sus puntos o simplemente equivocado, tenemos la opci6n de presentar evidencia y hacer un pedido formal de revisiOn nuevamente. Esto, claro esti, sin garantia alguna de que se concederd nuestra petición. La otra anécdota, no menos irritante, es una experiencia reciente que tuve con la Junta Editora de una revista de psicologia latinoamericana. Someto un articulo y recibo una nota escueta del Editor diciéndome que un revisor encontr6 el

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trabajo deficiente. Al leer la carta del revisor, de apenas unas seis lineas, éste me acusa de unos seilalamientos que yo nunca hice en mi articulo. De hecho, el articulo tenia como meta sostener una visiOn contraria a la que el revisor alegaba. Estas experiencias son gratuitas, desagradables y reflejan que nadie esta exento de enfrentarse con situaciones asi. El remedio no es engavetar el trabajo, sino someterlo a otra revista o entablar un dialogo con el Editor de la revista en cuestión. Finalmente, deseo hacer una nota sobre una experiencia que es inevitable en los profesionales que nos dedicamos a escribir: el rechazo de un artIculo. Para algunas personas esta experiencia es tan dolorosa y provoca tantas pasiones que es insuperable y conlleva al desanimo total para continuar publicando. Sin embargo, esta actitud no es saludable ni justifica de manera alguna el abandonar el area de las publicaciones. Todos los que escribimos y sometemos trabajos tenemos que saber que en algunos momentos, por diversas razones, nuestros escritos van a ser rechazados. Tenemos que aprender a lidiar con esta frustraci6n. Alternativas hay: trabajar las deficiencias senaladas; someterlo a otro lugar; o simplemente reconocer que este trabajo en particular no vale la pena salvarlo porque realmente es deficiente. De esto aprendemos que nadie es perfecto, que tenemos que seguir superandonos y reconocer que el area de publicación profesional es uno retante y dificil. Precisamente, por eso es que tiene tanto prestigio. Recomendaciones A tenor con lo expuesto me permito presentar las siguientes recomendaciones. Esta lista no pretende ser exhaustiva, pero si ejemplifica areas que deben de mejorarse. (1) Los estudiantes sub-graduados y graduados deben de comenzar un proceso gradual de exposición a todo lo relacionado con el desarrollo de escribir trabajos rigurosos y familiarizarse con las guias mas comunes de publicación

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profesional (ej. Manual de Publicaciones de la APA; Index Medicus). Las monografias que algunos profesores piden, aunque no son un substituto a las publicaciones profesionales, pueden comenzar a encaminar este proceso. Sin embargo, en muchas ocasiones este esfuerzo es uno fallido ya que el profesor o no las devuelve o si las devuelve lo hace con un minimo de retroalimentación. Para que este esfuerzo sea uno de aprendizaje, se le debe dar bastante retroalimentación al estudiante en términos de contenido, estilo, uso de referencias, y asi por el estilo. (2) Las instituciones académicas deben de ser más exigentes en el requisito de publicaciones profesionales para mantener puestos de docencia. Este requisito debe estar contenido dentro del contrato y no debe ser substituido por la presentación de ponencias. (3) Ofrecer incentivos especificos a las personas que publican. Por ejemplo, desde el 1998 el Dr. Salvador Santiago NegrOn, como Presidente de la Universidad Carlos Albizu, esta ofreciendo una actividad durante la ConvenciOn de la Asociaci6n de Psicologos de Puerto Rico, en la cual se le da un homenaje a aquellos colegas que se hayan destacado en el area de publicaciones y de investigación. Esta actividad también es respaldada por el Instituto de Investigación de la Universidad Carlos Albizu. Otros incentivos podrian consistir de recompensär con bonos especiales a aquellos psicOlogos o facultativos que en el alio hayan publicado dos o más articulos. Asimismo, aquellos miembros de la APPR que hayan publicado en el afio en curso, se les podria reconocer su labor en el Boletin de la APPR. (4) Aumentar o mejorar el sistema de mentoria, en el cual aquellos psicOlogos con experiencia publicando, logren incorporar en sus proyectos a colegas con poca experiencia en esta area, o incluso a estudiantes graduados con dicho interés.

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(5) Que los facultativos de las diversas instituciones académicas hagan mas énfasis en asignar material de revistas de psicologia producidas en Puerto Rico. Esta es una manera de ir entusiasmando e informando a los estudiantes de que en Puerto Rico es posible publicar y que se familiaricen con las investigaciones e inquietudes de los psicOlogos/as del pais. (6) Que las Juntas Editoras de la CC y la RPP incorporen varios miembros estudiantiles para que éstos participen de la cultura de publicaciOn de trabajos profesionales. Incluso podrian iniciarse en el proceso de revision de articulos, siempre y cuando otos miembros de la Junta Editora también revisen los mismos. Conclusion La publicaciOn de articulos es una tarea que consume tiempo, energia y esfuerzo. Sin embargo, hay suficientes razones intrinsecas como extrinsecas como para cultivarse y desarrollarse en esta area. Con esta reflexiOn deseo animar a mis colegas a que den un paso al frente y comiencen a darle forma escrita a sus ideas, datos e investigaciones. Como muchas otras acciones en la vida, es natural que al comienzo uno se sienta algo desubicado y hasta temeroso del proceso de revisiOn. Sin embargo, en muchas ocasiones dichos miedos son infundados y sOlo logran parali7Ar nuestro intelecto y pueden hasta tronchar una carrera fructifera en el area de publicaciones. Por lo tanto, organicemos nuestras ideas o datos, prendamos nuestra computadora y comencemos a escribir. De esta manera emprendemos un viaje inteleetual sin par y uno que enriquece nuestra profesiOn y que facilitara enormemente la labor de los futuros psicOlogos que se pregunten cuales eran las prioridades y preocupaciones epistémicas del psicOlogo puertorriquefio en ciertos momentos dados.

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Referencia Norcross, J. C., Prochaska, J. 0., & Gallagher, K. M. (1989). Clinical psychologists in the 1980s: II. Theory, research, and practice. Clinical Psychologist, 42 45-53.

Ciencias de la Conducta 1999, Vol. 14, 17-39

C 1999 Universidad Carlos Albizu San Juan, Puerto Rico

Las Medidas de Magnitud y su Importancia para la CuantificaciOn en Psicologia Carlos S. Alvarado, Ph.D. Parapsychology Foundation

Abstract Recent discussions about the,use of statistics in psychology emphasize the importance of the use of effect size measures. Effect size measures are indexes used to measure the magnitude of statistical effets produced by statistical tests such as X 2, t tests, and other tests. This paper presents a discussion of different ways in which effect sizes are useful to analyze data. These include: (1) obtaining additional information to the p value; (2) new defmitions of replication; (3) facilitation of the identification of key variables; (4) facilitation of contrasts between studies; (5) facilitation of the evaluation of the variability of the results; (6) facilitation of the assessment of the practical utility of research results. While there are limits to the use of effect size measures, their use allows us to obtain perspectives that are difficult to obtain in other ways.

La investigación psicológica contemporanea de corte cuantitativo evahla los resultados usando pruebas estadisticas que producen valores de probabilidad que nos proporcionan informaciOn para adeptar o rechazar la hip6tesis nula. Más recienEste articulo fue escrito cuando el autor disfrutaba de una beca de investigación del Institut far Grenzgebiete der Psychologie und Psychohygiene (Freiburg, Alemania). Correspondencia sobre este articulo debe enviarse al: Dr. Carlos S. Alvarado, Parapsychology Foundation, 228 East 71st Street, New York, NY, 10021; correo electrônico: [email protected] 17

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Las Medidas de Magnitud

temente, la literatura ha comenzado a discutir el concepto de la magnitud o el tamatlo del efecto ("effect size") como algo diferente a los valores de probabilidad y como una parte importante de la cuantificaciOn en psicologia. El uso de medidas de magnitud (MM) no es nuevo, pero el énfasis reciente en su uso e importancia representa un cambio de pensar en la cuantificaciOn de los conocimientos psicolOgicos adquiridos a través de la investigaciOn experimental, clinica y de otro tipo. En este articulo discutiremos la importancia del concepto de la magnitud de un efecto estadistico y del uso de las MM para la investigaciOn psicolOgica. Lejos de pretender una discusiOn técnica con énfasis en fOrmulas, nuestro propOsito es presentar una discusiOn general del significado, importancia y uso prdctied de estas medidas. El Concepto de la Magnitud Estadistica Las MM son formas de medir la magnitud de efectos estadisticos producidos por pruebas tales como el x2, las pruebas de t y varias otras (e.j., F). Segan Wood (1995), las MM son "un indice de cuan importante o robusta es la relaciOn entre las variables [de un estudio]" (p. 391). Otra definición es la "intensidad (o magnitud) de la relaciOn en la poblaciOn, o el grado de desviaciOn de la hipOtesis nula" (Rosenthal & Rosnow, 1991, p. 42). Posiblemente la MM mas conocida es el coeficiente de correlaciOn de Pearson (r). Este cotficiente cuantifica la magnitud de la relaciOn entre dos variables. Pero hay varios otros ejemplos de MM en la estadistica que utilizan 1. Para simplificar la discusiin en este articulo no discutiremos el concepto de "potencia" o "poder" estadistico, el cual esti inthnamente asociado con las MM. Para mas informaciin al respecto véase las publicaciones de Cohen (1988, 1990, 1992, 1994), Hallahan y Rosenthal (1996), Rossi (1990), y Sedhneier y Gigerenzer (1989).

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diferentes fónnulas y diferentes unidades de medición (Tabla 1). Aunque los coeficientes de correlación de r y otras MM han sido usadas por atios, éstas se han popularizado a partir de la década de 1980 gracias al desarrollo del meta-analisis. 2 El .meta-analisis es una revision de literatura a nivel cuantitativo que resume la interacciOn de variables en una serie de estudios utilizando medidas numéricas. En tiempos recientes se han reportado muchos de estos estudios en relaciOn a los problemas de diferentes areas de estudio de la psicologia, tales como los efectos de técnicas terapeuticas y de técnicas educativas (para una revision y bibliografia extensa consultese a Lipsey y Wilson, 1993). Debido a que las MM son una de las formas mas importantes de cuantificar influencias de variables que le interesan a los/las psicOlogos/as, el desarrollo del metaanalisis ha popularizado el uso y el concepto de estas formas de medir los resultados investigativos. Sin embargo, esto no quiere decir que las MM han sido completamente adoptadas en la practica de investigaciOn psicolOgica. A pesar de que hay muchos meta-andlisis en la literatura que usan las MM, y que el tema es discutido en detalle en libros de texto (e.j., Cohen, 1988; Cooper, 1998; Rosenthal & Rosnow, 1991) y en muchos articulos (e.j., Cohen, 1990; Fleiss, 1994; Rosenthal, 1994; Shadish & Haddock, 1994), en la practica todavia muchos de los informes de investigaciones psicolOgicas no utilizan las MM, con excepciOn de la r, la cual provee un valor de probabilidad y también es una MM al mismo tiempo. Es coman encontrar analisis que 2. Para resAmenes de esta técnica consdltese los articulos de Durlak (1995) y de Wood (1995). Otras fuentes de informaciön importantes son las publicaciones de Cook et al., (1992), Cooper (1998), Hunter y Schmidt (1990), Rosenthal (1991), Schmidt (1992), Sharpe (1997), Sohn (1997), y Wolf (1986).

Las Medidas de Magnitud

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Tabla 1. Ejemplo de Medidas de Magnitud Usadas en Psicologia

X2

Medidas de Magnitud Phi y Coeficiente Cramer

t

d

r

r

rs F

rg

f

Z

-

Probabilidad Exact de Fisher

Phi Estimado

Prueba Estadistica

Com entarios El phi se usa en tablas 2 x 2. Consiste en la raiz cuadrada del valor de x2 dividido entre el dunero de casos. Para tablas mayores de 2 x 2 se usa el Coeficiente Cramer: la raiz cuadrada de x 2 dividida entre el X2 + el nfimero de casos. La diferencia del promedio del primer y segundo grupo dividida entre la desviaciOn estandar. La prueba también es una MM. Explicada en textos de estadistica convencionales. Igual que r. Los promedios divididos por la desviación estandar entre condiciones. El valor de z dividido por la raiz cuadrada del niunero de casos. La raiz cuadrada del valor de z al cuadrado dividido entre el niunero de casos.

Nota: Para mas informacion constiltese a Cooper (1998), Rosenthal (1991) y a Rosenthal y Rosnow (1991).

presentan valores de significación estadistica pero que lamentablemente no contienen ninguna MM (esta situación ha sido documentada por Kirk, 1996, Thompson, 1999a, 1999b, 1999c; y Vacha-Haase y Ness, 1999).

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Utilidad de las Medidas de Magnitud Informacion Adicional al Valor de Probabilidad

A pesar de que el valor de p es universalmente usado para interpretar los resultados de las investigaciones en psicologia es necesario reconocer, como nos ha recordado Cohen (1988, 1990, 1994) en sus escritos, que el uso del valor de probabilidad para aceptar o rechazar la hipOtesis nula nos provee una información limitada. El valor de probabilidad esta relacionado con la M1v1 en el sentido que este valor, segim es derivado de una prueba estadistica, es una funciOn de la magnitud del efecto (la MM x el tamatio de la muestra). En muchas ocasiones MM altas estan asociadas con significacion estadistica Sin embargo, la MM ofrece informaciOn diferente al valor de p. Segim escriben Rosenthal y Rosnow (1991): "Un resultado que es estadisticamente significativo no es necesariamente significativo en la práctica segun éste es evaltrado por la magnitud del efecto. Por ende, valores significativos de p no deben ser interpretados automáticamente como efdctos de alta magnitud" (p. 256). En otras palabras, el valor de probabilidad no nos dice nada necesariamente sobre la magnitud del efecto. Cualquiera que haya llevado a cabo investigaciOn usando la r de Pearson, por ejemplo, puede percatarse que efectos bajos entre .1 y .2 pueden ser sumamente significativos si estan asociados con un gran niimero de participantes. Por lo tanto, es importante utilizar tanto el valor de p como la MM para interpretar nuestros resultados. Es precisamente la magnitud de los resultados lo que las MM ofrecen y lo que los valores de probabilidad no nos brindan. Una pregunta usual es, Lcuan robustos son los resultados de una investigacion? Esta eS una consideraciOn básica para interpretar los resultados investigativos. En un estudio llevado a cabo con una colega, correlacionamos la frecuencia

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de recuerdo de sueilos con experiencias disociativas en una muestra de estudiantes norteamericanos en un colegio comunitario. Encontramos un valor de probabilidad impresionante (p < .000001) asociado con una MM mediana (r = .36, N = 308) (Alvarado & Zingrone, 1997). Las r se consideran bajas cuando son .20 o menos, se consideran medianas en el rango .30-.40s, y altas de alrededor de .50 en adelante (aunque esto es relativo y puede cambiar de acuerdo a las areas de estudio). En este contexto es interesante notar que un valor de probabilidad impresionante no tiene necesariamente una alta magnitud. Esto es particularmente cierto con muestras grandes, en donde efectos pequenos obtienen alta significacion estadistica. Es importante prestar atenciOn a la magnitud de los resultados de la investigación cuando encontramos analisis estadisticos en la literatura psicológica. Por ejemplo, en una investigación en Puerto Rico se encontró que las puntuaciones en la Escala de Depresión de Beck en una población de obreras expuestas a substancias tOxicas (X = 28.18) era mayor que la de obreras que no habian sido expuestas a tales substancias (X = 14.0). La diferencia fue significativa, t(37) = 3.78, p < .001 (Ortiz ColOn & colaboradoras, 1993/1994). Pero debido a que el valor de probabilidad no es claro en términos de magnitud es necesario calcular una MM de los datos presentados (los procedimientos para hacer esto son discutidos por Cooper [1998], Rosenthal [1991] y por Rosenthal y Rosnow [19911). Nuestro analisis obtiene una d de Cohen de 1.25. Esta MM se considera de gran magnitud a partir de .80. También es posible transformar el valor de t a una r de Pearson (r = .53). Otro ejemplo de la literatura es uno de los andlisis que Mulkens, de Jong y Merckelbach (1996) presentaron en relación a fobia a las arafias. En su estudio estos investigadores expusieron a dos grupos de personas, uno con fobia a las aratias y otro sin esta fobia, a observar una arafia que se acercaba y tocaba una galleta. Luego se le pidió a los/as participantes en

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el estudio que se comieran la galleta. Al comparar la frecuencia de las personas que luego de ver esto se comieron la galleta encontraron que los/as fObicos/as comieron menos galletas tocadas por la araria que los/as que no tenian fobias a las ararias. La diferencia obtuvo resultados significativos con un x 2(1) de 13.5, p < .001 (N = 69). Los datos nos permiten calcular el coeficiente de phi, una MM apropiada para analisis con esta prueba siempre y cuando ésta sea de un (1) grado de libertad. En este caso el coeficiente es .44. En términos de magnitud, la interpretaciOn de este coeficiente es como la del coeficiente de Pearson. Nueva Definición de Replicación Algunos, como Cohen (1990, 1994) y Rosenthal y Rosnow (1991), recomiendan que, para poner a prueba nuestras hipOtesis, se utilicen las MM en vez de los valores de p. Esta posición todavia es controversial y no se ha aceptado completamente por la comunidad psicologica.' Sin embargo, nosotros vemos gran valor en usar las MM como criterio de replicaciOn. Rosenthal (1990b) ha expresado esta perspectiva como sigue: El punto de vista tradicional de la replicación enfatiza el nivel de significaciOn como la estadistica relevante para resumir los resultados de un estudio y evalda el éxito de una replicación de forma dicótoma. El nuevo y mas ütil punto de vista sobre la replicación enfatiza el tamatIo del efecto 3. Esta posicide debe ser vista como parte de un problema más abarcador, el de las recientes criticas sobre el uso de la significaci6n estadistica para poner a prueba la hipotesis nula. El numero de enero de 1997 de la revista Psychological Science presenta varios articulos que representan diferentes posturas sobre el tema (Abelson, 1997; Estes, 1997; Hanis, 1997; Hunter, 1997; Scarr, 1997). Para discusiones adicionales sobre este tema consültese a Chow (1988), Cohen (1994), Frick (1996), Kirk (1996), y Schmidt (1996).

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Las Medidas de Magnitud como la más importante estadistica para resumir los resultados de un estudio y evaliia el éxito de una replicación, no en una forma dicótoma, sino en una forma continua (p. 28).

En otras palabras, la decision para determinar si dos o mas estudios son similares no depende de si los resultados fueron significativos o no (la dicotomia a la que Rosenthal se refiere), sino de tendencias en las MM las cuales van Inas alla de un simple si o no. Es como si compararamos respuestas a la misma pregunta usando una forma de contestar dicótoma (cierto y falso) y otra continua (con escalas de menor a mayor grado, como las escalas Likert). Formas de respuesta continua nos permiten obtener perspectivas diferentes a un simple si y no, pues se admite la posibilidad de puntos intermedios. Tomemos como ejemplo las correlaciones entre la edad y las experiencias disociativas segim éstas son medidas por la Dissociative Experiences Scale (Bernstein & Putnam, 1986). En un estudio que todavia no ha sido publicado una colega y yo encontramos la siguiente correlación entre la edad de los/as participantes y las puntuaciones en la escala antes mencionada: rs(52) = -.26, p = ns. La correlación (r) entre las mismas variables reportadas en el estudio de Ross, Joshi y Currie (1990) con una muestra representativa de la poblaciOn general (N = 1042) obtuvo resultados significativos, r = -.23, p .< 00001. Aunque el valor de probabilidad de nuestro estudio no fue significativo, el coeficiente obtenido por Ross y colaboradores muestra que la magnitud de la relaciOn ente ambas variables en su estudio no es fundarnentalmente diferente a la de nuestros hallazgos. Esto sugiere que es posible considerar definiciones diferentes de replicaciOn en base a la magnitud de los resultados y que el valor de p no nos ofrece toda la información necesaria para entender lo que hemos encontrado empiricamente. Por atiadidura, comparaciones de este estilo muestran que el valor de probabilidad dep -ende mucho del nfunero de los/as participantes en los estudios: mientras menos

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participantes se utilicen mas dificil es obtener significaciOn estadistica. La MM es menos propensa a este problema. La evaluación de las MIv1 como criterio de replicación se facilita utilizando métodos meta-analiticos. Estos métodos nos permiten combinar las medidas en cuestión de forma similar a los promedios y otras combinaciones de puntuaciones que los/las investigadores/as llevamos a cabo frecuentemente (Rosenthal, 1991; Shadish & Haddock, 1994). Una vez nos percatamos de la importancia de las MM para evaluar la replicación, es que entonces necesitamos que los/las autores/as de trabajos de investigación presenten sus resultados usando las medidas apropiadas. Por ejemplo, en un articulo sobre el historial de abuso sexual en personas que luego fueron delincuentes de crimenes sexuales el autor reportó : Como ha sido observado en estudios anteriores, la edad de la victima y su género estaban correlacionadas significativamente, x2 (1, N = 90) = 14.77, p < .001, indicando que cuando victimas masculinas eran escogidas, éstos eran casi exclusivamente niflos; sin embargo, cuando victimas femeninas eran escogidas, éstas eran las mismas en término tanto de niflos, iguales, o adultos (Worling, 1995, p. 612).

La información obtenida por este autor nos permite calcular una MM para sus resultados (phi = .41). Lamentablemente el autor de este articulo no compara sus resultados con la magnitud de los hallazgos que él dice se encontraron en otros estudios y que fueron consistentes con el suyo. El problema con esto no es solo que algunos/as investigadores/as son mas cualitativos o cuantitativos que otros en la evaluaciOn de sus resultados. Lo que criticamos es la falta de precisiOn en comparar los resultados. Debido a que tenemos las MM apropiadas, toda persona que investiga debia de tratar de ser lo más precisa posible en sus afirmaciones de forma que todos

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podamos entender con exactitud qué significa tener resultados comparables o similares. Identificación de Variables Importantes Las MM nos ayudan a identificar variables importantes porque nos indican la magnitud de nuestros resultados estadisticos. Un ejemplo es el estudio de Cardefia y Spiegel (1993) de frecuencias de reacciones disociativas en personas después del terremoto de San Francisco ocurrido en el 1989. Estos investigadores usaron pruebas de t comparando las reacciones de los mismos participantes en dos ocasiones diferentes: una semana, y cuatro meses después del terremoto. La MM que ellos usaron fue la d de Cohen. Entre los resultados más interesantes, podrian mencionarse que las alteraciones cognoscitivas (tales como confusion e hipervigilancia) mostraron una mayor magnitud que las alteraciones de memoria y del sentido de percibir el tiempo. La d de cada uno fue de .85, .60, y .55, respectivamente. Esto es de utilidad a los/las psicologos/as clinicos/as para identificar cuales son los problemas Inas severos de las personas que sufren traumas de desastres. Otro ejemplo puede encontarse en el libro de Richardson (1994, p. 162) sobre imagenes mentales. Richardson presenta correlaciones de Pearson de diferentes estudios usadas para medir la relación entre la escala de absorción de Tellegen (Tellegen & Atkinson, 1974) y varias praebas de imagenes mentales. Como puede verse en su trabajo, las relaciones más robustas son con pruebas de la vividez de las imdgenes (.43, .42, .48), seguidas por las relaciones con pruebas de preferencia de imdgenes (.10, .08), y por una prueba de confrol de imdgenes (.13). La magnitud de los coeficientes indica que la absorción muestra relaciones más robustas con la vividez que con otras dimensiones de las imdgenes mentales.

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Por supuesto, analisis como estos no son tan sensitivos como lo son las tdcnicas estadisticas que consideran variables multiples en sus cómputos para separar los efectos especificos de esas variables. La regresiOn multiple es usada en algunas de estas situaciones. Esta técnica estadistica provee varias MM sumamente Utiles. Como explican Cohen y Cohen (1983): "Debido a que [la regresión multiple] usualmente determina varios tipos de proporción de varianzas, esto es, los cuadrados de los coeficientes de correlación simples, mUltiples, parciales, y semiparciales, ésta tiene en si medidas del tamafio del efecto Comparación de Efectos Entre Estudios Como mencionamos anteriormente las MM nos ayudan a comparar estudios en términos de replicación. Pero algunas veces la comparación no es por razón de replicación sino para saber si los resultados son similares o comparables. Este es el caso cuando queremos saber si un grupo de casos, por ejemplo, son comparables con los casos recopilados en otro lugar para establecer uniformidad de unas variables especificas. Por ejemplo, Martinez Taboas (1993/1994) compar6 los sintomas de casos puertorriquefios de ataques de panico con los de un estudio similar llevado a cabo en los Estados Unidos. En este caso debemos esperar que mientras más similares la frecuencia de sintomas en las dos muestras, mas bajas seran las MM. Cuando analizamos los datos presentados en ese articulo (véase la Tabla 2), solo encontramos dos comparaciones significativas usando la Prueba de Probabilidad Exacta de Fisher y el Phi Estimado como MM. Como es de esperarse, las MM más bajas correspondieron a los porcientos de sintomas mas similares entre si. Por supuesto, la interpretaciOn de estas diferencias y MM deben verse en el contexto de los datos, considerando las diferencias en formas de selecciOn de partici-

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Tabla 2. Porciento de Sintomas de Pacientes con Trastorno de Pcinico en Puerto Rico y en los Estados Unidos

Sintomas

Taquicardia Sensaci6n de ahogo Mareo Parestesias Malestar en el pecho Temblor Sofocación Sudoraciem Miedo a perder control Despersonalización

Casos de Puerto Rico (MartinezTaboas, 1993/1994) N = 28

Casos de Estados Unidos (Barlow y coL, 1985) N = 17

100

88

.27

.17

96 86 86

82 100 71

.26 .27 .29

.17 .16 .16

86 82 82 79

71 94 82 94

.29 .41 .63 .28

.16 .12 .07 .17

75

100

.05

.29

61

94

.03

.32

Probabilidad Exacta de Fisher Phi (2 colas) Estimado

Notas: Omitimos tres sintomas que no se estudiaron en la colección de casos de Barlow y colaboradores.

pantes y la identidad de losilas participantes, entre otras variables. Otras veces es iiti1 saber si dos o mas andlisis llevados a cabo en el mismo estudio son diferentes en términos de magnitud. En una evaluación de las propiedades psicométricas del STQ, un cuestionario usado mayormente en Inglaterra para el estudio de la esquizotipia, se compararon las correlaciones (i) entre la edad y dos partes de la escala que miden la personalidad esquizotipica y la personalidad fronteriza (Jack-

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son & Claridge, 1991). La primera obtuvo un coeficiente de -.58 y la segunda de -.53, lo cual muestra aproximadamente la misma magnitud en direcdión negativa. Esto es, las puntuaciones en ambas subescalas disminuyen con la edad. Por afiadidura, muchas investigaciones usan MM para evaluar los instrumentos utilizados en términos de intercorrelaciones, consistencias internas y confiabilidad (Hammond, 1995). Sin embargo, MM de esta clase, tales como la conocida medida de consistencia intenia, el alfa de Cronbach, se limitan solo al desarrollo y validaciOn de un cuestionario especifico. No se usan en la misma forma que las otras MM mencionadas en este articulo. Es posible comparar las MM de estudios diferentes usando técnicas meta-analiticas para ver si los resultados de un estudio o de un grupo de estudios, son comparables o no (Rosenthal, 1991; Shadish & Haddock, 1994). Estas técnicas son de combinaciOn y de contraste. Las de combinaciOn nos ayudan a obtener el promedio, u otra medida de tendencia central, de una MM en particular para un grupo de estudios. Cu4ndo se trata de contrastes se determina si un grupo de coeficientes de Pearson, por ejemplo, son homogéneos (similares) o heterogéneos (diferentes entre si). Un ejemplo de combinación de MM es el siguiente. Jamieson y Schimpf (1980) postularon la hipOtesis que la memorizaciOn de pares de palabras seria facilitada por la estrategia de imagenes mentales utilizadas. Más especificamente, se esperaba que cuando los/las participantes usaban sus..propias imagenes como asociaciones entre los pares de palabras para memorizar estos/as mostrarian mas recuerdos que los/las participantes que fueron instruidos/as a utilizar asociaciones de imagenes provistas por los investigadores. Los resultados de cada uno de los tres experimentos fueron significativos. Nosotros calculamos la magnitud de la diferencia usando la d. Cuando se calcula el promedio de las d de los tres estudios obtenemos un valor de 1.27. Debido a que la d se considera

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un efecto de alta magnitud de .80 en adelante, nuesto resultado muestra un efecto fuerte. Finalmente, es necesario mencionar que en el meta-analisis las MM se combinan con muchas otras variables. Por ejemplo, una d o r podria analizarse en relación a la calidad de los estudios, las caracteristicas de los participantes en los estudios (sexo, edad, educación, diagnóstico clinico, experiencias tales como tipo de trauma o de ambiente familiar), los investigadores que llevaron a cabo los estudios, y los grupos experi4 mentales y controles, entre otras variables. Utilidad e Interpretación Prcictica de las Medidas de Magnitud Aquellos/as lectores/as de orientación cualitativa que hayan llegado hasta esta parte de nuestro articulo qiii7As se pregunten si las MM nos ayudan de alguna forma practica o si estamos prestando demasiada atención a efectos débiles y triviales. Tal opinion se expresa a veces diciendo que hay significaciOn a nivel estadistico, pero no a nivel clinico (Paquin, 1983). Ciertamente hay efectos que posiblemente no tengan implicaciones clinicas u otras implicaciones practicas, pero la situaciOn debe ser analizada en términos de casos especfficos. Veamos algunas perspectivas de este problema. Es necesario enfatizar nuevamente el peligro de confundir significaciOn estadistica con magnitud estadistica. Aparentemente muchas personas se dejan impresionar por valores de probabilidad que tienen varios ceros despues del punto decimal. En una presentaciOn que hicimos ante un grupo de

4. Para detalles adicionales de estos procedimientos recomendamos las discusiones de técnicas meta-analiticas de Cook et al. (1992), Cooper (1998), Hunter y Schmidt (1990), Rosenthal (1991), y Wolf (1986).

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investigaci6n notamos cuan impresionada qued6 la audiencia ante los valores de probabilidad de una investigacion correlacional, valores de p < .00001. Al notar la sorpresa de estas personas les recordamos que deblan de fijarse que los efectos en cuestiOn mostraban una magnitud mediana, en el rango de .3. Lamentablemente casi todas las personas que hacemos investigacion hemos sido entrenados/as a buscar valores de p significativos y no a prestar atención a la magnitud de los resultados. Particularmente problematicas son las investigaciones que usan miles de participantes, pues el tamatio de la muestra afecta el valor de probabilidad Ilevandonos a obtener significaciones estadisticas impresionantes sin necesariamente tener resultados de alta magnitud. Scarr (1997) nota que este es el caso de algunas investigaciones epidemiolOgicas que tienen implicaciones sobre nuestra vida (por ejemplo, sobre nuestros habitos alimenticios). En las palabras de esta investigadora: "Asociaciones estadisticas entre X y Y (por ejemplo, la avena y el cancer cerebral) se reportan como importantes si p < .05, independientemente de la magnitud de la asociación (e.j., N = 25,000, r = .05, p < .05). Basados en esta asociación puede que se nos diga que evitemos la avena" (p. 17). Cuando se hacen estudios con miles de personas se pueden encontrar valores de probabilidad impresionantes que estan basados en diferencias minasculas. Por otra parte, debemos considerar la posible importancia de efectos de baja magnitud. Comencemos con los comentarios de Durlak (1995) en relaciOn al significado prictico de las MM: La respuesta es complicada y depende de muchos factores. La magnitud estadistica de una [MM] no esti relacionada a su importancia prictica de forma clara. Efectos relativamente pequefios podrian tener considerable significado prictico, yb opuesto tambiin es cierto para efectos grandes ... En resumen, efectos de cualquier magnitud pueden tenet valor prictico o significado dependiendo de las circunstanWas . (pp. 329-330)

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Veamos un ejemplo practico que sugiere que efectos considerados pior muchos como &biles pueden tener gran importancia practica. En su meta-analisis de cerca de 400 estudios sobre los efectos de la psicoterapia Smith y Glass (1977) reportaron una r de .32 como la MM del efecto de la psicoterapia. Tal coeficiente indica que "solo" un 10% de la varianza o de la relaci6n entre la psicoterapia y evaluaciones de resultados es explicado por las variables en cuesti6n. De acuerdo a Rimland (1979) este resultado significa el "golpe de muerte" a la psicoterapia debido al bajo efecto de su eficacia. Pero hay otras formas de ver el problema. Rosenthal y Rubhi (1982) han presentado una forma de analizar estas MM para determinar su utilidad practica. 5 De acuerdo al procedimiento de Rosenthal (el cual no discutiremos aqui en detalle) es posible tabular los resultados a base de una MIA y medir el cambio en ténninos de tasa de exito, sobrevivencia, cura, mejoramiento, y otras perspectivas. Tablas desarrolladas por Rosenthal (1991, p. 134; Rosenthal & Rosnow, 1991, P. 282) muestran que una r de .30 (un poco mas baja que la r de Smith y Glass) muestra un atunentaten la tasa de tratamiento de 30%. Esto es, los resultados de Smith y Glass indican que la combinaci6n de sus estudios muestra que la diferencia entre no recibir tratamiento y recibir tratamiento va de un 35% a un 65%. Esto claramente no es un efecto trivial. Rosenthal (1990a) ha mencionado que hay muchos ejemplos de investigaciones medicas con MM de baja magnitud que, sin embargo, tienen grandes implicaciones pricticas. Uno de estos fue un estudio con la droga propranolol usada para ayudar a los pacientes con ataques al corazein. Segun Rosenthal (1991): 5. Wase también a Rosenthal (1991, pp. 132-134)y a Rosenthal y Rosnow (1991, pp. 281-283).

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El 29 de octubre de 1981 el National Heart, Lung, and Blood Institute detuvo su estudio controlado de placebos de propranolol porque los resultados fueron tan favorables al tratamiento que hubiese sido una falta de &Ica el evitar que los pacientes del placebo control no recibieran el tratamiento LAcaso el uso del propranolol explicó el 90% de la varianza en las tasas de muerte? LSeria de 50% o de 10% ...? [La r del estudio fue .04] Como investigadores del comportamiento no estamos acostumbrados a pensar que rs de .04 reflejen tamafios de efectos de importancia practica. Pero si nosotros estuviãsemos entre los 4 por 100 que se movieron de un resultado a otro, iquizas cambiariamos nuestra opini6n sobre la importancia pritctica de efectos pequefios! (pp. 135-135).

Todas estas consideraciones son importantes pero tenemos que entender que la evaluación de la importancia de efectos pequefios (o grandes) depende de lo que impliquen los resultados para-nosotros. Obviamente salvia 4% de los pacientes mencionados por Rosenthal es importante. Si proyectamos este porciento a las miles de personas que tienen ataques al corathn al afio, es obvio que una diferencia de 4% es importante. Sin embargo, un cambio de 4% no es necesariamente considerado importante cuando lo que estamos evaluando no implica vidas o el mejoramiento de la condicieln humana. Si el problema es algo teórico que todavia no tiene aplicaciOn médica, clinica, social, industrial o de otra indole, es posible que no sea considerado relevante o importante. Es posible que un efecto bajo como el discutido por Rosenthal no impresione a nuestro gobierno para invertir millones de dolares y un largo tiempo de trabajo para desarrollar programas educativos o de salud. Comentarios Finales El propésito de este articulo ha sido introducir el concepto de las MM y sus ventajas para la cuantificación en psicologia.

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Algunas de estas ventajas son obtener información que los valores de probabilidad no nos brindan, definir la replicación en ténninos de magnitud y no solo con valores de p, identificar variables importantes en nuestros estudios, comparar los resultados entre estudios mtis Oa de la significaciem estadistica, y evaluar la importancia practica de los resultados de las investigaciones psicolOgicas. Corno toclo en la estadistica, es importante mantener la perspectiva y recordar que nuestra habilidad para cuantificar algo no necesariamente aumenta nuestra habilidad o potencial para interpretar lo que hemos cuantificado. Por ejemplo, aunque la evaluaciOn de los efectos de la psicoterapia puede beneficiarse usando las MM (Paquin, 1983), esto no quiere decir que una MM sea suficiente para llegar a conclusiones precisas sobre la efectividad de los diferentes tratamientos existentes. Como han apuntado Jacobson y Truax (1991) la evaluaciem de cambio debido a la psicoterapia requiere de diferentes criterios tales como que otras personas se percaten del cambio en el paciente o que el problema del cliente desaparezca. En otras palabras, las MIM no son suficientes para llegar a conclusiones sobre problemas tales como la efectividad de la psicoterapia o el funcionamiento de otros procesos psicolOgicos. Estas son herramientas que tienen su lugar y utilidad, pero cuyo significado no se debe exagerar. También debemos recordar que no todo lo que es importante puede tener una Ivra4 y ciertamente parte de la labor clinica y aplicada de los/las psicelogos/as no necesita a las MM ni a las estadisticas en general. Tenemos que resistir la aparente tendencia de algunos a requerir medidas cuantitativas de la magnitud de los efectos como el imico criterio de conocimiento en la psicologia cientifica. Por otra parte, estadisticas como las MM nos ayudan a medir aspectos del comportamiento humano diffciles de obtener de otras formas. Como han apuntado Cooper (1998) y Rosenthal y Rosnow (1991), entre otros, es posible detect&

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efectos invisibles a observaciones cualitativas cuando se usan eitadisticas como las MM, especialmente cuando éstas se combinan de forma meta-analitica. Esto es de gran ayuda para que los/as psicologos/as contemportineos/as puedan evaluar muchas de las investigaciones que se Bevan a cabo alrededor del mundo. En este sentido aón los/las practicantes de psicologia que no Bevan a cabo investigaciones, o que usan •cercamientos cualitativos, pueden obtener provecho de saber algo de estadisticas como las MM. Es nuestra esperanza que las personas que sometan trabajos de investigación evaluados estadisticamente a esta revista utilicen con más frecuencia las MM en sus informes. Como un minim, los articulos en cuestke siempre deben presentar la información necesaria para que los/as lectoreWas puedan calcular las MM correspondientes a las pruebas especificas (esto usualmente requiere el mimero de personas en cads analisis y el valor de la prueba utilizada). De esta forma los informes de investigacide en nuestra comunidad man más precisos y proveerim inás informaci& de lo que usualmente obtenemos de los valores de probabilidad. Referencias Abelson, R.P. (1997). On the surprising longevity of flogged horses: Why there is a case for the significance test. Psychological Science, 8, 12-15. Alvarado, C.S., & Zingrone, N.L. (1997). Experiencias disociativas y suefioe . Relacion con fiecuencia de recuerdo de suefios, suefios hkidos y sueftos vividos. Ciencias de la Conducta, 12, 15-41. Barlow, D.H., Vennilyea, J., Blanchard, E.B., Verlilyea, B.B., Di Nardo, PA., & Cerny, J.A. (1985). The phenomenon of panic. Journal of Abnormal Psychology, 94, 320-328. Bernstein, EM., & Putnam, F.W. (1986). Development, reliability, and validity of a dissociation scale. Journal of Nervous and Mental Disease, 174, 727-735. Cardefia, E., & Spiegel, D. (1993). Dissociative reactions to the San Fnincisco Bay Area Earthquake of 1989. American Journal of Psychiatry, 150, 474-478.

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0 1999 Universidad Carlos Albizu

Ciencias de la Conducta

1999, Vol. 14, 41-61

San Juan, Puerto Rico

Traducción, Adaptación e Inicio del Proceso de Validackon de la Escala de Memoria Wechsler-Revisada en una Muestra de Pacientes con Diagnéstico de Demencia Vascular William Laguna, Miguel E. Martinez y Aurealis T. Baez Universidad Carlos Albizu Abstract The purpose of this study was to translate, adapt, and initiate the process of obtaining reliability and validity coefficients of the Revised Wechsler Memory Scale. The research sample consisted of 30 participants between the ages of 50 and 70 years old; 15 diagnosed with vascular dementia, and 15 without such diagnosis. In terms of reliability, the results showed coefficients that range between .32 for the Visual Reproduction I subtest, to .91 for the Mental Control subtest. In terms of validity, the results showed significant statistical differences between the means of the research samples.

En Puerto Rico, con el incremento en la expectativa de vida hasta los 73 afios, cada uno de nosotros se encuentra en mayor riesgo de desarrollar una condición de demencia. Lechtenberg (1982) sefiala que mas del 50% de los envejecientes que se encuentran en hogares sustitutos en los Estados Unidos, tienen Pam comunicarse con los autores, favor de escribir a la Universidad Carlos Albizu, P.O. Box 9023711, San Juan, Puerto Rico, 00902-3711.

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Laguna, Martinez y Baez

un diagnostico de demencia. De igual forma, Cornelia, Ortigara, Mercer y Valorie (1998) serialan que en los Estados Unidos 1.2 millones de empleados cuidan de 1.5 millones de envejecidos que residen en facilidades para su cuido y de éstos, el 75% padece de algiin tipo de demencia. En Puerto Rico se estima que hay entre 13,000 a 15,000 casos de Alzheimer, asi como 7,000 casos de otos tipos de demencia (Millan, 1991). Un numero considerable de investigadores esti de acuerdo en la importancia que tiene la evaluación de la memoria como parte de las funciones intelectuales. Erickson (1978) seriala que la evaluación de la memoria contribuye al diagnostico medico del paciente. La Rue, D'Elia, Clark, Spar y Jarvik (1986) indican que la tarea mas comun con que se enfrenta un neuropsicologo que trabaja con adultos envejecientes es diferenciar los cambios cognoscitivos que acomparian a una demencia de aquellos cambios observados como resultado de la depresi6n o el envejecimiento normal. Garcia, Reding y Blass (1981) sefialan que la tarea de diferenciar los deficits intelectuales del deterioro global cognitivo requiere de destrezas especializadas en neurologia y neuropsicologia. Por su parte, Brinkman, Largen, Gerganoff y Pomara (1983) serialan que en vista de que un gran mimero de envejecientes se encuentra en riesgo de desarrollar un deterioro de la memoria, el desarrollo de métodos empiricos en la evaluación de la memoria tiene considerable importancia. Por otro lado, Baez (1993) indica que existe en Puerto Rico una necesidad real en nuestras instituciones de salud mental de instrumentos validos y confiables para la evaluación de los deficits de la memoria. Durante las Altimas décadas, se han canalizado numerosos esfuerzos encaminados a evaluar de manera formal el funcionamiento de la memoria. Varios autores, entre los que se puede mencionar a Crook, Ferris, McCarthy y Rae (1980), McCarthy, Ferris, Clark y Crook (1981), Clark, Ferris, Crook y McCarty (1982), han desarrollado instrumentos de

Validación de la Escala de Memoria Wechsler-Revisada 43

evaluación en esta area. A pesar de la existencia de milltiples instrumentos en esta tematica, la Escala de Memoria Wechsler (Wechsler, 1945) ha sido el instrumento más utilizado por los/as psic6logos/as en la evaluación de la memoria (Erickson y Scott, 1977; Crook, 1986). En términos clinicos es importante señalar que el deterioro de la memoria en el envejeciente pudiera ser el inicio de una condici6n de demencia. Es por ello que se hace necesario evaluar las diferentes funciones de la memoria. La Escala de Memoria Wechsler-Revisada es un recurso de cernimiento y diagnóstico para evaluar dichas funciones (Wechsler, 1987). La misma representa una extensa revision de la escala original ya que en ésta se at-lade una medida de la memoria a largo plazo y otros aspectos considerados como clinicamente significativos en la evaluación de la memoria (Wechsler, 1987). A pesar de las grandes ventajas que posee este instrumento, en la literatura revisada no encontramos traducciOn ni validación alguna sobre esta escala en los paises hispanohablantes (comunicaciön personal telefônica con la Psychological Corporafion, 1993). La posibilidad de contar con un instrumento que ha revelado ser eficaz en detectar cambios en los procesos de memoria, justifica la traducción al espafiol de la escala revisada y su validación en una muestra de pacientes con diagnóstico de demencia vascular. Con este prop6sito en mente, se formularon los siguientes objetivos: 1.Traducir y adaptar la Escala de Memoria Wechsler-Revisada; 2. Establecer la confiabilidad de las subescalas; 3.Establecer la validez de la escala en su totalidad. La literatura revisada revela que en las investigaciones con la Escala de Memoria Wechsler (Forma Original y Revisada) los participantes con deterioro de la memoria obtienen pun-

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Laguna, Martinez y Biez

tuaciones más bajas en las subescalas al ser comparados con participantes normales (Cauthen, 1977; Kear-Colwell y Heller, 1980; Piersman, 1986; Wechsler, 1987; Butters, Salmon, Cullum, Cairns, Troster, Jacobs, Moss, Cermak, 1988; Fischer, 1988; Altepeter, Adams, Buchanan y Buck, 1990; Cullum, Butters, Troster y Salmon, 1990; BAez, 1993). Es por esto que en este estudio se postuló que el grupo con diagnostico de demencia vascular obtendria puntuaciones más bajas en todas las subescalas de la prueba al ser comparado su desempefto con el de un grupo sin diagnóstico de demencia vascular. Método Participantes La muestra de participantes sin diagnOstico y con diagnóstico de demencia vascular estuvo constituida por 30 personas entre las edades de 50 a 72 aims. El grupo total de participantes const6 de 13 (43%) personas del género femenino y 17 (57%) del género masculino. La edad promedio fue de 65 afios (DT = 6.33). La escolaridad de los participantes fluctuó desde escuela elemental hasta grado doctoral, siendo el nivel de escuela superior el mas cornan, con un 40% en ambos grupos. La muestra del grupo sin diagnóstico estuvo constituida por 15 participantes voiuntarios con rasgos generales de la población puertorriquefta. En dicho grupo, el 53% es del género femenino, la edad promedio del grupo fue 63 aftos y el 40% posee una preparación académica de escuela superior. Estos fueron seleccionados por disponibilidad del Grupo.de Caminantes de un centro comercial en el area metropolitana de San Juan, Puerto Rico. Los mismos cumplieron con los siguientes criterios: ausencia de diagnostico de demencia vascular u otro tipo de demencia, de historial de enfermedad mental, de historial de uso y abuso de sustancia controladas,

Validación de la Escala de Memoria Wechsler-Revisada 45

de historial de problemas de aprendizaje y retardación mental, de historial de trauma severo de cabeza, de historial de neurocirugia, de historial de epilepsia, saber leer y escribir, haber obtenido un cociente intelectual (CI) de 70 6 más en el Barranquilla Rapid Survey Intelligent Test (BARSIT), tener entre 50 a 72 ailos de edad, ausencia de historial de enfermedad cerebrovascular, de historial de hipertensión, de historial de diabetes mellitus, de historial de enfermedad cardiovascular, de historial de hiperlipidemia, de historial de consumo de cigarrillos y de historial de uso y abuso de alcohol. El grupo con diagnóstico estuvo constituido por 15 participantes seleccionados por disponibilidad de la practica privada de un neurólogo y de un hospital psiquidtrico privado en el area metropolitana de San Juan. En este grupo el 67% es del género masculino, su edad promedio fue de 68 affos y el 40% posee una preparación académica de escuela superior. Los mismos cumplieron con los siguientes criterios de selecciOn: examen de estado mental, evaluación clinica neurológica, pruebas de laboratorio; metabOlicas, infecciosas y de toxicologia, radiografia de pecho, electroencefalograma, tomografia computadorizada o imagen de resonancia magnética, diagnóstico de demencia vascular en estadio leve o moderado y previamente establecido por un neurólogo, ausencia de historial de enfermedad mental, de historial de uso y abuso de substancias controladas, de historial de problemas de aprendizaje y retardo mental, de historial de trauma severo de cabeza, de historial de neurocirugia, de historial de epilepsia, saber leer y escribir, haber obtenido un cociente intelectual (CI) de 706 más en el Barranquilla Rapid Survey Intelligent Test (BARSIT) y tener entre 50 a 72 arios de edad. Este reducido namero en el tamafio de la muestra, es debido a que las investigaciones clinico-patológicas han revelado que la demencia multi-infartos o vascular, representan un porcentaje reducido (12%-20%) de entre todos los tipos de demencia (Katzman y Terry, 1983).

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Laguna, Martinez y Baez

Instrumentos A cada uno de los participantes se le administraron tres (3) instrumentos. Estos fueron los siguientes: Cuestionario de Datos Demograficos, el Barranquilla Rapid Survey Intelligent Test (BARSIT) y la Escala de Memoria Wechsler-Revisada (EMW-R). El Cuestionario de Datos Demograficos estuvo constituido por preguntas relacionadas con el género, escolaridad y los criterios establecidos por los investigadores para poder participar en el estudio. El Barranquilla Rapid Survey Intelligence Test (BARSIT) es una prueba de inteligencia que consta de 60 reactivos en un formato de selección de respuesta y con una duración de 10 minutos. El BARSIT fue utilizado como una medida rapida de las funciones intelectuales de los participantes y para descartar retardaci6n mental. Se estableció el limite inferior de cociente intelectual igual a 70 (fronterizo), como el minimo necesario para flarticipar en la investigación. La Escala de Memoria Wechsler-Revisada esti constituida por una serie de subpruebas cortas que miden memoria a corto plazo (8 subpruebas) y memoria a largo plazo (4 subpruebas). Las tareas especificas de la prueba estan precedidas por una subprueba que contiene preguntas que frecuentemente son utilizadas como parte del examen de estado mental general (preguntas sobre información y orientaci6n). Las respuestas son utilizadas con prop6sitos de cemimiento y no influyen en las puntuaciones de otras escalas. El recuerdo y aprendizaje inmediato para material verbal y visual es medido a traves de ocho (8) subpruebas. En algunas de éstas el material es leido al examinado y en otras es presentado visualmente. Las ocho (8) subpruebas son seguidas por unos ensayos de memoria reciente para cuatro (4) de las ocho (8) subpruebas administradas previamente.

Validación de la Escala de Memoria Wechsler-Revisada 47

Las ocho (8) subpruebas que intentan medir la memoria inmediata se resumen en dos escalas. La primera de ellas es la Escala de Memoria General que se subdivide a su vez en dos subescalas: Memoria Verbal (compuesta por Memoria L6gica I y Pares Verbales Asociados I) y Memoria Visual (compuesta por Memoria para Figuras, Pares Visuales Asociados I y Reproducci6n Visual I). La segunda escala para medir la memoria inmediata es la Escala de Atención Concentraciön que esti compuesta por Control Mental, Repetición de Digitos y Repetición de la Memoria Visual. Una tercera escala para el recuerdo y aprendizaje reciente intenta medir cuanto material ha sido retenido en un periodo de tiempo de media hora. Esta escala esti compuesta por cuatro (4) de las ocho (8) subpruebas administradas durante el proceso de evaluación de la memoria inmediata. Estas son las siguientes: Memoria Legica II, Pares Visuales Asociados Pares Verbales Asociados II y Reproducción Visual II. La evaluación completa, incluyendo las preguntas de Información y Orientación, las ocho (8) subpruebas para memoria a corto plazo y los cuatro (4) ensayos de memoria reciente, requieren aproximadamente de 45 minutos a una hora para su administración. La muestra de estandarización para la Escala de Memoria Wechsler-Revisada fue disefiada para representar la población normal de los Estados Unidos entre las edades de 16 afios, 0 meses y 74 afios, 11 meses. El grupo clinico de la Escala de Memoria Wechsler-Revisada estuvo constituido por 14 subgrupos con diagnósticos que iban desde el alcoholismo, Alzheimer, demencia, depresiOn, esquizofrenia y ataque cerebral (Wechsler, 1987). Procedimiento Para realizar la traducci6n al espafiol de la Escala de Memoria Wechsler-Revisada, se solicit6 por escrito la autori-

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zación a la casa publicadora. El instrumento fue sometido a traducción por una estudiante graduada de la Escuela de TraducciOn de la Universidad de Puerto Rico. Luego de traducido fue sometido a evaluación por cinco (5) jueces, quienes ctunplieron con los siguientes requisitos: ser psicologo/a licenciado/a con experiencia en el campo de la administración y correcciOn de pmebas psicológicas y tener dominio del inglés y el espatIol en sus destrezas de escritura, lectura y expresión oral. A través de una planilla, los jueces determinaron por cada uno de los reactivos e instrucciones si se mantenia o no el significado psicolOgico. Ademds, los jueces hicieron recomendaciones en ténninos de los reactivos y su adaptaciOn de acuerdo con las caracteristicas de la poblaciOn puertorriqueria. Finalmente se estableci6 el nivel de acuerdo entre los jueces. Luego de haber sido seleccionada la muestra se le solicitO por escrito a cada uno de los participantes su consentimiento voluntario para formar parte de la investigaciOn. Se siguieron los procedimientos éticos establecidos por la American Psychological Association (1984) por lo que todo participante fue informado sobre los procedimientos a utilizarse y el propOsito de la misma. Luego de garantizados los derechos de los participantes se les entregO el Cuestionario de Datos Demograficos. La Prueba BARSIT fue entonces administrada como medida de las funciones intelectuales y con el prop6sito de descartar retardación mental. Los resultados fueron corregidos siguiendo las nonnas de correcciOn desarrolladas por el Departamento de Psicologia del Hospital de Veteranos para la poblaciOn adulta puertorriquefia. Luego se procediO con la administraciOn de la Escala de Memoria Wechsler-Revisada como medida de los procesos de memoria. Se siguieron los procedimientos establecidos por Wechsler (1987) para su administración y correcciOn. Luego de administrarse las pruebas correspondientes y obtenidos los resultados de cada uno de los participantes, se

Validación de la Escala de Memoria Wechsler-Revisada 49

procedió a hallar los coeficientes de confiabilidad y validez para cada una de las subescalas de la Escala de Memoria Wechsler-Revisada. En términos de confiabilidad, para cinco (5) subescalas: Control Mental, Pares Asociados Verbales 1,11 y Pares Asociados Visuales I y II se utilizO el coeficiente de estabilidad estimada de prueba-reprueba ("test-retest"). El coeficiente alfa fue utiizado en las subescalas de Memoria para Figuras y Reproducción Visual I y II, y el coeficiente de divisiOn de mitades estimado para Memoria LOgica I y II, Repetición de Digitos y Repetici6n de Memoria Visual. En términos de validez se procediO a establecer validez de constructo a través del método de comparaciOn de grupos (Cronbach y Meehl, 1955). Especificamente, se auscult6 si existian diferencias significativas en las puntuaciones obtenidas por los participantes del grupo de pacientes con diagnOstico de demencia vascular y las obtenidas por los participantes del grupo sin diagnOstico en las diferentes subescalas de la prueba. • '• Resultados En términos de la evaluaciOn de la traducciOn al espariol encontramos que el nivel de acuerdo entre los jueces en cuanto a si se mantiene o no se mantiene el significado psicológico de los reactivos por subescalas fluctu6 entre 60% para Control Mental a 100% en las restantes subescalas (véase Tabla 1). En términos de confiabilidad se utilizó el método de prueba-reprueba para las subescalas de Pares Verbales Asociados I, II; Pares Visuales Asociados I, II y Control Mental I y II. Aunque Control Mental no es una subescala que se repite dentro de los procedimientos de administraciOn de la escala, fue necesaria su administraciOn en una segunda ocasiOn para hallar su coeficiente. El periodo de tiempo entre la primera y segunda administraciOn fue de cinco a seis semanas. Los

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Tabla 1. Nivel de acuerdo entre los jueces en cuanto a si se mantiene o no el significando psicológico por subescalas con reactivos. Escala Información y Orientaciem Control Mental Memoria Para Figuras Memoria Lógica I Pares Visuales Asociados I Pares Verbales Asociados I Reproducción Visual I Repetici(m de Digitos Repetici6n de la Memoria Visual Memoria Leigica II Pares Visuales Asociados II Pares Verbales Asociados II Reproduccit5n Visual II

Por Ciento 97

100 100 97 100 100 100 100 100 100 100

coeficientes en estas subescalas fluctuaron entre .71 para Pares Visuales Asociados I y,91 para Control Mental. El coeficiente alfa fue utilizado en las subescalas de Memoria para Figuras y Reproducci6n Visual I y II. Las fluctuaciones del coeficiente se encontraron entre .33 en Memoria para Figuras y .64 en Reproducción Visual I. El coeficiente de division en mitades fue utilizado en las subescalas de Memoria LOgica I y II, Repetición de Digitos y RepeticiOn de la Mernoria Visual. Aqui las fluctuaciones del coeficiente se encontraron entre .57 para Repetici6n de la Memoria Visual y .73 para Memoria LOgica II (vease Tabla 2). En términos de validez de constructo se utilizó el método de comparación entre grupos recomendado por Cronbach y Meehl (1955). En la Tabla 3 se presentan los resultados por subescalas. Como se puede apreciar no se encontraron diferencias significativas entre los promedios de los grupos en las subescalas de InformaciOn/Orientación y Memoria Para Figu-

Validación de la Escala de Memoria Wechsler-Revisada 51 Tabla 2. Comparación entre los coeficientes de confiabilidad de la Escala Original y la Escala Traducida

Subescalas Coeficiente prueba-reprueba Control Mental Pares Verbales Asociados I Pares Verbales Asociados II Pares Visuales Asociado I Pares Visuales Asociados II Coeficiente alfa Memoria para Figuras Reproducciem Visual I Reproducción Visual II Coeficiente division en mitades Memoria LOgica I Memoria LOgica II Repetici6n de Digitos RepeticiOn de la Memoria Visual

Escala Original (N = 55)

Escala Traducida (N = 30) 4.44.91

.50 .57 .38 .52 .70

* 44 .74

.33 .53 .51

.33 .64 .32

.76 .78 .85 .66

.69 .73 .65 .57

Nota: ***p < ()01.

ras, no obstante, las restantes subescalas revelan diferencias a un nivel de significancia de .05 para la subescala de Repetici6n de la Memoria Visual y .001 para las restantes subescalas. Las subescalas de Memoria Logica I, II y Reproducción Visual I y II, muestran las mayores diferencias entre los promedios de los grupos. Como una aportación adicional se comput6 la cortelaci6n entre las variables edad y cociente intelectual (CI) con las diferentes subescalas de la Escala de Memoria Wechsler-Revisada. En la Tabla 4 se puede observar que la variable edad correlaciona negativa y significativamente con las subescalas, con excepci6n de Memoria L6gica I que obtuvo una conelación positiva (r = .39, p .05). Las correlaciones fluctuaron entre -.36 a -.56. Solamente dos (2) de las subescalas no

Laguna, Martinez y Bdez

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Tabla 3. Promedios de los grupos por subescalas y la prueba t correspondiente. Subescalas

InformaciOn/orientaciOn Control Mental Memoria pam Figuras Memorial Logica I Pares Visuals Asociados I Pares Verbales Asociados I Reproducci6n Visual I RepeticiOn de Digitos RepeticiOn de la Memorial Visual Memoria Logica II Pares Visuales Asociados Il Pares Verbales Asociados II ReproducciOn Visual II

Grupo sin diagnOstico

Grupo con diagnOstico

14.00 4.66 5.93 42.26 11.66 16.86 30.80 14.00 17.20

13.53 3.20 4.86 19.06 5.60 9.20 17.86 10.00 13.60

***5.20 ***5.29 ***3•93

16.66 11.06 13.60 24.46

7.53 5.80 6.80 8.53

***629 ***8.11 ***5.28

t 1.97 *2.44 1.89 ***8.47 ***8.93 ***7.39

Notas: * p < .05; ***p < .001.

resultaron estadisticamente significativas. Estas son Control Mental y Repeticion de la Memoria Visual. Las correlaciones entre el CI y las diferentes subescalas fueron positivas. Estas fluctuaron entre .21 en la subescala de Información/Orientación y .53 en la Subescala de Repetici6n de la Memoria Visual. No todas las correlaciones fueron significativas, sin embargo, las encontradas muestran un nivel de significancia de .05 6 .01. Se realizaron ademas, intercorrelaciones entre las diferentes subescalas de la Escala de Memoria Wechsler-Revisada (Véase Tabla 5). De un total de 78 intercorrelaciones entre las subescalas, solo 11, para un total de 14%, no resultaron ser significativas. Esto refleja cierto nivel de homogeneidad entre el contenido evaluado en las diferentes subescalas. Las correlaciones mayores se pueden encontrar en las subescalas de

Validación de la Escala de Memoria Wechsler-Revisada 53 Tabla 4. CorrelaciOn entre las varaiables edad, CI, y las diferentes subescalas de la Escala de memoria Wechsler-Revisada Subescala

infonnación/Orientatción Control Mental Memoria Para Figuras Memoria Lógica I Pares Visuales Asociados I Pares Verbales Asociados I Reproducción Visual I Repetición de Digitos Repetición de la Memorial Visual Memoria Lergica II Pares Visuales Asociados II Pares Verbsles Asociados II Reproducción Visual II

Edad

*-.40 -.30 **-.51 *.39 "-.46 "-.36 "-48 **-.45 -.30 "*-.56 **-33 *-.39 *.36

CI

.21 *.37 .22 .32 *.44

*30 *.41

*43 **.53 .26 .24 .29 *.38

Notas: * p < .05; " p < .01; *" p < .001.

Reproducción Visual I con Reproducción Visual II (r = .92) y Memoria L6gica I con Memoria L6gica II (r = .89). La Tabla 6 muestra las intercorrelaciones entre los indices de memoria y las subescalas que los componen. Como se puede apreciar no fue incluida la subescala de Informción/Orientación debido a que ésa no aporta a las puntuaciones de los indices. Las correlaciones aqui fluctuaron entre .24 en la subescala de Memoria Para Figuras con el Indice de Memoria General y .97 en la subescala de Memoria Lógica I con el Indice de Memoria Verbal. Solo las correlaciones de Memoria Para Figura con los Indices de Memoria Visual y Memoria General no fueron significativas. Todas las restantes subescalas fueron significativas a un nivel alfa de .001. La Tabla 7 muestra la matriz de intercorrelaciones entre los indices de la Escala de Memoria Wechsler-Revisada. Como se puede observar las intercorrelaciones fluctuaron entre .42 para la intercorrelación de Memoria Verbal con Atencion/Concen-

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Laguna, Martinez y Biez

Tabla 5. Matriz de Intercorrelaciones entre las Difirentes Subescalas de la Escala de Memoria Wechsler-Revisada. Su besc. I./O. C.M. M.E M.L. I P. Vi. I. P. Ve. I

CM. .24

M.F. .25 *AO

M.L.I *.40 .34 .22

P.Vi.I *.39 ***.56 .24 ***37

P.Vel *.38 **.49 *.36

*** .77

R.Vi. I **49 ***.56 .34 *** .61

***.80

***.74

Subesc. I./0. C.M. M.F. M.L. I P. Vi. I. P. Ve. I

R. D. R. M. Vi. *.42 -.04 **.53 **.55 **.55 .30 ***.62 **.53 ***.65 ***.65 ***.66 **.54

M. L. II **.46 **47 .34 ***.89 ***.84 ***.72

P. Vi. II *•44 ***.58 **.55 ***.68 ***.7I ***.62

P. Ve. II R. Vi. H .29 *36 **.44 **.50 *42 .32 ***.82 ***.57 ***.84 *.”.73 ***.74 **.54

Subesc. R.Vi.I R. D. M. L. II P. Vi. II P. Ve. II R. Vi. II

R. D. R. M.Ni. ** .51 *** .56

M. L. II *** .66

P. Vi. II ***31

**48

***.68 **.5I

***.58 **.47 ***39

P. Ve. H R. Vi. H ***30 *** .92 ***.53 **.48 ***.65 *.**.59 *44 .79 444..60 ***.80 ***31

Notas: Legendas: Subesc = Subescalas; 1.10. = Informaci6n/Concentracion; C.M. = Control Mental; M. F. = Memoria Figuras; M. L. I = Memorial Légica I; P. Vi. I. = Pares Visnales Asociados I; P. Ve. I = Pares Verbales Asociados I; R. Vi. I = ReproduccOn Visual I; R. D. = Repetición de Digitos; M. L. II = Memorial LOgica II; P Vi. II = Pares Visuales Asociados II; P. Ve. II = Pares Verbales Asociados II; y R. Vi. II = Reproducción Visuales Notas: *p < .05; ** p < .01; *** p < .001.

Validación de la Escala de Memoria Wechsler-Revisada 55 Tabla 6. Correlacción entre los Indices de Memoria y las Subescalas que los Componen. Subesc. C. M. M. F. M. L. I P. Vi. I P. Ve. I. R. Vi. I R D. R. M.V. M.L. II P.Vi.II RVe.II R. Vi. H

M. Ye.

M. Vi.

A. C. M. R.

M. G. .30

.24

***38

*** .86

*** .95

***39 ***hp

Notas: Legenda: Subesc. = Subescala; M.Ve. = Memorial Verbal; M.Vi. = Memoria Visual; M. G. = Memorial General; A. C. = Atenciem/Concentraci6n; M.R. = Memoria Reciente. ***p < .0001 . Tabla 7. Matriz de Intercorrelaciones entre los Indices de la Escala de Mernoria Wechsler-Revisada. Subesc. M. Ve. M. Vi. M. G. A. C.

M.Ve.

M. Vi. *4.4%59

M. G. ***.94 *".82

A. C. *42 "*.56 ".52

M. R. *".72 "*.92 *".89 *«.51

Notas: Legenda: Subesc. = Subescala; M.Ve. = Memorial Verbal; M.Vi. = Memoria Visual; M. G. = Memorial General; A. C. = Atenciem/Concentracitm; M.R. = Memoria Reciente. * p < .05; "p < .01; ***p < .0001.

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Laguna, Martinez y Baez

tración y .94 para la intercorrelación de Memoria Verbal con Memoria General. Todas las intercorrelaciones fueron significativas a unos niveles que fluctuaron entre de .05 a .001. Discusión El primer objetivo de esta investigación planteaba la traducción y adaptaci6n de la Escala de Memoria Wechsler-Revisada. Las recomendaciones realizadas por los diferentes jueces en cuanto a las instrucciones y la adaptaci6n de los reactivos a las caracteristicas de la población puertorriquefia fueron incorporados a la traducción final del manual de administración. La subescala que mayores cambios tuvo fue la de Memoria Logica. El andlisis y evaluación del instrumento por parte de los jueces apoy6 la recomendaciOn de utilizar la adaptación y validacison preliminar de Bdez (1993), de los cuentos A y B de la Escala de Memoria Wechsler forma original de 1945. Debido a que en la adaptacion de Bdez los cuentos A y B constan de 23 y 22 reactivos respectivamente y la forma revisada de la escala consta de 25 reactivos en cada uno de los cuentos, recomendaron artadir dos (2) reactivos para el cuento A y tres (3) para el cuento B. El cuento B tuvo cambios en la estructura gramatical de las Altimas dos oraciones, no obstante, se tom6 en consideración el no alterar el contenido esencial del mismo. Como segundo objetivo se plante6 el establecer la confiabilidad de las subescalas de la Escala de Memoria WechslerRevisada. En la literatura revisada no encontramos estudios previos dirigidos a establecer la confiabilidad de las subescalas en una forma traducida, por lo que solo pudo establecerse una comparaci6n entre los indices de este estudio con los indices de confiabilidad de la escala original. La Tabla 2 muestra una comparaciOn entre los coeficientes de la escala original y la escala traducida. Debido a que en la muestra bajo estudio los participantes se encontaban entre las edades de 50 a 72 atios

Validación de la Escala de Memoria Wechsler-Revisada 57

y en la escala original la confiabilidad se establece por grupos de edad, se seleccionO el promedio de edad (65 ailos) del grupo bajo estudio y se compare) con el grupo de esa edad en la escala original. Los coeficientes auscultados son los mismos que fueron utilizados en la escala original. El coeficiente prueba-reprueba fue utilizado con las subescalas de Control Mental, Pares Verbales Asociados I, II y Pares Visuales Asociados I y II. Aqui la mayor diferencia entre los coeficientes la encontramos en la subescala de Control Mental. En la escala original el coeficiente fue de .50 mientras que en la escala traducida fue de .91. Encontramos mayor similaridad entre los coeficientes de la subescala de Pares Verbales Asociados II (.70 en la escala original y .71 en la escala traducida). El coeficiente alfa fue utilizado en las subescalas de Memoria Para Figuras y Reproducción Visual I y II. Encontramos que los coeficientes en las subescalas de Memoria Para Figuras en ambas versiones de la escala fueron iguales a .33. La mayor diferencia puede observarse en la subescala de Reproducción Visual II en donde la escala original obtuvo un coeficiente de .51 y la escala traducida un coeficiente de .32. El coeficiente de division en mitades se utilith con las subescalas de Memoria LOgica I, II, Repetición de Digitos y Repetición de la Memoria Visual. Como puede observarse, la subescala de Memoria LOgica obtuvo mayor similaridad en los coeficientes de ambas escalas (.76 escala original y .69 en la escala traducida). La mayor diferencia la encontramos en los coeficientes de repeticiOn de digitos (.85 en la escala original y .65 en la escala traducida). El tercer objetivo de esta investigación proponia establecer la validez de las subescalas. La literatura revisada tampoco nos revela estudios que hayan ido dirigidos a evaluar el deterioro de la memoria en pacientes con diagnostico de demencia vascular y a establecer la validez de la Escala de Memoria Wechsler-Revisada. No obstante, la literatura donde se evahla

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Laguna, Martinez y Biez

los deficits de memoria con esta escala en pacientes con exposiciem a solventes neurotóxicos, demencia de tipo Alzheimer y esclerosis multiples, nos revelan diferencias significativas en las puntuaciones de las subescalas cuando los pacientes son comparados con participantes normales o con la muestra de estandarización (Crossen y Wiens, 1988; Fisher, 1988; y Cullum, Butters, Troster y Salmon, 1990). La Tabla 3 muestra la diferencia entre los promedios de los grupos en las diferentes subescalas. Solo en la subescalas de Memoria Para Figuras e InformaciOn/Orientación las diferencias no fueron significativas. Sin embargo, cabe serialar que la subescala de InformaciOn/OrientaciOn no aporta a las diferentes indices de la escala. Esta subescala es utilizada sOlo con propOsito de cernimiento. Puede observarse a través la Tabla 3 que el promedio mayor siempre es obtenido por el grupo sin diagnOstico. Las subescala de Memoria Logica I, II y Reproducción Visual I y II, muestran las mayores diferencias entre los promedios de los grupos. El nivel de significancia, para estas subescalas fue de .001. El haber encontrado diferencias estadisticamente significativas en los promedios obtenidos por los grupos en las subescalas aporta a la validez de constructo del instrumento. Con estos datos se demuestra que el mismo posee la capacidad para detectar psicométricamente las diferencias existentes entre estos grupos. Entre las limitaciones de este estudio la principal la encontramos en el diagnOstico o condici6n bajo estudio. Como fue serialado previamente, la demencia vascular esti representada por un porcentaje muy reducido (12%720%) entre todos los tipos de demencia (Katzman y Terry, 1983). Otra de las limitaciones esti relacionada al requisito referente al estadio de la condición. Esto trajo como resultado que el porcentaje de posibles participantes se redujera significativamente al intentar identificar a la demencia vascular en un estadio lvite o moderado.

Validación de la Escala de Memoria Wechsler-Revisada 59

Las limitaciones anteriormente sefialacins redundan como consecuencia en un tamatio reducido de muestra. Autores como Cirino (1984) y Herrans (1985) sefialan la importancia del tamafio de la muestra y su efecto en las caracteristicas psicométricas del instrumento, especialmente en aquellas relacionadas con la validez y confiabilidad. No obstante, cabe sefialar que la composici6n de nuestra muesta de investigación guarda relación con la composición de las muestras de los estudios revisados en la literatura (Folstein, Maiberger y McHugh, 1977; Plotkin, Mintz y Jarvick, 1985; y Baez, 1993). No obstante las limitaciones sefialadas, a través de la presente investigaciOn se ofrece la oportunidad de contar con un instrumento traducido al espafiol, que pueda ser utilizado en la evaluación de las funciones de la memoria. En este sentido, nos hacemos eco de los planteamientos de Baez (1993) quien sefiala la importancia de contar con instrumentos validos y confiables para la evaluación de los deficits de memoria. Este diagn6stico diferencial temprano tendria sus implicaciones en términos del curso de acción a seguirse en la fase de tratamiento. Aunque sabemos que existen muchos instrumentos para la evaluación de los deficits cognoscitivos que no son universalmente utilizados, sin embargo, nuestro estudio pudiera ser el inicio de un acuerdo comun por parte de los paises hispanohablantes en tener mayor uniformidad af evaluar las funciones de la memoria. Referencias Altepeter, T. S., Adams, R. L., Buchanan, W. L., & Buck, P. (1990). Luria Memory Words Test and Wechsler Memory Scale: Comparison of utility in discriminating neurologically impaired from controls. Journal of Clinical Psychology, 46, 190-193. American Psychologial Association. (1984). Ethical principles of psychologists. A.P.A. Monitor, 10, 15-18. Baez, A. T. (1993). Estudio preliminar de validez de la Escala de Memoria Wechsler con una muestra previamente diagnósticada con la enfer-

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Laguna, Martinez y Bdez

medad de Alzheimer. Disertaciön doctoral inédita, Centro Caribefio de Estudios Postgraduados, San Juan, Puerto Rico. Brinkman, S. D., Largen, J. W., Gerganoff, S., & Pomara, N. (1983). Russell's Revised Wechsler Memory Scale in the evaluation of dementia. Journal of Clinical Psychology, 39, 989-993. Butters, N., Salmon, D.P., Cullum, C. M., Cairns, A. Troster, A.L, Jacobs, D., Moss, M. & Cermak, L.S. (1988). Differentiation of amnesia and demented patients with the Wechsler Memory Scale-Revised. Clinical Neuropsychologist, 2, 133-148. Cauthen, N. R. (1977). Extension of the Wechsler Memory Scale Norms to older age groups. Journal of Clinical Psychology, 33, 208-211. Cirino, G. (1984). IntroducciOn al desarrollo de pruebas escritas. Rio Piedras, Puerto Rico: Editorial Buho. Clark, E., Ferris, S. H., Crook, T., & McCarthey, M. (1982). Assessing cognitive impairment and evaluating treatment effects: Psychometric performance test. En L. W. Poon (Ed.), Handbookfor clinical memory assesment (p.p. 139-148). Washington, DC: American Psychological Association. Cornelia, B., Ortigara, A., Mercer, S., & Valorie, S. (1998). Enabling and empowering certified nursing assistant for quality dementia care. International Journal of Geriatic Psychiatry, 2, 28-35. Cronbach, L. J., & Meehl, P. E. (1955). Construct validity in psychological test. Psychological Bulletin, 52, 281-302. Crook, T. (1986). Instruments for the evaluation of symptoms and complaints of memory dysfunction. En L. W. Poon (Ed.), Handbook for clinical memory assesment (pp. 90-92). Washington, DC: American Psychological Association. Crook, T., Ferris, S. H., McCarthy, M., & Rac, D. (1980). The utility of digit recall tasks for assessing memory in the aged. Journal ofConsulting and Clinical Psycholoy, 48, 228-233. Crossen, J.R., & Wiens, A. N. (1988). Wechsler Memory Scale-Revised: Deficits in performance associated with neurotoxic solvent exposure. Clinical Neuropsychologist, 2, 181-187. Cullum, C. M., Butters, N., Troster, A.I., & Salmon, D. P. (1990). Normal aging and forgetting rates on the Wechsler Memory Scale-Revised. Archives of Clinical Neuropsychology, 5, 23-30. Erickson, R. C. (1978). Problems in the clinical assesment of memory. Experimental Aging Research, 4(4), 255-272. Erickson, R. C., & Scott, M. L. (1977). Clinical memory testing: A review. Psychological Bulletin, 84, 1130-1149.

ValidaciOn de la Escala de Memoria Wechsler-Revisada 61 Fischer, J. S. (1988). Using the Wechsler Memory Scale-Revised to detect and characterize memory deficits and characterize memory deficits in multiple sclerosis. Clinical Neuropsychologist, 2, 149-172. Folstein, M.F., Maiberger, R., & McHugh, P. R. (1977). Mood disorder as specific complication of stoke. Journal of Neurosurgery and Psychiatry, 40, 1018-1020. Garcia, C. A., Reding, M. J., & Blass, J. P. (1981). Overdiagnosis of dementia. Journal of the American Geriatrics Society, 29, 407-410. Herrans, L. (1985). Psicologia y medición. Mexico: Editorial Limusa. Katzman, R., & Terry, R. D. (1983). The neurology of aging. Philadelphia: F. A. Davis. Kear-Colwell, J. J., & Heller, M. (1980). The Wechsler Memory Scale and closed head injury. Journal of Clinical Psychology, 36, 782-787. La Rue, A., D'Elia, L. F. Clark, E. 0., Spar, J. E., & Jarvik, F. (1986). Clinical tests of memory in dementia, depression, and healthy aging. Journal of Psychology and Aging 1, 69-77. Lechtenberg, R. (1982). The psychiatrist guide to disease of the nervous system. New York: John Wiley & Sons. McCarthy, M., Ferris, S. H.; Clark, E., & Crook, T. (1981). Acquisition and retention of categorized material in normal aging and senile dementia. Experimental Aging Research, 7, 127-135. Milian, C. (1991, Noviembre). Vital al desarrollo de programas de gerontologia. El Nuevo Dia p. 20. Piersman, H. L. (1986). Wechsler Memory Scale performance and geropsychiatric patients. Journal of Clinical Psychology, 42 323-327. Plotkin, D.A., Mintz, J., & Jarvik, L.F. (1985). Subjective memory complaints in geriatric depression. American Journal of Psychiatry, 9, 1103-1105. Wechsler, D. (1945). A standardized memory scale for clinical use. Journal of Psychology, 19, 87-95. Wechsler, D. (1987). Manual for the Wechsler Memory Scale-Revised. San Antonio: The Psychological Corporation.

C 1999 Universidad Carlos Albizu

Ciencias de la Conducta

1999, Vol. 14, 63-82

San Juan, Puerto Rico

Measuring the Effects of the Active Parenting Education Program on Parent-Child Relationships Rebecca Lehman-Perez, Ph.D. y José L. Porrata, Ph.D. Universidad Carlos Albizu Abstract The effects of a parent education program (based on Adlerian principles) on children's and parents' attitudes and behaviors were investigated. Seventeen parents completed the 6-week, 2-hour parent education courses and 17 parents served as a control group. At post-test, the parent program produced no changes in children's attitudes or behavior. On the positive side, the parent intervention produced significant changes in parental attitudes and behavior toward parenting. The parents showed significant changes in their autocratic beliefs and in their autocratic and democratic actions.

Although it can be surmised that most parents want to be effective parents, few have actually been trained or educated in child-rearing techniques (Popkin, 1993). According to Schulman, Lorion, Kupst and Schwarcz (1991), there are few parents who know instinctively how to raise their children. Often, parents tend to rely on parenting techniques used by their own parents, no matter how unsuitable or harmfid these methods might have been. Various factors have been linked to why parents fail to provide effective parenting: a lack of Para comunicarse con los autores, favor de escribir a la Universidad Carlos Albiza, P.O. Box 9023711, San Juan, Puerto Rico, 00902-37 !1.

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Parent Education and Parent-Child Relationships

knowledge about child rearing, unrealistic expectations and perceptions about their children, a personal history of physical or mental abuse, and the existence of such family stressors as marital, financial, or health problems (Schuhnan, et al., 1991). One of the most common concerns expressed by parents who seek therapy is that they do not know how to handle their children (Campbell & Sutton, 1983). They often describe patterns of child-rearing that are overly permissive or excessively authoritarian. How to parent has become a common parental preoccupation for many families of today. In 1990, 30 percent of all families were headed by single parents; mothers were the parents in 90 percent of single-parent homes (Pipher, 1994). Dembo, Sweitzer and Lauritzen (1985) point to the need for parent education by describing the social tendencies of society: (a) increased use of child care outside the home, (b) changes in traditional family structure, (c) the increased number of working mothers, (d) the increase in divorce rate and single parents, and (e) the isolation from other family members during childrearing years.

Hersch (1990) adds to the list of parenting stressors: (a) the contemporary dual-career marriages, (b) step families, (c) the increase in runaway adolescents, (d) the use of drugs and alcohol, (e) the confusion about male and female roles and, (f) the meaning of family.

The fmal parent-child stressor is violent crime. The overall rate of violent crime has doubled since 1973 (Wylie, 1994).

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In attempting to cope with the child-rearing stresses of the 1990s, many parents are ineffectively fluctuating between a permissive style of parenting and an autocratic style of parenting. Flett, Hewitt and Singer (1995) discuss the negative implications of the permissive style of parenting. Permissiveness, defined as no discipline at all, has been found to be as harmful as excessive punishment (Lefkowitz, Eron, Walder & Huesman, 1977). Children raised in a permissive manner often perceive little parental interest or parental neglect. Children raised in the permissive style tend to internalize symptoms, i.e., depression, or to externalize symptoms, i.e., acting out. Popkin (1993) relates that one of the drawbacks of permissive parenting is that children raised in this manner often report feelings of insecurity; they characteristically feel no sense of belonging. According to Popkin, when someone outside the family fmally informs the child that rules apply to him or her also, the child or adolescent will often rebel. Because a large number ofparents were raised by autocratic parents, many tend to use an autocratic child-rearing style with their own children. The autocratic parent believes that a cooperative child is an obedient child and the only way to develop obedience is through punishment (Meredith & Meredith, 1990). Autocratic parents often fmd themselves in parentchild power struggles and are frequently concerned about how to regain control. As Ogden (1990) discusses, using autocratic force (i.e. absolute, unquestioned authority) augments rather than solves conflicts. In review studies which focus on the results of parental punishment, it has been found that the use ofpunishment tends to have the opposite of the desired effect, i.e., punishment leads to increased aggression (Eron & Huesmann, 1984). Kohn (1993) stresses the importance of teaching parents that punishment teaches children to mistrust, to disrespect, to resent and to seek revenge.

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Parent Education and Parent-Child Relationships

A study by Holmes and Robins (1987) found that harsh parental discipline positively correlates with future adult mental health problems. Specifically, Holmes and Robins found that discordant and inconsistent discipline in childhood was significantly associated with adult depression and alcoholism. In summary, Holmes and Robbins recommended more respectful day to day handling of children's misbehavior. According to Flett, Hewitt and Singer (1995) parents who display authoritarian attitudes and stress perfectionism in their children run the risk of promoting psychological adjustment disorders as anxiety, depression, anorexia and suicide. The authors explained that children who display these mental disorders are often responding to perceived parental harshness through externalizing or internalizing their feelings. The tendencies to develop a negative self image and poor social adjustment were identified as stemming from authoritarian parenting. The researchers stress that the style of parenting becomes a determining variable in emotional development. Frost, Lahart and Rosenblate (1991) found that the development of perfectionism tends to be a product of demanding and perfectionistic parents. The authors reported that perfectionism is associated with such psychopathologies as obsessive-compulsive personality disorder, eating disorders, depression, suicide and sexual dysfunction. Other research has found that parents of antisocial children are lacking in several parenting skills. Patterson, Chamberlain & Reid (1982) observed and monitored delinquent children and recorded the frequency with which their parents engaged in behaviors which both indirectly and directly encouraged antisocial behavior. The detennining parenting behaviors that were shown to be deficient were: monitoring the child's physical location, disciplining for antisocial behavior, negotiating and solving problems within the family and modeling "prosocial" skills.

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Parental involvement has become the focus of many primary prevention interventions (Teichman, Teichman & Barnea, 1989). The major concept behind prevention programs is that by helping parents to improve their parenting skills, a portion of the social and psychological problems of their children may never happen. Coppersmith (1981) studies child-rearing patterns and found that children who display a high level of self-esteem tend to originate from a democratic family atmosphere. Statistical research reports strong corroborations between a child's self-esteem and his/her parent's child-rearing style. According to Bredehoft (1990), teaching parents to raise their children's self-esteem can contribute toward reducing family violence and strengthening family units. The results of the Simons, Robertson and Downs (1989) study imply that parental rejection, neglect, inconsistence, indifference, and/or explosiveness are related to adolescent coping style, self-esteem and aggressiveness. Research studies on self-esteem (Felson & Zielinski, 1989), report that adolescents who describe a high level of family support tend to show a high level of self-esteem as well. Parenting factors are reported to have a high impact on a child's future adolescent drug abuse behavior. The TannerNelson study (1989) conclude that families who put their children at risk for substance abuse tend to present characteristically high rates of negative parent-child interactions which are dominated by punishment, low amounts of encouragement, lack of limit setting or problem solving assistance. Children least at risk for substance abuse tend to come from families which are characterized as having emotionally close family relationships with open communication patterns and problem solving skills (Hawkins, Lishner, Catalano, & Howard, 1986). Hawkins et al. describe that the parents of children at low risk for drug abuse tend to: model chemically free problem solving behavior, set limits for children's behav-

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Parent Education and Parent-Child Relationships

ior, have rules concerning curfews, television, homework, drugs and alcohol and tend to encourage positive behavior. Punishment is explained as being used sparingly and support is described as providing experiences which promote confidence and social skills. One treatment for parental anxiety about child rearing skills has been the formation of parent education groups (Campbell & Sutton, 1983). Therapists and parenting-facilitators agree that parents need to improve communication skills, observational styles and disciplinary practices. Counseling parents on changing ineffective child-rearing techniques to newer parenting-relationship skills is the focus of parent education. According to Wright, Stroud and Keenan (1993), parent education is quickly becoming the treatment of choice for many children diagnosed with mild to moderate psychological disorders. Parent education is defined as a form of consultation in which the psychologist or certified leader is assisting the parent by teaching effective child-rearing techniques (White & Riordan, 1990). Although created to be used as a primary prevention tool, the popularity of using parent education programs as a form of secondary prevention is rising. The psychologist or facilitator offers the parent specific parenting techniques aimed at changing a problematic relationship. In the last 20 years, parent education groups have moved away from the traditional, unstructured format of open discussion toward a more structured format, based on theoretical models and specified content (Schultz, Nystul & Law, 1980). The three theoretical orientations that have dominated parent education models for the last thirty years are: the Communications model, based on Rogerian client-centered therapy and represented by Parent Effectiveness Training (PET) (Gordon, 1975), the Behavioral Modification model (Patterson & Gullion, 1971) and the Adlerian Model, based on Children: The Challenge by Dreikurs and Soltz (1964), depicted by Systematic Training for Effective Parenting (STEP) (Dink-

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meyer & McKay, 1989), and illustrated by the Active Parenting programs of Michael Popkin (1987, 1993). Research studies that have compared the three approaches do not rank one program above the other (Carmack & Carmack, 1994; Dembo, Sweitzer & Lauritzzen, 1985; Krebs, 1986). This article focuses on the Adlerian model and the Active Parenting Education Program. The Adlerian model is characterized by a democratic ambiance and concentrates on encouragement, mutual respect, goals of misbehavior, the use of natural and logical consequences, offering choices, and joint decision-making between parents and children (Hinlde, Arnold & Croake, 1980). Consistent with Adler's belief that our primary goal is to achieve a sense of belonging, the Adlerian parent education approach focuses on the goal of helping parents understand how their children think and the motives for their actions. Dreikurs and Soltz (1964), Bitter (1991) and Popkin (1993) explain to parents that children's behavior is due to striving for basic goals such as contact, power, protection and withdrawal. Adlerian parent education programs focus on identifying the negative approaches to these goals, i.e., undue attention seeking, rebellion, revenge, and undue avoidance. Parents are then encouraged to redirect negative approaches into positive approaches, such as contribution, independence, assertiveness, and centering (Popkin, 1993). An underlying Adlerian belief is that a misbehaving child is a discouraged child. To counteract discouragement, parents are taught to catch themselves when they are using negative verbal messages; this includes criticizing, yelling, nagging and demanding (Meredith & Evans, 1990). In an Adlerian parent education program, parents learn the importance of avoiding negative reactions as well as the importance of using encouraging statements (Popkin, 1987). The Adlerian tradition of replacing rewards and punishments with the democratic techniques of natural and logical

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consequences teaches parents the need for setting firm limits, but in a respectful manner (Kohn, 1993). In the Adlerian model, the position on rewards and punishments is that these methods place children in an inferior position and create a power struggle between adults and children (Meredith & Evans, 1990). Ultimately, Dreikurs (1964) teaches parents to hold weekly family meetings in order that all family members will have the opportunity to participate and share in problem solving. Through the family meeting, parents are expected to show mutual respect by listening and considering their child's point of view. The Active Parenting program (Popkin, 1981, 1993) is an Adlerian parenting education program that is video based. It is divided into six 2-hour sessions and is recommended for groups of 10 to 20 parents. The video vignettes, which portray families from various ethnic backgrounds, are used by the facilitator as a way of addressing such common problems as discipline, communication and problem solving. Through discussing the parent-child interactions shown on the vignettes, parents are able to focus on a specific parent-child struggle. After viewing a problematic parent-child role play, the parents, with the facilitator, examine and discuss the problem and then are able to return to the video for solutions. Parents in Active Parenting programs may enroll in Active Parenting Today, for parents of children ages 2 to 12 years old, or in Active Parenting of Teens which is aimed at parents of children ages 13 to 18. In August, 1995, the present authors received correspondence from Dr. Michael Popkin, president of Active Parenting Publishers. Popkin described the problem of little statistical research on the effectiveness of his parent education program, Active Parenting. Popkin (1995) explained the need to add to scientific research showing that this program is a valuable prevention and intervention tool. In order for parenting edu-

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cation programs to be eligible for grant money, research must show that the programs are effective. Dr. Popkin asked Active Parenting facilitators for assistance in collecting data for a nationwide research survey. In total, three hundred consultant facilitators were asked to use the same evaluation instrument. Results from the nation wide study will be forwarded to the author upon completion. Hypothesis #1: Attitudes and Behavior of Children: The six week Active Parenting education program will result in changes in children's attitudes and behavior. Specifically, at termination of the Active Parenting program, the children of the parent-participants are expected to show a significant attitude and behavior change in response to their parents. Hypothesis #2: Parental Attitudes and Parenting Behavior: The six week Active Parenting program will effect parent-participants' attitudes concerning parenting and will effect parenting behavior as well. Specifically, parents who complete the Active Parenting course are expected to show a significant increase (at the .05 level of significance) in the use of a more democratic style of parenting. A significant decrease in the use of both the autocratic parenting style and the permissive style ofparenting are expected. Method Overview The authors measured the effectiveness of the Active Parenting program with a sample of parent participants. Two

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Parent Education and Parent-Child Relationships

instruments were used to identify and measure: change in parenting style (autocratic, permissive or democratic) and change in child behavior as perceived by parents. The experimental group participated in the six week parent education course, the control group did not. The authors of this study carried out an independent study with their sample and, secondarily, participated in a nationwide study on the effectiveness of the Active Parenting program. In sharing results of the About My Child Questionnaire with Dr. Popkin, president of Active Parenting Incorporated, the authois assisted the researchers at Georgia State University who are evaluating the program. Popkin and the researchers are aiming at tile establishment of reliability and validity for the new evaluation instruinent Although the authors completed statistical research on their own small Sample, this same sample will be added to the much larger national sample which will make up the nation-wide study by Dr. Popkin and Georgia State University.

Subjects

All parent-participants enrolled voluntarily. Participants responded to two flyers which were posted in three schools, two churches, one synagogue, a Coast Guard base, and two pediatricians, offices. The flyers announced the six week parent education seminar for parents of children ages 2 -12. The authors assigned the first 20 individuals who signed up for enrollment to the experimental group and the next twenty individuals were put on a waiting list which made up the control group. The researcher assigned a code-number to each subject in order that questionnaires could be filled out confidentially. Although the sample started with 40 subjects, the final number decreased to 34, 17 participants in each group. The subjects were all residents of Puerto Rico.

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Procedure Two experimental 6 week, 2 hour parent education courses were presented during the same 6 weeks in two different sites. One site was a church, the other site was a synagogue in Puerto Rico. The sites were chosen because of availability and the safe and convenient parking facilities provided by the buildings. Materials and Instruments The researcher used a television and video machine in order to display the video sections of the Active Parenting Program. The program consists of two videos, a leader's guide and parent handbooks. Each parent received a handbook for weekly reading and parent-child interaction assignments. Two instruments were administered to the parents: the About My Child Questionnaire and the Parenting Style Questionnaire, both constructed by Popkin. Although Popkin is using only the About My Child instrument in his nation-wide study, the present authors used both of the questionnaires, About My Child and the Styles of Parenting for our individual study. Analysis of Data The data from the two pretest-posttest questionnaires were treated with a t test within group analysis at the .05 level of significance. All questionnaires were scored by the authors and one of the Active Parenting program's co-leaders. Results Thirty four parents, 17 experimental group participants and 17 control group participants, completed the pretest and the

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Table 1. Experimental and Control Groups, Pre-test/Post-test Mean Scores and Standard Deviations for the "About My Child" Questionnaire. About My Child

Experimental Group Control Group

Pre-test

Post-test

t

P

28.12

29.76

-1.09

0.291

31.71

30.71

+0.52

0.613

Note: Highest attainable score = 56

posttest. A review of the composition of the group indicated that the subjects were comparable on the demographic characteristics of age, race, sex, family structure, education and on the number and ages of their children. In the total sample of 34, all parent-participants had at least one child between the ages of 2 and 12 and the average years of parents' education was 16 years for both groups. The first hypothesis of this study stated that the Active Parenting program would show changes in attitudes and behavior in children of parent participants. As measured by the About My Child Questionnaire, no changes in children's attitudes or behavior were shown in either the experimental group or the control group during this six week study. According to the data analysis for the About My Child Questionnaire (Table 1), no significant differences at the .05 level of significance were found in the comparison study of pretest-posttest mean scores. Results for both the experimental and control groups failed to show a significant difference between the group of parents who had taken the parenting course and the group of parents who had not taken the course. For the experimental group, data analysis showed t(16) = -1.09, p = 0.291. For the control group, t(16) = .52, p = .613.

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Table 2. Experimental Group and Control Group Mean Scores and Standard Deviations for the Parenting Style Questionnaire. Experimental Group Autocratic Beliefs Permissive Beliefs Democratic Beliefs Autocractic Actions Permissive Actions Democratic Actions Control Group Autocratic Beliefs Permissive Beliefs Democratic Beliefs Autocratic Actions Permissive Actions Democratic Actions

Pre-Test 2.80

Post-Test 2.01

t (16) 4.39

P

0.000

3.63

3.66

-0.27

0.789

4.24

4.37

-1.42

0.174

3.45

2.99

3.77

0.002

3.17

3.17

0

1.000

3.36

3.92

-3.99

0.001

Pre-Test 2.66

Pest-Test 2.66

t (16) 0.01

P 0.992

3.62

3.22

2.15

0.047

4.35

4.09

1.63

0.123

2.95

3.15

-1.13

0.276

3.05

2.91

1.30

0.212

3.52

3.60

-0.76

0.459

Highest attainable score = 5

The second hypothesis of this study stated that the results of the Active Parenting program would have an effect on parents' attitudes concerning parenting and on parenting behavior as well. It was hypothesized that parent participants,

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Parent Education and Parent-Child Relationships

after attending the six week program, would show a significant rise in democratic attitudes (beliefs) and democratic behavior (actions). Also hypothesized was a decrease in both the autocratic parenting style and the permissive parenting style as a result of the Active Parenting program. The results of the Parenting Style Questionnaire support the hypothesis that the Active Parenting program produces change in parental attitudes and behavior toward parenting. A pre-test/post-test analysis of scores from the six scales of the Parenting Style Questionnaire determined that there were sigriificant differences in the comparison of the experimental and control groups in four of the six scale analyses (Table 2). As shown in Table 2, the experimental group showed significant differences (at the .05 level) in the scales for autocratic beliefs, autocratic actions and democratic actions. The control group showed a significant difference for the permissive belid scale. The experimental group's posttest scores for the autocratiC belief scale, (t(16) = 4.39, p = 0.00) and the autocratic actiort scale, (t(16) = 3.77, p = 0.002), are significantly lower at the .05 level of significance than the experimental group's pretest scores. The democratic action posttest score for the experimental group is significantly higher than the pretest score (t(16) = -3.99, p = 0.001) at the .05 level of significance. The differences in the pretest-post-test scores for the other three scales for the experimental group, including permissive beliefs, permissive actions and democratic beliefs showed no significant differences. In the control group, the permissive belief scale, Styles of Parenting Questionnaire, showed a significant difference (t(16) = 2.15, p = 0.047) when pretest-post-test comparisons were made. The control group shows no other significant score changes in the following five scales of the Parenting Style Questionnaire: autocratic beliefs, democratic beliefs, autocratic actions, permissive actions, and democratic actions.

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Discussion The results of this study supported one of the two hypotheses stated. Results concerning the first hypothesis which predicted change in children's behavior after their parents took the parent education course showed no significant changes in children's behavior. Children's behavior, as perceived by parents, failed to differ significantly in this six week time frame. The failure to show effects on participants' children may have been due to the relatively short time span between pretesting and post-testing and also to the relatively small sample size. The author surmise that because the program is primarily aimed at teaching parents, it's effects on parents' children may not occur until later in time. A long-term re-take of the About My Child Questionnaire (perhaps 3-4 months after the end of the program) may contribute to the assessment of the effects on children. In support of the second hypothesis, that parent participants would significantly demonstrate an increase in the use of a democratic style of parenting, the posttest results showed positive correlations between the Active Parenting program and parental change in parenting style. Specifically, the results from the democratic actions scale (Table 2), which measured parents' use of such behaviors as encouragement of children, placing reasonable limits, and using discipline in a respectful way indicate that parent-participants are now relating to their children using a significantly more democratic parenting style than they were using before treatment. The experimental group not only showed an increase in democratic patterns of parenting but also significantly exhibited tendencies that they are now thinking and behaving less autocratically. By significantly lowering their autocratic belief scores and their autocratic action scores, the participants are

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Parent Education and Parent-Child Relationships

demonstrating a relationship between the Active Parenting course and a reduction in autocratic parenting principles. These parents give the picture that they are now using less direct orders with their children and are focusing less on obedience and punishment. Immediately after the parent education course, these parents appeared to think and behave less autocratically than six weeks before. The control group, on the other hand, showed no changes in democratic behavior, autocratic belief or autocratic action scores. The findings suggest that the Active Parenting Today program correlates with a rise in parents' democratic behavior patterns in relation to their children. The fmdings also suggest that the Active Parenting program correlates with both a reduction in autocratic parental attitudes concerning parenting and a reduction in autocratic behavior with their children at home. Although the results indicate that parents who have taken the course are now showing more democratic parenting behavior, the results did not point out any significant change in parents, democratic beliefs (democratic belief scale) toward child rearing. The authors speculate that this discrepancy may be explained by the already high pretest democratic belief scores. It seems like the parents who signed up to take the course already tended to believe in democratic child-rearing principles. The significant rise in these parents' democratic behavior scores signifies to the author that these parents are now acting on their democratic beliefs and behaving in a manner more consistent with their theoretical beliefs concerning parenting. Even though the second hypothesis expected a decrease in the permissive style of parenting, the parent-participants showed no change in the permissive belief scale or in the permissive action scale. The authors find this discrepancy difficult to explain. Perhaps the facilitators were inadvertently role modeling a permissive style in their teaching behavior

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which carried through to the participants. It is recommended that Active Parenting facilitators keep a constant check on their own behavior while facilitating a course. Facilitators need to model the democratic style of relationship interaction which is taught in the Adlerian parent education course. An unexpected result of this study was found in the control group. Parents who had not attended the parenting course nevertheless exhibited a significantly lower permissive style of parenting after a period of six weeks. We speculate that this unforeseen fmding might suggest that the parents in the control group were attempting to appear less permissive after anticipating what the parenting course might be teaching. The video format of the Active Parenting course and the parent handbooks are published in the English language. Although the facilitators spoke both Spanish and English during the program, the authors recognize that a limitation to the study may have been in this area. Some potential participants in Puerto Rico way not have taken the course because of the English-only video format. Recommendations It would be useful to test the Active Parenting program with a parent population of participants who report problems in the parent-child relationship . The use of the Active Parenting program as a secondary prevention tool for family problems needs to be analyzed. It is suggested that this study be carried out with a larger parent sample and with a sample of less educated participants. In order to determine if the Active Parenting program is effective for all parents, a more random sample in terms of years of education needs to be analyzed. As with all parenting education programs, a reliable follow-up testing program is recommended in order to test the long-term effects of parent education. Although this study

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Parent Education and,Parent-Child Relationships

indicates support for the Active Parenting program immediately after treatment, the question of how long will the effect last is important for parents and facilitators to realize. In order to study parenting styles and differences in terms of teaching the program, ethnic composition of groups may be helpful. For example, perhaps a comparison study between a group of parents born and raised in North American with a group of parents born and raised in Puerto Rico. A study of this kind may yield interesting results as to the similarities and the differences of the two cultures in terms of child rearing patterns and principles. As with any newly learned knowledge, support groups are recommended for continued success with parent education principles and techniques. It is recommended that both instruments be further tested for validity and reliability. The Parenting Style Questionnaire needs validity and reliability measurements before it's results may be generalized. As previously explained, the results of this small sample, will be added to the much larger national sample being currently analyzed by Popkin and his research team. As of the' termination of this individual study, the national results are note yet available. For further information on the effectiveness of the Active Parenting program, the national study may be consulted. References Bitter, J. R. (1991). Conscious motivations: An enhancement to Dreikur's goals of misbehavior. Individual Psychology, Journal of Adlerian Theory, Research and Practice, 47, 210-221. Bredehoft, D. J. (1990). An evaluation study of the self esteem: A family affair program with high risk abusive parents. Thansactional Analysis Journal, 10, 111-116. Campbell, N. A., & Sutton, J. M. (1983). Impact of parent education groups on family environment. Journal for Specialists in Group Worlc, 8, 126-132.

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C 1999 Universidad Carlos Albizu San Juan, Puerto Rico

Ciencias de la Conducta

1999, Vol. 14, 83-102

Los Hijos de Sol: Factores, Efectos y Reacciones Conductuales de la Experiencia de Evadirse del Hogar en Seis Adolescentes de Puerto Rico Carlos V. Sosa Mieles, Ph.D. y Juan Sanchez Viera, Ph.D. Universidad Carlos Albizu

Abstract In this article the authors present a qualitative psychological profile of six runaway adolescents. The results indicate that the majority of such adolescents have a history of maltreatment and psychiatric symptomatology. The authors present some recommendations at the social, cultural and political level.

Dentro de los sectores marginados por la sociedad existen personas que no se organizan como grupo, lo que hace sumamente dificil que puedan levantar su voz de protesta para denunciar los atropellos de que son victima. Los llamados desertores del hogar son posiblemente uno de esos cohortes poblacionales que, al carecer de fuerza como grupo, sus intereses no son debidamente atendidos, a la vez que pasan desapercibidos para los demds componentes de las sociedades modernas. Para comunicarse con el Dr. Sosa Mieles, favor de escribir a los autores al: Departamento de Ciencias Sociales, Universidad del Sagrada CorazOn, P.O. Box 12383, Santurce, Puerto Rico, 00914-0383.

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Son multiples los factores que inciden en restarle potencial a los evasores del hogar para organizarse y demandar que sus derechos como personas sean respetados. La poca o ninguna confianza en las instituciones sociales (como resultado de la planificación altamente burocratizada y poco funcional de los servicios); el estar demasiado centrados en la supervivencia y situaci6n personal, asi como por pertenecer a los grupos etarios mas jOvenes de la poblaciOn y carecer de lugares en los que puedan reunirse, son algunas de las limitaciones que dificultan la formación de un bloque organizado, que les facilite dejarse sentir en los diferentes niveles y estructuras de la sociedad en que viven. Segun Nye y Edelbrock (1980), un evasor del hogar es aquel joven que deja el hogar sin permiso de los padres, por lo menos durante una noche, con la intenci6n de estar fuera del control de los mismos. Para efectos de este trabajo se considerara como un evasor, no solamente el que deja el hogar sin permiso de los padres, sino el que lo deja involuntariamente como resultado de haber sido echado por éstos. El National Network of Runaway and Youth Services, en su informe de 1991, cuestiona la parte de la definicion que utiliza el estado para referirse a los evasores del hogar, y que lee "sin permiso de los padres." Esta sección es también disputada por muchos profesionales que se preguntan la relevancia de tal permiso. Conforme a dicho organismo, existen otros términos que pueden ser complementarios con el concepto central del evasor del hogar. Eston son: joven sin hogar, joven sin familia, en la calle o en una institución. Existen otros dos términos que estan siendo utilizados por profesionales de servicios para describir un sinnumero de menores que no encajan facilmente en las definiciones antes mencionadas: "jóvenes fuera del hogar" y "jovenes sin supervision."

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El concepto "jóvenes fuera del hogar" describe a los menores que viven con amistades y otras personas no familiares, que se caracterizan por estar moviendose de casa en casa. "Jóvenes sin supervision" se refiere a los que viven en sus hogares, pero cuyos padres no estan involucrados en sus vidas y no participan en actividades compartidas con estos. Los padres solo van a la casa a dormir. En Estados Unidos, un millOn de jóvenes abandona el hogar cada alio. Este numero es solo un estimado, puesto que las estadisticas existentes no describen el problema adecuadamente y nadie sabe con exactitud cuantos jóvenes realmente huyen de sus hogares anualmente. En Puerto Rico la situaciOn aparenta ser mas grave aim, puesto que no existe un registro de estos jóvenes, y hay muy pocos programas de ayuda para los mismos. El evasor del hogar puede estar cortos periodos fuera de su casa, como una o dos noches; o periodos más extensos, e inclusive irse de la casa y no regresar jamas. Muchos profesionales e investigadores consideran de mucha importancia hacer una distinci6n entre aquellos que se van una vez y regresan a la casa, y aquellos que repiten una y otra vez la misma experiencia (Haupt & Offord, 1972; Houten & Golembrewski 1976). Los que son reincidentes demuestran niveles mas altos de disfunciones personales y sociales en su etapa de adulto joven, que aquellos que lo han hecho una sola vez (0 1 son, Liebow, Mannino & Shore, 1980). Entendemos que el problema del evasor del hogar se puede enfocar desde tres perspectivas o dimensiones. Estas son: factores que intervienen en la experiencia de separarse del hogar; el efecto de la experiencia en los nirios o jóvenes, y la reacción conductual del nirio o el j oven ante dicha experiencia. En la primera perspectiva se plantea que huir del hogar es el resultado de las dificultades del joven al lidiar con los problemas de su existencia dia a dia. La investigación ha demostrado que estos problemas se dividen en tres clases o

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categorias: Ajuste personal inadecuado, conflictos de familia y maltrato por parte de los padres (Garbarino, 1985). El ajuste personal inadecuado puede ser resultado de diversas situaciones en el hogar, tales como, demandas excesivas por parte de sus padres, problemas de identidad, situaciones económicas dificiles y dificultades en la escuela. En el escenario escolar, cuando los menores no pueden cumplir con las demandas que presupone el mismo, ya sea por problemas familiares y/o dificultades de aprendizaje, muchos son clasificados como inadaptados y aprendices lentos (Johnson & Carter, 1980). Dentro de los conflictos de familia se pueden observar dificultades en la comunicación, confrontaciones violentas entre los miembros que la constituyen, argumentaciones y disputas constantes; asi como falta de expresiones afectivas (Patterson, 1976). Por otro lado, en el maltrato se puede incluir desde castigo corporal, maltrato psicologico, incesto y molestias, hasta violaciones sexuales. Para jóvenes expuestos a un maltrato crónico, huir de la casa puede constituir una respuesta adaptativa y saludable a una situación imposible (Silbertt & Pines, 1981). Segall Garbarino (1985), los factores antes mencionados pueden interactuar y constituir un ciclo vicioso autoreforzante. En la segunda perspectiva, esto es, el efecto de la expe-riencia de separarse del hogar, podemos citar el estudio de Burguess (1986). Dicho estudio fue llevado a cabo en Canada, y publicado por la Oficina de Justicia Juvenil y Prevención de la Delincuencia, en Washington, D.C. En éste se describen sinnilinero de aspectos relacionados con el problema de los evasores del hogar. Ademas de la descripción del tipico evasor del hogar como aventurero, rebelde y terco, el estudio sefiala que el adolescente es usualmente victima de un ambiente familiar conflictivo en el cual se producen multiples abusos Dado que el jóven usualmente no posee destrezas de empleo,

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se vuelve muy vulnerable a los peligros de la supervivencia en el ambiente poco seguro de las calles. Burgess (1986), utilizando los dibujos hechos por algunos de los participantes en su estudio, concluye que la experiencia de separarse del hogar es altamente traumatizante. El perfil que provee el estudio refleja que los jóvenes tienden a ver sus propias cualidades en forma positiva, a pesar de los problemas que hayan podido tener en la escuela, con las autoridades y sus pares. Muchos provienen de hogares rotos dentro de los cuales la vida en familia es estresante; hogares donde el coraje, los conflictos e insatisfacciones son los elementos que definen las relaciones. Ademas, la vida en el hogar de muchos de estos jóvenes estd marcada por el abuso verbal, fisico, psicológico y sexual. Segun el estudio antes citado, como resultado de ello, los jOvenes expresan sentirse ansiosos, deprimidos y diferentes a otros, aunque formulan expectativas de que algtin dia alcanzaran el éxito. Agrega que muchos de los sintomas presentados por el joven evasor son respuestas de estrés al ambiente abusivo del hogar. Afirma que entre las reacciones se puede observar estrés postraumatico que incluye pensamientos recurrentes en tomo al incidente de la huida del hogar, sentimientos de extrarieza en tormo al ambiente y a otras personas, disturbios en el pad& de suerio, dificultad con la memoria y la concentración, y rechazo a las actividades propias de los adolescentes. Concluye que los jóvenes abusados sexualmente tienden a expresar malestar fisico; miedo a los adultos varones y conflictos con la autoridad; mostrando también más sentimientos de ansiedad e ideación suicida. En relaciOn a la tercera perspectiva de enfocar el problema dentro de las reacciones conductuales del joven evasor, se plantea que muchos de los menores que deciden quedarse fuera del hogar por mucho tiempo, no poseen medios económicos para subsistir, por lo que se convierten en candidatos idOneos pam la economia ilicita a través de la yenta de

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drogas y prostitución. Por otro lado, también pueden ser presa fácil de otras actividades ilicitas como el hurto, robo y la delincuencia en sus diferentes manifestaciones. Silbert y Pines (1981) hicieron un estudio en el cual examinaron la práctica de la prostituci6n entre jóvenes evadidos del hogar. Encontraron que, efectivamente, ambos fenómenos tienden a guardar relacion entre si. James y Meyerding (1977), por otro lado, sefialan que los adolescentes evasores del hogar no pueden llenar facilmente sus necesidades basicas, por lo que se yen forzados a seguir una de tres opciones: regresar a la calle, robar lo que necesiten o vender lo que tienen. En esta ültima opción, la prostitución es una de las posibles alternativas de sobrevivencia. Cuando el joven esta desesperado, puede encontrarse con adultos inescrupulosos que le ofrecen "ayuda." Sin embargo, esta ayuda puede estar ligada a intereses que lleven a los jóvenes a actividades ilicitas, como la yenta de drogas y otros tipos de actos ilegales. La presente investigación estuvo orientada a examinar el problema de las evasiones del hogar en funciOn de las tres perspectivas antes mencionadas; esto es, el estudio de los factores que intervienen en la experiencia de separarse del hogar. El efecto de la misma en los jóvenes evasores del hogar, y sus reacciones conductuales ante dicha situación. El estudio de este problema dentro del contexto puertorriquefio, enfocando los puntos antes mencionados, puede contribuir a identificar variables que nos ayuden a comprender mejor la problemática del evasor del hogar a nivel local. El estudio de los jóvenes evadidos de los hogares puertorriquecios merece particular atencion, dada la considerable cantidad de menores que esta propensa a sufrir dicha experiencia. De acuerdo a información suministiada por la directora del programa "El Puente" del Ejército de Salvación (hogar de transición para relocalización de nifios y jóvenes evasores

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del hogar), en Puerto Rico cerca de 2,000 menores entre las edades de 5 a 19 arios se evaden de sus hogares anualmente. Cabe serialar que en Puerto Rico no existe un registro oficial de los casos de evasion del hogar. El estimado anterior, por lo tanto, es solo una apreciación subjetiva a base de la experiencia de las personas trabajando en el programa. Segim la directora del programa antes mencionado, los nirios evasores del hogar son fácilmente identificables en muchos lugares publicos. Los centros comerciales, restaurantes de comida rápida, esquinas de las calles de mucho transito, y debajo de los semdforos, son algunos de los lugares preferidos por los evadidos del hogar que tratan de sobrevivir de alguna manera. Investigar este fenómeno en nuestro contexto puede servir para conocer las expectativas, necesidades y sentimientos de estos menores que sufren las consecuencias del rechazo y el maltrato a diferentes niveles. De esta manera podrian planificarse y estructurarse servicios de ayuda a nivel piiblico y privado a tono con la particular idiosincracia de este cohorte poblacional. En relaciOn a los factores que intervienen en la experiencia de separarse del hogar (H1), esperamos encontrar las siguientes variables asociadas que anteceden a dicha situación: 1. Abandono emocional como resultado de la indiferencia materna y/o paterna; falta de cuidado, negligencia y falta de afecto; 2. Experiencias dolorosas — abuso sexual, maltrato fisico y/o psicologico; 3. Deseo de experimentar nuevas experiencias; 4. Problemas de identidad Confusi6n sexual (homosexualismo); 5. Problemas de comunicación y dificultades en las relaciones interpersonales — mensajes confusos y falta de información en la interacciOn.

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En torno al efecto de la experiencia en el joven desertor (H2), esperamos encontrar que la separación del hogar constituye una experiencia traumatica que puede producir: 1. Sentimiento de abandono e impotencia — sensaci6n de que ha sido abandonado y no puede hacer nada; 2. Miedo y/o temor a las consecuencias — sensación de que el resultado del abandono traera consecuencias desastrosas; 3. Incertidumbre — LQué me va a pasar? LQué va a ser de mi?; 4. Cambio en el patron de sueflo — insomnio, somnolencia, pesadillas; 5. Cambios en funcionamiento cognoscitivo — dificultad para memorizar y concentrarse; 6. Cambios en autoestima; 7. Depresión; 8. Sentimiento de que nadie les cree; 9. Sentimiento de culpa — pensar que ellos son culpables del abandono del hogar; 10. Desconfianza hacia los adultos — pérdida de fe en los adultos; 11.Coraje y hostilidad — sentimientos generados a raiz de la experiencia;

En cuanto a las reacciones conductuales (H3), se espera encontrar que la experiencia de tener que separarse del hogar puede conducir a: 1. Evitar relacionarse con adultos; 2. Conducta agresiva; 3. Comportamiento hurafio con personas desconocidas; 4. Reto a la autoridad; 5. RepeticiOn de esquema de maltrato; 6. Pérdida de control; 7. Conductas de supervivencia en la calle que envuelva: a. ProstituciOn; b. Pedir limosna o comida;

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c. Venta de drogas; d. Asesinato — (algunos aceptan contratos para matar o asesinar a otras personas) e. Robar, asaltar y conducta delictiva en general; f. Deambular por las calles.

Definiciones 1. Factores que intervienen en la experiencia de separaci6n: se defmen como las yariables asociacins que anteceden al evento de la deserciOn del hogar. 2. Efecto de la experiencia: se define como el grado de adversidad en teaminos fisicos y psicológicos de la experiencia, de acuerdo a lo expresado por los participantes. 3. Reacción conductual: se define operacionalmente como el resultado del efecto en una o más conductas manifiestas. En otras palabras, la reacción conductual es una manifestación del efecto. MétodO Sujetos A tono con el propósito de la investigaci6n, se escogieron tres adolescentes varones entre las edades de 9 a 16 afios, y tres adolescentes del sexo femenino en las mismas edades, de instituciones albergues para adolescentes identificados como evasores del hogar. Se hicieron arreglos con el programa "El Puente" del Ejército de Salvación, a través de su directora, para la selección de los varones a ser entrevistados y evaluados. Para el grupo de adolescentes femeninas se hicieron arreglos para conseguir autorización del programa Cuerpos de Voluntarios al Servicio de Puerto Rico, adscrito a la Oficina del Gobemador.

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Procedimiento Una vez seleccionados los participantes, se procedi6 a obtener el consentimiento de los mismos a través de un permiso escrito, donde se indicaba el proposito del estudio. Ademas, en dicho documento también se expres6 en forma clara que se garantizarian los derechos, privacidad y confidencialidad de la infonnación suministrada por los menores; asi como el derecho a retirarse del estudio cuando lo desearan, y las providencias para no incurrir en procedimientos que pudieran infiingir daiio . La investigación fue realizada utilizando el método de estudio de casos, denominado como Historia de Vida, complementado con un andlisis basado en el marco conceptual Eriksoniano. Se entiende por historia de vida el relato autobiografico obtenido por el investigador mediante entrevistas sucesivas. El objetivo de este tipo de estudio es obtener el testimonio subjetivo de cada partricipante recopilando, tanto los acontecimientos, como las valoraciones de los sujetos respecto de su propia existencia (Pujadas, 1992). Este método fue seleccionado por entender que a través de un relato conducido de la manera mas informal y espontanea posible, se podia recoger información personal valiosa que usuahnente escapa cuando se recurre a las técnicas tradicionalmente utilizadas en la investigacion cientifica. El relato oral permite distinguir, segim los individuos, sensibilidades diferentes con respecto al acontecimiento (Joutard, 1983). Segfin Saltalamacchia (1992), la historia de vida es una técnica cualitativa gratificante y productiva de abordar temas en los que otras técnicas serian insuficientes. La historia de vida es una forma de lograr la participaciOn de los entrevistados en una investigación con intereses en coman. En la presente investigaciOn, no solo se recurrió al método de historia de vida para la recopilaciOn de la informaciOn, sino

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también a intelpretar la misma utilizando como marco te6rico la Teoria de Desarrollo Psicosocial de Eric Erikson. Se seleccion6 dicha teoria porque la misma destaca los eventos sociales de las experiencias como formadores principales del desarrollo- de la personalidad. La teoria sirve muy bien para interpretar e inferir c6mo las experiencias tempranas, generadas por la relación del nifio con sus padres y su medio ambiente, contribuyen a delinear las herramientas para éste enfrentarse a las demandas de su desarrollo emocional. Este modelo pennite establecer una conexidon entre los factores, efectos y reacciones conductuales del evasor del hogar. Para efectos del analisis de las hip6tesis a la luz de la teoria-Ericksoniana, se utilizaron las experiencias de desarrollo junto con los conceptos descriptivos de las etapas. Las experiencias de desarrollo fueron contrastadas con los logros que se esperaba que el nifio alcanzara en cada etapa de su desarrollo, asi como con las variables o factores que contribuyeron o facilitaron la consecuci6n de los mismos. En el procedimiento que se utiliz6 como referencia para la interpretación de los hallazgos y su relevancia con las etapas de desarrollo de Erikson, se incluy6 un analisis donde se relacionaron los factores o causas de la experiencia de separarse del hogar, con los logros de las diversas etapas, analizandose luego los efectos de la separación del hogar y las reacciones conductuales asociadas a la misma. Para conducir la investigacion, inicialmente se desarrollaron diversas entrevistas con los supervisores, coordinadores y personal del proyecto, a fm de recopilar información que ayudara a formar un banco de datos que pennitiera configurar el trabajo a llevar a cabo. Dicha información fue utilizada para la selecci6n de los casos que luego fueron entrevistados y evaluados. Los datos recopilados a través de otras técnicas proporcionaron material de gran importancia como complemento en cada fase de la investigaci6n.

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Una vez seleccionados los participantes, se procedió a

conducir las entrevistas biograficas utilizando una grabadora. De antemano se tuvo sumo cuidado para que, de una manera informal, se tocaran los elementos constitutivos de las hipótesis a evaluar. Previo a las entrevistas, el investigador estuvo en contacto con los participantes, con el proposito de asegurar el establecimiento de un buen "rapport" Para cubrir las areas a evaluar en el estudio, se condujeron las entrevistas necesarias (no más de tres). Resultados En la primera hipétesis se indicaba que el abandono emocional, las experiencias dolorosas, el deseo de experimentar nuevas experiencias, los problemas de identidad, asi como dificultades en comunicación y relaciones interpersonales, eran factores importantes que intervenian en la experiencia de Tabla 1. Factores antecedentes a la experiencia de separarse del hogar.

P. J.

S. G. J. A.

Abandono Emocionai

Experiencias Dolorosas

x x x x

x x x x x

Factores Experimentar nuevas Experiencias X

X

x x x x

Problemas de Relaclones Interpersonales X

x x x x x

Otros

X

x

Notas: Leyenda: P. = Pepe; J. = Jason; S. = Suanet; G. = Giselle; J. = Joyce; A. = Alejandro.

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separarse del hogar. Esta hipótesis fue esencialmente confirmada (véase Tabla 1). Como puede verificarse en la tabulación anterior, con excepción de problemas de identidad sexual, todos los demas factores parecen haber intervenido en la decisi6n de los menores entrevistados de marcharse de sus hogares. El factor abandono emocional se observe) en 5 de los 6 sujetos; para un 87 por ciento. Proporciones similares se observaron para los factores de experiencias dolorosas y experimentar nuevas experiencias. Los problemas de comunicaciem y de relaciones interpersonales se observaron como antecedentes a la fuga del hogar en todos los casos bajo estudio. Estos hallazgos estan a tono con los estudios de Burges (986), Garbarino(1985), Patterson (1976), y Silbert y Pines (1981). La segunda hipOtesis sefialaba que entre los efectos que podian esperarse asociados a la experiencia de escapar del hogar estaban: sentimientos de abandono e impotencia; miedo y/o temor a las consecuencias; incertidumbre; cambio en el patron de suefio, insomnio, somnolencia y pesadillas; cambios en funcionamiento cognoscitivo; cambios en autoestima; depresión; sentimientos de que nadie les cree; sentimientos de culpa; desconfianza hacia los adultos;. coraje y hostilidad. En términos generales, podemos concluir que la segunda hipatesis también fue substancialmente confirmada (véase Tabla 2). El efecto 1: (sentimientos de abandono e impotencia), se observe, en 5 de los 6 casos; para un 83 por ciento. Un porcentaje similar se observa en el efecto 10 (desconfianza hacia los adultos); asi como en el 11 (coraje y hostilidad). Dos terceras partes de los sujetos bajo estudio, por otro lado, mostraron sentimientos de miedo y/o temor (efecto 2). Una proporción igual mostr6 incertidumbre (efecto 3), asi como cambios en el patron de suefio (efecto 4); dificultades en funcionamiento cognoscitivo (efecto 5); depresiem (efecto 7), y sentimientos de culpa (efecto 9). El efecto 6 (cambios en

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Tabla 2. Efectos de la experiencia de huir del hogar.

1

2

3

4

Efectos 5 6

7

8

9 10

11

X X X X X P. X X X X X X J. S. X X X X X X X X X X X G. X X X X X X X X X X X X X J. X X X X X X X X X A. X

Notas: Leyenda: P. = Pepe; J. = Jason; S. = Suanet; G. = Giselle; J. = Joyce; A. = Alejandro. 1 = Sentimiento de abandono e impotencia — sensacion de abandono sin que pueda hacer nada; 2 = Miedo y/o temor a las consecuencias — sensaciOn de que el abandono del hogar traera resultados desastrosos; 3 = Incertidumbre — ipué me va a pasar? LQué va a ser de mi?; 4 = Cambio en el patron de sueflo/insomnio, somnolencia, pesadillas; 5 = Cambios en funcionamiento cognoscitivo/dificultad para memorizar, concentrarse, y otras; 6 = Cambios en autoestima — cOmo se ha afectado su valia personal; 7 = DepresiOn; 8 = Siente que nadie les cree; 9 = Sentimiento de culpa — pensar que ellos son culpables del abandono; 10 = Desconfianza en los adultos — como resultado de la experiencia pierden la fe en los adultos; 11 = Coraje y hostilidad — sentimientos generados a raiz de la experiencia.

autoestima), se presentO en sOlo dos casos; para un 33 por ciento. Estos hallazgos están a tono con los reportados en los estudios de Burgess (1986) y Wolf y Brandon (1977). El tercer aspecto que fue analizado en la presente investigaciOn, y para el cual se formuló una hipOtesis, tiene que ver con las reacciones conductuales de los participantes involucrados en la experiencia de abandono del hogar. Dicha hipOtesis serialaba que entre las reacciones conductuales esperadas ante la experiencia de abandono del hogar estaban: evitar relaciones con adultos, conducta agresiva, comportamiento hurario con personas desconocidas, reto a la autoridad, repeticiOn de esquemas de maltrato, pérdida de control, y conductas de supervivencia en la calle (prostituciOn, pedir

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limosna o comida, yenta de drogas, asesinato, robo, asaltos). Esta, al igual que en el caso de las hipOtesis uno y dos, fue corroborada en casi todos sus detalles (véase la Tabla 3). Todos los casos incluidos en la presente investigación observaron conducta de supervivencia en las calles durante algunos periodos posteriores al abandono del hogar (efecto 7). Del total de participantes que serialaron haber estado deambulando por las calles, el 50 por ciento se dedicaba, entre otras cosas, a solicitar limosnas y el 33 por ciento a la yenta de drogas y otras actividades ilicitas. Es interesante notar que una de las féminas se habia dedicado, segun su confesión, a la prostitución y a la practica de aceptar contratos para cometer asesinatos, como parte de sus actividades delictivas. Tabla 3. Reacciones conductuales.

P. J.

Reacciones 3 4 X

2

1 X

5

6 X

X

X

F B, F

o"

.ce ;xi

S. G.

X

J. A.

X X

X X X

X X

X X X X

X X

X X X

B, F C, E, F

Notas: Leyenda: 1. Evita relacionarse con adultos; 2. Conducta agresiva; 3. Comportamiento huraflo con personas desconocidas; 4. Reto a la autoridad; 5. RepeticiOn de esquema de maltrato; 6. Pérdida de control; 7. Conductas de supervivencia en la calle que envuelva: a) ProstituciOn; b) Pedir limosna o comida; c) Venta de drogas; d) Asesinato (algunos aceptan contratos para matar o asesinar a otras personas); e) Robar, asaltar y conducta delictiva en general; f) Deambular por las calles.

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La reacción 4 (reto a la autoridad), se observó en 5 de los 6 participantes; esto es, en el 83 por ciento de los casos. La conducta orientada a evitar relacionarse con adultos (efecto 1); la conducta agresiva (efecto 2), y la pérdida de control (efecto 6), se observó en 4 de los 6 sujetos; lo que equivale a un 67 por ciento. El comportamiento hurafto (efecto 3), y la repetición de esquemas de maltrato (efecto 5), fueron las reacciones conductuales menos frecuentemente observadas (en el 50 y 33 por ciento de los participantes; respectivamente). En términos generales, los hallazgos relativos a reacciones ante la experiencia de abandono del hogar, son cOnsonos con los resultados obtenidos en los estudios de Hersch (1988), Meyerding (1977) y Silbert y Pines 1981). Discusión A través de las seis Historias de Vida, el maltrato fue un factor siempre presente. Todos los menores entrevistados, en una forma u otra, fueron fisica, verbal y/o psicologicamente maltratados. Otro aspecto sobresaliente en todas las historias es el hecho que uno o los dos padres eran adoptivos y éstos, con muy raras excepciones, participaban activamente en las experiencias de maltrato. Erickson (1982) sefiala que uno de los determinantes fundamentales para lograr el establecimiento de una identidad personal integrada positiva, es la consistencia y coherencia de las experiencias experimentadas en el medio social inmediato. Esta consistencia debe ser continua a lo largo de los estadios que caracterizan las diversas etapas del desarrollo. En las historias de los jóvenes estudiados, sin embargo, notamos una marcada inconsistencia en sus vivencias. Observamos periodos de aparente aceptación y apoyo, y periodos de rechazo total y maltrato. En Ultima instancia, eran los pares los que

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proveian aceptación y apoyo; factores esenciales para llenar las necesidades afectivas. Las historias de vida presentadas en este trabajo constituyen evidencia de que en Puerto Rico estd vigente el problema de adolescentes desertores del hogar. Aunque los mismos no se puedan apreciar en grandes concentraciones (como en otros paises), si los podemos encontrar en diversos puntos a través de toda la isla, particularmente en las grandes zonas urbanas. Podemos concluir que el ambiente caracteristico donde se dio el desarrollo de estos jóvenes estuvo lleno de inconsistencias y maltrato. La experiencia de abandonar el hogar de los menores puertorriqueflos, al igual que la de otros jóvenes en otras partes del mundo, constituye para ellos una opción que les permite ponerse a salvo de sus victimarios inmediatos, para tratar de comenzar una nueva vida sin maltrato fisico y/o psicológico. Sin embargo, pocos parecen lograr esto, convirtiéndose dicha experiencia en una pesadilla tan o más terrible que las vivencias en el how. En las historias analizadas se observan ciertas particularidades que posiblemente responden a factores socioculturales dentro de nuestro contexto como pueblo. Como se ha sefialado previamente, a nivel local no existen altas concentraciones de desertores del hogar en determinadas areas geográficas. Por lo general, es más frecuente encontrar que los jóvenes evasores estan en grupos pequefios o se acercan a otros hogares o personas para sobrevivir. La ayuda que por razones humanitarias le proveen familias y otras personas a los menores que deambulan por sus alrededores, puede ser un factor que dificulta estimar con mayor precision el numero de jóvenes -evasores del hogar, por parte de las diversas agencias privadas y gubernamentales del pais. No cabe duda, sin embargo, que en Puerto Rico también existe el problema de menores que deambulan por las calles como resultado del abandono del hogar. El numero de casos podria aumentar considerablemente si tomamos en cuenta que

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en nuestra sociedad el maltrato de menores es un predicamento cada vez más frecuente. Es importante crear conciencia de esta triste realidad; no solo por las consecuencias que tiene para los menores envueltos, sino también para la sociedad como un todo por las repercusiones que tiene en dimensiones, tales como delincuencia, uso y tráfico de narcóticos, incidencia y prevalencia de enfermedades sexualmente transmitidas, y prostitución, entre otras. La aceptaciOn de que el problema existe es el primer paso para desarrollar e implantar programas de ayuda orientados a la prevención, interviniendo a tiempo con familias vulnerables, asi como para el rescate de muchos de estos jóvenes, en su mayoria victimas inocentes de hogares disfuncionales. Finalmente, debemos de mencionar algunas limitaciones de nuestro estudio. Como se serialó previamente, no existe un registro de adolescentes desertores del hogar en las agencias del pais contactadas inicialmente (Departamento de Servicios Sociales, Junta de Planificación y el Departamento de Corrección). Esta limitaciOn dificultó un poco el proceso de bOsqueda y selecciOn de los participantes para el estudio. Seria de gran utilidad para futuras investigaciones contar con un registro de desertores del hogar con fines estrictamente profesionales y de investigación. La muestra de sujetos incluidos en esta investigación fue relativamente pequeria. En futuros estudios deberia tomarse un mayor niunero de casos con miras a verificar los hallazgos relativos a factores precipitantes de la experiencia de abandono del hogar; asi como sus efectos y reacciones conductuales entre los menores envueltos. Se sugiere examinar más a fondo la variable género en el andlisis del proceso de manejo de la experiencia de evadirse del hogar. Por otro lado, se sugiere estudiar el problema de las evasiones desde una perspectiva de conflictos de poder; esto es, analizar la estructura de poder o la distribuciOn del poder dentro de las relaciones familiares (cOmo está instituido y

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cómo éste puede predisponer al maltrato). Esto es de suma importancia, puesto que el maltrato parece ser el factor precipitante de mayor peso entre los que anteceden al abandono del hogar. Referencias Berger, K. S. (1988). The developing person through the life span. New York: Worth. Borda, F., & Rodriguez, B. (1977). InvestigaciOn participativa. Uruguay: Instituto del Hombre. Burgess, A. W. (1986). Youth at risk: Understanding runaway and exploited youth. Office of Juvenile Justic and Development Prevention. Washington, D. C. Ellenwood, A. A., Masterek, S. T., & Jones, J. L. (1991, April). The runaway adolescent. Paper presented at the National Conference on troubled adolescents in Milwaukee, Wisco. Erickson, E. H. (1963). Childhood and society. New York: Norton Erickson, E. H. (1982). The life circle complete: A review. New York: Norton Garbarini, J. (1985). Adolescent development. Columbus, OH: Merrill. Haupt, D. & Offord, D. R. (1972). Runaways from a residential treatment center: A preliminary report. Journal of Social Therapy, 18, 14-21. Hersch, P. (1988). Coming of age on city streets. Psychology Today, 22(1), 28-37. Houten, J., & Golembiewski, M. (1976). A study of runaway youth and their families. Washington, D.C.: Youth Alternative Project. James, J., & Meyerding, J. (1977). Early sexual experience and prostitution. American Journal of Psychiatry, 134, 1381 1385. Johnson, R., & Carter, M. M. (1980). Flight of the young: Why children run away from their homes. Adolescent, 15(58), 483-489. Jourtard, P. (1986). Esas voces que nos Began del pasado. Mexico: Fondo de Cultura Economica. Libertoff, K. (1980). The runaway children in America: A social history. Journal of Family Issues, 1, 151 164. James, J. & Meyerding, J. (1977). Early sexual experience and prostitution. American Journal of Psychicatry, 134, 1381 1385. Nye, F. I., & Edelbrock, C. (1980). Introduction: Some social characteristics of runaways. Journal of Family Issues, I, 165 188. -

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C 1999 Universidad Carlos Albizu

Ciencias de la Conducta 1999, Vol. 14, 103-123

San Juan, Puerto Rico

Trastornos Disociativos en Nifios y Adolescentes Alfonso Martinez-Taboas, Ph.D. Universidad Carlos Albizu

Abstract In the past two decades many researchers and clinicians have accumulated a vast amount of clinical information pertaining to the study of dissociation and dissociative disorders in adults. Nevertheless, the clinical configuration of the dissociative disorders in children and adolescents has-been understudied. In this article, the author reviews the clinical and experimental evidence of dissociative disorders, and very specially the Dissociative Identity Disorder, as it manifest in children and adolescents. Additionally, the author presents his clinical experience with this type of population in Puerto Rico. It is suggested that Spanish-speaking clinicians should master diagnostic and therapeutic skills in the identification and treatment of this difficult and challenging clinical population.

El estudio de la disociaci6n, tanto en sus manifestaciones normativas como en las patologicas, ha logrado grandes avances en las Altimas dos décadas de este siglo (Hilgard, 1992; Klein & Doane, 1994; Kluft & Fine, 1993; MartinezTaboas, 1995; Putnam, 1989). Asi, por ejemplo, la disociación es un tema que se considera importante o vital al momento de evaluar sobrevivientes de abuso sexual (Briere, 1996), en Para comunicarse con el autor, favor de escribir a la Universidad Carlos Albizu, P.O. Box 9023711, San Juan, Puerto Rico, 00902-3711.

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términos de entender la experiencia de la hipnosis (Bowers, 1994), como mecanismo para comprender el trance y posesión en diversas culturas (Goodman, 1988; Lewis-Fernandez, 1994), como variable mediadora en reacciones a diversos tipos de trauma (Classen, Koopman & Spiegel, 1993; Marmar, Weiss, & Metzler 1997), como mecanismo primario por el cual se manifiestan los trastornos conversivos (Kihlstrom, 1994) y como un mecanismo pat6geno o disfuncional el cual dificulta o complica la psicoterapia en algunos tipos de pacientes (Pearlman & Saakvitne, 1995). Siguiendo las definiciones convencionales del término disociación, definimos ésta como "una disrupci6n en las funciones de conciencia, memoria, identidad y percepción del ambiente las cuales usualmente funcionan de manera integrada" (American Psychiatric Association, 1994, p. 477). Spiegel y Carderia (1991), por su parte, entienden que la disociación "es una separaciOn estructurada de procesos mentales (pensamientos, emociones, memoria e identidad) los cuales usualmente estan integrados" (p.366). Ludwig (1983) redondea la definición de la siguiente manera: "un proceso en donde ciertas funciones mentales, que usualmente estan integradas con otras funciones, presumiblemente operan de una manera más autOnoma o automática, usualmente fuera de la esfera de la conciencia o de la memoria" (p.93). Todas estas definiciones puntualizan el hecho de que la disociación altera o modifica procesos centrales cognoscitivos como lo son la memoria, la identidad y la propia conciencia. Cardefia (1994) recientemente ha tratado de depurar las caracteristicas y linderos de los procesos disociativos y ha definido la disociaci6n como una serie de módulos o sistemas mentales no-conscientes que logran poca integración con el resto del aparato cognoscitivo. Esto puede dar lugar a la creación co-existente de varios sistemas aut6nomos mentales los cuales en principio deberian estar integrados. Esta creación

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alterna de subsistemas puede dar margen a una desconexi6n entre la persona y su medio ambiente o hasta de su yo ("self). El énfasis en este articulo va dirigido a la disociación en sus fases y manifestaciones patológicas. Denim de estas, nos vamos a dirigir muy en particular al trastorno de identidad disociada (TID), el cual antes se conocia como trastorno de personalidad milltiple. La esencia medular del TID es que la persona desarrolla varios niveles de identidad y de conciencia, los cuales se distancian a tal extremo del yo-ejecutivo que la persona manifiesta clinicamente una variedad de experiencias fenomenológicas totalmente disociadas entre si. En momentos en donde esto sucede, ocurren y se observan alteraciones marcadas en la memoria, identidady conciencia de la persona. En este espacio de tiempo el individuo puede mostrar emociones, conductas e identidades que no corresponden con los rasgos de personalidad de la persona que hemos conocido hasta ese momento. Por ejemplo, si estamos evaluando al Sr. Juan Perez, de 22 afios de edad, y éste llegara a mostrar una disociación de tipo T1D, es muy probable que en ese estado se manifiesten una o mas de sus otras identidades, las cuales pueden ser del sexo opuesto, de ninos o hasta de personas mucho mayores que él. Mientras esto sucede, el Sr. Perez usualmente no recordath lo acontecido durante dicho episodio disociativo. A nivel de investigación psicofisiologica de laboratorio, en esos momentos suelen ocutrir unas alteraciones marcadas en el sistema nervioso central y autonómico, las cuales se han auscultado con los avances más recientes de las neuroimdgenes y otras tecnologias de tipo psicofisiologico. Ejemplos de diferencias psicofisiológicas entre el cliente y sus identidades alternas sedan cambios en el electroencefalograma, en potenciales evocados corticales, en mapas cerebrales, en medidas oftalmológicas, entre muchos otras (para revisiones de este tema véase a Martinez-Taboas, 1995; Zahn, Moraga & Ray, 1996).

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El tema del TID en adultos es uno del cual existe una literatura voluminosa (véase el prodigioso compendio editado por Michelson y Ray, 1996). Los aspectos etiológicos, evaluación diagnostica y tratamiento han sido detallados y auscultados de una manera rigurosa. Sin embargo, este no ha sido el caso en las manifestaciones TID con nirios y adolescentes. En este articulo nos proponemos indagar y aclarar esta area utifizando la literatura cientifica y clinica al respecto. Adicional a esto, se va a presentar, de manera breve, nuestra experiencia clinica con este tipo de paciente en Puerto Rico. Por qué es Importante el Estudio del TID en la Niriez? Un dato consistente en el trabajo con adultos con un diagnóstico disociativo de tipo TID, es que al menos algunas de sus identidades alternas alegan haber sido creadas en la niriez o temprano en la adolescencia (Putnam, 1997). La pregunta resulta obligatoria: ) por qué en la niriez? Para contestar esta pregunta tenemos que resaltar varios hechos. En primer lugar, y como documentaremos más adelante, el TID usualmente es una respuesta defensiva al abuso y al trauma (Spiegel, 1990). Cuando ocurren abusos de tipo sexual o fisico de manera recurrente en la nifiez, el nifio o nifia no tiene tantas opciones como lo tiene una persona adulta. Por ejemplo, 1) los nirios aün movilizan unos mecanismos defensivos inmaduros y primitivos; 2) usan más la fantasia para lidiar con la adversidad; 3) conocen de menos opciones conductuales para terminar el abuso; y 4) la literatura revela que tienen más capacidad para disociarse que personas que son adultos. De esto se desprende que cuando un nirio o niria es abusado de manera recurrente y viciosa podria recurrir a mecanismos disociativos para lidiar con el estrés, el dolor fisico y la angustia que trae este tipo de abuso como secuela (Lewis & Yeager, 1994). En algunos casos, incluso el uso y creaciOn de amigos imaginarios puede ser uno de los primeros pasos para

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que se desarrollen otras identidades alternas con los nombres, caracteristicas y potestades de esos mismos amigos imaginarios (Trujillo, Lewis, Yeager & Gidlow, 1996). En otras palabras, desde el punto de vista ontogenético, en la nitiez hay un terreno exquisitamente fértil para que la disociación sea utilizada como mecanismo defensivo, en ocasiones abusandose del mismo, teniendo esto como secuela alteraciones profundas de memoria, conciencia e identidad. A pesar de lo anterior, el diagnostico del TID en nifios y adolescentes no es tan comOn como en los adultos. Por ejemplo, en un andlisis que realith Peterson (1990) de cientos de casos reportados en la literatura internacional, se determine, que sOlo el 11% de los casos se detectan antes de los 19 afios. Solo un 3% se identifican antes de los 12 alms de edad (véase Tabla 1). Pueden haber varias razones de porqué hay tan pocos casosTabla 1. Edad en la que se Diagnatica un Trastorno de Identidad Disociada. Edad en Aims

Menor de 12 12-19 20-39 40-49 50-59 Mayor de 60

3 8 65 15 6 3

detectados antes de los 12 afios de edad y en la adolescencia temprana. En primer lugar, varios especialistas en el tema han sefialado que si un nifio o nifia comienza a desarrollar un TID, el mismo se desarrollard de una manera más atenuada y menos manifiesta que en un adulto (Kluft, 1984; Putnam, 1997). Tal parece que en sus etapas primarias las alteraciones de identidad aim no se han consolidado del todo y que su manifestación mas bien tiende a ser más indirecta. Tomando la idea de

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Watkins y Watkins (1993) podriamos decir que las identidades alternas en los nirios muchas veces se asemejan a estados del ego fragmentados, los cuales no suelen tomar control ejecutivo total de la conciencia del menor. Asimismo, adn si un nitio desarrolla de una manera marcada un TID, éste usualmente no tiene los recursos económicos, movilidad fisica e independencia para que cada una de sus identidades disociadas se manifieste totalmente. Esto podria dificultar el que las personas a su alrededor detecten claramente la condición. En tercer lugar, hay evidencia consistente que apunta al hecho de que estos nirios y adolescentes presentan un cuadro clinico muy polisintomatico. Es comim que entre la comorbilidad se encuentren sintomas de ansiedad, depresión, somatización, trastomos conductuales e hiperactividad. Una cuarta razón, es que muchos clinicos lamentablemente no reciben ningun tipo de adiestramiento que los ayude a diagnosticar y detectar los trastomos disociativos y mucho menos aim los trastomos de identidad disociada. Esto se traduce a que las personas con trastornos disociativos severos muchas veces son mal diagnosticadas con epilepsia, esquizofrenia u otro trastorno no-disociativo (Steinberg, 1995). Precisamente, nuestro trabajo clinico e investigativo va dirigido con el propósito de que los colegas hispanoparlantes se familiaricen con los trastornos disociativos para asi ser efectivos y eficaces a la hora de diagnosticar e intervenir con esta poblaciOn clinica (MartinezTaboas,1988, 1990, 1995; Martinez-Taboas & Cruz-Igartim, 1993; Martinez-Taboas, Camino, Cruz-Igartim, Francia, Gelpi, & Rodriguez, 1995). Presentación Clinica de Nirios y Adolescentes con Trastornos Disociativos y TID Basicamente existen dos maneras de examinar la literatura sobre el perfil clinico de los nirios y adolescentes con TID. En primer lugar, se encuentra la recopilación de casos clinicos

Trastornos Disociativos en Nifios y Adolescentes

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sencillos informados con detalles. Esta labor la han realizado otros autores (Fagan & McMahon, 1984; Kluft, 1984; Peterson, 1990; Putnam, 1997; Shirar, 1996; Vincent & Pickering, 1988) En segundo lugar se encuentra el informe de grupos de pacientes, los cuales permiten y facilitan la comparaciOn interindividual de los casos (Hornstein & Putnam, 1992). En términos de casos clinicos sencillos, hay un consenso de que el caso reportado por el Dr. Despine en el 1830, en donde se detecta un TID en una nifia de 13 afios, constituye el primer informe internacional de este tipo de trastorno en una nifia (véase a Ellenberger, 1970; Fine, 1988, para detalles del caso). Por su parte, Bowman (1990) descubriO informes de once casos de adolescentes con TID a fmales del siglo XIX y principios del XX. Más informativos resultan las series sistemáticas de casos clinicos informadas por Dell y Eisenhower (1990), Hornstein y Putnam (1992) y Coons (1996). Estos autores reportaron 11, 64 y 25 casos de nifios con trastornos disociativos severos respectivamente. De estos, 11, 44 y 11 respectivamente eran casos de TID en nhlos y adolescentes. A continuación y basandonos primariamente en esta serie de casos, realizaremos un perfil del nifio o joven que presenta un cuadro clinico TID. En la Tabla 2 se puede apreciar que estos ninos y jóvenes presentan toda una constelaciOn de sintomas disociativos, los cuales incluyen amnesias profundas, despersonalizaciones, diversas voces internas, regresiones, fugas, trances y la manifestación de diversas identidades alternas. En la Tabla 3 se destacan otros sintomas no-disociativos que presentan estos nifios y adolescentes. Puede notarse la marcada polisintomatologia y comorbilidad de éstos. Estos datos son muy analogos a los detectados e informados con personas adultas con trastornos disociativos, en donde se evidencia una comorbilidad marcada, en especial con los trastornos de ansiedad, afectivos y somáticos (Cardetia & Spiegel, 1996). Esta profusion de sintomas, muchas veces

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tabla 2. erfil Disociativo de Niños y Adolescentes con Trastorno de dentidad Disociativa. Sintomas

Coons N (%)

Dell et al. N (%)

Hornstein et al. N (%)

Amnesia Fugas disociativas Despersonalización Estados de trance Voces internas Cambios de personalidad Personalidades alternas Regresiones conductuales

11(100)

9 (82)

44 (100)''

6 (55)

43 (97)

7 (64) 6 (55) 11 (100)

10 (91) 9 (82)

11 (100) 11 (100)

43 (97) 43 (97) 44 (100)

11 (100)

44 (100) 44 (100)

Tabla 3. Perfil Sintomatológico de Niños y Adolescentes con Trastorno de fdentidad Disociativa. Sintomas

Coons N (%)

Dell et al. N (%)

Hornstein et al. N (%)

Depresión Auto-mutilación Dolores de cabeza Problemas de conducta Pesadil las traunadticas Ansiedad

7 (64) 5 (45)

9 (82) 3 (27)

38 (86) 19 (44)

5 (45)

6 (55)

6 (54)

8 (73)

42 (95)

7 (64)

38 (88) 44 (100)

Trastornos Disociativos en Nifios y Adolescentes

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acompariados con sintomas de alucinaciones y confusiOn mental, puede provocar que el clinico no ausculte con detalle los sintomas disociativos y que se concentre en los sintomas de ansiedad, afectivos y pseudo-psicóticos. Por tal razem, uno de los diagnósticos más comunes que reciben los pacientes TID es el de depresiem mayor (Steinberg, 1995). En la Tabla 4 se puede apreciar el historial de abuso que presentan estos nirios y jewenes. De la Tabla se desprende que la prevalencia de abuso sexual, fisico y emocional es extremadamente alta en este tipo de nirio o adolescente. Resultados muy andlogos han sido computados por otros investigadores, pero con poblaciones TID en adultos (Steinberg, 1995). Sobre este particular, un trabajo de Coons (1994) resulta importante. En dicho estudio se realize) una tarea intensa y exhaustiva para verificar de manera independiente que el alegato de abuso en casos de TID en nirios y adolescentes tuviera fundamentos seilidos. Para esto, se llevaron a cabo entrevistas con colaterales los cuales incluian: trabajadores sociales, hermanos, madrastras, pediatras, tias y abuelos. Papeles oficiales del abuso fueron obtenidos de 23 hospitales, 8 escuelas, 7 departamentos de bienestar social, 7 psiceilogos, 5 psiquiatras, 4 centros comunitarios de salud mental, y 1 agencia de la policia. Como resultado de toda esta investigaciOn, se logró obtener verificaciem objetiva e independiente de los_ abusos en 18 de los 19 casos de jewenes con trastornos Tabla 4. Historial de Abuso en Niños y Adolescentes con Trastorno de Identidad Disociativa. Tipo de Abuso Abuso sexual Abuso fisico Negligencia PresenciO violencia

Coons

Dell et al.

Hornstein

79 71

73 73 73

80 70 80 70

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disociativos. Las investigaciones recientes de Yeager y Lewis (1996) con 11 casos de nirios con trastornos disociativos severos, indican que en todos ellos se logro evidencia independiente de la realidad de los abusos. Para que el lector tenga una idea de la magnitud y ramificación de los abusos en estos nirios y nirias, en la Tabla 5 se detallan los historiales de 7 de los mismos. Datos como estos nuevamente reafirman que el abuso sexual y fisico en la niriez parece ser una de las precondiciones para el desarrollo de trastornos disociativos. Ante un abuso tan masivo y recurrente, las defensas disociativas aminoran el dolor fisico, emocional y mental. Por otro lado, en la Tabla 6 se pueden constatar las caracteristicas principales que adoptan las identidades alternas de estos nirios y adolescentes (Yeager & Lewis, 1996). Las mismas reclaman otros nombres, otras edades y a veces son del género contrario. Son comunes las identidades que demuestran tristeza, coraje y miedo. Usualmente, el joven desconoce sobre la existencia de sus identidades alternas. Por ejemplo, en el estudio de Dell y Eisenhower (1990) ninguno de los 11 adolescentes conocia de la existencia de sus identidades alternas. Mientras éstas actuaban, la personalidad central del joven quedaba desconectada y disociada del medio ambiente. Hornstein y Putnam (1992) ejemplifican esta situaciOn con el caso del nirio con el nombre de Jamal. Citamos: Por ejemplo, el nirio de 8 arios llamado Jamal, quien es un jovencito que por lo general se comporta con mucha madurez, en una ocasión vio a un hombre que se parecia fisicamente a su padre. Debe mencionarse que este padre en una ocasión secuestr6 a este nirio y en ocasiones lo abusaba de manera severa. Cuando Jamal vio a este hombre, sübitamente cay6 al suelo, comenzó a moverse en cuatro, se arrastr6 hasta debajo de una mesa y se anincon6 alli gimiendo y hablando como si fuera un nirio mucho mas pequerio. En momentos como esos.

Trastornos Disociativos en Niños y Adolescentes

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el decia llamarse "J.J." y se chupaba el dedo gordo de la mano. Al terminar dicho episodio, Jamal no lograba recordar lo sucedido (p. 1082). Al igual que en los casos TID de adultos, las identidades alternas en casos de menores de edad suelen reclamar unas Tabla 5. Ilistorial de Abuso en 7 Casos Infortnados por Yeager y Lewis (1996). Género y Edad del Menor

Nifia de 4 afios Nino de 5 afios

Nina de 7 afios N

Nina de 8 Mos Nino de 8 afios Nino de 9 anos

Nino de 9 afios

Historial de Abuso

Utilizada por los padres en peliculas pornograficas. PenetraciOn anal por varios amigos de la madre; relacio5n sexual oral con madre; utilizado en peliculas pornograficas; quemado con cigarrillos; sentado en estufas calientes; golpizas brutales. Penetracidn oral y vaginal por parte de tios y primos; tia mataba conejos delante de ellas y la amenazaba con hacerle lo mismo; cicatrices en el cuerpo por constantes palizas dadas por los padres. Contacto oral, anal y vaginal por parte del padre desde los 18 meses de nacida. PenetraciOn anal por varios de los =antes de la madre; golpizas recurrentes por parte de madre. Padre y madre la golpeaban con correas de manera recurrente; madre la amenazaba con cuchillo para matarla. Desde infante su padre lo golpeaba fuerte en la cabeza; golpeado ferozmente por la madre; abuso sexual de parte del

padre.

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emociones, conductas y recuerdos compactados y especificos. Algunas guardan el coraje y el odio y solo desean vengarse; otras impactan como aterrorizadas y asustadas pensando que el abuso continua; otras tienen regresiones psicológicas profundas y llegan incluso a revivir la crisis abusiva en el consultorio psicolOgico; otras se presentan hipersexuales y promiscuas. El Asunto del Diagnóstico Diferencial Cuando un clinico tiene en su consultorio a un nifio con algim trastorno disociativo, resulta comim y corriente que el Altimo presente un cuadro polisintomatico y com6rbido. Esta situaciOn, obviamente, no facilita el diagnostico e incluso hay clinicos que no auscultan los sintomas disociativos (amnesias, alteraciones de conciencia e identidad), lo que muchas veces lleva a un diagnostico errado (esquizofrenia, epilepsia, etc). En la Tabla 7, basándonos en Hornstein (1996), hemos resumido algunos de los sintomas disociativos más impactantes y cómo éstos pueden ser mal interpretados por aquellos clinicos que desconocen o que no auscultan los procesos disociativos. Podrá apreciarse que debido a la severidad y ramificaciOn de sintomas, usualmente no es sencillo realizar este tipo de diagnóstico y mucho menos din cuando muchos clinicos no han 'Tabla 6. Caracteristicas de las Identidades Alternas. Caracteristicas Indentidad de otro nifio Identidad nifio deprimido Identidad nifio asustado Cambio de género sexual Identidad muy violenta Identidad hipersexual Identidad suicida

100 100 100 73 64 55 50

Trastornos Disociativos en Nitios y Adolescentes Tabla 7. Sintomas Disociativos que Suelen Confundirse con Otros Diagnósticos Psiquidtricos.* Sintoma Disociativo Periodos de amnesia

Disturbios afectivos

Cambios s6bitos entre las identidades alternas

Sintomas somatoformes

Disturbios del pensamiento

Manifestaci6n Conductual Estados de trance, no recuerda acciones llevadas a cabo, problemas serios de atención y concentración, conducta explosiva en momentos de amnesia. Diferentes identidades alternas suelen presentar estados de animo muy diferentes unos de otros, por lo que en un mismo dia el menor puede lucir agitado, deprimido, con coraje y hasta contento. Las identidades alternas suelen presentar diferentes habilidades escolares, muchas veces se presentan y actimn las identidades que tienen rabia y coraje, las cuales pueden ser destructivas, amenazantes y antisociales Son comunes sintomas conversivos, alucinaciones somdticas„ dolores de cabeza, sintomas somaticos variados. Alucinaciones auditivas, visiones de escenas de traumas pasados, cambios rnpidos entre identidades suele causar descontinuidad y bloqueos mentales, sensación de influencias externas que manipulan las emociones y conductas.

I ota: * Modificado de Hornstein (1996).

Diagn6stico Errado Epilepsia de tipo ausencia o parcial compleja.

Trastorno bipolar u otro trastorno afectivo.

Trastorno de conducta, problemas de aprendizaje.

Trastorno somatoforme, ataques de panico.

Esquizofrenia u otro proceso psic6tico

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desarrollado destrezas en las sutilezas del diagn6stico diferencial con este tipo de trastorno. Sin embargo, la importancia del diagnóstico diferencial es vital ya que de esto dependen decisiones sobre tratamiento, ubicación y pronóstico. No es lo mismo confundir un trastorno disociativo con una epilepsia parcial-compleja, en donde el tratamiento seria de tipo neuroligico, con anticonvulsivos y en donde no se explorarian las dinamicas y defensas interims que estan dando paso a las disociaciones. Casos de TID en Puerto Rico con Nifios y Adolescentes En la ültima decada hemos podido detect& y tratar a tres nifios o adolescentes con un trastorno de identidad discociada. Para efectos de este tabajo, definimos "adolescente" como una persona con una edad no mayor de 16 afios. En la tabla 8 se puede apreciar el historial y perfil clinico de cada uno de estos casos. A continuación presentaremos con mas detalles el caso de Zulrna. Zulma es una joven de 14 afios quien nos fue referida por su psiquiatra debido a que iste comenzi a sospechar de un trastomo disociativo. Al momento de entrevistarla residia con su madre, padre y dos hermanos. La razón basica que motivaba el referido era que desde hacia un afio las maestras y familiares de Zulma la estaban notando muy "distraida". Al ausultar a qui se referian con el ténnino de disnaida, quo& clam que se trataba de episodios de amnesias disociativa. Por ejemplo, ella encontraba algunas de su mas valiosas pertenencias personales e intimas completamente rotas; en su libretas de escuela hay innumerables dibujos los cuales ella niega haber realizado; en la escuela amenaza a otras jóvenes, pero ella no recuerda tales acciones; recientemente encontró un chuchillo afilado y largo en su bulto, cuya procedencia de desconoce, y asi por el estilo.

Trastornos Disociativos en Niiios y Adolescentes

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Tabla 8.

Caracteristicas de Casos TID en Naos y Adolescentes en Puerto Rico. Edad

Genero

Tipos de ,Traumas

14

F

De los 8-10 afios fue abusada sexualmente

Amnesias, despersonalizaciones, voces, varias identidades alternas, una de ellas muy agresiva

Pesadillas, dolores de cabeza, depresión

16

F

Abusada sexualmente por familiares

Amnesias prolongadas, despersonalizaciones, voces, tres identidades altemas

Depresion, timidez, problemas de sobreprotección con la madre

12

M

Trauma en el pene; madre es agresiva y entra en crisis port condici6n bipolar

Amnesias prolongadas, voces continuas, cuatro identidades altemas

Depresi6n, problemas de aprendizaje

S1ntomas Disociativos

Sintomas No-Disociativos -

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Por su lado, la madre indicó que habia podido detect& al menos dos identidades alternas, las cuales habia observado en el hogar. Una es descrita como de una niria pequeria quien gusta de jugar con peluches y habla muy aniriada. La otra es agresiva con la madre, se pasa de muy mal humor y es muy amenazante con sus comparieras de escuela. Es importante serialar que Zulma insiste que no tiene recuerdo alguno de dichas acciones, lo que cumple el criterio establecido en el DSM-IV de episodios de amnesia mientras sus identidades alternas se manifiestan. Al auscultar sintomas adicionales se evidenciaron los siguientes: dolores fuertes de cabeza los cuales son prominentes en los cambios de identidad; voces internas que le exigen ciertos actos de agresividad; episodios de despersonalización; pesadillas a diario; llantos y tristeza muy marcados. Del historiaI se desprende abuso sexual de los 8 a los 10 arios por varios amigos de la madre; presencia de amigos imaginarios; mucha labilidad emocional y desde niria una propensidad de conversar en voz alta consigo misma. Por lo tanto, su perfil clinico es consistente con otros casos detallados en la literatura (Putnam, 1997). En esta misma primera entrevista, al conversar con ella sobre sus dibujos "satanicos" que a menudo aparecen en las libretas, entra en un proceso disociativo en donde dibuj a varias figuras con cuchillos y adicional a esto escribe que en este mundo hay que ser agresivo para protegerse de la gente. Asimismo, rehusó dar un nombre. Al terminar la sesión, Zulma no pudo reconocer los escritos y dibujos que realizó frente a nosotros. Al contrario, se mostrO muy consternada y preocupada de su manifestaciOn disociativa. En posteriores sesiones, se presentaron de manera abierta y manifiesta una identidad alterna femenina muy negativa y agresiva y la de una niria asustada y adolorida por diversos tipos de abuso sexual. La del coraje posteriormente se identificó con el nombre de Eny y reclamaba venganza "por lo que

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me hicieron a mi y a Zulma". Decia: "Zulma es diferente a mi. Yo me atrevo a hacer mas cosas que ella. Zulma es muy tranquila. Yo tengo mas coraje que ella". Esta identidad de Eny se adjudicaba la escritura de los dibujos satanicos y la agresividad fisica interpersonal que se notaba en la escuela. Obviamente, Eny representaba todo el coraje, ira y deseos de venganza que Zulma no pudo o no supo expresar de una manera abierta cuando ocurrian los abusos. La terapia fue dirigida a que Zulma y su madre hablaran sobre lo que le sucedió a ella de los 8 a los 10 arms y a que cada una canalizara sus sentimientos. Adicional a esto, se trabajó con terapia de familia sistémica para que a Zulma se le dieran unos espacios personales adicionales y Inas oportunidad de individualizarse. Esto trajo unos beneficios sistémicos, pero pocos meses más adelante Zulma sufri6 una recaida total volviendo los estados disociativos. Este caso, debemos recalcar, no fue tratado como lo hemos recomendado en otras publicaciones (Martinez,Taboas, 1990, 1995), en donde hacemos énfasis en trabajar con las defensas disociativas y en la posterior integración de las identidades disociativas. Esto se debi6 a que en ese momento este caso sirvi6 de practica para finalizar el internado doctoral del autor, y el supervisor clinico sugiri6 tratar la cliente en términos sistémicos, tocando lo menos posible las defensas disociativas. ConclusiOn De esta revisiOn se desprende el hecho de que la disociación es un mecanismo defensivo utilizado por al menos algunos nitios y jOvenes, en especial cuando éstos han sido sometido a experiencias abusivas dolorosas y prolongadas. El uso desmedido de mecanismos disociativos puede comenzar a fragmentar las funciones del yo-ejecutivo, a empobrecer el contacto con la realidad y a traer una secuela de sintomatologia muy variada que prima facie podria confundirse con estados

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Martinez-Taboas

de epilepsia o episodios psic6ticos. Esta confusi6n resultaria lamentable ya que ni los anticonvulsivos ni los antipsicOticos tienen propiedades antidisociativas. Por lo tanto el resultado seria, en el mejor de los casos, una pérdida de tiempo, y, en el peor de ellos, ocasionaria una confusion nosolOgica desastrosa. Sin embargo, esfuerzos terapéuticos encaminados a trabajar con las defensas disociativas y al desarrollo de un mejor acoplamiento con el trauma pasado y el medio ambiente circundante, usualmente resultan en ganancias terapéuticas duraderas (Kluft, 1996; Peterson, 1996, 1997; Putnam, 1997; Shirar, 1996). De hecho, la experiencia clinica de varios psiquiatras y pscOlogos puertorriquerios es que el cliente disociativo, ya sea adulto, adolescente o nirio, suele responder de manera positiva a aquellas estrategias psicoterapéuticas que van encaminadas a integrar el yo fragmentado y disociado del cliente. Sin embargo, hay que reconocer que en un futuro cercano esta impresiOn clinica deberia de fortalecerse con estudios más sistematicos. También debe quedar claro que para lograr esas metas terapéuticas es necesario e imprescindible que los psicoterapeutas estén orientados sobre cOmo intervenir en situaciones como estas. En este sentido, los psicOlogos u otros profesionales de la salud mental pueden realizar importantes aportaciones a la literatura internacional. La disociaciOn, defmitivamente, no es un mecanismo que sOlo se observa entre los angloamericanos y los europeos. La evidencia transcultural apunta al hecho de que la disociaciOn es endémica e intrinseca a la naturaleza humana (Golub, 1995; Goodman, 1988; Lewis-Fernandez, 1994). Es por esto que los psicOlogos hispanoparlantes debemos de agudizar nuestras destrezas clinicas, cuestiOn de auscultar, cuando la situaciOn lo amerite, las manifestaciones disociativas en nirios, adolescentes y adultos.

Trastornos Disociativos en Milos y Adolescentes

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1999, Vol. 14, 127-137

Notas Sobre la EmigraciOn y Asentamiento de la Comunidad Puertorriquefia en Nueva York Amilcar Tirado Avilés City University of New York

La población de origen puertorriquefio en los Estados Unidos, segun el censo de 1990, asciende a 2.7 millones de personas, las que estan dispersas a través de los 50 Estados -de la union norteamericana. El patrOn que se ha desarrollado durante los altimos afios indica que los nuevos emigrantes puertorriquefios prefieren radicarse fuera de la ciudad de Nueva York. Sin embargo, la mayor parte de los puertorriquefios aun estan concentrados en esta Ciudad (890,763). Esa concentraciOn responde a una trayectoria histOrica que se puede trazar al Altimo tercio de siglo 19 y que en el siglo 20 se ha extendido hasta el presente. El primer gran movimiento migratorio de puertorriquefios hacia los Estados Unidos, particularmente hacia la ciudad de Nueva York, ocurre durante el periodo comprendido entre la entrada de los Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial (1917) y los illtimos afios de la década de 1920. El niimero de personas que se desplazaron hacia Nueva York se puede apreciar examinando los censos correspondientes a las primeras bres décadas dei siglo veinte. El censo de 1910 identifica 1,513 personas como puertorriquefios viviendo en los Estados Unidos. Una tercera parte de este numero (cerca de 550 personas o el 36.3% de los mismos) aparecen radicados en Nueia York. Sin embargo, diez afios 127

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mas tarde, el censo arroja un aumento dramarico en el numero de puertorriquerios viviendo en los Estados Unidos. En esta oportunidad la cifra de residentes alcanza el numero de 11,811 personas para los Estados Unidos y de 7,364 personas (o el 62.3%) para la ciudad de Nueva York. El censo de 1930 continua reflejando un aumento constante en el mimero de puertorriquefios que emigran hacia los Estados Unidos. En esta ocasión el numero asciende a 52,774 personas, de las cuales corresponden a Nueva York la cantidad de 44,908 personas (84%). Es deck, entre 1920 y 1930 hubo un aumento de 37,544 personas residiendo en la Ciudad y esta será la base para el desarrollo de la comunidad en Nueva York. Las razones que explican la emigración puertorriqudia a los Estados Unidos se relacionan con los cambios socioeconómicos y politicos que han afectado a Puerto Rico desde fmes de siglo 19, conjuntamente con unos cambios ocurridos en las estructuras económicas en los Estados Unidos. Algunos de estos cambios son los siguientes: Entre los resultados que tuvo la guerra cuba no-americanaen 1898 encontramos que Cuba quedo como semi-colonia de los Es6dos Unidos, mientras que Puerto Rico fue cedido a ese mismo pais.

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Los cambios precipitados por el nuevo orden coloniai, conjuntamente con los estragos causados por el huracan San Ciriaco (agosto 1899) pesaron grandemente en la emigracion como solución al problema de desempleo y pobreza que imperaba en el pais. El Congreso de los Estados Unidos aprobó la ley Foraker (1900) y la ley Jones (1917) mediante las cuales legalizaba y justificaba el control económico y politico de la Isla. El deseo de ciertos intereses económicos norteamericanos por controlar la producción de aziicar fue un factor que influyo en las intervenciones politicas y militares en el Hawaii y en

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el Caribe. La emigración puertorriqueria quedo influenciada por ese interés económico norteamericano. Los trabajadores puertorriquerios emigraron hacia el Hawaii y el Caribe donde se necesitaban obreros no diestros pare trabajar en el cultivo de la calla y manufactura del azucar. Dos tipos de emigraciones predominaron en la experiencia puertorriqueria. La primera era por contrato entre la compania y el trabajador, ésta se di6 principalmente en el sector rural. La segunda era la emigración individual, presente antes de 1917, pero que se increment6 con la imposici6n en ese ario de la ciudadania norteamericana a los puertorriquerios. Este ha sido el tipo de emigración que ha dominado el movimiento hacia Nueva York desde esa época al presente. Algunas de las razones que influyeron en el movimiento migratorio se pueden resumir de la siguiente manera: En general, la emigración continuaba siendo para los trabajadores una alternativa vilida ante la situación de desempleo y pobreza que reinaba en la isla. Una serie de experiencias negativas ocurridas en las emigraciones a Mexico, Santo Domingo y el Hawaii contribuyeron a variar el rumbo de lo migrantes hacia los Estados Unidos. La ciudadania norteamericana facilit6 el movimiento de los trabajadores hacia territorio continental. Hay que aclarar que ya para 1904, en el caso de Isabel Gonzalez, la Corte Suprema de los Estados Unidos habla determinado que los puertorriquerios podian viajar a los Estados Unidos sin tener que ser detenidos o sometidos al proceso aplicable a los inmigrantes de otros paises. Por otro lado, partiendo de la premisa de que los trabajadores puertorriquerios se movian de acuerdo con unas necesidades de la economia norteamericana, entonces Nueva York representaba un lugar donde podian competir como

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mano de obra barata en una ciudad donde los inmigrantes constituian un sector importante de la fuerza de trabajo. El establecimiento de un servicio de barcos entre varios puertos de la costa este de los Estados Unidos, entre ellos Nueva York, y Puerto Rico facilitó el movimiento migratorio hacia esta ciudad. Después de la Segunda Guerra Mundial este mismo patron continue) prevaleciendo pero el barco fue substituldo por el aviOn. Durante la década de 1920 se delineO claramente una comunidad puertorriquelia con tres puntos o enclaves para su desarrollo: el Navy Yard (Brooklyn), el sector de Chelsea (Manhattan) demde estaba establecida la National Biscuits Company (mejor conocida como NABISCO), y el sector al Este de Harlem (Manhattan). Ahora bien, las bases de esa comunidad y de su sentido de identidad fueron reforzados por la llegada de un gran contingente de migrantes puertorriquetios a Nueva York. Estos son los migrantes del periodo comprendido entre 1940 y principios de la década de 1960. El flujo migratorio en estos afios fue más intenso y la presencia puertorriqueria se hizo mas pronunciada en la Ciudad. En 1940 habian 70,000 puertorriquerios viviendo en los Estados Unidos. Sin embargo, el censo de 1950 registra un drastico aumento indicando que habian unos 301,375 puertorriquerios viviendo en los Estados Unidos, el 81.6% de estos vivian en Nueva York. El censo de 1960 refleja la magnitud del aumento de la poblaciOn cuando se indica que habian 887,662 puertorriqueilos viviendo en los Estados Unidos, de los cuales 69% vivian en Nueva York. Una década más tarde habia Inas de un mill& de puertorriquefios en los Estados Unidos (1,429,396), la mayoria de los cuales ( 61%) vivian en Nueva York. En resiunen, entre 1950 y 1970 la comunidad puertorriquena de Nueva York creek) del 3% al 10% de la poblaciOn total de la Ciudad (que era de 7 millones). La década de 1960 marca el fin de la tendencia de los puertorriquefios de

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concentrarse en Manhattan y el condado del Bronx se convirtio en el principal centro de residencia de la comunidad. La .emigraciOn puertorriquefia durante el periodo de 1940 a 1960 queda influenciada por una serie de razones. El desempleo en Puerto Rico representaba un grave problema para el cual la emigraciOn continuaba siendo una alternativa. Los salarios pagados en los Estados Unidos eran mas altos que los que prevalecian en la Isla; de la misma forma, las oportunidades de empleo eran mas numerosas y variadas. Sin embargo, hay dos explicaciones adicionales que influenciaron poderosamente este proceso migratorio. Primero, el modelo de desarrollo econOmico basado en la industrialización que se implementa en Puerto Rico llevó a la expulsion de un segmento de la población. Segundo, la emigraciOn puertorriqueiia fue de gran utilidad para la supervivencia de la industria de textiles y la industria hotelera y de restaurantes que operaban en Nueva York. Los puertorriquefios representaban para dichas industrias una mano de obra barata que podian emplear en tareas que no requerian destrezas especiales. La masiva presencia de los puertorriquefios en la Ciudad despierta en la sociedad dominante una actitud de xenofobia. De dicha actitud surgió el llamado "problema puertorriquefio" que definia la presencia puertorriquefia como una responsabilidad fmanciera para la Ciudad por los servicios de salud, educación, vivienda en que tendria que incurrir el gobierno municipal. En la comunidad se crearon una serie de organizaciones con el propOsito de combatir el tipo de imagen del puertorriquefio como problema y para estimular el mejoramiento socioeconOmico de la comunidad. Dichas organizaciones y sus principales representantes buscaban superar las debilidades estructurales que ellos percibian en las organizaciones de los Pioneros. Su intención era establecer unas normas que sirvieran de base para los servicios brindados a la comunidad. Ademas, interesaban crear una serie de agencias de servicios

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sociales para servir directamente a la comunidad y no continuar como intermediarios con las agencias de la Ciudad. Su intenci6n de establecer unas normas que sirvieran de bases para los servicios brindados a la comunidad no produjo los resultados esperados ya que las normas de servicio continuaron siendo establecidas por el gobiemo y de acuerdo a las prioridades de las agencias municipales. Por otro lado, dichas organizaciones desarrollaron una excesiva dependencia en fondos asignados por el gobiemo y por instituciones ex6genas a la comunidad. Ademas, entre sus integrantes predominaba el interés por los asuntos concemientes a la comunidad en Nueva York, dejando en un segundo plano —contrario a la generaci6n de los Pioneros— aquellos asuntos relacionados con la Isla, particularmente los asuntos politicos. La nueva generación de profesionales, grupo importante que impulse) dichos cambios en la comunidad, decidie) identificarse primordialmente como hispanos y no como puertorriquefios. Su formula para enfrentar el discrimen radicaba en desarrollar unos parametros de integración y asimilación a la sociedad norteamericana. La vision asimilista de este grupo profesional como representativo de la comunidad fue cuestionada y rechazada con la creación de organizaciones que le daban gran importancia a la identidad puertorriquefia. Entre estas organizaciones se encontraban la Puerto Rican Association for Community Affairs, (PRACA), el Congreso de los Pueblos (Hometown Clubs) y la Parada Puertorriquefia. Las mencionadas organizaciones evitaban diluir su identidad puertorriquefia en un hispanismo que principalmente buscaba presenter los aspectos positivos de la colonización espafiola en America. Desde mediados de la decada de 1960 hasta el presente se ha producido otra oleada migratoria puertorriquefia caracteri7ada por su movimiento hacia areas fuera de la ciudad de Nueva York. Los censos de 1980 y 1990 indican que la mayoria de los puertorriquefios en los Estados Unidos viven

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fuera M estado de Nueva York, aunque individualmente Nueva York mantiene la mayor comunidad de puertorriquefios en los Estados Unidos. Este nuevo patron migratorio se explicaba por motivo del cierre o mudanza de centros de empleos de mano de obra barata y de trabajos no-diestros hacia otras ciudades o paises. Este breve resumen de los movientos migratorios puertorriquenos y el desarrollo de una comunidad en Nueva York durante el siglo veinte nos lleva a preguntarnos el grado de interés de los puertorriquenos en integrarse a la sociedad dominante norteamericana y la intensidad con la cual han defendido su identidad. La integración de los grupos inmigrantes a la sociedad norteamericana, basada en la experiencia europea, ha estado llena de situaciones negativas o de gran dureza. Su participación en la politica partidista de la Ciudad, como forma de progresar materialmente, quedo expresada primordialmente mediante la emisión del voto y posteriormente mediante la participación en las estructuras de los partidos politicos. La perdida de la cultura e identidad étnica de los grupos inmigrantes represent() un factor primordial para su aceptación en la sociedad dominante. La americanización de acuerdo a esta explicación asimilista implicaba el progreso econOmico y social de los miembros de las comunidades de inmigrantes (tales como irlandeses, alemanes, italianos, etc.). Sin embargo, este esquema de movilidad y mejoramiento socio-económico trazado a largos rasgos no se ajusta totalmente al caso de los puertorriqueiios. Estos han compartido una experiencia similar a la europea en términos de las situaciones negativas y de discrimen. Sin embargo, los puertorriquefios han mantenido una identidad y unos lazos con el pais de origen que chocan con la sociedad dominante. La comunidad puertorriquena continua siendo una de las mas pobres en la Ciudad y su status socio-economico ha tornado una curva regresiva. Dicha situación ha quedado

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documentada en varios de los estudios que sobre los puertorriquefios se han realizado durante los Altimos veinte anos. La Comisión de Derechos Civiles de los Estados Unidos indic6 en un estudio publicado en 1976 que la situaci6n de la comunidad puertorriquefia en los Estados Unidos, pero particularmente en Nueva York, habia sufrido un deterioro socio-económico con relación a décadas anteriores. El informe identifica al 85% de los puertorriquetios en Nueva York como viviendo en vecindarios de bajos ingresos y las familias continuaban rezagadas comparadas con el promedio de ingreso nacional. Los informes publicados entre 1985 y 1989 por la Association of Puerto Rican Executive Directors (APRED) reflejan conclusiones similares al informe de 1976. Es decir, diez afios mas tarde los puertorriqueflos representaban una de las comuMdades mas pobres y la misma estaba concentrada en Nueva York. Un estudio más reciente (1991, 1994) sobre pobreza en Nueva York, publicado por la Community Services Society, singulariza el caso de los puertorriquelios indicando que sobre medio mill& de estos vivian en estado de pobreza. Para explicar la situación de pobreza se ha indicado que la transformación de la economia de la Ciudad, que mantiene un énfasis en la tecnologia y en la banca, ha generado empleos que estan fuera del alcance de la mayoria de los puertorriqueiios. La educación que reciben estos no los preparan para empleos altamente especializados ni para este tipo de economia. Las industrias que constituian los principales centros de empleos para los puertorriqueflos han estado relocalizandose fuera de la ciudad o han estado reclutando empleados entre los nuevos grupos migrantes. Por el otro lado, el hecho es que aün persisten unos prejuicios raciales y etnicos en la Ciudad que van en detrimento de los puertorriqueflos. Las uniones le brindan poca atención a la organización del trabajador puertorriquefio y hay poca representaciem en la fuerza laboral del gobiemo municipal y estatal.

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La estrechez económica, la desventaja social y el discrimen no han podido debilitar el reconocimiento de una identidad puertorriquefia, la cual se refleja de diversas maneras. El Desfile Puertorriquefio se ha convertido en la principal actividad de identificación nacional, en el cual participan puertorriquefios radicados en otros lugares de los Estados Unidos, asi como también en Puerto Rico. Ese sentido de identidad también ha quedado expuesto en las ocasiones en que se ha hablado de celebrar un plebiscito en Puerto Rico para definir el status politico de la isla. Algunos afirman que los puertorriquefios tienen el derecho de votar en esa consulta mientras que otros argumentan en el sentido opuesto. Sin embargo, ninguna de las dos posiciones niega la continuación de unas fuertes raices con la Isla. La expresión literaria y musical le ha servido a la comunidad puertorriquefia como medios para expresar la afirmación e identidad colectiva puertorriquefia. La expresiOn literaria se remonta al periodo de los pioneros con escritores como Jesus Colon y Bernardo Vega; en las decadas de 1950 y 1960 prosigue con escritores como Guillermo Cotto-Thorne y Piri Thomas; de más reciente producción tenemos a Tato Laviera, Sandra Maria Esteves, Nicholasa Mohr y Pedro Pietri. Lo mismo ocurre con la müsica que se ha estado divulgando desde la decada de 1920 hasta el presente. Rafael Hernandez y Pedro Flores fueron dos compositores puertorriquefios que desarrollaron parte de su producciOn musical en Nueva York. La identidad represent6 un factor importante en el liderato que asumi6 la comunidad en la lucha por ampliar las oportunidades educativas a nivel universitario para los puertornqueflos. Sus reclamos de un espacio en la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY) produjo varios resultados. Uno de ellos fue el establecimiento del Colegio Eugenio Maria de Hostos (aprobado en 1968 para empezar a fimcionar en 1970) dirigido a llenar un vacio en la comunidad puertorriquefia. Otro fue el establecimiento de los Programas de Estu-

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dios Puertoriquefios que desde fm de la decada de 1960 se fueron estableciendo en los distintos colegios dei sistema de CUNY. Además, la contribución de la comunidad fue esencial para la creaci6n en el 1973 de Centro de Estudios Puertorriquefios con el proposito de estudiar la realidad puertorriquefia desde una perspectiva puertorriquefia. A manera de conclusion se puede indicar que la renuencia de los puertorriquefios a seguir el patrOn prevaleciente de asimilaciOn en la sociedad norteamericana se puede .interpretar como la resistencia a la asimilaciOn culturai y linguistica de un pueblo bajo dominio colonial. La afirmaciOn puertoniquefia que se ha desarrollado en los Estados Unidos ha mantenido la importancia del espafiol y de otros rasgos culturales desde el tiempo de los pioneros haste el presente. Para un gran numero de personas (particularmente jOvenes) la herencia puertorriquefia es un simbolo de su identidad, a6n cuando no han nacido en la Isla o tienen poco contacto con ella. Referencias Centro de Estudios Puertorriqueitios. History Task Force. (1979). Labor migration under capitalism: The Puerto Rican experience. New York: Monthly Review Press. Chabran, R., & Chabran, R. (1996). The Latino encyclopedia (vol. 5). New York: Marshall Cavendish. New York City. Dept. of City Planning. (1994). Puerto Rican New Yorkers in 1990. New York: Dept. of City Planning. Perez, N., & Tirado, A. (1986). Boricuas en el Norte. Revista de Historia, 2, 128-166. Rivera-Batiz, F. L., & Santiago, C. (1994). Puerto Ricans in the United States: A changing reality. Washington, D.C.: National Puerto Rican Coalition. Rodriguez, C. E. (1980). Puerto Ricans: Born in the US.A. London: Unwin Hyman. Rodriguez-Fraticell, C., Sanabria, C., & Tirado, A. (1991). "Puerto Rican Non-profit organizations in New York City. En H.E. Gallegos & M. O'Neill (Eds.), Hispanics and the Nonprofit Sector (pp. 33-48). New York: Foundation Center.

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C 1999 Universidad Carlos Albizu San Juan, Puerto Rico

Ciencias de la Conducta

\ 1999, Vol. 14, 139-140

Me Vi Para Papi

Me vi sentada en el medio de la acera oliendo tu presencia arrolladora, fragil, hAmeda de risas y regaiios de orgullos y verguenzas de esperanzas y urgencias, tus ojos de hombre libre melancólico y vivo, tus dios de la lucha, el viaje, la palabra, el sudor la incertidumbre del exilio de tus huesos cubanisimos y grandes, y mi sangre se me heló, toda mi sangre... la tuya, mi mitad y también la de mi madre. Hoy te nombro en callejones y ciudades interiores de ailoranza e ignorancia de aislación y de adopciones de müsica guajira y jibara tu, mi sangre Mi cemento 139

Cardalda

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Mi querido. Me senté hoy al borde de la calle que me dejas y te abrazo entre mis venas y te veo en todas partes, fundido en mis espacios, padre.

Art. Cristina A. Cardalda

Revista Ciencias de la Conducts Impreso en los TaHens Grificos de lanovaciones Psicoedncativas (ISIED), Inc. agosto 2000 Ceiba, Puerto Rico

Ciencias de la Conducta REVISTA DE LA UNIVERSIDAD CARLOS ALBIZU SALVADOR SANTIAGO NEGRON Presidente

JUNTA EDITORA UNIVERSIDAD CARLOS ALBIZU JOSE CABIYA, Director ALFONSO MARTINEZ TABOAS, Editor JOSE RODRIGUEZ, Editor Asociado CARLOS ANDUJAR, Editor Asociado GIOVANNI TIRADO, Editor Asociado JOSE SANTOS, Editor Asociado ORLANDO PEDROSA, Editor Asociado SARA MALAVE, Editora Asociada MARIANO ALEMANY, Editor Asociado ANA MARIA PI, Editora Asociada

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