Story Transcript
. ^......... ^....... ^ ^ ^ r. ^. ^... ^... ^ .................. ^ ^ ^............................. ^............................... ^ ^... ^ ^..... ^........... ^....... w.... ^..... ^...................... r. ^ ^....
1
MINISTERIO DE AGRICULTURA €
3ECCION DE PUBLICACIONES, PRENSA Y DROPAGANDA ` ^^ ^^^^^^^^^ ^^.^^,^^.^„^^^^^^^^^^^^^,^.,^^^^^^,^^„^ ^^^ ^^^ ^^ ^ ^ ^^^^^ ^^^^^ ^ ^^^^^^^^^ ^^^^^^ ^^,^^^^^ ^^^^ ^^^^^^^^^^^^^ ^^^^^^^^^^ ^^„^^^^^^„„^^^^^^^^^^^^^^^ ^„^^^^^,^^^„^^^^^^^^^^
HOJAS DIVULGADORAS ^'
AÑO XXXV II
ENERO, 194^
II
N l] M. 4 _^
^^ ............................................................................................................................................................................................. ............ I : ..................................................................................................................^..,.........,.......,..,.,...,.,.,..........................,..,...,....., -
Consideraciones sobre cunicultura industrial : POR EMILIO [^YALA ^'IARTÍN. Ingeniero. Vresidenfe de la Asociacion Naciunal de Cunlcuitores de Bspañan.
I LA I\llUSTRL^ DE LA PIEL
I;ntre todas las tlial Ilalnacías j^eqtt^ yias indu ^trias ag'opecuaria^^, familiares y cas^ras, susceptibles de ^^er explotadas por la fami ^ia catnptsi^na cI1 su ánlbit^o prcpio, la casa d^^ labor, e.^^ la Cunicultura la quc s^ euateiara tnás estrecham. nte ligada con la inrimera u^ateria hara stt fabri^caci6u, rl ^t^^o^mht-^c: cola ^lr c^^^ncj^^. Co ❑ la Cuni^cultul•a ^^stán, 1>ues, r^laci^^nados: el curtido, el tilltc,
la preparaci6n de^ 'a 1>irl, la c•onfección, el firltro, la
scm^hrerería las colas, las ^;elati^^ia! , lcr^ hilados, lo^ tejido^s y]a coníecciel. En la actualidad, eI número cle abrigos de pieles es enorme, y no representa ya una prenda de lujo, sino de co^nfo^^^t y cíe verdadera necesidad. Y^rs:e bienestar ha sido pos:ble gracias a la Cunicultura industrial y al progreso^ cada clía mayor cxperimentaclo por la industria de la pelctería. La confección peletera no podría vivir, en la actualidad, con l^a exten^sión y capacidad que pos^ee, si no fue^ra por ]a utilización de la piel del conejo• criado en grandes explo^taciones en cautiviclad, cunstiluyendo l^a p^el un excclente ingreso de la moderna industria de la Cuniculttn-a.
III
LOS COhiPRADORL:S DE PIELES
Los ^ ampradores de pieles ;^on: el pe'^etero y el cortador dc pelo. EI primero, para su utilización en la confección; el segunclo, para ]a obtención dc la primera materia necesaria para la industria cíel fieltro y de ]a sombrerería, y, por tíltimo^, todos los residuas, los fabricantes de colas y
-4-
gelatinas, a los que hay que añadir el preparacíor de abonos artificiales. Pero para quc la p.el sea utilizada por el p^letero necesaa pasar antes por otras indtwtrias, que son: tl cur.ido, el teñida, el cortc y la preparación. El curtido tiene por objeto devolver a la piel la elasticidad prim:tiva y colocarla en condiciones de resistenc;a, fuerza y duración. El '.eñido^, para dar a las pieles coloracion:s fijas y determ^nadas, según el gusto del comprador o de la moda ; y la preparación de la piel tiene por fin acomodar la prim^^ra materia a lac^ nec^sidades del m^rcado, .proporcionándole mayc•r bellexa, suavicíad y aceptación. Entre estas últimas operaciones detallarcmos: cl rasado, ejarrado y d^p lacío. Las pieles blancas, azulcs o pla eadas; er cíecir, aquellas pieles que pcseen un bcal^^ color natwal homogéneo, puEden ser uti^izadas en pele.ería sin pasar por el tinte. Bastará sóla dejar.a^ en manos dcd curtidor. Ahora bien; se necesita que las p:el^s poscan admirables condciones cle colorido, para c,vi ar la acción del teñido, lo que representa qu^ el ii^ayor número cle piele^ han de entr^garse en manos cl^l tintorero; }'. por lo tan,o, por regla general, no^ podemos considerar la producción d^ pieles natural. s sin te-fi r como industria de gran arraigo en Cunicul:ura. Quedan, no obstante, el resto d'e las operacioncs, que son abs^lu:amente precisas si las p:eles han de pose.r las carac:erísticas que el gusto cl^^ la clicnt^la exige. El rasado tiene por fin dejar la longitud del pela a una altura m_nor que la natural. Mientras la moda imponga la piel de pelo corto, la operac.ón del rasado será imprescindible. El ejarrado no es más que la separación de los pe'.os de jarre, los más largos, duros y p^co flexibles de la picl; una piel ejarrada posee una aclmirable suavidad, nunca comparable con la piel sin ejarrar, sea cual s.a la raza de que proceda. Y, por úl.imo, una piel rasada y ejarrada recibe el nombre de depilada .o eléctrica. Hemos dicho qu^ otro ccmprador de p^eles es el cortador de p:lo. Iate comprador adquiere pieles de calidad mediocre, que no pueden ser uti;izadar en peletería. El prccio que por ellas abona es, desde luego, infcrior ^a '1-as primeros. Las pieles d^stinadas al corte son aquellas tnal extraídas, mal desecadas, mal cuidadas, cub•ertar de manchas de color irregulares, con pelo de irregulares longitudes, procedentes de pieles de pri-
-5-
mavera y verano. Ya hemos dich^o que éstas se dedican a la industria del fieltro y de la sotnbrerería. 1✓ n un país coma Bé'.gica, ade'antado en Cunicultura, se estimaba en ^o millones de unidades las p:caes que absorbía el corte de pelo en el año r925. Con él se sastenían unas 25 fábricas, que mantenían un persanal productor variable entre 5o y 60o cada una. Se calculaba asimismo que cíe cada cien pieles producidas ^en Cunicultura, 4o se dedicaban a peletería y 6o al certe; y como estas úl:imas adquirían un precio inferior, se cíecíuce que los productos de la Cunicultura cstaban en desequilibrio. Como mínimo, cíebemcs admitir una divis:ón, por partes iguales, en:re la industria pcletera y la de} corte, y sólo consideramos una Cunicul:ura próspera cuando ]a máxima cant:dad de p eles producidas sea abonada por la p^letería y la mínima por e] corte. En España no tenemos datos es aciísticos que perm tan scñalar esta situación, y creemos que por e] momento es preferib'e no conoccrles y trabajar para mejorar ^^n calidací nuestra prociucción peletera cunícula, eomo si fuera muy deficiente, en lo que, desgraciadamente, no nos alejamos en mucho cle la realidad.
IV OPERACIO:^IES PELETERAS
Como consecuencia cle las operaciones que sufren las pieles hasta el momen o de ser utilizadas para la confección, resultan una diversidad cle clases, que vamos a indicar. La p^el, una v^.z desccada, na reíme condiciones de flexibilidad, y, natura tnen'e, recién extraída tamp^co pos:e aplicaciones. Resulta de ello que toclas las pieles, sean cual^s sean su color, calicíad, ctc., han dc sufrir una operación inevitable; ésta es cl curtido. Una vez las pieles curtidas, viene la cíiferenc'ación y su cíistribución por clases. Unas pasarán direc'amente a] peletera, bien por su excelenté calidad. bien por scr la confección barata. Pero •e.l resto van a sufrir distintas cperacioncs, que ya hcmos citado, y que s^on: rasado, ejarrado y de}>i'ado. Una p'e] no rasada conserva la ]ongitud de pelo dcl animal ; son ]as piel_s dc pclo ]argo.
-6-
Si la longitud del pelo se reduce a i4 ó i6 tríilímetros, resulta la piel rasada. Esta piel es imprescindible cuando se desea ejecutar confecciones de infinitas p:ezas, con dibujos en los que la exactitud y limpiéza son condiciones necesarias. Por otra parte, las pieles rasadas poseen una mayor belleza, y evitan el inconveniente de la piel del conejo derivado de la calidad del pelo, sobre te^do cuando se encuentra mojada por la Iluvia o humedad exces.va. Ya sabemos que en la piel del conejo van incrustados una enorme cantidad de pelo^, y que estos pelos no• son iguales, sino^ pertenecen a cuatro clases distintas : borra, conductor, intermedio y de jarre; constituye un pequeño tanto por ciento ]a suma de los intermedios, conductor y de jarre. También recordaremos que ]a borra posee la mínima lengitud, y que, en cambio, las otras tres clases ^on de longitud mayor, y al mismo ti^e,mpo, que el pelo de barra es suave y sedoso, mientras el resto es duro y espeso al tacto. Por consigui^ente, una piel que sólo contenga pelos de borra será una piel más suave, más acariciadora, de mejores ce^ndici,ones que la que todavía conserve las cuatro clases de pelos. Resulta de todo ello la conveni^e.ncia de suprimir en la p^el los pelos co^nductur, intermedio y de jarre para ob`.ener una piel de excelente calidad. >✓sta es la pie.l ^ej^a^rnar^a, y se llama así si^empre que canserve la longitud de pelo natural, sin haber pasado por la operación del rasado. Cuando una piel laa sufrido la operación del rasado y además la del ejarrado, se obtietre ]a piel depilada ^a ^edéctrica. Camo consecuencia, las pielc^r que podemos obtener en definitiwa en Ia industria peleaera serán, pu^s: natttrales, rasadas, ejarradas y depiladas o eléctricas. Ahora bien; todas ertas p.eles, o están en su colo^r natural, o han pasado por la industria de la tintorería. He aquí, otra vez, otra clasificación. Pero por su color na? ura'1, ^o^ bien por el teñido artificial, las pieles podrán tener un sinfín de coloraciones, o de matices dentro de una m sma coloración, lo que dará ^e^rigen a otra nueva clasificación. Todavía már. Las pieles tendrán distintas tnagnitudes, como consccuencia de las dimensiones y peso del animal que ]as produjo. Dentro de cafla grupo ante.riormente clasificado encontraremos, por.lo tanto, tres nuevos subgrupos, con lo que la diferenciación, y por lo tanto ]a clasificación, llega hasta el infinita.
-^Esta clasificacióu, z responde a una necesidad económica, o es más hien wia clasificación teórica? Desde luego, cada clase de piel pasee una aplicación cíeterminada, ti^ene una utilización especial, requiere una pre1>araciún fija, y todas e^tas propiedades, y aun estos costos de preparaciún, serín variablrs, }' variab'.es serán los precios. Los precios de las pieles han d^; cstar en armonía con las co^stos de producción y con ]a ut:lización cle las mismas. En consecuencia, si cada grupo o subgrupa b^ cle poseer un precio determinaclo y variable, es lógico que Ileguemos a una clasificaciún ^istemá:ica y^escrupulosa. Y sabre todas estas considéracion^.s est^í la de la mocía, combinada con la oferta y la demanda, que, en defiuitiva, acompasará ]a variac:ón del precio de las pieles, y aun la relativa entre grupos y subgrupos.
Haci^endo aplicación de la clasificación anterionnente establecida a las piclc's cle una coloración determinada, ]a blanca por ejemplo, encont ramos las s^guientes clases : I .a Picles b'ancas natur