CONSIDERACIONES SOBRE LA POLÍTICA ECONÓMICA DE LOS ANTIGUOS GRIEGOS. BREVE REFERENCIA A LAS LEYES DE PLATÓN

CONSIDERACIONES SOBRE LA POLÍTICA ECONÓMICA DE LOS ANTIGUOS GRIEGOS. BREVE REFERENCIA A LAS LEYES DE PLATÓN. Sandra Maceri (UBA, FCE/CONICET) El debat

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CONSIDERACIONES SOBRE LA POLÍTICA ECONÓMICA DE LOS ANTIGUOS GRIEGOS. BREVE REFERENCIA A LAS LEYES DE PLATÓN. Sandra Maceri (UBA, FCE/CONICET) El debate sobre el realismo de los supuestos, tan frecuente en la metodología económica, se refiere a si las suposiciones que hacemos acerca del comportamiento de los agentes económicos describen correctamente la "naturaleza humana". Este debate pone de manifiesto las profundas raíces filosóficas que sustentan al pensamiento económico, y que pueden rastrearse en sus orígenes hasta el nacimiento mismo del pensamiento occidental. Este trabajo se divide en dos secciones: en la primera realizamos algunas consideraciones generales sobre la política económica de los antiguos griegos. En la segunda, hacemos una breve referencia a Las Leyes de Platón con la intención de ofrecer un aporte al debate epistemológico acerca de los fundamentos de la economía como ciencia. 1

(I) Suele acordarse en que aquello que los antiguos griegos aportaron a la economía fue una aproximación racional a la ciencia social. Su economía puede describirse como de pre-mercado en el sentido en que los productores no eran uniformes ni se comerciaba por medio de intercambios organizados. Dado que para ellos el hombre era el centro de todo, se preocupaban por la toma de decisiones racionales que precisamente tomaba cada hombre. Un gobernante autoritario tenía derecho a tomar decisiones administrativas en nombre de los intereses de la sociedad. Esto llevó al desarrollo del cálculo racional basado en la idea de un individuo definido de modo abstracto como la unidad social básica. Cada familia era patriarcal, lo que llevó al desarrollo del ciudadano individual como quien fundamentalmente era el que decidía. Los antiguos griegos se dedicaron más a la administración que a la ciencia de la economía. Es cierto que su economía era básica pues consistía en la agricultura y en un limitado comercio de lujo si es que se tiene en cuenta que el Estado para aquella época tenia pocos gastos concernientes básicamente a lo militar. Con todo eso desarrollaron estructuras analíticas que tenían significado para la teoría económica, como lo son el llamado “cálculo hedonístico”, el valor subjetivo, la utilidad marginal decreciente, la eficiencia y la asignación de recursos. Cuando se dice que los Estados griegos tuvieron una política económica se trata indudablemente de una política de importación cuyo objetivo era asegurar el aprovisionamiento en beneficio del Estado y de los ciudadanos, de ciertos productos esenciales para su existencia, pero nunca de una política de exportación que intentara desviar en condiciones ventajosas o, incluso, imponer en el extranjero la producción nacional en co mpetencia con otros Estados rivales. Cuando el Estado tenía en cuenta los intereses económicos de sus miembros lo hacía tan sólo como consumidores y no como productores. No cabe, pues, hablar de “política comercial” por parte de los Estados griegos si no es en un sentido muy restringido: el que practicaron tan sólo una política de importación y no de exportación. En efecto, en el caso de los Estados griegos no puede hablarse de industria ni de comercio nacionales debido al importante papel que desempeñaron los extranjeros en toda la actividad económica, tanto en la manufactura y la artesanía como en el comercio. La política fiscal de los Estados griegos era en general rudimentaria. Las ciud ades no conocían en realidad auténticos presupuestos que fijaran regularmente el balance de los gastos y los ingresos públicos y que intentaran establecer previsiones económicas a largo plazo. Una característica de la mentalidad económica de las pólis era la manera en la que utilizaban los excedentes de los ingresos: en lugar de intentar colocarlos en inversiones ventajosas tendían a gastarlos en empresas que carecían de carácter económico tales como la construcción de monumentos públicos cívicos y religiosos. Otra manera de gastar el excedente de sus ingresos consistía en el reparto de la riqueza del Estado entre los ciudadanos. Se trata de una idea según la cual la riqueza del Estado pertenecía a todos sus ciudadanos; en último término, el ciudadano podía esperar que fueran los ingresos del Estado los que lo mantuviera. En la práctica pocas veces se cumplían estas condiciones, pero, a pesar de todo, eran m uchos los que recibían retribuciones del Estado: distribuciones periódicas de dinero o de trigo, reparto de carne de los sacrificios con motivo de las grandes fiestas religiosas, 1

En esta sección seguimos a Finley, M., (1999), The Ancient Economy, Berkeley, Los Angeles, London: University of California Press y a Michel, A.- Pierre Vidal-N. (2006) y a Ruiz Galacho, L., El estado ateniense. laberinto.uma.es/Lab2/La2Art2Diego.htm

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subvenciones del Estado en la Atenas democrática a todas las magistraturas, subsidios a los ciudadanos para que pudieran asistir a las grandes fiestas religiosas, etc. La principal fuente de ingresos para la mayoría de las ciudades griegas fueron, sin duda, los impuestos. El uso que de ellos hicieron los Estados griegos es revelador no sólo de su mentalidad económica sino también del sistema de valores en el que se basaba la ciudad griega. Las tasas directas y regulares sobre los bienes de los ciudadanos y sobre las personas solían ser evitadas pues eran sentidas como una degradación. En cambio no había ningún escrúpulo en imponer tasas 2 directamente sobre los no-ciudadanos. Así, por ejemplo, los metecos (extranjeros) de Atenas estaban obligados a pagar regularmente un impuesto especial, el metoikon, tasa modesta, pero que servía para simbolizar la inferioridad de su condición con relación a la de los ciudadanos. Aunque no era una ley escrita, en las ciudades griegas era admitido que una de las obligaciones morales de los ciudadanos ricos era la de gastar sus riquezas para el bien público. Por esta vía, a través del civismo y obligándola a invertir en la comunidad, el Estado podía utilizar para sus propios fines la fortuna de sus miembros más pudientes. En Atenas, los ciudadanos y los metecos estaban obligados a as umir “liturgias” (servicios para la comunidad) tales como la trierarquía, en la que el Estado proporcionaba 3 las trirremes , mientras que los trierarcos debían encargarse de su mantenimiento y mando, o la 4 coregía , en la que los coregos tenían que contratar, entrenar y pagar un coro para los grandes concursos dramáticos. Pese a los gastos que ocasionaban, las liturgias no eran servicios estrictamente de carácter económico sino servicios cívicos de carácter honorífico. Los impuestos indirectos fueron utilizados muchas veces por los Estados griegos y constituyeron una de sus principales fuentes de ingresos. Cabe destacar que los intereses económicos de los ciudadanos nunca fueron a los ojos del Estado intereses de ciudadanos productores sino intereses de ciudadanos consumidores. La percepción de todos los impuestos indirectos estaba asegurada por lo general gracias a los arrendamientos privados. Existía una serie de magistraturas que se ocupaba de la actividad económica en general, los metrónomos que se ocupaban de la policía en los mercados, y los inspectores del puerto comercial que vigilaban el aprovisionamiento de trigo. En rigor, no se trataba de una preocupación estrictamente económica sino de un simple interés por la vigilancia y el orden. Otra fuente de ingresos de los Estados griegos era la explotación de su superioridad política y militar con fines económicos por parte de las ciudades más poderosas. Había toda una serie de factores que contribuían a que el imperialismo fuera aceptado como un Estado permanente de las relaciones entre las ciudades: la no- valoración del trabajo y de la actividad económica, la aceptación de la guerra como medio de adquisición, y la idea de que la manera ideal de vivir del ciudadano fuera a expensas del Estado. A pesar de no ser suficientes las obras destinadas al estudio de la economía entre los griegos, el alto grado de desarrollo mercantil y el estudio de problemas sociales permitieron establecer bases de gran importancia. Las bases económicas se identifican con tres clases de órdenes: 1-De orden político.- La creencia de la omnipotencia del Estado, es decir, la convicción de que la economía se debía ejercer desde el Estado y por el Estado. Platón subscribiría esta afirmación. 2- De orden social.- Radicaba en el régimen de esclavitud, a la cual estaba confiada la producción. Platón también subscribiría esta afirmación. 3- De orden religioso - filosófico.- La prioridad de las virtudes frente al concepto de riqueza. Es Platón quien inaugura este modo de pensar. En efecto, no todos los teóricos griegos llegaron a reconocer el valor económico como tal, es decir el valor derivado de la utilidad de un bien. Sin 2

Los metecos (unos 20000 en el siglo V a. C.) eran extranjeros a los que Atenas les permitía vivir en su territorio. Estaban sujetos a casi todas las obligaciones financieras de los ciudadanos pero tenían derechos limitados. Se dedicaban principalmente a actividades comerciales e industriales y se encargaban de importantes negocios como la banca, los barcos, las importaciones. 3 La trirreme era una nave de guerra inventada probablemente en el siglo VII a. C. Su nombre deriva de las tres hileras de remeros que había en cada costado del barco. 4

Coregía (choregia), en Atenas, era una forma de liturgia, esto es, de servicio público, en la que los ciudadanos acaudalados tenían que hacerse cargo de los costos que acarreaba la contratación de coros para los certámenes líricos o dramáticos que se celebraban con motivo de las Panateneas, Targelias, Dionisias, Leneas; de ahí su nombre, choregoí. Los costos eran muy considerables. En el 405 a. C. con el empobrecimiento de Atenas, a causa de la guerra del Peloponeso, dos coregos tuvieron que asumir los costos de la producción de las Grandes DIonisias. Los coregos elegían a los miembros de sus coros, les pagaban el vestuario, los ensayos y el local para ensayar. El premio para el corego que resultaba vencedor en un certamen de ditirambos consistía en un trípode que a renglón seguido dedicaba a un dios; en Atenas la calle de los trípodes (hoi tripodes) tomó su nombre de las múltiples ofrendas de este tipo que la jalonaban.

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embargo, sí lo hizo Platón en su último escrito, Las Leyes, y de un modo sumamente interesante pero coincidiendo con las ideas hasta a quí expresadas.

(II) Principalmente en su último escrito, Platón analizó toda la estructura política y económica del Estado definiendo al “factor (elemento) humano” (sic, passim) como la variable primaria de la economía política y del arte de gobernar. En efecto, Platón se interesó por la mejor combinación posible entre gobierno y economía clarificando y acentuando el ámbito moral de la justicia. El logro mayor es, quizás, la explicación de la división del trabajo: la ciudad, la estructura comunitaria, era, a sus ojos, una consecuencia de la división del trabajo, y éste a su vez era el resultado de las diferentes aptitudes naturales de los hombres y de la multiplicación de las necesidades humanas. Reconociendo, pues, la especialización y la división del trabajo como una fuente de eficiencia y productividad, Platón abordó la cuestión acerca de cómo deben dividirse los bienes. Los bienes debían distribuirse a través de un mercado, siendo el dinero el símbolo del intercambio ( Leyes, in fine), aunque no consideró que el mercado podía autorregularse ni tampoco requerir un control administrativo. Imaginó un Estado Ideal bajo las bases del liderazgo, aislando a sus líderes de la corrupción mediante la propulsión de leyes para que los gobernantes no se viesen tentados por la riqueza. Abogó por un tipo de especialización de clase por lo que un grupo de la elite de gobernantes capaces serían adiestrados para dirigir la economía política quienes jamás debían poseer riquezas. Sin duda, si el Estado Ideal se destruyera, se debería a la acumulación de riqueza y a las desigualdades y los abismos de separación producidos por ella. Con la finalidad de amenguar las desigualdades económicas que generan odio, se legisla para que la ganancia económica sea el premio a la producción que el talento natural de cada uno permita. La especulación económica queda absolutamente prohibida pues hace ricos a unos, pobres a otros, y nunca de acuerdo con la justicia. Cabe destacar que el análisis de Platón es de interés para el economista debido a que uno de los conceptos centrales de su pensamiento, la división del trabajo, ha sido de gran importancia para la historia de la economía política. Para Platón un factor importante era la desigualdad entre los hombres puesto que ésta daba lugar a la especialización. Platón, sin duda, buscaba esmeradamente la estructura de la comunidad ideal, racionalizaba la diferencia de clases y la estratificación de la sociedad. No negaba que la especialización elevara la producción pero subrayaba que las mercancías se producían con mayor facilidad y abundancia y de mejor calidad cuando cada persona desempeñaba en la comunidad aquella función para la que su naturaleza lo había hecho más apto. La idea de la división del trabajo llevó a Platón a considerar la necesidad de importar bienes de regiones situadas más allá de los límites de la cuidad -Estado así como de las exportaciones que se debían hacer a cambio. En este punto de vista la prioridad estaba puesta en las importaciones. Además de los campesinos, artesanos, mercaderes y trabajadores por cuenta ajena, el mercado necesitaba vendedores, es decir, personas que tomaran el dinero de aquellos que deseaban comprar para transmitírselo a aquellos que deseaban vender. Platón no dudaba acerca de que si no existieran estos especialistas, los campesinos y artesanos deberían perder el tiempo en el mercado, esperando a los clientes. En una comunidad bien ordenada los vendedores deberían escogerse entre aquellas personas en las que la falta de fuerza física los hiciera inútiles para otros trabajos. En cuanto a los obreros, tenían el vigor físico requerido para los trabajos pesados pero su mente era tan pobre que apenas merecían ser incluidos en la sociedad. En términos generales, Platón pensaba que el Estado debía regular la actividad económica puntualizando lo siguiente: -Se debían producir excedentes con vista a que alcanzaran para la figura del trueque (intercambio de bienes y servicios por otros) -El trueque se daba por el “valor de cambio” que es el valor que se le da a un bien para cambiarlo por otro bien en un equilibrio. -El Estado debía regular el valor de los bienes para evitar fraudes. - Se condenaba enérgicamente la usura en tanto productividad del dinero. -Una persona no podía especular con bienes que eran necesarios. Hasta aquí Platón coincide con la economía política de los Estados griegos de su tiempo pero se aleja en los siguiente puntos expresados en su legislación del código comercial de Las Leyes. 5

Platón, Las Leyes, L.XI: código civil y comercial, L.XII: la administración del Estado, Apéndice: sistema monetario de Magnesia.

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-Prescribió que no se debía prestar dinero con intereses (como ganancia del dinero). 6 -Propuso tres clases sociales : 1-Hombres de oro: filósofos-gobernantes que debían ser justos. Las virtudes que debían tener eran la sabiduría y la prudencia. 2-Hombres de plata: guerreros destinados a la defensa de la ciudad, debían tener arrojo, valentía y coraje. 3-Hombres de bronce: eran campesinos y artesanos y su virtud era la templanza. -Platón estaba seguro de que la escalada (sic) o ascenso en la clase social, aunque difícil era posible. -La mejor ciudad era la comunidad que estaba formada por amigos que lo comparten todo: mujeres, niños, esclavos y también propiedades, posesiones o riquezas. - Platón dictamina, entonces, qué posesiones se pueden tener y cuáles no. -En cuanto a los esclavos, debían formar parte de la casa como objetos que hacen trabajos pesados. -La población debía ser de 5040 individuos. -No debía haber ni extrema riqueza ni extrema pobreza. Pero, a todas luces, la riqueza era peor por ser considera injusta y, por lo tanto, inmoral. -No se debía acumular por acumular. 7 -Los ciudadanos no podían poseer oro ni plata , sino solamente moneda fraccionaria. -La moneda debía de ser de un metal fino. -No todos podían ser propietarios: la propiedad privada debía estar regulada por el Estado. -Los ricos debían ser erradicados de la pólis. -Lo económico, político y social no debía ser independiente de la justicia. -Las normas para el mercado constituyen otro punto aparte sobre las que diremos algo a continuación. En Leyes 744d y 850a fundamentalmente Platón legisla las normas que considera imprescindibles para el buen accionar del mercado. En general, tanto el comercio interior como el exterior estarán reglamentados por el Estado. Esto es tan importante como el cuidado del orden público y las pautas religiosas de las cuales no habrá escapatoria alguna so pena de muerte. Una vez más, el trato entre ciudadanos y extranjeros es absolutamente diferencial. Así, sólo los extranjeros (no-ciudadanos, incluidos los esclavos) tendrán las siguientes restricciones: no podrán hacer circular su mercadería en relación con el cereal, vino, aceite, ganado y manufactura en general sin antes exponerla en tres ferias, tampoco podrán operar con el beneficio de créditos. Deberán registrar sus posesiones, las cuales tendrán un límite exacto de ascenso. Además, su estadía en la ciudad no podrá ser más que de veinte años y nunca formaría parte de la pólis propiamente dicha, la que Platón aspira a convertir en una comunidad de amigos. La simple necesidad de vivir en compañía de otros caracterizaría, para Platón, una condición específicamente humana. En la pólis, cada ciudadano pasa a pertenecer "a dos órdenes de 8 existencia" . "La distinción entre la esfera privada y pública de la vida corresponde al campo familiar y 9 como entidades diferentes y separadas". Pero el orden público requería sumo cuidado.

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Más bien en República. Inevitablemente, tenemos que hacer referencia, aunque sea mínimamente, a la historia para intentar compr ender de dónde ha surgido el enredo. Es entre Platón y Aristóteles que los libros de historia del pensamiento económico sitúan normalmente el inicio de la polémica sobre la moneda. 7

Platón propuso que el dinero fuese un “símbolo” arbitrario para facilitar el intercambio. Era hostil al uso del oro y de la plata ya que, según él, el valor del dinero tenía que ser independiente del material con el que se fabrican las monedas. 8 Jaeger apud Arendt (1993): 38. 9 Arendt (2002): 41.

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El orden público no admitía errores pues la consecuencia es un Estado corrupto que mataba a ciudadanos ejemplares. En su último escrito, Platón no abandona su ideal moral de ciudadano al modo de Sócrates. El orden público implica la legislación detallada del aspecto tanto religioso como comercial. En general, la prioridad del Estado en tanto controlador de las actividades privadas constituye el axioma de Las Leyes que Platón no pretende modificar respecto de la organización de los Estados griegos. En efecto, el Estado, desde la perspectiva histórica Ática, tiene una dirección teleológica, un principio programático definido como "Justicia". El Estado platónico de Las Leyes es un ataque contundente contra el egoísmo cuyas bases materiales son, según lo dicho, la economía y la organización social en concordancia con la justicia.

BIBLIOGRAFÍA. Finley, M., (1999), The Ancient Economy, Berkeley, Los Angeles, London: University of California Press. Michel, A. y Pierre Vidal, N. (2006), Economía y sociedad en la antigua Grecia, México: Editorial Piados. Arendt, H., (2002), La vida del espíritu, F. Birulés & C.Corral (trad.), Barcelona, [ The Life of the Mind. Nueva York: McCarthy (ed.), 1978]. Hicks, J., “Otra vez los clásicos”, Ensayos críticos sobre teoría monetaria, Ariel (1975):170-183 Ruiz Galacho, L..(2007, marzo) El estado ateniense. Revista laberinto [on Line] Disponible en: laberintouma.es/Lab2/La2Art2Diego.htm Platón (2003), Diálogos, Obra Completa en 9 volúmenes, Madrid: Editorial Gredos. Varo, R., “Platón. Aportes a la teoría económica en la República y en las Leyes”, Anales de la Asociación Argentina de Economía Política, n° 763 (1987).

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